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La Prevención en Seguridad Vial a través de la Salud 1 Médicos por la Seguridad Vial Unidad 7 – Ergonomía y confort: embarazo, sobrepeso y necesidades fisiológicas
UNIDAD 7 - ERGONOMÍA Y CONFORT:
EMBARAZO, SOBREPESO Y NECESIDADES FISIOLÓGICAS
1. INTRODUCCIÓN
Existen diversas causas que dificultan la adaptación del conductor a su habitáculo.
Además del propio diseño del vehículo y elementos indispensables para la conducción, hay
que tener en cuenta una serie de circunstancias y estados propios de la persona que
ponen en serio peligro el confort y la seguridad en la conducción.
A través de esta unidad se pretende aplicar la ergonomía a las diferentes situaciones
que pueden sufrir el conductor y ocupantes del vehículo, bien por padecer algún tipo de
patología que afecte directamente a la seguridad en la conducción, como para establecer
pautas de conducta en presencia de situaciones que alteren la ergonomía en la conducción
de vehículos.
Al igual que en el ámbito laboral la ergonomía es la técnica que trata de adaptar el sistema de trabajo, mejorar y dar seguridad a las condiciones de éste, a través de un
estudio y diseño de los puestos y de los lugares de trabajo, del aspecto humano y físico
del medio laboral, la ergonomía en la conducción tiene como objetivo alcanzar el
mayor confort y seguridad posible, a través del estudio y diseño de los elementos que
intervienen en la conducción de vehículos.
La conducción, como cualquier otra actividad realizada por seres humanos, está
condicionada por factores dependientes de las personas e influenciados por los riesgos
derivados de las vías de circulación y del propio vehículo. El objetivo en ambos casos
siempre será proteger y evitar cualquier circunstancia que ponga en peligro la seguridad
de los ocupantes del vehículo. Por ello, cobran gran importancia los elementos del vehículo
con los que el conductor cuenta para minimizar estos riesgos que pueden llegar a ser peligrosos para la actividad de la conducción.
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Al estudio y diseño de los elementos que ayudan para que la conducción se realice con
el mayor confort y seguridad posible, se conoce como ergonomía.
2. LA ERGONOMÍA EN LA CONDUCCIÓN La conducción de un coche, aunque sea una actividad muy usual, requiere compromiso
por parte de quien lleva el volante. El conductor es responsable del manejo de una máquina y, si viaja acompañado, también lo es de los ocupantes del vehículo. Por eso, su
comodidad ha de prevalecer.
Se podría decir que existen tres aspectos en la ergonomía de la conducción a tener en
cuenta, si lo que perseguimos es hacer confortable y segura la actividad de la conducción.
En un primer término la colocación del asiento, pedales y volante es fundamental,
teniendo en cuenta las características anatómicas de los posibles conductores.
En segundo lugar acceder a los instrumentos para conducción de manera sencilla, fácil
y cómoda.
El diseño ergonómico del salpicadero y el grupo de pedales es muy importante, puesto
que los elementos de mando, señalización e información deben estar al alcance del
conductor.
En tercer y último lugar la accesibilidad a cualquier elemento cuya intervención sea
necesaria durante la realización del viaje debe ser lo más sencilla posible.
El usuario debe ser también un agente activo de la ergonomía al volante. Poco puede
hacer ante la distribución del habitáculo, pero sí está en su mano la elección del que mejor
se adapte a su fisonomía.
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2.1. Posición más adecuada para conducir
• Tomarse el tiempo que se precise para colocar el asiento. Si el coche tiene tres puertas, optar de manera habitual por la puerta del copiloto para ocupar el
asiento de atrás, así se evitará tener que regular el del conductor cada vez que
se siente.
• El asiento debe tener una inclinación hacia atrás de entre 15 y 25 grados, lo suficiente para que el muslo y la cadera presenten un arco de 110 a 120 grados.
• La distancia entre el suelo y el asiento debe rondar los 30 centímetros.
• El asiento debería estar colocado bastante cerca de los pedales para que la flexión de las piernas respecto a los muslos sea de 135 grados.
• Si el volante es ajustable, escoger una posición de los brazos que asegure la relajación de hombros y los músculos de la espalda.
• Ajustarse el cinturón de seguridad, independientemente del recorrido que se vaya a realizar, antes de ponerse en movimiento. La parte superior de la cinta
tiene que apoyarse sobre la clavícula y el pecho, sin oprimir, tensándola en la
pelvis para no colarnos por debajo de ella en caso de accidente frontal.
• Si el vehículo cuenta con climatizador, la temperatura ideal es la de 20 grados.
• No colocar nada en el salpicadero, ni dejar elementos sueltos por el coche
(guías, juguetes, zapatos).
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3. EMBARAZO Conducir es una actividad que no está contraindicada para las mujeres embarazadas
tomando las debidas precauciones y siempre que se trate de una gestación sin problemas.
El embarazo es un proceso natural que no tiene por que impedir a la futura madre
llevar a cabo la mayor parte de las tareas que realizaba antes, y conducir es una de ellas.
Desde el punto de vista ergonómico es imprescindible adaptar correctamente el
cinturón, el volante y el asiento.
3.1. La gestante conductora
Factores que influyen en la conducción de la embarazada:
• Cambios antropométricos.
• Tiempo de embarazo.
• Duración del viaje.
Los dos períodos más críticos para la conducción son el primer y el tercer trimestre. En
el primero, el cuerpo de la mujer aún no ha sufrido grandes modificaciones y no es necesario ajustar el asiento ni el volante. En el tercer trimestre, por contra, y debido al
incremento del abdomen, la distancia entre el vientre y el volante se reduce
significativamente, lo que hace necesario ajustar las posiciones preestablecidas. Esto
puede dificultar el control del propio volante así como de los pedales, especialmente en
mujeres de baja estatura.
