Discurso leᅢᆳdo en la Real Academia de Buenas Letras de...

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&iiote 67'caSinj/woÔ; LI ]%JE presento vacilonte y medroso â cumplir un deber inc. IV ludible para entrar en posesiôn del honroso puesto que os habéis dignado concederine entre vosotros porque siendo tal distinciôn debida exclusivamente â vuestragenerosidad, tendré que hacer un supremo esfuerso para suplir la falta de propios merecimientos y para buscar en una cooperaciôn constante â las tareas de esta tan antigua como docta aca- demia, ]a eompensaciôn que debe ofrecer todo aquel que no posee mâs que buena voluntad y gratitud. Temible es jara mi también cl contraste que se nota entre la personalidad literaria de D. Eduardo -Vidai y Va- lenciàno, eu ya reciente pérdida ha producido general senti: miento, y la pobrisima represeMaciôn que ostento al tiempo dc ocupar su vacante en esta corporaciôn. Autor dramâtico de muy envidiable talento fué Vidai y Valenciano, que es- crïhiô con entusiasnio en los comienzos dcl renacimiento de nuestra literatura regionai, ejerciendo sus obras influencia podersa en aquellas çircqnsta p c j as en ue et te4ro cafaJâ Document 111h!I!I!I!IIIllllhIII II Iiiii '7

Transcript of Discurso leᅢᆳdo en la Real Academia de Buenas Letras de...

&iiote 67'caSinj/woÔ;

LI

]%JE

presento vacilonte y medroso â cumplir un deber inc.IV ludible para entrar en posesiôn del honroso puesto queos habéis dignado concederine entre vosotros porque siendotal distinciôn debida exclusivamente â vuestragenerosidad,tendré que hacer un supremo esfuerso para suplir la faltade propios merecimientos y para buscar en una cooperaciônconstante â las tareas de esta tan antigua como docta aca-demia, ]a eompensaciôn que debe ofrecer todo aquel que noposee mâs que buena voluntad y gratitud.

Temible es jara mi también cl contraste que se notaentre la personalidad literaria de D. Eduardo -Vidai y Va-lenciàno, eu ya reciente pérdida ha producido general senti:miento, y la pobrisima represeMaciôn que ostento al tiempodc ocupar su vacante en esta corporaciôn. Autor dramâticode muy envidiable talento fué Vidai y Valenciano, que es-crïhiô con entusiasnio en los comienzos dcl renacimiento denuestra literatura regionai, ejerciendo sus obras influenciapodersa en aquellas çircqnstap cjas en ue et te4ro cafaJâ

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-4—se neontraba todavia en su primer grado de'formaciàn. A

• Vidai se dehen cl cirama Tal farcis lai trobards y las co-medias Tants caps ternis barrots, Toi hi vci que no s' hocreu y La barqucta de san.i Porc, que durante largos aioshan sido represontadas en nuestros coliseos, alcanzandoleg(timo éxito por la linura y hahilïdad con que f neron con-cebidas y escritas.

Confi-ado, pues, en vuestra indulgencia, vengo â pre-sentaros la pobre ofrenda que prescribe cl Reglamento,fijànclo cl tema de la oraciôn en punto propio de mis estu-dios predilectos, y me lia cautivadoen primer tôrmino, parel inters que despiertan siempre los grandes recuerdos dela patria, cuando éstos los encontramos en territorio cx-tranjero y denotan que hasta aHi se habla extendido cl po-der y la influencia de nuestros antepasados en dfas mâsfelices que los presetites, cl estudio de ta expansiôn y do-t)? jncici6ii cataicina en ios pue bios de la Galla m.eridio-nai, averiguando en que circunstancias y porque causascomenzô, progresô y concluyô nuestra ibfluencia sobre clespiritu piîblico, en los territorios que desde la falda dcl Pi-rineo se extienden hasta cl Rôdano y. e! Garona.

Muy dificil, sino imposible, seria fijar el principio tt-

origen de la afinidaci y de las relaciones entre ios pueblosde aznbas veriientes de la citada cordi]lera. Los mâs recien-tes y profundos trabajos, dedicados A las poblaciones primï.

-tivas del sud. de la Galia y dci noreste de la penmnsula ibé-rica, encuentran ya eniazados ô mezclados â ios habitantesde estas regiones antes de la apariciôn de los celtas. Lacosta maritima., entre les Alpes y los Pirineos, estaba, segûnse crec, en aquellos remotos tiempos poblada no sôlo porlos ligures ô gentes de raza ligia, sino también por las fbe-ros, vemdos de la penfnsula hispânica. Strabon afirma quelos antiguos autores claban ya el nombre de Jberia A la porL.

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-5-ciôn de la Galia situada la derecha dcl Rôdano, 10 cualinclina al sesudo Herzog â presumir que los primitivos ha-bitantes de la peninsula se establecieron â viva fuerza enlos territorios desde la cordillera pirenaica±asta el mencio-nadô rio, dominando â las tribus Iiguresy rnezcMndose conellas.

No es pues extrafo 1 que Alart y otros autors hayandescubierto, en los nombres geogMficos dcl Rossellô, restosde alguno de los dialectos ibéricos, y que hayan creido queeste idioma era cl de los primitivos habitantes dc aquelpais, que pertenecian â la misma fami]ia que Ios que po-blaban las cuencas dcl Ter y dcl Liobregat.

Elna, la antigua Illiheris ô Jiliberre, era una villa defundaciôn ihérica segûn Amadeo Thierry, Ernesto Desjar-dins y otros sabios escritores. En Coltiure ô Caucoliheris,parece indudable que también pi'evaleciô cl elemento ibéri-co, y en el mismo cèntro de la Aquitania, en las orillas delGers, tenemos la ciudad de Auch, ilarnada en éuskaroEliinberris, villa ihérica que fué la capital de los Ausci,mientras se cree que Martres, poblaciôn de la cuenca de!alto Garona, f ué la renombrada Calagorris, villa pobladapor tribus ihéricas procedentes de la peninsula.

Los celtas, que invadieron la Galia meridional â finesdcl siglo vin ô h principios dcl vu antes de n estra era, yque rechazaron y dominaron â los ligures y â los iberos,ocuparon seguidamente la Iberia.

Aunque f ué al parecer muy escasa ta influencia célticaen Cataluùa, ô .â b menos en la parte que después se lia-rnô la Marca de Espafia, porque segtin observa e! doctorBilan en su Iltima y notable obra, son pocos los nombreslocales con terminaciôri galo-romana que se encuentran ennue$ra regiôn; esta dilerMcia con la intensa cQlonizaciônque eectuaron Jos mismos coltas en cl sud de la Galia, no

• destruyô ni alterô profundamente la antigua cQmunidad de -raza. Asi vemos â Julio César coloêar â ios pueblos aqui-

• tanos entre las iberos, y el nismo Strabon declara que ensutiempo una parte. de ios aquitanos sediferenciaba de susvecinos los galos no solamente por cl lénguaje- siiio tam-bién por la constituciôn fïsica, pareci6ndose niâs â estos

• ûltimos 4ue â las iberos. Vernos 4mhién â]os ceretanos ôacroceretes, pueblo de raza ibérica, ocupar desde -muchoantes dol sîglo y anterior â nuestra era, no solamente lasregiones de la vertiente meridional de Ios Pirineos orienta-les, desde cl Segre hasta el mar, ôsea cl Baridâ, la Cer-daia, B'ergadâ, Ausona, Besal y Empurias, sino al mis-mo tiempo otra regiones en la vertiente septentrional,principalmente las altôs valles dcl Aude, dcl Tet y dèlTecli, es decir, e! Confient, cl Capcir, cl Vallespir y granparte de! Rossel!ô. Enesto se apoyaba Alart para afirmarquelosPirineo no fueron nunca una barrera para las po-blaciones ibéricas de ambas vertientes,.las que en ningûntiémpo aceptaron la cordillera coma limite de sus esta-blecimientos. Han transcurrido mâs de dos mil aûos y las.descendientes de las ceretanos ocupan Ltodavia los mismosterritorios, parte de ellos conserva el nombre primitivo ycontinûan los habitantes dcl Confient y dcl Capcir recono-ciéndose hermanos dc Ios de Cerdafia y dcl Baridâ..

Pero este fenômeno histôrico y %tnico no se nota sala-mente en la parte oriental. Las poblaciones interno-pire-naicas fueron cl. lazo de uniôn entrelos hisanos y los ga-las en toda la extensiôn de la grandiosa cordillera.

Se conjetura par distintos historiadores que los conce-• ne y ios consorcini, nombres colectivos 6genéricos dados

por losromanos â diversas tribus que poblahan las orillasdel Ariège, de! Salat y de! Gatona, cran procedentes de lapeninsula ibéric, que hahian abandonaïo por odio h a dg

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rn inaciôn romana y para conservar la Iibertad y la inde.pendencia. Los vascones ocupaban también las dos vertien.tcs de los Pirineos, y los ti$s de esta raza antiquisima semanif3estan. todavia en las cornarcas francesas de Lahourd,Souk y Baja Navarra.

Li dominaciôn romana, que tan profunda influenciaejerciô sobre 'os pueblos del Ter y de! Liobregat, es decir,de b que se I!arÔ después Catalwja la vieja, no Iogrô des-truir del todo la atinidad y la comunicaojônentre los habi-tantes de esta parte de la Espafia citerior y los de la Galilimeridional. En el Pallars, Urgeil y Cerdaî,a la poblaciÔnindigena se conservô ns den ga, la colonizacjôn romanafué insignificante y las relaciones de raza y de trâflco con

- los convene y los Co/?Soranicontinuar ( n como enla épocaanterior. Cuando Crassus queriendo réstablecer el 'prestigiode las arrns romanas entrô en el .sudoeste de la Galia elaflo 56 antes de nuestra era, los aquitânos sintiéndose ber-inanos de 'os .hispanos, enviaron diptitados A las ciudadesde la Espafia Qiterior vecinas de sus fronteras, y éstas lesconcedieron soldados y recursos para la guerra.

Todos los indicios inclinan pues, A no aceptar la cor-dillera pirenaica corno limite etnogrâfico y en diversosperiodos tampoco como limite poli tico. Tanto es asi quehasta los generahis romanos no sahfan fijaniente donde em-pezahan unas poblaciones y acabahan otras.

E! mismo Crassus, que hemos citado, une de los mâs.expertos capitanes de? ejército de César, no supo designar

• de mejor manera los pueblos que encontraba en las dosvertientes que empleando esta vaga perifrasis: ci&-itcttesqaae sant citeriores Hispaniœ,finiuin iae Aqaitctniae. Y

•S inrnortai Lucano al hablar de los Pirineos afirmô que la•Aquitania se extendia por.la peninsula ijérica basta e!

Ebro.

'fa vois, seûores acadérnicos, de cdan lejos viene cl pa:rentesco y la arnistad nïtre los pueblos de la Espafia cite-rior y de la Galia meridional, y de que profundidades his-tôricas arranca la dif:rencia y hasta aversiôn, que se hanotado por largas centurias, entre los aquitanos y los fran-ces de mâs aIlâ dcl Loire.

La doniinaciôn y colonizaciÔn visigoda tampoco pudoser causa de interrupciôn de las relaciohes y afinidadesexistentes entre los pueblos de la Espafia citerior, y les de -la Aquitania y Galia Narbonesa. E! imperio visigôticoabrazô desde cl Rôdano y cl Garona hasta el Ebro y clTajo; los habitantes de Tolosa y de Narbena, de i3arcelo-na y de Toledo ohedecian todos ^ un mismo soherano, y sibien â principios dcl siglo vi los:francos al mando de Gb-vis se apoderaron de la A.quitania, no dejando â Ios visigo-dos mâs que la Septirnania, es decir, cl territorio desdeCarcassona hasta el Rôdano, aqucila conquista tuvo escasainfluencia sobre cl espiritn popular, de tal modo que cl h-signe Guizot afirma que los aquitanos continuaron tan apar-tados de los francos corno antes de realizarse la invasiôn.For otra parte, la dorninaciôn franca no f u nunca efectiaen los pueblos interno-pirenaiçoS, como los conoene y los

consorani, que vivieron independiebtes. Su odio â lasgentes del norte se descubre en cl ardor con que apoyardnla rebeliôn de Gondewaid contra Gontran, rey de Orleans,y sabido es que . si cl clero al principio hahia apoydo AClovis, rey cristiano, contra los visigodos arrianos, cambiôluego de parecer y fueron los obispos les que se pusieron (t

la cabeza de la resistcncia nacional.-Esta situaciôn incierta dcl me iodia durô dos siglos. A

principio del vjri a impetuosa entradade los musulmanes,cl hecho niAs trâgico y trascendental de nuestra historia,produjo A su vez la entrada y estableciiniento de Ios Iran-

-9--cos en la Galia gôtica en la Espafia citerior, ohedeciendoquizasleyes anâIoas â las que producen cl liujo y refiujopata la conscrvaciôn y &uiIibrio de los mares. Los habi-tantes de la Septirnania y los hispario-rornanos refugiadosen ]as cimas de los Pirinéos encontMronse entonces en di-fi cil trance; deseaban sacudir el yugo agareno, pero temiansorneterse â Ios francos. A sus ojos cran estbs ûltimos,vedaderos bârbaros, cuya rudeza contrariaba los gustos decivilizaciôn y cultura que todàvfa conscrvabmn de la influen-cia romana; Tanto es asi que Carlos Marte], que habfaconcebido cl designio de reunir la Septimania â sus esta-dos, recorriô esta regiôn para conbcer la disposiciôn de sushabitantes, pero en todas partes fué mal recibido, y cornodice el crudito Cauvet, quedô cônvencido de que aun nohabla Ilegado la hora de la dominaciôn fraica. Furioso poreste fracaso, demantelô las villas, derribô los castillos 3' seapoderô dc muchas personas que condujo âsu reino de Os-trasia. Siil embargo, ]as crueles violencias de los amiresAbdelmelik y Balech, decidieron por fin âlos godos y galo-romanos de la Septimania â aceptar la dominaciÔn de loshhrbaros de allende e! Loire. El conde visigodo, que desdela retirada de los ârabes habla logrado establecerse entreBeziers y cl Rédano, entregôvoluntariamente â Pepino, reyde Neustria,fundador de la dinastia car]ovingia, las ciuda-des de Nimes, Magalona, Beziers y Agde, y fueron tambiénlos visigodos de Narbonalos que le entregaronaquellacapi-tal, después de acuchillar a los sarracenos yde obtener dclcitado rey la promesa 4e que lôs habitantes de Septirnaniagozarfan de cierta autonomia, es decir, que no tendrian otrogobierno que cl de los condes colocados en las ciudades, y -de que continuarfan siendb aplicadas sus antigua leyes ci-viles. Libre aquel]a regiôn de los sarracenos, desde el aflo760, fué colonizada por lo hispano-rornanos y godos que

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en gran niimero hutan de la pennsula, principalmente des-de 778, cuando cl ejército franco entrô por primera vezen laMarca de Espafia. Los cristianos que apoyaron dicha inva-siôn viéronse luego perseguidos por los oficiales (lei cruelainir Abd-Alrahrnan y no tuvieron otro medio que cmi-grar al Rosse]lô, Narbonés y Carcassés. Alu adquirierontierras incultas por aprïsiôn, y fundaron mansos y nûcleos

• de poblaciôn. -La importancia de este establecimiento aetcrminé â

Carlomagno y Ludovico Pio â regular la situaciôn juridicade los pobladores hispanos, y al efecto dictaron varios pre-ceptos declarando que estos ernigrantes tenian cl derechode residir, corno los demâs sùhditos dol irnperïq, aUj don-de se hubiesen estahiecido, concediéndoles una especie dederecho de naturâlizaciôn, ô sea la incorporaciÔn â la naciônfrarica, asi como la facultad de recomendarse â los condesgobernadores y de convertirse en vasa]Ios de estos flitimos.

La Septimania fué repoblala pues, â expensas de la pe-ninsula ihérica, y principalmente de la regiôn que mâs tardefué ilarnada Catalufla, «Los refugiados espafioles, dice Mr.Cauvet, no Ilegaron como extranjeros. Hablahan la lenguade los septimanios, se regian por sus mismas leyes, profe-saban su rligiÔn y segulan casi iguales usos y costumbres.No debieron, por b tanto, sufrie las dificultades propias delos que abandonan la patria; Lejosde esto, bos minores ôpequeflos cultivadores, sobre todo los que se habian ref u-giado en las villas, no tarciaron en fiindirse en la masa de lapoblaciôn, de tal modo que sus descendientes perdieronpoco â poco.hasta eb recuerdo de su origen. En cambio, los

• malores, los que habian adquirido grandes dominios, con-servarofl aquel recuerdo, y en nuestros dias existen aunilustres familias que pretenden remontar hasta un refugia-do hispano dcl siglo viii.»

-11--Teniendo todo este en cuenta es corno podemos com *

prender la afinidad y la concordancia de ideas y sen.timien-tos, que han existido constantemente entre Is catalanes yles habitantes de la Galia narbonesa, y las remotas causasde la influencia que Cataluna ejerciô sobre aquellos pueblosmientras fué una naciôn autônoma.

Los ârabes fueron también paulatinamente expulsadosde las cuencas dcl Ariège, del Salât y del alto Garona, de-jando. libres los territorios que fôrmaron después los con-dados de Foix, Comenge y Bigorre. Diversos seflores ôcaudillos, algunos de raza visigoda, iograron imponer suautoridad sobre aquellospueblos que recobraron su vida in-dependiente. La terrible irrupciôn agarena no habfaamor-tiguado el odio que los pueblos pireùaicos y aquitanos sen-tian por b dominaciôn franca, y bien conocidas son laslargas luchas que Pepino y Carlomagno tuvieron que sos-tener hasta conquistarlos, y ver la Vasconia ô Gascufla in-corporada al imperio.

El genio de Carlomagno logrô organizar la administra-ciôn y la autoridad real en las distintas regiones del Me-diodfa, y asegurar las fronteras contra nuevosataques d1osmusulmanes. Para satisfacer, pues, cl orgullo de Ios aqui -tanos y vascos que deseaban constituir una nacionalidadaparte regida por jefes particulares, y fundar un estado quefuese el centinela vigilante de los sarracenos de la peninsu-la y asegurase cl repose de los puebloscristianos, decidiôseen cl aflo 778 â crear cl reino de Aquitania.

Para evitar nuevas entradas de sarracenos en la Nar-bonesa f aé también por b que Carlomagno apoyô . â loshispano-romanos y godos, refugiados en las cimas de lotPirineos orientales, y emprendiô la reconquista de Ios bitosvalles del Segre, de! Ter y de! Llobregat. Estes territoriosentraron â formar parte de! citado reine de Aquitania hasta

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- 12 -cl aflo 817, en que f u créada la Marca de Espafla ô Gocia,verdadera barrera- puesta û las incursiones sarracenas en laGalia. -

•Seau, pues ' lbs francoslos qué dieran-el inipulso inicial• de la reconquista en Catalufia y Ribagorza, como afirman

muchos autores, seau Io naturales y refugiados en las ai-tûras de la cordiliera, dirigidos por aquel principe Quinti-liano que desde 736 â 778 ocupô os inexpugnables despe-fladeros de! Montgrony, los que empezaran la lucha contra108 sarracenos mucho antes de que Carlornagno se dcci-diese âpasar los Pirineos, opiniôn que va propagândoseapoyada por Ios modernos estudios histôricos, b cierto4esque desde las iiitimas décadas dcl siglo viii los fraucoshacen suya y absorben ]a direcciôn de esta grandioaem-presa de restauraciÔn, y logran imponer su autoridad y suorganizaciôn sobre ios territorios de TJrgell, Cerdafla, Ber-

• - g-a, Ausona, Empurias, Gerona y Barcelona. No sola-menté establecen condes gohernadores cou los respect.ivosvizcondes y demés oficiales en los citados territorios, sinoque también reediflcan poblaciones y fortalezas como Car-doua y Ausona, y èonstruyen caminos estratégicos como larcnombrada stvataJ',-ancisca, que ponia en comunicaciéndirecta y Mcii os altos valles dcl Aude y dcl Tet con laCerdafla y-con cl gondado de Barcelona basta cl Panadés. -Restauran ô fundan al misnio tiempo sedes, parroquias ymonasteriès benediètinos, procurando asegurarse la fideli-dad de los obispos y abades, y liaciendo que con frecuencia

.108 elegidos resultasen de raza franca, quedando sujetos almetropolitano de Narbona y -ohbigados â concurrir â lasasambleas que este convocaha,'y âlas que cl emperador en-viaba un delegdo ô comisarjo, que les recordaha de estamânera la autoridad suprema de que dependian todo. Porà]tirno, la introducciôn de di;ersasinstituciones civiles y

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reglas para cl procedimiento criminal pertènecientes al de-recho franco; como son algunas de las referentes al régi-men de Ios beneficios y à la: aprisio, y la acuiaoi6n de

• moneda imperial en Barcelona, Gerona y Einpurias, ine• djo muy eficaz (le propagar por estas regiones, tan alejadas

dcl centro ciel Irnperio, cl nombre y la autoridad dcl soberano, fucron los principales resortes que einpleàron losCarlovingios para establccer yasegurar su doipinacién en•Catalurja y er. granpartc de la Septirnania. -

A pesar dc etas precaucioiies su obra resultô efimeray Ios pueblos de la Marca de Espafia pudieron ontinuary aumentar sus relaciones y afinidades con los pueblos dela Galia meridional, animados todos d rejugnancia Ôaversién hacia los francos. La misma constituçiôn y en-trada de ]os ejrcitos de Carlomagno y de Ludovico-Plo, -eran un medio ô vehîculo para estrechù tales relaciones yestablecer hases de fusiôn entre las dos vertientes. Enaquellas tropa.s ahundaban los soldados aquitano,. ptos'en-zates, narboneseS y godos ô hispano-romanos, es decir, na-turales de la regiôn que invadia, si como los Itostolcn.ses,ô sea ios peninsulai'es refugiados en la Septimania, que, sededicaban al cultivo de las tierrasadquiridas por la aprisioy estaban obligados al servicio militait, yâ guardar la fron-tera. Escusado es hacer notar las consecuencias de estamezcolanza de gentes meridionâles sometidas â los francos,y animadas de ios mismos sentirnientos.

