Documentos 2015

241
DOCUMENTOS SOBRE LA DÉCADA DEL TREINTA _____________________________________________________________ ____________________ SOBRE LOS PLANES DEL GOLPE… “…esa misma noche nos reunimos en la mencionada casa, encontrándose la reunión integrada por el general Sosa Molina, Cap. Lucero Franklin, Doctor Uriburu, Mayor Solari Angel y yo. En esa reunión se trató en primer término la actitud de los bomberos de la Capital, en trato con los cuales parecía que se nadaba desde hacía unos días… Luego el General habló sobre las cuestiones concernientes a un movimiento armado que debía prepararse juiciosamente y producirlo cuando se contara con el 80% de los Oficiales como mínimo. -Todos aceptamos.- Luego se refirió al carácter del movimiento afirmando que sería netamente militar y desvinculado en absoluto de los políticos; dijo que habiendo sido él revolucionario en el 90, algo había sacado de enseñanza y que no se expondría y haría exponer a nadie para luego entregar el poder a los civiles. Afirmó asimismo, que el movimiento no se dirigía solamente contra los hombres que hoy usufructuaban las funciones directivas, sino también contra el régimen de gobierno y las leyes electorales que permitían llegar a tal estado de cosas y mantener el gobierno en condiciones tan anormales. Que era necesario en primer término una modificación de la Constitución Nacional, a fin de que gobiernos como el de entonces no volvieran a presentarse; que quería que los resultados de la revolución fueran trascendentales. En la reunión se le hizo notar que en tal caso, no se contaría con la opinión pública, que no acompañaría un movimiento militar que se dirigiera desde sus comienzos contra la Constitución Nacional. El General manifestó que después de triunfar la revolución el pueblo aceptaría fácilmente tales cuestiones. Hubo en esto divergencia de opiniones y mientras por un lado se afirmaba que la revolución debía tener como bandera la defensa de la Constitución, el General seguía pensando que debía modificarse ésta y establecer también cambios en la Ley electoral inclinándose a un sistema colectivista que no enunció.” (Perón, Juan D., Tres revoluciones militares, Escorpión, 1963, pp. 12-13) “Gran semejanza había entre las crisis políticas de 1890, 1930 y las causas de distinto origen que las originaron. El primero de los movimientos fue tan popular que dio origen a la Unión Cívica, convertida después en Unión Cívica Radical. Personalidades de distinta tendencia, hombres públicos de variada ideología, encarnando la aspiración de distintos sectores de la opinión, encabezaron la reacción y dieron contenido democrático al pronunciamiento. Estadistas prominentes… pusieron su voz elocuente y su prestigio indiscutible al servicio de la causa popular. 1

description

Fuentes primarias para el estudio de la Argentina Contemporánea- ISP JVG

Transcript of Documentos 2015

DOCUMENTOS SOBRE LA DÉCADA DEL TREINTA_________________________________________________________________________________

SOBRE LOS PLANES DEL GOLPE…

“…esa misma noche nos reunimos en la mencionada casa, encontrándose la reunión integrada por el general Sosa Molina, Cap. Lucero Franklin, Doctor Uriburu, Mayor Solari Angel y yo.

En esa reunión se trató en primer término la actitud de los bomberos de la Capital, en trato con los cuales parecía que se nadaba desde hacía unos días…

Luego el General habló sobre las cuestiones concernientes a un movimiento armado que debía prepararse juiciosamente y producirlo cuando se contara con el 80% de los Oficiales como mínimo. -Todos aceptamos.- Luego se refirió al carácter del movimiento afirmando que sería netamente militar y desvinculado en absoluto de los políticos; dijo que habiendo sido él revolucionario en el 90, algo había sacado de enseñanza y que no se expondría y haría exponer a nadie para luego entregar el poder a los civiles. Afirmó asimismo, que el movimiento no se dirigía solamente contra los hombres que hoy usufructuaban las funciones directivas, sino también contra el régimen de gobierno y las leyes electorales que permitían llegar a tal estado de cosas y mantener el gobierno en condiciones tan anormales. Que era necesario en primer término una modificación de la Constitución Nacional, a fin de que gobiernos como el de entonces no volvieran a presentarse; que quería que los resultados de la revolución fueran trascendentales. En la reunión se le hizo notar que en tal caso, no se contaría con la opinión pública, que no acompañaría un movimiento militar que se dirigiera desde sus comienzos contra la Constitución Nacional. El General manifestó que después de triunfar la revolución el pueblo aceptaría fácilmente tales cuestiones. Hubo en esto divergencia de opiniones y mientras por un lado se afirmaba que la revolución debía tener como bandera la defensa de la Constitución, el General seguía pensando que debía modificarse ésta y establecer también cambios en la Ley electoral inclinándose a un sistema colectivista que no enunció.”(Perón, Juan D., Tres revoluciones militares, Escorpión, 1963, pp. 12-13)

“Gran semejanza había entre las crisis políticas de 1890, 1930 y las causas de distinto origen que las originaron. El primero de los movimientos fue tan popular que dio origen a la Unión Cívica, convertida después en Unión Cívica Radical. Personalidades de distinta tendencia, hombres públicos de variada ideología, encarnando la aspiración de distintos sectores de la opinión, encabezaron la reacción y dieron contenido democrático al pronunciamiento. Estadistas prominentes… pusieron su voz elocuente y su prestigio indiscutible al servicio de la causa popular.

En 1930, como cuarenta años atrás, la reacción había cundido en el ámbito público, tanto en la opinión independiente como en los partidos políticos opositores, y aun en los elementos más calificados del propio radicalismo.

Los principios que sostuvimos ante el general Uriburu y fijamos en el manifiesto del 6 de septiembre fueron coincidentes en su esencia republicana y liberal, con los postulados que el 27de julio de 1890, difundieron los eminentes ciudadanos integrantes de la Junta Revolucionaria: Leandro N. Alem, Aristóbulo del Valle, Lucio Vicente López, Mariano Demaría, M. Goyena. […]

Plan del teniente coronel Sarobe: 1) movimiento cívico-militar; 2) el presidente provisional será el que determina la Constitución, en caso de acefalía; 3) gabinete constituido por ciudadanos caracterizados por su talento y virtudes para ocupar ministerios y demás funciones del estado; 4) respeto a la Ley Sáenz Peña; 5) respeto a la Constitución y a las leyes fundamentales; 6) volver cuanto antes a la normalidad. El futuro Congreso por 2/3 de votos establecerá si corresponden las reformas constitucionales y legales. En caso afirmativo convocatoria de la Asamblea Constituyente que establecerá la clase y extensión de las reformas de la carta fundamental.”

(Fuente: Sarobe, José María, Memorias sobre la revolución del 6 de septiembre de 1930, Buenos Aires, Ediciones Gure, 1957)

SOBRE LA REVOLUCIÓN DEL 30…

“El teniente Labocat, al frente de sus cadetes, me decía: —¡Diga si esta no es una fiesta...!Efectivamente, de todos los balcones de Callao les tiraban flores. Muchachas trajeadas como si se tratara de concurrir a

una fiesta, abrían desde lo alto paquetes de bombones y los arrojaban a los caminantes, que desde las cuatro de la mañana no habían probado bocado, como no fuesen algunas naranjas, etc. etc.”(Arlt, Roberto. “¡Donde quemaban las papas!” en El Mundo. 7 de setiembre de 1930)

“Esta revolución ha sido macanuda porque no tenía intervalos espaciados, donde los participantes pasaban bruscamente de un extremo a otro. Por ejemplo, en el recorrido de la calle Callao efectuado el sábado por los cadetes, todo iba en la gloria pues en los balcones muchachas de todas las edades y matices pigmentarios, arrojaban chocolatines, bombones, ramitos de violetas y de claveles. (...) En fin, aquello era un paseo, una revolución sin ser revolución; todas las muchachas batían las manos y lo único que faltaba era una orquesta para ponerse a bailar. (...) En realidad, si esta revolución tuvo algo de tal, fue cuando se produjeron los

1

choques frente a La Época y a la tarde en el Molino. Suprimiendo las persecuciones policiales y las barbaridades de gente que no se daba cuenta qué catástrofe podían provocar, el panorama popular era de regocijo y de fiesta. Era realmente cosa de decir: “Tutti contenti”. La población había subido a las azoteas; los aeroplanos describían círculos sobre la ciudad y numerosas personas se dirigían al centro “para mirar la revolución”. Y es que, si algo puede afirmarse de la población porteña, es lo siguiente: Somos o constituimos el pueblo más balconeador del planeta. Sin grupo. No nos afligimos por nada. No nos impresiona nada. (...)

Automóviles con chapas de todos los parajes de la República hacían cola, uno tras otro, moviéndose despacio por la rúa. Lo único que faltaban eran serpentinas. En serio. Serpentinas y caretas. Y el orgullo con que la gente miraba a sus prójimos parecía decir: “Bueno: ahora nosotros también tenemos nuestra revolución”.

(Fuente: Arlt, Roberto. “Balconeando la Revolución” en El Mundo. 8 de setiembre de 1930)

SOBRE LA CORTE SUPREMA DE JUSTICIA…

“En Buenos Aires, a diez días de septiembre de 1930, reunidos en acuerdo extraordinario los señores ministros de la Corte Suprema de Justicia, doctores don José Figueroa Alcorta, don Roberto Repetto, don Ricardo Guido Lavalle y don Antonio Sagarna y el señor procurador general de la Nación, doctor Horacio Rodríguez Larreta, con el fin de tomar en consideración la comunicación dirigida por el señor presidente del Poder Ejecutivo provisional, teniente don José F. Uriburu, haciendo saber a esta Corte la constitución de un gobierno provisional para la Nación, dijeron:1°- Que la susodicha comunicación pone en conocimiento oficial de esta Corte Suprema la constitución de un gobierno provisional emanado de la revolución triunfante del 6 de septiembre del corriente año.2°- Que ese gobierno se encuentra en posesión de las fuerzas militares y policiales necesarias para asegurar la paz y el orden de la Nación y, por consiguiente, para proteger la libertad, la vida y la propiedad de las personas, y ha declarado, además, en actos públicos, que mantendrá la supremacía de la Constitución y de las leyes fundamentales del país, en el ejercicio del poder. Que tales antecedentes caracterizan, sin duda, un gobierno de hecho en cuanto a su constitución y de cuya naturaleza participan los funcionarios que lo integran actualmente o que se designen en lo sucesivo, con todas las consecuencias de la doctrina de los gobiernos de facto, respecto de la posibilidad de realizar válidamente los actos necesarios para el cumplimiento de los fines perseguidos por él. […] Que el gobierno provisional que acaba de constituirse en el país, es, pues, un gobierno de facto, cuyo título no puede ser judicialmente discutido con éxito por las personas en cuanto ejercita la función administrativa y política derivada de su posesión de la fuerza como resorte y de seguridad social. Que ello no obstante, si normalizada la situación, en el desenvolvimiento de la acción del gobierno de facto, los funcionarios que lo integran desconocieran las garantías individuales o las de la propiedad u otras aseguradas por la Constitución, la administración de justicia encargada de hacer cumplir éstas las restablecería en las mismas condiciones y con el mismo alcance que lo habría hecho con el Poder Ejecutivo de derecho. […] En mérito de estas consideraciones, el tribunal resolvió acusar recibo al gobierno provisional, en el día de la comunicación de referencia mediante el envío de la nota acordada…

(Fuente: Acordada de la Corte Suprema de Justicia, del 10 de septiembre de 1930)

SOBRE LA IGLESIA CATÓLICA…

“I- Los que tienen derecho a votar, están obligados, por regla general, a ejercitar su derecho, siempre que no se interponga algún obstáculo de gravedad proporcional a la importancia de la religión. Porque la abstención se convertiría en complicidad y en responsabilidad ante Dios, siempre que ella pueda contribuir al triunfo de un candidato indigno o a la derrota de un candidato notablemente mejor.

II.- Entre varios candidatos o listas aceptables, desde el punto de vista católico, se ha de votar por los que, en conciencia, parezcan más aptos para procurar el mayor bien de la religión y de la patria, aunque no pertenezcan al partido propio. Porque el bien público es superior al bien del partido. […]

III.- Cuando todos los candidatos o listas que se presenten sean inaceptables, desde el punto de vista católico, se ha de votar por los menos inaceptables, de cuya actuación se pueden temer menos perjuicios para la religión y para la patria. En este caso, se evitará el peligro del escándalo, sobre todo en el período de propaganda electoral con oportunas reservas sobre el carácter circunstancial de la adhesión prestada, sin aprobar el programa total.

IV.- Ningún católico puede afiliarse a partidos o votar a candidatos que inscriban en sus programas los principios siguientes: 1° La separación de la Iglesia y el Estado, en el sentido antes explicado. 2° La supresión de las disposiciones legales que reconocen los derechos de la religión, y particularmente del juramento

2

religioso y de las palabras en que nuestra Constitución invoca la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia; porque la supresión equivale a una profesión pública y positiva de ateísmo nacional. 3° El laicismo escolar. 4° El divorcio legal.

(Fuente: Pastoral del Episcopado en Criterio, Año IV, N° 188, 8-XI-31)

SOBRE LAS REBELIONES RADICALES…

“La patriada (que no se debe confundir con el cuartelazo, prudente operación comercial de éxito seguro) es uno de los pocos rasgos decentes de la odiosa historia de América. Si fracasa, le dicen chirinada -y casi nunca deja de fracasar-. En el benigno ayer, el estanciero le prestaba sus peones (y alguna vez su vida o la de sus hijos) con esperanza razonable de triunfo, o si no de olvido y postergación; ahora el ferrocarril, los aeroplanos, el chismoso telégrafo y la ametralladora versátil, aseguran el pronto desempeño de la expedición punitiva y la vindicación del Orden. En la patriada actual, cabe decir que está descontado el fracaso: un fracaso amargado por la irrisión. Sus hombres corren el albur de la muerte, de una muerte que será decretada insignificante. La muerte, siéndolo todo, es nada: también los amenazan el destierro, la escasez, la caricatura y el régimen carcelario. Afrontarlos, demanda un coraje particular. El fracaso previsto y verosímil borra los contactos de la patriada con las operaciones militares del orden común, sólo atentas a la victoria, y la aproxima al duelo, que excluye enteramente las ideas de ganar o perder -sin que ello importe tolerar la menor negligencia, o escatimar coraje-. Ya lo dice Jauretche, en una de sus estrofas más firmes:

En cambio murió Ramón/ jugando a risa la herida:/ siendo grande la ocasión lo de menos es la vida. Recordemos que ese Ramón Hernández murió de veras y que el poeta que labró más tarde la estrofa com partió con el

hombre que murió esa madrugada y esa batalla.”

(Fuente: Borges, J. L., “Prólogo” en Jauretche, Arturo, El paso de los libres, Buenos Aires, La Boina Blanca, 1934.)

SOBRE LA POLÍTICA

¿QUIERE SER USTED DIPUTADO?Si usted quiere ser diputado, no hable en favor de las remolachas, del petróleo, del trigo, del impuesto a la renta; no hable

de fidelidad a la Constitución, al país; no hable de defensa del obrero, del empleado y del niño. No; si usted quiere ser diputado, exclame por todas partes:

–Soy un ladrón, he robado... he robado todo lo que he podido y siempre.ENTERNECIMIENTO

Así se expresa un aspirante a diputado en una novela de Octavio Mirbeau, El jardín de los suplicios.Y si usted es aspirante a candidato a diputado, siga el consejo. Exclamé por todas partes:–He robado, he robado.La gente se enternece frente a tanta sinceridad. Y ahora le explicaré. Todos los sinvergüenzas que aspiran a chuparle la

sangre al país y a venderlo a empresas extranjeras, todos los sinvergüenzas del pasado, el presente y el futuro, tuvieron la mala costumbre de hablar a la gente de su honestidad. Ellos "eran honestos". "Ellos aspiraban a desempeñar una administración honesta." Hablaron tanto de honestidad, que no había pulgada cuadrada en el suelo donde se quisiera escupir, que no se escupiera de paso a la honestidad. Embaldosaron y empedraron a la ciudad de honestidad. La palabra honestidad ha estado y está en la boca de cualquier atorrante que se para en el primer guardacantón y exclama que "el país necesita gente honesta". No hay prontuariado con antecedentes de fiscal de mesa y de subsecretario de comité que no hable de "honradez". En definitiva, sobre el país se ha desatado tal catarata de honestidad, que ya no se encuentra un solo pillo auténtico. No hay malandrino que alardee de serlo. No hay ladrón que se enorgullezca de su profesión. Y la gente, el público, harto de macanas, no quiere saber nada de conferencias. Ahora, yo que conozco un poco a nuestro público y a los que aspiran a ser candidatos a diputados, les propondré el siguiente discurso. Creo que sería de un éxito definitivo.

DISCURSO QUE TENDRIA EXITO He aquí el texto del discurso: "Señores:"Aspiro a ser diputado, porque aspiro a robar en grande y a `acomodarme' mejor."Mi finalidad no es salvar al país de la ruina en la que lo han hundido las anteriores administraciones de compinches

sinvergüenzas; no, señores, no es ese mi elemental propósito, sino que, íntima y ardorosamente, deseo contribuir al trabajo de saqueo con que se vacían las arcas del Estado, aspiración noble que ustedes tienen que comprender es la más intensa y efectiva que guarda el corazón de todo hombre que se presenta a candidato a diputado.

3

"Robar no es fácil, señores. Para robar se necesitan determinadas condiciones que creo no tienen mis rivales. Ante todo, se necesita ser un cínico perfecto, y yo lo soy, no lo duden, señores. En segundo término, se necesita ser un traidor, y yo también lo soy, señores. Saber venderse oportunamente, no desvergonzadamente, sino "evolutivamente". Me permito el lujo de inventar el término que será un sustitutivo de traición, sobre todo necesario en estos tiempos en que vender el país al mejor postor es un trabajo arduo e ímprobo, porque tengo entendido, caballeros, que nuestra posición, es decir, la posición del país no encuentra postor ni por un plato de lentejas en el actual momento histórico y trascendental. Y créanme, señores, yo seré un ladrón, pero antes de vender el país por un plato de lentejas, créanlo..., prefiero ser honrado. Abarquen la magnitud de mi sacrificio y se darán cuenta de que soy un perfecto candidato a diputado.

"Cierto es que quiero robar, pero ¿quién no quiere robar? Díganme ustedes quién es el desfachatado que en estos momentos de confusión no quiere robar. Si ese hombre honrado existe, yo me dejo crucificar. Mis camaradas también quieren robar, es cierto, pero no saben robar. Venderán al país por una bicoca, y eso es injusto. Yo venderé a mi patria, pero bien vendida. Ustedes saben que las arcas del Estado están enjutas, es decir, que no tienen un mal cobre para satisfacer la deuda externa; pues bien, yo remataré al país en cien mensualidades, de Ushuaia hasta el Chaco boliviano, y no sólo traficaré el Estado, sino que me acomodaré con comerciantes, con falsificadores de alimentos, con concesionarios; adquiriré armas inofensivas para el Estado, lo cual es un medio más eficaz de evitar la guerra que teniendo armas de ofensiva efectiva, le regatearé el pienso al caballo del comisario y el bodrio al habitante de la cárcel, y carteles, impuestos a las moscas y a los perros, ladrillos y adoquines... ¡Lo que no robaré yo, señores! ¿Qué es lo que no robaré?, díganme ustedes. Y si ustedes son capaces de enumerarme una sola materia en la cual yo no sea capaz de robar, renuncio "ipso facto" a mi candidatura...

"Piénsenlo aunque sea un minuto, señores ciudadanos. Piénsenlo. Yo he robado. Soy un gran ladrón. Y si ustedes no creen en mi palabra, vayan al Departamento de Policía y consulten mi prontuario. Verán qué performance tengo. He sido detenido en averiguación de antecedentes como treinta veces; por portación de armas –que no llevaba– otras tantas, luego me regeneré y desempeñé la tarea de grupí, rematador falluto, corredor, pequero, extorsionista, encubridor, agente de investigaciones, ayudante de pequero porque me exoneraron de investigaciones; fui luego agente judicial, presidente de comité parroquial, convencional, he vendido quinielas, he sido, a veces, padre de pobres y madre de huérfanas, tuve comercio y quebré, fui acusado de incendio intencional de otro bolichito que tuve... Señores, si no me creen, vayan al Departamento... verán ustedes que yo soy el único entre todos esos hipócritas que quieren salvar al país, el absolutamente único que puede rematar la última pulgada de tierra argentina... Incluso, me propongo vender el Congreso e instalar un conventillo o casa de departamento en el Palacio de Justicia, porque si yo ando en libertad es que no hay justicia, señores..."

Con este discurso, lo matan o lo eligen presidente de la República.

(Fuente: Arlt, Roberto, Aguafuertes porteñas , Buenos Aires, Losada, 1973)_________________________________________________________________________________________________________

ALEJANDRO BUNGE, MIREMOS MÁS AL INTERIOR

Por unas horas han quedado inmóviles millares de máquinas poderosas y perfectas de la industria argentina; cerrados cientos de laboratorios; desiertas las mesas de trabajo de los empleados y dirigentes; quietas las herramientas que cien mil trabajadores manejan con seguridad y destreza. Van a hacerse presentes ante el país, en un momento histórico de la economía nacional, que reclama la cooperación de todos los sectores.

[…] Al conjuro de inversiones nuevas de capitales han surgido este año, dando trabajo a miles de personas, cuarenta millones de kilos de arroz, con mercado interno asegurado. Al conjuro de nuevas inversiones en varias fábricas de extracto de tomates se ha dado trabajo a cientos de colonos y se produce lo que tiene su propio mercado. Nuevos capitales han originado el aumento de valiosos cultivos: el maní, el olivo, los frutales y el tabaco, y han permitido el ensanche de la industria textil de la lana; la instalación de nuevos husos y telares para el algodón; el aumento de la producción de petróleo y la instalación de refinerías y oleoductos; el desarrollo de la industria del papel, de los productos químicos del hierro, de la madera y del cuero, todo con demanda interna asegurada. Y muchas otras inversiones para servicios públicos necesarios y para otros productos y manufacturas con igual mercado propio, esperan con los brazos abiertos las iniciativas y los recaudos.

Tal movimiento de capitales está creando trabajo; una nueva capacidad de consumo de productos nacionales y extranjeros y alejando cada día más al país de las inquietudes de su producción uniforme.

La industria aporta el concurso de su propia obra sin demandas excluyentes, con afirmaciones precisas, y guiada por el ideal unánime y cercado de la independencia económica argentina.

La demanda falaz de la “defensa del consumidor” ha retardado en veinte años nuestra evolución económica. Ha de repararse el daño con la afirmación y la demanda constructiva del “estímulo al productor”.

Los trabajadores de la ciudad no quieren prosperidad para ellos y pobreza para los trabajadores del campo. Quieren también, aún a costa de sacrificios personales, el bienestar de los que producen los alimentos que necesita la ciudad y las materias primas que requieren sus máquinas. Los trabajadores de la ciudad no queremos que se repita dentro de nuestro propio país, entre la ciudad y el campo, lo que ha ocurrido entre las naciones industriales astros y las naciones agrícolas satélites.

4

Al aspirar a la estabilidad y el desarrollo de las manufacturas, aspiramos a contribuir a una producción más diversa y con ella más equilibrada.

[…] Tratamos de conquistar y conservar solamente nuestro propio mercado – del cual el campo forma una parte importantísima – y de obtener en la Argentina una actitud pública y privada favorable para lo argentino. No pedimos otros recaudos que los elementales, consagrados por la experiencia universal de las naciones que nos preceden en el tiempo; y esos mercados no incluyen las barreras prohibitivas ni las restricciones adoptadas por muchos países, trabas que tanto hacen al nuestro, a pesar de permanecer nosotros completamente ajenos a esa clase de beligerancia.

Y en cambio ofrecemos, con la oportuna política de los tratados individuales que nuestro gobierno ha iniciado, y que la industria nacional apoya, toda la reciprocidad posible; que es mucha en un país que transforma y ensancha, con relación a las naciones que han alcanzado su madurez y saturación.

[…] Es con estos pensamientos, señores, con estos hechos y con estas aspiraciones, que se estrechan las filas con sereno espíritu de colaboración. La industria argentina, aquí representada con setenta mil trabajadores, dirigentes y capitalistas, se mueve y habla bajo una bandera común que se llama el trabajo nacional, que simboliza la independencia económica y que se confunde, como una sola, con la gloriosa bandera de la patria.

(Fuente: Discurso pronunciado en la manifestación pro industria y trabajo nacional (12-7-1933), reproducido en Revista de Economía Argentina, N° 181, julio de 1933). _________________________________________________________________________________________________________

LA NACIÓN, EL CONVENIO CON GRAN BRETAÑA Firmado esta mañana el convenio, creímos llegado el momento de alejarnos del campo de operaciones para contemplar el

panorama general, eludiendo detalles e incidencias sobre los cuales hemos informado cotidianamente a nuestros lectores. Recabamos la autorización del Dr. Roca para conversar largamente con los expertos de la misión, quienes, a su vez, fueron autorizados por el jefe de la misión argentina para explayarse con el corresponsal. Ante todo conviene explicar la estructura general de este tratado o como ha sido designado oficialmente, Convención Accesoria del Tratado de Paz y Amistad del año 1925. El cuerpo principal lo forman seis largos artículos, divididos en párrafos, y un protocolo adicional explicativo. […] para formular sus compromisos en materia de carnes y otros productos argentinos. Gran Bretaña solicitaba, además de las concesiones conocidas en materia de cambio una serie de rebajas inmediatas en los aranceles argentinos con el fin de aproximarse a los derechos vigentes en el año 1930. Desde luego, la delegación argentina no estaba en condiciones de entrar en un estudio detallado y minucioso de estas rebajas, no solo porque para ello era necesario disponer de importantes elementos de información relativos a la situación de las industrias nacionales, sino también por la misma situación fiscal, que, como se sabe podría haberse comprometida por una reducción exagerada de derechos aduaneros. Por tales razones, la misión, si bien expresó en todo momento la buena disposición del gobierno argentino para rebajar sus tarifas, según se puso de manifiesto por la supresión gradual del 10%, manifestó la conveniencia de postergar la consideración de este asunto, haciéndolo objetivo de dicha convención suplementaria.

En las disposiciones del tratado relativas a esta futura convención suplementaria […] la Argentina declara su propósito de mantener libre de derechos los artículos de procedencia británica que actualmente se encuentran en esta situación y efectuar rebajas aduaneras sobre un cierto número de artículos en que prevalecen las importaciones británicas, aproximándose todo lo posible a la tarifa de 1930 “en la medida en que lo permiten la situación fiscal y el estado de las industrias nacionales”, según dice textualmente el convenio.

[…] El problema de las carnes constituye un caso característico de las circunstancias que atraviesa la vida económica de Gran Bretaña. Por un lado, los productores agrarios británicos no solo desean intervenir en una proporción creciente en el abastecimiento del consumo nacional, sino que, además, aspiran a ponerse a cubierto de una baja desastrosa en los precios internacionales. Con este propósito reclaman y obtienen derechos aduaneros y medidas restrictivas sobre las importaciones, que no por llevar el nombre nuevo de regulaciones cuantitativas, dejan de ser en el fondo simples cuotas contingentes, por el estilo de las que se han propalado, con alarmante rapidez en el continente europeo, devorado por la fiebre de abastecerse a sí mismo.

Por otro lado, los acuerdos de Ottawa comprometen a Gran Bretaña a permitir la expansión de las importaciones de carnes de los dominios.

[…] No es necesario forzar la imaginación para comprender lo que estas tendencias proteccionistas y preferencias imperiales, vigorizadas por una mayoría parlamentaria activa y resuelta, podrían significar para el porvenir de la producción argentina en los mercados de Gran Bretaña. Desde los primeros contactos con los británicos, la misión argentina se dio cuenta cabal de ello, el interrogante era cuál sería entonces la actitud del doctor Roca. He aquí planteado inmediatamente el problema. Pretender remontar la corriente hubiese sido vano y peligroso; más bien se trataba de amenguar su fuerza y ponerle obstáculos, que de empeñarse en construir un dique para proteger, en lo posible, los intereses de nuestra producción. Hacia ello se encaminaron, por lo tanto, los esfuerzos de la misión, que tras tareas alternativas de una sucesión, casi diríamos, cotidiana de esperanzas y desengaños, acaban de traducirse en el Tratado que tiene hoy su primer día de vida.

Veamos ahora, como se ha logrado ahora el propósito que se buscaba. Uno de los primeros artículos sustantivos del convenio declara que el gobierno británico reconociendo la importancia de la industria de las carne para la vida económica argentina, se compromete a no restringir las importaciones de carne ”chilled” argentina a una cantidad menor de 390.000 toneladas

5

por año básico, de conformidad con los convenios de Ottawa. Pero si fuera necesario reducir dichas importaciones para conseguir precios más remunerativos, el gobierno británico se reserva el derecho de hacerlo. Previa consulta con el gobierno argentino y luego de haber cambiado con él informaciones pertinentes. Tal reducción se haría también proporcionalmente en las cantidades enviadas por todos los demás países productores.

Naturalmente, cabe preguntar si el claro dejado en el mercado por esta reducción de “chilled” podría ser llenado por un aumento de las importaciones de otras carnes. El mismo artículo prevé y consigna el compromiso formal del gobierno británico en el sentido de no permitir que los efectos de la restricción de las importaciones de “chilled” sobre los precios sean neutralizados por las mayores importaciones de otras carnes. Pero el punto más interesante a este respecto, y sobre el cual conviene reflexionar, es el siguiente: si debido a la situación de los precios fuese necesaria contraer la oferta y restringir las importaciones de “chilled” en más de diez por ciento, la reducción adicional no solo se aplicaría sobre el “chilled”, sino que se extendería a toda clase de carnes refrigeradas de todas las procedencias, y se efectuaría un acuerdo en la misma proporción, aplicando el mismo coeficiente de reducción tanto a los dominios como a la Argentina, y a los otros países productores. Huelga decir que costó mucho trabajo y sinsabores a la misión argentina conseguir este tratamiento igualitario, a pesar del espíritu de los acuerdos de Ottawa. Y no se trata únicamente de esto. Es sabido que, de conformidad con los tratados de Ottawa, Gran Bretaña está obligada a convenir previamente con sus dominios la reducción de las importaciones de las carnes. De manera que si es necesaria la voluntad de ambas partes, tendrán que mediar razones muy poderosas para que los dominios consientan cualquier corte en sus importaciones, pues justamente buscan lo contrario. Y como para imponer este corte al “chilled” argentino Gran Bretaña se compromete por el convenio a realizar idéntica reducción a la carne congelada vacuna y ovina de dichos dominios, resultaría a fin de cuentas que estos serán, sin quererlo, nuestros mejores defensores, llegado el caso.la situación es paradoja y solo se explica como uno de los diversos rodeos que fue indispensable hacer cuando el asunto no podía ser atacado de frente.

Este es pues, una válvula de seguridad, […]. Aparte de esa válvula, se ha buscado el juego de otras fuerzas que pueden oponerse eficazmente a la reducción de carnes y otros productos argentinos. Consiste en una fórmula sencilla en apariencia, a lo cual los negociadores llegaron después de varias semanas de infructuosas discusiones: la fórmula sobre el cambio. De acuerdo con ella, el gobierno argentino destinará para la transferencia de fondos de nuestro país a Gran Bretaña todas las libras esterlinas provenientes de las ventas de productos argentinos en el mercado británico, previa deducción de la cantidad necesaria para realizar el pago de los servicios de la deuda pública argentina en manos de acreedores británicos y los 40 millones de pesos necesarios para efectuar idénticos pagos en otros países extranjeros. Resumiendo, la fórmula es la siguiente: cuanto mayor sea el valor de compra de los productos argentinos por Gran Bretaña, tanto mayor será la cantidad de cambios en libras esterlinas que la Comisión de Control de Cambios pondrá a disposición de los importadores de productos británicos, compañías ferroviarias y demás inversiones de capital británico en la Argentina. Del mismo modo, cualquier disminución de las compras británicas de nuestras carnes y granos se traducirá inmediatamente, por juego espontáneo de esta fórmula, en una disminución equivalente de cambio disponible para los británicos. En este último caso quedarán, claro está, perjudicados los exportadores británicos, las manufacturas, los accionistas y poseedores de “debentures” ferroviarias y demás intereses británicos vinculados a la Argentina. Por lo tanto, se ha llegado en esta materia a vincular en forma directa y con evidentes ventajas recíprocas los intereses de nuestra producción, el interés de los industriales británicos y los organismos financieros de la City, a los cuales tanto habían afectado hasta ahora las dificultades existentes en la argentina para la transferencia de fondos al exterior. […] Recordemos, en efecto, que el ministro de Comercio de Gran Bretaña solicitaba, y hacía de ello punto capital, que la Argentina se comprometiese a acordar todo el cambio necesario para satisfacer las remesas corrientes de fondos de los diversos intereses británicos radicados en la Argentina y de los importadores de mercadería británicas. Por supuesto la misión no podía aceptar compromiso semejante, que podría haber resultado de muy difícil cumplimiento si el volumen de las exportaciones produjese una menor cantidad de cambio disponible, que se espera que este año será, aproximadamente, de 1.000.000.000 de pesos papel.

En cambio, la fórmula finalmente aceptada por los británicos descarta absolutamente el compromiso de esta índole. Simplemente se pone a disposición de Gran Bretaña cambio por sus compras en la Argentina. Si ese cambio resulta suficiente para tender todas las remesas británicas, tanto mejor. Si no fuera así, no gravitará ninguna responsabilidad o compromiso sobre el gobierno argentino.

Esto constituye sólo un aspecto del problema, es decir el criterio con que se procederá en lo sucesivo respecto a las remesas corriente de fondos a Gran Bretaña. No menos importante es otro aspecto que concierne a las grandes cantidades de dinero bloqueado en la Argentina por no haberse logrado la cantidad de cambio suficiente para efectuar las correspondientes remesas. Para descongelar – como también se dice aquí - ese dinero, los negociadores llegaron a ponerse de acuerdo respecto a un plan de emisión de bonos, sobre cuyas líneas generales hemos informado oportunamente: emisión a la par, 4% de interés y veinte años de duración, de los cuales los cinco primeros sin amortización, para no recargar ni las finanzas ni la balanza de pagos argentina en estos momentos de depresión. Estos títulos serán entregados a los tenedores de dinero bloqueado en la Argentina, los cuales, a su vez, traspasarán es dinero al Tesoro Argentino y, según el propósito existente, ese dinero será destinado a la amortización de la deuda flotante. En todas sus condiciones esta operación ha sido precisada en el Tratado, excepto lo concerniente al tipo de conversión de los pesos bloqueados con relación a la libra esterlina. A pesar de la insistente demanda británica, este punto no ha sido fijado, pues, según entendemos, la misión no juzgó conveniente contraer compromiso alguno en circunstancias como las presentes, de tanta incertidumbre en los mercados monetarios mundiales. […].

6

(Fuente: Raúl Prebisch, obras 1919-1948, II, Buenos Aires, Fundación Raúl Prebisch, 1992)_________________________________________________________________________________________________________

LISANDRO DE LA TORRE, LOS INVERNADORES CONTRA LA INVESTIGACIÓN DEL NEGOCIO DE LA CARNE (27-6-35).

Además de la mayoría del directorio de la Sociedad Rural, han estado en contra de la investigación cierto número de ganaderos, y sobre todo de invernadores, tratados en condiciones preferentes por los frigoríficos. La investigación - a juicio de ellos – perturbaba el tranquilo desenvolvimiento de los negocios ganaderos, y como, en realidad, no les importa a ellos que el país gane o pierda o que los frigoríficos ganen más o ganen menos, sino que les importa lo que ellos ganan, toda conmoción les es molesta, sobre todo si la conmoción es desagradable al gobierno […] El público los considera simples comerciantes que miran el negocio desde su punto de vista individual.

Dispuesta la investigación por el Senado el 8 de setiembre de 1934, aparecieron enseguida agentes semioficiales que exhibían una exposición dirigida al Presidente de la República, agradeciendo la manera como el gobierno actual ha solucionado los problemas ganaderos y manifestándose seguros de su acierto al negar una participación en la cuota del 11% al Frigorífico Gualeguaychú y a los que, como él, pretendan reducir la supremacía del monopolio.

La exposición empezó a cubrirse de firmas.[…] Además del texto de la presentación, se repartió un volante invitando a firmar lo que dice así: “A los productores de carnes

buenas. Una minoría compuesta de productores de carnes que por su calidad no tienen por el mundo aceptación en los mercados consumidores del extranjero –tal vez sea por el momento – está haciendo una campaña tenaz para mejorar su situación a expensas de los productores de carnes buenas, es decir, de usted, perjudicando, al mismo tiempo, los intereses del país.

“Con una actividad y perseverancia que asombra, presionan a los poderes públicos por todos los medios para que se les acuerde una cuota mayor en la exportación de carnes a Inglaterra, habiendo ya conseguido algunas ventajas que usted tendrá que soportar”.

“Nuestra indiferencia ha hecho posible esta campaña, pero ante el peligro que pueda tener consecuencias irreparables, hemos resuelto hacer llegar al excelentísimo señor presidente de la Nación lo que la carta adjunta informa, firmada por todos los ganaderos que se sienten perjudicados por esta pretensión. Necesitando la firma de todos, pedimos la suya.

“Firmándola, defenderá sus intereses y los del país. La Comisión”. Esta clase de supercherías interesadas, que la mayor parte de las veces están redactadas en la gerencia de los frigoríficos,

encuentra una clientela candorosa que no se detiene a pensar ni siquiera en que la mitad de los novillos que exporta el Frigorífico Gualeguaychú son comprados en la provincia de Buenos Aires, y que un 2% de la cuota que se le puede agregar al 3,33% que tiene, ni quita ni pone rey, en comparación con lo que significa el 95% restante de la exportación, que está en manos del monopolio frigorífico, que los peticionantes desean conservar.

Es, pues, indispensable analizar el documento que he leído y mostrar la falsedad de cada una de sus manifestaciones. […] La calidad del ganado vacuno argentino ha disminuido sensiblemente en los últimos años. No existe la posibilidad de

exportar 1.200.000 novillos, todos livianos y de alta calidad. Eso lo saben bien los ganaderos firmantes de la presentación. De manera que no habría la posibilidad, aunque se quisiera hacerlo, de exportar únicamente carnes superiores.

Lo que quiere el documento que estoy analizando, y lo que quiere el ministro de Agricultura, es que esas mismas carnes de segunda calidad que es forzoso exportar, en parte, las venda el grupo de invernadores de la carne de primera, sobre todo si, a favor de la consolidación de las “situaciones creadas”, los frigoríficos le pagan a ellos mejores precios de los que pueden obtener los pequeños productores.

A menudo se ve en los diarios que algunos productores de carnes buenas que firman la exposición que comento, venden lotes de novillo a 17 y 18 centavos. Son novillos realmente inferiores en clase y los compran a bajo precio en la seguridad de que los frigoríficos se los comprarán. Y son ellos los que ponen el grito en el cielo ante lo que llaman la amenaza de fomentar la exportación de ganado inferior si se acuerda un 2% más de cuota al frigorífico Gualeguaychu, que exporta novillos pesados, de buena clase.

La segunda proposición decía: “que desde el momento que nuestra exportación de “chilled” está limitada a un cierto número de toneladas, sería un error pretender que hemos de mandar toneladas de calidad inferior y quedarnos con las buenas”.

He dicho ya que ni el Frigorífico Gualeguaychú ni Grondona y Compañía exportan novillos que se puedan llamar inferiores, pero admitamos que el 4%de que disponen en conjunto lo emplearán totalmente en exportar novillos de una calidad comparable a la de los australianos, brasileros o África del sur. No se podría decir con eso que se deja sin salida la carne buena como lo afirman con verdadera malicia los firmantes de la exposición.

¿No es falso y ridículo pretender que esa cuota mínima amenazaría de desalojo a los productores de carne de primera si se les aumentara en 2, 3, o 4 por ciento?

Tienen el 96% de la cuota a su absoluta disposición, en su calidad de predilectos de los frigoríficos. ¿no les parece bastante? ¿Hasta dónde llega su codicia al irritarse porque se asigne un 2 o 3 % de la cuota del Convenio de Londres? Si esas empresas no les compran a ellos es porque ellos prefieren vender a los grandes frigoríficos, sabiendo que no están expuestos a ser tratados como Carballo Merrino y recibir del Anglo 12 centavos, por novillos con 97,50% de “chilled”, o como la señora Juana M. de

7

Marcó a vender a Smithfield, a 13 centavos, novillos cuyo 100% exportó después como chilled. Eso no le habrá pasado nunca seguramente a los firmantes y cada uno habla de la fiera según le va en ella.

Pero no es cuestión de codicia, señor presidente; yo se que la finalidad que se busca es otra, es servir la política del ministro de Agricultura, llamada del “respeto absoluto de las situaciones creadas”, siendo situación creada la explotación del ganadero por el frigorífico. Sostienen esa política y se siguen llamando nacionalistas.

No se trata por otra parte, de nada nuevo en la actitud de los invernadores adictos al Poder Ejecutivo y a los frigoríficos, sino de un eslabón más en la cadena de actos demostrativos de que el Poder Ejecutivo de la Nación, desde el presidente abajo, sirven conscientemente el interés de los frigoríficos extranjeros en desmedro, sobre todo de los pequeños productores.

No es de extrañar, entonces, que los pequeños productores estén satisfechos con la aparición de compradores de sus novillos pesados y así lo expresa la reciente resolución unánime del Congreso Agrario de La Pampa.

La tercera de las conclusiones a la que llegan los firmantes de la exposición dice: “Que esta pretensión traería como consecuencia una menor entrada de dinero al país” o lo que es lo mismo “un menor ofrecimiento de dinero”.

Muy celosos parecen los peticionantes por el menor ofrecimiento de divisas y muy conformes sin embargo con que Armour, Swift, el Anglo y demás frigoríficos extranjeros se queden con un 25% de las divisas que retienen en Europa. Ese % representa 10 o 15.000.000 de pesos al año y la diferencia que en el peor de los casos ocasionaría un aumento de 2 o 3% en la exportación de chilled pesado no llegaría a 400.000 pesos, Además las utilidades de Gualeguaychú y Grondona y Compañía quedan en el país y las utilidades de los frigoríficos extranjeros, no menores de 60.000.000 de pesos, salen al extranjero.

(Fuente: Halperín Donghi, T., La república Imposible (1930-1945), vol.5, Ariel Historia, 2004)._________________________________________________________________________________________________________

8

ALFREDO L. PALACIOS, EL FACTOR HUMANO (12 y 13/9/35).

Tienen, sin duda importancia para nuestro país los novillos y sus precios. No tanta sin embargo, como para enorgullecernos con hondo sentimiento patriótico por los muchos millones de cabezas de ganado que pacen en la enorme planicie argentina, la más fecunda de la tierra y que no obstante se nutre, pocos hombres fuertes, presentando el espectáculo trágico de la despoblación en muchas regiones argentinas, donde el capitalismo extranjero tala los montes y degenera la raza.

[…] El valor humano ha sido descuidado por los gobernantes y nunca, señores senadores, en el Parlamento argentino, se ha producido un debate como éste, en defensa del hombre.

Comparamos nuestra riqueza ganadera con la de las naciones poderosas, pero olvidamos comparar las respectivas riquezas demográficas.

El campo poblado de ganado, que pace en inmensos latifundios, es poca cosa. Sería menester reducir las estancias latifundios, aumentando el número de chacras, las unidades agrícolas que comprenden la producción vegetal y animal, producciones complementarias que deben hacerse a la vez.

Así, la población nacional sería más numerosa y más sana, al mismo tiempo que aumentarían los productos, no solo de la agricultura, sino de la ganadería, ya que es verdad demostrada en este mismo Parlamento, que el máximo de población de ganado por unidad de superficie, se encuentra sobre todo en países de chacras.

Sólo exportamos el 25% de la producción de carnes. El 75% restante se consume en el país. Y yo me pregunto ¿Estaremos condenados a no tener otros mercados, aún después de terminado el convenio con

Londres? ¿No podríamos estimular con acertadas medidas de gobierno el consumo interno de los productos de la ganadería con lo que se habría resuelto este grave problema que parece insoluble?

Meditemos señores senadores, sobre este asunto y advirtamos que la situación en que ha pretendido colocarnos el heredero al trono de Inglaterra, es humillante y concuerda con el concepto relativo a la dependencia de nuestro futuro.

[…] Habrá que facilitar y estimular especialmente el consumo interno de los productos ganaderos, se han agotado los medios y procedimientos diplomáticos para mantener el mercado inglés de carne, pero no se ha intentado extender el consumo en el país , no obstante estar en conciencia de todos que muchos millones de argentinos no comen carne, debido, entre otras muchas causas al encarecimiento del transporte y a la mala organización del comercio entre las provincias.

Hay que colocar la carne al alcance de las clases humildes de nuestra tierra, de las poblaciones indigentes del interior, que padecen de desmedro físico perene por su deficiencia alimenticia.

Hemos emprendido una peregrinación y una pugna diplomática, para negociar el sobrante de nuestros productos ganaderos. ¿Sobrante? Cualquiera supondría que entre nosotros están ya satisfechas todas las necesidades y que nuestra población

es robusta, bien nutrida, apta para el esfuerzo, henchida de energías, capaz de reproducirse y perpetuarse en generaciones sanas de exuberante vitalidad.

Somos productores de la mejor materia prima, pero nuestros hombres están mal nutridos, y al lado de los grandes frigoríficos, combinados en organizaciones expoliadoras del país, las grandes masas humanas degeneran.

No exagero, señores senadores- […] El hambre, señores senadores, donde está la población argentina pura, la levadura nativa y con ella, las reservas

espirituales de nuestro país. El hambre de los argentinos frente al frigorífico, que expolian a los pequeños productores y que se enriquecen cada vez

más con ganancias exorbitantes; frente al capitalismo extranjero que no tiene alma ni patria. Y tal situación de angustia no ha merecido nunca un debate tan extenso y apasionado como el que venimos presenciando. ¿Dónde están los proyectos, las iniciativas, para mejorar las condiciones de existencia de esas poblaciones que constituyen

la base de nuestra nacionalidad?

(Halperín Donghi, T., La república Imposible (1930-1945), vol.5, Ariel Historia, 2004)._________________________________________________________________________________________________________

9

MATÍAS SANCHEZ SORONDO, DEBATE EN EL SENADO SOBRE CONFLICTO DE PODERES.

La nota de los señores diputados, de que se dio lectura al comienzo de la sesión y el proyecto de resolución que el Senado ha resuelto tratar sobre tablas plantean tan graves e insolubles problemas , buscan tan claramente desviar al Senado de sus deberes fundamentales , se proponen hallar tan sin ambages soluciones de violencia y de fuerza, que, puede decirse, son como una carga de dinamita que se nos envía con sus correspondiente mecha, para que el Senado, como acaba de hacerlo, le ponga fuego y haga volar los restos de nuestro mal parado edificio institucional.

Todo ello me da la impresión de que estoy hablando en las últimas sesiones del Parlamento constitucional; obstruido ya en su funcionamiento, y atacado en su existencia por sucesos cuya lógica terrible, cuyo encadenamiento fatal y cuyo ritmo acelerado, no está en nuestras manos desviar ni contener.

¿Cómo se ha llegado a tal situación? La cuestión de los diplomas que se debate en la Cámara, es una cuestión de puro privilegio. Bien ha podido prolongarse la discusión días y meses, sin que se pusieran en peligro las facultades ni la existencia del Parlamento.

La Cámara resolvió lo que creyó oportuno. A consecuencia de esa resolución quedó sin quórum, y la minoría se propuso compeler por la fuerza pública a los inasistentes. Hasta aquí no había conflicto: había, sí, discusión dentro de las reglas en juego. Pero, inesperadamente, deliberadamente, el Poder Ejecutivo se complica en la cuestión: no presta el auxilio de la fuerza pública; se arroga la facultad de examinar las causas del pedido de las cámaras, que es como si examinara las causas de un pedido judicial; invoca su carácter de colegislador para tratar esta cuestión de privilegio y convierte la cuestión parlamentaria en un conflicto institucional, que no puede tener sino una de estas salidas: o el presidente de la República, acatando sus deberes, envía la fuerza pública, o la Cámara de Diputados le promueve juicio político, o vamos a la disolución automática o provocada del Congreso.

Y como el mal ejemplo cunde, los que se sienten afectados por las resoluciones de la Cámara en minoría, acaso fortalecidos por esta solidaridad del Poder Ejecutivo, agravan el conflicto. Nos envían esa nota para que el Senado, como acaba de hacerlo, se complique y envié otra nota u otra notificación al Poder Ejecutivo, acaso para que intervenga. Por su acción también el pleito parlamentario se convierte en pleito institucional y este pleito institucional no tiene otro juez que la fuerza.

Si los firmantes de este despacho, si el Poder Ejecutivo, si el Senado quiere cumplir realmente y practicar la Constitución, ¿por qué no la practican? ¿por qué no concurren los unos al recinto de la Cámara?. ¿Por qué no presta el otro la fuerza pública? ¿Por qué el Senado no se desentiende de este pleito? ¿Acaso porque los resultados previsibles de una votación contrarían determinados intereses?

Bien; pero ¿qué tienen que hacer, entonces, en este caso, la Constitución y las leyes? Ya se ha dicho en la otra Cámara: es un asunto de carácter político; y yo agrego: es un asunto de carácter político que pone el jaque y está destruyendo la armazón institucional.

Parecería que lo que no se quiere es el triunfo radical. Señor Presidente: si alguien ha combatido tenazmente, constantemente, impecablemente al radicalismo, ese soy yo. Creo hoy, como he creído siempre, que el radicalismo, como partido, no puede volver al poder, y no puede porque, lejos de

abjurarlos, ha convertido en dogmas sus errores; porque, en vez de depurarlas, ha acrecentado sus filas con sus propios deshechos y con los deshechos de los demás partidos, y porque se esfuerza en el inútil empeño de volver a colocar en sus nichos y en sus hornacinas a los santos que la cólera popular había destrozado, aunque le cueste mucho trabajo soldar sus restos.

Pero declaro que prefiero una y mil veces oponerme a él con las armas en la mano, a manearlo y trampearlo sistemáticamente en el cuarto oscuro, para invocar después la Constitución bajo la égida janesca de un Poncio Pilatos.

[…] Hemos querido respetar las leyes en su letra y violarlas en los hechos, continuando con música demagógica el banquete conservador se ha ganado elecciones y estamos en la primera rendición de cuentas; los partidos se han convertido en causa de disolución política; el movimiento que ha de reemplazar nuestro edificio institucional ha de llegar, no sé cuándo ni cómo, en su hora, porque el país no puede correr consciente a su ruina.

El país quiere gobierno, es decir, orden, que es armonía para forjar la unidad moral de la Nación. No es gobierno el asalto de los intereses políticos; no es gobierno la lucha de facciones, no es gobierno el tira y afloja de candidaturas. El país quiere gobernarse a sí mismo, y no se gobierna a sí mismo porque escriban los partidos en sus programas las palabras “sufragio universal y soberanía del pueblo”, que son mentira.

El país se gobierna a sí mismo, interviniendo cada ciudadano efectiva y constantemente en la vida política, siendo lo que es y como es, y no sumándose transitoria y espasmódicamente, mansa grey que los partidos conducen al comicio.

El problema de la política argentina consiste en reorganizar el Estado, dando a sus componentes sociales una estructura disciplinada y asegurándoles una representación auténtica en el gobierno, mientras esto no se hayamos resuelto, nos mantendremos en la corrupción, en la hipocresía, en la mentira descarada, en la violencia y bordearemos la revolución hasta precipitarnos en ella. Bordearemos la revolución y, ¿durante cuánto tiempo? En una palabra tenemos que buscar al país, dentro del país, para encontrarlo y enaltecerlo, y no buscar dentro del país los intereses bastardos de la política que dominan los intereses fundamentales de la Nación.

[…] Es necesario, indispensable, cambiar la estructura de la ley política para que los partidos desaparezcan en su forma actual, para que los intereses políticos se liquiden, para que el mundo de la política y la politiquería describa su trayectoria y se

10

hunda para siempre en el horizonte; que no haya más radicales, conservadores ni demócratas, ni socialistas, sino argentinos unidos en el trabajo al amparo de la ley para la prosperidad y la grandeza de la Nación.

(Fuente: Halperín Donghi, T., La república Imposible (1930-1945), vol.5, Ariel Historia, 2004)_________________________________________________________________________________________________________

BENJAMÍN VILLAFAÑE, DEBATE SOBRE LA REFORMA DE LA LEY SAENZ PEÑA (21-7-36).

[…] Sólo por torpeza y tontera de los que tenían a su cargo consolidar para el bien del país la revolución de septiembre, han podido cometer la traición a la patria de permitir elecciones libérrimas, como han existido en varios puntos de la República.

A la altura de la vida a la que he llegado, no tengo nada que desear ni esperar de la vida pública y si he venido aquí ha sido contra mi voluntad, porque después del 6 de septiembre escribí una carta al General Uriburu diciéndole que me retiraba de la política porque ya había terminado mi misión en la vida y podía morir tranquilo viendo libre a mi país. El general Uriburu, en carta que he publicado en uno de mis libros, me contestó que sería una cobardía y una defección que abandonara la vida pública, porque mi provincia y mi país necesitaban de mí, y si estoy sentado entonces aquí, no es, repito, por la ley Sáenz Peña. Soy senador de la Nación por el fraude a la ley Sáenz Peña, por la revolución de septiembre. Nunca en mi vida pública he adulado a poderosos ni a infelices porque entiendo que es tan indecoroso humillarse ante las alpargatas como ante los hombres de fortuna.

[…] Cuando el señor senador por Entre Ríos, doctor Laurenzena, en la sesión del martes, nos daba lectura del editorial de la Nación en que habla de los peligros de la reforma que tratamos, cuando leía el artículo del gran diario en la fecha en que se dio a luz, no podía dejar de sonreír, porque en él se habla de las elecciones que vendrán en el futuro; y reía por el candor del autor del artículo, porque es evidente que si mañana triunfa el Partido Radical, no habrá más elecciones en la República Argentina, porque a punto seguido del triunfo nos veríamos envueltos en la guerra civil más espantosa que haya conocido el país. Estoy cierto de que las primeras víctimas serían los grandes diarios La Nación y La Prensa, que se verían envueltos en llamas; serían los primeros a los que se pegaría fuego, a estos diarios que por una extraña incomprensión están al servicio en este momento de las ideas extremistas, soñando con el imperio de las leyes en momentos de violencia y de borrasca pidiendo el respeto de leyes que sólo pueden servir en la anarquía y el desorden […].

No quiero fatigar más la atención del Honorable Senado y sólo he de recordar que al fundar mi pedido de reforma a la ley electoral, con fecha 29 de mayo pasado, demostré, con el juicio de las mentalidades más vigorosas del pensamiento europeo, que el sufragio universal ha sido en todo tiempo el peor enemigo de la civilización, que mató la cultura de Grecia y fue causa de la muerte del Imperio Romano.

(Fuente: Halperín Donghi, T., La república Imposible (1930-1945), vol.5, Ariel Historia, 2004.)_________________________________________________________________________________________________________

11

DOCUMENTOS SOBRE LA REVOLUCIÓN DE JUNIO DE 1943_________________________________________________________________________________

DOCUMENTO DEL GOU: SITUACIÓN INTERNA

Hasta este momento y de acuerdo con elementos de juicio disponibles, la situación interna se presenta comprendida por los siguientes acontecimientos:

1. SITUACIÓN POLÍTICAa) La Concordancia. (Demócratas Nacionales y Antipersonalistas) han llegado a la fórmula “Patrón Costas-Iriondo”,

impuesta por la convención del Partido (senador Suárez Lagos). Aceptada por una parte de las fuerzas conservadoras. Resistida por otra parte de ellas y por la mayoría de las fuerzas independientes. Combatida por una gran parte de los nacionalistas. Es de hacer notar que esta fórmula está apoyada por la banca internacional, los diarios y las fuerzas extranjeras que actúan en defensa de intereses extraños a los del país. A pesar de ser la oponente natural de la “Unión Democrática” no es combatida abiertamente por los elementos directivos que a ésta la componen, lo que infiere que entre los políticos existen puntos de coincidencia o finalidades ocultas que pueden ser coincidentes. Sin embargo, esta fórmula tiene la más fran

ca oposición entre el pueblo mismo, sea de cualquier tendencia que fuere. Se considera que esta fórmula en las elecciones necesitará hacer uso del fraude ¿electoral para triunfar. En ese sentido se descarta que el Gobierno apoyará esta fórmula que es considerada como producto de sus propias inspiraciones y de su “media palabra”.

b) La Unión Democrática Argentina: no ha llegado aún a la total unificación material, ni menos aún a fórmulas alguna. Se prevé que puede ser, de acuerdo con la tesis radical, “Pueyrredón-Molinas” o, de acuerdo a la línea socialista, “Pueyrredón-Saavedra Lamas” u otra. Esta agrupación, pese a su nominación disimulada, es el “Frente Popular” con otro nombre. En ese concepto agrupa, con tendencia netamente izquierdista, a las fuerzas comunistas, socialistas, gremiales, demócratas progresistas, radicales, etc. Su unión obedece a presiones extrañas, originadas y mantenidas desde el exterior, financiadas con abundante dinero extranjero y vigiladas y propulsadas por los agentespropios que actúan en nuestros medios al servicio de países extranjeros. Se trata de una agrupación netamente revolucionaria que pretende reeditar el panorama rojo de España, donde las fuerzas moderadas caen finalmente, para ser instrumentos de los comunistas. Dentro del Partido Radical, hoy profundamente dividido en dos tendencias, existe una gran fracción que comparte con los comunistas, socialistas, demócratas progresistas, y gremialistas la doctrina roja importada desde el Komitern de URSS, con los dictados de programas de extensión de la 3ª. Internacional de Moscú.

c) Los nacionalistas: que en los momentos actuales constituyen las fuerzas más puras y con mayor espiritualismo dentro del panorama político argentino. Se encuentran divididos en fracciones, aunque ya se han realizado gestiones para producir su unidad, debe preverse que los acontecimientos de prueba los encontrará unidos y solidarios. Como una forma de demostrar su repudio a la fórmula Demócrata Nacional, se presentarían a las elecciones presidenciales con fórmula propia (Scasso-Pertiné). Ello restaría, sin duda, un gran porcentaje de votos a la fórmula conservadora. No sería tampoco improbable que, en el sentido nacionalista, tal fórmula diera una sorpresa, ya que podría ser votada por numerosos independientes. Tales circunstancias han sido ya apreciadas por los dirigentes visibles y ocultos de las grandes agrupaciones en lucha.

d) Todas las demás fracciones políticas, orgánicas o inorgánicas, se agrupan por afinidad de ideas o intereses, a una de las tres grandes agrupaciones ya mencionadas. Las fuerzas extrañas a los intereses y conveniencias del país han obrado con evidente acierto, para anular toda posible reacción de las verdaderas fuerzas nacionales. Los políticos que en una forma u otra sirven a esos intereses foráneos han sido comprados y, como consecuencia de ello, la ficción representativa, que siempre ha respondido a los oscuros designios del comité, hoy se encuentra en manos de los verdaderos enemigos del país.

Es indudable que, cualquiera de las dos grandes tendencias que venciera en las elecciones, satisfaría los designios de las fuerzas que hoy se mueven ocultamente detrás de intereses inconfesables de la traición. Estas fuerzas ocultas maniobran, dirigidas desde afuera, absolutamente sincronizadas y coordinadas con los acontecimientos de la política internacional, produciendo hechos que la propaganda se encarga de explotar, presionando las clases dirigentes y encauzando así las grandes corrientes de la opinión.De esta manera, el país no puede esperar solución alguna dentro de los recursos legales a disposición. El resultado de las elecciones no será en caso alguno beneficioso para él. El pueblo no será tampoco quien elija su propio destino, sino que será llevado hacia el abismo por los políticos corrompidos y vendidos al enemigo. La ley ha pasado a ser el instrumento que los políticos ponen en acción para servir sus propios intereses personales en perjuicio del Estado, y el pueblo conoce perfectamente este hecho y sabe, a conciencia, que él no elige sus gobernantes. El hombre de la calle anhela ya terminar este estado de cosas, cualquiera sea la solución que se busque al problema. Algunos desean que el Ejército se haga cargo de la situación, otros encaran el asunto por el lado nacionalista, otros por el comunismo y los demás se desentienden de todo mientras puedan vivir.

2. LA SITUACIÓN SOCIALEn tanto los capitalistas hacen su agosto, los intermediarios explotan al productor y al consumidor, los grandes

terratenientes se enriquecen a costa del sudor del campesino, los grandes empleados y acomodados de la burocracia disfrutan sus buenos sueldos sin pensar sino en que esta situación dure y el gobernante se cruza de brazos ante el aparente panorama de

12

bienestar; los pobres no comen, ni se calzan ni visten conforme a sus necesidades. Las ciudades y los campos están poblados de lamentaciones que nadie oye; el productor estrangulado por el acaparador, el obrero explotado por el patrón y el consumidor literalmente robado por el comerciante. Tal es el panorama. El político al servicio del acaparador, de las compañías extranjeras y del comerciante judío y explotador desconsiderado, mediante la paga correspondiente. La solución está precisamente en la supresión del intermediario político, social y económico. Para lo cual es necesario que el Estado se convierta en órgano regulador de la riqueza, director de la política y armonizador social. Ello implica la desaparición del político profesional, la anulación del negociante acaparador y la extirpación del agitador social.

Todo ello da lugar a que en el país existan las tendencias actuales: los comunistas y afines que buscan la solución por sus sistemas conocidos y de triste experiencia; los nacionalistas por la argentinización espiritual, la recuperación nacional y la implantación de nuevos sistemas de administración y distribución de la riqueza. Finalmente, los políticos que, defendiendo su situación, propugnan el estado de cosas existente en apoyo de sus conveniencias personales.

Detrás de todo esto el pueblo que se divide en estas tres direcciones, siguiendo también lo que considera su conveniencia personal, mientras nadie piensa en el país que, al final, es quien con su solución dará la solución de todos. Sin embargo, se puede asegurar que en los momentos actuales la gente del pueblo tiene una gran desilusión de los que hasta hoy fueron sus dirigentes (socialistas, gremialistas, dirigentes obreros, etc.) y se encauzan en otras corrientes, independientes o bien políticas o bien nacionalistas. Mientras los socialistas han perdido su antiguo auge, han adquirido preponderancia los comunistas y los nacionalistas.

3. LA SITUACIÓN INTERNACon la situación política metida en un callejón sin salida que satisfaga las mínimas aspiraciones; con una situación social

difícil, aun dentro del aparente panorama de bienestar, con la clase dirigente desconceptuada y desprestigiada, con los políticos comprobadamente delincuentes, la situación interna no puede ser más desconsoladora. Nada puede encararse ni en lo interno ni en lo externo, mientras subsista este estado de cosas. La falta de capacidad y de honestidad de los hombres de la actual generación, imposibilita encarar toda solución dentro de un encauzamiento normal y racional. Sólo queda el recurso de un sacudimiento violento que permita descargar al país del remanente de tanta infamia.

Se impone una solución político-interna de extraordinaria revolución sobre los valores morales, intelectuales y materiales. Se impone una solución social que ponga a tono la extraordinaria riqueza de los menos con la no menos extraordinaria pobreza de los más. Pero el que encare la solución de estos problemas no ha de errar, ni fracasar, porque ello representaría el caos y el cataclismo de la nación y de la nacionalidad.

ACTUALMENTE BUSCAN LA SOLUCIÓNEl Frente Popular (Unión Democrática Argentina) por la revolución social del tipo comunista; para lo cual por intermedio

del socialismo amarillo, que hace de personero del comunismo, se ha tratado de atraer al radicalismo, a la acostumbrada celada del frente único. Como en los demás casos el radicalismo ha entrado en la combinación y será el instrumento cuantitativo, mientras los comunistas se reservan para ser, en el momento oportuno, la dirección cualitativa del movimiento. Para ello, por cuerdas separadas, el comunismo ha preparado un plan completo de sabotaje organizado; una huelga general violenta y agresiva con grupos provocadores y de protección perfectamente organizados; la acción directa con grupos de choque bien organizados y comandados. Por otra parte, como campaña pasiva, ha procurado la penetración en el Ejército de células entre los suboficiales y soldados, así como también en la marina y la policía. Esta campaña ha llegado a punto tal que los dirigentes y agitadores manifiestan a sus grupos que no hay que temer al Ejército ni a las otras fuerzas porque están intensa y eficientemente trabajadas. La interrupción de todas las comunicaciones, los transportes, la energía eléctrica (luz y fuerza), el agua y demás servicios públicos la consideran asegurada, desde el momento en que ello se propongan. Cuentan con la ayuda económica, de propaganda, de armas y elementos de lucha, que les proporcionan los agentes a sueldo de algunas embajadas y de organismos comunistas con sede en Montevideo. Los vehículos serán también utilizados en gran escala para la lucha. El programa comienza con la huelga que si es reprimida violentamente pondrá a los obreros frente al gobierno y procurará la unanimidad con que hoy no se cuenta. A ello seguirá una intensa agitación de todo orden y finalmente se desencadenará la lucha activa. Si el Frente Popular pierde las elecciones, con el pretexto del fraude, se conseguirá la participación activa del Partido Radical, Socialista, Demócrata Progresista, etc., en la lucha activa. Si se llega al gobierno, la revolución será hecha “desde arriba” por el mismo método seguido en España, pero subsanando los errores allí cometidos. Para la lucha activa poseen un plan completo, ya sea para operar, como para anular la acción del Ejército.El Nacionalismo: también encara la solución de los problemas por medios más o menos revolucionarios. Existen dos tendencias: una que cree conveniente llegar a contar con gran cantidad de adherentes a su doctrina y buscar por medios legales el poder (Movimiento de Renovación); otra, que considera necesario llegar al gobierno a corto plazo, para lo cual es necesario imponer la revolución y no la evolución (Unión Nacionalista Argentina). Estas fuerzas no están preparadas para un movimiento revolucionario en forma racional. Son todos revolucionarios en potencia, pero parece que esperan la acción del Ejército, contra el cual no desean actuar. Se puede considerar que en caso de movimiento comunista estas fuerzas estarán incondicionalmente al servicio del Ejército. Otro tanto ocurrirá en caso de movimientos revolucionarios políticos de cualquier orden. Son fuerzas de orden, mientras no se trate de sus propias aspiraciones.

13

Dentro del Ejército, se vive el problema de la hora y no hay cuartel u oficina donde no se hable y se vivan las inquietudes espirituales que hoy polarizan la casi totalidad de las voluntades. Los oficiales jóvenes son partidarios de actuar sin más y están listos para “salir en cualquier momento”. Sin embargo desconocen la real situación y no cuentan con los demás acontecimientos que, ligados a la situación interna, la influencian marcadamente. Este estado de ánimo es halagüeño y promisor; los oficiales jóvenes deben pensar siempre así. Los jefes no participan, en general, del entusiasmo de los oficiales y consultan demasiado las posibilidades favorables y desfavorables que pueden intervenir en la solución de este problema. Aunque desconocen la real situación, se inclinan por soluciones más suaves que ellos no ven. Otros se desentienden de estos problemas esperando la solución del tiempo que “todo lo resuelve”. Algunos jefes, afortunadamente, mantienen el entusiasmo de la juventud sin desmedro para la sensatez que les da su experiencia.

