CURVAS DE CRECIMIENTO EN TALLA PARA USO … · La magnitud del PVM sigue un gradiente según la...

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Capítulo Isbelia Izaguirre de Espinoza - Mercedes López de Blanco RESUMEN Curvas por maduración. La canalización de la talla se puede perder, como parte de un fenómeno biológico normal, producto del ritmo o tempo de maduración y este sólo puede ser caracterizado mediante el seguimiento en curvas elaboradas para tal fin. Existen diferencias importantes, espe- cialmente durante la pubertad, entre las medianas de los niños según su maduración; cuando un adolescente promedio está en PVM, uno tardío es 10 cm más bajo y está iniciando su brote puberal en talla. El temprano, es 10 cm más alto y está en la fase descendente del brote puberal. Cuando una adolescente de maduración temprana está en talla adulta, la tardía está en el PVM; la talla adulta resulta similar independientemente del tempo de maduración. Crecimiento dinámico según ritmo o tempo de maduración: se visualiza mejor en estas curvas y resulta útil en la práctica clínica ya que al determinar los eventos y parámetros biológicos durante el brote puberal, permite realizar un diagnóstico presuntivo de las variantes normales del crecimiento y maduración. La EA, EPVM y finalización del mismo ocurren más temprano o más tarde que en los adolescentes de maduración pro- medio. La magnitud del PVM sigue un gradiente según la maduración, es mayor en los tempranos y menor en los tardíos. Conclusiones: es importante señalar que, según su maduración, son niños, niñas o adolescentes biológicamente diferentes y ubicarlos en los canales de las curvas para uso clínico servirá de apoyo en el diagnóstico diferencial entre las variantes normales o patológicas del crecimiento. Palabras clave: curvas para uso clínico, variante normal, madura- ción temprana, maduración tardía. CURVAS DE CRECIMIENTO EN TALLA PARA USO CLÍNICO Crecimiento y Maduración Física. ©2013. Editorial Médica Panamericana.

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Capítulo

Isbelia Izaguirre de Espinoza - Mercedes López de Blanco

RESUMEN

Curvas por maduración. La canalización de la talla se puede perder, como parte de un fenómeno biológico normal, producto del ritmo o tempo de maduración y este sólo puede ser caracterizado mediante el seguimiento en curvas elaboradas para tal fin. Existen diferencias importantes, espe-cialmente durante la pubertad, entre las medianas de los niños según su maduración; cuando un adolescente promedio está en PVM, uno tardío es 10 cm más bajo y está iniciando su brote puberal en talla. El temprano, es 10 cm más alto y está en la fase descendente del brote puberal. Cuando una adolescente de maduración temprana está en talla adulta, la tardía está en el PVM; la talla adulta resulta similar independientemente del tempo de maduración.

Crecimiento dinámico según ritmo o tempo de maduración: se visualiza mejor en estas curvas y resulta útil en la práctica clínica ya que al determinar los eventos y parámetros biológicos durante el brote puberal, permite realizar un diagnóstico presuntivo de las variantes normales del crecimiento y maduración. La EA, EPVM y finalización del mismo ocurren más temprano o más tarde que en los adolescentes de maduración pro-medio. La magnitud del PVM sigue un gradiente según la maduración, es mayor en los tempranos y menor en los tardíos.

Conclusiones: es importante señalar que, según su maduración, son niños, niñas o adolescentes biológicamente diferentes y ubicarlos en los canales de las curvas para uso clínico servirá de apoyo en el diagnóstico diferencial entre las variantes normales o patológicas del crecimiento.

Palabras clave: curvas para uso clínico, variante normal, madura-ción temprana, maduración tardía.

CURVAS DE CRECIMIENTOEN TALLA PARA USO CLÍNICO

Crecimiento y Maduración Física. ©2013. Editorial Médica Panamericana.

