De la cotidianidad

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DE LA COTIDIANIDAD MARÍA DEL SOCORRO GÓMEZ ESTRADA

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Poemario sobre escenas de la vida cotidiana: encuentros, desencuentros, amor, desamor,relaciones,sentimientos

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DE LA COTIDIANIDAD

MARÍA DEL SOCORRO GÓMEZ ESTRADA

Page 2: De la cotidianidad

I

Me enseñaste el amor

a través de los ojos,

del abrazo,

de la música,

de la complicidad,

del trance de la muerte,

y del trance de la resurrección no

convenida…

Me enseñaste el amor,

con cuidado casi ternura,

con cautela casi pasión,

con y sin miedo porque se notara,

con la magia de la piel,

con el secreto de los sentidos,

con el hechizo de la palabra y

de los silencios….

Me enseñaste el amor

para escribir una historia

nueva

única

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irrepetible

avasalladora,

con la certeza del amor cierto,

ese que te permite volar,

ese que me deja estar a la vera

de tus sueños y los míos…

Me enseñaste el amor

y terminaste enseñándome

la vida…

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II

Si buscabas

una esposa o una amante

una dama o una puta

una amiga o una hermana

una desconocida o una de toda la vida

una madre o una advenediza

una compañera

una cómplice

o quizá a todas y a ninguna…

Si buscabas

a quién desafiar

para cobrarle en ella a la vida

tu despecho

por un amor de niño malogrado…

Si buscabas

una excusa

para esgrimirte ufano y orate

otra vez,

posando como el mejor seductor

cuando, ya habías apostado a ello

y habías fracasado…

Si buscabas

la oportunidad,

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el momento preciso

para hacerte a un hogar,

o a un lugar

o al cielo

o al infierno

que yo tenía

sin comprometer

nada más de lo que

en tu bolsillo cabía…

Si buscabas

apostar

para ganarle a tu sino

jugándote

ese retazo de ilusión

que te dejaron para vivir

los bares

los garitos

y los zaguanes anónimos

que te recogían de la noche…

Si buscabas

volver

a tus raíces

o a tu pasos de hombre grande,

esos que tenías

cuando el abandono de un amor

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te mostró

que el mundo te podía…

Si buscabas

Resucitar, nacer,

hacerte, conocerte

o reconocerte…

Si buscabas

un guiño que te apaciguara,

una mano

que calmara tus fiebres

o un pecho

para llorar o vencerte…

Si buscabas

no sé qué,

nunca lo supe

pero hubieras podido

seguir conmigo,

a vistas o a ciegas

porque

me hice a tu medida

y a la medida del conjuro

que me hizo invulnerable

a tus mentiras,

a todas

hasta a la más piadosa

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de todas tus mentiras…

Si buscabas

que alguien te extrañara.

yo te estoy extrañando

y cada día te extraño más...

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III

Para amarnos

no fue necesario

que me asaltaras

con un ramo de flores silvestres

en la calle o en una esquina.

No fue preciso

preguntar primero

en qué te ocupabas

o si algún día habrías estudiado.

Para amarnos

no se me ocurrió

pensar

si gustabas del bolero

o si de repente

eras un amante del vallenato

o un juglar o un rapero.

Tampoco imaginé

la calle en que vivías

ni tus orígenes

ni tus pasatiempos o deportes

cuando te ocupabas

de crecer.

Para amarnos

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creo que recuerdas,

no quise saber

de amores antiguos

ni platónicos

ni de hoy

ni de los porvenir

ni de los otros…

No me fue preciso conocer

si sabías algo de los clásicos

si te emocionaba Benedetti

o si a escondidas

cometías poesía

o panfletos

o grafitis

que te convirtieran

en el señor de la noche…

Para amarnos

pensé en tu edad,

pero al intuir inexorable

que yo había caminado

al sol y al agua

mucho más que tú

(lo decían a gritos mi cuello,

mis manos, nuestras pieles

y mis canas saltonas)

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no me preocupé,

porque los mismo gritos

debiste oír tú

y sin embargo,

seguiste dejándome ir

con los ojos cerrados

cuando habías logrado

dominar mi blusa

y con cuidado

separabas

mis piernas con tu rodilla…

Para amarnos

me bastó gustar

de tu olor a leña seca

y de esa chispa de vida alucinada

que pujaba por salir de tus ojos,

cuando tropezamos

en el mercado de esclavos,

y yo te pedí

dejarme medir una cadena

que hasta ese día

no conocía a su dueño…

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IV

Quiero para mi

unos ojos que me miren

con una mirada diferente…

Ojos que sepan apreciar

el valor de lo cotidiano

el valor del apasionamiento

de lo predecible

de lo inevitable

de lo rutinario

y de todo el asombro

que se llevan para sí

las cosas mas nimias,

triviales,

casi indistinguibles, anónimas…

Y quiero para mí

unos ojos que me miren

con una mirada diferente,

porque te fatigan

tantos ojos que te siguen

pero que sólo están atentos

a lo extraordinario,

a los resultados que alcanzan

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el nivel de lo prodigioso

o sencillamente a lo que de ti

siempre se espera.

En este mundo

no caben más lo ojos

con mirada de duda

o de sospecha

porque si miran así

eres de inmediato un subversivo…

Y mis ojos son de duda y de sospecha…

Pero nadie alcanza

a captar

cómo estamos algunas

ávidas de miradas

que nos digan algo y

que no sólo estén allí

para vigilarlos

ni para estar a la zaga

de sorprendernos en algo .

Quiero para mí

unos ojos que me ayuden

a nutrir mis instintos

y mi corazón,

con lo absurdo, con el color, con lo casual,

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con lo fantasmal, con lo quede

de lo esencial y de lo simple.

Quiero ojos que me miren

con mirada profana

para poder emerger

del deber ser

como de una resurrección y que se me permita

como lícito

el recrearme con cosas diferentes,

andar caminos

para otros, extraviados,

y contaminarme con la vida

que se esconde

detrás de los muros,

detrás de la noche

y detrás de ese Dios castigador

con el que me arrinconaron desde niña.

Quiero para mi,

ojos que me miren

con la posibilidad del encantamiento

de lo humano,

"lo demasiado humano".

No quiero más

espías en las ventanas,

ni detrás de las cortinas,

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ni agazapados

tras las páginas de un libro

hasta mal encuadernado…

Quiero que me miren ojos

que todavía me den

la posibilidad de la inocencia

y la posibilidad

de querer otra vez

volverme a perder

en una mirada,

en una de esas miradas,

que por lo menos

no me quiera casta…

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V

Quedó. Algo quedó.

Con tu adiós

no pudiste llevártelo todo.

Cargaste con lo más

pesado:

te llevaste de mí, el despecho

y el rencor,

y algo de mis ganas

por comenzar con alguien

otra vez ...

Y no es que lo nuestro

hubiera sido alucinante,

pero fue lo suficiente

para que yo quisiera

echar raíces

y por qué no

completar con niños

una familia.

No sé cómo te las arreglaste,

pero me diste

la noción de la familia

sin necesidad de los niños ...

Pero aquí estoy

sin ti y sin familia

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y sin el amante

que conoció lo mejor de mí:

esa facilidad para entregarme

a satisfacer hasta el delirio,

y te lo confieso,

hubiera querido en algunas ocasiones

seguir hasta la muerte ...

No sé qué haré

con esta pasión

hoy contenida,

porque de algo estoy segura

nunca aprendí ni aprenderé

a volcarme

sobre mí misma.

Definitivamente, algo quedó,

porque me cuesta creer

que todavía

es como un hábito

buscar en las mañanas

el hueco de tu cabeza en la almohada,

la toalla tirada en el baño

y esa manía

de hacer planes para dos,

cuando quedé más sola

que un remordimiento.

