Conciencia Profetica Del Ministerio

El llamamiento, la vocación, el Ministerio y el propósito eterno

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Desarrollando conciencia profética del llamamiento,

La vocación, el ministerio y el propósito eterno.


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Índice:

Dedicatoria

Agradecimiento

Prólogo

Capítulo I: Introducción

Capítulo II ¿Qué significa la conciencia profética?

Capítulo III: ¡Así será tu descendencia!

Capítulo IV: El Ministerio

Capítulo V: El llamamiento

Capítulo VI: La Vocación

Capítulo VII: El propósito eterno

Capítulo VIII: Impartición de la unción por presbiterio

Capítulo IX: La sustitución profética de los primogénitos

Recomendaciones

Poema, Muéstrame el propósito


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Dedicatoria:

Dedico este libro a la Persona del Espíritu Santo. Gracias Señor por revelar a Jesucristo en nosotros y por manifestar en y a través de nuestras vidas la Gracia del Padre, la Virtud del Hijo y la Unción del Espíritu Santo.

Agradecimiento

Quiero agradecer en nombre de la generación a la cual pertenezco, a cada hombre y mujer que han servido a Dios con integridad, especialmente aquellos que ya están realizando la jordana de la tarde de sus vidas y con su testimonio de vida, han dejado marcadas las huellas que hoy muchos podemos seguir, gracias porque han construido una plataforma desde la cual nos podemos impulsar hacia nuestros destinos, mi anhelo es que al final de nuestro camino, nosotros también hayamos podido desarrollar el peso espiritual necesario para que nuestras huellas no se borren con el tiempo, para que cuando terminemos también nuestra jordana alguien que ame a Dios nos encuentre dignos de imitar.


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Prólogo

En lo personal a través de mis viajes misioneros por las naciones, he descubierto que cada nación se caracteriza y sobresale como río, por el potencial humano de sus habitantes. El lenguaje que se habla, el alcance de sus logros como individuos y colectivamente. Por esa razón, la herencia cultural y la belleza de sus regiones, no los

aprecio por su atractivo geográfico sino por el espíritu de sus habitantes.

De Nicaragua como nación particular en comparación con el mar que representan el conjunto de naciones, de en medio de ese río sale una gota de agua, me refiero al pastor y maestro con apostolado profético Carlos Rodríguez Chávez, quien derramando como rocío la enseñanza que recibe como iluminación dada a su espíritu nos las comparte en las páginas de éste libro, que considero que resuena con voz profética, tocando como clarinada de alerta y admonición en medio de la iglesia en el desierto. Hilando muy fino y con sabia inteligencia y sutileza divina el maestro Carlos Rodríguez con pinceladas de revelación nos traza un panorama exacto acerca de lo delicado, sagrado y serio del llamamiento, la vocación, y desarrollo de cada ministerio, que debe encontrar su lugar preciso, definido y exacto en el lugar (ciudad o nación), y en el tiempo para ser efectivo en las manos del Espíritu Santo, a fin de que conociendo nuestro oficio, encajemos como piezas en las manos de Dios al lado de los demás oficios para que como equipo santo podamos conducir a la Iglesia a la manifestación de la plenitud en madurez, de Aquel del cual hemos sido hechos participantes: «Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús;… Porque somos hechos participantes de Cristo con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio». [Hebreos 3:1, 14]; Porque para esto hemos sido predestinados, para manifestar la gloria del que estamos revestidos conforme al propósito eterno. «Y a los que predestinó, a éstos también llamó; y a los que llamó, a éstos también justificó; y a los que justificó, a éstos también glorificó». [Romanos 8:30].

Después de leer, analizar y meditar en el contenido de este trabajo en Dios, recomiendo que no solo se lea, sino que se utilice como material de investigación por su fresco contenido, porque de las manos del maestro Carlos Rodríguez, se perfila como bisturí para ayudar a cortar y corregir muchos de los errores y acciones humanas que muchas veces enturbian el llamamiento, la vocación y el ministerio.

Dr. Luis Mercedes Martínez.


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Capítulo I

Introducción

En el año 2008 el Señor se me presentó en un sueño, la escena del sueño era la siguiente: Yo estaba frente a una oficina y de repente salió de esa oficina el Señor, no era su rostro, se me presentó con el rostro de un profeta muy conocido en América, pero yo supe que se trataba del Señor Jesucristo, y él me dijo estas palabras: «Carlos yo estoy listo para llevarte a las naciones» cuando él Señor me dijo eso me sentí

inmediatamente impulsado a seguirlo porque empezó a caminar para salir del lugar sin volver a ver atrás, cuando traté de dar los primeros pasos, me di cuenta que los cordones de mis zapatos estaban sueltos y la faja de mi pantalón no estaba bien puesta y mientras yo traté de ponerme bien la faja del pantalón y atar correctamente los cordones de los zapatos, él salió del lugar y no pude seguirlo, apenas pude ver su espalda cuando salió del lugar, pero de forma gentil volvió a verme como diciéndome con la mirada, voy a cumplir mis promesas pero tienes que estar alineado, inmediatamente me desperté y pasé toda esa madrugada pensando y preguntándole al Espíritu Santo, cuáles eran las cosas que debían ser corregidas en mi vida, mi familia, el ministerio y por los próximos dos años ese pensamiento fue constante en mi mente y mi corazón.

Debo confesar también que busqué en mi propio corazón una respuesta, inventé muchas preguntas y respuestas incorrectas, pero ninguna de ellas me trajo paz interior, ni convicción a mi espíritu, más bien algunas me produjeron ciertos sentimientos que no eran buenos. En ese proceso aprendí que si no hago la pregunta correcta a la persona correcta, no puedo tener la respuesta correcta.

Pero un día, después de preguntar e inquirir en Dios, vino la respuesta de Dios y vino de esta manera: Fue el 17 de Noviembre del año 2010, después de una reunión con pastores amigos, (nos juntamos para saborear una deliciosa sopa) y uno de los miembros del equipo ministerial de la ciudad estaba de última hora ayudando a coordinar la visita de unos hombres de Dios procedentes de Estados Unidos que vinieron para ayudar a equipar las Iglesias con herramientas evangelísticas, con anterioridad algunos pastores se habían comprometido a recibir ese día por la noche a los misioneros, pero uno de ellos a última hora suspendió su compromiso y me preguntaron a mí que si yo estaba dispuesto a recibirlos ese mismo día en el ministerio que presido, yo acepté la invitación, pero le dije al coordinador de la gira que nuestras reuniones eran realmente muy pequeñas, traté de llamar alguna gente para reunirnos de forma improvisada y apenas logramos reunirnos ese día como 12 personas.


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Cuando supe quiénes eran y el nivel de su ministerio realmente me sentí apenado, a pesar de saber que Dios había planeado esa reunión, uno de ellos es un hombre de Dios de nombre Greg Ford, un pastor evangelista que había visitado más de 95

naciones y presidido reuniones muy grandes en diferentes naciones.

De este hombre de Dios me ministraron maravillosamente tres cosas, la primera fue que me dijo con toda sinceridad: «Pastor Carlos gracias por habernos recibido en su ministerio» la segunda cosa que dijo fue: «Comprometo mi oración para que tu ministerio crezca» y la tercera, no me la dijo él, pero de la unción que había en él me

fue ministrado por el Espíritu Santo algo que me inquietó mucho y después la inquietud de mi espíritu tomó forma por medio de estas palabras: «Carlos tienes que entender lo que significa ir a las naciones» pero inmediatamente supe por el Espíritu

que la respuesta a esta afirmación era estrictamente espiritual, supe que yo necesitaba entender el significado espiritual de «ir a las naciones».

Lo realmente importante es que entienda que para el Espíritu Santo y para usted «ir a las naciones» y hacer la obra del ministerio tiene que significar lo mismo. Esto solo

funciona en la vida de personas que se dejan usar por Dios. El problema empieza cuando hay gente que no se deja usar por Dios, entonces ellos quieren usar a Dios y eso es peligroso. ¿Quién es el Señor de este asunto, Dios o nosotros? En lo personal creo que es difícil llegar a entender el significado espiritual de ir a las naciones, sin haber sido enviado a hacer esa labor y cuando digo que tiene que significar lo mismo para nosotros y para el Espíritu Santo, me refiero por ejemplo que las personas a las que eres enviado, deben tener para usted el mismo valor y el mismo significado que tienen para el Señor, solo esa convicción me puede explicar porque el apóstol Pablo dijo a los Romanos: «A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor», [Romanos 1:14] es probable que si no tienes la carga de ser un deudor, tampoco tengas la pasión de ser un enviado, en mi entender cuando te sientes deudor estarás dispuesto a gastar todo lo que sea tuyo para cumplir tu misión en la vida, cualquiera que esta sea.

Es necesario aclarar algo, yo no estoy diciendo que la unción del ministerio me fue impartida por un hombre que he visto una sola vez en mi vida y que compartí con él menos de dos horas, definitivamente no, la unción que fluye en mi ministerio es el resultado de una paternidad efectiva y precisamente una de las habilidades que he recibido de mis padres espirituales, es que he aprendido “a capturar la unción de hombres de Dios”, pero no le quiero dejar eso de “capturar la unción” como un misterio, es lo más sencillo que hay, para comenzar hágalo por medio de la honra. Fue a través de la impartición de la unción de este hombre de Dios, que vino a mi vida como un alumbramiento espiritual para ver florecer las semillas que por años mis padres y otros hombres de Dios me han impartido. Esa comprensión espiritual del


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significado de “ir a las naciones” me fue activada y por medio de este libro mi anhelo es que puedas dimensionar la altura, anchura y profundidad del propósito de Dios en tu vida, a través del llamamiento, la vocación, el ministerio, y el propósito eterno

conforme a la voluntad de Dios contigo.

Inmediatamente empecé a pedir al Señor que me diera la respuesta de lo que significa ir a las naciones para tener una comprensión espiritual de esa verdad. Pero supe que una invención de mi mente y un sentimiento de mi corazón no me llevarían a ninguna parte, sin una revelación mi búsqueda sería totalmente ciega.

Su respuesta no se hizo esperar, junto a otros amigos del ministerio teníamos planeada una escuela para el ministerio que llamamos “pasando el manto” para el 20 y 21 de Noviembre del 2010, nuestros invitados eran el Apóstol Amílcar Kraudy el Apóstol Edward Lindo, y mi esposa y yo los anfitriones, y el Espíritu trajo una poderosa revelación a mi vida para establecer la plataforma inicial para el desarrollo de esta escuela del ministerio a la que asistieron pastores, evangelistas, maestros y hombres y mujeres con diferentes llamados y procedentes de cuatro ciudades de la nación incluyendo los invitados.

Después de compartir por unos veinte minutos una corta introducción me di cuenta, que la respuesta del Espíritu Santo, para yo aprender a “dimensionar espiritualmente lo que significa ir a las naciones” surgió de la enseñanza que Dios me dio para ministrar «Desarrollando conciencia profética del llamamiento, la vocación, el

ministerio, y el propósito eterno»

De esta experiencia con el Señor nació el título de este libro para traer claridad de lo que significa espiritualmente ir a las naciones, creo que es una verdad de Dios para ensanchar la revelación escondida en los depósitos de tu espíritu. Para poder entender esto con claridad, es necesario también recordar que la palabra nación, en su significado original se refiere a etnias o grupos de personas, lo que indica que una nación puede ser un país especifico, como también en un mismo país territorialmente hablando podemos encontrar varias etnias o grupos de personas diferentes, así como también las naciones pueden estar separadas en sus grupos de personas en diferentes territorios, como el caso de mi nación por ejemplo, usted nos puede encontrar a los Nicaragüenses, en Estados Unidos, en Costa Rica, en Australia, en España, en Panamá y otras naciones más y de la misma manera pasa con varias naciones.


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Capítulo II

¿Qué significa la conciencia profética?

Definición de conciencia: La definición más sencilla que yo tengo de la palabra “conciencia” es esta: con-conocimiento. Algunos diccionarios definen la palabra

conciencia de la siguiente manera: La conciencia (del latín conscientia 'conocimiento

compartido', la conciencia implica varios procesos cognitivos interrelacionados. Se traduce

del griego sy-néi-dē-sis, de syn -'con'- y éi-dē-sis -'conocimiento'-, de modo que

significa co-conocimiento, o conocimiento con uno mismo. [Dato tomado de Wikipedia

en Internet], de manera que conciencia “es la capacidad de discernir entre lo bueno y lo malo, propia de todo ser humano”.

Conciencia social: Cuando aplicamos estos conceptos decimos que una persona tiene conciencia social porque entiende sus responsabilidades como un ser social, sabe a dónde pertenece y como servir a la sociedad a la que pertenece.

Por ejemplo cuando hay empresarios con conciencia social, se puede ver constantemente su compromiso de retribuir a la misma sociedad los beneficios que ella le produce. Otros manifiestan su conciencia social ocupándose de los niños en riesgo, otros ayudando a las personas con problemas de discapacidad, otros en el deporte, otros lo hacen asistiendo a personas con problemas de endeudamiento, otros ayudan a las madres solteras y muchas formas más.

Conciencia histórica: Es aquella que se forma producto de la enseñanza sistemática de una cultura, una nación, para ayudar a que no se olviden las cosas que han ocurrido en la historia de esa cultura o nación, por ejemplo a través del cine los judíos han logrado que los hechos ocurridos a su pueblo en manos del Nazismo de Hitler no sea olvidado, ellos son una nación con una conciencia histórica muy fuerte.

Conciencia profética: ¿Pero qué es conciencia profética? Es algo maravilloso y es muy espiritual, mientras la conciencia histórica muestra a los pueblos su pasado, la conciencia profética le muestra a la Iglesia su futuro y su destino en Dios. Conciencia social y conciencia histórica son conceptos humanos, pero conciencia profética no es un concepto es una revelación.

Sin embargo, la conciencia social y conciencia profética son verdades paralelas, en el sentido que nos muestran nuestra responsabilidad con la nación y la cultura a la que nosotros pertenecemos.

Conciencia social e histórica son conceptos de la mente humana para mostrar a los pueblos su historia pero también su responsabilidad, mientras que la conciencia


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profética es una verdad del Espíritu para mostrar a los hijos del reino de Dios nuestra responsabilidad y nuestro destino.

Tener conciencia profética, no es un concepto, es una revelación espiritual y es personal, espiritual porque lo profético contiene el lenguaje de Dios para traer claridad a sus hijos con respecto a destino y propósito, estrategias e instrucciones en general, es personal porque cada hijo de Dios y en especial aquellos que desempeñan una función ministerial como pastores, evangelistas, maestros y con mucha más razón los apóstoles y profetas, todos necesitamos una revelación personal de los propósitos

de Dios en nuestras vidas.

Para poder tener una Iglesia con “conciencia profética” necesitamos formar familias con este nivel de revelación, y si tenemos familias con esta revelación, podemos tener Iglesias donde sus miembros tienen conciencia profética.

Para poder tener familias con conciencia profética es indispensable que los padres impartan en sus hijos conocimiento de esa revelación, de igual manera para poder tener Iglesias con conciencia profética, también sus padres espirituales tienen que haber dado a luz esta revelación.

Hombres y mujeres que obedecen a Dios saben cómo y hacia dónde proyectar su influencia porque tienen conciencia profética del llamamiento, la vocación, el ministerio, y el propósito eterno, cuando llegamos a este nivel; «llamamiento, la vocación, el ministerio, y propósito eterno» significará lo mismo para el Espíritu Santo y para

nosotros.

Ese nivel de comunión es posible porque ahora tenemos revelados y manifestados en nosotros los pensamientos de Dios.

Cada ministerio dado por el Señor a su Iglesia tiene sus funciones específicas y otras funciones complementarias y para este caso quiero destacar la función que desempeñan tres ministerios en particular. Su labor es fundamental para desarrollar

conciencia profética del llamamiento, la vocación, el ministerio y el propósito eterno.

La unción magisterial: El maestro en su labor debe construir puentes generacionales, para desarrollar en la Iglesia conciencia histórica, conocer y recordar nuestro origen será vital, una Iglesia sin conciencia histórica puede ser tan frágil como un árbol sin raíces, el maestro en su unción establecerá un fundamento escritural con respecto a los orígenes y fundamentos apostólicos de la Iglesia, esa conciencia histórica debe construir ventanas en el tiempo que permiten ver los hechos y el carácter mostrado por los hombres y mujeres que siendo guiados por el Espíritu Santo marcaron los


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pasos primeros de la Iglesia, una Iglesia que nació del apostolado y seguirá siendo apostólica.

La unción profética: Lo profético será la herramienta por excelencia para desarrollar entonces conciencia profética, es decir será la herramienta para abrir ventanas de revelación para ver hacia adelante, ya no para ver el pasado, si no para ver el camino, hombres, mujeres, niños, jóvenes, ancianos, pero sobre todo padres y madres proféticos serán tomados por el Espíritu Santo para mostrar el futuro de la Iglesia y el camino que tenemos que andar.

La unción del apostolado: Lo apostólico siempre tendrá un énfasis paternal, fue y seguirá siendo un ministerio para traer madurez y alineamiento apostólico, para establecer diseños, identidad, peso espiritual y con la gracia para activar todos los ministerios y dones del Cuerpo.

«Y a unos puso Dios en la iglesia, primeramente apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros…». [1ra de Corintios 12:28].


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Capítulo III

¿Qué es mejor un padre famoso o un padre efectivo?

Esa pregunta la escuché por primera vez en la segunda escuela para apóstoles en San José, Costa Rica en el año 2005. La pregunta la formuló el profeta Kevin Leal y la forma que en este hombre fluyó me trajo una paz para tomar decisiones en ese sentido, comprendí que un padre famoso no me serviría de mucho, yo tenía la necesidad de un padre efectivo, alguien que me fuera cercano a mi familia y mis circunstancias y que me ayudara a ser efectivo en mi propósito, porque la fama nunca ha sido mi motivación.

Varios años después asistí a otro congreso en el centro mundial de adoración y nos ministró con una gracia especial algo que llamaron “las mesas apostólicas” quitaron el púlpito y pusieron unas mesas y varios hombres de Dios se sentaron a conversar como amigos, con toda franqueza, con amplitud, con revelación y hasta fue muy relajante porque incluso nos reímos y fuimos edificados en medio de una conversación de amigos.

Las experiencias y comentarios que nos compartieron fueron el canal de una impartición de alto nivel, que en mi opinión comprendo que eso no se logra con la predicación de un solo hombre, ¿Sabes cómo fue? como juntar las aguas de varios ríos

y ponerlas a correr en un mismo cause, créanme la unción se desbordó.

Así que para esta escuela del ministerio el Señor puso en mi corazón empezar la escuela con una mesa apostólica, en donde los panelistas tenían que responder precisamente a esa pregunta: ¿Qué es mejor, un padre efectivo o un padre famoso? Y créanme fue hermoso, la unción fluyó, la mesa la presidió una maestra de nuestro equipo ministerial la Dra. Sara Dilia Rodríguez, los panelistas fueron el Apóstol Amílcar Kraudy, el Apóstol Edward Lindo y un amigo pastor con casi treinta años de ministerio.