Una embarazada que conduce y tiene un accidente de tráfico no corre ni más ni menos
riesgo que una mujer no gestante. Sí que se pueden producir, en cambio, complicaciones
directamente asociadas a su estado. En el primer trimestre, el principal peligro de sufrir un
siniestro es que éste provoque un aborto espontáneo. En el segundo y el tercer trimestre
los problemas más importantes, por orden de frecuencia, son: desprendimiento de
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placenta, hemorragia transplacentaria, rotura o laceración del útero y lesión directa fetal. Además, la posibilidad de que se desencadene el parto en las cuarenta y ocho horas
siguientes al accidente se multiplica por dos.
Obviamente, el riesgo más grave para el niño en estos casos es el fallecimiento
materno que traería como consecuencia, casi segura la muerte del feto.
3.2. La gestante y el cinturón de seguridad Durante el embarazo las mujeres deben evitar todo aquello que pueda dañar o
perjudicar el desarrollo del futuro bebé, tener una alimentación sana y equilibrada,
abstenerse de consumir alcohol o estimulantes, realizar ejercicio físico y renunciar a toda
aquella actividad cotidiana que no resulte beneficiosa para el bebé.
Sin embargo, mientras las anteriores pautas son comúnmente conocidas y seguidas, es
bastante común que se desconozca cuál es el comportamiento más seguro cuando se
sube a un automóvil, ya sea en calidad de conductora o pasajera, y concretamente se
plantean muchas dudas sobre el uso del cinturón de seguridad.
El uso del cinturón de seguridad por parte de la mujer embarazada está recomendado
por expertos e investigadores en seguridad vial. Sin embargo, en muchas mujeres existe
el temor, bastante comprensible, de que el cinturón ejerza una presión tal, que pueda
dañar al feto e incluso provocar su aborto.
Según investigaciones al respecto, nada hace pensar que ante cualquier tipo de
colisión, el uso del cinturón de seguridad aumente el riesgo de producir lesiones en el
futuro bebé, el útero o la placenta, si bien puede aumentar la presión en el líquido
amniótico en el momento del impacto.
Según pruebas e investigaciones realizadas en Estados Unidos, la principal causa de
pérdida del feto es la muerte de la madre y la segunda causa es el desprendimiento de la
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placenta, y esto último, así como otras complicaciones, se presentan principalmente
cuando la madre no utiliza ningún elemento de retención.
En definitiva, la mayoría de las investigaciones recomiendan el uso del cinturón de
seguridad, ya que los daños en caso de accidente pueden ser mayores si no se lleva
puesto, pero también es muy importante llevarlo de la forma correcta, un uso
incorrecto del cinturón de seguridad puede convertirse en un serio peligro tanto para la
salud de la madre como para la del feto.
3.2.1. Tres puntos de anclaje en el cinturón
Lo más recomendable es utilizar el cinturón de tres puntos de anclaje -aquellos que
disponen de banda pélvica o inferior y banda torácica o superior- frente al de dos puntos.
Se ha comprobado que las lesiones fetales graves se reducen en más de un 50% cuando
se usa el primero en detrimento del segundo. En cuanto a su modo de empleo, debe colocarse pasando la banda superior entre los senos y la banda inferior sobre las caderas
por debajo del abdomen, nunca sobre este último para que no oprima el vientre.
La embarazada debe saber que el riesgo de perder el feto cuando se usa el dispositivo
de dos anclajes es cinco veces superior al riesgo de emplear el de tres puntos.
Existe un cinturón de seguridad específico para embarazadas denominado BeSafe
Pregnant, homologado por la Unión Europea, y que ha sido probado durante los últimos
11 años con unos resultados muy positivos. Este dispositivo desvía la banda pélvica por
debajo del abdomen de la embarazada, alejándola del útero y del feto, mediante un cojín
que se puede colocar en cualquier asiento del vehículo y que incorpora un amortiguador que retiene la correa. Además, tiene la ventaja de que no impide el funcionamiento del
cinturón estándar, convirtiéndolo en una solución fácil, eficaz y recomendable.
El cinturón de seguridad BeSafe debería utilizarse desde el momento en que la mujer
quiere quedarse embarazada o sepa que está en estado. Son los primeros meses del
embarazo los más delicados y la etapa más vulnerable para el feto. Asimismo, y esto es
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algo específico para todos los cinturones, es necesario que el cinturón quede bien ajustado
al cuerpo, sin holguras. Si mantenemos holguras entre el cinturón de seguridad y nuestro
cuerpo, en el caso de producirse una colisión frontal experimentaremos un primer impacto
contra el propio cinturón que ya de por sí puede ser origen de serias lesiones en nuestro
abdomen. Si además el vehículo está equipado con pretensores, la holgura del cinturón
puede anular sus efectos de protección. Y más aún, si el vehículo está equipado con
airbags, el incorrecto uso del cinturón de seguridad podría convertir a éstos en un
elemento peligroso, ya que nuestra cara podría entrar en contacto prematuro con el airbag.
Algunos estudios demuestran que los accidentes de tráfico son la primera causa
traumática de interrupción del embarazo. La mejor manera de resguardar al feto es
proteger a la madre, y esto se consigue con el cinturón de seguridad.
El cinturón de seguridad debe utilizarse siempre, a no ser que el médico haya
dictaminado lo contrario de forma expresa. Si resulta incómodo ajustarlo de esta forma,
existen en el mercado dispositivos de retención del cinturón que evitan su desplazamiento.
3.2.2. Consejos sobre el uso del cinturón de seguridad para las embarazadas
• La embarazada debe usar correctamente el cinturón de seguridad, sea
conductora, copiloto o pasajero de un automóvil, propio o de transporte público.
• El cinturón debe colocarse con la banda inferior por debajo del abdomen sobre los muslos, y ajustarlo al máximo sobre las caderas ciñendo la pelvis. La banda
frontal o diagonal debe pasar sobre la clavícula y entre las mamas, rodeando el
abdomen y jamás por delante de éste.