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Algo quedó. Si.

Porque aún me cuesta trabajo

conciliar el sueño

sin tener en donde dejar caer

mi rodilla izquierda levantada.

Te acordarás?

Yo dormía del lado derecho.

Hoy todos los lados de mi cama

son derechos ...

Algo quedó definitivamente,

además de tu crema de afeitar

a medio gastar,

de un resto de tu loción de combate,

de tu cepillo de dientes

y de un par de cordones blancos

que el mismo día que te fuiste

habías comprado para tus tenis,

algo quedó…

Me quedó el consuelo

al ser razonable cuando

bendita la hora

no quise saber

de quién se trataba

la nueva conquista

que te llevó de mi.

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Por lo menos me quedó el consuelo

de fantasear a que es mayor que yo.

Algo quedó.

Si… Me quedaron

tus historias de niño

que me contabas después de hacer el amor

como a manera de exorcismo

para arrancarnos de las garras

de la pasión.

Las historias se fueron acabando

y la pasión también ...

Pero quedaron además

en mi memoria

dos o tres chistes

sobre elefantes

que siempre contabas

cuando alternabas con alguien

a quien veías

por primera vez.

Pero ... Si ... Estoy segura.

Lo que más quedó en mi

fue el recuerdo de tus mejillas mojadas

y el sudor de tus manos que movías como ringletes

cuando me dijiste:

Lo pasé bien…

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Hasta aquí llegamos…

Y lo peor

me aseguraste

que no volverías por mi.

Afortunadamente,

de mi te llevaste

el despecho y el rencor

y sin tú saberlo,

los pétalos secos de unas rosas

cuando celebramos

tener una familia

y que te puse

en la bolsa de tus medias.

Pero, sí, después de todo...

Algo quedó...

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VI

Cada día

estoy más complacida:

cada uno

está respetando

el espacio del otro

y no me vas a negar:

te he dejado tranquilo.

Por fin entendí

que trabajas muy duro

para sacar la familia

adelante

y asegurar un futuro

para todos.

Entendí que en tu tiempo

libre

debes hacer deporte

porque como tú mismo

dices:

" Mente sana”

in corpore sano”

y con razón

llegas a casa

realmente exhausto.

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Entendí

que en los balances

de fin de mes

estás muy estresado

porque cualquier cifra

puede representar

tu salud mental.

Entendí

que caigas rendido en las noches

a dormir

porque tienes razón,

tienes que vivir actualizado

porque:

"Camarón que se duerme

se lo lleva la corriente".

Entendí

que no juegues

con los niños

porque sí, esto de criar

es cosa de mujeres

y para qué buscar

entre los dos

pleitos innecesarios.

Entendí

que la ternura entre dos

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está bien

para las novelas

de Corín Tellado

y como tú dices:

para hombres tiernos

ya es suficiente

con la abundancia

de afeminados

apostados en la calle.

Entendí

que la palabra deseos

no es más que una palabra

que está antes

de la palabra sexo

sólo en el diccionario.

En la vida diaria

no se dan ni los deseos

ni el sexo

porque como tu mismo

apuntas:

esas cosas

son un desgaste innecesario

en esta época

de ciencia y tecnología

cuando ya está inventado

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el orgasmón.

Entendí

que lo pasas

bien contigo mismo

y de que verdad

teníamos que llegar

al punto de hoy:

respetarnos

nuestros espacios.

Por lo pronto

para mi espacio

yo compré

un espejo gigante

para hacerme

el amor

y espero que con él

no te sientas invadido.

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VII

Tengo un problema:

Desde que te conocí

y como casi al mismo tiempo

me enamoré de ti,

pensé que lo mejor,

para que lo nuestro funcionara

y llegara a ser

la envidia de quienes nos conocían,

era asumirme

como una parte de ti

de manera que no tuvieras

que amoldarte a mi,

pues al fin y al cabo,

nunca me pareció ser digna

de emular a alguien

y más bien yo,

enajenada por el impacto

que me produjo

el que me pidieras ser tu novia

y más tarde tu esposa

fuera la que me hiciera

a imagen y semejanza tuya.

Además, qué mejor,

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yo que nunca supe de mi identidad,

lograr una al lado tuyo.

Y parece que no lo hice

nada mal:

empezaron a llamarme

la novia de tal

y más tarde la esposa de tal.

y más tarde la madre de los hijos de tal.

Aprendí todos tus gestos

y manías

para hacerlos los mismos míos,

mi dieta

se restringió a tus apetencias

gastronómicas

y mis horarios fueron

los que me dejaran la

mayor parte del tiempo

para atenderte,

aunque inicialmente, te lo confieso,

pensé que era el mayor tiempo posible

para amarte.

No supe de más gustos

que los gustos tuyos

y hasta los niños

llevan el nombre que tú quisiste

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que ellos llevaran.

Si me pedían opiniones,

que nunca fue frecuente,

siempre te miraba

buscando tu ayuda o tu aprobación.

Los niños aprendieron a hacer lo mismo,

creo que para fortuna tuya, no de ellos,

cedí para ti mi espacio

y mi derecho a la soledad consentida,

accedí a que las únicas necesidades

fueran las tuyas

y no olvido que acepté

hasta el hecho que fueras tú

quien llevará siempre la iniciativa

cuando de amarnos se trataba...

Dejé de lado mis pasatiempos,

aunque pensándolo bien,

creo que nunca tuve,

y aprendí a no distraerme

en cuanto a satisfacer los tuyos.

Ha pasado el tiempo

y orgulloso nos muestras

a los otros

como si fuéramos un trofeo

cuando con tus amigos

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se ufana

de ser cada uno,

el que lleva mejor los pantalones

en su casa.

Jamás, por supuesto,

te hicimos quedar mal.

Nunca he dudado, ni por un segundo,

que eres tú,

quién ha llevado los pantalones en casa.

Y es ahí, cuando. aún con timidez,

me atrevo a decir:

Tengo un problema.

Solo me detiene el contarlo

el hecho que no tengo

a quien contárselo.

En aras, tú de llenar todos los espacios

para que no nos rozara

ni a mis hijos ni a mi.

ni siquiera el "pétalo de una rosa".

(me parece oírtelo decir)

me quedé sin nadie.

Es más, mi familia

me consideró tan bien casada

y siempre me ve tan contenta

y solicita

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que se olvidaron de preguntar por mi

y tan solo sé de ellos

en los cumpleaños y para la Navidad.

Insisto,

Tengo un problema, óiganlo bien:

mi problema es que

qué tal,

que por esos reveses

de la vida

me quieras algún día dejar.

Y he pensado,

que no quiero contrariarte nunca

y por ello me preocupa

que para cuando me quieras

dejar,

yo ya esté muerta…

Page 29: De la cotidianidad

VIII

Si me dejaras

serían muchas las cosas

que echaría de menos:

nuestras mañanas

cuando suena el reloj

y nos peleamos el baño

para alcanzar el agua caliente,

los desayunos

terminados casi siempre de afán

en el vestíbulo de la casa

y ese beso

que recibe el aire cuando nos

despedimos.

Echaría de menos

la llamada a medio día

para preguntar la hora

de llegada por la tarde

y esa desazón

que produce la inquietud

de pensar que alguna

demora

inequívocamente

tiene sabor a traición.

Page 30: De la cotidianidad

Si me dejaras

se me acabaría el pretexto

de esperarte en el sofá,

después que los niños

se han acostado.

y hacer como si durmiera

cuando pones la llave en la puerta.

Echaría también de menos

el ruido del horno en la cocina

cuando calientas la cena

y dejas goteando

la llave del fregadero.