El Apóstol Edward Lindo, explicaba por medio de un ejemplo la diferencia entre servir

y obedecer.

“Un padre le da una instrucción a su hijo y le dice: hijo tráigame la camisa azul que está planchada en mi cama, el hijo muy motivado va al cuarto y trae una camisa crema y le dice al papá, esta camisa te queda mejor, el papá simplemente le vuelve a repetir la misma instrucción “hijo tráigame la camisa azul que está planchada en mi cama”


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pero nuevamente el hijo, piensa con la motivación de servir y agradar a su padre, se va al cuarto saca del ropero una camisa celeste, la plancha y la perfuma y la lleva a su padre y le dice: papá te planche esta camisa y la perfumé porque yo soy un hijo al que le gusta servirte, el padre lo mira a los ojos y simplemente le vuelve a repetir la misma instrucción: hijo tráigame la camisa azul que esta planchada en mi cama, pero nuevamente el hijo regresa al cuarto y dice para sí mismo, le voy a mostrar a mi papá cuanto yo lo quiero y como estoy dispuesto a servirlo, y plancha un traje completo, lo perfuma y regresa donde su papá y le dice, ahora sí, papá ya no te podes quejar de mi servicio, te planché un traje completo y es tu traje favorito, y esta vez el padre de forma amorosa, le dice, hijo de verdad tú me sirves y lo haces con amor, el problema es que no me obedeces te di la siguiente instrucción: tráigame la camisa azul que esta planchada en mi cama, porque tengo que viajar, allí tengo el pasaporte y el dinero que prometí darte antes de viajar.

La aplicación en esta ilustración es que hay gente sirviendo a Dios, pero como no sabe escuchar y conservar las instrucciones, él o ella sirven pero no obedecen, por eso aunque sirven a Dios no ven recompensa en su vida. Esta es la gente que está en la Iglesia sirviendo, pero no siguen instrucciones todo quieren hacerlo a su manera y cuando ellos quieren, pero subiendo un poco de nivel de este asunto, ¿Cuánta gente está hoy sirviendo en el ministerio? ¿Cuántos creyentes están hoy caminando en obediencia y siguiendo instrucciones y cuantos están solo ‘’sirviendo’’ pero a su manera? Para servir necesitas una buena motivación y no es malo, pero para obedecer necesitas una señal de autoridad con la cual estés alineado de donde puedes tomar instrucciones espirituales y eso hermano amado, es mucho mejor.

Pero debemos aclarar un poco que implica la palabra “recompensa” y creo que es un error querer asociarla solo con dinero, nuestro Dios tiene el poder de recompensarte con mucho mas que el dinero, veamos algunas citas de la Palabra que deberíamos

tener en cuenta cuando pensamos en la palabra recompensa.

1. «Escuchadme, islas, y atended, pueblos lejanos. El SEÑOR me llamó desde el seno materno, desde las entrañas de mi madre mencionó mi nombre. Ha hecho mi boca como espada afilada, en la sombra de su mano me ha escondido; me ha hecho también como saeta escogida, en su aljaba me ha escondido. Y me dijo: Tú eres mi siervo, Israel, en quien yo mostraré mi gloria. Y yo dije: En vano he trabajado, en vanidad y en nada he gastado mis fuerzas; pero mi derecho está en el SEÑOR, y mi recompensa con mi Dios». [Isaías 49: 1-4. Biblia de las Américas]. 2. «Bienaventurados seréis cuando por mi causa os insulten, os persigan y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo. "Gozaos y alegraos, porque vuestra recompensa es grande en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que vivieron antes de vosotros». [Mateo 5:11-12. Reina-Valera 1995].


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3. «Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público». [Mateo 6:6. Reina-Valera 1960]. 4. « ¿Es Apolos el más importante? ¿Es Pablo el más importante? Sólo somos siervos de Dios que los hemos ayudado a ustedes para que tengan fe. Cada uno de nosotros hizo el trabajo que el Señor le dio. Yo sembré la semilla y Apolos la regó, pero Dios la hizo crecer. Entonces, el importante no es el que siembra la semilla ni el que la riega, sino Dios, quien la hace crecer. El que siembra y el que riega tienen el mismo propósito. Cada uno recibirá una recompensa según los resultados del trabajo que haga». [1ra de Corintios 3:5-8. Palabra de Dios para Todos].

La diferencia entre servir y obedecer es muy grande. Nuestro servicio al Señor es efectivo, cuando es un servicio obediente, no siempre que la gente sirve también obedece las instrucciones, pero la gente que obedece instrucciones siempre presta un servicio efectivo.

Cuando pienso en la recompensa, pienso en el cumplimiento de promesas, aunque en mi caso tengo más expectativas en aquello que puedo recibir producto de su amor y de su gracia y más que una recompensa, yo quiero el favor del Señor.

¿Qué es mejor, un padre efectivo o un padre famoso? Antes de entrar a servir la mesa de esta revelación relacionada con el llamamiento, la vocación, el ministerio, y el propósito eterno, voy a compartir algo que el Señor me ha mostrado y es lo siguiente:

La efectividad de tu ministerio te produce fama, la efectividad del ministerio del Señor Jesús en la sanidad, los milagros, prodigios, lo hicieron famoso, su fama corrió como un río en medio de la gente, se pueden leer en los evangelios expresiones como estás: «su fama se extendía mas y mas; y se reunía mucha gente para oírle y para que les sanase de muchas enfermedades, mas él se apartaba a los lugares desiertos y oraba». [Lucas 5:15].

Pero el enfoque del Señor nunca fue ir en pos de la fama, sino que simplemente se enfocaba en hacer aquellas cosas que le producían la efectividad del ministerio, (mas él se apartaba a los lugares desiertos y oraba) de tal manera que su efectividad hizo que su fama se desbordara como un río. Pero también hay que destacar que su motivación siempre fue la obediencia al Padre, no la fama.

La fama de la efectividad de su poder llegó al palacio de Herodes: «En el aquel tiempo Herodes el tetrarca oyó la fama de Jesús». [Mateo 14: 1] pronto su fama cruzó las fronteras de Israel y unos griegos vivieron a buscarlo [Juan 12:20-24], cuando esto ocurrió Jesús que sabía discernir los tiempos que marcaban estas cosas, dijo: «Ha llegado

la hora para que el Hijo del hombre sea glorificado».


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La fama no es mala, la Escritura dice: «De mas estima es el buen nombre que las muchas riquezas y la buena fama más que la plata y el oro» [Proverbios 22:1].

El problema es cuando un hombre o una mujer se dedican a buscar la fama como un fin para el ministerio, hay personas que quieren ser famosos cueste lo que cueste, sin importar que vayan pisando personas, sacrificando amigos, manipulando a unos y golpeando a otros, las personas que están haciendo eso descuidan aquellas cosas que los hacen efectivos y su fama se quiebra por sí sola, a otros el peso de la fama les rompe la espalda, a otros les roba el sueño y la paz.

Esa influencia en la vida de cierta gente es muy sutil, a veces casi imperceptible al discernimiento común, es como una semilla invisible que distorsiona las motivaciones, gente que quiere ser famosa para sentirse importante, nuestro anhelo para servir al Señor tiene que ser la obediencia, no un vacío, una persona que siente un vacío en cualquier área de su vida puede ser tentado a buscar en la fama una forma de compensación, es posible que logre algo de lo que se propone, pero al final

puede terminar muy frustrado y con un vacío mucho mas grande.

Una de las experiencias que mas arrepentimiento pueden producir en nuestras vidas, es cuando somos escudriñados en la presencia del Señor y nuestras motivaciones son escudriñadas por los ojos de Dios, por eso y más debemos de cuidar la realidad de nuestras motivaciones en el ministerio, miremos esta cita tomada de cuatro versiones distintas:

«El día en que Dios juzgue lo más íntimo de las personas por medio de Jesucristo. Es lo que dice mi Evangelio»

«Así se verá el día en que, según mi evangelio, Dios juzgue las interioridades de los

hombres por medio de Cristo Jesús»

«Ciertamente llegará el día en que Dios, por medio de Jesucristo, juzgará lo más

profundo y secreto de cada ser humano, como yo digo cuando anuncio el evangelio»

«Hasta el día en que Dios juzgará las intenciones ocultas de los hombres por medio de

Cristo Jesús, conforme a la buena noticia que yo predico». [Romanos 2:16].

No importa cuán largo sea un camino, siempre tiene su final, pensemos siempre en esto, sin duda alguna llegará el día que tenemos que dar cuentas, si cada vez que vamos hacer o decir ciertas cosas, nos tomamos el tiempo de pensar en ello, hay cosas que jamás diríamos y no haremos, si antes de decir o hacer aquello, recordamos que

un día tenemos que comparecer ante el tribunal de Cristo.


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La fama de un evangelista son, la sanidad, los milagros y los prodigios, pero cuando el hombre de Dios empieza a preocuparse por su imagen personal, es decir la publicidad, los afiches, la radio, la televisión y por estar tan pendientes de estas cosas, se desenfoca y descuida su efectividad, hay gente que llega al colmo que exigen mucho en estas cosas y descuidan la relación con el Espíritu Santo que los hizo efectivos, es triste cuando hay gente que se preocupa más por usar ropa de marcas, que por marcar su integridad.

Una mala motivación es suficiente para perder tu efectividad, establecer una relación

con gente desalineada puede sacarte de balance y apartarte del propósito.

Uno de los riesgos que corre la gente que busca la fama, es que un día el ministerio puede crecer más que ellos mismos y allí es donde las cosas se rompen, las finanzas de una persona o un ministerio pueden crecer más que la capacidad de administrar o invertir correctamente, cuando ese balance se rompe vienen los fracasos financieros, años de trabajo se pueden perder en una mala decisión, de la misma manera un

ministerio puede caer en una trampa por una mala actitud.

Igual pasa en la Iglesia cuando la unción evangelística de una congregación desborda la unción pastoral, las Iglesias crecen sin balance y sin equilibrio y hay gente perdida y sola en medio de las multitudes, cuando las Iglesias crecen más que la unción paternal de la casa, el calor de la familia es disminuido por relaciones frías y la gente que tiene hambre de paternidad sale del club para buscar el calor de una familia, porque el propósito de Dios en sus vidas demanda y requiere de una paternidad ministerialmente efectiva.

El hecho de que tú veas una casa bien construida no significa que allí vive una familia sana, de igual manera no en todo “templo” que tú puedes ver bien construido necesariamente significa que hay una Iglesia sana, si estás buscando un hogar espiritual entiende esto: “Todos te quieren, pero no todos te necesitan, todos te aman, pero no todos te pueden ayudar”.

También la unción evangelística puede desbordar la unción magisterial y el resultado son congregaciones con fundamentos débiles y propicias a las divisiones, de la misma manera la unción evangelística desborda la unción profética de un ministerio cuando hay multitudes que no conocen el propósito de Dios para sus vidas.

Puede pasar como se describe en el libro de los Hechos capítulo 19, donde el evangelista Lucas narra que el apóstol Pablo encontró un grupo de discípulos en la ciudad de Éfeso a quienes les preguntó si habían recibido el Espíritu Santo cuando creyeron y para sorpresa del Apóstol Pablo, ellos respondieron de esta manera: «Ni siquiera hemos oído que haya Espíritu Santo», así hay gente hoy que no sabe nada con


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respecto a propósito, otros sus niveles de revelación con respecto a finanzas del reino es muy pobre, o con respecto a adoración, o guerra espiritual, o paternidad, es increíble pero así es muchas veces la respuesta de la gente, “Nosotros no hemos oído

nada de eso”.

El problema es cuando hay pastores e incluso apóstoles inseguros en las Iglesias, que tratan de esconder la gente, tienen temor de exponer la Iglesia a la unción y la revelación de otros, pero recuerda, que un día puedes ser demandado por eso, no es tu Iglesia ni la mía, es la del Señor, solo piensa en el beneficio que ese pequeño grupo de discípulos recibieron, ¡ni siquiera sabían que había Espíritu Santo! y por medio de la unción del Apóstol Pablo el Señor estableció la escuela apostólica de Éfeso, que alcanzó un mayor nivel de madurez que las establecidas en Jerusalem y Antioquia.

En mi opinión uno de estos hombres pudo llegar a ser el Apóstol de la ciudad de Éfeso, a quien después el Señor Jesucristo escribe por medio del Apóstol Juan en la carta a las siete Iglesias y le reconoce la madurez de haber puesto a prueba a los

falsos apóstoles y hallarlos mentirosos.

Pero también lo profético puede desbordar la unción magisterial, esto acurre cuando la gente tiene un montón de profecías y muy poco fundamento, podemos seguir haciendo estas ecuaciones y hacer un examen y aplazarnos todos, pero el mejor camino es regresar a la Palabra que dice:

«Y a unos puso Dios en la Iglesia en primer lugar Apóstoles, en segundo lugar profetas, y en tercer lugar maestros». [1ra Corintios 12:28], pero esto no es una jerarquía, sino más bien un orden divino de fundamento, autoridad y revelación. Observemos la expresión “primeramente” es la palabra “protón” el protón es el que nuclea el átomo, su energía magnetiza y crea un centro de gravedad que permite a los electrodos girar armónicamente y eso evita la desatomisación de las moléculas, lo mismo hace una unción apostólica, por medio de la paternidad, la autoridad, la revelación hace que todos los dones, ministerios, operaciones y manifestaciones (1ra de Corintios 12: 4-12) funcionen correctamente.

El poder y la autoridad de una Iglesia local o una comunidad espiritual de fe, no depende tanto del hecho que la presida un apóstol o un pastor, si no de cuan rendida a la voluntad del Espíritu Santo sean las personas que forman la familia de la fe y por

supuesto esto incluye a quienes presiden la obra.

Hay Iglesias grandes que aunque no tienen el titulo apostólico, son efectivas por causa de que hay una unción paternal fluyendo, si hay una unción paternal, en esa casa hay autoridad y por consiguiente hay gobierno, si hay padres en la casa, hay identidad en los hijos, si hay identidad, también hay propósito en sus vidas.


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Cuando no hay en la casa padres y madres efectivos, la gente está llena de vacíos y son por lo general personas de doble ánimo. Ser padre y ser madre es una responsabilidad y sin importar el tipo de temperamento (carácter) que formes en tus hijos, el mundo y

la vida vendrán para probarlos y ni siquiera te pedirán permiso.

Con respecto a la Iglesia la Escritura dice: «Pero cada uno mire cómo edifica encima, porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. Si alguien edifica sobre este fundamento con oro, con piedras preciosas, madera, heno, u hojarasca, la obra de cada uno será evidente, pues el día la dejará manifiesta. Porque por el fuego será revelada y la obra de cada uno, sea cual sea el fuego la probará». [1ra de Corintios 3:10-13].

Se pueden ver congregaciones donde aparentemente todo su enfoque está en los números, las estructuras son más importantes que las personas, si no somos cuidadosos la visión puede convertirse en una carga, cuando la visión debe ser una avenida para que la gente camine hacia el propósito de Dios en su vida.

Explico esto porque hay gentes que saben que necesitan un padre ministerial, una señal de autoridad en sus vidas, pero la mayoría quieren y sueñan con un padre famoso, quieren la cobertura solo de los ministerios que están en televisión, muchos

se sienten frustrados cuando no logran esa conexión con su soñado padre famoso.

Veo algunos que tienen padres famosos, pero no tienen la efectividad, ni la unción de su padre famoso y la verdad es que tarde o temprano la gente se da cuenta del

verdadero nivel donde cada uno de nosotros se encuentra.

También sucede que la razón por la que hay ministerios que quieren un padre famoso es que en realidad lo que buscan es un “padrino”, es decir, un ministerio que se haga cargo de sus necesidades financieras, por eso es que hay apóstoles que en vez de engendrar hijos se llenan de sobrinos, que muchas veces son gente buena y apasionada por las cosas de Dios, pero otras veces es gente como Lot y no es lo mismo ser un padre que ser un padrino, como tampoco no es lo mismo “enviar” a un hijo del ministerio e invertir en el propósito que une a los padres con los hijos, que apadrinar a un sobrino para cubrir sus necesidades y no pienso que sea malo “apadrinar” solo digo que apadrinar a un sobrino e invertir en un hijo espiritual, son dos cosas diferentes. Sembrar en el reino es una es una bendición pero tenga cuidado de hacerlo

en las personas y propósitos legítimos.

Hay un par de características de los sobrinos que me gustaría mencionar, una de ellas es que aprecian tu oración pero no tu consejo y otra es que quieren la unción, pero no quieren seguir las instrucciones. Un día se pondrá de manifiesto que prefieren poner su tienda en la llanura del Jordán aunque terminen viviendo en medio de Sodoma y


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Gomorra, antes que pagar el precio de subir las montañas de la revelación alineado con un padre ministerial efectivo tanto en relaciones verticales como en relaciones horizontales.

Sin embargo todo tiene casi siempre un aspecto positivo, a Bernabé por ejemplo, le fue bien con su sobrino Juan Marcos, pero con toda seguridad Juan Marcos, supo apreciar el manto de Bernabé y eso le significó ser como dijo muchos años después el apóstol Pablo «ser un hombre útil para el ministerio». [2da Timoteo 4:11]. Pero a Lot, no le fue bien, sus actitudes le separaron del patriarca Abraham y sus descendientes llegaron a ser parte de los enemigos de la simiente de Abraham, Lot es responsable de dos culturas antagónicas del pueblo de Dios, los Moabitas y los Amonitas. [Génesis 19:36-38].

Sin importar el nivel donde tú te encuentres ahora en el ministerio, si llevas la semilla de una madre o un padre apostólico Dios le hará una prueba de paternidad a tus hijos y solo permitirá que lleguen a su destino profético aquellos que aceptaron con humildad los padres que Dios les asignó. Pero quien no conoce tu destino no podrá ayudarte a edificar tu identidad.

No es el momento para abordar con toda profundidad este asunto, lo haremos después. Por ahora regresemos a la pregunta que estamos respondiendo: ¿Qué es mejor un padre efectivo o un padre famoso?

Los extremos son peligrosos, la paternidad efectiva te hace famoso, pero es malo que la fama dañe la efectividad de un ministerio. La proyección de un ministerio se puede hacer en dirección a la fama o en dirección a la efectividad, eso depende si lo que quiero es “servir al Señor” o quiero “obedecer su llamado” cuando la motivación es obedecer su llamado, entonces voy hacia los lugares donde puedo escuchar como Pablo –A una persona que me dice: pasa por Macedonia y ayúdanos, pasa por África y ayúdanos, ven a Nicaragua, a la China, a Venezuela, Argentina, México, Colombia, España, o donde sea-, porque hemos entendido que Dios establece en nuestras vidas una unción y pone en la vida de otros una demanda por la unción que está en nosotros; pero nos puede sorprender que ese clamor y esa demanda por la unción que está en nosotros muchas veces no está tan lejos, a veces no es “un varón macedonio” el que te dice ven ayudarme, si abres bien tus ojos y oídos espirituales, el clamor y la demanda puede venir de tus hijos, de tu propia congregación, de tus vecinos, de pastores amigos que están en la misma ciudad donde tu ministras, de tus hijos ministeriales, otras veces descubres que la demanda por tu unción no está en EEUU, sino en Haití.