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INTRODUCCIÓN

Cuando se trasladan los datos de crecimiento de un niño, niña o adoles-cente a una gráfica de distancia y preferiblemente a una de velocidad, aun en etapas tempranas de la vida, se pueden identificar patrones de crecimiento. Tanto en el caso del retardo constitucional de crecimiento o maduración tardía, como en el adelanto constitucional del crecimiento o maduración temprana,1 las curvas de crecimiento en talla tanto de distancia como de velocidad son muy características; en el caso de las primeras se encuentra una descanalización hacia percentiles infe-riores como consecuencia de una disminución en la velocidad de crecimiento, para luego recanalizarse y terminar dentro de lo esperado para su potencial genético. La curva de velocidad muestra una edad de inicio del brote puberal (EA) y edad de máximo crecimiento (EPVM) en edades más tardías que el promedio, de igual forma la finalización del crecimiento ocurre más tarde que en los niños promedio.

En el adelanto constitucional del crecimiento o maduración temprana, la curva de distancia en talla muestra una descanalización hacia percentiles superiores por un aumento en la velocidad de crecimiento, para posteriormente recanalizarse y terminar adecuada a su potencial genético.

Los parámetros biológicos descritos en una curva de velocidad: edad de inicio del brote puberal (EA), edad de máximo crecimiento (EPVM) y finalización del mismo, ocurren en edades más tempranas que en los niños con maduración promedio.2-6

CURVAS DE DISTANCIA PARA USO CLÍNICO

Mediana en maduradores promedio, percentiles 97 en tempranos y 3 en tardíos

Al analizar la mediana en la curva de distancia para uso clínico con datos derivados de la FSC,7 se observó en los varones un rápido ascenso desde 101,1 cm, a los cuatro años de edad, hasta 107,2 cm a los cinco años, y a 116,0 cm al finalizar el sexto año de vida; a los siete años la mediana fue de 118,8 cm.

A los 11,3 años, edad que corresponde al inicio del brote puberal, 140,8 cm y, a los 13,5 años, edad de mayor crecimiento,155,8 cm. A los 18 años la mediana de la talla de los venezolanos estudiados corresponde a 171,3 cm (Anexos A3 y B3).

En los percentiles extremos según el ritmo o tempo de maduración, se ob-servó que el percentil 97 en los varones de maduración temprana aumentó pro-gresivamente desde un valor de 109,7 cm a los cuatro años hasta 130,6 cm a los 7 años; a los 9,3 años, edad que corresponde al inicio del brote puberal, tenían una talla de 143,8 cm y, a los 12 años, edad de máximo crecimiento (EPVM), la estatura

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de un varón de maduración temprana era de 167,0 cm. La curva característica de los maduradores tempranos presentó un ascenso marcado por encima del percen-til 97 de la curva poblacional después de los diez y hasta los catorce años, seguida de una horizontalización hasta finalizar el crecimiento. A los 17 años, la talla de un madurador temprano canalizado en el percentil 97 fue de 183,8 cm (Anexos A3 y B3).

La curva de los varones de maduración tardía canalizados en el percentil 3 aumentó progresivamente desde un valor de 92,4 cm a los cuatro años, 107,6 cm a los siete años hasta alcanzar a los 12,7 años, edad de inicio del brote puberal, una talla de 128,2 cm. En la edad de máximo crecimiento, 15,3 años, la estatura fue de 140,6 cm y a los 19 años, en un joven de maduración tardía canalizado en el percentil 3, fue de 158,3 cm. La curva característica de los maduradores tardíos presentó un descenso después de los cinco años de edad, canalizándose por debajo del percentil 3 de la curva poblacional, especialmente durante el período puberal, para recanalizarse y alcanzar nuevamente el percentil 3 de inicio a los 19 años de edad (Anexos A3 y B3).

La amplitud entre el percentil 97 de maduración temprana y el percentil 3 de maduración tardía, aumentó desde 17,3 cm a los cuatro años hasta un máximo de 49,8 cm a los catorce años, disminuyendo paulatinamente hasta 30,7 cm a los 17 años (Anexos A3 y B3).

