DETERMINISMO medial e imposibilidad de la …Por Edison Otero Bello 30 Otero plantea la necesidad...

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Por Edison Otero Bello 30 Otero plantea la necesidad una crítica generalizada a la teoría de la comunicación, tanto en lo que refiere a algunos conceptos teóricos como en la propia construcción del conocimiento. Varios conceptos teóricos son utilizados casi sin ser interpelados mientras lo que proponen, en última instancia, es un escenario de comunicación imposible, por lo cual son inadecuados para explicar los fenómenos de la comunicación en forma satisfactoria. Además, el autor alerta sobre la tendencia a la investigación fragmentada, irrelevante para la construcción de conocimiento general, caracterizada por el desconocimiento mutuo y por la autoreferencia. DETERMINISMO medial e imposibilidad de la COMUNICACIÓN en forma innegable, por ejemplo, en publicistas y periodistas. Así como la medicina tradicional descansa en una cierta concepción de la vida y del rol del médico frente a ella, las definiciones profesionales de publicistas y periodistas descansan en ciertas creencias sobre la efectividad de la persuasión retó- rica, el poder de los medios de comunicación y su rol en la industria. No es nuestro propósito examinar aquí en detalle los contenidos y el sentido de esta creencia y su relación con las profesiones mencionadas. Nos interesa más bien analizar sus expresiones teóricas, las que en nuestra percepción determinan indefec- tiblemente la imposibilidad de la comunicación. Por cierto, sostenemos que existe una relación necesaria entre los conceptos de determinismo medial y de imposibilidad de la comunicación. Se denomina “determinismo medial” aquí a la creencia y/o la concepción según la cual los medios de comunicación determinan total o parcialmente la realidad social. Aunque no existe una formulación única desarrollada que asuma intelectualmente y en todos sus términos la tesis determinista, diversos modelos y teorías la implican o la manifiestan explí- citamente, se trate de la teoría crítica de la sociedad, o la hipótesis de la agenda-setting, y así sea que aludan alternativamente a la opinión pública, las elecciones presidenciales, la moda, la ideología, el consumo o la globalización. Pero la expresa también, y tal vez más decisivamente, una creencia cuyos contornos y límites se desdibujan una y otra vez. Una de sus expresiones más sostensibles es la que adopta la forma de una ideología profesional, presente desde la academia

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Por Edison Otero Bello

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Otero plantea la necesidad una crítica generalizada a la teoría de la comunicación,tanto en lo que refiere a algunos conceptos teóricos como en la propia construcción delconocimiento. Varios conceptos teóricos son utilizados casi sin ser interpelados mientraslo que proponen, en última instancia, es un escenario de comunicación imposible, por locual son inadecuados para explicar los fenómenos de la comunicación en formasatisfactoria. Además, el autor alerta sobre la tendencia a la investigación fragmentada,irrelevante para la construcción de conocimiento general, caracterizada por eldesconocimiento mutuo y por la autoreferencia.

DETERMINISMO mediale imposibilidad de laCOMUNICACIÓN

en forma innegable, por ejemplo, en publicistas yperiodistas. Así como la medicina tradicional descansaen una cierta concepción de la vida y del rol delmédico frente a ella, las definiciones profesionalesde publicistas y periodistas descansan en ciertascreencias sobre la efectividad de la persuasión retó-rica, el poder de los medios de comunicación y su rolen la industria. No es nuestro propósito examinar aquíen detalle los contenidos y el sentido de esta creencia ysu relación con las profesiones mencionadas. Nosinteresa más bien analizar sus expresiones teóricas, lasque en nuestra percepción determinan indefec-tiblemente la imposibilidad de la comunicación. Porcierto, sostenemos que existe una relación necesariaentre los conceptos de determinismo medial y deimposibilidad de la comunicación.

