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EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS EN ESPAÑA 87 LA NECROPOLIS VISIGODA DEL L U G A R L A V A R E L L A - C A S T E L L A R (Codo, Zaragoza) José Luis Argente Oliver MINISTERIO DE EDUCACION Y CIENCIA. DIRECCION GENERAL DEL PATRIMONIO ARTISTICO Y CULTURAL. COMISARIA NACIONAL DEL PATRIMONIO ARTISTICO

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E X C A V A C I O N E S A R Q U E O L O G I C A S E N E S P A Ñ A

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L A N E C R O P O L I S V I S I G O D A

D E L L U G A R

L A V A R E L L A - C A S T E L L A R

( C o d o , Z a r a g o z a )

J o s é L u i s A r g e n t e O l i v e r

MINISTERIO DE EDUCACION Y CIENCIA. DIRECCION GENERAL DEL PATRIMONIO ARTISTICO Y CULTURAL. COMISARIA NACIONAL DEL PATRIMONIO ARTISTICO

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LA NECROPOLIS VISIGODA DEL LUGAR

LA VARELLA-CASTELLAR (Codo, Zaragoza)

Por José Luis Argente Oliver

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© SERVICIO D E PUBLICACIONES D E L MINISTERIO D E EDUCACION Y CIENCIA

Textos: Comisaría Nacional del Patrimonio Artístico. Dirección General del Patrimonio Ar­tístico y Cultural.

Edita: Servicio de Publicaciones del Ministerio de Educación y Ciencia

Depósito legal: M. 37952-1975.—ISBN: 84-369-0450-8

Impreso en España.—Printed in Spain

Imprime: Artes Gráficas Clavileño, S. A.—Pantoja, 20.—Madrid - 2

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I N T R O D U C C I O N

E n la zona del sureste de la provincia de Zaragoza, escasos son los yaci­mientos arqueológicos de época tardorromana y visigoda que han sido ex­cavados y dados a conocer por medio de publicaciones científicas. Poco a poco vamos teniendo información de la importancia que esta zona ha teni­do en la evolución histórico-cultural tanto de la misma región como de la Península, siendo un lugar de paso para los movimientos de gentes que, desde Europa, se dirigían hacia el interior de la Península. Varios son los yacimien­tos, de distintas etapas históricas, estudiados de este rincón de la región ara­gonesa, que nos manifiestan la diversidad de pueblos que lo habitaron, cu­briendo varias etapas de su evolución cultural. Entre otros yacimientos, po­demos destacar los siguientes: Cueva de los Encantados (Belchite, Zarago­za) (1), Azaila (Teruel) (2), Botorrita (Zaragoza) (3), Mediana de Aragón (Zaragoza) (4) y otros. A estos estudios sumamos el presente, que, aunque parco en objetos y datos, es interesante, por presentar un estudio más en la evolución histórica de esta zona aragonesa.

[. BARANDIARAN, I.: "Cueva de los Encantados (Belchite, Zaragoza)", N. A. H., núm. XVI, 1971, págs. 11-49, II láms.

2. CABRÉ AGUILO, J.: Azaila, Barcelona, 1929, 26 págs. y 2 planas, IV Congreso Internacional de Arqueología; ídem: La cerámica pintada de Azaila, A. E. A. A., núm. VI; ídem: Cerámica de Azaila de los Museos Arqueológicos de Madrid, Barcelona y Zaragoza, Madrid, C. S. I. C , 1944, 63 págs.

3. BELTRÁN MARTÍNEZ, A.: Avance ol estudio del bronce ibérico de Botorritas (Zaragoza), XII Congreso Nacional de Arqueología, Jaén, 1971, Zaragoza, 1973, págs. 451-454.

4. MARTÍN BUENO, M. A.: "Los Castellazos de Mediana (Zaragoza)", Caesaraugusta, núme­ros 29-30, 1967, págs. 201-202; ídem: "Notas acerca de un yacimiento en la zona de Mediana de Aragón (Zaragoza), Caesaraugusta, núms. 33-34, 1969-1970, pági­nas 169.

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HISTORIA D E L H A L L A Z G O

A principios del año 1971 recibimos una notificación de don Tomás La-torre Ezquerra, vecino de Codo, en la que nos decía que, en un campo cer­cano a la huerta del término de aquél, provincia de Zaragoza, y pueblo muy próximo a Belchite, un tractor, al realizar tareas agrícolas, había levantado la tapa de un sarcófago de piedra caliza.

Posteriormente, en el mes de marzo de aquel mismo año, reconocimos el terreno. Según nos informaron don Fernando Sánchez Olivan, veterinario de Belchite, y don Basilio Agüelo, maestro nacional de Codo, en el sarcófago anteriormente referido habían aparecido restos de un cadáver, encontrándose la cabeza de éste boca abajo, y que solamente pudieron ver tres o cuatro fragmentos de cerámica, siendo, según sus propias referencias, fragmentos de panza y cuyo color era oscuro.

Una vez en el lugar del hallazgo, se limpió el sarcófago y tomamos todos los datos necesarios para elevar el oportuno informe a la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas y solicitar el correspondiente permiso de ex­cavación.

Fue en el mes de agosto de 1973 cuando realizamos la excavación en di­cho lugar (5), obteniendo unos resultados que deberán ser confirmados con la presencia, más o menos cercana, de alguna edificación o poblado a la que esta pequeña necrópolis pudiera pertenecer, pues los dos sarcófagos, corres­pondientes a las tumbas I y II, revelan un cierto nivel económico por parte de quienes dispusieron que aquéllos sirvieran para alojar a personas queri­das cuando fallecieron. También cabe la posibilidad de que fueran traídos de otro lugar cercano, reaprovechándolos para esta necrópolis, dado que uno de éstos estaba, cuando lo hallamos, bastante deteriorado (nos referimos a la tumba I), y el otro, la tumba II, partido por la mitad y sus juntas tapadas con piedras más pequeñas (figs. 7 y 12 y láms. I, IV y V).

5. Queremos agradecer aquí a cuantos nos han ayudado en la realización de los trabajos de campo y dibujos que presentamos en esta Memoria; son Adelia Díaz Díaz, An­gel Luis Llavero Ruiz, Ramón Gil Santamaría y Fernando Fernández.

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S I T U A C I O N G E O G R A F I C A D E L Y A C I M I E N T O

E l lugar donde se ha efectuado la excavación es conocido con el nombre de ]_.a Varella-Castellar, y pertenece al término municipal de Codo, provincia de Zaragoza (fig. 1). Sus coordenadas geográficas son 02° 59' y 45" de latitud

Fig. 1.—Situación de la necrópolis en la provincia.

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Norte y 42° 20' y 10" de longitud Este, correspondiente a la hoja 412, Pina, del Mapa Topográfico Nacional, E = 1 :50.000, editado por el Instituto Geo­gráfico y Catastral.

Para poder llegar a Codo, debe tomarse la carretera N-232 de Vinaroz a Vitoria y Santander; en el K m . 19, desde Zaragoza, está el cruce con la ca­rretera C-222, de Vivel del Río a Zaragoza por Belchite, por la que llegamos a este último, sito en el K m . 28. Un centenar de metros antes de llegar a esta

Fig. 2.—Situación geográfica del yacimiento en el término municipal.

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población, a mano izquierda, parte otra carretera que nos conduce a Codo, el cual dista de Belchite cinco kilómetros. Llegamos a aquél, y unos metros antes de entrar en el pueblo, a mano derecha, existe un camino que, tras recorrer unos 800 metros, nos encontramos con una doble bifurcación de ca­minos; el de la mano derecha es el que nos conduce al yacimiento que ahora vamos a estudiar. Desde la bifurcación hasta la necrópolis existe una dis­tancia de 600 a 700 metros. La necrópolis queda situada en un pequeño ca­bezo. E l camino que llega hasta ésta se encuentra situado en la curva de nivel de los 320 metros, y el punto cero de la excavación en la cota de los 328, 23 metros (fig. 2).

La región natural donde se encuentra nuestra necrópolis corresponde a la España arcillosa; en esta zona abundan los yesos, siendo una de estas pene­traciones la que llega hasta la zona de nuestro yacimiento. También existen terrenos rojizos en la comarca, que deben corresponder con el período oli-gocénico.

Toda esta zona ocupa un pequeño valle que forma parte del constituido por el río Ebro; esta región se halla salpicada de pequeños cerros testigo, cuya altura máxima no sobrepasa los 400 a 500 metros.

ESTUDIO D E L A E X C A V A C I O N

Comenzamos la excavación por situar, en primer lugar, el punto cero que nos sirviera para relacionar las catas a abrir y tomar las profundidades a las que nos apareciesen las tumbas y posibles objetos que hallásemos, desde un nivei que tuviese efectividad para toda la excavación. Este punto cero, situa­do en la parte alta del cabezo, fue tomado y relacionado con la curva de nivel de los 320 metros, que pasa, exactamente, por el lado Este del cabezo, por el camino que corre a los pies de aquél. Dicho punto cero está situado a 328,23 metros sobre el nivel del mar, en Alicante (fig. 3).

La primera cata, de tres metros por dos, se hizo en torno al sarcófago I (figs. 4, 5, 6 y 7 y láms. I B , IV y V), ya que éste era el que encontramos des­cubierto y nos indicó la posible existencia de una necrópolis. A su derecha e izquierda, respectivamente, se abrieron otras dos catas, las números 2 y 3, y, más a la izquierda de esta última, otra, la número 4, cuyas medidas eran su­periores a las antes citadas, siendo de diez metros de longitud por tres metros de anchura. L a cata número 2 es la que proporcionaría el sarcófago correspon­diente a la tumba II (figs. 8 y 9).

Así situadas estas catas con las que iniciamos la excavación, quedaron sus lados menores, los de dos metros de longitud en igual disposición que los lados, también menores, de la tumba I, con orientación de la misma Este-Oeste.

Luego, situamos los cuatro puntos de cata con estaquillas, haciendo aqué­llas de 3,50 metros por 2,50 metros, con objeto de dejar al lado de cada esta­quilla 0,25 metros que servirían para construir un testigo entre las catas de 0,50 metros de ancho, quedando, de este modo, catas de 3,00 metros por 2,00

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Fig. 3.—Plano general de la excavación.

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metros, como antes indicábamos al referirnos a aquélla donde estuvo situado el sarcófago de la tumba I.

E l punto cero nos sirvió para tomar las profundidades (obtenido, como antes señalábamos, a partir de la curva de nivel de los 320 metros, según el plano topográfico de E = 1:50.000). Las catas, formando un cuadriculado, quedaban al N O . de dicho punto cero. A partir de este enrejado, colocamos números y letras a las estaquillas; los primeros llevaban la dirección E.-O., y las segundas la dirección N.-S.; de esta manera, las catas quedaron perfec­tamente delimitadas, como puede apreciarse en el plano general de la ex­cavación (fig. 3).

Posteriormente, se abrieron tres trincheras con objeto de detectar un po­sible mayor número de tumbas; a estas trincheras las denominamos catas números 5, 6 y 7, respectivamente. Estas se abrieron del siguiente modo: desde los puntos B y C se lanzaron dos líneas paralelas hasta una longitud de once metros, con una anchura de tres metros (cata número 5); esta trin­chera tuvo por objeto comprobar si hacia el lado O. del sarcófago I existía alguna otra tumba. Dicha trinchera resultó ser zona estéril. L a cata núme­ro 6 se estableció paralela a la línea formada por los siguientes puntos: A , B, C y D, con una longitud total de 28,50 metros por tres metros de an­chura; esta cata resultó, del mismo modo, ser zona arqueológicamente esté­ril ; por último, se abrió una cata más, la número 7, cuyo sentido es de N . a S., inclinada, por tanto, a las anteriores. Como las dos catas antes mencionadas, ésta tampoco proporcionó ningún elemento arqueológico. Las medidas son: 16,50 metros de longitud por tres metros de ancho.

Una vez explicado el número y la forma en que se procedió a abrir las catas que se hicieron en la excavación, vamos a estudiar el proceso que lle­varon cada una de ellas.

Cata 1.a—Situadas ya las catas números 1, 2 y 3, se empezó la excavación en la primera de éstas, procediéndose a la limpieza del sarcófago de la tum­ba 1, tanto en su interior como en las piedras del exterior, que le guarnecían. E l fondo exterior de éste se apoyaba directamente sobre el suelo, formando por un conglomerado fuerte o grava, el cual resulta ya ser arqueológicamente estéril en todas las catas abiertas en esta excavación.

Cata 2. a—En esta cata se comenzó a rebajar hasta encontrarnos a —0,89 y — 1,05 metros de profundidad, desde el punto cero, apareciendo las piedras que reforzaban el sarcófago de la tumba II. Este sarcófago no presentaba losa de cierre, sino que había una serie de piedras, de distinta forma, de are­nisca roja, que suponemos fueran parte de aquélla. Debajo de estas piedras aparecían unos huesos que pertenecían a un enterramiento anterior al que hemos hallado en el interior del sarcófago. También aparecen fragmentos de madera, muy sueltos y sin forma alguna.

E n un nivel inferior, entre —r-1,03 y —1,12 metros de profundidad, den­tro ya del sarcófago de la tumba II, aparecieron fragmentos de cráneo y otros restos óseos humanos en la parte de los pies; también se encontraron más

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fragmentos de madera formando dos líneas, pero eran tan débiles que sola­mente marcaban una mancha oscura en la tierra (fig. 8). Esta mancha ocupa, en longitud, desde las caderas a los pies del cadáver, aproximadamente.

Por último, aparecieron los restos allí inhumados (fig. 9). Estaban coloca­dos directamente en el suelo del sarcófago; su orientación es de E . a O., te­niendo la cabeza inclinada sobre el hombro izquierdo.

E l estudio antropológico de este cadáver revela que se trata de una mujer joven, cuya edad está alrededor de los dieciocho años o, tal vez, entre los dieciocho y los veinte años. Las medidas de los principales huesos son: fé­mur, 41 centímetros; tibia 34,5 centímetros; húmero, 30 centímetros, y cu­bito, 25 centímetros. Estas medidas revelan, según las tablas de Manouvrier, una talla aproximada entre 155 y 158 centímetros.

Debajo del occipital de este cadáver apareció un trozo de cerámica, cuyo número de inventario es el 8.

E l testigo entre los sarcófagos de las tumbas I y II fue derruido con objeto de que quedasen unidas las dos catas, haciéndose lo mismo, posteriormente, con el comprendido entre las catas 1 y 3; de esta manera quedó una sola cata donde antes hubo la 1, 2 y 3.

A l destruir el testigo situado entre las catas 1 y 2, correspondientes a las tumbas I y II, apareció una losa grande, de arenisca roja, apoyada en el lado sur de la tumba I, o más concretamente, en las piedras que rodeaban a éste y le servían de protección (fig. 4); también se descubrieron otras piedras de menor tamaño en el lado oeste de la pared de la cata; entre la tierra que ro­deaba a estas piedras aparecieron varios fragmentos de cráneo y otros huesos humanos, todos ellos mezclados y sin ninguna relación posible. Suponemos que estos huesos pertenecieron al cadáver que se halló en la tumba I, pues nos­otros ya no vimos ningún resto óseo en aquélla durante nuestra primera visi­ta que realizamos al yacimiento. Entonces pudimos observar que en el lado sur de este enterramiento I existía un agujero, abierto por quienes encontra­ron la tumba primera. Por este motivo, al no hallar huesos en dicho enterra­miento y sí en este hueco al que nos referimos, entre las citadas piedras, es por lo que creemos que dichos huesos pertenecieron a aquélla. Por último, queremos hacer notar que dicho hueco quedaba comprendido entre la losa grande de arenisca roja y las piedras que rodeaban el sarcófago de la tum­ba II (fig. 4).

Finalmente, en esta cata número 2, en su lado oeste, se amplió aquélla 0,50 metros, con objeto de dejar dicho lado de la tumba II destapado y poder tomar sus medidas exactas (figs. 3, 8, 10 y 11 y láms. II, IV y V).

Cata 3. a—En esta cata, los trabajos se iniciaron a la vez que en las dos anteriores, 1 y 2. E n el primer corte, y paralela al lado C t - Dj (fig. 3), apare­ció una mancha de cal, de escasas dimensiones, que no nos aportó dato al­guno para nuestro estudio. Dicha mancha queda situada en la parte superior de la capa de relleno, es decir, a una profundidad aproximada de — 0,20 me­tros. Se prosiguió rebajando el terreno y no se halló nada hasta una profun­didad de — 1,10 metros, a partir de la cual aflora el suelo de arena con gui­jarros.

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Fig. 4.—Planta I de la tumba I.

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Fig. 6.—Perfiles Este y Oeste de la tumba I.