En relación con el comportamiento del percentil 97 de los varones de ma-duración temprana y el percentil 97 poblacional o independiente del ritmo o tempo de maduración, se observó que hasta los diez años eran similares, luego el percentil 97 de los niños de maduración temprana se colocó por encima con diferencias que fueron aumentando, especialmente entre los 11,5 hasta los 15 años; la máxima diferencia se encontró a los 13 años y fue de 8,5 cm. A partir de esta edad, las diferencias disminuyeron y, a los 17 años, los dos percentiles resultaron iguales (Anexos A3 y B3).

A los cuatro años, el percentil 3 de los maduradores tardíos fue igual que el percentil 3 poblacional; luego se colocó por debajo, con diferencias que aumentaron progresivamente hasta alcanzar un máximo de 13,3 cm a los 15 años. A partir de esta edad las diferencias fueron menores y, a los 18 años, la talla en el percentil 3 de los adolescentes de maduración tardía era 2,2 cm más baja que el percentil 3 poblacional (Anexo B3).

En la mediana de la curva de distancia para uso clínico en las niñas, se observó un rápido ascenso desde 100,4 cm a los cuatro años hasta 106,7 cm a los cinco años; a los siete años la mediana fue de 118,5 cm. En la edad de inicio (EA) del brote puberal, 9,4 años, la talla era de 131,1 cm y en la de máximo crecimiento, 11,5 años, era de 144,7 cm. A los 16,5 años la mediana de la talla fue de 158,5 cm (Anexos A4 y B4).

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Cuando se analizaron los percentiles extremos según el ritmo o tempo de maduración, se observó que el percentil 97 en las niñas de maduración temprana aumentó progresivamente desde un valor de 109,3 cm a los cuatro años, hasta alcanzar en la edad que corresponde al inicio del brote puberal, 8,1 años, una talla de 138,2 cm. A los diez años, edad de máximo crecimiento, la estatura de una joven de maduración temprana fue de 154,5 cm. A los 13,5 años, edad en la que una maduradora temprana canalizada en percentil 97 estaba creciendo a menos de 1 cm/año, su estatura fue de 169,0 cm. La curva característica de las maduradoras tempranas presentó un ascenso más evidente desde los nueve hasta los trece años de edad, seguida de una horizontalización hasta finalizar el crecimiento (Anexos A4 y B4).

La curva de las niñas de maduración tardía canalizadas en el percentil 3, aumentó progresivamente desde un valor de 91,6 cm a los cuatro años, hasta alcanzar en la edad que corresponde al inicio del brote puberal, 11,1 años, una talla de 122,1 cm. A los 13,5 años, edad de máximo crecimiento, la estatura fue de 132,8 cm y a los 17,0 años, una adolescente de maduración tardía que ha crecido canalizada en el percentil 3 fue de 147,2 cm.

Al igual que lo descrito en los varones, el percentil 3 de las maduradoras tardías presentó la descanalización característica descrita en este tipo de madu-ración, colocándose muy por debajo del percentil 3 poblacional. A partir de los 11,5 años se recanalizó y alcanzó nuevamente el percentil 3 de inicio, a los 17 años de edad (Anexos A4 y B4).

La amplitud entre el percentil 97 de maduración temprana y el percentil 3 de maduración tardía, aumentó desde 17,7 cm a los cuatro años hasta un máximo de 43,5 cm a los doce años, disminuyendo luego paulatinamente; a los 15,0 años las adolescentes de maduración tardía canalizadas en el percentil 3 tenían una estatura 26,7 cm más baja que las adolescentes de maduración temprana en el percentil 97 (Anexo B4).

Cuando se comparó la mediana de la curva para uso clínico con la correspondiente a la mediana de la curva poblacional, se observó que hasta a los ocho años y medio la talla era bastante similar; a partir de los nueve años, la me-diana poblacional fue un poco más alta, con diferencias de 2,5 cm a los diez años. Después de los 11,5 y hasta los 15,5 años, la mediana de la curva para uso clínico fue más alta con diferencias mayores a un centímetro entre los 12,5 y 14,5 años. Al final del crecimiento las medianas resultaron similares (Anexo B4).