No tardaron en manifcstarse smntornas dcl espfritu au-tonomista, tanto en la Marca, como en la Septimania yen otras regionés de la Galia meridional. Son varias las'insurrecciones nacidas de la general tendencia anti-franca,que se ve secundada por los sucesores de Carlornagnô, in-capaces todos de terminar la obra por aquel gran carâcteriniciada, Un nuevo periodo de disgregaciôn comienza, que

- 14-seûala el fin del .mundo. antiguo. El Estado y el Empera-

• dor, que es su for-ma visible, desaparece, la sôciedaci mismacambia radicalmente su modo de ser, y de la crisis nace.una nueva sociedad y una nueva organizaciôn. Bien lia di-cho un autor i1utre, que la teoria del anarquismo tiene suparte de verdad,: la anarqu'a espontânea es verdaderamen-

• te la matriz de las constituciones. Asi se estableciô el ré-gimen feudal y se formaron las nuevas nacionalidades.Caudillos indigenas unas veces, coudes gobernadores de-legados de! propio Emperador otras, se aprovechan de estatendencia â la-autonomia, y apoyados por la transformaciônde los beneficios en domin(o hereditario é irrevocable, y porla tolerancia de! soherano, que ya de tiempo iha conce-diendo al hijo et condado que habta ocupadoel padre, vanpaulatinamente separândose de la autoridad que los creô,y con virtiéndose en seflorios independientes.

Ai concluir el siglo ix existian ya condes hereditai'iosen Barcelona, Empurias, Rossellô, Carcassona, Tolosa,Conienge, Pallars y Ribagorza. Entre estas familias se es-ab!ccen relaciones polilicas y particulares que vienen â

fortalecer y estrechar las que tebfan los pueblos de ambasvertientes. Guifre, el coude pilosus. de Barcelona, es el queejerce una acciôn preponderante por haber reunido en sus

- manos los condados de Urgeil Cerdaûa, Besalti; y Con-fient, y haber también adqiiirido todo ô parte de los terri-torios del Capcir, Donasâ, Rasez y Fenollet, situados enla cuenca det Aude.

Los Maurinos indican en su HIstoire de Lan gu.edoc queen 873 el condado de Rasez,del que formaba parte cl Cap-cii', estaba poeido cri coimin por cl citado coude de Bar-celona y por los hermanos Oliba y Acfred, condes de Car-cassona, y que entre dicho aflo y e] 900, hubo un repartode aquel erritorio, obtepiendo cl Rasez propiamenle dcho

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- 15les nombrados hermanos, y adjudicândose Ios territorios déFenolk, Donasâ, Capeir y Sait â Guifre, conde de Barce-lona, y â su hermano Mirô conde de Cerdafia, que dichosautores creen equivocadamente conde de! Rosseilô.

LosMaurinos se apoyan principalnieute en cl acta deconsagraciôn de la ig!esia de Formiguera, y de estes datesdeducen que ]as casas de .Barcelora y Carassona cran deuna niisma familia.

Si esta opinion es exacta', resulta que apenas consti-tuido e! condado sobcrario ô independiente de Barcelona,ya empieza â poseer territorios en la otra vertiente de lesPirineos. y con elles relaciones politicas que no desapare-cerân per completo hasta e! sigle xvii. Al mismo tiempovernos â les condes hereditarios de Empurias poscedores ôseflorcs del Rossellô, y le conservan durante todo cl si-gb x, basta que cl conde Gausfredo repartiô sus dominiesentre sus hijos Huch y Guislabert.. De modo que al dis-gregarse M obra de Carlornagno y empezar â desarrollarsecl régimen feudal, aparecen los territerios de la vertientemeridienal posefdos ô gohernados pot' tres distintas fami-lias ô dinastsas. Barcelona, Urgeil, Ce.rdaûa, Besal porla de Guifre; Empurias, Peralada per la de Snûer; Pallars-Ribagorza per la de Bernat hijo de Ramôn.

Parecia aquella ecasién favorable â que las Pirineos secenvirtiesen en barrera infranqueable entre les puebles deCatalufia y les de Septimania y Telesa. Les unes sea permodo legal ô per mere hecho, emanoipados de la aiteri-dad de les reyes francos, gezap oempleta independencia,perdiendo insensiblemente hasta cl recuerdo del poder real,ocupados en la guerra centîa les sarracenos, que. dirigenaun fuertes embestidas centra este extremo de la peninsu-la, y en la repeblaciôi dcl- pais. Las etres, semetidos teda-yia per modo efectivo lq derniqaciôz d 1o. 4lti rnes qar'

- 16 -lovingios, interviniendo en las grandes luchas civiles queiniciaron los hijos de Ludovico Pio, la eleeeiôn de ÔtÔn ysu ±ivaliaad con Carlos e] Simple, la usurpaciôn dc Raulduque de Borgoûa y el advenimienlo de los Capetos; visi-tados personalmente por. los monarcas, como Carlomânque por los aûas de 883, poco mâs ô monos, se,prescntô enNarbona para castiar A'los partidarios de Bernat, marquésque habia sido de Gocia, y como Luis eT Ultramw'i/io, querecorriô la Aquitania en 941' para asegurarse la fldclidaddelos seflores; recibiendo con frecuencia diplomas reaiesen favor de las iglesias y monasterios, tebfan al parecermâs motives para dirigir sus miradas y sus tendencias ha-da.el None, mientras ihan couquistando la autonornia queera consecuencia precisa dcl sistema feudal. Pero no mdasi; sus simpatias. sus tendencias, sus relaciones se diri-gieron con preferencia hacia cl Mecliodia »o encontrandoobstâeulo ni valia en la grandiosacordiillera, que los sepa-raha de la Peninsula.

Un autor fracds moderno encuentra la principàl causade la independencia én que viviô cl Mediodia de Franciarespecto de la mouarqua capeta basta los comienzos delsiglo xiii, en las montafrns y cri las estériles mesetas cen-traies que se extienden de.sde la Charcute al Rédano, desdeAngulerna â Lyôn, y que constituyendo una regiôn Asperay poco hospit'alaria, forma coni un muro qu.e divide laFrancia geogMflcaen dos partes distintas. Raro es, en ver-dad, que moiitaflas cuyas ms allas cirnas no Ilegan de mu-cho A los dos mil metros hayan producido efectos de aisla-miento que no causaron jamâs las colosales alturas dclCanigô, Puigmal y Carlit. Los montes de Auvernia y dclLimosin fueron una linea divisoria esencial en cuestiôn delenguas, costumbres ' leyes. Hacia el Norte, la lengua dcoit, la monarqula, cl feudalismo fuertemente organizado,

- 17 -e! derecho consuetudinaro; en la parte meridional la len-gua de oc, el desconocirniento de la autoridad dcl rey, la -independencia de Ios seûores j cl espiritu dcl clerecho rc-mano, infiltrado en el derecho visigôtico y en los usos lo-cales. Estos elernentos de civilizaeiôn guardaron mAs ana-logas y afinidades Através de los Piri.neos que â travésde las moiitaûas: dcl Cantal, de la Corrèze yde la Creuse.Flermoso ejemplo, seflores acadérnicos, de l poca im-portancia que tienen las fronteras naturales comparadacon la que corresponde A la Historia, en los caracteres dis-tintivos, en las constituciones, en ]as notas determinan-tes de la uniôn ô divisiôn de los pueblos y naciona]i-dades.

En cl otto extremo de la cordillera se nota este fenô-meno histôrico-geogrâfico de una manera mAs marcadatodavja. Ahi, en las orillas de! Adour y dcl Bidasoa, existedesde remotos tiempos un pueblo especial que los Pirineosy las combinaciones poli ticas han separado en dos partes ôlotes. Vizcaya, Guiptizcoa, Navarra corresporiden âEspafia;cl pais de Labourt, la l3aja Navarra, Mixe ô Arnicuzo 'Sôule Ô Zubernoa pertenecen â Francia. Y sin embargo,este pueblo basco ha conervado cl aspecto de una coloniaextranjera en eh Norte y en cl Sud de los Pirineos Suidioma, sus usos, suscostumbres, elevan todaviauna barréraé'ntre él y todos los que le rodean, y A pesar de db clhado le ha cnducido tarnbién, corne al dcl extremoopuesto, â formar parte de dos pueblos distintos, â entrai'en dos amalgamas ô agrupaciones diferentes.

Como por algunas de las anteriores consideraciones po-dria sospechare si alirnento cl. error hiistôrico de ver en laGahia-meridional de aqu1bos;sigbos un conjunto de institu-ciones.y costumbres tan peculiares y generalmente esta-blecidas, que permitari cataçterizar]a en &oho ô en un SQ!Q

- 18-cuadro, deho advertir que exisLla la hetereogenidad indu-dablemente, la variedad en la unidad. La unidad en suespiritu, en cl caràcter de su civilizaciôn, no la unidaciexterna, ni rnenos la unidad politica, que si algunavez laconociô. f ué por obra de conquistadores extranjeros. ElMediodià no ha formado jamâs un Estado ni ha tenidoverdadera capital. Tolosa, que fué en ciertas épocas uncentro importante, nunca llegô â la completa.preeminencia.Bearn, Bigorre, Cornenge, nada tenian que ver hajo estecoricepto con la Provenza 5-Rosseflô. Pero aparte de estadivcrsidad, existian los elenientos, las notas tipicas de unafederaciônespontnea, de uirn fisonomia ûnica, de una ci-vi!izaciôn comumu, dcl espirilu de una misma farnilia. ElMediodia pertenecia por entero al Mediterrâneo; su civili-zaciôn, sus idiomas, las influencias mâs decisivas que ha-bia experimentado, todo procedia dci Mar latino. Por estemotivo no han podido existir inâs que aflnidades Intimasentre estos pueblos y 105 catalanes de la peninsula.

Nuestro insigne compatricio, el sefwr MiIâ y Fonta-nais, ocupândose de las lenguas que hablaron los puebloscomprendidos entre cl Loire y ci Ebro, afirma que histÔri-camente se explica porque se distingula y se distinguentodavia de la francesa septentrional, y porque conservanaun caracteres generales â sus dialectos, menos diferentessin duda entonces que ahora.

El eiemento eclesiâstico cont'rihuyé eGcazmente â sos1tener y aumentar las relaciones entre Catalufia y Septima-nia y con toda la Galia meridional mis tarde. La restaura-ciôn religiosa, b mismo que la olitica, habla venido deallende cl Pirineo. Los carlovingios no solamente procura-mn la fundaciôn Ô reedilkaciôn de inonasterios, sino queIograron establecer al arzobispo de Narbona como metro-polUano de las sedes que babiqu cQrrespondjdQq

- 19 -tru{da Tarragona. Esto obligô â los prelados de Urgeil, Ge-roua, Barcelona y Ausona. â asistir â ]os concilios narbo-nenses desde (mes dcl siglo ix hasta los del siglo xi, y â]os citados arzobispos à visitar personalmente las diôcesiscalalanas, presidiendo unas veces là e]ecciôn de prelados,otras la consagraciôn de tcmplo.• Esta vida de constante comunicaciÔn que e] clero denuestropais,lac]asesocial niâs cu]taé influyente de aquellostienipos, sostuvo con ]os elementos eclesiâsticos de la Galia,debiô n'ecesariarnente favorecer las relaciones entre las cia-ses civiles y darlesmedios de conocimiento. Empezaron losseflores per extender sus actos de piedad â las iglesias yabadias de Septimania, y luego cor.respondieron los magna-tes de aquella regiôn con liberalidades â favor de las prin-cipales casas religiosas que tenia la Marca de Espafia.Empezô ya nuestro primer coude independiente, Guifrepiiosus, con donaciones alfamoso monasterio de la Crassa,y fué pronto imitado por . otros seflores, como Maioio viz-conde de Urge]! en 946, Ermengarda de Pallars ei 950,Seniofredo coude de Cerdafia en 966, que hizo ademâsotros legados â las iglesias de San Nazaio de Carcassonay de San Justo de Narbona. Deestas sencillas niuestras depiedad se pasô luegoâotros actes mâs importantes: Sunyer,conde de Barcelona, yive retirado y muere en 954 en laGrassa; tres aios antes cl abad de aquel monasterio hahiaencargaç]o â Arnoif, abad deRipoll,que inipetrasedel Papala hala confirmatoria dc sus numerososhienes, y Agapito IIen codsideraciôn â este ùltimo la expide sin dilaciones. Elcoude de BesaH, en 933, toma bajo suprotecciôn ci mô-nasierio de Lez situado n las enlias de] Aude, y en 1053promete ayudar al arzobispo de Narbopa en la defensa de]as fortalezas de su catedra]. En 1047 el abad de San Vic-t-or 4e ?rsel!a viepe â arpe]op ap1icjtar uilio del

o

- 20 --coude Rarnôn Berenguer para reclarnar de los mm-os dcTortçsa cl rescate de los monjes de Lerins,presos por iosque asaitaron aquel célebre monasterlo, y nuestrocondelo-gra alpoco tiempo la libertad de dichos religiosos,

En cambio, Ramôn de Tolosa, coude de Rouergue yQucrcy, en su testàmento dcl aflo 961 hace legados â lacatedral de Gerona y â la abad.[a de Saut Pere de Roda;Arnau de Sabariés, seflor dcl alto valle dol Ariège,concedcâ la villa de Ripoll cl cucrpo de Saut Eudalt por los afiosde 980; un magnate de la diécesis de MW, A rnedidos dcl

• siglo xi hàce donaciôn de tierras en aqùel pais à favor dcl- :mencionado monasterio de Roda, en las que este edificô un

priorato, que fué de su ffliaciôn durante mucho tiempo.Esca clase de relaciones las propagô de una inanera cx-

traordinaria la apariciôn y fortuna dc la reforma cluniacen-se, y la fania que alcanzaron alguns badias de AquitaniayProvehza, como las de Moissac, Sant Rufo de Avifiô,Saut Victor de Marsella y Lerins. En 1042 Gomban, sefior

•de Besora, doua la iglesia de Sant Miquci del Fay â la ci-• tada casa de Marella; en 1068 cl coude de Barcelona in-

corpora cl monasterio de Sant Pol de la Maresrna al de Le -nus dc Provenia; en 1079 el vizconde de Cardona une la

• iglesia de Casserras â la abadia de Cluny; el coude de Be-sah& dcsde 1070 à 1083 sujeta los monasterios dc Ripou,Besahi y Sant Joan de las Abadesas & de Marsella, y los

• de Camprodôn Arles al de Moissac; e! monasterio deSant Rufo de Avifiô adquiriô as iglesias dc Sauta Mariade Besalil y Saut \Ticens de Cardona. interminable seriala enumeraciôn de las iglesias.y cstablecimientos monâsti-cos que qiiedaron incorporados ôtujetos (t los que màs ce-lcbnidad tenian en la Galiarncridional, 1 indU! hacer resaJ-tar la importaucia dd las relaciones que esta sujeciôn pro-creaba, sabido comô esque implicaba la intervenctôn en la

-21-eleccién de los abades, enla administracién de los hienes,enia ordenacién de los monjes, y sobre todo cl acto de pe-riédicas visitas, cosas todas que se prestahan â aigunos abu-sos, hijos en parte de la vanidad orgullosa de Ios cluniacen-ses franceses, creldos, como dice Don Vicentede la Fuente,que venian â la Penlnsula â civilizar genté salvaje.

Contribuyeron igualmente â introducii i uestra influenciaen la Galia meridional las alianzas de farnilia, lo enlacesde las casas seforiales. Riquildis, hija de Guifre Borreli,conde de Barcelona, casé en 933 con cl vizconde de Nar-hona; Ledgarda, hija de! conde de Tolosa y Auvernia,contrajo matrimonio con Borreli, conde de Barcelon3, an-tes dcl aflo 969; Ermessindïs, hija dcl conde de Carcasso-na se unié con Ramôn, hijo y sucesor dcl citado Borreil deBarcelona, antes de 992; Almodis, hija del conde de la Mar-che, casô pot los aflos de 1053 con nuestro Ramén Beren-guer T, y la herinana de aquella, Lucia de la Marche, liizob propio con cl conde dd Pallars cri 107; Mahalta, rndrede! joven Ramôn Berenguer III, contrajo segundas nupciascon cl vizconde de Narbona por lo aflos de 1086, hacien-do hermanos uterinos al tierno huérfano y heredero de! con-de Capcl'cstopes yal vizconde narbonés Aymerich Il; ygtiempo antes, otro vizconde de aquel sefïorfo, Berenguèr,habla enlazado con una hija detconde deBesak; Adelaida,hija dcl conde de Carcassona y Beziers, casé con e! condede Cerdafla antes de r 1067, ello origin uiia estrèchaarnitad entre este seflor catalAn yel conde de Tolosa; Er- -mengol, et de Gerb, conde de Urgeli, se unié en segundasnupcias, por los aflos de 1080, con Adelaida de Provenza,adquiriendo de esta mariera cl condado de Forcalquier yfundando en aquel seflorio, situado al pie de los Bajos AI-pes y â orilias dcl Durance, la dinastia de [Irgeil, cuya If-nea masculina se continué hasta lôs. comienzos dcl si-

-22---gb xiii; en 1112, Dulcia de Pr'ovenza, prima de la condesàde TJrgeli, casô con e] conde IRam(n Berenguer III, lie-vando â la casa de Barcelona la Provenza maritima Ô con-dado de Arles, y los seflorios del Gevaudan, Carlat y Ami-lau; Guiflern de Montpeller tomô por esposa â Sibilia deMataplana en 1129, y cl vizconde de Cardona â Guillemade Montpeller, viuda dcl conde de Melgor, casi en la mis-ma fecha; por ultimo, coudes de Foix fueton Ios mandasde Ximena de Barcelona, de Ermessindis e Castellbô ydc Brunisencla de Cardona, que contnibayeron â convertiraquclia fainosa casa de la otra parte de Ios Pirincos, en - lamAs importante de las casas sefloriales catalanas.

En ci curso de esta disertaciôn haremos notar la parieque corresponde â estos enlaces de familia en la obra his-tôrica de nuestra dominaciôn é influencia en la Galia meri-dional. El primero de estos matriinonjos que tuvo, desde estepunto de vista, verdadera trasceudencia, fué cl de Ermes-sindis de Carcassona c6n cl condé de Barcelona RamônBorreli.

Ya hemos indicado que Guifre, cl conde pilosus, y suheninano Mirôn, coude de Conflent-Cerdafia, tenlan al pa-recer ciertos derechos y posesiones en e! pais de Redez ôRasez, especialmente en las comarcas que mAs tarde fueronliamadas Capcir, Donasâ, Sait y Fenollet ô Fenolledes, yque A fines dcl siglo ix se crée hubo un reparto ô divisiônde estos ternitorios entre la casa de Carcassona y la de Bar-

-celona. Segiln otra opiriiôn, este reparto no se efectué lias-t después de la guerra que en 981 tuvieron los condes deTolosa y Carcassona, en la que tomô parte el de Cerdafrn,en calidad de aliado de Guillermo Tallaferro conde de To-losa. Al hacer la paz, segiin la .fvlarccz Hispanica, Rogerde Careassona oediô e! Capcir â Oliba Cabreta. Casi todoslos indicios inclinan â creer que mucho antes de la expre -

- 23 -sada guerra la casa de Barcelona, representada pot cl con-de de Cerdaia, posela e! pais de Fenol Let y las regiones dclRedez, Ilamadas Sait, Capcir, Donasâ y Perapertusa, Laprimera de estas cornarea, e! payas saltensis, que confi-naba con el condado de Foix por poniente, y con el de Fe-no]let pot oriente, y en laque habla la célebre abadia deJocou, fué la que mâs pronto saliô de la dominaciôn cata-lana. Antes de finir cl siglo xi, e! payas sallensis pareceque ya habià entrado de nuevo en poder de! conde de Car-cassona; asi b .indica un documente de! cartôral de Bolbo-na dcl aflo 1095. En carnbio e] Capcir continuô para Cata-lufia basta la paz de Ios Pirineos.

De modo que cuando R.arnôn Borreil contrajo matH-monie con la hermosa y altiva Ermessindis, per les afiosdc 992, sus parMntes, les concies de CrdaM y de Besalô,poseian ya extensos territorios en]as cuencas de! Aude, detAgly y de! Rehenti. Erniessindis, hija de Roger el Viejo,conde de Carcassôna, vine â establecer mâs intimas relacio-nes entre esta casa y la de su esposo, y â dar â su descen-dencia la espectativa de sucesiôn, sine total, corne dice donPrôspero de Bofarul!, â le menos parcia! â aquelcondadode la Sèptimania. Esta espectativa de sucesiôn se verificÔal mont sin hijos e! conde Roger III, nieto del hermano deErmessindis, en 1066. E! conde de Barce!ona aprevecban-t

do la discordia que entonces reinÔ en la farni!i de Carcas-sena, y valiéndose de los derechos mâs Ô monos discutiblesde sût abuela, precurô adguirir les dorninios de aquella casa.En virtud de una serie de transaeciones ô concordias, lashermanas de! difunto Rager III, esposa una dcl vizcendede Albi-Nimes y otra dcl conde. de Cerdafla, y los primesdcl mismo Roger, hijos de Guillém e Carcassona, cedie-ron al coude de Bancebona sus respectives derechos sobre.el Redez, Carcassés y Narbonés.

- 24 -Los escritoresfranceses encuentran inuy ohsci]raestaad-

quisiciôn y cxtrafian qUe en ios convenios no se exprese conclaridad silo que cedian al coude de Barcelona era eT do-minio UtiIô cl simple derecho de sefiori o sobre Cardassona

•y sus dependencias, el obispado, catedral, vizconclado, Cou-folens, Cazillac, monasterios de la Crassa, Sant Hilari y

- Carcassona. Niegan ademâs que las hermanas de Roger III• pudiesen coder lus estado de su familia â un extrafio, ô â10 menos â persona que no fuese descendiente directo déRogerI. Sin dnihargo, vmos que no fueron solamentedi-chas Jiermanas, sino también lôs prirnos de Roger III Iosque-traspasan sus derechos, y debemos recordar que ostosprimo, Pedro y Bernardo, cran 1os ûnicos descendientesvarones de Roger J et Viejo. Adernâs, fuertes ô débiles,algihi valor tenfan los derechbs que procedia de Ernjessin-dis, hija de este Roger I, y abiela de nuestro coude Ramôn

- Berenguer, y pot esta razôn, segiin hace notar e! insigneautor de Los Concles de Barcetona vùzdicccdos, no fuerondichas cesiones, efectuadas en 1067 y 1071, sencillos con-tratos de compta-venta, sino-transaciones originadas potderechos confusos ô dudosos, conio b dèmuestran bien laspalabras ecaeaatio, gairpicio y dejinitio, que usan todasaquellas escrituras. Si hubiesen side enteramente imper-fectos ô ilegitimos los titulos de la casa de Barcelonano ha-bria seguramente bogrado probongar pot- espacio de dos si-gbos su dominaciôn y seflorio en Carcassona, ni habriabtenido la estima y respeto de las poblacione. Esta esti-

:ma est:â confirmada por ladeeisiôn que tomaron loshur-gueses de aquel condado cuando quisieron i3oner coto h losabusos y vejaciones de los sefiores feudabes. Viéndose dé-biles y sin caudillo, no clirigieron sus peticiones al condede Tolosa, ni al Rey de Francia, fueron al conde de Bar-cebona; mas éste era un niflo que acahaba de perder, â su

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-25-padre,noble 'ictima de las rivalidades de faniilia, y no re-cihieron auxilia. Entdnces aceptaron los ofrecimientos deprotecciônque les hizd el vizconde de Albi-Nirnes, pero tu-vieron cl cuidado de irnponerle la condciôn de que entre-garia despus la ciudad y condado al joven coude de Bar-celona. E! vizconde Bernat-Aton, fa]tando ksu palabra; senegô â hacer entrega y devôluciôn dcl pâis de Carcassonaà Rarnôn Berenguer III, cuando ste le dirigiôreciamaciônen 109G, y dcupado en la guerra contra les sarracenos norepitiô las reélarnaôjoÇjes basta 1107. Entoces, les hâbitantes de Carcassona, que, corne declaran Ios Maurinos ensû Historia dcl Lcnguacloc, se .babi an conservado entera-mente afectos â la dorninacjôn catalana durante Ios veifiti-très aflos que estuvierQn gohernados pôr e! vizconde de•Albi-Nirnes, apoyaron con àrdor al coude de Barcelàna,arrojando del pais al citado viiconde y prestando obedien-cia y hornenaje A Rarnôn Berenguer III. Poco después,'cuando Bernat-Aton se apoderô otra vez de Carcassona,enemistado con su hijQ, éste se presentô en aquella ciudadcastigando cruelmente â les habitantes, A muches de lescuales sac6 les ojos y operô terribles mutilaciones, y aquellosinfelices no encontraron mejor .reoluciôn que refugiarse enBarcelona, donde fueron amparados. Magnificas pruebasson todas estas de como penetrba la influencia catalana enla Galia meridional, y que ciaràcter de simpatia y atracciôntornaha siempre la supremacia de la-casa de Barcelona.