Hasta ahora sólo la Obra de Unificación había pensado en estas soluciones, porque las cadenas y los “separatistas individuales” no se ocupan sino de personas o de grupos de personas. Pero parece que nuestro ejemplo ha cundido y hoy, según informaciones, existen tres movimientos en marcha:

– uno, dirigido por un General, que busca reunir los Jefes y Oficiales que creen necesario plegarse a las presiones foráneas y romper las relaciones, para lo cual presionarán oportunamente,

– otro, que hace resistencia pasiva o solapada, a todo esfuerzo que pretenda imponer soluciones por el Ejército. Propugna la defensa del actual estado de cosas, pero con ruptura de relaciones con el Eje,

– otro, que según informes, está dirigido por varios Generales, que buscarán la solución tomando el gobierno a corto plazo, para entregarlo a una Junta Militar inicialmente.

Hasta los momentos actuales ninguna de estas cuestiones parece haber sido encarada seriamente. Por otra parte se trata de informaciones más o menos seguras. Entre tanto las fuerzas ocultas, movidas desde el exterior han invadido literalmente el país en todas sus partes. Hoy se mueven agentes extranjeros de toda clase y toda actividad, encargados del sabotaje contra el Estado. Éstos son ayudados por parte de los habitantes que bien pagados trabajan desde la sombra o abiertamente en favor del país o países interesados en penetrarnos.

Tales agentes tienen dos finalidades en su acción:– una a corto plazo: crear una situación interna tal que obligue al país a incorporarse a la guerra, aportando todo lo que

pueda ser susceptible de sumar al esfuerzo bélico aliado. Preparar también y financiar la campaña política presidencial en forma de asegurar que el próximo presidente sea de tendencia rupturista.

– una a largo plazo, que prepare en la mejor forma la penetración económica y política de nuestro territorio, en forma de asegurar una explotación integral de la posguerra.

En ambas son ayudados desde el exterior por la acción de las respectivas cancillerías que actúan coordinadas en su acción con la de sus agentes adelantados con pretextos de misiones de estudio, buena vecindad, turistas, etc. Este ejército de espías y agentes extranjeros, coligados con los habitantes (políticos vendidos, diarios, judíos, personal de empresas extranjeras, etc.) trabajan actualmente en dos direcciones: apoyan a la fórmula Patrón Costas-Iriondo y, por otro lado, actúan activamente en la preparación del Frente Popular cuyas actividades están financiadas por ellos. Preparan así un éxito reaseguro.

Todas las agrupaciones formadas con rótulos clásicos de “Acción Argentina”, “Defensa de los Pueblos Libres”, socorros de diversos tipos, etc., son financiados por agentes extranjeros y ayudados por la acción de los comunistas mediante las suscripciones y colectas de diversos tipos.

En resumen, el país entero se encuentra penetrado y lo que es peor parte del país mismo (especialmente el elemento político directivo pago) está al servicio de quien nos penetra. Por esa razón se ha visto en los últimos tiempos que los políticos han rivalizado en la tarea de viajar a ciertos países y recibir órdenes del extranjero. Todo ello unido a la presión ya abiertamente agresiva de ciertos países, que crea una atmósfera política internacional inaguantable, han llevado a nuestro Gobierno a la necesidad de contemplar este problema en forma seriamente objetiva. En ese sentido no sería difícil que se declarara el “estado de emergencia” y se tomara una actitud francamente en contra de tales presiones.

(Fuente: Robert A. Potasch, Perón y el GOU. Los documentos de una logia secreta, Compilación, introducción y comentarios de Robert A. Potasch, Buenos Aires, Sudamericana, 1984).

14

JUAN D. PERÓN, “SE INICIA LA ERA DE LA POLÍTICA SOCIAL EN LA ARGENTINA” (2-XII-1943)

El tiempo que estuve al frente del ex Departamento Nacional del Trabajo, he podido encarar y ahondar objetivamente en los problemas gremiales. De ellos, los que se han resuelto, lo han sido por acuerdos directos entre patrones y obreros. Para saldar la gran deuda que todavía tenemos con las masas sufridas y virtuosas, hemos de apelar a la unión de todos los argentinos de buena voluntad, para que en reuniones de hermanos consigamos que en nuestra tierra no haya nadie que tenga que quejarse con fundamento de la avaricia ajena.

Los patrones, los obreros y el Estado constituyen las partes de todo problema social. Ellos y no otros han de ser quienes lo resuelvan, evitando la inútil y suicida destrucción de valores y energías. La unidad y compenetración de propósitos de esas tres partes deberán ser la base de acción para luchar contra los verdaderos enemigos sociales, representados por la mala política, las ideologías extrañas, sean cuales fueren, los falsos apóstoles que se introducen en el gremialismo para medrar con el engaño y la traición a las masas, y las fuerzas ocultas de perturbación del campo político internacional.

No soy hombre de sofismas ni de soluciones a medias. Empeñado en esta tarea, no desmayaré en mi afán ni ocultaré las armas con las que combatiré en todos los terrenos, con la decisión más absoluta, sin pensar si ellos o yo hemos de caer definitivamente en esos campos. Sembraré esta simiente en el fértil campo de los trabajadores de mi tierra, que, estoy persuadido, entienden y comparten mi verdad, con esa extraordinaria intuición que poseen las masas cuando se las guía con lealtad y honradez. Ellos serán mis hombres; y cuando yo caiga en esa lucha en que voluntariamente me enrolo, estoy seguro que otro hombre más joven y mejor dotado tomará de mis manos la bandera y la llevará al triunfo. Para un soldado, nada hay más grato que quemarse en la llama épica y sagrada para alumbrar el camino de la victoria. Al defender a los que sufren y trabajan para plasmar y modelar la grandeza de la

Nación, defiendo a la patria, en cumplimiento de un juramento en que empeñé mi vida. Y la vida es poco cuando es menester ofrendarla en el altar de la patria.

El Estado argentino intensifica el cumplimiento de su deber social. Así concreto mi juicio sobre la trascendencia de la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión. Simple espectador, como he sido, en mi vida de soldado, de la evolución de la economía nacional y de las relaciones entre patrones y trabajadores, nunca he podido avenirme a la idea, tan corriente, de que los problemas que tal relación origina, sean materia privativa de las partes directamente interesadas. A mi juicio, cualquier anormalidad, surgida en el más ínfimo taller y en la más oscura oficina, repercute directamente en la economía general del país y en la cultura de sus habitantes. En la economía, porque altera los precios de las cosas que todos necesitamos para vivir; en la cultura, porque del concepto que presida la disciplina interna de los lugares de trabajo, depende en mayor o menor grado, el respeto mutuo y las mejores o peores formas de convivencia social. El trabajo, después del hogar y la escuela, es un insustituible moldeador del carácter de los individuos y según sean éstos, así serán los hábitos y costumbres colectivos, forjadores inseparables de la tradición nacional.

Por tener muy firme esta convicción, he lamentado la despreocupación, la indiferencia y el abandono en que los hombres de gobierno, por escrúpulos formalistas repudiados por el propio pueblo, prefirieran adoptar una actitud negativa o expectante ante la crisis y convulsiones ideológicas, económicas y sentimentales que han sufrido cuantos elementos intervienen en la vida de relación que el trabajo engendra. El Estado manteníase alejado de la población trabajadora. No regulaba las actividades sociales como era su deber. Sólo tomaba contacto en forma aislada cuando el temor de ver turbado el orden aparente de la calle le obligaba a descender de la torre de marfil de su abstencionismo suicida. No advertían los gobernantes que la indiferencia adoptada ante las contiendas sociales, facilitaba la propagación de esta rebeldía, porque era precisamente el olvido de los deberes patronales, que libres de la tutela estatal, sometían a los trabajadores a la única ley de su conveniencia. Los obreros, por su parte, al lograr el predominio de las agrupaciones sindicales, enfrentaban a la propia autoridad del Estado, pretendiendo disputar el poder político. El progreso social ha llevado a todos los países cultos a suavizar el choque de intereses y convertir en medidas permanentes de justicia las relaciones que antes quedaban libradas al azar de las circunstancias, provocando conflictos entre el capital y el trabajo.

La táctica del Estado abstencionista era encontrarse frente a ciudadanos aislados, desamparados y económicamente débiles, con el fin de pulverizar las fuerzas productoras y conseguir, por contraste, un poder arrollador. La contrapartida fue el sindicalismo anárquico, simple sociedad de resistencia, sin otra finalidad que la de oponer a la intransigencia patronal y a la indiferencia del Estado, una concentración de odios y resentimientos. La carencia de una orientación inteligente de la política social, la falta de organización de las profesiones, y la ausencia de un ideal colectivo superior, que reconfortara los espíritus y los templara para una acción esencialmente constructiva y profundamente patriótica, ha retrasado el momento en que las asociaciones profesionales estuviesen en condiciones de gravitar en la regulación de las condiciones de trabajo y de vida de los trabajadores.

El ideal de un Estado no puede ser la carencia de asociaciones. Casi afirmaría que es todo lo contrario. Lo que sucede es que únicamente pueden ser eficaces, fructíferas y beneficiosas las asociaciones cuando, además de un arraigado amor a la patria y un respeto inquebrantable a la ley, vivan organizadas de tal manera que constituyan verdaderos agentes de enlace que lleven al Estado las inquietudes del más lejano de sus afiliados y hagan llegar a éste, las inspiraciones de aquél. La organización sindical llegará a ser indestructible cuando las voluntades humanas se encaminen al bien y a la justicia, con un sentido a la vez colectivo y patriótico. Y, para alcanzar las ventajas que la sindicación trae aparejadas, las asociaciones profesionales deben sujetarse a uno de los imperativos categóricos de nuestra época: el imperativo de la organización.

15

La vida civilizada en general, y la económica en particular, del mismo modo que la propia vida humana, se extinguen cuando falla la organización de las células que la componen. Por ello, siempre he creído que se debe impulsar el espíritu de asociación profesional y estimular la formación de cuantas entidades profesionales conscientes de sus deberes y anhelantes de sus justas reivindicaciones se organicen, de tal manera que se erijan en colaboradores de toda acción encaminada a extender la justicia y prestigiar los símbolos de la nacionalidad, levantándolos por encima de las pugnas ideológicas o políticas. Pero no perderemos el tiempo que media entre el momento actual y el del florecimiento de organizaciones de este tipo constructivo. La realidad golpea las puertas y exhibe las cuestiones candentes que deben ser inmediatamente dilucidadas. Los problemas que sean consecuencia natural de los hechos sociales serán estudiados y recibirán la rápida solución que justicieramente merezcan.

Con la creación de la Secretaría de Trabajo y Previsión, se inicia la era de la política social argentina. Atrás quedará para siempre la época de la inestabilidad y del desorden en que estaban sumidas las relaciones entre patrones y trabajadores. De ahora en adelante, las empresas podrán trazar sus previsiones para el futuro desarrollo de sus actividades, tendrán la garantía de que si las retribuciones y el trato que otorgan al personal concuerda con las sanas reglas de convivencia humana, no habrán de encontrar, por parte del Estado, sino el reconocimiento de su esfuerzo en pro del mejoramiento y de la economía general y consiguiente engrandecimiento del país.

Los obreros, por su parte, tendrán la garantía de que las normas de trabajo que se establezcan, enumerando los derechos y deberes de cada cual, habrán de ser exigidas por las autoridades del trabajo con el mayor celo, y sancionado con inflexibilidad su incumplimiento. Unos y otros deberán persuadirse de que ni la astucia ni la violencia podrán ejercitarse en la vida del trabajo, porque una voluntad inquebrantable exigirá por igual, el disfrute de los derechos y el cumplimiento de las obligaciones. La prosecución de un fin social superior señalará el camino y la oportunidad de las reformas. No debemos incurrir en el error de fijar un programa de realizaciones inmediatas.

En este importante y delicado aspecto, el decreto que crea la Secretaría de Trabajo y Previsión ofrece una magnífica muestra de sobriedad, pues, al tiempo que ordena la revisión de los textos legales vigentes, exige que sean propulsadas las medidas de orden social que constituyen el anhelo de la casi totalidad de los hombres de trabajo, obreros y patrones.

No voy, pues, a perfilar las características que ha de tener tal o cual realización jurídica, ni condicionar la otorgación de una determinada reivindicación social a la concurrencia de determinados requisitos. Por encima de preceptos casuísticos, que la misma realidad puede tornar caducos el día de mañana, está la declaración de los altísimos principios de colaboración social, con el objeto de robustecer los vínculos de solidaridad humana, incrementar el progreso de la economía nacional, fomentar el acceso a la propiedad privada, acrecer la producción en todas sus manifestaciones y defender al trabajador, mejorando sus condiciones de trabajo y de vida.

Éstas son las finalidades a que debemos aspirar. El tiempo, las circunstancias y la conducta de cada cual, nos indicarán el momento y el rumbo de las determinaciones. La experiencia de la vida diaria nos conducirá por las sendas menos peligrosas, al logro de cada mejora en la vida de relación entre el Estado, patrones y obreros. Mejora que, naturalmente, no deberá ser siempre a expensas del patrón, sino que bien puede orientarse hacia la adopción de adecuadas medidas de orden técnico que eviten la dispersión de esfuerzos, aumenten el rendimiento, mejoren precios y salarios, y establezcan un cordial entendimiento entre ambos factores de la producción, y entre éstos y el Estado, de modo que no sólo se restaure el orden social en la calle y el taller, sino en el fuero íntimo de las conciencias.

Sería impropio anunciar la codificación del Derecho del Trabajo en el preciso instante de producirse el tránsito entre el abstencionismo del Estado, que fenece, y la futura acción estatal, que comienza. Muchas de las leyes de trabajo vigentes no son ciertamente incontrovertidas. Algunas adolecen de fallas técnicas de tal naturaleza, que los beneficios han desaparecido de la vista del trabajador, al tiempo que se extinguían los ecos de su alumbramiento parlamentario. Eso no debe repetirse. Las declaraciones de derecho sustantivo deben ser tan claras que no quepa duda de su alcance; y si a pesar de las adecuadas previsiones, surge la duda, la acción del Estado ha de ser tan rápida, y la solución tan eficaz, que ni un solo trabajador sienta la congoja de creerse preterido en cuanto le corresponda en justicia. Florecen, pues, las mejoras al compás de las necesidades y de las posibilidades que la hora actual permita. Esto no quiere decir, sin embargo, que se dilatarán las soluciones a los problemas impostergables, pero la impostergabilidad de los problemas no será un criterio particular que las partes impongan al Estado, sino por el contrario: por decisión de la autoridad, una vez consultadas las verdaderas necesidades de todos los interesados en la cuestión particular de que se trate.

Debe insistirse en esta afirmación. Las altas decisiones sobre el rumbo social a seguir que adopte la autoridad laboral, no serán tomadas tan sólo en vista del texto de una ley o del principio doctrinario tratado en abstracto, sino considerando uno y otro como elementos integrantes de la mutable realidad de cada momento. Por esto, junto al mecanismo técnico-administrativo, que constituye el instrumento peculiar del Estado para estudio y solución de los problemas sociales, se halla un Consejo Superior de Trabajo y Previsión que se integrará con representaciones adecuadas de los distintos sectores que intervienen en la obra de la producción, transformación y distribución en sus múltiples aspectos y facetas. De este modo, las realizaciones del derecho no serán preparadas tan sólo en los laboratorios oficiales, sino que, aprovechando el ya cuantioso material de estudios que han acumulado a través de los años, serán valoradas y afianzadas por la labor llevada a cabo por dicho organismo consultivo, que en su periódica actuación, sedimentará un acervo de experiencias que facilitará grandemente la normalización de las relaciones jurídicas existentes entre el capital y el trabajo, en cada momento de nuestra historia.

16

Nada más, por hoy. Pero en breve volveré a ponerme en contacto con el pueblo para hacerle partícipe constante de las inquietudes del Poder Ejecutivo, que serán siempre reflejo de sus anhelos de mejoramiento individual y progreso de la comunidad nacional. En el camino de la grandeza de la patria, el Estado ha de contar con el fervor y la adhesión de todos los hombres de trabajo que anhelan el bien supremo del país.

(Fuente: Juan D. Perón, El pueblo quiere saber de qué se trata, Buenos Aires, 1944).

JUAN D. PERÓN, “DISCURSO EN LA BOLSA DE COMERCIO DE BUENOS AIRES” (25-VIII-1944)

Señores:En primer término, agradezco la oportunidad que me brinda la Cámara de Comercio para exponer algunos asuntos que

conciernen en forma directa a la Secretaría de Trabajo y Previsión. Al hacerlo no he querido escribir cuanto voy a exponer, a fin de animar esta conversación, descartando la lasitud natural de las lecturas, para buscar una mayor comprensión y facilitar un entendimiento entre los intereses que juegan en el orden social, que la Secretaría de Trabajo y Previsión está encarando. En ese sentido me trae hasta aquí un sentimiento leal y una absoluta sinceridad. Mis palabras si no están calificadas por grandes conocimientos, lo están, en cambio, por una absoluta sinceridad y un patriotismo totalmente desinteresado que puede descartar cualquier mala comprensión de todo cuanto voy a decir.

La Secretaría de Trabajo y Previsión entiende que la política social de un país comprende integralmente todo lo humano con relación a los diversos factores del bienestar general. Siendo así, muchos, posiblemente equivocados sobre todo cuanto yo he dicho en el orden social, se han permitido calificarme de distintas maneras. Yo he interpretado cada una de estas calificaciones; las he sopesado y he llegado a esta conclusión: de un lado, me han dicho que soy nazi, de otro lado han sostenido que soy comunista; todo lo que me da la verdadera certidumbre de que estoy colocado en el perfecto equilibrio que busco en la acción que desarrollo en la Secretaría de Trabajo y Previsión. Pienso que el problema social se resuelve de una sola manera: obrando conscientemente para buscar una perfecta regulación entre las clases trabajadoras, medias y capitalistas, procurando una armonización perfecta de fuerzas, donde la riqueza no se vea perjudicada, propendiendo por todos los medios a crear un bienestar social, sin el cual la fortuna es un verdadero fenómeno de espejismo que puede romperse de un momento a otro. Una riqueza sin estabilidad social puede ser poderosa, pero será siempre frágil, y ése es el peligro que viéndolo, trata de evitar por todos los medios la Secretaría de Trabajo y Previsión.

El Estado moderno evoluciona cada día más en su gobierno para entender que éste es un problema social. Ésa es la enseñanza del mundo. Vemos una evolución permanente en todas las agrupaciones humanas, que desde cincuenta años hasta el presente vienen acelerando de una manera absoluta e inflexible hacia una evolución social de la humanidad que antes no había sido conocida. Cerrar los ojos a esa realidad, es esconder la cabeza dejando el cuerpo afuera, como hacen los avestruces de la pampa. Es necesario reaccionar contra toda miopía psicológica; penetrar los problemas; irlos a resolver de frente. Los hombres que no hayan aprendido a decir siempre la verdad y a encarar la vida de frente, suelen tener sorpresas desagradables. Nosotros, afirmados sobre tales premisas, buscamos soluciones, soluciones argentinas para el panorama argentino y para el futuro argentino, que es el que más interesa al gobierno.

Hasta ahora estos problemas han sido encarados por una verdadera lucha. Yo no creo que la solución de los problemas sociales esté en seguir la lucha entre el capital y el trabajo. Ya hace más de sesenta años, cuando las teorías del sindicalismo socialista comenzaron a producir sus frutos en esa lucha, opiniones extraordinariamente autorizadas, como la de Massini y la de León XIII proclamaron nuevas doctrinas, con las cuales debía desaparecer esa lucha inútil, que como toda lucha no produce sino destrucción de valores.

Sería largo y quizás inútil por conocidas, que comentásemos aquí esas doctrinas, como las del cristianismo liberal o como las del cristianismo democrático que encierra doctrinas más o menos parecidas; pero viendo el panorama inútil, sería suficiente pensar que si seguimos en esta lucha en que la humanidad ha visto empeñadas sus fuerzas productoras, hemos de llegar a una crisis que fatalmente se ha de producir, como ya se ha producido en otros países, con mayor o menor violencia. Pero no hemos de esperar que ese ejemplo tengamos que sentirlo, en carne propia, bien que esa experiencia suele ser el maestro de los necios. Es mejor tomar la experiencia en la carne ajena y en este sentido, tenemos ya una larga experiencia.

El abandono por el Estado de una dirección racional de una política social, cualquiera que ella sea, es sin duda el peor argumento porque es el desgobierno y la disociación paulatina y progresiva de las fuerzas productoras de la Nación. En mi concepto, ésa ha sido la política seguida hasta ahora. El Estado, en gran parte, se había desentendido del problema social, en lo que él tiene de trascendente, para solucionar superficialmente los conflictos y problemas parciales. Es así que el panorama de la política social seguida representa una serie de enmiendas colocadas alrededor de alguna ley, que por no haber resultado orgánicamente la columna vertebral de esa política social, se ha resuelto parcialmente el problema, dejando el resto totalmente sin solución.

Las masas obreras que no han sido organizadas presentan un panorama peligroso, porque la masa más peligrosa, sin duda, es la inorgánica. La experiencia moderna demuestra que las masas obreras mejor organizadas son, sin duda, las que pueden ser dirigidas y mejor conducidas en todos los órdenes. La falta de una política social bien determinada ha llevado a formar en nuestro país esa masa amorfa. Los dirigentes son, sin duda, un factor fundamental que aquí ha sido también totalmente

17

descuidado. El pueblo por sí, no cuenta con dirigentes. Y yo llamo a la reflexión de los señores para que piensen en manos de quiénes estaban las masas obreras argentinas, y cuál podía ser el porvenir de esa masa, que en un crecido porcentaje se encontraba en manos de comunistas, que no tenían ni siquiera la condición de ser argentinos, sino importados, sostenidos y pagados desde el exterior.

Esas masas inorgánicas, abandonadas, sin una cultura general, sin una cultura política, eran un medio de cultivo para esos agitadores profesionales extranjeros. Para hacer desaparecer de la masa ese grave peligro, no existen más que tres caminos, o tres soluciones: primero, engañar a las masas con promesas o con la esperanza de leyes que vendrán, pero que nunca llegan; segundo, someterlas por la fuerza; pero estas dos soluciones, señores, llevan a posponer los problemas, jamás a resolverlos.

Hay una sola forma de resolver el problema de la agitación de las masas, y ella es la verdadera justicia social en la medida de todo aquello que sea posible a la riqueza de su país y a su propia economía, ya que el bienestar de las clases dirigentes y de las clases obreras está siempre en razón directa de la economía nacional. Ir más allá, es marchar hacia un cataclismo económico; quedarse muy acá, es marchar hacia un cataclismo social; y hoy, esos dos extremos, por dar mucho o por no dar nada, como todos los extremos, se juntan y es para el país, en cualquiera de los dos casos, la ruina absoluta.

No deseo fatigar a los señores con una exposición doctrinaria sobre todas estas cuestiones que conocen mejor que yo. He querido solamente presentar, diremos así, una concepción teórica de conjunto, para analizar a la luz de esas verdades que todos conocemos, la situación en el campo obrero en el momento en que la Revolución del 4 de Junio se producía.

Las fuerzas obreras estaban formadas en sindicatos en forma más o menos inorgánica. El personal que prestaba servicios en las fábricas, alguno estaba afiliado a los sindicatos, y otro no lo estaba; pero muchos sindicatos contaban con un 40 por ciento de dirigentes comunistas o comunizantes. A los tres meses de producirse la Revolución, nosotros, que observamos vigilantes el panorama obrero, tropezamos con la primera amenaza, consistente en una huelga general revolucionaria. El Ministerio de Guerra, que había obtenido su información por intermedio de su servicio secreto, fue el que tomó en forma directa la onda, la fijó más o menos, estudió el panorama, y cuando pensó en llegar a una solución, estábamos a tres o cuatro días de esa huelga que debía producirse irremisiblemente. Reunimos los dirigentes, como aficionados, ya que no teníamos ningún carácter oficial. Hablamos con ellos; los hombres estaban decididos. Esto representaba no un peligro, pero sí una posibilidad de tener que luchar. Indudablemente eso repugna siempre al espíritu el tener que salir a pelear en la calle con el pueblo, cosa que solamente se hace cuando no hay más remedio y cuando la gente quiere realmente la guerra civil. Cuando ello ocurre, no hay más remedio que llegar a ella; y entonces la lucha es la suprema razón de la disociación.

Pero este caso pudo posponerse por una semana, lo que nos dio la posibilidad de accionar en forma directa sobre otros sindicatos que no estaban de acuerdo, sino por presión, porque sabemos bien que los dirigentes rojos trabajan a las masas, no sólo por persuasión, sino más por intimidación. En esas condiciones nos fue posible tomar el panorama obrero y elevarlo; pero, indudablemente, el Departamento de Trabajo demostró en esa oportunidad no ser el organismo necesario para actuar, porque los obreros no querían ir al Departamento de Trabajo de esa época, que había perdido delante de ellos todo su prestigio como organismo estatal, ya que en la solución de sus propios problemas, ellos no encontraron nunca el apoyo decidido y eficaz que tenía la obligación de prestar a los trabajadores. Por eso, con un organismo desprestigiado, no solamente se perjudica a la clase trabajadora, sino que él es germen del levantamiento de la masa, que en ninguna parte se encuentra escuchada, comprendida y favorecida. Eso me dio la idea de formar un verdadero organismo estatal con prestigio, obtenido a base de buena fe, de leal colaboración y cooperación, de apoyo humano y justo a la clase obrera, para que respetado, y consolidado su prestigio en las masas obreras, pudiera ser un organismo que encauzara el movimiento sindical argentino en una dirección; lo organizase o hiciese de esta masa anárquica, una masa organizada, que procediese racionalmente, de acuerdo con las directivas del Estado. Ésa fue la finalidad que, como piedra fundamental, sirvió para levantar sobre ella la Secretaría de Trabajo y Previsión.

Para evitar que ella cayese nuevamente en el mal anterior, en esa burocracia estática que hace ineficaces casi todas las organizaciones estatales, porque están siempre 5 kilómetros detrás del movimiento, organizamos sobre esa burocracia un brazo activo que se llamó Acción Social Directa, que va a la calle, toma el problema, lo trae y lo resuelve en el acto; y en tres días se tiene establecido un acuerdo entre patrones y obreros, el que después se protocoliza en pocas horas, en un convenio que firman ambas partes de acuerdo, y se pasa a ejecución.

Ésa sería para el porvenir la base de experiencia, que es la unión real, la base empírica sobre la cual había de conformarse en el futuro un verdadero código de trabajo, al contrario de aquellos que se decidieron siempre por emplear el método idealista e hicieron códigos de trabajo, muchos de los cuales no fueron leídos más que por el autor y algunos de sus familiares, pero que en el campo real de las actividades del trabajo no tuvieron nunca aplicación en ningún caso. Hombres de excelente voluntad como el doctor Joaquín V. González, de extraordinario talento, escribieron una admirable obra que no ha sido aplicada jamás, porque es un método ideal. Nosotros vamos por el camino inverso; vamos a establecer tantos convenios bilaterales, tantos convenios con comisiones paritarias de patrones y obreros, que no den racionalmente lo que cada uno quiere y puede dar en ese sentido de transacción que se hace en las mesas de las comisiones de la Secretaría de Trabajo y Previsión, para llegar a un punto de apoyo sobre el cual moveremos en el futuro todas las actividades del trabajo argentino.Nosotros, señores, vamos trabajando sobre un sentido constructivo, que podrá ser lento, que podrá equivocarse, pero que se realizará, al contrario de todas las teorizaciones imaginarias que nunca se realizaron. Es así que la Secretaría de Trabajo y Previsión propició desde el principio un sindicalismo gremial.

18

Sobre esta cuestión del sindicalismo existen prejuicios de los más arraigados, pero que no resisten al menor análisis. Todavía hay hombres que se asustan de la palabra sindicalismo. Ello me hace recordar a esos chicos que para hacerlos dormir a la noche, les hablan del “hombre de la bolsa” y que luego, cuando tienen treinta años, si les nombran “el hombre de la bolsa”, se dan vuelta asustados, aun cuando saben que ese hombre no existe. Con el sindicalismo pasa lo mismo. Hay personas que por un arraigado y viejo prejuicio, se asustan de él; y lo que es más notable, hay algunos patrones que se oponen a que sus obreros estén sindicalizados, aunque ellos, desde el punto de vista patronal, forman sindicatos patronales.

Es grave error creer que el sindicalismo obrero es un perjuicio para el patrón. En manera alguna es así. Por el contrario, es la forma de evitar que el patrón tenga que luchar con sus obreros, que su sociedad patronal que lo representa luche con la sociedad obrera que representa al gremio. En síntesis, es el medio para que lleguen a un acuerdo, no a una lucha. Así se suprimen las huelgas, los conflictos parciales, aunque, indudablemente, las masas obreras pasan a tener el derecho de discutir sus propios intereses, desde una misma altura con las fuerzas patronales, lo que analizado, es de una absoluta justicia. A nadie se le puede negar el derecho de asociarse lícitamente para defender sus bienes colectivos o individuales: ni al patrón, ni al obrero. Y el Estado está en la obligación de defender una asociación como la otra, porque le conviene tener fuerzas orgánicas que puede controlar y que puede dirigir; y no fuerzas inorgánicas que escapan a su dirección y a su control. Por eso nosotros hemos propiciado desde allí un sindicalismo, pero un verdadero sindicalismo gremial. No queremos que los sindicatos estén divididos en fracciones políticas, porque lo peligroso es, casualmente, el sindicalismo político. Sindicatos que están compuestos por socialistas, comunistas y otras agrupaciones terminan por subordinarse al grupo más activo y más fuerte. Y un sindicato donde cuenta con hombres buenos y trabajadores, va a caer en manos de los que no lo son: hombre que formando un conjunto aisladamente, no comulgarían con esas ideas anárquicas. De ahí que es necesario que todos comprendan que estas cuestiones, aun cuando algunos consideran al sindicalismo una mala palabra, en su finalidad, son siempre buenas, porque evita, casualmente, los problemas creados y que son siempre artificiales. Por cada huelga producida naturalmente, hay cinco producidas artificialmente, y ellas lo son por masas heteróditas, que tienen dirigentes que no responden a la propia masa. En permitir y aun en obligar a los gremios a formar sindicatos, radica la posibilidad de que los audaces que medran a sus expensas puedan apoderarse de la masa y obren en su nombre en defensa de intereses siempre inconfesables.

Antes de entrar en el tema, me he de referir a otra de las cuestiones. Se ha dicho que en la Secretaría de Trabajo y Previsión, hemos perjudicado a tales o cuales fuerzas. La Secretaría de Trabajo y Previsión responde a una concepción que expuse desde el primer momento; en aquélla no se produce ningún acuerdo, ningún arreglo por presión, sino por transacción entre obreros y patrones. Nosotros no hemos llegado a establecer ningún decreto, ninguna resolución que no haya sido perfectamente aceptada en nuestras mesas por obreros y patrones. Ya hemos realizado más de cien convenios colectivos, respecto de los cuales no puede haber un solo patrón ni un solo obrero que pueda sostener con justicia que nosotros no hemos consultado y llegado a esos convenios y acuerdos, por transacciones bilaterales entre ellos, arregladas por nosotros que ocupamos la cabecera para evitar que intercambien palabras y discusiones inoportunas. Nosotros allí, haciendo de verdaderos jueces salomónicos, ayudamos la transacción: unos dicen diez centavos; otros solicitan veinte centavos, porque el patrón siempre quiere dar menos y el obrero siempre pide más.

Muchos de los señores que están aquí habrán asistido a nuestro trabajo. En ese sentido, vamos realizando una justicia distributiva y evitando que esto que puede ser un negocio transaccional, se transforme en una huelga con tiros, y en tantas cosas desagradables. Lo que yo puedo decir es que desde que la Secretaría de Trabajo y Previsión se halla en funcionamiento, no se ha producido en el país ninguna huelga duradera, ni ninguna ha resistido más de cuarenta y ocho horas y, excepcionalmente, alguna de ellas ha durado varios días. Eso en casi ocho meses de trabajo. Hacia esa finalidad marcha la Secretaría de Trabajo y Previsión.Creo, señores, que en cuanto se refiere a su acción, la Secretaría de Trabajo y Previsión no puede presentar ningún inconveniente, ni para el capital ni para el trabajo. Procedemos a poner de acuerdo al capital y al trabajo, tutelados ambos por la acción directiva del Estado, que también cuenta con esos convenios, porque es indudable que no hay que olvidar que el Estado, que representa a todos los demás habitantes, tiene también allí su parte que defender: el bien común, sin perjudicar ni a un bando ni a otro. Cuando fuera necesario salvar el bien común a expensas del mal de algún otro, creo que ningún hombre de gobierno puede apartarse de eso que representa para mí la conveniencia y la justicia del Estado.

Bien, señores. No he de decir que la Secretaría de Trabajo y Previsión se encuentra en este momento en un lecho de rosas, pero sí puedo asegurarles que mediante una captación progresiva de las masas, que consideran a aquella casa como la propia, ha acarreado al bien social muchas conquistas y muchas victorias. Creo más: estimo que el futuro será cada vez mejor por los beneficios incalculables que la organización gremial va a dar al país para su orden interno, para su progreso y para su bienestar general. Yo invitaría a los señores a que reflexionen ––como ya lo he hecho anteanoche, cuando se susurraba que iban a producirse desórdenes en la calle–– acerca de cuál habría sido el espectáculo de estos días, si hace ocho meses no hubiéramos pensado en buscar una solución a esa desorbitación natural de las masas. Probablemente habría sido otro. La Secretaría de Trabajo y Previsión ha ido a investigar cuántos obreros había detenidos, y puedo afirmar que sin su creación, no hubiéramos tenido la enorme satisfacción de saber que entre todos esos detenidos existe solamente un obrero, perteneciente al sindicato de la construcción. Ningún otro obrero ha sido detenido por los incidentes y desórdenes callejeros.

No sé si seré optimista, como son optimistas todos los padres con sus hijos, pero sabemos nosotros muy bien que hasta ahora la Secretaría de Trabajo y Previsión ha llenado una función de gran eficacia para la tranquilidad pública. Pueden venir días de agitación. La Argentina es un país que no está en la estratosfera; sino que está viviendo una vida de relación; de manera que las

19

ideologías que aquí se discuten, no se decidirán en la República Argentina, sino que ya se están decidiendo en los campos europeos; y esa influencia será tan grande para el futuro, que la veremos crecer progresivamente hasta producir hechos decisivos que pueden ir desde el grito de “Viva Esto” y “Viva lo Otro” hasta la guerra civil.

Está en manos de nosotros hacer que la situación termine antes de llegar a ese extremo, en el cual todos los argentinos tendrán algo que perder, pérdida que será directamente proporcional con lo que cada uno posea: el que tenga mucho lo perderá todo, y el que no tenga nada, no perderá. Y como los que no tienen nada son muchos más que los que tienen mucho, el problema presenta en este momento un punto de crisis tan grave como pocos pueden concebir.

El mundo está viviendo un drama cuyo primer acto, 1914-1918, lo hemos vivido casi todos nosotros; hemos vivido también el segundo acto, a cuya terminación asistimos; pero nadie puede decir si después de este acto continúa el epílogo o si vendrá un tercer acto que prolongará quién sabe aún por cuánto tiempo este drama de la humanidad. Lo que la República Argentina necesita es entrar bien colocada en ese epílogo que puede producirse ya, o que si no se produce y se entrara en un tercer acto, exigirá estar aún mejor preparada. Vivimos épocas de decisiones, y quien no esté decidido a afrontarlas, sucumbirá irremisiblemente.

¿Cuál es el problema que a la República Argentina debe preocuparle sobre todos los demás? Un cataclismo social en la República Argentina haría inútil cualquier posesión de bien, porque sabemos ––y la experiencia de España es bien concluyente y gráfica a este respecto–– que con ese cataclismo social los valores se pierden totalmente y, en el mejor de los casos, lo que cambia pasa a otras manos que las que eran inicialmente poseedoras; vale decir que los hombres, después de un hecho de esa naturaleza, han de pensar que todo se ha perdido. Si así sucede, ojalá se pierda todo, menos el honor. Es indudable que siendo la tranquilidad social la base sobre la cual ha de dilucidarse cualquier problema, un objetivo inmediato del Gobierno ha de ser asegurar la tranquilidad ocial del país, evitando por todos los medios un posible cataclismo de esta naturaleza, ya que si él se produjera, de nada valdrían las riquezas acumuladas, los bienes poseídos, los campos, ni los ganados. Sobre esto, señores, es inútil, totalmente inútil teorizar; hay que ir a soluciones realistas: primero, solucionar este problema; luego pensaremos en los otros, porque fallar en esta solución, representa fallar integralmente para el país. Dentro de este objetivo, fundamental e inmediato, que la Secretaría de Trabajo y Previsión persigue, radica la posibilidad de evitar el cataclismo social que es probable, no imposible. Basta conocer cuál es el momento actual que viven las masas obreras argentinas, para darse cuenta si ese cataclismo es o no probable. La terminación de la guerra agudizará de una manera extraordinaria ese problema, y América será, sin duda, el juego de intereses tan poderosos como no lo han sido en la historia ningún país de este lado del Ecuador antes de ahora. El capitalismo en el mundo ha sufrido durante esta guerra, en este segundo acto del drama, un golpe decisivo. El resultado de la guerra 1914-1918 fue la desaparición de un gran país europeo como capitalista: Rusia. Pero engendró en nuevas doctrinas más o menos parecidas a las doctrinas rusas, otros países que fueron hacia la supresión del capitalismo. En esta guerra, el país capitalista por excelencia quedará como un país deudor en el mundo, probablemente, mientras que toda la Europa entrará dentro del anticapitalismo panruso. Esto es lo que ya se puede ir viendo, y diría que no es nuevo ni es tampoco de los comunistas, sino que es muy anterior a ellos. En América quedarán países capitalistas, pero en lo que concierne a la República Argentina, sería necesario echar una mirada de circunvalación para darse cuenta de que su periferia presenta las mismas condiciones rosadas que tenía nuestro país. Chile es un país que ya tiene, como nosotros, un comunismo de acción de hace años; en Bolivia, a los indios de las minas parece les ha prendido el comunismo como viruela, según dicen los bolivianos; Paraguay no es una garantía en sentido contrario al nuestro; Uruguay, con el “camarada” Orlof, que está en este momento trabajando activamente; Brasil, con su enorme riqueza, me temo que al terminar la guerra pueda caer en lo mismo. Y entonces pienso cuál será la situación de la República Argentina al terminar la guerra, cuando dentro de nuestro territorio se produzca una paralización y probablemente una desocupación extraordinaria; mientras desde el exterior se filtre dinero, hombres e ideologías que van a actuar dentro de nuestra organización estatal, y dentro de nuestra organización del trabajo. Creo que no se necesita ser muy perspicaz para darse cuenta de cuáles pueden ser las proyecciones, y de cuáles pueden ser las situaciones que tengamos todavía que enfrentar en un futuro muy próximo. Por lo pronto, presentaré un solo ejemplo para que nos demos cuenta en forma más o menos gráfica de cuál es la situación de la República Argentina en ese sentido. Yo he estado en España poco después de la guerra civil y conozco mi país después de haber hecho muchos viajes por su territorio. Los obreros españoles, inmediatamente antes de la guerra civil, ganaban salarios superiores, en su término medio general, a los que se perciben actualmente en la República Argentina; no hay que olvidarse de que en nuestro territorio hay hombres que ganaban 20 centavos diarios; no pocos que ganaban doce pesos por mes; y no pocos, también, que no pasaban de treinta pesos por mes, mientras los industriales y productores españoles ganaban el 30 o 40 por ciento. Nosotros tenemos en este momento ––¡Dios sea loado, ello ocurra por muchos años!–– industriales que pueden ganar hasta el 1.000 por ciento. En España se explicó la guerra civil. ¿Qué no se explicaría aquí si nuestras masas de criollos no fuesen todo lo buenas, obedientes y sufridas que son? He presentado el problema de España antes de referirme al problema argentino. La posguerra traerá, indefectiblemente, una agitación de las masas, por causas naturales; una lógica paralización, desocupación, etcétera, que combinadas producen empobrecimiento paulatino. Ésas serán las causas naturales de una agitación de las masas, pero aparte de estas causas naturales, existirán también numerosas causas artificiales, como ser: la penetración ideológica, que nosotros hemos tratado en gran parte de atenuar; dinero abundante para agitar, que sabemos circula ya desde hace tiempo en el país, y sobre cuyas pistas estamos perfectamente bien orientados; un resurgimiento del comunismo adormecido, que pulula como todas las enfermedades endémicas dentro de las masas; y que volverá, indudablemente, a resurgir con la posguerra, cuando los factores naturales se hagan presentes. En la Secretaría de Trabajo y Previsión ya funciona el Consejo de posguerra, que está preparando un plan para evitar, suprimir, o atenuar los efectos, factores naturales de la agitación; y que actúa también como medida de

20

gobierno para suprimir y atenuar los factores artificiales; pero todo ello no sería suficientemente eficaz, si nosotros no fuéramos directamente hacia la supresión de las causas que producen la agitación como efecto.

Es indudable que en el campo de las ideologías extremas, existe un plan que está dentro de las mismas masas trabajadoras; que así como nosotros luchamos por proscribir de ellas ideologías extremas, ellas luchan por mantenerse dentro del organismo de trabajo argentino. Hay algunos sindicatos indecisos, que esperan para acometer su acción al medio, que llegue a formarse; hay también células adormecidas dentro del organismo que se mantienen para resurgir en el momento en que sea necesario producir la agitación de las masas. Existen agentes de provocación que actúan dentro de las masas provocando todo lo que sea desorden; y además de eso, cooperando activamente, existen agentes de provocación política que suman sus efectos a los de agentes de provocación roja, constituyendo todos ellos coadyuvantes a las verdaderas causas de agitación natural de las masas. Ésos son los verdaderos enemigos a quienes habrá que hacer frente en la posguerra, con sistemas que deberán ser tan efectivos y radicales como las circunstancias lo impongan. Si la lucha es tranquila, los medios serán tranquilos; si la lucha es violenta, los medios de supresión serán también violentos. El Estado no tiene nada que temer cuando tiene en sus manos los instrumentos necesarios para terminar con esta clase de agitación artificial; pero, señores, es necesario persuadirse de que desde ya debemos ir encarando la solución de este problema de una manera segura. Para ello es necesario un seguro y reaseguro. Si no estaremos siempre expuestos a fracasar. Este remedio es suprimir las causas de la agitación: la injusticia social. Es necesario dar a los obreros lo que éstos merecen por su trabajo y lo que necesitan para vivir dignamente, a lo que ningún hombre de buenos sentimientos puede oponerse, pasando a ser éste más un problema humano y cristiano que legal. Es necesario saber dar un 30 por ciento a tiempo que perder todo a posteriori.

Éste es el dilema que plantea esta clase de problemas. Suprimidas las causas, se suprimirán en gran parte los efectos; pero las masas pueden aún exigir más allá de lo que en justicia les corresponde, porque la avaricia humana en los grandes y en los chicos no tiene medidas ni límite. Para evitar que las masas que han recibido la justicia social necesaria y lógica no vayan en sus pretensiones más allá, el primer remedio es la organización de esas masas para que, formando organismos responsables, organismos lógicos y racionales, bien dirigidos, que no vayan tras la injusticia, porque el sentido común de las masas orgánicas termina por imponerse a las pretensiones exageradas de algunos de sus hombres. Ése sería el seguro, la organización de las masas. Ya el Estado organizaría el reaseguro, que es la autoridad necesaria para que cuando esté en su lugar nadie pueda salirse de él, porque el organismo estatal tiene el instrumento que, si es necesario, por la fuerza ponga las cosas en su quicio y no permita que salgan de su cauce. Ésa es la solución integral que el Estado encara en este momento para la solución del problema social.

Se ha dicho, señores, que soy un enemigo de los capitales, y si ustedes observan lo que les acabo de decir no encontrarán ningún defensor, diríamos, más decidido que yo, porque sé que la defensa de los intereses de los hombres de negocios, de los industriales, de los comerciantes, es la defensa misma del Estado. Sé que ni las corrientes comerciales han de modificarse bruscamente, ni se ha de atacar en forma alguna al capital, que, con el trabajo, forma un verdadero cuerpo humano, donde sus miembros han de trabajar en armonía para evitar la destrucción del propio cuerpo. Siendo así, desde que tomé la primera resolución de la Secretaría de Trabajo y Previsión, establecí clara e incontrovertiblemente que esta casa habría de defender los intereses de los obreros, y habría de respetar los capitales, y que en ningún caso se tomaría una resolución unilateral y sin consultar los diversos intereses, y sin que los hombres interesados tuvieran el derecho de defender lo suyo en la mesa donde se dilucidarían los conflictos obreros. Así lo he cumplido desde que estoy allí y lo seguiré cumpliendo mientras esté. También he defendido siempre la necesidad de la unión de todos los argentinos, y cuando digo todos los argentinos, digo todos los hombres que hayan nacido aquí y que se encuentren ligados a este país por vínculos de afecto o de ciudadanía. Buscamos esa unión porque entendemos que cualquier disociación, por insignificante que sea, que se produzca dentro del país, será un factor negativo para las soluciones del futuro; y si esa disociación tiene grandes caracteres, y este pueblo no se une, él será el autor de su propia desgracia, porque es indudable, señores, que si seguimos jugando a los bandos terminaremos por pelear, y es indudable también, que en esa pelea ninguno tendrá qué ganar sino todos tendrán qué perder, y es evidente que en este momento se está jugando con fuego. Lo saben ustedes, lo sé yo y lo sabe todo el país. Nosotros somos hombres profesionales de la lucha, somos hombres educados para luchar, y pueden tener ustedes la seguridad más absoluta de que si somos provocados a esa lucha, iremos a ella con la decisión de no perderla. Por eso digo que antes de embarcar al país en aventuras de esta naturaleza, conviene hacer un llamado a todos los argentinos de buena voluntad, para que se unan, para que dejen de lado rencores de cualquier naturaleza, a fin de salvar a la Nación, cuyo destino futuro no está tan salvaguardado como muchos piensan, porque las disensiones internas, provocadas o no provocadas, pueden llevarnos a conflictos que serán siempre graves, y en esto, los hombres no cuentan; cuenta solamente el país.Con este espíritu, señores, he venido hasta aquí. Como Secretario de Trabajo y Previsión he querido proponer a los señores que representan a las asociaciones más caracterizadas de las fuerzas vivas, dos cuestiones. El Estado está realizando una obra social que será cada día más intensa; eso le ha ganado la voluntad de la clase trabajadora, con una intensidad que muchos de los señores quizá desconozcan, pero yo, que viajo permanentemente y que hablo continuamente con los obreros, estoy en condiciones de afirmar que es de una absoluta solidaridad con todo cuanto realizamos. Pero lo que sigue primando en las clases trabajadoras es un odio bastante marcado hacia sus patrones. Lo puede afirmar, y mejor que yo lo podría decir mi director de Acción Social Directa, que es quien trata los conflictos. Existe un encono muy grande; no sé si será justificado, o si simplemente será provocado, pero el hecho es que existe. Contra esto no hay más que una sola manera de proceder: si el Estado es el que realiza la obra social, él es quien se gana la voluntad de los trabajadores; pero si los propios patrones realizan su propia obra social, serán ellos quienes

21

se ganen el cariño, el respeto y la consideración de sus propios trabajadores. Muchas veces me dicen: “¡Cuidado, mi coronel, que me altera la disciplina!”.

Yo estoy hecho en la disciplina. Hace treinta y cinco años que ejercito y hago ejercitar la disciplina, y durante ellos he aprendido que la disciplina tiene una base fundamental: la justicia. Y que nadie conserva ni impone disciplina si no ha impuesto primero la justicia. Por eso creo que si yo fuera dueño de una fábrica, no me costaría ganarme el afecto de mis obreros con una obra social realizada con inteligencia. Muchas veces ello se logra con el médico que va a la casa de un obrero que tiene un hijo enfermo, con un pequeño regalo en un día particular; el patrón que pasa y palmea amablemente a sus hombres y les habla de cuando en cuando, así como nosotros lo hacemos con nuestros soldados. Para que los obreros sean más eficaces han de ser manejados con el corazón. El hombre es más sensible al comando cuando el comando va hacia el corazón, que cuando va hacia la cabeza. También los obreros pueden ser dirigidos así. Sólo es necesario que los hombres que tienen obreros a sus órdenes, lleguen hasta ellos por esas vías, para dominarlos, para hacerlos verdaderos colaboradores y cooperadores, como se hace en muchas partes de Europa que he visitado, en que el patrón de la fábrica, o el Estado, cuando éste es el dueño, a fin de año, en lugar de dar un aguinaldo, les da una acción de la fábrica. De esa manera, un hombre que lleva treinta años de servicios tiene treinta acciones de la fábrica, se siente patrón, se sacrifica, ya no le interesan las horas de trabajo. Para llegar a esto hay cincuenta mil caminos. Es necesario modernizar la conducción de los obreros de la fábrica. Si ese fenómeno, si ese milagro lo realizamos, será mucho más fácil para el Gobierno hacer justicia social: es decir, la justicia social de todos, la que corresponde al Estado, y éste la encarará y resolverá por sus medios o por la colaboración que sea necesaria; pero eso no desliga al patrón de que haga en su propia dependencia obra social. Hay muchas fábricas que lo han hecho, pero hay muchas otras que no. Lo que pediría es que en lo posible se intensifique esta obra rápidamente, con medios efectivos y eficaces, cooperando con nosotros, asociándose con el Estado, si quieren los patrones, para construir viviendas, instalar servicios médicos, dar al hombre lo que necesita. Un obrero necesita su sueldo para comer, habitar y vestirse. Lo demás debe dárselo el Estado. Y si el patrón es tan bueno que se lo dé, entonces éste comenzará a ganarse el cariño de su propio obrero; pero si él no le da sino su salario, el obrero no le va a dar tampoco nada más que las ocho horas de trabajo.

Creo que ha llegado, no en la Argentina sino en el mundo, el momento de cambiar los sistemas y tomar otros más humanos, que aseguren la tranquilidad futura de las fábricas, de los talleres, de las oficinas y del Estado. Esto es lo primero que yo deseo pedir, y luego, para colaborar conmigo en la Secretaría de Trabajo y Previsión, pido una segunda cosa: que se designe una comisión que represente con un hombre a cada una de las actividades, para que pueda colaborar con nosotros en la misma forma en que colaboran los obreros. Con nosotros funcionará en la casa la Confederación General del Trabajo, y no tendremos ningún inconveniente, cuando queramos que los gremios equis o zeta procedan bien o darles nuestros consejos, nosotros se lo transmitiremos por su comando natural; le diremos a la Confederación General: hay que hacer tal cosa por tal gremio, y ellos se encargarán de hacerlo. Les garantizo que son disciplinados, y tienen buena voluntad para hacer las cosas.

Si nosotros contáramos con la representación patronal en la Secretaría de Trabajo y Previsión, para que cuando haya conflictos de cualquier orden la llamáramos, nuestra tarea estaría aliviada. No queremos, en casos de conflicto de una fábrica, molestar a toda la sociedad industrial para interesarla en este caso. Teniendo un órgano en la casa lo consideraríamos: y aquél defendería los intereses patronales, así como la Confederación defiende los intereses obreros. Son las dos únicas cosas que les pido. Con ese organismo, que si ustedes tienen voluntad de designar para que tome contacto con la Secretaría de Trabajo y Previsión, nosotros estructuraremos un plan de conjunto sobre lo que va a hacer el Estado y lo que va a hacer cada uno de los miembros del capital que poseen, a sus órdenes, servidores y trabajadores. Entonces veremos cómo en conjunto podríamos presentar al Estado una solución que, beneficiándoles, beneficie a todos los demás.

Entonces yo dejo a vuestra consideración estas dos propuestas: primero, una obra social de colaboración en cada taller, en cada fábrica, o en cada oficina, más humana que ninguna otra cosa; segundo, el nombramiento de una comisión compuesta por los señores, para que pueda trabajar con nosotros, para ver si en conjunto, entendiéndonos bien, colaborando sincera y lealmente, llegamos a realizar una obra que en el futuro tenga algo que agradecernos.

(Fuente: Juan D. Perón, El pueblo quiere saber de qué se trata, Buenos Aires, 1944).

_____________________________________________________________________________________________________________________

22

DOCUMENTOS SOBRE EL PERONISMO (1945-1955)_________________________________________________________________________________

LEOPOLDO MARECHAL SOBRE EL 17 DE OCTUBRE

"Era muy de mañana, y yo acababa de ponerle a mi mujer una inyección de morfina (sus dolores lo hacían necesario cada tres horas). El coronel Perón había sido traído ya desde Martín García. Mi domicilio era este mismo departamento de la calle Rivadavia. De pronto, me llegó desde el Oeste un rumor como de multitudes que avanzaban gritando y cantando por la calle Rivadavia: el rumor fue creciendo y agigantándose, hasta que reconocí primero la música de una canción popular, y en seguida su letra:«Yo te daré, / te daré, Patria hermosa, / te daré una cosa, / una cosa que empieza con P, / Perooón». Y aquel «Perón» resonaba periódicamente como un cañonazo.

"Me vestí apresuradamente, bajé a la calle y me uní a la multitud que avanzaba rumbo a la Plaza de Mayo. Vi, reconocí, y amé los miles de rostros que la integraban: no había rencor en ellos, sino la alegría de salir a la visibilidad en reclamo de su líder. Era la Argentina «invisible» que algunos habían anunciado literariamente, sin conocer ni amar sus millones de caras concretas, y que no bien las conocieron les dieron la espalda. Desde aquellas horas me hice peronista."

(Fuente: Andrés, Alfredo, Palabras con Leopoldo Marechal, 1968)

AL 17 DE OCTUBRE

Era el pueblo de Mayo quien sufría,No ya el rigor de un odio forastero, sino la vergonzosa tiraníaDel olvido, la incuria y el dinero.El mismo pueblo que ganara un díaSu libertad al filo del aceroTanteaba el provenir, y en su agoníaLe hablaban sólo el Río y el Pampero.De pronto alzó la frente y se hizo rayo(¡era en Octubre y parecía Mayo!),Y conquistó sus nuevas primaveras.El mismo pueblo fue y otra victoria.Y, como ayer, enamoró a la gloria, ¡y Juan y Eva Perón fueron banderas!

RAÚL SCALABRINI ORTIZ, “EL SUBSUELO DE LA PATRIA SUBLEVADO”

"Es increíble y hasta admirable el poder de persuaden y de ejecución de nuestra oligarquía. En el mes de octubre de 1945, el coronel Perón fue destituido y encarcelado. El país azorado se enteraba de que el asesor de la formación del nuevo gabinete era el doctor Federico Pinedo, personaje a quien no puede calificarse sino con la ignominia de su propio nombre. El Ministerio de Obras Públicas había sido ofrecido al ingeniero Atanasio Iturbe, director de los Ferrocarriles británicos, que optó por esconderse detrás de un personero. El Ministerio de Hacienda sería ocupado por el doctor Alberto Hueyo, gestor del Banco Central y presidente de la Cade, entidad financiera que tiene una capacidad de corrupción de muchos kilovatios.

"La oligarquía vitalizada reflorecía en todos los resquicios de la vida argentina. Los judas disfrazados de caballeros asomaban sus fisonomías blanduzcas de hongos de antesala y extendían sus manos pringadas de avaricia y de falsía. Todo parecía perdido y terminado. Los hombres adictos al coronel Perón estaban presos o fugitivos. El pueblo permanecía quieto en una resignación sin brío, muy semejante a una agonía.

"Con la resonancia de un anatema sacudía mi memoria el recurso de las frases con que hace muchos años nos estigmatizó al escritor Kasimir Edschmidt. "Nada es durable en este continente, había escrito. Cuando tienen dictaduras, quieren democracias. Cuando tienen democracia, buscan dictaduras. Los pueblos trabajan para imponerse un orden, articularse, organizarse y configurarse, pero, en definitiva, vuelven a combatir. No pueden soportar a nadie sobre ellos. Si hubieran tenido un Cristo o un Napoleón, lo hubieran aniquilado".

"Pasaban los días y la inacción aletargada y sin sobresaltos parecía justificar a los escépticos de siempre. El desaliento húmedo y rastrero caía sobre nosotros como un ahogo de pesadilla. Los incrédulos se jactaban de su acierto. Ellos habían dicho que la política de apoyo al humilde estaba destinada al fracaso, porque nuestro pueblo era de suyo cicatero, desagradecido y rutinario. La inconmovible confianza en las fuerzas espirituales del pueblo de mi tierra que me había sostenido en todo el transcurso de mi vida, se disgregaba ante el rudo empellón de la realidad.

23

"Pensaba con honda tristeza en esas cosas en esa tarde del 17 de octubre de 1945. El sol caía a plomo cuando las primeras columnas de obreros comenzaron a llegar. Venían con su traje de fajina, porque acudían directamente de sus fábricas y talleres. No era esa muchedumbre un poco envarada que los domingos invade los parques de diversiones con hábito de burgués barato. Frente a mis ojos desfilaban rostros atezados, brazos membrudos, torsos fornidos, con las greñas al aire y las vestiduras escasas cubiertas de pingües, de restos de breas, grasas y aceites. Llegaban cantando y vociferando, unidos en la impetración de un solo nombre: Perón. Era la muchedumbre más heteróclita que la imaginación puede concebir.

"Los rastros de sus orígenes se traslucían en sus fisonomías. El descendiente de meridionales europeos, iba junto al rubio de trazos nórdicos y el trigueño de pelo duro en que la sangre de un indio lejano sobrevivía aún. El río cuando crece bajo el empuje del sudeste disgrega su enorme masa de agua en finos hilos fluidos que van cubriendo los bajidos y cilancos con meandros improvisados sobre la arena en una acción tan minúscula que es ridícula y desdeñable para el no avezado que ignora que es el anticipo de la inundación. Así avanzaba aquella muchedumbre en hilos de entusiasmos que arribaban por la Avenida de Mayo, por Balcarce, por la Diagonal.

"Un pujante palpitar sacudía la entraña de la ciudad. Un hálito áspero crecía en densas vaharadas, mientras las multitudes continuaban llegando. Venían de las usinas de Puerto Nuevo, de los talleres de la Chacarita y Villa Crespo, de las manufacturas de San Martín y Vicente López, de las fundiciones y acerías del Riachuelo, de las hilanderías de Barracas. Brotaban de los pantanos de Gerli y Avellaneda o descendían de las Lomas de Zamora. Hermanados en el mismo grito y en la misma fe iban el peón de campo de Cañuelas y el tornero de precisión, el fundidor mecánico de automóviles, la hilandera y el peón. Era el subsuelo de la patria sublevado. Era el cimiento básico de la Nación que asomaba, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto. Era el substrato de nueva idiosincrasia y de nuestras posibilidades colectivas allí presente en su primordialidad sin reatos y sin disimulos. Era el de nadie y el sin nada en una multiplicidad casi infinita de gamas y matices humanos, aglutinados por el mismo estremecimiento y el mismo impulso, sostenidos por una misma verdad que una sola palabra traducía: Perón."

(Fuente: Hechos e Ideas, febrero 1946)

EZEQUIEL MARTÍNEZ ESTRADA, “LOS HABITANTES DEL SÓTANO”.

[…] Habíamos hablado mucho de nuestro pueblo. Ya en el Himno se lo menciona, pero no lo conocíamos. Perón nos reveló, no al pueblo sino a una zona del pueblo que, efectivamente, nos parecía extraño y extranjero. El 17 de octubre Perón volcó en las calles céntricas de Buenos Aires un sedimento social que nadie habría reconocido. Parecía una invasión de gentes de otro país, hablando otro idioma, vistiendo trajes exóticos, y sin embrago eran parte del pueblo argentino, del pueblo del Himno. Porque había ocurrido que, hasta entonces, habíamos vividos extraños a parte de la familia que integraba ese pueblo, ese bajo pueblo, ese miserable pueblo. Lo habían desplazado u olvidado los políticos demagogos y Perón tuvo más que la bondad y la inteligencia, la habilidad de sacarlo a la superficie y de exhibirlo sin avergonzarse de él, no en su calidad de pueblo sino en calidad de una fuerza tremenda y agresiva que hacía peligrar los cimientos mismos de una sociedad constituida con sólo una parte del elemento humano. O sea el pueblo escogido que habíamos visto desfilar en las fiestas patrias vestido de domingo. Eso era también pueblo, que no habíamos tomado en cuenta, como dije, pero que existía. No un pueblo sepultado, un pueblo, diré, como el inca o el azteca, un pueblo muerto en vida. No. Era un pueblo vivo, un pueblo viviente que ahora estaba en marcha. Y eran nuestros hermanos harapientos, nuestros hermanos miserables. Lo que se llama con una palabra técnica, el Lumpenproletariat. Era asimismo la Mazorca, pues salió de los frigoríficos como la otra salió de los saladeros. Eran las mismas huestes de Rosas, ahora enroladas en la bandera de Perón, que a su vez era el sucesor de aquel tirano. Especie de representantes legales, ejercían sin poncho en la ciudad, en el seno mismo de la ciudad sin poncho pero con facón, el oficio de desjarretadotes, degolladores y saladores de tasajo de antaño. El país seguía siendo un gran criadero y matadero de vacas como lo fuera desde Echeverría hasta Hudson. Y aquellos siniestros demonios de la llanura, que Sarmiento describió en el Facundo, no habían perecido. Están vivos en este instante y aplicados a la misma tarea pero bajo techo, en empresas muchísimo mayores que las de Rosas, Anchorena, Terrero y Urquiza. El 17 de octubre salieron a pedir cuenta de su cautiverio, a exigir un lugar al sol, y aparecieron con sus cuchillos de matarifes en la cintura, amenazando con una San Bartolomé del barrio norte. Sentimos escalofríos viéndolos desfilar en una verdadera horda silenciosa con carteles que amenazaban con tomarse una revancha terrible. […]

(Fuente: Martínez Estrada, Ezequiel, ¿Qué es esto? Catilinaria, 1956)

24

R. PUIGGRÓS SOBRE EL 17 DE OCTUBRE

“El proletariado que desencadenó la huelga general revolucionaria de los días 17 y 18 de octubre de 1945 actuó movido por dos imperativos, aparentemente antagónicos entre sí, provenientes de su propia naturaleza de clase, es decir que no le fueron impuestos por ninguna fuerza externa a él mismo: la espontaneidad y la autoconciencia. Su espontaneidad se reveló al no obedecer a ninguna orden de arriba –ni siquiera de Perón, que se había despedido de los obreros recomendándoles: ‘De casa al trabajo y del trabajo a casa’– y al obligar a los dirigentes de la CGT y de los sindicatos a plegarse al paro. Sin embargo, esa espontaneidad no era arbitraria, ni puramente instintiva, pues si la ofensiva oligárquico-imperialista provocó el estallido del ‘pathos’ proletario, también despertó en los huelguistas la autoconciencia de que ellos, y solamente ellos, podían evitar la pérdida de sus conquistas. De ahí que vivieran una jornada desenajenante, en la cual la gravedad de la lucha aparecía cubierta por el desborde dionisíaco de las pasiones reprimidas.”

(Fuente: Puiggrós, Rodolfo, Historia Crítica de los Partidos Políticos Argentinos (III), Buenos Aires, Hyspamérica, 1986)_________________________________________________________________________________________________________

MIRADAS SOCIALISTAS: LA VANGUARDIA

“Los obreros, tal como siempre se ha definido a nuestros hombres de trabajo, aquellos que desde hace años han sostenido y sostienen sus organizaciones gremiales y sus luchas contra el capital; los que sienten la dignidad de las funciones que cumplen y, a tono con ellas, en sus distintas ideologías, como ciudadanos trabajan por el mejoramiento de las condiciones sociales y políticas del país, no estaban allí. Esta es una verdad incuestionable y pública que no puede ser desmentida: si cesaron en su trabajo el día miércoles y jueves no fue por autodeterminación, sino por imposición de los núcleos anteriores, amparados y estimulados por la policía.”[…]¿Qué obrero argentino se suma a una manifestación reivindicatoria de sus derechos como en un corso de carnaval?

(Fuente: La Vanguardia, 23 de octubre de 1945)_____________________________________________________________________________________________________________________

DIARIO CRÍTICA

Las muchedumbres agraviaron el buen gusto y la estética de la ciudad, afeada por su presencia en nuestras calles. El pueblo las observaba pasar, un poco sorprendido al principio, pero luego con glacial indiferencia.

(Fuente: Crítica, 17 de octubre de 1945 citado por Daniel James. “17 y 18 de octubre de 1945: el peronismo, la protesta de masas y la clase obrera argentina.” en Juan Carlos Torre (comp.) El 17 de octubre de 1945, Buenos Aires, Ariel, 1995)_____________________________________________________________________________________________________________________

LA EVALUACIÓN DEL PCA

El malón peronista –con protección oficial y asesoramiento policial– que azotó al país, ha provocado rápidamente (…) la exteriorización del repudio popular de todos los sectores de la república en millares de protestas. Hoy la nación en su conjunto tiene clara conciencia del peligro que entraña el peronismo y de la urgencia de ponerle fin.

Se plantea así para los militantes de nuestro partido una serie de tareas que, para mayor claridad, hemos agrupado en dos rangos: higienización democrática y clarificación política. Es decir, por un lado, barrer con el peronismo y todo aquellos que de alguna manera sea su expresión; por el otro llevar adelante una campaña de esclarecimiento de los problemas nacionales (…).En el primer orden, nuestros camaradas deben organizar y organizarse para la lucha contra el peronismo, hasta su aniquilamiento. Corresponde aquí también, señalar la gran tarea de limpiar las paredes y las calles de nuestras ciudades de las inmundas pintadas peronistas. Que no quede barrio o pueblo sin organizar las brigadas de higienización democrática. (…)Perón es el enemigo número uno del pueblo argentino.

(Fuente: Declaración del Partido Comunista, 21 de octubre de 1945”. en Rodolfo Puiggrós, Historia Crítica de los Partidos Políticos Argentinos (III), Buenos Aires, Hyspamérica, 1986)_____________________________________________________________________________________________________________________

25

DISCURSO DE J. D. PERÓN DEL 17 DE OCTUBRE DE 1945

¡Trabajadores!Hace casi dos años, desde estos mismos balcones, dije que tenía tres honras en mi vida: la de ser soldado, la de ser un

patriota y la de ser el primer trabajador argentino. Hoy, a la tarde, el Poder Ejecutivo ha firmado mi solicitud de retiro del servicio activo del ejército. Con ello he renunciado voluntariamente, al más insigne honor a que puede aspirar un soldado: llevar las palmas y laureles de general de la nación. Ello lo he hecho porque quiero seguir siendo el Coronel Perón, y ponerme con este nombre al servicio integral del auténtico pueblo argentino.