Te puede sorprender que muchas veces ese clamor vendrá de hombres y mujeres que sus ministerios tienen mayor desarrollo y proyección que tu ministerio y los


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consideras más exitosos que tú, con más finanzas, con un ministerio más desarrollado, con mas unción, con Iglesias o redes más grandes, pero están carentes de algo que tú tienes y que ellos perdieron en el camino, pero pongamos atención a esto: hay cosas que tuvieron que ser sacrificadas, pero hay otras que fueron pérdidas y no como resultado de un sacrificio, sino de un descuido. Una cosa es que la obediencia nos demande que sacrifiquemos algo y otra cosa es que por descuidos perdamos tiempo, dinero, diseños, relaciones, momentos, etc.

Lo cierto es que si no descubres a tiempo de donde procede el clamor y la demanda de la unción que fluye de tu manto como pastor, evangelista, maestro, profeta o apóstol, nunca podrás ser realmente efectivo en lo que haces. Pero no olvidemos que la efectividad está directamente relacionada con la obediencia.

Si eres un padre espiritualmente efectivo, es solo cuestión de tiempo para que un día seas un padre famoso, pero si vas despacio o pones atención a los detalles pequeños, puedes descubrir a tiempo cual es el punto de ruptura donde la fama puede quebrar

tu efectividad.

Cuando un apóstol es efectivo y prudente en el tipo de gente que cubre, sus hijos ministeriales edificarán el buen nombre de la familia que preside, pero si no eres

prudente el mal testimonio de tus propios hijos también un día te alcanzará.

Es responsabilidad de los padres marcar propósito en sus hijos y cuando los padres o madres son gente con conciencia profética, pueden marcar a sus hijos con la instrucción de Dios. Pero se lo vuelvo a repetir, quien no conoce tu destino, no puede ayudarte a edificar tu identidad.

Pero si no crees en el destino profético de la Iglesia, ¿Cómo podrías creer en un destino poderoso para tus hijos? Si eres pastor, profeta, apóstol, ¿Cómo podrías edificar la fe de la gente en la Iglesia que presides, si no crees en el destino de tu nación? Porque todavía hay gente en el ministerio, que la única esperanza que le pueden transmitir a su congregación, es que cuando se mueran irán al cielo y aunque eso es verdad y totalmente maravilloso y la promesa más grande que tenemos es la vida eterna, pero también hay gente que solo tienen un mensaje para sobrevivir y no tienen nada para conquistar.

Y lo mismo está ocurriendo a nivel de familia, un pastor amigo me enseñó esta verdad; “El techo que mi padre dejó, ahora es el piso de mi ministerio” la pregunta es, si lo que estamos edificando tiene suficiente fundamento estructural para que lo que hoy es el techo de algo, mañana se pueda convertir en piso de alguien y que nuestros hijos

puedan llegar más lejos.


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El problema de algunas familias es que no están dejando un techo, están dejando un hueco en la tierra, por malas decisiones financieras, pero también hay huecos relacionales, huecos matrimoniales, huecos de autoestima. Aprendí de un importante apóstol del Señor que una paternidad débil, es igualmente de dañina que una paternidad que abusa de la autoridad. Es fácil abusar de la autoridad que Dios te permite ejercer en la vida de otros, pero es peligroso e incluso se puede caer en el pecado.

Es promesa del cielo sobre nuestras vidas, familias apostólicas y proféticas sabemos que nuestra simiente será poderosa en la tierra. Estamos comprometidos a entrenar a nuestros hijos, necesitamos darles herramientas, adiestrarlos para la vida, el ministerio y también para los negocios.

En la presión del llamamiento, el ministerio, vienen a nuestras vidas circunstancias a las que difícilmente se puede sobrevivir sin la ayuda de un padre efectivo. El Apóstol Bernabé para cuidar de Pablo en uno de los momentos más críticos de su ministerio, tuvo que ser un padre cercano, para poder ser un padre efectivo, esta es la historia, después de un milagro maravilloso en la ciudad de Listra ocurrió lo siguiente:

«Entonces de Antioquia y de Iconio vinieron unos Judíos y habiendo persuadido a la multitud, apedrearon a Pablo y le arrastraron fuera de la ciudad, suponiendo que estaba muerto, pero los discípulos le rodearon y él se levantó y entró en la ciudad, al día siguiente partió con Bernabé para Derbe». [Hechos 14:19-20].

Permítame decirle lo siguiente: Hay ministerios que no los matan las pedradas del diablo si no el abandono la razón por la que el Apóstol Pablo se pudo levantar de un ataque tan fuerte fue porque tanto sus hijos ministeriales como su compañero de

labores lo rodearon y lo cubrieron a tiempo.

También debo decir esto, hay relaciones de cobertura que podrán funcionar para la Iglesia, el ministerio y la empresa, aunque no sean relaciones tan íntimas y cercanas, pero que no podrán funcionar de forma efectiva para la familia, ahora la intimidad de una relación ministerial hoy ya no depende tanto de la distancia, porque las comunicaciones son extraordinarias en casi cualquier parte del mundo, la intimidad siempre será un asunto del corazón.

Aprende de una vez, hay “profecías” mentirosas y halagos que te desnudan, pero hay consejos y reprensiones que te cubren ¿Qué prefieres, un padre efectivo o un padre famoso?


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Capítulo IV

Así será tu simiente

No pierdas de vista que estamos exponiendo una verdad para desarrollar conciencia

profética del llamamiento, la vocación, el ministerio y el propósito eterno.

El Apóstol Pablo logró vivir estas cuatro dimensiones de la gracia de Dios en su vida, le fue revelado, pudo caminar y ver realizada estas cuatro dimensiones de una

realización plena, del propósito de Dios en su vida.

Hay personas que saben que son pastores, evangelistas, conocen su oficio en el sentido que tienen una definición clara, pero aun así tienen poca claridad sobre el llamamiento de Dios, su vocación y el mayor nivel de realización que es el propósito eterno, (algo ignorado por muchos).

Es como el ejemplo del servicio y la obediencia, cuando solo tienes conciencia de tu ministerio como pastor o como evangelista, puedes servir a Dios, pero para entrar en la comprensión plena del llamamiento tienes que estar dispuesto a obedecerlo.

«Que el Dios del Señor nuestro, Jesús, [el] Cristo, [el] Padre de gloria, os dé Espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de Él; alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál sea la esperanza de su llamado…» [Efesios 1:17-18, Reina Valera 2000]. «Ruego que Dios, el Padre glorioso de nuestro Señor Jesucristo, les dé el Espíritu, fuente de sabiduría, para que entiendan los secretos de Dios y lleguen a conocerlo verdaderamente. Pido que Dios los ilumine con entendimiento para que vean su verdad y sepan lo que tiene preparado para sus escogidos…» [Efesios 1:17-18. Palabra de Dios para todos]. Veamos la oración del apóstol Pablo, un padre apostólico, pidiendo al Padre de gloria que imparta en sus hijos espirituales dos cosas, sabiduría y revelación para alcanzar un conocimiento pleno de Dios como Padre. Pero no es conocimiento conceptual teológico, sino un conocimiento relacional y Pablo sabe que para que esto ocurra nuestro entendimiento debe ser iluminado, la luz de la verdad de Dios es la que produce esa iluminación, ¿Cuál iluminación? Es muy sencillo, tenemos que saber que somos sus hijos, Israel como nación siempre supo que tenía un Dios, pero les costó mucho aceptar que ese mismo Dios también era su Padre, por eso el profeta Juan les dijo: «Porque yo os digo que aun de estas piedras Dios puede levantar hijos a Abraham». [Mateo 3:9].


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Gracias a Dios que cuando el Señor me dio entendimiento de que soy su hijo, ser pastor o ser apóstol, es solo una cuestión de asignación y por lo tanto de obediencia, una de las características de un hijo es que piensa en la herencia y sirve con amor al Dios que tiene por Padre, en cambio los que tienen mentalidad de siervos (asalariados) piensan en el salario que creen que se merecen.

La fe es convicción de lo que se espera, por eso es que la fe no funciona donde no hay

esperanza:

«Por tanto es por fe, para que sea por gracia, a fin que de la promesa sea firme para su simiente».

Es ilegal pretender ser padres espirituales de otros sin tener una herencia para entregar, no le puedes pedir a una persona que te siga si al final del camino no tienes nada para heredarle, es ilegal guiar a la gente a ninguna parte, es ilegal demandar la

obediencia de otros cuando tú no te alineas con nadie.

Yo creo y enseño que no tenemos autoridad (entiéndase legalidad) de demandar a otros los niveles de obediencia y lealtad que nosotros mismos no somos capaces de guardar, en el evangelio de Mateo 23:2-4 el Señor advierte que es una actitud farisea demandarle a los demás que hagan cosas que nosotros no hacemos, esta es la Escritura en referencia:

«En la cátedra de Moisés se sientan los escribas y los fariseos. Así que, todo lo que os digan que guardéis, guardadlo y hacedlo; más no hagáis conforme a sus obras, porque dicen, y no hacen. Porque atan cargas pesadas y difíciles de llevar, y las ponen sobre los hombros de los hombres; pero ellos ni con un dedo quieren moverlas».

Por mucho que hoy hablemos de cobertura y paternidad espiritual, es difícil encontrar ejemplos como aquellos que modelaron el Apóstol Pablo y Timoteo:

«Si llega Timoteo, procuren que se sienta cómodo entre ustedes, porque él trabaja

como yo en la obra del Señor» El Apóstol Pablo reconoce públicamente que Timoteo hace la obra, como también él la hace, pero Pablo no solo habla del fondo si no de la forma de hacer el ministerio y además agrega lo siguiente: «Pero tú has conocido plenamente mi doctrina, conducta, propósito, fe, largura de ánimo, caridad, paciencia»

[2 Timoteo 3:10]

Simplemente es un ejemplo extraordinario, ver un hijo espiritual que conoce plenamente, la doctrina, la conducta, el propósito, la fe, el ánimo, la caridad y la paciencia de su padre ministerial, por eso un hombre como Timoteo tiene toda la autoridad legal de pedirle a sus hijos que ellos guarden también: su doctrina,

conducta, su propósito, fe, largura de ánimo, caridad, paciencia.


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1. Conocer plenamente: cuando conocemos algo de forma plena, llegamos a un sentido de plenitud, conocer la forma completa de algo o alguien con quien tenemos una relación cercana.

2. Conocer plenamente la doctrina: doctrina en esencia se refiere a la escuela, la revelación, la enseñanza, tanto en la parte de la enseñanza, como la revelación, porque lo que en términos de experiencia, lo que ha ocurrido al padre espiritual, afecta al hijo, es decir aunque Timoteo no fue llevado al tercer cielo está impregnado por la ley de impartición, de la misma experiencia.

3. Conocer plenamente la conducta: el conocimiento pleno de la conducta, viene por varios canales relacionales, pasar tiempo juntos, vivir las mismas experiencias juntos, los momentos difíciles y los momentos de gloria, también por observación de parte del discípulo del modelo de vida de su formador.

«Esto te escribo, aunque tengo la esperanza de ir pronto a verte, para que si tardo, sepas cómo debes conducirte en la casa de Dios, que es la Iglesia del Dios viviente, columna y baluarte de la verdad». [1ra Timoteo 3:14-15].

4. Conocer plenamente el propósito: Es tener tal relación de impartición con respecto a saber cuál es el propósito de Dios en todo, la familia, la Iglesia, la ciudad, la nación, las naciones, las finanzas, en todas las cosas que hacemos, de tal manera que aunque el apóstol Pablo no estaba siempre presente físicamente en los mismos lugares que Timoteo, pero era como si lo estuviera, porque Timoteo decía Pablo, “hace la obra

igual que yo”.

5. Conoce plenamente la fe: ¿Cómo es el proceso que dos personas tienen que vivir en la vida y el ministerio, para que el discípulo conozca plenamente la fe de su formador? entre otras cosas será una persona con la capacidad espiritual de provocar la misma dimensión de reino que su formador.

Eso significa que ha visto la operación de la fe, porque Timoteo le ayudaba al Apóstol Pablo: «Y enviando a Macedonia a dos de los que le ayudaban, Timoteo y Erasto, él se quedó por algún tiempo en Asia». [Hechos 19:22].

En Romanos 16:21: «Os saludan Timoteo mi colaborador, y Lucio, y Jasón y Sosípater mis colaboradores». «Por esto mismo os he enviado a Timoteo, que es mi hijo amado y fiel en el Señor, el cual os recordará mi proceder en Cristo, de la manera que enseño en todas partes y en todas las Iglesias». [1 Corintios 4:17].

El Apóstol Pablo fue estableciendo a Timoteo delante de las Iglesias como un co-igual, refrendaba su autoridad y posición delante de otros; veamos Filipenses 1:1: «Pablo y


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Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, con los obispos y diáconos».

En 1ra Tesalonicenses 3:2 dice: «y enviamos a Timoteo nuestro hermano, servidor de Dios y colaborador nuestro en el evangelio de Cristo, para confirmaros y exhortaros respecto a vuestra fe».

En 1ra Timoteo 1:2 dice: «A Timoteo verdadero hijo en la fe: Gracia, misericordia y paz, de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor».

Un verdadero Hijo, debería ser una persona que puedes poner en el mismo lugar donde tú estás con la confianza de que el propósito de Dios continuará, porque donde existan verdaderos hijos, existirá una verdadera familia que pertenece a Dios, donde

sus miembros tienen la identidad de su Hijo.

El gran desafío de una unción apostólica es conectar dos, tres y hasta cuatro generaciones, eso es poderoso, poder tener en el depósito de nuestro espíritu la luz de una esperanza, saber que los hijos pueden continuar la misma labor, es algo totalmente hermoso como padre, tener la convicción de que Dios puede confiar en tus hijos, esa esperanza es la que le da vida y fuerza a tu fe, cuando los padres saben que si no es él, sus hijos y los hijos de sus hijos podrán llegar hasta el lugar donde la promesa se cumple. Porque toda esperanza existe por causa de una promesa.

El Señor le dijo a Abraham: «Te he puesto por padre de muchas gentes, delante de Dios a quien creyó, el cual da vida a los muertos y llama las cosas que no son como si fuesen, EL CREYO EN ESPERANZA CONTRA ESPERANZA, para llegar a ser padre de muchas gentes, conforme a lo que se le había dicho».

¿Qué es lo que Dios ha dicho de ti?

Por favor no sienta, no piense, no invente, la pregunta que le hago es: ¿Qué es lo que

Dios te ha dicho de ti?

Pero más importante todavía es saber, ¿Qué es lo que Dios ha dicho de tu simiente? Debemos conocer cuál es el destino de la gente que ministramos, porque algunos serán gente para el ministerio sacerdotal, otros serán reyes posicionados en lugares de influencia económica, otros serán ejecutivos de negocios, otros desarrollaran su influencia como servidores públicos, otros serán deportistas de alto rendimiento, otros serán músicos, poetas, escritores, médicos, abogados, en todos los campos de la vida, en todos los ambientes, Dios establecerá sus hijos.

Porque al padre de la fe le dijeron: “Así será tu simiente”


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Cuando Dios le dice al padre de la fe, así será tu simiente, le está mostrando algo mucho más significativo que números, le está mostrando un modelo, una imagen, un testimonio, le muestra un Jacob, un Samuel, un Elías, un David, un Pedro, un Pablo, un sacerdocio, una nación santa, y le dice «así será tu simiente» y por último le muestra la manifestación del Verbo Eterno y le dice así será tu simiente.

Jesús dijo que Abraham vio su día y se gozó. «Abraham vuestro padre se gozó de que

había de ver mi día; y lo vio y se gozó». [Juan 8: 48-56].

Abraham vio por revelación la dimensión del propósito eterno, la manifestación del Verbo de Dios, por eso cuando fue con su hijo Isaac al monte Moriah él dijo: «Dios se proveerá de Cordero para el sacrificio»; esas no fueron palabras para entretener a Isaac, fueron palabras de revelación.

Pero también Isaac tenía la misma revelación cuando bendijo a su hijo Jacob profetizó diciendo: «He aquí el olor de mi hijo, es como el olor del campo que Jehová ha bendecido. Dios te dé del rocío del cielo y de lo más preciado de la tierra: trigo y vino en abundancia. Que los pueblos te sirvan y las naciones se postren ante ti. Sé Señor de tus hermanos y póstrense ante ti los hijos de tu madre. Sean malditos los que te maldigan y sean benditos los que te bendigan». [Génesis 27:27-29].

Separemos en algunas partes la profecía y veremos la línea mesiánica en ella:

A. «He aquí el olor de mi hijo». ¿Cuál es ese olor? Es el olor de la sangre del sacrificio redentor del Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, momentos antes de presentarse ante su padre, Jacob fue cubierto con las pieles de cabritos sacrificados y la palabra dice: «Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él». [2da de Corintios 5:21].

B. «Dios te dé del rocío del cielo y de lo más preciado de la tierra: trigo y vino en abundancia». El rocío en esta profecía es tipo de Cristo, él es la palabra eterna enviada como rocío en la madrugada de la humanidad de su época, también lo más preciado que hay en la tierra es el hombre, el trigo es tipo de la Iglesia y el vino del gozo.

«Tu pueblo se te ofrecerá voluntariamente en el día de tu poder, en la hermosura de la santidad. Desde el seno de la aurora tienes tú el rocío de tu juventud». [Salmo 110:3].

«Yo dormía, pero mi corazón velaba. Es la voz de mi amado que llama: ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, perfecta mía, Porque mi cabeza está llena de

rocío, mis cabellos de las gotas de la noche». [Cantares 5:2].


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«Tus muertos vivirán; sus cadáveres resucitarán. ¡Despertad y cantad, moradores del polvo! Porque tu rocío es cual rocío de hortalizas, y la tierra dará sus muertos». [Isaías 26:19].

«Yo seré a Israel como rocío; él florecerá como lirio, y extenderá sus raíces como el Líbano». [Oseas 14:5].

C. «Que los pueblos te sirvan y las naciones se postren ante ti».

«Después de esto miré, y he aquí una gran multitud, la cual nadie podía contar, de todas naciones y tribus y pueblos y lenguas, que estaban delante del trono y en la presencia del Cordero, vestidos de ropas blancas, y con palmas en las manos» [Apocalipsis 7:9].

Estas son profecías mesiánicas, porque ya el olor del Cristo proféticamente se podía sentir en ellos, por eso la Escritura dice:

«Que los profetas escudriñaban para ver qué persona y que tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, quien predijo las aflicciones y las glorias después de ellas. A ellos les fue revelado que, no para sí mismos sino para vosotros, administraban las cosas que ahora os han sido anunciadas por los que han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las que hasta los ángeles anhelan contemplar». [1ra de Pedro 1:11-12].

Porque es a Jesús y solo a Jesús, que la Escritura dice; Que se le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para gloria de Dios Padre. [Filipenses 2:10].

