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UNIVERSIDAD EURO HISPANOAMERICANA Alumna: Cynthia Berenice Jiménez Romero Materia: Psicopatología en niños y adolescentes Catedrático: M. C. María Enriqueta Sánchez Hernández Fecha: 07 de Noviembre de 2015 CASOS CLÍNICOS Caso 1 El paciente de nombre Héctor Hugo, un niño de 11 años de edad, cursaba 6º año de primaria en una escuela particular, con nivel socioeconómico medio, en que ambos padres, profesionistas, aportaban al ingreso familiar. Los padres refirieron que cuando Héctor Hugo tenía 7 años, le habían diagnosticado Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad tipo predominio hiperactivo-impulsivo (TDAH- I); desde entonces había recibido tratamiento farmacológico, el cual le había ayudado a mantener su atención por periodos prolongados; lo que se reflejó en su desempeño académico. Sin embargo, 4 años después buscaron el apoyo de la psicoterapia infantil, debido a que la relación del paciente con su madre comenzó a tornarse cada vez más conflictiva, además de que con frecuencia peleaba con su hermana agrediéndose física y verbalmente.

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ejemplos de diferentes casos clinicos en la infancia

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UNIVERSIDAD EURO HISPANOAMERICANA

Alumna: Cynthia Berenice Jiménez Romero

Materia: Psicopatología en niños y adolescentes

Catedrático: M. C. María Enriqueta Sánchez Hernández

Fecha: 07 de Noviembre de 2015

CASOS CLÍNICOS

Caso 1

El paciente de nombre Héctor Hugo, un niño de 11 años de edad, cursaba 6º año de

primaria en una escuela particular, con nivel socioeconómico medio, en que ambos

padres, profesionistas, aportaban al ingreso familiar. Los padres refirieron que cuando

Héctor Hugo tenía 7 años, le habían diagnosticado Trastorno por Déficit de Atención con

Hiperactividad tipo predominio hiperactivo-impulsivo (TDAH-I); desde entonces había

recibido tratamiento farmacológico, el cual le había ayudado a mantener su atención por

periodos prolongados; lo que se reflejó en su desempeño académico. Sin embargo, 4 años

después buscaron el apoyo de la psicoterapia infantil, debido a que la relación del paciente

con su madre comenzó a tornarse cada vez más conflictiva, además de que con frecuencia

peleaba con su hermana agrediéndose física y verbalmente.

Héctor Hugo mostraba poca tolerancia a la frustración y no le gustaba recibir órdenes; en

ocasiones era desafiante con sus padres, maestros y compañeros; además era muy poco

afectuoso. Una vez recabada la información por parte de los padres era necesario saber

cuál era la percepción que el niño tenía de lo que le sucedía, por lo que fue necesario

entrevistarlo.

Se realizó la historia de desarrollo del niño incluyendo el nacimiento, la alimentación, el

sueño, control de esfínteres, lenguaje y desarrollo psicomotor. Antes de seleccionar el tipo

de tratamiento se realizó la evaluación psicológica, misma que fue diseñada con base en el

motivo de consulta, por lo que se consideró pertinente enfocarla primordialmente en las

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áreas emocional y familiar, ya que ni el paciente, sus padres o la maestra reportaron

dificultades académicas. Los instrumentos y las técnicas empleados para evaluación

psicológica fueron:

Entrevista con los padres

Entrevista con Héctor Hugo

Entrevista con la maestra

Dibujo de la figura humana (E. Koppitz)

Dibujo de la familia (L. Corman & Kinética)

Prueba de frases incompletas para niños de Sacks (F.I.S.)