Dejo el honroso uniforme que me entregó la patria, para vestir la casaca del civil y mezclarme con esa masa sufriente y sudorosa que elabora el trabajo y la grandeza de la patria. Por eso doy mi abrazo final a esa institución que es un puntal de la patria: el ejército. Y doy también el primer abrazo a esta masa, grandiosa, que representa la síntesis de un sentimiento que había muerto en la República: la verdadera civilidad del pueblo argentino. Esto es pueblo. Esto es el pueblo sufriente que representa el dolor de la tierra madre, que hemos de reivindicar. Es el pueblo de la patria. Es el mismo pueblo que en esta plaza pidió frente al Congreso que se respetara su voluntad y su derecho. Es el mismo pueblo, que ha de ser inmortal, porque no habrá perfidia ni maldad humana que pueda estremecer este pueblo grandioso en sentimiento y en número.

Esta verdadera fiesta de la democracia, representada por un pueblo que marcha ahora también para pedir a sus funcionarios que cumplan con su deber para llegar al derecho del verdadero pueblo. Muchas veces he asistido a reuniones de trabajadores. Siempre he sentido una enorme satisfacción; pero desde hoy sentiré un verdadero orgullo de argentino porque interpreto este movimiento colectivo como el renacimiento de una conciencia de los trabajadores, que es lo único que puede hacer grande e inmortal a la patria.

Hace dos años pedí confianza. Muchas veces me dijeron que ese pueblo a quien yo sacrificara mis horas de día y de noche, habría de traicionarme. Que sepan hoy los indignos farsantes que este pueblo no engaña a quien lo ayuda. Por eso, señores, quiero en esta oportunidad, como simple ciudadano, mezclarme en esta masa sudorosa, estrecharla profundamente con mi corazón, como lo podría hacer con mi madre. (se refirió luego a la unión general y agregó) Que sea esa unidad indestructible e infinita, para que nuestro pueblo no solamente posea esa unidad, sino que también sepa dignamente defenderla. (Como se alzaran voces de la multitud, preguntándole dónde estuvo, añadió) Preguntan ustedes dónde estuve. Estuve realizando un sacrificio que lo haría mil veces por ustedes. No quiero terminar sin lanzar mi recuerdo cariñoso y fraternal a nuestros hermanos del interior que se mueven y palpitan al unísono con nuestros corazones desde todas las extensiones de la patria.

Y ahora llega la hora, como siempre, para vuestro secretario de trabajo y previsión que fue y que seguirá luchando al lado vuestro por ver coronada esa era que es la ambición de mi vida que todos los trabajadores sean un poquito más felices.

Ante tanta nueva insistencia les pido que no me pregunten ni me recuerden lo que hoy yo ya he olvidado. Porque los hombres que no son capaces de olvidar no merecen ser queridos y respetados por sus semejantes. Y yo aspiro a ser querido por ustedes y no quiero empañar este acto con ningún mal recuerdo. Dije que había llegado la hora del consejo, y recuerden, trabajadores, únanse y sean más hermanos que nunca. Sobre la hermandad de los que trabajan ha de levantarse nuestra hermosa patria, en la unidad de todos los argentinos. Iremos diariamente incorporando a esta hermosa masa en movimiento cada uno de los tristes o descontentos, para que, mezclados a nosotros, tengan el mismo aspecto de masa hermosa y patriota que son ustedes.

Pido también a todos los trabajadores amigos que reciban con cariño este mi inmenso agradecimiento por las preocupaciones que todos han tenido por este humilde hombre que hoy les habla. Por eso hace poco les dije que los abrazaba como abrazaba a mi madre, porque ustedes han tenido los mismos dolores y los mismos pensamientos que mi pobre vieja había sentido en estos días. Esperemos que los días que vengan sean de paz y construcción para la nación. Sé que se habían anunciado movimientos obreros, ya ahora, en este momento, no existe ninguna causa para ello. Por eso, les pido como un hermano mayor que retornen tranquilos a su trabajo, y piensen. Hoy les pido que retornen tranquilos a sus casas, y por esta única vez ya que no se los pude decir como secretario de Trabajo y Previsión, les pido que realicen el día de paro festejando la gloria de esta reunión de hombres que vienen del trabajo, que son la esperanza más cara de la patria.

Y he dejado deliberadamente para lo último el recomendarles que antes de abandonar esta magnífica asamblea lo hagan con mucho cuidado. Recuerden que entre todos hay numerosas mujeres obreras, que han de ser protegidas aquí y en la vida por los mismos obreros.

Pido a todos que nos quedemos por lo menos quince minutos más reunidos, porque quiero estar desde este sitio contemplando este espectáculo que me saca de la tristeza que he vivido en estos días.

(Fuente: "Discurso de Juan Domingo Perón”. Plaza de Mayo, 17 de octubre de 1945)

_____________________________________________________________________________________________________________________

26

AMÉRICO GHIOLDI, PALABRAS A LA NACIÓN (Editorial La Vanguardia, 1945)

No deja de ser interesante que el secretario del Ministerio de Guerra y al propio tiempo presidente del Departamento Nacional de Trabajo, se haya proclamado sindicalista, pues la declaración marca una plausible evolución en el clima mental reinante en el ejército. Hasta no hace mucho tiempo, en las clases o disertaciones morales que los capellanes del ejército suelen dar a los conscriptos, se sostenía con frecuencia el repudio oficial y esencial por el sindicalismo, anarquismo, comunismo y socialismo, confundidos en una misma excomulgación. Así como sin ser anarquistas observaríamos con interés que un miembro activo del ejército declarase su adhesión al anarquismo libertario, no podemos menos de apuntar la significación sociológica del significante credo del coronel Perón.

Mas como todavía no ha sido expuesto con algún detalle el concepto que oficialmente se tiene del sindicalismo, nosotros nos permitimos insistir en el esclarecimiento del tema, fundamental, sin duda, ya que por allí puede deducirse la doctrina que inspira los actos del gobierno. Atribúyase a la circunstancia apuntada el hecho de que nuestro comentario se refiera ante todo a los aspectos teóricos.

El sindicalismo se aparta fundamentalmente del socialismo, como que esta corriente importa una concepción de política general y el sindicalismo hace centro absoluto en el sindicato. Los principales elementos conceptuales del sindicalismo pueden resumirse en las siguientes proposiciones: a) la lucha de clases, base del sindicalismo, repudia todo esfuerzo tendiente a atenuar el conflicto de oposición de los grupos sociales; b) la doctrina puede llamarse sindicato-centrismo en cuanto todas las actividades se reducen al predominio del sindicato; c) como el Estado moderno tiene por función defender la clase capitalista y las formas democráticas no modifican esta tendencia principal, el sindicalismo propugna la lucha a muerte contra el estado; d) la lucha política es una forma de desnaturalizar los fines revolucionarios del sindicato, y la legislación del trabajo es banal, inútil y engañosa; e) el método de acción recomendable es la acción directa (presión, huelgas parciales y generales, sabotajes, etc.); f) la violencia son a la par escuela de energía y gimnasia revolucionaria.

El sindicalismo revolucionario que tiene a Sorel por profeta y maestro, ha desaparecido como tal, aunque está parcialmente vivo en algunas desviaciones sindicalistas que hacen su trayectoria en varios escenarios mundiales. Así como en Alemania el fascismo adoptó el nombre de Nacional-Socialismo, en Italia adoptó la forma de Nacional-Sindicalismo, que impresionó a algunos viajeros inquietos aunque superficiales.

El “signor” Mussolini, con su verba latina y su imaginación folletinesca, elaboró una doctrina del sindicato de estado y del corporativismo que sedujo a no pocos neófitos. Uno de los “onorevole” profesores que defendieron el nacional-sindicalismo o corporativismo mussoliniano y que vino a la Argentina para exponer la doctrina, antes de morir entre nosotros confesó el fracaso absoluto de la teoría y la práctica, ¡y tuvo el dolor de ser excomulgado en razón de que por la enésima generación tenía antecedentes judíos! Así paga el Diablo.

En Suramérica hay casos de gobiernos que auspician cierto curioso sindicalismo, pues sólo atienden a controlar más o menos rígidamente los gremios obreros. En tanto el sindicalismo revolucionario exaltaba la función exclusiva del sindicato y repudiaba la política, el sindicalismo estatal y el corporativismo tienen al sindicato para atar a los obreros en una corporación estrecha, porque la política es reservada exclusivamente para los usuarios del poder.

El sindicalismo estatal coloca al obrero en la posición de productor exclusivo, como si aquél no fuera sino un instrumento vocal –según la clasificación de Aristóteles- o una bestia de carga que nada es ni significa, fuera del papel mecánico en la producción y de las necesidades digestivas que se requieren para su mantenimiento y reproducción.

No es necesario esforzarse mucho para comprender que ésta es una concepción escasamente espiritualista del ser humano.

El obrero es productor. Los derechos del obrero son la sustancia de la justicia social. Cada día se comprende más que el obrero debe tener asegurado un nivel de vida compatible con el concepto de dignidad humana que cada generación es capaz de concebir y de realizar. El obrero como productor tiene funciones y deberes técnico-económicos, que acrecen en los tiempos modernos y se han puesto bien en evidencia en estos días de guerra. La participación creciente del productor auténtico en la dirección de la económica y técnica de la sociedad debe necesariamente aumentar. En el plano político los productores deben pesar cada vez más en virtud de su fuerza numérica y de su función social y económica. En el laborismo inglés, por ejemplo, y según es público y notorio, influyen grandemente las fuerzas sindicales.

Pero el productor es hombre. Esto es lo que esfuerzan por contrariar los sindicalistas de Estado. Los derechos del hombre se expresan por el civismo. Los anhelos de justicia, las ansias de libertad, los programas de organización, los ideales de igualdad que bullen en el hombre se anudan y sintetizan en el ciudadano.

(Fuente: ALTAMIRANO, Carlos, Bajo el signo de las masas (1943-1973), Buenos Aires, Ariel, 2001)._________________________________________________________________________________________________________

MANIFIESTO DE LOS REPRESENTANTES DEL RADICALISMO INTRANSIGENTE EN LA JUNTA NACIONAL DE LA UCR (18 de diciembre de 1946)

[…] El gobierno que resulta consagrado en las elecciones del 24 de febrero lleva seis meses de acción y ya puede ser caracterizado por sus actos. Demuestra que no interpreta el sentido revolucionario que promovió, planteó y empezó a realizar la

27

UCR como dirección del pueblo argentino. Revolución y gobierno son, otra vez, expresiones irreductibles contrarias. Están amenazadas las instituciones democráticas, la libertad de prensa, la libertad de asociación, el derecho de reunión, las atribuciones del parlamento. Se están suprimiendo los últimos restos del federalismo y de los municipios. Se aspira a que los argentinos dediquen su vida a lo intrascendente, entregando el manejo de todo lo sustancial, a un gobierno que pensará y sentirá por la Nación toda.

Mientras tanto, la bandera de recuperación económica nacional que fue el motivo central de propaganda ha sido arriada. La negativa a expropiar la CADE, el negocio de los teléfonos y el acuerdo británico no son más que etapas de una política de entrega a los intereses económicos extranjeros que se viene realizando de forma acelerada desde 1930. la justicia social se está reduciendo a aumentos nominales de salarios, que no alcanzan para cubrir el creciente aumento del costo de la vida, mientras algunos grupos de capitalistas privilegiados se están enriqueciendo, amparados por un mal entendido intervencionismo del Estado.

No se realizará la prometida reforma agraria ni ningún cambio económico fundamental porque sectores de privilegio mantienen el manejo del país. La Universidad, para la cual el gobierno proyecta una legislación antidemocrática y de sometimiento, ha sido avasallada por un ciego reaccionarismo que hace caer confundidos a algunos representantes de la Universidad oligárquica, antirreformista y antipopular, con maestros esclarecidos que honran a la cátedra y al país y que no exhiben ni una sola complicidad o vinculación con los gobiernos surgidos del fraude. Esto acompañado por un gran crecimiento de los aparatos represivos del estado, dedicados a perseguir a todos los que no se sometan incondicionalmente o no guarden un prudente silencio.

Por todo eso, la UCR debe retomar su filiación revolucionaria para reencauzar y realizar las reivindicaciones políticas y sociales del pueblo.

Una de las comprobaciones más dolorosas del resultado de las elecciones del 24 de febrero es que parte de la masa radical votó por el candidato que sostenía la dictadura. El hecho de que los votos de esos radicales hayan sido compensados en parte por votos de ciudadanos que jamás acompañaron al radicalismo agrava la crisis del partido.

El radicalismo enfrentó la lucha electoral sobre la base de una reorganización improvisada, después de casi dos años en que toda actividad cívica estuvo prohibida.

No es hora de realizar el juzgamiento de los errores y debilidades de los que tuvieron a su cargo la dirección partidaria, pero sí cabe afirmar que la principal de las causas de la crisis en que vive el país es no encontrar a la UCR organizada como fuerza política dentro de su sentido y dirección ya expresada. Pero si nos está excusado juzgar el pasado, no se nos podría perdonar ninguna omisión para que esta tarea sea cumplida en el futuro. El enfrentamiento de la realidad política argentina y la pretensión de ser reencauzada por el radicalismo, no podrá lograrse con el espíritu, con los temas y con los esquemas racionales que manejó en la última elección nacional. más que un cambio de hombres, es un cambio de registro temático y de un sistema de ideas y sentimientos que no han sabido interpretar la voluntad popular, porque significó desde tiempo atrás la desviación de lo radical. […]

(Fuente: ALTAMIRANO, Carlos, Bajo el signo de las masas (1943-1973), Buenos Aires, Ariel, 2001).

CONSTITUCIÓN ARGENTINA (1949)

Preámbulo

Nos los representantes del pueblo de la Nación Argentina, reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las Provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general y la cultura nacional, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad y para todos los hombres del mundo que quieran habitar el suelo argentino; ratificando la irrevocable decisión de constituir una Nación socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana, e invocando la protección de Dios, fuente de toda razón y justicia, ordenamos, decretamos y establecemos esta Constitución para la Nación Argentina.

Principios fundamentales

Capítulo III

Derechos del trabajador, de la familia, de la ancianidad y de la educación y la cultura

Art. 37 - Declárense los siguientes derechos especiales:

I. Del trabajador

28

1. Derecho de trabajar - El trabajo es el medio indispensable para satisfacer las necesidades espirituales y materiales del individuo y de la comunidad, la causa de todas las conquistas de la civilización y el fundamento de la prosperidad general; de ahí que el derecho de trabajar debe ser protegido por la sociedad, considerándolo con la dignidad que merece y proveyendo ocupación a quien lo necesite.

2. Derecho a una retribución justa - Siendo la riqueza, la renta y el interés del capital frutos exclusivos del trabajo humano, la comunidad deber organizar y reactivar las fuentes de producción en forma de posibilitar y garantizar al trabajador una retribución moral y material que satisfaga sus necesidades vitales y sea compensatoria del rendimiento obtenido y del esfuerzo realizado.

3. Derecho a la capacitación - El mejoramiento de la condición humana y la preeminencia de los valores del espíritu imponen la necesidad de propiciar la elevación de la cultura y la aptitud profesional, procurando que todas las inteligencias puedan orientarse hacia todas las direcciones del conocimiento, e incumbe a la sociedad estimular el esfuerzo individual proporcionando los medios para que, en igualdad de oportunidades, todo individuo pueda ejercitar el derecho a aprender y perfeccionarse.

4. Derecho a condiciones dignas de trabajo - La consideración debida al ser humano, la importancia que el trabajo reviste como función social y el respeto recíproco entre los factores concurrentes de la producción, consagran el derecho de los individuos a exigir condiciones dignas y justas para el desarrollo de su actividad y la obligación de la sociedad de velar por la estricta observancia de los preceptos que las instituyen y reglamentan.

5. Derecho a la preservación de la salud - El cuidad de la salud física y moral de los individuos debe ser una preocupación primordial y constante de la sociedad, a la que corresponde velar para que el régimen de trabajo reúna requisitos adecuados de higiene y seguridad, no exceda las posibilidades normales del esfuerzo y posibilite la debida oportunidad de recuperación por el reposo.

6. Derecho al bienestar - El derecho de los trabajadores al bienestar, cuya expresión mínima se concreta en la posibilidad de disponer de vivienda, indumentaria y alimentación adecuadas, de satisfacer sin angustias sus necesidades y las de su familia en forma que les permita trabajar con satisfacción, descansar libres de preocupaciones y gozar mesuradamente de expansiones espirituales y materiales, impone la necesidad social de elevar el nivel de vida y de trabajo con los recursos directos e indirectos que permita el desenvolvimiento económico.

7. Derecho a la seguridad social - El derecho de los individuos a ser amparados en los casos de disminución, suspensión o pérdida de su capacidad para el trabajo promueve la obligación de la sociedad de tomar unilateralmente a su cargo las prestaciones correspondientes o de promover regímenes de ayuda mutua obligatoria destinados, unos y otros, a cubrir o complementar las insuficiencias o inaptitudes propias de ciertos períodos de la vida o las que resulten de infortunios provenientes de riesgos eventuales.

8. Derecho a la protección de su familia - La protección de la familia responde a un natural designio de individuo, desde que en ella generan sus más elevados sentimientos efectivos y todo empeño tendiente a su bienestar debe ser estimulado y favorecido por la comunidad como el modo más indicado de propender al mejoramiento del género humano y a la consolidación de principios espirituales y morales que constituyen la esencia de la convivencia social.

9. Derecho al mejoramiento económico - La capacidad productora y el empeño de superación hallan un natural incentivo en las posibilidades de mejoramiento económico, por lo que la sociedad debe apoyar y favorecer las iniciativas de los individuos tendientes a ese fin, y estimular la formación y utilización de capitales, en cuanto constituyen elementos activos de la producción y contribuyan a la prosperidad general.

10. Derecho a la defensa de los intereses profesionales - El derecho de agremiarse libremente y de participar en otras actividades lícitas tendientes a la defensa de los intereses profesionales, constituyen atribuciones esenciales de los trabajadores, que la sociedad debe respetar y proteger, asegurando su libre ejercicio y reprimiendo todo acto que pueda dificultarle o impedirlo.

II. De la familia

La familia, como núcleo primario y fundamental de la sociedad, será objeto de preferente protección por parte del Estado, el que reconoce sus derechos en lo que respecta a su constitución, defensa y cumplimento de sus fines.

1. El Estado protege el matrimonio, garantiza la igualdad jurídica de los cónyuges y la patria potestad.

2. El Estado formará la unidad económica familiar, de conformidad con lo que una ley especial establezca.

29

3. El Estado garantiza el bien de la familia conforme a lo que una ley especial determine.

4. La atención y asistencia de la madre y del niño gozarán de la especial y privilegiada consideración del Estado.

III. De la ancianidad

1. Derecho a la asistencia - Todo anciano tiene derecho a su protección integral, por cuenta y cargo de su familia. En caso de desamparo, corresponde al Estado proveer a dicha protección, ya sea en forma directa o por intermedio de los institutos y fundaciones creados, o que se crearen con ese fin, sin perjuicio de la subrogación del Estado o de dichos institutos, para demandar a los familiares remisos y solventes los aportes correspondientes.

2. Derecho a la vivienda - El derecho a un albergue higiénico, con un mínimo de comodidades hogareñas es inherente a la condición humana.

3. Derecho a la alimentación - La alimentación sana, y adecuada a la edad y estado físico de cada uno, debe ser contemplada en forma particular.

4. Derecho al vestido - El vestido decoroso y apropiado al clima complementa el derecho anterior.

5. Derecho al cuidado de la salud física - El cuidado de la salud física de los ancianos ha de ser preocupación especialísima y permanente.

6. Derecho al cuidado de la salud moral - Debe asegurarse el libre ejercicio de las expansiones espirituales, concordes con la moral y el culto.

7. Derecho al esparcimiento - Ha de reconocerse a la ancianidad el derecho de gozar mesuradamente de un mínimo de entretenimientos para que pueda sobrellevar con satisfacción sus horas de espera.

8. Derecho al trabajo - Cuando el estado y condiciones lo permitan, la ocupación por medio de la laborterapia productiva ha de ser facilitada. Se evitará así la disminución de la personalidad.

9. Derecho a la tranquilidad - Gozar de tranquilidad, libre de angustias y preocupaciones, en los años últimos de existencia, es patrimonio del anciano.

10. Derecho al respeto - La ancianidad tiene derecho al respeto y consideración de sus semejantes.

IV. De la educación y la cultura

La educación y la instrucción corresponden a la familia y a los establecimientos particulares y oficiales que colaboren con ella, conforme a lo que establezcan las leyes. Para ese fin, el Estado creará escuelas de primera enseñanza, secundaria, técnico-profesionales, universidades y academias.

1. La enseñanza tenderá al desarrollo del vigor físico de los jóvenes, al perfeccionamiento de sus facultades intelectuales y de sus potencias sociales, a su capacitación profesional, así como a la formación del carácter y el cultivo integral de todas las virtudes personales, familiares y cívicas.

2. La enseñanza primaria elemental es obligatoria y será gratuita en las escuelas del Estado. La enseñanza primaria en las escuelas rurales tenderá a inculcar en el niño el amor a la vida del campo, a orientarlo hacia la capacitación profesional en las faenas rurales y a formar la mujer para las tareas domésticas campesinas. El Estado creará, con ese fin, los institutos necesarios para preparar un magisterio especializado. 3. La orientación profesional de los jóvenes, concebida como un complemento de la acción de instruir y educar, es una función social que el Estado ampara y fomenta mediante instituciones que guíen a los jóvenes hacia las actividades para las que posean naturales aptitudes y capacidad, con el fin de que la adecuada elección profesional redunde en beneficio suyo y de la sociedad.

30

4. El Estado encomienda a las universidades la enseñanza en el grado superior, que prepare a la juventud para el cultivo de las ciencias al servicio de los fines espirituales y del engrandecimiento de la Nación y para el ejercicio de las profesiones y de las artes técnicas en función del bien de la colectividad. Las universidades tienen el derecho de gobernarse con autonomía, dentro de los límites establecidos por una ley especial que reglamentará su organización y funcionamiento. Una ley dividirá el territorio nacional en regiones universitarias, dentro de cada una de las cuales ejercerá sus funciones la respectiva universidad. Cada una de las universidades, además de organizar los conocimientos universales cuya enseñanza le incumbe, tenderá a profundizar el estudio de la literatura, historia y folklore de su zona de influencia cultural, así como a promover las artes técnicas y las ciencias aplicadas con vistas a la explotación de las riquezas y al incremento de las actividades económicas regionales. Las universidades establecerán cursos obligatorios y comunes destinados a los estudiantes de todas las facultades para su formación política, con el propósito de que cada alumno conozca la esencia de lo argentino, la realidad espiritual, económica, social y política de su país, la evolución y la misión histórica de la República Argentina, y para que adquiera conciencia de la responsabilidad que debe asumir en la empresa de lograr y afianzar los fines reconocidos y fijados en esta Constitución.

5. El Estado protege y fomenta el desarrollo de las ciencias y de las bellas artes, cuyo ejercicio es libre; aunque ello no excluye los deberes sociales de los artistas y hombres de ciencia. Corresponde a las academias la docencia de la cultura y de las investigaciones científicas postuniversitarias, para cuya función tienen el derecho de darse un ordenamiento autónomo dentro de los límites establecidos por una ley especial que las reglamente.

6. Los alumnos capaces y meritorios tienen el derecho de alcanzar los más altos grados de instrucción. El Estado asegura el ejercicio de este derecho mediante becas, asignaciones a la familia y otras providencias que se conferirán por concurso entre los alumnos de todas las escuelas.

7. Las riquezas artísticas e históricas, así como el paisaje natural cualquiera que sea su propietario, forman parte del patrimonio cultural de la Nación y estarán bajo la tutela del Estado, que puede decretar las expropiaciones necesarias para su defensa y prohibir la exportación o enajenación de los tesoros artísticos. El Estado organizará un registro de la riqueza artística e histórica que asegure su custodia y atienda a su conservación.

Capítulo IV

La función social de la propiedad, el capital y la actividad económica

Art. 38 - La propiedad privada tiene una función social y, en consecuencia, estará sometida a las obligaciones que establezca la ley con fines de bien común. Incumbe al Estado fiscalizar la distribución y la utilización del campo o intervenir con el objeto de desarrollar e incrementar su rendimiento en interés de la comunidad, y procurar a cada labriego o familia labriega la posibilidad de convertirse en propietario de la tierra que cultiva. La expropiación por causa de utilidad pública o interés general debe ser calificada por ley y previamente indemnizada. Sólo el Congreso impone las contribuciones que se expresan en el artículo 4°. Todo autor o inventor es propietario exclusivo de su obra, invención o descubrimiento por el término que le acuerda la ley. La confiscación de bienes queda abolida para siempre de la legislación argentina. Ningún cuerpo armado puede hacer requisiciones ni exigir auxilios de ninguna especie en tiempo de paz.

Art. 39 - El capital debe estar al servicio de la economía nacional y tener como principal objeto el bienestar social. Sus diversas formas de explotación no pueden contrariar los fines de beneficio común del pueblo argentino.

Art. 40 - La organización de la riqueza y su explotación tienen por fin el bienestar del pueblo, dentro de un orden económico conforme a los principios de la justicia social. El Estado, mediante una ley, podrá intervenir en la economía y monopolizar determinada actividad, en salvaguardia de los intereses generales y dentro de los límites fijados por los derechos fundamentales asegurados en esta Constitución. Salvo la importación y exportación, que estarán a cargo del Estado, de acuerdo con las limitaciones y el régimen que se determine por ley, toda actividad económica se organizará conforme a la libre iniciativa privada, siempre que no tenga por fin ostensible o encubierto dominar los mercados nacionales, eliminar la competencia o aumentar usurariamente los beneficios.

Los minerales, las caídas de agua, los yacimientos de petróleo, de carbón y de gas, y las demás fuentes naturales de energía, con excepción de los vegetales, son propiedad imprescriptibles e inalienables de la Nación, con la correspondiente participación en su producto que se convendrá con las provincias.

31

Los servicios públicos pertenecen originariamente al Estado, y bajo ningún concepto podrán ser enajenados o concedidos para su explotación. Los que se hallaran en poder de particulares serán transferidos al Estado, mediante compra o expropiación con indemnización previa, cuando una ley nacional lo determine.

El precio por la expropiación de empresas concesionarios de servicios públicos será el del costo de origen de los bienes afectados a la explotación, menos las sumas que se hubieren amortizado durante el lapso cumplido desde el otorgamiento de la concesión y los excedentes sobre una ganancia razonable que serán considerados también como reintegración del capital invertido.

-----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

DEBATES EN TORNO AL DERECHO DE HUELGA EN LA CONVENCIÓN CONSTITUYENTE DE 1949.

Sr. Salvo.- Decía hoy un señor convencional que había llegado el Mesías, el hombre esperado para tomar el movimiento y prometer lo que no cumpliría. Los obreros y los dirigentes, que representamos a gremios que cuentan con mayorías más grandes que las que componen el Partido radical, podemos afirmar que las promesas se han cumplido concretes. (¡Muy bien! ¡Muy bien!) Si no se cumplen en mayor escala, es precisamente porque los obreros de la era peroniana sabemos esperar con la cordura que recién pedían los señores convencionales y no queremos avanzar más de lo realmente necesario. ( ¡Muy bien! ¡Muy bien! Aplausos). […]Sr. Salvo.- Yo represento a uno de los gremios mayoritarios del país, a uno de los que ha realizado mayor número de huelgas. Con motivo de esas huelgas he recorrido toda la república y lo digo con toda responsabilidad que jamás fuimos molestados. […]Sr. Salvo.- Ha habido momentos en que los policías han tenido que cumplir con su deber.

Hemos formado conciencia en nuestros afiliados. Había un derecho que defender. Abogar por él es la misión de los dirigentes. Los gobiernos anteriores no dieron libertad para que se formara aquella conciencia.

El sector minoritario preguntará por qué no se da el derecho de huelga. Darlo sería como poner en los reglamentos militares el derecho de rebelión armada.

Como dirigente obrero, digo con toda responsabilidad –y perdóneseme la expresión- que las huelgas se han hecho para los machos; es cuestión de hecho; por tanto, no se precisa el derecho. […]Sr. Salvo.- Como dirigente obrero debo exponer por qué razón la causa peroniana no quiere el derecho de huelga. Si deseamos que en el futuro esta nación sea socialmente justa, deben de estar de acuerdo conmigo los señores convencionales en que no podemos, después de enunciar ese propósito, hablar a renglón seguido del derecho de huelga que trae la anarquía y que significaría dudar de nuestra responsabilidad y de que en adelante nuestro país será socialmente justo. ( ¡Muy bien! ¡Muy bien! Aplausos).

Consagrar el derecho de huelga es estar en contra del avance de la clase proletaria en el campo de las mejoras sociales. […]Sr. Sampay.- Por su parte, la libertad sindical queda reconocida expresamente como instrumento básico de la defensa de los intereses gremiales garantizados por la reforma constitucional. El derecho de huelga es un derecho natural del hombre en el campo político; pero si bien existe un derecho natural del hombre en el campo del trabajo, como lo es el de la resistencia a la opresión en el campo político; pero si bien existe un derecho natural de huelga, no puede haber un derecho positivo de la huelga, porque –aunque esto haya sonado como un galimatías- es evidente que la huelga implica un rompimiento con el orden jurídico establecido, que, como tal, tiene la pretensión de ser un orden justo, y no olvidemos que la exclusión del recurso a la fuerza es el fin de toda organización social. El derecho absoluto de huelga, por tanto, no puede ser consagrado en una constitución. […]Sr. Perazzolo.- Los trabajadores que estamos embanderados en la causa sindicalista desde hace muchoS años miramos el presente con la sonrisa en los labios y el corazón conmovido. Recordamos que hace años las manifestaciones del 1° de Mayo tenían el carácter de protesta por la ejecución de los obreros de Chicago. Eran entonces una expresión de odio, de rebeldía y de lucha contra el capitalismo. Pero desde que está el General Perón al frente de los destinos de la Patria, ya no albergamos odios ni rencores: nos reunimos junto a la tribuna del 1° de Mayo para bendecir a Dios y celebra la felicidad de los trabajadores argentinos. (¡Muy bien! ¡Muy bien! Aplausos).

(Fuente: Pasajes de los debates en la Constituyente de 1949, compilados en PEÑA, Milcíades, El peronismo. Selección de documentos para la historia, Buenos Aires, ediciones Fichas, 1973).-------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

PREÁMBULO DEL ESTATUTO DE LA CGT (16-18 de abril de 1950)

LA CONFEDERACIÓN GENERAL DEL TRABAJOConsiderando:

Que la clase trabajadora argentina ha luchado, durante décadas, desde su organización sindical, para alcanzar su enaltecimiento integral, mediante la conquista de los derechos que le aseguran una existencia superior en el orden material y espiritual, aboliendo los privilegios sociales, que son causa de explotación y de miseria y fuente de conflictos, odios y de inseguridades;

32

Que la labor cumplida en procura de tan trascendentales fines fue orientada por sistemas ajenos a su medio, extrañas a su tradición y a su ambiente, por carecer de una doctrina esencialmente nacional, surgida de su propia formación y elaborada conforme a sus mismas necesidades, careciendo de las normas claras y del programa concreto, que condensara, en forma homogénea, práctica y posible los anhelos de superación de la masa laboriosa del país, de acuerdo a la realidad social en que actúa;

Que la Doctrina Peronista, magistralmente expuesta por su creador, el General Juan Perón, define y sintetiza las aspiraciones fundamentales de los trabajadores argentinos y les señala la verdadera doctrina, con raíz y sentido nacional, cuya amplia y leal aplicación ha de forjar una Patria Justa, Libre y Soberana;

Que la Constitución Nacional, promulgada el 16 de marzo de 1949, e inspirada en los sabios principios de la Doctrina Peronista, consagra fundamentales derechos que fueron siempre anhelos profundos del proletariado, tales como LOS DERECHOS DEL TRABAJADOR: Derecho de Trabajar, a una Retribución Justa, a la Capacitación, a Condiciones Dignas de Trabajo, a la Preservación de la Salud, al Bienestar, a la Seguridad Social, a la Protección de la Familia, al Mejoramiento Económico y a la Defensa de los intereses profesionales; y LOS DERECHOS DE LA ANCIANIDAD, proclamados a inspiración de la señora María Eva Duarte de Perón: Derecho a la Asistencia, a la Vivienda, a la Alimentación, al Vestido, al Cuidado de la Salud Física, al Cuidado de la Salud Moral, al Esparcimiento, al Trabajo, a la Tranquilidad y al Respeto; así como también afirma la función social del capital al establecer que: “La organización de la riqueza y su explotación tiene por fin el bienestar del pueblo, dentro de un orden económico conforme a los principios de Justicia Social”;

Que el proceso de realización tiende hacia la gradual socialización de los medios de producción y en cambio impone al proletariado el deber de participar y gravitar desde el terreno sindical para afianzar las conquistas de la Revolución Peronista, para consolidarlas en el presente y ensancharlas en el futuro;LA CONFEDERACIÓN GENERAL DEL TRABAJODeclara:

Su indeclinable decisión de constituirse en celosa depositaria y fiel ejecutora de los altos postulados que alientan la Doctrina Peronista y en leal custodio de la Constitución de Perón, por cuanto concretan en su espíritu y en su letra, las aspiraciones eternas de la clase obrera y constituyen las reglas insuperables para orientar a los trabajadores argentinos en el cumplimiento de su irrevocable determinación de forjar una Patria socialmente justa, económicamente libre y políticamente soberana; […]

(Fuente: ALTAMIRANO, Carlos, Bajo el signo de las masas (1943-1973), Buenos Aires, Ariel, 2001)_________________________________________________________________________________________________________

33

FIDES INTEPIDA “Aquí no hay conflicto con la Iglesia” – (Un canalla). Año I – N° 6- Buenos Aires, Mayo de 1955.

Necesitamos sacerdotes valientes…Y la mayoría lo son, a Dios gracias. Pero todavía queda alguno que no lo es. Cuidado… Cuidado… Cuidado… Y se la

pasan -o se la pasan…- la vida, restando valor y entusiasmo a los colegas valientes y a los laicos decididos… Señores: cuando expulsen las congregaciones religiosas, cuando confisquen los colegios católicos, cuando prohíban los actos de culto público, etc., etc., no nos vengan a llorar a los laicos para que asistamos a horas Santas de desagravio…

Defendamos como varones… Aunque la CGT haya mandado a fabricar trescientas cachiporras, Monseñor…; que no son trescientas, sino tres mil, Monseñor...; y que se están fabricando en el Ministerio de Obras Públicas, Astillero Central de Isla Demarchi, Monseñor… Y que no nos importa, Monseñor, porque somos varones y no somos mancos… Y aunque fueran trescientas mil cachiporras y otras cosas peores, acuérdese, Monseñor, que los laicos esperamos de usted ejemplos dignos y varoniles.

Necesitamos sacerdotes valientes. Si alguno no lo es, esperamos que con la Gracia de Dios y un poco de ayudita personal… lo sea pronto. Porque un sacerdote cobarde causa náusea a Dios y risa a los hombres…, salvo a nosotros, que sentimos rabia y vamos a tener que nombrarlos si no se corrigen…

Se resfrió el Cocodrilo: Una estratégica gripe le impidió al Cocodrilo hacer su anunciado viaje a la Patagonia. Parece que el “frío” del 1° de Mayo lo afectó, y los veterinarios de Palacio le aconsejaron que en vez de hacerse el pingüino en la Patagonia. Se siguiera haciendo el Oso en Olivos, o el Burro en la Capital… El miedo no es zonzo…

Cara y seca.-Cara: Los incontables sacerdotes presos por “complots”, “desacatos” y otras yerbas… Seca: Un colegio católico de la zona Oeste de la Capital Federal que quiere sacar las clases de Religión del horario

oficial… para no tener líos con el Inspector. (Calificativos a juicio del lector y sin censura previa…)¡Guerra, clamó ante el altar -el sacerdote, con ira!- ¡Guerra, repitió la ira, con indómito cantar! - ¡¡Guerra, clamó al

despertar – el Pueblo que al mundo aterra!!¿Sabe de quien son estos versos? ¿Con qué ocasión fueron escritos?... Si no sabe, no importa. Pero por favor, hágalos

suyos…¡¡¡ADELANTE!!! - ¡¡¡DIOS LO QUIERE!!!

¡Adelante, cristianos! ¡Dios lo quiere!Basta de vacilaciones y conjeturas sobre posibles arreglos. ¡Nada de convenios de trastienda! ¡Estamos en guerra total y

a muerte!En nuestra Patria se está desarrollando en forma integral un plan definitivo contra el catolicismo. Clara es la consigna:

¡Borrar hasta el recuerdo del nombre de Dios de nuestras leyes y costumbres ! Las mismas oscuras fuerzas internacionales de siempre, utilizando la decadencia física y moral del tirano, y su loca ambición y soberbia, están atacando en todos los frentes. No nos hagamos ilusiones: Si aflojamos un paso, nada quedará en pie, todo será destruido: educación, familia, culto, congregaciones religiosas, colegios, ¡¡¡Todo!!!.

[…]¡ADELANTE!... ¡DIOS LO QUIERE!

¡Seremos responsables ante Dios, la Iglesia y la Patria, de nuestra cobardía y de nuestra ceguera! ¿No vemos claramente que en estas semanas se están jugando cuatro siglos de historia católica?...

Adelante: […] Todo el país está proclamando su santa rebeldía y su repudio al tirano. Las Jornadas Doctrinarias del Peronismo, la concentración del 1° de Mayo fue un fracaso estruendoso. Ya no consiguen gente ni pasándoles lista, a los empleados públicos que obligan asistir. ¡Adelante, cristianos! En las misma medida que el pueblo abandona al tirano, desengañado, se vuelva a nuestros actos, y llena espontáneamente nuestras Iglesias!

¡¡¡Cada sacerdote detenido, cada “panfletista “procesado por complot, vuelca a nuestro favor a muchos desengañados por la mentira!!! […]Cada tiempo tiene una santidad dominante y necesaria en la forma especial de sus manifestaciones. Grande es Francisco

de Sales con su dulzura. Grande Bernardo de Claraval y Luis de Francia organizando una Cruzada. Hoy, en nuestra Patria, necesitamos que Santiago de Apóstol empuñe una cruz en la siniestra, y con la espada en la diestra monte a caballo y deshaga la morisma…

¡Adelante, cristianos, Dios lo quiere! ¡Hay un solo crimen: ¡la cobardía disfrazada de Prudencia! Hay un solo camino: ¡la pelea! Hay un solo grito: ¡¡¡Guerra!!!

(Fuente: Lafiandra, Félix, Los Panfletos. Su aporte a la Revolución Libertadora, Buenos Aires, Editorial Itinerarium, 1955)._________________________________________________________________________________________________________

34

TESTIMONIO DE DOÑA MARÍA

D.J.: ¿qué importancia tenía para la gente, el afiliado común, ellos se identificaron con qué, con Perón, con los mejoramientos concretos en la fábrica o con la doctrina?

M.R.: “Los obreros, aún el analfabeto, el que no sabe leer y escribir, entiende que él está trabajando para el patrón, que vive miserablemente con su mujer y sus hijos, que está alquilando y lo pueden desalojar en cualquier momento porque con la ley de alquileres en ese tiempo había más desalojos que inquilinatos, entonces el obrero sabía perfectamente, alcanzaba a comprender perfectamente, tal vez el más ignorante más que el más leído, que tenía que haber en las Cámaras hombres que los defendieran, que se crearan leyes nacionales del trabajo, para ser defendido, así que no es tan difícil entenderlo, el obrero necesitaba amparo, pero amparo de arriba, cuando llegábamos a Trabajo y Previsión ahí se paraba todo, esas no eran leyes terminantes de la Nación argentina, porque no nacían de las Cámaras, entonces ellos aceptaban la doctrina porque se la leíamos, se la releíamos, había panfletos, los volvían a leer, algunos lo repetían casi de memoria y aceptaban. Con algunas compañeras fue más difícil convencerlas. Claro, porque fue un conjunto muy feo de cosas que nos ocurrieron, en esa época mataron a los dos hermanos de Cipriano Reyes, había ese revuelo que se hace siempre cuando suceden cosas graves. Había simpatía por el comunismo de parte de ciertas compañeras eslavas, gente que había estado en la guerra y tenía otras ideas más avanzadas, entonces teníamos que explicar con tranquilidad, con mucha altura, despacito, que el Partido Laborista era una cosa que se creaba acá en la república Argentina simplemente para poder llevar a las Cámaras a algún hombre o mujer que nos defendiera, que llevara adelante una ley para que no nos maltratara así la alta oligarquía que había en el país, los poderosos que había en el país. Y lo aceptaron. […]

“En la época de Perón, le puedo decir, profesor, que Berisso fue una de las ciudades más felices de la Tierra. He visto acá a la gente muy contenta comprando, paseando, se iban a su paseíto cuando tenían sus vacaciones. Conseguimos también las vacaciones pagas, sí, fuimos paulatinamente, despacito, hoy una cosa, mañana otra, fuimos consiguiendo muchas cosas. Usted fíjese, profesor, que con Perón conseguimos turismo gratis casi, de aquí salía con unos pesos locos, se iba a Mar del Plata, se pasaba diez días y volvía, había miles de personas que no conocían Mar del Plata, miles y miles. El turismo fue una cosa grandiosa, el amparo a la vejez, la jubilación, los derechos a la ancianidad, la jubilación, que es una cosa grandiosa, la pensión. Palacios decía que había hecho todo el socialismo, macanudo, pero lo tenían todo allá con papeles amarillos, viejos, encarpetados, pero las leyes las sancionó Perón, entonces ¿a quién le debemos la ley de jubilaciones en la Argentina?, a Perón, más claro hay que echarle agua. El derecho cívico de la mujer, también; los servicios sociales de los sindicatos, también. Con Perón la pasamos muy bien: turismo, los institutos geriátricos eran gratis para los viejitos que no tenían el amparo de que los limpien, los cuiden. La gente era más alegre, todos los sábados y domingos había bailes, los dos cines trabajaban acá en Berisso. La gente vestía mejor. Había gente de Berisso que no conocía Buenos Aires, cuando el gobierno de Perón la conoció. Con Perón conocíamos muchas cosas. Una media de nylon, un regio vestidito. Yo alcancé a comprar una heladera en 1947. Le cambió la vida a todo el mundo. Con Perón compramos hasta colchón nuevo. Comprábamos sábanas, y entonces con los créditos, todo el mundo con los créditos, una heladera, seis sillas, una mesa, una cocina, fuera de la comida diaria, todo eso era a plazos. Por ejemplo, estaban las facilidades de los plazos y que convenía porque era casi al precio de comprarlo de contado, era un plazo que beneficiaba mucho al trabajador. La libertad de decir: “Hoy vas a ir a votar vos, viejo, ¿dónde vas a votar?”, yo le decía a mi marido, “en tal parte#, “no, a mi me toca en otra escuela”, y “bueno, si querés vamos juntos primero a un lado, después al otro”. La mujer votaba, usted sabe lo que es la libertad de elegir su propio presidente. Se construyeron cuatro escuelas, se regalaba todos los años dos guardapolvos, uno cuando empezaban las clases y otro en las vacaciones de invierno, dos guardapolvos, dos pares de zapatillas por año, y empezó a dársele de comer a los niños más necesitados. Las posibilidades de nuestros hijos mejoraron. Ellos después de la escuela no pensaron entrar en el frigorífico. Casi la mayoría de las mujeres obreras ponían a sus hijos en otro lado, no en el frigorífico, para salvarlos un poco de ésa, nosotros sabíamos qué era eso, lo habíamos probado fehacientemente, entonces, claro que algunas chicas habrán ido, no le digo que no. Sabe a dónde hice entrar a mi hija con la política?, en Vialidad, con la máquina de escribir. Pobrecita, qué la voy a mandar a ese infierno, yo luché, yo. […]

D.J.: ¿Aún con Peŕon había conflictos? ¿Los paros y conflictos se terminaron?.M.R.: Hay algo que yo siempre digo en mis discursos, si se les puede llamar discursos, si los obreros del mundo estamos

cien años luchando contra el capital, cien años van a estar ellos con el ojo avizor para pisarnos la cabeza, pisarnos el cuello y ahogarnos, de manera que siempre renace un capital oligárquico que nos aprieta, porque sí, el obrero tiene motivos para decir “hago un paro mañana”, es la única arma que le queda, y el derecho que tiene, la Constitución ampara el derecho de huelga.

(Fuente: James, Daniel, Doña María. Historia de vida, memoria e identidad política, Buenos Aires, Manantia, 2004)._________________________________________________________________________________________________________

35

PANFLETO DEL CONFLICTO CON LA IGLESIA: “EL GRAN PAYASO DE LA HISTORIA”

El gran payaso ha dicho: Haré lo que el pueblo quiera:Detrás de la palabra Pueblo se oculta la infamia más cínica que ha conocido el país; el enemigo más feroz del pueblo.¿Acaso el público quiso, payaso trágico, el descalabro financiero más pavoroso?¿Acaso el pueblo quiere que robes

escandalosamente para tus vicios y que llenes para ti los bancos de Suiza y Nueva York?¿Acaso el pueblo quiere que protejas a esa gavilla de asaltantes que te rodean, a esos nidos de amor de Borlenghi,

preparados por el judío Samuel Aguayo?;¿a Méndez San Martín, Ministro de Educación que fué expulsado del Hospital Socorros Mutuos Español, por degenerado?; ¿al cocainómano y morfinómano de Tesaire, que ahora anda desesperado porque su mujer (¡la última!), se fugó con un aviador yanqui?; ¿y a todos los demás traficantes del patrimonio y dignidad argentinas?

¿Acaso e pueblo quiere que el crápula de Vuletich `escuendido´ matón de pacotilla, que hace poco adquirió al contado una casita de 500.000 $ m│n.? ¿Acaso el pueblo fabrica bombas de los complots para asesinar a inocentes y culpar a inocentes?

¿Acaso el pueblo ha hecho desaparecer a obreros, empleados y mujeres?¿Acaso el pueblo asesinó a tu cuñado, el soltero más rico del mundo; despreció a tu madre y enterró como a un perro a tu

hermano?¿Acaso el pueblo te enseñó a comprar jovencitas ingenuas en el increíble harén de la UES?¿Acaso el pueblo te enseñó a blasfemar de Dios y vender a la patria al mejor postor?En la soledad de tu palacio tendrás asco de ti mismo. Habrás acariciado el revólver para levantarte la tapa podrida de tus

sesos. No titubees, aprieta el gatillo, cobarde patotero, o toma de una vez el avión que, custodiado por un policía y un bombero tienes oculto en uno de los hangares de Ezeiza.

El Pueblo te desprecia. ¿Por qué no te asomaste el Jueves Santo, Presidente del balcón?Los obreros engañados, esperan el momento de cobrarse.Los estudiantes a quienes quisiste comprar con motonetas, te silban en los cines y te gritan lindezas (no te los llevan los

`olfas´).Las Fuerzas Armadas, la Policía, La Gendarmería Nacional, que conocen tus infamias, tienen náuseas de tí.La Iglesia Católica Romana para demostrarte la grandeza de su corazón y su incontaminada verdad, ruega por tí, piltrafa

humana, aborto del infierno.Perdónalos Padre, porque no saben lo que hacen. En tu última hora, si te dan tiempo, pedirás a gritos un cura `malo´ al

lado tuyo; y ojalá lo tengas; para que conozcas tu ruindad y su grandeza. Pero ten presente, Triste Payaso, que ni polvo de tus huesos la América tendrá.

Es que el pueblo te desprecia. Porque has tenido miedo de la verdadera honradez. Es que el Pueblo que una vez engañaste con palabras nobles y cristianas ya no te cree más.

¿Recuerdas el 1º de Mayo? Allí conociste, payaso trágico, la respuesta de tu pueblo. Tuviste que huir del balcón, (aquel balcón que tú creías que sólo tú podías ocuparlo), y esconder tu vergüenza (si es que alguna vez la tuviste).

Tú eres para ella, el tirano aborrecible que pisotea con su orgullo su infamia y su traición las glorias más puras que otros héroes, (que hoy tú escondes) supieron conquistarle.

Lea y difunda la verdad. Panfletice…

(Fuente: Lafiandra, Felix, Los panfletos, su aporte a la Revolución Libertadora, Buenos Aires, Itinerarium, 1956).

36

DOCUMENTOS SOBRE LA REVOLUCIÓN LIBERTADORA_________________________________________________________________________________

MEMORIAS DE LA RESISTENCIA

Yo iba a una escuela de monjas, en esa época yo tuve un año de Cultura Ciudadana y dos de Educación Democrática. En Cultura Ciudadana, Perón era presidente de la Nación y los otros dos, fue el tirano prófugo. En el año 55 a nosotros nos obligaban a comprar un anclita que era el signo de “Cristo venció”, que era el símbolo de la Marina contra Perón. Yo me acuerdo que las chicas lo usaban en el delantal, yo lo había comprado y lo llevaba pinchado adentro de un monedero. Entonces una monja, que me hizo la vida imposible hasta quinto año, la que era profesora de Historia, cuando estábamos cantando el himno en el ingreso al colegio, a la mañana, me viene a inquirir por qué no lo tenía puesto. Yo le contesté mal, y me llamó a la madre superiora. (Mabel, D.L.)

P: -Y decime, ¿te acordás del 4.161?R: -Del 41…, no.P: -Ése que prohibía nombrar a Perón, que podías ir preso por eso.R: -Ah…, sí…, claro, después vino…, el nomeolvides, te ponían una florcita acá.P: -¿Y cómo era eso, la usaban?R: -Sí, hombres y mujeres.P: -¿Quién las hacía?R: -No sé. Nunca supimos quién la empezó. Era una flor, pero en tela…, una florcita chiquita.P: -¿Iban con eso por la calle?R: -Los hombres iban y las mujeres con el nomeolvides en la solapa, como no podían usar el escudo peronista, ni la bandera argentina, se ponían el nomeolvides.P: -¿Y a vos quién te la dio?R: -No sé si vino mi tío, sé que mi mamá nos dio eso, me parece que a mi mamá se la dio mi tío, o sea, el hermano. Entonces, viste, era una cadena, por ejemplo yo sabía que vos eras peronista como tenías un nomeolvides. Cuando venías en el colectivo con un nomeolvides… eras peronista. Claro, ibas por la calle, si tenías un nomeolvides, te mirabas con un nomeolvides, una sonrisa y seguías. (Carlos R.)

Yo trabajé con Eduardo Sancoli, que era capo máximo de medicina a escala mundial; en ese momento era jefe de traumatología donde yo trabajaba, en el policlínico Eva Perón, el de la ruta 8, acá en San Martín. Uno empieza a ver todo ese tipo de cosas (después de 1955), los cambios, que sacaban toda la gente, que sacaban las cosas, que rompieron todo, que rompían las sábanas, toda la vajilla, ese odio por Dios, por Dios. […] Destruyeron el 80%, el 90% de lo que había dentro del hospital, que eso era un modelo de atención, donde había recursos humanos, recursos materiales, se trabajaba como ahora puede trabajar lo máximo que haya en salud. Y ahí empezamos a juntarnos la gente que…, y bueno, ahí nos conocíamos todos, quiénes éramos, qué hacíamos, de convivir en el trabajo, te hablo a nivel laboral. Ahí empiezo yo a militar dentro de lo que era el retorno de Perón. (María Luisa F.)

- En esa época con el tema que no se podía mencionar nada que tuviera que ver con Perón, empezamos a aprender los cantitos. Todos los cantos que se cantaban, letras de tango, que se cantaban para no mencionar la palabra Perón.P: -¿Cuáles eran los cantos que se cantaban?R: - Y había una canción, “Ya no estás a mi lado General”, que era una canción de moda en esa época, se llamaba “Ya no estás más a mi lado corazón”. La habíamos adaptado, la había adaptado un compañero, y decía: “Ya no estás más a mi lado General, / extrañamos tu sonrisa y tu voz. / Y si ya no puedo verte, / peronista hasta la muerte, / seguiré cantando yo”. […] Nos llevamos un cajoncito, entonces se ponía a hablar en una esquina, y otras estaban de campana, “ahí viene la policía”, entonces nos bajábamos, agarrábamos el cajoncito y nos íbamos corriendo a otra esquina. Porque estábamos diciendo “Perón”, porque no faltaba el cretino que decía “está gritando Perón”, nos delataban. (Mabel D. L.)

En 1955 yo era estudiante secundario, estaba terminando el tercer año, en el Nacional N° 12, el Reconquista, de una zona de la Capital, el barrio de Villa Urquiza. Yo fui expulsado del colegio a fines del 55 porque había sido delegado de la UES, mi participación no había sido política sino gremial. […] Ahí fue donde yo tomo conciencia de algunas cosas que venían… no entendía por qué no nos permitieron volver a inscribirnos para el año siguiente en el colegio. Nos separaron del colegio a varios, éramos unos diez, doce o quince, de los cuales había algunos hijos de funcionarios, mis padres eran inmigrantes que habían salido de Europa, corridos por las dos guerras mundiales. Yo recuerdo que en ese momento nos mandan a un colegio que estaba en la zona de Caballito y le llamaban “semilla de maldad”. Era un colegio que se conformaba con mayoría de jóvenes que fueron sacados de

37

sus colegios y se los concentra en ese colegio, como si fueran… bueno cada uno con un antecedente o del peronismo o de algún otro tipo de antecedente o alguna actuación respecto de lo que se llamaba el “régimen depuesto”. (Ángel M.)

Mi marido y yo deambulábamos por las calles, sin saber dónde íbamos a terminar la noche porque vivíamos en el mismo edificio que Nicolini, y los comandos civiles entraban a cualquier hora…, así que a la noche no vivíamos allí. Deambulábamos por las calles, cuando en las calles de Buenos Aires formaban grupos en todas las plazas y en todos los lugares abiertos, donde lo único que se hacía era discutir la política. Y como vivíamos en Independencia y Entre Ríos, lo más próximo que teníamos era la plaza del Congreso, así que ahí establecíamos nuestras noches, muchas veces descansando en los bancos de las plazas y participando de las reuniones improvisadas donde los peronistas discutían… y cuando llegaban los marinos teníamos que huir. Entonces huíamos por el subterráneo y nos concentrábamos después en plaza Once, y ahí seguían los corrillos, así que lo nuestro era movernos en la ciudad nada más, haciendo un poco de catarsis, un poco mucho de catarsis (María C.)

(Fuente: SCOUFALOS, Catalina, 1955. Memoria y resistencia, Buenos Aires, Biblos, 2007)_____________________________________________________________________________________________________________________

JUAN D. PERÓN, CARTA DESDE EL EXILIO (DICIEMBRE DE 1955)

A todos los peronistas:La disolución de Partido Peronista por decreto de la dictadura, no debe dar lugar a la dispersión de nuestras fuerzas.

Es necesario seguir con nuestras organizaciones, tanto las mujeres como los hombres peronistas deben seguir reuniéndose para mantener el partido. Cada casa de un peronista será en adelante una Unidad Básica del Partido.

La Confederación General del Trabajo y sus sindicatos atropellados por la dictadura deben proceder en forma similar. Yo sigo siendo el jefe de las fuerzas peronistas y nadie puede invocar mi representación.Si hay elecciones sin el peronismo, todo buen peronista debe abstenerse a votar. Esta es mi orden desde el exilio.Juan Domingo Perón en exilio, 1 de diciembre de 1955

¡Viva el peronismo!¡Viva la CGT!

(Fuente: Baschetti, Roberto, Documentos de la resistencia peronista 1955-1970, Buenos Aires, Editorial de la Campana, 1997).

JUAN D. PERÓN, DIRECTIVAS GENERALES PARA TODOS LOS PERONISTAS (Enero de 1956).

1. OBJETIVOS

El justicialismo es una revolución social. En 10 años de realidades, su doctrina y su mística han mostrado los objetivos que se pueden alcanzar y han indicado el camino para lograrlos.

Hemos cometido el error de creer que una revolución social podría realizarse incruentamente. La reacción nos ha demostrado que estábamos equivocados y hemos pagado un caro precio por nuestro humanitarismo. El motín militar y la dictadura que siguieron a esa etapa justicialista son meros incidentes de la lucha. Lo permanente es nuestra revolución. Este lapso de tiranía es lo indicado para salvar a la revolución social, después del error inicial cometido por nosotros. Era lo único que podía darle vigor, extenderla y purificarla. Es una `poda´ que nos devolverá la dinámica revolucionaria.

Es también la única manera de salvar ese error cometido en nombre de un sentimiento humanitario que, los mismos por él favorecidos, han desmentido con saña más feroz en la desposesión y el asesinato a mansalva de los trabajadores. Por eso, los trabajadores argentinos y los peronistas, que se unen en la doctrina justicialista, ante el fracaso de las formas incruentas ensayadas, debemos prepararnos espiritualmente para una revolución social de proporciones definidas, destinadas a realizar sus objetivos con el desarme de la reacción y su extinción absoluta.

El Pueblo Argentino ha presenciado los métodos de la reacción. La ruina progresiva de los obreros y el robo de sus bienes en los sindicatos y en la Conferencia General del Trabajo son ejemplos elocuentes. La muerte de miles de trabajadores, asesinados por la reacción, nos está demostrando el camino en esta lucha, que nos negamos a iniciar nosotros pero que nuestros enemigos han desencadenado.

A nosotros ya no nos interesan las elecciones sino como un medio más para el logro de nuestros objetivos. Debemos estar decididos y prepararnos minuciosamente para una nueva acción: la revolución social. Será a corto plazo si todos se unen detrás de las banderas justicialistas y cumplen con el deber de la hora. Si no, será a largo plazo. Pero de todas maneras, será.

Debemos vengar a nuestros hermanos asesinados en todo el territorio de la República. Debemos vindicar a los miles de compañeros aprisionados y escarnecidos por la reacción. Debemos volver a los trabajadores dignificados y reivindicados. Ello sólo se puede obtener mediante la revolución social.

Que el recuerdo de nuestros compañeros muertos impulse a los trabajadores en el cumplimiento de su deber solidario. Que la memoria de Eva Perón, escarnecida por la tiranía, dé a nuestras mujeres el aliento y el valor necesarios para luchar. Que nadie falte en la hora decisiva y que cada uno sepa lo que debe hacer: ésa es la tarea a preparar ahora y hasta el triunfo.

38

2. MISIÓN

Es menester aprovechar la situación de fuerza para salir de ella mediante la fuerza o, en su defecto, por la acción política, e instaurar el Estado Justicialista integral.

Ello impone: luchar con la dictadura mediante la resistencia pasiva hasta que se debilite y nuestras fuerzas puedan tomar el poder. Para eso es necesario mantener en toda vigencia la resistencia pasiva, organizar nuestras fuerzas totales, planificar y preparar la revolución social.

Si es posible se dará un golpe revolucionario, sino mediante la acción persistente de nuestras masas en la acción política, para llegar al poder y desde allí accionar.

3. DIRECTIVAS GENERALES

No me había equivocado al confiar en el instinto y sentido político de las masas. Ellas han superado a los dirigentes, señalan el camino y, sin su voluntad, ninguna acción es posible. Las masas en ningún momento fueron vencidas. Los incapaces y traidores hicieron posible la derrota de las fuerzas del orden y la ley. Los dirigentes no estuvieron en muchos casos a la altura de nuestra misión. Siendo esta hora de decisiones, los dirigentes deben surgir espontáneamente de las masas y su autoridad se afirmará en los hechos. La prisión de los dirigentes no debe ser una dificultad para la dirección, pues nuevos hombres deben reemplazarlos.

Es menester que los dirigentes interpreten a la masa y se dediquen a servirla y no a servirse de ella con fines personales. Tales dirigentes deben ser observados y apartados.

Los cambios del nombre, el acercamiento a cautillos alejados del Movimiento, los contactos con dirigentes militares de moda y la exposición de consejos amistosos al actual equipo de la tiranía son inadmisibles. Los dirigentes que intervengan en éstos deben ser repudiados por traidores y disociadores.

La posición del Movimiento es clara. Estamos en vigilancia para resolver a su hora. Los `madrugadores´ no trabajan para el con junto sino para ellos. Nosotros debemos mantener la unidad partidaria en la organización y la unidad doctrinaria en la acción. Estas directivas son conjuntas para todo el Movimiento. Por razones de claridad, han sido ordenadas por título, pero, todo sirve para todos. No se acatarán órdenes que contradigan estas directivas sin recibir, por el mismo conducto y forma, la nueva directiva. Estas directivas son amplias para que cada uno pueda adaptarlas a las circunstancias.

4. DIRECTIVAS PARTICULARES

a) Partido Peronista Masculino

Debe mantener una línea de absoluta intransigencia. No queremos servir intereses políticos de nadie y menos favorecer las ambiciones personales de caudillos, se llamen como se llamen. Nuestro fin no es únicamente político sino social. La política es sólo un medio. `Que todos sean artífices del destino común pero ninguno instrumento de la ambición de nadie.´

El Consejo Superior debe organizar y dirigir la acción orgánica pero no debe y no puede juzgar la decisión partidaria, menos aún fuera de la línea política trazada, sin el acuerdo del Movimiento. El Movimiento tiene un Jefe.

La tiranía reaccionaria busca destruir nuestras fuerzas por disociación y divisionismo. Los dirigentes que pretendan formar nuevos partidos están entendidos con la tiranía y son simplemente traidores a nuestro Movimiento: hay que desenmascararlos y repudiarlos.

Es menester mantener el Movimiento a toda costa en su organización permanente, mediante la unión indestructible de las fuerzas que lo componen (PPM-PPF-CGT). Ninguna decisión partidaria debe tomarse sin la consulta previa entre las partes y, en lo posible, con el Jefe del Movimiento.

En la acción política ningún apuro puede ser conveniente. Es menester mantener la orgánica y organizar las fuerzas, manteniéndolas unidas e informadas. Siempre habrá tiempo para tomar decisiones. Luchamos por una causa no por un candidato. La causa debe apasionarnos. Los candidatos deben despreocuparnos. Nuestro candidato es el que sirva de mejor manera a nuestros objetivos y misión. Es sólo un medio. El fin es el indicado en la misión. Trabajar incansablemente por la causa común es la misión de cada peronista en esta hora de prueba. Cada casa debe ser una unidad básica y cada peronista un jefe y un vigía de nuestro Movimiento.

Para la decisión que buscamos no interesa tanto el aspecto cualitativo de la organización, cuanto su sentido cuantitativo. Debemos mantener la mayoría y aumentarla, sosteniendo nuestros principios y ayudándonos con los errores y abusos de la tiranía. Debemos trabajar para todos en general pero para ninguno en particular. Sólo unidos venceremos.

b) Partido Peronista Femenino

Como una reafirmación de su conducta invariable y de la acertada conducción de las mujeres peronistas en esta emergencia, en la que han mantenido la mística y la orientación de Evita, vale también para el Partido Peronista Femenino, cuanto se dice para el Masculino. Toda la acción de esta hora debe recaer en la organización del Partido Peronista Femenino en todo el

39

país. Es suficiente con mantener la cohesión partidaria y el sentimiento peronista latente. La hora de las decisiones no ha llegado aún en lo político. Esta es hora de organización.

Cada casa de un peronista debe ser una unidad básica y cada mujer peronista debe sentirse dirigente y luchar como tal. Mantener la disciplina partidaria y orientarse en la palabra y la acción de las dirigentes del Partido Peronista Femenino que deben mantener contacto permanente con las demás fuerzas del Movimiento.

c) Confederación General del Trabajo

La clase trabajadora en los sucesos pasados ha puesto en evidencia que posee la clara conciencia de su gravitación política. Sin mayor experiencia en la acción directa demostró sorprendente unidad político-gremial forjada exclusivamente mediante la doctrina peronista. Ha demostrado también, que las masas trabajadoras han superado el ámbito de sus propios problemas sindicales para intervenir enérgica y activamente en la realización de sus propios destinos consustanciados con el de la Nación.

Por primera vez en la historia del gremialismo argentino, el Movimiento Obrero reacciona y cumple sus objetivos frente a un poder contrarrevolucionario triunfante, que tiene en sus manos toda la fuerza de la represión y no vacila en emplearla sangrientamente.

Demuestra así que está capacitada y dispuesta, en un futuro inmediato, a alcanzar los objetivos que una buena conducción le señale. Es evidente que los trabajadores han quedado sorprendidos, de que triunfantes en los sucesos del 17 de octubre y del 2 y 15 de noviembre, sus dirigentes no hayan sabido obtener los frutos que todos esperaban. Es menester seleccionar mejor a los dirigentes, radiando a los que no sirvan por debilidad, comodidad e incapacidad y reemplazándolos sin más por otros hombres mejores. Hoy lo único respetable es precisamente el éxito que se debe alcanzar.

Es imprescindible reestructurar los cuadros dirigentes sobre la base de una estrecha unidad con el resto del Movimiento poniendo al frente hombres enérgicos y capaces. Los trabajadores en estos momentos necesitan dirigentes audaces y calientes, que enfrenten a la dictadura con las verdades del Peronismo. Es necesario constituir Comités de Huelga con carácter permanente y organizar las auto-defensas sindicales que oportunamente deben pasar a ser ofensivas.

Es necesario que los trabajadores y sus dirigentes se persuadan que están empeñados en una lucha decisiva y que como tal impone una conducta valiente, enérgica y decidida. La revolución social impone esfuerzos y sacrificios mancomunados de carácter permanente.

Es menester no dar tregua a la tiranía. El trabajo a desgano, el bajo rendimiento, el sabotaje, la huelga, el paro, el desorden, la lucha activa por todos los medios y en todo lugar debe ser la regla. Sin esta preparación la revolución social no será posible a corto plazo, porque la tiranía sólo caerá por este medio; luego, es necesario incrementarlo diez veces más cada día. Siendo la finalidad básica la revolución social todos los demás objetivos deben subordinarse a esa finalidad. La conducta de cada obrero estará fijada cada día en lo que pueda hacer para derribar a la tiranía e imponer el Justicialismo integral y absoluto por la forma más rápida y definitiva.

Prepararse para explotar el éxito, es la tarea de la organización. Es necesario que cada hombre tenga su misión personal en la tarea común de aplastar y destruir definitivamente la reacción, por todos los medios.

Juan Domingo Perón(SECRETO- Sólo para conocimiento De los dirigentes responsables y seguros.)

(Fuente: Baschetti, Roberto, Documentos de la resistencia peronista 1955-1970, Buenos Aires, Editorial de la Campana, 1997).

40

DECRETO Nº 4161 (marzo de 1956)

Visto el Decreto 3855/55, por el cual se disuelve el Partido Peronista en sus dos ramas en virtud de su desempeño y vocación liberticida, y

CONSIDERANDO:

Que en su existencia política, el Partido Peronista, actuando como instrumento del régimen depuesto, se valió de una intensa propaganda destinada a engañar la conciencia ciudadana, para lo cual creó imágenes, símbolos, signos, expresiones significativas, doctrina, artículos y obras artísticas;

Que dichos objetos que tuvieron por fin la difusión de una doctrina y una posición política que ofende el sentimiento democrático del pueblo argentino, constituyen para éste una afrenta que es imprescindible borrar porque recuerdan una época de escarnio y de dolor para la población del país, y su utilización es motivo de perturbación de la paz interna de la Nación y una rémora para la consolidación de la armonía entre los argentinos;

Que, en el campo internacional, también afectan el prestigio de nuestro país, porque esas doctrinas y denominaciones simbólicas, adoptadas por el régimen depuesto, tuvieron el triste mérito de convertirse en sinónimo de las doctrinas y denominaciones similares utilizadas por las grandes dictaduras de este siglo, que el régimen depuesto consiguió parangonar;

Que tales fundamentos hacen indispensable la radical supresión de esos instrumentos o de otros análogos, y esas mismas razones imponen también la prohibición de su uso al ámbito de las marcas y denominaciones comerciales, donde también fueron registradas con fines publicitarios y donde su conservación no se justifica, atento el amplio campo que la fantasía brinda para la elección de insignias mercantiles.