• Regular la altura del cinturón de seguridad conforme vaya creciendo el tamaño de su abdomen, de lo contrario el cinturón puede causar molestias y deslizarse
en una posición incorrecta.
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• Los cinturones de tres anclajes son más eficaces que los de dos. Siempre que se
pueda es preferible su utilización frente a los de dos anclajes.
• Las futuras madres sólo deben prescindir del uso del cinturón de seguridad cuando lo aconseje el ginecólogo mediante certificado escrito donde conste su
situación y la fecha aproximada de la finalización del embarazo.
3.3. La gestante, el airbag, el asiento y el volante
Las mujeres embarazadas son, probablemente, quienes más precauciones deben tomar
a la hora de iniciar un viaje a bordo de un vehículo. La recomendación general es que
hagan uso del cinturón debidamente colocado, que viajen con el airbag activado, ya que
es un elemento que salva vidas, y que el asiento esté lo más alejado posible del
salpicadero del coche.
Los airbag no cumplen la función de los cinturones de seguridad, sino que la
complementan, así que sólo actúan correctamente cuando el cinturón de seguridad ha
hecho su trabajo en el primer momento del choque.
Es importante saber que, por lo general, el airbag no constituye ningún peligro para el
bebé. En caso de choque, se hincha sólo en el entorno de la cabeza y el pecho. Da lo
mismo que la embarazada conduzca o vaya en el asiento del copiloto: el airbag reacciona
a la colisión antes que el cinturón de seguridad, impidiendo que éste presione el abdomen
demasiado.
Los datos de los que se dispone indican que el uso de estos dispositivos protege a la
mujer y a su bebé en caso de accidente. Siempre será menor el daño que pudiera
ocasionar el airbag, que la contusión directa en el abdomen por el hundimiento de la
chapa del coche.
Lo que sí es conveniente, es situarse lejos del airbag frontal, desplazando hacia atrás el
asiento lo máximo que se pueda, siempre que la postura de la conducción resulte cómoda.
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Los airbag son seguros, siempre que exista una distancia mínima de 25 cm al cuerpo,
con el fin de evitar impactos contra el volante o contra el airbag, si éste llega a
desplazarse. Se desaconseja desconectar los airbag del conductor o del copiloto, en caso
de gestante.
A la hora de conducir, también tenemos que tener en cuenta que el volante puede
representar un peligro potencial para el feto. Los expertos coinciden en que la separación
mínima entre el cuerpo y el volante debería ser de 20 a 25 cm. Pero la mayoría de las embarazadas, especialmente las más bajitas, no cumplen esta recomendación.
Es conveniente modificar los ajustes del volante y del asiento tantas veces como sea
necesario durante la gestación. No hay que olvidar que una mujer que va a ser madre
sufre continuos cambios, por lo que hay que adaptar el coche para convertirlo en un
espacio lo más seguro posible.
Si el volante es ajustable en inclinación, hay que dirigirlo hacia el pecho cuando se
conduce, nunca hacia la cabeza ni el abdomen.
3.3.1. Consejos sobre el airbag, el asiento y el volante para las embarazadas
• No desconectar los airbag del conductor o copiloto, éstos son seguros siempre que exista una distancia mínima de 25 cm. al cuerpo. Sólo deben desconectarse
cuando el médico lo aconseje por razones específicas.
• Si la embarazada es la conductora la separación mínima entre el cuerpo y el volante debe ser de 20 a 25 cm. Si el volante es ajustable en inclinación,
dirigirlo hacia el tórax y no hacia la cabeza o el abdomen.
• Modificar los ajustes del volante y del asiento tantas veces como sea necesario durante la gestación para adaptarse a los cambios anatómicos.
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• En las últimas semanas de gestación, cuando el abdomen es lo suficientemente
prominente como para impedir una postura adecuada en el interior del coche, la
embarazada debe abstenerse como conductora.
3.4. Otros factores
Hay que tener en cuenta otra serie de factores que pueden alterar la capacidad de
concentración durante la conducción y poner en peligro a los ocupantes del vehículo. Uno de los más frecuentes es el sueño característico que sufren las mujeres embarazadas. El
embarazo puede producir cambios en el nivel de azúcar en la sangre, modificaciones de la
tensión arterial, alteraciones en la visión y edemas en los miembros inferiores o varices.
3.4.1. Sueño
En los comienzos de la gestación, la embarazada siente que necesita dormir más que
lo habitual. Es bueno alentar a la embarazada que acepte su necesidad de dormir más, en
los dos primeros meses.
3.4.2. Diabetes
Una de las principales complicaciones del embarazo es la diabetes gestacional, que no es más que una alteración en el metabolismo de los hidratos de carbono que se detecta
por primera vez durante el embarazo. Se produce cuando los valores de azúcar en sangre
(glucemia) son más altos de lo normal. Afecta, aproximadamente, a un 2% de las mujeres
embarazadas.
A diferencia de otros tipos de diabetes, no es causada por una carencia de insulina,
sino por los efectos bloqueadores de otras hormonas en la insulina producida, que se
presenta generalmente a partir de las 20 semanas de gestación.
En muchos casos los niveles de glucosa en sangre retornan a la normalidad después del
parto. Sólo del 1% al 3% de los casos mantiene la situación después del parto.
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Por este motivo es importante un control estricto por un especialista, Diabétólogo o
Endocrinólogo, de la diabetes durante el embarazo; la vigilancia permanente para ver el
desarrollo del bebé, ayuda a saber cuál es el momento propicio de terminar la gestación,
ya sea por cesárea programada o parto normal.
La diabetes gestacional o la preexistente, es un riesgo añadido para la aparición de
aborto espontáneo y parto prematuro.
En algunas pacientes la diabetes aparece por primera vez durante el embarazo.
Conforme avanza la gestación se produce un aumento en las necesidades de insulina.
