Citas Que Me Han Gustado.

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De libros que he leído. No me desanimaba esto, pero me hacía pensar con insistencia en una cosa que antes de ahora he observado, y es que los que ocupan cierta posición social se mantienen siempre impasibles a cierta distancia de las clases inferiores del pueblo, como si temieran mancharse con su contacto, habiendo también calaveras y bufones que fingen acercarse a esta pobre gente, cuando su verdadero objeto es hacerle sentir con más fuerza el peso de la voluntad. […]Si me preguntas cómo es la gente de este país, te diré: «Como la de todos.» La raza humana es igual en todas partes. La inmensa mayoría emplea casi todo su tiempo en trabajar para vivir, y le abruma de tal modo la poca libertad de que goza, que pone de su parte cuanto puede para perderla. ¡Oh destino de los mortales! Johann Wolfgang von Goethe, “Werther”. P 9-10. ¡Ah!, esto desgarra el corazón, pero el hombre nace para morir sin que le hayan conocido. ¡Ay! Johann Wolfgang von Goethe, “Werther”. P 11. «Cuantos se dedican a la enseñanza convienen en que los niños no saben darse cuenta de su voluntad; pero, por más que para mí sea una verdad inconcusa, no creerán muchos que los hombres como los niños, caminando a tientas sobre la tierra, ignorando de dónde vienen y adónde van, son poco menos que autómatas y, exactamente como los niños, se dejan gobernar con juguetes, confites y azotes. Johann Wolfgang von Goethe, “Werther”. P 12.

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Citas de algunos libros que me han llamado la atención

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De libros que he leído.

No me desanimaba esto, pero me hacía pensar con insistencia en una cosa que antes de ahora he observado, y es que los que ocupan cierta posición social se mantienen siempre impasibles a cierta distancia de las clases inferiores del pueblo, como si temieran mancharse con su contacto, habiendo también calaveras y bufones que fingen acercarse a esta pobre gente, cuando su verdadero objeto es hacerle sentir con más fuerza el peso de la voluntad. […]Si me preguntas cómo es la gente de este país, te diré: «Como la de todos.» La raza humana es igual en todas partes. La inmensa mayoría emplea casi todo su tiempo en trabajar para vivir, y le abruma de tal modo la poca libertad de que goza, que pone de su parte cuanto puede para perderla. ¡Oh destino de los mortales!

Johann Wolfgang von Goethe, “Werther”. P 9-10.

¡Ah!, esto desgarra el corazón, pero el hombre nace para morir sin que le hayan conocido. ¡Ay!

Johann Wolfgang von Goethe, “Werther”. P 11.

«Cuantos se dedican a la enseñanza convienen en que los niños no saben darse cuenta de su voluntad; pero, por más que para mí sea una verdad inconcusa, no creerán muchos que los hombres como los niños, caminando a tientas sobre la tierra, ignorando de dónde vienen y adónde van, son poco menos que autómatas y, exactamente como los niños, se dejan gobernar con juguetes, confites y azotes.

Johann Wolfgang von Goethe, “Werther”. P 12.

Sólo vi a un muchacho, como de cuatro años de edad, que se había sentado en el suelo, estrechando contra su pecho a otro niño de seis meses. Le tenía entre sus piernas, formando así una especie de asiento. A pesar de la vivacidad con que sus ojos miraban a todas partes, permanecía sentado y tranquilo. Este espectáculo me cautivó. Sentéme yo en un arado que había enfrente y dibujé con sumo gusto este episodio fraternal. Añadiendo los setos cercanos, la puerta de una cabaña y algunos pedazos de ruedas de carretas, todo con el desorden en que estaba; vi al cabo de una hora que había hecho un dibujo bien compuesto y lleno de interés, sin haber añadido nada de mi propia invención. Esto me aferró a mi propósito de no atenerme en adelante más que a la naturaleza. Sólo ella posee una riqueza inagotable; sólo ella forma a los grandes artistas. Mucho puede cacarearse en favor de las reglas; casi lo mismo que en alabanza de la sociedad civil. Un hombre formado según las reglas, jamás producirá nada absurdo y absolutamente