Por ello.

El Presidente Provisional de la Nación Argentina, en ejercicio del Poder Legislativo,

DECRETO CON FUERZA DE LEY:

Artículo 1º ─ Queda prohibida en todo el territorio de la Nación:a) La utilización, con fines de afirmación ideológica peronista, efectuada públicamente, o de propaganda peronista, por

cualquier persona, ya se trate de individuos aislados, grupos de individuos, asociaciones, sindicatos, partidos políticos, sociedades, personas jurídicas públicas o privadas, de las imágenes, símbolos, signos, expresiones significativas, doctrinas, artículos y obras artísticas, que pretendan tal carácter o pudieran ser tenidas por alguien como tales, pertenecientes o empleados por los individuos representativos u organismos del peronismo.Se considerará especialmente violatoria de esta disposición, la utilización de la fotografía, retrato o escultura de los funcionarios peronistas o sus parientes, el escudo y la bandera peronista, el nombre propio del presidente depuesto, el de sus parientes, las expresiones `peronismo´ `peronista´, `justicialismo´, `justicialista´, `tercera posición´, la abreviatura `P.P.´ las fechas exaltadas por el régimen depuesto, las composiciones musicales denominadas `Marcha de los muchachos peronistas´ y `Evita capitana´ o fragmentos de las mismas, la obra `La razón de mi vida´ o fragmentos de la misma, y los discursos del presidente depuesto y de su esposa o fragmentos de los mismos.

b) La utilización, por las personas y con los fines establecidos en el inciso anterior, de las imágenes, símbolos, signos, expresiones significativas, doctrina, artículos y obras artísticas, que pretendan tal carácter o pudieran ser tenidas por alguien como tales, creados o por crearse, que de alguna manera cupieran ser referidos a los individuos representativos, organismos o ideología del peronismo.

c) La reproducción por las personas y con los fines establecidos en el inciso a), mediante cualquier procedimiento, de las imágenes, símbolos y demás objetos señalados en los dos incisos anteriores.

Art. 2º ─Las disposiciones del presente decreto-ley se declaran de orden público y en consecuencia no podrá alegarse contra ellas la existencia de derechos adquiridos. Caducan las marcas de industria, comercio y agricultura, y las denominaciones comerciales, principales o anexas, que consistan en las imágenes símbolos y demás objetos señalados en los incisos a) y b) del artículo 1º.

Los Ministerios respectivos dispondrán las medidas conducentes a la cancelación de tales registros.Art. 3º ─El que infrinja el presente decreto-ley será penado:

a) Con prisión de treinta días a seis años y multa de quinientos (m$n. 500) a un millón (m$n. 1.000.000) de pesos.b) Además, con inhabilitación absoluta por doble tiempo del de la condena para desempeñarse como funcionario público o

dirigente político o gremial.c) Además, con clausura por quince días, y en caso de reincidencia, clausura definitiva cuando se trate de empresas

comerciales.Cuando la infracción sea imputable a una persona colectiva, la condena podrá llevar como pena accesoria la disolución.

41

Las sanciones del presente decreto-ley no será susceptibles de cumplimiento condicional, ni será procedente la excarcelación.

Art. 4º ─El presente decreto-ley será refrendado por el Excmo. Señor Vicepresidente Provisional de la Nación y por todos los señores Ministros Secretarios de Estado en acuerdo general.

Art. 5º ─Comuníquese, publíquese, dése a la Dirección General del Regristro Nacional y archívese. ─ARAMBURU. ─Isaac Rojas. ─Eduardo B. Busso. ─Luis A. Podestá Costa. ─Laureano Landaburu. ─Raúl Mignoge. ─Atilio Dell´Oro Maini. ─ Franciso Martínez. ─Luis M. Ygartúa ─Pedro Mendiondo ─Sadi E. Bonnet. ─Eugenio A. Blanco. ─Alberto F. Mercier. ─Alvaro C. Alsogaray ─Juan Llamazares. ─Julio Alizón García. ─Arturo Ossorio Arana. ─Teodoro Hartung. ─Julio C. Krause.

(Fuente: Baschetti, Roberto, Documentos de la resistencia peronista 1955-1970, Buenos Aires, Editorial de la Campana, 1997).

CARTA DEL GENERAL VALLE AL GENERAL ARAMBURU ANTES DE SER FUSILADO

Dentro de pocas horas usted tendrá la satisfacción de haberme asesinado. Debo a mi Patria la declaración fidedigna de los acontecimientos. Declaro que un grupo de marinos y militares, movidos por ustedes mismos, son los únicos responsables de lo que acaecidos. Para liquida opositores les pareció digno inducirnos al levantamiento y sacrificarnos luego fríamente. Nos faltó astucia o perversidad para adivinar la treta. Así se explica que nos esperaran en los cuarteles, apuntándonos con las ametralladoras, que avanzaran los tanques de ustedes aun antes de estallar el movimiento, que capitanearan tropas de represión algunos oficiales comprometidos en nuestra revolución. Con fusilarme a mí bastaba. Pero no, han querido ustedes escarmentar al pueblo, cobrarse la impopularidad confesada por el mismo Rojas, vengarse de los sabotajes, cubrir el fracaso de las investigaciones, desvirtuadas al día siguiente en solicitadas de los diarios y desahogar una vez más su odio al pueblo. De aquí esta inconcebible y monstruosa ola de asesinatos.

Entre mi suerte y la de ustedes me quedo con la mía. Mi esposa y mi hija, a través de sus lágrimas verán en mí un idealista sacrificado por la causa del pueblo. Las mujeres de ustedes, hasta ellas, verán asomárseles por los ojos sus almas de asesinos. Y si les sonríen y los besan será para disimular el terror que les causan. Aunque vivan cien años sus víctimas les seguirán a cualquier rincón del mundo donde pretendan esconderse. Vivirán ustedes, sus mujeres y sus hijos, bajo el terror constante de ser asesinados. Porque ningún derecho, ni natural ni divino, justificará jamás tantas ejecuciones.

La palabra `monstruos´ brota incontenida de cada argentino a cada paso que da.Conservo toda mi serenidad ante la muerte. Nuestro fracaso material es un gran triunfo moral. Nuestro levantamiento es

una expresión más de la indignación incontenible de la inmensa mayoría del pueblo argentino esclavizado. Dirán de nuestro movimiento que era totalitario o comunista y que programábamos matanzas en masa. Mienten. Nuestra proclama radical comenzó por exigir respeto a las Instituciones y templos y personas. En las guarniciones tomadas no sacrificamos un solo hombre de ustedes. Y hubiéramos procedido con todo rigor contra quien atentara contra la vida de Rojas, de Bengoa, de quien fuera. Porque no tenemos alma de verdugos. Sólo buscábamos la justicia y la libertad del 95 por ciento de los argentinos, amordazados, sin prensa, sin partido político, sin garantías constitucionales, sin derecho obrero, sin nada. No defendemos la causa de ningún hombre ni ningún partido.

Es asombroso que ustedes, los más beneficiados por el régimen depuesto, y sus más fervorosos aduladores, hagan gala ahora de una crueldad como no hay memoria. Nosotros defendemos al pueblo, al que ustedes le están imponiendo el libertinaje de una minoría oligárquica, en pugna con la verdadera libertad de la mayoría, y un liberalismo rancio y laico en contra de las tradiciones de nuestro país. Todo el mundo sabe que la crueldad en los castigos la dicta el odio, sólo el odio de clases o el miedo. Como tienen ustedes los días contados, para librarse del propio terror, siembran el terror. Pero inútilmente. Por este método sólo han logrado hacerse aborrecer aquí y en el extranjero. Pero no taparán con mentiras la dramática realidad argentina por más que tengan toda la prensa del país alineada al servicio de ustedes.

Como cristiano me presento ante Dios que murió ajusticiado, perdonando a mis asesinos, y como argentino, derramo mi sangre por la causa del pueblo humilde, por la justicia y la libertad de todos no sólo de las minorías privilegiadas. Espero que el pueblo conocerá un día esta carta y la proclama revolucionaria en las que quedan nuestros ideales en forma intergiversable. Así nadie podrá ser embaucado por el cúmulo de mentiras contradictorias y ridículas con que el gobierno trata de cohonestar esta ola de matanzas y lavarse las manos sucias en sangre. Ruego a Dios que mi sangre sirva para unir a los argentinos. Viva la Patria.

Juan José ValleBuenos Aires, 12 de junio de 1956.

(Fuente: Baschetti, Roberto, Documentos de la resistencia peronista 1955-1970, Buenos Aires, Editorial de la Campana, 1997, pp 84-85)

VICTORIA OCAMPO: LA HORA DE LA VERDAD (1955)

42

SOBRE LA PACIFICACIÓN

A Sur le bastaría repetir, hoy, lo que ya declaró en agosto de 1937, hace exactamente 18 años, contestando a lo que de nuestra revista opinaba, censurándola, cierta publicación católica: nos acusaba de izquierdismo.

Repetiremos, pues, abreviando:`Queremos cosas concretas.Queremos continuar en la tradición profunda de nuestro país, que es una tradición democrática.Queremos un país mejor, una cultura más auténtica, una sociedad menos contraminada y más justa, una verdad menos

confinada.Todas las persecuciones sectarias ─sean de raza, sean políticas, sean persecuciones disimuladas bajo formas

codificadas y legales ─ nos parecen igualmente odiosas.Lo que nosotros perseguimos es una lucha contra la persecución misma. Estamos contra todas las dictaduras, contra todas las opresiones, contra todas las formas de ignominia ejercida sobre la

oscura grey humana que ha sido llamada la santa plebe de Dios´.En septiembre de 1939, con motivo de la guerra mundial, nos pareció oportuno recordar aquellas palabras y las volvimos

a publicar. Están en el número de la revista que corresponde a esa fecha. Agregábamos, entre otras cosas:`Nosotros no somos neutrales. No lo éramos en agosto de 1937. Defendíamos lo que ya corría peligro y levantábamos

nuestra voz contra una política que paraliza la inteligencia y a la vez destruye los principios de la moral evangélica. Esa política, cuando no aniquila la enseñanza de Cristo, traiciona su espíritu reemplazándolo por el de la Inquisición.

Para nosotros, un acto degradante es siempre degradante, aunque favorezca el interés nacional.Nosotros tenemos necesidad de creer que nuestro país se conduce como una persona decente. Otra idea de la patria no

nos cabe en el corazón ni en la cabeza´.Declarábamos, en 1937, que queríamos una cultura más auténtica. Durante 25 años hemos trabajado, dentro de nuestras

posibilidades, para ayudar a su desenvolvimiento. Sin caer en un detestable fariseísmo, podemos invocar hoy ese hecho. Desde un principio fué el fin que perseguíamos al fundar una revista literaria que diera a conocer a sus lectores, junto con los autores más importantes de la literatura mundial, a los prosistas y poetas argentinos aún desconocidos.

Nuestro derecho a exponer nuestro punto de vista, hoy, se basa en ese ayer: 25 años de labor.En el mismo número de SUR que acabamos de mencionar, se cita esta frase de Maritain: `Mientras las sociedades

modernas segreguen la miseria como un producto normal de su funcionamiento, no puede haber en ellas reposo para el cristiano´. También se podría decir, y decimos: `Mientras los Estados segreguen la no libertad de expresión como un producto normal de su funcionamiento, no puede haber en ellos un lugar digno para el artista y el intelectual´.

Consecuente con su línea de conducta, SUR afirma, una vez más, que considera indispensable la libertad de expresión por ser ella fundamento de toda libertad y garantía de dignidad humana.

A la invitación a pacificar el país que hizo el gobierno en el mes de junio próximo pasado, SUR contesto con estas dos páginas que debieron aparecer en el Nº236 (septiembre-octubre). Pero como la revista es bimensual, la comedia de la pacificación, al ejemplo de tantas otras, terminó, y el siniestramente famoso discurso del 31 de agosto fue pronunciado cuando SUR estaba todavía en la imprenta. Las páginas se suprimieron, pues mal podría hablarse de pacificación en la atmosfera creada por las nuevas declaraciones del presidente depuesto. Los discursos verídicos y moderados de los dirigentes políticos fueron calificados por él de superficiales e insolentes. En adelante estaba agotada la reserva de inmensa paciencia y extraordinaria tolerancia con que nos había colmado generosamente… Conocíamos bastante bien la extensión de esa paciencia, de esa tolerancia. En lo que me concierne personalmente ─y hubiera podido pasarlo peor─ en 1953 estuve presa 27 días sin que me explicaran claramente a qué respondía ese castigo. En dos ocasiones habían allanado mi casa (y una vez la revista); registraron mis armarios, mis cajones; leyeron mis papeles, mis cartas (ninguno concernía al gobierno, ni tenía relación directa con la política).

Desde mi encuentro con Gandhi, es decir, desde mi lectura del libro que le dedicó Romain Rolland (1924), sentí un inmenso fervor por ese hombre considero el más grande de nuestro siglo. Había influido en mi vida y gracias a sus enseñanzas pude sobrellevar mejor ciertas pruebas de lo que las hubiera soportado dando rienda suelta a mis impulsos indisciplinados. Sabía pues que lo único que perseguían, que castigaban, que querían destruir en mí era la libertad de pensamiento. Y esta comprobación me parecía tanto más grave para el país. En efecto, durante mi estadía en el Buen Pastor había descubierto, entre otras cosas, que la cárcel material es menos penosa, hasta menos peligrosa moralmente para los inocentes que la otra cárcel: la que había conocido en las casas, en las calles de Buenos Aires, en el aire mismo que respiraba. Esa otra cárcel invisible nace del miedo a la cárcel, y bien lo saben los dictadores.

¿Qué es un preso? Un preso es un hombre que no tiene derecho de vivir sin que cada uno de sus gestos, de sus actos, sea controlado, interpretado. No puede pronunciar una palabra sin exponerse a ser oído por un tercero que hará de esa palabra el uso que le dé la gana. Cada línea que escribe es leída, no sólo por la persona a quien va dirigida, sino por indiferentes, quizás hostiles; de ellos dependerá que esa línea llegue o no a su destinatario. El preso es espiado, aun cuando duerme. Recuerdo una de los interminables noches del Buen Pastor. Estábamos once mujeres en la misma sala. Como no podía dormir ─sufría de un insomnio exacerbado por el concierto de ronquidos─ me preguntaba qué hora sería (nos habían quitado los relojes al entrar). Una de mis compañeras, al verme sentada en la cama y tapándome los oídos, tuvo la bondad de venir a preguntarme si me sentía mal.

43

¿Te acuerdas, querida Nélida Pardo? Tu camisón blanco, de tela burda, lencería del Buen Pastor, concentró por un momento los débiles rayos de luz que entraban desde fuera. No bien te aproximaste a mi cama, la cabeza de una celadora que montaba guardia en el patio surgió contra el vidrio de la puerta enrejada. Sólo me quedó tiempo para decirte entre dientes: `No es nada. Son ronquidos. Andate´. Fingiste entonces ir a beber una taza de agua ─desde luego, no había vasos ─ para justificar ese inusitado paseo nocturno. Luego volviste a acostarte como una niña desobediente que se siente culpable. ¡Y qué culpa! Un gesto de humanidad cuya dulzura no olvidaré nunca y que todavía me llena los ojos de lágrimas.

El hecho de ser un animal enjaulado, casi constantemente mirado por uno o varios pares de ojos, es por sí solo un suplicio.

Pero durante estos últimos años de dictadura, no era necesario alojarse en el Buen Pastor o en la Penitenciaría para tener esa sensación de vigilancia continua. Se la sentía, lo repito, en las casas de familia, en la calle, en cualquier lugar y con caracteres quizá más siniestros por ser solapados. Desde luego, la celadora no vigilaba nuestro sueño; no estaba allí para impedir que un alma caritativa tuviera, imaginando nuestra congoja, el gesto espontáneo de las madres que se inclinan sobre la cama de un niño; de un niño que no duerme y que en la oscuridad tiene miedo, como decía el poeta, `du vent, des loups, de la tempête´. No. Fuera de las cárceles no había celadora, pero nuestro sueño estaba infestado de pesadillas premonitorias, porque nuestra vida misma era un mal sueño. Un mal sueño en que no podíamos echar una carta al correo, por inocente que fuese, sin temer que fuera leída. Ni decir una palabra por teléfono sin sospechar que la escucharan y que quizá la registraran. En que nosotros, los escritores, no teníamos el derecho de decir nuestro pensamiento íntimo, ni en los diarios, ni en las revistas, ni en los libros, ni en las conferencias ─que por otra parte se nos impedía pronunciar─ pues todo era censura y zonas prohibidas. Y en que la policía ─ ella sí tenía todos los derechos ─ podía disponer de nuestros papeles y leer, si le daba la gana, cartas escritas veinte años antes del complot de las bombas de 1953 en la Plaza de Mayo; complot de que nos sospechaban partícipes por el sólo hecho de ser `contreras´. Puede decirse sin exagerar que vivíamos en un estado de perpetua violación. Todo era violado, la correspondencia, la ley, la libertad de pensamiento, la persona humana. La violación de la persona humana era la tortura, como me decía en términos muy exactos Carmen Gándara.

En la cárcel, uno tenía por lo menos la satisfacción de sentir que al fin tocaba fondo, vivía en la realidad. La cosa se había materializado. Esa fue mi primera reacción: `Ya estoy fuera de la zona de salsa libertad; ya estoy al menos en una verdad. Te agradezco, Señor, que me hayas concedido esta gracia. Estos temidos cerrojos, estas paredes elocuentes, esta vigilancia desenmascarada, esta privación de todo lo que quiero ─y que ya padecía moralmente cuando aparentaba estar en libertad─, la padezco por fin materialmente. Te agradezco este poder vivir en la verdad, Dios desconocido, el único capaz de colmarme concediéndome inexorablemente mis votos más ardientes. Siempre he querido la verdad por encima de todo, como si ella fuera la forma palpable de la libertad: pues bien, aquí la toco´.

Sí. Moralmente, bajo la dictadura uno se sentía más libre en la cárcel que en la calle. Y se sentía uno más libre porque allí se vivía más cerca de la verdad. Una verdad que para mí tenía la forma sólida del manojo de llaves colgado de la cintura de la hermana Mercedes, que abría nuestra jaula para traernos a las siete de la mañana, como desayuno, una gran pava de mate cocido; también le ponía alpiste a la otra jaula: la del canario que colgaba de una cadena en el patio.

La verdad. Ésta es la palabra en que mete detengo, ésta es la palabra a que quería llegar, ésta es la palabra con que quiero terminar mi llamado a mis amigos escritores.

La autobiografía de Gandhi lleva como título La historia de mis experiencias con la verdad. Sus experiencias llegaban al dominio político partiendo del dominio espiritual. Y a este punto de partida atribuyó Gandhi la influencia de que dispuso en los destinos de su patria. No me hubiera costado trabajo encontrar en los escritos de Gandhi, que no diferían de sus actos, pues vivía como pensaba y pensaba como vivía, el apoyo siempre buscado por mí en los espíritus esclarecidos para demostrar al lector que al firmar algo estoy en buena compañía. Pero aunque para mí el solo nombre del Mahatma es la suprema garantía y no encuentro otro más valedero, estimo que es quizá más convincente, en esta hora, recurrir a una figura menos insigne y a la vez de parentesco más cercano con nosotros (si es cierto que la vecindad geográfica y racial guarda relación con lo espiritual, cosa que por mi parte niego rotundamente). Deseo simplemente evitar que se me repita como en otras ocasiones: `Eso puede pasar, pero en la India´.

Tengo ante mis ojos una carta publicada en 1933 para una correspondencia suscitada por la Sociedad de las Naciones entre los representantes calificados de la alta actividad intelectual; la escribió Miguel Ozorio de Almeida. Nuestro casi compatriota brasileño insistía en la necesidad imperiosa, para manejar con acierto los asuntos del mundo, de una gran buena voluntad y `sobre todo de un respeto absoluto de la verdad. En el estado actual de las cosas, no es seguramente el amor y el respeto de la verdad lo que podríamos presentar como características esenciales de los asuntos sociales, o políticos, o internacionales. El hecho de que casi siempre ignoramos dónde está la verdad podría justificar este estado de espíritu. Pero he aquí justamente lo que debería distinguir el orden intelectual de los otros órdenes´. En efecto, el intelectual que vive de la verdadera vida del espíritu no puede, bajo ningún pretexto, aunque sea aparentemente útil o piadoso, permitirse el menos desvío del camino trazado por lo que él considera la verdad. A un sabio en su laboratorio no se le ocurre, mientras hace investigaciones, falsear datos. El intelectual debe o debería saber que su responsabilidad es exactamente la misma, aunque en otro plano.

Ozorio de Almeida piensa que `el amor a la verdad y el esfuerzo persistente por hacerla conocer ´es el gran elemento nuevo ─subraya─, `la gran contribución que el orden intelectual podría aportar a la reorganización de los grandes asuntos generales´. Ese respeto por la verdad es una cuestión de educación. Se forma con lentitud en los pueblos. `Y es demasiado a

44

menudo olvidado por los dirigentes. Éste es el respeto que los intelectuales defienden celosamente, y en el fondo la libertad de pensamiento no es más que el derecho de respetar y amar la verdad´.

Últimamente Martínez Estrada me decía que habíamos sido casi todos cobardes (se refería, creo, a nosotros, los escritores), pues hubiéramos debido hacernos matar gritando la verdad. Es cierto; desde el punto de vista de héroes o de santos de la grandeza de un Gandhi, pocos de entre nosotros han llegado al límite de extremo coraje que se necesita, en tiempos de dictadura (`Tiempos difíciles´, como se titula el admirable film de Luigi Zampa), para ponerse sin restricciones al servicio de la verdad. Benditos sean los que más se han acercado a esa meta salvadora. En lo que a mí concierne, cuántas veces he sentido vergüenza que pecaba, no por acción sino por omisión, pues ya no se trataba de hablar, sino de gritar. Cada vez que cantaba el gallo yo tenía la sensación de haber renegado de algo por pura omisión. Y pensaba: `Con tal de que la verdad que no estoy sirviendo sacrificándole mi vida misma me perdone como Cristo perdonó a su discípulo, el que fué jefe de su Iglesia´. Pues ésa no me parecía, ésa me parece la misión de los que trabajan, en el orden espiritual, para el entendimiento de una nación y del mundo en general.

Nada sólido y nada grande puede construirse sin hacer voto de verdad. A tal punto que un filósofo de Ginebra, según Ozorio de Almeida, había invitado a los filósofos a una acción conjunta contra la mentira. Nuestro amigo brasileño se adhería enteramente a ese proyecto. No sé si llegó a cumplirse. Pero lo que propongo hoy a los intelectuales argentinos es hacer un frente común contra las mentiras, cualquiera sea su procedencia.

El mal que ha hecho la mentira sistematizada de la dictadura ─sin la cual ninguna dictadura puede marchar ─ y el mal de las mentiras que la precedieron, la prepararon y la hicieron viable, es de sobra patente. Cuánto tacto, cuánta paciencia y cuánto tiempo se necesitará para deshacerlas, para desenmadejarlas; para extirparlas de los corazones ingenuos donde han anclado, convirtiéndose en creencias. Pues no debemos confundir a los que creen en las mentiras por candor con los que las adoptan como medio para satisfacer apetitos o hacer fortuna rápidamente.

La tarea de conducir al mayor número posible de hombres al reconocimiento, no sólo en palabras, sino también en actos, de la importancia fundamental de eso que prima sobre todo y que sin embargo es constantemente olvidado: la verdad´ es una tarea que nos incumbe. Es la tarea de los intelectuales, de los educadores. Los intereses de clase, de partido, de naciones no deben jamás obstaculizar el cumplimiento de tan sagrada misión.

Pero tengamos presente que ese afán de la verdad ante todo debe ir siempre acompañado de una inmensa buena voluntad hacia el prójimo, custodiando, diría, por las tres virtudes teologales. Fe en la eficacia de la energía espiritual; esperanza en lo que esa actitud espiritual puede tener de contagioso; caridad que fluye de estas palabras tan repetidas y tan poco practicadas por nosotros, los cristianos: `Perdónanos nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores´. El perdón de las deudas no es la blanda aceptación del mal cometido por el prójimo. Es sencillamente condenar ese mal, pero conceder al pecador, al que está sinceramente arrepentido, aquello que pedimos para nosotros mismos cuando caemos en la tentación; la oportunidad de enmendarnos.

En esas mismas cartas cambiadas por indicación de la Sociedad de las Naciones, Valéry advertía: `Considero la necesidad política de explotar todo lo que hay en el hombre de más bajo en el orden psíquico como el mayor peligro de la hora actual´.

Lo que acabamos de vivir ha demostrado la magnitud del peligro. Hagamos votos para no olvidarlo: aprovechemos una lección tan cruel y que hubiera podido serlo aún más si el impulso de algunos hombres que se jugaron la vida no hubiera intervenido de manera milagrosa. No imaginemos que esos hombres puedan, por medio de nuevos milagros, resolver nuestros problemas, infinitamente complejos, en un lapso de tiempo tan corto como el de la interminable semana de la revolución. Pero ayudémoslos con toda nuestras buena voluntad, con toda nuestra preocupación de verdad y de probidad intelectual. Ésta debe ser la forma y la prueba de nuestro inmenso agradecimiento. (Fuente: Revista SUR, noviembre-diciembre de 1955, nº 237)

JORGE LUIS BORGES, L` ILLUSION COMIQUE(1955)

Durante años de oprobio y de bobería, los métodos de la propaganda comercial y de la litérature pour concierges fueron aplicados al gobierno de la república. Hubo así dos historias: una, de índole criminal, hecha de cárceles, torturas, prostituciones, robos, muertes e incendios; otra, de carácter escénico, hecha de necedades y fábulas para consumo de patanes. Abordar el examen de la segunda, quizá no menos detestable que la primera, es el fin de esta página.

La dictadura abominó (simuló abominar) del capitalismo, pero copió sus métodos, como en Rusia, y dictó nombres y consignas al pueblo, con la tenacidad que usan las empresas para imponer navajas, cigarrillos o máquinas de lavar. Esta tenacidad, nadie lo ignora, fue contraproducente; el exceso de efigies del dictador hizo que muchos detestaran al dictador. De un mundo de individuos hemos pasados a un mundo de símbolos aún más apasionado que aquél; ya la discordia no es entre partidarios y opositores del dictador, sino entre partidarios y opositores de una efigie o un nombre… Más curioso fue el manejo político de los procedimientos del drama o del melodrama. El día 17 de octubre de 1945 se simuló que un coronel había sido arrestado y secuestrado y que el pueblo de Buenos Aires lo rescataba; nadie se detuvo a explicar quiénes lo habían secuestrado ni cómo se sabía su paradero. Tampoco hubo sanciones legales para los supuestos culpables ni se revelaron o conjeturaron sus nombres. En un decurso de diez años las representaciones arreciaron abundantemente; con el tiempo fue creciendo el desdén por los prosaicos escrúpulos del realismo. En la mañana del 31 de agosto, el coronel, ya dictador, simuló renunciar a la presidencia, pero no elevó la renuncia al Congreso sino a funcionarios sindicales, para que todo fuera satisfactoriamente vulgar. Nadie, ni siquiera el personal de

45

las unidades básicas, ignoraba que el objeto de esa maniobra era obligar al pueblo a rogarle que retirara su renuncia. Para que no cupiera la menor duda, bandas de partidarios apoyados por la policía empapelaron la ciudad con retratos del dictador y de su mujer. Hoscamente se fueron amontonando en la Plaza de Mayo donde las radios del estado los exhortaban a no irse y tocaban piezas de música para aliviar el tedio. Antes que anocheciera, el dictador salió a un balcón de la Casa Rosada. Previsiblemente lo aclamaron; se olvidó de renunciar a su renuncia o tal vez no lo hizo porque todos sabían que lo haría y hubiera sido una pesadez insistir. Ordenó, en cambio, a los oyentes de una indiscriminada matanza de opositores y nuevamente lo aclamaron. Nada, sin embargo, ocurrió esa noche; todos (salvo, tal vez, el orador) sabían o sentían que se trataba de una ficción escénica. Lo mismo, en grado menor, ocurrió con la quema de la bandera. Se dijo que era obra de los católicos; se fotografió y exhibió la bandera afrentada, pero como el asta sola hubiera resultado poco vistosa optaron por un agujero modesto en el centro del símbolo. Inútil multiplicar los ejemplos; bástame denunciar la ambigüedad de las ficciones del abolido régimen, que no podían ser creídos y eran creídas.

Se dirá que la rudeza del auditorio basta para explicar la contradicción; entiendo que su justificación es más honda. Ya Coleridge habló de la willing suspensión of disbelief (voluntaria suspensión de la incredulidad) que constituye la fe poética; ya Samuel Johnson observó en defensa de Shakespeare que los espectadores de una tragedia no creen que están en Alejandría durante el primer acto y en Roma durante el segundo pero condescienden al agrado de una ficción. Parejamente, las mentiras de la dictadura no eran creídas o descreídas; pertenecían a un plano intermedio y su propósito era encubrir o justificar sórdidas o atroces realidades.

Pertenecían al orden de lo patético y de lo burdamente sentimental; felizmente para la lucidez y la seguridad de los argentinos, el régimen actual ha comprendido que la función de gobernar no es patética.

(Fuente: Revista SUR, noviembre-diciembre de 1955, nº 237)

AMADEO, MARIO, AYER, HOY Y MAÑANA (1956)

La reconstrucción del país, objetivo esencial de la revolución, comporta una serie de problemas de compleja entraña. Estos problemas, planteados en el momento mismo del cambio de régimen, están todavía a la espera de adecuada solución. Ellos deben preocupar, sin duda, al gobierno que tiene el deber primordial de encararlos. Pero también afectan a la ciudadanía, cuya responsabilidad es conjunta con la de las autoridades políticas.

El más grave y urgente de estos problemas es el de la liquidación de la etapa peronista. Entiéndase bien que no empleamos la palabra `liquidación´ en el sentido de destrucción violenta; en el que le damos cuando, por ejemplo, decimos que los comunistas rusos han `liquidado´ a la camarilla de Beria o de Malenkoff. Tal acepción implicaría tomar, de entrada, partido por una de las posibles salidas que no es ─ nos apresuramos a decirlo─ la mejor. No; cuando hablamos de liquidación del peronismo queremos significar la asimilación de ese gran sector de la población argentina que puso sus esperanzas en la figura que dio su nombre al régimen caído y que, a pesar de sus errores y de sus culpas, le siguen siendo fiel. Esa masa, está crispada y resentida. Contempla con hostil y desdeñosa indiferencia al movimiento que dio por tierra con su ídolo y se refugia en una fe irracional y ciega de que pronto volverán a ser lo que eran antes. Su lema y su grito de guerra es: `Perón volverá´.

Ahora bien; esa posición de hostilidad sin compromisos debe ser superada para que esa masa se incorpore espiritualmente a una tarea que es patrimonio y débito de todos los argentinos. Nuestro país ha afrontado una experiencia que asemeja bastante a la que deja una guerra, una guerra perdida. Esto es evidente en el terreno económico, pero lo es también en el plano moral. Rencores desatados, aspiraciones insatisfechas, ese estado indefinible de desasosiego que acompaña a la derrota, son los sentimientos que podemos percibir en muchos de nuestros compatriotas y convecinos los argentinos de 1956.

Cuando un país se encuentra en esa situación, el primer requisito para seguir adelante es forjar la unidad compacta de toda la Nación. ¿Podríamos siquiera imaginar el milagroso resurgimiento de Alemania si todo el pueblo no hubiera depuesto sus pasiones subalternas para trabajar unido por la existencia y la salvación de la patria? No pretendo insinuar que nuestros problemas sean iguales a los de un país partido en dos, con ocho millones de sus mejores hijos muertos de muerte violenta, con sus ciudades destruidas por los bombardeos, con su territorio ocupado por un enemigo movido por el odio político más implacable que recuerda la historia de los tiempos modernos. No he dicho que nuestra situación actual sea exactamente esa, pero he dicho ─ y lo sostengo ─ que se asemeja a ésa. No estamos territorialmente segmentados pero estamos divididos en bandos contrapuestos. No ha habido millones de caídos pero hemos atravesado por la revolución más cruenta desde la organización nacional. Nuestras ciudades no están destruidas, pero está gravemente comprometida nuestra prosperidad. No estamos ocupados por ejércitos enemigos, pero nuestro prestigio exterior ha sufrido grave detrimento.

Frente a este sombrío panorama, hay que esforzarse por unir al país en la faena reconstructora y superar cuanto antes la división que lo aflige. No creo, desde luego, que quienes ejercen hoy responsabilidades dirigentes dejen de advertir esa necesidad y se propongan, como meta, avivar los odios intestinos. Pero, cuidado que los caminos elegidos no conduzcan a ese fin. Porque habríamos llegado entonces al punto térmico preciso en que se incuban las guerras fratricidas. No agitemos innecesariamente el fantasma de las luchas civiles. Pero no olvidemos tampoco que es una posibilidad que de ninguna manera debe descartarse.

46

El éxito o el fracaso del intento de unir al país depende, en buena medida, de cómo se interprete el hecho peronista. Existen, al respecto, varias versiones a las que conviene pasar esquemática revista.

Así, es opinión generalizada en los sectores socialmente conservadores que el peronismo no ha sido otra cosa que una pesadilla, que un mal paso. Estos sectores hablan de `influencia magnética´, de `sugestión colectiva´, de `deformación de la conciencia´ y de otras anomalías que reducen el problema a una cuestión de psicología patológica.. Consideran estos sectores que el pueblo argentino ha padecido una enfermedad y que es cuestión de someterlo a una enérgica cura. Pasado el término del tratamiento, todo volverá a ser lo que era antes, y del episodio no quedarán más rastros del que pueda dejar a una persona robusta una gripe o un sarampión.

Otros, en el mismo sector, son menos simplistas, aunque tal vez no menos equivocados. Estos convienen en que el peronismo ha sido un hecho más serio de lo que los primeros pretenden y de que realmente ha removido a fondo la opinión popular. Pero consideran que solamente ha logrado ese efecto por medio de la venalidad y la corrupción o apelando exclusivamente a los más bajos instintos de la plebe. Nada bueno o de signo positivo ven ellos en el movimiento derrotado. El peronismo es el fruto de la ignorancia, como lo es la superstición o el curanderismo. Por eso sólo hace presa en los sectores más primitivos y zafios de la comunidad. Para ellos la cuestión se arregla con una pequeña dosis de reeducación y una gran dosis de `leña´. En la mente de los antiperonistas de derecha, `desperonizar´ equivale a algo así como `desratizar´.

Para los antiperonistas de nuestra izquierda liberal ─ la izquierda de los grupos intelectuales que hoy orientan la revolución─ la cuestión se dilucida en esa mar donde todos los ríos confluyen: en el nazismo. Perón y los peronistas eran nazis totalitarios que querían imponer en la Argentina el régimen de Hitler y Mussolini. Según este planteo el ex presidente sería un ideólogo doctrinario que había estudiado febrilmente durante su estada en Italia cursos acelerados de sistema corporativo y habría venido a aplicarlo con saña en el anima vili de este inocente y democrático país. De ahí que estos señores no puedan comprender otro esquema sino aquel en que todo peronista sea nazi y todo nazi peronista. Si alguno de los enemigos del género humano ha luchado contra Perón, molesta mucho más que los otros, porque se sale de sus casillas y comete la falta que el Papa Pio XI reprochaba al cardenal Innitzer: `Monsieur le Cardinal, taisez vous parce que vous me dérangez les idées´. Para este sector `desperonizar´ equivale a `desnazificar´.

Hay, finalmente, otra izquierda ─ la izquierda antiliberal y marxista─ que del peronismo sólo desaprueba la persona del jefe y que ve en ese movimiento una forma ─ forma cruda y primitiva pero eficaz─ de la lucha contra el imperialismo. Le resulta un poco difícil a los hombres de esta línea explicar cómo el contrato de petróleo con la Standard Oil fué una batalla contra el imperialismo, pero a un marxista las contradicciones no lo arrendan. Esta tendencia está dispuesta a sobrepasar a Perón en sus reformas sociales porque entiende que su defecto no es haber sido demasiado radical en sus procedimientos sino de haberlo sido demasiado poco. Este sector, en el que llevan la voz cantante los comunistas de signo trotskista, problema implícitamente la fórmula `Perón más X´ y pretende apoderarse del proletariado vacante por la ausencia del `leader´.

Conste que soy el primero en hacerse cargo del esquematismo elemental de este rápido bosquejo. Advierto el tono un tanto caricaturesco de las posiciones que he tratado de dibujar. Pero si he procedido así no es por mala fe, puesto que yo mismo señalo la exageración, sino para volver más inteligible el cuadro. Habría, tal vez, que hacer algunos distingos, pero en lo esencial esas son las posiciones reales.

Por mi parte, no puedo aceptar que el fenómeno peronista sea exclusivamente un signo de inferioridad o un rebrote de primitivismo o, menos todavía, la adopción postiza de una ideología extraña a nuestra idiosincrasia. Considero que el hecho es muy complejo y muy importante y que incluye elementos positivos y negativos que resulta indispensable discriminar.

Considero, en primer lugar, que en el peronismo han confluido, para malograrse, dos transformaciones (algunos dirían dos revoluciones) de origen y signo diverso: una transformación ideológica y política y una revolución social. Ambas estaban latentes en el país el 4 de junio de 1943, y la salida del Ejército puede que haya apresurado el proceso, pero no lo provocó. El país estaba viviendo dentro de estructuras político-sociales desprestigiadas y envejecidas, y pugnaba por librarse de ellas. La revolución de junio ─puramente militar como fue su origen─ resultó la ocasión propicia que le permitió operar la mudanza. Como todo estaba en crisis ─ideas, instituciones, partidos y hombres ─ todo cayó.

¿Cuál es, pues el sentido y el alcance de esas transformaciones que Perón tomó para sí y plantó como banderas del movimiento que lo llevó al poder? De la transformación ideológica y política poco diremos ahora porque esa materia será tratada más extensamente en los dos siguientes capítulos. Baste, por ahora, advertir que el país ya no admitía como vigentes las doctrinas y las formas institucionales dentro de las cuales se venían moviendo a partir de la organización nacional. Es posible que a dar actualidad y estilo a esa voluntad en cambio, contribuyeran las corrientes políticas que a la sazón imperaban en varios países de Europa. Pero sería erróneo atribuirla exclusivamente a un proceso de contagio. Para demostrar que el mecanismo institucional ya no funcionaba normalmente baste recordar que en 1930 triunfó, por primera vez en setenta años, un movimiento revolucionario y de que el sufragio libre implantado en 1912 tuviera que ser `corregido´ por el fraude. Y a fin de no seguir multiplicando al infinito los ejemplos, advirtamos que una gran masa de población, tal vez la mayoría, se había alejado definitivamente de los partidos políticos. Cuando un pueblo se aleja de la vida cívica es, o bien porque se encuentra en el último estadio de decadencia o bien por estar en vísperas de un cambio fundamental. Creo que nosotros nos hallábamos en el segundo y no en el primero de estos dos casos.

El país estaba también en apetencia de una gran renovación social. Por lo que hace a esa materia, hay que admitir que la Argentina era, al producirse el movimiento de 1943, uno de los países más atrasados de América. Y conste que no lo decimos

47

porque creamos que el proletariado era aquí más pobre o más desdichado que en otras partes o que hubiera menos leyes de amparo y protección. Por el contrario, las condiciones de vida del trabajador argentino ─ rural o urbano ─ eran relativamente humanas e infinitamente mejores a la mayoría de sus compañeros de América Latina. Compárese, por ejemplo, la situación de un peón de estancia nuestro con la de un minero boliviano de esa época. Si la vivienda del obrero argentino era (y sigue siendo) mala, su nivel alimenticio era bastante superior al de las clases medias de cualquier país europeo. En cuanto a las leyes sociales de protección, si bien incompletas y deficientes, no dejaban de formar un cuerpo legal en general respetado.

El problema social argentino no era tanto el de un proletariado miserable y famélico como el de un proletariado ausente. Bien es verdad que la tardía aparición de nuestras clases trabajadoras en la escena pública obedece, en parte, a la carencia de gran industria y en parte a que esas clases, en un sector urbano, estaban hasta hace no muchos años compuestas por extranjeros. Pero en 1943 habían cambiado ya los datos del problema. La segunda guerra mundial y el consiguiente aislamiento económico habían impulsado bastante el desarrollo de la industria como para que varios millones de obreros urbanos dependieran de ella. Y en cuanto al problema de la nacionalidad, se había resuelto por obra del tiempo. Los abuelos y los padres extranjeros habían sido reemplazados por los hijos y los nietos nativos, y éstos vivían los problemas del país con el mismo interés y, desde luego, con los mismos derechos que las familias de arraigada tradición vernácula. Alguna vez habría, entre paréntesis, que analizar el siguiente patriotismo que en este país caracteriza a los hijos de la inmigración.

Los partidos marxistas intentaron movilizar antes que Perón estas fuerzas, pero no lo consiguieron sino de modo muy parcial y fragmentario. No lo consiguieron porque manejaban, en primer lugar, tópicos ideológicos antes que valores afectivos o temperamentales. Y en segundo lugar porque esos tópicos, en la medida que resultaban inteligibles, chocaban contra la incoercible resistencia de nuestros obreros a dejarse ganar por posiciones extremas. Es un lugar común decir que el socialismo no pudo nunca pasar el Riachuelo y será siempre un misterio para el europeo de un país industrial el hecho de que la mayor aglomeración obrera de la república ─ la de Avellaneda─ fuera el único lugar donde el caudillo conservador triunfó sin fraude hasta la hora de su muerte.

Así, pues, hasta 1945 el proletariado argentino no puedo, queriéndolo, sentirse solidario con el destino nacional. Nadie se había ocupado de hablarle su lenguaje, de vivir sus íntimos anhelos, de acercarse materialmente a él. Pedido en el pasado el recuerdo de Yrigoyen (que él tampoco fue estrictamente un caudillo proletario), gobernada por extraños, era inevitable que la clase obrera argentina se lanzara como un solo hombre tras el caudillo que pareciera expresarla. La transformación ideológica y la renovación social estaban, por tanto, postuladas por las condiciones históricas del país al finalizar el primer tercio del siglo. No hubiera sido imposible consumarlas de modo ordenado puesto que a ello coadyuvaba la gran riqueza del suelo y la índole pacífica de sus habitantes.

La grande y tal vez la única genialidad de Perón consistió en advertir la existencia latente de esas transformaciones y ponerse a su cabeza utilizando los resortes estatales que le había conferido la revolución de Junio y los que, luego, pudo arrebatar a sus camaradas de armas. Si logró hacerlo es sin duda porque poseía algunas de las dotes que signan a un conductor. Hablaba en un lenguaje claro, preciso y contundente, hecho para el simplismo de la multitud. Y sabía decir, en ese lenguaje, exactamente lo que la masa quería que se le dijera. En ese sentido restringido podría aceptarse la interpretación que hace del peronismo un fenómeno de magnetización colectiva. Sólo que mientras la mencionada exégesis quiere que la sugestión emanada de Perón haya sido la causa eficiente de su arrastre, a nuestro juicio no fue sino el agente catalítico o elemento adunante [sic.] de un movimiento que obedecía a motivos más hondos que su mero influjo personal.

Aquí es donde se atraviesa ese elemento de indeterminación que hace que la historia no sea una serie de hechos fatales concatenados por el principio de causalidad sino que ─ como todo lo que es humano ─ posea ese ingrediente de libre albedrío que vuelve imposible garantizar su curso. El factor libre era, en este caso, la personalidad del hombre que se puso al frente de esas transformaciones y les imprimió su sello. Su carencia absoluta de discernimiento entre el bien y el mal, su total indigencia de dotes de estadista, su monstruosa y creciente egolatría debían provocar ─ como provocaron─ la tergiversación y el falseamiento de una profunda y legítima ansia de renovación. Fue así cómo la renovación ideológica se diluyó en la pueril y balbuciente `doctrina justicialista, la transformación política en una reforma constitucional que si bien no tiene los perfiles diabólicos que ahora quiere asignársele, resultó, en definitiva, tímida y carente de técnica. Y la renovación social, aunque la obra más efectiva y duradera del régimen, se derrochó en pirotecnias demagógicas. Por eso señalamos al comienzo de este trabajo que la aventura peronista fue, por sobre todo, una gran oportunidad perdida. Y en la vida de los pueblos como en la vida de los hombres, las oportunidades no suelen presentarse dos veces.

Perón que, según hemos visto, fue mucho más médium que conductor de masas, exacerbó un problema que nos es común con toda Hispanoamérica y que forma como el nudo de este drama: el divorcio del pueblo con las clases dirigentes. Nos llevaría muy lejos un análisis a fondo del tema y la adjudicación de las correspondientes responsabilidades. Como siempre ocurre, lo probable es que también en este caso se encuentren equitativamente repartidas. El hecho en toda su crudeza está ahí, presente, y nos hiere físicamente por poco que nos asomemos a la realidad.

El auténtico mando nunca se ejerce por la sola imposición de la fuerza sino porque los que obedecen imitan a los que gobiernan, y Toynbee ha puesto en ese don de imitación o `mimesis´ el fundamento de su doctrina histórica. En una sociedad estable y ordenada los sectores naturalmente dirigentes poseen usos y estilos que son objeto de admiración e imitación por los restantes grupos de la comunidad. Cuando la sociedad entra en crisis, los sectores dirigentes pierden su estilo y dejan de ser

48

imitados. Pero como conservan algunos de los atributos externos del poder ─ sobre todo el dinero ─ el desinterés que el pueblo experimenta hacia ellos se convierte en desvío y del desvío se pasa fácilmente al odio.

Algo de eso ha venido ocurriendo en nuestro país, con la particularidad de que ese proceso natural y espontáneo fue violentamente estimulado por el acicate de la propaganda vertida desde los altavoces del Estado para agravar las diferencias y envenenar las discordias. Hubo, a Dios gracias, poderosos elementos que obraron para atemperar los choques sociales, y no fue el menor de entre ellos la existencia de una poderosa y vastísima clase media que siempre nos preserva de las catástrofes. Pero la propaganda, ayudando a un hecho real, no dejó de hacer su efecto. Por eso hoy encontramos allí donde se da un valor cualitativo, suspicacia y rencor. Aversión entre ricos y pobres, entre ignorantes y letrados, entre `oligarcas´ y `plebeyos´, tal es el cuadro que presenta una sociedad dividida consigo misma por causas históricas, pero sobre todo por obra de una voluntad maligna empeñada en separarla.

En las comunidades pequeñas, en las ciudades de provincia o en los pueblos de campo es donde ese corte horizontal se advierte con más nitidez. En ellos se ve claramente cómo el médico, el abogado, el escribano, el comerciante acomodado, el `placero´ forman una reducida cohorte a la que rodea la desconfianza del `poppolo minuto´. Ninguna cordialidad existe entre estos dos grupos, salvo la que accidentalmente pueda surgir de vinculaciones personales. Políticamente ellos se llaman `peronistas´ y `contra´. Pero estas son las designaciones políticas, y por ende superficiales, del hecho más serio y profundo que intentamos destacar: la separación de clases que ha puesto frente a frente a dos Argentinas y que amenaza malograr nuestro destino nacional.

Sí: que ha puesto frente a frente a dos Argentinas. Porque no olvidemos el hecho de que la revolución de septiembre de 1955 no fue solamente un movimiento en que un partido derrotó a su rival o en que una fracción de las fuerzas armadas venció a la contraria sino que fue una revolución en que una clase social impuso su criterio sobre otra. Esto acentúa la obligación de cerrar definitivamente el ciclo de la lucha e impone a los vencedores la obligación de ser especialmente templados y generosos.

Pido perdón por haberme metido en estas honduras sociológicas un tanto tangenciales porque ello me permite legitimar con fundamentos menos frívolos la afirmación de que en este momento, mucho más urgente que reparar la economía, que determinarse por la vigencia de una u otra Constitución, que castigar a los culpables de los robos públicos es restaurar la unidad nacional mediante la reconciliación de las clases sociales. No digo que sea más importante ─ eso va de suyo─ sino aun que es más urgente; porque la reordenación política y la recuperación económica no serán posibles si previamente no se suelda la fisura que hoy separa a los argentinos.

Ahora bien; creo sinceramente que la política seguida en los últimos tiempos no es la más indicada para lograr esa unificación. Por de pronto, el pueblo sabe bien, o intuye, que tras los abusos del régimen anterior ─ abusos que muchos dentro de él mismo condenaban─ se estaba plasmado una nueva realidad y que esa realidad respondía, en lo fundamental, a sus aspiraciones. Pero si oye decir que los últimos diez años sólo han traído miseria, deshonor y vergüenza, no lo creerá porque es afirmarle una cosa que, para él, está desmentida por los hechos. Bien está advertir que Perón no fue un taumaturgo que convirtió las piedras en pan. Bien está mostrar la traición y la estafa cometida contra la bandera que levantó. Pero todo lo que ha pasado en los últimos diez años no ha sido dañoso para él. No lo creerá porque tiene la certeza vivida de que ello no es verdad. Sabe el pueblo que, por más estafada que haya sido la causa que abrazó, algún fruto positivo le ha dejado. Sabe así que hoy es distinto el trato ─inclusive el trato social─ entre gentes de diferente origen, sabe que hoy no se puede desconocer el derecho de un hombre humilde, sabe que si el equilibrio social se ha roto no ha sido en su detrimento. Comiéncese a reconocer francamente y sin complejos de inferioridad estas verdades y entonces se habrá dado el primer paso para ganar su confianza.

Los partidos de la oposición ─ testigo de ello es el pasado mitin de la plaza del Congreso─ creen que la `desperonización´ del pueblo se logrará mediante la acumulación masiva de vituperios y la exhibición frondosa de los abusos cometidos. Error profundo, que prueba la pérdida de contacto de esas fuerzas con el alma popular. Una cosa es la reflexión objetiva y desapasionada del que analiza el problema `sine ira et studio´ y otra la diatriba lanzada como proyectil. Cuando los partidos políticos enjuiciaron públicamente al peronismo con vehemencia y con saña, no solamente hicieron el proceso a un gobierno sino que indirectamente se lo hicieron al pueblo que lo vivó y lo votó. Los fiscales del peronismo se volvieron sin quererlo los fiscales del país.

Proceso injusto a la par que impolítico. Porque si el pueblo siguió a Perón no fue, en general, por malas razones. Creyó ver en la nueva enseña un signo de su redención, y en cierta medida la encontró. Pudo haber aprovechado la carta blanca, que tuvo tantas veces, para cometer desmanes y nunca la provechó. Las violencias de los últimos días fueron la obra de esa escoria social que toda comunidad alberga; no puede ser atribuidas al pueblo. Casi podría afirmarse que en los diez años de peronismo no hubo un acto de atropello que no fuera ordenado desde el poder.

Esta actitud debe hacernos meditar seriamente sobre la bondad intrínseca de nuestras clases populares. Hoy se han cerrado, como decía, en actitud hosca porque se sienten acosadas y derrotadas. Pero acordémonos que en la hora del triunfo fueron magnánimas pudiendo no haberlo sido. Si conservan sentimientos de gratitud para con una época en la que juzgan haber mejorado de vida, no se tenga la dureza de obligarlas a confesar que fue, para ellas, una etapa de oprobio. Si otros no lo creemos así, no pretendamos imponer esa convicción y, sobre todo, no la convirtamos en tema de propaganda callejera. Hagamos borrón y cuenta nueva y dejemos los anatemas sobre el pasado inmediato a la más mediata posteridad. Ese silencio piadoso acerca de lo que puede dividirnos será el primer paso y el más eficaz para lograr la definitiva reconciliación del pueblo argentino.

(Fuente: AMADEO, Mario, Ayer hoy y mañana, Buenos Aires, 1956).

49

ERNESTO SÁBATO, EL OTRO ROSTRO DEL PERONISMO (1956)

EL HISTÓRICO DIVORCIO

Aquella noche de setiembre de 1955, mientras los doctores, hacendados y escritores festejábamos ruidosamente en la sala la caída del tirano, en un rincón de la antecocina vi cómo las dos indias que allí trabajaban tenían los ojos empapados de lágrimas. Y aunque en todos aquellos años yo había meditado en la trágica dualidad que escindía al pueblo argentino, en ese momento se me apareció en su forma más conmovedora. Pues ¿qué más nítida caracterización del drama de nuestra patria que aquella doble escena casi ejemplar? Muchos millones de desposeídos y de trabajadores derramaban lágrimas en aquellos instantes, para ellos duros y sombríos. Grandes multitudes de compatriotas humildes estaban simbolizadas en aquellas dos muchachas indígenas que lloraban en una cocina de Salta.

La mayor parte de los partidos y de la inteliguentsia, en vez de intentar una comprensión del problema nacional y de desentrañar lo que en aquel movimiento confuso había de genuino, de inevitable y de justo, nos habíamos entregado al escarnio, a la mofa, al bon mot de sociedad. Subestimación que en absoluto correspondía al hecho real, ya que si en el peronismo había mucho motivo menosprecio o de burla, había también mucho de histórico y de justiciero.

Se me dirá que no debemos ahora incurrir en el sentimentalismo de considerar la situación de las masas desposeídas, olvidando las persecuciones que el peronismo llevó contra sus adversarios: las torturas a estudiantes, los exilios, el sitio por hambre a la mayor parte de los funcionarios y profesores, el insulto cotidiano, los robos, los crímenes, las exacciones.

Nadie pretende semejante injusticia al revés. Lo que aquí se intenta demostrar es que si Perón congregó en torno de sí a criminales mercenarios croatas y polacos, a ladrones como Duarte, a aventureros como Jorge Antonio, a amorales como Méndez San Martín, junto a miles de resentidos y canallas, también es verdad que no podemos identificar todo el inmenso movimiento con crímenes, robos y aventurerismo. Y que si es cierto que Perón despertó en el pueblo el rencor que estaba latente, también es cierto que los antiperonistas hicimos todo lo posible por justificarlo y multiplicarlo, con nuestras burlas y nuestros insultos. No seamos excesivamente parciales, no lleguemos a afirmar que el resentimiento ─ en este país tan propenso a él ─ ha sido un atributo exclusivo de la multitud: también fue y sigue siendo un atributo de sus detractores. Con ciertos líderes de la izquierda ha pasado algo tan grotesco como ciertos médicos, que se enojan cuando sus enfermos no se curan con los remedios que recetaron. Estos líderes han cobrado un resentimiento casi cómico ─ si no fuera trágico para el porvenir del país─ hacia las masas que no han progresado después de tantas décadas de tratamiento marxista. Y entonces las han insultado, las han calificado de chusma, de cabecitas negras, de descamisados; ya que todos estos calificativos fueron inventados por la izquierda antes de que maquiavélicamente el demagogo los empleara con simulado cariño. Para esos teóricos de la lucha de clases hay por los visto dos proletariados muy diferentes, que se diferencian entre sí como la Virtud tal como es definida por Sócrates en los diálogos, y la imperfecta y mezclada virtud del propio maestro de la juventud ateniense: un proletariado platónico, que se encuentra en los libros de Marx, y un proletariado grosero, impuro y mal educado que desfilaba en alpargatas tocando el bombo.

Por supuesto, esta doble visión de la historia no es exclusiva de los dirigentes de izquierda, pues tampoco las damas que encuentra romántica a la multitud que en 1793 cantaba la Marsellesa comprenden que esa multitud se pareciera extrañamente a la que en nuestras calles vivaba a Perón; pero la diferencia estriba en que esas señoras ─ que conocen la Revolución Francesa a través del cuadro de Delacroix y de los hermosos affiches [sic.] que la embajada distribuye para el 14 de julio ─ no tienen el deber de entender el problema de la multitud, y los jefes de los partidos populares sí.

Pero de ningún modo lo han entendido. Despechados y ciegos sostuvieron y siguen sosteniendo que los trabajadores siguieron a Perón por mendrugos, por un peso más, por una botella de sidra y un pan dulce. Ciertamente, el lema panem et circenses, que despreciativamente Juvenal adjudica al pueblo romano de la decadencia, ha sido siempre eficaz cada vez que un demagogo ha querido ganarse el afecto de las masas. Pero no olvidemos que también los grandes movimientos espirituales contaron con el pueblo y hasta con el pueblo más bajo: eran esclavos y descamisados los que en buena medida siguieron a Cristo primero y luego a sus Apóstoles, mucho antes que los doctores de la sinagoga y las damas del patriciado romano lo hicieran. Tengamos cuidado, pues, con el paralogismo de que las multitudes populares sólo pueden seguir a los demagogos, y únicamente por apetitos materiales: también con grandes principios y con nobles consignas se puede despertar el fervor del pueblo. Más aún: en el movimiento peronista no sólo hubo bajas pasiones y apetitos puramente materiales: hubo un genuino fervor espiritual, una fe pararreligiosa en un conductor que les hablaba como a seres humanos y no como a parias. Había en ese complejo movimiento ─ y lo sigue habiendo ─ algo mucho más potente y profundo que un mero deseo de bienes materiales: había una justificada ansia de justicia y reconocimiento, frente a una sociedad egoísta y fría, que siempre los había tenido olvidados.

Esto fue lo que fundamentalmente vio y movilizó Perón. Lo demás es detalles.Y es también lo que nuestros partidos, con la excepción del partido radical y alguno que otro grupo aislado, sigue no viendo y, lo que es peor, no queriendo ver.

DOCTORES Y PUEBLO

50

Es que aquí nacimos a la libertad cuando en Europa triunfaban las doctrinas racionalistas. Y nuestros doctores no solamente han intentado desde entonces interpretar la historia argentina a la luz del racionalismo sino, lo que es más grave, han intentado hacerla.

Así se explica que nuestra historia hasta hoy haya sido dilemática: o esto, o aquello, o civilización o barbarie. Nuestros ideólogos han estado desdichada e históricamente separados del pueblo, en la misma forma, y con las mismas consecuencias, en que el racionalismo pretendió separar el espíritu puro de las pasiones del alma. Esta postura nos ha impedido comprender no solamente el fenómeno peronista sino también el sentido de nuestros grandes caudillos del pasado. Tal como la verdad de un hombre no es sólo su vida diurna sino también sus sueños nocturnos, sus ansiedades profundas e inconscientes; no únicamente su parte razonable sino también, y en grado sumo, sus sentimientos y pasiones, sus amores y odios; del mismo modo como sería gravísimo pretender que aquella criatura tenebrosa que despierta y vive en las inciertas regiones del sueño no tiene importancia o debe ser brutalmente repudiada, así cambien los pueblos no pueden ser juzgados unilateralmente desde el solo lado de sus virtudes racionales, de su parte luminosa y pura, de sus ideales platónicos, pues entonces dejaríamos fuera el lado tal vez más profundo de la realidad, el que tiene que ver con sus mitos, con su alma, su sangre y sus instintos. No desdeñemos ese costado de la realidad, no pidamos demasiado el ángel al hombre. En ese continente de las sombras, en ese enigmático mundo de los espectros de la especie, allí se gestan las fuerzas más potentes de la nación y es necesario atenderlas, escucharlas con el oído adherido a la tierra. Esos rumores telúricos son verdaderos e inalienables, porque nos vienen de los más recónditos reductos del alma colectiva.

Un pueblo no puede resolverse por el dilema civilización o barbarie. Un pueblo será siempre civilización y barbarie, por la misma causa que Dios domina en el cielo pero el Demonio en la tierra.

Nuestros ideólogos, fervorosos creyentes de la Razón y de la Justicia abstracta, no vieron y no podrían ver que nuestra incipiente patria no podía ajustarse a aquellos cánones mentales creados por una cultura archirrracionalista. Si aquellos cánones iban a fracasar brutalmente en países tan avanzados como Alemania e Italia, ¿cómo no iban a fracasar sangrientamente en estos bárbaros territorios de la América del Sur, donde hasta ayer el salvaje ímpetu de sus caballadas no encontraba límite ni frontera a sus correrías?

Y así se explican tantos desgraciados desencuentros en esta patria. Aun con las mejores intenciones, aquellos doctores de Buenos Aires, creyendo como creían en la supremacía absoluta de la civilización europea, intentaron sacrificar a las fuerzas oscuras, lucharon a sangre y fuego contra los Artigas, los López y los Facundos, sin advertir que aquellos poderosos caudillos tenían también parte de la verdad. Y que la visión concreta de su tierra, de sus montañas, de sus pueblos, les confería a veces la clarividencia que la razón pura raramente posee.

O las fuerzas oscuras son admitidas legítimamente o insurgen a sangre y fuego. El patético intento de nuestros ideólogos de Mayo de crear una patria a base de razón pura trajo el resultado natural: las potencias tenebrosas cobraron su precio, el precio sangriento y secreto que siempre cobran a los que pretenden ignorarlas o repudiarlas. Como en la cúspide de la civilización helénica, cuando Sócrates pretende instaurar el reinado del espíritu puro sobre el deplorable cuerpo, Eurípides lanza sobre la escena sus bacanales, pues los novelistas expresan sin saberlo lo que los hombres de una época sueñan en sus noches; como en la Alemania hipercivilizada de los Einsten y de los Heidegger, las fuerzas irracionales irrumpieron con el hitlerismo; así, aquel intento de nuestros doctores tenía que desatar por contraste la potencia dionisíaca del continente americano.

Lo grave de nuestro proceso histórico es que los dos bandos han sido hasta hoy irreductibles; o doctrinarios que creían en las teorías abstractas, caudillos que sólo confiaban en la lanza y el degüello. Y sin embargo ambos tenían parte de la verdad, porque representaban alternativa o simultáneamente las aspiraciones de los grandes ideales platónicos o las violentas fuerzas de la subconsciencia colectiva.

Nuestra crisis actual sólo ha de ser superada si se adopta una concepción de la política y de la vida nacional que abandone de una vez los fracasados cánones de la Ilustración y que, a la luz de la experiencia histórica que el mundo ha sufrido en los últimos tiempos ─ desde la crisis del liberalismo hasta hoy─, realice en la política lo que las corrientes existencialistas y fenomenológicas han realizado ya en el terreno de la filosofía: una vuelta al hombre concreto, al ser de carne y hueso, una síntesis de los disjecti membra que nos había legado la disección racionalista. Síntesis política que si en todo el mundo es ahora necesaria, en nuestro país lo es en segundo grado: tanto por la naturaleza bárbara de nuestra tradición inmediata, como por el exceso de nuestros nuevos ricos de la ilustración que, como siempre pasa con los imitadores, acentúan los defectos del maestro en vez de trasladar sus virtudes.

LAS BASES DE LA CONCILIACIÓN NACIONAL

Muy presumiblemente, las bases sobre las cuales ha de ser posible una conciliación nacional y con ella la palingenesia que ansiamos los que tenemos fe en nuestra patria, son:

1. COMPRENSIÓN DEL PUEBLO

La admisión de que grandes hechos se han producido en los doce años que transcurrieron entre 1943 y 1955: no únicamente demagogía [sic.] y tiranía, sino también el advenimiento del pueblo desposeído a la vida política de la nación. No sólo la

51

aparición del histriónico espectro de un gran demagogo, sino también el tumultuoso pero aleccionador espectro de las multitudes trabajadoras.

¡Cuidado con menospreciar esta aparición! Oímos todos los días a argentinos que lo hacen o que histéricamente propugnan la aniquilación del fantasma mediante la fuerza. La mayor parte de estos ciudadanos son los mismos o pertenecen a los mismos sectores que con su egoísmo y su miopía crearon las condiciones para el surgimiento de la tiranía. Cuidarse ahora de sus voces es evitar la repetición del funesto error, que con más sangre y más lágrimas habríamos de pagar.

No se quiere decir con esto que todos los hombres que pertenecen a las clases privilegiadas son necesariamente mezquinos y miopes. Por el contrario, de esas clases han salido nobles espíritus que han deseado y han luchado por la justicia social que ellos no necesitaban: el conde de Saint-Simon, Owen y Engels, el príncipe Kropotkin, Karl Marx, el conde León Tolstoi, y entre otros, Juan B. Justo y Alfredo Palacios.

Cuando Marx afirmó que la revolución social ha de ser obre de los trabajadores, porque no tienen nada que perder, dijo una de sus frases más célebres pero también más injustas, injusta hasta con su propia persona. Bien sabido es que el socialismo como doctrina es un producto cultural de la burguesía, nacida por sus propias contradicciones internas, y elaborada y lanzada al mundo por pensadores surgidos de sus universidades. No seamos injustos, pues, con la clase burguesa hasta el punto de olvidar que la teoría que preconiza el fin de su reinado ha nacido de su propio seno y que sin esa teoría la clase obrera no estaría más allá de sus meras peticiones de salarios y horarios de trabajo. Y esto lo dijo el propio Lenin.

Es peligroso que una revolución social sea invocada y dirigida por los que todo tienen que ganar. Y aquí mismo, en la Argentina, tenemos ya el ejemplo de lo que sucede cuando es encabezada por resentidos y delincuentes. Ojalá en estos momentos los mejores espíritus de nuestra burguesía comprendan la misión que históricamente les toca.

2. UN NUEVO SENTIDO PARA LA PALABRA LIBERTAD

En esta época en que el gauleiter que asesina cien mil eslovacos puede haber sido denominado Gran Protector de Eslovaquia, es evidente que se impone una restauración total. Si no hubiera otras manifestaciones, la profunda crisis del siglo XX se echaría de ver en la tergiversación y en la perversión de todas las palabras decisivas: Libertad, Justicia, Democracia, Soberanía, Patria, Nacionalismo, Pueblo.

El ascenso de Perón se vio facilitado por el descreimiento que nuestros trabajadores habían llegado a sentir con relación a los viejos partidos. Y se descree comparando las palabras que se pronuncian con los hechos que se realizan. ¿Cómo podían creer los trabajadores en la palabra Libertad, que a cada instante pronunciaban los dirigentes políticos, si al menos intento de huelga eran perseguidos y encarcelados? Con plena razón, cuando ahora oyen a los resucitados líderes de viejos partidos hablar de la `restauración de las libertades´, pueden preguntarse de qué libertad se está hablando. Y les asiste todo el derecho al decrecimiento, si esa sagrada palabra no aparece respaldada por el concepto de justicia social, y, sobre todo, si ese nuevo concepto no es respaldado inmediatamente por los hechos.

Porque es por lo menos sospechoso que la palabra libertad sea invocada por los grandes empresarios y los capitanes de las finanzas. Los obreros saben, amargamente, que para esas personas `libertad´ significa la libertad de sujetar al asalariado mediante la sola, dura ley de la oferta y la demanda, y la de entregar la riqueza nacional a los consorcios internacionales.

Nadie debería poder invocar nuevamente ese sentido de la libertad, el egoísta sentido del viejo individualismo y el de la injusticia social.

Pero cuando decimos justicia social no queremos significar demagogia, pues la demagogia es a la democracia lo que la prostitución es al amor. La demagogia pretende así instaurar la justicia social, mas sólo alcanza a desatar la irresponsabilidad civil. Y como no puede haber auténtica libertad sin un correlativo sentido del deber, paradojalmente toda demagogia ─ que parecería el colmo de la libertad─ concluye en la tiranía y en la esclavitud.