Al analizar el comportamiento del percentil 97 de las niñas de maduración temprana y el percentil 97 de la curva poblacional se observó que las diferencias entre ellos era menor de 1 cm hasta los cinco años y medio; luego, el percentil 97 de las niñas de maduración temprana se colocó por encima, con diferencias que fueron

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aumentando, especialmente entre los 9 y 13,5 años. La máxima diferencia se encontró a los 11 años y fue de 7,5 cm; luego estas diferencias disminuyeron y a partir de los 16 años ambos percentiles fueron similares (Anexo B4). A los cuatro años el percentil 3 de las maduradoras tardías fue similar a este mismo percentil en la curva poblacional. A partir de los cinco años se colocó por debajo, con diferencias que aumentaron progresi-vamente hasta alcanzar un máximo de 12,5 cm a los 13 años; las diferencias fueron cada vez menores y desde los 17 años ambos percentiles resultaron iguales (Anexo B4).

Análisis de las medianas según el ritmo o tempo de maduración

El comportamiento del percentil 50 de los varones de maduración tardía con

respecto al percentil 50 de los promedio mostró que las diferencias entre ellos eran menores de 1 cm hasta los 6,5 años de edad, luego, el de los primeros, se colocó por debajo, con diferencias que fueron aumentando progresivamente, en especial, durante la pubertad. La máxima diferencia se encontró a los 14,5 años, cuando los maduradores tardíos eran 13,8 cm más bajos que sus coetáneos de maduración promedio. A partir de esta edad, las diferencias disminuyeron y al final del crec-imiento los valores de la talla adulta fueron similares en ambos grupos analizados. Hasta los 11 años, se encontraron diferencias de entre 0,3 y 2,4 cm en las medianas de los niños de maduración temprana y los promedio; a partir de esta edad, la me-diana de los maduradores tempranos se colocó por encima de la correspondiente a los maduradores promedio, y durante la etapa puberal estas diferencias fueron cada vez mayores hasta los 13,0 años, cuando los maduradores tempranos tenían una estatura 10,0 cm más alta. Luego de esta edad, las diferencias fueron disminuy-endo y al final del crecimiento, la estatura, independientemente del ritmo o tempo de maduración, resultó similar (Figura 9.1).

Las mayores diferencias, como era de esperarse, se encontraron entre los maduradores tempranos y los tardíos; a partir de los cinco años de edad la mediana de talla de los maduradores tempranos se va alejando de la mediana de los tardíos y entre los 12,0 y 15,5 años las diferencias fueron mayores de 10,0 cm. A los 13,5 años los maduradores tempranos eran 19,8 cm más altos que los maduradores tardíos; a partir de esa edad, las diferencias disminuyeron progresivamente y, a los 17,0 años la talla de los tardíos era 3,4 cm más baja (Figura 9.1).

En relación con el comportamiento del percentil 50 de las niñas de maduración tardía y el percentil 50 de las promedio, se encontró que las diferencias entre ambas eran menores de 1 cm hasta los cinco años, a partir de esta edad, la me-diana de las tardías se colocó por debajo, con diferencias cada vez mayores, sobre todo durante la pubertad; la máxima diferencia se encontró a los 12,5 años, cuando las primeras tenían una talla 12,2 cm más baja que las promedio. A partir de esta edad, las diferencias disminuyeron, y al final del crecimiento, independientemente del ritmo o tempo de maduración, la talla fue similar (Figura 9.2).

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La mediana de las maduradoras tempranas desde los cinco, hasta los 16,0 años se colocó por encima de la correspondiente a las maduradoras promedio; en los primeros seis años las diferencias fueron menores de 2,0 cm, luego aumentaron progresivamente y a los 11,0 años las maduradoras tempranas eran 9,4 cm más altas. A los 14,0 años ya habían alcanzado la talla adulta (Figura 9.2).

