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Departamento de Salud Oficina de Epidemiología e Investigación
Desperdicios Biomédicos en las costas de playas de Añasco y Mayaguez
20 de agosto de 2008
Catherine Díaz Montijo, MPH Naydi Pérez Ríos, MS Epidemióloga Regional Epidemióloga Ambiental Región Mayaguez – Aguadilla Nivel Central
Desperdicios Biomédicos en las costas de playas de Añasco y Mayaguez
I. Trasfondo
En las costas de las playas de los sectores La Puente de Añasco y en Jardines
del Caribe de Mayagüez se ha observado desperdicios biomédicos (DBM) desde la
década de los años 90. El personal del Departamento de Recursos Naturales y
Ambientales (DRNA) posee documentos que demuestran que la situación ocurre desde
el año 1996.
Se desconoce cuál es la fuente que genera los DBM observados. Los residentes
de los sectores afectados opinan que pudiesen ser arrojados en el Río Grande de
Añasco y luego arrastrados por las lluvias hasta las playas de Añasco y Mayagüez.
Este río le suple agua los municipios de Añasco, Mayagüez y Rincón. Entre el personal
de la Junta de Calidad Ambiental (JCA) se ha hipotetizado que los DBM pueden
proceder del antiguo vertedero del municipio de Rincón.
La Oficina de Epidemiología de la Región de Mayaguez y de Nivel Central del
Departamento de Salud coordinó varias reuniones con el propósito recopilar
información sobre las acciones tomadas por otras agencias en relación a los DBM
encontrados en las costas de las playas. La primera reunión se llevó a cabo en las
playas de los sectores La Puente de Añasco y Jardines del Caribe de Mayaguez y la
segunda en las oficinas de la Junta de Calidad Ambiental de Mayaguez. En las visitas
asistió representantes del Departamento de Salud (Oficina de Epidemiología y Salud
Ambiental), de la Oficina de Comunidades Especiales, de la Universidad de Puerto
Rico Recinto de Mayaguez, del Departamento de Recursos Naturales y Ambientales,
de la Junta de Calidad Ambiental, de la Autoridad de Acueductos y Alcantarillados y
líderes comunitarios.
II. Análisis de riesgo
A. Revisión de literatura
La Agencia para la Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés) ha
definido los desperdicios médicos como todos aquellos desperdicios generados por las
facilidades de servicios de salud como hospitales, clínicas, oficina de médicos,
prácticas dentales, bancos de sangre, clínicas veterinarias, facilidades de investigación
médica y laboratorios1. Según el Acto de Rastreo de Desperdicios Médicos del 1988,
los desperdicios médicos son “cualquier desperdicio sólido que es generado durante el
diagnóstico, tratamiento (por ejemplo la prestación de servicios médicos), o
inmunización de seres humanos o animales, en la investigación relacionada con éstos
o en la producción o ensayo de productos biológicos o en el embalsamado de cuerpos
humanos"2.
Los desperdicios médicos son clasificados en cuatro categorías: infecciosos,
peligrosos, radioactivos y otros desperdicios generales de las facilidades médicas o de
servicios de salud. Según la Organización Mundial de la Salud (WHO por siglas en
ingles) del total de desperdicios médicos generados por las facilidades médicas, el 80%
corresponde a los desperdicios generales y el 20% restante corresponde a los
desperdicios tóxicos, radioactivos o infecciosos3.
Se estima que la producción de desperdicios biomédicos generadas por los
hospitales en los Estados Unidos es de 6,670 toneladas por día y componen solo el 1%
de los 158 millones de toneladas de desperdicios municipales producidos anualmente4.
La cantidad generada por persona por día sería aproximadamente de 15 toneladas. De
esta cantidad de desperdicios biomédicos generados por los hospitales solo un 15% es
clasificado como infeccioso4. Hasta el momento las únicas estadísticas de producción
de desperdicios biomédicos son obtenidas de los hospitales. Todavía no se tiene
información de la cantidad de desperdicios biomédicos generados por las otras
facilidades de salud tales como los laboratorios, clínicas privadas, facilidades de
cuidado prolongado y veterinarios4.
En el pasado, los desperdicios médicos no eran regulados. Para 1987, en
Indiana, se encontraron algunos niños jugando con agujas y frascos descartados por
una oficina médica. Para el mismo año también se observaron varios episodios donde
se encontraron desperdicios médicos en las orillas de las playas4. A raíz de estos
eventos se comenzó a legislar para que se crearan leyes que controlaran los
desperdicios biomédicos y para el 1 de noviembre de 1988 se aprobó el Acto de
Rastreo de Desperdicios Médicos4-5. Esta ley tuvo como propósito enmendar el Acto
de Disposición de Desperdicios Sólidos y:
Definir lo que son los desperdicios médicos y establecer cuales desperdicios
médicos están sujetos a regulación.