Tanto Abraham, como Isaac y Jacob tenían la misma esperanza, por eso es que también Jacob profetizó de esta manera al cuarto de sus hijos Judá porque pudo ver proféticamente la línea mesiánica, a éste dijo:

«Judá, tus hermanos te alabarán, tu mano estará sobre el cuello de tus enemigos, los hijos de tu padre se postrarán ante ti... el cetro no será quitado de Judá, ni la vara de autoridad de entre sus pies, hasta que venga Siloh y le obedecerán los pueblos… lava en vino su vestidura y en sangre de uvas su manto, sus ojos están brillantes como el vino y sus dientes blancos por la leche». [Génesis 49:8-12].

¡Así será tu simiente!

Cómo vio el apóstol Pablo a la Iglesia en su generación, qué escribió, acerca de la esperanza de la labor de su apostolado, ¿Cómo la estamos viendo nosotros? ¿Cuál es tu esperanza?, tú estás aquí para recibir, para ampliar y dimensionar esa revelación.


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¿Cuál revelación? la esperanza de tu llamamiento, de tu vocación y del propósito eterno de Dios en tu vida, tu familia, tu ciudad, tu nación y las naciones de la tierra.

Cuando un hijo de Dios no logra llegar a este nivel de comprensión espiritual del llamamiento, la vocación, el ministerio y el propósito eterno, es muy difícil rendir áreas de la vida, que solo estamos dispuestos a rendir, cuando desarrollamos conciencia espiritual de lo que el apóstol Pablo llamó la esperanza de nuestra vocación: «Como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación». [Efesios 4:4].

Vocación: Es algo a la cual tú decides consagrarte por completo, es cuando tú te dedicas a hacer algo, mas por el placer que te causa, que por el beneficio financiero que recibes, cuando estás comprometido con tu vocación no tienes tiempo para calcular cuánto te van a dar o el precio que tienes que pagar para alcanzarlo, porque te vuelves deudor al propósito, es una deuda de amor y gratitud que llevas en tu espíritu por causa de una esperanza. Pero esa esperanza es incluyente para tu vida, me gusta

la frase que dice: “El problema que tú le resuelvas a Dios determinará tu recompensa”.

Pero un médico que no tiene vocación de servicio, si tú no le pagas, no te opera, prefiere dejarte morir.

Pastores sin vocación: «Entonces vino a mi palabra de Jehová diciendo, oh hijo de hombre profetiza contra los pastores de Israel. Profetiza y di a los pastores que así ha dicho Jehová; ¡Hay de los pastores de Israel que se apacientan a sí mismos! ¿Acaso los pastores no deben apacentar a las ovejas? Pero vosotros os coméis a las mejores de ellas y os vestís con la lana. Degolláis a la oveja engordada y no apacentáis al rebaño. No fortalecen a las ovejas débiles, ni curan a las enfermas. No han vendado a la perniquebrada, ni han hecho volver a la descarriada, ni han buscado a la perdida». [Ezequiel 34:1-4].

Es responsabilidad pastoral:

a. Fortalecer a las débiles b. Curar a las enfermas c. Vendar a la perniquebrada

d. Buscar a la perdida

Cuando un pastor pierde su vocación habrá familias viviendo en orfandad. Pero cuando los profetas y los apóstoles pierden su vocación, habrá ciudades y naciones en

orfandad y ministerios en abandono.

Aunque existen colaboradores de Dios como Bernabé si no hay hijos, no hay esperanza, porque cuando hay personas que no tienen conciencia del llamamiento, la


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vocación, el ministerio y el propósito eterno, no tienen la revelación y la motivación para pagar el precio, alinearse con una correcta autoridad espiritual, rendir sus sueños personales y caminar en los sueños de Dios, dejar de ser niños y convertirse en padres porque para esto somos colaboradores de Dios. «Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios» [1 Corintios

3:9].

Yo denuncio hoy que si hay pueblos en abandono, es porque hay hombres y mujeres que no están obedeciendo a su llamado, se volvieron sordos al clamor y la demanda que hay sobre su unción y también porque otros negociaron su vocación, pero si este libro llegó a tus manos, yo voy a tener esperanza de que el Espíritu Santo lo puede hacer llegar a tú corazón.

Regresemos un poco, a las palabras que el apóstol Pablo escribe diciendo: «Como fuisteis también llamados en una misma esperanza de vuestra vocación». ¿Cuántos de nosotros realmente compartimos la misma esperanza? ¿Cuántos compartimos la misma vocación? Yo sé y usted también lo sabe que hay mucha diversidad en los ministerios de Dios, pero también es cierto que lo que conecta proféticamente dos, tres o cuatro generaciones es cuando padres e hijos tienen la revelación de la misma esperanza, para sus generaciones, para la ciudad, para la nación, Elías tuvo muchos discípulos en las escuelas de profetas, pero Eliseo destacó y pudo desarrollar la misma esperanza y vocación para la nación. Podemos decir que si la esperanza es un destino, la vocación es el camino.

El Señor Jesús realizó una obra de restauración ministerial en la vida de uno de sus hijos, el Apóstol Pedro, al que no solo lo restituyó al ministerio, sino que también lo engendró en la misma esperanza y vocación, por esa razón al resucitar el Señor le dijo mientras desayunaban juntos:

«Entonces, cuando habían acabado de desayunar, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Pedro le dijo: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis corderos. Y volvió a decirle por segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le dijo: Sí, Señor, tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo por tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me quieres? Pedro se entristeció porque la tercera vez le dijo: ¿Me quieres? Y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te quiero. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas. En verdad, en verdad te digo: cuando eras más joven te vestías y andabas por donde querías; pero cuando seas viejo extenderás las manos y otro te vestirá, y te llevará adonde no quieras. Esto dijo, dando a entender la clase de muerte con que Pedro glorificaría a Dios. Y habiendo dicho esto, le

dijo: Sígueme». [Juan 21:15-19. Biblia de las Américas].


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Pedro fue restituido en el ministerio primero porque Dios es bueno, pero también porque Pedro estuvo dispuesto abrazar la misma esperanza y vocación que Jesús.

Hay privilegios que Dios le da a ciertos hombres y mujeres en cada generación de la Iglesia, cuando el nivel de compromiso de ellos está por encima del promedio, Jesús preguntó a Pedro: ¿Me amas más que estos?

Esto me dice a mí que el nivel de tu pasión determinará tu elección con Dios.

Observe que se lo preguntó tres veces ¿Me amas? pero solo una sola vez con la expresión “Más que estos”, las formas masculina y neutra de la palabra griega “estos” son iguales, “¿Me amas más de lo que amas este negocio de la pesca?, y le pregunta y delante de sus propios hermanos y compañeros de ministerio a los que indujo a volver a la pesca. Aunque algunos creen que la pregunta iba dirigida en el sentido de: ¿Me amas más que estos, es decir me amas más que Juan, que Jacobo, que Mateo? Sin embargo, la entonación estaba relacionada con su retorno a la antigua labor de la que fue llamado: La pesca después de su negación. Por eso le dice delante de aquellos a los que influenció arrastrándolos al negocio de nuevo. [Juan 21:1-11]. Es como que también le hubiera dicho, si es cierto que me amas más que estos elementos: La barca, las redes, los peces, dímelo delante de aquellos que persuadiste, para que delante de ellos también me lo demuestres que me amas más que la pesca, y que te vas a dedicar a atender mis ovejas.


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Capítulo V

El Ministerio

Desde hace muchos años el Espíritu Santo ha venido trayendo a la Iglesia una redefinición de la palabra “ministro” uno de los exponentes más conocidos de este avance espiritual es el Doctor Morris Cerullo, quien es reconocido como un Padre Apostólico con un ministerio de alcance global, quienes hemos sido parte de sus escuelas del ministerio entendemos que somos productores de pruebas de que Jesucristo está vivo.

Cuando los santos son equipados para la obra del ministerio, su identidad es afirmada, los dones son activados y todos sin excepción alguna y sin excusas y sin temor, ¡sabemos que sabemos y el diablo sabe que nosotros sabemos; que podemos producir

esas pruebas como testimonio al mundo de que Jesucristo está vivo!

Efesios 4: 12 dice: «a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio». Este es un nivel donde cada creyente, madura para convertirse en un discípulo de Cristo, siendo fiel como discípulo desarrolla carácter e identidad como un hijo de Dios y en su condición de hijo quiere hacer la voluntad del Dios que tiene por Padre. Dispone su corazón para ser instruido para la obra del ministerio cualquiera que esta sea, camina

bajo una unción delegada, camina bajo instrucciones y ve recompensa por lo que hace.

En la carta a los Efesios el Apóstol Pablo explica que: «El mismo constituyó a unos Apóstoles, a otros Profetas, a otros Evangelistas y a otros Pastores y Maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del ministerio». Tenemos que capacitar a los santos para la obra del ministerio y menos del 2% de los cristianos están relacionados con la administración eclesiástica de la Iglesia, más del 98% están relacionados en su actividades diarias con un mundo no convertido, ¿Dónde entonces los santos llevarán a cabo su ministerio?

También el mismo Apóstol Pablo escribió:

«De este evangelio yo Pablo llegué a ser ministro. Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros y completo en mi propia carne lo que falta de las tribulaciones de Cristo a favor de su Cuerpo, que es la Iglesia. De ella llegué a ser ministro según el oficio divino que Dios me dio a vuestro favor…» [Colosenses 1:23-25]

La expresión que queremos destacar es esta: “según el oficio divino” y quiero juntar esta frase con otra del Señor Jesucristo cuando le dice a Nicodemo en Juan 3: 6:«Lo que es nacido de la carne, carne es y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es». Entonces cuando alguien nace al ministerio según el oficio divino y es constituido como Apóstol,


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Profeta, Maestro, Pastor o Evangelista, esa persona tiene de parte de Dios un compromiso personal y directo, para capacitarlo, entrenarlo, habilitarlo con dones, proveer los recursos, humanos, financieros, a fin de darle vida y sustento también a

todo aquello que sea concebido espiritualmente en el ministerio de esa persona.

Pero si quienes ministramos en el cuerpo de Cristo según la legalidad de un oficio

divino, introducimos en nuestra asignación “ideas humanas” Dios ya no tiene compromiso con esas cosas, por eso hay proyectos que son imposibles cuando no se conciben en la revelación del Espíritu Santo.

Resaltemos esta frase «De ella llegué a ser ministro según el oficio divino que Dios me dio a vuestro favor». Me hago esta pregunta ¿Cuánto favor está trayendo nuestros ministerios a favor de la gente que se expone al oficio divino que Dios nos entregó para equipar a los santos? para que cumplan su misión en la vida, pero siempre es necesario recordar que la obediencia y fidelidad de la gente que ministramos es determinante para su bendición.

Cuando hay asuntos que nacen de una motivación del alma o incluso carnal, esas cosas solo pueden ser alimentadas desde el alma o carnalmente, entonces hay gente que tiene que manipular sentimientos para construir “un templo lujoso” que responde a la motivación de su ego y no a una instrucción de Dios, también hay gente que tiene que manipular relaciones para llegar a ciudades y naciones que están fuera de su asignación y en el mejor de los casos están fuera de su tiempo.

Con respecto a motivaciones carnales, como ejemplo bíblico miremos el caso del Rey Saúl, quien después de la derrota de Amalec se levantó para sí mismo un monumento, [1ra de Samuel 15:12]. “Un monumento” no es otra cosa que una forma de culto a la personalidad, esa es una diferencia entre Saúl y David, mientras Saúl se levantó un “monumento” David siempre levantó un altar, para adorar el Rey de Gloria Jehová de

los Ejércitos.

Te haré una pregunta:

¿Lo que estás edificando es un monumento o es un altar?

¿La Iglesia que hoy edificas, es un monumento o es un altar?

¿La familia que hoy edificas, es un monumento o es un altar?

¿La empresa que hoy edificas, es un monumento o es un altar?

Hay una manera sencilla de saberlo. Esas personas que tú ministras, ¿Tienen tu imagen o la de Cristo? ¿A quién le guardan fidelidad esas personas, a tu denominación,

a tu red o al reino de Dios? ¿De quién son hijos?


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¿Cuál es el énfasis de tu mensaje?

Cuando un Hijo de Dios tiene conciencia profética de su ministerio, sabe cuál es su oficio divino, por eso hay hombres que nacieron al ministerio como evangelistas y terminaran su carrera como evangelistas, otros saben que empezaron siendo pastores, pero que está viniendo a sus vidas un llamamiento mayor, no siempre la unción primaria será la unción final, pero si no defines tu ministerio, será muy difícil que puedas entender tu llamamiento, para que eso ocurra tienes que interpretar tu asignación.

Cuando tengo definido cuál es mi oficio divino, puedo responder con claridad: Soy Pastor, Soy Evangelista, Soy Profeta, Soy Maestro, Soy Apóstol y hay quienes pueden decir como Pablo, «Apóstol, Predicador y Maestro» [2 Timoteo 1:10-11].

Pero recuerda que nuestra mayor dignidad es que somos hijos de Dios, lo demás es solo un oficio necesario. He visto con cierta tristeza en ciertos círculos, una forma de desprecio a la labor y el oficio divino del pastor, de alguna manera hay gente que ve en el oficio del apóstol y del profeta un título que los distingue como superiores a los demás, una forma de jerarquía y el don apostólico y profético, si está revestido de una autoridad y una unción mayor, pero eso debe proveer seguridad, afirmación, identidad en los otros ministerios, al cuerpo de Cristo en general y en especial a quienes son parte cercana a su asignación.

Solo para provocar la sana reflexión de algunos, vamos a agregar los siguientes

comentarios:

No se pagó más sangre departe de Jesús por el oficio del apóstol que por el oficio del pastor, es mas ambos junto con los otros oficios, son solo unciones de un mismo manto y una misma virtud, para un mismo propósito, con diversidades que se edifican mutuamente, con distintos niveles de revelación y de autoridad, pero procedentes del mismo corazón del Padre por medio de su Hijo para edificar Su Iglesia.

Pero además quiero hacerle recordar un pequeño detalle, antes que el Señor entregara su sangre en la cruz, dijo: «Yo soy el buen pastor, el buen pastor su vida da, por las ovejas», [Juan 10:11]; de alguna manera Jesús murió mas como pastor que como apóstol, el Señor pudo haber dicho también (el buen apóstol, el buen profeta, el buen maestro, el buen evangelista), “su vida da por las ovejas” pero no fue así; el

apóstol de nuestra profesión dijo; «el buen pastor su vida da por las ovejas».

Cualquiera que sea tu ministerio recuerda que no son títulos, son solo oficios necesarios y por cierto de los que un día tendremos que dar cuentas:


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«Porque todos nosotros debemos comparecer ante el tribunal de Cristo, para que cada uno sea recompensado por sus hechos estando en el cuerpo, de acuerdo con lo que hizo, sea bueno o sea malo». [2da Corintios 5:10. Biblia de las Américas].

En medio de esta reflexión hay un punto medular con respecto a cómo nosotros podemos ver el ministerio, ¿Cuál es la imagen de tu fe? Toda expresión de fe concebida en revelación, nos va a producir la imagen correcta de aquello que debe ser edificado y se espera sea el fruto de nuestro ministerio, el apóstol Pablo, usaba por ejemplo expresiones como estas:

«Que ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo en mi carne lo que falta de las tribulaciones del Cristo por su cuerpo, que es la Iglesia; de la cual soy hecho ministro, por la dispensación de Dios la cual me es dada en vosotros, para que cumpla la palabra de Dios; [a saber], el misterio escondido desde los siglos y generaciones y que ahora ha sido manifestado a sus santos, a los cuales quiso Dios hacer notorias las riquezas de la gloria de este misterio en los gentiles; que es Cristo en vosotros, [la] esperanza de gloria, el cual nosotros anunciamos, amonestando a todo hombre, y enseñando en toda sabiduría, para hacer a todo hombre perfecto en Cristo Jesús; en lo cual aún trabajo, combatiendo por la operación de él, la cual él obra en mí poderosamente». [Colosenses 1:24-29. Reina-Valera].

Destaquemos algunas cosas, el apóstol dice claramente que él fue hecho ministro de la Iglesia del Señor, es decir alguien que sirve porque le fue asignada una función necesaria en el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia.

También dice que parte de sus funciones ministeriales las cumple “amonestando a todo hombre, y enseñando en toda sabiduría, para hacer a todo hombre perfecto en Cristo Jesús;”

Le hago una pregunta, en su ministerio que significa para usted y los que usted preside la expresión: “Enseñando en toda sabiduría” Tomando en cuenta que el resultado de esa enseñanza produce perfección de una persona como hijo de Dios y eso se debe ver reflejado en los roles de un hombre como padre, como esposo y de una mujer, como esposa y como madre, como también la condición de hijo de Dios se debe reflejar en la vida de la persona empresario, como deportista, como político, como artista, como artesano, como productor, como arquitecto, como médico, como maestro, como comerciante, como abogado, como militar, como modista, como servidor público, como enfermera, etc.

Se espera que nuestra labor haga que cada persona sea viable como un testigo de la fe, como un productor de pruebas del poder del evangelio del reino, como una persona habilitada a representar a Cristo en cualquier ambiente, certificado en su condición de embajador del reino de Dios, la gente del mundo buscará en los hijos de Dios, la manifestación del amor y del poder del Dios que tenemos por Padre, de otra manera no se puede explicar que la gente busque a un pastor, a un evangelista, o al profeta, al apóstol, cuando un familiar tiene cáncer, o cuando su matrimonio se está rompiendo, cuando se quiebra su economía, la gente busca lo de Dios en nosotros y el


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que nos entregó la comisión de predicar el evangelio del reino en su nombre dijo: «Y yendo, predicad, diciendo: El Reino de los cielos ha llegado. Sanad enfermos, limpiad leprosos, resucitad muertos, echad fuera demonios; de gracia recibisteis, dad de gracia». [Mateo 10:7-8].

Pero una persona puede perfectamente pasar la vida y nunca haber puesto un ladrillo en aquello que nosotros llamamos templo, nunca haber hablado desde un pulpito moderno y perfectamente haber cumplido la voluntad de Dios en su vida y ministerio. Abraham el padre de la fe nunca construyó un templo, pero cumplió el propósito de Dios, gente como José traerán soluciones en medio de las crisis de los pueblos, son hombres y mujeres que tal vez nunca construyan un “templo” pero traerán soluciones.

Porque tenemos que recordar que nosotros no solo somos ministros de un culto, como lo fueron los levitas de la clase sacerdotal de Aarón, que fueron consagrados para desempeñar las labores de un culto, todo en sus vidas estaba relacionado con el altar, con las ofrendas, pero en cambio nosotros somos ministros de un nuevo pacto y pertenecemos a una nueva clase sacerdotal, que no es según el orden de Aarón, si no conforme al orden de Melquisedec.

Quienes hoy servimos al ministerio, trabajamos en piedras vivas, en personas, en familias, esto lo recuerda con claridad el apóstol Pedro que dice:

«También ustedes son como piedras vivas, con las cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que Dios acepta por medio de Jesucristo». [1ra de Pedro 2:5 Nueva Versión Internacional].

