Desigualdad, Crisis y Utopía Reformista

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Sábado 27 de junio de 2015 | Edición del día “EL DEBATE PIKETTY” EN ROSARIO Desigualdad, crisis y utopía reformista Con motivo de la presentación del “El debate Piketty”, una compilación de artículos de distintos autores -Harvey, Roberts, Krugman, Galbraith, Astarita y un artículo de mi autoría, entre otros- sobre el ya afamado El Capital en el Siglo XXI, fui invitada a debatir el miércoles pasado en Rosario en la sede de COAD, junto al sociólogo Matías Ezquenazi (compilador del libro con Mario Hernández) y al economista Lavih Abraham, integrante de Ciudad Futura. Aprovecho la columna de hoy para exponer algunos puntos centrales de mi intervención y presentar primeras conclusiones. Paula Bach Si bien no cabe duda alguna de que Piketty no es marxista –cosa que, por si hiciera falta, se ocupó de aclarar una y mil veces-, muchas de sus conclusiones implícitas -no deseadas-, contribuyen al fortalecimiento del marxismo. Piketty es conciente de ello y por eso aprovecha el carácter de “mejor vendido” de su libro, para desarrollar una crítica burda a una teoría que sin prurito alguno, afirma no haber leído. Bernstein, Fukuyama y la guerra

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Sbado 27 de junio de 2015 | Edicin del da

EL DEBATE PIKETTY EN ROSARIODesigualdad, crisis y utopa reformistaCon motivo de la presentacin del El debate Piketty, una compilacin de artculos de distintos autores -Harvey, Roberts, Krugman, Galbraith, Astarita y un artculo de mi autora, entre otros- sobre el ya afamado El Capital en el Siglo XXI, fui invitada a debatir el mircoles pasado en Rosario en la sede de COAD, junto al socilogo Matas Ezquenazi (compilador del libro con Mario Hernndez) y al economista Lavih Abraham, integrante de Ciudad Futura. Aprovecho la columna de hoy para exponer algunos puntos centrales de mi intervencin y presentar primeras conclusiones.