Al finir cl sigle xi, dornipaba esta casa ya muy variasy enteras regiones en l-a vertiente forte de los irineos.Vallespir, Fenollet y Perapertusa, territorios comprendi-dos hoy en les departarnentos de! Aude y de les Pirineosarientales, pertenecfan al conde de Besalû; Confient, Cap- -cir, Donasâ y parte dcl Rasez, comarcas comprendidas endichos departarnentos, eran del conde de Cerdafia, e! que

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- 26 -ademâs tenia cierto sefiorio ô autoridad en cl Sabartés, es-pecialmente en Ax, Lordat y Merens poblaciones que hie-von màs tarde dcl conde de Foix y actualmente incluidas encl departamento de Ariège. Forcalquier con las poblaciories -de Manosca y Pertuis y las tierras de la cuenca del Du-rance, que boy forman parte del departamento de los BajosAlpes, cran del hijo de! cond& de Urgeli, fundador de lasegunda dinastia de condes de AViÙÔ, que toinô cl titu]ode conde de Forcalquier, y fué cl primero que introdujo]a dominaciôn catalana en tierra de Provenza. Treintaaflos después del matrimonio de Ermengo] TV de TJrgellcon Adelaida de Provenza, tuvo efecto el de Ramôn Be-renguer III de Barcelona con Dulcia, la que apôrtô â suesposo cl condado de Arles y otros seflorios Por flitirno,Carassona, parte del Rasez, cl castillo de Laura .c con latierra de! Lauraguès, eran del conde de Barcelona, quienb posela en pPOJJI - iUIn cloininhun et f,anc/ut,n alodium,segn expresiôn de un consejero de] rey Alfonso T en clinforme sobre ]os derechos de] citado monarca en cl eon-dado de Carcassona. La casa de Barcelona tenia por btanto eT dominio ûtiI, y ejerc.ia la soberanfa en aquellosterritorios, exceptuado e] Lauragués que estaba en feudodcl conde de Tolosa La autoridad 6 soherania de los reyes

• de Francia habla sido paulatinamente anulada por luscondes de Carcassona desde cl adsîenirniento de los Ca-petos.

Roger I, que muriô en 1012, segiin parece prescindia yadeliberadamente de la autoridad real, usando e] titulo de mar-qués y de principe, organizando una verdadera coïte y da-tando sus documentos por bos aios de Cristo. E! Mediodiade la Galia vivia eh cl sig]o xi en comp]eta independenciade los reyes de Francia. FI iiltimo diploma de los carbo-vingios, que se referia A esa regiôn, cra dcl aflo 955, y e]

- 27 -primero, expedido per les Capetos, de 1134. Les reyesabandonaron y olvidaron su autoridad, y los efiores usur-pando las prerrogativas dcl poder real, ànulàron practica-mente la soberanfa, Cuando los condes de Tolosa y deBarcelona eomenzaron su rivalidad para obtener la supre-macia en cl Mediodfa, existia una completa confùsiôn depoderes, nadie sabfa quien era e] verdadero soberano, ni ladiferencia entre lasoberanfa y cl alto sefiorlo feudai. En e!terreno d les hechos existfa la independencia. Hasta losiXitimôs afios de Luis VI no empieza la mouarqufa francaâ fijar de nuevo su atenciôn en Lehguadoc y Septimania,y para recobrar la soheranfa y reconstituir la unidad terri-tonal, necesitô mucho tiernpo y una guerra de conquita.

Aquel largo periodo en que• los royes francos .dejarondeejercer su autonidad 6n la Galia meridional, sirviô mâ-ravillosamente para estrechar su miïtuas relaciones los.pueblos catalanes de ambas vertientes y establecer la su-premacia de la casa de Barcelona sobre una gran parte deaquella regiôn. La segunda mitad del sigle xi y primeradcl XII maman en este sentido el momento histÔfico deci-sLvo. Les franceses, como dice un autor, conocian apenasestos pueb]os meridionales, de lengua incoinprensible, ou-yas costumbres les parecian afeminadas, cuya civilizaciônsuperior la crelan inspirada por cl espiritu dcl mal. poresto ni les amaban ni cran amados. Formaba ya contraste coneste divorcio, la aflnidad, la comunidad de intereses y deideas, que se notaba entre los distintos pueblos que dividela cordillera pirenaica y que une cl mar latine. Por este seve con tanta frecuencia A los sefloresy vasallos de los dis-tintes territorios de Lenguadoc y Provenza, en los ejércitosdel cônde de Barcelona. luchar contra los sarracenol y con-tribuir â la reconquista de nuestro suelo.

En la misma época de que tratamos, es decir en ios

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- 28 -siglos x y xi y parte dcl xii, las condes de Aragôn y sussuceores lus reyes, desde Sancho el Mayor hasta Ramirocl Motje, establecian tainhién relacianes con los pueblosde la. parte septentrional de los Pirineos, y las sefiores delBearn y de Bigorre no sÔlo concurrian â sus exj'.edicionescontra las àrabes, sino que â veces se declaraban vasallossuyos, recibiendo en recanipensa territorios y castillos endistintas puntos de adel reina. Asi, par ejemplo, Gastôn jvizcan1e de Bearn, concurriô al sitio de Zaragaza puestopar Alfanso et Bataliador, abtuvo la lugartenencià ral enUn Castillo, y ademâs aquel .rnonarcà le aiô el barrio dclPilar en-la expresada ciudad; continua depués e1vicande,Gast6n la gueracontra las sarracenos y fué mùerto enuna émboscada por las aflos de 1128. 'Su hija cl vizcondeCéntulo siguiô al rey de Aragôn, también en sus expedicia-

• nes, y mutiô en1134 en la guerra, sin dejar descendencia;el Bearn pasé â su .sobrino Pedro, hija del vizconde deGavarret, que también encontrô gloriasti muerte en lasguerras de la recanquista araganesa par las aûasde 1150.Estas relacianes de las sefiores der Bearn con la carte deAragôn prepararon el establecimiento de là influenciay dominaciÔn catalana en aquel pais, dèsde la segund

• mitad det siglo xii, cafflo indicaremos oportunamente.Las. sucesos que tienen lugar en el expresado siglo, ta- -

dos resultan favorables al •pensarnienta. politicô. que ah-:mentô par largo iernpa la caS de Barcelona,I dk esiab1dèer sôlidarnente su suprèrnacia sobre las puebfds catalanesy pravenzales, aplicando el sistrna de la clientela jerârquica Ô haciéndola descansar sabre unacspecie de pa-

tranato. -La extinciôn 'de la linea masculina de las ondes de

Besalti eni111 ylade los candes de Gerdafla en. 1117,uni6 los estad6s de estas farnilias â las dcl conde de Bar- -

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èelona. Ramôn Berenguer III adquiriô de esta manera clVallespir, Capcir, Donasâ, Confient, parte del Rasez, cier-tas posesiones en el Sahartés é alto Ariège, Fenolle yPerapertusa, y por su rnatrimonio con Dulcia, hija y . he-redera deGiibcrt, vizeonde de Gevaudan. y de Gerberga,condesa de Provenza, adquirié los seforios de Gevaudan,territorio boy dcl departamento dela Lozère, de Milhaii,comprendido en el actual departamento del Aveyron, deCarlat que forma parte de! de Cantal, cl conclado de Arlesé sea la porciÔn de !a Provenza, situada entre !os nos Du-rance y Rôdano, y cl mar, con los castil!os de Caurnont,Pont de Sorgues, Tor y otros, y la mitad de la ciudad deAviiô territorios correspondientes â los departamentosmodernos de Vaucluse, Bajos Alpes y Bocas de! Rô-dano.

Coincidiô con estas adquisicioncs de nuevos dominios,la conquista, no definitiva, de la isla de Mallorca, y ladestucciôn de los corsarios mûsulmanes, empresa dirigidapor el conde de Barcelona y secundada por cl vizeonde deNarbona, cl seflor de Montpeller, y las naves de Génova yPisa.

Desde esos acontecirnientos memorables hasta la desas-trosa batalla de Muret, es decir por WiÊiÙo de una centu-ria, la importancia y poderlo de Cata1uia se desarrolla conuna velocidad y fortuna que nada podia detener; ni las fu-riosas entradas de los almoravides, humillados en la bata-lia del Congost de Martorell y vencidos en Tortosa, tleyday Mequinenza, ni la constante rivalidad entre las casas deTolosa y Barcelona, que se disputaron la supremacia sobrelos pueblos meridionales, ni las insurrecciones promovidaspor la familia de Baucio y apoadas pot Ios emperadoresConrado 111 y Federico II, que querian restablecer la dominaciôn imperial en la baja Provena, nada d$uvo el e-

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- 30 -envolvimiento glorioso de la influencia catalana mâs allâde los Pirineos ydel Cipea.

Desde la uniÔn dcl reino de Aragén con e! condado deBarcelona, â consecuencia_del matrimonio de Peronella conRamén Berenguer TV, empiezan â prevalecer en aquelreino las ideas, cosas y lenguaje de Catalufa y Provenza,hasta introducir novedades esenciales en la organizaciônsocial y territorial, pues como observa Lafuente, el feuda.lismo, desconocido en Aragôn, penetrô después del si-gb xii por la influencia de la adminisWaciôn catalana y laaudacia creciente dc la aristocracia.

Ademàs, el conde de Barcelona en su calidad de rey deAragôn encontré el caniino para introducir en . Bearn, Bi-gorre, Comenge y.el Valle de Aran, la influencia y en par-te la dominaciôn catalana.

Ya hemos referido que los vizeondes de Bearn habianestado en continuas relaciones con los reyes aragrneses du-ranteel siglo xi, y parte dcl xii. Et vizcondePedro, cuyaesposa era parienta de la reina Peronella, al morir enguerra contra los arracenos, por-los aiios de Ï 150, dejô doshijos de corta edad, Gastôn y Maria, que también perdie-von la madre al cabo de cuatro aùos. Entonces ci pueblobearnés volviô los ojos hacia Aragôn, y encontrândolo go-hernado por cl conde de Barcelona, le constituyô protectordcl vizcondado y del tierno vizconde. AsI, de la famosajunta celebrada en Campîraneh, A la que concurrieron losobispos de Olorôn y de Lescar, el cpnde de Bigorre, los de-legados de la Con cbl Bearn y gran ntmero de bearneses,en la que Ramôn Berenguer IV recihiô, como goherna-dor durante la menor edad de Gastôn VI, et hornenaje yjuramento de -fidelidad de toda aquella gente, naciô lainfluencia y dorninaciôn que la casa de Barcelona ejerciéen aquel pais, soberano é independiente de Ios reyes de

- 31—Francia y de Inglatera. Gaslén VI y su hermana Maria.fueron traidos â Catalufia y criados en la corte, y entret.an-to Ramôn Berenguer gobernô cl vizeondado, como b in-dica ci acto de juzgar en 1155, dc acuerdo con la Con dclBearn, un proceso de la iglesia de Lescar. Gastén, despuésde haher contraido matrimonio con Sancha,hija de GarciaRarnirez rey de Navarra y de [Jrraca de Castilla, muriôsindescendencia â la edad de veinte aflos, heredando bos do-ininios de la casa de Bearn, la joven Marfa, unica herrnanade Gastôn . V1, que prestô, en 1170, homenaje al rey AI-ionso I no solamente por los bienes que los vizcondes ha-hian adquirido en Aragôn, sino también por cl vizcondadode aTtende cl Pirineo. En la junta de Carnpfranch dcl afo1 154, se habia reservado la soberania â bos vizcondes; en clacto de Maria existe una abdicaciôn de esta soberania;pues se obligaba dia su descendencia â tener la tierra deBearn por cl rey de Aragôn y â no tomar marido sin cl -consentimiento de este. Los hearneses se resistieron â sa-crificar su indepenclencia, y durant Ia 'insurrecciÔn, Maria,refugiada en la corte de Barcelona, tué dada por esposa âÇuillem de Montcada.De este matriwonio naciôGastôn VIIaclamado en 1173 pot los pueblos dcl. Bearn, recibiendodurante si menor edad un tutor designaclo por el rey AI-fonso. Este tutor Sué un sefior de Rihagorza, el tan nom-

• brado en los dpcumentos de la época, Pelegri de Castella-zol, que gohern6 cl vizcondado por largo tiempo. La nuevadinastia que debia reinar en Bearn y Bigorrehasta ii]timosdel siglo xiii, era, pues, una dinastia catalana nacida de laantigua y nobilisima casa de Monteada. Elespiritu catalân,prâctico y amante de la libertad, se hace sentir muy pronto

- en aquel pais. Desde cl advenirniento de la nueva dinastialas comunidades toman un carâcter mâs acfivo, los ciuda-danos Ô hurgueses flrman las ecrituras ciel vizeonde l

-32 -lado de Ios prelados y de los nobles, los representantes delas villas entran ya en la vida piblica. Al mismo tiempoque GastÔn de Monteada se presenta en Huesca â prestarhome.nhje al rey Alfonso,y este sagaz principe, cuya poli-tica invariable, uniforme, se dirigiô â la expansiôn de suinfiuenôia, aprovechô aquella circunstaricia para casar â Pc.roneila condesa de Bigorre, que estaba bajo su proteeciôn -' tutela, con Gastôn Vil de Bearu, logrando que los espo

sos teconoeieseirtencr la tierra de Bigorre 4 fe y hornenajede la corona aragonesa. Parece que este seiorio que e! ReyAlfonso establecia sobre et condado de Bigorre, no era una

usurpaciÔn ô posesiôn infunclada. Céntulo iii ccnde de Bi-gorre habla casado con Mat&la, parienta dcl monarca cita- -do, antes del aflo 1174, y por esta causa, recibieronde este,en feudo, el vallede Arân; con obiigaciénde tendir- home-

- naje solemne. Estefanta, hija y herederade Céntulo llI,fuéla esposa dcl vizeonde deDax y en segundas nupcias dcldonde de Comeng, 4dei que tuvo A l mencionada Perone-lia. Huérfana esta de pàdrey de madre desde 1191, su pa-riente el rey Alfônso se encargô de gobernar el condado deBigorre y de casa! â la joven princesa. A! entregar â Cas7tôn VII el :eondadoy la condesa de Bigorre,. el Rey se retù-vo e! valie de Arân, que es la ihiica porciôii de tierra perte-

• neciente â la Galia meridional, que henos podido conservardespués de los tratados de Çorbeil y de los Pirineos.

El valle de ArAn que formaba parte de] antiguo pueblode los Convenc1 que ha dependido de la diôcesis de Co-

• .. menge hasta reciente fecha, se mantuvo, como otros de lospuebios interno-pirenaicos, durantc los primeros siglos dela reconquista, en completa independencia. Dominado qui-

• zâs por pocos aflos por los duques de Tolosa, b poseyeronluego ios condes de Aragôn y Ribagorza ,, y niâs tarde losReyes de la casa de arce1ojia,

s-

-EF primer documento, que recardamos, en que queda es-.

tablecida la soberania aragonesa sobre Arn es dcl aflo 1175,y salvo una'ocupaciôn pasajera par las tropas de Felipe IVde Francia, desde 1285 â 1312,.siemprc ha.formado partedcl reina de Aragôn, y ha sido'desde el siglo -xiii conside-rada coma territorio de Catalufla. Esto, desde' e! punto devista geogrMico, consituyc una verdadera anomalia.

La tierra de Arân se divide, desde!a paz de las Pirineos,poli ticamente en dos partes; cl valle espafwl desde Pont deRey al Port dc la Bonaygua, y cl valle francés desde Potitde Rey â Sant Beat. El primera no 'es .mâs que cl reéipien-te ô parte alta de la cuenca dcl Garana, es decir, u circade recepciôn. Por la tant, si diferentes circunstancias pa-liticas la hacen dependiente de Espafa, su situaciôn sabrela vertiente iorte de la cardillera, su réimen hidragrâdea,sus salidas naturales b unen â la Gala nieridianal, â la,antigua Gascufla. Por edo dice aralp en sus estudiasgeo-lôgicas. sbbre et pais de Luchan, que cl valie de Arân tan-ta en cl aspectagealôgica cqmo en e! geagrâfico farma partede la misma regiôn natural que el territoria de Sant Beat.

Y sh'i embargo, este valle que empezô Aser dependien-te de Aragôn, pa'sô .rnâs tarde ser de Catalufia, ysupa re-cihir càn tanta intensidad la influencia y colonizaciôn cata-lana, que mubho antes de que las Cartes de Monzôn delaflo 1388, decretasen la agregaciôri de! valle al Principada,estaha virtualmènte unida par cl espiritu de sus habitantes.En las momentas de apuros, cama en 1444 y 1482, laspueblas aranescs sedirigian, coma las otros pueblas cata-lanes, âlos 'Concel!eres de Barceland que cran siempre laspratcctdres dcl pais. Este es cl signd 'zis segura d que sesentian y se creian catalanes.I '

Casi al mismo tiempa èn que el'Rey Alfansa estableciaalta.darninaciôn ep l3earn y 13iorre, otra çpmnea'de l

t

- 34 -Galia entraba definitivainente en la cGnfederacién catalano-aragonesa. Et RosselIÔ, que como ya hemos indicadq, per-teneciô â los condes catalanes de Empurias, desde las ifiti-mas décadas dcl siglo ix, y que uno de eltos, Gausfred J,10 separô en 991 para dario â su segundogiito Gislabert,era en rcalidad un pueblo catalân. PodM discûtirse si gec-grt%ficarnente estâ dentro ô fuera de Gatalufia, si la verda-dera linea clivisoria arranca de! ansa de Cervera ô corre porlas cimas de las Corbéras, b que no puede negarse es quelos pueblos rosellone&es son catalanes. Las costumbres,los usos, la lèngua, todos los elementos que intervienen enla formaciôn del carâcter nacional y en la determinaciôn ôespeciflcaciôn ciel espfritu de un pueblo, todos son bos mis-mos en los roselloneses.-y catalanes. A.1 nacer las diversaslenguas romances; constituyéndose en cada regiôn idiomasauthocthonos que, aunque hermanos por su procedencia la-tina, no deben entenclerse como dialectos ô variantes de lalengua provenzal, sinocomo verdaderosidiomas; venios queen el RossellÔ va formândose cl mismo romance que en Ca-talufla, indicio de que eran idénticas las disposiciones deambos pueblos para transforînar ô modificar el lati n ris-tico.

i Rossellô, desde cl. siglo x e habia separado, hmenos en e] terreno de Ios hechos, de la dependencia delos reyes francos. ,Fué después, hasta su entrada enconfederaciôn catalano-aragonesa, un condado soherano ôqucdô hajo cl seûorio de la casa de Barcelona? Este puntoha sido muy discutido, y la nayoria de los historiadores lo-cales han âiirmado què no solamente era condado independiente del todo, sino que e] Rey de Aragén no tenta dere-cho alguno â. la herencia dcl conde Guirart Il, pues aunprescindiendo de otros, eT conde de Empnrias era parientey desceridiente dcl mismo trotico, ô sea ciel conde Suniario,

- 35 -y por b tanto 0011 mejor derecho que Alfonso I. No es ocasiôn oportuna para detenernos en una cuestiôn de esta cia-se, pèro se nos permitirâ apuntar siquicra, que en nuestrahumilde opiniôn existen indicios de haber reconocido aqe-Ilos condes del Rossellé, cl alto seflorlo dcl c6nde de Bar-celona mucho antes dcl testamento de Giràrt H. Precisa-mente hemos descubierto entre ]os pergaminos de la épocadc Ramôn Berenguer I, custodiados en cl Archivo de laCorona de Aragôn, cl acta de homenaje y fidelidad pres-tados por Gilabert II, hijo de Gausfred 11 y de A.delaida,â los condes de Barcelona por los aùos de 1075, en la quecreernos descubrir algo mâs que un pacto temporal 6 cir-cunstancial. OEJuro ego Guilabertiis Gaucfredi, commes, quifui fihius Adaleidis, comitisse, vobis doinno Reimundo Bar-chinonensis, comti, et domne adalmodis comitisse, seniori-bus tnes, quod ab bac ora et deincebs fidelis ero.....et detota illa honore quem hodie habetis et deincebs adquisieri-lis, adiuvante Deo, qualicurnque modo per meum consilium.Et adiutor ero vobis et vestris a tenere et ad hahere et addefendere et ad guerregare iam dicta omnia... Item iurovobis quod non hahuero ullain societateni, nec pacem, necfinem, nec uflurn concordamentum cum Raimundo cirriten-si ('cerritanensi?,) comite, neccum suis, neque cum ullo ho-mine uel femina, qui teneat se mini illis ad ilborum profec-.tura ei; ad nestrum dampnum, qualieumque modo, si nosanbo aut unus ex vobis non absoluitis me sanamente etnestris gradientibu.s anirnis sine forcia..»

Este documento inédito contiene en nuestro sentir in-dicios ms ô menos leves de reverencià é reconocimientode superioridad hacia cl conde de Barcebona. Per otra par-te, en cl testamento que otorgô cl conde Girart en 1172, allegar cl condado de Rossellô y los bienes que tenia en bosde Ernpurias y Perajada, al rey A.lfonso T, dice solemnemen.