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Se denomina “determinismo medial” aquí a la creenciay/o la concepción según la cual los medios decomunicación determinan total o parcialmente larealidad social. Aunque no existe una formulaciónúnica desarrollada que asuma intelectualmente y entodos sus términos la tesis determinista, diversosmodelos y teorías la implican o la manifiestan explí-citamente, se trate de la teoría crítica de la sociedad, ola hipótesis de la agenda-setting, y así sea que aludanalternativamente a la opinión pública, las eleccionespresidenciales, la moda, la ideología, el consumo o laglobalización. Pero la expresa también, y tal vez másdecisivamente, una creencia cuyos contornos y límitesse desdibujan una y otra vez.Una de sus expresiones más sostensibles es la queadopta la forma de una ideología profesional, presente

desde la academia

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¿Qué quiere decir “imposibilidad de la comunicación”?No, por cierto, que la comunicación sea imposible,o que no hay comunicación. No hace falta tener unespíritu de observación particularmente afinado parapercatarse que la comunicación es una realidad. Susmúltiples modalidades y formatos ocurren de hecho.No es eso, pues, lo que queda implicado en la expresión“comunicación imposible”. Los fenómenos de la comu-nicación, incluyendo la ubicua presencia de los mediosde comunicación, constituyen una realidad que, sinembargo, requiere explicación. En materia de comuni-cación, como en cualquier otra materia, la realidad nohabla por sí misma; del mismo modo, la conversación,la malla de las interacciones personales, las redesgrupales, el correo electrónico, la programación tele-visiva o el teléfono celular, tampoco hablan por sí

mismos. Requieren la elaboración de conceptosexplicativos que den cuenta de su realidad, la quees compleja y no agota su sentido en la meramanifestación. Decididamente, muchos de sus planosescapan a las primeras aproximaciones. En ese propó-sito han de entenderse esfuerzos como la teoría de losactos de habla, la pragmática de la comunicación, lahipótesis de la agenda-setting o la teoría de losacontecimientos mediales. Constituyen propuestasintelectuales que buscan develar los contornos implí-citos de la comunicación.

El área, campo, ámbito del estudio de los fenómenosde la comunicación exhibe una variedad de propuestasexplicativas que se autodenominan, en uno u otrocaso, 'teorías', 'modelos', 'hipótesis', etc., que son obra

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caso, 'teorías', 'modelos', 'hipótesis', etc., que son obrade escuelas, movimientos, tendencias, grupos o auto-res individuales. Entre las tareas epistemológicaspendientes está la de evaluar esta diversidad en susméritos intelectuales propios. No obstante, uno puedeguiarse en esta variedad con criterios como, porejemplo, la presencia o el alcance de las propuestas deuna determinada tendencia en la literatura pertinente,como manifestación de su influencia; cuestión que,por supuesto, no puede ser confundida con sucapacidad explicativa. El grado de influencia bienpudiera ser un indicador del impacto en un área deestudio de variables exógenas de carácter político osimplemente valórico general, cuestión no extrañasobre todo en las disciplinas sociales y humanísticas.

“Comunicación imposible” quiere decir, entonces,que los fenómenos de la comunicación no resultansatisfactoriamente explicados de la mano de concep-tos tales como efectos, medios de comunicación, masa,opinión pública, industria cultural, receptor, etc. Enla lógica de estos conceptos resulta dudosa hasta laexistencia misma de los fenómenos de la comu-nicación o, al menos, resultan contradictorios y,finalmente, inexplicables. “Comunicación imposible”es, en consecuencia, la conclusión a la que fatalmentese llega si uno lleva esos conceptos a su máximatensión. Por cierto, uno supone que esas categoríashan sido suficientemente analizadas; pero eso es,precisamente, un supuesto. Muchos de estos conceptosresisten el paso del tiempo porque, en honor a laverdad, no se los ha presionado lo suficientementecomo para poner a la vista sus debilidades. Con ellocoopera, sin duda, el hecho que, en uno de sus planos,estos conceptos contribuyen al sustento ideológico dealgunas profesiones y, aunque de manera no explícita,su crítica se considera algo inconveniente. Se cree ami juicio, equivocadamente que poner en tela dejuicio ese sustento equivale a la peor de las defensas.Habría, entonces que evitarlo. Pero, es exactamente locontrario: evitar la crítica es la peor de las defensas

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porque así se renuncia a construir una teoría razonableacerca del verdadero rol de los medios de comu-nicación en las sociedades recientes.