De modo que así, como no queremos libertad sin justicia social, tampoco queremos justicia social sin libertad.

3. LOS SINDICATOS A LOS TRABAJADORES.

Llevados a los tribunales ordinarios los delincuentes ─ que para eso en un régimen republicano hay una justicia independiente─, los sindicatos deben ser entregados sin más a los trabajadores. Nuevos resentimientos y más sabotajes provocará cualquier intento de mantener las intervenciones o los dirigentes que, por una razón o por otra, son repudiados por la masa obrera. La independencia sindical ha de ser uno de los fundamentos del nuevo orden nacional. Y los que pretendan copar los sindicatos, con el curioso y paradojal argumento de la democratización, no sólo harán un grave mal a la democracia sino que serán un factor más en el advenimiento de una nueva oleada peronista. Ésta no es una predicción: es una constatación de lo que ya está sucediendo.

Mientras la ardua cuestión de los sindicatos no se resuelva no habrá paz social y no existirá la más remota posibilidad de reconstruir la economía del país. Ya que el aumento de la productividad sólo podrá obtenerse mediante la fe y el fervor de los trabajadores por una patria que también sientan suya.

4. NI VENGANZAS NI PERSECUCIONES.

52

En todos los tiempos, las revoluciones se han presentado para la satisfacción de odios personales y para la ejecución de venganzas largamente acariciadas. En nombre de la pureza se intenta legitimar los sentimientos más bajos.

Pero, aparte de que es lógico dudar de la pureza de seres que se entregan a tales concupiscencias, aparte de que los hombres más grandes suelen ser los más generosos ─ sobre todo cuando tienen la fuerza en sus manos y cuando sus adversarios son débiles o han quedado desválidos─, una revolución de significado moral como la de 1955 debía proceder siempre con la máxima responsabilidad y con un profundo sentido de justicia. Habría que agregar: con algo más que sentido de justicia, pues, como dice un personaje de Dostoievsky, el que se cree estrictamente justo ni siquiera es justo, ya que al lado de esa durísima instancia los hombres deben dejarse aconsejar por sentimientos más cercanos a la imperfecta condición humana, y en particular por la grandeza de espíritu y por la generosidad hacia el vencido.

Lo que no implica olvidar todo lo pasado, ni perdonar los crímenes que cometió la dictadura, sino juzgarlos y penarlos en el más alto plano espiritual, adonde no puedan llegar ni el deseo de persecución ni el espíritu de venganza:

Let us be sacrificers, but no butchers.Lo que, desdichadamente, demasiado a menudo ha sido olvidado.

5. RECONOCIMIENTO DE QUE TODOS HEMOS SIDO CULPABLES.

Se habla mucho, se habla excesivamente, de que debe reeducarse a la masa peronista. Es hora de que comprendamos la urgencia de reeducar también a la masa antiperonista.

En primer término, porque no se puede luchar durante años contra un enemigo poderoso sin concluir por perecerse bastante a él. En segundo término, porque todos somos culpables, de alguna manera o de otra, directa o indirectamente, ligera o notablemente, de la funesta historia: las clases pudientes, por haber preparado el advenimiento del tirano; la Iglesia, por haberlo apoyado hasta sus últimos momentos, hasta sufrir en carne propia el insulto y la opresión que los demás habíamos venido sufriendo durante diez años; los cuerpos armados, por haber soportado la tiranía, por haberla apuntalado con la fuerza de sus regimientos y por haber cedido en buena medida a la corrupción general; la prensa, por haberse sumado en su casi totalidad al coro ditirámbico, más propensa a defender su negocio que a defender la verdad y la salud de la república; los profesores, por haber sido cómplices pasivos en su inmensa mayoría; los maestros, por haber enseñado los sofismas destinados a deformar el alma de nuestros niños; los escritores e intelectuales, porque no supimos comprender a los desposeídos, en nombre de la Ilustración; los grupos nacionalistas, en fin, porque en nombre de Dios y la Soberanía Nacional olvidaron o despreciaron la Libertad, ayudando así al fortalecimiento espiritual del dictador y a su fortalecimiento físico mediante las siniestras fuerzas de la Alianza, con el resultado de que ni siquiera sirvieron a Dios ni a la Soberanía, pues ni Dios quiere esclavos ni una nación de lacayos puede llegar a ser soberana. Dejémonos, pues, de dividir a la patria en réprobos y elegidos, con la piedra de toque de una pureza que ninguno de nosotros tiene.

Y no incurramos ahora en los mismos defectos y vicios que hemos recriminado a la tiranía; no pretendamos unanimidad de juicio, no califiquemos a nuestros adversarios de enemigos de la nación, no busquemos torpemente la manera de cerrarles la boca, no prohibamos sus diarios y periódicos.

Si hemos de desmontar de verdad la famosa máquina, empecemos por desmontar la parte de esa máquina que sutilmente se fué levantando en nuestros propios espíritus.

(Fuente: SÁBATO, E., El otro rostro del peronismo, carta abierta a Mario Amadeo, Buenos Aires, 1956).

REVISTA CONTORNO, PERONISMO ¿Y LO OTRO? (1956)

Poco tiempo antes de la revolución de septiembre enviamos a la imprenta los originales del número de CONTORNO dedicado a la novela argentina. Producida aquélla, sentimos que quizá era necesaria una aclaración: una de esas notas por medio de las cuales se deslindan posiciones y se le indica al lector que algo no significa lo que parece ─o lo que significa en realidad. Nos sentimos tentados de establecer que durante todos los años del peronismo no nos habíamos entregado. Y por no habernos entregado entendíamos no solamente no habernos entregado al peronismo, sino tampoco al antiperonismo; que habíamos luchado─ con mayor o menor eficacia, con éxito o sin éxito─ para distinguir la verdad sobre lo que estaba ocurriendo en el país.

Unos momentos de reflexión nos convencieron de lo gratuito que sería explicar ninguna circunstancia particular: caímos en la cuenta de que nuestro lenguaje durante el peronismo más crudo debía seguir siendo idéntico a sí mismo y que el margen de nuestra libertad había estado mínimamente fijado por exigencias exteriores. Aquello que a los intelectuales les fue vedado por la dictadura nunca tuvo un carácter fatalmente problemático. Era, por cierto, riesgoso escribir sobre política o actuar en política. Pero jamás faltó la suficiente libertad de autoengañarnos y declarar paladinamente que se nos impedía tocar la realidad más urgente y atractiva. Los intelectuales argentinos en su casi totalidad preferimos disfrazar nuestra inepcia con resignadas y lamentosas imputaciones a un sistema que no nos respetaba ni nos admitía. Seriamente lo concreto y lo histórico es que, salvo casos aislados muy especiales, el conjunto de la realidad nos pasaba tan inadvertido que casi todos pudimos creer que el diablo, como en un

53

cuento de Payró, andaba por estos lugares. La ineficacia y la falta de carnalidad eran más bien impotencia que el peronismo excusaba cómodamente.

El grupo que hace CONTORNO nació a la vida activa cuando las cosas eran aparentemente fáciles: un nacionalista era, generalmente, un biznieto de inmigrantes, partidario de los gobiernos fuertes, y en abierta oposición a todos los movimientos e ideas populares. Desde esa derecha hasta la izquierda comunista se graduaban infinitas tendencias, agrupaciones y núcleos de intereses. Ese cielo clásico se repetía en todos los órdenes, como algo lógico y admitido: en literatura, desde Boedo a Marechal.

Debajo de ese esquema político se movía una realidad social mucho más compleja. Sobre ambos irrumpió el peronismo en momentos en que todavía nosotros no habíamos superado el esquema. Nosotros tomamos partido fácilmente frente a los militares y los nacionalistas hispanizantes. Pronto advertimos la calidad de algunos de los aliados que habíamos adoptado y que, si bien las masas estaban casi unánimemente de un lado, apellidos iguales o parecidos estaban instalados en ambas márgenes. Fuimos advirtiendo la invalidez del esquema a medida que el peronismo iba desarrollándose en respuesta a particulares circunstancias de nuestra realidad. En frente también ocurrían transformaciones de signos diversos, opuestos o coincidentes ─ nuestra realidad se revelaba tal como es: compleja y fluida.

Nosotros no pretendimos nunca un eclecticismo de cuerda floja, y obvio sería decirlo, sufrimos personalmente los largos años del proceso peronista sin tener tras de nosotros ni armas ni experiencia como para ubicarlo sin ese máximo de angustia que llevamos como saldo en nuestra obra. En cierto sentido, el grupo de CONTORNO, como la mayor parte de los hombres que tienen ahora entre veinticinco y treinta y cinco años de edad, se frustró en cuanto padeció, porque no le era dado actuar, un momento ambiguo tironeado por fuerzas ambiguas y apetencias que sólo en la acción podían clarificarse y precisarse. La ambigüedad fue mayor para nosotros que para los que poseían una técnica del vivir, comprensiva del reposo y exigente del cumplimento de esquemas claros o cuando menos tradicionales, porque lo que quisimos escribir tenia, y tiene, una inserción específica y dolorosa en esa realidad que no termina por adquirir una forma de fácil captación.

Nuestro primer paso fue ganar, por lo menos una conciencia activa de esto último, lo que nos hizo desechar por mentirosas todas las expresiones que pretendían esquematizar y reducir nuestras convulsiones a perfiles de un simplismo interesado e históricamente desvirtuado a cada rato.Quisimos entonces ver qué cosa era ese fenómeno complejo y discutible por el que atravesó el país, y lo fuimos haciendo por el examen de las manifestaciones que de algún modo lo comprendían o lo ubicaban. Y quisimos igualmente ponernos a razonar sobre lo que había pasado, pero desde adentro, como individuos que escriben mojados después de la lluvia, no como aquéllos que se pretenden secos, intactos y señores de todo el universo.

Nos sentimos incómodos dentro de nuestra propia piel. Nos escuecen y molestan las generalidades sobre una realidad que es una de las formas de nuestra tarea, y por eso somos antipáticos y molestos con quienes se escudan en aquéllas. Tal vez no haya descubrimientos deslumbrantes en nuestra actitud. Pero algo sí hemos descubierto, seguramente para nosotros, aunque quizá también para otros, y es que no tenemos derecho a recogernos en la sospechosa penumbra de una libertad que por ahora es solamente el argumento de los satisfechos y el contra argumento de los hambrientos.

Por esta convicción hemos matado en nosotros las grandes fórmulas que ocultaron desde siempre el transcurso de la realidad ante los ojos del proletariado. Y eso ocurrió mucho antes de que el peronismo cayera víctima de sus propios vicios y de su ceguera. Y por eso, sin pretender la posesión de claves que las reemplacen ni de verdades necesaria e inmediatamente compartibles, nos hemos propuesto enfrentar el riesgo de decir: esto del peronismo, sí; esto del peronismo, no.

Tanto por el hecho de ser escritores como de no haber sido peronistas, no podemos dar testimonios específicos. Para testimonios están los de otros, algunos de los cuales nos parecen ejemplificadoras parábolas y otras lúcidas manifestaciones quizá removedoras de nuestra propia conciencia. Los de los antiperonistas llenan los diarios de todos los días, más o menos sinceros o hipócritas. Los de los peronistas de ayer llenaron los diarios de estos diez años. Damos entonces el de un peronista de hoy.

Al alcance de todos los que quieran verlos hay un museo de testimonios perfectamente expresivos, aquello de lo que el peronismo se hizo cargo y de lo que abominamos también nosotros y la detestable desvirtuación que en el mismo ámbito se concretó en sus doce años vivos y sus muchos años muertos; lo que pese al peronismo despertó y significó de surgimiento de una conciencia de los oprimidos con sus derivaciones de albedrío delincuente y matón; aquello que dio la pauta del tinte reaccionario que terminó por derribar al peronismo y que implicó al principio un compromiso moral abominable por parte de nuestras clases `morales; lo que hubo de lenguaje nuevo y expresión inaudita en la clase obrera y lo bajamente policiaco que contenía el peronismo; aquello que en el plano meramente político significaba una rémora y que fue superada por el peronismo; la pequeña cínica filosófica conservadora en relación con el elemental lenguaje político en que se empleó el peronismo, ignorante del compromiso que significa hablar y expresarse, un compromiso mayor que juntar gente en camiones y picanear en las comisarías.

De lo que quede de nuestro número no podemos dar cuenta todavía. Estamos viviendo un momento de eufemismos que puede convertirse en una trágica coyuntura. Decir los nombres de las cosas, aunque sea con violencia y acritud, es una de las formas, pese a todo, más efectivas del diálogo que no nos resolvemos a cerrar en aras de una beatería liberaloide ni de un bizantinismo declaratorio, tan del gusto de los honrados pero deshonestos dirigentes de la `intelligenzia´ argentina.CONTORNO

(Fuente: Revista Contorno. Julio de 1956, Nos. 7-8).

ISMAEL VIÑAS, “MIEDOS, COMPLEJOS Y MALOSENTENDIDOS”

54

Hay un hecho que no sé si se ha notado bastante: los argentinos -todos los argentinos- hemos vivido estos años cada uno convencido de que tenía razón, y asombrado, o irritado, de que otros -los otros- no compartieran sus creencias.

Los peronistas hablaban de contreras, de vendidos al oro foráneo, de repartir leña, sogas y tiros.Los antiperonistas no podíamos creer que éramos minoría. Algunos hablaban de fraude. Otros, del peso irresistible de la

propaganda. Las izquierdas y los populistas se sentían defraudados por las masas. Las derechas hablaban de la ignorancia del populacho –o del pueblo, si es que era en público, porque los votos, de cualquier modo hay que cultivarlos. Todos proponíamos métodos, de reeducación: tiros, escuelas, lo que sea.

A pocos se les ocurre que las razones de los otros puedan ser tan válidas para ellos como las nuestras para nosotros.Los intelectuales y los ideólogos burgueses están muy seguros de sí mismos. El tan mentado número 237 de Sur es una

enciclopedia de suficiencia. Todos seguros de la Verdad, de su Verdad, de mi Verdad. Todos con buena y segura conciencia. Todos empeñados en que debemos enseñar la Verdad (mi Verdad, nuestra Verdad) a los pobres engañados. Nadie tiene una duda.

El problema aparece cuando hay que indicar el medio para tal pedagogía: los eventuales alumnos tal vez no estén tan dispuestos a dejarse enseñar. En todo el número de Sur el único que parece haber encontrado una solución concreta es el señor Paita. Claro que la solución es negativa: no dar el derecho de voto sino a quien demuestre haber aprendido. Premio al buen alumno: la ciudadanía. Transa sin embargo por entregarla a quienes cursen la enseñanza primaria.

No es mala idea. Estaremos al menos seguro de que los incendiarios, los torturadores, los payasos y los vendidos al oro extranjero (categorías evidentes de argentinos) no serán analfabetos. En los seis primeros grados enseñaremos la Verdad (nuestra verdad, por supuesto) y ya no tendremos más sustos los poseedores de la República.

(Fuente: Revista Contorno. Julio de 1956, Nos. 7-8).

55

DOCUMENTOS SOBRE LOS GOBIERNOS RADICALES DE FRONDIZI E ILLIA_________________________________________________________________________________

ROGELIO FRIGERIO, “EL CAMINO DEL DESARROLLO”

Nos proponemos, en este trabajo, examinar los caminos de la lucha contra el subdesarrollo en América latina. La discusión en este ámbito cuenta con una valiosa contribución realizada por la CEPAL, el organismo regional económico de las Naciones Unidas, identificado en la figura de su fundador y máximo expositor, el economista argentino Raúl Prebisch, cuya actuación ha superado ya el cuadro latinoamericano y se proyecta al escenario más vasto del comercio y el desarrollo mundiales. En torno de la CEPAL y sus trabajos se ha formado, prácticamente, casi toda la generación de economistas latinoamericanos. Por eso no puede prescindirse de Prebisch y la CEPAL cuando incursionamos en el campo de la política del crecimiento en nuestra región. Partiendo del reconocimiento de la excelente participación de este grupo en el tema que abordamos, queremos señalar sus aciertos, y nos atrevemos también a descubrir los puntos débiles, que, a nuestro juicio, impiden que los análisis y proyectos de la CEPAL y de Prebisch configuren una base efectiva para orientar la lucha práctica de las naciones latinoamericanas contra los factores que se oponen a esa auténtica liberación. Estos puntos débiles, estas contradicciones de fondo, yacen disimuladas bajo un repertorio de ideas y proposiciones que tienen toda la apariencia de una teoría orgánica y eficiente, sin duda, muy bien inspirada. Pero dudamos fundadamente que su aplicación nos guíe hacia el más directo y verdadero camino, por el que tanto Prebisch como todos los latinoamericanos queremos avanzar. De ahí la importancia que asignamos a una revisión detenida de toda la política del crecimiento económico en América latina, tendiente a superar las debilidades de la literatura originada en un grupo de tanta influencia en nuestro continente. Confiamos en que estas fallas surgirán de la exposición de fines y medios de la política que propugnamos para América latina y de la comparación que haremos con las tesis de la CEPAL.Premisas básicas

1) No hay una economía política del desarrollo como categoría distinta a la economía política general. Las leyes de esta última rigen toda la vida económica mundial, y la deliberación que se ponga en la adopción de una política del desarrollo debe partir del reconocimiento de esas leyes. Por consiguiente, están condenadas al fracaso las medidas que pretendían eludir o torcer la gravitación de las leyes de la economía, partiendo de la base que ellas pueden ser objeto de un tratamiento subjetivo dictado por consideraciones políticas. En esta falacia se incurre cuando se invoca la “comprensión”, la “buena voluntad”, hacia los países subdesarrollados para preservarlos de una u otra desviación ideológica o política, o simplemente como deber humanitario hacia ellos. El crecimiento económico del mundo subdesarrollado es un hecho objetivo que forma parte de un proceso de integración económica mundial, presidido por las leyes objetivas de la economía. El margen ––muy amplio–– de deliberación y elección voluntaria de los medios para impulsar y acelerar ese proceso universal no es independiente, sino dependiente del juego de leyes y factores predeterminados. Hay que adaptar a éstos la política voluntaria, y no, al revés.

2) No hay una política de los países subdesarrollados enfrentada e incompatible con la política de los países desarrollados. Del mismo modo que el esquema de la división internacional del trabajo del siglo XIX definía una estructura mundial indivisible, las tendencias universales de esta segunda mitad del siglo XX son válidas e imperativas para el sector adelantado y el sector rezagado por igual. Las rupturas e incompatibilidades que todavía configuran una apariencia de conflicto son precisamente resabios de la crisis que invalidó aquel viejo esquema y están condenadas a desaparecer en la transición definitiva de las viejas formas a las nuevas. Éste es el proceso dinámico que estamos obligados a reconocer, orientar y utilizar en nuestra acción del crecimiento. Por consiguiente, es errónea toda política que arranque de la noción de enfrentamiento irreductible de los intereses de uno y otro mundo, y es acertada, en cambio, toda política que parta de la noción de la integración y unidad de intereses entre ellos. Lo cual no equivale a desconocer que subsisten criterios muy generalizados que aún no han alcanzado a percibir la objetividad y la necesidad del proceso, como lo demuestra el anacronismo de ciertas posiciones políticas de derecha y de izquierda frente a la revolución que se está operando vertiginosamente en nuestros días.

3) No hay integración mundial ni integración regional que pueda ignorar o pretenda reemplazar el proceso de integración nacional, que es la base indispensable del desarrollo económico de nuestros países. La quiebra definitiva de la estructura económica basada en la complementación entre naciones industriales y países proveedores de alimentos y materias primas tiene una consecuencia objetiva y cierta: la dislocación del intercambio mundial, que se nutría de aquella complementación, obliga a replantear los términos hacia una sola salida: el nuevo intercambio tiene que realizarse entre unidades nacionales y regionales progresivamente integradas, o sea, progresivamente ascendentes en su propio proceso de industrialización, de altos ingresos y de creciente aptitud adquisitiva. La viabilidad de la economía mundial, que antes se satisfacía con el intercambio entre países productores primarios y países productores de bienes de capital y manufacturas, depende ahora del intercambio entre países industriales y países industriales. Y esto es válido en escala mundial lo mismo que en las llamadas “comunidades regionales”. La comunidad regional debe integrarse en su ámbito, para incorporarse solventemente al intercambio mundial. Y dentro de la comunidad regional, cada nación debe integrarse en su ámbito interno para incorporarse con solvencia al intercambio regional o mundial. Por consiguiente, es la suma y la coordinación entre unidades nacionales integradas las que hacen la solvencia de la región y las que concurren a la expansión del intercambio mundial. Es errónea toda política que debilite o posponga la integración de cada nación con el argumento de que es más económica, menos gravosa o más expeditiva la complementación y la división del

56

trabajo dentro de la comunidad regional. Tal concepción es contraria a la dinámica de los grandes cambios tecnológicos que se operan velozmente en nuestra época y es contraria a la dinámica de la expansión, también vertiginosa, de la producción y de los recursos del mundo desarrollado. Estos dos factores tornan inevitable la industrialización integral de cada unidad nacional para participar de un mercado mundial gobernado por la masividad de la oferta.

4) El concepto de integración nacional no es cuantitativo ni se limita a postular la industrialización del país. Es una noción histórica vinculada al desarrollo económico en esta etapa de la evolución de la humanidad, pero superior a sus expresiones materiales o a los índices económicos del producto bruto o del ingreso per cápita. Un país puede tener altos coeficientes en las categorías aludidas y todavía no será una nación. No lo son, por ejemplo, países y regiones de muy altos ingresos producidos por la explotación y exportación de materias primas de gran valor en el mercado mundial, como los minerales preciosos o el petróleo. Tampoco lo sería un país cuyo desarrollo industrial estuviera concentrado en una porción del territorio mientras vastas extensiones se mantuvieran en el aislamiento y el subdesarrollo. Por eso, la política del crecimiento nacional se asienta en la noción de la integración geoeconómica, de la distribución armónica de los ingresos entre las diversas regiones del país, de la comunicación fluida entre ellas, de la formación de un mercado nacional único, de la elevación del nivel de vida y de la cultura de todo el pueblo, de la interacción de la economía urbana y la rural. En una palabra, los factores materiales de la unidad de la nación conjugados para favorecer su unidad histórica tradicional, su conciencia histórica comunitaria. No hay política integral del desarrollo que pueda dejar de computar estos elementos o que se resigne a diluir la personalidad nacional, el concepto irrenunciable de nación, en una estructura regional basada solamente en la complementación de unidades nacionales débiles, fragmentadas o deficientemente integradas. La fuerza del todo es incapaz de suplir la debilidad de las partes.

(Fuente: Clarín, 20/9/1964)_________________________________________________________________________________________________________

ROGELIO FRIGERIO, ¿QUÉ APORTA EL PENSAMIENTO ARGENTINO A LA INTEGRACIÓN?

[…] ¿Qué aporta al pensamiento argentino la integración? ¿Cuáles son sus rasgos principales? Un nuevo concepto de la Nación, que supera al puramente espiritual del nacionalismo, al puramente constitucional del liberalismo y al absolutamente negativo del comunismo local. Para nosotros, según dijimos alguna vez, `la Nación es una categoría que abarca, integra y armoniza en su universalidad a todas las regiones, grupos sociales, actividades económicas y las corrientes ideológicas y políticas´.

Un concepto que tiende a integrar, no a disociar; que une, en lugar de dividir. Un nuevo concepto de la economía que supera al tradicional librecambio de la oligarquía, a la falacia doctrinaria y económica del peronismo, y a la tesis europeístas no nacionales del socialismo y del comunismo locales. Sus características son su profundo contenido integrador, que tiene da extender a toda la Nación los beneficios del desarrollo experimentado por el ámbito de los 300 kilómetros que rodean el puerto de Buenos Aires; su concepción del desarrollo económico, no como un proceso espontáneo librado únicamente a las fuerzas del mercado, sino como una obra consciente de la nacionalidad, que escoge el rubro o las zonas en que deben echarse las bases materiales, fundamentales, del desarrollo; el papel de la industria pesada como presupuesto básico de la expansión industrial y agraria, como creadora y unificadora del mercado nacional, que supera la estrechez económica y el estancamiento social; el impulso complementario del incremento de medios de comunicación.

A las viejas fórmulas del reformismo liberal, consistente en la colonización progresiva, y a la reforma agraria proclamada por las izquierdas, la integración nacional responde concretamente: el problema agrario no es un problema de propiedad sino de productividad. No puede ni debe ser aislado del conjunto de la economía nacional. Sus debilidades estructurales, la débil composición orgánica del capital, son las mismas del conjunto de las empresas del país. Aislarlo significa hacer prevalecer un sector en perjuicio del otro y, en definitiva, en perjuicio del todo nacional. Sin industrialización –acero, pare mecanizar; petroquímica, para fertilizantes y plaguicidas; energía en todo el territorio- no hay desarrollo del agro; la división de la tierra no altera la estructura de la economía agraria; el chacarero no se libera del pago de la renta. Lo que antes pagaba al terrateniente, lo pagará luego al banco. La posesión de la tierra, vieja aspiración del agro, será el corolario del desarrollo de la empresa agrícola, y éste la consecuencia de la aplicación de las conquistas de la ciencia y de la técnica.

El nuevo concepto del papel de los trabajadores argentinos es ser parte principalísima de la Nación; integrarse en ella es su destino histórico. De esa manera se realizan como clase y como parte de un todo, valores entre los cuales no puede haber antagonismos. Fuera de la Nación – al margen de ella o contra ella- carece de perspectivas y anula las de las demás clases sociales y del pueblo en su conjunto…La Nación es el continente cuya plenitud presupone el contenido de la totalidad de las clases sociales que la integran. Sin la clase trabajadora, el contenido carece de densidad y de homogeneidad y se incapacita para llevar a la comunidad a la altura de su destino´.

¿Cómo alcanzar tan grandes objetivos? Por el Plan de Desarrollo y Estabilización, que no es el producto de las elucubraciones de sociólogos de gabinete, sino que responde a las exigencias históricas de la Nación, exigencias ineludibles que no admiten discusión, porque son objetivas, ni esperan, porque son apremiantes y perentorias, ya se trate de las aspiraciones de la llamada burguesía nacional o de las necesidades de la burguesía agraria, ya de las reivindicaciones inmediatas o históricas de los trabajadores o de la cultura argentina. O bien se realizan, por la integración de todas ellas en el gran complejo nacional, o la Nación se disgrega, carente de unidad espiritual y de base material unificada.

57

En esta síntesis programático-doctrinaria están comprendidas las vicisitudes históricas y las experiencias del movimiento nacional. Éste se ha debatido, hasta ahora, en medio de una dolorosa orfandad doctrinaria. No podía suplirla el viejo liberalismo, ni llegó a proporcionarla la `izquierda nacional´. Hallar la fórmula integradora que diera solución a los problemas más acuciantes de la nacionalidad fue la tarea que se impuso la integración. La alternativa sería una nueva derrota del movimiento nacional. Toda doctrina, toda tendencia que, de alguna manera, niegue la necesidad – que no es ideológica sino objetiva- de la integración nacional, en extensión geográfica y en profundidad de sus clases sociales, se halla condenada al fracaso. Sea cual fuere su importancia cuantitativa, sean cuales fueren los entusiasmos juveniles que puedan despertar en virtud del brillo o la elocuencia de sus expositores, finalmente no prevalecerá. En materia histórica, lo que no contribuye a engendrar las tendencias de la unificación nacional y la superación de sus dificultades orgánicas, por ambicioso y brillante que sea el movimiento que esgrima tales ideas, nace herido de muerte. En cambio, por penosos y difíciles que sean los comienzos de una ideología cuyos objetivos, ordenados sistemáticamente y congruentemente expuestos, sean los de unificar a las distintas clases sociales, en el sentido de alcanzar sus metas de superación económica, de independencia, de soberanía y de creciente gravitación, en escala continental y aun mundial, está definitivamente asegurada.

La idea de la nacionalidad como una gran síntesis, en la que se integran finalmente las diversas corrientes históricas de nuestro pasado, da la clave para interpretar la historia argentina sin partidismos exclusivistas. Negamos valor científico a las teorías que representan a los hombres del pasado o del presente en términos absolutos de encomio o desmedro, en términos de blanco o negro, virtud o vicio. En tal sentido, es tan falsa la escuela liberal como el revisionismo rosista. La verdad es que, más allá de sus rivalidades y luchas, hay una evolución coherente e ininterrumpida del país, desde la colonia hasta nuestros días. Ningún elemento de este proceso es extraño a la perfecta continuidad con que se van transformando las estructuras, para adaptarse a las necesidades reales y objetivas de la Nación en su desarrollo. […]

(Fuente: Antología, vol. II “Desarrollo y desarrollistas”, s/l, s/f, s/e).

LA PRENSA, “DIRIGISMO ECONÓMICO Y RETROCESO EN LA ARGENTINA” (12/2/61).

El problema de nuestro desarrollo económico preocupa a todos los sectores del país. Hay un consenso general de opiniones sobre la situación de retardo en nuestro progreso y la necesidad de su pronta expansión. Pero, cuando se pasa a tratar de los fines hacia los cuales debe tender el desarrollo y de los medios para alcanzarlo, las ideas que se expresan son muy diferentes y a veces antagónicas. Que el desarrollo de nuestra economía debería permitir a la población gozar de un mejor nivel de vida también parece ser opinión generalizada, aunque algunos sostienen la necesidad de sacrificar en alguna medida el presente para asegurarnos un futuro mejor. Cualesquiera que sean las divergencias actuales sobre los fines y los medios para expandir nuestra economía, es indudable que un gran sector de la opinión pública considera que el “desarrollo económico” es producto de la acción del gobierno. “Desarrollar”, según ese modo de pensar, supone un plan trazado y administrado por el Estado, y que las metas y los medios deben ser fijados y elegidos por la burocracia gobernante. La idea de planificar para desarrollar nació en la Rusia comunista de la década de 1920 a 1930. Más tarde fue también adoptada y llevada a la práctica por los países fascistas y aun por algunos democráticos.

La planificación de la vida económica por el Estado presupone que la sociedad es un inmenso taller o fábrica en el cual el ciudadano-obrero, con objetivos prefijados, produce y consume lo que se le manda y lo que se le permite. Donde impera la libertad económica, por el contrario, los gobernantes no son “conductores”, ni son tampoco los “gerentes”de las naciones. Son meramente los guardianes de un orden creado a lo largo de la evolución secular de la humanidad, dentro del cual cada uno actúa con el objeto de satisfacer sus propias necesidades y aspiraciones, para lo cual, a su vez, tiene que tratar de satisfacer las necesidades y aspiraciones de sus semejantes. El ciudadano, en una comunidad libre, produce los bienes y servicios que le demanda el resto de la comunidad.

El ciudadano-consumidor es el “rey”, a quien todos deben servir lo mejor posible. El “desarrollo”, en una comunidad planificada, es el resultado de la acción del gobierno. Como ya lo hemos dicho, las metas y los medios son fijados por el Estado. El “desarrollo”, en una sociedad libre, depende básicamente de la iniciativa y del trabajo de los propios miembros de la comunidad. No hay “metas” prefijadas por nadie. La “dirección” y la “difusión” de la expansión económica son el resultado de los esfuerzos y de las aspiraciones del conjunto de los ciudadanos. La teoría del “desarrollo” que generalmente se predica y practica entre nosotros lo hace depender de la acción del gobierno. En sus esquemas se parte de ciertas hipótesis que se dan por sentadas ––algunas de ellas de dudosa validez–– para promover ciertos sectores de la actividad nacional, o aun determinadas industrias, facilitándoles recursos y asegurándoles mercados.

En otras comunidades humanas se han alcanzado niveles de vida muy satisfactorios, no entorpeciendo ni dirigiendo ni tampoco desplazando recursos de los sectores de la producción mejor dotados por la naturaleza hacia otros de menor rendimiento. Aquí, por el contrario, en nuestro proceso “dirigido”, a veces se descuidan las verdaderas fuentes de recursos de la Nación ––que son todavía nuestras industrias madres–– y se promueven industrias muy “artificiales”, en desmedro de todo el país. Los desarrollos “planeados” no son los que convienen a las comunidades democráticas. Por lo demás, los supuestos “objetivos” fijados en los “planes”, que pueden ser deseables para un gobierno dado, dejan de serlo para el siguiente cuando todavía los “planes” de su predecesor en el poder están incumplidos, lo cual es causa de trastorno y retroceso. Es indudable, asimismo, que las burocracias

58

planificadoras son siempre poco “originales” y por múltiples razones sólo tienden a “duplicar” o “copiar” lo que ya se ha hecho en los países que toman por ejemplo. En una edad de rápidos cambios tecnológicos, como la nuestra, esto significa para las economías planificadas quedarse a la “zaga del progreso”.

Si en los últimos 30 años se hubiera dejado el desarrollo de nuestro país en manos de sus ciudadanos, no estaríamos ahora, en la séptima década del siglo XX, en la situación de retraso ––por no decir retroceso–– en que estamos. Antes, cuando la Nación dependía para su progreso, en gran medida, de la iniciativa y del esfuerzo de sus habitantes y de los “planes individuales de desarrollo” de cada uno de ellos, se construyeron ferrocarriles y puertos, se fundaron empresas de navegación, se levantaron por doquier nuevas ciudades y bellas, con los servicios públicos adecuados; en suma, se transformó, en menos de 40 años, lo que era prácticamente un desierto en una de las naciones más prósperas y progresistas del Nuevo Mundo. En los últimos 30 años, por el contrario, bajo la égida de planes de desarrollo y de intervención gubernamental, produjimos poco, exportamos menos y vivimos en general mucho peor que hace 30 o más años.

(Fuente: Antología, vol. II “Desarrollo y desarrollistas”, s/l, s/f, s/e).

ARTURIO FRONDIZI, LAS DOS PERSPECTIVAS ECONÓMICAS.

La Argentina se encuentra ante una encrucijada de su desarrollo económico. Hoy nuestro país está frente a dos caminos que desembocan en dos diferentes perspectivas económicas. Uno es el mantenimiento de una producción preferentemente agropecuaria, aun a costa de nuestro progreso industrial y de la concentración de toda la potencia económica argentina en un radio de 300 kilómetros con centro en el puerto de Buenos Aires. El otro es la promoción conjunta de toda su economía, reconociendo el alto rango de la actividad agropecuaria pero complementándola con las tareas industriales, la explotación de las demás fuentes de riqueza, el despertar de las regiones atrasadas, la creación de centros económicos en todas las latitudes del país: en suma, la conjunción armoniosa de la industria, la minería y el agro. El primer camino reserva a la Argentina el papel de apéndice agrario de las potencias manufactureras, favorece la deformación del país y deja sin utilizar muchos de los recursos materiales y humanos que componen el patrimonio nacional. El segundo camino conduce a la estabilidad económica, al aprovechamiento ordenado de todos los recursos en las varias facetas del prisma económico y a la integración del ser nacional. Aquél nos devuelve a un pasado histórico modelado por artífices extranjeros valiéndose de manos argentinas: la vieja oligarquía. Éste nos abre el horizonte de un porvenir generoso, amasado con nuestras propias manos. De la política económica que adoptemos dependerá, pues, el desenvolvimiento o la frustración de posibilidades inmensas.

Si la Argentina ha quedado rezagada en el proceso de desarrollo económico mundialmente acelerado desde mediados del siglo XIX y que transformó la fisonomía de Occidente, no ha sido por carecer de recursos materiales y humanos, por cierto, sino por la actitud negativa de sus viejas clases dirigentes.

El extraordinario nivel alcanzado por Estados Unidos en la misma época en que Argentina comenzaban a despertar sus fuerzas productivas, es la demostración más acabada de lo que aquí habría podido hacerse si nuestros dirigentes, orientándose en una política de sentido nacional, hubieran tendido al aprovechamiento autónomo y racional de nuestros abundantes medios rentísticos, en lugar de preferir una postura de mero complemento alimenticio respecto de los países europeos industrializados.

La referencia al caso norteamericano es imperiosa. La similitud de clima y de recursos naturales entre ambos países permitía esperar en el nuestro un desarrollo estructural simétrico, aunque proporcionado a nuestra menor dimensión en territorio y población. Pero la comparación del crecimiento operado, fuertemente dispar, no guarda relación alguna con aquellas bases económicas. Al cabo de casi un siglo, nuestro país sigue aún a la defensiva, sometido a criterios que plantean al porvenir nacional una falsa disyuntiva, como si nuestra opción sólo consistiera en subordinarnos a una potencia europea o a una americana.

Sin embargo, la Argentina posee todo lo necesario para ser un país grande y próspero, que asegure a su pueblo un muy alto nivel de vida. Podemos alcanzar lo que lograron Estados Unidos y Canadá con recursos naturales como los nuestros y lo que Gran Bretaña, Suiza o Japón, con menos territorio y menos recursos naturales que nosotros, supieron también lograr.

Es fundamental tener presente la realidad histórica. Esa realidad nos dice que el proceso de la transformación económica, técnica y social conocida bajo el nombre de `revolución industrial´, no ha concluido. Por el contrario, todo autoriza a afirmar que está comenzando a difundirse a escala mundial. Como se sabe, ese proceso consistió en abandonar el artesanado y la explotación agrícola familiar y autosuficiente y sustituirlos por el sistema fabril, la maquinaria y la energía mecánica. Se equivocan quienes lo conciben solamente como un episodio o tendencia que produjo grandes cambios en la Inglaterra de hace poco más de un siglo y que algo más tarde tomó fuerzas en Norteamérica, Alemania, Japón y otros países; como algo concluido y de lo cual ya no pueden esperarse más cambios. La realidad es otra. La revolución industrial es un hecho en marcha, que prosigue y crece con más fuerza en cada generación. Vivimos una nueva era de maquinismo, producción en masa, automatismo fabril y captación de nuevas energías, que está modificando la naturaleza de todos los problemas económico-sociales.

Esa era, que a nosotros también nos rodea y nos empuja, apenas empieza a afirmarse ahora, a mediados del siglo XX. Nuestra generación advierte que todos los países del mundo situados en la periferia económica, procuran activamente su desarrollo económico y que los pueblos latinoamericanos y las naciones asiáticas están realizando ingentes esfuerzos para integrar sus estructuras productivas. Puede sostenerse que el gran problema de este momento histórico es, precisamente, el `desarrollo de los

59

pueblos no desarrollados´. Desarrollo que no quiere decir mero aumento de la producción primaria, sino diversificación interna de la producción total.

La Argentina no puede quedar al margen de esa tendencia universal, pues ello importaría su autodestrucción, su suicidio económico. Es, pues, la propia estructura del mundo en que vivimos la que nos impone plegarnos a ese movimiento, para no quedarnos atrás.

Solamente necesitamos proponernos esa meta y poner toda nuestra capacidad, nuestra inteligencia y nuestro patriotismo a su servicio. Tenemos que ir limpiamente a los hechos y despojarnos de prejuicios, versiones interesadas y complejos de inferioridad. […]

(Fuente: FRONDIZI, Arturo, Industria argentina y desarrollo nacional, Qué, 1957. En: Antología, vol. II “Desarrollo y desarrollistas”, s/l, s/f, s/e).

ARTURO FRONDIZI, LA BATALLA DEL PETRÓLEO.

El 23 de febrero de 1958 el pueblo argentino demostró, inequívocamente, su voluntad de progreso y realización nacional. En las urnas de ese comicio quedó sellado un compromiso ante la Historia: derribar las barreras que se oponen al desarrollo de la República y lanzar la Nación hacia el futuro.

El principal obstáculo al avance del país es su estrecha dependencia de la importación de combustibles y de acero. Esa dependencia debilita nuestra capacidad de autodeterminación y pone en peligro nuestra soberanía, especialmente en caso de crisis bélica mundial.

Actualmente, la Argentina importa alrededor del 65% de los combustibles líquidos que consume. Sobre unos 14 millones de metros cúbicos, consumidos en 1957, aproximadamente 10 millones provinieron del exterior. Es el petróleo el que mueve nuestras locomotoras, tractores y camiones, nuestros buques, aviones y equipos militares. Alimenta nuestras fábricas, da electricidad a nuestras ciudades y `confort´ a nuestros hogares. Es la savia de la vida nacional, y nos llega casi totalmente desde el exterior.

Porque es vital, obliga a los más inteligentes sacrificios. Para que no disminuya la provisión indispensable, la Argentina se ha visto obligada a ser simple exportadora de materias primas, que cambia por petróleo y por carbón. Es decir, que el país trabaja para pagar petróleo importado, petróleo que tenemos bajo nuestros pies y que hasta ahora no nos hemos decidido a extraer, en la cantidad que necesitamos. Esa dependencia de la importación ha deformado nuestra economía. Somos potencialmente uno de los países más ricos de la tierra y podríamos tener un pueblo con uno de los más altos niveles de vida del mundo. En cambio, vamos empobreciéndonos paulatinamente. La inflación no cede, nuestras máquinas se desgastan y el país está estancado. Cada argentino siente estas consecuencias en su propio hogar, en el creciente costo de la vida, en las dificultades cada vez mayores del transporte y en la imposibilidad de ampliar sus medios de trabajo.

La Argentina no puede continuar por este camino, que se ha convertido en una peligrosa pendiente de declinación. En 1930, cuando éramos poco más de 12 millones, el petróleo y sus derivados insumían menos del 8% de nuestras importaciones, y el país producía el 45% del consumo. En 1957, con 20 millones de habitantes, el petróleo y sus derivados representaron más del 21% de las importaciones y el país produjo aproximadamente el 35% del consumo. Todo ello se traduce en estancamiento, paralización y crecientes dificultades para el país.

La opción es clara y así lo debo advertir al país: o seguimos en esta situación, debiendo recurrir a una drástica disminución del nivel de vida del pueblo, con sus secuelas de atraso, desocupación y miseria, o nos decidimos a explotar nuestra riqueza potencial para crear las condiciones de bienestar y seguridad de un futuro próximo y cierto.

Conocemos la raíz del mal. Sabemos dónde debemos atacar y ahí atacaremos decididamente. Se ha de romper el cerco que ahoga nuestra economía y ensombrece nuestro futuro. Vamos a librar una lucha sin cuartel por la felicidad y la grandeza nacional. Hemos librado ya las primeras acciones en el campo de la siderurgia. Impulsaremos la puesta en marcha de los altos hornos de San Nicolás y daremos todo el apoyo necesario a las empresas siderúrgicas privadas y del Estado, para que la Argentina tenga, en el menos tiempo posible, el acero que le permitirá convertirse definitivamente en un gran país industrial.

LUCHA EN TODOS LOS FRENTES

Pero hoy habremos de referirnos a otra gran batalla: la batalla del petróleo. Es la más ardua y la más decisiva, pero es también la más llena de esperanzas, porque la libraremos en nombre y a favor de la soberanía nacional, con el apoyo del pueblo y con el instrumento que la República forjó y preservo a través de todas sus vicisitudes, es decir: con Yacimientos Petrolíferos Fiscales.

Será una batalla absolutamente frontal y, por lo tantos, difícil y de enorme desgaste. Emplearemos, en consecuencia, todos los recursos disponibles. Si el país contara con medios financieros, no titubearíamos en aplicarnos a nuestro petróleo. Lo propusimos cuando el Banco Central tenía reservas de oro y divisas, y si el 1º de mayo de 1958 hubiera habido oro suficiente en las arcas del Banco Central, habríamos ido personalmente a retirarlo para entregarlo a YPF.

60

Pero cuando asumimos el gobierno, las reservas de oro ascendían a 125 millones y medio de dólares, y el conjunto de oro y divisas a poco más de 250 millones de dólares. A su vez, del 1º de mayo al 31 de diciembre habrá que cumplir compromisos por valor de 645 millones de dólares en el exterior. No disponemos, por lo tanto, ni de un gramo de oro en el Banco Central para YPF.

Los argentinos no somos hombres de llorar sobre las ruinas. Por el contrario, sobre estas ruinas, estamos dispuestos a construir un porvenir de grandeza y bienestar en un clima de auténtica soberanía nacional. Lo haremos, cualquieras sean las condiciones que se nos presente la lucha. Lo haremos con prudencia y serenidad, pero lo haremos también con entera energía. No está en juego nuestro destino personal ni la suerte de un gobierno. Es una encrucijada de la nacionalidad. O seguimos estancados y empobreciéndonos, y nos convertimos definitivamente en apéndices inertes de intereses extranjeros, o nos ponemos de pie y salimos a defender lo que es nuestro, para que la Argentina aproveche los bienes que la Providencia ha depositado generosamente en su seno.

EL FRENTE DE LA IMPORTACIÓN

Libraremos esta batalla del petróleo en todos los frentes. En primer lugar, en el frente de la importación del petróleo, para ir reduciendo progresivamente su negativa incidencia sobre nuestra economía. Mientras no alcancemos el objetivo del autoabastecimiento, el petróleo importado debe significar la menor erogación inmediata de las divisas que sea posible, para poder aplicar esas mismas divisas a la adquisición de los equipos y materias primas indispensables para nuestro desarrollo nacional.

Al llegar al gobierno el 1º de mayo nos encontramos con un contrato firmado por la British Petroleum en abril de 1957. El convenio respectivo, tratado durante la crisis de Suez, estableció la venta de petróleo a razón de 3,31 dólares el barril, o sea casi 21 dólares el metro cúbico.

Nos preocupamos entonces de discutir el contrato con la British Petroleum. Obtuvimos que la firma británica redujera el precio de 3,31 a 2,38 dólares por barril hasta julio de este año y a 2,53 hasta diciembre. Es decir, que en lugar de pagar 21 dólares el metro cúbico, pagaremos menos de 16 o sea una economía de unos 5 dólares por cada metro cúbico de petróleo que importaremos de aquí a fin de año.

En el mismo sector de la importación YPF ha celebrado un convenio con la Unión Soviética, para la provisión de un millón de toneladas de petróleo hasta julio de 1959. El precio fijado es de 2,33 dólares por barril, o sea menos de 15 dólares por metro cúbico. Además, la compra se hace sin uso de divisas, dentro de los términos del acuerdo comercial argentino-soviético de 1953. Es decir, que en este caso se pagarán unos 6 dólares menos por metro cúbico en relación al precio establecido en el contrato promovido con la British Petroleum.

Se ha concretado también un convenio por el cual adquirimos petróleo colombiano a cambio de productos nacionales, por un total de 15 millones de dólares anuales, que pueden elevarse a 35 millones. Esperamos también adquirir, en condiciones semejantes, petróleo de Rumania, Venezuela, Bolivia, México y Perú.

REESTRUCTURACIÓN DE YPF

Estos acuerdos permitirán atenuar la incidencia de la importación de combustibles sobre nuestro balance de pagos y dejarán libres muchos millones de dólares que podremos aplicar a inversiones reproductivas. Pero la solución de fondo no puede provenir sino del máximo objetivo a alcanzar: el autoabastecimiento del petróleo. Allí es donde el Gobierno está dispuesto a librar la verdadera acción frontal.

La Argentina tiene reservas suficientes para apoyar esa ofensiva. Las reservas comprobadas se estiman en más de 500 millones de metros cúbicos y las probables en muchos millones más, que exigirán un gran esfuerzo de exploración y explotación. Si al mismo tiempo se aprovecharan las demás fuentes de energía y se racionalizara el consumo de combustibles, esas reservas alcanzarán con exceso para cubrir nuestras necesidades.

Tenemos también el instrumento adecuado. El país cuenta con una empresa fiscal de larga experiencia, técnicas capaces y hábiles operarios. Por obra de los poderosos intereses que han actuado permanentemente en contra de nuestras posibilidades de desarrollo, Yacimientos Petrolíferos Fiscales vio perturbada su eficiencia y presenció el éxodo de profesionales experimentados. Para que cumpla acabadamente la misión soñada por sus grandes propulsores y para que el esfuerzo y la abnegación de sus obreros, empleados y técnicos rindan todos sus frutos, YPF será estructurada de acuerdo con las normas de una moderna empresa industrial. Deberá ser YPF, para siempre, la gran empresa industrial del pueblo argentino.

Para alcanzar esa finalidad la organización de YPF será despojada de hipertrofias burocráticas y se acentuarán los aspectos esencialmente ejecutivos y operativos. A tal fin se dictarán normas orgánicas que respondan a esas exigencias. En la nueva organización, el Directorio deberá tener a su cargo la orientación general y la vigilancia de los programas de producción, pero la responsabilidad ejecutiva deberá recaer sobre funcionarios técnicos provistos de amplias atribuciones. Del directorio no deberá excluirse ni al obrero, ni al empleado, ni al técnico de la empresa, y las provincias petroleras deberán estar debidamente representadas.

Las distintas actividades de la empresa, es decir, los yacimientos con sus oleoductos y gasoductos; las destilerías, la red de comercialización y la flota petrolera deberán gozar de autonomía dentro de la organización, para que su evolución industrial, técnica y administrativa pueda realizarse sin demoras innecesarias ni interferencias burocráticas.

61

Al mismo tiempo, deberá establecerse un riguroso control de costos en cada sector, hecho con criterio económico-financiero, y los programas de producción deberá ser formulados con la conveniente anticipación. En esta forma y mediante la publicidad de los balances, el pueblo estará informado y permanentemente sobre la marcha de su propia empresa fiscal. A su vez, los precios de los combustibles, aceites y demás subproductos del petróleo han de sr determinados con precisión, evitándose déficits que no se justificarían en una de las industrias más productivas de nuestro tiempo.

Una vez logrado ese reajuste interno, YPF estará en condiciones de llevar adelante los planes propuestos. Dichos planes prevén, para 1961, una producción no inferior a casi 16 millones de metros cúbicos de petróleo, o sea más del triple de lo que actualmente produce por falta de apoyo que la Nación debió proporcionarles.

PLENO APOYO A YPF

La inyección de vitalidad que se dará a YPF no quedará entonces limitada a una simple reorganización. YPF recibirá, además un enérgico impulso dinámico. El Poder Ejecutivo pondrá a su alcance todos los recursos disponibles y acelerará la terminación de las obras iniciadas y proyectadas. La construcción del oleoducto del Norte, que ya llega a Tucumán, y las obras del oleoducto de Mendoza, actualmente en licitación, serán concluidas rápidamente. Ambas obras constituyen aportes considerables a la solución de nuestro problema petrolero, pues la producción actual de Salta y la futura de Mendoza se encuentran frenadas por la falta de medios adecuados de transporte del petróleo hasta las grandes refinerías de San Lorenzo y La Plata. A su vez, el oleoducto y el gasoducto de Salta permitirán encarar la concentración de más amplios convenios con la República de Bolivia, que faciliten la adquisición de una parte sustancial del petróleo y del gas que produce ese país hermano.

COOPERACIÓN DEL CAPITAL PRIVADO

Para incrementar la producción se apresurará, también, la perforación de pozos en las zonas donde YPF cuenta con medios de transportes suficientes. Aquí no caben dilaciones. Estamos resueltos a extraer la mayor cantidad de petróleo en el menos lapso posible. Para ello, YPF utilizará sus propios recursos, y de acuerdo con lo anticipado por el P.E. en el mensaje leído ante las Cámaras el 1º de mayo último, recurrirá, también, à la cooperación del capital privado, sin dar lugar a concesiones ni a renuncias del dominio del Estado sobre nuestra riqueza petrolífera´. Por lo tanto, esta cooperación del capital privado se realizará a través de YPF y mediante pagos exclusivamente en moneda nacional y en dinero extranjero. No se pagará en petróleo ni se perderá el dominio del país sobre las áreas que se explotan. Todo el petróleo que se produzca aumentará el volumen de transporte, industrialización y comercialización de YPF.

Sobre estas bases el P.E. ha dado pasos absolutamente concretos que quiero esta noche exponer al país. En primer lugar, YPF ha celebrado un contrato preliminar con la compañía ASTRA, que trabaja en el país desde hace tiempo y cuyos equipos de perforación estaban paralizados por haberse agotado las reservas de su propia zona de explotación. De acuerdo con ese convenio, ASTRA perforará en 2 años por cuenta de YPF y donde éste indique, 30 pozos que producirán, aproximadamente 300 toneladas diarias de petróleo. El valor de las obras asciende a 50 millones de pesos moneda nacional, que el país está en condiciones de abonar.

En segundo lugar, se ha firmado un acuerdo de bases generales, de extraordinaria importancia financiera, con un grupo de importantes firmas de Estados Unidos y Europa, reunidas bajo la denominación de `Grupo Estadounidense´, que incluye los siguientes puntos:

a) Suministro del exterior de equipos, maquinarias, material y repuestos para YPF, durante 3 años, por valor de 50 millones de dólares, pagaderos parte en pesos y parte en dólares. Estos últimos comenzarán a pagarse a los 3 años del suministro y durante 3 años más;

b) Perforación de, por lo menos, 7 millones de metros lineales, que equivalen aproximadamente a 4 mil pozos de Comodoro Rivadavia, en el plazo de 6 años y en lugares que fije YPF, con equipos proporcionados por el grupo contratado;

c) Instalación de una fábrica privada de maquinarias, equipos, material y repuestos para la industria del petróleo, e industrias conexas, con un costo no inferior a 5 millones de dólares;

d) Suministro de por lo menos 18 millones de barriles de petróleo crudo o derivados, por un período de 2 a 3 años, pagaderos a plazos;

e) Posible construcción de un nuevo gasoducto entre Comodoro Rivadavia y Buenos Aires, con el trazado y las características que indique YPF.

Este grupo se compromete asimismo a otorgar un préstamo de 30 millones de dólares al Banco Central de la República Argentina, por 5 años, para facilitar el cumplimiento de las obligaciones contraídas a raíz de este mismo contrato. Esta importante operación industrial y financiera que importa, entre provisiones y obras, una movilización de no menos de 700 millones de dólares, se realiza en condiciones altamente beneficiosas para el país. Los pagos se harán parcialmente n pesos moneda nacional, y el resto en dólares, en plazos que llegan hasta los seis años.

Tercero, YPF ha firmado con la empresa belga Petrofina S.A. una carta de intención que servirá de base a un contrato de perforación de aproximadamente 200 pozos, en lugares que indique YPF, que producirán alrededor de 1.000 toneladas diarias. La

62

inversión estimulada es del orden de 35 millones de dólares y los pagos se harán, una vez que los pozos entren en producción, parte en moneda nacional y parte en moneda extranjera, sin desembolso inmediato de divisas.

Quinto, la Compañía Lane-Wells de Estados Unidos tomará a su cargo la terminación y reparación de pozos en explotación, bajo al supervisión de YPF. La inversión inicial será de 2.500.000 dólares, con opción a ampliarse a 10 millones de dólares. Los pagos se harán en pesos moneda nacional, comprometiéndose YPF a obtener los dólares que requiera la empresa norteamericana para su desenvolvimiento normal.

Sexto, el Banco CARLO Loeb, Rhoades y Cía., de Estados Unidos, ha convenido tomar a su cargo al extracción de petróleo y el financiamiento de las inversiones correspondientes, en la zona que determine YPF, con una inversión mínima de 100 millones de dólares. Los pagos comenzarán al año de iniciarse la entrega de petróleo a YPF y se harán en proporción al ahorro de divisas ocasionado por la nueva producción. Este convenio de financiación prevé, asimismo, que en caso de litigio entre el Banco e YPF, será el Presidente de la República quien tendrá la facultad de designar el árbitro tercero.

Séptimo, con la Sea-Drilling Corporation de Estados Unidos se ha firmado también una carta de `intención´ que prevé la explotación de la plataforma submarina. El monto global no se ha determinado proponiéndose un precio de 10 dólares por metro cúbico de petróleo entregado a YPF que se pagará en parte en moneda nacional y parte en dólares. La exploración será por cuenta de la Compañía y los equipos e instalaciones pasarán a ser propiedad de YPF al finalizar el contrato, que deberá firmarse si éste al país argentino le interesa.

Octavo, un grupo de compañías independientes norteamericanas, reunidas en la Conorada Petroleum Corporation, ha suscripto también con YPF una carta de `intención, que prevé una inversión aproximada de 100 millones de dólares en la extracción de petróleo para la empresa fiscal.

YPD tiene a estudio muchas otras propuestas similares, entre las cuales una de un grupo suizo-alemán, que se dispone a explotar y perforar por cuenta y orden de YPF, recibiendo en pago dólares y pesos moneda nacional.

Hace pocas horas, el gobierno de la Unión Soviética ha comunicado, para ser más preciso, a las 18.30 del día de hoy, al gobierno de la República Argentina, por intermedio de su embajador en Buenos Aires, que ese país está dispuesto a vender maquinaria para la explotación petrolífera por un valor de cien millones de dólares, pagaderos en productos primarios argentinos a un largo plazo.

El P.E. ha encarado estos convenios así como las demás propuestas que se encuentran a su estudio para proveer equipos y construir destilerías y oleoductos, con criterio absolutamente dinámico y ejecutivo. En todos los casos, ha buscado la solución óptima e inmediata, como corresponde a la situación económica por que atraviesa el país. Por eso, se ha utilizado, como recurso de excepción, el procedimiento de la contratación directa, asumiendo, para que quede en claro, el propio Presidente de la República la total responsabilidad de los actos que se realicen en el terreno de la contratación.

En resumen, los acuerdos en trámite y ya convenidos significan una inversión del orden de los 1.000 millones de dólares, exclusivamente para petróleo.

Por otra parte, el P.E. está firmemente dispuesto a dar gran impulso a la industria nacional, productora de equipos para petróleo. El país fabrica, cada vez más, materiales y equipos aplicables a la explotación petrolífera y esas fábricas, como las nuevas que se levanten, recibirán todo el apoyo que sea necesario. YPF ya está en tratos con una firma argentina, para la provisión de 1.200 aparatos de bombeo, por un monto de 400 millones de pesos moneda nacional. La explotación intensiva del petróleo argentino ofrecerá, así, no sólo la perspectiva de alivio inmediato de nuestra balanza de pagos, sino también la apertura de nuevas y provechosas actividades para el esfuerzo de los trabajadores y empresarios de nuestro país.

PRESERVACIÓN DEL DOMINIO NACIONAL

La acción del P.E. se realizara únicamente a través de YPF Está en juego el destino del país y cualquiera sea el terreno en que se libren sus batallas, esta lucha tiene un solo objetivo; lograr que la Argentina rompa sus ataduras que traban su desarrollo y permitir que se lance hacia su total realización nacional. Por lo tanto, cada paso que damos hacia ese objetivo, será un paso hacia la transformación de nuestra estructura económica y será, también, un paso más hacia la afirmación de la soberanía nacional.

Dentro de pocos días el P.E. elevará al Congreso de la Nación un proyecto de ley en el que se sostendrán los siguientes principios:

1º) Los hidrocarburos sólidos y gaseosos son propiedad exclusiva, imprescriptible e inalienable de la Nación;2º) La dirección y responsabilidad total de la política nacional del petróleo estará a cargo de YPF;3º) Las provincias tendrán participación en el goce de los beneficios producidos por la explotación de los yacimientos

situados en su jurisdicción;4º) Las situaciones existentes al 1º de mayo de 1958, serán respetadas, pero no se dará ninguna nueva concesión.Así quedará consagrada la voluntad de realización nacional que mueve esta hora al pueblo argentino.

TENEMOS EL PUEBLO

63

Éste es el mensaje que deseaba trasmitir al pueblo argentino. Marca sólo el comienzo de la lucha. Nos queda todavía un largo camino por recorrer. Hasta llegar al autoabastecimiento, y aún más allá, porque nuestro consumo actual está muy por debajo de las reales necesidades del país, habrá que adoptar nuevas y trascendentales decisiones.

Habrá que racionalizar el consumo y terminar con el despilfarro y el uso inadecuado de calorías que son preciosas para el progreso del país. Habrá que desarrollar todas las fuentes energéticas disponibles; la hidroelectricidad, el gas natural, el carbón, las briquetas vegetales y los demás recursos que la naturaleza ha puesto a nuestra disposición. En su momento, habremos de utilizar también la energía nuclear al servicio del desarrollo de la Nación.

Tenemos que poner la Naturaleza al servicio del progreso humano, pero tenemos que proponernos ante todo proyectos realizables de inmediato. El petróleo lo podemos sacar ahora, porque sabemos dónde está y tenemos cómo hacerlo, según lo he demostrado.

El camino lo hemos elegido nosotros con certeza y sin vacilaciones de ninguna naturaleza y así como hemos tenido decisión para adoptar estas resoluciones, tendremos también inflexible decisión para llevarlas a cabo.

Sabemos bien que vamos a ser atacados. Seremos combatidos por cuantos están ligados a la importación de combustibles, a quienes no les interesa que extraigamos nuestro petróleo ni les conviene que la Argentina rompa la cadena que ahoga su autodeterminación.

Se nos combatirá también en nombre de supuestas ideas avanzadas, olvidando que la capacidad revolucionaria de un pueblo para cumplir sus destinos, no se la demuestra con afirmaciones enfáticas ni posiciones dogmáticas. Se la demuestra con hechos concretos que, partiendo de la realidad, tiendan a transformarlas rápidamente al servicio de la Nación y de todo el pueblo argentino.

Vamos a defender con inquebrantable firmeza los intereses del pueblo argentino. La vanguardia de esta lucha serán los hombres de YPF, ese ejército silencioso y abnegado de obreros, empleados y técnicos, forjando en el ejemplo de ese gran visionario práctico que fue el general Mosconi y que ha hecho de la empresa fiscal un verdadero bastión de la soberanía nacional.

Nuestra fuerza, la fuerza del P.E., se afirma, además, en el hecho concreto de haber logrado crear, en sólo 85 días de gobierno constitucional, el clima de seguridad jurídica y confianza en el país que ha permitido desarrollar un programa de inversiones de tan considerable magnitud.

Pero el factor determinante de nuestra decisión ha sido el apoyo del pueblo, el apoyo de ese pueblo que nos consagró gobernantes por más de 4 millones de votos, en nombre de una clara voluntad de soberanía, bienestar y progreso nacional. Para librar esta batalla que decidirá nuestro futuro, tenemos el petróleo y tenemos a YPF, pero sobre todo, tenemos al pueblo. Porque estamos seguros de que en esta lucha para extraer el petróleo nos acompañan no sólo quienes nos han votado en el comicio sino millares de argentinos que no nos votaron, pero que saben anteponer a su militancia política su profunda pasión argentina.

Tenemos plena conciencia de la responsabilidad que asumimos con esta decisión. Nos hemos fijado objetivos concretos y estamos inexorablemente dispuestos a cumplirlos. Libraremos la batalla del petróleo con toda la fuerza que tenemos y con la ayuda de Dios, ensancharemos la brecha por donde la patria argentina proseguirá, con nuevo empuje, la marcha hacia su glorioso destino.

(Fuente: CASAS, Nelli, Frondizi. Una historia de política y soledad, Buenos Aires, La Bastilla, 1971, pp. 434-444. En: Antología, vol. II “Desarrollo y desarrollistas”, s/l, s/f, s/e).

LA TOMA DEL FRIGORÍFICO LISANDRO DE LA TORRE (1959)

“a) EL PARO GENERAL

1.─ El paro general realizado por todo el Pueblo Argentino los días 18 y 19 de enero de 1959, ha sido la más formidable demostración de repudio a un gobierno, que se conoce en nuestra historia.

2.─ Desde el punto de vista de la lucha por la Liberación Nacional, el paro general ha confirmado la ubicación de las masas trabajadoras como vanguardia combatiente e indiscutida de la Nacionalidad. Una vez más los trabajadores han demostrado que su fuerza, su unidades y su homogeneidad, constituyen la única garantía real para la emancipación de la Patria.

3. ─ Desde el 17 de Octubre de 1945─ en que por primera vez las masas laboriosas irrumpen en el campo político y deciden el destino auténtico del país─ hasta esta gran huelga de enero de 1959, sólo las masas trabajadoras se han mantenido fieles y consecuentes a los principios y objetivos de la argentinidad, en una forma clara, definida y continua.

4. ─ Y al mismo tiempo, desde el 17 de Octubre de 1945, sólo el Movimiento Peronista, por encima de la incapacidad, el temor y el aventurerismo de muchos de sus dirigentes, ha probado que es capaz de jugarse entero, limpiamente, sin compromisos espúreos, en defensa del destino, del patrimonio y del Pueblo Argentino.

5. ─ Mientras tanto, todos los demás sectores o partidos políticos, de una u otra manera, consciente o inconscientemente, han apoyado la entrega, o han vacilado o se han echado atrás en el momento decisivo.

6. ─ Somos los primeros en propugnar la unidad de todos los sectores nacionales contra la Oligarquía venal y el Imperialismo extranjeros, pero afirmamos que el Movimiento Peronista, consustanciado con los trabajadores, se ha ganado el derecho innegable a conducir la lucha de todo el Pueblo, sin exclusiones, hasta liquidar el Gobierno entreguista y restaurar la vigencia de la Soberanía y la Dignidad argentina.

64

7. ─ Desde esta perspectiva general, las jornadas de Enero de 1959, han revelado en alto grado la fuerza combativa y la unidad efectiva del Pueblo para luchar no sólo en demanda de reivindicaciones inmediatas sino, principalmente, en procura de grandes objetivos nacionales: en este caso, liquidar el llamado Plan de Austeridad ─ Plan de Miseria y Entrega ─ elaborado en el extranjero y puesto en práctica por una banda oportunista y criminal de cipayos y vendepatrias.

8. ─ Durante casi cuatro días, el país entero quedó paralizado en señal de protesta contra la Entrega. Todos los sectores populares: los trabajadores superando la artificial división sindical; los estudiantes; los industriales con sensibilidad patriótica; el comercio minorista en forma unánime, pusieron en evidencia que los argentinos, al margen de diferentes políticas, económicas o sociales, están dispuestos a impedir la aplicación de los planes de colonización y miseria.

9. ─ Sobre esta experiencia, sobre estas bases reales y tangibles, afirmamos con entera seguridad que hemos de llegar a la victoria final y a la definitiva Emancipación Nacional.

10. ─ En este documento el Comando Nacional Peronista se propone analizar el desarrollo de las jornadas de Enero de 1959, como fuente de valiosas experiencias para las próximas batallas que inexorablemente habrán de librarse contra la Oligarquía venal y el Imperialismo extranjero.

11. ─ Ante todo debemos señalar que el resultado inmediato del Paro General, sólo aparentemente puede ser computado como un triunfo del Gobierno entreguista. Ante la huelga popular, que en ningún momento asumió caracteres de insurrección ni mucho menos contó con una Conducción Orgánica, el Gobierno entreguista tuvo que recurrir a todos los efectivos y reservas de su aparato represivo policial y militar y emplear todas las medidas de fuerza de coacción de su propio dispositivo de poder. Ni siquiera en tiempos de la Revolución Fusiladora, se echó mano de tantos medios y elementos, contra masas populares inermes, como tuvo que hacerlo este Gobierno que pretende ser Constitucional y de Derecho. La verdad es que, a pesar de sus medidas y declaraciones, este Gobierno Entregador se debate entre el miedo, la impotencia y sus propias contradicciones.