- 36—te: «totum integriter dono domino nico regi Aragonum,dono et successoribus eius. Rogo ètiam c/ominutn meum

• Regem, per illam Mcm et per ilium amoren quem iili de'monstro in hoc testamento,quando meum honQrem, qui adjus illius non pertinebat, iiii dono, utB. déOrle... etP. deTadione etomnes meos hommes diligat et-defendat ah om-nibus hominibus, et hohoret omnia que illius sunt.» Ver-dad es que wirios autores interptetan la frase: meuinrein, qui ad ius illiu.s rionpe;'tinebat, ilU clono, como de-olaraciôn del testador de que A.ifonso no teiia ningn dere-cho â esta herencia, e decir, que era un heto voluntario dGirart II, motivdo quizâs por e] deseo de evitar â su paislos males y alteraciones que la ambiciôn del Rey de Ara-gôn habria ocasionado; preflriô adelantarse y satisfacer es-pontâneamente esta ambicién. Nos parece que la transcri-

• ta frase no tiene este significado ni es prueba plena de queel Rosseliô f uese dol todo independiente ô libre el sciioriodel conde d Barcelona. Tanto en el acta de hornenaje de1075, corne en el testamento de 1172, elconde de Barcéld-na y et Rey de AragÔn son Ilamados seniore InCO y domi-no mco y mewn Regem. Los documentes vienen 0F 10tanto en apoyo fie la opiniôn del historiador Henry, quiendice, que cl conde Guinart ô' Girart li no hizo mâs quo darai conde de l3arcelona y rey deAragôn, b que aun no te-nia, la propiedad plena y libre dcl condado roselionés, so-bre cl cual ya ejercla la autoridad feudiil, cl alto seflorfo, yque las palabras qui ad ius illius non pertinebat no signi-fican la falta de sejorfo y derecho, sine la de la posesiôn,la dci ejercicio ô goce de la propiedad, porque la palabraius en aquella época b mismo indicaba la jurisdicciôn quela propiedad, la potestad.

Empero, f uese cl RosselIô condado soherano ô deperi-• diente de! de Darcelona, 10 c jertc çs que raç 4e 1QSJ

- 37 •-pueblos catalanes, que aceptô con agrado su incorpora-ciôn â la eoona aragonesa. Por esto dice el historiador deaquel pais, Gazanyoia, que la sabia politica que &ctô lteslamento de Girart II, concordaba felizmente con cl ver-dadero interS dèl puebio y que si el Rossel!Ô perdiô suantigua independencia, tuvo al menos la ventaja de en-trar â formar parte dc an Es (ado mejor gobernacloque la fl? cyor paic de las ilionarquûcs tic aquellttépoca.

Si es exacto la que referia Jaime H dc Mallorea â su- enibajador en Castilla, que cl coude Girart 11, viéndose

siri hijos, antes de otorgar testamento, interrogô â sus va-sallos à sûbditos para saber si deseaban pasar al dominio

• dcl Rey de Françia frai dcl Rey de Aragôn. y que aqué-lias se declararon en favor de este flitimo monarca, ten-dremos la mejor prueba de la naturaieza y espiritu catalAnde los roselloneses, de su identificaciôn antigua, y anteriorâ la incorporaiÔ}i dcl candada en cl reino aragonés, conles pueblos de la vertiente meridianal de los Pirineos. Paranosotros este es la esencial; que cl condado fuese un feudosobre cl cual tuviese alto sefiorlo el conde d6 Barcelona ôrey de Aragôn, y la soberania teôrïca, nominal, olvidada

• completaménte del.Rey de Francia, soberania que ha des-apareciô legalnwnte hasta e! tratado de Oorbeil, son todascuestionessecundarias ante la inclinaciôn y la voluntadsecu1are, jainâs interrumpidas, de pueblos . hermanos parparte de padre y de madre, si se me permite esta vulgar

• expreiôn, pueblos que quisieron vivir unidos y formaruna scia y misma familia. Andreu Boch, que sostuvo ensu libre Tttols y hortors de Caialanya, Rosell6 yCcrdanyct, contra la opiniôn de Marquilles, Mieres y

• Zurita, que Rossellôno formaba pahe de la provincia deCataiuûa, sino que erà un distrito ô regiôn especial dentro

- 38 -de ]a çonfederaciÔn, decia en su estilo sencillo que Cerdafiay Rossellô reconocian â Cat&ua «per sa germa na majory d guis deu la md dreta»

k los pocos dMs de la muerte de Girart II, dentro de!misino aûo 1172, el Rey Allonso presentôse en Perpiflây fué bien recibido por ]os habitantes. ConfirmÔ las cos-tumbres de a villa, que se presume eran todavia pura-mente orales, pues no se escribieron. hasta algunos aflosdespués; concediô â los habitantes cl importantisimo pri-vilegin de no poder ser citados ni perseguidos en justiciafuera de la poblaciôn; decretô las constitueiones de paz ytregua para remediar muchos males que aquella y otrascomarcas sufrian, como las profanacione de lugares sa-grados, las vejaciones y rohos â Ios cultivadores, y los atro-pellos confra . los que transitaban por los caminos piblicos.En 1197 el rey Pere J concediô âla misma villa el dere-cho de elegirse sus niagistrados municipales, nombradoshasta entonces por el coude y luego por e! Rey, y atinquelos vecinos, poco preparados para esta emancipaciôn, noconcedieron de momento mucha importancia â la nuevafacultad que obtenfan, ella fué con el 'tiempo la base in-destructible de su libertad. As! premiaron los monareas lainclinaciôn ue los roselloneses habian manifestado porCataluflay contribuyeron â la completa fusiôn de los dospueb1o. Dice con razôn e] seior Drapé en su reciente li-bro Rec/iercltes sur t' /iLstoù'e de-s COrps d'arts et mé-tiers en Roussillon, que «desde 1172 4 1642, aparte laefimera dominaciôn de Luis' Xl y Carlos VII! sin influen-cia profunda sobre su historia, el Rossellô no ha sido mâsque una provincia de tITatalufia; régimen feudal, constitu-ciones politicas, divisiones en clases, lengua, artes, corner-cio, industria, todo soi-i instituciones cômunes â RossellÔy Catalufla.» Y en demostraciôn de la influericia que la

- 39 -sabia politica de nuestros condes-reyes tuvo desde luegoen la prosperidad de la cornarca nuevarnentè incorporada

• â la co'ona de Aragôn, aflade cl mismo autor, que ((las ga-rantias obtenidas desde los primeros momentos por iosroselloneses respecto dcl poder sefiorial y na], crearon la

- seguridad necesaria al desenvolviwiento de la industria yciel comercie; que cl primer periodo de la historia de losoficios, desde cl siglo xii â principios dcl xv, estâ caracte-rizado por e] desarrollo de la libertad comunal y de la au-tonomia corporativa; y que la unRn dcl Rossellô â la casade Barcelona ha contribuido rnudho â la expansiôn dclmovirniento corporativo» ,Qué podriarhos aaadir nosotrosâ este reconocirniento solemne de la beneficiosa y liberalinfluencia catalana sobre pueblos de la Galià gèogr4flcahecl10 por cl ùitimo y muy notable historiador que ha te•nido cl Rossellô?

Cuando en 1196 muri0 en la citada comarca e conde-rey Aifonso I, l dèminaciôn catalano-aragonesa se exten-dia desde los Alpes maritimosy el Durance basta los Pi-rineos, es decir, desde Niza hasta cl Beàrn sentian lasupremacia de la casa de Barcelona. En este perfodo desu rivalidad con la de Tolosa, es innegable que la suertehabfa favorecido â la primera. No gôlo habLa sofocado lasinsurrecciones de los Baucios, que apoyados per los tolo-sanas, pretendicron dar un carâcter nacional â la luchacontra una dinastia nueva que habla adquirido la Provenzapor la sola voluntad de una mujer, sine que los sefiores ypueblos provenzales aceptaron con afecto la doniinaciôncatalana, siendo tina de las varias pruebas la reuniôn deTarascôn en cl ao 1146, en la que setenta y ocho baronesdel pais prestaron espontâneo homenaje â Ramôn Beren-guer 1V dc Barceionâ. Cuando diez aios después Hugode Baucio volviô â la guerra, no encontrô partidarios y se

viÔ definitivainenteabandonado de todos. Entonces pudie-ron estrechare y generalizarse las rIaciones y reçijiroèasinfluencias entre nuèstro pais y la Pr.ovenza, de las quecorresponden una principal parte â las inaterias literarias.Milà y Balaguer, en sus hermosos libros sobre Ios trova-dores, han explicado con notable cornpetencia, como nosiendo cierto que ios catalanes comunicasen su lengua ysu literatura â los paises transpirenaicos, es gin embrgoindudable que la dominaciôri de la casa de Barcelona enProvenza ïnfluyô eflcazniente en el habla y la poesia me-!idionales. ((La poesia, dice cl priinero de. Ios dos citadosautores, cobrô nuevo aliento con la protecciÔn que ya enProvenza, ya en la Peninsula le dispensaron los principescatalanes; desde entonces no sôlo Provenza 5mo lôs paisesde Gascufia y los intermedios, se recoriocieron uiidos peruna nacionalidad de lengua, de costumbres y aun de inte-

•reses con ehondado de Barcelona.» «Los principes de lacasa de Barcelona, escribe Victor Balaguer, habfan Ilevadoâ Provenza una misiôn politica y civilizadora, sostuvie-ron con su poderoso influjo, y con su vencedora espada . laindependencia y las libertades de aquel pais privilegiado.Es ley general y eterna de lahuinanidad, que los grandesacontecimientos polfticos desarrollan e] movimiento litera-rio de los pueblos, al que.abren nuevas espléndorosas viasde luz y armonia con el choqueque reciben las imginacio-nes hasta aquel momento ale .takgâdas. Esto le pasé â Prô-venza. Los principes citados fuerdn â comunicarle nuevogSmen de vida y â despértar ei dIa fodo b que en dIahabla de noble, generoso, cahalleresco ypatriôtich; y bien•pronto un nuevo estado social, sin anâlogo en la historia, y:ana civilizaciôn toda nueva, nacieron de su uniôn con les

catalanes.». -.La casa de B'arcelona fué recihida en jrovenza comb.

D

-t

- 41 -una faniilia de la misma raza, coino compatriotas, y por ostola saludaron y aclawaron los trovadores y Ios pueblos. Encambïo, cuando û inediados de! siglo xiii se entronS lacasa de Anjou, los trovadores, ardientes partidarios de lanacionalidad ineridional, lanzaron terribles apôstrofes con-(ra aquella tierra, que no se habLa sublevado, para combatirlas pretensiones de un principe extranjero, y habLa recibidodôciiniente un atno de tan duro carâcter. Uno de aquellosllegÔ â decir • que después de la entronizaciôn de Carlos deAUJOU, la Provenza debia ser ilawada Ftiile,z:a, pais dela cobardia y no tierra de la bravura. Prueba indudable esesto de la profunda repugnancia que los franceses de allen-de e! Loire despertahan en cl Mediodia.

Otro triunfo de la politica de Alfonso I f ué cl restable-cimiento de su preponderancia y seiiorio, un momento des-cuidados y combatidos, en los territorios dcl Carcassez, Ra-sez, 1-iezicrs y Nirnes. Los Trencave]los, vizoondes de Albiy Beziers, que se habian qpoderado violentamente de Car-cassona, aprovechando uno de los periodos en que RamônBerenguer III debia fijar toda su atenciôn cii otros puntos,habian tomado el titulo de vizeondes dcl Carcassez y reco-nocido por su sefior inmediato al conde de Tolosa. Los ha-bitantes de aquella tierra conservaron empero cl afecto yfidelidad â la casa de Barcelona, y asi b indican las subie-vaciones de! aflo 1107 y de! 1120, que arrojaron del viz-condad6 al usurpador, vizconde Bernat Aton, y restauraronla autoridad de nuestro soherano. Poco después el citadopersonaje, apoyado por et tolosano, reconquistô cl Carcas-sez, y al cabo de algunos aflos en que negaba cl vasallaje âRamôn Berenguer IV, se viô precisado â rendirie homena-je solemne, no solamente por el mencionado territorio, sinopor ios de Rasez, Lauragués y Termenés, llarnado este ûl-11mo también et pais de las Corberas superiores, por encon-

4

- 42 -trarse en los confine dcl Narbcws, en la corclillera quesepara cl Rossellé y Fenollet de la cuenca.del Aude. Descleentonces los Trencavei!os se enemistaron con la casa deTo]osa y perinanecieronflelesâ la de Barcelona, satvo uncorto periodo de cinco aflos, entre 1171 y 1176. Por aque-lios aflos e! vizconde de Nimes, perteneciente también â lafarnilia de Trencavello, sereconociÔ vasallp del Réy deAragôn, y todos-apoyaron û Ermengarda de Narbona ata-cada por cl conde de Tolosa. La influencia de Alfonso Itué considerable en toda la Galia meridional, y dia se de-bié esà especie de reconquista de] Carcassez y dcl Rasèz, ycl reconocirniento explicito dcl seiiorio,de la casa de Barce-lona sobre aquellos territorios. Pot esta causa, cuando Si-môn de Montfort duefio ya de todo e] Carcassez y muetteviolentamentc cl joven vizeonde Roger en la cârcel de Car-cassona, miserabiliter inler/ectus ) segûn expresiôn dclPapa Inocencio III, quiso legalizar su adquisicién, se apre-surô â suplicar al rey de Aragôn que le recibiese el home-naje en su calidad de sefior de la tierra vizconda]. Pedro Ise résistié â admilirselo hasla e! afio 1211, en que se b•aconsejaron cl obispo de Usez y el abad del Cister. Estoshechos son por cierto muy desfavorables para Ios autoresf ranceses que han sostenido que Ios derechos de la casa deBarcelona sobre los condados de la cucnca del Aude, craninfundados, y adquiridos en perjuicio del rey de Francia.Simôn de Montfortera un sibdito importante de dMho me-narca, y sin embargo espontâneamente y con gran empeflosolicitô de! rey deAragÔn la investidura ô entrega de po-sesiôn de aquellos feudos.

Alfonso I supo también iroponer la supremacia en e!condado de Rodez, tierra situada muy al Norte dcl Len-guadoc, cerca de Auvprnia; e! conde Hugo Il se le dec!arôfeu:latario pot parte dcl Carlad& y pactaron estrecha alian-

r-,

- -za, que produjo desfaorabies consecuencias para los con-des deTolosa.

En cuanto â Narbona, las relaciones de la casa vizcon-dal con la de Barcelona fueron aun mAs intimas desde clmatrirnonio de la viuda de nuestro conde Cap cl' estopescon e! vizconde Aymerich J; su hijo contrajo indestructible,alianza con su hermano uterino Ramén Berenguer III;asistiô â la conquita de Mallorca y à las guerras contra elconde de Tolosa, y supo morir como buen guerrero en lacélebre bataila de Fraga librada contra los sarracenos. Suhija, la vizeondesa Ermengarda, continuô durante toda sularga vida, la ainistad con los coudes de Barcelona, y al pa-recer colocô todos sus dominios bajo la protecciôn y seûo-rio deRamôn Berenguer J'\T, quien auxiliô en la conquistade Tortosa, donde servicios tan seflalados prestaron los nar-.boneses que merecieron las notables concesiones y privi-legios, de que disfrutaron por espacio de varios siglos. Elvizconde Pedro de Lara, sobrino y sucesor de Ermengar-da, reconociô también la supremacia de la casa de Barcelo-na, y cuando otorgô la cesiôn eventual de! vizcondado â fa-vor de! conde de Foix, en 1193, el rey Alfonso aprobô esteacte con la condiciôn de que el expresado conde tendria enfeudo de! monarcano solamente los territorios de Fenollety Pertusa, sino también las tierras y honores que dentrode! Narbonés y de la villa de Narbona, tenian sus vizcon-des por la casa de Barcelona desde antiguos tiempos.

La influencia de esta casa sobre la de Foix era tambiénantigua. Es casi seguro que cl coude Ramén Berenguer lIEal heredar en 1117 los estados de la extinguida faniilia deCerdaha, heredô bienes castillos y sefiorios sobre varioslugares sitos en e! Sabartés ô parte alta el condado, deFoix, tierra independiente, como ha deiiiostrado un con-cienzudo autor francés, Baudon de Mony, y sobre la cual

-44-niiigin derechottivo ci nde de Tolosa. Est.e solo hechobastab , paM mantener .relaciones ehtre aquel pais 9 su con-de con el pFincipe catalân. No se sabe con fijeza, si bienhay bastantes indicios de que existian oh]igaciones feuda_les pot -parte de los primeros condes de Foix y en favor deIos de Barcelona, y de cHas naerfa la influencia Ô supre-niacia què indudablemente ejercieron éstos, durante los si.,glos xi y xii, sobrraquel pais internb-pil'enaico. Reminis-eencias de dia las encontrarnos en 1151 y en 1193., sea enles contratos para cl matrimonio de Roger Bernat de Foixcon Cecilia Trencvello, en los que aquél aparece como va-sa]lo de RmônBerenguer IV, yen 'ci diploda expedido

• pot el rey Alfonso I en 1-Juesca, confirmando â Ramén Ito-ger de Foix la cesiôn eventuai dcl vizcondado de Narbona,que le habia hecho Pedro de Lara, y en la que declara sersefidr y protector de ambos. Pocos aùo antes, dicho mo-narca habia !conflado cl gohierno de! condado de Provenzaai conde de Foix, y dadas las circunstancias en que e leeligié para aquella especie cle..lugartenencïa, indicaba tam-bién la intimidad y aliauza entre ùmhas casas.

Todo este conjunto de pueblos y de sefiores, que desdeel exLremo oriental de la Provenza hasta el occidental dclBearn prestan acatamiento al re' Aifonso 1, representan cl.vasto campo, en que al concluir e! siglo xii, se siente h in-fluencia catalana y là supremkcia de la casa de Barcelona,vencedora en su rivalidad con la de Tolosa, que qucdô re-

• legada â segundo término, y viô desbaratadas muchas desus ambiciones pr la afortunada poli ticà de aquel princi-

• pe, que si, como retenden algunos historiadores, degeneréalgunas veces en la perfidia, es por defecto generalde su.épopa nada -tranquila y serena, que en semejantes cireUrs-tancias es raramnte delicada y noble la conducta dc losgobernantes. .

- 45 -Antes de la desastrosa batalla de Muret que,: si no puso

fin de momento â la influencia catalana en la Galia m6ri-• dional,la redujo ciertamente en su intensidad y extensiôn,

otro pueblo importantisimo dcl Lenguadoc debia aûn caerbajo la dôriinaci6n de la casa de Barcelona, Nos referimosâ la sefloria de Montpeller.

- Dèsde los tiempos de Ramôn Berenguer III Ios Gui-llerns, eûores de dicha villa y sus dependencias y territo-ï'ios, habian mantenido constantes relaciones con Ios cata-lanes. Por esto dice el sesudo historiador Germain, que,«mucho atites de poseer por si mismos esta seflorta, Jas re-ycs de AragÔn la dominaban por su influeneià.»

Prescindiendo de la asistencia de Guillêm V â la con-quista de Mallorca, de Guillém VI â la toma de Zaragoza,y de Guillém vii â la de Tortosa,yemos al segundo de loscitados restablecido en cl dominio de su capital, de la quehabia sida arrojado por los vasallos, principalmente por clauxilio del conde de Barcelona; vemos también â Gui-Iléin VII en la junta de Huesca, dcl aflo 1162, coma otro

• de los magnates del reirlo, y en su testamento disponer quesus liijos y sus hombres y honores queden hajo la rotec-ciôn y guarda dcl rey Alfonso 1. Et hijo de este monarca,Pedro i ci Catôlico, contrajo matrimonio con la hija y he-rdera dcl iltimo de los Guillems legitirnos, y ésta le hizôcesiôn complevi de.Montpeller, Lattes, Castelnau, Castries,

• Montfeùrcr, FrontiùA; Paulan y la haroni de Omelas ôAumelas, villas y tierras coïiprendidas en cl moderno der»artamento dcl Herault, en cl camino de Catalùfla â Pro-venza. Esmuy importante, pues, para cl asuntp que trata-

• • mos en •nuestro discurso, hacer constar e! hecho de quén 1205 las pueh]os de la seùoria de Môntpe]ler aceptaron

con agrado la dominaciôn de la casa de Barcelona, no pre-ç4sa y iihicamente por las astqtas rnedidi y prômesas d

- 4G -.Pedro 1, como por éjemplo e! juramento de respetar las&ntiguas costumbres, cl ndrnbramiento de una comisiôn deciudadanos para entender en las reformas convenientes, yla cencesiôn de! libre trâfico â los habitantes de dicha se-feria en toda la extensiôn dé les estados de la confedera-ciôn, recurses ncaminados â hacer popular la nueva di-nastia y evitar que aumentasen les partidarios de les hijo-ilegitimos de Guillém Vfli, sino que aquel hecho tan sig-nificative procedia de otros -mâs antiguos, de la inclinaciénde la primera dinastia hacia Cataluf1a, de la fidelidad deles habitantes â la causa de la nacionalid.ad meridional, de

- afinidades de raza que han dejado â través de los sigleshuellas indelebles. «Fer estas causas, dice e] auter que he-mc;s citado antes, les catalanes han sido considerados cômehermanos en Montpeller; nuestra crônica Petit Talamases catalana, apenas se ocupa de les acentecimientes deFrancia, desconoce la feclia en que rnuriô Carleniagno yen cambk aneta la toma de Barcelona en 1088, la de Ma-ilorca en 1114; lâs de Almeria y Tortesa en 1148 y 49;tede le que preocupa la atenciôn del cronista ocurre en lapeninsula; la ciudad de Geroria ha tenido sicrnpre en la ca-lie de Sant Mateu de Montpeller una casa para colegie;etra casa ha tenido aqui la orden catalana y civiliaddra dela Merced; el Propi de nuestra iglesia se inspira en la igle-sia. espafiola; San Ermengel 1 Santos Juste y Pastor, San -tas Leecadia y Eulalia sen honrades con fiesta aniial, -y lapatrena de Barcelona tiene dedicade un templo en Mont-peller.»

