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    EL MES DE MARZOEN LA CRONOLOGA DEL BEATO MANUEL GONZLEZ.

    Fundacin en Huelva de las Maras de los sagrariosy de la redaccin de Lo que puede un cura hoy

    Ildefonso Fernndez Caballero

    El mes de marzo tiene en la cronologa del Beato Manuel Gonzlez un relieve excepcional, sobre todopor lo que se refiere a su estancia en Huelva, durante los aos 1905 a 1916.

    El da 1, ao de 1905 fue nombrado

    Cura de la Parroquia Mayor de SanPedro de Huelva.El da 9 tom posesin.

    La vida y el ministerio sacerdotal de Don Manuel GonzlezGarca se desarrollan en Huelva durante la poca de laMonarqua de Alfonso XIII que comprende desde elcomienzo de su reinado en 1902 hasta la instauracin de laDictadura del general Primo de Rivera, en septiembre de1923.La mayor parte del tiempo que estuvo en Huelva fue el del

    pontificado San Pio X (1903-1914). Eran aos de larenovacin emprendida por el santo Pontfice: en laliturgia, renovacin del misal y el breviario, importancia de

    la celebracin del domingo, reforma de la msica litrgica; impulso a la comunin frecuente y aladelanto de la edad de la primera comunin del los nios. En el aspecto catequtico, publicacin dela Encclica Acervo nimis (15 de abril 1905), animacin del apostolado seglar con la publicacinde la Encclica (Il fermo propsito (11 junio 1905).En estos aos, la ciudad de Huelva tena alrededor de 30.000 habitantes, apenas si era otra cosa queun enclave colonial para la explotacin de los yacimientos mineros de la provincia, y estaba

    marcada por el fuerte contraste entre la pobreza en que se debatan los naturales y la opulencia delos colonizadores. Hoy la poblacin de la capital de la provincia ronda los 150.000 habitantesLa situacin socioeconmica era entonces de subdesarrollo, por lo que, segn atestigua Siurot, los

    pobres eran casi todos.Como consecuencia, la escuela era considerada en las familias como un lujo innecesario. Haba,escribe D. Manuel Gonzlez, en el mismo barrio donde se han hecho nuestras escuelas, unas

    protestantes de nios y nias (ms de doscientos) y otras laicas de nios, con buen nmero...secontaba con la enorme cantidad de cuatro escuelas municipales; para una poblacin de treintamil almas!.

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    La vida religiosa de la ciudad constitua una gran preocupacin para el arzobispo de Sevilla, dequien entonces dependa la comunidad cristiana de la provincia. Don Marcelo Spnola y Maestre,que ocupaba la sede hispalense, haba vivido en sus aos jvenes en Huelva, desde el verano de1856 hasta 1858, ejerciendo la profesin de abogado. No haba olvidado a nuestra ciudad desde losaos de su estancia en ella, y segua, ahora como arzobispo, con grande inters, preocupacin y

    sentido de responsabilidad, los asuntos de la vida de la Iglesia en Huelva, queofreca, en sus pastores y en sus fieles, un panorama poco esperanzador.El Beato Spnola tom una decisin ciertamente arriesgada. D. ManuelGonzlez, pocos meses despus de su ordenacin sacerdotal, haba ya dadomuestras de extraordinarias dotes intelectuales y apostlicas, pero todava nohaba cumplido 28 aos. Pocos, para un cargo de tanta responsabilidad.Llamado una maana cuenta el mismo D. Manuelpor mi santo

    Arzobispo, Pastor a lo Buen Pastor y, a fuer de tal, de una delicadeza sumaen todos sus procederes, me dice sonriente: Quiere Vd. ir a Huelva?

    Yo voy volando a donde me mande mi prelado.No; yo no le mando ir a Huelva; aquello est tan mal, y, lo que es peor,

    tan dividido entre los pocos buenos... Estoy tan harto de probar procedimientos para mejorarlo sinobtenerlo, que me he acordado de Vd. como ltima tentativa; al fin y al cabo Vd. es joven y, si seestrella en Huelva, como lo temo, el mismo que lo lleva lo puede traer. Pero, repito, esto no es unmandato sino un deseo.

    Seor, los deseos de mi prelado son para m rdenes, cuando quiere que me vaya?No, no; ahora se va Vd. a su casa y, durante tres das y con completa reserva de estaconversacin, madure este deseo mo delante de su Sagrario y vuelva despus con su decisin.

    Espero, con la gracia de Dios, que dentro de tres das vendr aqu a decir a V. E. lo mismo queahora le digo.

    Me desped y qu tres das pas! sin apenas dormir ni comer y con esfuerzos sobrehumanos paraconservar la buena cara y el buen humor!Haba odo hablar en todos los aos de mis estudios tan mal de la situacin religiosa en Huelva...