La hipoglucemia es frecuente en la primera mitad del embarazo, sobre todo en el
primer trimestre.
3.4.3. Hiperémesis gravídica Casi todas las mujeres experimentan náuseas, vómitos o "náuseas del embarazo",
particularmente durante el primer trimestre. La aparición de náuseas y vómitos en el
embarazo, es lo que, desde el puento de vista médico, se conoce como hiperémesis
gravídica. Puede ocasionar mareos o desmayos.
Las comidas pequeñas y frecuentes y el consumo de alimentos secos, como galletas,
pueden ayudar a aliviar las náuseas simples.La embarazada debe beber mucho líquido.
Debe aumentar su consumo en los momentos del día en que sienta menos náuseas. El
agua de soda u otras aguas efervescentes pueden servir.
Se ha demostrado que la vitamina B6 (no más de 100 mg al día) disminuye las náuseas
a comienzos del embarazo.
La medicación para prevenir las náuseas está reservada para los casos en que el
vómito es persistente y lo bastante severo como para representar un riesgo potencial para
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la madre y el feto. En casos graves, la mujer puede ser hospitalizada y se le administrarán
líquidos por vía intravenosa.
Durante el tratamiento con metoclopramida para evitar los vómitos, deben evitarse
situaciones que requieran un estado especial de alerta, como la conducción de vehículos,
ya que esta medicación puede provocar somnolencia o sedación.
La metoclopramida aumenta los efectos de las fenotiacinas y otros dopaminérgicos sobre el sistema nervioso central. Su administración junto a tranquilizantes, hipnóticos y
narcóticos, potencia los efectos sedantes.
Algunos medicamentos procinéticos como cinitaprida y cleboprida, producen
somnolencia, sedación y en algunos casos discinesias, que interfieren en la conducción.
Los problemas psicológicos o sociales pueden estar asociados con este trastorno del
embarazo y, si existen, es necesario identificarlos y abordarlos a p rop iada mente .
3.4.4. Hipertensión arterial
La hipertensión arterial en el embarazo se puede considerar cuando la PA Sistólica es superada en 25mmHg, y/o la PA Diastólica en 15 mmHg a la que tenía la embarazada en
el primer trimestre del embarazo o a la basal.
En el embarazo, la hipertensión arterial puede causarle problemas tanto a la madre
como al feto. La embarazada puede ser hipertensa antes del embarazo o puede aparecer
hipertensión durante el embarazo, en cuyo caso se denomina hipertensión gestacional. En
cualquier caso, puede ocasionar recién nacidos de bajo peso o parto prematuro. Los casos
más graves pueden desarrollar preeclampsia, que es un aumento repentino de la tensión
arterial después de la semana 20 del embarazo. Puede implicar un riesgo tanto para la
vida de la madre, como para la del bebé.
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Se denomina preeclampsia a la hipertensión arterial provocada por el embarazo que es
debida a la producción placentaria de sustancias como el tromboxano (de ahí que reciba
también el nombre de toxemia del embarazo) que ocasiona una constricción de las
arterias.
Es la complicación del embarazo más común y peligrosa, por lo que debe
diagnosticarse y tratarse rápidamente, ya que en casos severos ponen en peligro la vida
del feto y de la madre.
La preeclampsia puede ocurrir hasta en el 10% de los embarazos, usualmente en el
segundo y tercer trimestre y después de la semana 32. Aunque infrecuente, algunas
mujeres pueden presentar signos de preeclampsia desde la semana 20.
Los tratamientos para la hipertensión arterial en el embarazo pueden incluir un control
cuidadoso del bebé, cambios en el estilo de vida y algunos medicamentos. En caso de
preeclampsia, existe la posibilidad de que sea necesario adelantar el parto del bebé.
3.4.5. Dispepsia
Los antagonista H2 como la ranitidina, no tienen efectos directos sobre la capacidad de
conducir, pero pueden, en algunos casos, producir confusión, depresión, cefalea, mareo, artralgias, mialgias y visión borrosa por alteración en la acomodación.
La postura en la conducción empeora con frecuencia los síntomas de dispepsia y pirosis
tan frecuentes en el embarazo. A menudo la gestante consume antiácidos para paliar los
síntomas. Hasta que no liberan los gases acumulados en el aparato digestivo, la
conductora pierde concentración en su vehículo, carretera y entorno. Con frecuencia se
desabrocha el cinturón de seguridad, buscando evitar comprimir la zona epigástrica, y esto
junto con la falta de atención, convierten la conducción en un acto peligroso.
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3.4.6. Estreñimiento
Es un síntoma frecuente en las embarazadas. La distensión abdominal que se
produce es la responsable de que la embarazada adopte determinadas posturas nada
ergonómicas para paliar las molestias.
3.4.7. Insuficiencia venosa
La insuficiencia venosa es una enfermedad en la que el retorno venoso se encuentra
dificultado, especialmente en bipedestación, y en la que la sangre venosa refluye en
sentido opuesto al normal, es decir, en el caso de los miembros inferiores, circulará desde
el Sistema Venoso Profundo (SVP) hasta el Superficial (SVS). Su signo visible son las
varices, que son venas patológicas, dilatadas de manera permanente, con alargamientos y
tortuosidades. Son más frecuentes, tanto dentro como fuera del contexto de la gestación, en los miembros inferiores. La Insuficiencia Venosa Crónica es la patología vascular más
frecuente, se estima que afecta hasta el 20-30% de la población adulta, llegando al 50%
en población mayor de 50 años. Según diversos autores es entre 3 y 5 veces más
frecuente en la mujer.
Las varices suponen una complicación frecuente del embarazo, aproximadamente el
30% de las mujeres presentarán signos de insuficiencia venosa durante su primer
embarazo. En el tercer trimestre, es la compresión de la vena cava inferior la responsable
de las varices en el embarazo, que llega a ser 60 veces superior a la de la no gestante,
provocado por el aumento de tamaño del útero, y favorecido por una disminución en la
actividad física.