Establecer un sistema de rastreo desde la cuna hasta la tumba utilizando un
formulario para ser llenado por los generadores de estos desperdicios.
Requerir un estándar para el manejo de la segregación, empaque, etiquetado
y almacenamiento de los desperdicios médicos.
Establecer requisitos para el almacenamiento de los archivos y penalidades
que puedan ser impuestas por el mal manejo de los mismos.
Este reglamento se puso en vigor en cuatro estados (Nueva York, Nueva Jersey,
Connecticut y Rhode Island) y en Puerto Rico; el mismo sirvió para enfocar la atención
en el problema de los desperdicios médicos. Además, proveyó un modelo para que
otros estados y agencias federales desarrollaran su propio programa para el manejo de
desperdicios médicos2.
Actualmente, la mayoría de los desperdicios médicos generados son regulados
a nivel local y estatal. Más del 90% de los desperdicios médicos infecciosos son
incinerados. Sin embargo los desperdicios médicos que contienen mercurio u otras
sustancias tóxicas son regulados por el Acto de Recuperación y Conservación de
Recursos (RCRA) y los desperdicios médicos que contienen material o isótopos
radioactivos son regulados por la Comisión para la Regulación Nuclear (NRC)1.
En Puerto Rico, la Junta de Calidad Ambiental (JCA) es quien regula el manejo
de los desperdicios biomédicos. Hoy día, la JCA utiliza el Reglamento para el Manejo
de Desperdicios Biomédicos6 el cual establece algunas normas específicas para los
generadores, transportadores, manejadores intermedios y destinatarios finales de los
desperdicios médicos6-7. Entre otras cosas, se requiere al generador:
Determinar estimado de la cantidad de DBM regulado que genera/mes
calendario.
Radicar una solicitud de Número de Identificación de Generador de DBM
regulados.
Poner en ejecución todas las disposiciones de las reglas referentes a los
Requisitos Previos al Transporte.
Utilizar un transportador autorizado por la Junta de Calidad Ambiental a
operar, u obtener su propia licencia para operar su sistema de transportación.
Disponer los DBM regulados en instalaciones con licencia de la Junta de
Calidad Ambiental autorizadas a recibir estos desperdicios.
Uso del manifiesto para el seguimiento de los DBM regulados.
Preparar y enviar a la Junta de Calidad Ambiental informes de excepción.
A pesar que el manejo de desperdicios biomédicos es un proceso altamente
regulado, todavía las personan presentan una preocupación acerca del mismo. Esto se
debe a eventos aislados donde se ha encontrado desechos médicos en lugares
públicos tales como las playas. A continuación se discutirán algunos estudios
relacionados a diversos aspectos de los desperdicios biomédicos.
Francisco CJ (1989) narra acerca de los incidentes con desperdicios biomédicos
ocurridos en los Estados Unidos. En este artículo se especula que los problemas de
desperdicios biomédicos observados en las playas de los Estados Unidos durante el
1988 pudieron ser generados por múltiples fuentes, incluyendo las ilegales, las
escorrentías, los usuarios de drogas ilegales y el manejo inadecuado de los
desperdicios sólidos y biomédicos por parte de las oficinas de médicos, laboratorios y
de las personas que reciben cuidados en sus hogares8.
Philipp R et. al. (1993) realizó un estudio para evaluar los riesgos de la
apariencia antiestética de la playa Holiday de Nueva Inglaterra poseía. Esto debido a
que se habían observado la presencia de desperdicios médicos en esta playa y el
público alegaba que les causaba problemas gastrointestinales. En su recorrido por las
playas se encontró algunos desperdicios médicos entre los que estaban agujas,
inhaladores utilizados para el tratamiento de asma, guantes, bolsas para las
colonoscopías, algodones, botellas para recolectar especimenes y bolsas para
recolectar muestras intravenosas. Debido a que se encontró un problema real en las
playas de esta zona se recomendó tomar acción para la limpieza de las mismas. En
caso de que no se realizara la limpieza que se siguieran las recomendaciones emitidas
en el “British Medical Journal” el cuál indica que si las playas se ven sucias, no se
bañen en ellas”9.