E! naciiniento de Jaune J en aquella sefloria acabô dedemostrar la influencia catalana. Le que les habitantes y

S

cônsules de la villa- capital hicieron durante el embaraze yparte de la reina Maria, ne le hacen sine les pueblos iden-

• tificados cop su seberane, y que se cpeen legitiriamente

r

-47-comprendidos en la nacionalidad qde. este rije. En estaépoca es cuando se presenta y-a completarnente.desarrolla-do este sentimiento del Mediod(a. En la Galia meridional,relegado â un puesto seeuhdario cl conde de Tolosa, noqueda mâs que la supremacia del rey de Aragôn. El mis-ino papel que desetnpeùa.n Ios Capetos en la Francia sep-tentrional, b tienen en Lenguadoc y Provenza los principesde la descendenci de Guifre, el antiguo conde pilosus deBarcelona.,

Hernos de interrumpir ahora la expoiciôn de este des-ensolvimiento general de la poUtica en cl Mediodia con elexamen de un heclo secundario y desconocido, pero quereviste alguna importancia histôrica. Ni Zurita, nila Mar-co Hispanica, ni la Histot9'e générale de Lan guedoc, niCastillôn d'Aspet en su Iftsfoi,e des populations P11M-

néennes du Nebou,an et du pa 4rp de Comniinges, han in-dicado que en 12m el FCy Pedro 1 hubiese cedido en feudoe! valle de AMn ai conde de Comenge, y que este se reeo-nociese vasallo y feudatario, no sôlo por cl citado valle sinotambién por todo el condado de Comenge. La tierra deArân'era una especie de coniodin de que se servia el reypara indemnizar perjuicios causados Ô conquistar y asegu-rar alianzas, pero esta vez fué, al parecer, e! precio parahacer posible un rnatrimonio real, y la adquisiciôn de unaimportante seûoria:. Considerando que Bernat dc Comngeya intentô repudiar â su esposa Miria de Montpeller, antesdcl aflo 1200, y que e] ray Pedro conocia las dificultadesque la Iglesia opondria â los hijos iïegitimos de Guillem. VIII,no es aventurado pensar que cl monarcaconcihiese el pro-yecto de casar con Maria, en 1201, y que para facilitarloganase con dâdivas la arnistad dcl conde de Cowenge, y leinclinase resueltamente al repudio, cosa fâcil en personaque ya habiq realiao este acto reprobable coq sus des

- 48 -primeras esposa La neativa de Ios prelados de Aucli yCornenge A consentir la referida separaciôn, cornplicô y te-tardô el repudio de Maria, que no pudo tener lugarbasta 1204.

Les principales apartados de14oumento en cuestiôn,que creemos indito, son los siguientes: Quod ego P. Dei•gracia rex aragonis et Cornes Barchinone per me et permeos cun bac presenti scriptura, perpetuo duratura, donoet in presenti traclo uobis Bernardo bonorando comiti con-uenarum, et nestris successoribus, totam uallèm meam deAran cum omnibus horninibus et cum omnibus directisque ad me et ad nieos ex inde pertinent uel pertinere de-bent. In hune modum quod iam dietam uallemintegre uoset uestris habeatis in propriani hereditatem. Item ego, iam-dietus P. rex, pr me et per meos promitto uobis bernardcriam dicto, corniti conuenarum, et uéset uestrossuccessorescontra cunct6s manuteneah, uobis tamen et uestris succes-soribus facientibus directum his, qui querimoniam aliquamproosuerint deuobis. Et ego B., iam dictus, cornes conue-

• narum, propter huius modi donatiuurn et manutenenciamquam nos, dorninus P. tek aragonis, mihi et meis suebesso-ribus facitis in dorninum hieum, nos reçipio et ex indedeue-nio, per me et per meos, bona Me et sine dolo et gratuitauoluntate, uester homo et uester fidelis uasailus et omniumuestrorum cum omni comitatu conuenarum. Quem siqui-dem comitatum cum iatn dicta ua]Ie deArn etcum homi-nibus qui sunt in eis, profiteor et recognosco per mé et permeos, me tenereprouobis, domino P. pre memorato rege,et pro uestris, prcimitto nobis et uestris... quod uos et ues-tros adinuem et auxiliurn omni rnodum et succursum uobisetuestris préstem chntra cunctos hommes.., per me et permeosuobis, domino P. regi, facio hominium etsacramentumet iurocorporaliter super bec sancta IIII- euangelia. Datum

- 49 -in banneras die sabbati post festurn sancti Mathei, men-se septembris in era M.00.XXX.VIIIIa. anno dominiM.CC°.I. Firman el Rey Pedro y sus testigos Artal deÀ lagon y AssaUt de Gurlal y el Conde Bernat y Ios suyosAdemar de Puestris y Fortaner de Rocafort.

Este pergamino del Archivo de la Corona de Aragônnos hace saber varias cosas; que en septiembre de 1201 elRey se encontraba en Bafieras de Bigorre, inmediato alcondado de Comenge; que en aquella fechaelconde de estepais era aquel Bernat-Odon, Honoranctus, segûn e! docu-mento, que Castillôn, hstoriador de esa casa, supone hijode Bernat IV y esposo de una hija del conde de Tolosa, yafirma que entrô en 1181 como religioso en la abadia deFeuillants; y en fin, que los condes de Comenge al comen-zar et siglo XIII reconocian solemnemente e! seflori o y do-minio del rey de Aragôn, tanto por e! valle de Aran comopor el territorio del condado, y por esta causa Pedro I en1212 suplicô al Papa ordenase â las tropas de SiinÔri deMontfort, que no entrasen en las tierras de sus casalios loscondes de Foix y de Comenge. Estaha por b tanto muyequivocado el historiador Castillôn al decir que jamâs loscoudes de Cornenge hahian sido vasalbos dcl rey de Aragôn,y que en aquella ocasiôn Pedro I habla engafiado al Papa.

Nuestro monarca procurô desde entonces ir ganandoainistades y auxiliares en Gascuûa y Lenguadoc. En 1211te vemos hacer concesiôn vitalicia dcl castillo y villa deBielsa de Aragôn â favor de Sancho de la Barta, esposo deMatilde, una de las dos hijas que Maria de Montpellerhabla tenido con e! conde de Comenge. Esta familia de laBarthe ô la Barta poseia e! pais Ilamado de los tua fro ta.11es, que sou Ios de Aura, Mafloac, Nestes y Barosse,sitos al pie de los Pirineos, entre los condados de Bigorrey de Comenge; se cree que dichos valles pertenecian al

- —50-condado de Aragôn en un principio, y que par muelio 11cm-po la familia sefiorial, que las adquiriô, los tuvo en feudo ô

•hajo e! sefiorlo de las reyes aragoneses.4

En 1212, en las nouas de Febrera, encantrândose Pc-dro II en Tolosa, cancede al vizeande dc Tarena, un gransefior de! Quercy, el castilla y villa de Pals en ci Ampur-dân, en recompensa de varias servicias, y ahiigândase éste

• - â prestar hornenaje. E! afia anteriar ya habla dada â estepersonaje la villa dc Severa en Provenza. En asuellaocasiôn, en Talasa, habitauda nuestro manarca cl faniosocastro Narbonesio, y en presencia de! coude de Faix y elhijô de éste, de Esquiu y de Pans de Minerva, y de otrasinuchos seùares dcl Lenguadac, cntregô en eneomienda âOliver de Pena, Guillém de Val!, Isarna vizeonde, OliverAideguer, Gui!lém de Rocafart y algunos mâ, cahallerosde aquel pais, cl castillo de Pena sito en el territaria de AI-hi , prornetienda tados tenedo flelmente y ser buenos vasa-

•lias. E! vizeonde de Tarena se con-stituyô fiador de los cx-presados eahalleras.-

Sin embargo, todôs las trabajos, todas las avances de-bidos â Alfonso I .y â su hUa, para alcanzar la supremaciade la casade Barcelona en cl Mediodia de la Galia, debianresaltar inutiles par la escasa duraciôn que esa grandiosaobra obtuvo.

Desde mediados dcl siglo xir, gruesas nubes iban apa-reciendo en cl horizonte, sefialando la lcmpestad terribleque debia destruir la inde-pendencia de las pueblos meri-dionales, y substituir â la larga lainfluencia francesa â la ça-talana. Después de dos siglos de ahandono y de reciprocoolvido entre las reycs francos y las pal-ses de la lengua dcoc, Luis VII cornenzô â fijar de nuevo su atencitin en ellos.En 1141, enemistado con cl coude A.lfonso Jordà, hajô A

-• poner siio â ''olosa y Riva que retirarse in Qbteper pada;

4ra

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- 51 -pe quince aûos mâs tarde, casô su herinana con e] hijodcl citado conde, con Ratnôn V, y pactaronuna alianzaque considerarnos como cl primer impulso pra restahlecrla autoridad y cl prestigio real entre los sefiores de estasregiones. As! vemos â Luis VII en Tolosa, confirmar âinstancia dcl misino conde, los privilegios de la catedral,liacer b propio â su paso per Castres y Magalona, y inâstarde expedir diplomas semejantes para las i&esias dcUsez, Nimes, Narbona y Lodeve. En 1159, ll?rnado porRamôn V, baja para apoyarle en su lucha coii la liga queliabian formado cl conde de Barcelona, cl seflor dc Mont-peller y cl rey de Jnglatcrra. En 1163. obliga al vizcondede Beziers â firmar la paz con cl conde de Tolosa, y con-cede â la vizcondesa de Narbona la facultad de administrarla justicia aun siendo mujer, aplicando la ley franca encontra dc la rornana, y recordando â aquella sefiora, queestaba aliada con et coude de Barcelona, que sus tierrasformaban parte dcl reino de Francia. E'elipe Auguste con-tinuô la politica de su padre; en 1188 concedia proteccïônal conde tolosano, atacado por RicarcJo hijo clelrcy de In-glaterra, y algunos aflos después le diô la villa de F'igeac yla parte de] Qucrcy no ocupada por los ingleses.

Este desenvolvimiento de la influencia de la casa deFrancia sobre, la de Tolosa viôse interrumpido unos diezafios, desde 1198, â causa de la alianza de Ramôn VI concl rey inglés, y dcl casarniento de aquél con la hermana dcéste. Pero, cuando en 1208 viô e] conde organizarse lacruzada cohtra los albigenses, temiô ser despojado de susestados y acudiô â pedir apoyo y consejo â Felipe Augus-to, quien le aconsejô la sumisiôri â la iglesia y le prohibiôtodo trato con su enemigo cl emperador Otôn. Ramôn noobedeciô, presentése al Ernperador, disgustândose cl Reyy quedando abandonado h sq suerte cl j ncautb tolosano,

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- 52 - /

Esto era todo b hecho porlos Capetos para reconquis-tar los pueblos meridioiiales cuandQ estallô la tormentaque se iba prèparando de mucho tiern»o por e! crecimientode las herejfas entre dichas pohiaciones, y en ii1tiniôresultado vino â sorneter gran parte de la occitania â aque-lia dinastia, sin obligarla â esforzarse mucho para dar esteimportante paso en el camino de ta unidad ô formaciônterritoria.l de Francia.-

Con razôn dice, pues, cl seilor Molinier, que al empe-zr laguerra de los albigenses, todo difereniaba aun âINortb dcl Mediodia: la lengua, las costumbres, las insu-tuciones, todo concurria â separar las dos regiones. Laacciôn dc los reyes francos era insignificante en ia segun-da; las razas que habitabn las cuencas de! Garonaçy delRôdano, rio cran las que viian allende e! Loire; en laNarbonesa se vela impreso, c pmo en ninguna otra parte dela. antigua Galia, e] genio latine; mientras la nobleza feudaldcl Norte conservaha integros su poderlo y us privilegios,la dcl Mèdiodia habla transigido con las clases populares,.y e! cotnercio mâs activo en e! Mediterràneo habla cnn-queeido â las clases medias.

Pero aquel estado superior d,e cultura fud ana de lasprincipales càusas de la catâsrofe; favorecia por un lado cldesarrollo de la herejia, pues los recuerdos de la civiliza-ciôri greco-romana dejaron un fondo de indisciplinà coiitrcl Papado, y e! abuso, alentado por les trovadores, de dis-•cutir todas las personas Ios mâs dificiles problemas filosô-ficos, producia cl trastorno de las leycs.morales; impediapôrotro lado la cohesiôn en la sociedad y la unin sôlidaentr los-distintos puehios, de modo que cuando se eneon-traron delante las tropas de. Simôn de Montfort, la resis-tencia no ofreciô e! carâcter de homogeneidad y de actiti-

•dad que requeria la irnportancja de! adyersaro.

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---Para tornar la direcciôn de la resistencia no habla mâs

ue cl rey de Inglaterra ô cl de Arag(n. El pimero, ocuS-do en sus guerras con Felipe Augusto y en .diflcuhades concl Papa; iio podia distraer su atenciôn en cl Lenguadoc.

:Pedro 1,.el Catôlico, quedaba, OF le tanto, corno iinicosoberano disponible para defendèr cl Mediodia contra lôsinvasores Ilamados per Inoceneio III. EI conde de Toloaera un personaje secundario, comparado con cl rey de Ara-gôn, para representar un papel tan a10 y dificil -*

En aquelios momentos terribles, en que iha â decidirsela suerte dc tantos pueblos, quedô. reconocida epontânea-mente, casi dirernos inconscientemente, sin discusiones -nipactos, ]a suprernacia dcl rey de Aragôn. Pèdro I compren-diô su misiôu y viÔ la oportunidad de realizar todas susambiciones, imponiendo sa autoridad todos los seÙoresde la Galia meridional; mâs tampoco estuvo. â la altura queera necesario. Ni su diplomacia, ni su talento militar, nisus cualidades de carâcter y conducta, merecen @ogios.

No entra empero en niiestro plan, resefiar Ios episodiosde la guerra, ni criticar la dircciôn de la hatalla de Muret,sino en cuanto .influyen en la pérdida d? la repetida supre-nracia. Tampoco debemos 'indicar â Pedro I de.sospechasde herejia por haber resistido â los cruzados - Ni â raiz de

- los hechosle eonsiderô sospechoso cl clero, desde el mo-mento qup Tué recogido su cadâver por los hospitalarios yenterrado en cl interior de un monasterio, ni ningûn autornotable ha opuesto reparos en este sentido. Un nuevo dateen favor del Rey aduce el sefior Morera, en su reciente obrasobre ']'arragona, y e que en visperas de su iuerte otorgôconcesiones ai: arzobispo y vecinos de aqucilla ciudad, enrecômpensa sin duda de recursos reoibidos de la iglesiametropolitana para Ios gastos de la guerra contra Montfort.No existia, pues, en cl ânimo del prelado, la mâs remota

cl

- 54 -soecha de que Pedro I protegiese ]a herejia, y quizâsentendia aqbella lucha porno un movirniento nacional alque debia contribuir cl olero. -

Desde 1209, en que Pedro I se presenta en 'cl campo delos cruzados, que sitiaban â Carcassona, â interesarse por suvasallo cl joven vizconde Ramôn Roger 1 hasta su tnuerteen Muret, es cl rey de Aragôn el principal factor, e! media-dor obligado. Ora profflueve una insurrecciôn de los seflo-res y caballeros del Carcassez, y paf ses vecinos, contra Mont-

• fort, ora invita â este caudillo A conferèncias en Pamiers,Narbona y Montpeller, para facilitar la reconciliaciôn conlos condes de Foix y de Tolosa, y como seflor dcl Sahar-tés ô parte aIta dcl Ariège pone guarniciôn ep cl castiflo deFoix, dando seguridades de que los cruzados no serân en

- aquefla tierra molestados, ora en fin es invitado al conciiioô junta de Arles, donde estallô la definitiva ruptura entrela Iglesia y e! conde de Tolosa.

Los cônsules y habitantes de Tolosa temen entoncessufrir una suerte parecida A lo de Bcziers, y escribcn alroy de Aragôn, à. nadie mAs que â Pedro I, relatândole los'incidentes dcl asedio que acahaban de soportar y reclarnân-dole auxi!io. Aquella gente ensu dificil trance no confianni se acuerdan siquiera del rey de Francia, ni del de Ingla-terra;' su sefior y protector natural b yen en la otra partede los Pirincos. -

Pedro I intenta un ifitimo esfuerzo. Envia al obispode Segorbe â R-orna â proponer cl arreglo, y quejarse de lasvejaciones conietidas por los legados y lus cruzados. Los'autores iranceses extrafiah que ci ey reclarnase contra lainvasiôn de las tierras de los condes de Foix, Comenge yBigorre-Bearn, y que les ilamase vasallos suyas Molinier,anotador de la nueva ediciôn de hi Histoire generale deLanguedoc, opina equivocadament.c que Pedro I era seÏor ' -

- 55 -dcl coude de Faix pof cl vizeondado de Castellbô, que Ra-môn Roger posela en Catalufia, cuando es notorio queen 1212 vivia tociavia el vizconde Arnau, propietario deaquella s ûoria; las obligaciones feudales del conde de Foixcon respecto al rey de Aragôn eran pôr t.ierras de la. ver-tiente septentrional, Ô sea dcl alto valle dol Ariège, Opinatambiéii et citado escritor que cl vizoonde de Bearn, çondede Bigorre, era vasallo de Pedro I por pertenecer A la fa-milia de Monteada y tener honores en Catalufla; es otroerror, porque prescindiendo de otros hechos mM antiguos,se sahe que e! vizconde GastÔn de Montcada habla rendi-do homenaje h Alfonso 1 por el vizcondado de Bearn-,en 1186, y que cinco atios después e! mismo personaje alaceptar por esposa h Petronila de Bigorre, reconociÔ teneren feudo de aquel soherano tocla la tierra de este ù]timocondado.

En cuanto al conde de Cornenge, basta recordar el do-cubento dcl afio 1201, que -hemos presentado, en cl que sedeclaré vasallo de Pcdro I, no solamente por e! vaile deArân, sino por todo su condado. Et rey habla, por b tanto.ilamado con todo derecho y razôn oasallos h ]os tres con-de que poselan la parte central de la extensa cordillera pi-ienaica.

Inocencio III, en vistade las reclamaeioncs de Pedro I,acordô la reuniÔn de un eoneilio, que se celehrô en Lavauz;nuestro monarea se presentô h pedir la restitueiÔn dc lastierras oeupadàs à Gastôn deMonteada, A Ramôn Rog&r deFoix y â l3ernat de Comenge, pero la sûplica tué denegada.

Gonveneido al fin de la inutihdad fte la polftica de con-ternporizaciôn; enterado de que su situ-aeiÔn era insosteni-hie, y de que habla sonado la hora dc decidirse en favor delos cruzados ô de los pueblosmeridionales; comprendiendoque cl intente de aquellos no era otro que cl despojo y la

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-56*conquista de tierras, se Ianzô A la guerra corno seùor y eau-dillo de toda la Occitania.

Mas apenas empezaba su caballeresea empresa, la de-sastrosa jornada de Muret puso fin- A su vicia y A la supre-macia, que ejercia su casa en aquella regiôn de la Galia.

Creenios sin embargo exageradas las consecuencias quemuchos autores atribuyen â la derrotà de las.fropas -meri-dionales. En primer lugar, si cl rey de Aragén perdiôIa su-premacia, Cataluûa conservô su influencia sobre gran par.-te deaquellos territorios por largo tiempo, y su dominaciônen algunos se prolongô basta ]os siglos xvi y xn. En se-gundo lugar, es indudable que A no haber ocurrido aquelTaderrota, les francos de allende el Loire no hahr tan tampocodejado de restablecer la autoridaci y administraiôn de losCapetos en el Mediodia, «La naciôn francesa, dice Tour.

I toulon, debfa formarse â pesar de todos los obstâculos, yestos debian precisamente concurrir A su a.lianzarniento,»Por esto, en cl reinado de Felipe AugUsto quedaron in-corporados & la 'corona, paises de la lengua de oc' como laAuvernia, el Velay y cl Perigord, que en nada se relacio-nahan con la cruzada. Ademâs, habla un poderpermanen-te, una dinastla con polftica tradicional, que amenazada pormucho tiempo por ls ingleses que ocupaban el suelo iran-cés, no vefa su defensa asegurada sino por la paciente laborde la unidad, por la formaciôn territoriâl de aquel reino, quecl tratado de Verdûn habla ya dibujado en el siglo ix.

Es preciso también Jiacer constar, que la cruzada y laconquista no destruyeron en todas sus partes la civilizaciény larnanera de ser de los pueblos rneridionales. Montforthabla introducido la costumbre de Paris en las tierras quedistribuiaâ sus capitanes, porque establecia entre los vasa-ilos y el sefior mu-y estechas oblïgaciones. Los cruzadosqueriawtransformar radicalmente elestado politico y social

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- 57 -de les pueblos conquistados. Pero cl rey de Francia téniarniras'mâs alLas, y perniRiô que estes conservaseri sus leyesparLiculares y su lengua. Et derecho escrito continuô envigor; los usos, que regulaban las relaciones é intereses en-tre les individuos, f ueron respetados. La sociedad siguiôsu desenvolvimiento normal sin que la cruzada b hubiesedetenido ni desviado, porque segtn la frae de un utor mo-derne, el movimienté se operaba en esas caps profundas,dende las mâs violentas agitaciones de lasuperOcie quedaninsensibles.-

El tin jeo hecho nuevo que se debe â la cruzada, la tini-ca variaeiÔn intràducida, se reflere h la condicién de losseflores, iio â la de los pueblos.' La apariciôn de! rey deFrancia en e! Mediodia, es la Ilegada de un amo que parasierhpre . niâs tendrân aquellos, y cl môtivo de cambios enla geografia poli tica del Lenguadoc.

La derrota de Muret f ué la sefial de la deshandada; lacoaliciôn desapareciô, y cornenzô un periodo de confusiôn

• coinpleta, durantc cl cual cl Mediodia careèié de audi1losupreno, de cabeza visible. Ocupado per un niûo cl tronode Aragôn, vencicbo y despojado de sus dominios cl conde

• de Tolosa, nada podia ya dar aparente unidad â la resis-tencia. No es exiraflo que en estas circunstancias la casade Barcelona perdiese cl seflorfo y dominaciôn sobre variesde los territQrios; asi vemos que si antes de la batalla deMuret, cl mismo Simôn de Montfort prestô espontâneohomenaje â Pedro I por cl vizcondado de Carcùsona, des-pués, en 1224, cuando cl joven Trencavel!6 obtuvo dichodominio, ya no recordô que debia reconocimiento h Jaime Iy ni éste se le rec]arnô. Et mismo pariente dcl. monarcaaragonés, Nuflo Sanchez, conde dcl Rossetlô, no viô incon-veniente en reconocerse asa1lo dcl rey de Francia pbr lesterritorios de Fenollet y Perapertusa; y cl conde de Go- -

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menge, que, como hemos indicado, dependia de la casa deBarcelona, tarnlién prestô homenaje â Luis VIII siinepa-vo. alguno.

Asi entre las luchas civiles de la minoria de Jainie Iy los preparativos de la conquista de Mallorca, sorprendiôâ nuestro monarca cl tratado de Paris del.ao 1229, por e!.

• que la casa de Tolosa se rindiô à discreciôn â los Capetos,que fueron les que en cl momento ôportuno bajaron delNorte â aprovechar las conquistas de! conde de Montfort ysus cruzados.-

• Este tratado, liamado también de Meaux, que se hizodespreciando los derechos de la casa de Barcelona sobreCarcassona, Beziers y Rasez, tué cl precursor, la causa

• principal dcl tratado de Corbeil. De momento despojô en-teramente â Trencavello detodas sus tierras, y de una bue-na parte de las suyas al conde dc Tolosa, con la seguridadde heredar et resto de su patrimonio al merir Ramén VII.La independencia de•los pueblos meridionales quedaha de-finitivamente perdida.