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malo, así como el que obre con sujeción a las leyes y a la urbanidad nunca puede ser un vecino insoportable ni un gran malvado; sin embargo, y dígase lo que se quiera, toda regla asfixia los verdaderos sentimientos y destruye la verdadera expresión de la naturaleza. «No tanto—dirás tú; la regla no hace más que encerrarnos en justos límites; es una podadera que corta las ramas inútiles» Amigo mío, permite que te haga una comparación. Sucede en esto lo que en el amor. Un joven se enamora de una mujer, pasa todas las horas del día a su lado, le prodiga sus caricias y sus bienes, y así le prueba sin cesar que ella es para él todo en el mundo. Llega entonces un vecino, un empleado, que le dice: «Caballerito, amar es de hombres; pero es preciso amar a lo hombre. Divide tu tiempo; dedica una parte de él al trabajo, y no consagres a tu querida más que los ratos de ocio; piensa en ti, y cuando tengas asegurado lo que necesites, no seré yo quien te prohíba hacer con lo que te sobre algún regalo a tu amada; pero no con mucha frecuencia; el día de su santo por ejemplo, o el aniversario de su nacimiento...» Si nuestro enamorado le escucha, llegará a ser un hombre útil, y hasta yo aconsejaré al príncipe que le dé algún empleo; pero ¡adiós el amor!..., ¡adiós el arte!, si él es artista. ¡Oh amigos míos! ¿Por qué el torrente del genio se desborda tan de tarde en tarde? ¿Por qué muy pocas veces hierven sus olas y hacen que vuestras almas se estremezcan de asombro? Queridos amigos: porque pueblan una y otra orilla algunos vecinos pacíficos, que tienen lindos pabelloncitos, cuadrados de tulipanes y arriates de hierbajos que serían destruidos, cosa que saben ellos muy bien, por lo cual conjuran con diques y zanjas de desagüe el peligro que los amenaza.»1

Johann Wolfgang von Goethe, “Werther”. P 15.

« ¡Tanta inocencia con tanto talento! ¡Tanta bondad con tanta firmeza! ¡Y el reposo del alma en medio de la vida real, de la vida activa!

Johann Wolfgang von Goethe, “Werther”. P 19.

“Dostoievski entendió, hace más de un siglo, que la dificultad de nuestra liberación procede de nuestro amor a las cadenas. Amamos las cadenas, los amos, las seguridades porque nos evitan la angustia de la razón.”

Estanislao Zuleta-Elogio a la dificultad.

“Si en el mundo físico no hubiera realidad sino una serie de sueños imaginados por diferentes personas, no esperaríamos poder encontrar ninguna ley que uniera los sueños de un hombre con los de otro. Es la conexión íntima entre las percepciones de un hombre y (de modo general) 1 Pensar en lo qué es la subjetividad y la objetividad, no ver si es posible lo uno o lo otro, sino ver lo que implica serlo, ¿qué implica ser subjetivo u objetivo no solo en un trabajo, sino en la misma vida?

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las percepciones simultáneas de otro, lo que nos lleva a creer en un origen externo común a las diferentes percepciones a que nos estamos refiriendo.”

Bertrand Russell- El A B C de la Relatividad.

“La necesidad biológica -deseo sexual y deseo de posteridad- que sitúa al macho bajo la dependencia de la hembra, no ha liberado socialmente a la mujer. El amo y el esclavo también están unidos por una necesidad económica recíproca, que no libera al esclavo. Y es que, en la relación entre el amo y el esclavo, el amo no se plantea la necesidad que tiene del otro: detenta el poder de satisfacer esa necesidad y no le mediatiza; por el contrario, el esclavo, en su dependencia, esperanza o temor, interioriza la necesidad que tiene del amo; pero, aunque la urgencia de la necesidad fuese igual en ambos, siempre actúa en favor del opresor frente al oprimido.”

Simone de Beuvoir. El segundo sexo.

“El capitalismo se caracteriza por la contradicción monstruosa -que tampoco es la única- de llevar la racionalidad en el detalle al máximo, mientras mantiene la irracionalidad más terrible en el conjunto. Producir una aguja con el mínimo de costo, en el mínimo de tiempo y con el mínimo de movimiento, aunque en general se desperdicie la tierra y el trabajo humano, y lo que es peor, las posibilidades humanas”

Estanislao Zuleta- Marxismo, educación y universidad.

1 [44]— el rechazo que provoca la doctrina «de la falta de libertad de la voluntad» es el siguiente: parece que afirmara «haces lo que haces no voluntariamente sino involuntariamente, es decir, coaccionado». Ahora bien, todo el mundo sabe cómo se siente uno cuando hace algo involuntariamente. Parece pues que con aquella doctrina se enseña: todo lo que haces lo haces involuntariamente, es decir, a disgusto, «contra tu voluntad» — y esto no se concede, ya que se hacen muchas cosas a gusto, incluso precisamente muchas cosas «morales». Se entiende, pues, «voluntad no libre» como «coaccionada por una voluntad extraña»: como si la afirmación fuera: «todo lo que haces lo haces coaccionado por una voluntad extraña». A la obediencia frente a la voluntad propia no se le llama coacción: porque hay placer en ello. Que tú te ordenes a ti mismo, a eso se le llama «libertad de la voluntad».