Si me dejaras

los día de quincena

perderían ese algo

que nos dice

que se nos juntaron todas

las cuentas

y ese no se qué

que nos hace sentir cómplices

en aras de mantener el hogar;

con el sentimiento de indispensabilidad

que da el hecho

de cubrir con el salario

la supervivencia familiar.

Page 31: De la cotidianidad

si me dejaras

echaría de menos

almidonar los puños y cuellos

de tus camisas

y el toque mágico del domingo

cuando en la mañana

te ayudo a lavar tu carro,

tu consentido,

con la expectativa de un paseo

con los niños en la tarde.

Echaría de menos

la pleitesía que en familia le rendimos

al televisor

cada domingo que llueve

y el carro debe conservar su brillo y su

luminosidad

guardado en el garaje.

Si me de dejaras

serian muchas las preguntas

que me asaltarían en mi desvelo:

Por ejemplo,

Por qué desde hace un par de años,

justamente desde que nació

el menor de nuestros hijos,

nunca me volviste a decir te amo,

Page 32: De la cotidianidad

o te necesito, o te deseo, o me gustas,

o cualquier cosa

que me dijera

que todavía sentías algo por mi…

También tendría que preguntarme

por qué de nuestra intimidad

nada se quedó,

salvo el lecho nupcial,

que nuestros hijos,

gracias a la persecución

de sus terrores nocturnos,

resolvieron que fuera

el lecho familiar.

Si me dejaras

tendría que mirarme con otros ojos

en el espejo

y nada raro que para ese momento

me espante

por lo que allí pueda ver:

años hechos canas y arrugas

y la figura amorfa de mi cuerpo,

envuelta en vestidos sin talle

para que pudieras disimular

esos kilos de más,

que a lo mejor , ni tú,

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nunca has notado,

porque ha sido más importante

la marcha de la casa

que mi propia marcha…

Si me dejaras

echaría de menos

firmarme con el "de"

para pasar a ser nuevamente

solo hija de mis padres;

y ese deber de extrañarte

cuando por algo

has tenido que ausentarte

de la casa.

Si me dejaras

no se qué haría sin ti,

pero viéndolo bien, y lo peor:

Si me dejaras

no sabría bajo qué excusa,

arrancada al vacío.

te volvería a buscar ….

Page 34: De la cotidianidad

IX

Si pudiera

obrar milagros,

hay uno que quisiera

obrar para mí:

el milagro

de volverte a ver ...

Y a pesar

de lo que tu,

en soledad,

(no tienes otra manera)

puedas sentir y pensar,

yo siento y pienso

que lo nuestro fue bonito

y encuentro por ello

injusto

que por el devenir de la vida,

me hayas

sometido al olvido ....

Olvido eterno ....

Y quisiera

volverte a ver,

no para escribir

la segunda parte

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de nuestra historia

ya que la primera

nos quedó escrita a medias,

sino por el inmenso

deleite

de volver a perderme en tus ojos ...

Tus ojos

que supieron en su momento

mirarme

como desde niña

siempre quise que me miraran.

Pero entiendo,

con tus ojos vendrías todo tú

y eso complicaría

las cosas ...

Bien sabes

que los finales,

tienen por lo general,

un sabor a rancio

un sabor a impotencia

y un sabor profundo

e infinito a melancolía ...

Y nuestro final

no fue distinto .... Ni el tuyo ....

Pero insisto,

Page 36: De la cotidianidad

si pudiera obrar milagros

obraría para mi

el milagro

de volverte a ver

para perderme

en tus ojos…

Ah! y otra cosa:

obraría el milagro

que los míos te hechizaran

y que pudiera

hacerte olvidar,

de una buena vez,

que fui yo

quien

te quitó la vida.

Ojalá

que alguien

logre aclararme,

si es lícito

pretender

desde una cárcel

obrar milagros....

Page 37: De la cotidianidad

X

Veo crecer a mi hijo

y me sobrecoge

esa incertidumbre,

esa que nos acompaña

a todas las mamás

y a todos los papás del mundo,

si lo habremos hecho bien ....

Y cuando digo

hacerlo bien

me refiero con ello

a que si las alas

que le he dado

le serán suficientes

para levantar

su propio vuelo ....

De lo otro,

de velar por su bienestar;

de tener su ropa al día;

de marcarle los horarios;

de vigilar sus tareas

y con ellas vigilar

la limpieza de sus cuadernos

para que no me fuera a cuestionar

Page 38: De la cotidianidad

la maestra

por ser indolente;

de enseñarle a repetir

sin sentido

(como me lo enseñaron a mi)

el Ángel de mi guarda

Y para momentos de crisis

el consabido Dios Mío

o Virgen Santísima;

de hacerla recoger sus juguetes

para que con ello

ya pudiera recoger la vida;

de hacerlo callar como es debido, .

porque las visitas son para los grandes;

de tener buenos modales

sobre todo saludar y decir gracias

y mantener la sonrisa congelada

frente a ellas;

de no hablar

con la boca llena

y no poner los codos

encima de la mesa

a la hora de almorzar;

de exigirle el si señora

siempre

Page 39: De la cotidianidad

antes que el si a secas,

de no levantarme la voz

y no fruncirme los hombros

porque Dios todo lo ve

y viene y te regala

al viejo limosnero de la esquina;

de aprender a apreciar

los muñecos

hasta que entendiera

que ellos estaban mejor en la vitrina

o colgados en el techo del cuarto;

de que aprovechara

mi tiempo junto a él

ya que yo no le iba a durar

toda la vida;

de hacerle ver

que yo a su edad fui más aventajada;

y de hacer le ver,

también

que mientras yo lo mantenga

sólo puede hacer

lo que yo digo?

Si, de esa buena educación

le di todo ...

Pero, ahora, haciendo ejercicio

Page 40: De la cotidianidad

para contemporizar,

es cuando me pregunto

si las alas

que le di

están bien,

y que cómo

es

que

hay

que

hacer

para

abrir

su

jaula ...

Page 41: De la cotidianidad

XI

Tengo todavía

tu pijama

estrujada contra mi boca

como queriendo

suspender tu presencia

y creer que no te has ido aún.

A veces pienso

que qué sería de mi

si me avisaran

que de ninguna manera volverías.

Claro yo siempre pienso

en un accidente

o en un de repente,

pero no me gusta consentir

la idea

que es que de pronto

tu decidirías no querer volver.

Por lo que fuera. Por lo que yo no sé.

Claro, esto último

no tendría por qué suceder,

amándonos

como creo que hoy nos amamos.

A veces quienes

Page 42: De la cotidianidad

opinan (y me lo dicen)

que a mi el amor se me nota más.

Frente a esto

lo que yo les digo

es que las mujeres estamos hechas

para mostrar los sentimientos

y que en cambio los hombres

son para cosas más trascendentes.

Están hechos

para mostrar inteligencia y capacidad.

Es cierto, tu no eres

muy expresivo

conmigo y menos en público,

pero yo sé

que a tu manera

tu me amas…

Mi amiga del alma

me advirtió un día,

no seas tan cauta

el hombre que te dice

que te quiere a su manera

es porque no te quiere.

Que el que quiere de verdad

no ama a su manera

sino a la manera del otro,

Page 43: De la cotidianidad

de su amor ...

En fín, como yo no hice

sino hasta sexto,

no me voy a poner a discutir

con personas

que han cursado carreras

y se han dejado

manosear

con tanto discurso barato

que trajeron en los 60

los comunistas

y los hippies.

A mi me gusta

que me quieras a tu manera.

Y seguiré oliendo

cada mañana tu pijama

para prolongarte en el ambiente

y en mis sentidos.

Además, como tú me sacaste

de trabajar,

entre oficio y oficio

tengo tiempo para echar globos

e inventar

muchas formas

de hacer las cosas

Page 44: De la cotidianidad

para que te sientas bien casado,

que a la larga

fue lo que siempre deseó

tu madre para ti.