Todo esto, empero, ocurria en la superficie. En el.fondola sociedad meridional continuaba con sus notas caracte-risticas. Francia y los Capetos se habian apoderado del te-rritorio, pero no dcl espiritu de aquella sociedad, Era fâcilestablecer la adrninistraciôn francesa; ea obra larga y di-lieu operar la trànsubstanciaciôn en ella. Asies que ya nohabla condes de Tolosa, ni Trencavellos, y todavia hablalevantarnientos populares contra los franceses; habla des-

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aparecido la suprernacia de la casa dc Barcelona, y conti-nuaba la influencia catalana.

Nuestros ascendientes no ahandonaron A sus hermanosde allende cl Pirineo. Después de la batalla de Muret una1eiÔn de catalanes siguiô û RaménVI, que estaba refugia-do en el condado de Pallars, y le ayudô A recobrar la capi-

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tal de sus estados. Cuando Tolosa es sitiada por Montforten 1218, entre los cabalieros que la defien&en figura Dal-mau de Crcxell..y otros dcl reinode Aragôn; en la defensadel castillo de Lourdes en el pais de Bigorre, atacado porIoscruzados, sobresalen, en 1216, Guillém Ramôn de Mont-cada y Nuflo Sanchez, pariente del Rey. -

Mientras los tro'vadores de corte dc Jaime I, casi todostolosanos, gascones y provenzales, le alaban y contribuyencon sus obras âdesenvolver la cultura literaria en Catalu-ta, otros trovadores medio ocultosen los castillos dcl Len-guadoc, quieren con sus canciones sostener cl espiritu deresistencia y odio contra Francia, y dirigen ruclos apôstro-fes â nuestro rey y â nuestros paisanos, porque no vuelvenâ tomar parte activa y principal en la lucha. Rovenhac,escrihiô, entre 1230 y 1240,. su patPiôtieo serventesio en clque dice â Jaime I que no vkïldrâ 10 que dehe ni serâ esti-mado, basta que baya encendido e! fuego r vengado â supadre - En e! misrno perfodo, Duràn dirige otto serventesioal rey de Aragôn, porqie se entretiene en guerra contra losmoros y deja ahandonados â los provenzales. Bernat Si-cart de Marjevols, refugiado al lado de Jaime I, escribe -una célebre elegia que, como dice Victor Balaguer, es cieco de! dolor de la nacionalidad destruida por la fuerza bru-tal, y- que sin embargo se recondcia superior â sus nuevosduefios.-

Todo esto indica que la comuùidad de intereses, de cos-turnbres, de pensamiento, entre Catalufla y la Galia meri-dional, subsistia todavia al ser firmado cl tratado de Cor-heU - Sus aGnidades, su hermandad quedan demostradashasta pèr las mismas insectivas de los trovadores entusias-tas dc la,resistencia desesperada.

Es preciso recoFdar, ademâs, pie los burgueses de Montpeller, de aquel pueblo de espiritu prof undamente republi-

-p

- 60 -cand y celoso de sus libertades, se hicieron represertarpordos de sus cônsules, el baile y utrd vecinos, en cl so1emieacto de! matrimonio de Jaune Len 1221, ofreciendo al reyen nombre de la . eiudad, un magnifico presente, y qu,cuando este emprendiô la conquista de Mallorca, retibi6auxilio. de . .aquellas gentes y einbarcô precisarnente en unagalerà de Montpcller. En camhio recibieron los burguesesSu casas en la isla para que contribuyesen proporèional-mente à la cooperaciôn prestada, â la repoblaciôn de aquel

• pedazo de tierra catalana. Y enfin, cuando nuestro monar-ca visité en 1231 la ciudad en que habla nacido, el pueblole hizo voluntario donativo de cien mil sueldos melgorien-ses para ayudarle en las guerras contra los sarracenos; y,

'al renunciar diez aflos después cl obispo de MaguMona enfavorde Jaime 1, e! derecho que tenia de intervenir en laeleceiôn deloscénsules de Montpel!er,los habitantes aplau-.dieron este cambio ., à pesar de que â primera vista podiaIfaberles rèpugnado la substitùciôn de un seÊor de aquellamisma coniarca por otro que apenas les conocia.

Es importante también ver en 1235 al conde de Rédezpresentarseâ Jaune I â prestar cl homenaje por e! vizcon-dadocle Carlat,.y al vizeonde de B4ziers en e! séquito yejército de! monarca citado, Trèncavello sale de Catalufia,seguido de muchos cahalleros de esta tierra, en 1240, parareconquistar los dominios que le habia tomado el rey deFrancia. Vencido e! ilitimo descendiente de la noble estir-pe de los vizcondes de Albi y Carcassona, en el castillo deMontreal,por las tropas de San Luis, volviô â buscar asil?en !a otra parte de la cordillera.

En 1223 los cÔnsules y habitantes dè Amilau Ô MiIlau,en Rouergue, suplicaron al rey de Aragôn que reciamase larestituciôn dcl Gavaldày Amilau, territorios hipotecadosporPedro-I al conde de To!osa, y cuyos habitantes cansados

- 61 -de $sar à cada momento de un se%or â otr.o, de los lega-dos pontificios a ohispo de Mende, de este à Amauri deMontfort, deseaban volver A la deûnitiva y suave domina-ciôn catalano-aragonesa.

Por su parte los hearneses, después de la muerte sinhijos de Gastôn de Montcada en 1215, aeeptaron por se-Ûor al hermano de este. Guillem Rarnôn, cl matador de]arzobispo de Tarragona y esposo de Guillenia de Castèli-vel]. Los autores franceses aseguran que el pueblo bearnésse .resistiÔ mucho A aceptar, como vizeonde, al citado Gùi-Hem Ramén de Monteada, que tardô cinco aflos en que-dar reconocido. Dudamos de esta resistencia, y vernos âraiz de la moerte de Gastôn, ô sea en cinco de las calendasde octobre de 1215, tomar ya Guiflem e titulo de vizcon-de de ]3earn, en la donaciôn que hace A favor dcl monaste-rio de Sant Pere de las Paellas de Barcelona, y usadotambién n la rcuniôn celebrada en 12Ï7, en e! castillo deMonzôn, para buscar soluciôn à las luchas del condado deUrgeli.

En 1223 eT vizeonde . de Bearn y Guillema d6 Castell-veli casaron â su hijo Guillém côn Garsenda de Provenza,parienta de! re Jaime T. Este j.oven niuriÔ en la conquistade Mallorca, y el rey, endocumentodedosdelas calendasde Noviembre del aflo 1230 dcl Sefor, decia: «Attendentesqdod illustris Garsendis, cornitissa et vicecomitissa Biarne,uxor quondam nobilis vin Guillelmi deMontecatano, etmanumissorès ipsius nohilis, debita que debebantur ab eo-dem nobili eta lïohorahilïpatre suo Guillelmo Raïmundiet nobili dômina Guifeirnamatre sua; non possent solvere.creditorihus, ut tenentur, absque maximo detrimento hono-rum herdiim, cum hac igitur presenti carta ]audamus, tpenipis aprobamus formam solucionis omnium debitorumpositam çousflio dijecorqrn nosror p rn fraf r s G de Crv-

- 432 -ria, et fratris B. abbatis Sanetarum Crucuin, et Petri deScintillis, I3archinonesacriste, se manumissorum Guillelmide Monteeatano... Aquf salta â la vista la influencia cata-lana en la casa vizcondal del Bearn. Gastôn, hijo de Ga y

-senda de Provenza y de Guillém de Montcada, gobernôaquella tierra, al principio bajo la tutela de su madre, des-de 1230 basta su muerte en 1290, y siempre usô Iostitalosde seflor de Montcada y Casteliveli, que recordaban cons-tantemente â sus vasallos que el. vizconde era de estirpecatalana. Y ahora debemos consignar una deelaraeiôn dclnotable y sesudo historiador de las cortes ô asamblea dclBearn, Leén Cadier: «Si en el siglo xiv, dice, la indepen-cia dcl Bearn es indiscutible, las relaciones dcl vizeondeGastôn VIII con cl rey de Ingiaterra de una parte, y coneF rey (le Aragôn de otra, hacen â menudo pensar que elBearn no habla estado siempre colocado cuidadosamenefuera del alto sefiorjo dc estos principes, en los homenajesque les habla hecho el vizconde, su vasallo, por otros terri-torios. Entre los documentos de Pedro II de Aragén figu-van muchas convdcaciones en las que Gastôn es Hamado,no solamente como seor de Montcada y Castelivel], sinoconio vizconde de Bearn.»

Si nos l3jamos luego en Ios condes de Foix, vemos atinen 1236 concurrir Roger Bernat Il â lajunta de Monzôn, yprestar su adhesiôn â las inedidas acordadas para f3jar lainoneda jaquesa. Este conde era & ta vez vizconde de Cas-tellbô y de Cerdaixa, como usufructuario delosdorninios desu sposa Ermessendis; pero era también dueflo dcl Sabar-tés, ô alto valte dcl Ariège, sobre cuya t ierra ejercia el reyde Aragôn, como heredero de los condes de Cerdaûa,' clalto zeflorlo. En este liltimoconcepto cravasallo de Jai-mc I; asi es que, cuando Roger IV hizo alianza con el èon'de deTolosa en 1241, le prestô bomenae por la parte baj

• de! condado de Foix, pero quedando exceptuado e! Sahar-tés ô parte alla; y al poco tiempo, al ahandonar de una ma-nera innoble A Rarnôn VII, y hacer la paz con el rey deFrancia, se reconoci vasallo de San Luis por la rnisrnàporciôn de sus estados que antes tenia de! tolosano, sin ha-blar para nada dcl Sahartés. Este territorio podia, de hechomeramcnte, haber sido indepencliente dcl monarea aragonés, como pretende algtn autor; bajo cl aspecto legal continuaba dependiendo de Jairne I al homento de ser firma-do el tratado de Corbeil. Por esto en 1272, quince afiosdespués de! tratado, Jaime quiso ai'in mantener sus dere-chos y reivindicar el sefiorio sobre el alto pais de Foix.

En cuanto â Ios condados dcl Rosseilô y Confient-Cet-dafia, que desde i209 poseia Sancho, hermano de Alfon-so I, y después cl hijo de aquél, Nuâo Sànehez, A titulo desefioria ô de ripa nage, conio dicen los ]iistoriadores f ran-ceses, quedando reservada la soberania de estos territoriospara e] rey de Aragôn, soberanla que Nuiio supo casi ami-Jar de hecho, aprovechândose de las turbulencias que pasécl rèino durante la menor edad de Jaime I, quedaron otravez incorporados â la corona en 1242, por la muerte sinhijos dcl repetido Nuflo.

Por la misma causa y en la propia locha e] territoriode Feno]!et pasô otra vez A la corona aragonesa. A princi-pios del siglo xii cl conde de Barcelona habla cedido el eaijorio que tenia sobre este pais â Jos vizcondes de Narbona,pero reservândose algûn dereho superior que cl tiempohizo caer en e] olvido. Durante la guerra d.e los albigensesfué confiscado, ' cl rey Luis VIII lø conc6diô en feudo âNufio Sânchez, sefor del Rossellô, y â sus sucesores per-pétuamente junto con cl territorio de Perapertusa, conoh]igaciôn de prestar.homenaje y dat auxilio contra. todoslos bombres, salvo la fldelidad clebida al rey de Aragôn;

• —34—En 1239 Nuio Sânchez vendiô â Luis IX cl castillo dePerapertusa, y al morir en 1242, Jaime I heredô el pMsde Fenollct al igual que cl ,Rossellô y ConMent. Alart creepou cl contrario, que Nuùo àbandonô voluntariamente en

- - 1239 también e! pais de Fenollet al rey de Frauda, cuan-d comprendié que en impotente para conservar una se-floria que no c]ebfa darle mucho provecho, yen vista de lasublevaciôn y guerra que movieron sus habitantes, y cl

- vizconde que aquel pais tenia al ser ocupado por los cru-zados. De todos modos, e! re3 de Aragôn no habia en S-gûn caso renunciaclo â su derecho ô alto seiorio sobreaquel territorlo, desde la época en que b habian cedido ïla casa de Narbona. En 1112 Aimerich II promet.iô â suhermano uterino, e! conde de Barcelona, apoyarie contrtodos ]os honibres pou los budos ô terFiforios de Fenollety Perapertusa. y entregar este castillo tantas veces cuantafuese requerido; y en 1193 cl rey Alfonso I, acordndoseaun de este sefiorfo nominal, al confirmar al conde de Foixla cesiôn eventual que le h'acia el ,vizconde Pedro de Nar-

• bona, inipuso la condiciôn de que tendria por él.y sus' su-cesores los castillos y terrjtorios deFenoliet y Perapér-tu sa.

Algo debemos decir tanibién dcl estado de depeiidenciade otros trespequeflos paises pirenaicos; la vispera de lacelehraciôn dcl tratado de Curbeil. Aludimos al Vailespir;Capcir y Donasâ. El.primero poseido por Nufio Sânchez,'fué recobrado por cl rey deA.ragôn en 1242 aI mismo 1km-p0 que el Rossellô. Res 'pecto de! Capcir, que también b

• poseia Nuûo Snchez, siempre bajo cl alto seùorf o dcl reyde' Aragôn, v»mos ue en su testamento aquci seflor orde-naba vciider la pobiaciôn y tierra de Puigvaladors para pa-ga'r sus deudas, disposicién qunojoda tener efecto porcque carecia d cierecijo e! tes'tador, y pou consiguiente to4Q

- 65 -cl pais de la montaia del Aude quedô de nuevo incorpot-do â la corona.

El Donasâ, que la ïamilia de AIiô tenia dcl rcy de Ara.gôn, conde dè Cerdaùa, desde cl siglo xi por b menos,fué confiscado por Pedro I por haber sido rehusados lesservicios feuftales, y conccdido en feudo, en 1209, al con-de de Foix. Nuflo Sânchez en su calidad de seor deCer-dafia, y como Lai disfrutando los derechosque aquelloscondes habliin tenido, per concesiôn de Pedro I en 1212,contô de esta manera al conde de Foix entPe sus vasallosper la. tierrade Donasâ, de lâ que era sefQr. Nufio Sân-chez y Roger Bernat lI tuvieron serias diferenciàs cuandoe! dèscendiente de la familia de AliÔ recobrô la tierra, quele habla èonflscado e! rey Pedro I, y quedô de hecho anuJade cl derecho adquirido por la casa dc Foix.

Roger Bernat para salvar su situaciôn dificil acord.Ô clmatrimonio de su hermana con Bernat de Àlié, en 1236,concediendo .ste elfeudo erpétuo de les castiilos de SÔy Querigut, los mAs importantes dcl Donasâ, salve cI ho-mdnaje y entrega .prescritos por la costunibre de Barcelo-na, y al mismo tiempo per medie de sentencia arbitral..dictada por cl conde dc Empurias y e! vizconde de Cardo-na, reconociô os serviciosteudales que por la tierra men-cionada dehia . û Nuflo Sânchez, y cl seflorlo de éste sobrelos dos castillos. Ai morir Nui6, adquiriô este seflorloJaime J;y en consecuencia e! conde de Foix prcstô home-naje al monarea aragonés, en 1245 y 1.265, por cl Donlasâ.y castilios de SÔ y dé Qnerigut.'..H

Porflltimo, al morir en 1245 Ramôn Berenguer IV,quedabQ extinguid la linea varoni! de la casa de Barcelé-. ..na en el condado de P-rovenza Su hija mayor estaba yacasad con e] j'ey de Fraièi, y esto solo .ya constitufa lina .menaa seria. pra la independepca dcl pals. Jaime T

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- G6 -qiso evitar esta eventualidad desde 1239, después dela conquista de Valencia, y por esta causa trabajô enfavor del enlace dc Ramén VII de Tolosa con Sancha,otra de las hijas del conde de Provenza, y en perjuicio deSancha de Aragôn, su tla,'esposa legitima de! infortunadotQlosano. El deseo de salvar la nacionalidad meridionalhizo concebir este proyecto de uniôn de las casas de Pro-venza y Tolosa. En 1245, muerto su primo Ramôn Beren-guer, Jaime volviô â resucitar dicho proecto, para evitarlos avances de'Francia en cl Mediodia, y conservar en bqué pudiese la supremacia de la casa de Barcelona. Aiefecto se apoderô de Beatriz, la ûltima y ûnica hija solterade su difunto primo, y trahajô para su matrirnonio con Ra-inôn VII. Este seor no supo secundar Ios trahajos dcl reyde Aragôn, y Beatriz pasô â los pocos meses â ser esposade Carlos de Anjou, hermano de! rey de Francia. Romeudc Vilanova, consejero de! difunto conde y gobernador dc!pais, o!vidando las intenciones de Rainôn Berenguer, en.tregô la Provenza â un enernigo dc la patria meridional.Carlos quedô de esta mancra impuesto â la tierra provcn-zal por conde y dueflo, y su dominaciôn. segûn dice Tour-toulôn, pesô sobre Ios provenzales como una afrenta. Refi-riéndose â esta época, cl cronista Mateo Paris, dccia tambiénque aquel pueblo Lieue por los franceses un odio inexo-rable.

Todas las combinaciones para salvar la independenciade Ios paises meridiona les habian fracasado. Jaime T queen 1239 aun hahia sido visitàdo en MontpeBer por muchosseiores y caballeros de! Lenguadoc y Provenza, que le con -sideraban por su seflor natural, despué dcl .matrimonio deCarlos de Anjou ya no debiô ver posible la reconstituciônde so supremacia. El pueblo es cl que continuô a!imen-tando esperanzas, y veinte ar'içs habfan transcurrido cuapdQ

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- 67 -todavfa imploraba l auxilio dcl rey de -Aragôn; pero •estè,se habla resignado ai abndono de la Proveuza, y al olvidode SUS! derechos y seflorf o en dieha tierr derechos muyrcale.s, dice cl autor que acaharnos de citar, aunque otracosa hayan dieho los historiadores franceses, porque esta-han cobsagrados por las reglas de sucesiôn feudal, y el reyde Aragôn no habfa contraldo compromiso a]guno desdecl tiempo de Alfonso , que destruyese su alto seflorfo enla hermosa patria de Ios trovadores. -

Ahora que hemos concluido cl inventario dc les dère-chos y posesiones que la casa de Barcelona tenia en la Galia m&ridional, eu los rnomcntoÈ en que era firmado cl tra•tado de Corbeil, y que hemos procurado deterniiriar su res-pectiva naturaleza y valor, para que pueda aprceirse cualèscran meramènte nominales y èarcomidos por el tiempo, ycuales sé manteniaû elaros, reales y efectivos, estamos en -mejor disposiciôn para estudiar los motivos y consecucu-eias de aquella liquidaeiôn gencral de cuentas pendientesentre las dos coronas.

El acto trascendental dc Jaime I ha sido por algunoscalificado de vcrgonzosa abdieaciô.n dela jefaturadela con-federaciôn de los pueblos meiidionales; de reconocimientodc su inferioridad rèspecto dcl rey de Francia; de torpetransacciôn jor la que nada efcetivoreeibfaen carnbio de bmueho qué renunciaba. Peroestos, sin quercr apreciar lacircunstancias que rodeaban nuestro monarea, sin tenerabsoluta seguridad de que Ja inclependencia de Catalufia,la Vicja, respecto de los reyes franeos, y dc que la plenasober-ania, no el seiorf o feudal, de los condes de Bar-celona, habian sido reconocidos legalmente y proclamadospor alguno de Ios carloingios 6 de los Capetos, ante-riormente al siglo XIII, encdentran pMcedente que Jaimee enedase en complieads ave9turas, inspirdas en un-

n

- 68 -peligroso quijotismo, para sostener la nacionatidad meri-dional ya dividida y extenuada. Afortunadamente para e]pais que regfa, Jaime siguiô cl carnino de! buen sentido,supo hacerse cargo de la realidad, y con abnegaciôn mâsmeritoria en quien tan altivo carâcter y tanta aflciôn â lasempresas guerreras tenia, optô por la humillaciôn y la con-cordia.

Desde 1245 â 1255, durante diez afios, ya habla prepa-rado combinaciones y tramacjo reacejôn contra los Irance-ses; pero habiase visto mal secundado por !os sefiores y lospueblos de la Occitania. Los mismos habitantes de Mont-peller y de Marsel!a parecian inconscientes aliados de losCapetos, tan inoportunas y suicidas eran sus insurreccionesy sus quejas. En este tiempo habla visto morir sin dQscen-dencia varonil â los condes de Tolosa y de Provenza, yheredar ambas casas los hijos de la de Francia, â pesar dela oposiciôn de magnates y pueblos, y como si la mano defias decretase la extinciôn de ]as dinastias meridionales.Habla visto también con cuanta facilidad el vizeonde Tren-cave]lo habla sido conquistado y engaflado por !os agentesde San Luis, y efectuado su incondiciona! y definitiva re-nuncia de sus estados â favor del rey de Francia, colocandoâ este en las mismas puertas de Catalufla, porque entoncesCatalufia empezaha en Salses y Fenollet. Era tal la sumi-siÔn de Trencavel!o, ingrato con cl rey de Aragôn, que lehabia amparado en su corte, que en 1247 se presentô enPari s, y en presencia de Luis IX rompiô el sello en que se

•titulaba vizoonde de Beziers y Carcassona.El ânimo de nuestro Rey habla igualmente decaido por

las intrigas que en contra suya tramaron Luis IX y e! obis-p0 de Maguelona, cuando éste se declarô vasallo de aquély reconociô tener la villa de Montpeller y eT castillo de

•Lattas en feudo de la corona francesa 1 combinaciôn feudal

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que convertia sin rernedit â Jairne J en vasallo de San Luispor el grado intermedio del pre]ado.

À. todo esto hay que agregar las diflcu1içles interioiesque tenia Jainie I en sus estados peninsulares: La conducta equlvoca del rey de Castilla, que amenazaba la.independencia de Navarra, y e! apoyo indirecto quê FMù-cia prestaba â Castilla permitiendo al vizconde de Nar-bona, amigo de Alfonso e]. Sabio 3 jr' â sevir1e dondecreyese conveniente. Los levantawientos de los'sarracenos

- en Valencia le anunciaban que la conquista.iio era todaviaobra sôlida y acabada. El da1isrno con ribetes de antago7nismo, que notaba entre catalanei y aragoneses, hijo, apar-te otras causas, dc la diferencia entre ambos pueblos, porser e! carâcter de los primeros igual al. de las gentes de Oc-citania, y el de los segundos mâs semejante con el de loshijos de la Vasconïa, debian preôcupar su genio poirticoinclinado à proseguir cl avance dé conquistas hacia cl sudy el oeste. En fin, cl estado constante de indiscipliùa leIo nobles ., «nobles de nacimiento, villanos de conducta»,eg4n dura expresiôn de D; Vicente de la Lafuente, espe-

cialmente de los ricos Lhomhres de Aragôn, desleafesyau-daces; siempre recelosos de! poder real, de aquellos quecuando Jairne dijo que aléncia ya se habla rendido, «per-dicron la colo,' b propio que si se les hubid.e /iericto enrnedio dcl corazcin)), corno observô cl propio monarca, de-biô aconsejar â éste la mayor prudencia. Su situaciôh le.obligô, por b tante, â huscar los medios de disniinuir lasdificultades y complicaciones, y abandonar suefios y espe-ranzas que no tenfan asiento en e! sentido pMctico. Lirni-tando cl radio de .accién, deshaciéndose de cos jue permomentos volvian inLîtiles, e! rey de Aragôn se hacia mâsfuerte y su reino rnâs.compacto.