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Paralelo al lado D t - D 2 , a mitad de su longitud, aproximadamente, y en­tre — 0,96 y — 1̂,08 metros de profundidad, empezaron a surgir unas lajas de piedra arenisca de color gris, montadas sobre el conglomerado, el cual constituye la base de todo este terreno excavado. E n principio nos desorientó, pues solamente aparecieron en un lugar con reducidas dimensiones, de 0,75 por 0,85 metros, obligándonos a pensar en un tipo de tumba diferente a las números I y II. Dejamos estas piedras en su lugar, proseguimos rebajando terreno a su alrededor en toda la cata. Entre —1,24 y 1,54 metros de pro­fundidad comenzó a surgimos la estructura de esta tumba, que denomina­mos con el número IV, y de la que aquellas piedras que habíamos dejado al aire, en una capa anterior, formaban parte, teniendo sentido ahora y for­mando parte de la estructura global de aquélla (fig. 13 y lám. III).

A —1,54 metros de profundidad aparecieron unas manchas de madera y unos huesos muy oscuros, tal vez adquirido este color por su contacto con la madera. También hallamos varios clavos de hierro, sin orden, e igualmen­te encontramos un fragmento de cerámica, un borde de un cuenco cerámico (inventario núm. 4) (figs. 22 y 23 y lám. VI , A y B). Los clavos de hierro y el borde del cuenco cerámico quedan situados en la parte que consideramos los pies del cadáver, siguiendo, por un lado, la misma disposición de orienta­ción que las dos tumbas anteriores, la I y II, que es la de E . a O., y, por otro lado, porque hacia este lugar estaban situados los escasos restos de las tibias y peronés de las piernas del cadáver, cuyo estado de conservación, como an­tes indicábamos, era muy deficiente (fig. 14).

Creemos, según lo anteriormente expuesto, que, a pesar de que ni en la propia excavación podía distinguirse bien, debido al estado en que se encon­traba el interior de esta tumba, el cadáver fue depositado sobre una tabla, o bien que sean resto de un enterramiento anterior, pues el hecho de hallar un trozo del cuello de un cuenco cerámico y varios clavos de hierro sin ningún orden así nos lo manifiesta. Tanto los restos de madera como los escasos hue­sos hallados en esta tumba IV se han visto muy afectados por la acción del conglomerado, cuyo resultado químico, al cabo del tiempo, ha perjudicado de manera total y absoluta a todo lo que contenía el interior de aquélla. Por estas razones, es difícil la recomposición de esta tumba, quedando, eso sí, algunas cosas claras, como su orientación, su construcción en el propio suelo y su reutilización posterior. Por esta misma acción, suponemos que el color oscuro que presentaban los escasos restos óseos sea debida a la descomposición de la madera que iba depositando, no sólo en la superficie, sino también en el interior de los huesos, los efectos de su destrucción.

Pero para apreciar bien toda la estructura de esta tumba fue necesario ampliar el lado C 2 - D 2 de esta cata (figs. 3, 13 y 14), obteniendo, de este modo, su forma final. Así pues, podemos decir que hicieron un hueco en el con­glomerado y en él depositaron el cadáver, poniéndole encima unas piedras de arenisca gris. Pero, dado que no existen piedras cubriendo toda esta su­perficie, que algunas de ellas aparecen muy por debajo de otras (figs. 13 y 14), que los clavos y el fragmento de cuello cerámico aparecidos están desordéna­

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Fig. 7.—Planta y perfiles del sarcófago I una vez limpio.

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dos, suponemos que este enterramiento, como los demás de esta pequeña ne­crópolis, fue reutilizado.

Las medidas del hueco practicado para este enterramiento son: 2,50 me­tros de largo por 0,90 metros de ancho..

E n esta misma cata, junto al testigo Cj - C 2 , aparecieron un cráneo y otros huesos humanos, casi a la misma altura que la del sarcófago de la tum­ba I. Hubo que desmontar este testigo hasta la profundidad de los citados res­tos óseos, con objeto de delimitar su extensión en aquél (figs. 13 y 17). Creemos que estos huesos fueron los que, en principio, ocuparon la tumba I, y que, ante la necesidad de colocar allí un nuevo cadáver, se exhumaron. Este con­junto lo denominamos tumba III, aunque realmente no es tal.

A l seguir rebajando el testigo nos encontramos con otros restos óseos, otro cráneo y varios huesos más de un cuerpo humano. Denominamos a es­tos i estos, aunque, como en el caso anterior, no constituyen tumba alguna, como tumba III b, para diferenciarlos de la anterior que, a partir de este mo-memo, la denominamos tumba III a. Los restos de la tumba III b deben de provenir de otra exhumación, con lo que podemos intuir una triple utili­zación de esta tumba, y tal vez sirva este dato para el resto de esta pequeña necrópolis.

Cata 4*—Esta cata posee unas medidas distintas y mayores a las tres an­teriormente descritas; aquéllas son las siguientes: diez metros de longiutd por tres metros de anchura. Solamente en su primera mitad, contando desde la cata núm. 2, ha sido positiva arqueológicamente. E n esta zona, y entre — 0.47 a —0,62 metros de profundidad, aparecieron dos estructuras de lajas de arenisca de color gris (fig. 15), cuya forma nos indicaba ciertamente un nuevo enterramiento. Las denominadas tumbas V y V I . L a primera de éstas tenía parte de ella introducida en el testigo B x - B 2 (figs. 3 y 15 y lám. III, C); la tumba VI , en cambio, quedó bien delimitada dentro de esta primera parte de la cata núm. 4. E n el resto de ésta, hasta los puntos 1 y 2, desde la capa de — 0,55 metros en que quedó cortada su excavación, comenzaba a aflorar la capa estéril, es decir, el suelo sobre el que se asentaba la necrópolis, esto es, el conglomerado o grava.

L a tumba núm. V quedaba formada por dos filas de lajas de piedra caliza de color gris casi paralelas; en el lado oeste una laja cortaba perpendicular-mente a aquélla; en el lado este, otra laja en el mismo sentido que la ante­rior y, por tanto, paralela a ella. De esta forma quedaba constituida una verdadera caja, cuyas medidas eran de 0,80 por 0,23 metros. Todo el hueco de esta estructura quedaba cubierto por pequeñas piedras de caliza gris. Esta tumba tal vez fue hecha para albergar en su interior el cuerpo de un niño, dadas las escasas medidas que posee. Pero esta tumba la hallamos vacía, quedando todo su hueco cubierto, como antes hemos dicho, por pequeñas piedras de caliza gris.

Debajo de esta tumba, exactamente a —1,27 metros de profundidad y a 0,95 metros del punto B 2 , apareció un pendiente de bronce, cuyo número de inventario es el 1 (fig. 20 y lám. VI).

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Fig. 8.—Turaba II, planta primera.

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Fig. 9—Tumba II, planta segunda.

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L a tumba núm. V I resultó no poseer una estructura concreta. Su primera capa estaba formada por un crecido número de pequeñas piedras de arenis­ca gris. De igual manera que en la tumba núm. V , no aparecieron restos hu­manos; en cambio, al levantar la primera capa de piedras que cubría el hue­co de la tumba, hallamos dos líneas continuas de madera, y una tercera más corta que aquéllas, siendo la anchura media de las tres de unos dos centíme­tros. Creemos poder explicarnos estas líneas de madera como elemento de apoyo sobre el cual se depositaba otra tabla y sobre ésta el cadáver, pues no vemos otra razón de ser de dichas líneas (fig. 15).

Cata 5. a—En esta cata se profundizó hasta —0,35 metros, sin obtener, como anteriormente hicimos mención, nada positivo arqueológicamente, por lo que, una vez llegados al nivel del conglomerado o grava, se abandonó su excavación (fig. 3).

Cata 6 . a —Al igual que en el caso anterior, y por mostrar su esterilidad arqueológica, abandonamos también en su capa del conglomerado. Se lleva-han rebajado hasta los 0,41 metros (fig. 3).

Cata 7.a—Como las catas anteriores, 5 y 6, no dio ningún resultado posi­tivo arqueológicamente, por lo que, a una profundidad de —0,30 metros y ya alcanzada la capa del conglomerado, se abandonó su excavación (fig. 3).

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Fig. 11.—Perfiles de las caras Oeste y Este de la tumba II.

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La zona excavada en el cabezo del lugar La Varella-Castellar presenta toda ella, y en líneas generales, unos mismos niveles estratigráficos, que se continúan por toda la extensión de aquél. Esto puede ser comprobado en los diversos dibujos de los cortes realizados por nosotros en la excavación (figu­ras 16, 17 ,18 y 19).

En resumen, podemos indicar que las capas principales que se superponen sucesivamente en la zona excavada son cuatro, y que se nos presentaron del siguiente modo:

HUMUS.—Es una faja de terreno muy poco profunda, llevando entre ella algunos cantos de río. La potencia de esta capa suele oscilar entre cinco y diez centímetros de profundidad, comenzando a partir de los —0,30 a —0,62 metros, contando desde el punto cero de la excavación.

Fig. 12.—Planta y perfiles del sarcófago II una vez limpio.

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RELLENO.—Sobre esta capa apoya directamente el humus. Esta franja de terreno está formada por tierra suave y escasos cantos de río, que, como el humus, aunque existen no son demasiado frecuentes. L a potencia de esta capa oscila, en la zona excavada, entre los seis y los treinta centímetros.

ARENA CON GUIJARROS.—Esta tercera franja de terreno está constituida por unos cantos de río pequeños, pero mucho más abundantes que en las dos capas precedentes, y llevan entre sí una tierra con calizas. L a potencia míni­ma que vemos reflejada en los estratos excavados es de cinco centímetros, mientras que la máxima es de 55 centímetros.

CONGLOMERADO O GRAVA.—Esta es la capa sobre la que se asientan las tum­bas halladas, continuando debajo de ellas, como lo hemos comprobado al limpiar la tumba núm. IV, la cual se encuentra, como anteriormente dijimos al estudiar su proceso en la excavación, abierta en esta capa de conglomera­do o grava. L a potencia de esta última capa principal de la estratigrafía ob-teenida en el cabezo de L a Varella-Castellar, depende de cada cata, aunque, en líneas generales, podemos decir que oscila entre unos 25 centímetros en su parte mínima y unos 90 centímetros en su parte máxima.

Esta capa de grava parece ser que existe en toda esta región, pues hemos podido comprobarlo en diversos lugares de este término y en el de Belchite; así, en el empalme de la carretera que va desde Codo a Belchite, cuando en­tra ya en la carretera N-222 (véase fig. 2), se observa, en el lado derecho, esta capa, que constituye la base del terreno; también lo hemos podido apreciar en oíros lugares de la zona, con lo que ratificamos lo que anteriormente de­cíamos.

Entre estos cuatro estratos principales se alternan, en cada cata, otras pequeñas capas de distinta composición cuya amplitud y potencia es menor que las cuatro ya referidas, variando, en estas dos cualidades, cada una de ellas. Así, tenemos capas de caliza, de albero y otras más. Estas filtraciones en las capas que forman el terreno excavado de esta necrópolis pueden apre­ciarse en los dibujos de los cortes realizados y que presentamos en esta Me­moria, sobre todo en la figura 18.

DESCRIPCION D E LOS M A T E R I A L E S

Número 1.—Pendiente de bronce. Está constituido por un aro de forma circular, aunque no es perfecto su círculo, encontrándose algo deformado. Gran parte del aro posee sección circular, pero ésta va aumentando de diá­metro desde un extremo al otro. Hacia la mitad de su perímetro, este aro transforma su sección convirtiéndose en rectangular, y constituyéndose en una lámina muy fina, que termina en punta. Esta parte plana va decorada con motivos incisos y calados que, desde donde cambia de sección, son los siguientes. Primeramente, cinco rayas rectas e inclinadas, que aumentan de longitud conforme se ensancha esta parte del pendiente; luego, cuatro perfo-

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Fig. 13.—Planta tumbas Illa y III b y tumba IV, primera capa.

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raciones circulares, rodeando a cada una de éstas un círculo inciso. Cada uno de los motivos, perforación y círculo, va separado del siguiente por dos muescas triangulares, una a cada orilla de la lámina sobre la que van colo­cados. Por último, una perforación circular más, sin círculo exterior. Esta última debía de servir de cierre, en la que engancharía el extremo opuesto de este pendiente, y cuya terminación no posee. E l estado de conservación de esta pieza, ya restaurada, es bueno.

E l diámetro medio de la sección circular del aro es de un milímetro; la anchura de la parte plana es de cinco milímetros; las longitudes mínima y máxima de las cinco rayas rectas e inclinadas es de dos y cuatro milíme­tros, respectivamente; el diámetro de las perforaciones es de 1,5 milímetros; el diámetro de los círculos exteriores a éstos es de cuatro milímetros (figu­ra 20 y lám. VI , C).

Número 2.—Con este número queda registrado el sarcófago de la tumba número I. Está constituido en un solo bloque de piedra caliza, de color blan­co, bastante quebradiza y con cierto grado de humedad. Todo su interior está tallado, apreciándose todavía la huella del instrumento con el que se realizó. E l lado de la cabecera no queda totalmente recto, sino que de ma­nera inclinada baja suavemente al suelo del sarcófago. Los lados menores de éste conservan su altura originaria; en cambio, los laterales están algo rotos, no conservando su altura primitiva. Todo el sarcófago está cuarteado en trozos más o menos grandes, con un total de 34 fragmentos (fig. 7 y láms. I, B ; IV y V).

E l fondo de este sarcófago presenta un agujero irregular, hecho por aque­llos que descubrieron la tumba, pues debieron creer que algo más debía de existir debajo de la losa (figs. 4 y 7 y lám. I).

E n la parte superior del lado izquierdo hay una pequeña muesca para en­cajar la losa de cierre. Las otras tres esquinas, por estar deteriorados los lados del sarcófago, no presentan esta hendidura.

La losa de cierre se conserva partida en cuatro fragmentos. Tres de ellos forman una pieza, que fue hallada antes que el sarcófago. E l segundo frag­mento, de mayores proporciones que el anterior, es el que se descubrió junto con el sarcófago de la tumba I, y que dio origen, posteriormente, a la exca­vación que hemos llevado a cabo. Los dos fragmentos de la losa de cierre fueron conservados por el propietario del terreno donde aparecieron. Esta losa está realizada con piedra diferente, siendo de yeso cristalizado. Se en­cuentra partida en dos fragmentos, uno de 155 centímetros de longitud y 40 centímetros de anchura en la base; el otro se halla, a su vez, partido en otros dos; ambos miden 50 centímetros de largo y 70 centímetros de anchu­ra máxima.

L a orientación de este sarcófago en el lugar de la excavación era de Este a Oeste. L a longitud interna es de 175 centímetros; su anchura máxima es de 60 centímetros; su anchura mínima es de 32 centímetros, y el grosor de sus paredes oscila entre ocho y 14 centímetros.

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Fig. 14.—Planta tumbas Illa y III b y tumba IV, segunda capa.

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Número 3.—Con este número queda resgistrado el sarcófago de la tum­ba II. Como en el anterior, está realizado en su solo bloque de piedra caliza, y está tallado todo su interior, apreciándose, con toda claridad, las huellas del instrumento con que ahuecaron el interior de esta pieza. A diferencia del primero, su estado de conservación es mucho mejor, encontrándose casi entero, pues se halla partido tan sólo en dos trozos, aproximadamente dos mi­tades iguales. L a juntura de ambos trozos queda tapada con la ayuda de tres piedras de menor tamaño. E n total, pues, seis piezas, los cuatro lados del sarcófago conservan su altura originaria.

L a orientación de este sarcófago núm. II, en el lugar de la excavación, era, también, de Este a Oeste. L a longitud interna es de 189 centímetros; su anchura máxima es de 52 centímetros; su anchura mínima es de 21 cen­tímetros, y el grosor de sus paredes es de ocho centímetros (fig. 12 y lámi­nas II, IV y V).

Número 4.—Fragmento de borde de un cuenco cerámico. Solamente se conserva un pequeño fragmento, partido en cuatro que se han podido unir. Está hecho a torno; el labio tiene forma exvasada y posee parte del comienzo de la panza. Es de pasta negra bien decantada; el color, en su superficie, es uniforme con tonalidades de gris y negro; el degrasante empleado son pe­queños trozos de cuarzo. Su conservación es buena. Restaurado (fig. 22,1, lám. VI).

Número 5.—Fragmento atípico de un objeto cerámico. Está realizado a torno; su pasta es marrón y el color de su superficie es gris oscuro; pequeños fragmentos de cuarzo se emplearon como degrasante. Estado de conserva­ción bueno (fig. 22,2 y lám. VI).