Somos arquitectos y maestros de obra edificando una casa espiritual, que es la luz del mundo, eso significa que cuando esas piedras vivas están en su relación con el mundo producen luz, por causa de su testimonio, en su casa, en su trabajo, en su centro de estudio, en su vecindario, en los negocios y cuál es el nivel de vida de esas piedras vivas, cuál es su consistencia espiritual, cómo es la calidad de vida. ¿A dónde queremos llegar con esta reflexión?

Es que no me puedo conformar como ministro porque construimos un templo, porque está lleno todos los domingos, porque las metas de crecimiento son cumplidas y por supuesto que todo eso es bueno, excelente y necesario, es lo deseado, pero no me puedo conformar si la gente sigue viviendo en pobreza, endeudada, si los matrimonios viven en eternos conflictos, si nuestros hijos no están conectados en un pacto generacional, no nos podemos conformar, si nuestros empresarios quiebran no podemos estar contentos, porque si hay un pacto, también hay promesas, pero no para gente egoísta que solo piensan en ellos mismos, si no con gente que su prioridad es edificar el reino de Dios en las familias, ciudades, pueblos y naciones.

Yo creo que ser parte del Cuerpo de Cristo es privilegio que tenemos por su sangre, pero ser parte del ministerio de la Iglesia es además de un privilegio una responsabilidad que se nos confía por gracia, pero el proceso de la formación del ministerio del Espíritu en nosotros, implica un proceso de muerte a la CARNE, déjeme


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decirle que igual que usted siempre he tenido un profundo respeto por aquellos hombres y mujeres, e incluso niños, que han preferido morir físicamente, antes que negar su fe en Jesucristo, la pregunta es ¿Entre nosotros, los cristianos de hoy quién no admira a esas personas?

La biblia misma está llena de ejemplos de aquellos que con su testimonio nos demuestran su fe, pero siempre me he preguntado, cómo lo hicieron, porque algunos incluso fueron y son torturados por su fe, creo que después de muchos años de meditar en la vida y en el ejemplo de estas personas descubrí una valiosa perla de vida, es que aunque ellos tengan posiblemente los mismos defectos que muchos de nosotros tenemos, ellos encontraron algo mas valioso que sí mismos, por lo cual vale la pena vivir o morir.

Las arenas del coliseo romano son testigos del testimonio de aquellos que no negaron su fe, como el pretoriano Marcelo, narrado en el Martin de las Catacumbas o el noble Polio de 13 años de edad, que no pudo ser amedrantado por el terror del coliseo ni seducido por la opulencia del mármol romano, les dijo:-Yo puedo morir pero no puedo traicionar a mi Salvador-, sus inquisidores para tratar de persuadirlo le dijeron:-Tú estás viendo que mostramos misericordia contigo. Tu noble nombre, así como tu inexperiencia nos causan lástima, si tú fueras un prisionero común te ofreceríamos en pocas palabras la simple elección entre retractarte o morir. Pero en este caso queremos razonar contigo, porque no queremos que se extinga una noble familia por la ignorancia u obstinación de un heredero degenerado-. A lo que el noble Polio respondió: - Os, agradezco de todas vuestras consideraciones, pero vuestros argumentos no significan nada para mí ante la suprema autoridad de mi Dios-, los persuasivos senadores insistieron y subieron el tono de sus amenazas: Muchacho temerario e irreflexivo, Acaso puedes tú encontrar un argumento más poderoso. La ira del emperador es irresistible-. Pero Marcos Servilio Polio respondió:-Aun más terrible será la ira del Cordero-.

Los cristianos de hoy necesitamos descubrir esa verdad en nuestras vidas, no como un concepto, si no como una verdad, para aplicarla a todos los campos de la vida, se necesita de una fe inquebrantable para enfrentar los leones de las arenas de aquel coliseo, como también se necesita algo de fe para desafiar la pobreza en la que el mundo quiere que los cristianos vivamos como gente de segunda, si la opulencia del mármol romano con todas sus orgias, sus bacanales, su corrupción no pudo seducir la fe de los hijos de Dios, porque entonces vamos a permitir ahora que el mundo con sus modelos de tercera y cuarta categoría estén minando el testimonio de la Iglesia.

Una pregunta más, ¿Qué tan valioso es para ti el evangelio? ¿Cuánto vale nuestra fe? ¿Qué tan valioso es para nosotros el ministerio?

El problema que tenemos hoy en una parte de la Iglesia es que muchos ignoran estas cosas, otros creen que las arenas del coliseo y el mármol romano es un asunto del pasado, pero en pleno siglo 21 tenemos más de trescientos cincuenta millones de cristianos en el mundo viviendo bajo persecución y no digo esto pensando que esos hermanos nuestros sean gente débil, de ninguna manera sino tuvieran testimonio ya


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hubieran negado su fe, para ellos terminar con la persecución es tan sencillo como negar su fe, pero prefieren morir o sufrir el despojo de sus bienes que negar al Cordero, mientras nosotros todavía tenemos en nuestras Iglesias un montón de gente que su fidelidad a Dios cuelga del delgado hilo de sus emociones, y tengo que decir esto con pena y vergüenza, en nuestras Iglesias hay gente que por todo tiembla, pero en la Iglesia que está fundada sobre la ROCA y está construida con piedras vivas, en su Iglesia las cosas son diferentes, algo tenemos que hacer para que la gracia del Señor tome esas multitudes débiles y trémulas y las convierta en un ejército imponente. Pero los cristianos de hoy ya no podemos seguir justificando ciertas actitudes que toleramos todavía en medio de nosotros, que realmente no sé si atribuírselas a la ignorancia o la inocencia.


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Capítulo VI

El llamamiento

Realmente el llamamiento tiene por lo menos dos implicancias bien definidas, la primera es cuando Dios empieza a manifestar su llamado a sus escogidos y muchos de ellos como el caso del profeta Samuel, su llamamiento fue manifestado desde muy temprana edad y en otros ha sido diferente, para unos ha sido un momento, para otros un proceso acompañado de diversas experiencias, la segunda implicancia del llamamiento es cuando el lente ministerial, sufre los ajustes necesarios, viene una especie de graduación de los sentidos ministeriales, es cuando empezamos a definir de forma precisa los tiempos de Dios, los diseños, las estrategias divinas. Por razones metodológicas hemos planteado el siguiente orden, el ministerio, el llamamiento, la vocación y el propósito eterno, aunque el título de este libro tiene un orden diferente, porque es como realmente ocurre, primero viene un llamamiento, luego la vocación, el

ministerio y el propósito eterno.

El llamamiento es cuando además del oficio recibes una revelación de hacia ¿Dónde? Y hacia ¿Quiénes? tienes que ministrar con el oficio que se te confía. Tienes que ser

enviado por el Espíritu Santo.

Si en tu vida ha habido un proceso, es porque hay un propósito, y es en el proceso donde Dios ha depositado una unción, un manto, una gracia, una verdad, pero ahora es cuando vendrá una demanda por la unción que Dios puso en su ministerio que opera en nosotros.

Somos árboles plantados junto al río de Dios que dan fruto y ese fruto es para la sanidad de las naciones, sanidad familiar, sanidad física, pero también emocional, relacional, pero es urgente que esa sanidad también sea financiera.

El llamamiento se define en los momentos de la vida cuando tenemos ciertas experiencias con Dios que tienen la característica de marcar nuestras vidas, que puedes ver el propósito por el cual fuiste ungido, que los procesos de tu vida en Dios ahora es cuando tienen sentido.

En un momento del camino Pablo tuvo una de las experiencias más significativas de su ministerio:

«Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo

hablar la palabra en Asia». [Hechos 16:6].


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Cuando uno lee cosas como estas, se pregunta cuál fue la razón por la cual el Espíritu Santo le prohíbe al Apóstol Pablo tocar con su ministerio toda una masa continental, donde existen millones de personas viviendo en tinieblas, estamos hablando de una vasta región geográfica donde hoy se encuentran países como: Singapur, Arabia Saudita, Armenia, Azerbaiyán, Bangladesh, Camboya, Filipinas, Taiwán, Siria, Mongolia, Vietnam, Pakistán, Emiratos Árabes Unidos, Kuwait, Indonesia, Japón, China, Jordania, Malasia, Chipre, Laos, Corea, Georgia, y otros más.

Uno piensa tiene que haber una razón, una estrategia para que esto tenga sentido y claro que esa razón existe y es muy espiritual, pero además en el continente asiático desde hace miles de años estaban ubicados los centros espirituales de culto más peligrosos, no solo se trataba de ayudar personas si no que antes de eso había que enfrentar a los sacerdotes paganos y atar demonios de alta jerarquía. Es en la parte sur del continente asiático, (sur de china y norte de la india) donde se encuentra la cordillera de los montes Himalaya, entre ellos el monte Everett, que han sido lugares de cultos milenarios y el apóstol Pablo todavía no estaba listo para enfrentar esos principados, pero no solo tenía que estar listo él, también tenían que estar listo sus

hijos ministeriales y sus socios financieros.

«Y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se le permitió. Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas. Y se le mostró a Pablo una visión de noche, un varón Macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayunados».

Para comprender mejor la estrategia del Espíritu Santo es necesario presentar una breve panorámica del trasfondo histórico espiritual del origen de Macedonia porque la batalla espiritual territorial que el Apóstol libra en esa región es trascendental para el futuro de su ministerio y como consecuencia para la propagación del evangelio del reino.

La ciudad de los Filipenses debe su nombre a Filipos el padre de Alejandro Magno. Filipos fue una importante ciudad del antiguo imperio Macedónico que alcanzó su gloria en la corta monarquía de Alejandro Magno conocido también como Alejandro el Grande quien murió a la edad de 33 años, fue un discípulo del filósofo griego Aristóteles (quien era un formador de cultura) también Alejandro fue consagrado en Egipto como hijo del dios Amón, después de su muerte en el año 223 a.d.c. su imperio se dividió en cuatro brazos, el general Ptolomeo I ocupó la región de Egipto, el general Seleuco gobernó la región de Siria, Mesopotamia y Persia, el general Casandro se encargó de Macedonia y Grecia, mientras que el general Lisímaco se estableció en Tracia y en toda el Asia Menor. Pero además de los espíritus relacionados con Alejandro el Grande, había otros espíritus territoriales como los ubicados en la parte


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central de Grecia donde está el monte Olimpo y en la costa del Mar Ageo donde se encontraba la ciudad de Atenas una plataforma del espíritu de Grecia.

Con esta breve información podemos deducir que las raíces espirituales de Macedonia fueron alimentadas por la influencia del dios Amón y el espíritu de Grecia, además en el espíritu de Alejandro el Grande estaba la manifestación de globalizar el mundo.

Con esta panorámica espiritual podemos apreciar la profundidad en la estrategia del Espíritu Santo y la magnitud de la resistencia que le sería presentada al apóstol Pablo por los principados de aquella región, pero sigamos la narración de Lucas que dice: «Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio». [Hechos: 16:6-10].

¿Cuál fue el resultado de la obediencia de Pablo a la visión del llamamiento de Dios?

Lucas sigue narrando y dice: «Zarpamos pues de Troas, venimos con rumbo directo a Somatracia, al día siguiente a Neapolis; y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de Macedonia». ¿Qué pasó en ese lugar?

a. Vino la conexión con una importante mujer de negocios llamada Lidia, era vendedora de purpura de la ciudad de Tiatira, o sea, esta mujer estaba muy bien relacionada socialmente, discipulada correctamente se convirtió en una importante columna financiera. [Versículos 13-15].

b. Se activó una dimensión de guerra espiritual territorial de alto nivel, todo empezó con la liberación de una mujer que tenía espíritu de adivinación [versículos 16-18].

c. Dios estableció una plataforma para que ellos le predicaran el evangelio del reino en ámbitos de autoridad, [versículos 19-23], todos los jueces y magistrados escucharon al apóstol Pablo presentar su defensa del evangelio.

d. El apóstol Pablo es introducido por medio de circunstancias en el fondo de un calabozo que representa las formas de esclavitud de los principados de aquella región, se crean las condiciones en medio de esas circunstancias para que el apóstol Pablo empiece una dimensión de guerra espiritual territorial en medio de las mismas fortalezas del diablo, «ellos cantaban himnos a Dios y los presos escuchan».

e. Lo siguiente que vamos a explicar es muy importante, cuando se quiere por ejemplo demoler un edificio las cargas explosivas tienen que ser cuidadosamente ubicadas para lograr al momento de la explosión el mayor daño estructural posible y el resto del edificio caerá por su propio peso. Este mismo principio se usa en la ingeniería militar, siempre que se busca


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golpear la columna vertebral del enemigo, o su sistema nervioso o sus cerebros, la filosofía de la guerra es así, pero también es una verdad paralela con respecto al mundo espiritual, por eso el Apóstol Pablo cuando es introducido en el fondo de la cárcel, donde están los cautivos, él sabe que sabe que el acto profético de su adoración va a provocar un daño estructural irreparable para el enemigo.

f. Su adoración profética provocó un terremoto en el mundo espiritual tan poderoso que las repúblicas fueron manifestadas en el mundo visible, sacudieron los cimientos, se abrieron las puertas de la cárcel, y las cadenas de todos se soltaron, la unción apostólica provocó un rompimiento espiritual sin precedentes, yo creo que ese terremoto debió recordarles a los principados, el terremoto que provocó el Señor Jesús en su muerte y resurrección, ahora mire con cuidado si no era el mismo espíritu de Cristo el que se manifestó en el Apóstol Pablo: «Pero Jesús clamó otra vez a gran voz y entregó el espíritu y he aquí el velo del templo se rasgó en dos de arriba abajo, la tierra tembló y las rocas se partieron, se abrieron los sepulcros… cuando el centurión y los que con él guardaban a Jesús vieron el terremoto y las cosas que habían sucedido, temieron en gran manera y dijeron, verdaderamente este era Hijo de Dios». [Mateo 27:50-54], pero el terremoto también manifiesta el poder de la resurrección de Cristo y es evidencia de la presencia de ángeles de alto rango, leamos Mateo 28, versículos 2,3 y 4 que dicen: «He aquí hubo un gran terremoto, porque el ángel del Señor descendió del cielo y al llegar removió la piedra y se sentó sobre ella, su aspecto era como un relámpago y su vestidura blanca como la nieve, los guardias temblaron de miedo y quedaron como muertos».

g. Se despertó el carcelero, (un siervo de las tinieblas) miró las puertas abiertas y se quería matar y un hombre que vivía en tinieblas pidió luz y temblando se postró a los pies de Pablo, y se convirtió con toda su casa, [versículos 27-34].

h. Los demonios terminaron rogando que Pablo se fueran de la ciudad, y aunque él salió del lugar el reino quedó establecido. [versículos 39-40].

i. Hay varias similitudes entre lo ocurrido en el terremoto provocado por Jesús y el que provocó el Señor por medio de Pablo, ambos fueron

introducidos como “cautivos”

Y una de las mayores plataformas financieras para el ministerio del apóstol Pablo fue establecida desde Macedonia por medio de una Hija espiritual llamada Lidia y la

comunidad empresarial de los Filipenses.


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Veamos algunas de las expresiones del Apóstol Pablo varios años después en su carta a los Filipenses les testifica diciendo: «Doy gracias a Dios cada vez que me acuerdo de ustedes, siempre intercediendo con gozo por todos ustedes en cada oración mía», [Filipenses 1:3-4], en la parte final de su carta escribió: «También sepan oh Filipenses, que al comienzo del evangelio cuando partí de Macedonia, ninguna Iglesia participó conmigo en cuanto a dar y recibir, sino ustedes solos. Porque aun a Tesalónica me enviaron para mis necesidades una y otra vez». [Filipenses 4:15-16].


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Capítulo VII

La vocación

Cuando hablamos de vocación los nombres y los ejemplos son escasos, veamos uno de mis favoritos el apóstol y maestro Bernabé, un colaborador de Dios por excelencia. En el segundo viaje misionero Pablo y Bernabé tienen un grave desacuerdo por causa de Juan Marcos descalificado por Pablo, pero adoptado como un hijo espiritual por Bernabé, Pablo se opuso a llevarlo con ellos en ese segundo viaje, pero como Bernabé conocía su vocación como colaborador y formador, lo que antes se propuso con Pablo, ahora lo haría con Juan Marcos.

Las posiciones de ambos no pudieron ser reconciliadas y la Escritura dice que: «Surgió tal desacuerdo entre ellos que se apartaron el uno del otro. Bernabé tomó a Juan Marcos y navegó a Chipre y Pablo escogió a Silas y salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor» [Hechos 15:39].

Cuando el tiempo pasó, la historia nos muestra que Bernabé tenía razón, su sobrino Juan Marcos era un hombre con ministerio, que solo requería de una segunda oportunidad, su potencial sería liberado por medio de un apóstol con la vocación de un formador y ese hombre era Bernabé.

Muchos años después cuando el mismo Apóstol Pablo está llegando al final de su carrera y necesita soltar el manto sobre los hombres más idóneos de ese tiempo entre ellos estaba Juan Marcos, el Apóstol Pablo escribió de esta manera:

«Procura venir pronto a verme, porque Demas me ha desamparado, habiendo amado el mundo presente y se fue a Tesalónica, Crescente fue a Galacia y Tito a Dalmacia. Solo Lucas está conmigo. Toma a Marcos y tráele contigo porque me es útil para el ministerio» [2da Timoteo 4:9-11]

Tu puedes tener un oficio sacerdotal cualquiera que sea, apóstol, profeta, maestro, pastor, evangelista y también puedes tener un llamamiento poderoso y sacudir naciones, pero si no logras desarrollar vocación de formador de carácter como padre ministerial, cuando pasen los años serás solo un capítulo en las páginas de la historia de la Iglesia en tu ciudad o tu nación, pero si logras desarrollar la vocación de un formador espiritual efectivo, tu ADN espiritual, tu genética seguirá fluyendo en las venas de la Iglesia. Miremos algunas características de un ministerio con vocación.

Vocación: Es algo que tú estás dispuesto hacer sin importar, sin calcular el beneficio financiero que puedes recibir o el que tienes que pagar.


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Citemos algunas expresiones del Apóstol Pablo que muestran su vocación:

1. El apóstol Pablo decía; «Yo tanto a griegos como a bárbaros, tanto a sabios como a ignorantes soy deudor» [Romanos 1:14].

2. «Cuando estaba entre vosotros y tuve necesidad a ninguno fui carga porque lo que me faltaba lo suplieron los hermanos cuando vinieron de Macedonia» [2da Corintios 11:9].

3. «A pesar de ser libre de todos, me hice siervos de todos, para ganar a mas, para los judíos me hice judío, a fin de ganar a los judíos…». [2da Corintios 9:19].

4. «Cinco veces he recibido de los judíos cuarenta azotes menos uno; tres veces he sido flagelado con varas, una vez he sido apedreado, tres veces he padecido naufragio, una noche y un día he estado en lo profundo del mar. Muchas veces he estado en viajes a pie, en peligros de ríos, en peligros de asaltantes, en peligros de los de mi nación, en peligros de los gentiles, en peligros en la ciudad, en peligros en el desierto, en peligros en el mar, en peligros entre los falsos hermanos, en trabajo arduo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos, en frío y desnudez y encima de todo lo que se agolpa sobre mi cada día: La preocupación por todas las Iglesias». [2da de Corintios 11:24-28].