Luis IX que tampoco dçseaba aumentar sus enemigos

I

- 70 • —ante e! poder ingîés enseiioreado de gran parte de la Galia;caMcter conciliador y dado â obtener la realizaciôn de losplanes por rnedio de lenta labor Ô evoluciôn; np muy se-guro de ]a resignaciôn y quietud de los pueblos meridiona.les; temiendo una sorprsa â b mejor por parte dol rey deAragén, no es raro que dcsease también un arreglo dura-dero ô transacciôn general.de Ios puntos litigiosos.

Coincidiendo 1â voluntad y pensamiento de los dos inonarcas, la obra era Mcii y por esto fué realizada.

Et rey de Aragôn cediô eier%amente algunos derechosdudosos, quizâs infundados, ofros ciertos, pero meramentenominales, sin. valor real, y por fin otros también incues-tioriables y con pleno valor. Cediô, pues, mucho mâs quesu rival. Los derechosquerenunciaba San Luis, si osqueno habian sido ya legalmente redimidos, eran muy inti-guos, olvidados, borrados por la prescripciôn inmemorial;por esto decia La Chaise cl historiaclor . de San Luis, queel tratado de Corbeil «f ué muy ventajoso â Francia, porqueno cediô mAs que derechos, que era imposible hacerlos va-1er, en la otra vertiente pirenaica, y adquiriÔ la posesiôti demuchos territorios en la Galia». 5m embargo, â b aporta-

• do por cl rey de Francia A la concordia debe afiadirse otracosa, que no era derecho de clase ô naturaleza alguna, peroque para los Capetos tenfa valor y representaha un sacrifi-cio en aras de la paz. Es cl rcconocimiento de la domina-eiôn de] rey de Aragôn en Montpeller y en Omelas, .Carlaty lianura del Rossellô, dândole seguiridad en la posesiôn deestos seflorfos y territorios, y . por 10 tanto renunciando portiempo indefinido la casa de Francia A su incorporaciÔn â

• la coroija, y creando una traM û obstâculo legal en la obrasecular de la tormacjôn territorial de! reirjo francés, Estesacrificio supo apreciarbo el rey de Aragôn, y comprendiô

•que no perdiendo Montpelier quedaba, en vista dcl vigoro-

so avance de Francia en el Mediodia, suficientemente acep-•table cl convenio.

Estosson Ios môviles ô câlculos que produjçron, ennuestra hurnilde opiniôn, cl tratado de 1258. QuiMs nohemos sahido expresar con exactittid nuestro pensamiento,porque la verdad histôrica es demasiado sutil y complica-da para que podamos probarla por completo y exponerlacon claridad. Estâ formada por numèrosos matices, de los

• que solarnente los mâs aparentes pueden ser vistos por clobservador.

Para algunos aiitôres los verdaderos môviles son muyprofundos y han esoapado â la investigaciôn histôrica. No

• 10 negaremos en absoluto; pero, cuando cl buen sentido yalgunos datos ciertos explican lôgicamente los actos ô he-

• • chos, no hay necesidad ni razÔn para atribuirlos â oscurascoînhinaciones ô â clementos, que muchas veces no son sinoabstracciones ô visiones teôricas,

Los derechos renunciadospor Jaime I, que creemos quiniéricos, cran los referentes â los condados y territorios deAgen, Albi, Quercy, Tolosa y San Gilles. Los demâs,sobre Carcàssona, Rasez, Lauragués, Termenés, Miner-vés, Sait, Fenoliet, Perpertusa, Narbona, Rodez, Beziers,Amillau, Grezes,ô Gavaldâ y algunos otros, eran incontes•tables. Asi son calificados, si no todos, la mayor parte- deestos, por los Maurinos, en su-Histoire générale de Lan-quccloc, y por su dltimo anotador, Augusto Molinier.

• Respecto del derecho sobre el pals deFoix, que Uguraentre los renunciados -por e] rey de Aragôn, parece que fuéincluido en- e! tratado por distracciôn de los embajadores

• de aquél, pues no estaba mencionado en los poderes, queles habla otorgado en 14 de Marzo de 1258, y as! rehusôaprobar, segtn opina Tourtoulon, esta parte del convenio.

•Lo cierto es que en la. ratificaciôn de Jaime I, firmada el

s- t

16 de Julio del mismo aiio, cl pais de Foix sôlo esth cità-do en cl preâmbulo., pero no en e! puerpo. de] documento,h.aciendo ospechar una desaprobaciôn en este punto, 3i

•que-en 121? Qi propio rey quiso reivindicar el Sabartés, y

•se negÔ â retirar sus soldaclos de los-castillos de Lordat,Montreal, Ax y Merens.

Después dcl convenio, que habla anulado la supremacia -.de ka casa de Barcelôna eu la Galia meridional, y que ha-

•bia facilitado macho la formaciôn territorial del reino de

• - Francia el monarca de Aragôn cônservô la soberania, altoseiXorio feudal ô derechos especiales sobre los siguientespaies ultrapirenaicos: Montpeller, -O me]as, Carlat, Rosse-

• lIô, Confient, Vallespir, Capeir, Donasâ, Sabartés, AMny Bearn. La Provenza, que no figuraba en cl tratado deCorbeil, fué cedida à los pocos dias por Jaime I â1a hijaprimogénita de su difunto- primo el coude Ramôn Beren-guer, esposa de Luis IX y cufiada de Carlos de Anjou, quedominaba aquella tierra desde 1247. Los derechos al con-dado de Provenza, que ten!aelrey de Aragôn, eran tambiénincuestionables, y su cesiôn à Margarita f ué quizâs otra delas condiciones secretas in1puestas â Jaime I para aèordrcl matrimonio de su hija Isabel con e! hijo segundogénitoae an Luis, de cuyo enlace al parècer esperaba nuestromonarca buenas consecuencias po]iticas.

• - * Hemos calificado de paf ses ultrapirenaicos Ios territo-nos sobre los que continuô ejerciendo soberania ô seflorfola casa de Bârcelona, y quiMs no sea califieaciàn exactapara todos. Vallespir, Confient, Capcir, Donasâ, Sabartésy Arân-son en realidad pueblos interno-pirenaicos; y e]RosIlô, Ilanura en e! litoral desde Salses basta la ense-nada de Cervera, solamente puede considerarse en la ver-fienté norte de la cordillera. si e! eje principal de ella se leqûiere ver en las Alberas. De b contrario, si la linca mâs

D

I- 73 -importante se pône en las montaias Corberas, el RossellÔestâ en la pçninsula.

Se compend que Jairne I pr .ocurase retener sù sobe-raniasobre esta seriede pueblos adosados â los Pirineos,que constitulan una barrera, ;nna linea de defensa, inter-puesta entre e! reino de Aragôn y cl de FMncia, eu toda laextensiôn de l frontera catalana. Lo que no adivinamoses el ernpelio en conservar el sefiorio de Carlat, completa-mente aislado en la alta Auvernia, rodeado de afros seo-rio dependientes de Francia, y muy alejado d Montpeller.No podia ser el interés econômico, las rentas; porque uni-camente gozaha dcl domino directo, no dcl ûti].

Otra particu1aridd dcl tratado de Cobei[ es la omisiônde Ios derechos que cl rey de Aragôn tenfa en los paises deBigarre y Comenge. Al ver t% Jaime I renunciar sus su-puestos derechos sabré e! condadode Tolosa y otros igual.mente quiméricos, extraflo parece que Luis IX no hicieseconstar explicitamente tarnbién, que la renuncia alcanzabaâ dichos dos condados, .siendo los derechos que Jaime te-nia en ellos algo mâs fundados. Respecto dcl valle de Arân,que, como hemos indicado, era en 1201 posefdo por el con-de de Comenge en feudo dcl rey de Aragôn, uo se encuentra en qué fecha y por qué ÎazÔn f ué perdido par este con-de, y unido cl dorninio ûtii t% la corona. Soamente existen,con anterioridad al tràtado de Corbeil, nombramientos rea-les para oficiales ue juraban ffdelidad â Jaimel segtinfuero de Barcelona.-

Luis IX o eurnpliô lealmente cl convenio de 1258; loslegistas le impularon â busear suilezas para ir mermandola autoridad y derechos dcl rey de Aragôn, en Montpeller 'y eel Sabartés. En 1260 viôse Jaime obligado â prestarhomenaje, y cuatro aflos después, ante nuevas exigencias,no tuvo mâs remedio que enviar A Paris al conde de Empu-

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- 74 -riàs y al obispo de Barcelona para destruir les planes fra-guados. A esto Ilaman Ios historiadores franceses, le mer-ceilleux esprit de suite de ta dynastie capétienne en lajorinaciôn de la unidad francesa. Asf es corne no todas lasposesiones de la Galia, garantidas al Rey de Aragôn porel tratado de Corbeil, Ilegaron hasta la paz de Ios Pin-neos.

Los Capetosestableciendo en el Lenguadoc sus ôrganosadministrativos, con exacte conocimiento de la influenciaque podian ejercer para transformar las corrientes y senti-

• mientos de les pueblos menidionales, lograron que lenta-mente estos perdiesen e] recuerdo de su independeucia y desus luchas con las cruzados de Simôn de Mont.fort. Lasquejas y tentativas de rebeliÔn f ueron cada vez mAs débiles,y cuando en 1271 muniô Juanà, hija y herede!a de Ra-niôn VII, y e! condado de Tolosa pasô A ser dcl Rey, Iostolosanos pidieron al infanfc primogenit-o de Aragôn, quese pusiese al frente del levantarniento y se proélamase con-de, pero cl plan no encontrÔ eco en los pueblos, y e! mismoJaime I convencido de la impotencia de éstos, prohihiô alinfante todo acto de hostilidd â Francia. En 1290 aun eracastigado en la citada ciudad un hombre que sostenja pù-blicamente, que cl rey de Aragôn -tenia . derecho al condadoque dejô Ramôii VII, y poco después Bernat Saisset, obis-po de Pamiers, aun proponia al condede Foix ir A negociar

•e] matrimonio de Gastôn con la hija del monarca arago-nés, con cuyo apoyo podria apoderarse de Tolosa y pro-

- clarnarse conde, ]ibrando A aquel pueblo de la dorninaciônfrancesa que decia era insoportab]e. Mas, estos cran actes

t personales, sin trascendencia popular. Et espiritu dc la so-ciedad meridional no se habla transformado; Francia con.tinuaba en el siglo xiv siendo tierra enterarnente distintade Provenza y Lenguadoc, para les oceitanos. Hablan, cm-

- 75 -pero, desaparecido los n(icleos de resistencia y las ideas derestauraciôn de la nacionalidad.

Concretando ahora nuestr& examen de la influencia ca-talana, en los paises que conservô para Aragôn el tratado.de 1258, empezaremos por los dos què al breve tiempo de•jaron de tener relaciôn politica con nuestro monarca, Bearny Foix.

Pedro el Grande de Aragôn, en sus convocaciones â fi-.nes de! siglo xiii, afln Ilarnaba â Gastôn VIII, no so1znen-te como seor de Montoada, sino también como vizcondede Bearn; vôanse como ejemplo, las convocaciones de 1283para presentarse en Lleyda con sus hombres y militares, yde 1285 para acudir al Ampurdân contra el ejército dclrey Felipe de Francia. Ademâs, en cl aflo t1timamente ci-tado la universidad de Olorôn, en aquel vizeondado, presta-ba solemne homenaje al monarca aragonés. Pero, muereGastôn sin descendencia -masculina, acaba la dinastia deMontcada y entra la de Foix, que se separa de la inifuen-cia catalana y se inclina â la inglesa, basta que, dentrodcl siglo xiv, se desentiende de toda relaciôn y lografi, elvizconde y e! pueblo, establecer la independencia completaô â lomenos una siLuaciôn verdaderamente excepcional enla Galia. Asi es que, cuando el kz izconde Gastôn Febusmuriô en 1391, et rey de Francia no se atreviô â apode-rarse del Bearn, â pesar de que habla celebrado un tratadosecreto con el difunto sefior por e! pual quedaba deshere.dado Mateo de CastellbÔ, sucesor Jegitimo dc la casa deFoix, y estipulado que Ios estados de esta familia pasasenâ la corona.• Respecto dcl Sabartés Ô parte alla dcl Ariège, Ios dere-chos seculares de la casa de Barcelona quedaron definitiva-mente abandonados en la misnia época que en cl Bearn. Elconde de Foix rebelôse contra cl rey de Francia en 1272,

-

con intento, al parecer, de anular la soberania ô cl seflorlo• éxistente sobre la parte baja dci condado. Buscô con cm-

peÏïo 1 cl auxilio de los scftores catalanes, pero Felipe e!- Atrevido se presentô con fuers cohsiderables, y asustado

el conde pidiô â nuestro Jair1e I que entablase efi su npiii-bre negociaciones con Felipe III. Las negociaciones-nô dievon buen resultado; Roger Bernat quedô sitiado S su cas-tub de Foix, y al rendirse â 108 franceses entregé esta for-italeza à Gaufredo de Rocaberti, coino representante del rey

• de Aragôn, mientras que cl vizconde de Cardona, en nom-bre tambiS de este monarca, ocupàba los castillôs de Mon-treal, Lordat, Ax y Merens, ituados en è! camino que deFoix conduce â Cerdaûa, ' A los pocos dtas, Rocaberti hizo

• entrega de la plaza de Foix al oficiai dcl rey Felipe, mâs)oscastillos del Sahartés c: ntinuaron en pôder de huestro rey,

•ocupados por guarniciones catalanas por espacio de unosocho meses, y resistiéndose enérgicamente Jaime i à entre-

•garlos. E! vizcônde de Cardona dontestaba â 1a demandasdcl senescal real, que tenTa dichas fortalezas en 'nombre dcl

• coude de Foix, y en virtud dcl j.urarnento prestado al reyde Aragôn; y este conde, desde. su prisiôn de Carcassona,disponfa que cl castillo de Lordat fuese encomendado âuno de sus fieles caballeros, mediante la prestaciôn de! ho-•menajeâ uo y costumbre de Cata1ufia Meses después;cansado de su cautiverio Roger Bernat, creyô quehaeiendo

• entregar las fortaezas çlel Sabartés, obtendria lalibertad ypidiô al vizconde de Cardona que accediese à. las peticionesdel senescai real. Entônces.jaimeJ amenazô con severo cas-tigo este vizcondesi entregaha ]os asti11os, porque, segûn

• deeia en su carta e! rey, Lordat, Mojitreal y deiMs plazas;eran feudos de la corona aragonesa, y cl conde de Foix lostenta pot' cl rey 4e Aragôn.. Ante nuevas reclamaciones deFrancia, Jaime I enviô embajadores â Felipe III, y mand&

I,

7

-77--practicar una informaeiôn entre Ios hahitante dcl Sabartésacerca de la jurisdicciôn y dominio, )e e! conde de Barce-lona tenia en cl castillode Lordat y su territorio Los tes-

• . tigos declararon nÇtnimemente, ue 4icho&istru,m era te-nido en feudo dcl rev Pedro T, en la época deii muerte, porun caballero ilamado Bernat de Vilalidre.. Después de sé-.seMa aûos del desastre de Muret, seguido de un largo pe.riodo dedesôrdenes en Aragôn, que hicierondejar abandonados muchos derechos de la corona, no e; l?osihie. pie

•aqùeljos montafleses pudiesei ecordar muchos datos ô• pruehas dcl ejercicio de! seflorfo por parte de nuestro mo-

narca. No creemos acertado eljuicio que de aquellainfor-maciin fdrrnô cl historiador Baudon deMony, diciendo uelas dectaraciones de los testigos muestran la fragilidad delas bases, en que se apoyaha la pretepsiôn de Jaime I. Aten-didas las èxpresadas circunstancias la inîormaaiôn no po-dia dar otro resultado; y si A estas declaraciones unimos losantecedentes histôricos d&la.época dc los condes de Cer-dafla, verernos aparêcer algo borrosas, pero muy. significa-tivas, las pruebas dcl 4erecho de .Jairne Ï sobre cl Sabartés.Augusto Molinier en una nota puesta â la I-ii.stoi'e deLanquecioc, declara con lealtad b siguiente: Sin negarb que 11ay algo sospechoso en la. ohstinaciôn que cl rey deAragôn puso en retener ios dastillos dcl alto nUe dcl Ariége, espreeiso reconocer que si hoy sus pretensiones nosparecen insostenibles, histôricamente hahlando, los térmi-nos de ciertas actas de homenaje de los condes de Foix â105 condes de Barcelona, son hastante amhiguos; quizâs conun poco de buena voluntad se podrian deducir argumentosen favor de las pretensiones de la corona de Aragén ..»

Los embajaclores enviados â Francia no bograron aca-ilar las peticiones dci rey Felipe, y Jairne que queria acudiren socorro dci rey de Castilla, en guerra con los moros, se

• viô en la neeesidad de ceder, y las niencionadas fortalezasy territorios del Sàbartés fueron entregadas al senescal deCarcassona. El rey de Francia las retuvo hasta 1277, y des-pués de este aflo et conde volviô â poscerlos en la misma'forma, en que los tuvieron siempresus antepasiidos. La? casade Barcelona no volviô en adelarite â recordar sus antiguosdereclios sobre aquel paf s.

Sahida es la divïsiÔn que de sus estados hizo Jaime I..Su hijo Pedroel Grande obtuvo Catalufla, Aragôn, Valen-ciâ y el valle de Arân. Jaime, otro de los hijos, sucediô enMallorca, Rossellô, Cerdaf%a, Confient, Vallespir, Capeir,la parte del Donasâ, Omelas y Carlat.

Arân continué siempre corna mm posesiÔn 6 tierra delos reyes de Aragôn, siendo eogMflcamente una depen-dencia de la Gascufia, Tan sélo en 1285 fué ocupada porlos franceses, cuando la expedicién de Felipe el 'Atrevido.Firmada la paz, cl rey de Francia se resistié â-desalojaraquel valle, que abria los ejércitos de Aragén y Catahff:ala frontera de la Galia. Se entablaron largas negocia-ciones, y nuestro monarca, ademâs de Arân, reclamô cl con-dado de Bigorre, que coma ya hemos observado, no hablaquedado comprendido é èitado en las renuncias que estipu-lé cl tratado de Corbeil. Sometida, después de muchos in-ciclentes, esta cuestién al arbitraje del cardenal de Tuscu-lum, éste decreté en 1312, que cl valle pertenecia â la coro-

- na de Aragén. Después de veintiseis aos de ocupaciônextranjera, Aiti era restituido al rey Jaime II.

Et reino de Mallorca, que Jairne tenia la intencién deque fuese no sMo ur estado soberano é iridependiente, sinoque cl principe tuviese sus territorios, tanto los de la parteinsular como los de la pàrte continental, en franco alodio,se vié pronto declarado feudo dcl monarcâ aragdnés. Elnot b]e escrif or Prutails observa 4 pstp respectoitqa,

- 79 -ciôn excepcional del rey de Mallorea. Tenia su corona enfeudo de honor dcl rey de Aragôn, debia prestarle honiena-je, entregarie las :çortalezas, asistir (t las Cortes, aceptar lasieyes y las monedas aragonesas, y sin embargo era unprincipe soberano.

Entre las posesiones Ô estados continentales de esteprincipe de la casa de Barcelona, situados toos ellos en laGalia meridional, habia dos de eseasa itnportancia, peroque no dejaron de erear dificultades en varias ocasiones.Nos referimos ai. Capeir y Donas en el alto valle deLAude. E] primero era un anexo dcl condado de Oerdaûa, ytenla alli algunos lugares en feudo cl conde de Foix. La par-te dcl Donasà, mâs cercana al Câpeir, y la sola que nohabian arrebatado los fran.ceses en la épqea de la cruzada,donde existiàn los fuertes castillos dc Sô y Querigut, eraigualmente tenida por e! conde de Foix en feudo dcl rey deMallorea. En 1303, en 1313 y en 1339 aquellos eondes sepresentaron en Perpiùà â prestar el dehido honenaje, de-clarândose vasallos â costum'ore de Barcelona, or la tic-rra del Donasâ, eastillos de Sô y Querigut, lugares dclCapêir, Confient y Cerdafia, villas de Evol y Estavar, y for-talezas de Lés y Travesseres, eu ]as orillas de] Segre, ene! camino de Cerdaûa â Sen de TJrgel].- Depués de la destrucciôn dcl reino de Maflorca por.Pedro e] Ceremonioso de Aragôn,el conde Gastôn Febusde Foix se apresurô (t rendirle homenaje por los e-xpresa-dos feudos en 1350, repetido en 1381.. En b sucesivo elCapcir y e! Donasâ.siguieron distinta suerte. E! primerocontinuô bajo la soberania y seflorio de nuest!os reyes bas-ta la paz de los Pirineos, y entre muehisimas pruebas bas-tarâ indicar las concesiones de minas y permiso para cor-tarmads'as en los bosques, otorgadas por e! delegado de!geai patrimonioen flosse!iô y Cerdpfia ; en ]p. aflos 18007

t

- 80 -1619 y 1627. El valle de 'Querol, que hoy forma parte dela Cerdafn francesa, continué tamhMn ei3 poder. de nuestropais basta él citadô tratado, :as venios aun conceder en1623 por cl rnenoionado jefe de la Curia dcl Real Patri-monio, cl permiso pai'a buscar y explotar minas en la mon-•tafla de Pimorent, que es la divisoria entre las aguas delSegre y las dcl Ariùge. La soberanfa y sefiorio sobre e!Donasâ, territorio que hoy corresponde al departarnento dclAriège, en cl que forma cl cantén de Qirerigut, pero quegeogâGcamente pertenece â la cuenca alla del rio Aude, yestâ al forte dcl Capeir, quedé perdido para los reyes deAragôn antes dc codeluir el siglo xv. En 1420 aun constaque este roy tenia en la ùbvegueria de Capcir un baïle es-pecial para administrar cl Donasâ. Después de esta fecha,â consecuencia, sin duda, de la guerra contra Juan If y dela ocupacién dcl Rossellé y Capoir por las trops de Luis XI,dividadosé abandonadoslentaniemte los derechos dela casade l3arcelona sobre eT Donasâ, no pensé Fernando el Catô.)ico â reclafnarlos siquiera cuando cl rey deFrancia verificélarestituciôndel Rossellé en 1493. Adems, como parte dclterritorio en cuestiôn y sus dos principales castillos de Sé yQuerigut, los tenfa desdesiglos atrâsel condede Foixenfen.t de niiestro monarca, la guerra y litigio entte Juan deFoix, vizconde de Narbona, y la reina de Navarra, condesade Foix, hizo que cl Donasâ sufriese también las conse-edencias de la contienda provocada por la suéesién del reyFrancisco de Navarra en 1483. En 1495, ibientras cl reyde Francia estaha ocupado en laconquista de Nàpoles, lastropas de Aragôn penetraron en cl Donasâ y atacaron lcastillo de 56, sin que lograsen tomarlo. Desde entoncesninguna autoridad tuvo nuetro monarca enaquella comar-ca de la Galia; .los coudes de 'F'oix-Bearn la poseyeroncomo soberanos, hasta que â ûltimos dcl sigle xvi quedô

D

r --

- '81unida A la corona de Francia. No creemosempero, que coianterioridad A la paz de los Pirineos firmâse cl. rey de Es-phfta documento alguno renunciândo sus derecho sobreDonasâ.