Número 6.—Fragmento atípico de un objeto cerámico. Está hecho a tor­no; la pasta es gris oscuro y algunas manchas negras; se empleó como de-grasante pequeños trozos de cuarzo. Estado de conservación bueno (fig. 21,1 y lám. VI).

Número 7.—Fragmento atípico de un objeto cerámico. Esta hecho a tor­no; la pasta es gris y bien decantada y su color es cenizoso en el exterior y negro en el interior; se empleó como degrasante pequeños granos de cuarzo. Estado de conservación bueno (fig. 21,2 y lám. VI).

Número 8.—Fragmento atípico de un objeto cerámico. Está hecho a tor­no; su pasta es gris y está bien decantada y su color es gris oscuro; se em­pleó como degrasante pequeños trozos de cuarzo. Estado de conservación bueno (fig. 21,3 y lám. VI).

Número 9.—Fragmento atípico de un objeto cerámico. Está hecho a tor­no; el barro es gris y está bien decantado y su color es gris oscuro; se em­pleó como degrasante pequeños granos de cuarzo. Su estado de conservación es bueno (fig. 21,4 y lám. VI).

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Fig. 15.—Planta de las tumbas V y VI.

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Número 10.—Clavo de hierro. Está constituido por un vastago de sección cuadrangular en su punta; a medida que se acerca a la cabeza va cambian­do de sección, convirtiéndose en circular. Termina en una cabeza, cuya for­ma, en principio, debió de ser redonda, pero ahora se nos presenta deforma­da hacia un lado, posiblemente debido a los golpes dados sobre su superficie con el martillo (fig. 23,1 y lám. VI).

L a longitud que se conserva actualmente es de 118 milímetros; su sec­ción media es de ocho milímetros.

Se recogió bastante fragmentado, pero actualmente se encuentra recons­truido, siendo su estado de conservación bueno.

Número 11.—Fragmento de clavo de hierro. Se conserva la parte alta del mismo, así como parte de su cabeza. E l vastago tiene sección triangular. L a longitud que se conserva es de 45 milímetros y su sección media es de seis milímetros. Su estado de conservación es bueno (fig. 23,2 y lám. VI).

Número 12.—Fragmento de clavo de hierro. Solamente conserva parte de la punta del clavo. Su sección es rectangular. L a longitud que posee actual­mente es de 65 milímetros y su sección media es de ocho milímetros. Su estado de conservación es bueno (fig. 23,3 y lárn. VI).

Número 13.—Fragmento de clavo de hierro. Conserva un trozo de su punta. Su sección es rectangular. L a longitud actual es de 32 milímetros y su sección media es de seis milímetros. Su estado de conservación es bue­no (fig. 23,4 y lám. VI).

Número 14.—Fragmento de clavo de hierro. Es un pequeño fragmento del vastago. Su sección es cuadrada. L a longitud que conserva es de 23 mi­límetros y la sección media es de seis milímetros. Estado de conservación bueno (fig. 23,6 y lám. VI).

Número 15.—Fragmento de clavo de hierro. Es un pequeño trozo del vastago. Su sección es rectangular. L a longitud que conserva actualmente es de 30 milímetros; su sección media es de cinco milímetros. Su estado de conservación es bueno (fig. 23,8 y lám. XI).

Número 16.—Fragmento de clavo de hierro. Se trata de un pequeño tro­zo del vastago. Su longitud actual es de 21 milímetros. Su estado de conser­vación es bueno, aunque tiene perdida parte de su núcleo (fig. 23,7 y lám. VI).

Número 17.—Fragmento de clavo de hierro. Se trata de un pequeño frag­mento del vastago. Su sección es cuadrada. Su longitud actual es de 23 milí­metros y la sección media de seis milímetros. Su estado de conservación es bueno (fig. 23,5 y lám. VI).

Todos estos materiales han sido entregados en el Museo Provincial de Bellas Artes de Zaragoza.

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C R O N O L O G I A Y P A R A L E L O S

Dada la pobreza, escasez de materiales y datos arqueológicos hallados en esta necrópolis, de reducido número de tumbas, nada nuevo puede aportarse al estudio cultural al que estos enterramientos pertenecen; tan sólo ayuda­rán a ir completando su dispersión por la Península.

Los fragmentos cerámicos aparecidos son tan reducidos en número y atí­pleos que solamente podemos aplicarles la cronología general existente para el período histórico en el que lo situamos. Estos materiales carecen todavía de un buen estudio. Nos referimos, naturalmente, al establecimiento de una cla­sificación adecuada por las formas que se conservan, las cuales podrían ayu­darnos, juntamente con otros datos que se obtengan en los trabajos de cam­po, a establecer una cronología más precisa de dichos objetos (6). Esta etapa, unión entre las últimas etapas del Imperio romano y la Edad Media, conser­van, por un lado, formas de aquéllas, y, por otro, se elaboran en ella elemen­tos que pervivirán en esta última, lo que hace, en los momentos actuales, que su cronología no pueda ceñirse a un período más concreto.

Hasta ahora, la cerámica conocida de este período histórico se refiere a las halladas en necrópolis, no conociéndose la cerámica de uso normal, pues hacen falta excavaciones en poblados y lugares de asentamiento de estas gen­tes; por ello el estudio de las cerámicas visigodas es todavía más incompleto.

De los seis fragmentos hallados en esta necrópolis, solamente uno de ellos, el número 4 del inventario, de pasta negra, nos da un poco su forma, que queda reducida al cuello y un poco de la panza. No podemos con estos datos determinar a qué forma pudieron pertenecer, tal vez, dada la anchura de su cuello (fig. 22,1), pudiera tratarse de un objeto de ancha panza y base plana, pero son suposiciones que no creemos se deben tener demasiado en cuenta.

E l resto de los fragmentos cerámicos, atípicos, como dijimos ya en su descripción, se agrupan en dos tipos: uno, con sólo un fragmento, el núme­ro 5 del inventario, de pasta marrón; otro grupo con cuatro fragmentos, nú­meros 6, 7, 8 y 9 del inventario, de pasta gris oscura.

Estas pastas oscuras, y sobre todo la de color negro, abundan en ciertas necrópolis, como las de Pamplona, Pina de Esgueva (Valladolid), Cogeces de Iscar (Soria), Medina de Rioseco (Valladolid), Castiltierra (Segovia) (7); en

6. Un intento de presentar base para el estudio de la cerámica visigoda lo tenemos en IZQUIERDO BENITO, R . : La cerámica de necrópolis de época visigoda. La cerámica de necrópolis de época visigoda, inédita, del Museo Arqueológico Nacional. Memoria de licenciatura, presentada, bajo la dirección del doctor don Martín Almagro Basen, en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Complutense, de Madrid, en el año 1973.

7. ANSOLEAGA, F.: El cementerio franco de Pamplona, Pamplona, 1914; MEZQUÍRIZ DE CATALÁN, M . a A.: "Necrópolis visigoda de Pamplona", Príncipe de Viana, núme­ros 98-99, 1965; PÉREZ VIIXANUEVA, J., TOVAR, A., y SUPIOT, J . : "La necrópolis de Pina de Esgueva", B. S. A. A., vol. I, 1932-33; MARTÍN VALLS, R . : "Nuevas necró­polis altomedievales de Valladolid", B. S. A. A., núm. X X I X , 1963, págs. 253 y sigs.; WERNER, J . : "Las excavaciones del Seminario de Historia Primitiva del Hombre, en 1941, en el cementerio visigodo de Castiltierra (Segovia)", Cuadernos de Historia Primitiva, vol. I, 1946, págs. 46 y sigs.

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cambio, en otros cementerios de época visigoda es el color rojo y el marrón el que predomina.

Estas cerámicas, por comparación con las de la necrópolis que hemos mencionado en líneas anteriores, podemos situarlas cronológicamente entre los siglos vi y vn.

Para el pendiente de bronce hallado en la Varella-Castellar hemos encon­trado paralelos en la necrópolis de Herrera de Pisuerga, Pamplona y en Pa-lazuelos (8). L a semejanza del nuestro con éstos estriba en el cierre, a base de una pequeña perforación en un extremo, por la que penetra el contrario, terminando en punta de forma cónica y doblado; esta terminación no se conserva en el ejemplar zaragozano. En cambio, el extremo que lleva la per­foración es, en este último, plano con decoración incisa de círculos y rayas y el resto del pendiente es de sección circular; en cambio, en aquéllos la sección es circular y un poco plana en el mismo extremo donde está la per­foración. La cronología que señalamos para este pendiente es la misma que para los fragmentos de cerámica de esta necrópolis, es decir, entre los si­glos vi-vn.

E n cuanto a los clavos de hierro, dado lo común de su forma, nada en especial nos pueden señalar; solamente que su uso y cronología, como es lógico, van de acuerdo con los materiales con los que aparecen, como es, en este caso, con el fragmento de borde de un cuenco cerámico (núm. 4 del in­ventario).

Los dos sarcófagos hallados en esta necrópolis mantienen una serie de paralelos con otros hallados en otros lugares de la Península; todos ellos pa­recen indicarnos que fueron realizados en una misma técnica, salvando, eso sí, la diferencia de los materiales usados. Dicha técnica debe derivar de la empleada ya en las últimas etapas del Imperio para la obtención de este tipo de féretro. Estas derivaciones de una época anterior, cuya influencia cul­tural dejó sentirse sobre el pueblo visigodo, convivieron con técnicas propias de estas gentes, como lo podemos ver claramente en la fabricación de ador­nos, tanto de joyas como simplemente adornos personales, en cuya forma­ción emplean, sobre todo al principio, técnicas romanas y muy pocas vi­sigodas.

Sin embargo, y ya centrándonos en el tema que ahora nos ocupa, como es el de los sarcófagos de esta necrópolis, diremos que el estudio, valoración y publicación de este tipo de enterramiento no ha sido, hasta el momento, muy abundante, lo que nos impide realizar una visión completa de la evo­lución de este tipo de tumba en la Península durante dicha época.

Como comparación para estos dos sarcófagos de nuestra excavación po­demos citar los hallados en los siguientes lugares:

8. MARTÍNEZ SANTAOLALLA, J.: "Excavaciones en la necrópolis visigoda de Herrera de Pi­suerga (Palencia)", / . S. E. A., núm. 125, 1932, pág. 41, tumba 43, lám. XLIV; A N -SEOLAGA, F.: Op. cit., 1914, pág. 39, lám. VI, núms. 11 y 12 (el primero es de pla­ta, el segundo de bronce); MEZQUÍRIZ DE CATALÁN, M . A A . : Op. cit., 1965, lám. VIII, núm. 4; ZEISS, H . : Die grabfunde aus dem spanischen Westgotenreich, Berlín, 1934, pág. 22, láms. 23 y 24, núms. 33, 35, 36 y 37.

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— E l Turuñuelo (Medellín, Badajoz) (9). — E l sarcófago del Museo de Cuenca (10). — Sarcófago del Museo de Cáceres (11). — Sarcófago de la necrópolis de Fuentespreadas (Zamora) (12). — Necrópolis de Mérida (13). — Sarcófago del Santuario de Postoloboso (Avila) (14).

Todos estos sarcófagos nos indican una gran dispersión por la Península y que, tal vez, sea aún mayor, pero serán las futuras excavaciones que de época visigoda se hagan, las que nos irán informando de los lugares de asentamiento de estas necrópolis, así como de los distintos tipos de enterra­mientos que en ellas aparecen.

Una vez visto este punto, podemos, por lo tanto, situar cronológicamente los sarcófagos de la necrópolis de L a Varella-Castellar entre los siglos vi-vn, relacionándolos con los materiales que en su entorno aparecieron.

Otra característica que queremos indicar es el empleo de féretros de ma­dera, o bien algún objeto de esta materia, para recoger simplemente, sopor­tar o tapar el cadáver. Los restos hallados en las tumbas IV y V I nos con­firman esto que decimos, aunque en el estado encontrado no nos puedan facilitar los datos precisos y concretos que desearíamos, pues debido a la destrucción para una nueva utilización de las tumbas han quedado fuera de su estructura inicial, dejando constancia solamente de su empleo para el rito de inhumación. Este mismo fin lo vemos en la necrópolis de Castiltierra (15).

Esta necrópolis sufrió una o varias reutilizaciones, según podemos ob­servar por varios factores que a continuación mencionamos:

1. ° Por encontrar varios fragmentos de cerámica dispersos por la zona excavada, perteneciendo dos de ellos, a lo sumo tres, a una misma vasija, por lo que deducimos de los restos hallados la posible existencia de cuatro o cinco objetos cerámicos. Todos los fragmentos encontrados aparecen dis­persos por la zona excavada.

2. ° Por hallar el pendiente de bronce, número 1 del inventario, fuera de nivel arqueológico al que perteneció, debajo de la tumba V (el pendiente

9. PÉREZ MARTÍN, M . a J .: "Una tumba hispano-visigoda excepcional hallada en el Turu­ñuelo, Medellín (Badajoz)", Trabajos de Prehistoria, núm. IV, 1960, lám. I.

10. La noticia de la existencia de este sarcófago la hemos recibido de nuestro amigo y compañero don Manuel Osuna Ruiz, a quien agradecemos dicha información.

11. La notificación sobre este sarcófago la recibimos de don Miguel Beltrán Llorís, direc­tor del Museo Arqueológico de Cáceres.

12. CABALLERO ZOREDA, L . : "La necrópolis tardorromana de Fuentespreadas (Zamora). Un asentamiento en el valle del Duero", Excavaciones Arqueológicas en España, 80 (1974).

13. Agradecemos a don José María Alvarez Martínez la noticia que nos facilita de las excavaciones, que, dirigidas por él, se efectuaron en la barriada de la República Argentina, con motivo de la ampliación de la carretera Madrid-Lisboa, N - V , en Mérida. Estas excavaciones se realizaron en el mes de marzo de 1973. En dicha necrópolis los sarcófagos presentan la misma estructura que éstos que ahora hemos estudiado; es decir, la de cubrir sus paredes con piedras. La zona donde se ha ex­cavado esta necrópolis es muy conocida en Mérida por los hallazgos de tumbras ro­manas, de varias épocas, allí encontradas.

14. FERNÁNDEZ GÓMEZ, Fernando: "El Santuario de Postoloboso (Candeleda, Avila)", N. A. H. Arqueología, 2 (1973), págs. 259-265, fig. 34.

15. WERNER, J.: Op. cit., 1941, láms. I y II.

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apareció a —1,27 metros de profundidad desde el punto cero de la exca­vación).

3.° Por aparecer superpuestos dos restos distintos de seres humanos (uno encima del otro, y que son los que se refieren a las tumbas III a y III b). Es­tos restos, al estar cerca de la tumba I, pues aparecieron en el testigo del lado norte de la cata primera, suponemos puedan pertenecer a esta tumba, con lo que dicho enterramiento habría sufrido tres distintas ocupaciones.

t.° Por encontrar rota la tapa del sarcófago de la tumba II, que nos in­clinamos a pensar sean los fragmentos de arenisca roja hallados encima de la tierra que cubría el sarcófago l l y el cadáver en él enterrado, y que, dada su fragilidad, se rompió al destapar el enterramiento.

Todos estos puntos nos hacen pensar, como antes indicábamos, en una reutilización de la necrópolis, que pueden ser una o dos, según nos lo indican los restos hallados para la tumba I, anteriores al enterramiento hallado.

A pesar del número tan escaso de tumbas halladas en la excavación de esta pequeña necrópolis del lugar de La Varella-Castelar, nos ofrecen tres distintas estructuras, que a continuación analizamos, y que cuyos rasgos más significativos hemos dado ya en el estudio de esta excavación.

Fig. 20.—Pendiente de bronce que apareció debajo de la tumba V.

A) Tumbas de sarcófagos de piedra caliza.—Las tumbas que incluimos en este tipo son dos, las que denominamos I y II. Estos sarcófagos quedan rodeados por piedras de distintos tamaños que protegen a aquél. La primera de estas tumbas lleva una losa de cierre, que está labrada en piedra de yeso cristalizado; en cambio, la segunda no la posee. Sin embargo, pensamos que los fragmentos de piedra que hallamos encima de la tierra que cubría el cadá­ver de la tumba II debieron formar entre sí la losa de cierre del sarcófago. Otra diferencia, que se refiere más bien a la técnica de realización, es la de que en la tumba I, y como ya hemos indicado anteriormente, se conserva en el lado izquierdo de la cabecera una huella para encajar la losa de cierre.

Ambos sarcófagos >sc encuentran excavados en un bloque de piedra,

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Fig. 21.—Fragmentos de cerámica de la tumba II.

mostrando todavía, tanto en su interior como exterior, las huellas del instru­mento con que los realizaron.