Conmigo creo que te sientes

bien.

Por lo menos

nunca he sabido

que hayas ido en busca

de otras mujeres

y menos de las que hay

que pagarles

para que estén con uno.

Desde que me diste

permiso

para hablar un poco más

en nuestra y de nuestra

intimidad

ya no tengo que fingirte

orgasmos inacabables

y de lo que hablan

algunas amigas

los orgasmos alucinantes de Freud.

A mi siempre

me ha causado curiosidad

Page 45: De la cotidianidad

cómo hizo Freud

para pontificar sobre el orgasmo

femenino

siendo él un hombre.

Pero, bueno, creo que así es la ciencia

y el señor es muy famoso

entonces estará en lo cierto.

A mi me consuela

que siempre que estamos los dos

tú nunca quedas dormido

de una,

porque sacas el tiempo

para tu cigarrillo ...

Y cuando apagamos la luz

y ponemos el despertador

tu siempre me dices

que estuve bien.

Bueno, yo te digo que te amo

y no es que te reclame

que tu no me lo digas a mí,

al fin de cuentas

tú me quieres a tu manera

y para mi es suficiente.

Hoy más que nunca

tengo tu pijama

Page 46: De la cotidianidad

literalmente pegada a la cara.

Y no sé,

es que vi tu maleta y una cajas

empacadas en el estudio

y me dio un susto

porque no sé de algún viaje

que tengas,

pero igual

yo sé que antes de irte,

porque vi en tu agenda

una reserva para dos

a República Dominicana,

me vas a dar la sorpresa:

¡viajamos por nuestro aniversario!

El año pasado no te acordaste

pero para compensar

sé que esta sorpresa es para mi,

con razón anoche

estuviste más cariñoso

que de costumbre

y con razón, también,

me dijiste

que estuviera preparada

porque según tú, “uno nunca sabe".

Yo por si las moscas

Page 47: De la cotidianidad

voy a preparar mi neceser

con el vestido de baño

rojo, el que compré

para llevar a la Costa

y que no se me olvide

mi gel adelgazante

porque por nada del mundo

dejaré mi rutina de belleza.

Huelo tu pijama

y tu olor ácido como a la lima

me transporta ...

Es algo que nunca podría

olvidar de ti,

tu olor a lima.

Ah! se me olvidaba,

no he mirado lo cuenta del teléfono

porque como que

le cambiaron el color a los sobres.

Menos mal

que me lo dejaste

en el respaldar del sillón

para que no nos sorprenda

un recargo.

Separaré el dinero

y me pondré a arreglar la casa,

Page 48: De la cotidianidad

para que cuando

vengas por mi

para lo del viaje

yo me haga como la desentendida,

porque, pobrecito,

por nada del mundo

echaría a perder

la sorpresa que me tienes

y más si es la primera.

Lo único que no tengo claro

es, por qué tú al salir

dijiste mientras abrías el carro:

¡por fin! y que sea lo que Dios quiera.

Bueno,

al fin de cuentas

y sea lo que sea

tu siempre me has querido

a tu manera…

Page 49: De la cotidianidad

XII

Algún día

quise contarte

un cuento

a mi pequeña hija:

después de acariciar

suavemente su cabecita,

me ocupé

de impostar la voz

y le dije:

- "Erase una vez

un señor don gato ...

" La niña me replicó:

- Por qué todos los cuentos

empezarán por lo mismo?

Yo proseguí

para variar la introducción:

" En un país lejano…"

Mi hija de nuevo:

- Por qué todos los países

son siempre lejanos?

Tranquilizándola con un ademán

continúe:

- "Bueno, este era un gato

Page 50: De la cotidianidad

que decía a sus gatitos” .....

- Pero mamá! (me interrumpió la niña)

desde cuando sacas tú

que los animales hablan?

Con una leve sonrisa

de desconcierto

intenté variar mi cuento:

" Este era un rey que tenía .....

" Ay mami, (de nuevo la niña)

no ves que los reyes

ya no existen

porque son todos escandalosos?

- Pero hijita, no todos ...

(repliqué).

- A poco no lees las revistas

contestó la niña

con un mohín

desesperanzador…

Rápidamente

volví a repasar

mi bagaje literario

y apunté:

-" En cierto bosque vivía ... "

- Por Dios mami,

qué cosas dices!

Page 51: De la cotidianidad

En clase de Ecología

nos han dicho

que los bosques

todos están

vía a la extinción ...

Con mi paciencia

resquebrajada

y apoyándome

en una invariable postura

de reciprocidad,

reté a mi encantadora hija:

- A ver, mi amor,

entonces tu a mí

cuéntame un cuento ....

La niña sin dudarlo

me tomó las manos

en las suyas

Y me dijo:

- Mami, para cuentos,

tengo el ordenador…

Por qué mejor no

pruebas a darme un beso

y a dejar la luz del cuarto

encendida

hasta que me duerma?

Page 52: De la cotidianidad

No te das cuenta

que por dormirme con afán

mientras me dices cuentos,

nunca sé

si me besas para irte

y me impones la oscuridad

que me da miedo,

porque después

quién va a pagar la cuenta?

Page 53: De la cotidianidad

XIII

Algún día quise jugar a ser poeta...

Para ello, puse

toda mi sensibilidad

en las cosas lindas de la vida,

porque hacer poesía es eso:

exaltar lo bello ...

Mis poemas hablaron

todos

de los días soleados,

del milagro del color

en el arco iris,

de los prados verdes

y florecidos,

de los manantiales

transparentes como diamantes,

de la sabiduría

de la naturaleza,

del equilibrio ecológico,

de las sanas costumbres,

de los hábitos edificantes,

de los valores que dan la vía

libre

a la santidad y al culto,

Page 54: De la cotidianidad

del amor entre los próximos

y los no tan próximos,

de la verdad

en boca de los seres buenos

que al poeta se le ocurren

son casi todos;

y de los sueños y deseos y convicciones

que conducen a la nirvana,

y de todo lo mesiánico

que pueda encontrarse

para exaltar lo bello ...

Al fin y al cabo,

eso es poesía ...

Me creí poeta;

cerré con cuidado las esquelas

y me fui al editor ...

Mientras llegaba a su casa,

me fue preciso desviar el camino

por un torrencial aguacero

que aseguró un día negro

para todo el día,

vi cómo fue atracada una anciana

en una esquina,

alguien desde un carro

desocupó en la vía

Page 55: De la cotidianidad

un bote de basura,

me asaltó un mendigo

en el semáforo,

el mismo mendigo

que pasó a robar mi limpia brisas;

me preocupó la forma

cómo una mamá daba de golpes

a su hijo

a la salida de un supermercado,

leí la noticia

en un diario de la tarde

sobre una bomba incendiaria

que dejó incontables muertos,

me asombraron las colas

en los cines

para la proyección de cine X,

niños que no han salido

de una primera infancia

y ya me ofrecieron frunas

y cigarrillos

en una parada obligatoria,

grifos de agua rotos

a lo largo de tres cuadras,

con el agua a borbotones

desperdiciada,

Page 56: De la cotidianidad

y al final,

la casa de mi editor

con un grafiti en una

de sus paredes:

"a tirar, a tirar,

que el mundo se va a acabar ...

Alguien me puede explicar

para qué rayos existen los poetas?

Y para qué mismos rayos

existe la poesía?

Page 57: De la cotidianidad

XIV

La noche de anoche

la menciona

una conocida ranchera

y habla de alguien que aflora

de nuevo volvería a vivir ...

Yo si quisiera

para mi

que volviera

mi noche de anoche…

Y tu noche de anoche

fue como uno

de esos días de fiesta pero de anoche

en que nos engalanamos

y apostamos para todo el tiempo

la mejor de las sonrisas

y con la sonrisa,

el mejor de los ánimos para lo que

pueda suceder

y nos pueda seducir ...

