De la obesidad al infarto

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MODULO 6: PROBLEMAS CARDIOVASCULARES TITULO: DE LA OBESIDAD AL INFARTO AUTOR: JUAN SERGIO PEDRAZA DE LEÓN UNIVERSIDAD: LA SALLE VICTORIA INTRODUCCIÓN: Todas las personas que tengan obesidad o estén por tener, así como el personal de salud, tienen que saber su correspondencia lógica. La obesidad como dicen algunos autores “es un síndrome de etiopatogenia multifactorial, que se caracteriza por el aumento del tejido graso” . En el transcurso de su cronicidad puede ser cómplice de variadas manifestaciones patológicas, siendo este el principal factor en el desarrollo y curso de enfermedades cardiovasculares. Afecta de manera psico-social, física, y en gran medida disminuye la calidad de vida, porque cada que pase el tiempo, haciendo caso omiso a las recomendaciones del médico o nutriólogo encargado, la persona que lo sufra, va ir acompañándose de secuelas que le provocaran una muerte predecible. También hay que hacer mención, que es de preocupación prioritaria para los profesionales del área de la salud, porque se ha incrementado el número de paciente con obesidad en estos tiempos.

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MODULO 6: PROBLEMAS CARDIOVASCULARES

TITULO: DE LA OBESIDAD AL INFARTO

AUTOR: JUAN SERGIO PEDRAZA DE LEÓN

UNIVERSIDAD: LA SALLE VICTORIA

INTRODUCCIÓN:

Todas las personas que tengan obesidad o estén por tener, así como el personal

de salud, tienen que saber su correspondencia lógica.

La obesidad como dicen algunos autores “es un síndrome de etiopatogenia

multifactorial, que se caracteriza por el aumento del tejido graso”. En el transcurso de

su cronicidad puede ser cómplice de variadas manifestaciones patológicas, siendo este

el principal factor en el desarrollo y curso de enfermedades cardiovasculares. Afecta de

manera psico-social, física, y en gran medida disminuye la calidad de vida, porque cada

que pase el tiempo, haciendo caso omiso a las recomendaciones del médico o

nutriólogo encargado, la persona que lo sufra, va ir acompañándose de secuelas que le

provocaran una muerte predecible. También hay que hacer mención, que es de

preocupación prioritaria para los profesionales del área de la salud, porque se ha

incrementado el número de paciente con obesidad en estos tiempos.

Fue considerado antiguamente como una “cualidad” entre la sociedad, y se veía

más a menudo en las personas adineradas. Pero ha ido en aumento gracias a la

industrialización y el sedentarismo de la población. Hemos dejado de realizar

actividades físicas que obligan a nuestro cuerpo a gastar energía calórica, y centramos

nuestra vida diaria en el consumo.

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En estos días se conoce como “enfermedad” y se sabe muy bien los trastornos

que esta puede conducir. Es un padecimiento que no discrimina a adultos o niños,

llegando a niveles epidemiológicos importantes.

DESARROLLO DEL TEMA:

El desarrollo de la obesidad esta en relación a las grandes ingestas de alimento,

especialmente de la comida rica en grasas saturadas y de un excesivo contenido

calórico, sedentarismo y en menor medida, influencias genéticas.

La distribución de la grasa corporal es un elemento importante para determinar la

asociación de riesgo a enfermedades cardiovasculares. La obesidad que se asocia a un

mayor riesgo de un infarto de miocardio o ataque cerebro-vascular es la “toraco-

abdominal”, según estudios hechos por Jean Vague, también demostrando que existe

una mayor frecuencia a desarrollar intolerancia a la glucosa, dislipidemia, hiperuricemia

e hipertensión con un aumento importante de riesgo de sufrir algún problema

cardiovascular con el paso del tiempo. A lo anterior, hay un síndrome especial por el

conjunto de padecimientos previamente dichos, que en 1988 Reaven describió el

mismo como “Síndrome X” y que hoy en día lo conocemos como “Síndrome

Metabólico”.

“El seguimiento por 26 años de más de 5,000 sujetos en el estudio de

Framingham, Massachusetts en Estados Unidos, mostró que los obesos tenían una

incidencia ajustada significativamente mayor de enfermedad coronaria, cerebro-

vascular o ictus, insuficiencia cardíaca congestiva y muerte súbita que los sujetos

normales”, también se demostró en Framingham que “por cada 10% de incremento del

peso, la presión arterial aumenta 6,5 mmHg, el colesterol plasmático 12 mg/dl y la

glicemia 2 mg/dl”. Teniendo esto en cuenta entonces podemos predecir casi seguros

que “La capacidad de sufrir un ataque cerebro-vascular o un infarto agudo de miocardio

en la obesidad toraco-abdominal crónica vendría directamente proporcional al tiempo

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de evolución y/o trastornos adquiridos e inversamente al cuidado de la salud y/o

tratamiento”. Dicho de este modo hay que considerar la obesidad como un factor de

riesgo independiente e importante para adquirir otras enfermedades siendo las

cardiovasculares las principales de la lista.

Uno de los padecimientos cardiovasculares importantes y con una asociación

increíblemente frecuente con la obesidad es la “hipertensión arterial”, que esta va de la

mano con la aterosclerosis y en breve a isquemia del miocardio.