Sostener que la teoría de la comunicación está reque-rida de una crítica conceptual relevante no constituyeun planteamiento original, no al menos en lo quesignifica afirmar que las críticas conceptuales soninstancias necesarias en el desarrollo de los campostemáticos y, eventualmente, de las disciplinas. Lastradiciones filosófica y científica abundan en ejem-plos sobre el particular. Probablemente, por tanto, elrequerimiento de crítica conceptual generalizada enteoría de la comunicación tenga más asidero paracalificar como algo original. La tendencia en el área esa multiplicar la fragmentación y encerrarse en cientosy hasta miles de mini-investigaciones irrelevantes,que se desarrollan en el solemne y celoso estilo deldesconocimiento mutuo, una colección infecunda demonólogos autoreferidos.

Aunque nadie en el área asume la responsabilidad desostener explícitamente que los conceptos disponiblessí son suficientes y son los apropiados, y explicansatisfactoriamente los fenómenos de la comunicación,se actúa como si lo fueran; no se reconoce, pues, lanecesidad del cambio conceptual. La ausencia de estereconocimiento se correlaciona, y calza perfecta-mente, con la ostensible fragmentación y atomiza-ción de los estudios y la investigación en el área.Aunque no se defienden cabalmente los conceptosdisponibles, la responsabilidad intelectual eventual-mente esperable es reemplazada por la política dela avestruz: esconder la cabeza e ignorar lo que ocurrealrededor.

La investigación sobre los fenómenos de la comuni-cación partió marcada por la presión social, política yreligiosa de sectores que mantenían la creencia delos efectos poderosos de los medios de comunicación.No se trata de un hecho inédito. La historia de la

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Edison Otero Bello::Es licenciado en

Filosofía y profesortitular por la

Universidad de Chile.Ha sido vicerrector,

vicedecano, directoracadémico de carreras

de pregrado, magíster ydoctorado. Ha sidocolumnista de las

revistas ,,, y de los diarios

y. Traductor de

autores como JohnSearle, Susan Haack,

Howard Gardner, ShariTishman y Manuel

Castells, es autor delibros como

(1990),

(1996),

(1998)y

(2005).Se ha especializado en

las áreas de laepistemología, el

desarrollo delpensamiento crítico y la

teoría de lacomunicación.

Actualmente, esinvestigador y editor del

Centro de EstudiosUniversitarios (CEU), de

la UniversidadUniacc (Chile).

Ercilla Pluma yPincel Hoy y Talón de

AquilesLas Últimas Noticias

La Nación

Invitación ala FilosofíaDefensa del OficioIntelectual

Teorías de laComunicación

Ensayos deEpistemología

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química, por ejemplo, revela la tensión que experi-mentaron los investigadores por toda una época enrelación al conjunto de creencias asociadas a la alqui-mia. Algo semejante puede decirse sobre muchascreencias religiosas, elitistas y populares, vinculadosa la mente humana y su difícil convivencia con eldesarrollo de la psicología como disciplina intelectual.Sostenemos que tal es el caso con el estudio de losfenómenos de la comunicación. De un modo u otro,disfrazado con una apariencia u otra, el problemasiempre ha consistido en enfrentarse a una creenciapersistente y que, en tanto encarnada en sectoresno asociados a la investigación, han definido a priorila tarea como la búsqueda de confirmación de lacreencia. Una demostración significativa de la presiónsocial ejercida tempranamente sobre la investigación

queda a la vista en el párrafo siguiente, de sorpren-dente carácter testimonial, incluido en un artículo deJoseph Klapper que data de 1957: Profesores, sacer-dotes, padres y legisladores nos han preguntado milesde veces, en los últimos quince años, si la violencia enlos medios de comunicación produce delincuencia, silos medios mejoran o vulgarizan el gusto del público,y qué pueden hacer para persuadir políticamente a susaudiencias. Sobre estas cuestiones no solo no hemospodido dar respuestas definitivas sino que hemoshecho algo peor: hemos aportado evidencia para res-paldar parcialmente todos los puntos de vista”.