    Llegado el tercer da, me present de nuevo al seor Arzobispo.Sr., aqu me tiene para repetirle lo que le dije el otro da; Cuando quiere que me vaya aHuelva?Pero, as? tan decidido?S, seor; completamente decidido. Ahora, que, como a mi Prelado debo hablar como al Jess demi Sagrario, debo decirle que me voy a Huelva tan decidido en mi voluntad como contrariado enmi gusto.

    Me lo explico y no me extraa; espero que ese desprecio de su gusto, para abrazarse a lavoluntad del Prelado le ayudar mucho en su misin en Huelva. S que es Vd. muy joven para un

    Arciprestazgo tan importante y para lo malo que est aquello; yo he vivido all y lo conozco, perono importa!Vaya, pruebe y si no le va bien, se viene.

    La puertas de este palacio siempre estarn abiertas para Vd.; y en m siempre tiene un Padre aquien le puede contar todo, que lo recibir con los brazos abiertos .El 1 de marzo de 1905anota l mismo,fu nombrado Cura Ecnomo de san Pedro de Huelva;tom posesin el da 9 del mismo. El 16 de junio del mismo ao fu nombrado arcipreste.Fue nombrado Cura ecnomo o regente porque el Cura propio, D. Manuel Garca Viejo, viva an,aunque ya muy anciano y achacoso.Al dar cuenta el Arzobispo a unos catlicos onubenses del nombramiento que acababa de hacer, lesdijo: Envo a Vds. una alhajita.

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    Eucaristizar. La accin de volver a un pueblo loco de amor por el Corazn eucarstico de Jess.Dios mio, Dios mio, que las Maras y los Juanes hagan conjugar pronto ese verbo a toda Espaa y atodo el mundo! Amn, amn.3

    La adoracin reparadora, loprimero. Pero, adems, reparacincon alas, es decir, obras, obras de

    evangelizacin o de eucaristizacinde Espaa y del mundo El centro,y tambin el horizonte de la Obra,seala don Manuel cuando escribea propsito del trabajo deeucaristizacin: Y trabajar conCristo es ir mucho al Sagrario,

    para preguntar al Maestro queest all, para hacerse fuerte conla mirada del Capitn que estall, para disipar tinieblas y dudas

    con la Luz que est all, pararecobrar prdidas y cobraralientos con el Pan que est all y

    para transformarse en valiente, en hroe, en loco, que todo es preciso a veces, con el amor delCorazn que est all.Si a eso se llama exigir imposibles, pedir santidad, poner la puntera donde muy pocos pueden llegar,entonces pedira permiso para dar mi ltimo consejo que sera este: Si lo bueno que esperamos, silo que ha de traer el reinado de la justicia y de la caridad sobre esta sociedad pagana, no lo hemosde sacar del Sagrario, esperad sentados, propagandistas y hombres de accin, esperad sentados...4

    La Obra de las Maras naci con implantacin parroquial y convinculacin jerrquica. Apenas nacida, Don Manuel acudi ainformar a su prelado, el arzobispo de Sevilla, Cardenal Almaraz ySantos. El Cardenal acogi la Obra calurosamente. Y, en el messiguiente al de la fundacin, la recomend con una carta circulardirigida a toda la archidicesis. En la carta expresaba el Cardenalsu deseo de que todos los prrocos acojan el pensamiento de laObra de las tres Maras del seor Arcipreste de Huelva, puescon ser tan sencilla y de tan fcil ejecucin, es un medioeficacsimo para estimular la piedad y hacer que los pueblosvivan del espritu de fe, acompaando al Divino Misionero que se

    ha quedado en el Sagrario por amor a los hombres

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    El Cardenal Almaraz defini claramente la esencia de la Obra. Noes slo asociacin reparadora y contemplativa en el Sagrario

    Almaraz y Santos, Enriquenombrado Arzobispo de Sevilla en 1911por el Papa Len XIIIy medio eficacsimo para estimular la piedad, sino, adems, para hacer que los pueblos vivan delespritu de una fe adulta, es decir, capaz de transformarse en vida personal y penetrar en la sociedad,en los pueblos, impregnndola de espritu evanglico. La compaa que la Obra ofrece a Cristo, que

    3 ib 8. ed., p. 132-133

    4 Granitos de sal, 2. serie, 5. ed., p. 135

    5 Boletn del Arzobispado de Sevilla, abril, 1910

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    ha querido permanecer en el Sagrario por amor de los hombres, es compaa al Divino Misionero, osea, compaa no slo para la comunin eclesial sino tambin para la misin.