B) Tumbas excavadas en el último estrato del terreno de este cabezo.— Nos estamos refiriendo al conglomerado o grava. Se trata de un hueco abier­to en el suelo, en donde quedaba depositado el cadáver. A este tipo de estruc­tura pertenece la tumba número IV.

C) Tumbas formando una caja, hedías a base de pequeñas lajas de pie­dra de caliza gris.—Las dos tumbas que poseen esta estructura C son las núme­ros V y V I ; en esta última, en el fondo de ella, aparecen restos de maderas formando dos líneas casi paralelas, por lo que hemos supuesto que sobre una tabla, o más bien unas parihuelas, se colocaba el cadáver.

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Fig. 22.—Fragmentos de cerámica de la tumba IV.

CONCLUSIONES

E n resumen, los resultados que hemos obtenido de la excavación de esta pequeña necrópolis nos llevan a las siguientes conclusiones:

— Reutilización de los enterramientos, con destrucción de los ajuares exis­tentes de su primera inhumación.

— La fecha de reutilización de la necrópolis no debe ser lejana a la fecha de su primera inhumación, pues se recordaba el lugar de enterramiento; también cabe la posibilidad de que la reutilización fuera bastante posterior, tal vez muy altomedicval, y que hallaran las estructuras de las tumbas por en­contrarse éstas al aire, con lo que fácilmente podrían verse, pues la potencia existente actualmente entre las estructuras de las tumbas y el suelo cultivable era escasa, de unos —40 a 50 centímetros.

— Con esta reutilización se han perdido los posibles estratos arqueológi­cos, así como el enterramiento cerrado originario y su ajuar.

— Dos de las tumbas de estas necrópolis, las números V y VI , están cons­truidas sus estructuras, pero vacías.

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— L a cronología de esta necrópolis está comprendida, pues, entre los si­glos vi y vn, no siendo la reutilización muy lejana a esta fecha, pues esta zona, además, no es repoblada por cristianos hasta el siglo xn, con Alfonso I el Batallador, quien tomó Belchite poco antes de la rendición de Zarago­za (año 1118) y como apoyo para la conquista de esta última ciudad. E n aquélla creó una cofradía de carácter religioso y militar, de efímera vida, a imitación de las Ordenes de los Templarios y la de los Hospitalarios (16).

Por esta fecha los enterramientos presentan, en líneas generales, otras for­mas distintas de construcción en la Península, como son, entre otras, las de tipo olerdolano. E n la región aragonesa existen ya dos necrópolis de la Alta Edad Media peninsular, como son las de Uncastillo, en Zaragoza, y la de Castillo de los Turmo, Puebla de Fantova, en Huesca (17).

E n relación con este tipo de necrópolis, debemos anotar un último artículo publicado en el que se recogen las hasta ahora conocidas en Aragón (18).

— Esta necrópolis, por fuerza, debió estar cercano a un lugar con habi­tat, el cual confirmará la cronología y estado cultural al que perteneció, por lo que en futuras excavaciones alrededor de este lugar ayudarán a asentar definitivamente estos datos a los que nos referimos.

16. G . DE VALDEABELLANOS, L. : Historia de España, Madrid, Revista de Occidente, 4.a edi­ción, 1968, vol. II, pág. 416.

17. CASTILLO, A. DEL: "Excavaciones altomedievales en las provincias de Soria, Logroño y Burgos", Excavaciones Arqueológicas en España, núm. 74, 1972, pág. 5.

18. BIELSA, M . a Asunción: Necrópolis altomedievales en Aragón, Xin Congreso Nacional de Arqueología, Huelva, 1973, Zaragoza, 1975, págs. 995-1002 + III láminas.

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Fig. 23.—Clavos de hierro de la tumba IV.

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L A M I N A S

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Lámina I.—A) Vista de contorno de la excavación, al fondo el pueblo de Codo. B) Dos as­pectos de la tumba I; a la izquierda, tal como la bailamos; a la derecha, ya excavada y

limpia.

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Lámina II.—Tres momentos de la excavación de la tumba II.

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Lámina IV.—Los sarcófagos de las tumbas I y II. Arriba, a mitad de excavación; abajo, una vez finalizada ya la excavación de esta pequeña necrópolis.

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Lámina V.—Los sarcófagos de las tumbas I y II. Arriba, vistos desde el Oeste; abajo desde el Este.

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Lámina VI.—Material aparecido en la excavación. A) Cerámica de las tumbas II y IV. B) Cla­vos de hierro de la tumba IV. C) Pendiente de bronce aparecido debajo de la tumba V.

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C A T A L O G O DE LAS

PUBLICACIONES DE LA COMISARIA GENERAL DE EXCAVACIONES

ARQUEOLOGICAS, MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL

E INSTITUTO ESPAÑOL DE PREHISTORIA

Calle de Serrano, 13 MADRID (1)

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M E M O R I A S D E L A J U N T A S U P E R I O R D E E X C A V A C I O N E S Y ANTIGÜEDADES

La Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades publicó desde los años 1916 a 1935 su serie de «Memorias», según prescripción de la Ley de Excavaciones Arqueológicas de 1911. Su sede estuvo en el Palacio del Museo Arqueológico Nacional, Serrano, 13, cuyo Director fue siempre Secretario General de la Junta citada.

1. EXCAVACIONES D E NUMANCIA, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA. Madrid, 1916. 2. EXCAVACIONES EN MERIDA, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA. Agotado. Madrid, 1916. 8. EXCAVACIONES EN CLUNIA, por IGNACIO CALVO. Agotado. Madrid, 1916. 4. EXCAVACIONES EN E L ANFITEATRO DE ITALICA, por RODRIGO AMADOR DE

LOS Ríos. Madrid, 1916. 5. EXCAVACIONES EN PUNTA D E L A VACA (CADIZ), por PELAYO QUINTERO.

Madrid, 1916. 6. EXPLORACIONES EN VIAS ROMANAS DEL V A L L E D E L DUERO, por ANTO­

NIO BLXZQUEZ. Agotado. Madrid, 1916. 7. MEMORIA DE SECRETARIA. Agotado. Madrid, 1916. 8. EXCAVACIONES EN L A CUEVA Y COLLADO D E LOS JARDINES (SANTA

ELENA, JAEN), por IGNACIO CALVO y JUAN CABRÉ. Agotado. Madrid, 1917. 9. EXPLORACIONES EN VIAS ROMANAS D E L V A L L E D E L DUERO Y CAS­

TILLA L A NUEVA, por ANTONIO BLXZQUEZ y CLAUDIO SÁNCHEZ ALBORNOZ. Ago­tado. Madrid, 1917.

10. EXPLORACIONES EN TOLEDO, por RODRIGO AMADOR DE LOS RÍOS. Madrid, 1917. 11. EXCAVACIONES E N MERIDA: UNA CASA-BASILICA ROMANO-CRISTIANA,

por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA. Agotado. Madrid, 1917. 12. EXCAVACIONES E N PUNTA DE L A VACA Y EN PUERTA DE TIERRA

(CADIZ), por PELAYO QUINTERO. Agotado. Madrid, 1917. 13. EXCAVACIONES EN E L DOLMEN D E L L A N E R A (SOLSONA), por JUAN SERRA.

Agotado. Madrid, 1917. 14. MEMORIA DE SECRETARIA. Madrid, 1917. 15. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN VIAS ROMANAS: BRIVIESCA A

PAMPLONA Y BRIVIESCA A ZARAGOZA, por ANTONIO BLXZQUEZ y CLAUDIO SÁNCHEZ ALBORNOZ. Agotado. Madrid, 1918.

16. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN L A CUEVA Y COLLADO DE LOS JARDINES (SANTA E L E N A , JAEN), por IGNACIO CALVO y JUAN CABRÉ. Ago­tado. Madrid, 1918.

17. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES E N BILBIL1S, CERRO D E BAMBOLA (CALATAYUD), por NARCISO SENTENACH. Agotado. Madrid, 1918.

18. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN EXTRAMUROS D E L A CIUDAD DE CADIZ, por PELAYO QUINTERO. Madrid, 1918.

19. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES E N NUMANCIA, por JOSÉ RAMÓN M É ­LIDA. Agotado. Madrid, 1918.

20. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES E N C A L A D'HORT (IB1ZA), por CAR­LOS ROMÁN. Agotado. Madrid, 1918.

21. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN L A CUEVA D E L SEGRE, por JUAN SERRA. Agotado. Madrid, 1918.

22. EXCAVACIONES EN L A C U E V A DE COLLADO D E LOS JARDINES (SANTA ELENA, JAEN), por IGNACIO CALVO y JUAN CABRÉ AGUILÓ. Agotado. Madrid, 191».

28. EXCAVACIONES EN E L ANFITEATRO D E MERIDA, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA. Agotado. Madrid, 1919.

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24. EXPLORACIONES E N VIAS ROMANAS: D E BOTOA A MER1DA; MER1DA A SALAMANCA; ARRIACA A S1GÜENZA; ARRIACA A TITULCIA; SE-GOVIA A TITULCIA, Y ZARAGOZA A SEARNE, por ANTONIO BLÁZQUEZ y CLAUDIO SÁNCHEZ ALBORNOZ. Agotado. Madrid, 1919.

25. EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS IBERICA D E G A L E R A (GRANADA), por JUAN CABRÉ y FEDERICO MOTOS. Agotado. Madrid, 1920.

26. EXCAVACIONES E N EXTRAMUROS D E CADIZ, por PELAYO QUINTERO. Ma­drid, 1920.

27. EXCAVACIONES E N C A S T E L L V A L L (SOLSONA), por JUAN SERRA. Madrid, 1920. 28. EXCAVACIONES E N IBIZA, por CARLOS ROMÁN. Madrid, 1920. 29. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN VIAS ROMANAS: D E CARRION A

ASTORGA Y DE MERIDA A TOLEDO. EXCAVACIONES EN LANCIA, por ANTONIO BI.ÁZQUEZ y ANGEL BLÁZQUEZ. Agotado. Madrid, 1920.

80. EXCAVACIONES EN EXTRAMUROS D E CADIZ, por PELAYO QUINTERO. Madrid, 1920.

81. EXCAVACIONES E N NUMANCIA, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA y BLAS TARACENA. Ma­drid, 1920.

32. EXCAVACIONES E N NERTOBRIGA, por NARCISO SENTENACH. Madrid, 1920. 33. EXCAVACIONES E N YACIMIENTOS PALEOLITICOS D E L V A L L E D E L MAN­

ZANARES, por PAUL WERNER y JOSÉ PÉREZ DE BARRADAS. Agotado. Madrid, 1921. 34. EXCAVACIONES EN SEGOBRIGA, por NARCISO SENTENACH. Madrid, 1921. 35. EXCAVACIONES E N E L POBLADO IBERICO D E ANSERESA (OLIUS), por JUAN

SERRA. Madrid, 1921. 86. EXCAVACIONES E N NUMANCIA, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA y BLAS TARACENA. Ma­

drid, 1921. 37. EXCAVACIONES E N E L ANFITEATRO D E ITALICA, por «1 CONDE DE AGUE-AR.

Madrid, 1921. 38. EXCAVACIONES EN MONTE-CILLAS, por RICARDO DEL ARCO. Madrid, 1921. 89. EXCAVACIONES EN MERIDA, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA. Madrid, 1921. 40. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES EN VIAS ROMANAS, por ANTONIO BLÁZ­

QUEZ y ANGEL BLÁZQUEZ. Madrid, 1921. 41. EXCAVACIONES EN L A SERRETA (ALCOY), por CAMILO VISEDO MOLTÓ. Madrid,

1922. 42. EXCAVACIONES EN YACIMIENTOS PALEOLITICOS D E L V A L L E D E L MAN­

ZANARES, por JOSÉ PÉREZ DE BARRADAS. Madrid, 1922. 43. EXCAVACIONES EN DIVERSOS LUGARES DE L A ISLA D E IBIZA, por CARLOS

ROMÁN. Madrid, 1922. 44. EXCAVACIONES E N E L POBLADO IBERICO D E SAN MIGUEL D E SORBA,

por JUAN SERRA Y VILARÓ. Madrid, 1922. 45. EXCAVACIONES EN L A SERRETA (ALCOY), por CAMILO VISEDO. Madrid, 1922. 46. EXCAVACIONES E N DIVERSOS LUGARES D E L A ISLA D E IBIZA, por CAR­

LOS ROMÁN. Madrid, 1922. 47. EXCAVACIONES EN SENA, por VICENTE BORDAVIÚ. Madrid, 1922. 48. EXCAVACIONES EN SAGUNTO, por MANUEL GONZÁLEZ SIMANCAS. Madrid, 1928. 49. EXCAVACIONES DE NUMANCIA, por RAMÓN MÉLIDA y BLAS TARACENA AGUIRRE.

Madrid, 1923. 50. EXCAVACIONES EN YACIMIENTOS PALEOLITICOS D E LOS VALLES D E L

MANZANARES Y D E L JARAMA, por JOSÉ PÉREZ DE BARRADAS. Madrid, 1928. 51. EXCAVACIONES EN E L ANFITEATRO D E ITALICA, por el CONDE DE AGUILAR.

Madrid, 1928. 52. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES E N VIAS ROMANAS, por ANTONIO BLÁZ­

QUEZ y ANGEL BLÁZQUEZ. Madrid, 1923. 53. EXCAVACIONES E N L A CUEVA D E L REY, EN V I L L A N U E V A (SANTANDER),

por JESÚS CARBALLO. Madrid, 1923. 54. EXCAVACIONES EN MEDINA AZAHARA, por RICARDO VELÁZQUEZ Bosco. Madrid,

1923. 55. EXCAVACIONES EN UN MONUMENTO CRISTIANO BIZANTINO D E G A B I A

L A GRANDE (GRANADA), por JUAN CABRÉ. Madrid, 1928. 56. EXCAVACIONES E N E L MONTE «LA S E R R E T A D , C E R C A D E A L C O Y , por*

CASIMIRO VISEDO. Madrid, 1928. 57. EXCAVACIONES EN EXTRAMUROS DE CADIZ, por FRANCISCO CERVERA, Madrid,

1928. 58. EXCAVACIONES E N IBIZA, por CARLOS ROMÁN. Madrid, 1923.

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59. EXCAVACIONES EN VIAS ROMANAS: DE SEVILLA A CORDOBA, POR AN­TEQUERA; DE CORDOBA A CASTULO, POR EPORA; DE CORDOBA A CASTULO, POR E L CARPIO; DE FUENTE L A HIGUERA A CARTAGENA, Y D E CARTAGENA A CASTULO, por ANTONIO BLXZQUEZ Y DELGADO AGUILERA y ANTONIO BLXZQUEZ JIMÉNEZ. Madrid, 1923.

60. EXCAVACIONES EN YACIMIENTOS PALEOLITICOS D E L V A L L E D E L MAN­ZANARES, por JOSÉ PÉREZ DE BARRADAS. Madrid, 1924.

61. EXCAVACIONES EN NUMANCIA, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA, MANUEL ANÍBAL A L -VAREZ, SANTIAGO GÓMEZ SANTA CRUZ y BLAS TARACENA. Madrid, 1924.

62. EXCAVACIONES EN E L MONTE «SANTA TECLA», EN GALICIA, por IGNACIO CALVO Y SXNCHEZ. Madrid, 1924.

63. EXCAVACIONES EN UNA ESTACION IBERICA, TERMAS ROMANAS Y TA­L L E R DE «TERRA SIGILLATA», EN SOLSONA (LERIDA), por JUAN SERRA VILARÓ. Madrid, 1924.

64. EXCAVACIONES EN YACIMIENTOS PALEOLITICOS D E L V A L L E DEL MAN­ZANARES (MADRID), por JOSÉ PÉREZ DE BARRADAS. Madrid, 1924.

65. EXCAVACIONES EN E L CERRO D E L BERRUECO, por P. CÉSAR MORXN. Ma­drid, 1924.

66. EXCAVACIONES EN E L CABEZO D E L CUERVO, TERMINO D E ALCAÑIZ (TE­RUEL), por PEDRO PARÍS y VICENTE BARDAVIÚ. Madrid, 1924.

67. EXCAVACIONES EN MEDINA AZAHARA, por RAFAEL JIMÉNEZ, RAFAEL CASTEJÓN, FÉLIX HERNXNDEZ JIMÉNEZ, EZEQUIEL RUIZ MARTÍNEZ y JOAQUÍN MARÍA DE NAVAS-CUÉS. Madrid, 1924.