12. ─ Por esto, lo que nos interesa destacar es el valor de las jornadas de Enero de 1959, como una experiencia concreta en que se han expresado y puesto en evidencia los factores positivos y negativos de las dos fuerzas en lucha. Analizar y comprender, sin apasionamientos, dónde están y cuáles son los puntos fuertes y débiles, tanto del enemigo como los nuestros, asimilar la enseñanza y aplicarla consecuentemente, constituye el requisito indispensable de toda conducción correcta. Sólo así estaremos en condiciones de dirigir acertadamente los próximos enfrentamientos y obtener la victoria definitiva.

13. ─ En tal sentido, podemos asegurar que el primer encuentro serio contra la entrega del país, nos ha dejado tal cantidad de enseñanzas como para que, en el curso de la lucha, la decisión final sea nuestra.

b) LA FUERZA DEL PUEBLO

14. ─ Cuando los trabajadores del Frigorífico Nacional, en memorable Asamblea, resolvieron ocupar el establecimiento, el Comando Nacional Peronista analizó el conjunto de la situación advirtiendo que se había puesto fin al período de retroceso abierto cuando las 62 Organizaciones levantaron el Paro dispuesto para los días 11 y 12 de diciembre de 1958.

15. ─ Entendimos que la voluntad de lucha de los obreros del Frigorífico, reflejaba el nivel general de la masa en el sentido de no dar un paso atrás y de combatir de cualquier manera contra al [sic.] Plan Antinacional de Frondizi. Dijimos en aquella oportunidad: `la defensa del Frigorífico Nacional será la chispa que incendiará el país y barrerá al Gobierno de la Entrega´. Los acontecimientos demostraron que no nos habíamos equivocado.

16. ─ Al producirse la ocupación del Frigorífico comenzaron a parar espontáneamente; en solidaridad, los establecimientos fabriles de la zona. El comercio minorista de Mataderos, Villa Lugano, Villa Luro y Liniers paralizó inmediatamente las actividades. Cuando en la madrugada del 17 de enero, 1.5000 hombres armados de la Gendarmería, la Policía y tanques del Ejército se apoderaron del Frigorífico tras una violenta lucha que ocasionó decenas de víctimas, una ola de indignación recorrió el país.

17. ─ La vacilante dirección de las 62 Organizaciones declaró un Paro General por 48 horas; igual temperamento siguiendo las ex 19 y casi todas las organizaciones sindicales. A esa altura las masas habían rebasado completamente a sus dirigentes y éstos, temerosos de verse barridos y superados, pasaron de una completa pasividad a un desorbitado aventurerismo. Entre gallos y medianoche, sin preparación alguna, sin tomar las precauciones más elementales, transformaron el Paro de 48 horas, convirtiéndolo en tiempo indeterminado.

18. ─ El Plan del Comando Nacional Peronista, en cambio, suponía una serie de pasos previos hasta la declaración del Paro General por el Plenario ya convocado para el día 20 de enero. Considerábamos, que antes de declarar un Paro General indefinido ─ que siempre plantea el problema del poder, de decidir quién gobierna el país ─ era imperioso crear gradualmente el clima necesario; dar oportunidad de expresarse a todos los sectores; coordinar la lucha con los grupos sindicales disidentes, con las organizaciones de comerciantes, de estudiantes y de industriales; explicar clara y perfectamente al Pueblo entero los objetivos del Movimiento y sus dificultades reales.

19. ─ Nada de esto se hizo. A poco que el Gobierno Entreguista tomó las primeras medidas represivas, el Paro quedó totalmente descabezado. En la madrugada del domingo 18 de enero, la dirección del Huelga había dejado de existir y todos los locales sindicales estaban allanados o cerrados. La alta dirección sindical, demostró así, en los hechos por lo menos, su total incapacidad.

65

20. ─ No es posible afirmar que de haberse adoptado los recaudos elementales, el resultado habría sido diametralmente distinto, porque un enfrentamiento de tal naturaleza está condicionado a numerosos factores imprevisibles; pero es indudable que la posibilidad de extender y mantener el conflicto hasta obtener un cierto equilibrio en la lucha, dependía, esencialmente de la existencia de una conducción y dirección audaz, dinámica y experimentada.

Sin embargo, a pesar de la carencia total de dirigentes, la espontaneidad popular puso de relieve, fundamentalmente, dos hechos de trascendencia histórica.

1) La absoluta unidad del Pueblo contra el Gobierno Entreguista

Las jornadas de Enero de 1959 enseñan cómo, frente a problemas que afectan de manera común y directa, aunque con mayor o menor incidencia, a todos los sectores nacionales, las distintas diferencias de las direcciones respectivas, pasan a segundo plan al ser superadas por la presión de las masas. Se observó así cómo, incluso las 62 Organizaciones, manejadas por elementos cipayos y gorilas, tuvieron que plegarse a la lucha, presionados por el empuje de las bases.

Este hecho pone en evidencia que la acción entreguista del Gobierno vendepatria, ha actuado como elemento unificador de la fuerza popular. Frondizi ha logrado que las masas alcanzaran en la práctica una efectiva Unidad de Acción.

Es evidente entonces, que debemos proceder, en adelante, con la inteligencia suficiente como para que la unidad alcanzada en las jornadas de Enero sea consolidad y extendida. Y en consecuencia, habrá que estar prevenidos contra los provocadores e infiltrados enviados por el Gobierno Entreguista para dividir la unidad alcanzada. Así como también vigilar y anular la prédica y acción de los `papafritas´ que dentro de nuestro Movimiento, no comprenden todavía que para derrotar a Frondizi, hay que dejar de lado todo sectarismo, puesto que la ruptura y la división del frente común, sólo favorece a la banda entreguista que detenta el poder.

2) La heroica actuación de la barriada de Mataderos

El segundo hecho relevante que demuestra la eficacia de la fuerza popular ha sido el comportamiento de la barriada de Mataderos, significativamente silenciado por los cronistas de la Oligarquía y del Imperialismo. Durante cinco días consecutivos un enorme sector de la ciudad, comprendido entre Avenida Olivera y la Avenida General Paz y abarcando los barrios de Mataderos, Villa Lugano, Bajo Flores, Villa Luro y parte de Floresta, ha estado ocupado por el Pueblo, ofreciendo una tenaz, entusiasta y exitosa resistencia a los organismos de represión. Una nueva generación integrada por miles de jóvenes trabajadores, se incorporó a la lucha aportando iniciativas y experiencias combativas inéditas en nuestra historia social . Los grupos juveniles, surgidos al filo de los hechos y al calor de la pelea, descubrieron nuevas formas para inmovilizar a los destacamentos de represión. Así se cortó totalmente el alumbrado público de la zona, se voltearon árboles para obstruir las calles y, aprovechando el adoquinado de las mismas, se levantaron barricadas en las avenidas del acceso y en algunas laterales. De esta manera, al amparo de la oscuridad total, los grupos combatientes pudieron moverse con relativa facilidad durante las noches y neutralizar la acción enemiga.

De haber existido un mínimo de organización y dirección en la resistencia y de haber exigido las circunstancias, pudo haberse equilibrado la lucha contra los equipos de represión que, moviéndose en un medio hostil y sin poder identificar a nuestros propios grupos, se encontraron prácticamente en desventaja y superados por el Pueblo.

Esta experiencia impone a los activistas y militantes del Comando Nacional Peronista, la obligación de solidificar y extender la organización de lso grupos de lucha, surgidos en las jornadas de Enero y discutir las tácticas empleadas en las calles y barricadas, a fin de perfeccionar y adoptar nuevos y mejores métodos de combate.

c) LA DEBILIDAD DEL PUEBLO

21. ─ Los puntos débiles de nuestra acción y de nuestras fuerzas han residido, principalmente, en la carencia de una Dirección Política Revolucionaria y de acuerdos dirigentes sindicales combativos y leales al Pueblo.

22. ─ Durante muchos meses el Comando Nacional Peronista, trató infructuosamente de explicar, con paciencia y camaradería, a los dirigentes de las 62 Organizaciones, la necesidad de una conducción política, doctrinaria y peronista, capaz de ligar la táctica con la estrategia, de analizar los múltiples factores de la realidad social y de prever el desarrollo lógico de los acontecimientos.

23. ─ Insistimos en señalarles que la experiencia histórica demostraba que el Movimiento Sindical, por su propia naturaleza, no genera espontáneamente una Dirección capacitada especialmente para abordar la Conducción General, fijar los objetivos finales y, en base a éstos y a las situaciones dadas, articular los distintos momentos del proceso.

24. ─ Esta Conducción Política, como el Estado Mayor para un ejército, es condición indispensable para obtener la victoria en la batalla por la Liberación Nacional.

25. ─ En todos los casos tropezamos con la suficiencia y la soberbia de estos dirigentes ´peronistas´ que prefirieron siempre la vinculación con agentes de Frigerio, como el traidor Prieto, o con aventureros sin principios, a la colaboración del Comando Nacional Peronista, única tendencia que a lo largo de tres años ha probado saber interpretar correctamente la realidad y ser capaz de dirigirla.

66

26. ─ Los resultados están a la vista. Difícilmente se volverá a contemplar el fenómeno recientes [sic.] observado en las jornadas de Enero, de que la combatividad de la masa sea tan inversamente proporcional a la ineptitud de los dirigentes.

27. ─ Desde los actos de traición lisa y llana, como en los casos de UTA y Sanidad, hasta los de imprevisión criminal, como los del Comité de Huelga, que se reúne en los locales sindicales, sin tomar la menor precaución para la clandestinidad, los dirigentes actuales, salvo honrosas excepciones ─ la Comisión Directiva del Frigorífico Nacional, en primer término ─ demostraron que sólo son eficaces para conducir a la derrota.

28. ─ Las masas trabajadoras deben comprender que, sin dirigentes sindicales peronistas, probados en la lucha y leales al Movimiento y a Perón, no se conseguirá aplastar los planes de miseria y entrega del Gobierno Cipayo. Por su parte, los miles de activistas que integran la vanguardia del Peronismo, deben extraer la conclusión de que, sin su agrupamiento dentro de la tendencia revolucionaria del Movimiento ─ el Comando Nacional Peronista─ no se podrá sacar partido de las graves contradicciones en que inexorablemente irá cayendo el régimen actual.

d) LAS FUERZAS DEL GOBIERNO

29. ─ La potencia imprevista del Paro General y el carácter total que adquirió rápidamente, profundiza las diferencias dentro de las filas del Gobierno Entreguista. La pugna entre los sectores que se disputan la primacía ─Frigerio y Vitolo─ que sólo son dos modalidades de la entrega, se agudizaron ante el peligro del Movimiento Popular.

30. ─ El sector Vitolo ─ partidario de una política de `mano dura´ con los trabajadores ─ se impuso circunstancialmente sobre Frigerio ─defensor de la corrupción de dirigentes sindicales y políticos ─ y puso en funciones el Plan Conintes, de represión al Pueblo.

31. ─ Se hizo entonces evidente una premisa crudamente extraída de la experiencia de los tres últimos años: en momentos que la combatividad de las masas aparenta hacer peligrar el orden oligárquico imperialista, las altas jerarquías de las Fuerzas Armadas cumplen el pale de verdugos del Pueblo y de sostenes del privilegio y la antipatria.

32. ─ Este hecho pudo advertirse con nitidez durante las jornadas de Enero. Quedaron una vez más desmentidas las falacias de los `chantapufis´ que pretenden hacer confiar al Pueblo en el sentido de la dignidad nacional de los altos mandos de las Fuerzas Armadas.

33. ─ Las tres armas fueron movilizadas en función represiva y cumplieron eficientemente ese papel humillante. Sobre este particular ya no cabe más engañarse. El gobierno Entreguista, que no cuenta con ningún apoyo del Pueblo Argentino, se respalda exclusivamente en la fuerza armada, que es, hasta ahora, suficiente para conservar el poder.

34. ─ Los grandes paros de 1957 ─ 24 y 48 horas ─ y las Jornadas de Enero de 1959, nos indican que el solo enfrentamiento de las masas populares del Gran Buenos Aires, con las fuerzas represivas, no es suficiente para derrotar al Gobierno Entreguista.

35. ─ En las próximas batallas, independientemente de profundizar y extender la lucha popular en las calles y barrios, siguiendo el ejemplo de Mataderos, habrá que combinar simultáneamente la Huelga General en el Gran Buenos Aires, con la creación de focos similares de resistencia en las grandes ciudades y localidades importantes del interior del país.

36. ─ La creación simultánea de tales focos de resistencia, obligará forzosamente a dispensar la concentración de fuerzas represivas en un solo lugar, con el consiguiente debilitamiento de las mismas; aceleraría la agudización de las contradicciones dentro de cada fuerza armada y permitiría, finalmente, a todos los sectores populares del país, no sólo equilibrar la lucha sino tomar la ofensiva en condiciones más favorables que las obtenidas hasta el presente.

e) LA DEBILIDAD DEL GOBIERNO ENTREGUISTA

37. ─ A pesar del apoyo fervoroso del imperialismo norteamericano y de los altos mandos militares, Frondizi no tiene posibilidades objetivas de lograr el cumplimiento de sus planes de miseria y de entrega.

Como lo ha probado el régimen de la Revolución Fusiladora, un gobierno que sólo se sustenta en la fuerza y que debe permanentemente recurrir a ella para mantenerse en el poder, está impedido fatalmente de desarrollar una política coherente. Necesariamente está sujeto a un desgaste perpetuo y a una hostilización que termina por agotarlo.

38. ─ Por ello la actitud oficial ante el Pero General, bien puede calificarse como una `victoria a lo Pirro´. La intervención a gran número de sindicados, la movilización de varios gremios y la despiadada persecución al Peronismo, han liquidado definitivamente las posibilidades de cualquier `integración´ a favor del fronzisimo.

39. ─ Esta es, en realidad, la primera gran derrota del oficialismo apátrida. El único peligro serio que amenazaba al Movimiento Popular, era el ser copado por arriba, por la vía de la corrupción y del `legalismo´ controlado.

40. ─ Ambas perspectivas se han esfumado entre las tinieblas del Estado de Sitio. Nuevamente entrarán en conflicto las fuerzas reales de la sociedad argentina: aquellas que han comprendido que no es posible en la República instaurar un gobierno estable sin que el actual orden económico y social impuesto por la Oligarquía y el Imperialismo, sufra profundas modificaciones.

41. ─ Los elementos intermedios ─ transaccionistas─ están desde ahora condenados a la desaparición por falta de bases objetivas para maniobrar. Dentro del Movimiento Peronista ha sonado la hora definitiva para los vacilantes y los temerosos. Un primer síntoma ha sido dado en las 62 Organizaciones con la `liquidación´ de la Mesa Coordinadora que simbolizó el

67

compromiso y la capitulación. Pronto correrán igual suerte todos los politiqueros sin principios. De más en más, la agudeza y violencia de las condiciones sociales promoverá una nueva Dirección Combatiente.

42. ─ Por su parte, el Gobierno Entreguista está ya apresado por una contradicción de hierro que, al desarrollarse inevitablemente, terminará por destrozarlo. O mantiene sus fuerzas represivas en permanente estado de movilización, con el consiguiente desgaste; o disminuye la coerción, en cuyo caso el Movimiento de masas pasará a la ofensiva empujado por la agudeza de las dificultades materiales. En cualquier opción su suerte está sellada.

f) BALANCES Y PERSPECTIVAS

43. ─ Del análisis de las Jornadas de Enero de 1959, se desprenden un conjunto de lecciones que debemos asimilar. Los Peronistas tendremos que formular nuestra Doctrina de Lucha con el material que nos va proporcionando la experiencia y la realidad, entendiendo firmemente que sin esa Doctrina no lograremos aniquilar a los enemigos de la Patria.

44. ─ Resumiendo esquemáticamente las conclusiones más importantes que deben ser ya aplicadas en el orden táctico, diremos que ellas son:

a) Desarrollar una acción tendiente a la unidad del Movimiento Obrero, sin prejuicios sectarios.b) Tender por todos los medios a consolidar un frente común de lucha con todas las organizaciones populares que sean

afectadas por la política antinacional de la pandilla entreguista. Existen los puntos coincidentes para la defensa de la nacionalidad, con los comerciantes afectados por la restricción del mercado interno de consumo; con los industriales amenazados por la libre importación de artículos manufacturados y por los altos aforos para la provisión de materias primas esenciales; con los estudiantes universitarios y secundarios.

c) La tarea más importante, condición previa para el cumplimiento de las dos anteriores es la construcción de la tendencia revolucionaria del Peronismo. Fortalecer y desarrollar el Comando Nacional Peronista, hasta que alcance la Dirección del Movimiento, constituye la obligación de todo activista y militante consciente de su responsabilidad. Hay que superar la indisciplina y la anarquía. Hay que trabajar orgánicamente. Hay que prestar particular atención a la capacitación doctrinaria. Hay que combinar la mayor audacia en las concepciones con el mayor desprecio por los aventureros y vendedores de buzones.

45. ─ Las perspectivas que se abren son duras y difíciles. Nos aguardan cárceles y persecuciones.46. ─ Pero el porvenir será nuestro si ponemos en la lucha, abnegación, fe en el Pueblo y confianza en la justicia de

nuestro Movimiento.Comando Nacional Peronista, 30 de Enero de 1959

(Fuente: Baschetti, Roberto, Documentos de la resistencia peronista 1955-1970, Buenos Aires, Editorial de la Campana, 1997,pp. 150-159)

JUAN CARLOS ONGANÍA, DISCURSO EN WEST POINT, 1964.

IntroducciónEl tema a desarrollar implica la necesidad de desentrañar la ubicación de nuestras Fuerzas Armadas a la luz de las

naciones americanas, conforme se encuentra establecido en las respectivas Constituciones nacionales.Las naciones de América han adoptado el principio de la soberanía popular ejercitada a través de la democracia

representativa, estableciendo conforme al gobierno el sistema republicano.Estos son los principios políticos que gobiernan a América; son ellos la ley suprema de este continente y esa ley tiene un

espíritu que la anima y la sostiene el cual fuera sencilla, pero elocuentemente expresado en la declaración de independencia de nuestros anfitriones: `Juzgamos evidentes por si mismas estas verdades: todos los hombres han nacido iguales; están dotados por el Creador de ciertos derechos inalienables; entre estos derechos se cuentan, la libertad, el procurar la dicha. Se han establecido gobiernos entre los hombres para garantizar estos derechos, y el poder del gobierno emana del consentimiento de los gobernados´.

La comunidad nacionalEs cierto que la primera etapa en la vida de la humanidad ─ la de su existencia salvaje─ caracteriza, precisamente, el

momento en que el hombre se encuentra impotente ante la fuerza sin control y que con los otros hombres se rigen, crudamente, por la ley del más fuerte.

Pero es cierto también que desde que la humanidad existe, el hombre aparece provisto de dos extraordinarios elementos psíquicos, como para poder firmar su existencia en principios distintos: la inteligencia, por una parte, que le permitió comprender el equilibrio social en la vida de relación y la conciencia moral, por la otra parte, que lo llevó a descubrir en todo hombre, un ser espiritual que no acepta ser instrumentado como medio por otro hombre, sino como fin de sí mismo.

Se advierte así, en el decurso de la humanidad, a través del proceso histórico, el esfuerzo prodigioso del hombre, para ordenar su existencia, conforme a normas de convivencia política que regulen, jurídicamente, la trabazón de los intereses ideosociales que definen a toda colectividad.

La historia comprueba que el espíritu de comunidad nacional no aparece en las agrupaciones humanas, sino al término de una evolución política y social, que suele ser bastante larga, y que algunos pueblos no la alcanzan nunca.

68

Lo dicho nos permite aseverar también, que tanto el Estado como las fuerzas armadas, no existen por sí mismas, sino que son manifestaciones objetivas con que un pueblo expresa su voluntad de vivir, desarrollarse y preservarse dentro de una comunidad social organizada.

Una nación se caracteriza, por un previsible crecimiento regular y sostenido de sus fuerzas productoras, del bienestar social y la evolución cultural de sus habitantes y por la clara delimitación de su papel en la contingencia internacional en la cual se mueve.

Una nación es, pues, una familia espiritual y no tan sólo una colectividad humana circunscripta por la geografía. Dos factores que en realidad constituyen uno solo conforman la comunidad nacional. Uno es el pasado, el otro el presente y su proyección hacia el futuro; uno es la común heredad recibida de los mayores, otro es la convivencia actual, la voluntad de mantener y acrecentar el patrimonio recibido. El principio en que se finca el espíritu de la comunidad nacional es, por consiguiente, una gran solidaridad amalgamada por el profundo sentimiento de los sacrificios que se han hecho y los que se está dispuesto a realizar.

La conciencia del ser nacional, se resumen en la idea de Patria que da al sentimiento de solidaridad social, una cohesión y fuerza espiritual indestructible.

Misión general de las Fuerzas Armadas.Ese espíritu, en el que debemos siempre cobijarnos, está plasmado en normas positivas, establecidas en las

Constituciones políticas de las Repúblicas de América y que fijan, inequívocamente, el papel de las Fuerzas Armadas en el marco de la democracia representativa.

Sea que tal misión resulte explícitamente fijada, como en algunas constituciones americanas o sea que resulte implícita, como consecuencia de las obligaciones impuestas por el Poder Ejecutivo o a los ciudadanos, las instituciones armadas americanas existen en función de la necesidad de:

─ garantizar la soberanía e integridad territorial de los Estados;─ preservar los valores morales y espirituales de la civilización occidental y cristiana;─ asegurar el orden público y la paz interior;─ propender al bienestar general; y─ sostener la vigencia de la Constitución, de sus derechos y garantías esenciales y el manteamiento de las instituciones

republicanas que en ella se encuentran establecidas.De acuerdo con lo expresado y a fin de satisfacer en toda su amplitud los distintos aspectos que comprende, se infiere

una subdivisión e su misión en dos premisas: una fundamental y otra complementaria perfectamente definidas, a saber:─ Necesidad de mantener la aptitud y capacidad para salvaguardar los más altos intereses de la nacionalidad;─Contribuir activamente dentro de sus posibilidades en cooperación con el poder civil, sin descuidar su objetivo principal,

en el desarrollo económico-social del país, coayudando, en especial, a solucionar problemas en áreas de escaso desarrollo y aliviar situaciones emergentes de siniestros.

Custodias de la soberanía nacional, las Fuerzas Armadas son las depositarias de una tradición que compromete con sentido trascendente su tarea, que no ha sido solamente la de llevar sus armas para la hazaña de ganar un continente a la causa de la libertad.

En relación con lo hasta aquí dicho, conviene destacar que, como consecuencia necesaria del propio ordenamiento republicano y del sistema de gobierno representativo, la naturaleza de las Fuerzas Armadas Americanas, resulta caracterizada por ser apolítica, obediente y no deliberativa, esencialmente subordinada a la autoridad legítimamente constituida, respetuosa de la Constitución y las Leyes, cuyo acatamiento debe estar siempre por encima de cualquier otra obligación.

Libertad, paz interior, bienestar general, defensa de las instituciones republicanas, defensa de la Patria, puede sintetizarse en la defensa de la Constitución, porque no hay interés común sin el plano de coincidencias en la ley fundamental del Estado que crea y organiza la comunidad nacional, y no hay Patria, en la total significación del vocablo, sin la ley que la constituye.

Es así como la imperecedera y auténtica tradición democrática americana, se ha desenvuelto bajo el signo inmanente de la autodeterminación del pueblo, como fuerza de impulso sustentada en tres principios inmutables.

─ El sistema republicano y representativo de gobierno;─ El respeto por los derechos del hombre en el orden político, social y económico;─ El cristianismo en el orden moral.Por estos principios combatieron los guerreros de la Independencia y se desangraron los soldados que hicieron la

organización nacional.Por ello, cuanto traiciones esta manera de sentir y de pensar, antiamericano, porque traiciona lo vernáculo y atenta contra

la sobrevivencia física y espiritual del continente.

Las Fuerzas Armadas y la autoridad constituidaLa historia de los movimientos emancipadores americanos, tiene como común denominador, el deseo de los pueblos de

gobernarse por sí mismos y no reconocer, en el ejercicio de los poderes públicos, otra autoridad que no fuese la emanada de las prescripciones constitucionales que se dieron con su libre consentimiento.

69

Los hombres de armas de América, imbuidos también de ese espíritu, jugaron un rol decisivo y preponderante en tales epopeyas y sus espadas estuvieron al servicio de esa causa, sin que los movieran apetencias personales de poder, sino el ferviente anhelo de lograr para sus conciudadanos, el derecho de gobernarse por sí mismos.

El éxito de sus armas y la ferviente adhesión de los pueblos liberados les ofrecían todas las posibilidades de entronizarse en el poder y gobernar aquéllos con arreglo a normas autoritarias, sin sujeción a otros recaudos que los determinados por su propia voluntad, sostenida por la fuerza de sus armas.

No obstante ello, fue coincidente en los militares americanos el propósito de asegurar la autodeterminación de los ciudadanos, en la elección de sus hombres de gobierno y el establecimiento de normas jurídicas que regulasen el ejercicio del poder para evitar desbordes de la autoridad pública.

A esas normas se sometieron de buen grado ellos mismos, persuadidos de que sólo son libres los hombres y los pueblos cuando viven esclavos de la ley; creían firmemente en la fuerza del derecho y no en el derecho de la fuerza.

Bellas páginas de autolimitación nos ofrecen esos soldados americanos, que exhibieron ante la historia un nuevo cuño de militares imbuidos de sencillez republicana, de desinterés, de sumisión a la ley y de respeto por la voluntad popular.

Llena de estos conmovedores ejemplos está la historia de América.El Gran Capitán de los Andes José de San Martín, sostuvo en su renunciación política ante el Congreso General reunido

en Lima: `Presencié la declaración de la Independencia de los Estados de Chile y del Perú; existe en mi poder el estandarte que trajo Pizarro para esclavizar al Imperio de los Incas y he dejado de ser hombre público; he aquí recompensados con usura diez años de revolución y guerra´.

`Mis promesas para con los pueblos en que ha hecho la guerra están cumplidas; hacer su independencia y dejar a su voluntad la elección de sus gobiernos´.

El Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, que resignó la presidencia vitalicia que le ofreciera el Congreso Constituyente de Bolivia, expresó luego de completar el período de su gobierno:

`La Constitución me hace inviolable; ninguna responsabilidad me cabe por los actos de mi gobierno. Ruego pues, que se me destituya de esta prerrogativa, que se examine escrupulosamente toda mi conducta. Si hasta el 18 de abril se me justifica una sola infracción de ley, si las Cámaras constitucionales juzgan que hay lugar a formación de causas al ministerio, volveré de Colombia a someterme al fallo de las leyes´.

El General Francisco de Paula Santander, dijo a su pueblo: `Las armas nos dieron la Independencia; las leyes nos darán la libertad´. El General Bernardo O´Higgins al alejarse de la función de gobierno pudo decir: `Conservo sólo mi honra, la memoria del bien que alcancé hacer y no me agita pasión alguna. Antes de vencer a mis enemigos aprendí a vencerme a mi mismo´.

George Washington, cuyos preclaros servicios a la causa de América y de su patria fueron acompañados de una ennoblecedora modestia y sencillez republicana; Simón Bolívar, infatigable en su anhelo de consolidar en la ley su epopeya mediante la organización política de los pueblos manumitidos y tantos otros soldados americanos, representan el arquetipo de los militares de este Continente, brazos obedientes de la ley que sólo consideraron como legítima la autoridad que emanara de sus normas.

Si queremos realmente aprender, con justeza, el sentido trascendente y la misión de las Fuerzas Armadas de América, habremos de tener bien presente el espíritu de esos próceres militares, que fueron soldados sin dejar de sentirse ciudadanos, hombres que sirvieron y vivieron al amparo de la ley y de las instituciones republicanas.

El sometimiento de las instituciones armadas a los poderes constituidos, hace a la esencia de la organización política americana, toda vez que sus gobiernos reposen sobre el principio de la soberanía del pueblo y los poderes republicanos que son los únicos en que la voluntad popular ha delegado el ejercicio de la autoridad.

Las Fuerzas Armadas son el brazo fuerte de la Constitución y está [sic.] sobrevive, en tanto y cuanto se desenvuelva en forma natural y pacífica, el ejercicio de los poderes de gobierno que sus normas estatuyen; no es, pues, legalmente concebible que ese brazo, creado precisamente para sostenerla, se vuelva para sustituir, injustamente, a la voluntad popular.

Y si tal pretensión no puede admitirse frente a la Ley, menos aún puede sostenerse a la luz de la límpida trayectoria histórica que señala la vocación republicana de los próceres militares de América.

Honrar a la ley y al mandato histórico de esos próceres, padres de nuestras instituciones armadas, es honrar al uniforme que con orgullo vestimos y la memoria de quienes jalonan con sus tumbas el largo y penoso camino de la emancipación americana y la organización política de sus pueblos.

No tengamos la falta de humildad y la falacia que presupone el proclamarnos depositarios de todas las virtudes cívicas y las reservas morales de nuestro pueblo; no pretendamos convertirnos en censores de la República y sus gobernantes y árbitros finales de las decisiones de las autoridades elegidas por el pueblo; como nuestros ilustres predecesores seamos soldados sin dejar de sentirnos ciudadanos, poseídos de esa fe en la democracia que los alentara.

Estamos convencidos que la democracia no se declama; se la siente y se la practica, con profunda fe en sus instituciones, con cabal sentido de responsabilidad, cumpliendo a conciencia la misión que tenemos asignada y sn pretender exceder el límite de las atribuciones que constitucionalmente nos corresponde.

Las Fuerzas Armadas serán tanto más vigorosas en su estructura orgánica- funcional, cuanto menos influyan en el quehacer político interno del estado y cuanto más campo de acción dejen al gobierno de la Ley y a la libertad ciudadana, para que lo penetre y vivifique, en el proceso periódico de la democracia.

70

Las instituciones militares dejan de ser núcleos fehacientes de la defensa nacional, el día que se convierten en un peso que gravite en la opinión pública, en resorte compresor de gobiernos o en elemento politizado al servicio de intereses que no son los del conjunto de la Nación, porque, tarde o temprano, engendran en la sociedad que las nutre, el caos propicio para entregarla inerme y amilanada, al comunismo internacional que, en tales circunstancias hace de ella presa fácil.

Tengamos en eso, la emocionante confianza que en la democracia tuvo Tomás Jefferson, cuando sostuvo que ese sistema de gobierno era la mejor esperanza para el mundo y que estaba persuadido que para sostenerlo concurrirían a su defensa todos los hombres libres como si se tratase de un asunto puramente personal.

Estimo ahora necesario detenerse en el análisis del concepto de subordinación a la autoridad constituida que debe caracterizar a las instituciones armadas.

La subordinación es debida a la autoridad del gobierno en cuanto ésta emana de la soberanía popular, en cuyo nombre la ejerce, conforme a los preceptos constitucionales. El acatamiento es debido y referido en última instancia a la Constitución y a las leyes; nunca a los hombres o a los partidos políticos que circunstancialmente pudiesen detentar el poder público.

Si esto fuese así, quedaría trastocada la misión fundamental que compete a las Fuerzas Armadas; dejarían de ser políticas y se convertirían en guardias pretorianas al servicio de determinadas personas o agrupaciones políticas.

Hemos ya señalado que las instituciones armadas tienen como misión, en lo interno, la preservación de la paz interior, el mantenimiento de las instituciones republicanas y el sostén de los derechos y garantías esenciales que la Constitución consagra.

Está claro, entonces, que tal deber de obediencia habrá dejado de tener vigencia absoluta, si se produce, al amaro de ideologías exóticas, un desborde de autoridad que signifique la conculcación de los principios básicos del sistema republicano de gobierno, o un violento trastrocamiento en el equilibrio e independencia de los poderes, o un ejercicio e la potestad constitucional que presuponga la cancelación de las libertades y derechos de los ciudadanos.

En emergencias de esa índole, las instituciones armadas, al servicio de la Constitución, no podrían, ciertamente, mantenerse impasibles, so color de una ciega sumisión al poder establecido, que las convertiría en instrumentos de una autoridad no legítima, ya que es de toda evidencia el hecho que contra el sistema de la democracia representativa, puede atentarse con menor efectividad desde el llano que desde el gobierno.

El pueblo recobraría en tales circunstancias el ejercicio del derecho de resistencia a la opresión, claramente señalado en la Declaración de Independencia de los EE.UU., que estatuye:

`Siempre que una forma de gobierno llega a ser destructora de este fin (los derechos inalienables de los hombres), el pueblo tiene el derecho de cambiarla o abolirla y de establecer un nuevo gobierno. La prudencia enseña, a la verdad, que no conviene cambiar por causas pequeñas y pasajeras los gobiernos establecidos de larga fecha y la experiencia de todos los tiempos muestra, en efecto, que los hombres se hallan dispuestos a tolerar los males soportables mejor que hacerse justicia a sí mismos aboliendo las formas a que están acostumbrados. Pero cuando una larga serie de abusos y usurpaciones, que tienden invariablemente al mismo fin, marca el propósito de someterlos al despotismo absoluto, tienen el derecho, tienen el deber de rechazar tal gobierno y de proveer, con nuevas salvaguardias, a su seguridad futura´.

Este principio fue recogido por Francia en la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano, cuyo Artículo II establece:

`El fin de toda asociación política es la conservación de los derechos naturales e imprescriptibles del hombre. Estos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la resistencia a la opresión´.

Al margen de toda norma concreta, el ejercicio de tal atribución por el pueblo, se encuentra inequívocamente comprendida en los derechos implícitos o no enumerados, pero que son una consecuencia natural del principio de la soberanía popular y del sistema republicano de gobierno.

Y visto que el pueblo no puede, por sí, ejercitar ese derecho, en virtud de que está inerme, dicha atribución se traslada a las instituciones que él mismo ha armado y a las que les ha fijado la misión de sostener la efectiva vigencia de la Constitución.

Es esta una verdad tan concluyente que, si no la reconocemos y sostenemos a ultranza la sumisión a las autoridades constituidas, aun cuando éstas sean despóticas, deberemos, para ser congruentes, renegar de las epopeyas emancipadoras que nos dieron la independencia política y el sistema de gobierno que nos es propio.

Desde luego que el ejercicio de tal derecho, queda reservado sólo frente a la existencia de excepcionales circunstancias de hecho, que impliquen el avasallamiento de los preceptos constitucionales, por acción de las autoridades que ejercen el gobierno; es la razón última, el remedio heroico que reclama como presupuesto indispensable, la existencia de grave emergencia para la suerte de las instituciones republicanas y las libertades públicas.

Sería un crimen de `lesa patria´ que las instituciones armadas pretendiesen acometer la quiebra del orden constitucional ante eventuales desaciertos en el manejo de los negocios públicos por parte del gobierno, por más grave que éstos aparenten serlo; en una democracia, los errores en la conducción gubernativa, sólo deben encontrar remedio, en la expresión de disconformidad de los ciudadanos a través del sufragio.

Las Fuerzas Armadas, no pueden subrogarse en el ejercicio de la soberanía popular, ni son, por cierto, los órganos llamados por la ley para ejercitar el contralor de la constitucionalidad de los actos de gobierno, ni para hacer efectivas las eventuales responsabilidades políticas de los gobernantes. En tanto y cuanto un gobierno por más inepto que fuere, ajuste su accionar a los principios esenciales que emanan de la Constitución, deberán respaldar la autoridad del mismo, toda vez que ello significa ceñirse a su cometido constitucional, sin que ello implique pronunciarse con relación a la eficacia de su cometido

71

constitucional, sin que ello implique pronunciarse con relación a la eficacia de su gestión política, ni tampoco dejar de contribuir, activamente, dentro de sus posibilidades, en el desarrollo económico-social del país.

Las Fuerzas Armadas y la comunidad nacionalEn tal sentido la colaboración de las Fuerzas Armadas en la gestión política de gobierno, debe ser amplia y decidida, sin

reservas de ninguna naturaleza, trascendiendo, incluso, en el marco de su misión de capacitarse y capacitar militarmente a los ciudadanos, para proyectarse decididamente en todos aquellos aspectos que, sin desmedro de su finalidad esencialmente castrense, tiendan al engrandecimiento de la Patria y al bienestar de sus habitantes.

El plan militar general para la defensa del Continente Americano reconoce la conveniencia de propender por todos los medios posibles a elevar los niveles de vida de los pueblos con el objeto de combatir eficazmente la propaganda comunista, que se trata de explotar la ignorancia y la pobreza de los ambientes subdesarrollados.

Así lo han entendido las Fuerzas Armadas en la actualidad, conscientes de no seguir solamente de cerca el progreso técnico de su época, sino también adecuando sus estructuras, en forma tal, que les permita representar un positivo aporte a las más diversas manifestaciones de la vida nacional, dentro de las siguientes limitaciones:

─ sin disminuir su capacidad profesional;─ sin competir con la actividad civil particular.Llevar las Fuerzas Armadas a colaborar decididamente en obras de bien público, en tareas educacionales, vocacionales,

técnicas, haciendo su aporte al acervo cultural del país, etc., presupone ligarlas, estrechamente a los intereses e ideales de la sociedad, para promover un acercamiento y beneficios mutuos, en un ordenado espíritu de cooperación, buscando que la comunidad sienta la necesidad de la existencia de las instituciones militares, como problema de su propia supervivencia.

Hay en América Latina, extensas regiones cuyo ritmo de desarrollo ha sido lento; además coexisten en cada territorio nacional centros provistos de todos los adelantos de la vida moderna, con zonas deficitarias donde faltan caminos, puentes, escuelas, hospitales, usinas eléctricas, embarcaderos, desagües y obras necesarias para la convivencia social.

Estos trabajos poseen, precisamente, la característica de referirse a aquellas exigencias humanas más elementales. Observadas desde el punto de vista del ciudadano común, que vive en zonas más adelantadas, parecen poco significativas, pero para el hombre de regiones de menor desarrollo, constituyen las bases indispensables para una vida mejor, más segura y provechosa.

Es, precisamente, en la ejecución de estos trabajos, donde las Fuerzas Armadas desempeña preponderante papel, estrechando filas con su pueblo, colaborando silenciosamente allí donde faltan brazos y capitales, en la tarea de engrandecimiento nacional, para felicidad de los habitantes y fortalecimiento del país en todos los órdenes.

La participación militar, contribuye pues, de manera decisiva a restablecer en parte y dentro de las posibilidades de la institución el equilibrio de la estructura económico social de la Nación. Al crear mejores condiciones de vida para millones de personas, en su propia localidad, atacan directamente a causas fundamentales de orden social, entre otras, las migraciones internas, que tanto daño hacen al país, con sus secuelas de `villas miseria´ y sus masas de seres desarraigados, que vegetan en los suburbios de las grandes ciudades como exponente virtual de una penuria colectiva.

La colaboración, cívico-militar al contribuir decisivamente en la dotación de una infraestructura zonal mínima, se convierte además, en motor esencial del desarrollo nacional. En efecto, al posibilitar una mayor dinamización de la vida regional, estos trabajos de mejoramiento darán origen – la experiencia nacional e internacional así lo prueba- al nacimiento de nuevas formas económico y sociales, y, por supuesto, a nuevas necesidades de desarrollo [sic.]. En tal sentido, el organismo militar en función de acción cívica posee un horizonte amplio, toda vez que su acción está orientada para dotar a la colectividad, de algún elemento básico para la satisfacción de necesidades generales.

Las Fuerzas Armadas, siguen así el camino de la colaboración estrecha con su pueblo para el cumplimiento de la inmersa tarea que impone el progreso constante de la Patria. Como siempre, su contribución será decisiva en esta hora que reclama realizaciones, en que todos hemos comprendido, sin distingos de ninguna clase, que este es el momento de los hombres de buena voluntad, que esta es la hora en que los intereses particulares, deben subordinarse a los de la comunidad, para hacer una Patria más grande, más fuerte y progresiva para todos sus hijos. La tarea de las Fuerzas Armadas, en este período trascendente para la humanidad, está signada por dos factores esenciales; primero el mantenimiento de la Nación en condiciones para la defensa militar de su soberanía económica y política, en un mundo que se torna cada vez más agresivo; segundo, en darle a su vocación civilista un nuevo contenido, adaptando la acción de sus cuadros a las nuevas necesidades planteadas por la realidad nacional para aumentar el bienestar de la comunidad, contribuyendo al desarrollo integral del país.

En tal sentido, es ya trasnochado el concepto de que las Fuerzas Armadas constituyen organizaciones enquistadas, en la aislante caparazón de sus misiones constitucionales perfectamente delimitadas, deben cooperar en toda la dimensión de sus posibilidades, a la realización de las finalidades integrales del Estado, que son la grandeza del país y el bienestar de sus habitantes.

Por lo demás, en un mundo signado por la proyección del individuo al cosmos, donde graves problemas se agitan y se asiste a los denodados esfuerzos del hombre para supervivir en libertad, conforme el Creador lo hiciese, el trazado y la ejecución de las grandes planificaciones políticas sociales o económicas, puede influir decisivamente, de manera positiva o negativa, en el mantenimiento del sistema de la democracia representativa y la preservación de la tranquilidad pública, que es su presupuesto, motivo por el cual las Fuerzas Armadas no pueden, bajo ningún concepto, permanecer indiferentes a la obra de gobierno, puesto

72

que ello señalaría, además, una falta de sensibilidad nacional, de la que no pueden desprenderse hombres de armas que provienen del pueblo.

Como contrapartida, los gobernantes tienen la ineludible obligación de dar posibilidad de cooperación, en la grande acción de gobierno, a sus Fuerzas Armadas, sin que ello implique conferirles personería política ni capacidad de decisión final, la que siempre corresponderá a los poderes como atribución constitucional para ello: la referencia se vincula, exclusivamente, con una aptitud mental de acercamiento entre los gobernantes y sus instituciones armadas, con vistas al engrandecimiento de la Nación y la prosperidad de sus habitantes, objetivos para cuyo logro las Fuerzas Armadas, por vocación, mandato histórico y formación particular, anhelan, desinteresadamente, tomar su posición de responsabilidad, sin reclamar ningún derecho.

Esa será siempre la mejor contribución y la más hábil conducta de los hombres de gobierno para lograr una efectiva apoliticidad de las Fuerzas Armadas, ya que, al darles participación en el gran diálogo nacional que debe presidir la ejecución de la política general, evitarán el aislamiento reticente de las instituciones armadas.

(Fuente: Boletín Público de la Secretaría de Guerra, Buenos Aires, 10 de setiembre de 1964, nº 3411)

ENTREVISTA AL COMODORO JUAN JOSÉ GÜIRALDES

CONFIRMADO. ─ Hay una ola cada vez más intensa de rumores sobre la posibilidad de un golpe militar. Sin embargo, el gobierno está convencido de que el único que podría dar el golpe, el general Onganía, no va a darlo. ¿Coincide con esa opinión?

GÜIRALDES. ─ Es evidente que cada vez con más frecuencia e intensidad se habla de la posibilidad de que la vacancia del poder civil sea ocupada por las Fuerzas Armadas; más precisamente, por el Ejército, con su comandante en jefe a la cabeza.

También creo que el gobierno piensa que no, por considerar que está gobernando bien, y que juegan tres factores que presionan el espíritu del Ejército y del general Onganía: primero, que este gobierno es la consecuencia de un proceso político en el que el Ejército tuvo rol destacado, es decir que este gobierno es un hijo del Ejército azul; segundo, porque el Ejército como institución y el general Onganía como titular de la máxima jerarquía castrense temen que una asunción del poder por el ejército suma a éste en el estado deliberativo del que salió merced al pronunciamiento de setiembre de 1962; y tercero, porque el general Onganía piensa que quizá no sea él el hombre adecuado por gobernar.

C. ─ ¿Cree usted que es el hombre indicado, que tiene condiciones para gobernar?G. ─ Si se decide a asumir con el Ejército la conducción de los intereses de la comunidad, sí; si no, no.C. ─ La experiencia en nuestro país demuestra que cuando existen las condiciones económicas, sociales y políticas para

un derrocamiento, las fuerzas armadas encuentran siempre a los hombres que llevan a ese pronunciamiento. En caso de que esas condiciones se produzcan, ¿cree usted que el Ejército superaría al general Onganía, si éste se negara a ser el jefe de ese momento?

G. ─La ocupación de la vacancia del poder civil por el Ejército, a la que me refiero, no puede ser un cuartelazo más, ni tendría las características de otras asunciones del poder por los militares, como ha sucedido en nuestro país o en otros de similares características.

Es por eso fundamental que se entienda que no se trata del caso de un militar providencial que haya gestado o quiera gestar en la conspiración o la conjura una acción a ser acometida con sentido mesiánico y al influjo de sus propias ideas, sino de la vacancia de un poder civil surgido de un compromiso político que no ha solucionado ni es capaz de solucionar los problemas de fondo de la comunidad argentina; la comunidad desea la síntesis, aspira a ella y no se conforma con un destino menoscabado en la postergación y el desaliento.

Sería, pues, dañoso para el país y para el Ejército que, ante la necesidad de un acto de la naturaleza a que me refiero, la más alta jerarquía militar sea sobrepasada o esté amenazada de ser sobrepasada por alguno o algunos de sus subalternos. Éstos no podrían tener la suma del poder militar que ostentan el actual comandante en jefe en el marco de los reglamentos militares y obtenido en circunstancias tan particulares que le otorga no sólo el pleno acatamiento a las formalidades disciplinarias, sino al espíritu mismo de la subordinación.

C. ─ ¿Se justifica el derrocamiento del gobierno en estos momentos?G. ─ Sí.C. ─ ¿Un derrocamiento liso y llano o una revolución?G. ─ Un derrocamiento al servicio de un gran propósito nacional, que es el de poner el país en marcha a tono con la

época en que vivimos.Los argentinos concedieron al actual gobierno el tiempo necesario para que se convirtiera, a pesar de su origen ilegítimo,

por la no participación de todos los sectores de opinión en el acto electoral, en un gobierno legitimado en los hechos; capaz de congregar, en torno de un plan simple en el que toda la comunidad conciencia, el aporte de las mejores inteligencia y el apoyo de todos los sectores partidarios de la transformación. Está visto que ese plazo se ha alargado en exceso y que el actual gobierno no evidencia la más mínima tendencia a satisfacer esas aspiraciones comunitarias.

C. ─ Sin embargo, existe la tesis, bastante generalizada, de que un gobierno constitucional, por malo que sea, es mejor que un gobierno militar, por bueno que sea. El derrocamiento ¿no es un poco un salto en el vacío?

G. ─ He escuchado con frecuencia esa opinión. Ya estamos en el vacío.

73

C. ─ Por una fantasía de la imaginación, supongamos que un día amanecemos con la noticia de que el presidente está en Cruz del Eje, y que el general Onganía está en la Casa de Gobierno. ¿Qué pasa en el país? ¿Se asusta la gente?¿Se viene abajo la Bolsa?

G. ─ No se asusta nadie. No se viene abajo nada.Por otra parte, convencido de la prudencia y sentido de responsabilidad del Ejército, las cosas no sucederán así. No se

trata de que el Ejército resuelva asumir la conducción de los intereses nacionales impensadamente, de la noche a la mañana, sino de un Ejército que conoce no sólo los problemas específicos y sus soluciones técnicas, sino también la política de cosas que es necesario acometer en la Argentina para sacar al país de su actual postramiento. Es un ejército nutrido en todos los sectores que constituyen la comunidad, con muchas lecciones aprendidas y con una singular experiencia acumulada durante el gobierno del doctor Guido, en el que le tocó actuar como respaldo real de ese gobierno; y que, por sobre todo, siente, como sentimos todos los argentinos, que atravesamos por una profunda crisis anímica, de falta de fe y de confianza, de exceso de ideologías y dogmatismos en pugna; pero que coincidimos en la necesidad de sacudir el actual escepticismo y proyectar la Nación a destinos de grandeza, como ha sido siempre característica de nuestra Patria.

Precisadas por el Ejército en un breve documento las razones que motivan su actitud, la comunidad argentina toda lo entendería bien. Si la Bolsa fuera un termómetro real de la reacción del país frente a los hechos, es indudable que las cotizaciones subirían.

C. ─ De todos modos, más baja de lo que está la Bolsa hoy, no podría estar. Pero ese presunto gobierno militar, ese general Onganía en la Casa de Gobierno, ¿va a gobernar con los regimientos y sin el país?

G. ─ No. Bien se ha dicho que las bayonetas sirven para cualquier cosa, menos para sentarse encima. De lo que se trata es de interpretar las apetencias de nuestra comunidad, de proyectarse en el mundo conforme a la época en que vivimos. En síntesis, de buscar en las esencias mayoritarias de la Argentina de hoy los elementos aglutinantes para la gran tarea conjunta.

Esto es una revolución, y no un simple golpe de Estado. Pero una revolución que no tenga por objeto destruir, sino construir; sintetizar; no quitar nada a nadie, pero sí dar a cada uno lo suyo conforme a sus merecimientos, que ése es el sentido de la justicia.

C. ─ A veces, las grandes palabras ocultan las cosas más prosaicas. Cuando usted dice las esencias mayoritarias, muchos van a entender que se refiere a las masas peronistas. Por lo tanto, se crearía dentro de ese gobierno militar un gran debate: ¿qué hacer con el peronismo?¿No garantiza mejor una salida para todos los sectores del país la vía que estamos siguiendo ahora, las elecciones, que un gobierno militar que impunemente puede elegir a qué sector del país ofrecerle una salida política?

G. ─ Son dos preguntas. Con respecto a la primera, debo expresar que peronismo no es sinónimo de mayoría. El peronismo, que se nutre principalmente en los sectores de la clase trabajadora, es una parte fundamental de las fuerzas transformadoras de la comunidad; ero ni son su todo ni podrían por sí solas ni con su simple respaldo asegurar el éxito de la empresa que debemos acometer todos.

En cuanto a la segunda pregunta, ya se intentó eso el 7 de julio de 1963. Si niego a este gobierno legitimidad es porque su origen está viciado en la esencia misma de la democracia, por la no participación en el acto eleccionario de vastos sectores de la ciudadanía. Como la salida electoral de la que hoy se habla ya comienza a resultar afectada por la amenaza de nuevas limitaciones, habríamos perdido lamentablemente muchos años, que en los tiempos que vivimos cuesta mucho recuperar.

C. ─ Pero la culpa de la ilegitimidad de este gobierno no es del gobierno, sino del Ejército, que controló las elecciones del 7 de julio y creó los vetos que originaron la ilegitimidad.

G. ─ Para calificar con un solo concepto el proceso político que desembocó en el 7 de julio, le diré que fue un proceso desgraciado. Todos tenemos nuestra parte de culpa en que aquella gran oportunidad se frustrara. Quienes exigimos lo que tuvimos que exigir para la solución de compromiso consentida de antemano, y los que entornaron la puerta más de lo necesario para que la solución de compromiso pudiera darse.

Como si esto fuera poco, apareció en las postrimerías del período previo al 7 de julio la palabra `viabilidad´, que transformó, en el seno mismo del Frente, a viejos amigos de ayer en rivales, en cuanto a sus mayores o menores condiciones de `potabilidad´.

El Ejército también tiene parte de esa culpa. Y más que nadie, quienes hoy ocupan el gobierno, porque además de haber sido la usina creadora de leyendas negras y de fantasmas que condujeron al derrocamiento del gobierno constitucional de Frondizi, fueron luego permanentemente vehículo para la acción psicológica destinada a cerrar el acceso de las mayorías al poder.

Pero, más que lo dicho, la principal responsabilidad del actual gobierno consiste en que, a pesar de haber llegado al ejercicio de sus funciones con una legitimidad restringida, no supo luego en los hechos concretar los anhelos de legitimación que toda la comunidad deseaba, lo que pudo haber significado para el radicalismo del Pueblo el convertirse en promotor de la empresa de síntesis nacional al servicio de la transformación que antes había combatido.

C. ─ El gobierno de Illia ha permitido la participación del peronismo en todas las elecciones que se han llevado a cabo desde que asumió el poder. Además, afirma que el peronismo podrá presentarse libremente en elecciones tan decisivas como las de gobernador en el año 1967. ¿No valdría la pena esperar esas elecciones, que probablemente marcarían la pacificación definitiva del país, y se cumpliría así la permanente afirmación del gobierno de que está pacificando el país?

G. ─ En primer lugar, esa afirmación del gobierno es una falacia. Nuestro país no está pacificado. Está anestesiado. Está sumergido en una peligrosa abulia que es necesario sacudir.

74

Por otra parte, si fueran honestas y sinceras sus intenciones de conducir un proceso electoral sin limitaciones de ninguna naturaleza – lo subrayo, de ninguna naturaleza-, debió haber tenido el gran acto de honestidad cívica de no asumir un gobierno obtenido como consecuencia de un acto democrático viciado. Desde el poder es fácil declamarlo.

C. ─ Mucha gente acusa a este gobierno de haber sumergido al país en la abulia. No se entiende claramente qué quiere decir esto, porque Suecia, Noruega, Dinamarca, Bélgica, Finlandia y Suiza, entre otros países, viven la misma abulia. ¿Qué se entiende por abulia? ¿Qué peligro encierra para el país?

G. ─ En la vida de las naciones y de los pueblos hay momentos y momentos. Cuando una comunidad ha logrado la satisfacción del bien común, al sentir de sus integrantes, y marcha a ritmo pausado, eso no es abulia.

C. ─ ¿Equilibrio?G. ─ Moderada marcha, equilibrio y progreso a su manera. Pero cuando una nación como la nuestra, de tan escasos

habitantes en la época en que los patricios le dieron nacimiento, originalmente pastoril, enriquecida luego con numerosos aportes inmigratorios de diversas procedencias, que sentó las bases de su industrialización y cumplió la etapa de incorporación de los inmigrantes y de la burguesía y, después, la plena participación del proletariado en su acceso a la cultura, a la economía y al gobierno, y en la que finalmente se echaron las bases para la transformaciones de fondo que hacen a todo gran proceso, previas a la constitución de una vigorosa comunidad con destino ascendente; cuando una nación como la nuestra, repito, ha cumplido todas esas etapas y precisa lanzarse con decisión al futuro, exige un gobierno que sea vigoroso promotor del bien común, que señale con claridad los objetivos y los medios para alcanzarlos, despierte entusiasmo en las distintas partes del organismo nacional y sea dinámico en su gestión.

El actual gobierno argentino hace cualquier cosa, menos eso. Además, la República Argentina no es Suiza.C. ─ Si se le pregunta a la opinión pública cuáles son las últimas cuatro intervenciones políticas del Ejército, reconocería

en los últimos años, exceptuando el movimiento azul de 1962-1963: la caída de Lonardi en 1955, el derrocamiento de Frondizi en 1062, la adjudicación del Ministerio del Interior al general Rauch en 1963, y, en el mismo año, los vetos, prohibiciones y restricciones políticas que culminaron con el triunfo de la fórmula radical del Pueblo. Si usted considera que estos cuatro hechos políticos han sido erróneos o equivocados, ¿por qué supone ahora que el Ejército va a acertar?

G. ─ Aquí no se trata de acertijo Además, considero que hay momentos en que no hay que preguntarle a la ciudadanía lo que hay que hacer, como un comandante de tropas no pregunta a sus soldados, en vísperas de la batalla decisiva, cuál es su estado anímico, sino todo lo contrario; los arenga, les marca el objetivo y los convoca a la acción.

Como ya he dicho los argentinos atravesamos por una tremenda crisis anímica. Usted sabrá que la muerte por envenenamiento de un escape de gas tiene como causa la anoxia, que, a medida que va debilitando al organismo, hace perder al individuo sus fuerzas vitales para superar el peligro de muerte, al punto de no atinar a cerrar la llave. Éste no es el momento de preguntarle a la ciudadanía lo que hay que hacer, sino de decirle lo que tiene que hacer para no sucumbir. Para no morir por anoxia, alguien tiene que romper una ventana o una puerta.

C. ─ ¿No es una actitud aristocrática?G. ─ Es la función de todo grupo enrolador, de toda elite. Desde que el hombre es hombre, son minorías las que han

encarnado las apetencias de la comunidad que representan. Cuando lo hacen al servicio de sus propios intereses son oligarquías. Cuando lo hacen interpretando las apetencias de la comunidad, entonces son clase dirigente.

C. ─ Una elite o clase dirigente está constituida por aquellas personas cualitativamente capacitadas para dirigir. En el caso del Ejército, ¿por qué el simple hecho e haber pasado por el Colegio Militar los concierte en elite? ¿No será, en cambio, que tienen la fuerza para hacer prevalecer los deseos o las ambiciones de una minoría?

G. ─ No puede inferirse al Ejército en particular y a las Fuerzas Armadas en general el agravio de calificarlas de forzada elite postiza. La acción promotora de la gran síntesis nacional a la que me refiero es aquella en la que, ante la necesidad de convocar a los grupos argentinos para un destino de grandeza, el Ejército asume el rol vacante de actuar como elemento convocador.

No me estoy refiriendo a un gobierno de militares, sino a la ocupación del poder público por una institución que tiene la fuerza para hacerlo y se ve ante la coyuntura de no poder sustraerse al imperativo. Pero esta fuerza de nada serviría si no es para convocar de inmediato, sin más exigencia que la vocación de servir una causa desprovista de todo sectarismo, de toda adhesión a ninguna otra cosa que no sean los objetivos propios de toda la comunidad en la emergencia, a los mejores hombres dispuestos a realizar la tarea que el país reclama para no quedar marginados de la historia y sumergidos en la penumbra de los mediocres.

C. ─ El período más fructífero de realizaciones argentinas quizá comience en 1880 y concluya en 1910, aproximadamente. En sus comienzos, el Ejército cumple una gran función civilizadora y creadora, pero no porque sea el Ejército, sino porque de su seno sale un hombre como el general Julio Roca. Sin él, el Ejército quizá no hubiera cumplido ese papel ni el país hubiera pasado por ese ciclo creador.

¿Por qué supone que un Ejército sin un general Roca puede cumplir ese papel al que usted está refiriendo? ¿O cree que este Ejército tiene en su seno a un general Roca?

G. ─ La segunda parte de la pregunta me aproxima a la respuesta. Aquel período de nuestra historia, signado de grandeza y adecuación a las circunstancias, pudo ser cumplido no porque Roca fuera un hombre excepcional, como lo fue, sino porque la comunidad argentina, sin hacer distingos entre civiles y militares, produjo en aquel momento una síntesis. Considero al actual Ejército y a la Argentina de hoy en condiciones de producir un acto de síntesis y, en consecuencia, al hombre adecuando.

75

C. ─ En Estados Unidos, en algunas revistas se está poniendo de moda la Fanta-política. Quizás un poco como un juego de Fanta-política, y tomando una cantidad de hechos históricos argentinos y extranjeros podemos suponer, como una especulación hipotética, que el Ejército, con una intención anticomunista, tomara el poder. Que ése fuera uno de los objetivos, y realizara una política destinada a alejarla de la cosa estatizante en lo económico.

Sin embargo, la caducidad de los partidos políticos, la necesidad de obtener apoyo de los gremios, eso que originó el peronismo, que no tenía apoyo político pero que movió a Perón a hacer política después del 4 de junio, podrían llevarnos a una solución de tipo `nasserista´, rebasando la intención de los promotores. La historia está llena de movimientos políticos militares que al año, o a los dos años, derivan en algo totalmente distinto de lo previsto originalmente. Quizá la situación argentina o americana pudiera movernos en ese sentido a través de un gobierno militar. ¿O lo cree imposible?

G. ─ Creo, sin ninguna intención peyorativa, que así como la historia está llena de esos ejemplos, los argentinos estamos llenos de seguir oteando en todos los horizontes para ver, como monos, qué es lo que podemos copiar.

En lo tocante a la `intención anticomunista´, dijo bien John Kennedy que: `De los humildes, de los que sufren, de los que viven en la miseria nos ocuparemos. Pero no por temor al comunismo, sino porque es justo que así lo hagamos. Lo que necesitamos hacer los argentinos no es para evitar el comunismo, sino para hacer lo que tenemos que hacer: lograr la satisfacción del bien común y el bienestar de todos los habitantes de esta tierra generosa.

Por otra parte, un gobierno asumido por el Ejército –y no un gobierno de militares- no tendría por qué inclinarse por una solución del tipo `nasserista´, que se ha concretado en un país con condiciones objetivas fundamentalmente distintas al nuestro.

C. ─ Con excepción de los funcionarios del gobierno, los economistas de todas las tendencias coinciden en que se ha producido en el país un gran deterioro económico, que si bien no se percibe en la superficie es mucho más grave porque afecta a las estructuras del país. Ese deterioro económico puede estallar en cualquier momento, creando una situación muy difícil. Si asume un gobierno militar, como el que usted describe, es evidente que durante varios años el pueblo tendrá que hacer enormes sacrificios para resolver nuestros problemas económicos; sacrificios no diferentes de los hechos por Alemania, Francia, Inglaterra o Rusia después de la guerra. Ese gobierno militar tendrá que apelar al sacrificio del pueblo y también de la clase trabajadora, que en gran parte pertenece al partido peronista. ¿No se planteará ahí una negociación en que el peronismo exija dividendos políticos, hasta incluso el retorno del general Perón? ¿No se planteará la necesidad de un acuerdo entre el Ejército y el general Perón?

G. ─ Está bien formulada su pregunta. Sangre, sudor y lágrimas pidió Churchill a su pueblo con el objetivo de lograr la victoria. Lágrimas, sudor y sangre le dio la comunidad, y nadie la retaceó, ni los trabajadores, porque Churchill fuera conservador. La característica fundamental de lo que ocurrirá en nuestro país está dada por el esfuerzo con que acometer la emergencia. Estoy seguro de que los trabajadores argentinos no exigirán a ese gobierno militar otro rédito que el bien común de todos los argentinos.

En cuanto al reclamo del retorno, el solo retorno no solucionaría todas las cosas, así como las cosas no se solucionan con el solo no retorno. Por otra parte, lucida estaría nuestra generación si para sacar hoy adelante a la comunidad argentina tuviéramos que exigir la participación directa de un hombre que hizo en su tiempo lo que consideró conveniente al interés nacional; que tuvo los aciertos y cometió los yerros que son siempre inseparables, pero que, por sobre todas las cosas, dignificó al trabajador y lo proyecto al plano de la plena participación comunitaria, y a quien los peronistas profesan lealtad, no en función de culto a la personalidad, sino como resultado de la esperanza que fundara. Creo que ni el propio general Perón se considera hoy el argentino indicado para lograr la síntesis. Pero sí para contribuir a ella, y estoy convencido e que hará de su parte todo lo que sea preciso. Pensar lo contrario sería agraviarlo gratuitamente.

C. ─ ¿En qué cree usted que radica la fuerza de este gobierno, al cual en dos años, prácticamente, ningún sector militar, político o económico se ha atrevido a enfrentar con una combativa oposición?

G. ─ La fuerza del actual gobierno radica en la desintegración de la comunidad. Además el actual gobierno, apto para el manejo de la cosa de comité y de sus triquiñuelas, ha percibido que los argentinos nos hemos hecho mañeros y que estamos acostumbrándonos a las soluciones a medias, a las transacciones que no son las grandes soluciones de compromiso que caracterizan a otros pueblos. Percibe que todos estamos movidos por pequeñas aspiraciones o por la satisfacción de mezquindades y que, a fuerza de viveza, podríamos lograr en el desenvolvimiento enmarañado de los sucesos la forma de hacer prevalecer nuestros intereses. Y aquí nos equivocamos todos, inclusive el gobierno.

C. ─ ¿Sabe usted que Federico Pinedo apoya a este gobierno?G. ─ Considero que es así.C. ─ ¿Por qué?G. ─Primero, una precisión. En todo lo que llevo dicho y en todo lo que pueda decir, por severa que sea mi crítica, no

tengo intención de agravio; por vehemente que sea mi ponderación, no tengo intención de halado. Los hombres vemos las cosas a través de nuestro prisma. Es natural que el doctor Pinero, viendo las cosas a través de su prisma, con una imagen del país que él tiene, considere que la Argentina está bien servida por el actual gobierno. Hace bien, en consecuencia, en apoyarlo.

C. ─ ¿Explicaría eso también el apoyo que recibe el gobierno de los grandes diarios?G. ─ Lo explica de la misma forma. Es fácil percibir que los llamados grandes diarios se dan cuenta de que, en una

comunidad renovada a la altura de los tiempos, con un desarrollo económico acelerado tal como reclaman las circunstancias, al servicio de una no retaceada y cristina ajusticia social, y en el ámbito de una democracia de plena participación, perderían la posición de privilegio que antes tuvieron, y de la que serán desplazados definitivamente.

C. ─ ¿No es mejor ceder algo para salvar algo?

76

G. ─ Se cede relativamente. En el mundo interdependiente de nuestros días nadie puede gozar de su fortuna si vive rodeado de una comunidad miserable. La felicidad ya no se alcanza con la simple satisfacción de los apetitos materiales. Se logra en la armonía del individuo integrado, material y espiritualmente, en la comunidad, y al servicio de un destino trascendente.

C. ─ Nadie ignora que usted mantiene estrechos y muy frecuentes contactos con altos oficiales de las Fuerzas Armadas. Por lo tanto, usted sabrá que está muy difundida en esos sectores la tesis de que si hay que reemplazar a este gobierno, no debe ser como consecuencia de un golpe más, sino que ese derrocamiento debe estar justificado por la opinión unánime del país. Y de ahí surgieron, dentro de las Fuerzas Armadas, varias teorías llamadas `de la fruta madura´, `de la fruta podrida´, `operación bandeja´, `operación bola de nieve´. Etc. Todas esas tesis indican que hay que esperar hasta que el gobierno llegue al fondo de la crisis económica, y sólo entonces efectuar la operación militar.

El objeto de esta tesis es el de no menoscabar nuevamente el prestigio de las Fuerzas Armadas como institución que hoy está en uno de sus puntos máximos desde el año 1945, es decir, desde los últimos 20 años; mientras están en crisis los partidos políticos, los sectores económicos y los dirigentes gremiales; preservar al menos la institución militar para cumplir con una revolución histórica, aunque eso lleve a un previo deterioro económico del país.

Sería interesante escuchar sus comentarios al respecto, ya que usted probablemente escuchó esas tesis de boca de las [sic.] principales jefes de las Fuerzas Armadas.

G. ─ Aquí tengo que hacer una nueva precisión. Es obvio que mi carácter de oficial superior en retiro me da acceso a contactos frecuentes con mis camaradas. Pero no soy ni me considero vocero de ninguna de las opiniones concretadas en las operaciones cuyos nombres usted menciona.

Más aún. Tantas veces como haya tenido oportunidad en conversaciones privadas con camaradas de expresarles las opiniones que hoy he vertido en este reportaje, la respuesta siempre ha sido la misma: No. Frente a cada uno de esos `no´, me he dicho a mí mismo: `…todavía´.

En cuanto a la teoría de dejar, como parece surgir de la pregunta, que el proceso económico social se degrade aún más, sería pensar en construir sobre las ruinas y el sufrimiento. A mí no me gusta ese tipo de operación. Prefiero asunción heroica de la responsabilidad en el momento en que se deba ser asumida. Yo no puedo marcar ese momento. Deberán hacerlo quienes para señalarlo evalúen, en una correcta apreciación de situación, todos los pro y contra de las más difícil de las funciones en el ejercicio del mando: la decisión.

