Consejos Para Maestros y Padres_disfemia_eugenia Romero

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CONSEJOS PARA MAESTROS Y PADRES DE ALUMNOS QUE PRESENTEN DISFEMIA (TARTAMUDEZ) No reaccionar mal ante el niño que tartamudea: no manifestar ningún signo (verbal o no verbal) de impaciencia o ansiedad. Saber escuchar al alumno sin darle prisa. No se debe reñir, censurar o criticar ni ridiculizar. Darle tiempo para hablar, para que acabe la frase, para que pueda expresar cómodamente el mensaje. No adelantarse adivinando continuamente lo que va a decir, ni acabar las frases en su lugar. No interrumpirlo cuando habla ni dejar que lo hagan los otros. Respetar los turnos de palabra. Hablarle con frases cortas y con un lenguaje fácil, es decir, adecuado a su edad. No decirle: “para, vuelve a empezar”, “habla despacio”. Esta clase de correcciones aumentan la tensión. Ofrecerle un modelo de habla más lenta y pausada y reforzarle cuando lo imite y lo haga. Formularle las preguntas una a una y sólo las necesarias. Utilizar, simultáneamente la comunicación no verbal: mirarlo, tocarlo, aceptarle juegos no verbales. La disfluencia puede pasar inadvertida en la escuela porque el alumno no fluyente, no habla o lo hace poco. Darle conversación y animarle a hablar en situaciones de no tensión. Comentar lo que ve en la televisión, hablarle de cosas que le interesen leer cuentos junto con el niño, haciéndolo despacio, con pronunciación clara y frases sencillas. Procurar que cada noche se acueste contento y relajado. Signat: Eugènia Romero Maestra de Audición y Lenguaje (C.P. Els Tamarells) Bibliografía consultada: La Tartamudesa, Guia per a educadors de Claudia Patricia Groesman i http://www.ttm-espana.com Fundación Española de la Tartamudez.

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CONSEJOS PARA MAESTROS Y PADRES DE ALUMNOS QUE PRESENTEN DISFEMIA (TARTAMUDEZ)

� No reaccionar mal ante el niño que tartamudea: no manifestar ningún signo (verbal o no verbal) de impaciencia o ansiedad.

� Saber escuchar al alumno sin darle prisa.

� No se debe reñir, censurar o criticar ni ridiculizar.

� Darle tiempo para hablar, para que acabe la frase, para que pueda expresar cómodamente el mensaje. No adelantarse adivinando continuamente lo que va a decir, ni acabar las frases en su lugar.

� No interrumpirlo cuando habla ni dejar que lo hagan los otros. Respetar los turnos de palabra.

� Hablarle con frases cortas y con un lenguaje fácil, es decir, adecuado a su edad.

� No decirle: “para, vuelve a empezar”, “habla despacio”. Esta clase de correcciones aumentan la tensión. Ofrecerle un modelo de habla más lenta y pausada y reforzarle cuando lo imite y lo haga.

� Formularle las preguntas una a una y sólo las necesarias.

� Utilizar, simultáneamente la comunicación no verbal: mirarlo, tocarlo, aceptarle juegos no verbales.

� La disfluencia puede pasar inadvertida en la escuela porque el alumno no fluyente, no habla o lo hace poco.

� Darle conversación y animarle a hablar en situaciones de no tensión.

� Comentar lo que ve en la televisión, hablarle de cosas que le interesen leer cuentos junto con el niño, haciéndolo despacio, con pronunciación clara y frases sencillas.

� Procurar que cada noche se acueste contento y relajado.

Signat: Eugènia Romero Maestra de Audición y Lenguaje (C.P. Els Tamarells)

Bibliografía consultada: La Tartamudesa, Guia per a educadors de Claudia Patricia Groesman i http://www.ttm-espana.com Fundación Española de la Tartamudez.