La noche de anoche

fue para mi noche de fiesta:

lograste romper la rutina

Page 58: De la cotidianidad

de tus acostumbradas:

- que tengas buena noche, y te quedaste a vivir

en mis ojos

mientras acomodabas

el almohadón

bajo mi espalda ...

No olvidaré

cómo cambiaste tu emisora

con tu fiel Cabalgata Gillette,

para sintonizar

esa de música estilizada

de la que te había hablado

el mes pasado ...

Ya para ese momento,

supe que algo fuera de lo común

me iba a suceder.

Y así fue:

Pude adivinar otra vez

en todos tus gestos

ganas de tu mujer

aunque tu ímpetu

no cedió

y la mesura siguió su curso,

pero el reconocerte

ganas por mi

Page 59: De la cotidianidad

fue suficiente

para sentirme avasallada,

presa de tu furor

y de no poca desazón

por no recordar de un tajo

todos los rituales,

uno por uno

que en situaciones como ésta,

tú disfrutabas

y te enardecían

y te hacían por momentos

parecer ser otro;

ese otro

que también habita en ti,

pero que sólo yo,

robándole un espacio

a la pasión desbordada

he logrado reconocer muy a tu pesar

en ti ...

De ese otro no te hablo

es cierto,

pero anoche lo quise

de nuevo para mi ...

El sentir que me aproximabas

como en otro tiempo,

Page 60: De la cotidianidad

contra el hueco

de tu vientre

para dejarte finalmente

caer sobre mi,

me venció y me abandoné.

No sé como lo hice

y no sé

si volverás otra vez

a buscarme

y a mostrarme en tus ojos

ganas de tu mujer,

pero vencida y abandonada,

moviéndome pesadamente

en el poco espacio

que dejaba tu cuerpo

sobre el mío

y que contenía mi fiebre

represada de siglos,

(porque cada día sin tenernos

es un siglo para mi)

juré que era una diosa

y así vencida y abandonada

a tu merced

al servicio de tu piel y tu sudor

como diosa me reventé

Page 61: De la cotidianidad

para dominarte

en uno, pero el más delirante

de los espasmos

de toda mi vida..

Entre advertir tus ganas de tu mujer

y mi silenciosa

pero aturdida vocación

de diosa,

no pasaron

cinco minutos…

Los mejores cinco minutos

de los últimos,

ya muchos,

meses sin ti.

Cinco minutos

que para mi fueron

toda la noche

y toda de fiesta.

Por eso, hoy en la mañana,

mi voz se deja ir

con una canción en la radio:

"Si la noche de anoche volviera.....

Page 62: De la cotidianidad

XV

Tengo una imagen

que cuidar,

que se me vea

como esos seres

que raramente pensamos

que puedan tener vida propia

o en el mejor de los casos,

algún vestigio de vida ... Soy una celebridad ...

Importa porque se mantenga

la máscara y la pose

por la que me pagan

y por la que puedo demandar

mejores dividendos

si logro sostenerla indefinida

e inamovible ...

Y a quién le digo

que soy una persona

que todavía hace listas

para el mercado

y hace igual el mercado,

que le tengo pereza

a algunos oficios

pero que pago por quién

me los haga ...

Page 63: De la cotidianidad

Que me espantan muchas

de las cuentas

que debo pagar ...

Que me agobia sentir y saber

que mis hijos viven

sus vidas

y yo no tengo injerencia

en ellas ...

Que digo malas palabras

en los trancones de tránsito

y que a escondidas

me emociona

transgredir de vez en cuando

las normas ...

Que me fatiga madrugar

a maquillarme

para que no me asalte

ningún imprevisto

fuera de lugar ...

Que le tengo miedo a la oscuridad

y que me impresionan

los lugares cerrados ...

Que siento deseos irrefrenables

por saberme amada

y ser a secas una mujer ...

Page 64: De la cotidianidad

Que soy compulsiva

a la hora de comprar

desodorizantes para el ambiente ...

Que odiando las mentiras

suelo de vez en cuando

decir con desenfado algunas

sin sentir ninguna contrición…

Que pego con esmalte los puntos idos

de mis medias veladas,

para creer que con ello

contribuyo

a la austeridad del gasto

en mi casa ...

Que sueño con el día

en que se acaben los teléfonos

y no me puedan

invariablemente

localizar ...

Y a quién le digo

que soy una persona

si mi propio marido

subasta

al mejor postor

las cartas de amor

que le escribo?

Page 65: De la cotidianidad

XVI

Todo!

El mundo

en el que te moviste

y en el que nos movimos

quienes conformamos tu familia,

todo, te recuerda ...

No existe empresario pujante

que no te emule, y así mismo,

te invoque ...

No existe obra benéfica

en la que no se te exalte

y se te agradezca ...

No existe culto ni fe

en la que no se te encomiende

y se te loe ...

No existe club social

en el que no se te celebre

y no se consideren como legendarios

tus gracejos y ocurrencias ...

No existe centro educativo nacional

en el que no se te reconozca

como eje directriz e intachable ejecutor ...

No existe premio nacional

en el que no se te convoque

Page 66: De la cotidianidad

como paradigma y gloria …

No existe debate público

en el que no se extrañen

tu brillante oratoria

ni tu poder de convencimiento ...

No existen puestas en escena

ni encuentros de las letras y la cultura

en los que no se dé testimonio

de tu mecenazgo e inspiración ...

No existen hijos más orgullosos

que tus hijos

y los hijos de tus hijos .

Todo y todos te recuerdan… .

A mi,

me hubiera bastado

un "te amo" tuyo para mi,

algún día, de cualquiera

de los muchos y todos los años

que estuviste conmigo,

para recordarte

con un sabor distinto,

como algo más,

que como se recuerdan

las primeras piedras

de los edificios

Page 67: De la cotidianidad

que un día

pasan a ser

Patrimonios de la Humanidad.

Page 68: De la cotidianidad

XVII

Definitivamente

no logré entenderte:

desde que te conocí

a la fecha,

cuando ya hemos cumplido

bodas de perlas,

cuando nuestros hijos

son todos universitarios,

cuando nunca

hemos dejado de lado

atender

todos los asuntos de la casa

y de nuestras vidas,

solo entre tus parientes

y los míos,

porque alguien distinto,

sería siempre

un intruso

para cosas que debían constituir

solo

un estricto asunto de familia ...

En nada

se te ha contrariado:

Page 69: De la cotidianidad

nuestra boda

la planeamos solos,

por ser un asunto de familia.

Nuestras vacaciones

siempre

carecieron de asesor turístico

porque era

otro asunto de familia.

Los colegios y universidades

de los niños

fueron las que los dos quisimos,

porque admitir sugerencias

era ignominioso, para otro,

que era solo asunto de familia ...

Las inversiones anuales de tus dividendos

dejaron poca rentabilidad,

ya que se desecharon

propuestas de expertos y corredores de bolsa,

sólo, porque este era otro

asunto de familia ...

A tus hijos y a mí

nos fuiste cercando

con postes de incomunicación

porque todo lo que saliera

de los vínculos familiares

Page 70: De la cotidianidad

era inconveniente

y transgredía

tu inamovible régimen del culto

a los "asuntos de familia".

Pues bien,

ahora ,

que te he puesto la cara

y no te niego

mi furtiva relación con Ricardo,

tu hermano,

por qué no lograrás

entender

que no deja de ser

otro "asunto de familia" y nada más?

Page 71: De la cotidianidad

XVIII

Qué bueno

que llegué a vieja,

contigo a mi lado;

desde siempre

quise ser de una sola

persona

y así ha sido,

aunque no me han faltado

en la vida

los "qué hubiera pasado si .....”