68. EXCAVACIONES EN L A ISLA DE IBIZA, por CARLOS ROMXN. Madrid, 1924. 69. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES E N VIAS ROMANAS, por ANTONIO BLXZ­

QUEZ y ANGEL BLXZQUEZ. Madrid, 1925. 70. EXCAVACIONES EN E L ANFITEATRO D E ITALICA, por el CONDE DE AGUILAR.

Madrid, 1925. 71. EXCAVACIONES EN DIVERSOS SITIOS D E LAS PROVINCIAS D E SEGOV1A

Y DE CORDOBA, por MANUEL AULLÓ COSTILLA. Madrid, 1925. 72. EXCAVACIONES EN E L CIRCO ROMANO DE MERIDA, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA.

Madrid, 1925. 73. EXCAVACIONES EN A B E L L A (SOLSONA), por JUAN SERRA VILARÓ. Madrid, 1925-

1926. 74. EXCAVACIONES E N LAS FORTIFICACIONES D E NUMANCIA, por GONZÁLEZ

SIMANCAS. Madrid, 1926. 75. EXCAVACIONES EN L A PROVINCIA DE SORIA, por BLAS TARACENA. Madrid,

1926. 76. EXCAVACIONES EN LOS EXTRAMUROS D E CADIZ, por PELAYO QUINTERO.

Madrid, 1926. 77. EXCAVACIONES EN E L SANTUARIO IBERICO D E NTRA. SRA. D E L A L U Z ,

EN MURCIA, por CAYETANO DE MERGELINA. Madrid, 1926. 78. EXCAVACIONES EN «MAS D E MENENTA» (ALCOY), por FERNANDO PONSELL.

Madrid, 1926. 79. EXCAVACIONES EN MOLA A L T A D E SERELLES (ALCOY), por ERNESTO GA-

TELLA. Madrid, 1926. 80. EXCAVACIONES E N IBIZA, por CARLOS ROMXN. Madrid, 1926. 81. EXCAVACIONES EN ITALICA, por el CONDE DE AGUILAR. Madrid, 1926. 82. EXCAVACIONES EN OCILIS (MEDINACELLI), por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA. Ma­

drid, 1926. 88. EXCAVACIONES EN SOLSONA, por JUAN SERRA VILARÓ. Madrid, 1926. 84. EXCAVACIONES EN EXTRAMUROS DE CADIZ, por PELAYO QUINTERO. Madrid,

1926. 85. EXCAVACIONES E N MEDINA AZAHARA, por RAFAEL JIMÉNEZ AMIGO, EZE­

QUIEL RUIZ MARTÍNEZ, RAFAEL CASTEJÓN y FÉLIX HERNXNDEZ JIMÉNEZ. Ma­drid, 1926.

86 EXCAVACIONES EN LAS PROVINCIAS DE SORIA Y LOGROÑO, por BLAS TA­RACENA AGUIRRE. Madrid, 1927.

87. EXCAVACIONES Y EXPLORACIONES E N E L CERRO D E L CASTILLO D E SO­RIA, por MANUEL GONZÁLEZ SIMANCAS. Madrd, 1927.

88. EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS ROMANO-CRISTIANA D E TARRAGO­N A , por JUAN SERRA VILARÓ. Agotado. Madrd, 1927.

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89. EXCAVACIONES E N LAS MESAS D E V I L L A R R E A L - E L CHORRO (MALAGA), por C. DE MERGELINA. Madrid, 1927.

90. EXCAVACIONES EN MONTEALEGRE (DOMAYO), por ANTONIO LOSADA. Ma­drid, 1927.

91. EXCAVACIONES E N IBIZA, por CARLOS ROMÁN. Madrid, 1927. 92. EXCAVACIONES EN SAGUNTO, por MANUEL GONZÁLEZ SIMANCAS. Madrid, 1927. 93. EXCAVACIONES EN L A NECROPOLIS ROMANO-CRISTIANA DE TARRAGO­

NA, por JUAN SERRA VILARÓ. Agotado. Madrid, 1928. 94. EXCAVACIONES E N MOLA A L T A D E SERELLES (ALCOY), por ERNESTO BO­

TELLA. 95. EXCAVACIONES E N EXTRAMUROS D E CADIZ, por PELAYO QUINTERO. Madrid,

1928. 96. EXCAVACIONES E N E L CIRCO ROMANO D E TOLEDO, por MANUEL CASTAÑOS

MONTUANO, ISMAEL DEL PAN FERNÁNDEZ, PEDRO ROMÁN MARTÍNEZ y ALFONSO REY PASTOR Madrid 1928

97. EXCAVACIONES*EN E L CERRO D E L TRIGO, TERMINO D E AYAMONTE (HUELVA), por JORGE BONSOR. Madrid, 1928.

98. EXCAVACIONES DE MERIDA, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA y MAXIMILIANO MACÍAS. Madrid, 1929.

99. EXCAVACIONES EN CADIZ, por PELAYO QUINTERO. Madrid, 1929. 100. EXCAVACIONES EN TORREMANZANAS (ALICANTE), por JOSÉ BELDA DOMÍN­

GUEZ. Madrid, 1929. 101. EXCAVACIONES E N E L ROQUIZAL D E L R U L L O , TERMINO D E FABARA

(ZARAGOZA), por LORENZO PÉREZ TEMPRANO. Madrid, 1929. 102. EXCAVACIONES E N CARTAGENA, por MANUEL GONZÁLEZ SIMANCAS. Madrid,

1929. 103. EXCAVACIONES EN LAS PROVINCIAS DE SORIA Y LOGROÑO, por BLAS TA-

RACENA AGUIRRE. Madrid, 1929. 104. EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS ROMANO-CRISTIANA DE TARRAGO­

NA, por JUAN SERRA VILARÓ. Madrid, 1929. 105. EXCAVACIONES EN L A NECROPOLIS CELTIBERICA D E L ALTILLO D E CE-

RROPOZO (ATIENZA, GUADALAJARA), por JUAN CABRÉ, con la coopera­ción de JUSTO JUBERIAS. Madrid, 1930.

106. EXCAVACIONES E N L A COLONIA DE SAN PEDRO D E ALCANTARA (MA­LAGA), por JOSÉ PÉREZ DE BARRADAS. Madrid, 1930.

107. EXCVACIONES EN L A NECROPOLIS D E L MOLAR, por J . J . SRNNENT IBÁNEZ. Madrid, 1930.

108. EXCAVACIONES EN E L CAMINO D E L MESTE, PROXIMO A L PUENTE DEL ARROYO DE PEDROCHES (EXTRAMUROS DE CORDOBA), por ENRIQUE RO­MERO DE TORRES. Madrid, 1980.

109. EXCAVACIONES EN E L CIRCO ROMANO D E TOLEDO, por FRANCISCO DE B. SAN ROMÁN, ISMAEL DEL PAN FERNÁNDEZ, PEDRO ROMÁN MARTÍNEZ y ALFONSO REY PASTOR lüadrid 1930

110. EXCAVACIONES*EN LAS COGOTAS (CARDEÑOSA, AVILA), por JUAN CABRÉ AGUILÓ. Madrid, 1930.

111. EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS ROMANO-CRISTIANA D E TARRAGO­NA, por JUAN SERRA VILARÓ. Madrid, 1930.

112. EXCAVACIONES E N TORREMANZANAS (ALICANTE), por JOSÉ BELDA DOMÍN-GUEZ. Madrid, 1981.

113. EXCAVACIONES EN LOS DOLMENES DE SALAMANCA, por CÉSAR MORAN. Madrid, 1931.

114. EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS VISIGODA D E DAGANZO D E ARRI­BA (MADRID), por SATURIO FERNÁNDEZ GODÍN y JOSÉ PÉREZ DE BARRADAS. Ma­drid, 1931.

115. EXCAVACIONES EN L A CITANIA D E TROÑA (PUENTEAREAS, PONTEVE­DRA), por LUIS PERICOT GARCÍA y FLORENTINO LÓPEZ CUEVILLAS. Madrid, 1931.

116. EXCAVACIONES EN L A NECROPOLIS ROMANO-CRISTIANA D E TARRAGO­NA, por JUAN SERRA VDLARÓ. Madrid, 1932.

117. EXCAVACIONES E N CADIZ, por PELAYO QUINTERO ATAURI. Madrid, 1932. 118. EXCAVACIONES E N E L TEATRO ROMANO D E MERIDA, por JOSÉ RAMÓN MÉ-

LDJA y MAXIMILIANO MACÍAS. Madrid, 1932. 119. EXCAVACIONES E N L A PROVINCIA DE SORIA, por BLAS TAHACENA AGUIRRE.

Madrid, 1982.

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120. EXCAVACIONES E N LAS COGOTAS (CARDEÑOSA, AVILA), por JUAN CABRÉ AGUILÓ. Madrid, 1982.

121. EXCAVACIONES EN E L CABEZO DE CASCARUJO, TERMINO DE A L C A N 1 Z (TERUEL), por ADRIÁN BRUHL. Madrid, 1932.

122. EXCAVACIONES EN CADIZ, por PELAYO QUINTERO ATAURI. Madrid, 1983. 128. EXCAVACIONES EN E L PENDO (SANTANDER), por CARBALLO Y LARÍN. Madrid,

1938. 124. EXCAVACIONES E N SAGUNTO, por MANUEL GONZÁLEZ SIMANCAS. Madrid, 1938. 125. EXCAVACIONES EN L A NECROPOLIS VISIGODA D E HERRERA D E P1S(JER­

GA, por JULIO MARTÍNEZ SANTA-OLALLA. Agotado. Madrid, 1933. 126. EXCAVACIONES EN L A A L B U F E R A DE ALICANTE (ANTIGUA LUCENTUM),

por JOSÉ LAPUENTE VIDAL. Madrid, 1934. 127. EXCAVACIONES E N ITALICA, por ANDRÉS PARLADÉ. Madrid, 1934. 128. EXCAVACIONES EN L A NECROPOLIS DE V E G A D E L MAR (SAN PEDRO DE

ALCANTARA, MALAGA), por JOSÉ PÉREZ DE BARRADAS. Madrid, 1934. 129. EXCAVACIONES EN CADIZ, por PELAYO QUINTERO ATAURI. Madrid, 1934. 130. EXCAVACIONES E N OCAÑA, por MANUEL GONZÁLEZ SIMANCAS. Madrid, 1934. 131. EXCAVACIONES E N POLLENTIA, por JUAN LLABRÉS SERNAL y RAFAEL ISASI

RANSOME. Madrid, 1934. 132. EXCAVACIONES E N L A ISLA D E L CAMPELLO, por FRANCISCO FIGÜERAS PACHE­

CO. Madrid, 1934. 133. EXCAVACIONES EN L A NECROPOLIS ROMANO-CRISTIANA D E TARRAGO­

NA, por JUAN SERRA VILARÓ. Madrid, 1935. 134. EXCAVACIONES EN CADIZ, por PELAYO QUINTERO ATAURI. Madrid, 1935. 135. EXCAVACIONES EN LOS DOLMENES D E SALAMANCA, por CÉSAR MORXN. Ma­

drid, 1935. 136. EXCAVACIONES EN L A C U E V A REMIGIA (CASTELLON), por JUAN B. FOCAR,

HUGO OBERMAIER y HENRI BREUIL. Agotado. Madrid, 1935.

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I N F O R M E S Y M E M O R I A S D E L A C O M I S A R I A G E N E R A L D E E X C A V A C I O N E S A R Q U E O L O G I C A S

La anterior Junta Superior de Excavaciones y Antigüedades quedó reorganizada en 1940 en la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas, que continuó sus publicaciones con la serie siguiente (1942-1956).

1. MEMORIA SOBRE L A SITUACION ARQUEOLOGICA DE L A PROVINCIA DE CADIZ EN 1940, por CÉSAR PEMÁN, 1942. 2.» edición. Agotado.

2. E L TESORO PREHISTORICO D E CALDAS DE REYES (PONTEVEDRA), por FERMÍN BOUZA BREY, 1942. Agotado.

8. MEMORIA DE LOS TRABAJOS REALIZADOS POR L A COMISARIA PROVIN­CIAL DE EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS D E ALBACETE EN 1941, por JOAQUÍN SÁNCHEZ JIMÉNEZ, 1943. Agotado.

4. LAS EXCAVACIONES D E L PLAN NACIONAL EN LOS BAÑALES DE SADA-BA (ZARAGOZA), por JOSÉ GALIA SARANANA, 1944. Agotado.

5. EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS EN MONTE BERNORIO (PALENCIA). PRI­MERA CAMPAÑA, 1943, por JULIÁN SAN VALERO APARISI, 1944. Agotado.

6. L A CAVERNA PREHISTORICA DE «EL CUETU», LLEDIAS (ASTURIAS), Y SUS PINTURAS RUPESTRES, por JUAN URÍA RIU, 1944. Agotado.

7. E L CATRO D E Y E C L A , EN SANTO DOMINGO DE SILOS (BURGOS), por SA-TURIO GONZÁLEZ SALAS, 1945. Agotado.

8. EXCAVACIONES D E L PLAN NACIONAL EN MEDINA AZAHARA (CORDO­BA), CAMPAÑA DE 1943, por RAFAEL CASTELLÓN y MARTÍNEZ DE ARIZALA, 1945. Agotado.

9. E L TESORO PREIMPERIAL D E PLATA D E DRIVES (GUADALAJARA), por JU­LIÁN SAN VALERO APARISI, 1945. Agotado.

10. E L TESORILLO VISIGODO DE TRIENTES DE LAS EXCAVACIONES D E L PLAN NACIONAL D E 1944-1945, EN ZORITA DE LOS CANES (GUADALAJARA), por JUAN CABRÉ AGUILÓ, 1946. Agotado.

11. EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS EN GRAN CANARIA D E L PLAN NA­CIONAL DE 1942, 1943 y 1944, por SEBASTIÁN JIMÉNEZ SÁNCHEZ, 1946. Agotado.

12. MEMORIA ARQUEOLOGICA D E L A PROVINCIA DE M A L A G A HASTA 1946, por SIMEÓN JIMÉNEZ REINA, 1946. Agotado.

18. PRIMERA CAMPAÑA DE EXCAVACIONES E N E L CABEZO D E L TIO PIO (AR-CHENA), por JULIÁN SAN VALERO APARISI y DOMINGO FLETCHER VALLS, 1947. Agotado.

14. EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS E N TENERIFE (CANARIAS), por JUAN A L -VAREZ DELG\DO y Luis DIEGO CUSCOY, 1947. Agotado.

15. EXCAVACIONES Y TRABAJOS ARQUEOLOGICOS E N L A PROVINCIA DE A L ­BACETE, D E 1942 A 1946, por JOAQUÍN SÁNCHEZ JIMÉNEZ, 1947. Agotado.

16. EXCAVACIONES EN L A CIUDAD D E L BRONCE, II MEDITERRANEO DE L A BASTIDA, D E TOTANA (MURCIA), por JULIO MARTÍNEZ SANTAOLLA, BERNARDO SÁEZ MARTÍN, CARLOS F. PONSAC, JOSÉ A. SOPRANO SALTO y EDUARDO DEL VAL CATURLA, 1947. Precio, 500 ptas.

17. LAS PINTURAS RUPESTRES D E L A CUEVA D E L POLVORIN (PUEBLO DE BENIFAZA, PROVINCIA DE CASTELLON), por SALVADOR VILASECA, 1948. Ago­tado.

18. EXCAVACIONES EN SANTA MARIA D E EGARA (TARRASA), por JOSÉ DE C. SERRA-RAFOLS y EPIFANIO DB FORTUNY, BARÓN DE ESPONELLÁ, 1949. Agotado. 1945-1946, por MANUEL ESTEVE GUERRERO, 1950. Agotado.

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19. SEGUNDA CAMPAÑA D E L P L A N NACIONAL EN LOS BAÑALES (ZARAGO­ZA), por JOSÉ GALIAY SARANANA, 1949. Precio, 200 ptas.

20. EXCAVACIONES D E L PLAN NACIONAL EN E L CASTELLET D E BAÑOLAS, D E TIVISA (TARRAGONA), por SALVADOR VILASECA ANGUERA, JOSÉ DE C. SERRA-RAFOLS y Lms BRÜLL CEDO, 1949. Precio, 500 ptas.

21. EXCAVACIONES EN E L SANTUARIO IBERICO D E L CIGARRALEJO (MULA, MURCIA), por EMETERIO CUADRADO DÍAZ, 1950. Precio, 1.000 ptas.

22. EXCAVACIONES D E ASTA REGIA (MESAS D E ASTA, JEREZ), CAMPAÑA DE 1945-1946, por MANUEL ESTEVE GUERRERO, 1950. Precio, 300 ptas.

23. EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS E N E L CASTRO Y SU NECROPOLIS, DE MEIRAS (LA CORUÑA), por JOSÉ MARÍA LUENGO Y MARTÍNEZ, 1950. Precio, 600 pe-

24. ACTAS' D E L A I ASAMBLEA NACIONAL DE COMISARIOS DE EXCAVACIO­NES ARQUEOLOGICAS 1950, 1951. Precio, 800 ptas.

25. L A NECROPOLIS D E VILLARICOS, por MIRLAN ASTRUC, 1951. Agotado. 26. LOS SEPULCROS MEGALITICOS D E H U E L V A . EXCAVACIONES ARQUEOLO­

GICAS DEL PLAN NACIONAL, 1946, por CARLOS CERDAN MÁRQUEZ, GEORG LEIS-NER y VERA LEISNER, 1952. Precio, 1.500 ptas.

27. L A LABOR D E L A COMISARIA PROVINCIAL D E EXCAVACIONES ARQUEO­LOGICAS DE GERONA DURANTE LOS AÑOS 1942 A 1943, por Luis PERICOT Y GARCÍA, con la colaboración de J . M. COROMINAS PLANELLES, M. OLIVA PRAT, etc., 1952. Precio, 1.200 ptas.

28. NUEVAS EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS E N LAS CANARIAS OCCIDEN­TALES, YACIMIENTOS EN TENERIFE Y L A GOMERA (1947-1951), por Luis DIEGO CUSCOY, 1953. Precio, 1.200 ptas.

29. ACTAS D E L A II ASAMBLEA NACIONAL D E COMISARIOS DE EXCAVACIO­NES ARQUEOLOGICAS, 1951-1954. Agotado.

30. L A LABOR DE L A COMISARIA PROVINCIAL DE EXCAVACIONES ARQUEO­LOGICAS D E GERONA DURANTE LOS AÑOS 1952-1953, por MIGUEL OLIVA PRAT. Precio, 500 ptas.

81. MEMORIA D E LAS EXCAVACIONES DEL PLAN NACIONAL REALIZADAS EN CORDOBA (1948-1950), por SAMUEL DE LOS SANTOS GENER, 1955. Precio, 1.500 pe-

82. VIII REUNION DE L A COMISARIA PROVINCIAL DE EXCAVACIONES AR­QUEOLOGICAS DE BARCELONA, CELEBRADA EN BADALONA E L 28 DE OCTUBRE DE 1955, 1956. Precio, 1.000 ptas.

A C T A A R Q U E O L O G I C A H I S P A N I C A

La Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas también publicó la serie «Acta Ar­queológica Hispánica» (1943-1950), que se continúa en la actualidad.

I.—EL POBLADO Y NECROPOLIS PREHISTORICOS DE, MOLA (TARRAGONA), por SALVADOR VILASECA. Agotado.

II.—EL SAHARA ESPAÑOL ANTEISLAMICO (ALGUNOS RESULTADOS DE L A PRIMERA EXPEDICION PALETNOLOGICA A L SAHARA. JUL10-SEF11EM-BRE 1943), por JULIO MARTÍNEZ SANTA-OLALLA. Precio, 1.000 ptas.

III. —EXCAVACIONES EN ASTA REGIA (MESAS D E ASTA, JEREZ), por MANUEL ESTEVE GUERRERO. Campaña de 1942-1943. Agotado.

IV. — L A NECROPOLIS VISIGODA DE DURATON (SEGOVIA). EXCAVACIONES D E L PLAN NACIONAL D E 1942 y 1943, por ANTONIO MOLINERO PÉREZ. Precio, 1.500 pesetas.

V . — E L CASTRO Y LAS NECROPOLIS D E L HIERRO CELTICO D E CHAMART1N DE L A SIERRA (AVILA), por JUAN CABRÉ AGUILÓ, ENCARNACIÓN CABRÉ DE MORXN y ANTONIO MOLINERO PÉREZ. Agotado.

VI.—EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS D E «EL BARRANQUETE» (ALMERIA), por M.» JOSEFA ALMAGRO GORBEA. Precio, 2.000 ptas.

VIL—EXCAVACIONES EN L A V I L L A ROMANA DE L A OLMEDA, por PEDRO DE PALOL y JAVIER CORTÉS. Precio, 2.000 ptas.

VIII.—CASTULO I, por J . M. BLXZQUEZ. Precio, 2.000 ptas.

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E X C A V A C I O N E S A R Q U E O L O G I C A S E N ESPAÑA

A partir de 1962 el Servicio Nacional de Excavaciones Arqueológicas sustituyó a la anterior Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas, publicando la nueva serie con el título «Excavaciones Arqueológicas en España». Esta serie se publica actualmente por la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas, creada por Orden del Ministeio de Educación y Ciencias de fecha 28 de diciembre de 1968, y con sede en el Palacio del Museo Arqueológico Nacional, Serrano, 13. Madrid (1).

1. LANCIA, por FRANCISCO JORDÁ CERDA. Precio, 100 ptas. 2. HERRERA DE PISUERGA, por A. GARCÍA Y BELLIDO, A. FERNANDEZ DE AVILES, ALBER­

TO BALIL y MARCELO VIGIL. Precio, 250 ptas. 8. MEGALITOS DE EXTREMADURA, por MARTÍN ALMAGRO BASCH. Precio, 100 ptas. 4. MEGALITOS DE EXTREMADURA (II), por MARTÍN ALMAGRO BASCH. Precio, 100

pesetas. 5. TOSSAL D E L MORO, por JUAN MALUQUER DE MOTES. Precio, 100 ptas. 7. SANTIMAMIÑE, por JOSÉ MIGUEL DE BARANDIARÁN. Precio, 50 ptas. 8. L A ALCUDIA, por ALEJANDRO RAMOS FOLQUES. Precio, 75 ptas. 9. AMPURIAS, por MARTÍN ALMAGRO BASCH. Agotado.

10. TORRALBA, por F. C. HOWEL, W. BUTZER y E. AGUIRRB. Agotado. 11. LAS NECROPOLIS D E MERIDA, por ANTONIO GARCÍA Y BELLIDO. Precio, 75 ptas. 12. CERRO D E L R E A L (GALERA), por MANUEL PELLICER y WILHELM SCHULE. Pre­

cio, 100 ptas. 13. LAS FORTIFICACIONES D E L MONTGO, CERCA DE DENIA (ALICANTE), por

HERMANFRID SCHUBART, DOMINGO FLETCHER VALLS y JOSÉ OLIVER Y DE CÁRDENAS. Precio, 100 ptas.

14. NECROPOLIS Y CUEVAS ARTIFICIALES D E DON SUNYER (PALMA DE MA­LLORCA), por GUILLERMO ROSELLÓ BORDOY. Agotado.

15. EXCAVACIONES E N «ES VINCLE VELL» (PALMA DE MALLORCA), por GUI­LLERMO ROSELLÓ BORDOY. Agotado.

16. ESTRATIGRAFIA PREHISTORICA DE L A CUEVA D E NERJA, por MANUEL PE­LLICER CATALÁN. Agotado.

17. EXCAVACIONES EN L A NECROPOLIS PUNICA «LAURITA», D E L CERRO DE SAN CRISTOBAL (ALMUÑECAR, GRANADA), por MANUEL PELLICER CATALÁN. Precio, 800 ptas.

18. INFORME PRELIMINAR SOBRE LOS TRABAJOS REALIZADOS E N CENTCE-LLES, por HELMUT SCIILUNK y THEODOR HAUSCHILD. Precio, 850 ptas.

19. L A V I L L A Y E L MAUSOLEO ROMANOS DE SADABA, por ANTONIO GARCÍA Y BELLIDO. Precio, 100 ptas.

20. EXCAVACIONES EN SEPULCROS MEGALITICOS D E VALDOSERA (QUEROL, TARRAGONA), por JUAN MALUQUER DE MOTES, P. GIRO y J . M. MASACHS. Precio, 100 ptas.

21. CUEVA DE LAS CHIMENEAS, por JOAQUÍN GONZÁLEZ ECHEGARAY. Precio, 250 pe-

22. E L CASTELLAR (VILLAJIMENA, PALENCIA), por M. A. GARCÍA GUINEA, P. JOAQUÍN GONZÁLEZ ECHEGARAY y BENITO MADARIAGA DE LA CAMPA. Precio, 250 ptas.

28. UNA C U E V A SEPULCRAL D E L BARRANCO D E L AGUA DE DIOS, EN TE-GUESTE (TENERIFE), por Luís DIEGO COSCOY. Precio, 100 ptas.

24. L A NECROPOLIS DE «SON REAL» Y L A «ILLA DELS PARROS», por MIGUEL TARRADELL. Precio, 100 ptas.

25. POBLADO IBERICO DE E L MACALON (ALBACETE), por M. A. GARCÍA GUINEA y J . A. SAN MIGUEL RUIZ. Precio, 175 ptas.

26. CUEVA D E L A CHORA (SANTANDER), por P. J . GONZÁLEZ ECHEGARAY, DOCTOR M. A. GARCÍA GUINEA, A. BEGINES RAMÍREZ (Estudio Arqueológico), y B . MADA­RIAGA DE LA CAMPA (Estudio Paleontológico). Precio, 200 ptas.

27. EXCAVACIONES EN L A PALAIAPOLIS D E AMPURIAS, por MARTÍN ALMAGRO. Agotado.

28. POBLADO PRERROMANO D E SAN MIGUEL VALRROMANES (MONTORNES, BARCELONA), por E . RIPOLL PERELLÓ, J . BARBERA FARRAS y L . MONREAL AGUSTÍ. Precio, 100 ptas.

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29. FUENTES TAMARICAS, V E L I L L A D E L RIO CARRION (PALENCIA), por ANTO­NIO GARCÍA BELLIDO y AUGUSTO FERNÁNDEZ DE AVU.ES. Precio, 150 ptas.

30. E L POBLADO IBERICO DE ILDURO, por MARIANO RIBAS BELTRÁN. Precio, 100 ptas 31. LAS GANDARAS DE RUDIÑO (PORRINO, PONTEVEDRA), por EMILIANO AGUIRRE.

Agotado. 82. EXCAVACIONES EN L A NECROPOLIS DE SAN JUAN D E BAÑOS (PALENCIA),

por PEDRO DE PALOL. Precio, 225 ptas. 88. EXCAVACIONES EN L A V I L L A ROMANA D E L «CERCADO DE SAN ISIDRO»

(DUEÑAS, PALENCIA), por el Rvdo. D. RAMÓN REVILLA VIELVA, ILMO. SR. D. PE­DRO DE PALOL SALELLAS y D. ANTONIO CUADROS SALAS. Precio, 100 ptas.

34. CAPARRA (CACERES), por J. M. BLÁZQUEZ. Precio, 250 ptas. 35. EXCAVACIONES EN E L CONJUNTO TALAYOTICO D E «SON OMS» (PALMA DE

MALLORCA, ISLA DE MALLORCA), por GUILLERMO ROSSELLÓ BORDOY. Precio, 200 ptas.

86. E L TESORO DE VILLENA, por JOSÉ MARÍA SOLER GARCÍA. Precio, 500 ptas. 37. TRES CUEVAS SEPULCRALES GUANCHES (TENERIFE), por Luis DIEGO CUS-

COY. Agotado. 38. L A CANTERA DE LOS ESQUELETOS (TORTUERO, GUADALAJARA), por EME-

TERIO CUADRADO, MIGUEL FUSTE y RAMÓN FUSTE, S. J . Precio, 100 ptas.

39. E L COMPLEJO ARQUEOLOGICO DE TAURO ALTO (EN MOGAN, ISLA DE GRAN CANARIA), por SEBASTIÁN JIMÉNEZ SÁNCHEZ. Precio, 100 ptas.

40. POBLADO DE PUIG CASTELLAR (SAN VICENTE DELS HORTE, BARCELONA), por E. RIPOLL PERELLÓ, J . BARBERA FARRAS y M. LLONGUERAS. Precio, 100 ptas.

41. L A NECROPOLIS CELTIBERICA DE LAS MADRIGUERAS (CARRASCOSA D E L CAMPO, CUENCA), por MARTÍN ALMAGRO GORBEA. Precio, 250 ptas.

12. L A ERETA DEL PEDREGAL (NAVARRES, VALENCIA), por DOMINGO FLETCHER VALLS, ENRIQUE PLA BALLESTER V ENRIQUE LLOBREGAT CONESA. Precio, 100 ptas.

43. EXCAVACIONES EN SEGOBRIGA, por HELENA LOSADA GÓMEZ y ROSA DONOSO GUERRERO. Precio, 250 ptas.

44. MONTE BERNORIO (AGUILAR DE CAMPOO, PALENCIA), por JULIÁN SAN VA­LERO APARISI. Precio, 150 ptas.

45. MERIDA: L A GRAN NECROPOLIS ROMANA D E L A SALIDA D E L PUENTE (Memoria segunda y última), por ANTONIO GARCÍA Y BELLIDO. Precio, 75 ptas.

46. E L CERRO DE L A VIRGEN, por WILHELM SCHÜLE y MANUEL PELLICER. Precio, 250 ptas.

47. L A V I L L A ROMANA D E L A TORRE L L A U D E R DE MATARO, por MARIANO RIBAS BELTRÁN. Precio, 200 ptas.

48. S'ILLOT, por GUILLERMO ROSSELLÓ BORDOY y OTTO HERMANN KREY. Precio, 200 ptas. 49. LAS CASAS ROMANAS D E L ANFITEATRO D E MERIDA, por EUGENIO GARCÍA

SANDOVAL. Precio, 400 ptas. 50. MEMORIA DE L A EXCAVACION DE L A MEZQUITA DE MEDINAT AL-ZAHRA,

por BASDLIO PAVÓN MALDONADO. Precio, 600 ptas.

51. EXCAVACIONES E N E L CIRCULO FUNERARIO D E «SON BAULO DE DALT» (SANTA MARGARITA, ISLA DE MALLORCA), por GUILLERMO ROSSELLÓ BOR­DOY. Precio, 100 ptas.

52. EXCAVACIONES E N E L CERRO D E L R E A L (GALERA, GRANADA), por MA­NUEL PELLICER y WILHELM SCHÜLE. Precio, 100 ptas.

53. CUEVA D E L OTERO, por P. J . GONZÁLEZ ECHEGARAY, DR. M. A. GARCÍA GUINEA y A. BEGINES RAMÍREZ. Precio, 250 ptas.

54. CAPARRA II (CACERES), por J . M. BLÁZQUEZ. Precio, 250 ptas. 55. CERRO DE LOS SANTOS (MONTEALEGRE D E L CASTILLO, ALBACETE), por

A. FERNÁNDEZ DE AVILES. Precio, 350 ptas. 56. EXCAVACIONES ARQUEOLOGICAS E N IBIZA, por MARÍA JOSÉ ALMAGRO GORBEA.

Precio, 200 ptas. % 57. EXCAVACIONES E N NIEBLA (HUELVA), por JUAN PEDRO GARRIDO ROIZ y E L E ­

NA M.» ORTA GARCÍA. Precio, 200 ptas. 58. CARTEIA, por DANIEL S. WOODS, FRANCISCO COLLANTES DB TERIÁN y CONCEPCIÓN

FERNÁNDEZ-CHICARRO. Precio, 400 ptas. 59. L A NECROPOLIS D E «ROQUES DE SAN FORMATGE» (EN SEROS, LERIDA),

por RODRIGO PITA MERCÉ y Luis DÍEZ-CORONEL Y MONTULL. Precio, 250 ptas. 60. EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS CELTIBERICA D E RIBAS D E SAEL1CES,

por EMETERIO CUADRADO. Preeio, 250 ptas. 61. EXCAVACIONES E N MONTE CILDA (OLLEROS D E PISUERGA, PALENCIA),

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por M . A. GARCÍA GUINEA, J . GONZÁLEZ ECHEGARAY y J . A. SAN MIGUEL KUIZ Precio, 400 ptas.

62. OTRA CUEVA ARTIFICIAL EN L A NECROPOLIS «MARROQUIES ALTOS», DE JAEN (CUEVA IV), por M.» ROSARIO LUCAS PELLICER. Precio, 150 ptas.

63. EXCAVACIONES EN H U E L V A , E L CABEZO DE L A ESPERANZA, por JUAN PE­DRO GARRIDO ROIZ. Precio, 150 ptas.

64. A V A N C E A L ESTUDIO DE LAS CUEVAS PALEOLITICAS D E L A HOZ Y LOS CASARES (GUADALAJARA), por ANTONIO BELTRÁN MARTÍNEZ e IGNACIO BA-RANDIARÁN MAESTU. Precio, 200 ptas.