Esto explica por qué el énfasis siempre ha estado en elnivel de la comunicación medial. Las investigacionessobre la comunicación interpersonal, las interacciones

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Este hecho está ampliamentereconocido y se lo alude con laexpresión “pánico moral”. Sobreel tema, el autor obligado es elsociólogo británico StanleyCohen y su libro, “Folk Devilsand Moral Panics”, que yaconstituye un clásico (Cohen,1972). En la tercera edición, seagregan un prólogo que revisael estado del arte en la materiay una excelente selecciónbibliográfica (Cohen, 2002).Cohen, Stanley (2002):

Klapper, Joseph T. (1957):“What we know about theeffects of masscommunication: the brink ofhope”.vol. XXIII, Nº 4.

FolksDevils and Moral Panics. ThirdEdition. London and New York:Routledge.

Public Opinion Quarterly,

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grupales y organizacionales, han sido habitualmenteel pariente pobre de los estudios. Sin embargo, pre-cisamente es en esos niveles de la comunicación dondepuede hallarse evidencia valiosa para elaborar unplanteamiento razonable sobre el verdadero rol delos medios de comunicación.

En ese sentido, la brecha en el estudio de los nivelesinterpersonal y medial de la comunicación (denun-ciada, por ejemplo, por Everett Rogers) es demasiadodecidora como para dejarla pasar inadvertida. Setrata de una fragmentación sumamente funcional ala creencia en los efectos poderosos de los mediosde comunicación. He ahí el por qué autores comoGoffman, Habermas o Castells constituyen un dolor decabeza para los teóricos profesionales e institucionalesde los medios de comunicación; no se les puedeintegrar sin deshacer la malla conceptual implícita.

Las experiencias no mediales de la comunicación sonlas que mejor revelan ¿y cómo podría ser de otromodo? las dimensiones sociales de la vida cotidiana,las interacciones y las redes de las personas, el tejidode sus creencias y valoraciones, y su expresión enorganizaciones e instituciones. Toda esta realidad,multidimensional y cambiante, es lo que se ignorasistemáticamente o se subestima en la teorías medialesencadenadas a la creencia en los efectos poderosos.La explicación es obvia: despojar a los medios decomunicación de su capacidad casi mágica de agencia,de su condición de determinación indiscutible dela realidad social, significa quitar el sustento parala continuidad de la creencia. La brecha entre losestudios de los niveles no mediales y medial de lacomunicación no constituye, en consecuencia, unerror o un equívoco que una sana disposiciónintelectual podría enmendar sino un signo de la defi-nición de los términos en función de la creencia.¿Cómo explicar si no, por ejemplo, el sistemáticosilencio en relación a las investigaciones electoralesde Paul Lazarsfeld? Darles lugar y considerarlas en

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sus implicaciones significaría echar abajo un anda-miaje de profecías autocumplidas de la industriamedial.

En rigor, ninguna de las teorías mediales existentesproporciona una explicación consistente y satis-factoria de los efectos poderosos de los medios decomunicación. Caja negra, zona oscura, enigma de losenigmas, todo se despliega en el ámbito de las másabsolutas generalidades, en el arte de la mayorausencia de especificación, en el movimiento pendu-lar que lleva desde el auge entusiasta de recientísimosconceptos que finalmente resuelven el puzzle y suconsiguiente y estrepitosa caída, se trate de losestudios culturales o la psicología cognitiva. Estadialéctica de euforia y desencanto marca los estudiosmediales periódicamente.