5. «Porque quiero que sepáis cuán grande lucha sostengo por vosotros y por los que están en Laodicea y por todos los que nunca han visto mi rostro». [Colosenses 2:1].

Alguna vez usted se ha preguntado como pastor, por qué hay en el ministerio gente que para aceptarte una invitación te tienen que preguntar cosas como estas: ¿Cuántos miembros tiene? ¿En qué hotel me piensa hospedar? ¿De cuánto podría ser la ofrenda?

Ahora déjeme ponerle balance a esto, la cantidad de personas y la capacidad financiera de un ministerio reflejan de alguna manera el nivel donde cada ministerio se encuentra y hay hombres de Dios que no pueden atender a toda invitación porque ellos saben que pueden ser distraídos de su asignación.

El peligro es cuando hay gente en el ministerio que los números ($) son su “pasión” de ese tipo de gente es mejor cuidarse.

Un ministerio con conciencia profética de su vocación nunca pierde la sensibilidad profética de tocar con su unción la vida de personas que no tienen ni la más mínima apariencia, ni evidencia de nada, pero llega el día que Dios hace público su propósito. Por eso no hay razón para que te molestes cuando no te reconocen, recuerda que un profeta no es un adivino, ten paciencia Dios tiene su tiempo para darle el reconocimiento necesario a tu llamado.


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No hay vocación sin sacrificios. Le preguntaron una vez a Katherin Kulman, ¿Cuál es el precio de la unción? Ella respondió, ¡Te costara absolutamente todo! El Apóstol Pablo escribió a uno de sus hijos ministeriales, «Ninguno en campaña militar se enreda en los negocios de la vida, a fin de agradar a aquel que lo alistó como soldado» [2da Timoteo 2:4].

Esto es como cuando una nación está en guerra, quienes se enfilan para defender la nación ponen a un lado todos sus sueños personales para responder a las demandas de su nación.

La vocación pondrá a prueba las mejores virtudes de ti mismo, tu fuerza y tu debilidad será puesta a prueba, las motivaciones de tu corazón serán tratadas, en algunos casos serás exhibido como un espectáculo público a los hombres y a los ángeles, poco a poco te irás vaciando de ti mismo y te irás llenando de Dios, tu voluntad será rendida sin ninguna lucha interior al Espíritu Santo.

Todo sentido de competencia y de comparación y de celos habrá muerto para ti y cuando ya no quieras ser nadie más que tú mismo al punto que ni siquiera anhelarás la unción de otros grandes hombres de Dios, cuando el Señor te lleve a hace punto, entonces la razón por la cual fuiste creado, la jornada de la tarde de tu vida, ¡el propósito eterno! Será visible y habrá empezado tu jornada postrera, esa que los profetas hacen antes de entrar en el reposo de Dios.


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Capítulo VIII

El Propósito Eterno

Hay personas cercanas a tu vida, como familiares y amigos, que cuando tú fuiste señalado y ungido para el MINISTERIO, se apartaron de ti, surgen en la mente carnal de la gente, preguntas como estas: ¿Cómo es que éste ahora es pastor? ¿Cómo es que esta mujer ahora es profetisa? ¿Y ahora se arruinó tanta buena gente que era, ahora dice que es apóstol? Se fueron unos, pero vinieron otros para reconocer tu oficio divino, y otros fueron puestos para edificar tu ministerio, nuevos amigos son puestos por Dios en la plataforma de tus relaciones personales.

Pero cuando entras en el proceso de entender tu LLAMAMIENTO, el proceso se vuelve a repetir, hay personas que no soportarán verte subir de nivel, otros simplemente no podrán acompañarte, si eres pastor y entiendes tu llamado hay gente que no podrá soportar que ahora Dios te llame para ser un apóstol, si eres un evangelista y después el Espíritu Santo te unge como profeta, hay gente cerca de ti que eso no lo podrá sufrir, pero de igual manera Dios traerá a tu vida nuevas relaciones, pero cuando de igual manera tu VOCACION te junta con unos y te aparta de otros, hay buenos amigos que comparten tu llamado, pero la vocación los lleva en sentidos distintos, (como el ejemplo de Pablo con Bernabé) pero cuando se te revele el propósito eterno ese es el lugar donde solo Dios podrá realmente estar contigo, entenderte y aceptarte, todo lo que hayas vivido en tu vida tendrá sentido y propósito.

Un hombre de Dios con 48 años en el ministerio apostólico y profético en una ocasión especial me escribió estas palabras: “Como profeta que creo que soy, un lazo en las manos del Señor, sé que los pocos que me aman, son impactados e introducidos a niveles que los hace amar y honrar al Señor con conocimiento de causa. Los que me aborrecen son los que se resisten a andar a la manera de Dios, y conforme a su Propósito Eterno. Oseas 9:8 dice; que el profeta es lazo de cazador en todos sus caminos, y odio en la casa de su Dios. Por tanto, me oxigeno en el amor de los pocos que saben valorar la elección a muerte que Dios nos hace”.

Leí en una ocasión un pensamiento que dice más o menos de la siguiente manera: “No hay límite en lo que Dios puede hacer en la vida de una persona que recibe con el mismo espíritu de gracia y de temor de Dios, la promoción y la disciplina, la persecución y el reconocimiento, las pruebas y las victorias”.

Desde el ministerio hasta el PROPOSITO ETERNO, las motivaciones de tu corazón habrán sido totalmente mudadas, las cosas que amabas cuando empezaste el ministerio, volverás a ver algunas de ellas y dirás: ¡eran cosas de niños! También


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amarás a personas con las que antes te enojabas, y no necesariamente porque ellos cambiaron, sino porque tú llegaste a un nivel mayor.

Desde el ministerio hasta el propósito eterno, tu manera de pensar habrá cambiado tanto, que estarás tan influenciado por la eternidad, que podrás decir como Pablo: «Mientras yo era niño, hablaba, pensaba y razonaba como un niño; pero cuando alcancé la edad adulta, las cosas propias de un niño quedaron atrás. De igual modo, lo que ahora conocemos es oscuro, como la imagen imprecisa de un espejo defectuoso; pero un día veremos cara a cara, con toda claridad. Mi conocimiento es hoy parcial, pero entonces conoceré perfectamente, como Dios me conoce a mí. Tres cosas hay de valor inmutable: la fe, la esperanza y el amor. Pero la más importante es el amor» [1ra de Corintios 13:11-13].

Desde el llamamiento, pasando por la vocación y el ministerio las marcas del servicio serán visibles en tu temperamento o carácter, no tendrás ninguna necesidad de procurar dar un buen testimonio de ti mismo, porque otros lo harán por ti. En tu corazón no habrá ningún espacio para los celos, la competencia, la inseguridad, ni el temor, toda pasión carnal habrá muerto en tu ser interior. ¿Estamos listos?

«A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo y de aclarar a todos cual sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; para que la multiforme sabiduría de Dios sea dada a conocer por medio de la Iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al PROPOSITO ETERNO que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor…» [Efesios 3:8-11].

Cuándo y cómo yo sé que he logrado realizar en vida el propósito eterno. Cuando puedo llegar como el Apóstol Pablo al final de mi vida a enfrentar al verdugo romano y no tenerle temor a la muerte, verlo a los ojos y no implorarle lástima ni compasión, saber que no tengo ningún reclamo que hacerle y sin odiarlo, que puedo enfrentarme a él sin temor.

Cómo yo sé que he logrado realizar en mi vida el propósito eterno. Cuando estoy listo para partir con el Señor, cuando sé que puedo llegar a su encuentro y saber que mi Dios y Padre puede verme a los ojos y no tiene ningún reclamo para mí, y oír sus palabras -bien buen siervo y fiel en lo poco fuiste fiel en lo mucho te pondré, entra en el gozo de tu Señor-.

Sabes una cosa tu corazón ya tiene una orden de Dios, del día y la hora que se tiene que detener y aun cuando puedas orar para evitarlo, no querrás hacerlo, serás como

Pablo y serás como Jesús, el apóstol Pablo escribió a los Filipenses:


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«Me siento presionado por ambas partes, tengo el deseo de partir y estar con Cristo lo cual es muchísimo mejor» [Filipenses 1:23], tienes que estar muy influenciado por la eternidad, para llegar a sentirte presionado y desear partir para estar con Cristo

porque es muchísimo mejor.

Y el Señor dijo: «Yo te he glorificado en la tierra, habiendo acabado la obra que me diste que hiciera. Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve

contigo antes que el mundo fuese» [Juan 17-4-5].


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Capítulo IX

Impartición de la unción por presbiterio

«Entonces dijo Dios: Hagamos al hombre conforme a nuestra imagen, conforme a

nuestra semejanza» [Génesis 1:26].

Lo siguiente que vamos a explicar es demasiado importante, es una verdad que contiene un avance espiritual, si podemos comprender estos principios podemos ser

impartidos y llevados a una plenitud mayor.

Déjeme caminar despacio en esto, el Reino de los cielos no es piramidal, todos aquellos símbolos que tienen forma piramidal no son una representación del reino de Dios, sino todo lo contrario es anti-reino y el Reino de Dios no es piramidal porque el Reino funciona como un presbiterio, es decir el Trono de Dios no funciona como una estructura de multinivel, el Padre nunca le dijo al Hijo -siéntate debajo de mis pies-. Lo que el Padre le dijo al Hijo fue: «Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos como estrado de tus pies» [Salmo 110:1].

Tampoco podemos confundir un presbiterio con una estructura democrática donde la autoridad nace en la voluntad de las masas en el Reino es todo lo contrario, la autoridad nace en la voluntad del Soberano.

Si el Reino fuera piramidal, el Trono estaría en tres niveles, en la parte superior el

Padre, más abajo estaría el Hijo y más abajo el Espíritu Santo.

Pero no es piramidal el Reino es un presbiterio de tres co-iguales, la palabra original de Génesis 1:26 «Dios» es la palabra Elohim, que tiene varias definiciones una de ellas indica literalmente que en Dios hay una Pluralidad de Personas, Dios no dijo -voy a hacer al hombre-, como hablando de él en singular, si no que dijo:

-hagamos-, hablando de ellos en plural, crear el hombre no fue una decisión de Él,

sino que fue una decisión de “Ellos”.

Expliquemos un poco más, el Espíritu Santo no es menos Dios que Jesucristo, la palabra para Consolador, es parákletos, uno de sus significados es: “otro igual a mí” (PARACLETO. (Del lat. paracletus, y éste del gr. paráklitos, abogado, intercesor.) paracleto (del lat. "paracletus", del gr. "parákletos", defensor, protector. PARACLETO: Es la transcripción de un término griego, parakletos. Se traduce Consolador, referido al Espíritu Santo, en Juan 14:16, 26; 15:26; 16:7 También se usa para el Señor Jesús y se traduce entonces como abogado [1 Juan 2:1].


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«Así mismo, en nuestra debilidad el Espíritu acude a ayudarnos. No sabemos qué pedir, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos que no pueden expresarse con palabras. Y Dios, que examina los corazones, sabe cuál es la intención del Espíritu, porque el Espíritu intercede por los creyentes conforme a la voluntad de Dios» [Romanos 8:26-27].

El Señor Jesucristo cuando Felipe le dijo: «muéstranos al Padre y nos basta, el respondió, “Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, Felipe ¿Y no me has conocido? El que me ha visto, ha visto al Padre. ¿Cómo pues dices tú muéstranos al Padre? ¿No crees

que soy en el Padre y el Padre en mí?» [Juan 14:8-10].

Si lo que está establecido en el Cielo es un Eterno Trono de Tres co-iguales y aunque el Padre sea mayor que el Hijo, eso no significa que el Trono sea piramidal o de multinivel, es por diseño divino una plataforma de gobierno, dominio y señorío desde donde fluye la gracia del Padre, la virtud del Hijo y la unción del Espíritu Santo, desde ese presbiterio se legislan los principios espirituales y las leyes físicas para todo el

Universo y la creación.

Ese presbiterio de tres co-iguales ordenó la creación del hombre, su plan de redención y todos los propósitos y destinos de la Iglesia, nación por nación, ciudad por ciudad,

familia por familia, persona por persona.

En distintos momentos de la historia la Escritura nos deja ver la manifestación de ese presbiterio, en Génesis 11: 7 cuando el Señor decide confundir las lenguas de los que edificaban la torre de babel la Escritura dice: «Vamos, pues, descendamos y confundamos allí su lengua, para que nadie entienda lo que dice su compañero». «Vamos, descendamos, confundamos» son verbos en plural, no habla de él, habla de

ellos.

Miremos el caso de Abraham en Génesis 18: «Jehová se apareció a Abraham en el encimar de Mamre, cuando él estaba sentado en la entrada de la tienda, en el pleno calor del día. Alzó sus ojos y miró y he aquí tres varones que estaban de pie frente a él», los que conocen de este asunto dicen que esta es una teofanía, pero a diferencia de la experiencia de Josué y Manoa cuyas teofanías son en particular de la persona de Jesucristo, aquí la “teofanía” es una manifestación del presbiterio de los tres co-iguales que se manifiestan para hablar con su amigo Abraham del cumplimiento de una

promesa.


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Si el trono fuera piramidal así se vería:

Pero como el trono funciona en forma de presbiterio, la imagen correcta es esta:

Dios Hijo Dios Padre Dios Espíritu Santo

Una de las razones por las que los ministerios buscan la paternidad y cobertura de padres famosos y menosprecian la paternidad y cobertura de padres efectivos y cercanos es porque muchos de ellos desconoce esta revelación, tienen un concepto piramidal de la unción paternal y no solo eso sino que desconocen los principios de la

delegación de autoridad.

Este es uno de ellos, “cuando la unción se delega, la unción solo se multiplica” es como río entre mas desciende al Mar más caudaloso se vuelve. Pero esto ocurre cuando dos,

tres y más generaciones están conectadas proféticamente en un mismo propósito.

El fundamento de este principio lo estableció el mismo Señor Jesucristo cuando él dijo: «De cierto de cierto os digo que el que cree en mí, él también hará las obras

que yo hago y mayores que estas hará, porque yo voy al Padre» [Juan 14:12].

El otro ejemplo lo podemos tomar de Elías y Eliseo y voy a citar textualmente un comentario que pertenece a otro material de una de las escuelas de ministerio pasando el manto, donde enseñamos a partir de una pregunta que decía: ¿Quién te enseña a doblar el manto y golpear las aguas? En esa escuela enseñamos que no basta,

Padre

Hijo

Espiritu Santo


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que no es suficiente que un padre famoso te suelte un manto, si no tienes un padre efectivo y cercano que te enseñe a doblar el manto y golpear las aguas y cito lo que enseñamos al final:

Lo otro que debemos dejar en la mesa de la reflexión es la grandeza de Eliseo, quien entendió en el proceso de su maduración que junto a la unción Dios nos asigna una responsabilidad, por eso él sabía llegado el momento que tendría que pedir, porque él entendió que aunque la unción manifestada por Elías era extraordinaria él sabía que no era suficiente, que había sido suficiente para matar a los profetas de Baal, para abrir y cerrar los cielos, para traer la lluvia de regreso, para correr delante del carro del Rey, pero aun Acab estaba en el trono y Jezabel seguía ejerciendo su influencia sobre un rey vendido al pecado, sabiendo estas cosas sabía qué pedir, porque estaba enfocado en el propósito de Dios no en su realización personal. Por eso pidió una doble porción del poder profético, no para llenar su agenda como predicador, sino

para terminar una tarea.

Entonces cuando la unción se delega sobre las personas correctas no se pierde, no se diluye, porque hay generaciones conectadas proféticamente. Recuerda el principio “cuando la unción se delega, la unción solo se multiplica”

Regresemos al asunto fundamental, el trono no es piramidal, el trono es un presbiterio de tres co-iguales. El gobierno de Dios no es piramidal, creo que nuestra enseñanza está siendo corregida, en el sentido que está subiendo de nivel.

El gobierno de Dios en un presbiterio que en el cielo lo preside Dios Padre y aquí en la tierra lo preside Dios Padre por medio de su Espíritu Santo quien establece padres en las casas y patriarcas en las tribus.

Vamos a la evidencia: «Había entonces en la Iglesia que estaba en Antioquia, unos profetas y maestros: Bernabé, Simón llamado Níger, Lucio de Cirene, Manaén, que había sido criado con el tetrarca Herodes y Saulo. Mientras ellos ministraban al Señor y ayunaban el Espíritu Santo dijo: Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra que los he llamado. Entonces habiendo orado y ayunado les impusieron las manos» [Hechos 13:1-

3].

Todo lo que es piramidal, también es faraónico y está influenciado por un pervertido espíritu de control.

Cuando Dios se revela al Patriarca Jacob en génesis 28: 13 le dice: «Yo soy el Dios de tu padre Abraham y el Dios de Isaac» Si Dios le hubiera presentado un pacto piramidal, le hubiera dicho: “Yo soy el Dios de tu abuelo Abraham” pero Dios no tiene nietos, solo

tiene Hijos.


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Cuando en la biblia Dios nos habla de paternidad, nunca habla de abuelos o nietos,

solo se habla de padres e hijos.

Esa revelación quedó totalmente clara en Jacob, y antes que lo puedas leer yo oro al Padre de quien toma nombre toda familia en los cielos y en la tierra, que ahora mismo alumbre los ojos de tu entendimiento con espíritu de revelación.

Y bendijo a José diciendo: «El Dios en cuya presencia anduvieron mis padres Abraham e Isaac, el Dios que me pastorea desde que nací hasta el día de hoy, el Ángel que me redime de todo mal, bendiga a estos jóvenes, sean ellos llamados por mi nombre y por

los nombres de mis padres Abraham e Isaac…» [Génesis 48:15-16].

Cuando Papá se le presentó a Moisés y él le preguntó: «Si ellos me preguntan, ¿Cuál es su nombre? ¿Qué les responderé? El dijo: Yo soy el que Soy, Así dirás a los hijos de Israel: Jehová el Dios de vuestros padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios

de Jacob, me ha enviado a vosotros» [Éxodo 3: 14-15].

Por ningún lado de este asunto aparecen ni abuelos ni nietos, si el asunto fuera piramidal, se miraría de la siguiente manera:

Abraham Isaac Jacob

Pero no presentó un modelo piramidal, sino un presbiterio apostólico, de modo que su

imagen se miraría de la manera, que se ilustra en la imagen anterior.

Abraham

Isaac

Jacob


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Donde cada hijo puede beber de la unción de los padres de acuerdo a la demanda establecida por el propósito.

Para conectar correctamente a la unción corporativa del presbiterio, todos tenemos que honrar correctamente el manto que nos cubre y aquí hay un punto donde muchos se pierden y por lo tanto se desconectan del presbiterio.

La legalidad para que puedas beber de un presbiterio de este nivel es que siempre honres correctamente a la persona que como padre ministerial inmediato Dios ha

asignado a tu vida.