Paula Bach

Si bien no cabe duda alguna de que Piketty no es marxista cosa que, por si hiciera falta, se ocup de aclarar una y mil veces-, muchas de sus conclusiones implcitas -no deseadas-, contribuyen al fortalecimiento del marxismo. Piketty es conciente de ello y por eso aprovecha el carcter de mejor vendido de su libro, para desarrollar una crtica burda a una teora que sin prurito alguno, afirma no haber ledo.Bernstein, Fukuyama y la guerraEn primer lugar hay que resaltar que los motivos por los que el libro de Piketty El Capital en el Siglo XXI y su verificacin del capitalismo como una mquina productora de desigualdades se transform rpidamente en Best Seller luego de su publicacin en ingls en 2014, no son ingenuos ni casuales. El fin del boom del crdito que se produjo a partir de la crisis del 2008, dej mucho ms expuestas las consecuencias de la ofensiva neoliberal de las dcadas pasadas. La clase media de los principales pases centrales y en especial la norteamericana, se encuentra amenazada como tal y esto constituye un problema poltico y econmico a la vez. Poltico porque representa una base fundamental para la estabilidad de los gobiernos imperialistas, econmico porque se reduce la capacidad de consumo de un amplio sector social. Es en este contexto preciso en el que el libro de Piketty aparece como una especie de antifukuyama. Un libro que adquiere gran xito mundial comprobando y alertando que no slo las clases, las ideologas y la historia, existen, sino que el bajo crecimiento econmico actual estara recreando condiciones similares a las de fines de siglo XIX, principios del siglo XX, esto es del momento de mayor desigualdad en la historia del capitalismo. Recordemos que hacia principios de los 90, Francis Fukuyama pronosticaba la hegemona absoluta del capital, el fin de las guerras, las revoluciones y un mundo en el que los hombres saciaran sus necesidades mediante la actividad econmica.En segundo lugar, Piketty tiene el mrito de sealar que la desigualdad -y no precisamente la convergencia-, constituye la norma del modo de produccin capitalista a travs de toda su historia. Con esta afirmacin, basada en una nutrida investigacin emprica, otorga sin quererlo la razn a Rosa Luxemburgo a ms de cien aos del famoso debate con Bernstein al interior de la Socialdemocracia alemana. Recordemos que contra las tesis del marxismo, Bernstein sostena que el capitalismo avanzaba hacia una mayor distribucin de la propiedad y la disminucin de las contradicciones sociales.En tercer lugar un aspecto olvidado en la mayora de las reseas escritas-, Piketty afirma que si durante los ltimos aproximadamente 200 aos, el 50% ms pobre de la sociedad jams obtuvo ms del 5% del patrimonio, una muy leve tendencia a la convergencia se produjo como clara excepcin por una sola vez en la historia del capitalismo. Justamente en la Segunda Posguerra Mundial emerge lo que Piketty denomina una clase media patrimonial. Esto es que el 40% del medio que se encuentra entre el 10% ms rico y el 50% ms pobre, logr acceder fundamentalmente a su propia vivienda. Esta tendencia dbil fue el subproducto, como afirma Piketty, de dos guerras mundiales, la crisis de los aos 30 y el triunfo de la revolucin rusa de 1917. Como consecuencia de la destruccin directa de bienes de capital, de shocks presupuestarios y polticos, de los bajos precios de los activos verificados en la segunda guerra, los patrimonios que Piketty iguala a los capitales- disminuyeron abruptamente. A partir de un bajo nivel de capital acumulado, se inicia la reconstruccin y la economa y la poblacin crecen a niveles excepcionalmente altos. En este marco y en el contexto de la convulsiva situacin social de posguerra, las nacionalizaciones de empresas en Europa y la instauracin de niveles impositivos progresivos siempre segn Piketty- habilitan un proceso de disminucin de la desigualdad. Pero la reconstruccin se produce a alta velocidad y hacia 1979/80, el crecimiento econmico disminuye y la estructura impositiva se vuelve cada vez ms regresiva. Gran parte de las rebajas impositivas en particular en Estados Unidos- van a engrosar los salarios de las castas gerenciales contribuyendo a disparar el crecimiento de la desigualdad en la distribucin del ingreso. Para darnos una idea, Piketty afirma que entre 1997 y 2007, el 10% ms rico de la sociedad norteamericana se llev las tres cuartas partes del crecimiento del ingreso con lo cual el 90% se benefici de slo un tercio de ese incremento. En 2008 comenzaba la crisis econmica mundial ms profunda que se tenga memoria desde la crisis de los aos 30. A decir verdad el ltimo aspecto es el ms interesante por cuanto guarda una estrecha relacin con la situacin actual de la economa y sus posibles derivaciones.De Piketty a Larry SummersDe hecho los pronsticos de Piketty tienen slidos puntos de contacto con la tesis deestancamiento secularde Larry Summers. El crecimiento actual cercano al 2,25% promedio en los pases centrales es dbil con respecto al ya mermado 3,25% de las ltimas dos dcadas previas a la crisis, al que Summers denomina de la