65. EXCAVACIONES EN L A «TORRE DE PILATOS» (TARRAGONA), por ALBERTO BALIL. Precio, 800 ptas.

66. TOSCANOS, por HERMANFRID SCHUBERT, HANS GEORG NIEMEYER y MANUEL PELLICER CATALÁN. Precio, 700 ptas.

67. CAPARRA III, por J . M. BLÁZQUEZ. Precio, 300 ptas. 68. E L TESORO Y LAS PRIMERAS EXCAVACIONES E N E L «CARAMBOLO», por

J. DE M. CARRIAZO. Precio, 350 ptas. 69. E L TESORO Y LAS PRIMERAS EXCAVACIONES D E EBORA, por J . DE M. CA­

RRIAZO. Precio, 250 ptas. 70. ALCONETAR, EN L A VIA ROMANA DE L A PLATA. GARROVILLAS (CACE-

RES), por L . CABALLERO ZOREDA. Precio, 500 ptas. 71. EXCAVACIONES E N L A NECROPOLIS D E «LA JOYA», H U E L V A , por J . P. GA­

RRIDO ROIZ. Precio, 400 ptas. 72. APORTACIONES D E LAS EXCAVACIONES Y HALLAZGOS CASUALES (1941-

1959) A L MUSEO ARQUEOLOGICO DE SEGOVIA, por ANTONIO MOLINERO PÉREZ. Precio, 1.000 ptas.

73. E L POBLADO D E A L M A L L U T X (ESCORCA, BALEARES), por MANUEL FERNÁNDEZ MIRANDA, BARTOLOMÉ ENSEÑAT y CATALINA ENSEÑAT. Precio, 450 ptas.

74. EXCAVACIONES ALTOMEDIEVALES EN LAS PROVINCIAS DE SORIA, LO­GROÑO Y BURGOS, por ALBERTO DEL CASTILLO. Precio, 500 ptas.

75. POLLENTIA: I. EXCAVACIONES EN SA PORTELLA, ALCUDIA (MALLORCA), por ANTONIO ARRIBAS, MIGUEL TARRADELL y DANIEL E . WOODS. Precio, 500 ptas.

76. L A C U E V A DE LOS CASARES (EN RIBA D E SAELICES, GUADALAJARA), por IGNACIO BARANDIARÁN. Precio, 500 ptas.

77. SEGUNDA CAMPAÑA DE EXCAVACIONES EN «LA CUEVA DE LOS MUR­CIELAGOS» (ZUHEROS, CORDOBA), por ANA MARÍA VICENT ZARAGOZA y ANA MARÍA MUÑOZ AMILIBIA. Precio, 500 ptas.

78. EXCAVACIONES EN ITALICA. ESTRATIGRAFIA EN E L PAJAR D E ARTILLO (Campaña 1970), por J . M. LUZÓN NOGUÉ. Precio, 500 ptas.

79. EXCAVACIONES DE L A CASA D E VELAZQUEZ E N BELO (BOLONIA, CADIZ), CAMPAÑAS 1966 A 1971, por C. DOMERGUE, G. NICOLINI, D. NONY, A, BOURGEOIS, F. MAYET y J . C. RICHARD. Precio, 500 ptas.

80. L A NECROPOLIS TARDORROMANA DE FUENTESPREADAS (ZAMORA). UN ASENTAMIENTO EN E L V A L L E D E L DUERO, por L . CABALLERO ZOREDA, con un apéndice redactado por TITO VÁRELA. Precio, 500 ptas.

81. EXCAVACIONES EN E L POBLADO DE L A EDAD D E L BRONCE «CERRO DE L A ENCINA», MONACHIL (GRANADA), por A. ARRIBAS PALAU. Precio, 500 ptas.

82. EXCAVACIONES EN MONTE CILDA (OLLEROS DE PISUERGA, PALENCIA), por M. A. GARCÍA GUINEA, J . M. IGLESIAS GIL y P. CALOCA. Precio, 500 ptas.

83. LOS CAMPOS D E TUMULOS DE PAJARONCILLOS, por M. ALMAGRO GORBEA. Precio, 500 ptas.

84. L A NECROPOLIS HISPANO-VISIGODA D E SEGOBRIGA, SAELICES (CUEN­CA), por M. ALMAGRO BASCH. 500 ptas.

85. ABDERA. EXCAVACIONES E N E L CERRO DE MONTECRISTO (ADRA, ALME­RIA), por M. FERNÁNDEZ-MIRANDA FERNÁNDEZ y L . CABALLERO ZOREDA. Precio, 500 ptas.

86. EXCAVACIONES EN E L POBLADO DE L A CUESTA DEL NEGRO (PURULLE-NA, GRANADA), por F. MOLINA GONZÁLEZ y E . PAREJA LÓPEZ. Precio, 500 ptas.

87. LA NECROPOLIS VISIGODA DEL LUGAR LA VARELLA-CASTELLAR (CODO, ZA­RAGOZA), por JOSÉ LUIS ARCENTE OLTVER.

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N O T I C I A R I O A R Q U E O L O G I C O H I S P A N I C O

Paralelo a la serie reseñada de «Memorias», desde 1953 se publicó el «Noticiario Ar­queológico Hispánico», por el Servicio Nacional de Excavaciones Arqueológicas. Desde 1968, al organizarse de nuevo la Comisaría General de Excavaciones Arqueológicas, se sigue publicando el «Noticiario» en uno o más volúmenes cada año. A partir de 1972 ha que­dado subdividido en dos series: Prehistoria y Arqueología, cada una de las cuales recoge las memorias correspondientes a las épocas que indican sus títulos.

TOMO I, 1953. Agotado. TOMO II, 1955. Agotado. TOMO II-IV, 1954-1955. Precio, 2.000 ptas. TOMO V, 1956-196T. Precio, 600 ptas. TOMO VI, 1962. Precio, 2.000 ptas. TOMO VII, 1963. Precio, 1.000 ptas. TOMO VIII-IX, 1964-1965. Precio, 1.500 ptas. TOMO X-XI-XII, 1966-1968. Precio, 1.000 ptas. TOMO XIII-XIV, 1969-1970. Precio, 1.500 ptas. TOMO XV, 1971. Precio, 1.300 ptas. TOMO XVI, 1971. Precio, 2.000 ptas.

NUEVAS SERIES

«PREHISTORIA»

Prehistoria 1, 1972. Precio, 1.000 ptas. Prehistoria 2, 1973. Precio, 1.000 ptas. Prehistoria 3, 1974. (En prensa.) Prehistoria 4, 1975. (En prensa.) Prehistoria 5, 1975. (En prensa )

«ARQUEOLOGIA»

Arqueología 1, 1972. Precio, 1.000 ptas. Arqueología 2, 1973. Precio, 1.000 ptas. Arqueología 3, 1974. (En prensa.) Arqueología 4, 1975. (En prensa.) Arqueología 5, 1975. (En prensa.)

M E M O R I A S D E L A MISION A R Q U E O L O G I C A ESPAÑOLA E N E G I P T O

En 1963 se comenzó la publicación de la serie de las «Memorias de la Misión Arqueo­lógica Española en Egipto», por el Comité Español de la UNESCO para Egipto y Sudán, con sede en el Palacio del Museo Arqueológico Nacional, Serrano, 13. Madrid (1).

I.—ANTIGÜEDADES CRISTIANAS D E L A ISLA DE KASAR-CO (SEGUNDA CA­TARATA D E L NILO, SUDAN), por FRANCISCO J. PRESEDO, 1963. Precio, 300 ptas.

II.—LA NECROPOLIS MEROITICA DE NAG-SHAYEG (ARGIN, SUDAN), por MA­NUEL PELLICER CATALÁN, 1963. Precio, 800 ptas.

III.—EXCAVACIONES EN L A REGION DE MASMAS (EGIPTO), por MARTÍN ALMA­GRO, EDUARDO RD?OLL y Luis MONREAL, 1963. Precio, 800 ptas.

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IV.—LA FORTALEZA NUBIA DE CHEIKH DAUD, TUMAS (EGIPTO), por FRAN. CISCO J . PRESEDO VELO, 1964.. Precio, 350 pías.

V.—LAS NECROPOLIS MEROITICAS, D E L GRUPO «X», Y CRISTIANAS DE NAG. EL-ARAB, ARGIN, SUDAN), por MANUEL PELLICER y MIGUEL LLONGUERAS, 1965. Precio, 500 ptas.

VI.—LA NECROPOLIS MEROITICA DE N E L L U A H (ARGIN SUR, SUDAN), por MIGUEL ANGEL GARCÍA GUINEA y JAVIER TEIXIDOR, 1965. Precio, 350 ptas.

VII.—EL POBLADO CRISTIANO DE L A ISLA D E ABKANARTI EN L A SEGUNDA CATARATA D E L NILO (SUDAN), por FRANCISCO J . PRESEDO VELO, 1965. Precio, 400 ptas.

VIII.—LA NECROPOLIS MEROITICA DE NAG GAMUS, MASMAS (EGIPTO), por MARTÍN ALMAGRO, 1965. Precio, 600 ptas.

IX.—LAS INSCRIPCIONES RUPESTRES FARAONICAS ENTRE KOROSKO Y KARS IBRIM (ORILLA ORIENTAL D E L NILO), por JESÚS LÓPEZ, 1966. Precio, 875 ptas.

X.—ESTUDIOS D E ARTE RUPESTRE NUBIO : I. YACIMIENTOS SITUADOS EN L A ORILLA ORIENTAL DEL NILO, ENTRE NAG KOLORODNA Y KARS IBRIM (NUBIA EGIPCIA), por MARTÍN ALMAGRO BASCH y MARTÍN ALMAGRO GORBEA, 1968. Precio, 800 ptas.

XI.—LA NECROPOLIS D E L GRUPO «X» D E ARGIN SUR, por PRESEDO VELO, BLANCO y PELLICER. Precio, 800 ptas.

B I B L I O T E C A P R A E H I S T O R I C A H I S P A N A

El Instituto Español de Prehistoria del C. S. I. C , con sede en el Palacio del Museo Arqueológico Nacional, Serrano, 13, Madrid (1), edita desde 1958 la «Bibliotheca Prehistó­rica Hispanax.

I.—LA NECROPOLIS HALLSTATTICA D E AGUILLANA, por PEDRO DE PALOL, 1958. Agotado.

II.—LA REGION VACCEA, CELTIBERISMO Y ROMANIZACION D E L A CUEN­CA MEDIA D E L DUERO, por FEDERICO WATTEMBERG, 1959. Precio, 1.000 ptas.

III. —EXCAVACIONES EN E L POBLADO Y NECROPOLIS DE LOS MILLARES, SANTA F E D E MONDUJAR (ALMERIA), por M. ALMAGRO y A. ARRIBAS, 1963. Precio, 2.500 ptas.

IV. —LAS CERAMICAS INDIGENAS DE NUMANCIA, por F. DE WATTEMBERG, 1963. Precio, 1.100 ptas.

V.—EXCAVACIONES EN L A TERRAZA D E E L KHIAM (JORDANIA). Tomo 1: ESTUDIO D E L YACIMIENTO Y LOS NIVELES PALEOLITICOS, por J . GONZÁ­LEZ ECHEGARAY, 1964. Precio, 800 ptas.—Tomo II: LOS NIVELES M E S O N E O L 1 -TICOS. ESTUDIO DE L A FAUNA, FLORA Y ANALISIS D E LAS TIERRAS D E L YACIMIENTO, 1966. Precio, 1.000 ptas.

VI.—EL COMPLEJO SEPULCRAL EN GRUTAS ARTIFICIALES D E L BRONCE 1 HISPANICO, por B. BERDICHEWSKY, 1964. Precio, 1.000 ptas.

VIL—ELEMENTOS DE UN ATLAS ANTROPONIMICO D E L A HISPANIA ANTI­GUA, por J . UNTERMAN, 1965. Precio, 1.000 ptas.

VIII.—LAS ESTELAS DECORADAS D E L SUROESTE PENINSULAR, por M. ALMA­GRO, 1966. Precio, 1.500 ptas.

IX.—LAS CUEVAS SEPULCRALES D E L BRONCE ANTIGUO D E MALLORCA, por CRISTÓBAL VENY, 1968. Precio, 2.000 ptas.

X.—LA NECROPOLIS D E LAS MADRIGUERAS. CARRASCOSA D E L CAMPO (CUENCA), por M. ALMAGRO GORBEA, 1969. Precio, 1.200 ptas.

XI. —LES NECROPOLES HALLSTATTIENNES DE L A REGION D'ARCACHON, por A. COFFYN y J . P. MOHEN, 1970. Precio, 1.100 ptas.

XII. —LOS IDOLOS D E L BRONCE I HISPANICO, por M. J . ALMAGRO GORBEA, 1974. Precio, 2.000 ptas.

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I N V E N T A R I A A R C H A E L O G I C A

El Instituto Español de Prehistoria, del C. S. I. C , en colaboración con la Unión In­ternacional de Ciencias Prehistóricas y Protohistóricas, publica desde 1958 el Corpus «In­ventaría Archaelogica».

E . 1.—EL DEPOSITO D E L A RIA D E H U E L V A , por M . ALMAGRO. Fascículos 1 a 4, 1958. Agotado.

E. 2 a E. 6.—M. ALMAGRO. Fascículo 5, 1960. Precio, 200 ptas. E. 7 a E> 11.—M. ALMAGRO. Fascículo 6, 1960. Precio, 200 ptas. E. 12 a E. 19.—M. ALMAGRO. Fascículo 7. Precio, 200 ptas.

T R A B A J O S D E P R E H I S T O R I A

El Instituto Español de Prehistoria del C. S. I. C , en colaboración con el Departa­mento de Prehistoria de la Universidad de Madrid, publica desde 1960 a 1968 la serie «Trabajos de Prehistoria. Monografías»; sustituido en 1969 por la revista «Trabajos de Prehistoria. Nueva serie».

I.—LAS PINTURAS RUPESTRES CUATERNARIAS E N L A CUEVA D E MAL-TRAVIESO EN CACERES, por M. ALMAGRO, 1960. Agotado.

II.—LAS MAS ANTIGUAS FIBULAS CON PIE ALTO Y BALLESTA, por GUI­LLERMO SCHÜLE, 1961. Precio, 80 ptas.

III. — L A ESTACION T A L L E R D E SILEX D E L ' A R E N Y , por SALVADOR VILASECA, 1961. Precio, 150 ptas.

IV. —UNA TUMBA HISPANOVISIGODA EXCEPCIONAL H A L L A D A E N E L TU-RUÑUELO, MEDELLIN (BADAJOZ), por MARÍA JESÚS PÉREZ MARTÍN, 1961. Pre­cio, 150 ptas.

V . — E L AJUAR D E L «DOLMEN DE L A PASTORA» D E VALENTINA D E A L ­COR (SEVILLA); SUS PARALELOS Y SU CRONOLOGIA, por MARTÍN ALMA­GRO, 1962. Precio, 80 ptas.

VI.—EL JABALIENSE, por MARCELO BÓRMIDA, 1962. Precio, 120 ptas. VII.—PRECEDENTES Y PROTOTIPOS DE L A FIBULA ANULAR HISPANICA,

por EMBTERIO CUADRADO, 1963. Precio, 250 ptas. VIII.—LA NECROPOLIS DE CAN CANYIS, por SALVADOR VILASECA, 1968. Precio,

150 ptas. IX.—EL PRECERAMICO EN E L DESIERTO D E ATACAMA (CHILE), por MARIO

ORELLANA RODRÍGUEZ, 1963. Precio, 115 ptas. X.—EXCAVACIONES EN E L «DOLMEN D E L A PIZARRILLA», por MARTÍN A L ­

MAGRO, 1963. Precio, 90 ptas. XI.—LA TUMBA ORIENTALIZANTE D E L A JOYA (HUELVA), por ELENA MARÍA

ORTA y JUAN PEDRO GARRIDO, 1963. Precio, 110 ptas. XII.—ARQUEOLOGIA CHILOENSE, YACIMIENTOS Y MATERIAL L1T1CO, por

ISIDORO VÁZQUEZ ACUNA, 1963. Precio, 150 ptas. XIII. —LOS THYMATERIA LLAMADOS CANDELABROS DE L E B R U A , por M. A L ­

MAGRO, 1964. Agotado. XIV. —ARQUEOLOGIA DE L A COSTA NORDPATAGONICA,- por M . BÓRMIDA, 1964.

Precio, 260 ptas. X V . — L A CUEVA DE L A CARIGÜELA D E L PINAR (GRANADA). LOS ESTRA­

TOS NEOLITICOS DE L A E D A D D E L BRONCE, por M. PELLICER, 1964. Pre­cio, 215 ptas.