Sesión de juego libre

Sesión familiar de juego diagnóstico (E. Gil)

Con base en los resultados obtenidos, las observaciones realizadas durante la evaluación y

las sesiones de juego diagnóstico se dedujo que en cuanto a desarrollo emocional, Héctor

Hugo era un niño que tenía poca estabilidad emocional, sentimientos de inseguridad,

culpa por no haber cubierto las expectativas de sus padres, principalmente las de su

madre, y sentimientos de inadecuación ante situaciones familiares que no podía controlar;

por lo que frecuentemente llegaba a tener sentimientos de fracaso y, en consecuencia,

tendía a aislarse. No obstante, presentaba deseos de convivir principalmente con su grupo

primario, la familia; sin que hubiera problemas que él mismo creyera generar, pero que

obedecían más a la sintomatología propia del trastorno -del cual tanto él como su familia

tenían consciencia- pero que no sabían cómo manejar, por lo que regularmente

terminaban en conflicto.

El tratamiento que se estableció consistió en:

Tratamiento farmacológico

Tratamiento psicopedagógico

Tratamiento psicológico

Capacitación y orientación a padres

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Durante el proceso terapéutico de Héctor Hugo se utilizaron siete sesiones de la Terapia

de Juego Filial. El proceso se realizó de manera metódica y sistemática y se concluyó con

tres sesiones de seguimiento (etapa final) en las que participaron Héctor Hugo, su

hermana y la madre.

Caso2

Renato un niño de 8 años. Los padres de Renato reportaron como dificultades principales

la tricotilomanía y los problemas de conducta en la escuela que ocasionaban que fuera

señalado por sus profesores y compañeros, mismos con quienes le costaba relacionarse.

No obstante, sus calificaciones no se encontraban afectadas. En el caso de la

tricotilomanía, mencionaron que se presentaba cuando el niño estaba tenso o molesto.

Comentaron que anteriormente Renato estaba demasiado agresivo, inquieto, “a la

defensiva y molesto”, pero que estos síntomas habían mejorado probablemente debido a

la maduración del niño. No obstante eran conductas que continuaba presentando aunque

en menor grado. En la escuela lo reportaban como un niño inquieto, que no permanecía

sentado en su asiento y que en ocasiones, le costaba esperar su turno.

Se realizó la historia general de desarrollo y de igual manera se realizó la evaluación

psicológica completa, dando por resultado un trastorno de ansiedad. Partiendo de esto se

consideró que la mejor opción para trabajar con Renato era la Psicoterapia de Juego

Integrativa o Normativa, ya que en ésta la meta del terapeuta consiste en elaborar un plan

de tratamiento individualizado que corresponda a las necesidades y situación del paciente

y, por tanto, es probable que de esta manera se optimice el beneficio terapéutico.

El proceso terapéutico con Renato tuvo una duración de aproximadamente un año en el

que fue posible cumplir en gran medida los objetivos planteados. Se estableció una

relación cálida, respetuosa y de confianza con él y sus padres, quienes se mostraron

siempre dispuestos a participar; modificando aquellas actitudes y conductas que estaban

resultando perjudiciales para el bienestar emocional del niño. Fue posible negociar,

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establecer acuerdos y una comunicación más efectiva. Renato tuvo la oportunidad de ver

a sus padres de otra forma, confiar más en ellos y saber, sobre todo, que lo aman

profundamente.

Las técnicas utilizadas fueron:

Dibujando mi problema

Vinculación

Sentimiento con colores

Ilumina tu vida

Arenero familiar

Refuerzos positivos

Caso 3

Niño de nueve años E.

La señora M fue quien pidió apoyo psicológico para su hijo. Explicó que desde que

su hija menor nació, E la molestaba, le pegaba y regularmente estaba enojado. Mencionó

que conforme pasó el tiempo, este enojo se incrementó y multiplicó cuando sus padres se

separaron. A la fecha de la evaluación a E le gustaba ver la caricatura de Dragon-ball Z y

jugar con videojuegos de pelea; al terminar esta actividad, iba con su hermana C para

pelear como lo hacían en la pantalla, argumentaba que estaba jugando con ella, pero

terminaba pegándole y ahorcándola. La madre explicó que para terminar con los

problemas entre sus hijos le hablaba al niño de todas las formas posibles (platicando o con

gritos) y parecía que E no le hacía caso, no la obedecía y no dejaba de pelearse con su

hermana. Al no tener resultados la señora M se desesperaba y se enojaba con ellos, por lo

que en diversas ocasiones les pegó, gritó y castigó.