Berkun M et al (2005) describió cómo se desechaban los desperdicios sólidos a
través de la costa del Mar Negro en Istanbul, Turkía. Este indica que la ciudad de
Istanbul produce 9000 toneladas de desperdicios diariamente. En estos desperdicios
sólidos se observa una mezcla de desechos de municipales, industriales, de hospitales
y peligrosos los cuáles son depositados cerca de los ríos, de los valles y del mar. Por
último nos menciona que se ha encontrado que este mal manejo de los desperdicios en
Istanbul añade problemas significativos al tratamiento de las aguas usadas. Por eso
hace la recomendación de crear un sistema integrado para el manejo de los
desperdicios10.
Manzurul M. et. al. (2008) comenta que los desperdicios médicos son
infecciosos y peligrosos y que poseen riesgos serios al ambiente y por eso requieren
un manejo y tratamiento específico. También comenta que en la ciudad de Dhaka,
Bangladesh hay problemas de desperdicios biomédicos debido al aumento acelerado
en el número de hospitales, clínicas y laboratorios de diagnóstico. Debido a esta
problemática, Manzurul et. al. realizó un estudios cuyo propósito fue determinar cuales
eran las prácticas de manejo de desperdicios médicos de los centros de cuidado de
salud. Se encontró que los centros de cuidado de salud generaban alrededor de 5,562
kg/día de basura, de las cuales solo 22.6% eran peligrosas. El estudio también reveló
que en Dhaka no existe un manejo sistemático ni apropiado de los desperdicios
médicos excepto en algunas clínicas privadas donde segregaban la basura. También
se encontró que algunos manejadores de desperdicios recolectaban algunas bolsas
salinas, bolsas de sangre, tubos de ensayo y agujas para el rehúso o reventa. Debido
a este escenario de mal manejo de los desperdicios, Manzurul et. al. proponen que se
creen mejores reglamentos para el manejo de los desperdicios médicos y que las
facilidades de cuidado de salud establecidas comiencen a llevar un buen manejo de
estos desperdicios11.
En cuanto a los riesgos a la salud que poseen los desperdicios biomédicos, en
un estudio interagencial en el cual participó agencias como la Agencia para el Registro
de Sustancias Tóxicas y Enfermedades (ATSDR por sus siglas en inglés) y el Centro
para el Control de Enfermedades (CDC) se encontró que el riesgo era leve debido a
que era improbable que los agentes infecciosos sobrevivieran en los materiales de
rehúso. Otra razón que brindaron fue que no existe un portal de entrada que tenga la
posibilidad de infectar a un huésped5. En otras palabras es poco probable que el
agente infeccioso de un desperdicio médico entre al organismo a través del tracto
respiratorio, urinario, gastrointestinal o mucosa (boca, ojos o nariz) si se utilizan las
medidas sanitarias adecuadas y si se llevan a cabo las medidas de higiene personal
estandarizadas4.
Para que ocurra una infección por el contacto con los desperdicios médicos, el
desperdicio debe contener un patógeno que tenga la capacidad de infectar al ser
humano y el ser humano debe ponerse en contacto directo con este desperdicio.
Adicional a esto, debe ocurrir una lesión luego del contacto con el desperdicio creando
así un portal de entrada (si es que no existe una lesión previa que actúe como el portal
de entrada) y una cantidad suficiente de organismos infecciosos debe entrar por esa
lesión para así infectar al ser humano y causar infección4. Ver figura 1
Otros estudios han analizado el grado de infectividad entre los desperdicios del
hogar y los desperdicios médicos y han encontrado que los desperdicios médicos
poseen un menor riesgo a la salud que los desperdicios del hogar. Estos estudios han
encontrado que los desperdicios del hogar contienen hasta 100 veces mayor cantidad
de microorganismos patógenos que los desperdicios médicos4. Esto debido a que en
los desperdicios del hogar se encuentran heces fecales de gatos y perros, pañales de
bebé y comida en putrefacción12 los cuales generan la proliferación de los patógenos
que pueden causar infección en los seres humanos. Es por esto que estudios
epidemiológicos realizados por el CDC y ATSDR no han encontrado evidencias
epidemiológicas que indiquen que existe un riesgo de salud a la comunidad13.
Un estudio realizado por Rutala (1991) indicó que los peligros alegados de las
prácticas actuales sobre los desperdicios médicos no se han demostrado y que el
riesgo infeccioso de desperdicios, excepto las agujas, es casi inexistente. Sólo las
agujas han sido asociadas con la transmisión de enfermedades infecciosas,
especialmente entre los manejadores de éstos desperdicios14.