Los mecanismos patogénicos por los que se produce la hipertensión en la

obesidad no son claros, pero se piensa que es debido a su asociación con la resistencia

insulínica, con la consiguiente hiperinsulinemia. La hipótesis es que a un aumento de

insulina, se reduce la excreción renal de sodio en la persona obesa, esto favorece el

aumento de volumen extracelular, continuada con el aumento del gasto cardiaco y

resistencia periférica que son los principales reguladores de la presión arterial. Sin

embargo se conoce que existe ausencia de hipertensión en pacientes con insulinomas,

y en trabajos realizados con animales, por lo que el asunto da para más. A pesar del

conflicto mencionado anteriormente, es bien sabido que la mejor medida para el manejo

y mejora de la hipertensión es la reducción del peso, y por ende también habrá

reducción de problemas cardiovasculares futuros.

La obesidad también es una causa frecuente de dislipidemias secundarias, y ello

se asocia frecuentemente al síndrome de resistencia insulínica y más aún cuando la

distribución de la grasa corporal es toraco-abdominal o visceral.

En la dislipidemia es común observar hipertrigliceridemia, y aumento leve del

colesterol total, pero hay una notoria disminución de las HDL (lipoproteínas de alta

densidad). El aumento de los triglicéridos es debido a una mayor síntesis hepática que

proviene también por el aumento de ácidos grasos libres debido a la resistencia

insulínica. Entonces aumentan las VLDL (lipoproteínas de muy baja densidad), que

reciben los triglicéridos, son metabolizados parcialmente por la “lipasa hepática” para

transformarse en LDL (lipoproteínas de baja densidad) las cuales tienen un “potencial”

aterogénico.

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Tanto la hipertensión como la dislipidemia, conducen a una aterosclerosis, que

no es más que la formación de placas de grasa que obstruyen el flujo sanguíneo,

tapando así la luz del vaso.

El “ateroma incipiente” puede formar una placa de formación “estable”, la cual

transmite una gran rigidez a la pared de los vasos y aumenta su fragilidad; o formar una

placa “vulnerable” formada por lípidos y abundantes células inflamatorias, que se

depositan ahí por factores químicos liberados del musculo liso endotelial, la placa es

propensa a romperse y formar ulceración en esta, que expone los “pro-coagulantes”

dentro de la placa a la circulación de la sangre, la cual hace que se forme un trombo en

esa zona, que puede provocar un infarto o un ictus. También al romperse la placa de

ateroma se empieza a cicatrizar y aumentar su volumen, al reducir la luz del vaso,

potencializando aun más el pobre estado del paciente de sufrir un evento mayor.

Las placas no se distribuyen de manera homogénea, tiende su formación,

empezar “en la parte dorsal de la aorta abdominal y las arterias coronarias proximales”

a continuación en “las arterias poplíteas, la aorta torácica descendente, las arterias

carótidas internas y las arterias renales”. Que en resumen, las complicaciones de la

placa aterosclerótica pueden dar a diversas manifestaciones clínicas en diferentes

sistemas de órganos.

Poniendo de ejemplo la formación de la placa coronaria, sus lesiones con

expansión progresiva y gradual, van reduciendo la luz del vaso, y este producir

malestares torácicos intermitentes al realizar algún esfuerzo, a esto se le conoce como

“angina de pecho”. De manera contraria, aquella placa que no deteriora la luz de los

vasos pero que tiene características de vulnerabilidad, puede llegar a romperse y

provocar una “trombosis aguda o un infarto de miocardio”.

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CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES:

“La obesidad tiene un efecto contundente a largo plazo. Mientras no exista

intervención del médico o el querer mejorar su condición por parte del paciente

afectado, aumenta la probabilidad de que exista algún trastorno cardiovascular que

progrese de manera casi segura a la muerte del paciente. Y de manera inversa, el

tratamiento para la reducción de peso y el mejoramiento de la calidad de vida es

potencialmente beneficioso para el paciente obeso”.

¿Y en gran parte qué es beneficioso? La respuesta a esto es cambiar sus

hábitos alimenticios y hacer ejercicios físicos.

Es difícil dar el primer paso, por eso también advierto que es importante que “el

personal de salud y futuro personal de salud” se acostumbren a tener una vida

saludable, así para poder dar el ejemplo como miembros imprescindibles de la

comunidad, enseñarle al paciente lo que es saludable para él y que no caiga en poco

tiempo a una complicación.

BIBLIOGRAFÍA:

Cardiología/ Sexta Edición/Dr. José Fernando Guadalajara Boo/ Méndez

Ediciones, S.A. de C.V./ 2006/ Cap. 22, 23

Fisiopatología de las Cardiopatías/ Cuarta Edición/ Leonards Lilly/Lippincott

Williams & Wilkins/ 2007/ Cap. 5, 6, 7 13

Consecuencias Patológicas de la obesidad: Hipertensión arterial, Diabetes

Mellitus y Dislipidemias/ Vol. 26/ N° 1/ Dr. Alberto Maiz G. / Depto. De Nutrición,

Diabetes y Metabolismo/ Pontificia Universidad Católica de Chile/ 1997