Se realizó la historia de desarrollo del niño y la evaluación psicológica, en los datos

obtenidos se encontró que el niño presentaba sentimientos de tristeza y enojo, porque

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consideraba que era poco respetado y comprendido por sus padres; por lo que se alejaba

física y emocionalmente de ellos. En resumen, en E se detectaron los siguientes síntomas

de depresión infantil: sensación de pérdida, ambivalencia hacia la figura materna,

sentimientos de soledad, estado de ánimo irritable, llanto, fatiga, pérdida de la energía,

disminución de la capacidad de placer al realizar sus actividades, dependencia, aumento

de peso, sentimientos de culpa, baja autoestima y autoconcepto negativo.

Para resolver los problemas que presentaba el niño se hizo una intervención psicológica,

la cual se integró en tres fases:

Primera fase. En ésta se trabajó de manera individual con E para propiciar una

alianza terapéutica, proporcionar un espacio personal en el que tuviera la

posibilidad de expresar sus sentimientos sin el temor a ser criticado, expresar los

sentimientos de pérdida de la figura paterna, promover la expresión del enojo hacia

la hermana e incrementar el autoconcepto del niño.

Segunda fase. En la que se hizo una intervención psicológica con la participación

de su hermana para fortalecer la relación, así como favorecer una relación cordial

entre ellos mediante la identificación de características comunes, la ayuda y la

cooperación mutua.

Tercera fase. Se implementó el modelo de la Terapia de Juego Filial con la

intención de fortalecer los vínculos afectivos entre la madre y el niño, ayudar a

la señora a modificar estrategias de crianza que le brindaran resultados positivos,

que ésta incrementara sus sentimientos de aceptación y calidez hacia su hijo y que

se permitiera convivir con los niños a través del juego.

Las técnicas utilizadas fueron:

Dibuja la forma y el tamaño del enojo

Karate mental

Caras sonriendo

Diferencias entre aspectos buenos y malos

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Caso 4

Andrés es un niño de 7 años de edad, hijo único, que se encuentra cursando 1º de primaria

en un colegio público de una ciudad. La madre acude a consulta porque está muy

preocupada por el comportamiento de Andrés respecto a la comida. El principal motivo

de consulta es que, según la madre, cuando llega la hora de las comidas Andrés siempre

quiere comer lo mismo, no come en un tiempo adecuado y el alimento que toma no es

suficiente. Principalmente, tiene más problemas en la comida del mediodía. Se distrae con

mucha facilidad, come muy lento, ingiere poca cantidad, prefiere los alimentos líquidos,

no tiene variedad en la alimentación y es reacio a probar nuevos alimentos. Cuando la

madre le prepara para comer un alimento que no le gusta, el niño verbaliza “qué asco”.

Este problema que tiene Andrés con la comida angustia mucho a la madre, sobre todo

debido a que durante el curso escolar el niño tiene un periodo de tiempo determinado para

comer, ya que posteriormente tiene que volver al colegio.

Se realizó la evaluación a través de una entrevista ad hoc y de la observación conductual,

tanto de las personas que interactúan a diario con el sujeto como del propio sujeto. Se ha

realizado un muestreo de tiempo y de situaciones mediante un registro de las distintas

comidas (desayuno, almuerzo, comida, merienda y cena), controlando variables como son

la duración de la comida, la posición del niño durante la misma, las características de la

comida, cuánto come, dónde come, qué cantidad, etc.

El programa de tratamiento constó de dos fases. En la primera fase, que incluyó las

sesiones 1, 2 y 3, se informó a la madre sobre el tratamiento que se iba a llevar a cabo con

el niño y se mandó como tarea registrar diariamente lo que toma durante el desayuno,

comida, merienda, cena y la cantidad ingerida. En la segunda fase, correspondiente a las

sesiones 4 a la 10, se inició el tratamiento con el niño, empezando por la hora de la

comida del mediodía puesto que era la que más preocupaba a la madre y dónde más

problemas aparecían.