Gran Moderacin. Hay que tener en cuenta adems que este valor resulta estrechamente dependiente de las histricamente bajas tasas de inters, un recurso al que serdifcil volver a echar mano. El atenuado crecimiento de lainversin y la productividadmuy por debajo de la media de los ltimos 20 aos y en proceso de desaceleracin- se impone como un problema serio, de largo plazo, para los representantes ms importantes de la teora econmica oficial. Incluso China que particularmente desde el 2001 result una gran fuente de atraccin de capitales, hoy sufre las consecuencias de la saturacin en su terreno y est convirtindose en un nuevo competidor por los espacios mundiales para la acumulacin. Estos aspectos son sintomticos de la escasa capacidad del capital para su reproduccin ampliada, cuestin que retorna al pronstico de Piketty respecto de un bajo crecimiento en el perodo prximo como causa de una exacerbacin de las desigualdades. Una de las preocupaciones ms agudas de economistas como Summers, Krugman, Gordon, entre otros -que influencian el pensamiento del propio FMI- estn asociadas a la insuficiencia de la demanda efectiva demanda para consumo y demanda para inversin-, que pueda garantizar un nivel de crecimiento, al menos aceptable, en el perodo prximo. De hecho Summers -coincidiendo tcitamente con el razonamiento histrico de Piketty-, seala que no imagina al igual que Krugman- qu otro tipo de acontecimiento,salvo una guerra, podra estimular el gasto de inversin y de consumo, en el grado necesario en Estados Unidos. Por ahora, ninguno de estos autores promueve una guerra sino slo medidas tibias como impuestos, mayor gasto estatal, etc.- a las que ellos mismos consideran impotentes. An el New Deal en Estados Unidos en 1933, que no se caracteriz por la tibieza sino que fue una apuesta en gran escala, result insuficiente para estimular los niveles necesarios de acumulacin del capital. Recin el gasto para la guerra en 1939 habilit un verdadero mercado de produccin de valor y resolvi definitivamente el problema de la desocupacin. Luego, la propia guerra actu destruyendo capitales en gran escala cuestin que permiti, como observa Piketty, el gran impulso econmico del perodo siguiente. Por supuesto, la reduccin de la desigualdad que le sigui, no fue automtica. En momentos de profunda convulsin social y de grandes traiciones a los procesos revolucionarios de posguerra, la reduccin de la desigualdad result del gran pacto que en condiciones estructurales ideales forjadas por la destruccin, el capital se vio obligado a aceptar para garantizar su propia supervivencia.Reabrir la polmicaLas guerras y la crisis del 30 primero, la absorcin de China y Europa del Este junto a la ofensiva neoliberal despus, colocan ladestruccin de lo construido y la conquista de lo perdidocomo condiciones necesarias de la expansin y la supervivencia capitalista. Pero la reconstruccin y la absorcin vuelven a empujar al capital al lmite de la contradiccin. El esquema neoliberal que permiti los aos de crecimiento moderado pero aceptable como dice Summers, encontr sus propios lmites. Tanto la crisis de 2008 como las condiciones actuales de la recuperacin, los ponen de manifiesto. Las alarmas del capital suenan y en el horizonte se dibuja la necesidad de conquistar nuevos espacios para la acumulacin. Los escenarios y las vas de conquista pueden ser mltiples. Evidentemente la configuracin del capital se modific durante las ltimas dcadas pero su ADN es el mismo. La perspectiva estratgica de destruccin podr asumir la forma de nuevas catstrofes como la del 30, de nuevos conflictos armados, de nuevos estallidos financieros, de estancamiento prolongado, de variantes similares a la ofensiva neoliberal, o de una combinacin de estos escenarios. En definitiva la lnea divisoria entre reformismo y marxismo es si ante estas condiciones estructurales es admisible imaginar un escenario reformista de largo plazo o si ese anhelo amenaza transformarse en una nueva trampa que impondr al movimiento obrero y a las masas pobres nuevos sufrimientos e infinitas penurias. El riesgo no consiste en sostener, por supuesto, que el desarrollo de la lucha de clases podr conseguir nuevas conquistas. El peligro es creer que puedan conseguirse, a largo plazo, bajo el modo de produccin capitalista.Syriza, Podemos y los gobiernos posneoliberales de Amrica Latina han trabajado y trabajan para amilanar al movimiento de masas postulndose como losredentores del capital. Su accin es perversa porque lejos de empoderarlas, militan para que dejen de confiar en sus propias fuerzas. Actuar sobre el terreno para ayudar a que el movimiento obrero y las masas pobres confen en el poder de su autoorganizacin, ayudarlo a prepararse para las luchas decisivas que vendrn incluso a sabiendas de que enfrentaremos probablemente nuevas experiencias reformistas que sern efmeras- es la tarea que los revolucionarios consideramos que tenemos planteada en el perodo prximo. Esta es la gran polmica estratgica que est planteado reabrir en gran escala con toda laizquierdaque ve una salida en el reformismo.