B. Justificación
La disposición inadecuada de los DBM es una práctica ilegal y antiestética. En
estudios científicos se ha encontrado que los DBM representan en riesgo a la salud
leve y el grado de infectividad es menor en comparación con los desperdicios del
hogar. Sin embargo, es necesario llevar a cabo un análisis a través del cual se pueda
determinar si los DBM arrojados en las playas han tenido un efecto adverso en la salud
de las personas.
Los DBM presentes en las costas de las playas de Añasco y Mayagüez tienen
en su interior una sustancia que aparenta ser fluidos orgánicos (sangre). Existe una
serie de microorganismos que son agentes etiológicos de enfermedades transmitidas a
través de la sangre. Algunos de estos agentes son los causantes de enfermedades
tales como Hepatitis B, Conjuntivitis y Síndromes gastrointestinales.
C. Metodología
Se llevará a cabo un análisis para describir la tendencia de los casos reportados
de Hepatitis B, Conjuntivitis y Síndromes gastrointestinales entre los residentes de los
municipios que reciben agua del Río Grande de Añasco en comparación con la
tendencia de las mismas condiciones en la Región de Mayaguez. La región de salud de
Mayagüez está compuesta por los municipios de Añasco, Cabo Rojo, Hormigueros,
Lajas, Las Marías, Maricao, Mayagüez, Rincón, Sabana Grande y San Germán.
Los datos estadísticos que se utilizarán en el análisis serán de los años 1998 al
2007 y se obtendrán del sistema de vigilancia epidemiológica de la Oficina de
Epidemiología de la Región de Mayagüez. El análisis de la tendencia de Conjuntivitis y
Síndromes gastrointestinales se realizará de acuerdo al grupo etáreo de los casos.
D. Resultados
Hepatitis B
La Hepatitis B es una condición viral que se puede transmitir a través del
contacto directo con la sangre infectada. El reporte de casos de Hepatitis B en los
municipios de Añasco, Mayaguez y Rincón desde el 1998 al 2007 fue similar a los
casos notificados en la Región de Mayaguez durante el mismo periodo. (Gráfica 1)
Conjuntivitis
La Conjuntivitis es comúnmente causada por virus (Adenovirus, Herpes,
enterovirus) y bacterias (Staph. aureus, Staph. epidermidis, Haemophilus,
estreptococo, meningococo). Algunos de los agentes causales de la Conjuntivitis
pueden estar presentes en la sangre de los humanos. La tendencia de los casos de
Conjuntivitis de diferentes grupos etáreos reportados en Añasco, Rincón y Mayaguez
durante los años 1998 al 2007 fue parecida al comportamiento que hubo en el reporte
de la condición en la Región de Mayaguez durante los mismos años (Gráficas 2 - 7)
Síndromes gastrointestinales
Los Síndromes gastrointestinales son ocasionados por organismos virales
(rotavirus, virus de Norwalk) o bacterianos (Salmonella, Shiguella, E. coli,
Campylobacter jejuni). Los organismos asociados a la transmisión de los Síndromes
gastrointestinales pueden estar presentes en material fecal o en otros fluidos humanos
tales como en la sangre. Los casos de Síndromes gastrointestinales de los diferentes
grupos etáreos reportados desde el 1998 al 2007 en Añasco, Rincón y Mayaguez
presentaron un patrón similar en su notificación al de los casos de toda la Región de
Mayaguez (Gráficas 8 - 13)
E. Conclusión
La tendencia en el reporte de casos de Hepatitis B, Conjuntivitis y Síndromes
gastrointestinales entre residentes de Añasco, Mayaguez y Rincón es similar al
comportamiento de estas condiciones en la Región de Mayaguez. Por lo tanto, con los
resultados obtenidos en este análisis no se puede aseverar que los DBM arrojados en
las costas de las playas tuvo un impacto adverso en la salud de los residentes de
Añasco, Mayaguez y Rincón durante los años 1998 al 2007.
Según la literatura científica, los desperdicios biomédicos no ponen en riesgo a
la salud de las comunidades. La cantidad de microorganismos con capacidad de inducir
infección no es suficiente y no existe una ruta de transmisión directa por la cuál un
desperdicio biomédico pueda causar infección al ser humano. Sin embargo, se debe
tener en perspectiva que esta situación trata de un desperdicio regulado por ley y por
ende no debería existir un manejo ineficiente e inadecuado de éstos.