Si existe un cuadro varicoso anterior, el embarazo actúa empeorando las varices.
Las venas involucradas habitualmente son las vulvares, perineales, rectales, pélvicas y
de miembros inferiores.
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Consejos sobre insuficiencia venosa:
• Durante la gestación se debe evitar la ganancia excesiva de peso, los periodos prolongados en bipedestación o el calor.
• Utilizar calzado ancho y ropa cómoda.
• Hacer ejercicios para favorecer el bombeo sanguíneo muscular. Especialmente recomendable es caminar a diario o nadar.
• A la hora de permanecer en decúbito la paciente debe mantener los pies unos 15 cm por encima de la horizontal.
• Igualmente beneficiosa es la realización de masajes o la presoterapia.
• Medidas compresivas: utilizar medias de compresión elástica.
3.5. Consejos generales para la gestante
• Por regla general el mejor periodo para viajar en una embarazada es durante el
segundo trimestre de gestación, entre las semanas 18 y 24. Antes, el feto está
en fase de formación y corre mayor riesgo por el ajetreo al que puede
someterse la madre durante el viaje. En los últimos meses aumenta el riesgo de
parto prematuro.
• Un avanzado estado de gestación, debido al tamaño del abdomen, puede obstaculizar gravemente la capacidad de maniobrar al volante, especialmente
para mujeres de estatura baja. En cuanto exista la más mínima dificultad para
manejar bien el volante o los pedales, la gestante debe evitar conducir.
• Ninguna embarazada debe tomar por su cuenta la decisión de iniciar un viaje prolongado y el consejo de su médico debe ser determinante. No obstante, si se
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decide realizar un viaje de largo recorrido, como conductora o pasajera, se debe
parar cada cierto tiempo (1 a 2 horas como máximo) y caminar, con el fin de
activar la circulación y evitar trombosis venosa profunda y tromboembolismos.
• No se deben hacer desplazamientos prolongados durante el embarazo en los siguientes casos: antecedentes de aborto, antecedentes de embarazos
ectópicos, antecedentes de partos prematuros, anormalidades en la placenta,
hemorragias vaginales, embarazo múltiple, hipertensión o diabetes y anemia severa.
• Muchas embarazadas sufren mareos en los viajes en automóvil, por lo que es conveniente llevar algo de alimento ligero. Para las nauseas se pueden tomar
alimentos ricos en glucosa.
• Evitar realizar maniobras bruscas, acelerar y desacelerar constantemente, debido a que pueden producirse náuseas.
• En caso de sufrir un accidente automovilístico, aunque sea leve, la mujer gestante debe acudir con urgencia al hospital para verificar su salud y la del
bebé.
• Después de dar a luz, para reanudar la conducción es recomendable esperar unas 3 semanas en caso de un parto normal, y 6 semanas si el parto fue por
cesárea; pero la verdadera “luz verde” la debe dar el ginecólogo.
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4. OBESIDAD
La obesidad …..
No es sólo “barriga”.
No es un problema estético.
No es un problema aislado
La obesidad es una enfermedad crónica multifactorial de gran trascendencia sociosanitaria y económica que constituye un problema de salud pública. Causa o empeora
un gran número de problemas relacionados con la salud: diabetes, enfermedad coronaria,
hipertensión y determinados tumores. Se asocia con mayor riesgo de mortalidad
cardiovascular, mayor prevalencia de alteraciones piscopatológicas, incremento del coste
sanitario y disminución de la esperanza de vida. Actualmente en España, la prevalencia de
exceso de peso afecta aproximadamente al 50% de la población.
En definitiva, es una enfermedad crónica originada por muchas causas y con
numerosas complicaciones, caracterizada por el exceso de grasa en el organismo y que se
presenta cuando el índice de masa corporal (IMC) en el adulto es mayor de 30 kg/m2
según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
4.1 Obesidad y conducción
Las condiciones de habitabilidad de un coche, para las personas obesas, son
determinantes de cara a su seguridad vial, como conductores u ocupantes.
Al obeso le cuesta bastante acomodarse en un turismo normal a causa de su
morfología.
El conductor obeso tiende a separar las piernas por el gran volumen de sus muslos, lo
que produce mal apoyo sobre los pedales y riesgo de accidente.
El conductor obeso tiene limitados los movimientos, lo que dificulta las maniobras.
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El conductor obeso, incómodo por el poco espacio, tiende a sacar el brazo izquierdo por
la ventanilla, conduciendo solo con la mano derecha al volante.
Debemos tener en cuenta que el peso corporal del ocupante/ocupantes del vehículo,
son un factor a considerar en la tipología y gravedad de las lesiones producidas como
consecuencia de una colisión. Partamos del supuesto de que los ocupantes llevan siempre
el cinturón de seguridad abrochado. Recordemos que, en un accidente, la masa de
nuestros cuerpos sin retención tiende a seguir en movimiento, por lo que el efecto
resultante es mucho mayor del peso normal del cuerpo.
Así, tendremos que un adulto de peso normal, impacta contra el asiento delantero si va
detrás, con el peso de un elefante adulto. Está claro que al haber más masa, a la misma
velocidad se produce mayor fuerza en el impacto.
4.2 Obesidad, cinturón de seguridad y airbag
La dificultad e incomodidad que produce el ajuste del cinturón de seguridad, hace que
con frecuencia prescindan de él, con el mayor riesgo de verse envuelto en siniestros
graves.
Con los cinturones de seguridad el problema es que están diseñados para la mayoría de
la población, por lo que un sujeto obeso no irá igual de bien sujeto que uno más delgado.
Por otra parte, la capa de grasa al comprimirse siempre resta eficacia al cinturón, como
vestir ropa muy holgada. También pueden afectar seriamente al cuello si la altura del cinturón no es la adecuada (no se puede regular en todos los modelos).