Una relación de paternidad espiritual tiene varios niveles, y en esta ocasión nos ocuparemos de mencionar por lo menos cuatro niveles que son representativos en la

Iglesia de hoy.

El primer nivel tiene que ver con relaciones de paternidad espiritual a nivel pastoral en congregaciones pequeñas y medianas, donde las relaciones entre el pastor como padre espiritual puede relacionarse fácilmente con cada uno de los miembros de la familia y donde los hijos tienen fácil acceso a la relación con la autoridad del pastor principal y pueden honrar la relación que les une. Cuando las Iglesias son más grandes las relaciones tienden a ser más impersonales, el pastor y la pastora se pueden ver obligados a crear círculos íntimos de colaboradores que son una bendición pero también pueden llegar a causar problemas, como los que Jesús tuvo con sus apóstoles cuando le traían a los niños para ser bendecidos, pero los discípulos los reprendían [Mateo 19:13-15], el Señor tuvo que corregir la actitud incorrecta de sus propios discípulos, para poder cumplir su labor como pastor del rebaño. En la justa medida que los hijos responden a la instrucción su crecimiento espiritual ocurre y la unción del presbiterio a la que está conectado su padre espiritual les empieza alimentar.

El segundo nivel son congregaciones grandes y las que llamamos Mega Iglesias, la ventaja que tienen estas congregaciones es que casi siempre son ministradas con unciones más apostólicas, donde hay un fluir de los otros ministerios, hay mas madures en los padres de la casa, pero también son los lugares donde hay más orfandad espiritual.

El tercer nivel son ministerios con relaciones de paternidad espiritual cercana, son ministerios o redes ministeriales donde la cercanía de la paternidad y la atención espiritual es muy cercana, los padres espirituales constantemente están involucrados en el quehacer ministerial de sus hijos espirituales, se crean lazos fuertes de amistad, las familias y las Iglesias mismas tienen acceso a la relación de forma más amplia, creo


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que es un ambiente con un potencial extraordinario sobre todo cuando se desarrolla mentalidad de equipo.

El cuarto nivel tiene que ver con: Relaciones de paternidad de alto nivel, estas son relaciones estratégicas y de largo alcance, son muy importante para el Reino de Dios, pero no son para todo mundo, se requiere un nivel de madurez muy alto para que puedan ser efectivas, la tecnología para las comunicaciones deben ser bien aprovechadas para estos casos, pero también es muy fácil que en medio de este tipo de relaciones se genera más orfandad y mas desconexión espiritual entre los padres y los hijos, en algunos casos las relaciones de cobertura se pueden volver decorativas, sobre todo cuando hay gente que abusa de la confianza de hombres de Dios ungidos que abren su corazón a relaciones de paternidad sin dirección de Dios, pero cuando hay madurez y estatura entre quienes sostienen este tipo de relaciones se generan dimensiones de Reino totalmente poderosas.

El quinto nivel son relaciones de alineamiento apostólico de alto nivel, estas relaciones horizontales que los ministerios están creando para edificar la Iglesia del Señor consisten en relaciones basadas en Efesios 4:11-12 donde dice: «Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo» la palabra perfeccionar es traducida del griego (Katartizo) que implica conducir a la madurez, hacer lo apropiado, completar, perfeccionar, se aplica en Mateo 21: 16, «de la boca de los niños y de los que maman perfeccionaste (Katartizo) la alabanza» Lucas 6: 40, «El discípulo no es superior a su maestro, mas todo el que fuere perfeccionado (Katartizo), será como su maestro» 2da de Corintios 13: 11, «Por lo demás, hermanos, tened gozo, perfeccionaos (Katartizo)» 1ra Pedro 5:10, «Mas el Dios de toda gracia, que nos llamó a su gloria eterna en Jesucristo, después que hayáis padecido un poco de tiempo, él mismo os perfeccione

(Katartizo), afirme, fortalezca y establezca»

También el alineamiento apostólico como un elemento de reforma de la reforma, busca quebrar la verticalidad de ciertos ministerios que han sido influenciados por el mismo espíritu de control que ha dañado en el pasado las organizaciones denominacionales, haciendo daño al mover de Dios, 2da Corintios 10:8 y 13 «Porque aunque me gloríe algo más todavía de nuestra autoridad, la cual el Señor nos dio para edificación y no para vuestra destrucción, no me avergonzaré; pero nosotros no nos gloriaremos desmedidamente, sino conforme a la regla que Dios nos ha dado por medida, para llegar también hasta vosotros».

La autoridad apostólica tiene sus límites, esas reglas y esos límites, nos tienen que preservar de los abusos y son una norma prudencial que tiene que equilibrar las


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relaciones ministeriales para que nunca la palabra de un hombre siervo de Dios por ungido que sea o parezca estar, esté por encima de la Escritura.

Continuemos, uno de los principios que más le cuesta al cristiano promedio entender y respetar es la delegación de autoridad, Jesús enseñó: «El que no honra al Hijo no honra al Padre que le envió». Si honras correctamente las autoridades espirituales con las cuales estás alineado, toda imposición de manos y todo fluir de la unción que Dios derrame en ese presbiterio apostólico con el cual estás alineado afectará tu vida conforme a la demanda que conecta la unción sobre el propósito.

Aunque somos ministrados desde un presbiterio, en la relaciones verticales hay un formador asignado a tu vida a quien le debes honra y obediencia porque en él reposa la unción delegada que te da acceso a ese presbiterio que Dios el Padre preside por medio de su Espíritu Santo quien asigna los dones, los ministerios y la unción como Él quiere. [1 Corintios 12:11] y hay también relaciones horizontales que forman ese presbiterio apostólico, profético y magisterial (Hechos 13: 1-3).

Los principios del protocolo sacerdotal nos enseñan que quienes hemos sido constituidos en el oficio ministerial conforme a Efesios 4:11, como participantes de su naturaleza divina participamos también de la administración que corresponde al sacerdocio del nuevo pacto, me refiero al sacerdocio del nuevo pacto según el orden de Melquisedec.

Entre los principios de ese protocolo sacerdotal mencionaremos para este propósito

algunos de ellos:

1. Los padres bendicen a los hijos: «Indiscutiblemente que el menor es bendecido por el mayor». [Hebreos 7:7].

2. Los padres activan las promesas: «Recibió los diezmos de Abraham y bendijo al que tenía las promesas». [Hebreos 7:6].

3. Los pactos de honra bendicen la cadena generacional: «Porque él todavía estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro». [Hebreos 7:10].

También es determinante la buena relación que tengas con tus hermanos en el ministerio, con todos aquellos que junto a ti están siendo ministrados desde un mismo presbiterio sacerdotal, porque la Escritura dice:

« ¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es habitar los hermanos juntos en armonía! Es como el buen óleo sobre la cabeza, el cual desciende sobre la barba, la barba de Aarón y baja hasta el borde de sus vestiduras, como el rocío de Hermón, que desciende sobre los

montes de Sion; porque allí envía Jehová bendición y vida eterna» [Salmo 133].


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Aclaremos varias cosas que a través de figuras están reveladas en este salmo, lo que Aarón representa es un cuerpo sacerdotal ungido, un presbiterio, lo que pasó por mucho tiempo es que la influencia de una imagen piramidal nos hizo creer otra cosa. Pero el cuerpo de Cristo no es piramidal. El salmo dice que el óleo (aceite de la unción) es como el rocío que desciende sobre los montes de Sion, ¿Qué representan

proféticamente los montes?

Los montes representan en el Reino de Dios, los lugares de señorío y de gobierno, representan ministerios.

Daniel 2:35 dice: «Y la piedra que golpeó la estatua se convirtió en una gran montaña (monte) que llenó toda la tierra».

Salmo 43:3 añade: «Envía tu luz y tu verdad; estas me guiarán. Ellas me conducirán a tu monte santo».

Miqueas 4:1-2 concluye diciendo: «Acontecerá en los últimos días que el monte de la casa de Jehová será establecido como cabeza de los montes y será elevado más que las colinas y correrán a Él los pueblos. Muchas naciones vendrán y dirán: Venid subamos al

monte de Jehová y a la casa del Dios de Jacob, para que él nos enseñe sus caminos».

Debo regresar un poco para poner mayor fundamento sobre uno de los principios del protocolo sacerdotal que aplicados al presbiterio de la Iglesia específicamente: “Dijimos que los padres bendicen las promesas” pero no las establecen, porque las promesas solo las puede establecer Dios, aunque muchas veces Dios notifique esas promesas por medio de los profetas o de los padres.

Veamos bien el ejemplo: «El sacerdote Melquisedec bendijo a Abraham que tenía la promesa».

¿Quién establece las promesas?

Está escrito:

«Toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto del padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación» [Santiago 1:17].

“Respondió Juan y dijo: «Ningún hombre puede recibir nada a menos que le haya sido

dado del cielo» [Juan 3:27].

Por eso es que Elías le dijo a su hijo en el ministerio: «Has pedido algo difícil. Si me ves cuando sea arrebatado de tu lado, te será concedido; si no, no» [2da Reyes 2:10].


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En otras palabras lo que Elías le dijo fue, -hijo eso no depende de tu relación conmigo, eso depende de tu relación con el trono-.

Esto nos enseña que si hay cosas que son difíciles para un hijo fiel, para un rebelde serán imposibles.

Estos principios del protocolo sacerdotal son tan importantes que ni el mismo Señor Jesucristo se atrevió a pasarlos por alto aun cuando alguno de sus discípulos lo quisieron presionar.

«Entonces Jacobo y Juan hijos de Zebedeo, se acercaron a él y le dijeron: Maestro, queremos que nos concedas lo que pidamos. Él les dijo: ¿Qué quieren que haga por ustedes? Ellos dijeron: Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda. Entonces Jesús les dijo: No saben lo que piden. ¡Piden beber la copa que yo bebo y ser bautizado con el bautismo que yo soy bautizado! Ellos dijeron: Podemos: y Jesús les dijo: Beberán la copa que yo bebo y serán bautizados con el bautismo que yo soy bautizado. Pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es mío concederlo, sino que es para quienes está preparado». [Marcos 10:35-40].

Aprendamos esta verdad: El presbiterio del cielo ministrado por hombres de Dios en la tierra, jamás te podrá conceder algo que el presbiterio del cielo no haya designado para ti.

Ningún padre apostólico que se considere fiel, está obligado a bendecir una promesa que no existe.

Tampoco puedes conseguir por imposición de manos lo que no has conquistado en tu intimidad con el trono. Es cierto que Moisés impuso sus manos en Josué pero la Escritura dice que Josué además de servir a Moisés no se apartaba del tabernáculo de reunión.

Vamos al ejemplo de Caleb en el libro de Josué 14: 6-15:

«Los hijos de Judá acudieron a Josué en Gilgal, y Caleb hijo de Jefone el quenezeo le dijo: Tú sabes lo que Jehová dijo a Moisés, hombre de Dios en Cades-bernea tocante a mí y a ti. Yo tenía cuarenta años cuando Moisés siervo de Jehová, me envió de Cades-bernea para reconocer la tierra. Yo le traje el informe como sentía en mi corazón. Mis hermanos que habían ido conmigo descorazonaron al pueblo, pero yo seguí a Jehová mi Dios con integridad. Aquel día Moisés juró diciendo: La tierra que pisó tu pie será para ti y para tus hijos como herencia perpetua, porque seguiste a Jehová mi Dios con integridad. Ahora bien he aquí que Jehová me ha conservado la vida, como él dijo, estos 45 años desde el día que Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando Israel caminaba por el desierto. Ahora he aquí que tengo 85 años pero aún estoy tan fuerte como el día que


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Moisés me envió. Como era antes mi fuerza, así es ahora mi fuerza para la guerra, tanto para salir como para entrar. Dame pues ahora esta parte montañosa de la cual habló Jehová aquel día, porque tú oíste aquel día que los anaquitas viven allí y que hay ciudades grandes y fortificadas. ¡Si Jehová está conmigo, yo los echaré, como Jehová ha dicho!

Entonces Josué bendijo a Caleb Hijo de Jefone y le dio Hebrón como heredad de Caleb hijo

de Jefone el quenezeo, hasta el día de hoy, porque siguió a Jehová Dios con integridad».

Así es como funcionan realmente estas cosas, si todos nos graduamos con madurez no habría tanta gente desalineada y fuera de cobertura, mientras unos siguen insistiendo en un padre famoso, menospreciando la paternidad de una madre o padre cercano y efectivo, otros más sabios ya están haciendo kilómetros avanzando en el propósito.

Un padre apostólico solo necesita un momento en el presbiterio para soltar en tu vida la unción que esta sobre él, una imposición de manos y será suficiente, eso puede ocurrir en unos minutos, pero un padre formador necesita tiempo, relación y cercanía para poder cumplir con una función apostólica que fluye por medio de una unción delegada, el Apóstol Pablo le recuerda a Tito lo siguiente:

«Por esta causa te dejé en Creta, para que CORRIGIESES LO DEFICIENTE, y establecieras ancianos en cada ciudad, así como yo te mandé…» [Tito 1:5. RV-1960].

«Por esta causa te dejé en Creta: para que PUSIERAS EN ORDEN, lo que faltaba y establecieras ancianos en cada ciudad como te mandé…» [Biblia de Estudio Siglo XXI].

Corregir lo deficiente es una labor apostólica de los padres en los hijos para que cuando sean expuestos al presbiterio pleno la unción corporativa (cuerpo) pueda ser impartida en gente fiel.

El Apóstol Pablo solo pudo avanzar del llamamiento hacia el Ministerio cuando fue expuesto al presbiterio del Espíritu Santo en Antioquia, luego fue fiel y nunca negoció su vocación y el Señor lo condujo hasta la realización plena y pudo ver cumplido en su vida el propósito eterno.

La grandeza de un hombre no son tanto sus caminos sino sus huellas, si no hay huellas visibles que otros puedan seguir su legado será perdido, será como un gigante que no tuvo simiente o como un rey que no tuvo herederos.

¿Cómo terminó su carrera el patriarca Jacob? Hebreos 11:21 nos enseña que: «Por la fe Jacob, al morir bendijo a cada uno de los hijos de José y adoró apoyado sobre el extremo de su bordón».


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En algún momento de este libro dijimos que Dios establece padres sobre las casas y patriarcas sobre las tribus, pero Jacob fue el hombre que Dios escogió para darle identidad a una nación, la nación no lleva el nombre de Abraham ni de Isaac sino de Jacob a quien Dios le dijo; «Israel será tu nombre». Cuando este hombre murió tenía dos cosas, primero es que todavía conservaba en su mano la vara de autoridad como

profeta y como pastor y lo segundo tenía hijos para bendecir.

¿Cómo termino su carrera el Apóstol Pablo?

«Por esta causa yo Pablo, prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles, si es que habéis oído de la gracia de Dios que me fue dada para con vosotros, que por revelación me fue declarado el ministerio, como antes lo he escrito brevemente, leyendo lo cual podéis entender cuál sea mi conocimiento en el misterio de Cristo, misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora ha sido revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que los gentiles son coherederos y miembros del cuerpo de Cristo y coparticipantes de la promesa de Cristo Jesús por medio del evangelio, del cual yo fui hecho ministro por el don de la gracia de Dios que me ha sido dada según la operación de su poder, A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo y de aclarar a todos cual sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; para que la multiforme sabiduría de Dios sea dada a conocer por medio de la Iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que

hizo en Cristo Jesús nuestro Señor…» [Efesios 3:1-11].


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Capítulo X

La sustitución profética de los primogénitos

Desarrollando conciencia profética del llamamiento, la vocación, el ministerio, y el propósito eterno, que es el tema central de este libro, agregamos lo relacionado al presbiterio porque es determinante, el Apóstol Pablo pasó más de 14 años sin poder desarrollar su llamado, hasta que fue expuesto por medio del Apóstol Bernabé a la

unción de un presbiterio en la Iglesia de Antioquia.

Hay que decir además que un presbiterio no es solo un lugar donde te pueden dar una profecía, es mucho más que eso, un presbiterio es una plataforma espiritual de gobierno apostólico, profético y magisterial establecido por el Espíritu Santo para ungir, equipar y enviar a sus hijos hacia los destinos proféticos que han sido establecidos por el presbiterio de los tres co-iguales que gobiernan desde el cielo los destinos de la tierra.

Dijimos que esa plataforma no es piramidal sino que es un presbiterio horizontal y de equipo y también hemos demostrado a la luz de las Escrituras que en los asuntos relacionados con la paternidad no hay ni abuelos, ni nietos, solamente padres e hijos, pero también hemos dicho que la legalidad para que un buen hijo pueda disfrutar de los beneficios del presbiterio están íntimamente relacionados con su obediencia y la lealtad al llamado de Dios en su vida y que es muy importante y determinante la

relación con un formador cercano y efectivo.

Creo que es necesario recordar que aunque el Reino no es piramidal, existen relaciones de autoridad vertical y relaciones horizontales, esto es perfectamente visible en la imagen de la cruz, aunque de ninguna manera la cruz puede ser asociada con una pirámide y su influencia, sí es totalmente cierto y demostrable que hay relaciones en el Reino que son verticales y están relacionadas con la unción delegada cuya mayor responsabilidad está asociada con el padre espiritual que Dios te asigna o que usted escogió.

Cuando esa persona que tienes como madre o padre espiritual es la persona que Dios designó para desatar tu ministerio, esa persona tiene las llaves de tu herencia, de alguna manera tu destino ministerial está en sus manos.

Puesto este fundamento vamos a exponer una revelación que me fue mostrada por el Espíritu Santo hace unos 5 años atrás y que ha sido una verdad por medio de la cual hemos podido ver la falta de sabiduría con que muchas personas toman decisiones

equivocadas en las relaciones de autoridad.


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Ya lo mencionamos que Dios establece padres en las casas y patriarcas en las tribus, y volvemos a tomar para este ejemplo a Jacob, que era un padre espiritual para doce hombres llamados por Dios para establecerlos como patriarcas de las tribus que le darían estructura de gobierno a la nación, es decir, Rubén, Simeón, Levi, Judá, Zabulón, Isacar, Dan, Gad, Aser, Neftalí, Benjamín y José, éstos hombres nacieron con destino

pero varios de ellos no lograron establecerse y permanecer en el propósito.

Todos necesitamos entender esta verdad, un día tu padre en el ministerio se vuelve profeta, y lo que siembras en la relación con él como padre un día es retribuido en su unción como profeta, y el garante de que tengamos la justa retribución no es el hombre sino Dios, no es el profeta, sino el Dios del profeta, si hubiera dependido de su padre Isaac, Jacob hubiera sido despojado de su legítima herencia.

Dan por ejemplo aunque permaneció en la estructura patriarcal del Israel natural, fue desalojado de la estructura patriarcal del Israel espiritual, cuando usted lee en Apocalipsis 7:4-8, donde se menciona a los patriarcas de las tribus de los 144,000

sellados Dan es sustituido por Manasés uno de los hijos de José.