Sin duda alguna, Harold Laswell debe ser incluidoentre los autores del ámbito académico que suscribenun modelo de efectos poderosos de los medios decomunicación. Pero este conjunto admite matices.Más extremos que Laswell son, claramente, los teóri-cos críticos de la sociedad en su versión clásica, paraquienes la industria cultural y la hegemonía no admi-ten excepciones. Contra todo lo que prácticamente ladivulgación tradicional acostumbra a repetir, Laswellmatizó sus pensamientos. Por ejemplo y en relación ala propaganda, pudo decir que “...a la vez refleja,critica y parcialmente modifica la estructura social”.

La responsabilidad que sí puede atribuirse a Laswellsin deformar los hechos tiene que ver con la adopcióndel modelo de 'efectos'. En honor a la verdad, no haydiferencias significativas entre los padres fundadoresa este respecto. Cuando Laswell ofrece su modelo delas cinco preguntas (que incluye aquella de “¿con quéefecto?”) no está sino tomando la ruta lógica. En elescenario del pensamiento científico convencional dela época, explicar es ante todo, cuando no exclusi-vamente, aplicar la fórmula causa-efecto. Ello incluye

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E. M. Rogers (1991):“Anatomy of the Two

Subdisciplines ofCommunication Theory Study”.

vol. 25,Nº 4, 618-631.

Human CommunicationResearch,

B. Smith; H. Laswell yR. Casey (1946, 2):

New Jersey:Princeton University Press.

Una notable excepción a estaafirmación general es la

postura del psicólogo WilliamMcGuire quien, de manera

explícita, califica los supuestosefectos poderosos de los

medios de comunicación comoun mito. W. McGuire (1986):“The Myth of Massive Media

Impact: Savagings andSalvagings”.

Vol. I, 173-257. Comstock, G.(ed.), Orlando, FL, Academic

Press.

No resultará ocioso decir queen la filosofía hay igualmentemuchos testimonios críticos a

propósito de la idea decausalidad.

M. Castells (2001):

Barcelona: Plaza &Janés Editores.

Propaganda,Communications, and Public

Opinion. A ComprehensiveReference Guide.

En PublicCommunication and Behavior,

La GalaxiaGutenberg. Reflexiones sobreInternet, Empresa y Sociedad.

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a las ciencias sociales en las que con la excepciónde los compresivistas inspirados en Dilthey y la ideade 'ciencias del espíritu’ mantenía su validez larecomendación de que debían seguir el modelo de lasciencias naturales y, en particular, de la física. Lapreponderancia del positivismo y del conductismo nohizo sino aumentar la presión en esa dirección.

Sin embargo, en el caso de la teoría de la comunica-ción, estamos hablando de un modelo de causalidadprácticamente no sometido a elaboración, importadosin cuestionamiento, carente de cualquier intento deespecificación. Esto explica que no haya cualifica-ciones sustantivas que hacer respecto de su rolsimultáneo, con matices diferentes, como contenido deuna teoría cualquiera de efectos de los medios de

comunicación (determinismo medial) y como núcleode una creencia perfectamente identificable que hapersistido en el tiempo. El nulo, o escaso, análisiscrítico en el área revela que en lo fundamental lareflexión ha desempeñado un rol funcionario respectode la creencia.

Porque en el ámbito de origen las ciencias natu-rales sí había y continuó habiendo un riquísimodebate sobre la causalidad, al menos toda la polémicaasociada a las implicaciones no deterministas de lafísica cuántica o, antes, al desarrollo de la probabi-lidad. Pero, lo que resulta más agraviante para lareflexión comunicacional, es que ésta no solo no haasumido en momento alguno el espacio de debateabierto en relación a la causalidad lo que aparece

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Fotos P. P.