F. Nietzsche- Fragmentos Postumos (1885-1889), IV p. 50.

“Lo que hemos dicho aquí acerca de los suicidas se refiere todo, naturalmente, a la superficie, es psicología, esto es, un pedazo de física. Metafísicamente considerada, la cuestión está de otro modo y mucho más clara, pues en este sentido los «suicidas» se nos ofrecen como los atacados del sentimiento de la individuación, como aquellas almas para las cuales ya no es fin de su vida sus propias perfección y evolución, sino su disolución, tornando a la madre, a Dios, al todo. De estas naturalezas hay muchísimas perfectamente incapaces de cometer jamás el suicidio real, porque han reconocido profundamente su pecado. Para nosotros, son, sin embargo, suicidas, pues ven la redención en la muerte, no en la vida; están dispuestos a eliminarse y entregarse, a extinguirse y volver al principio.”

Hermann Hesse-Lobo Estepario, p 13 (con este puedo analizar un poco o comparar (obviamente sabiendo que la idea de ambos es distinta, más creo se complementan) la idea de Nietzsche sobre el camello, el león y el niño (es suicidar el ser, volver al principio, ser de nuevo un niño, volver a nacer. Esto en tanto la vida ante los otros, lo que se cree ser para llegar a lo

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que se es, el interior, por medio de la soledad (puerta para llegar (conocerse) a sí mismo)2 no comprendo muy bien en qué sentido entiende concretamente el “suicida” Hermann Hesse, pero si lo explica en algunos párrafos, de todas maneras sus enunciados me ayudan a concretar mi idea sobre Nietzsche, que creo es lo que se puede decir sin temor a equivocarme y que tiene en común con Hesse. Entienden el suicidio desde el interior, lo que se era, en Nietzsche esto para volver a nacer, para matar lo que encierra al hombre, para ambos, el suicidio se hace para llegar a un solo fin, la LIBERTAD (ojo, sin que por esta se entienda felicidad, es más, en ambos es dolor [leer el cuentico de Voltaire “historia de un buen brahamin” para comprender la idea que planteo]). Primordialmente releer a Hermann Hesse antes de dar estas opiniones, quizás tenga una mala interpretación, apenas lo leo.

“Cuando el antiguo medio ambiente jurásico desapareció, las mismas cualidades que habían asegurado su éxito y constituido su “aptitud”, se convirtieron en un impedimento. Estaban especializados en exceso, demasiado adaptados estrechamente a un conjunto limitado de condiciones, sucumbieron. La especialización excesiva es, a la larga, desventajosa desde el punto de vista biológico. Su resultado final no es la supervivencia, ni el incremento en el número, sino la extinción o el estancamiento.”

Los orígenes de la civilización- V. Gordon Childe P. 21

Glosario.

Exánime: Sin señal de vida, desmayado, muy débil. Inefable: Que no sé puede explicar con palabras.Sopapo: Golpe que se da con la mano en la cara.Apoteosis: Ensalzamiento de una persona con grandes honores y alabanzas

Para decirle a Camila que lea:El mundo tal y como yo lo veo o Como yo veo el mundo (A. Einstein)

2 Le sucedía lo que les sucede a todos; lo que él, por un impulso muy íntimo de su ser, buscó y anheló con la mayor obstinación, logró obtenerlo, pero en mayor medida de la que es conveniente a los hombres. En un principio fue su sueño y su ventura, después su amargo destino. El hombre poderoso en el poder sucumbe; el hombre del dinero, en el dinero; el servil y humilde, en el servicio; el que busca el placer, en los placeres. Y así sucumbió el lobo estepario en su independencia. Alcanzó su objetivo, fue cada vez más independiente, nadie tenía nada que ordenarle, a nadie tenía que ajustar sus actos, sólo y libremente determinaba él a su antojo lo que había de hacer y lo que había de dejar. Pues todo hombre fuerte alcanza indefectiblemente aquello que va buscando con verdadero ahínco. Pero en medio de la libertad lograda se dio bien pronto cuenta Harry de que esa su independencia era una muerte, que estaba solo, que el mundo lo abandonaba de un modo siniestro, que los hombres no le importaban nada; es más, que él mismo a sí tampoco, que lentamente iba ahogándose en una atmósfera cada vez más tenue de falta de trato y de aislamiento. Porque ya resultaba que la soledad y la independencia no eran su afán y su objetivo, eran su destino y su condenación, que su mágico deseo se había cumplido y ya no era posible retirarlo […]” pag. 12-13