F. Recomendaciones
Las agencias responsables de regular el manejo de los desperdicios biomédicos
deben monitorear activamente cada uno de los procesos que llevan a cabo las
diferentes instituciones que participan de estas actividades. Estas agencias tienen la
autoridad de imponer sanciones a aquellos lugares que no estén cumpliendo con el
reglamento. También pueden hacer recomendaciones correctas y específicas respecto
al manejo de desperdicios biomédicos. Además, se puede crear estrategias educativas
sobre el manejo correcto de desperdicios biomédicos dirigidas a personas y familiares
que tengan alguna condición de salud y cuyo tratamiento envuelva el uso de agujas,
material de diálisis, sueros o cualquier otro material.
G. Referencias
1. Environmental Protection Agency. (s.f). What is Medical Waste? Extraído el 7 de abril de
2008 de http://www.epa.gov/epaoswer/other/medical/basic.htm
2. Environmental Protection Agency. (s.f). Medical Waste Tracking Act 1988. Extraído el 1 de
abril de 2008 de http://www.epa.gov/epaoswer/other/medical/tracking.htm
3. World Health Organization. (2000). Wastes from health-care activities. Extraído el 31 de
enero de 2008 de http://www.who.int/mediacentre/factsheets/fs253/en/print.html
4. Rutala WA & Mayhall CG. (1992). The Society for Hospital Epidemiology of America.
Position paper: Medical Waste. Infection Control Hospital Epidemiology; 13:38-48.
5. Cocchiarella L, Scott D, Deitchman M, Donald C & Young M. (2000). Report of the Council
on Scientific Affairs. Biohazardous Waste Management: What the Physician Needs to
Know. Archives of Family Medicine; 9: 26-29.
6. Junta de Calidad Ambiental. (1998). Reglamento para el control de desperdicios sólidos
peligrosos. Extraído el 1 de abril de 2008 de
http://www.gobierno.pr/NR/rdonlyres/32BE5305-E4F2-488A-987C-
08D9844A8559/0/ControlDesperdicioSolidosPeligrosos.pdf
7. Foriester F. (s.f). Aspectos Generales de la Reglamentación de Desperdicios Biomédicos en
Puerto Rico. Junta de Calidad Ambiental. San Juan, PR. Extraído el 8 de abril de 2008 de
http://www.bvsde.paho.org/bvsaidis/puertorico/lxiii.pdf
8. Francisco CJ. (1989). Up from the beach: medical waste disposal rules! Texas Medicine.
85(7): 50-53.
9. Philipp R, Pond K & Rees G. (1993). Litter and medical waste on bathing beaches in England
and Wales. British Medical Journal. 306:1042.
10. Berkum M, Aras E, Nemlioglu S. (2005). Disposal of solid waste in Istanbul and along the
Black Sea coast of Turkey. Waste Management. 25(8): 847-855.
11. Manzurul M, Azam S, Anisur K & Kanti T. (2008). Pattern of medical waste management:
existing scenario in Dhaka City, Bangladesh. BMC Public Health. 8: 36-46.
12. Pahren HR. (1987). Microorganism in municipal solid waste and public health implications.
CRC Critical Reviews in Environmental Control. 17: 187-228.
13. Collins C. & Kennedy D. (1992), The microbiological hazards of municipal and clinical
wastes. Journal of Applied Bacteriology. 73: 1-6.
14. Rutala W & Weber D. (1991) Infectious waste-mismatch between science and policy. New
England Journal of Medicine. 325: 578-582.
Figura
Figura 1: Descripción del posible proceso de infección por el contacto con
los desperdicios médicos
PATÓGENO
HUMANO
LESIONPORTAL DE
ENTRADA
AGENTES
INFECIOSOS
ENFERMEDAD
Fuente:
Gráficas
Gráfica 1. Casos de Hepatitis B reportados
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Gráfica 2. Casos de Conjuntivitis menores de 1
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Gráfica 3. Casos de Conjuntivitis de 1 a 4 años
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Gráfica 4. Casos de Conjuntivitis de 5 a 9 años
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Gráfica 5. Casos de Conjuntivitis de 10 a 19
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Gráfica 6. Casos de Conjuntivitis de 20 a 64
años de edad reportados durante los años 1998
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Gráfica 7. Casos de Conjuntivitis mayores de 64
años de edad reportados durante los años 1998
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Gráfica 9. Casos de Gastroenteritis de 1 a 4
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Gráfica 10. Casos de Gastroenteritis de 5 a 9
años de edad reportados durante los años 1998
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Gráfica 13. Casos de Gastroenteritis mayores
de 64 años de edad reportados durante los
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