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Las técnicas utilizadas fueron:

Economía de fichas

Reforzadores positivos

Psicoeducación

La terapia de conducta resultó efectiva, puesto que las técnicas que se utilizaron

funcionaron desde el principio y se observaron cambios muy rápidos.

Caso 5

Antonio tiene 14 años cuando sus padres, ambos maestros en un colegio privado, lo llevan

a consulta. Su madre, refiere que «desde siempre ha sido un niño preocupado por todo,

todo se lo torna con mucha importancia, todo lo somete a la mente». El padre dice que

habitualmente le ha costado trabajo relacionarse, pero que ha sido un buen estudiante, con

media de sobresaliente. Cree que poco después de cumplir 12 años fue «la explosión»,

pues recuerda que estando en 1º de secundaria, tuvo una conversación con amigos sobre

extraterrestres y desde entonces lo veían con miedo, desconfiado con todo el mundo. Un

buen día empezó a decir que él era extraterrestre y sus padres también. Esa fase duró unos

meses, pero remitió con el tratamiento farmacológico a que le sometieron. No obstante,

aún está obsesionado con los ovnis y otros temas relacionados.

Su lenguaje también comenzó a tomarse distinto, menos organizado, ya que al hablar salta

de un tema a otro, le cuesta encontrar palabras para lo que quiere decir y a veces no

responde exactamente a lo que se le pregunta. Al preguntarles por su afectividad, los

padres encuentran que es poco expresivo en sus gestos (especialmente los faciales) y que

no suele mirar a la cara cuando habla ni cuando escucha. Su autoestima es bajísima,

piensa que todo lo hace mal, que es un inútil, un desgraciado. Su rendimiento escolar ha

bajado mucho y repite a menudo que se quiere morir.

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Luego comenzó con las manías: lavarse las manos una y otra vez, dejar las zapatillas

colocadas siempre de la misma forma, observarse mucho la cara y el cuerpo. También han

observado un movimiento de ojos extraño y pensamientos raros, como por ejemplo si

pasará algo malo porque se deje la luz encendida o la puerta de su habitación abierta. En

la exploración se observa: tristeza, rituales, no parece entender lo que lee, miedo a que

alguien conozca sus pensamientos y a molestar a los demás. Tiene también dificultades

para conciliar el sueño, entre otras cosas porque se pone a pensar si habrá colocado

correctamente las zapatillas o si ha apagado las luces de la casa. También repite frases.

El diagnóstico que se da es trastorno obsesivo-compulsivo y esquizofrenia de tipo

desorganizado.

El tratamiento elegido fue:

Psicoeducación.

Intervenciones familiares: aproximación positiva y relación de trabajo genuina con

las familias, proporcionar estructura y estabilidad, centrarse en el “aquí y ahora”,

utilización de conceptos familiares, reestructuración cognitiva, aproximación

conductual, mejorar la comunicación.

Terapia Cognitiva para la Esquizofrenia (Delirios): clasificar los síntomas (delirios,

aislamiento, afectividad), identificar las conexiones entre pensamientos,

sentimientos y conductas, utilizar el cuestionamiento socrático, evaluar y

reformular las creencias, sopesar las evidencias, explicaciones de alternativas,

experimentos conductuales).

Entrenamiento en Habilidades Sociales (instrucciones, role-play, ensayo

conductual, modelado, reforzamiento).

Prevención de Recaídas: detección señales recaída, acudir al psiquiatra,

intervención ante máximo estrés.

Farmacológico: neurolépticos

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Referencias

Esquivel, F. (2010). Psicoterapia infantil con juego. Casos clínicos. México: Manual

moderno.

Ferri, T. (2014). Intervención conductual en un caso infantil de problemas de

alimentación. Recuperado de: http://www.revistapcna.com/sites/default/files/10-

rpcna_vol.2-2.pdf

Goldman, H. (2001). Psiquiatría general. México: Manual Moderno.