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Al girar exclusivamente en torno del análisis de con-tenido, la reflexión comunicacional cerró las puertas alas tecnologías implicadas, a las que consideró comonada más que 'canales', instrumentos o 'medios'. Lamisma expresión 'medios de comunicación' revela elsesgo de esta opción. Así, el área se condenó a suscribirmodelos simples de difusión y adopción social de unatecnología. Digámoslo: no necesitaba más, y con eso lebastaba. La tesis de que las tecnologías no son más quemeros 'medios' está desmentida una y otra vez por lareflexión tecnológica histórica y teórica de las últimasdécadas, la que respalda sin rodeos la conclusión deque una teoría de la comunicación sin una teoría de latecnología es, lisa y llanamente, un callejón sin salida,un castillo construido sobre la arena.

No solo Castells testimonia la pertinencia de avanzaren la dirección de una teoría de la comunicación queintegre una consistente teoría de la tecnología. Laobra de George Basalla, centrada en el concepto deevolución tecnológica, aporta una variedad de agudosanálisis de clara relevancia para la teoría de la comu-nicación. Y, por cierto, la relectura de McLuhan tieneque formar parte de un programa inclusivo deinvestigación.

Como conclusión general, podemos afirmar queuna teoría futura de la comunicación deberá, pues,saldar cuentas con las omisiones, silencios y respon-sabilidades mantenidas en relación a la creencia en losefectos poderosos de los medios de comunicación,desarrollar un ingente esfuerzo de integración delos niveles no mediales y mediales de la comunicación(incorporando de manera sistemática los aportesde autores como Goffman, Watzlawick, Habermas oCastells, entre otros) y tendiendo los necesariospuentes hacia la historia y la teoría de la tecnología.Solo un programa así concebido puede elaborar unaexplicación satisfactoria del verdadero rol de losmedios de comunicación en las sociedades de tran-sición cultural de las que somos parte.

8::G. Basalla (1991):

México: Consejo Nacional parala Cultura y las Artes.

La evolución de la tecnología.

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como algo intelectualmente injustificable sino que nisiquiera ha adoptado un modelo básico explícito decausalidad. Tratándose de los afanes intelectuales de lateoría de la comunicación en relación al problema dela causalidad, basta con Aristóteles, con la advertenciade que se trata de un Aristóteles simplón, elemental,desprovisto de cualquier complejidad. Otra vez, no esla teoría la que desafía a la creencia sino la creencia laque impone sus términos. Estos términos son, princi-palmente, la formulación vaga y al bulto de una idea ysu rechazo de cualquier instancia, no ya crítica, sinosimplemente analítica.

Valga decir, y a riesgo de parecer reiterativo, queLaswell con todo su estilo de fue bastanteflexible y juicioso en sus intuiciones por relación a losmedios de comunicación y la sociedad. Hizo explícitolugar al fenómeno de la interpretación y sostuvo quevariaba de una cultura a otra, de modo que no podíaasumirse un significado universal para gestos, pala-bras o mensajes en general (1946, 108-109).

Con la honrosa excepción de Marshall McLuhan, enlo fundamental la reflexión comunicacional ha sidoanálisis de contenido y lo ha sido hasta la saciedad.El que lo sea revela, por otra parte, la ningunasensibilidad tecnológica de la teoría. Y, sin embargo,los fenómenos tecnológicos constituyen un área deestudio historia y teoría de la tecnología con supropio peso. Entre lo más reciente que pueda señalarseal respecto, y que guarda directa relación con elestudio de los fenómenos de la comunicación, estánlas investigaciones del sociólogo español ManuelCastells a propósito de la era de la información y,en particular, su teoría sobre el desarrollo de Internet.Estas investigaciones están centradas en el análisis dela revolución tecnológica que, junto con las crisisy readaptaciones del capitalismo y el desarrollo denuevos movimientos sociales, constituyen la matrizresponsable de las macrotransformaciones que carac-terizan la era de la información.

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outsider