Si el cinturón se sube por encima de la pelvis por un mal ajuste o por la morfología,
existe un grave riesgo de lesiones internas. Además de todo lo dicho, el rescate de una
persona siempre es más complicado cuanto más grande es. Aunque moleste un poco, el
cinturón siempre debe ir ceñido al cuerpo, con la banda horizontal cubriendo la pelvis.
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Los conductores obesos forzosamente tienen su cuerpo más cercano al volante y el
airbag, y cuanto más cercano está el airbag, más riesgo existe de lesiones. Cuando se es
pasajero, lo mejor es que el más obeso se coloque en el asiento del copiloto y lo más
retrasado posible respecto al salpicadero.
Si reducir el índice de masa corporal (IMC) es beneficioso para la salud en términos
generales, sobre todo para evitar enfermedades cardiacas, hacerlo de cara a la seguridad
en un coche es doblemente beneficioso.
4.3 Enfermedades asociadas a la obesidad y su influencia en la conducción
Desde el punto de vista médico, no se puede descartar que el exceso de grasa corporal
y las comorbilidades asociadas a la obesidad influyan en la reacción del organismo ante un
accidente de tráfico.
La obesidad supone un aumento del riesgo de padecer enfermedades coronarias,
diabetes y cáncer (de útero, mama, colon y próstata). Por ello, la obesidad no es una
cuestión meramente estética, es una verdadera enfermedad. Se asocia a enfermedades
cardíacas, a diabetes, a dislipemias, a un mayor riesgo quirúrgico y en los embarazos, a
artrosis en columna, caderas y rodillas, etc. Además, el obeso también tiene problemas psicológicos. Se ha estimado que el 40% de los pacientes con obesidad importante
padecen depresión.
4.3.1. Enfermedades cardiovasculares Este tipo de patologías han sido ampliamente tratadas en la unidad 6, pero como
recordatorio, señalar que se producen por el depósito de grasa en el miocardio y
pericardio y que, en casos avanzados, puede conducir a insuficiencia cardiaca y muerte
súbita.
La mecánica ventilatoria deficiente por obesidad produce aumento del tamaño del
ventrículo derecho, que en su evolución provoca insuficiencia cardiaca derecha.
La Prevención en Seguridad Vial a través de la Salud 20 Médicos por la Seguridad Vial Unidad 7 – Ergonomía y confort: embarazo, sobrepeso y necesidades fisiológicas
Los síntomas de disnea, tos, cansancio, edema de miembros inferiores y cianosis entre
otros, dificultan mucho la conducción, al disminuir de forma llamativa la concentración y la
atención.
Debemos considerar también, que un paciente obeso con insuficiencia cardiaca, cuya
sintomatología no interfiere en la conducción, puede producir de forma brusca arritmias
graves, con disminución o pérdida de conciencia y muerte súbita.
La hipertensión arterial es otra complicación muy frecuente en el paciente obeso. Ésta y
la arterioesclerosis pueden producir un aumento considerable en la incidencia de
cardiopatía isquémica.
El edema en miembros inferiores puede llegar a ser tan influyente en la conducción,
que dificulte el movimiento y por tanto la adopción de la postura más idónea para
conducir.
Consejos sobre enfermedades cardiovasculares
• El obeso sabedor de su hipertensión, que mientras conduce comienza con
síntomas, debe cuanto antes aparcar el vehículo en una zona donde no haya
riesgo de accidente, tranquilizarse y esperar a que los síntomas remitan.
• Para evitar empeorar la insuficiencia venosa, hay que recordarles que la calefacción no la dirijan directamente a los pies, que en los viajes largos hagan
frecuentes paradas para movilizar las piernas y ponerlas en alto, y que procuren
conducir en recorridos matutinos porque en este momento del día las piernas
no se encuentran sobrecargadas por el propio paso del día.
• Los conductores con varices tienen que ser más cuidadosos en el interior del vehículo para no sufrir golpes con los mandos o los pedales. La torpeza de
movimientos del obeso en el habitáculo pequeño del coche, propicia este riesgo
que le debemos advertir.
La Prevención en Seguridad Vial a través de la Salud 21 Médicos por la Seguridad Vial Unidad 7 – Ergonomía y confort: embarazo, sobrepeso y necesidades fisiológicas
• Es obligatorio avisar de las reacciones adversas de la medicación cardiaca,
antiarrítmica e hipotensora, que pueden interferir con una conducción segura.
• En los viajes debe protegerse del frío y el calor, recordándole que no le favorecen las salidas de la instalación del aire acondicionado o la calefacción
dirigidas a los pies.
4.3.2. Enfermedades respiratorias El trabajo respiratorio en la obesidad es excesivo, al tener que movilizar una pared
torácica con incremento de peso; esto sumado a la presión en el diafragma por grandes
cantidades de grasa dentro del abdomen, conduce a una respiración superficial poco
efectiva para el recambio de oxígeno.
La hiperventilación alveolar provoca hipoxemia, que se manifiesta con estado de
confusión, sensación molesta de embotamiento o incluso pérdida de conciencia.
La hipoxemia crónica puede producir policitemia secundaria, hipertensión pulmonar e
insuficiencia cardiaca derecha.
El intercambio gaseoso empeora durante el sueño, dando lugar a cefalea matutina,
alteraciones de la calidad del sueño, ronquidos, fatiga crónica, somnolencia diurna y
confusión mental.
La dificultad respiratoria progresiva es capaz de producir disnea, incluso ante esfuerzos
mínimos.
La postura del conductor perjudica la dificultad respiratoria del obeso. Es frecuente que
el conductor obeso adopte posturas del respaldo y el reposacabezas poco adecuadas para
la conducción.
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La apnea obstructiva del sueño, tema que será ampliamente tratado en la Unidad 8, es
un síndrome caracterizado por trastornos respiratorios del sueño, dando lugar a
somnolencia diurna excesiva, ataques de sueño, déficit psicomotor, e interrupción del
sueño de la noche. En los obesos es tres veces más frecuente.