Las mayores diferencias, como era de esperarse, se encontraron entre las maduradoras tempranas y las tardías; a partir de los cinco años, la mediana de talla de las maduradoras tempranas se alejó de la mediana de las tardías, con diferen-cias cada vez mayores entre los 10,0 y los 13,5 años. A los 12,0 años, la talla de una adolescente de maduración tardía era 17,2 cm más baja que la observada en las niñas de maduración promedio de la misma edad; las diferencias entre estos dos tipos ritmos de maduración fueron disminuyendo, de modo tal que a los 14 años, cuando una adolescente de maduración temprana ya está en talla adulta, las de maduración tardía eran 8,3 cm más bajas. Al final del crecimiento, independiente-mente de las edades o tempo de crecimiento, la talla adulta fue similar en los tres grupos comparados (Figura 9.2).

CURVAS DE VELOCIDAD PARA USO CLÍNICO

Análisis de las medianas según el ritmo o tempo de maduración

Con la muestra obtenida en el ELAMC8 se caracterizaron estos tres tipos de maduración y se encontraron diferencias significativas entre ellos. La mediana de velocidad de talla de los varones de maduración promedio disminuyó desde una velocidad de 6,4 cm/año a los 4,0 años de edad, hasta un mínimo de 4,6 cm/año a los 11,3 años; luego ascendió rápidamente hasta alcanzar a los 13,5 años una velocidad de 9,8 cm/año.

A partir de esta edad, descendió progresivamente y a los 17,5 años los varones de maduración promedio estaban creciendo menos de 1 cm/ año. La mediana de ve-locidad de talla de los varones de maduración temprana disminuye desde una veloci-dad de 6,9 cm/año a los 4,0 años, hasta un mínimo de 4,6 cm/año a los 9,3 años; luego aumentó rápidamente hasta alcanzar, a los 12,0 años, una velocidad de 11,1 cm/año.

A partir de esta edad, descendió progresivamente y a los 16,5 años los varones de maduración temprana crecieron menos de 1 cm/año. La mediana de velocidad de talla de los varones de maduración tardía disminuyó desde 6,3 cm/año a los 4,0 años, hasta 3,6 cm/año a los 12,7 años, luego aumentó rápida-mente hasta alcanzar a los 15,3 años una velocidad de 8,6 cm/año; a partir de esta edad disminuyó progresivamente y aún a los 19,0 años, la velocidad era mayor a 1,0 cm/año. En los maduradores tempranos el estimado de velocidad del percen-til 97 en la edad del PVM fue de 13,5 cm/año y el correspondiente al percentil

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3, de 8,3 cm/año. En los maduradores tardíos estos estimados fueron de 11,0 cm/año para el percentil 97, y 5,8 cm/año para el percentil 3 (Anexos A3 y B5).

La mediana de velocidad de talla de las niñas de maduración promedio dis-minuyó desde 6,8 cm/año a los 4,0 años, hasta un mínimo de 4,6 cm/año a los 9,4 años, con un ascenso rápido hasta alcanzar a los 11,5 años una velocidad de 8,7 cm/año. A partir de esta edad, disminuyó progresivamente y a los 15,5 años las adolescentes de maduración promedio crecían menos de 1 cm/año. La mediana de velocidad de talla de las niñas de maduración temprana disminuyó desde 7,2 cm/año a los 4,0 años, hasta un mínimo de 5,7 cm/año a los 8,1 años; aumentó rápi-damente hasta alcanzar a los 10,0 años una velocidad de 10,2 cm/año. A partir de esta edad disminuyó progresivamente y a los 14,00 años su crecimiento fue menor de 1 cm/año. La mediana de velocidad de talla de las niñas de maduración tardía disminuyó desde 6,6 cm/año a los 4,0 años, hasta 3,5 cm/año a los 11,1 años, luego ascendió rápidamente hasta alcanzar a los 13,5 años una velocidad de 7,2 cm/año; a partir de esta edad disminuyó progresivamente y a los 17,0 años la velocidad de crecimiento en talla en las adolescentes de maduración tardía fue menor de 1 cm/año (Anexos A4 y B6).