    El prroco de San Pedro se opuso siempre a personalizar su iniciativa. La Obra era una obra deIglesia. l quera ser slo su propagandista, voceador y pregonero. Nac la Obra en la poca dePo X, cuando ya se vislumbraba la que iba a ser luego una de las grandes tareas del Pontificado del

    Papa Po XI: la Accin Catlica, y recomendada especialmente por el Concilio Vaticano II.6

    Del tronco de la Obra brotaron enseguida otras ramas. Apenas haba pasado un mes de la plticafundacional, una carta vino a despejar la cuestin que el Arcipreste se vena planteando: si la Obrahaba de ser slo de mujeres o deba extenderse tambin a los hombres. Un novicio benedictino de laabada de Santo Domingo de Silos resolvi la cuestin cuando le escribi diciendo que en el Calvarioestuvo tambin, junto a la cruz, Juan el discpulo amado. Veintids novicios benedictinos se ofrecan

    juntamente con el comunicante para comenzar la rama de Juanes de los Sagrarios.Despus, el 2 de octubre de 1912, con alumnos de las Escuelas del Sagrado Corazn, cre donManuel la seccin de Nios Reparadores, que muchos sacerdotes ya mayores hemos conocido ycultivado en no pocas de las parroquias de la actual Dicesis de Huelva. En la de San Pedro se sigue

    celebrando el 4 de marzo de cada ao el nacimiento de la Unin Eucarstica Reparadora.

    6 cf Vaticano II, AA n 20

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    Durante el mes de marzo del mismo ao 1910 escribi en Huelvael libro Lo que puede un cura hoy.

    En la Cuaresma de 1910- el 4 de marzo fue viernes siguiente al Mircoles de Ceniza- don ManuelGonzlez Garca redact en Huelva el libroLo que puede un cura hoy, Durante mis aos de prrocoen San Pedro, recib no pocos sacerdotes de los pases de habla Hispana en Amrica. Venan a

    conocer la parroquia donde estuvo D. Manuel Gonzlez y donde fund la Obra de las Maras yescribiLo que puede un cura hoy. Conocan y veneraban a D. Manuel porque en los seminarios deaquellas naciones, Lo que puede un cura hoy haba servido como libro de orientacin pastoral, yadmiraban la obra apostlica de D. Manuel. En no pocos casos me sorprendi que conocan elnombre de Huelva y haban venido a ella no tanto porque fuera el lugar prximo al puerto de Palosde la Frontera, de donde sali Coln para la empresa descubridora y evangelizadora de Amrica,cuanto por la fama y el aprecio que entre ellos tenan el libro y la accin pastoral de D. Manuel.

    En los casi once aos de estancia del Beato entre nosotros, inici una caudalosa corriente derenovacin religiosa que desemboc aos ms tarde en la creacin de la Dicesis de Huelva. Pues

    bien, los principios que inspiraron su accin en Huelva quedan plasmados en este libro salido de supluma en la Cuaresma de 1910.

    .En elprlogo a la cuarta edicin deLo que puede un Cura hoy, Cuaresma de 1923, escriba donManuel:

    Era la cuaresma de 1910: la misma Cuaresma en que vio la luz en el rinconcito de mi Parroquiala Obra de las tres maras de los Sagrarios Calvarios ! (...) Gloria al amo! Trece aos llevanvolando estas paginillas por el mundo de las casas rectorales, de los refectorios y celdas de lasCasas de ejercicios sacerdotales, y de los cuartos y clases de los seminarios, y de las manos y los

    ojos y las almas de los hombres de accin, y trece aos lleva el Amo bendito por medio de ellasdescruzando o levantando brazos, largos aos inmviles a fuerza de desalientos, y abriendo bocasy horizontes y corazones haca tiempo cerrados a fuerza de pesimismos (...) Pues bien,cuando elObispo de hoy ha vuelto a leer lo que escribi el Cura de ayer, por si era menester en la nuevaedicin correcciones o rectificaciones de conceptos, procedimientos, orientaciones, etc., se veobligado a poner en la portada: Cuarta edicin no corregida.

    En cuanto a aumentada Daran para tantos aumentos y ampliaciones las comprobaciones, que dela doctrina del libro me ha seguido ofreciendo la experiencia! (...) Gloria, pues al Amo por los

    siglos de los siglos y gracia suya abundante para que acaben de enterarse todos sus consagradosde Lo que CON L puede un Cura hoy, maana y hasta el fin del mundo...!.

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    Adems de estos hechos reseados, el da 10 de marzo 1918, fue nombrado Senador del Reino por laprovincia eclesistica de Granada.

    El da 29de marzo de 1934, emprendi desde Madrid su ltimo viaje a Roma, donde fue recibido porS.S. Po XI.

    El da 4 de marzo de 1935, celebr las Bodas de Plata de la Pa Unin de las Maras de los Sagrarios-Calvarios y Discpulos de San Juan y, con esta ocasin, firm el Auto de ereccin de la Hermandadde Maras Nazarenas.