Los conductores con apnea del sueño son mucho más propensos a quedarse dormidos
al volante, los micro sueños son una defensa del organismo por no dormir, y hacen que
por un brevísimo lapso de tiempo, se pierda la conciencia respecto a la carretera, señales u otros vehículos.
El comportamiento durante la conducción se encuentra alterado en los sujetos con
apnea del sueño, estando seis veces más expuestos a accidentes de tráfico que la
población general.
4.4. Contraindicaciones para la conducción en el paciente obeso
• Los pacientes obesos con insuficiencia cardiaca grave, o mal compensada, o con
pocos síntomas pero con riesgo de síncope y muerte súbita, no pueden
conducir.
• Se desaconseja la conducción a aquellos conductores obesos que presentan disnea y síntomas de bajo gasto, con un menor nivel de atención y mayor riesgo
de sufrir un accidente.
• El conductor obeso e hipertenso, con síntomas de alarma, como cefalea pulsátil o embotamiento cerebral, no podrá conducir hasta que se encuentre controlada
su situación patológica.
• Se desaconsejará la conducción a todo paciente obeso e hipertenso refractario al tratamiento médico, pues esta situación dificulta la conducción y aumenta los
riesgos al volante.
La Prevención en Seguridad Vial a través de la Salud 23 Médicos por la Seguridad Vial Unidad 7 – Ergonomía y confort: embarazo, sobrepeso y necesidades fisiológicas
• Al conductor con alteraciones psicológicas y depresivas no controladas, se le
debe desaconsejar la conducción temporal, hasta comprobar la evolución
favorable de su situación anímica.
• Los conductores obesos con varices complicadas por hemorragia, flebitis, dolor por golpe, etc. deberán guardar reposo y se les recomendará no conducir hasta
que la extremidad se encuentre libre de síntomas y sin limitación para la
conducción.
• Las úlceras varicosas que interfieren por su localización, síntomas o inmovilización con el juego de los pedales, no permiten la conducción.
• Los conductores obesos con apnea del sueño que se encuentran sin tratamiento, no pueden conducir.
• Los pacientes con Síndrome Nefrótico no deben conducir hasta que la enfermedad causal se encuentre correctamente tratada con evolución favorable
y sin aumento de los riesgos en la conducción.
• La incontinencia urinaria obliga a parar con frecuencia para realizar la micción, e incapacita al paciente para conducir libremente cuando no tiene los medios
necesarios a su alcance en las vías públicas.
• La pérdida de sensibilidad en los pies puede dificultar el correcto apoyo en los pedales con peligro de accidente. En este caso se desaconseja la conducción.
4.5. Consejos generales para el conductor obeso
• Es imprescindible conocer y diagnosticar las patologías asociadas al conductor
obeso y tratarlas adecuadamente; si es preciso, desaconsejar la conducción
hasta que no se encuentren debidamente controladas.
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• Las artritis y artralgias de miembros superiores e inferiores pueden limitar los
movimientos y dificultar la conducción. Aconsejaremos en estos casos que
durante unos días no conduzcan.
• La postura de la conducción con el cinturón de seguridad abrochado empeora la sensación de flatulencia y dificulta el eructo. Este conductor incómodo por su
situación puede perder concentración en la carretera y su entorno, provocando
un accidente.
• Se recomienda ante esta situación, detener el vehículo en una zona de descanso, estirar las piernas, caminar un rato y tomar la medicación que alivie
los síntomas sin producir sueño.
• La lumbalgia aguda impide conducir hasta que el dolor haya desaparecido.
Además la postura de la conducción empeora la buena evolución de la
lumbalgia. Es necesario advertir que muchos de los relajantes musculares,
medicación habitualmente utilizada para aliviar la sintomatología propia de la
lumbalgia producen somnolencia y disminuyen la atención y los reflejos.
• En todos los casos, es muy importante la colocación de la persona en el puesto
de conductor; en el caso del conductor obeso, la adaptación al puesto debe ser lo más minuciosa posible. Debe buscar un diseño de asiento cómodo en el
coche, llevando recto el respaldo y debidamente ajustado el reposacabezas;
evitando las sillas bajas, blandas y los cojines debajo de las rodillas, y realizando
trayectos cortos para relajar la postura forzada de la conducción y mejorar la
ventilación.
• Se debe estimular al conductor obeso para que adelgace, reparta la comida a lo largo del día y sin excesos, beba agua, haga ejercicio y procure evitar los
disgustos y el estrés, como prevención de la enfermedad coronaria; evitando el
consumo de bebida y comida durante la conducción.
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5. NECESIDADES FISIOLÓGICAS Y CONDUCCIÓN
Para finalizar el estudio de los trastornos y condicionantes que afectan a la ergonomía y
el confort en la conducción, queremos detenernos a analizar brevemente cómo las
necesidades fisiológicas, a las cuales no prestamos demasiada atención por su
cotidianidad y habitualidad, también afectan a las condiciones necesarias para la
conducción y por tanto a la seguridad vial.
Abraham Maslow, en su obra “Una teoría sobre la motivación humana”, desarrolla una
teoría psicológica en la que formula una jerarquía de necesidades humanas que conforme
se satisfacen las más básicas, los seres humanos desarrollan necesidades y deseos más
elevados.
La escala de las necesidades de Maslow se describe como una pirámide que consta de
cinco niveles: los cuatro primeros que pueden ser agrupados como necesidades de déficit,
y un nivel superior denominado “autorealización”, “motivación de crecimiento” o
“necesidad de ser”. La diferencia estriba en que mientras las necesidades de déficit
pueden ser satisfechas, la necesidad de ser es una fuerza impelente continua.