Es importante destacar que a los 13,5 años, cuando las adolescentes de ma-duración temprana habían alcanzando su talla adulta, las de maduración tardía se encontraban en la edad de máximo crecimiento (EPVM). En las maduradoras tempranas, el estimado de velocidad del percentil 97 en la edad del PVM era de 12,2 cm/año, y el correspondiente al percentil 3, de 7,7 cm/año. En las madurado-ras tardías, estos estimados fueron de 9,3 cm/año para el percentil 97 y 4,7 cm/año para el percentil 3 (Anexo B6).

En los varones, la mediana de los maduradores tempranos se colocó por en-cima del percentil 75 de los promedio después de los cuatro años, entre esta edad y el inicio del brote puberal se situó entre este percentil y el 25; en el momento de la velocidad mínima prepuberal se ubicó en este percentil, para luego ascender rápidamente cruzando los percentiles promedio hasta colocarse por encima de la distribución centilar promedio hasta los 12,5 años; luego descendió y alcanzó el percentil 3 promedio después de los 13 años, para terminar a los 17 años, en el percentil 10 (Anexo B5).

La mediana de velocidad de los varones de maduración tardía a los 4,0 años coincidió con la mediana de los promedio, a partir de esta edad se colocó por debajo de la mediana promedio desde los cuatro hasta los 8,8 años, para ubicarse entre los percentiles 25 y 10, y comenzó su gran descenso por debajo del percentil 3 promedio después de los 12 y hasta los 14 años. La rama ascendente del brote puberal de los maduradores tardíos cruzó los percentiles promedio entre los 14 y 15 años, a partir de esta edad y hasta el final del crecimiento estuvo situada por encima del percentil 97 promedio (Anexo B5).

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La mediana de las niñas de maduración temprana a los 4,0 años estuvo en-tre los percentiles 50 y 75 promedio con una velocidad de 7,2 cm/año; a los 8,1 años superó el percentil 50. La rama ascendente del brote puberal de las niñas de maduración temprana ascendió rápidamente, cruzando todos los percentiles por encima de la mediana de las promedio y permaneció por encima del percentil 97 hasta los 10,6 años.

La rama descendente del brote puberal atravesó la distribución percenti-lar promedio, alcanzando el percentil 3 después de los 11,0 años, permaneció por debajo de este percentil hasta los 12,5 años y al final del crecimiento la mediana de las maduradoras tempranas se colocó entre los percentiles 10 y 25 de las niñas promedio (Anexo B6).

La mediana de las niñas de maduración tardía presentó diferencias impor-tantes en relación con la correspondiente a las maduradoras promedio.

A los 4,0 y a los 9,5 años la mediana se colocó a nivel del percentil 50 de las promedio, entre estas dos edades, permaneció alrededor del percentil 25, luego descendió hasta ubicarse en el percentil 3 después de los 10 años y permaneció por debajo de el hasta los 12,2 años. A partir de esta edad, se situó en lo que corresponde a la rama ascendente del brote puberal, cruzó los percentiles promedio y después de los 13 años permaneció por encima del percentil 97, para descender gradual-mente siempre por encima de este percentil (Anexo B6).

Eventos y parámetros biológicos del brote puberal en talla según el ritmo o tempo de maduración

Los varones de maduración temprana iniciaron el brote puberal a los 9,3 años de edad, con una estatura promedio de 131,8 cm y una velocidad de 4,6 cm/año. El máximo crecimiento en talla ocurrió a los 12,0 años, con una estatura de 151,6 cm y una velocidad de 11,1 cm/año; la talla adulta fue 171,2 cm. La ga-nancia en talla entre la EA y la EPVM fue de 19,8 cm, y durante el brote puberal (EA y TAD) de 39,4 cm (Cuadro 9.1).

Los varones de maduración tardía iniciaron el brote puberal a los 12,7 años de edad, con una estatura promedio de 142,0 cm y una velocidad de 3,6 cm/año. El máximo crecimiento en talla ocurrió a los 15,3 años, con una estatura de 156,6 cm y una velocidad de 8,6 cm/año; la talla adulta fue 171,2 cm.