C. ─ Supongamos que se mantenga la tesis militar de dejar que el país aumente su deterioro, y que así lleguemos a la segunda mitad del año 1966 y a la necesidad de elegir los candidatos a gobernador para las elecciones de principios de 1967. En ese caso, pueden ocurrir las dos cosas. Que los militares digan: `Si Framini es candidato a gobernador en la provincia de Buenos Aires, no hay elecciones´. Es decir, que los peronistas designen a Framini y, por lo tanto, no haya elecciones. O que los militares digan: `Si hay candidatos viables, habrá elecciones´. Y los peronistas sigan haciendo buena letra, y digan: `Perfecto, llevaremos de candidatos a la provincia de Buenos Aires a figuras viables´, y en la lista que sometan a consideración esté el comodoro Güiraldes. ¿Aceptaría usted ser candidato?

G. ─ No puedo rechazar la hipótesis de que el desarrollo de los acontecimientos nos lleve, aunque con una situación de tremendo deterioro económico y serias fisuras en la propia base de la pirámide social, a las elecciones de gobernador de 1967 y luego, como consecuencia de éstas, a las presidenciales de 1969…

C. ─ El diario La Razón, precisamente, mencionó su nombre como un eventual candidato `viable´ para las Fuerzas Armadas.

G. ─ Correcto. Dicha primera mención, ante la opinión pública, de mi nombre para tal alternativa, me ha llevado a meditar sobre su significado y a predeterminar mi decisión. Si llegáramos a las elecciones de gobernador y mi nombre fuera postulado como candidato de una coalición de fuerzas nacionales, populares y cristianas al servicio de la transformación, la aceptaría; pero la rechazaría de plano si mi nombre fuera la consecuencia obligada de que el peronismo no pudiera llevar de candidatos a hombres de sus propias filas.

Aspiro a ser un hombre de síntesis y genuinamente representativo de todos los sectores nacionales, populares y cristianos; pero me repugnaría ser candidato si cualquier otro compatriota no pudiera serlo como consecuencia de limitaciones por razones de rótulo o de lealtades. Esto es, si el peronismo considerara que, junto con otras fuerzas políticas, puede hacer de mí un adecuado gobernador de la provincia de Buenos Aires, ello me honraría. Pero si preferirían que fuera, por ejemplo, Andrés Flamini, no podría yo convertirme en usurpador por viabilidad.

C. ─ ¿Se atreve a hacer pronósticos?G. ─ No soy imparcial.C. ─ De todos modos, ¿qué ocurriría si al fin de año el Presidente de la República da por terminadas las funciones del

general Onganía?G. ─ El Presidente de la República, en su carácter de comandante supremo de las fuerzas de aire, mar y tierra, y en el

ejercicio de potestades constitucionales, tiene el derecho de proveer los cargos militares. Cometería un grave error ejerciendo esa facultad en el reemplazo del actual comandante en jefe del Ejército que, como consecuencia de sucesos que le tocó protagonizar y de sus características personales, ha venido a constituirse en un genuino intérprete del Ejército. La comandancia en jefe del general Onganía no tiene los caracteres de una comandancia común.

77

C. ─ ¿Cree que si se produce, tal como se prevé, la agudización de la crisis económica en los próximos meses, el peronismo seguirá haciendo buena letra con el solo objeto de llegar a las elecciones de 1967?

G. ─ El peronismo no está, a mi juicio, haciendo buena letra con fines especulativos electorales. Está evidenciando en los hechos lavocación y determinación de ese importante sector de la ciudadanía de contribuir con su acción y su conducta al logro de las soluciones nacionales.

Por otra parte, los sectores que se oponen a la concreción en el escenario nacional de una fuerza política amplia y dinámica, que comprenda al peronismo y esté al servicio de transformar la Argentina pastoril en una pujante comunidad industrializada e integrada con una infraestructura a la altura de los tiempos que vivimos, no se oponen ni dejarán de oponerse a su acceso al poder porque el peronismo haga o deje de hacer buena letra. Movidos por intereses y convicciones mucho más profundos y complejos, saben distinguir bien lo anecdótico de lo esencial.

C. ─ En caso de que fuera elegido gobernador de Buenos Aires, lógicamente el peronismo habrá aportado la mayoría necesaria para triunfar, ya que en la provincia de Buenos Aires es el partido mayoritario. Por lo tanto, podría pedirle el peronismo que reintegre el nombre de Eva Perón a la ciudad de La Plata. ¿Qué actitud adoptaría usted?

G. ─ Los peronistas, que me conocen, saben de mis opiniones con respecto a los homenajes, particularmente a los homenajes formales. Un homenaje debe llevar siempre un sentido. Ante tal requerimiento, respondería a los peronistas – en el hipotético caso de que me hubieran hecho gobernador- que prefiero erradicar las villas miseria del Gran Buenos Aires. De esta manera, Eva Perón se sentirá honrada.

C. ─ Puede ocurrir, como ocurrió durante el gobierno de Perón, en que nacieron las villas miseria, que ellos prefieran que sigan existiendo las villas miserias, pero que La Plata se llame Eva Perón.

G. ─ No creo que sea así. Además, el tiempo no anda en balde. Por otra parte, para lograrla la gran síntesis comunitaria, los argentinos debemos estar dispuestos a postergar nuestros más sentidos homenajes a la oportunidad en que ellos sirvan para unir a todos los argentinos sin excepción. Usted habrá observado que las naciones que han logrado consolidar mejor su espíritu comunitario, sólo rinden homenaje a su bandera, a su himno y a los lejanos fundadores de su nacionalidad.

C. ─ El golpe o revolución a que nos hemos estado refiriendo, ¿podrá ser evitado por este gobierno? ¿O es inevitable?G. ─ Sólo la muerte es inevitable. Pero para ello, el actual gobierno debería sacudir los lazos que lo atan al comité y a su

destino o semidestino electoral. Debería cambiar de conducta. Reconocer con sinceridad los errores que ha cometido, y rectificar el rumo enérgicamente. Si esto hiciera, vendría a transformarse en el promotor de la síntesis reclamada.

No creo que el actual gobierno sea capaz de ese esfuerzo. No por deshonestidad, sino por ineptitud.

(Fuente: Confirmado, 26/8/65. En: Antología, vol. III “Revoluciones”, s/l, s/f, s/e).

MARIANO GRONDONA, LA DICTADURA (MAYO DE 1966)

“El hecho de que el gobierno británico haya declarado el estado de emergencia ante la huelga marítima, invita a reflexionar sobre nuestra propia situación.

Nadie duda, por lo pronto, que el gobierno británico es democrático y respetuoso de la ley. Todos saben, asimismo, que los británicos, sin excepción, son flemáticos. Pero el estado de emergencia ha sido declarado ante una huelga, con consecuencias legales similares en muchos aspectos a nuestros estados de sitio y, también, con el apoyo explícito de la oposición.

Esto nos introduce en una distinción tan sencilla como fundamental: en la democracia hay situaciones normales y anormales. En las primeras, basta el rodar tranquilo y rutinario de los engranajes institucionales. En las segundas, hace falta una energía suplementaria, un esfuerzo especial del sistema para superar obstáculos de excepción. La democracia puede ir al paso o a la carrera. Y el estado de emergencia o de sitio es sólo una de las expresiones de la anormalidad: manifestación legal, que es a veces la menos importante.

Actualmente se utilizan los términos `dictadura´ y `dictador´ como sinónimos de `tiranía´ y de `tirano´. Es un grave error de perspectiva histórica. `Tirano´ llamaron los griegos a quien, usurpando el gobierno o abusando de él, concentraba todos los poderes en su mano por encima de la ley y oprimía al pueblo en su propio beneficio. `Dictador´ llamaron los romanos, en cambio, a quien era designado legalmente para enfrentar una situación de excepción, por un término preciso y con amplios poderes. El tirano es un monstruo, una deformación política. El dictador es un funcionario para tiempos difíciles.

Esta idea romana de la `dictadura´ es más profunda de lo que parece a simple vista. No sólo está en la base de todas las instituciones de excepción, como nuestro estado de sitio y nuestra intervención federal. Indica, también, que un orden político enfrenta a veces situaciones que exigen una extraordinaria acumulación de energía en algunos puntos decisivos. La vida histórica de las naciones no es lineal, sino quebrada. Hay tiempos de suave pendiente y hay tiempos de ascensión violenta. Hay tiempos en que el horizonte es amplio y expedito y hay tiempos en que se cierra de golpe detrás de algún obstáculo monumental. La verdadera sensibilidad política reside, entonces, en apreciar debidamente la fisonomía de cada coyuntura. En ser cauto y monocorde cuando el país atraviesa la llanura. Y en adoptar la figura y la fuerza de los conductores cuando el camino se vuelve áspero y sinuoso.

Una de las claves del fracaso del Gobierno en más de un frente es su equivocada percepción del tiempo político argentino.

78

Normalidad y anormalidad: la Argentina no atraviesa un momento de normalidad, sino de anormalidad. Pero el Gobierno se empeña en ser `normal´. La imagen que el Presidente tiene de sí mismo es la imagen de Marcelo T. de Alvear. Pero no vivimos, por cierto, el tiempo transparente de ese digno presidente radical. El oficialismo fue engañado, en este sentido, por la transitoria fatiga de las luchas de 1962 y 1963. El país que surgió del agitado proceso de los `azules´ y los `colorados´ necesitaba, es verdad, una tregua. Pero no quería por eso una postergación.

La situación `anormal´ de la Argentina reside, en primer lugar, en razones objetivas: en la ausencia de inversiones- es decir, en la ausencia de futuro-, en el colapso de los servicios públicos, en episodios reiterados de rebeldía sindical, en la falta de concordia política e institucional. En segundo lugar, cuentan razones psicológicas de tanta o mayor importancia: la impaciencia colectiva por la inoperancia de un Estado antiguo ante un país moderno. Y, también, el doloroso recuerdo de un gran designio que los argentinos no han perdido de vista pese a sus dificultades: el designio de constituir una gran nación.

A veces, la anormalidad se manifiesta en hechos que, tomados por sí mismos, son tan graves como la huelga marítima de los británicos: la paralización de los servicios públicos, la violencia, la ocupación de las fábricas, los disturbios callejeros. Pero la verdadera anormalidad es `crónica´ y reside más abajo, en las capas profundas del espíritu nacional: en el deseo común e irresistible de estar la altura de nuestros sueños.

Obstinación o renovación: obstinarse en aplicar a esta situación remedios `normales´, de simple y tranquila evolución, es ignorar que la normalidad, como tal, nos ha abandonado hace mucho tiempo. El país no quiere ni espera un gobierno de pacífica y respetuosa rutina. El país espera un Moisés porque vislumbró la tierra prometida y se encuentra aún muy lejos de ella. Y esa tierra prometida no es sólo económica y social, sino, por encima de todo, política y universal: la presencia en América latina y en el mundo de una nación con genio y con destino.

Quizás el Gobierno esté a tiempo para interpretar esta esperanza y para asumir la responsabilidad de una sutil `dictadura´ al estilo romano: la concentración de todas las energías políticas disponibles en una gran empresa nacional. Para ello, sin embargo, es necesario que advierta dos cosas. Primero, que hay una empresa nacional. Y segundo, que no la puede realizar solo.

(Fuente: Primera Plana, 31/5/66. En: Antología, vol. III “Revoluciones”, s/l, s/f, s/e).

79

DOCUMENTOS SOBRE REVOLUCIÓN ARGENTINA_________________________________________________________________________________

ACTA DE LA REVOLUCIÓN ARGENTINA (28-VI-1966)

En la ciudad de Buenos Aires, Capital de la República Argentina, a los 28 días del mes de junio del año 1966, reunidos el comandante en jefe del Ejército, teniente general D. Pascual A. Pistarini, el comandante de Operaciones Navales, almirante D. Benigno I. Varela, y el comandante en jefe de la Fuerza Aérea, brigadier general D. Adolfo Álvarez, proceden a realizaron último y exhaustivo análisis de la situación general del país, como así también de las múltiples causas que han provocado la dramática y peligrosa emergencia que vive la República. Ese examen pone de manifiesto que la pésima conducción de los negocios públicos por el actual gobierno, como culminación de muchos otros errores de los que le precedieron en las últimas décadas, de fallas estructurales y de la aplicación de sistemas y técnicas inadecuados a las realidades contemporáneas, han provocado la ruptura de la unidad espiritual del pueblo argentino, el desaliento y el escepticismo generalizados, la apatía y la pérdida del sentir nacional, el crónico deterioro de la vida económico-financiera, la quiebra del principio de autoridad y una ausencia de orden y disciplina que se traducen en hondas perturbaciones sociales y en un notorio desconocimiento del derecho y de la justicia. Todo ello ha creado condiciones propicias para una sutil y agresiva penetración marxista en todos los campos de la vida nacional, y suscitado un clima que es favorable a los desbordes extremistas y que pone a la Nación en peligro de caer ante el avance del peligro colectivista.Esta trágica realidad lleva ineludiblemente a la conclusión de que las fuerzas armadas, en cumplimiento de su misión de salvaguardar los más altos intereses de la Nación, deben optar, de inmediato, las medidas conducentes a terminar con este estado de cosas y encauzar definitivamente al país hacia la obtención de sus grandes objetivos nacionales.Por ello, se resuelve:1) constituir la Junta Revolucionaria con los comandantes en jefe de las tres fuerzas armadas de la Nación, la que asume el poder político y militar de la República;2) destituir de sus cargos al presidente y vicepresidente de la República, y a los gobernadores y vicegobernadores de todas las provincias;3) disolver el Congreso Nacional y las legislaturas provinciales;4) separar de sus cargos a los miembros de la Corte Suprema de Justicia y al procurador general de la Nación;5) disolver todos los partidos políticos del país;6) hacer conocer, al pueblo de la República, las principales causas que han motivado el acto revolucionario, cuyo texto se agrega como anexo 1 a esta acta;7) fijar los objetivos políticos de la Nación que se agregan como anexo 3 a esta acta;8) designar a los miembros de la Corte Suprema de Justicia y al procurador general de la Nación;9) hacer prestar juramento en manos de esta Junta Revolucionaria a los miembros de la Corte Suprema de Justicia, quienes jurarán desempeñar sus obligaciones, administrando justicia bien y legalmente, y en conformidad a lo que prescriben los fines revolucionarios, el Estatuto revolucionario y la Constitución argentina;10) ofrecer el cargo de presidente de la República al señor teniente general (R.E.) D. Juan Carlos Onganía, quien, aceptado el mismo, y al tomar posesión de su cargo, prestará juramento en manos de esta Junta Revolucionaria, en los términos siguientes:"Yo juro por Dios Nuestro Señor y estos Santos Evangelios, desempeñar con lealtad y patriotismo el cargo de presidente de la Nación, y observar fielmente los fines revolucionarios, el Estatuto de la Revolución y de la Constitución de la Nación Argentina. Si así no lo hiciere, Dios y la Nación me lo demanden";11) promulgar los decretos necesarios para ejecutar lo dispuesto en esta acta;12) notificar lo actuado a las representaciones diplomáticas acreditadas en nuestro país, a los efectos de las normales relaciones con sus respectivos países;13) considerar disuelta esta Junta Revolucionaria en el momento que el nuevo presidente de la República jure su cargo._____________________________________________________________________________________________

J. C. ONGANÍA, “ENTREVISTA”, LA NACIÓN (3 –XII-1966).

“Los partidos políticos algún día tendrán que ser reemplazados por otras organizaciones, igualmente políticas, basadas en el ideal antes que en el prejuicio, con lealtad primaria y viva a la Nación antes que al grupo y que miren más a la Argentina que hemos de construir que la Argentina que hemos dejado atrás.[…] La desaparición de los partidos políticos, del Congreso Nacional, etc., significa que el país no tolera formas vacías de contenido y que ha sacrificado las apariencias formales para recuperar la verdad íntima con sujeción a la cual aspira a vivir. Por ello ha sido la primera preocupación de la Revolución echar las bases de una sana comunidad. La comunidad tiene su cédula, en lo que al régimen político atañe, en la municipalidad, que debió constituir siempre la piedra angular de la democracia argentina, no de la democracia hueca, sino de la que nosotros queremos, rica en contenido, construida de abajo hacia arriba._________________________________________________________________________________________________________

80

CGTA: PROGRAMA DEL 1° DE MAYO (1968)

[…] Las palabras de Olmos marcan a fuego el sector de dirigentes que acaban de traicionar al pueblo y separarse para siempre del movimiento obrero. Con su experiencia, que ya era sabiduría profética, explicó los motivos de esa defección.“Hay dirigentes —dijo—, que han adoptado las formas de vida, los automóviles, las casas, las inversiones y los gustos de la oligarquía a la que dicen combatir. Desde luego con una actitud de ese tipo no pueden encabezar a la clase obrera”.Son esos mismos dirigentes los que apenas iniciado el congreso normalizador del 28 de marzo, convocado por ellos mismos, estatutariamente reunido, que desde el primer momento sesionó con el quórum necesario, lo abandonaron por no poder dominarlo y cometieron luego la felonía sin precedentes en los anales del sindicalismo de denunciar a sus hermanos ante la Secretaría de Trabajo. Son ellos los que hoy ocupan un edificio vacío y usurpan una sigla, pero han asumido al fin su papel de agentes de un gobierno, de una oligarquía y de un imperialismo.¿Qué duda cabe hoy de que Olmos se refería a esos dirigentes que se autocalifican de “colaboracionistas” y “participacionistas”? Durante más de un lustro cada enemigo de la clase trabajadora, cada argumento de sanciones, cada editorial adverso, ha sostenido que no existía en el país gente tan corrompida como algunos dirigentes sindicales. Costaba creerlo, pero era cierto. Era cierto que rivalizaban en el lujo insolente de sus automóviles y el tamaño de sus quintas de fin de semana, que apilaban fichas en los paños de los casinos y hacían cola en las ventanillas de los hipódromos, que paseaban perros de raza en las exposiciones internacionales.Esa satisfacción han dado a los enemigos del movimiento obrero, esa amargura a nosotros. Pero es una suerte encontrarlos al fin todos juntos —dirigentes ricos que nunca pudieron unirse para defender trabajadores pobres—, funcionarios y cómplices de un gobierno que se dice llamado a moralizar y separados para siempre de la clase obrera.Con ellos, que voluntariamente han asumido ese nombre de colaboracionistas, que significa entregadores en el lenguaje internacional de la deslealtad, no hay advenimiento posible. Que se queden con sus animales, sus cuadros, sus automóviles, sus viejos juramentos falsificados, hasta el día inminente en que una ráfaga de decencia los arranque del último sillón y de las últimas representaciones traicionadas.[…] Las direcciones indignas deben ser barridas desde las bases. En cada comisión interna, cada gremio, cada federación, cada regional, los trabajadores deben asumir su responsabilidad histórica hasta que no quede un vestigio de colaboracionismo. Esa es la forma de probar que la unidad sigue intacta y que los falsos caudillos no pueden destruir desde arriba lo que se ha amasado desde abajo con el dolor de tantos.Este movimiento está ya en marcha, se propaga con fuerza arrasadora por todos los caminos de la República.Advertimos sin embargo que de la celeridad de ese proceso depende el futuro de los trabajadores. Los sectores interesados del gobierno elegido por nadie no actúan aún contra esta CGT elegida por todos; calculan que la escisión promovida por dirigentes vencidos y fomentada por la Secretaría de Trabajo bastará para distraer unos meses a la clase obrera, mientras se consuman etapas finales de la entrega.Si nos limitáramos al enfrentamiento con esos dirigentes, aun si los desalojáramos de sus últimas posiciones, seríamos derrotados cuando en el momento del triunfo cayeran sobre nosotros las sanciones que debemos esperar pero no temer.El movimiento obrero no es un edificio ni cien edificios; no es una personería ni cien personerías; no es un sello de goma ni es un comité; no es una comisión delegada ni es un secretariado. El movimiento obrero es la voluntad organizada del pueblo y como tal no se puede clausurar ni intervenir.Perfeccionando esa voluntad pero sobre todo esa Organización debemos combatir con más fuerza que nunca por la libertad, la renovación de los convenios, la vigencia de los salarios, la derogación de leyes como la 17.224 y la 17.709, la reapertura y creación de nuevas fuentes de trabajo, el retiro de las intervenciones y la anulación de las leyes represivas que hoy ofenden a la civilización que conmemora la declaración y el ejercicio de los derechos humanos.Aun eso no es suficiente. La lucha contra el poder de los monopolios y contra toda forma de penetración extranjera es misión natural de la clase obrera, que ella no puede declinar. La denuncia de esa penetración y la resistencia a la entrega de las empresas nacionales de capital privado o estatal son hoy las formas concretas del enfrentamiento. Porque la Argentina y los argentinos queremos junto con la revolución moral y de elevamiento de los valores humanos ser activos protagonistas y no dependientes en la nueva era tecnológica que transforma al mundo y conmociona a la humanidad. […]Y si entonces cayeran sobre nosotros los retiros de personería, las intervenciones y las clausuras, será el momento de recordar lo que dijimos en el congreso normalizador: que a la luz o en la clandestinidad, dentro de la ley o en las catacumbas, este secretariado y este consejo directivo son las únicas autoridades legítimas de los trabajadores argentinos, hasta que podamos reconquistar la libertad y la justicia social y le sea devuelto al pueblo el ejercicio del poder.EL CORDOBAZO

“`El Cordobazo fue el comienzo del fin de la dictadura.´En la ciudad de Córdoba, obreros y estudiantes intentaron rendir, el 29 de mayo de 1969, su homenaje a los estudiantes

asesinados en Corrientes y Rosario. Al mismo tiempo, la CGT local declaraba una huelga general de 36 horas. La manifestación fue violentamente disuelta por la policía cordobesa, produciéndose un clima de repudio que puso en jaque a la ciudad y desembocó en la intervención directa del ejército.

81

Crónica`Cinco muertos, veinticinco heridos, más de un centenar de detenidos, varios edificios y automotores incendiados y

numerosos comercios asaltados y saqueados (entre ellos, dos armerías) fue el lamentable saldo de una jornada de dramaticidad y angustia (…).

(…)Los incidentes en el radio céntrico de Córdoba se iniciaron a las once, cuando un grupo de obreros y estudiantes intentó desfilar por la Avenida Colón, vivando la huelga obrero-estudiantil. Fueron disueltos por una compañía de gases, pero antes los manifestantes alzaron barricadas y se defendieron arrojando piedras y ladrillos a la Policía. Ésa pareció ser la señal del inicio de horas de descontrol, en las que el grupo de trabajadores, adheridos al sindicato de mecánicos SMATA y a Luz y Fuerza, y gruesos contingentes de estudiantes, se distribuyeron estratégicamente librando verdaderas batallas campales con la Policía (…).

En Buenos Aires, el ministro del interior, Guillermo Borda, informó a las 17:20 al representante de Onganía sobre la marcha de los acontecimientos en Córdoba. (…)`La situación en Córdoba es muy grave´ y anunció que `se ha hecho cargo el Ejército´. Luego, el Gobierno ordenó la formación de Tribunales Militares Especiales para juzgar a los detenidos. (…) Hacia las 21, el orden se había restablecido en gran medida en el centro de la ciudad (…). En las primeras horas de hoy con la ocupación militar del Barrio Clínicas, la ciudad retornaba lentamente a la normalidad. (…)´

(Fuente: Diario Clarín, viernes 30 de mayo de 1969. En: GARULLI, L.; CHARLIER, N.; CARABALLO,L M. ; Documentos de historia argentina (1955-1976). Buenos Aires, Eudeba, 2011)._____________________________________________________________________________________________________

TESTIMONIO DE A. TOSCO SOBRE EL CORDOBAZO

`Tosco: La lucha comienza al reprimir la policía. Los compañeros de SMATA, los trabajadores de IKA-Renault que venían avanzando, los compañeros de Luz y Fuerza que se concentran frente a la empresa, los compañeros cerveceros, del vidrio, de distintas concentraciones en la periferia de la ciudad, venían avanzando hacia el centro para hacer una gran concentración, pues ése era el objetivo. Y todos esos compañeros fueron atacados por la policía, especialmente los mecánicos y los de Luz y Fuerza. Ahí es cuando surge la capacidad de lucha de los trabajadores, porque todo esto venía precedido de una serie de represiones en distintos lugares del país, incuso en Córdoba. Ya había muertos; los casos de Hilda Guerrero de Molina en Tucumán, de Cabral en Corrientes, de Bello y Blanco en Rosario, y todas esas represiones habían provocado una gran indignación.

La situación era que la policía estaba matando gente y no había defensas para ello. (…) Cuando los compañeros enfrentan a la policía, se hacen las barricadas, se atrincheran (…) los contingentes obreros y estudiantiles. (…) Esto comenzó a las 11 de la mañana, y a las cinco de la tarde debió intervenir el ejército. Más o menos nosotros calculamos que hubo unas 50.000 personas en la zona de la ciudad que estaban en la calle con sus barricadas y ya se habían tomado el centro y el barrio Clínicas que es el lugar donde están fundamentalmente radicados los estudiantes. A la noche se produjo un apagón de luz que duró más de cuatro horas, y fueron tomadas las comisarías, las sedes de la policía en la periferia.

El Ejército, en alguna medida, logró desalojar el centro. Hacía fuego indiscriminadamente. (…) Al otro día nosotros caímos presos (…). Cuando nos detuvieron nos llevaron a una de las sedes militares (…) y nos juzgaron tribunales militares. Nos preguntaron si éramos partidarios de la violencia y nosotros utilizamos como argumento las declaraciones de la Conferencia Episcopal de América Latina (CELAM), conocidas por el documento de Medellín (…) que afirmaban que la violencia, cuando es de los pobres, es un acto de legítima justicia. (…) Yo fui uno de los que di esa explicación al tribunal militar, pero por el resultado es evidente que no los convencí, porque me condenaron a ocho años y tres meses de cárcel.

Periodista: (…)¿Cómo estaba organizada la gente, con qué equipo contaba…?Tosco: La gente estaba equipada, en general, con elementos rudimentarios (…), por ejemplo los compañeros mecánicos

tenían gomas con tuercas, otros tenían bombas de estruendo, y alguno, alguna que otra arma de fuego. La gente se concentró cuando atacó la policía, la gente repelió a la policía con éstos y otros elementos, como piedras, que encontraba en la calle, construyó barricadas, luego les prendió fuego, y fue avanzado en las ciudad con nuevas barricadas hasta que una amplia zona de Córdoba, de unos 9 kilómetros cuadrados aproximadamente, estuvo repleta de barricadas. Esto duró hasta la noche, toda la noche y al día siguiente también. El Cordobazo comenzó el 29 pero recién terminó el 2 0 3 de junio.´

(Fuente: Reportaje a Agustín Tosco, realizado en 1973 por el periodista francés Francois Géze, aparecido en el periódico Democracia Sindical. En: GARULLI, L.; CHARLIER, N.; CARABALLO,L M. ; Documentos de historia argentina (1955-1976). Buenos Aires, Eudeba, 2011).

CGTA, PARO GENERAL DEL 30 DE MAYO DE 1969.

A) LA UNIDAD SE CONSIGUIÓ EN LA CALLE. EDITORIAL DEL PERIÓDICO CGT , DE LA CGT“A” CON MOTIVO DE LA HUELGA GENERAL

Es preciso retroceder diez años para encontrar un paro nacional de la magnitud del que sacudió al país el 30 de mayo; medio siglo para rastrear una lucha callejera del pueblo desafiando sin miedo los fusibles, llorando sin lágrimas los caídos. Otros paralelos son inhallables en la historia del país: obreros y estudiantes unidos en las barricadas, en la cárcel y en la muerte; niños apedreando a las fuerzas de ocupación.

82

El nivel de conciencia manifiesto en esta legítima sublevación popular, el heroísmo a torrentes, la certeza de la victoria final, pusieron en estas jornadas el sello de los grandes cambios históricos. Porque hemos predicado la resistencia contra una dictadura innoble y rapaz, porque hemos sostenido que no hay justicia dentro del sistema, asumimos estos hechos, sus consecuencias y su continuidad.

Los hombres y mujeres que se han lanzado a las calles en todas las ciudades del país, los que cayeron bajo el plomo asesino, los que son juzgados por tribunales militares, sabían que luchaban contra el hambre y la explotación impuesta por el monopolio extranjero, contra la podredumbre de un régimen y la ineptitud de un gobierno. A ellos no tenemos nada que explicarles; al contrario, son ellos los conductores naturales del proceso que no ha de concluir hasta que el último invasor sea expulsado de la patria.

A los hombres de uniforme, que han gatillado contra sus hermanos, nosotros no tenemos mensajes especiales que dirigir, ni pedidos de clemencia que formular ante jueces que no reconocemos, ni favores que pedir ni devolver. Lo que cuadra a la dignidad ya está escrito en el Programa del Primero de Mayo: `Nadie les ha dicho que deben ser los guardianes de una clase, los verdugos de la otra, el sostén de un gobierno que nadie quiere, los consentidores de la penetración extranjera´.

Tampoco tenemos nada que decir a los apaciguadores que lamentan los vidrios rotos y no lamentan los veinte mil niños que mueren anualmente en el país sin necesidad, que sollozan ante un automóvil quemado y no se les mueve un pelo frente a pueblos enteros condenados al éxodo y la limosna; que se estremecen por los gritos de la calle, pero no escuchan los gritos de los calabozos.

A nuestros hermanos queremos dirigirnos:A los compañeros estudiantes que pelearon y cayeron en Corrientes, Resistencia, Rosario, Córdoba, Túcuman y Salta, y

los que aguardan su hora en el resto del país; sin ánimo de rozar su personalidad, menoscabar su tradición, inmiscuirnos en sus organizaciones, queremos recordarles lo que también es válido para las nuestras: Solamente en la lucha, con las bases y con el programa de liberación nacional, puede darse la unidad; y donde los dirigentes no sepan ponerse de acuerdo para combatir, otros lo reemplazarán, porque ésa es la ley del proceso que vivimos juntos y en el que estamos juntos.

A los militares de las organizaciones revolucionarias, los activistas de los movimientos políticos, los intelectuales y profesionales, sin interferir en sus ideas, respetando las leyes propias que rigen sus acciones, postergando incluso la réplica a las críticas que hayamos merecido o recibido sin merecerlas, nos atrevemos a señalarles; Dentro de las masas populares y no fuera de ellas, junto a las organizaciones de trabajadores y no a la distancia, en los actos más que en las proposiciones, realizarán los objetivos que tenemos en común.

A los religiosos de todas las creencias, nuestro mejor homenaje es poder repetir sin modificaciones lo que estampamos en el Programa del Primero de Mayo: `Sólo palabras de gratitud tenemos para los más humildes entre ustedes, los que han hecho suyas las palabras evangélicas, los que saben que el mundo exige el reconocimiento de la dignidad humana en toda su plenitud, la igualdad social de todas las clases´.

Pero, es sobre todo a los compañeros trabajadores de todas las organizaciones, de todos los sectores, de todo el país, que queremos hacer llegar nuestro parecer en momentos que son de triunfo para todos, pero no de triunfo definitivo; de esperanza, pero también de incertidumbre; de grandes claridades y grandes confusiones.

La CGT de los Argentinos ha dicho desde su origen mismo que desea la unidad de los trabajadores, que la considera una aspiración histórica y una necesidad práctica, y que no hay sacrificios ni renunciamientos que sus dirigentes no estén dispuestos a realizar para conseguirla.

Pero al mismo tiempo, ha señalado las condiciones irreversibles de esa unidad: En la lucha, con las bases, con el programa, por la liberación nacional, sin delincuentes y sin traidores.

Cuando esas condiciones se cumplan, como se han cumplido en Rosario y Córdoba, cuando la unión queda sellada con la sangre de los mecánicos asesinados, con la condena del compañero Elpidio Torres y el compañero Agustín Tosco, cuando las diferencias se disuelven en la auténtica solidad de la clase obrera, la CGT de los Argentinos no se opone a unidad; la promueve; no critica la unidad; le rinde su homenaje; no retacera la unidad; la alza como bandera propia.

Pero era buena voluntad no se extiende, no puede extenderse a los que han huido en mitad de la represión, los que viajan a Ginebra en representación de la dictadura, los que visitaron a Onganía en los momentos cruciales en que sus compañeros eran asesinados, los que publicaron solicitadas rechazando el paro del 30. Esos son traidores sin atenuantes.

Existen otros dirigentes de los que nos separan divergencias profundas, pero que no han incurrido esta vez en actos de ese tipo. Una prudencia elemental, el recuerdo de pasadas frustraciones, engaños y acomodos, exige que no nos apresuremos a concrertar alrededor de una mesa, o firmar sobre un papel, lo que no esté definitivamente consolidado en los hechos.

La unidad se da en la calle, de frente a la dictadura.

(Fuente: Baschetti, Roberto, Documentos de la resistencia peronista 1955-1970, Buenos Aires, Editorial de la Campana, 1997).

MOVIMIENTO DE SACERDOTES PARA EL TERCER MUNDO

(…) Si bien la declaración de la Comisión Permanente (…) nos atribuye haber adherido a la violencia, el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo nunca ha predicado, propugnado ni adherido en forma alguna a la violencia. Con respecto a la

83

misma no han podido citar ningún documento del Movimiento donde se haga apología de la violencia, de la que nos acusa la campaña difamatoria (…).

Cuando el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo habla de `revolución social´ lo hace en el sentido (y en ocasiones con los mismos términos) en que dice Pablo VI: `el desarrollo exige transformaciones audaces, que renueven radicalmente las estructuras. Hay que emprender, sin esperar más, reformas urgentes´. También con Pablo VI el Movimiento alerta a los responsables de la sociedad que, en la medida en que se resistan a los cambios, pueden generarse `las revoluciones explosivas de la desesperación´. Pero el Movimiento de Sacerdotes para el Tercer Mundo como tal, nunca ha identificado revolución con violencia. (…)

Calificar de `acción subversiva´ al ineludible deber de la denuncia de la injusticia y la opresión es insidioso y además violento.

Los Obispos de Medellín fueron explícitos en pedirnos a los sacerdotes: `debemos agudizar la conciencia del deber de solidaridad con los pobres…. Que ha de significar hacer nuestros sus problemas y sus luchas…. Y saber hablar por ellos. Esto ha de concretarse en la denuncia de la injusticia y la opresión, en la lucha contra la intolerable situación que soporta con frecuencia el pobre´. (…)

Los sacerdotes para el Tercer Mundo fuimos explícitos al respecto en nuestra carta a los Obispos de América Latina reunidos en Medellín: no condenar la violencia de los oprimidos sin una clara denuncia de la violencia institucionalizada de los opresores, causa de la violencia de los oprimidos. (…)

Es ésta la dimensión que en la tradición ha sido ininterrumpidamente proclamada por los Padres de la Iglesia; `alimenta al que muere de hambre, porque si no lo alimentas lo matas´. (…)

(Fuente: Signos de Liberación, Testimonios de la Iglesia en América Latina. 1969-1973, Lima, Centro de Estudios y Publicaciones, noviembre de 1973. En: GARULLI, L.; CHARLIER, N.; CARABALLO,L M. ; Documentos de historia argentina (1955-1976). Buenos Aires, Eudeba, 2011)._____________________________________________________________________________________________________________________

LA MATANZA DE TRELEW (22 DE AGOSTO DE 1972)

Declaración conjunta de organizaciones armadas peronistas (FAR y Montoneros) y marxistas (ERP), en el Aeropuerto de Trelew.15 de agosto, 1972

¿QUIÉN PONE LA VÍA VIOLENTA? COMO CONSEGUIR EL GOBIERNO DEL PUEBLO. LUCHAR JUNTOS POR LA LIBERACIÓN. EJÉRCITO POPULAR Y TOMA DEL PODER.

Nuestro objetivo al haber tomado la Cárcel, al haber venido hasta aquí e intentar la fuga ha sido el deseo de reincorporarnos a la lucha activa. Hemos fracasado, pero por suerte, varios compañeros nuestros en este momento están arribando a Puerto Montt, lo cual significa que una serie de cuadros de las distintas organizaciones armadas, FAR, ERP, Montoneros, se van a reincorporar activamente a la lucha. Esto para nosotros ha sido un éxito entonces. Aquí en la Patagonia, concebimos esta lucha, esta acción, como la continuación de la lucha que libraron los obreros rurales, los obreros industriales, que en los años `21 fueron asesinados por el ejército, por la represión. Entre ellos se contaban compañeros uruguayos, compañeros argentinos, como Pinto, como Uteredo, como Front; como continuadores de ellos, somos los continuadores también del general San Martín, porque estamos en la segunda independencia, por la liberación del imperialismo yanqui y por la construcción de la Patria Socialista.

Todas las organizaciones que están aquí, Montoneros, FAR, ERP, somos hijos del pueblo, somos hijos de las movilizaciones del 69. Es cuestión de reafirmar nuestra voluntad de lucha junto al pueblo, que es lo que se ha expresado combativamente en las jornadas de lucha, en Córdoba; en Rosario, en Buenos Aires, en todas ls ciudades que luchan permanentemente por derrotar a la dictadura, por conseguir un gobierno popular y construir una Patria Socialista.

Esto es, afirmar una vez más nuestra voluntad de luchar con el pueblo, luchar junto al pueblo para conseguir esos objetivos.

La vía violenta o no violenta no la ponemos nosotros. La vía la pone el régimen, cuando proscribe la voluntad del pueblo. Cuando impide elegir libremente a sus gobernantes. Entendemos que está suficientemente demostrado que el régimen va a tender alguna trampa, y no casualmente sino porque necesita mantener su poder sobre las clases dominadas, mantener la situación de privilegio sobre el pueblo explotado. Entonces siempre van a tender alguna trampa dentro del actual sistema capitalista para impedir la llegada al poder de gobiernos representativos de los intereses del pueblo, que lleven a la construcción de la patria socialista. Entendemos que el problema es algo que nos impone el régimen, cortando todas las salidas posibles. Estamos convencidos de que sólo por esa vía vamos a poder conseguir el gobierno para el pueblo.

Aquí hay compañeros de tres organizaciones: ERP, FAR, Montoneros, esta acción es significativa de nuestra voluntad de unirnos. Estamos juntos en esto y vamos a luchas juntos por la liberación de nuestro pueblo.

Hoy nos separan algunas diferencias políticas, pero estamos seguros que al calor de la lucha estas diferencias van a ser superadas. Dos de las organizaciones que estamos aquí representadas en algunos de sus miembros, son organizaciones peronistas, la otra no lo es, pero eso no es ninguna traba a nuestra voluntad de unidad que estamos aplicando. Los compañeros

84

peronistas estamos aquí no porque nosotros hayamos elegido el camino de la violencia, ya que si el régimen tuviera voluntad de dar elecciones limpias totalmente el pueblo lo aceptaría y nosotros lo aceptaríamos, pero estamos convencidos de que así no va a ser; nosotros decimos al régimen que si quiere demostrar esa voluntad, que no haga tanta cháchara con las elecciones libres, como viene haciéndolo, y que se expida claramente y lo demuestre en los hechos con su voluntad de pacificar al país. En ese sentido, mientras el régimen no haya terminado con las torturas, con los secuestros, con asesinatos que realiza, mientras no permita que el pueblo argentino elija con un programa revolucionario antiimperialista que sea representativo de los intereses del pueblo, como los elaborados en Huerta Grande- La Falda, en la CGT de los Argentinos, que sea fielmente representativo de la voluntad del pueblo. Eso sí tiene voluntad pacificadora. Nosotros estamos convencidos de que no lo va a haber, que permita que el pueblo argentino, y en esto hablo en nombre de las organizaciones peronistas, tenga como candidato natural al general Perón, que permitan su candidatura en las elecciones, que no proscriban otra vez, eso, y sólo eso puede ser demostrativo en los hechos y hasta ahora no han hecho nada en ese sentido. Cada día reprime más, tortura más, encarcela más y no es voluntad del gobierno liberar a los presos y respetar la voluntad del pueblo. Pero eso debe continuar la lucha en las calles ante cualquier atropello del gobierno y la represión. Nosotros también somos parte del pueblo y cada día somos más y más organizados y los hechos lo demuestran así, nos vamos atrincherando, vamos combatiendo y nos formamos con el ejército popular, marchando hacia la toma del poder para la construcción de la Patria Socialista.

(Fuente: Baschetti, Roberto, Documentos 1970-1973, Buenos Aires, Editorial de la Campana, 1995).)

LA FUGA DEL PENAL DE RAWSON

“De ocho pabellones, dos estaban ocupados por detenidos a causa de delitos comunes y los seis restantes por presos políticos, de los cuales dos eran ocupados por compañeros.

Totalizábamos alrededor de 200 compañeros pertenecientes a varias organizaciones revolucionarias, progresistas y dirigentes sindicales combativos.

Los pabellones estaban dispuestos en dos cuerpos de edificios de dos plantas cada uno y contaban con un equipo de cuatro guardias cada planta, lo que hacía un total de 16 para la custodia de los detenidos.

Los edificios, se unían por un pasillo cerrado de unos 15 metros que se continuaba hasta encontrar un tercer cuerpo donde estaban las oficinas del director, sub-director, jefe de guardias, casino de oficiales, oficinas y las puerta de entrada al edificio, con dos guardias y una salita que tenía una escalera que daba a una sala de guardia en que había alrededor de 16 hombres, 70 FAL, 100 pistolas Browning y municiones. Del pasillo que unía al segundo y tercer cuerpo, salían dos puertas que llevaban, la de la derecha a la enfermería y sala de visitas, y la de la izquierda a un salón que se solía usar también para recibir visitas y daba al casino de oficiales. Una tercer puerta daba a la cocina donde había un suboficial y el personal que allí trabajaba.

Siguiendo hacia fuera había un descampado y a unos 60 metros, la garita de entrada al penal con tres custodias. Hacia la derecha del tercer edificio había un galpón con diez hombres, armados con FAL que componían la guardia de reserva. El resto del terreno lo cubrían algunos talleres, depósito y una cancha de fútbol.

Todo estaba cerrado por un paredón de cuatro metros de altura con 12 torretas para guardias armados.El resto del personal lo componían empleados administrativos, jefe de guardia interna, externa y oficial de servicio.

SITUACIÓN OPERATIVA

El enemigo contaba pare evitar nuestra fuga con guardia cárceles en número de alrededor de 70, de los cuales estaban armados los pertenecientes a la guardia externa, más o menos la mitad del total y con una compañía antiguerrillera de 120 hombres, que estaba acampada a tres cuadras del Penal con buen armamento y equipo.

Además estaba la base aeronaval, compuesta por dos batallones con un total de 1.200 hombres a unos 20 km. Del penal, sobre el camino que unía Rawson con Trelew y otras unidades similares hacia el Norte,.

Otro factor favorable al enemigo era el terreno, ya que no había grandes ciudades ni bosques en las cercanías; las rutas eran desoladas, la primera ciudad grande al norte era Bahía Blanca a 700 km., al SO Comodoro Rivadavia a 400 km. y al oeste a 600 km. estaba la frontera con Chile.

El personal de la cárcel no tenía buena moral de combate, debido a nuestro permanente trabajo de convencimiento de que su misión no era justa, y principalmente debido a las grandes presiones que recibía al ver el apoyo que nos brindaban los pueblos de Trelew y Rawson, lugares donde vivían.

La moral de todos los detenidos era excelente y se fortalecía a diario habiendo dado varias batallas por reivindicaciones concretas como mejoramiento de comida, celdas abiertas durante el día, a tención médica y otras cuestiones que hacían una situación de permanente lucha para contrarrestar los intentos represivos, logrando algunos triunfos debido al espíritu combativo del conjunto, pero principalmente al enérgico y creciente apoyo por parte del pueblo, particularmente en nuestro caso, el de Rawson y Trelew, que en forma permanente nos hacía llegar su solidaridad moral y material batallando por mejorar nuestra situación.

Nuestros familiares, que venían de grandes distancias y muchos contaban con pocos medios siempre fueron alojados y excelentemente atendidos por el pueblo de Trelew y Rawson.

85

La Dictadura nos llevó al sur con el objetivo de aislarnos, pero todo fue distinto, el pueblo nos protegió, se plantó firmemente frente a la prepotencia represiva. Los explotadores tienen un talón de Aquiles que les adelanta la derrota `menospreciar el enorme espíritu revolucionario de nuestro pueblo´, `piensan que nuestro pueblo no sabe distinguir entre sus iguales y sus enemigos´.

Para organizar la fuga formamos una dirección conjunta con los compañeros de las FAR y Montoneros, que trabajó durante meses en unidad monolítica, siendo en este aspecto quizá el ejemplo más claro y que fuera perfectamente reflejado por las declaraciones del inolvidable compañero Mariano Pujadas, desde el aeropuerto de Trelew el 15 de agosto de 1972.

Lo primero que logramos fue una buena comunicación con el exterior, y a raíz de un muy buen trabajo de los compañeros, los siguientes informes de fundamental importancia:

a) El enemigo esperaba un ataque desde afuera hacia adentro para lo cual 1) había colocado un vigía en una torreta de la unidad antiguerrillera instalada a tres cuadras del Penal que tenía visión hacía el mismo; 2) controlaba el ingreso de gente a la zona.

b) La base aeronaval donde la Dictadura asesina masacró a nuestros compañeros no tenía la misión específica de cuidar nuestra fuga, lo que nos daría un tiempo relativo antes de que actúe.

c) Era normal la entrada de algunos camiones al Penal.De estos informes y de la situación objetiva de que adentro contábamos con compañeros en número y experiencia

suficiente, sacamos la conclusión que debíamos copar el penal desde adentro para evitar movimientos notorios afuera que alertaran al enemigo, que contaba con gran poder de fuego y terreno favorable. Basábamos el éxito de la operación en la sorpresa, la precisión en los movimientos y la rapidez.

Los principales problemas eran, la retirada y la entrada del armamento. Esto último se resolvió en dos meses. La retirada en vehículos era poco probable por la demora que se necesitaba para llegar a lugar seguro, que permitiría al enemigo rehacerse de la sorpresa y organizar la búsqueda que ofrecía pocas variantes por tierra.

Conseguimos entonces los horarios de los vuelos regulares de Aerolíneas y Austral y comprobamos que el horario de las 19 coincidía con el momento más propicio para copar de acuerdo al estudio del movimiento enemigo ya realizado adentro y en el exterior, y decidimos encarar la operación con esta retirada.

Fuimos determinando los grupos de compañeros necesarios para copar todos los puestos, estudiando cada parte en detalle, llegando a concluir que se precisaba ocho grupos de compañeros, algunos de los cuales cumplirían más de una misión para copar 15 zonas enemigas, incluido el aeropuerto para lo que se acoplaría un grupo de compañeros afuera.

Se necesitan además dos camiones, una camioneta y un auto, con cuatro choferes para el traslado desde Rawson a Trelew, misión que debían cumplir cuatro compañeros en libertad con previo reconocimiento de las rutas y que ingresarían al Penal después de recibir la señal de que él mismo había sido ocupado. Esta señal la realizó la compañera Susana Lesgart, luego masacrada en la Base.

Contábamos a nuestro favor con: a) la gran moral y espíritu de combate de todos los compañeros que participaban; b) el apoyo de la población; c) la sorpresa. En contra: a) el gran poder de fuego del enemigo y la gran concentración de fuerzas; b) las dificultades que ofrecía el terreno para el caso de fracasar la retirada en avión imposibilitaba el enfrentamiento o cambio en la retirada.

EJECUCIÓN – COMPOSICIÓN- MISIONES DE LOS GRUPOS.

Llamaremos al primer cuerpo de edificios de dos plantas Centro 1, al segundo Centro 2, y al tercero Centro 3.El grupo 1 estaba compuesto por seis compañeros, uno de ellos con uniforme militar, su misión consistía en copar los

centros uno a uno, a medida que reducía las guardias abriendo las puertas de rejas de los pabellones y se iban conformando el resto de los grupos. El grupo 2 ocho compañeros, tenía la misión del control de los guardias reducidos. Los grupos 3 y 4 de cinco compañeros alcanzaban hasta el Centro 2 cuando éste estaba copado y se preparaban para cuando el grupo 1 redujera el Centro 3, copar la cocina, enfermería y otros salones laterales. También se acercaban los grupos 5 y 6 para participar en el copamiento del Centro 3 cubriendo todas las oficinas de las dos alas, casino de oficiales, oficina del director, del sub-director y otras; estos grupos estaban integrados por seis y cinco compañero [sic.] respectivamente.

Ocupado el centro 3, se le acopla al grupo 1 el grupo 8 de cuatro compañeros y pasaban a reducir la sala de guardia a la vez que el grupo 7 se encaminaba a la reducción de la garita de entrada.

Los grupos 8, compuesto por los compañeros Delfino, Toschi y Bonet y 7 que lo integraban Pujadas y Susana Lesgart, habían ocupado el tiempo anterior en colocarse uniformes de los reducidos ya que el primero de ellos se dividía en dos y ocupaba las torres 1 y 11 para lo cual necesitaban ir uniformados para sorprender a los centinelas, es decir lograr que estos pensaran que se trataba de un relevo común. La misma situación se le presentaba al grupo 7 con el control de la entrada al Penal.

Cumplida la primera parte, se conformaba el grupo 9 integrado por tres compañeros del grupo 1 que comenzaban a entregar las armas al resto de los compañeros participantes que se iban encolumnando a la espera de los camiones.

El grupo 10 integrado por cinco compañeros de distintos grupos y entre los cuales estaba Jorge Ulla y del Rey con la misión de ocupar a la guardia de reserva, atar a los reducidos y rescatar el armamento y el grupo 11 que se dividía en dos y cubría desde las ventanas del cuerpo 3 la posible reacción de los centinelas de los puestos 1 y 11.

86

El riesgo más grave que presentaba la operación era que se alertaran del Centro 2 cuando se reducía al 1 y así sucesivamente, para lo cual había que tratar de moverse lo más normalmente posible. Un detalle importante es que al comenzar la operación íbamos a reducir junto con la guardia del Centro 1 al oficial de servicio a quien íbamos a hacer ir previamente al lugar con alguna excusa y luego alcanzar con él, la cuestión era normal cuando se presentaba alguna audiencia con el Director aunque el número de detenidos en general era más reducido, tres o cuatro y ese día serían seis.

Todo el plan se cumplió con precisión, con un solo inconveniente que fue un tiroteo registrado en la garita de entrada que alertó a algunos guardias aún no reducidos, pero se pudo normalizar, obligando a un oficial a que comunique que sólo se habían escapado unos tiros, cosa que solía suceder.

Cumplido todo esto la compañera Lesgart dio la señal para que entren los camiones para la retirada, pero éstos no lo hicieron, luego pudimos enterarnos que a causa del tiroteo los compañeros encargados de la misión afuera pensaron que no se había podido ocupar la cárcel y se retiraron, no así un auto que fue en el que se retiraron los seis compañeros que lograron irse.

Estaba prevista la posibilidad de que no se pudiera salir, en tal caso no nos entregaríamos hasta no lograr las garantías de las vidas a través de que se conociera públicamente la situación en que estábamos. Creíamos que con esto eliminaríamos la masacre, cuestión de lo que no dudábamos si nos encontrábamos solos y sin poder resistir.

La ferocidad criminal del enemigo no resistió y llevó adelante la descarada y sanguinaria venganza y se libró de lo que significaban los 16 heroicos combatientes para la lucha de nuestro pueblo.

El grupo que había salido en el auto recorrió la calles de Rawson en búsqueda de los camiones, al no encontrarlos se dirigió al aeropuerto donde debían estar tres compañeros. Con sorpresa se encontró que no había nadie. Luego nos enteramos que los camiones que debían entrar a la cárcel habían vuelto al aeropuerto y el compañero responsable del aeropuerto al preguntarles lo que ocurrió, los mandó nuevamente al Penal y fue con ellos dándose cuenta del error cometido por los compañeros choferes.

En el momento de la llegada de los compañeros estaba despegando el avión que se debió copar, rápidamente se fue a la torre de control y con la excusa que era una inspección militar porque había informe de una bomba en el avión e logró detenerlo. Se produjo otro problema aquí, ya que en el avión viajaban tres compañeros con la misión de ocuparlo a los 20 metros de vuelo y volver a recoger al resto, orden del responsable que había vuelto a la cárcel ante la nueva situación. Los compañeros que iban en el avión al ver que éste se detenía pensaron que era en realidad el Ejército y lo coparon, al suceder esto la gente que aún pensaba que se trataba de una inspección militar se dio cuenta que era un copamiento.

Los compañeros ya en el aparato lo hicieran colocar en la cabecera de la pista y quedaron a la espera del resto hasta las 19:45 y llamaron al aeropuerto hasta las 20:10 para volver en caso de que otros compañeros hubieran logrado llagar [sic.]. Al día siguiente, ya en Chile se enteraron de lo ocurrido, los compañeros habían llegado unos minutos después y se propusieron copar un avión de Aerolíneas que venía con retraso y del cual estaban en conocimiento pero éste ya tenía indicaciones para no descender. El enemigo estaba alertado.

A las 19:20 partieron los autos que llevaban a los últimos compañeros, los que luego se convertirían en los héroes y mártires de Trelew.

De inmediato un compañero designado previamente responsable para tal eventualidad se hizo cargo de iniciar inmediatamente las negociaciones para tratar de garantizar sus vidas.

Nombró a su vez un responsable militar, encargado de organizar la defensa, al tiempo que trataba de comunicarse telefónicamente con algún juez.

El responsable militar dispuso la retirada de la mayoría de los compañeros hacia los pabellones, dando la consigna de apagar las luces para no facilitar el tiro enemigo. En distintos puntos estratégicos se dispusieron guardias para la defensa que tenía por objetivo garantizar la negociación y la vida de los prisioneros que se habían apoderado del Penal.

Se contaba para ello con alrededor de 30 fusiles FAL, varias pistolas y numerosos guardias como rehenes.Las negociaciones telefónicas no dieron resultado, pues por ser feriado ningún juez ni autoridad provincial se encontraba

en sus oficinas o domicilios. Alrededor de las 20 se debió abandonar los teléfonos, ubicados en parte delantera del Penal, pues el enemigo comenzó a cerrar el cerco alrededor del mismo.

Comenzaron entonces las negociaciones a viva voz, que se prolongarían por espacio de doce largas horas. En la oscuridad podían advertirse la llegada de transportes militares, uno tras otro, que fueron trayendo personal hasta completar –según datos recogidos posteriormente- alrededor de 3.000 hombres en el cerco del Penal.

Mientras tanto, las radios a transitores en los pabellones daban cuenta de que aquellos hombres se preparaban a tomar el Penal por asalto, mientras por las radios chilenas llegaba la noticia del arribo de los compañeros que habían concretado la fuga, y otras emisoras daban la información sobre las negociaciones y rendición en el Aeropuerto.

Las negociaciones en el penal se sostuvieron a viva voz con el Director, que al abandonarse los pasillos delanteros logró salir por la ventana de su despacho donde había quedado prionero.

La posición de los prisioneros fue desde el principio que estaban dispuestos a rendirse sin otra condición que las debidas garantías a sus vidas e integridad física para lo cual se reclamaba la presencia de jueces, abogados, médicos y periodistas.

La represión, concentrada prioritariamente en el Aeropuerto, no prestó al comienzo atención a estas negociaciones, que quedaron limitadas al Director Ramos. El que, por cierto, no tenía ninguna capacidad de decisión.

Recién pasada la medianoche comenzó a discutirse en firme con los prisioneros cercados en el Penal.

87

Los negociadores enemigos manifestaron que no podía accederse al pedido planteado pues se había declarado la zona de emergencia en Rawson, Trelew y Puerto Madryn.Exigían en cambio la rendición incondicional, dando como única `garantía´ `la palabra de un oficial superior del Ejército´. En torno a esta cuestión se inició una larga y enredada discusión, que adquirió ribetes dramáticos, pues los radios seguían dando

(Fuente: De Santis Daniel, A vencer o morir, Buenos Aires, Eudeba, 2000)._________________________________________________________________________________________________________

88

DOCUMENTOS SOBRE EL RETORNO DEL PERONISMO AL PODER (1973-1976)_________________________________________________________________________________

MENSAJE DE ASUNCIÓN DE HÉCTOR CÁMPORA COMO PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA ANTE LA ASAMBLEA LEGISLATIVA (25 DE MAYO DE 1973).

Sres. Legisladores:La revolución pacífica que vamos a realizar, mediante un conjunto de medidas de gobierno que irán directamente a la raíz de

nuestros males, exige también un desarme de los ánimos, que han estado siempre en nuestro temperamento y en nuestra acción.Llegamos a la responsabilidad del Poder en momentos sumamente dramáticos para la República. Debemos demostrar todos

que somos conscientes de esa alta responsabilidad, el país no necesita dialéctica, necesita: necesita leyes. No necesita palabras: necesita trabajo, paz, justicia y libertad.

Toda la Nación conoce el proyecto que vamos a realizar desde el gobierno. Es el programa que propusimos antes del 11 de Marzo y que el pueblo votó. Nuestro compromiso es cumplirlo sin dilación y sin adulteraciones. De acuerdo con nuestro viejo estilo, directo y sin grandilocuencias: el estilo de los hechos.

La Revolución no es para nosotros una gimnasia ni una ni una profesión. Es una conducta. Desde hace 30 años, desde 1943, los hombres que hoy tenemos la responsabilidad de gobernar vivimos en revolución.

Quienes se suman hoy a esta marcha tienen que aceptar que el ritmo, el procedimiento y los objetivos, los fijamos nosotros, los que conocemos el punto de partida y las acechanzas del camino. Los que hemos recorrido este largo sendero que si en algunos momentos fue de gloria y de alegría, también supo ser de negación, de sangre y de dolor. Y lo hemos transitado sin perder nunca el rumbo y sin traicionar jamás la fe depositada en nuestras manos.

Nuestra posición doctrinaria es la que ha definido el General Perón. Ni más acá ni más allá de nuestra doctrina.Con total acatamiento a lo que el pueblo quiere, porque el pueblo identificó una conducta y un programa en nosotros, a través

de la figura de Perón y de la doctrina justicialista que levantamos como bandera.Y en la concepción justicialista de la historia y la política, el pueblo no es ni un estribo ni un escalón para llegar a Poder: es el

sujeto y el objeto de la historia Y es el dueño de todas las decisionesY conste que cuando decimos el pueblo no nos estamos refiriendo solo a la mayoría sino a todo el pueblo de la patria,

incluido el que no votó por nosotros, pero ante el cual también tenemos el compromiso de no alterar nuestro programa, porque al concurrir a las urnas y aceptar el cotejos de las proposiciones políticas, también nos ató al compromiso de cumplir lo prometido, como se ató a la obligación de aceptar si triunfáramos.

Esta es la regla de oro de la convivencia que hemos aceptado para iniciar, sin sobresaltos y sobre un programa conocido, la reconstrucción de un país. Este es el compromiso que todos debemos cumplir.

Esta es la lealtad esencial que el pueblo espera de quienes fuimos elegidos por sus votos: no alterar. No adulterar. No traicionar. Ser esencialmente fieles a la voluntad popular.

Así será.

(Fuente: La Revolución peronista. Héctor J. Cámpora, Conclusiones. EUDEBA, 1973)_____________________________________________________________________________________________________________________

RESPUESTA DEL ERP AL PRESIDENTE HÉCTOR CÁMPORA

Porque el EJÉRCITO REVOLUCIONARIO DEL PUEBLO no dejará de combatir.

El gobierno que el Dr. Cámpora presidirá representa la voluntad popular. Respetuosos de esa voluntad, nuestra organización no atacará al nuevo gobierno mientras este no ataque al pueblo ni a la guerrilla. Nuestra organización seguirá combatiendo militarmente a las empresas y a las fuerzas armadas contrarrevolucionarias. Pero no dirigirá sus ataques contra las instituciones gubernamentales ni contra ningún miembro del gobierno del Presidente Cámpora.

En cuanto a la policía, que supuestamente depende del Poder Ejecutivo, aunque estos últimos años ha actuado como activo auxiliar del ejército opresor, el ERP suspenderá los ataques contra ella partir del 25 de Mayo y no atacará mientras ella se mantenga neutral, mientras no colabore con el ejército en la persecución de la guerrilla y en la represión a las manifestaciones populares. Tal es la posición de nuestra organización, que ahora anunciamos públicamente y que difiere de las expectativas del Presidente electo.

En efecto el Presidente Cámpora en recientes declaraciones a pedido a la guerrilla una tregua para “comprobar o no si estamos en la senda.de la liberación y vamos a lograr nuestros objetivos”. Este pedido surgió como consecuencia de varias acciones de la guerrilla, entre ella el secuestro de Aleman y el ajusticiamiento de Irribarren. Se entiende entonces que el pedido del presidente Cámpora implica la suspensión total del accionar guerrillero, incluidas las acciones contra el ejército y contra las grandes empresas explotadas.

89

Algunos antecedentes históricosPara dar nuestra respuesta a ésta declaración, para comprender la actitud que nuestra organización ha resuelto adoptar a

partir del 25 de mayo, necesitamos recordar al Presidente Cámpora algunos antecedentes de la política nacional.En Septiembre de 1955 la dirección del movimiento político que el Presidente Cámpora representa aconsejó al pueblo “no

derramar sangre”, “evitar la guerra civil”, “esperar”. Los militares aprovecharon la desorganización y desorientación de la clase obrera y el pueblo para golpear duro, avasallar las organizaciones populares. La única sangre que no se derramó fue la de los oligarcas y los capitalistas. El pueblo, en cambio, vio morir masacrados y fusilados a decenas y decenas de sus mejores hijos.

En 1958 la dirección de la organización política que el presidente Cámpora representa aconsejó al pueblo a votar a la fórmula radical de Frondizi y dar un crédito a este gobernante y su equipo para cumplir con su programa de “liberación nacional”. El pueblo siguió este consejo y el resultado es por todos conocidos. Frondizi prometió terminar con la dependencia y en realidad favoreció descaradamente la penetración imperialista. Frondizi prometió libertades democráticas y en realidad dio vía libre al ejército para con el plan CONINTES aplastar la heroica resistencia peronista. Frondizi prometió entregar democráticamente las organizaciones obreras intervenidas a sus verdaderos dirigentes y en realidad las entregó a la burocracia traidora y lanzó una bárbara represión contra el sindicalismo clasista y antipatronal en fábrica, barriendo a gran parte de los dirigentes combativos, en gran medida con la ayuda de la “camiseta peronista” agitada por Vandor como ahora lo hace Rucci, para engañar a las masas y desplazar a los dirigentes y activistas leales a su clase.

En 1966, poco después del 28 de junio la dirección del movimiento político que el Presidente Cámpora representa pidió al pueblo “desensillar hasta que aclare”, dejar accionar al nuevo gobierno militar de Onganía haber si cumplía con la “Revolución Nacional” anunciada. Los Rucci de aquella época. Vandor, Alonso, Taccone y Cia., no vacilaron en apoyar abiertamente a la Dictadura Militar, acompañaron a Onganía en su viaje a Tucumán, el 9 de Julio de 1966, despertando y alentando esperanzas en amplios sectores de las masas. Onganía, el ejército y las patronales aprovecharon esa tregua para lanzarse bárbaramente a reprimir al pueblo, a descabezarlo, a liquidarla nueva dirección revolucionaria que comenzaba a surgir.

Hoy, de la misma manera, Ud. Presidente Cámpora, pide a la guerrilla una tregua. La experiencia nos indica que no puede haber tregua con los enemigos de la Patria, con los explotadores, con el ejército opresor y las empresas capitalistas expoliadoras. Que detener o disminuir la lucha es permitirles reorganizarse y pasar a la ofensiva.

Hoy, ya no estamos dispuestos a ser engañados una vez más, ni estamos dispuestos a contribuir con el engaño que se prepara contra nuestro pueblo.

Ud., Presidente Cámpora, habla en su discurso del 8 del corriente de “Unidad Nacional”. Entre otros conceptos habla de constituir entre “Pueblo y FF.AA. una unidad indestructible frente a cualquier asechanza”. Hablar de unidad nacional entre el ejército opresor y los oprimidos, entre los empresarios explotadores y los obreros y empleados explotados, entre los oligarcas dueños de los campos y hacienda y los peones desposeídos, es como encerrar en una misma pieza al lobo y las oveja recomendándoles a ambos mantener buena conducta.

Si Ud. Presidente Cámpora quiere verdaderamente la liberación debería sumarse valientemente a la lucha popular: en el terreno militar armar el brazo del pueblo, favorecer el desarrollo del ejército popular revolucionario que esta naciendo a partir de la guerrilla y alejarse de los López Aufranc, Los Carcagno y Cia., que lo están rodeando para utilizarlo contra el pueblo; en el terreno sindical debe enfrentar a los burócratas traidores que tiene a su lado y favorecer decididamente el desarrollo de la nueva dirección sindical clasista y combativa que surgió en estos años de heroica lucha antipatronal y antidictatorial, enfrentada a la burocracia cegetista; en el terreno económico realizar la reforma agraria, expropiar a la oligarquía terrateniente y poner las estancias en manos del Estado y de los trabajadores agrarios; expropiar para el Estado toda gran industria, tanto la de capital norteamericano como europeo y también el gran capital argentino, colocando las empresas bajo administración obrero-estatal, estatizar todos los bancos de capital privado, tanto los capital imperialista como de la gran burguesía argentina.

Pero este programa está muy lejos de las intenciones y posibilidades de vuestro gobierno. Tanto por quienes lo integran, como por los programas y los métodos, vuestro gobierno no podrá dar ningún paso efectivo hacia la liberación nacional y social de nuestra Patria y de nuestro Pueblo.

Esto lo sabe Ud. Ten bien como nosotros. Ud. Sabe que no entra en los propósitos del nuevo gobierno parlamentario ni desarmar al ejército opresor, ni terminar con la oligarquía terrateniente ni con el gran capital explotador tanto imperialista como nacional. Al contrario. En este último aspecto, por ejemplo, se habla de grandes radicaciones de capitales europeos. Nadie que quiera verdaderamente la liberación de nuestra Patria puede pensar en seguir hipotecándola y entregándosela a la voracidad del capital imperialista.

Frondizi, sin ir más lejos, anunció también que grandes “radicaciones” de capital serían beneficiosas para la economía nacional, y ya conocemos los resultados. ¿ O acaso el Presidente Cámpora ignora lo que los obreros de Fiat han enseñado reiteradamente, que el capital imperialista italiano es tanto o más explotador que el yanqui? ¿ Acaso el Presidente Cámpora ignora que debido al alto grado de entrelazamiento del capitalismo mundial, las palancas de las grandes empresas europeas se mueven en general desde Norteamérica?

En estas circunstancias llamar a la tregua a las fuerzas revolucionarias es, por lo menos, un gran error. Por lo contrario los verdaderos intereses de la clase obrera exigen redoblar la lucha en todos los terrenos, intensificar la movilización de las masas, intensificar las operaciones guerrilleras, incorporar a la lucha a sectores cada vez más amplios de las masas. Dar tregua en estos momentos al enemigo es darle tiempo para preparar una contraofensiva que, entre otras cosas, en cuanto deje de convenirle,

90

barrerá sin contemplaciones el nuevo gobierno parlamentario. Es necesario, más necesario que nunca, continuar hostigando al gran capital expoliador y al ejército opresor, sostén del injusto régimen capitalista, desarrollando al máximo todo el inmenso potencial combativo de nuestro pueblo. La batalla por la liberación a comenzado; está muy lejos de terminar. Solo hemos dado los primeros pasos y así lo entiende nuestro pueblo. Los elementos antipopulares con López Aufranc y Lanusse a la cabeza, incluidos dirigentes peronistas burgueses, pretenden confundir dando a la elección del 11 de marzo un carácter de culminación de un proceso y sostienen la mentira que el pueblo votó por la pacificación. Todo sabemos que eso es falso, que el pueblo votó por la liberación de los combatientes, contra la Dictadura Militar opresora.