XVI. —LOS «DOLMENES D E L A DEHESA DE L A ROCA D E L A MUELA», por M. ALMAGRO, 1965. Precio, 125 ptas,

XVII.—SECUENCIA CULTURAL EN E L NEOLITICO D E FERNANDO P O O , por A. MARTÍN DEL MOLINO, 1965. Precio, 200 ptas.

XVIII.—LAS TRES TUMBAS MEGALITICAS D E ALMIZARAQUE, por MARÍA JO­SEFA ALMAGRO GORBEA, 1965. Precio, 200 ptas.

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XIX.—INVESTIGACIONES PREHISTORICAS EN E L CURSO INFERIOR D E L RIO SAUCE GRANDE, por ANTONIO G. AUSTRAL, 1965. Precio, 275 ptas.

X X . — L A NECROPOLIS DE L A EDAD D E L HIERRO DE BUENACHE D E ALAR-CON (CUENCA), por HELENA LOSADA, 1966. Precio, 250 ptas.

XXI.—LOS RECIPIENTES RITUALES METALICOS CON «ASAS DE MANOS» DE L A PENINSULA IBERICA, por EMETERIO CUADRADO, 1966. Precio, 225 ptas.

XXII.—EL IDOLO D E CHILLARON Y L A TOPOLOGIA DE IDOLOS D E L BRONCE I HISPANO, por MARTÍN ALMAGRO, 1966. Precio, 150 ptas.

XXIII. — L A CUEVA SEPULCRAL ENEOLITICA D E L'ARBONES (TERMINO DE PRADELL), por SALVADOR VILASECA y FRANCISCO CALAFONS, 1967. Precio, 175 pe­setas.

XXIV. —REPRESENTACIONES DE IDOLOS E N L A PINTURA RUPESTRE ESQUE­MATICA ESPAÑOLA, por PILAR ACOSTA MARTÍNEZ, 1967. Precio, 150 ptas.

XXV.—LOS IDOLOS «BETILOS» D E L BRONCE I HISPANO; SUS TIPOS Y CRO­NOLOGIA, por MARÍA JOSEFA ALMAGRO GORBEA, 1968. Precio, 250 ptas.

NUEVA SERIE

XXVI.—1969, 406 págs. Precio,, 1.000 ptas. XXVII.—1970, 363 págs. Precio, 1.000 ptas.

XXVIII.—1971, 437 págs. Precio, 1.000 ptas. XXIX.—1972, 854 págs. Precio, 1.000 ptas. XXX.—1973, 407 págs. Precio, 1.000 ptas.

XXXI.—1974, págs. Precio, 1.000 ptas.

OTRAS PUBLICACIONES D E L CONSEJO SUPERIOR DE INVESTIGACIONES CIENTIFICAS

LAS PINTURAS Y GRABADOS RUPESTRES DE L A CUEVA DE CHUFIN. RICLO-NES (SANTANDER), por M. ALMAGRO BASCH. Madrid, 1973. Precio, 200 ptas.

SYMPOSIUM INTERNACIONAL DE ARTE RUPESTRE. 1970. Santander-Asturias. Precio, 3.000 ptas.

M U S E O A R Q U E O L O G I C O N A C I O N A L

Se poseen fondos en el Museo Arqueológico Nacional de las siguientes publicaciones:

NOTICIA HISTORICO-DESCRIPTIVA D E L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL, por el excelentísimo señor don ANTONIO GARCÍA GUTIÉRREZ, 1876. Agotado.

MEMORIA ACERCA DE ALGUNAS INSCRIPCIONES ARABIGAS D E ESPAÑA Y PORTUGAL, por RODRIGO AMADOR DE LOS RÍOS Y VDLLALTA. Precio, 800 ptas.

CATALOGO D E L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL, 1883. Precio, 400 ptas. CODICE MAYA, DENOMINADO CORTESIANO. Ejemplar que se conserva en el Mu­

seo Arqueológico Nacional (Madrid). Reproducción fotocromolitográflca hecha y publica­da bajo la dirección de JUAN DE DIOS DE LA RADA Y DELGADO y JERÓNIMO LÓPEZ DE AYALA Y DEL HIERRO, 1892. Agotado.

CATALOGO D E MONEDAS ARABIGAS ESPAÑOLAS QUE SE CONSERVAN EN E L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL, por RADA TT DELGADO. Madrid, 1892. Piecio, 500 ptas.

MONEDAS DE LAS DINASTIAS ARABIGO-ESPAÑOLAS, por ANTONIO VIVES Y ESCU­DERO, 1898. Agotado.

GUIA HISTORICA Y DESCRIPTIVA D E L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL, 1917. Agotado.

TESORO D E ALISEDA, por JOSÉ RAMÓN MÉLTOA. Agotado. ANTIGÜEDADES PREHISTORICAS. Catálogo Sumario del Museo Arqueológico Nacio­

nal. Precio, 150 ptas. U N A VISITA A L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL. Segunda edición, por FRAN­

CISCO ALVAREZ-OSSORIO, 1925. Agotado.

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Page 69: LA NECROPOLIS VISIGODA DEL LUGAR LA VARELLA-CASTELLAR ...

CATALOGO SUMARIO D E L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL. Guía del Salón de Numismática, por I. CALVO y MARÍA DEL CASTO RIVERO; 1926. Agotado.

¿AMULETOS?, CONOCIDOS COMO «OSCULATORIOS» ROMANO-CRISTIANOS, D E BRONCE, HALLADOS EN ESPAÑA, por FRANCISCO ALVAREZ-OSSORIO, 1929. Agotado.

ENSEÑA ROMANA DE BRONCE, procedente de Pollentia (isla de Mallorca), que se conserva en el Museo Arqueológico Nacional, por FRANCISCO ALVAREZ-OSSORIO, 1929. Ago­tado.

MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL. IV CONGRESO INTERNACIONAL DE AR­QUEOLOGIA, por FRANCISCO ALVAREZ-OSSORIO. Barcelona, 1929. Precio, 80 ptas.

CODICE-TROANO. Edición facsímil, 1930. Agotado. M. A. N. CATALOGO DE LOS EX-VOTOS DE BRONCE IBERICOS, por FRANCISCO

ALVAREZ-OSSORIO, 1945. Agotado. E L TESORO DE LEBRIJA. Nota acerca de las piezas de oro denominadas Candelabros de

Lebrija, por FRANCISCO ALVAREZ-OSSORIO, 1931. Agotado. L A U D E O CUBIERTA D E MARMOL D E L SEPULCRO D E ALFONSO, HIJO D E L

CONDE PEDRO ANSUREZ, PROCEDENTE D E SAHAGUN, entregada a España por el Fogg Art Museum de la Universidad de Harvard, Cambridge, Massachusetts (Es­tados Unidos), 1932. Precio, 60 ptas.

PATIO ARABE D E L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL. Catálogo descriptivo, por RAMÓN REVILLA, VIELVA, 1932. Precio, 600 ptas.

CORPUS VASORUM ANTIQUORUM. España. Fase. I, por José RAMÓN MÉLIDA, 1939. Agotado.

HOMENAJE QUE TRIBUTA E L PATRONATO Y FUNCIONARIOS FACULTATIVOS D E L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL A DON JOSE RAMON MELIDA Y ALINARI. (Notas biográficas y bibliográficas.) Agotado.

CATALOGO D E LOS PONDERALES MONETARIOS D E L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL, con diversas notas numismáticas, por F. MATEÜ Y LLOPIS, 1934. Agotado.

CORPUS VASORUM ANTIQUORUM. Fase. II, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA. Precio, 1.200 pe-

LAS MONEDAS VISIGODAS D E L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL, por F. MA­TEÜ Y LLOPIS, 1936. Agotado.

MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL. Guía de las instalaciones de 1940. Agotado. GUIA D E L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL. Publicación del Ministerio de Edu­

cación Nacional. Dirección General de Bellas Artes. Segunda edición, 1965. Agotado. NUEVAS INSTALACIONES DE ARTES SUNTUARIAS MEDIEVALES Y D E L RENA­

CIMIENTO. Madrid, 1970. Precio, 100 ptas. LAS NUEVAS SALAS DE ANTIGÜEDADES IBERICAS Y CLASICAS. Madrid, 1972.

Precio, 350 ptas. NUEVAS INSTALACIONES DE ARTES SUNTUARIAS DE LOS SIGLOS XVII, XVIII

Y XIX. Madrid, 1972. Precio, 250 ptas.

GUIAS D E L MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL

1.—CERAMICA GRIEGA, por R. OLMOS ROMERA. Precio, 250 ptas.

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ADQUISICIONES D E L M U S E O A R Q U E O L O G I C O N A C I O N A L

El Museo Arqueológico Nacional, con sede en Serrano, 13, Madrid (1), inició la publi­cación en 1917 de la serie de sus «Adquisiciones».

ADQUISICIONES 1917.—NOTAS DESCRIPTIVAS, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA. Agotado. ADQUISICIONES 1918.—NOTAS DESCRIPTICAS, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA. Agotado. ADQUISICIONES 1919.—NOTAS DESCRIPTIVAS, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA. Agotado. ADQUISICIONES 1920.—NOTAS DESCRIPTIVAS, por JOSÉ RAMÓN MÉLIDA. Agotado. ADQUISICIONES 1930-81.—OBJETOS D E L A EDAD D E L BRONCE. Tres hachas de Al­

dea de Vara (Lugo) y una espada de Alconétar (Cáceres), por JOAQUÍN MARÍA NAVASCUÉS Y DE JUAN. Precio, 40 ptas.

COLECCION DE ANTIGÜEDADES GRIEGAS, GRECO-ROMANAS Y" CRISTIANAS, donadas por fray Francisco Roque Martínez, por FELIPA NIÑO Y MAS. Precio, 40 pesetas.

COLECCION DE ANTIGÜEDADES GRIEGAS Y ROMANAS QUE PERTENECIO A LOS SEÑORES MANRIQUE DE L A R A , por RAMÓN GIL MIQUEL. Precio, 40 ptas.

ZARCILLOS, COLGANTES Y OTRAS JOYAS DE DIVERSAS EPOCAS, por RAMÓN GIL MIQUEL. Precio, 40 ptas.

JOYAS D E O R O POST-HALLSTALICAS, procedentes de Cangas de Onís (Oviedo), por FRANCISCO ALVAREZ-OSSORIO. Agotado.

COLECCION DE ANTIGÜEDADES QUE PERTENECIERON A L SR. MARQUES DE MONSALUD, por JOAQUÍN MARÍA DE NAVASCUÉS Y DE JUAN. Precio, 40 ptas.

ESCULTURA DE MARMOL, ROMANA, QUE REPRESENTA A BACO, H A L L A D A EN TORRENTE (Valencia), por FRANCISCO ALVAREZ-OSSORIO. Precio, 40 ptas.

ESTATUA ROMANA DE SILENO, por JOAQUÍN MARÍA DE NAVASCUÉS Y DE JUAN. Precio, 40 ptas.

MODIO ROMANO DE BRONCE, H A L L A D O EN PONTE PUÑIDE, por RAMÓN GIL MIQUEL. Precio, 40 ptas.

INSCRIPCIONES ROMANAS DE T A L A V E R A DE L A REINA, por MARÍA DEL CASTO RIVERO. Precio, 40 ptas.

LOS MARFILES D E SAN MILLAN D E L A COGOLLA, por EMILIO CAMPS CAZORLA. Agotado.

COLUMNAS ESCULPIDAS ROMANICAS PROCEDENTES D E L MONASTERIO DE SAN PELAYO DE ANTEALTARES (SANTIAGO DE COMPOSTELA), por Luis VXz-QUEZ DE PARGA. Precio, 40 ptas.

RELIEVE DE ALABASTRO D E L T A L L E R DE FORMENT, por Luis VÁZQUEZ DE PARGA. Precio, 40 ptas.

TEJIDOS D E DIVERSAS EPOCAS, por FELUPA NIÑO Y MAS. Precio, 40 ptas. LAPIDAS SEPULCRALES DE TOLEDO, por RAMÓN REVILLA VIELVA. Precio, 40 ptas. VASO ARABE, ENCONTRADO EN JEREZ DE L A FRONTERA, por RAMÓN REVILLA

VDJLVA. Precio, 40 ptas. CERAMICA CATALANA DE T E R U E L Y DE VALENCIA, por RAMÓN REVILLA VIELVA.

Precio, 40 ptas. SILLAS D E L C O R O D E SANTA CLARA, DE ASTUDILLO, por EMILIO CAMPS CAZORLA.

Precio, 40 ptas. ARMARIO MORISCO, PROCEDENTE DE TOLEDO, por EMILIO CAMPS, CAZORLA. Piecio,

40 ptas. T E L A HISPANO-MORISCA Y BORDADOS MARROQUIES, por FELIPA NIÑO Y MAS.

Precio, 40 ptas. TEJIDOS PERUANOS PROCEDENTES DE L A COLECCION D E LOS SRES. SCHM1DT

Y PIZARRO, D E LIMA, por PILAR FERNÁNDEZ VEGA. Agotado. COLECCION NUMISMATICA DONADA POR E L R. P. FRAY FRANCISCO ROQUE

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MARTINEZ, O^F. M. , E INGRESOS VARIOS, por F. MATEU Y LLOPIS. Precio, 40 pe-

MONETARIO QUE PERTENECIO A DON BASILIO SEBASTIAN CASTELLANOS, por F. MATEÜ Y LLOPIS. Agotado.

TOMO COMPLETO ADQUISICIONES 1930-31. Precio, 860 ptas. ADQUISICIONES 1932.—LAUDA D E MARMOL NEGRO, por RAMÓN REVILLA VIELVA.

Agotado. COLECCIONES DE NUMISMATICA Y D E GLIPTICA, por MARÍA DEL CASTRO RIVERO

y F. MATED Y LLOPIS. Agotado. PILA BAUTISMAL ROMANICA D E MAZARIEGOS (BURGOS), por RAMÓN REVILLA

VIELVA. Agotado. ADQUISICIONES 1938-34. — COLECCION DE ANTIGÜEDADES QUE PERTENECIO

A DON AURELIANO FERNANDEZ-GUERRA, por Luis VXZQUEZ DE PARCA. Precio, 40 ptas.

RELIEVE ROMANICO D E L BAUTISMO D E CRISTO, por Luis VXZQUEZ DE PAROA. Pre­cio, 40 ptas.

COLECCIONES DE NUMISMATICA Y GLIPTICA, por MARÍA DEL CASTRO RIVERO y F. MATEU Y LLOPIS. Agotado.

LAPIDA DE LOS ALMORAVIDES, por RAMÓN REVILLA VIELVA. Precio, 40 ptas. COLECCION DE CERAMICA Y OBJETOS DE PIEDRA INDIGENA COSTARRICEN­

SES, DONADOS POR E L GOBIERNO DE COSTA RICA A ESPAÑA, por FRANCISCO ALVAREZ-OSSORIO Precio» 40 ptflst

ADQUISICIONES DEL MUSEO ARQUEOLOGICO NACIONAL, 1940-45. Precio, 600 pe­setas.

L A DAMA D E BAZA, por FRANCISCO PRESEDO VELO, 1978. Precio, 200 ptas.

M E M O R I A S D E LOS M U S E O S A R Q U E O L O G I C O S P R O V I N C I A L E S

A partir de 1940 se inició la serie «Memorias de los Museos Arqueológicos Provinciales», por la extinguida Inspección General de Museos Arqueológicos.

MEMORIAS DE LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1940. Agotado. MEMORIAS DE LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1941. Agotado. MEMORIAS D E LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1942. Agotado. MEMORIAS DE LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1943. Vol. IV.

Precio, 500 pesetas. MEMORIAS DE LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1944. Vol. V.

Precio, 600 ptas. MEMORIAS DE LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1945. Vol. VI.

Precio, 600 ptas. MEMORIAS DE LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1946. Vol. V i l .

Precio, 500 ptas. MEMORIAS D E LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1947. Vol. VIH.

Precio, 500 ptas. MEMORIAS D E LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1948-49. Volúme­

nes IX-X. Precio, 600 ptas. MEMORIAS DE LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1950-51. Volúme­

nes XI-XII. Precio 500 ptas. MEMORIAS DE LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1952-58. Volúme­

nes XIII-XIV. Precio, 500 ptas. MEMORIAS DE LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1954. Vol. X V .

Precio, 500 ptas. MEMORIAS D E LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1955-57. Volú­

menes XVI a XVIII. Precio, 500 ptas. MEMORIAS D E LOS MUSEOS ARQUEOLOGICOS PROVINCIALES, 1958-61. Volúme­

nes XIX a XXII. Precio, 500 ptas.

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SERVICIO DE PUBLICACIONES DEL MINISTERIO DE EDUCACION Y CIENCIA