Creo que a tu lado

quise todo lo que

se me dio:

aprendí y me desempeñé

como la mejor

ama de una casa

hice rendir el dinero

hasta el punto

de ahorrar

para mis pequeños antojos

y mi único vicio:

el cigarrillo.

Page 72: De la cotidianidad

Crié a los niños

con alma de orfebre

y puse a flor de piel

en cada uno

su máximo potencial

de sensibilidad

y unas enormes ganas

de triunfar

sin llorar por las

leches derramadas

que nunca faltaron.

No he querido a mis nietos

más que a mis hijos

como dicen la mayoría

de las abuelas,

pero los he querido

lo suficiente

como para no meterme

en sus vidas

ni en los cuentos propios

de su generación.

Y me han tenido.

Ahí he estado...

No tuve problemas

con el servicio

Page 73: De la cotidianidad

porque afortunadamente

no quise nunca

convertir el día a día

en una lección sofocante

del "como hago yo las cosas, nadie .....”

y aprecié

que por lo menos

nunca les faltó voluntad

ni para mi, ni para los de la casa.

Fui algo parca

con mis parientes

y los tuyos

pero eso no me privó

de darle a cada cual

su valor

ni de reconocerles

su fraternidad

y en ocasiones, su generosidad.

Qué bueno

que llegué a vieja

contigo a mi lado.

No fui más de lo que

quise ser

y no creo que tú

tuvieras vacíos

Page 74: De la cotidianidad

en tu vida conmigo.

Te acompañé

te enseñé a llorar

de felicidad

y traté de apaciguarte

cuando fuiste presa

de la ira o de la inconformidad

o de los sueños no cumplidos ...

Hoy te despido,

me trajiste de la mano

hasta llegar a vieja

hasta cerrar tus ojos…

Te despido

sin una lágrima

sin ninguna cuenta

por saldar,

sin nada de reclamos

y mucho de gracias.

Qué bueno

que llegué a vieja

contigo a mi lado ...

De hoy en adelante

sólo me resta, hacerme más vieja,

y como decía el poeta,

tejer y tejer ...

Page 75: De la cotidianidad

XIX

Ayer fue como siempre,

como es

desde el día en el que me enamoré,

como es

desde el día en el que habité en ti

y tú en mi

y como lo prometimos:

para siempre ...

Y no ha sido fácil

estar a tu asecho

para cuidarte para mi

sin nada que te roce

sin que nadie te inquiete

sin que la vida

te cobre un sobresalto

ni te regale

emociones de más ...

Te he cuidado para mi

porque mi amor

da para todo.

Para emocionarte,

para encontrarte,

para recobrarte,

Page 76: De la cotidianidad

y a mi

para darme la certeza

que me basta amarte

de esa manera

para ser feliz

y no querer más.

En cada noche

en las que se confunden

el ardor con lo ya conocido,

yo me recobro

fuerte y viva y vigorosa

para cuidarte para mi.

Nunca se me ha ocurrido

pensar que me faltaras

porque al perderte a ti

me perdería yo también

y no me gusta jugar

y menos sufrir

por las suposiciones

o por el manido

"debes estar preparada

para lo peor”

porque "nunca se sabe"…

Mi amor por ti

lo he conjugado en presente

Page 77: De la cotidianidad

cada uno de los días

que nos hemos pertenecido

y así será

porque sé que los dos

lo queremos así.

Que peco de arrogante

porque no me dejo vencer

por el temor a ese porvenir

que no conocemos?

Que peco de suficiente

porque no dejo espacios

para que te alimentes

de otros aires?

Que peco de posesiva

porque te sé mío

y porque sé a tu manera

ser tuya?

Que peco de ilusa

porque podría

jurar

que sólo sueñas conmigo

y que vives igual,

sólo para mi?

No me asiste

la culpa

Page 78: De la cotidianidad

por esos que podrían

parecer

pecados capitales.

Suficiente he tenido

con haber renunciado

a tener unos hijos

y a prolongar este amor

en otros ojos

y en otros brazos.

Renuncié a ellos

porque podrían haberme

robado

tiempo y corazón

para ti

y así ha estado bien.

y así hemos estado bien.

Total y como hasta hoy nos cumpliremos

cada promesa que nos hemos hecho,

me basta saber

que nuestro pacto

de no sobrevivirnos

será el sello de nuestro amor

para ganar la eternidad:

y al fin y al cabo

no hemos querido

Page 79: De la cotidianidad

jamás

saber de moral

o de ataduras

de pánicos existenciales…

El amor tiene todo

en sí mismo

culpa o señala

pero también exonera y perdona.

Y con delirio

nos hemos amado

y así será

hasta la muerte,

ayer como siempre

hoy como ayer

mañana como hoy

y por los días

de los días. Amén.

Page 80: De la cotidianidad

XX

Todavía sobre tu cuerpo

cae el sudor

gota a gota

como cae siempre

que me entrego a ti

después de jugar,

como tú me enseñaste,

el juego de la seducción

en el que al final

desdoblo cada pliegue

de mi piel

para que te cubra

uno a uno tus ardores

y apacigüe esa fiebre

que te va llenando

hasta embotar los sentidos,

para hacerte estallar

en mi pecho

y en mi vientre;

para renacer de ellos

y poco a poco

volverte a recobrar.

Y en todo esto

Page 81: De la cotidianidad

voy derramándome en ti

gota a gota

y gota a gota

me vas recogiendo

porque el tiempo

no apremia

y es preciso

hacerlo de nuevo

otra vez

y otra vez

y otra vez

hasta la agonía

en la que ninguno de los dos

sabe del otro,

porque así es el amor

y así es el amor

cuando se le escapa a la carne

y nos lleva

a perderlo todo,

incluso la vida,

porque bien vale la pena

desprenderse de ella

cuando se ha dejado el súmmum

de la propia esencia

revertida en otro cuerpo

Page 82: De la cotidianidad

que no es más, en el momento,

que el Universo,

todo el Universo entero ...

Page 83: De la cotidianidad

XXI

Cómo nos hemos

quedado tan solos,

después de entregar

la vida

a unos hijos

que si bien

aprendieron a vivir

de nuestra vida

no nos dejaron

nada más

que el espacio

para esperarlos

cuando es de rigor

es decir,

para algún día de cumpleaños

o para un saludo

de Año Nuevo,

porque siempre tendrán

cosas más importantes

en qué pensar

y lugares más interesantes

para visitar.

El repasar

los caminos y los afectos

Page 84: De la cotidianidad

que sirvieron de cuna

y enmarcan las edades

hasta que llega

la suficiente

para que por propia cuenta

la vida se eche a andar,

no es dado en jóvenes

ávidos de aventuras

y ávidos también

de sepultar sus historias

para que todo

lo que fueron sus cimientes

se convierta en raíces

cada vez más y más

afincadas a la tierra.

Cómo hemos quedado

tan solos

y tan desconocidos

los unos para los otros.

Pareciera

que el amor

en esta casa

hubiera sido de fábula

y como en la fábula,

se lo hubiera

Page 85: De la cotidianidad

devorado el monte

sin dejarnos nada

a cambio,

ni siquiera un nombre

ni siquiera el consuelo

de una fe

ni siquiera el solaz

por el deber cumplido...

Cómo hemos quedado

tan solos

y agotados

únicamente llenos

de recuerdos

recuerdos que sólo tendremos

los que aquí quedamos

exhaustos,

desangrados.

Con la conciencia tranquila

pero desarraigados.

No quedaron en los dos

ni ganas

para voltearnos a mirar

a los ojos.