Pero algo ocurrió en la relación de Rubén y Simeón con su padre Jacob, que fueron sustituidos proféticamente como patriarcas de las tribus y aunque recibieron herencia y conservaron su patriarcado, incluso en el libro de Apocalipsis cuando se registra los 144,000 y aunque siguieron siendo parte de la estructura social de la nación Hebrea, y también esto es cierto, que proféticamente sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José su hermano menor, tal y como veremos que lo declaró su padre Jacob. Incluso su influencia profética fue disminuida, en el primer libro de Crónicas 5:1 leemos lo siguiente: «Rubén primogénito de Israel porque él era el primogénito, mas como violó el lecho de su padre, sus derechos de primogenitura fueron dados a los hijos de José, hijo de Israel, y no fue contado por primogénito».

Veamos la evidencia de este acto profético extraordinario.

Jacob ya es un hombre con 147 años de vida y hace jurar a su hijo José que cuando él muera lo enterrará en el sepulcro de sus padres Abraham e Isaac y le dice:

«Si he hallado gracia ante tus ojos, pon tu mano debajo de mi muslo y muéstrame misericordia y verdad, por favor no me sepultes en Egipto, sino que cuando repose con mis padres, me llevarás de Egipto y me sepultarás en el sepulcro de ellos».

José respondió:

-Yo haré como tú dices-.

Y él dijo:


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-¡Júramelo!-. El se lo juró. Entonces Israel se postró sobre la cabecera de su cama. [Génesis 47:27-31].

Esta fue como una última prueba de lealtad departe de Jacob para su hijo menor, después de eso Jacob enfermó y José vino para verlo y cuando bajo la unción como profeta y en su condición de príncipe de una nación se dispone para legislar como un profeta.

La biblia dice: «Entonces Israel se esforzó y Jacob dijo a José:

_ El Dios Todopoderoso que se me apareció en Luz, en la tierra de Canaán y me bendijo diciéndome: “He aquí yo te haré fecundo y te multiplicaré y haré que llegues a ser una multitud de naciones. Yo te daré esta tierra como posesión perpetua y tu descendencia después de ti» [Génesis 48:1-4].

En estas primeras palabras Jacob está recordando a José cual es la herencia que posee y quien es su Dios, pero inmediatamente procede a hacer una sustitución profética y establece a los dos hijos mayores de José, Efraín y Manasés en la misma condición de José como patriarcas de las tribus ocupando ellos el lugar de sus dos hijos mayores

Rubén y Simeón, estas son sus palabras:

«Y ahora, tus dos hijos, Efraín y Manasés, que te nacieron en la tierra de Egipto, serán míos, como Rubén y Simeón serán míos. Pero tus descendientes que engendres después de ellos serán tuyos, y en sus heredades serán llamados según el nombre de sus hermanos» [Génesis 48:5-6].

Veamos una evidencia bíblica de cómo el presbiterio del cielo respalda la decisión de un padre profético, en Jeremías 31:9 Dios dice: «Porque yo soy a Israel por padre y Efraín es mi primogénito».

Una mala relación de Rubén y Simeón con su padre espiritual el profeta Jacob, provocó que fueran disminuidos en su condición de patriarcas y despojados de sus derechos y privilegios como primogénitos:

En el caso de Rubén Jacob dijo:

«Rubén, mi primogénito: Tú eres mi fortaleza y el principio de mi vigor, principal en dignidad y principal en poder, porque fuiste inestable como el agua, no serás el

principal. Porque subiste a la cama de tu padre y al subir a mi lecho lo profanaste»

[Génesis 49:3-5].

En el caso de Simeón Jacob dijo:


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«Simeón y Levi son hermanos, sus armas son instrumentos de violencia. No participe mi alma en su consejo, ni mi honor se adhiera a su asamblea. Porque en su furor mataron hombres y en su capricho lisiaron bueyes. Maldito sea su furor porque fue fiero y su ira

porque fue cruel». [Génesis 49:5-7].

La primogenitura es un asunto muy espiritual, tanto en la familia, como en el ministerio, pero puede ser pérdida, por las actitudes de quien recibe ese privilegio y

no es capaz de honrar una responsabilidad tan grande.

Dios siempre se reservará el derecho de honrar a los que le honran, estamos en medio de unos procesos profundos de transformación de la Iglesia del Señor y hay en medio de nosotros una reasignación profética de grandes herencias espirituales en los ministerios de Dios, recursos, unción, dirigencias, territorios, dominios, están siendo reasignados para la preservación de los propósitos eternos.

Quienes son hijos de hombres y mujeres que han servido al Señor tendrán que ser sumamente cuidadosos con sus actitudes, porque si no aprecian su herencia, viviendo en santidad, en obediencia y lealtad pueden ver perdido un legado hermoso.

De igual manera muchos hombres y mujeres que iniciaron el ministerio junto a hombres de Dios de gran renombre espiritual, y aclaro, de renombre espiritual; hombres y mujeres como Don Isaí de Belén, el padre del rey David, de quien la palabra dice que era un hombre de honor y respeto, el Señor le dijo al profeta «Llena

tu cuerno de aceite y ven, te enviaré a Isaí de Belén porque de sus hijos me he

provisto de rey» [1ra de Samuel 16:1], estos hombres y mujeres se pueden identificar como patriarcas de casas paternas en las ciudades y naciones, tienen hijos ministeriales que antes que sus legados sean desatados, serán y están siendo probados y muchos pasados por el fuego, para poner a prueba su lealtad antes que puedan ver su verdadera promoción y establecer sobre ellos un legado generacional.

Para reafirmar el peso profético de Don Isaí de Belén, leamos Isaías 11:1, 2 y 10 «Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová». Versículo 10 «Acontecerá en aquel tiempo que la raíz de Isaí, la cual estará puesta por pendón a los pueblos, será buscada por las gentes; y su habitación será gloriosa».

Lo mismo se puede decir de aquellos que son hijos de hombres y mujeres fieles, cuyos padres por años han servido al Señor en integridad, si no son valientes y esforzados pueden perder su herencia, mas aun aquellos que hoy son parte de una tercera, cuarta y hasta una quinta generación de cristianos, sobre ellos vendrá una herencia


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poderosa en todos los campos de la vida, no solo dentro de la Iglesia, pero a nivel de Reino están siendo desatadas herencias extraordinarias.

Por esa causa los corazones están siendo probados, los espíritus de los hombres están siendo pesados, pasados por fuego y por agua, purificados en desiertos, nuestra fe está siendo sometida a prueba para que sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo.

Hay que entender que el Rey Saúl fue probado en circunstancias muy difíciles, en su falta de obediencia no solo comprometió su reino si no que sobre todo comprometió su capacidad de ser ungido como un padre generacional y perdió la oportunidad de que el propósito de Dios se estableciera en sus generaciones.

En el primer libro del profeta Samuel capítulo 13, el Rey Saúl recibe instrucciones muy específicas, tiene que enfrentar un ejército enemigo y Samuel le señala un plazo de siete días, pero estas son las condiciones donde su obediencia y lealtad, son puestas a prueba:

a. Tiene que enfrentar un ejército enemigo con treinta mil carros, seis mil hombres de a caballo, y pueblo numeroso como la arena que está a la orilla del mar; [1ra Samuel 13: 5].

b. Los versículos 6 y 7 nos narran lo siguiente: «Cuando los hombres de Israel vieron que estaban en estrecho (porque el pueblo estaba en aprieto), se escondieron en cuevas, en fosas, en peñascos, en rocas y en cisternas. Y algunos de los hebreos pasaron el Jordán a la tierra de Gad y de Galaad; pero Saúl permanecía aún en Gilgal, y todo el

pueblo iba tras él temblando».

c. Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba. [1ra de Samuel 13:8].

d. Cuando el Rey Saúl ve que los siete días se están cumpliendo, tiene la presión que ese ejército enemigo de treinta mil carros, seis mil jinetes y un pueblo numeroso, que en cualquier momento se le viene encima con todo lo que tiene, aparte de eso en el versículo 22 literalmente leemos: «Así aconteció que en el día de la batalla no se halló espada ni lanza en mano de ninguno del pueblo que estaba con Saúl y con Jonatán,

excepto Saúl y Jonatán su hijo, que las tenían».

El Rey Saúl con la presión de todas estas cosas, decide actuar al margen de las instrucciones de guerra dadas por el Señor a su vida, por medio del profeta Samuel.


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e. Los versículos 8, y 9, nos dicen: «Y él esperó siete días, conforme al plazo que Samuel había dicho; pero Samuel no venía a Gilgal, y el pueblo se le desertaba. Entonces dijo Saúl: Traedme holocausto y ofrendas de paz. Y ofreció el holocausto».

f. versículo 10: «Y cuando él acababa de ofrecer el holocausto, he aquí Samuel que venía; y Saúl salió a recibirle, para saludarle».

El profeta Samuel desaprueba las decisiones de Saúl y le dice: «Locamente has hecho; no guardaste el mandamiento de Jehová tu Dios que él te había ordenado; pues ahora

Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre».

Pudo haber sido Saúl y no David el hombre; “del pacto eterno”, “de las misericordias fieles” los ciegos de Mateo 9:27 hubieran dicho “Jesús Hijo de Saúl, ten misericordia de

nosotros” pero no fue así.

El profeta Samuel le explica: «Pues ahora Jehová hubiera confirmado tu reino sobre Israel para siempre», Saúl a pesar de todas las cosas que hizo antes de ese momento,

tuvo esa oportunidad en su mano.

Miremos un poco lo que pasó, Saúl miró las circunstancias naturales de la guerra, no pudo discernir propósitos eternos, no tuvo entendimiento profético, no pudo hacer la diferencia entre esperar en Jehová Dios y esperar a Jehovah Dios de los Ejércitos y no es lo mismo esperar en Dios que esperar a Dios.

La promesa de Isaías 40:31 es para los que esperan a: «pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán».

Porque sabemos que David sí aprendió a ver propósitos eternos y no solo circunstancias y que pudo discernir lo que significaba esperar a Jehová, miremos estas declaraciones:

Salmo 5:3 «Oh Jehová, de mañana oirás mi voz; de mañana me presentaré delante de ti,

y esperaré».

Salmo 27:3 «Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra

mí se levante guerra, yo estaré confiado».

Salmo 59:9 «A causa del poder del enemigo esperaré en ti, porque Dios es mi defensa».

Pongamos atención al siguiente detalle, tres unciones tenían que justarse para ministrar a Dios en aquel momento tan difícil de la vida de Saúl, primero la unción regia que Saúl sí tenía, las otras dos venían de camino y estaban en la vida de Samuel que era profeta y sacerdote. Por eso la unción que fue derramada sobre David, fue diferente, fue ungido como rey, profeta y sacerdote, y el siempre en cualquier


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circunstancia de su vida, como profeta sabría ¿Cuándo?, como sacerdote, sabría ¿Cómo? y como rey sabría ¿Dónde? En nuestro tiempo, por medio de Jesucristo somos constituidos como reyes y sacerdotes. Para que no falles a tu destino, solo tienes que conectarte a la unción profética de Dios, por medio de la vida de alguien más.

Sea sabio no permita que ninguno tome su corona, no se confíe porque su primogenitura cualquiera que sea esta, puede ser revocada desde el cielo por un caminar incorrecto, por un proceder equivocado, cerrar tus ojos para no ver ciertas verdades de la Palabra y complacer los anhelos de tu propio corazón pueden ser la trampa, insistir en relaciones incorrectas puede ser el lazo que atrape tu pie y te saque del camino de tu obediencia.

Saúl fue el primer rey que Dios ungió por medio de un profeta sobre la tierra como monarca de una nación, fue un primogénito entre los monarcas que usaron coronas ungidas sobre su cabeza, pero fue semejante al primer Adam, cayó en la trampa del enemigo.

Todo hombre y mujer ungido, debe cuidar celosamente su primogenitura espiritual, el legado, la herencia. Cuídate de los pecados de Saúl y también de los pecados de Esaú, ¿Qué fue lo que hizo Esaú, qué es peligroso para un primogénito? Para mí hizo dos

cosas:

Primero, menospreció a Dios:

Leamos Génesis 25:30-34 «dijo a Jacob: Te ruego que me des a comer de ese guiso rojo, pues estoy muy cansado. Por tanto fue llamado su nombre Edom. Y Jacob respondió: Véndeme en este día tu primogenitura. Entonces dijo Esaú: He aquí yo me voy a morir; ¿para qué, pues, me servirá la primogenitura? Y dijo Jacob: Júramelo en este día. Y él le juró, y vendió a Jacob su primogenitura. Entonces Jacob dio a Esaú pan y del guisado de las lentejas; y él comió y bebió, y se levantó y se fue. Así menospreció Esaú la

primogenitura».

El dijo,- de todas maneras me voy a morir, para qué me servirá la primogenitura-, no pudo ver propósitos eternos y menospreció su herencia espiritual, aunque se quedó con los bienes materiales, pero como siempre lo que unos menosprecian otros lo anhelan, para todo Esaú siempre hay un Jacob que tiene puesta su mirada en las cosas eternas.


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Segundo, menospreció a sus Padres:

Hizo cosas en contra de la voluntad de sus padres y contrarias al pacto de Dios con Abraham, en Génesis 26:34-3 dice: «Y cuando Esaú era de cuarenta años, tomó por mujer a Judit hija de Beeri heteo, y a Basemat hija de Elón heteo; y fueron amargura de espíritu para Isaac y para Rebeca».

Cuida tu herencia y legado cualquiera que este sea, cuida tus relaciones en casa, con tus autoridades espirituales, no hagas nada incorrecto en medio de la presión, deja que sea el Señor quien establezca tu derecho divino. No comprometas el destino de las cosas eternas por tu aparente beneficio personal, cuando el Rey Saúl fue desaprobado a pesar de que siguió siendo rey, fue un rey sin pacto y como consecuencia un hombre sin herencia y su hijo Jonatán siguió siendo príncipe del pueblo de Dios, pero a partir de ese día fue un hombre sin destino, su padre lo comprometió todo, en el caso de Esaú, Rubén y Simeón, sus padres Isaac y Jacob, siguieron siendo hombres con derechos legales para establecer destino en sus hijos. Por medio de las páginas de este libro te doy este consejo, no veas a corto plazo, no veas circunstancias, mira propósitos, para personas como usted el Señor dejó esta palabra:

«Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra. Porque habéis muerto, y vuestra vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros también seréis manifestados con él en gloria». [Colosenses 3:1-4].


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Recomendaciones

No hemos querido concluir este libro sobre este tema, al menos yo como maestro no me siento en la autoridad de establecer conclusiones. Por varias razones, primero que todo, porque se trata de tu vida y tu ministerio, por eso solo queremos dejar planteadas algunas recomendaciones en forma de consejos para recordarle algunas cosas que usted ya sabes que son importantes.

Sin el Espíritu Santo usted y yo no tenemos la más mínima oportunidad de graduarnos en este asunto, ni en el llamamiento, ni en la vocación, ni en el ministerio, y muchos menos lograr ver un día realizada en nuestras vidas la plenitud del propósito eterno, el cual culminaremos solo por la gracia de Dios.

Mi recomendación es que tenemos que aprender a usar correctamente las llaves del Reino de los cielos, cuando hablamos de las llaves del Reino son varias las cosas que

podemos decir acerca del significado que las llaves tienen según la revelación.

Pero en esta ocasión me quiero referir a las llaves relacionales, esas son llaves que vienen a tu vida por medio de las relaciones ministeriales, son conexiones divinas con Apóstoles, Profetas, Maestros, Pastores y Evangelistas, empresarios, ellas son personas que representan puertas de entrada y de salida para el ministerio, son conexiones divinas con personas en las cuales Dios ha puesto su favor para bendecirte pero tienes que ser cuidadoso.

Proverbios 18:24 dice:

«Hay amigos que uno tiene para su propio mal y hay un amigo que es más fiel que un hermano».

Hay relaciones que poseen unciones edificantes, pero hay otras relaciones que son un peligro.

Son un peligro las relaciones que cuestionan la legítima autoridad que Dios ha puesto en tu ministerio.

Son buenas las relaciones que te provocan honra, que alimentan tu espíritu y te suben

de nivel.

Son peligrosas las relaciones que tratan de enseñorearse de tu ministerio o que con dinero quieren comprar tu don, la gente que vende su primogenitura no camina largo

con Dios.


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La misma unción que permite diferenciar a un padre de un padrino, es la misma unción que permite diferenciar a un hijo de un sobrino ministerial.

Para pasar del llamamiento a la dimensión del ministerio, tienes que aprender a

escuchar de dónde viene la demanda por la unción de Dios en tu vida.

Nunca será suficiente ser agradecido, es indispensable también ser fiel.

No es suficiente servir, si queremos ver recompensa también tenemos que obedecer.

Para pasar del llamamiento hasta el propósito eterno, es necesario no negociar la

vocación.

Para llegar a ser efectivo, tendrás que convertirte en especialista, y llegará el día en que te convertirás en una marca, pero nunca le pongas un precio a tu don, porque si

negocias la vocación nunca podrás alcanzar el propósito eterno.

Para que una comisión apostólica se cumpla tienen que juntarse varios tipos de personas. Un padre como Bernabé un hijo como Pablo, pero ese apóstol de revelación tiene que conectarse con mujeres como Lidia que comprometieron sus recursos financieros con un hombre que abrazó el llamado, nunca negoció su vocación y entendió su ministerio, y pudo realizar el propósito eterno.

No podemos hacer el vino de hoy con las uvas de ayer, si vamos a manifestar el vino nuevo, necesitamos una cosecha nueva y también odres nuevos o renovados.

Solo si puedes reconocer tu destino podrás encontrar el camino que tienes que andar.

Cuando encuentras tu camino, también encontrarás los amigos con los que puedes

edificar.

Mientras la conciencia histórica muestra a los pueblos su pasado, la conciencia profética le muestra a la Iglesia su futuro.


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Propósito

Padre, muéstrame el propósito eterno,

Muéstrame el camino donde tu corazón se encuentre con el mío,

Muéstrame la senda donde pueda ver la plenitud de un día perfecto.

Porque tu Verdad me mostró tu Luz, y tu Luz me mostró tu Gloria

¡La suma de tu palabra es verdad!

Y es una eterna explosión de constelaciones, que proclaman tu victoria,

cuando veo la obra de tus manos, no puedo evitar ver también la Cruz,

veo la expresión de tus ojos y encuentro el punto donde mi corazón se quiebra,

¡Mis rodillas se doblan ante semejante expresión de Amor!

Amigo, muéstrame el propósito, yo sé que hay más

que una religión hueca para entretenerme

y más que un templo frió para congregarme.

Quiero llegar al lugar donde los hombres mueren

completamente vacíos, para que alcance entregarme

en espíritu, alma y cuerpo, ¡como Jesús, moriré vacío!

en la plenitud de tu espíritu, quiero entregarme del todo.

Señor; muéstrame el propósito;

Porque yo sé que hay mas, que la banca fría de una “iglesia”

Yo sé que hay más que el frío indiferente de las paredes de un templo,

¡Yo soy tu templo, soy tu tabernáculo viviente!

Soy en él, el lugar de tu reposo,

en donde tú te escondes para mezclarte entre la gente.

Conciencia Profetica Del Ministerio

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