Montpeller, Omelas y Carlàt formahan parte tambiéidci reino de Mallôrca, èonstitu,ido per disposiciôn testameti-taria de Jairne I el Conquistador. U ry de Mallorea érasoherano de aquellos estados, pero estaba, 10 propio queéEobispo de Maguelona, sujeto al alto sefiorf o Ô dôminio emi-nente del rey de Francia. CoMo dice cl. erudito Germainen su historia de Montpe-ller, los Capetos entraron en aque-lia seiorfa por la puerta feudal, -y una vez dentro.trabajaron-para quedarse con toda-la plaza. Después de los astutos ysolapados avances hechos en 1255 y 1260, dieron en 1281un nuevo paso en la politica deslea] y contraria A b estipu-lado en Corbeil. Er & caso, que ios senescales de Carcas-sonà y i3eltcaire pretendian que. las apelaciones en asuntôsjudiciales de Montpefler les correspondfan legalmnte; Fe-lipe III, e! Atrevido, îingiô entçnces que intervenma en aque-lia cuestiôn dè jurisdicciôn entre ambos senescales, ' deci-diô que las apelaciones pasaran A curia real de Francia.E! rey de Mallorca, e! ohispo y cl pueblo consintieronaquella usurpaciôn, y -quedô sentada la base principal praestahiecer la dominaciôn francesa. En 1293, aprovechân-dose de las disensioîes entre cl obispo y la ciudad, Feli-pe IV, cl Hermoso, ce]ebrô un convenio con el prelado,quien cediô â su favor tudos los derechos temporales sobreel feudo de Montpelleret, la sefioria de Montpeller y élcastillo de-Lattes, quedando de.çsta nianera substituldo Iohispo de Maguelona por cl re' de Francia, en lajurisdic-ciÔn de buena parte de la ciuddd. .Drde entonces. tanto clrey de Mallorca,-como cl de Francia, trabajaron cada cualpara ganarse la. estimaciôn dcl pueblo eh aquella sefloria1

-82-Jaime III, la noble victirna de Pedro, el Ceremonioso, pro-curé respetar con escripulo los privilegios de la comuna,visitô con frecuencia la ciudad, reuniô al pueblo en su pa-lacio, le concediô exenciôn de ciertos impuestos,autorizôla resistencia al establecirniènto de la gabelle por los Iran-ceses y celebrô con el rey de Marruecos un tratado en favordcl comereio de Montpeller. Nada, sin embargo, pudo sa!-varie. Despojado de Iviallorca y del Rosséllô por su terri-ble enernigo y pariente, no tuvo mâs remedio para obtenerdineroy prolorigar laguerrà, que vender al rey de Fran-cia en toda propiedad el palacio, villa y bailla de Montpefier, el castillo y 'castellania de Laites y sus dependencias.La baronia de Montpeller no estaba comprendida en laenagenacién, y la formaban treinta y ocho villas y lugares.Respecto de la baronia de Onielas, inmediata â ]a de Mont-peller, y del Carladés, que Jaime de Mallorca crela po-seer en franco a]odio y Tibremente cl rey de Franciaaproveehando la coyuntura de les apuros de toda c]ase quepesaban sobre Jairne III, ahusanclo de su situacién, obligéâ éste â . prestar homenajepor todos Ios domiriios é pose-

• siones que le quedaban en la Galia meridional, es decir,Omelas, Carlat, baronla de Montpeller, Frontifl, Miravaly Ctellnau - Poco despuês, cl desgraeiado Jairne moriaen la guerra, y Felipe VI deFrancia, hajo e] pretexto deque el hijo impi:iber de! difunto se encontraba ausente, ypara evitar posibles reivindicaciones dcl rey de Aragôn,

• puso en secuestro los referidos feudos de la coroîia de Ma-Ilorca. Pedro el Cerenionioso protesté en vano de la venta:de Montpel]er, que no tenia validez por ser contraria â losderechos eventuales nacidos de la substituciôn que estable-

• cié Jaime e! Conquistador. Por éltimo, en 1395, Isahel,hija dcl iiltimo rey de Mallorca, renuncié sus derechos so-bye h baron de Montpeller a fa yov de! rey de Francia, y

- 83 -- éste continuô para sieinpre en posesiôn de Ornelas y Carlat,

sin haber cuidado de legalizar. su usurpaciôn en ningtntiempo. La dominaciôn de la casa de Barcelona aèabô enMontpeller totalmetite antes de finir el siglo xiv. La in-iluencia catalana se prolongô por mâstiempo, parque habiasido bastante intensa. pero cediendo cada dia terreno â lainfluencia francesa. Las Capetos destruyeron lentamentecl carâcter democrâtico de la comuna de Montpeller; sutrabajo fué de continua ahsorciôn, de manera que al termi-nar cl sigla xv no quedaba mAs que la sombra de las anti-guas instituciones y libertades. En e siglo anterior las cataNnes ten jan aun preponderancia; asi vemos que laEscuela de Derecho estaba gabernada par un rector elegi-do par t.urno de entre las tres naciones, que componian laUniversidad de Montpel!er, las provenzales, las horgoiio-nes y las catalanes. En cl estatuto de 1355 dictado por elcardenal de Embrun, delgado pontiflcio, para solucionarla cuestiôn entre el rector de la Tiniversidad y cl ohispo deMaguelana, e declara b que debla entenderse par naciôncatalana en aquel calegio: «scalares deregno Maiaricarumet camitatu Rbssilianis qui amnes saltem in dicta studioCathalani communiter appellantur», ô sea que tenlan parcatalanes también â las estudiantes dcl Rossellô y de Ma-liarca. Ademâs, el estatuto de 1355 dispuso que cualquierestudiante, par humilde que fuese su candiciôn y aunqueperteneciese â Gatalufia, Aragôn, Mallarca ô Rossellô, po-dia ser elegida rector, casa verdaderamente notable de or-ganizaciôn dernocrâtica, y recanocimienta explicita de quetados estas pueblas farmahan una nacionalidad.

Par atraparte, tratanda el histariadar Germain dcl co-mercia en Montpeller, dice textualmenté: «apresurémanosâ recanacer que la decadencia de! comercia é industria esrelativarnerite hastante moderna. Hasta I momenta 4e la

—:84-reuniôn de ]a seflorja de Montpeiler al dominjo directo dé -la corona de Francia, en 1349, nuestra comuna no cesÔ deflorecer y de prosperar; durante toda la primera mitad del

- siglo xiv ymientras que efla permaneciô hajo ci gobiernode.los reyes de Mallorca, conservôel range que hahia tenido bajo los reyes de Aragôn, entre las ciirdaçies mâs ricfls y

•mercantiles dcl Mediodia. Su decadencia es posterior A la•dominacjô catalaita.» Preciosa declaraciôn en bocade

tan notable autor franc4s..Aquel pueblo aun no queri olvidar A los datalanes

cflndd estaba .establecjda definitivamente la dominacién de• les Capetos. La crônica romana, enh que los ciudadanos.

anotaban los sucesos que mAs les interesaban, registrôen 1403 las grandes inundaciones de. Mailorca; En .1465el rector de la universidaci todav.fa era catalAn, y 41 fué quien

£ dictô un decreto disolviendo la escandalosaasocjacjônestu.diaiitii de los J3ccjaunos, decieto que comenzaba asi:«L. de Massaneto in decretis licenciatus et in legibus bac-calarius, rector, pro natione dominorum Cathalanorurn,aime universitati generalis studii Montispessulani...»

Después dé estas iltirnas seflales de nuestra influenciaeu MontpeUer nada quedô ya al nortedel RossellÔ, que re-

la antigua dominaciôn de la cash de i3arcelona.El Rossellô era uno de los pueblos catalanes, y depués

de la disoluejôn de! reino dé Mallorca sintiô todavia mAsnuestra influencia, çorque perdiô su independencia juridicay politica. Los Usaiges de Barcelona liegaron al fin â pé-netrar hasta en Perpiùâ, cu ya vil]a tenia desde antiguafecha su costumbre especial y de carâcter muy distinto âles usos y leyes del resto de! Rossellô. Y en cuanto aiidioma, cl sefior Vidal, en su reciente «Hisioirè de la oltiede Perpignan», lia rechazado la vulgar opiniôn dc que la

• lengua de ataluûa diferia dela dei Rossellô; «ta unidad de

-85-lenguaje, dice, ha existido siempr entre los des palses, ycierto es b afirmadô por Alart, que en tiempo de Luis XI\TelcataMu hablado en Puigcerdâ en nada se diferenciaba(lei que se escribia'en Pe.rpiôâ. La corrupciôn de! catalànen cl Rossellô no ha comenzado en realidad hasta & si-gb xviii», Et trabajo de Ios francesespara c/escatalcrnizar,si me es permitido formar este verbo, no habla obtenidoresubtado basta los modernes liernpos en el Rossel!ô . yConfient,

En 1462 cuando e! levantamiento de Cataluûa contra:cl innoble rey Juan il, los roselloneses secundaron con ar•dor la rebeliÔn. El corde de Foix, que venia de Narbonaen auxilio dcl reyde Aragôn, invitô al pueblo delRossellô -â someterse al rey de Francia, aliado de Jùan 1:1; les cÔn-suies de Perpifiâ cornuncqrQn esta proposiciôn â la Gene-rabidad de Catalufla, despeciaron ias indicaijiones de Gas-tôn de Foix, yel ditado pais, 10 propio que cl Coflent y e!Vallespir, tavieron que ser conquistados y ocupados miii-tarmente. Treinta y dos aflos éstuvie'on los franceses en ciRossellô, produciendo funestos'efectos en e! pais; y buénoes recordar aqul el juicio que un autor francés, Gakanyo-la, en su TI-istoire dc Roussillon, hace.de la conducta deLuis XI en este asunto: «Los habitantes de dicha provin-cia exiaron por inedio de una lucha cruél yde un gobier-uo.de los mâs irânicos; ià 1oria que habiati adquirido porsu patriotismo y su valiente fldelidadj. Y- aflade: ((Estepais habia gozado, durante unos .trescientos aflos, bajo lesi'eyes de Aragôny de Mallofca,de una paz turbada sola-mente per las guerras de F'ebipe; cl Atrevido, y de Pedro,cl Ceremonioso; la expediciôn de Luis XI les privô de todossus recursos, y la decadencia de su industria no fué el ôni-Go desastre sufrido per e! Rosseilô durante la ocupaciônfrancesa». Otrôs sufrimientosno tardaron en pres9ntarse

- 86 -en aquel pueblo catalAn, despus de la extinciôn de la casareal de Aragôn por la ilorada muerte dcl principe Juan,hijo de Fernando e! Catôlico y de Germana de Foix, queoriginé la uniôn personal de los reinos dè Castilla y los estados de la confederaclôn catalano-aragonesa, 4estruyeiidola ulltirna esperanza que podian alimentar estos paises parala eopservaciôn de su independencia y bienestar.

Carlos J y Ios sucesivos monarcas de . la casa de Austria reunicron en sus manos todos les estados en que esta-ba politicamente dividida la peninsula hispânica, y ademâse! Rossellô, Confient y Capoir en la Galia meridional. Es-tos paises, como tierras de la extrema frontera, f oeron clteatro de las guerras entre las dos grandes naciones, prin-cipalnientedesde 1542, en que la rivalidad de Francisco Iy Carlos V trasladô de Italia â los Pirineos cl carnpo desus luchas, y A los estragos propios de ellas se agregô elbandolerismo ejercido por numerosos soldados espaflo]eslicenciados â consecuencia de la. paz de Chateau-Cambre-sis. Desde entonces se iniciô la politica centralizadora yabsorbente, que se acentuô niâs en los tiltimos aùos dcl si-gle xvi, al tiempo en que esta]iaba de nuevo la guerra en-

• tre Francia y Espana, Sin embargo, los roselloneses aunquerian continuar al lado de los catalanes y, por b tanto,seguir bajo la soberanfa dcl rey de Espafia. En 1597,cuando cl general francés Alfonso de Ornano invadiô eJRossellô, la nobleza y los cônsules dc Perpifiâ ofrecieronsu concurso al general espafiol Fernàndo de Toledo; todosbos habitantes tornaron las armas con entusiasmo, viéndo'se â cuarenta sacerdotes de la iglesia de San Juan, almando de un canônigo, defender durante tres dfas un pues-to avanzado y peligroso. Poco después, los ceretanos de-rrotaban y persegulan eh cl valle de Querol, en CerdafÎa âun cuerpo de tropas del pais de Foix, y otrosejemplos de

-87-fidelidad dieron antes de ser firmada la'paz de Vervins po'rFelipe Il y Enrique 1V.• La prudentepolitica de contemporizaciôny de respeto âla autonomia de Catalufla y al Rossellô, acabô con Felipe Il.Felipe III con sus impremeditadas •exigencias dcl pagodel quinto y delos alojamicntos, ernpezô â encender elfue-go, que la inepttud y orgullo del conde duque de Olivaiesdebian poco después convertir en inmnsa •hoguera. ElRossellé y Confient, al igual que Catalufla, sintieron todaslas injusticias y desafueros que efinfame ministro de Fe-lipe IV cometia y hacia coiiieter â sus gobernadores )7tro•pas. Et rey de Fr-ancia,mâs astuto y previsor, preparabapor niedio de sus agentes en aquellas tierras las corrientesde simpatia hacia el Norte. Desde la 4oca de inôorporaciôn del Lenguadoc â la corona, los Capetos hahian sabiddseguir una politica de atracciôn en e! Mediodia, modifican-do de una inanera lenta y meditada las instituciones y laslibertades, respetando todas aquellas que no dificultaban di-recta y profundamente su obra de la unidad nacional. Estecoiitraste con la conducta de Felipe 111 y de su sucesor de-bieron observarla los pueblos catalanes de! Rossellô y Con-fient, que tan celosos de sûs privilegios se habian mostradosiempre, y que lejos de verlos mermados los habfan vist6siempre ampliados por los condes-reyes de la casa de Bar-celona. «Desde 1196, dice Jaubert Campagne e su estu-dio sobre la organizaciôn municipal de Perpiflâ, hasta laépoca én que nuestra patria cayô bajo el cetro de los reesde Espafia, sus instituciones municipales no cesaron dercrecer y prosperar. Despu6s de esta época, si el amor delpueblo y los juramentos de nuestros reye respetaron nues-tras libertades y nuestras franquicias, si los prineipios dènuestra constituciôn comuna] permanecieron los niismos,es preciso decir que sus consecuencias fueron â veces fai-

D

- 88 -s'eadas, y que numerosos abusos se introdujeron èn cl go-bierno de nuestra ciudad.»

A pesar de esto, cl instino de conscrvaeiôn que tienenIos pueblos, la repugnancia que sienten â se divididos yrnutilados, la atracciôn ô cohesiôn que domii j a â las fraccio-nes de jan todo ô de un mismo cuerpo, hizo que, despuèsde la paz dc los Pirineos, después departidos en dodistintos lotes los paises catalanes, disgregada la na-cionalidad, y unida una parte al estado francés y otraal estado espafiol, cl Rossellô y el. Confient aun inten-tasen reunirse de nuevo èon Catalufia y reconstituir lapatria hajo una sola y misma soberania. Las conspiracio-nes y disturbios de 1669 â 1675, en las que tomô parteprincipal la noblez Øel Rossellô, no fueron en el fondocontra los franceses, sino contra cl tratadode los Pirineos,

- - obra de Francia y Espaûa, contra su separaciôn de Catalufia. Esto explica la general antipatia que aquellos pue-bbs concibieron contra Sagarra, gobernador dcl RosSelIôpor el rey Luis XIV, que f ué quien descubriô que1las

• .conspiracioncs y ahogô en sangre los levantamientos.Es precisohacerbo constar con toda seguridad. Los puC

bios catalnes.de -ainbas vertientes qùerian en primer tér-• mino vivir unidos, dependientes de un inismo estado ô

gobierno, y si no era ya posible la independencia de su na-cionalidad, ni • tampoco en posible entregar Cata1ua â

• Francia, preferian prescindir de ios anteriores agravios,prèferian someterse al despotismo de la politica castellana,antes que separarse de sus hermanos para siempre, y con-sentir que la cuéstién geogrâfica anulase la cuestiôn etno-

•râfica é histérica.Pero Jos esfuerzos resultaron estériles, y ci tratado de

los Pirineos obtuvo completa y definitiva ejecùciôn; Y aundehe decirse que esta ejecticiôn resultô excesiva, porque la

D

89 -cuestiôn geogrâiica no autorizaba la cesiôn â Francia delvalle de Queroly dela parte de Cerdaûa, desdeel Colt dela Perxa hasta e! cauce dcl Segre, frente â Puigcerdà, terri-torios que, segtin indica el sistema hidrogrâfico de ]a comar-ca, deben sin dificultad a]guna ser considerados como correspondientes la vertiente meridional de la cordillera, Elerudito escritor francés., que ya hemos citado otras veces,Alart, dice terminantemerte en su estudio histôrico sobrepe! valle de Querol, que ((Si existe hoy una Cei'dafla fran-cesa junto â la Cerdafia espaflola, b debemos A la impor-tancia que los negociadores franceses de! tratado de ]os.Pirineos atribulan entonces â este valle.w, y afiade en suestudio sobre Mix, que ((la Cerdafia forma una ilanura ro-))deada de montaflas elevadisirnas y regada pôr el Segre,»correspondiente por completo â la vertiente espaflola de»los Pirineos, cuyos habitantes pertenecian â las razas ibé-»rieas, y dondè todo parecla haber sido creado y combinado»por la naturaleza para que el pais y sus poblaciones vivie-»sen en una eterna unidad.

Por razones geogrâficas mAs ô enos discutibles pudoel tratado de los Pirineos entregar A Francia el Rosse!Iô, clVallespir, el Capcir y cl Confient; no hubo empero, razôngeogrâfica alguna que autorizase la anexiôn del valle de.Querul y los ]ugares de Enveitg, Tir, An.gustrina, Sallago-sa, Llô, Osseja, Palau y taptos otros dcl centre de la Cer-dafia. Para esta parte el comisario francés tuvo que dejarla geografia é invocar textos de Eginardo y: diplonias deLudovico Pio.

Como compensaciôn irrisoria de estausurpacién Ô in-terpretaciôn ahusiva dcl tratado de 1659, Luis XIV nosdejô, por olvido sin duda, el valle de Arân, nico resto deaquella antiva dominaciôn que la casa condal de Brcelo,-na habla ejercido en , la Ga]ia. En rigor no puede pues

7.

9Gafirmarse, que hoy dia exista entre Francia y Espafla unajierfectaiunidad dc frontera como hecho geogrMicoy 6tnico.

Et extremado centralismo establecido por les reyes deFrancia, las medidas de huena administraciôn que toma-ron, como la apertura de nurnerosas vias de comunicaciôn,la prosperidad de las industrias que renacieron en aquellostiempos, y el progreso general que ha seguido aquel paisdesde Luis XIV, han hecho olvidar•â lospueblos del Ros-sellô y Cerdaûa, que cran catalanes, y que hahian protesta-do de su separaciôn de Catalufia. El gohernador Sagarraya no infund.e miedo ni inspira odio, la asimilaciôn de los•nuevos elementos franceses se opera sin dificultad Losmodernos no conceden importancia sine al bienestar mate--rial, y procuran unir su suerte â la de los que tienen unasituaciôn prôspera y f uerte.

Esta es, quizâs, la primera causa que ha destruido parasiempre la variedad entre los pueblos, y que establece en clmundo una gtacial monotonla. La poesia de la historia hsufrido un rudo golpe al desaparecer aquella interesantevida de independencia de los pequefios estados medioeva-les. Dios quiera, que esta agrupaciôn y dentralizaciôn siste-mâtica y poderosa, sirva siquiera para ]a seguridad y pro-greso material, y para la fuerza ô defensa de los estados

/ Per nuestra parte sospechamos que sus inconvenientes se-Mn mayores, que Ios ofrecidos por el mosaico de institueio-ies, libertades, costumbres y soberanias, que hemos vistosubsistirhasta cl sigle xvj en nuestro pais. Y ante elhe-cho consumado de esta agrupaciôn y.Muniôn de pueblos,que han venido â formar cl estado espaflol y cl estado Iran-cés, debemos poner fin â nuestra disertaciôn y recordar lasoportunas palabras con que cl historiador Antonio de Bo-farull concluyô su estudio criitico sobre la confederaciônatalano-aragonesa niciada por Ramôn Berenguer IV:

- 91 -((Si la politica y cl interès dc la misma naciôn espafiola

»reconocen que asi ha de continuar para siempre y que es»imposible retroceder la situaciôn antigua, la Historia no»dejarâ de consiguar que Espaûa no fué jarnâs una naciôn»homogénea en carâcter, costuxnbres, legislaciôn, lengua-))je, tradiciones y &orias, como tampoco es igual en e] cli-»rna y en las producciones de su suelo; y si ]a virtud y la»ilustraciôn de sus hijôs logra que se unifique 1&prirnero,»ya que b segundo es imposible, la fuerza de los afios nos))harâ conocer que a Providencia compensa â los pueblosquc tienen vida propia, activos y lahoriosos, haciéndoles

»centros de gran civilizaciôn y adelanto en ]os modernos»tienipos, como b fuerori de empresas politicas y guerre-ras en la Edad Media, gracia que no alcanzarân jamâs

))aquelios centros cuya vida es artificial, sin historia ante-»rior que les abone, sin esperanza provechosa que les))aliente.»

HE DICHO.

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