Y yo creo

que es mejor así

Page 86: De la cotidianidad

para que no se nos note

la vergüenza

por haber dilapidado un amor

que prometía futuro

y del cual no reservamos

para nosotros

nada que se le parezca

o por lo menos

nada que nos ayude

a edificar de nuevo la vida,

porque ya la entregamos

a unos hijos

que es lo mismo

que decir al portador

y lo que es peor,

sin ninguna garantía ...

Page 87: De la cotidianidad

XXII

Yo sé que hoy es distinto:

Ámame,

no te de miedo

no te detengas

ahora

que le has dado la espalda

a tu pudor

y se te asoma

a los ojos

una lujuria

con sabor a miel.

Ámame,

no te resistas

a probar

este viento nuevo

que no te dejara

regresar

a tu dolor de antes

a esa timidez

que en otro tiempo

te venció.

Ámame

no importa

Page 88: De la cotidianidad

que sea tu primera vez

persiste en esta búsqueda

que no te dejará

con las manos vacías.

Ámame

que para mi

serás

como el primero

porque nunca vi en unos ojos

confundidos la pasión

y la niñez, con la premura

y el miedo ...

Despréndete

de una vez

y abandónate

a este abismo

que no es otro

que mi amor por ti

y mi deseo

demencial

por probar de ti

esa inocencia hecha carne

y esa perplejidad

que asoma a tus ojos

frente al milagro consumado.

Page 89: De la cotidianidad

Ámame

suéltate de ti

pero no te sueltes de mi,

porque me sobra

coraje

para llevarte de la mano

a mis confines

y para traer te de vuelta

con la misma cordura

que tienes hoy

pero con un poco más

de ilusión

y mucho del desarraigo

que deja el haber penetrado

lo desconocido…

Ámame

no temas

voy contigo

te aprenderé

y me viviré uno a uno

los poros de tu piel

inexperta,

para que nazcas

al delirio

a lo alucinante

Page 90: De la cotidianidad

a la simplicidad

a todo lo que nos lleva

ese misterio

de vernos reducidos

a un vértigo

a un espasmo

a un segundo de inconsciencia

a una pequeña muerte.

Ámame,

estoy ávida

por aprender de ti,

porque nunca nadie antes

me mostró su desnudez

sin verla

y porque nunca nadie antes

me trató

como si fuera una virgen,

a pesar

de mi oficio,

a pesar

que no se me es dado

enamorarme,

a pesar de mi anonimato,

a pesar

que no se nos otorga

Page 91: De la cotidianidad

gentileza

cuando se nos paga…

Ámame

y te prometo

ser tuya cada noche o

cada día

porque tus ojos

se me incrustaron

y a través de ellos,

me viviré la vida…

Page 92: De la cotidianidad

XXIII

Realmente

a veces me sorprendo

cómo puedo obviar

tantos ojos

hurgando en mi vida

que no es otra

distinta

a la de cualquier

persona.

Vengo de una familia

algo pintoresca

pero con un caudal

de amor

que ha dado para sostener

varias generaciones.

Se me inculcó

el sentido del deber

y del trabajo

y por ello

sin esfuerzo

pero con mucho de ganas

me hice un profesional

con desempeño decoroso

Page 93: De la cotidianidad

y con aportes en ocasiones

brillantes

que me han estimulado

para no estancarme.

El trabajo

me ha dado para todo

y cuando digo todo

me refiero

a la comodidad material

y al fortalecimiento personal.

Como todo ser humano

creí tener derecho al amor

y me he enamorado.

Al principio

y como todo principiante

fui aprendiz del amor

con no pocas aventuras

pero en ningún caso

lastimando de más

y sufriendo solo

las despedidas abruptas

los adioses anticipados

y mi miedo a comprometerme….

He madurado

que para mi quiere decir

Page 94: De la cotidianidad

que he tomado con seriedad

cada experiencia

y a través de cada una

he procurado

que queden más motivos

y menos culpables

para repartir…

He madurado

que para mi quiere decir

que he aprendido

cada vez

a respetar más,

a no ir en contra

del libre albedrío del otro

y a ser humilde

en cuanto reconozco

que los demás

también nos ayuden

a edificar la vida…

En el amor

no me puedo quejar

me han amado

pero ha sido para mi

más importante

sentirme capaz de amar

Page 95: De la cotidianidad

y no guardarme nada

de lo que en aras del amor

debo entregar.

Soy intenso

soy profundo

aunque no por ello

dejo de disfrutar

los placeres de la vida

que casi siempre

todos califican

de frívolos.

Sí he sido frívolo,

pero también soy de los que

toman tiempo para si mismos

esto le ha valido

a mi pareja

saber que cuenta

con alguien que sabe

lo que entrega

porque no deja

los sentimientos al azar

ni en manos de un furor

ni a la apuesta

por un golpe de suerte.

Hay personas

Page 96: De la cotidianidad

que dejan en la suerte

su explicación

cuando encuentran una buena

persona

a su lado.

No es la buena suerte

sino nosotros mismos

los que convocamos

los buenos y malos momentos

los buenos y malos amores.

Sin recurrir a la buena suerte

me han querido bien

y yo creo haber querido mejor…

Nunca dejé

sin respuestas a mi amor

nunca desatendí

nuestro diario vivir

y me cuidé de dejar

espacios

para cada uno.

Los suficientes

como para que pudiéndose ir,

deseara quedarse conmigo

y compartir, otro día, uno más ...

Compartir la vida

Page 97: De la cotidianidad

con sus grandes cosas

con sus pequeñas cosas

con los hábitos sedentarios

y sus intempestivos imprevistos.

Pero mientras duró

siempre el amor fue lo primero

y la pareja

la primera persona,

al fin y al cabo

es la que creemos

nos conoce más,

la que recrea

nuestras manías

y la que cuida

de nuestros fetiches y rincones.

Con cada amor

ha sido una nueva historia

pero todas con algo

en común,

mi deseo auténtico

por celebrar a diario el encuentro

y mi convicción

al sentirme responsable

por la emociones de ese amor.

Aún, por encima

Page 98: De la cotidianidad

de mis momentos aciagos,

me viví cada relación

con la suficiente conciencia

para no querer

en el futuro

una carga adicional

de cuentas pendientes,

además,

de las que vamos dejando

con uno mismo…

Sí, el amor

me ayudó a madurar

y no fue fácil

hacer de cada una de mis

relaciones

el eje de mis vivencias

en su momento.

Eludir las presiones

de afuera

esquivar la malidicencia

sobrepasar los saludos impostados

y los gestos señaladores,

tampoco fue fácil.

Pero todo ello

me dio fuerza interior

Page 99: De la cotidianidad

en lugar

de pretender la vida convencional

que llevan los otros.

Me afianzó

y me pude regalar

para mi

lo más preciado:

el respeto propio

por mi esencia

y el respeto por la esencia

de los otros.

Nunca me he sentido menos

por amar

como se me fue dado amar

porque al fin de cuentas

yo no elegí

mi forma de sentir

ni de vibrar, ni de gustar.

Y no me voy a traicionar.

Y no voy a vender

falsas expectativas a nadie.

Soy un ser humano

con todo lo que implica

el ser humano

pero ante todo

Page 100: De la cotidianidad

soy un ser dotado

con la capacidad para el amor

y hasta donde

me sea dado

me voy a amar

yo mismo

y dejaré siempre

abiertas

las puertas de mi corazón

al amor,

no me importa

que otros rotulen

mi manera de amar

como algo torcido

antinatural

o vicioso;

me importa no defraudar

a los que

sí han creído en mi

y a los que si me han respetado

y a los nunca

les causó inquietud

con quien compartía mi cama

y con ella toda mi vida ...

Por encima de ser

Page 101: De la cotidianidad

un vulgar marica

soy yo mismo,

siempre,

porque nunca bajo la frente

ni cuando me lo gritan

a la cara….