La ganancia en talla entre la EA y la EPVM fue de 14,6 cm y durante el brote puberal, los varones de maduración tardía, 29,2 cm. Se encontraron diferencias de 3,4 años, entre la edad de inicio del brote puberal en un varón de maduración tardía y uno de maduración temprana, y de 3,3 años en la edad del máximo cre-cimiento.

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Cuadro 9.1 Talla: Eventos y parámetros biológicos del brote puberal derivados de la función spline cúbico según caracterización de la maduración y sexo: diferencias entre medianas.

EA: edad de arranque o edad de inicio del brote puberal.EPVM: edad de máximo crecimiento en talla.Vel EA: velocidad en la edad de arranque.Vel EPVM: velocidad en la edad de máximo crecimiento en talla.TEA: talla en la edad de arranque.TEPVM: talla en la edad de máximo crecimiento en talla.TAD: talla adulta. Velocidad menor de 1 cm/año.

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Es de resaltar que independientemente del ritmo o tempo de maduración, la talla adulta resultó similar en los grupos analizados. Estos resultados ya han sido señalados en trabajos publicados anteriormente por los mismos autores (Cuadro 9.1).9,10

Las niñas de maduración temprana iniciaron el brote puberal a los 8,1 años de edad, con una estatura de 127,0 cm y una velocidad de 5,7 cm/año; el máximo crecimiento en talla ocurrió a los 10,0 años, con una estatura de 141,3 cm y una velocidad de 10,0 cm/año. La talla adulta en las niñas de maduración temprana fue de 158,2 cm. La ganancia en talla entre la EA y la EPVM fue de 14,4 cm y durante el brote puberal (EA y TAD) fue de 31,3 cm.

Las niñas de maduración tardía iniciaron el brote puberal a los 11,1 años de edad, con una estatura de 134,7 cm y una velocidad de 3,5 cm/año. El máximo cre-cimiento en talla ocurrió a los 13,5 años, con una estatura de 146,6 cm y una veloci-dad de 7,2 cm/año; la talla adulta fue 158,1 cm. La ganancia en talla entre la EA y la EPVM fue de 11,9 cm y durante todo el brote puberal fue de 23,4 cm (Cuadro 9.1).

Entre una niña de maduración tardía y una de maduración temprana, las diferencias en la edad de inicio del brote puberal fueron de 3,1 años y, en la edad del máximo crecimiento, de 3,6 años. Independientemente del ritmo o tempo de maduración, la talla adulta fue similar en los grupos estudiados (Cuadro 9.1).

DIMORFISMO SEXUAL DE LA CURVA DE DISTANCIA PARA USO CLÍNICO

Cuando se analizó el dimorfismo sexual de las medianas ajustadas por la función spline cúbica, se observó que hasta los 10,5 años las diferencias en talla entre varones y niñas eran menores a 1,0 cm. Entre los 11,0 y 13,5 años, se encontró el predominio femenino descrito para esta variable; las mayores diferencias se en-contraron a los 12,5 años, cuando las niñas eran 4,9 cm más altas que sus coetáneos del sexo masculino.

A partir de los 14 años los varones superaron en estatura a las niñas y a los 17,5 años el dimorfismo sexual analizado por esta metodología fue de 12,7 cm (Figura 9.3).

Este dimorfismo sexual fue bastante similar al encontrado en los venezola-nos evaluados en el Estudio Transversal de Caracas (12,5 cm); Estudio Nacional de Crecimiento y Desarrollo Humanos: referencia nacional (12,6 cm), en la región zuliana (12,7 cm) y en la región centroccidental (12,4 cm); mientras que resultó menor que el encontrado en los jóvenes de la región nororiental (13,2 cm), así como del área metropolitana de Caracas (13,1 cm), regiones estudiadas como parte del ENCDH 1981-1987.11-14

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Crecimiento y Maduración Física. ©2013. Editorial Médica Panamericana.