Autorrealización
Reconocimiento
Afiliación
Seguridad
Fisiológicas
Pirámide de Maslow: jerarguía de necesidades
Autorrealización
Reconocimiento
Afiliación
Seguridad
Fisiológicas
Autorrealización
Reconocimiento
Afiliación
Seguridad
Fisiológicas
Pirámide de Maslow: jerarguía de necesidades
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Las necesidades básicas son necesidades fisiológicas para mantener la homeostasis
(referente a la salud) y dentro de ellas se encuentran la necesidad de respirar, beber agua
y alimentarse, entre otras. Todas y cada una de ellas, y su satisfacción, impactan
directamente en la actividad de nuestra vida diaria y por tanto en la seguridad en la
conducción.
5.1 Sed
La sed es el ansia por beber líquidos, causada por el instinto básico de humanos o
animales para beber. Es un mecanismo esencial de regulación del contenido de agua en el
cuerpo y uno de los principales síntomas de deshidratación. Si la deshidratación continúa
se pueden originar problemas asociados fundamentalmente de tipo neurológico y/o renal.
Aparte de la sequedad de mucosas ocasionada por la sed, los síntomas de la
deshidratación son las nauseas, la falta de fuerza o disminución del rendimiento y la fatiga
física y mental; todos ellos factores que afectan directamente a la capacidad de
conducción segura.
Es conveniente beber antes de tener sed, siendo recomendable la ingesta de agua y/o
bebidas isotónicas. Cuando se realicen trayectos de largo recorrido es recomendable
aprovechar las paradas pertinentes para beber abundante agua (nada de alcohol) y
mantener el organismo adecuadamente hidratado.
5.2 Hambre
Es la sensación que indica necesidad de alimento y que, fisiológicamente, está
producida por los estímulos que ejercen determinadas sustancias sobre nuestro cerebro.
Así, por ejemplo, la hipoglucemia estimula al hipotálamo lateral y produce estímulos
vagales que nos obligan a comer, mientras que los ácidos grasos, la colecistoquinina y la
serotonina estimulan al hipotálamo ventromedial y nos produce la sensación contraria al hambre: la saciedad.
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Cuando se conduce en trayectos prolongados es recomendable aprovechar los
descansos para comer algo ligero, aunque sean unas galletas o algo de fruta.
5.3 Respiración
La respiración es un proceso fisiológico indispensable para la vida de los organismos
aeróbicos, que consiste en un intercambio gaseoso osmótico (o por difusión) con su medio
ambiente en el que se capta oxígeno, necesario para la respiración celular, y se desecha
dióxido de carbono, como subproducto del metabolismo energético y vapor de agua.
Todos los seres humanos vivimos una primera experiencia al nacer. En el momento de
ser separados del cordón umbilical, nos enfrentamos a nuestra primera experiencia como
unidad independiente, que es respirar. La respiración se convierte en un suministro continuo de oxigeno, constituyéndose además, en un alimento vital para la vida.
Siendo la respiración un proceso indispensable para mantener la vida, debemos hacer
hincapié en la necesidad ineludible de conseguir un adecuado posicionamiento dentro del
vehículo, que permita mantener esa necesidad fisiológica fundamental.
5.4 Micción
La micción es un proceso por el que la vejiga urinaria se vacía de orina cuando está
llena. La vejiga (que en estado vacío se encuentra comprimida por los demás órganos) se
llena poco a poco hasta que la tensión de sus paredes se eleva por encima de un valor
umbral, desencadenándose entonces un reflejo neurógeno llamado reflejo miccional que provoca la micción, y que en caso de no conseguirse produce al menos, el deseo
consciente de orinar.
El proceso de la micción es en la mayoría de las ocasiones un proceso controlado
voluntariamente. Cuando hay un control pobre o ausente de la micción, estamos ante una
incontinencia urinaria.
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La incontinencia urinaria obliga a parar con frecuencia para realizar la micción e
incapacita al paciente para conducir libremente cuando no tiene los medios necesarios a
su alcance en la vía pública.
5.5 Sueño
El sueño es un estado del organismo, regular, recurrente y fácilmente reversible que se
caracteriza por una relativa tranquilidad y por un gran aumento del umbral o de la respuesta a los estímulos externos en relación con el estado de vigilia.
Es un estado biológico y conductual.
Dormir y descansar, es decir, un sueño nocturno de buena calidad, es fundamental
para afrontar el día a día.
Los trastornos del sueño constituyen un problema frecuente en la sociedad actual, en
particular, como consecuencia de sus manifestaciones clínicas, por su repercusión en la
actividad diaria (social, laboral y familiar) y por las enfermedades asociadas. Todo ello
será ampliamente desarrollado en la Unidad específica.
Hay que procurar evitar la somnolencia durante la conducción reduciendo la fatiga y
sus causas, descansando bien antes de los viajes y acudiendo al médico en caso de que
el problema sea algo habitual. Deben tener especial atención las personas que realizan
largos desplazamientos durante la noche.
En definitiva, antes de iniciar un viaje debe estar descansado tanto el conductor como
sus acompañantes.
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Consejos para mejorar el sueño
• Procurar que el ambiente de la habitación sea confortable, aislado de ruidos, manteniéndose en la oscuridad durante todo el periodo de sueño.
• Establecer un horario regular para acostarse y levantarse, incluso en los días festivos, sin dormir más horas de las que necesita.
• Evitar la siesta durante el día. Si se tiene sueño, aumentar o cambiar de actividad para mantenerse despierto.
• Realizar la última comida unas dos horas antes de acostarse. Evitar tomar bebidas con cafeína, chocolate, alcohol y tabaco, especialmente durante la
tarde.
• Realizar ejercicio regularmente, procurando no hacerlo dos o tres horas antes de acostarse.
• Ir a la cama a dormir. Evitar estar mucho tiempo despierto en ella (leyendo, viendo la tela, escuchando la radio….). Si en 20 ó 30 minutos no se ha
conciliado el sueño, levantarse, cambiar de ambiente, hacer una actividad
relajante y, al cabo de un rato, volver a intentar dormir.