Y no es por orgullo o soberbia

es por simple consideración,

porque tiene uno

que sentirse muy desgraciado

cuando ve a otro

amar de verdad

y saber para sí mismo

que él nunca estará

dentro de los elegidos por la vida

para el amor.

Si, soy un marica;

no dejarán de decírmelo

porque personas necias y mediocres

las que hay en todas

las generaciones,

pero soy un marica

que apostó su vida al amor

y hasta la fecha

Page 102: De la cotidianidad

no he sabido

del primero que señalen

por haber

amado de más…

Page 103: De la cotidianidad

XXIV

Mientras nos duró

nuestro amor fue eterno

y además fue bonito

y también nos enseñó cosas,

como a besar

a caminar en puntillas

a calentar con los pies

los pies del otro

a hacer mercado

sin traer cosas de más

y a controlarnos

la presión arterial

cada mes de todos los años.

Mientras nos duró

nuestro amor fue paciente

y además fue tierno

y también nos enseñó cosas

como a no dejar la tv. prendida,

ni a fumar

en lugares cerrados de la casa,

a no hablar de la

familia de cada uno,

a dejar para navidad

Page 104: De la cotidianidad

los regalos sorpresa,

a leernos el pensamiento

cuando esperamos

algo del otro

y a no contradecir

en público

errores de apreciación,

cuando se habla

de la vida en común.

Mientras nos duró

nuestro amor fue todo

y fue eterno

y fue paciente

pero lo sorprendió la muerte

un día viernes

que me olvidé de ti

a la hora en la que

acostumbro

hacerme el amor ...

Page 105: De la cotidianidad

XXV

Volverlo a ver:

volver a soñar

con noches

quebradas a galope

cuando el coloso

que me doma

se rompe igual

conmigo

y al montar

delirante

me desboca ...

dulce locura

y dolor mojado,

todo fuera de su sitio

en la manía de jugar

con el asombro;

recreados como fieras

y más

y mejor

y como nunca

encadenados…

Page 106: De la cotidianidad

XXVI

Desde abajo

veo crecer el mundo

cuando me domina

el gigante que amo.

Llega la agonía:

una cara

y algunos de sus gestos

me someten

y me redimen.

Vuelvo a ser estallido.

Antes de abandonarme

creo sonreír

y me siento por igual

perdida

e inagotable…

Page 107: De la cotidianidad

XXVII

Cuando sales

para el trabajo

y te veo ir bien vestido,

oliendo a tu colonia

que a mi

se me antoja

como del otro mundo,

y con esa cara

de ir dispuesto

a devorarte la ciudad

y todo lo de ella

que tenga que ver

contigo,

y un coraje

salido como de la chistera

de un mago

y que te hace parecer

irresistible

y que te convierte

en un seductor,

me quedo

como pensando,

y después de encomendarte

a Dios,

Page 108: De la cotidianidad

se me propone

volverme celosa

y me pregunto

si mientras estás fuera

no te llenarás

de motivos

para querer

retrasar

tu vuelta,

mientras

yo aquí

tejo y destejo

la rutina propia de una casa

para hacértela

parecer

como tu refugio perfecto

y que no quieras

nunca dejarla

y que tampoco

quieras nunca dejarme...

El amor

me juega

la mala pasada

de haberme vulnerable

y con el paso del día

Page 109: De la cotidianidad

paso yo también

a perder la certeza

de saberte mío

y de saberme

la mejor, lo mejor que te pudo ocurrir

en la vida.

Y se me acomoda

un miedo

parecido al del amor

cuando se asoma,

pero más inmovilizador

y más enajenante.

Todo vuelve a su lugar

cuando escucho

tu particular forma

de anunciarte

y llegas a nuestra casa

bien vestido,

oliendo a tu colonia,

que a mí

se me antoja como del otro mundo,

y con la cara

de llegar dispuesto

a recuperar tu lugar

como si hubieras

Page 110: De la cotidianidad

estado

a punto de perderlo,

así,

como también

yo estuve

a punto de perderte

y que no es otra cosa

que un amor

que se resiste a la costumbre

que todavía

juega a sorprender

que le gusta

hacerse notar

y que se hace invitar

a diario

como huésped de honor,

hasta cuando decida

por nuestro propio bien

abandonarnos…

Page 111: De la cotidianidad

XXVIII

A veces, me parece,

que no sé

en qué tiempo vivo

y si todavía

se conjugará

el verbo amar en presente

o si se dejaría

como lo dejó García Márquez

sólo para los tiempos del cólera.

Y es que a veces,

no sé en qué tiempo vivo

porque

he dejado tanto de mis años

en la rutina

y en la casa

y en las cosas de la casa,

que me parece

que mi vida se ha ido solo

en sobrevivirlas.

No sé en qué momento

le perdí la pista al amor,

ese que nos sorprende

y que nos deja sin aliento

pero sembradas de vida nueva.

Page 112: De la cotidianidad

Y es que cuesta trabajo

despojarnos de la ciudad

para habitarnos

sólo a nosotros mismos

y a quien amamos.

Se nos va la vida

cuidando la casa

como si ésta hiciera el hogar

y perdemos el rumbo

y confundimos los sentidos

y envolatamos con las llaves

también el amor

ojalá que el verbo amar

se conjugue

todavía en presente

y haga caso omiso

del pasado

y si estamos de suerte,

que nos permita hacer

fantasías de futuro,

de futuro enamorado,

antes del tiempo

en que nos sorprenda su ausencia

que es lo mismo a decir

que nos sorprenda la muerte…

Page 113: De la cotidianidad

XXIX

Hoy es uno de esos días

en el que me encuentro

que me quedé

a medio vivir ...

Porque todo

lo hice a medias:

de mi infancia

no tomé lo que debía

por estar esperando

hacerme grande

para vivir a lo grande…

Cuando crecí

me dio miedo

comprometerme

porque los compromisos

eran para cuando

uno quisiera

sentar cabeza…

Cuando quise sentar cabeza

y entregarme a fondo:

en el amor, en la intensidad,

en el deseo

por recuperar esa mitad de mi

Page 114: De la cotidianidad

que se llevó la inercia,

la vida me pasó

la cuenta

en forma

de olvidos…

De lejos

puedo ver lo que perdí

por haber bebido

de la vida a medias

y ya es tarde

y hoy estoy aquí

sola,

porque a quien amé

y quien me amaba

también

como yo,

lo hacía a medias ...

Page 115: De la cotidianidad

XXX

Hoy he sentido

particularmente

tu ausencia de mi,

de la casa,

de nuestros hábitos

que son de dos,

pero que cuando

no estás

son solo míos.

Aquí empiezo a entender

la importancia

que existan días festivos,

aunque románticamente

para mi,

al sentirme de ti enamorada,

son todos como fiesta,

pero mucho más

si estás conmigo.

Hoy he sentido

particularmente,

mi necedad,

de querer saberte solo mío

y que nada

Page 116: De la cotidianidad

te distraiga

y que nada

te entretenga

en tu afán

de hacerme sentir

que a mi lado

es cuando más

te sientes vivo.

Y hoy es uno

de esos días

en que particularmente

cuelgo de tu voz

y se me antoja

que es la mejor voz

la más dulce, la más acariciadora,

la que se le va a mis oídos

y el teléfono

cobra una importancia

inusitada

porque me la trae tranquilizadora y mágica.

Hoy es uno

de esos días

en el que no sé cuantas veces

me he encontrado mirando

los relojes de la casa

Page 117: De la cotidianidad

y esperando que ellos

te traigan

de vuelta

y siempre me parecerán

que tardan

y es como si se confabularan

y se propusieran no caminar

como caminan

los deseos míos.

Hoy he sentido,

con urgencia,

que te necesito ...

MARÍA DEL SOCORRO GÓMEZ ESTRADA