No dar tregua al enemigo Por lo antedicho, el ERP hace un llamado al presidente Cámpora, a los miembros del nuevo gobierno y a la clase obrera y al

pueblo en general a no dar tregua al enemigo. Todo aquel que manifestándose parte del campo popular intente detener o desviar la lucha obrera y popular en sus distintas manifestaciones armadas y no armadas con el pretexto la tregua y otras argumentaciones, debe ser considerado un agente del enemigo, traidor a la lucha popular, negociador de la sangre derramada.

¡Ninguna tregua al ejército opresor! ¡Ninguna tregua a las empresas explotadoras! Libertad inmediata a los combatientes de la Libertad! ¡Fuera la legislación represiva y total libertad a la expresión y organización del pueblo! ¡Por la unidad de las organizaciones armadas! ¡A vencer o morir por la Argentina!

(Fuente: De Santis Daniel, A vencer o morir, Buenos Aires, Eudeba, 2000).__________________________________________________________________________________________________________________

MENSAJE DE PERÓN DEL 21 DE JUNIO DE 1973.

DESEO comenzar estas palabras con un saludo muy afectuoso al Pueblo Argentino. Llego del otro extremo del mundo con el corazón abierto a una sensibilidad patriótica que sola la larga ausencia y la distancia pueden avivar hasta su punto más alto. Por eso, al hablar a los argentinos lo hago con el alma a flor de labio y deseo que me escuchen también con el mismo estado de ánimo.

Llego casi desencarnado. Nada puede perturbar mi espíritu porque retorno sin rencores ni pasiones, como no sea la pasión que animó toda mi vida: servir lealmente a mi Patria. Y solo pido a los argentinos que tengan fe en el Gobierno Justicialista, porque ése ha de ser el punto de partida para la larga marcha que iniciamos.

Tal vez la iniciación de nuestra acción pueda parecer indecisa o imprecisa, pero hay que tener en cuenta las circunstancias en que la iniciamos.

La situación del país es de tal gravedad que nadie puede pensar en una reconstrucción en la que no deba participar y colaborar. Este problema, como ya lo he dicho muchas veces, o lo arreglamos entre todos los argentinos o no lo arregla nadie. Por eso deseo hacer un llamado a todos, al fin y al cabo hermanos, para que comencemos a ponernos de acuerdo.

Una deuda externa que sobrepasa los 6000 millones de dólares y un déficit cercano a los tres billones de pesos, acumulados en éstos años, no han de cubrirse en meses sino en años. Nadie ha de ser unilateralmente perjudicado, pero tampoco ninguno ha de pretender medrar con el perjuicio o la desgracia ajena. No son estos días para enriquecerse desaprensivamente, sino para reconstruir la riqueza común, realizando a una comunidad en la que cada uno tenga la posibilidad de realizarse.

El Movimiento justicialista, unido a todas las fuerzas políticas, sociales, económicas y militares que quieran acompañarlo en su cruzada de liberación y reconstrucción del país, jugará su destino dentro de la escala de valores establecida: “primero la Patria, después el Movimiento y luego los hombres”, en un gran movimiento nacional y popular que pueda respaldarlo.

Tenemos una revolución que realizar pero para que ella sea válida ha de ser de construcción pacífica y sin que cueste la vida de un solo argentino. No estamos en condiciones de seguir destruyendo frente a un destino preñado de asechanzas y peligros. Es preciso volver a lo que en su hora fue el apotegma de nuestra creación: “del casa al trabajo y del trabajo a casa”. Solo el trabajo podrá redimirnos de los desatinos pasados.

Ordenemos primero nuestras cabezas y nuestros espíritus. Reorganicemos al país y dentro de él al Estado que preconcebidamente se ha pretendido destruir y que debemos aspirar a que sea lo mejor que tengamos para corresponder a un pueblo que ha demostrado ser maravilloso. Para ello elijamos los mejores hombres, provengan de donde provinieren, acopiemos la mayor cantidad de materia gris, todo juzgado por sus genuinos valores en plenitud y no por subalternos intereses políticos, influencias personales o bastardas concupiscencias.

Cada argentino ha de recibir una misión en el esfuerzo de conjunto. Esa misión será sagrada para cada uno y su importancia estará, más que nada, en su cumplimiento. En situaciones como la que vivimos, todo puede tener influencia decisiva y así como los cargos honran al ciudadano, éste también debe ennoblecer los cargos.

Si en las Fuerzas Armadas de la República Argentina, cada ciudadano de general a soldado, está dispuesto a morir en defensa de la soberanía nacional como del orden constitucional establecido, tarde o temprano han de integrarse al Pueblo que ha de esperarlo con los brazos abiertos como se espera a un hermano que retorna al hogar solidario de los argentinos.

91

Necesitamos una paz constructiva sin la cual podemos sucumbir como Nación- Que cada argentino sepa defender esa paz salvadora por todos los medios, y si alguno pretendiera alterarla con cualquier pretexto, que se le opongan millones de pechos y se alcen millones de varazos para sustentarla con los medios que sean. Solo así podremos cumplir nuestro destino.

Hay que volver al orden legal y constitucional como única garantía de libertad y justicia. En la función pública no ha de haber cotos cerrados de ninguna clase y el que acepta la responsabilidad ha de exigir la autoridad que necesita para defenderla dignamente. Cuando el deber está de por medio los hombres no cuenta, sino en la medida en que sirvan mejor a ese deber. La responsabilidad no puede ser patrimonio de los amanuenses.

Cada argentino, piense como piense, y sienta como sienta, tiene el inalienable derecho a vivir en seguridad y pacíficamente. El Gobierno tiene la insoslayable obligación de asegurarlo. Quien altere este principio de la convivencia, sea de un lado o de otro, será el enemigo común que debemos combatir sin tregua, porque no ha de poderse hacer nada en la anarquía que la debilidad provoca o en la lucha que la intolerancia desata.

Conozco perfectamente lo que está ocurriendo en el país. Los que crean lo contrario se equivocan. Estamos viviendo las consecuencias de una postguerra civil que, aunque desarrollada embozadamente, no por eso ha dejado de existir. A ello se le suma las perversas intenciones de los factores ocultos que, desde la sombra, trabajan sin cesar tras designios no por inconfesables menos reales. Nadie puede pretender que todo esto cese de la noche a la mañana, pero todos tenemos el deber ineludible de enfrentar activamente a esos enemigos, si no queremos perecer en el infortunio de nuestra desaprensión o incapacidad culposa.

Pero el Movimiento Justicialista, que tiene una trayectoria y una tradición, no permanecerá inactivo frente a tales intentos y nadie podrá cambiarlos a espaldas del Pueblo que las ha afirmado en fecha muy reciente y ante la ciudadanía que comprende también cuál es el camino que mejor conviene a la Nación Argentina. Cada uno será lo que deba ser o no será nada.

Así como antes llamamos a nuestro compatriotas en La Hora del Pueblo, el Frente Cívico de Liberación, para que mancomunando nuestros ideales y nuestros esfuerzos pudiéramos pujar por una Argentina mejor, el Justicialismo, que no ha sido nunca sectario ni excluyente, llama hoy a todos los argentinos, sin distinción de banderías, para que todos solidariamente nos pongamos en la perentoria tarea de la reconstrucción nacional, sin la cual estaremos todos perdidos. Es preciso llegar así, y cuanto antes, a una sola clase de argentinos los que luchan por la salvación de la patria, gravemente comprometida en su destino por los enemigos de afuera y de adentro.

Los peronistas tenemos que retornar a la conducción de nuestro Movimiento. Ponerlo en marcha y neutralizar a los que pretendan deformarlo desde abajo o desde arriba. NOSOTROS SOMOS JUSTICIALISTAS. Levantamos una bandera tan distante de uno como de otro de los imperialismos dominantes. No creo que haya un argentino que no sepa lo que ello significa. No hay nuevos rótulos que califiquen a nuestra doctrina ni a nuestra ideología: SOMOS LO QUE LAS VEINTE REALIDADES PERONISTAS DICEN. No es gritando la vida de Perón que se hace Patria, sino manteniendo el credo por el cual luchamos.

Los viejos peronistas lo sabemos: Tampoco lo ignoran nuestros muchachos que levantan nuestras banderas revolucionarias. Los que pretextan lo inconfesable, aunque cubran sus falsos designios con gritos engañosos, o se empeñen en peleas descabelladas, no pueden engañar a nadie. Los que no comparten nuestras premisas, si se subordinan al veredicto de las urnas, tienen un camino honesto para seguir en la lucha que ha de ser para el bien y la grandeza de la Patria, no para su desgracia.

Los que ingenuamente piensan que pueden copara a nuestro movimiento o tomar el poder que el Pueblo ha reconquistado, se equivocan. Ninguna simulación o encubrimiento, por ingeniosos que sean, podrán engañar a un pueblo que ha sufrido lo que el nuestro y que está animado por una firme voluntad de vencer. Por eso, deseo advertirá los que tratan de infiltrarse en los estamentos populares o estatales, que por ese camino van mal. Así, aconsejo a todos ellos a tomar el único camino genuinamente nacional: cumplir con nuestro deber de argentinos sin dobleces ni designios inconfesables. Nadie puede ya escapar a la terrible experiencia que los años, el dolor y los sacrificios han grabado a fuego en nuestras almas y para siempre.

Tenemos un país que a pesar de todo no han podido destruir, rico en nombres y rico en bienes. Vamos a ordenar el Estado y todo lo que de él dependa que pueda haber sufrido depredaciones y olvidos. Esa será la principal tarea del Gobierno. El resto lo hará el Pueblo Argentino, que en los años que corren ha demostrado una madurez y una capacidad superior a toda ponderación. En el final de este camino está la Argentina Potencia, plena de prosperidad, con habitantes que puedan gozar del más alto “estándar” de vida, que la tenemos en germen y que solo debemos realizarla. Yo quiero ofrecer mis últimos años de vida en un logro que es toda mi ambición; solo necesito que los argentinos lo crean y me ayuden a cumplirla.

La inoperancia, en los momentos que tenemos que vivir, es un crimen de lesa Patria. Los que estamos en el país tenemos el deber de producir, por lo menos, lo que consumimos. Esta no es hora de vagos ni inoperantes. Los científicos, los técnicos, los artesanos y los obreros que estén fuera del país deben retornar a él a fin de ayudarnos en la reconstrucción que estamos planificando y que hemos de poner en ejecución en el menor plazo.

Finalmente, deseo exhortar a todos mis compañeros peronistas para que, obrando con la mayor grandeza, echen a la espalda los malos recuerdos y se dediquen a pensar en la futura grandeza de la Patria, que bien puede estar desde ahora en nuestros propias manos y en nuestro propio esfuerzo.

A los que fueron nuestros adversarios, que acepten la soberanía del Pueblo, que es la verdadera soberanía, cuando se quiere alejar el fantasma de los vasallajes foráneos siempre más indignos y costosos.

A los enemigos, embozados, encubiertos o disimulados, les aconsejo que cesen en sus intentos porque cuando los pueblos agotan su paciencia suelen hacer tronar el escarmiento.

92

Dios nos ayude, si somos capaces de ayudar a Dios.. La oportunidad suele pasar muy quedo. ¿Guay de los que carecen de sensibilidad e imaginación para percibirla!

Un grande y cariñosos abrazo para todos mis compañeros, y un saludo afectuoso y lleno de respeto para el resto de los argentinos.

(Fuente: Perón, Juan D., Discursos completos I, San Isidro, Editorial Megafón, 1987)_________________________________________________________________________________________________________

CHARLA DE LA CONDUCCIÓN NACIONAL ANTE LAS AGRUPACIONES DE LOS FRENTES (1973)

Contradicciones ideológicas entre Perón y nosotrosLa ideología de Perón es contradictoria con nuestra ideología porque nosotros somos socialistas, es decir, para nosotros la

Comunidad Organizada, la alianza de clases en proceso de transición al socialismo el cual además entendemos, por el análisis de la realidad, que es obligado, es decir, no hay forma de frenarlo, que desarrolladas las tareas de liberación nacional, apoyado en los trabajadores, necesariamente se incluirá en la construcción de la patria socialista (bandera que tanto hemos gritado).

Estas contradicciones ideológicas se pueden observar en distintos elementos, por un lado la caracterización del socialismo nacional; cualquiera sabe que Perón caracteriza como socialismo nacional tanto a China, como a Inglaterra o Suecia. Lo que pasa es que para nosotros no es así: China es un Estado socialista, Inglaterra no. ¿Por qué nosotros decimos socialismo nacional?: porque es un problema político, no ideológico, porque el socialismo solamente es alcanzado a partir del nacionalismo. Porque la primera intuición política de las masas es el nacionalismo y no el socialismo y porque aparte el nacionalismo permite la alianza de clases en función antiimperialista, es decir en transición hacia el socialismo. Entonces, en la caracterización del Socialismo Nacional, en rigor, no pensamos exactamente Perón y nosotros. En el análisis que hace Perón de la Historia de la Humanidad tampoco pensamos igual.

El pensamiento de Perón sobre la historia de la humanidad es un pensamiento evolucionista, que considera los grandes hitos de la humanidad. Si uno toma los grandes hitos de la humanidad, cinco mil años, puede trazar entre todos ellos una línea recta. Pero si uno considera entre un hito y otro, no hay una línea recta, lo que hay son una serie de contradicciones que se resolvieron de determinada manera y que posibilitaron el surgimiento de otro sistema. Es decir, la humanidad no avanza linealmente, sino que avanza contradictoriamente. Lo mismo sucede, en la crítica o la posición frente a los rusos. Perón en su tercera posición combate a los rusos, pero les combate mucho más que por imperialistas, por marxistas, porque el no comparte el presupuesto de la lucha de clases y no comparte ese sistema socialista. En tanto que nosotros, que también puteamos a los rusos, los puteamos desde otra óptica, los puteamos como traidores a la causa socialista, como desviados, como negociadores, es decir porque entran en la competencia de la sociedad de consumo, compiten con el mundo occidental, priman sus intereses de clase por sobre todo interés, no tienen solidaridad internacional.

Aparte obviamente, todo el mundo conoce lo de Checoslovaquia; si bien es cierto que Checoslovaquia estaba sufriendo una desviación al capitalismo, se estaba a punto de afiliar al FMI, el modo de resolver una contradicción desde el punto de vista revolucionario no es aplastar con tanques; y los rusos invaden lisa y llanamente., Es decir en lo más mínimo podemos considerarlos consecuentes con un pensamiento revolucionario.

Nosotros también estamos en contra de los rusos, pero nuestra tercera posición no es ideológica sino política, es decir, nuestra tercera posición es en el aspecto internacional geopolítica, una tercera posición del tercer mundo. Pero no la tercera posición entre capitalismo y socialismo.

Entre Perón y nosotros hay una multiplicidad de coincidencias en el plano político. El planteo del Frente Nacional Antiimperialista, del Frente Latinoamericano Antiimperialista, y de la alianza de clases en donde se apoya en la organización de la clase trabajadora, reparte el producto bruto, nacionaliza la economía, el Estado planifica la economía, etc., nosotros lo compartimos plenamente, solo que no lo compartimos como meta final sino como transición al estado socialista. Es decir, desde el punto de vista político, más allá de los presupuestos ideológicos subjetivos que pueda tener Perón o que podamos tener nosotros, objetivamente estamos plenamente de acuerdo con esa política, con todo ese planteo estratégico.

De esa diferencia de objetivos surgiría la diferencia que hay entre la toma de poder para Perón y para nosotros. Existe una diferencia en la concepción del poder, del poder total o del poder final que se quiere alcanzar, y en consecuencia existe una diferente concepción acerca de lo que es la toma del poder. Es decir, aquí Perón tiene un problema, porque ocurre que en rigor, los únicos del Movimiento que compartimos plenamente su proyecto estratégico, ese proyecto de Frente Nacional Antiimperialista y de Frente Latinoamericano Antiimperialista, somos nosotros, porque la burocracia no lo comprende, desarrolla un peronismo sectario, ignora las alianzas, en lugar de ampliarlas tiende permanentemente a restringirlas, incluso restringirlas dentro del propio peronismo. La burocracia no es un elemento apto para desarrollar esa política y nosotros sí, a pesar de que Perón sabe que nuestra posición ideológica no es la misma que la de él y de ahí que tiene una contradicción que vaya a saber como la resolverá.

(Fuente: Baschetti, R., Documentos 1973-1976. Vol. I, de la Campana, 1996)._________________________________________________________________________________________________________ DIÁLOGO MANTENIDO CON UN GRUPO DE DIPUTADOS DE LA JUVENTUD PERONISTA EN TORNO AL PROYECTO DE REFORMAS DEL CÓDIGO PENAL (22-I-1974).

93

Sr. Presidente. – Muy bien, señores, ustedes pidieron hablar conmigo. Los escucho. De qué se trata. Sr. Vitar. - Señor General: nosotros queríamos hablar con usted antes de hacerle entrega de un comunicado que hemos

sacado repudiando el atentado de Azul. Queremos señalarle nuestros conceptos con respecto a la modificación del Código Penal. La nuestra no es una postura en contra de dicha modificación. Tenemos algunas dudas con respecto a la misma.

Estamos de acuerdo en la necesidad de que nuestro gobierno popular tenga realmente un aparato de seguridad y una legislación de seguridad del Estado popular, pero vemos que algunos de los considerandos no tienen mucha claridad en torno a pautas técnicas legales y políticas. Queremos, con los compañeros diputados de la juventud, escucharlo a usted y además expresarle nuestra voluntad para sumarla al llamado que usted hizo al pueblo argentino para transitar el camino de la Reconstrucción y Liberación Nacional en paz y felicidad para el pueblo. Ese es, fundamentalmente, el aspecto sobre el cual queríamos conversar con usted.

La prensa distorsionó un poco el aspecto de nuestra postura. En el bloque hemos planteado, con los compañeros peronistas, la necesidad de una mayor discusión para que tampoco tengamos en el aspecto formal, enfrentamientos con los sectores opositores del Parlamento que hasta ahora venimos trabajando en conjunto y en forma bastante profunda. Vemos en ese sentido la necesidad de poder dar con ello una discusión para que esta misma ley de defensa del Estado popular sea realmente una legislación que salga en forma unánime del conjunto del Congreso de la Nación Argentina.

Nosotros aplicamos objeciones a uno, a dos artículos y queremos escucharlo a usted, señor General. Por eso le hemos pedido esta entrevista y lo hemos molestado en la actividad que usted está desarrollando.

Sr. Presidente. - por lo que veo se trata de un problema interno del bloque. No es un problema que escape al mismo. Ahora, es indudable que en los grupos colegiados existe una norma ante la cual funciona y fuera de la cual no debe funcionar. Los grupos colegiados tienen su discusión interna; el concepto de la tarea misma legislativa lo impone, por eso existen los bloques. ¿Cuál debe ser la norma dentro de los bloques? Eso no se discute. Cuando se está en el bloque se acepta lo que el bloque haya decidido en conjunto. Esa es una cosa que se debe cumplir, no se puede destruir la unidad del cuerpo colegiado; no se puede proceder de otra manera. Ese es un problema interno del bloque y tengo entendido que lo han discutido dentro del bloque.

Sr. Diputado. – En realidad nosotros planteamos la necesidad de una discusión de este tema en concreto, es decir, de la modificación del Código Penal, no solo en una discusión dentro del bloque, sino también en cuanto a una discusión de todos sus aspectos ante funcionarios del Poder Ejecutivo.

Nosotros insistimos no solo en discutir en profundidad dentro del bloque el problema de la modificación de la ley penal, sino también lo hicimos en cuanto a la necesidad de conversarlo – teniendo en cuenta el lapso que se planteaba, del 24 de este mes-, nuevamente en los niveles del Poder Ejecutivo, es decir, Con el Ministerio del Interior y el Ministerio de Justicia. Deseábamos eso con el objeto, justamente, de tratar de ajustar una serie de aspectos con relación a los cuales tenemos algunas serias dudas. De todos modos estas dudas no están referidas al propósito ni al conjunto de la modificación o la necesidad de modificación del Código Penal, sino que se vinculan con algunos de esos puntos que quedan insertados en el proyecto de ley-

Ese propósito nuestro de discutirlo en el bloque y de conversarlo, inclusive con el Poder Ejecutivo, se nos vio frustrado simplemente por una votación que nos cerró las puertas a la posibilidad de proceder de esa manera. Ese es el problema.

Sr. Presidente. – Yo tengo entendido que hasta han concurrido ministros al bloque para tratar este asunto. Sr. Diputado. - Concurrieron para hablar con el presidente de la comisión. Hay una comisión especializada interna

permanente. Sr. Presidente. - Esto se ha tratado en el bloque y se ha votado Sr. Diputado. - Se votó simplemente si nosotros podíamos discutir el tema. Y se votó que no podíamos discutirlo. Sr. Pedrini. – En el bloque no se pueden votar de ninguna manera los proyectos del Poder Ejecutivo. Lo que se votó fue la

conveniencia o no de que comparecieran en el bloque los tres ministros, esto es, de Justicia, de Interior y de Defensa. Y el bloque resolvió que no era necesario, porque en realidad los tres ministros habían tenido una reunión con el presidente de la Cámara, con el suscripto, presidente del bloque, y con los presidentes de las comisiones Penal y de Justicia. Esa fue la resolución del bloque.

El bloque de ninguna manera podía ponerlo a votación. Se analizó el proyecto artículo por artículo, dándose las explicaciones del caso en las dudas que había.

Los compañeros de la juventud tienen problemas en dos artículos de la ley, que son Asociación Ilícita y Configuración del Delito.

Sr. Presidente. – Entonces, las consideraciones son sobre la configuración del delito. Esa es una tarea del juez; el que hace la configuración del delito de asociación ilícita es el juez. Nosotros no podemos pensar en que ya la ley va a ir configurando los delitos de asociación ilícita. Eso es una enormidad; esa es una tarea para el juez. Lo que no este claro en la ley será el juez el que lo interprete. Yo no lo considero una dificultad porque eso ya se ha discutido entre nosotros, en el Poder Ejecutivo. En cualquiera de esas circunstancias, el delito lo configura el juez, no nosotros. La ley no configura un delito, la ley enuncia un delito y sanciona ese delito. Quien debe configurar el delito e imponer la sanción correspondiente es el juez.

Sr. Diputado. – Con relación a esta figura de asociación ilícita, nosotros pensamos que la justificación que se hace en el proyecto es excesivamente ambigua; están desdibujados los contornos de la figura penal y permite incluir, dentro de este tipo de asociación ilícita un sinnúmero de situaciones.

94

Sr. Presidente. – Pero si no cometió el delito… en una emboscada de esta naturaleza asesinando a las personas que están tranquilas y en paz. Ahora bien, si esto no implica la necesidad de ser enérgicos a través de la ley, no estaremos jamás respetando la ley desde que la pedimos.

El poder ejecutivo pide esta ley porque la necesita. Hay treinta asaltos que justificarían una ley dura: sin embargo, hasta ahora hemos sido pacientes, pero ya no se puede seguir adelante, porque de lo contrario, la debilidad nuestra será la que produzca la propia desgracia del país, que es lo que queremos evitar.

Ahora bien hablando con toda franqueza, indudablemente no le veo la razón a ninguno de los argumentos que vienen exponiéndome para la defensa de la ley. Eso será por la tarea de discutir y buscar triquiñuelas a las cosas. No: aquí hay un fin, el medio es otra cosa.

Sr. Diputado. – Pero la asociación ilícita podría venir por el solo hecho de estar agrupado en una asociación que no esté legalmente reconocida. Como puede suceder con una agrupación que recién se integra en un sindicato o en una agrupación de base política…

Sr. Presidente. - ¿Pero dónde está el delito?... Por otra parte, esa es la tarea del juez y no de la ley, porque asociación ilícita puede haber en todas las gamas de la delincuencia. Pero todo eso es competencia de los jueces. Nosotros no podemos hacer de jueces. El delito lo configura el juez. Para eso tenemos Cámara y Suprema Corte de Justicia. De manera que ponernos nosotros a hacer una ley configuraría un todo, esto es, configurar todos los delitos de asociación ilícita que existen, y que son infinitos.

Todo aquel que asocie con fines ilícitos configura el delito. Ahora, quien debe determinar si el fin es lícito o ilícito es el juez. Para eso tenemos jueces. Por otra parte, no es el objeto mío conversar sobre estas cosas, porque no corresponden a mí. Toda esta discusión debe hacerse en el bloque. Y cuando el mismo decida por votación lo que fuere, esta debe ser palabra santa para todos los que forman parte de él, de lo contrario, se van del bloque. Esta es la solución.

En esto se debe actuar de la misma manera que actuamos en el orden político. Nadie esta obligado a permanecer en una fracción política. El que no está contento, se va. En este sentido nosotros no vamos a poner el menor inconveniente. Quien esté en otra tendencia diferente de la peronista lo que debe hacer es irse. En este aspecto henos sido muy tolerantes con todo el mundo. El que no está de acuerdo o al que no le conviene, se va.

Pero en ese caso representa ni más ni menos que al movimiento. Lo que no es ilícito, diría, es estar defendiendo otras causas y usar la camiseta peronista. En esto hay que proceder con la mayor serenidad porque se trata de cosas trascendentes para el país.

En este momento, con lo que acabamos de ver, en que una banda de asaltantes que invoca cuestiones ideológicas o políticas para cometer un crimen ¿Ahí nosotros vamos a pensar que eso lo justifica? ¡No!; un crimen es un crimen cualquiera sea el móvil que lo provoca, y el delito es delito cualquiera sea el pensamiento, o sentimiento, o la pasión que impulse al criminal. Siempre que hay voluntad criminales un delito y eso lo tiene que penar la ley, no nosotros.

Recurrimos a esto porque estamos en un momento crítico para el país; cuando vemos que estos señores en la mayor impunidad y porque no hay con que sancionarlos, se largan al ataque. Nosotros estamos en la necesidad de contar con una legislación fuerte para parar lo que se está produciendo, que es también fuerte; y a grandes males no hay sino grandes remedios, que es lo que nosotros necesitamos. En este momento se está asaltando en nombre de no sé qué cosa. Si hasta han tomado ciudadanos; ya los ciudadanos no tienen la seguridad que el Estado tiene la obligación de dar, porque no hay sanción en las leyes para este tipo de delitos, que son nuevos.

¿Cómo es posible que todos los hombres que tengan armas estén amenazados de ser tomados por bandas de delincuentes que se dicen de una tendencia o de otra?

No interesa la “tendencia”, interesa el delito que cometen. No sé, yo no veo otra solución para estas cosas.Señores: yo estoy totalmente de acuerdo con el bloque que ha resuelto eso. Ahora, lo que hay que hacer después de eso,

solo ustedes y cada uno de ustedes lo deben resolver.

El bloque tiene la obligación de proceder así. No porque haya disidencias dentro de un bloque, éste va a hacer lo contrario de lo que disponga la mayoría. Para eso se hacen los bloques para que sea la mayoría la que decida. Y si la mayoría dispone, hay que aceptar o irse. No hay otro término medio. O se acepta lo que dice el bloque o que lo abandone.

Nadie está obligado a permanecer dentro de él; absolutamente nadie, porque este es un acuerdo de todos. Si el bloque resuelve que hay que hacerlo, hay que hacerlo, y el que no quiere hacerlo, se va; que es lo que ha pasado y pasará siempre en estas disidencias.

Nadie por muy importante que sea, puede pretender imponer su voluntad a los demás, sobre todo, cuando la voluntad de los demás es mayoritaria y cuando se ha ido voluntariamente a la formación de un bloque. Para mí este no es un asunto para discutirla ley, no; aquí hay otra cosa.

Como político yo veo que ase puede conducir muy bien esto. El que no está de acuerdo, se va, por perder un voto no nos vamos a poner tristes. Pero aquí debe haber una disciplina. Y si esta se pierde estamos perdidos.

Es así como yo veo el problema y como debo comentarlo.

95

Sr. Diputado. – Yo quiero ratificar nuestra decisión, que es una decisión no solo ética, moral y muy sentida, sino también en el plano político, que es la de permanecer y contribuir en la medida de nuestras posibilidades a la tarea común del peronismo, por una simple razón: porque somos peronistas y no otra cosa. En este sentido y partiendo de una concepción que creo que usted comparte, porque nos lo ha dicho, sostenemos que el mejor éxito de la tarea de conjunto es la contribución y el aporte que todos podemos hacer.

En alguna medida nosotros nos hemos sentido, si usted quiere disculparme la palabra, un poco limitados en nuestra posibilidad de contribuir al proceso porque en los planteos en nuestro sector no ha habido lugar para que nosotros podamos contribuir en forma positiva, por una serie de razones que son largas de explicar.

Sr. Presidente. – Ese es un cargo que lo tiene que hacer al presidente del bloque,

Sr. Diputado. - De todas maneras, a pesar de esas situaciones, nosotros ratificamos nuestra intención de seguir trabajando contribuyendo con usted, para que usted pueda seguir llevando adelante su tarea.

Nuestra situación de inserción en distintas organizaciones políticas, que creemos se ven perjudicadas por algunos aspectos de esta ley, no la vamos a volver a introducir, porque sobre este tema usted ha sido muy claro en ese sentido.

Planteamos también, señor General, una cuestión de orden político. Es una apreciación que es válida en la medida que usted la admita, y deja de ser válida en la medida que usted tenga otra apreciación.

Sr. Presidente. - ¿En qué consiste esta apreciación?

Sr. Diputado. – Nosotros pensamos que, partiendo de un principio que usted ha manifestado en numerosas oportunidades, y a la cual le otorgamos la máxima razón y sabiduría, sostenemos que la violencia es la que se ejerce no solamente a través de los grupos minoritarios de ultra derecha o de ultra izquierda. Son episodios elaborados; no son productos de una generación espontánea, sino productos de una generación que está de alguna manera, sumergiéndonos a todos en la violencia.

Sr. Presidente. – Entonces, ¿Cómo usted evitaría eso?

Sr. Diputado. – Le voy a contestar con sus palabras: nosotros pensamos eso: que hemos desterrado las estructuras violentas que hacen que esa violencia de abajo sea generada por la violencia de arriba.

Sr. Presidente. – Y a pesar de eso, la violencia continúa cada vez en mayor forma.

Sr. Diputado. – Si señor, y ahí se aplica con toda celeridad y con toda decisión el poder represivo del Estado popular.

Sr. Presidente. - ¿ y le parece que hemos esperado poco, con todo lo que ha pasado en estos siete meses de gobierno popular y plesbicitario, donde todos esos señores de las organizaciones terroristas se largan a la calle, culminando en este episodio, atacando a un regimiento?

Sr. Diputado. - ¿Me permite, señor Presidente? Precisamente……

Sr. Presidente. - ¿Es decir, que somos nosotros los que provocamos la violencia?

Sr. Diputado. – Consideramos, señor General, lo siguiente sobre este tema: que los lamentables acontecimientos de Azul, a nuestro juicio y a nuestro modesto entender, indican, precisamente, una decisión de éstos grupos minoritarios, totalmente ausentes de lo que es un sentimiento nacional y de lo que es la comprensión de la necesidad de unidad del pueblo argentino, en un proceso de reconstrucción.

Entendemos que, precisamente, la intención de estos sectores es especular con un clima de violencia, en crear una actitud del Estado, que estos sectores califican arbitrariamente de represiva y es, precisamente, el caldo de cultivo político en el cual se desarrolla su planteo político.

Hemos conocido durante años, a través de un enfrentamiento de la dictadura, cuál es la política del ERP, el autodenominado Ejército Revolucionario del Pueblo. Sabemos que su política crece y se desarrolla en un ambiente de violencia.

Sr. Presidente. – No, está totalmente equivocado. Yo a eso lo he conocido “naranjo”, cuando se gestó ese movimiento, que no es argentino, Este movimiento se dirige desde Francia, precisamente desde Paris, y la persona que lo gobierna se llama Posadas, de seudónimo. El nombre verdadero es italiano. Los he conocido “naranjo”, como dice el cuento del cura. Sé que persiguen y lo que buscan. De manera que en ese sentido a mi no me van a engañar, porque, como les digo, los conozco profundamente.

96

He hablado con muchísimos de ellos en la época que nosotros estábamos en la delincuencia, diremos así. Pero jamás he pensado que esa gente podría estar aliada con nosotros, por los fines que persigue.

Ustedes ven que lo que se produce aquí, se produce en todas partes. Está en Alemania, en Francia. En este momento, Francia tiene un problema gravísimo de ese orden. Y ellos lo dejaron funcionar allí; no tuvieron la represión suficiente. En estos momentos, el gobierno francés está por tomar medidas drásticas y violentas para reprimir eso que ellos mismos dejaron funcionar. Ya lo he dicho más de veinte veces, que la cabeza de este movimiento está en Paris. Eso ustedes no lo van a parar de ninguna manera, porque es un movimiento organizado en todo el mundo. Está en todas partes: en Uruguay, en Bolivia, en Chile, con distintos nombres. Y ellos son los culpables de lo que le ha pasado a Allende. Son ellos y están aquí en la República Argentina, También. Están en Francia, en España, en una palabra, están en todos los países.

Porque esta es una Cuarta Internacional, que se fundó con una finalidad totalmente distinta a la Tercera Internacional, que fue comunista; es un movimiento marxista deformado, que pretende imponerse en todas partes por la lucha. A la lucha – y yo soy técnico en eso – no hay nada que hacerle, más que imponerle y enfrentarle con la lucha. Y atarse las manos frente a esa fuerza; atarse las manos y especialmente atarse las manos suprimiendo la ley que lo puede sancionar. Porque nosotros, desgraciadamente, tenemos que actuar dentro de la ley ya lo habríamos terminado en una semana. Fuera de la ley, la ventaja que ellos tienen es, precisamente, esa: los que tienen que someterse a la ley y ellos que buscan los vericuetos para actuar fuera de la ley. Con todas las implicancias del cuerpo de la ley, nosotros estamos con las manos atadas dentro de la ley. y si además estamos atados por la debilidad de nuestras leyes, entonces ya sabemos cuál va a ser el final y el resultado de eso.

Para nosotros es un problema bien claro. Queremos seguir actuando dentro de la ley y para no salir de ella necesitamos que la ley sea tan fuerte como para impedir esos males. Dentro de eso, tenemos que considerar si nosotros podemos resolver el problema. Si no contamos con la ley, entonces tendremos que salirnos también nosotros de la ley y sancionar en forma directa como hacen ellos.

¿Y nos vamos a dejar matar? Lo mataron al Secretario general de la Confederación General del Trabajo, están asesinando alevosamente y nosotros con los brazos cruzados, porque no tenemos ley para reprimirlos. ¿No ven que eso es angelical? El fin es la sustentación del Estado y de la Nación. Está en que tengamos los medios para defendernos. Si nosotros todavía nos limitamos, nuestro propios medios de defensa, estamos entregándonos a estas fuerzas, que, como he dicho, las conozco profundamente y se cómo actúan.

Ahora bien; si nosotros no tenemos en cuenta la ley, en una semana se termina todo esto, porque formo una fuerza suficiente, lo voy a buscar a usted y lo mato, que es lo que hacen ellos. No actúan dentro de la ley, De esa manera, vamos a la ley de la selva y, y dentro de la ley de la selva, tendría que permitir que todos los argentinos portaran armas a la vista.

Pero ¿qué es lo que está ocurriendo? Que los delincuentes están todos armados, mientras que las personas decentes no pueden llevar armas y están indefensas en manos de estos señores.

¿y todavía nosotros vamos a pensar si sancionamos o no la ley? ¡Vamos! Necesitamos esa ley porque la República está indefensa. Frente a ellos. Ese es para nosotros el fundamento de todo eso. Con toda claridad afirmo que no queremos la violencia.

Desde hace 7 meses estamos diciendo que queremos la paz. Y estos señores, en 7 meses, no se han dado cuenta que están fuera de lugar, porque no se han dado cuenta que están perturbando lo que ellos dicen que sostienen, que es mentira. La mitad son mercenarios, los conozco, los he visto actuar y pir el solo hecho de que estén mandados de afuera, tienen intereses distintos a los nuestros. Los nuestros no se defienden desde París, se defienden desde Buenos Aires. Para mí, eso es lo que yo veo con toda claridad.

Ahora la decisión es muy simple hemos pedido esta ley al Congreso, para que éste nos de el derechos de sancionar fuerte a esta clase de delincuentes. Si no tomamos la ley, el camino será otro. Y les aseguro que puestos a enfrentar la violencia con la violencia, nosotros tenemos más medios posibles para aplastarla, y lo haremos a cualquier precio, porque no estamos aquí de monigotes.

Estamos afrontando una responsabilidad que nos ha dado plebicitariamente el pueblo argentino. Nosotros no somos dictadores de golpes de Estado. No nos han pegado con saliva. Nosotros vamos a proceder de acuerdo con la necesidad, cualquiera sea los medios. Si no hay ley, fuera de la ley, también lo vamos hacer y lo vamos a hacer violentamente. Porque a la violencia no se le puede oponer otra cosa que no sea la violencia. Eso es una cosa que la gente debe tener claro, pero lo vamos a hacer, no tenga la menor duda.

Tenemos la seguridad que la mayoría absoluta del pueblo nos acompaña, y cuando un movimiento está apoyado por el pueblo no hay fuerza que se le pueda oponer. De eso estoy totalmente convencido.

En cuanto al problema en sí, es un problema de ustedes y del bloque y lo tienen que resolver con él y no conmigo. Tenemos un movimiento y éste lo maneja el Consejo Superior. Reitero que el problema es de ustedes y del bloque., y yo no

puedo interferir con mis ideas. Éstas por otra parte las acabo de exponer, así como también lo he hecho en cuanto a las necesidades del Estado.

Ahora ustedes pueden resolver lo que quieran. Esa es una cuestión individual en la cual yo no me he metido ni me meto.

97

Sr. Diputado. – Señor General: Deseamos manifestarle nuestra coincidencia. Usted conoce desde hace años a la juventud peronista y su lealtad hacia usted como líder y conductor. En ese sentido conoce usted cual ha sido nuestro esfuerzo durante estos últimos años.de modo que en orden a eso, yo quisiera…

Sr. Presidente. – Lo he reconocido veinte veces. Sería lamentable dejar de pensar así.

Sr. Diputado. – Quería indicar, entonces, que de alguna forma nuestro aporte no es oponerse a esa posición, sino que, por el contrario, y como usted lo ha expresado, es una necesidad legítima la defensa del pueblo, tal como se ha manifestado en los últimos días. Es decir, coincidimos totalmente, incluso, en la necesidad cierta de ésta legislación. En este sentido coincidimos totalmente con lo que usted ha planteado.

Por esa misma razón, y utilizando sus palabras, no hemos querido expresarle discrepancias sino que, por el contrario, deseamos efectuar un aporte objetivo para lograr los fines que consideramos necesarios en la ley, a fin de no cometer posibles errores.

Sr. Presidente. – Esa es una tarea de los jueces, ¿O es que los jueces no tienen conciencia? Es una tarea de la Justicia la de interpretarla y aplicarla. Yo tengo la obligación de cumplirla.

Por eso como les he dicho, esta es una tarea del bloque; no es una tarea de los ministerios. Es en el bloque donde ustedes deben discutir este asunto; discutirlo hasta que la mayoría lo decida, como en los cuerpos colegiados, que es la que decide con sus aciertos y con sus errores. Pero eso ustedes lo presentan al bloque y este debe resolverlo. Esa es la forma en que deben funcionar los cuerpos colegiados. Una vez resuelto por éste, no hay más remedio que acatarlo. En ese sentido no hay otra posición porque esa es una cosa que viene de época inmemorial y siempre ha funcionado así.

Sr. Diputado. – Nosotros estamos dispuestos a acatar lo que el bloque decida. Lo que si queremos es que podamos hacer un aporte a este proyecto de ley, que va a resultar en su mejoramiento en el orden técnico y en el orden político.

Sr. Presidente. - ¿Y qué dice el bloque? Sr. Diputado. – No hemos tenido la oportunidad concreta de poderlo discutir, no hemos tenido tiempo, porque el bloque en

su conjunto ha decidido cerrar la discusión. Sr. Presidente. – Entonces, hijo, ¿Qué quiere que yo le haga?. Yo no soy el presidente del bloque, ni represento al bloque,

ni puedo ordenarle al bloque, como tampoco puedo ordenarles a ustedes, porque tienen una tarea específica. Yo puedo ordenarles a ustedes como hombres del movimiento, pero no como hombres del bloque… porque, ¡allá ustedes!

Sr. Diputado. – Nosotros estamos convencidos, señor, que con algunos retoques el proyecto de ley… Sr. Presidente. – Pero ¿se lo ha dicho al bloque? Sr. Diputado. – Sí, señor Sr. Presidente. – ¿Y qué le ha dicho el bloque? Sr. Diputado. – Ha decidido no discutir más el tema.Sr. Presidente. – Se ha votado, ¿Ha habido una mayoría? ¿Qué quiere que le haga? El individualismo en los cuerpos

colegiados tienen un valor compulsivo y proporcional: uno frente a todos los demás. No hay más remedio, aún con toda la razón del mundo, para que eso pueda funcionar de alguna manera es necesario que se diga, si señor. Rso no se discute y se hace lo que dice el bloque. Sr. Lastiri. – ¿Me permite General? Inclusive aparte de la posición del bloque esto se ha discutido en las comisiones respectivas, que además están integradas por diputados de las distintas fracciones políticas de la mayoría de su movimiento.

Cada legislador tiene el derecho de integrarse a esas comisiones y prestar su colaboración. Algunos diputados lo han hecho así y han cumplido con su deber. La preocupación de cada legislador, aunque no pertenezca a la comisión respectiva, es concurrir a ella para exponer sus inquietudes hasta el momento en que sale de la comisión. Sr. Presidente. – Ya conozco el procedimiento.

Sr. Diputado. – Nosotros, un poco como soldados del movimiento, y de usted, que es conductor de ese gran movimiento nacional, en la Argentina, le queremos señalar que nuestra entrevista la hicimos en carácter de militantes peronistas. Era fundamental escucharle a usted acerca de lo que realmente pensaba en torno a ese problema, el cual nosotros no cuestionamos globalmente sino en algunos de sus aspectos.

Lo que queremos es señalarle y ratificarle, con toda la fuerza que tenemos, que estamos totalmente junto a usted como integrantes del movimiento peronista y junto al pueblo.

En ese sentido, somos disciplinados en nuestro movimiento. Fuimos, somos y seremos disciplinados, hasta la muerte.Queremos agradecerle, de todo corazón, esta entrevista y, estamos muy contentos de estar con usted, de verlo y de

escucharlo. Ese ha sido uno de los objetivos que tuvimos para venir a verlo. Sr. Presidente. – Muy bien, muchas gracias.

(Fuente: Perón, Juan D., Discursos completos II, San Isidro, Editorial Megafón, 1988).

98

_________________________________________________________________________________________________________

99

EL PACTO SOCIAL

“En su esencia el plan responde a una política que se propone:a) La plena vigencia de la justicia social que asegure una distribución más equitativa (…)a) Una fuerte expansión de la actividad económica caracterizada por una creciente producción de bienes y

servicios (…)b) Una alta calidad de vida (…)c) La unidad nacional (…)d) La democratización reale) La reconstrucción del estado (…)f) La recuperación de la independencia económicag) La integración latinoamericana

(…) El plan se propone para el período comprendido entre 1974-1977 alcanzar un ritmo medio de crecimiento de la producción de bienes y servicios del orden del 7,5% acumulativo por año, lo cual significa prácticamente duplicar la tasa de crecimiento de la década anterior. Esta meta ambiciosa sin duda, se funda desde el punto de vista político, en tres premisas básicas. Primero: que las posibilidades latentes de desarrollo del país se han visto frenadas hasta ahora por la acción de grupos cuyos intereses no eran coincidentes con los que deben impulsar un alto ritmo de crecimiento. Segundo: Que la inestabilidad política y social que caracterizó los regímenes anteriores no permitía conseguir el dinamismo económico que era de esperar de la potencialidad del país. Tercero: Que nos encontramos hoy una situación en la cual, superados esos escollos sociales e institucionales, las riquezas naturales del espacio argentino, el grado de desarrollo industrial ya alcanzado, la capacidad creadora de nuestra población, y una coyuntura internacional favorable para nuestros productos de exportación, permiten plantearse metas de crecimiento muy superiores a las del pasado(…).

Prevé el plan que el consumo de los asalariados aumentará a un promedio del 7.8%acumulativo anual (…) una de las metas fundamentales del plan, permitirá que la participación de los asalariados llegue al 47,7 % del producto nacional en 1977. Pero el consumo de los asalariados no crecerá al mismo ritmo que la masa de los salarios. Esto obedece a que en el período del plan, los asalariados deberán incrementar su ahorro (…).

El consumo de los asalariados crecerá a una tasa significativamente menor; ello es propio de un planeamiento de redistribución del ingreso que al mismo tiempo genere una importante masa de ahorro.

Este esfuerzo de ahorro es una de las características y requisitos del plan (…). En cuanto a las exportaciones la meta es duplicarlas (…). En suma, pues, las metas y política de ahorro, productividad y exportaciones previstas (…). Por otra parte no debemos olvidar que el alto ritmo de crecimiento postulado permitirá alcanzar en un marco institucional

equilibrado, los propósitos fundamentales del Acta de Compromiso Nacional: devolver para 1977 a los asalariados la participación del 47,7%que tenían en el producto bruto en 1955, como etapa para llegar a un 52% en 1980”.

(Fuente: Plan trienal para la reconstrucción y liberación nacional, Poder ejecutivo Nacional, Diciembre de 1973 citado en Caraballo, Liliana et. Al., Documentos de Historia argentina, 1955-1976, Buenos Aires, Eudeba, 2011). _________________________________________________________________________________________________________

TESTIMONIO DE ACDEL VILAS SOBRE EL OPERATIVO INDEPENDENCIA (Diciembre de 1975)

Mi intención fue la de suplantar, aun utilizando medios que me estuvieran vedados, a la autoridad de la provincia de Tucumán, tratando de superar, aunando los esfuerzos de civiles y militares, el brote guerrillero marxista que tenía en vilo a los tucumanos y amenazaba expandirse a otras provincias [...]

Si bien mi tarea no era reemplazar a las autoridades, pronto me di cuenta que, de atenerme al reglamento, manteniéndome en el mismo plano que el gobernador, el Operativo concluiría en un desastre [...] Si yo me limitaba a ordenar, entrenar y comandar mis tropas, descuidando esferas que en el papel no me correspondía atender -la esfera gremial, empresaria, universitaria, social, etc.- el enemigo seguiría teniendo los "santuarios» de que disponía hasta el momento.

Haciendo caso omiso a órdenes conforme a las cuales mi acción debía estar encaminada a combatir el brote guerrillero en la zona selvática, creí conveniente darle a la acción militar su importancia y a la política la suya.

De todo lo visto y actuado pude concluir que no tenía sentido combatir a la subversión con un Código de Procedimientos en lo Criminal... Decidí prescindir de la justicia, no sin declarar una guerra a muerte a abogados y jueces cómplices de la subversión [...]

Desde que comprobé la realidad de la justicia y la burla que significaba para mis soldados, decidí cambiar la estrategia. Fue entonces cuando di órdenes expresas de clasificar a los prisioneros del ERP según su importancia y peligrosidad, de forma tal que

100

sólo llegaran al juez los inofensivos, vale decir, aquellos que carecían de entidad dentro de los cuadros del enemigo.

Reconozco, y lo digo con orgullo, que desde antiguo venía prestando atención a los trabajos sobre el particular editados en Francia -y traducidos en la Argentina y en España- debidos a oficiales de la OAS y el ejército francés que luchó en Indochina y en Argelia [...] En base a la experiencia recogida a través de estos clásicos del tema y el análisis de la situación argentina, comencé a impartir órdenes tratando, siempre, de preparar a mis subordinados. Porque, claro está, muchas veces las órdenes recibidas no se correspondían con lo que durante años habíamos aprendido en el Colegio Militar y la Escuela Superior de Guerra. Demás está decir que no creía en la posibilidad de "traumas síquicos" o "trastornos emocionales". Pero determinadas misiones -más siendo la primera vez que debían cumplirse- resultaban difíciles de asumir y llevar a cabo [...]

Cuando en Tucumán nos pusimos a investigar las causas y efectos de la subversión llegamos a dos conclusiones ineludibles. Uno, que entre otras causas, la cultura era verdaderamente motriz. La guerra a la cual nos veíamos enfrentados era una guerra eminentemente cultural. Dos, que existía una perfecta continuidad entre la ideología marxista y la práctica subversiva, sea en su faceta militar armada, sea en la religiosa, institucional, educacional o económica. Por eso a la subversión había que herirla de muerte en lo profundo, en su esencia, en su estructura, o sea, en su fundamento ideológico [...]

De ahí en más todo profesor o alumno que demostrase estar enrolado en la causa marxista fue considerado subversivo, y cual no podía ser de manera distinta, sobre él cayeron las sanciones militares de rigor.Si la lucha en la que estábamos empeñados dependía de la inteligencia, el lugar de Reunión de Detenidos sería clave para el desenvolvimiento del Operativo Independencia

En principio, tras seleccionar a los guardiacárceles, les impuse un horario rotativo que les impidiera continuar los contactos tomados con subversivos. Pero como ello no era suficiente, decidí separar en tres grupos a los guerrilleros de modo tal que los más peligrosos e importantes nunca llegaran al penal. Entre estos últimos y para evitar riesgos inútiles, muchos eran retenidos en Famaillá, procediéndose a su interrogatorio hasta que no fueran de más utilidad. Desde el 10 de febrero hasta el 18 de diciembre de 1975, pasaron por el lugar de reunión de detenidos 1507personas acusadas de mantener relación estrecha con el enemigo [...].

(Fragmentos del libro de Vilas citado en el artículo de "La guerra sucia empezó en 1975” de Martin Andersen y Antonio López Crespo publicado en el número 73 de la revista El Periodista de Buenos Aires. Extraídos de José Luis D´Andrea Mohr, El escuadrón perdido, Buenos Aires, Planeta, 1998)____________________________________________________________________________________________________________________________________

101

DOCUMENTOS SOBRE EL PROCESO DE REORGANIZACIÓN NACIONAL_________________________________________________________________________________

REPORTAJE DE RODOLFO WALSH A UN TRABAJADOR DE LUZ Y FUERZA (23-IX-1976, ANCLA AGENCIA DE NOTICIAS CLANDESTINA)

Buenos Aires, “P: ¿Cómo se inicia el actual conflicto?R: El día 5 de octubre nos enteramos de algo que desde tiempo atrás se venía rumoreando. El Gobierno había dispuesto

alrededor de 260 cesantías en SEGBA y entre ellos me encontraba yo. Los echados eran trabajadores con mucho tiempo en la empresa, gente muy querida y respetada por todo el personal. Creo que eso fue lo que nos hizo reaccionar con tanta rapidez. También había quedado en la calle casi todo el plantel de delegados y algunos activistas del peronismo y la izquierda. (…)

P: ¿Cuál fue el camino seguido por ustedes después que se enteraron de las cesantías?R: El día 5 a la noche celebramos a la noche una reunión de delegados y el 6 comenzó la huelga (…)Después reunimos a la

gente, edificio por edificio, y le dijimos que la lucha que empezaba no iba a ser fácil, que era probable que nos aplicaran la Ley de seguridad y que algunos de nosotros fuéramos detenidos pero que la única salida para esta acción terrorista -así la calificamos- era responder con la unidad y el coraje de los trabajadores.los compañeros nos ovacionaron en todas las asambleas y juntos cantamos la marcha de Luz y Fuerza (…)

Muchos nos acordábamos de las cosas que le hicimos a los gorilas en 1956 y las volvimos a aplicar. Aquí hay una cosa que aclarar: Cuando los trabajadores de una especialidad se deciden a sabotear la producción, es imposible intentar todo tipo de represiónya que es posible que encarcelen a cientos, pero con uno que quede, el sabotaje está asegurado. (…)

P: ¿En qué consiste lo que ustedes denominan “trabajo a tristeza”?R: Es una variante de lo que se llama trabajo a desgano. Nosotros decimos que no podemos trabajar porque estamos tristes.

Tristes porque echan a nuestros compañeros. Tristes porque ganamos poco. Tristes porque cercenan nuestros convenios.. en fin, hay miles de razones para que los argentinos hoy estemos tristes. Por eso no levantamos un dedo para hacer lo que nos mandan.

En este sentido, fue gracioso ver a compañeros de la oficina de Alsina como respondían a los continuos aprietes de la patronal. Había una inactividad total entonces se sentía el griterío de los efectivos militares que entraban en el local, y la voz de un oficialito que ordenaba: ´ al que no trabaje lo llevo preso´. Los compañeros lo miraban con tristeza y comenzaban a moverse en sus sillas lentamente como si fueran a iniciar sus tareas, entonces el oficial iniciaba la retirada de sus tropas. A los pocos segundos los compañeros volvían a la posición inicial ante la mirada atónita de sus jefes. Este procedimiento se repetía varias veces hasta que las tropas ordenaban el desalojo del local y los mandaban a sus casas. Los compañeros se retiraban silbando la marcha del gremio. (…)

Con relación al conflicto que desde el día 21 de octubre al ser promulgado un nuevo reglamento de trabajo, afecta al puerto de Buenos Aires consigna que la actividad ha sido reducida en un tercio de lo normal a consecuencia del trabajo a desgano”.

(Fuente: Horacio Verbitsky, Rodolfo Walsh y la prensa clandestina, La Urraca, 1985)._____________________________________________________________________________________________________________________

COMISIÓN DE AFIRMACIÓN DE LA REVOLUCIÓN LIBERTADORA: EL SEGUNDO DERROCAMIENTO DEL RÉGIMEN (25-III-1976)

Aprueba el derrocamiento del Régimen y aboga para que su caída sea definitiva. Confía en que Dios ilumine a las FF.AA. Para lograr el total aniquilamiento de la subversión y sus instigadores ideológicos.

COMISIÓN DE AFIRMACIÓN DE LA REVOLUCIÓN LIBERTADORA COMUNICADO La Comisión de Afirmación de la Revolución Libertadora aprueba el segundo derrocamiento del Régimen y sus

corresponsables, que sumieran al país dos veces en la inmoralidad y en el caos en el término de algo más de un cuarto siglo. Su caída deberá ser definitiva.

Al mismo tiempo confío en las Fuerzas Armadas de la Patria – sin desmayos ni concesiones-, destruyan este aberrante sistema, desarraigando sus mitos, combatan hasta el total aniquilamiento a la subversión y a sus instigadores ideológicos, reencuentren al pueblo con la moral y reimplanten los sabios principios de nuestra Constitución Nacional.

Dios las ilumine. Por la Comisión de Afirmación de la Revolución Libertadora Dr. Alfredo Bares Traverso Secretario Gral. Div. Federico Toranzo Montero

102

Presidente

(Fuente: La Prensa, 25 de marzo de 1976)____________________________________________________________________________________________________________________

MONTONEROS: AHORA ORGANIZAR LOS SINDICATOS EN LA CLANDESTINIDAD (MARZO DE 1976)

EL GOLPE MILITAR INTENTA DESTRUIR TODA RESISTENCIA POPULAR AL DOMINIO DE LOS MONOPOLIOS. LA BUROCRACIA TRAIDORA. HAY LISTAS DE TRABAJADORES APRESADOS O DESAPARECIDOS. HAY QUE APRETAR A LAS PATRONALES Y TOMAR REPRESARIAS.CUMPLAMOS EL SIGUIENTE PLAN DE ACCIÓN.

El golpe total. Tiene desde el primer momento un fin claro: destruir toda resistencia popular al dominio de los monopolios. Los militares y los monopolios han decidido terminar con las leyes que ponen un cierto límite a la explotación de la clase

trabajadora (derogación de la ley de contrato de trabajo y asociaciones profesionales, suspensión de la ley de convenios colectivos, prohibición del derecho de huelga y del derecho a la estabilidad en el empleo); introducen la persecución ideológica promoviendo los despidos y cesantías de obreros y empleados con militancia política o sindical; intervienen la CGT y los sindicatos.

La burocracia traidora, cómplice permanente de toda política antiobrera y antinacional, también cae en esta redada, porque los militares han decidido no tener ningún tipo de interlocutor fuera de sus verdaderos patrones, los monopolistas. Ante el riesgo de perder las riquezas acumuladas en tantos años de tramoyas y negociados., los burócratas que tuvieron tiempo se “borraron”, como declaró Casildo Herreras. Otros están presos. En definitiva, los milicos eliminaron de un plumazo a una capa burocrática que, si le hubieran dado la oportunidad, hoy volverían a ser oficialistas. Y no faltara mucho para que intenten reflejar sus prácticas participacionistas.

No conforme con estas decisiones, el ejército días antes del golpe, recorría las fábricas y barrios obreros de todo el país, especialmente en las zonas más combativas: Villa Constitución, Ensenada, Berisso, Córdoba, Rosario. Centenares de activistas y otros que solo tenían –ante el furor antiobrero de los militares – la condición de trabajadores, fueron apresados. Y de mucho de ellos no se tiene noticias. Hubo razzias al azar en las fábricas – se llevaron uno por sección - asambleas promovidas por el oficial del ejército a cargo del procedimiento, que al finalizar llevaba detenidos a los que habían tenido alguna participación, como ocurrió en Chrysler. En las fábricas más importantes se pidieron listas de trabajadores de todas las corrientes y tendencia, especialmente comisiones internas y delegados representativos, entregadas solícitamente por los gerentes a la unidad militar más próxima. Estas listas seguramente se centralizan para hacer procedimientos masivos. Esta colaboración de patrones y gerentes con la dictadura militar, que pone en peligro la vida y la libertad de miles de obreros, no debe dejarse pasar por alto. En todos los casos la organización de los trabajadores respaldada por el Ejército montonero, debe tomar represarías contundentes contra los patrones y gerentes que colaboren con el enemigo, sin tomar en consideración las excusas que ya estamos escuchando. (“pasamos las listas porque nos obligan”). Si colaboran con el enemigo, leña. Nosotros debemos obligarlos, por las buenas o por las malas, a no colaborar con el Ejército de Videla y a proteger la vida y la libertad de quienes trabajan en sus fábricas.

Trente a la dictadura militar, promonopólica, que prohíbe toda la actividad gremial, reprime a los obreros y pretende terminar con las leyes que nos protegen, la respuesta es resistencia total masiva.

En esta situación nuestras fuerzas deben desarrollar el siguiente plan de acción:1- Denunciar la huída y el fracaso de la burocracia, incapaz de llevar adelante el paro anunciado. Estos individuos,

sin apoyo de las bases a las que traicionaron, y sin el respaldo del aparato estatal, decidieron salvar su pellejo y su dinero. Fracasaron en los intentos de integrar a la clase trabajadora al sistema dependiente y por eso ahora los echan. Los menos corrompidos no supieron defender los intereses económicos concretos de la clase trabajadora. Todos estaban comprometidos con el Plan Mondelli y el Fondo Monetario, similar al que ahora aplica con mano dura Videla, con su ministro Martínez de Hoz, el oligarca dueño de Acindar, el represor de Villa Constitución.

1- Exigir la denuncia de las comisiones internas y delegados traidores, reemplazándolos en forma efectiva, designando cuerpos de delegados e internas clandestinas.

2- Convocar a la clase trabajadora a organizar la resistencia activa; y desarrollar conflictos reivindicativos parciales, que deben ser conducidas por los organismos representativos, aún desde la clandestinidad.

3- Preventivamente, los militantes más reconocidos deberán tomar estrictas medidas de seguridad, cambiar sus horarios, movimientos, etc.; apoyándose en la organización popular de dentro y fuera de las fábricas, las patronales y las nuevas formas represivas que se incorporan, detectar el participacionismo sindical, con el fin de dar todo tipo de respuestas.

4- Ante la patronal protegida por el ejército de Videla, fortalecer los organismos de masas de los trabajadores con todo el poder del Ejército y las Milicias Montoneras.

5- Consolidar las estructuras de conducción es centralizadas y clandestinas (Bloque y Agrupaciones Sindicales del Peronismo Auténtico; Comisiones internas; Cuerpos de Delegados; Coordinadoras zonales o por Gremios). Debemos profundizar en el carácter de masas de las Coordinadoras, para desterrar todo tipo de sectarismos y avanzar en la construcción de un organismo político reivindicativo que exprese al conjunto de la clase trabajadora.

6- La Mesa Nacional Provisoria de Trabajadores en la Lucha debe ser la base para la construcción de una CGT auténtica y clandestina, que reemplace a la central clausurada; y que desde la clandestinidad pelee la recuperación de los

103

sindicatos y de la CGT, por la libertad de agremiación y los derechos de los trabajadores. Allí donde sea posible, comenzar a conformar conducciones de sindicatos (locales, regionales y hasta nacionales) en la clandestinidad, que reemplacen a los clausurados, intervenidos militarmente o “borrados”.

7- Esta estructura nacional de trabajadores deberá retomar la experiencia de 1955 y 1959, los programas de La Falda, Huerta Grande y el 1° de Mayo de 1968. Hoy como entonces elaborar un programa de Unidad Nacional que represente los intereses de los trabajadores en la construcción del Frente de Liberación Nacional.

(Fuente: Evita Montonera N° 12. Febrero-Marzo 1976)_____________________________________________________________________________________________________________________

RESPUESTA DEL ERP A LA DICTADURA MILITAR

ARGENTINOS: ¡A LAS ARMAS! Mario Roberto Santucho En la noche del 23 al 24 de marzo las Fuerzas Armadas contrarrevolucionarias derribaron al gobierno peronista para

instaurar otra Dictadura Militar. El paso dado por los militares es como sabemos una irracional aventura condenada de antemano al fracaso.

El programa levantado por la Junta Militar poco después de asumir y las primeras medidas de gobierno no dejan ninguna duda respecto al carácter profundamente antiobrero, antipopular y antinacional de la Dictadura. Intervención a la CGT y a todos los gremios, despido a miles de obreros, centenares de dirigentes, activistas y obreros de fábrica detenidos, decenas de nuevos trabajadores desaparecidos, clausura del parlamento, ilegalización y prohibición de los partidos políticos, implantación de la pena de muerte discrecional y ejercicio de la justicia por Tribunales militares, otorgamiento de condiciones favorables para la actividad explotadora del capital nacional y extranjero, alineación internacional junto al imperialismo yanqui, etc. etc.

UNA ÉPOCA HISTÓRICA Y GLORIOSA La usurpación del gobierno por los militares y el recrudecimiento de la represión antipopular que caracteriza a la nueva

Dictadura coloca a todo nuestro pueblo frente a todo un desafío histórico, en una nueva etapa de la lucha reaccionaria ya iniciada, a la puerta de una época histórica y gloriosa por la contramarcha erguida y determinada su vanguardia guerrillera.

NO SE TRATA DE UN REGIMEN PROVISORIOEl régimen que se acaba de establecer con el golpe militar de Videla no es provisorio. Es el tipo de gobierno definitivo que se

dan las fuerzas burguesas imperialistas para luchar contra las fuerzas revolucionarias argentinas. Lleno de pánico por el vigoroso desarrollo revolucionario de la clase obrera y del pueblo argentino, por el crecimiento

constante y acelerado de las organizaciones de vanguardia, por la amenaza real que ello representa para el régimen capitalista el Partido Militar, como representante principal de los más grandes capitales extranjeros y nacionales, se ha decidido por la guerra total, por una prueba de fuerza definitiva. Con esa resolución se han apoderado del gobierno para dedicar todos los recursos al accionar contraguerrillero y solo se los desplazará de allí nuevamente, después de derrotados, después de aniquilar sus fuerzas principales.

El cálculo de nuestro Partido es que efectivamente éste será el tipo de gobierno contra el que tendremos que batallar a todo lo largo de nuestra guerra revolucionaria, que ya no habrá más elecciones democrático-burguesas, que a este gobierno lo derribaremos al contar con grandes fuerzas revolucionarias políticas y militares, cercanos al triunfo definitivo de nuestra revolución antiimperialista y socialista.

Ya hay quien sostiene que esta Dictadura no durará nada, que los militares volverán pronto a llamar a elecciones. Nosotros pensamos que no es así. Que este régimen se mantendrá hasta que las fuerzas revolucionarias estén en condiciones de derribarlo, y que despúes de él nos encontraremos a las puertas del socialismo, próximo a la instauración del gobierno revolucionario obrero y popular que comenzará a solucionar los problemas de la patria y traerá felicidad al pueblo argentino.

La Dictadura Militar fracasará completamente desde el comienzo en sus objetivos de aniquilar las fuerzas revolucionarias y estabilizar el capitalismo. Por el contrario las fuerzas revolucionarias crecerán más que nunca y la economía seguirá en permanente crisis y desequilibrio.

Pero el Partido Militar no cederá el gobierno a los políticos sino que aumentará su aparato represivo, entregará toda la economía al capital imperialista e institucionalizará la corrupción y el negociado.

Los militares no se retirarán porque sería una total capitulación y porque no cuentan con recambio que influencie a la masa y les permita reorganizarse y ganar tiempo. Lanusse organizó el GAN para retirarse momentáneamente porque contaban con Perón, su habilidad y su enorme influencia, abrigaron frustradas esperanzas de que el FREJULI lograría contener y desviar el proceso revolucionario.

Hoy la situación es completamente diferente,. Ningún líder o Partido que quisiera conquistar apoyo político de masas, tiene la más mínima probabilidad de sustraerse a las imperiosas demandas democráticas y reivindicativas ni a la influencia de las justas banderas que levantan las organizaciones revolucionarias.

PLAZOS Y RITMOS

104

El tiempo que demandará a la clase trabajadora y al pueblo argentino dar por tierra con el régimen dictatorial que se acaba de implantar, dependerá de dos cuestiones fundamentales además de la base objetivas existente de profunda crisis económico-social, a saber: a) el ritmo de desarrollo de las fuerzas revolucionarias; b) La situación internacional.

En un proceso prolongado de guerra revolucionaria en constantes luchas armadas y no armadas, con el empleo de todas las formas combativas pacíficas y violentas, legales e ilegales, con desencadenamiento de insurrecciones parciales y liberación de zonas, se irán construyendo gradualmente las fuerzas revolucionarias políticas y militares del pueblo argentino, el Partido Revolucionario, el Ejército Guerrillero y el Frente de Liberación Nacional. Mientras más rápido sea el ritmo de desarrollo de dichas fuerzas menos será el tiempo que nos demandará derrotar al Partido Militar.

Los recientes Acuerdos de Montevideo de los Ejércitos Americanos prevén la intervención conjunta –incluido el Ejército yanqui- en el país que sufra graves amenazas insurreccionales. Es decir, el enemigo tiene el definido propósito de aceptar la participación de fuerzas militares extranjeras en su lucha contrarrevolucionaria. Independientemente de que tal paso mejoraría extraordinariamente nuestra posición política, es incuestionable que la intervención extranjera pueda prolongar nuestro esfuerzo de guerra. Pero el propósito intervencionista de los acuerdos de Montevideo puede o no concretarse en dependencia de la situación internacional. Porque es posible que la relación de fuerzas internacional impida o anule la intervención contrarrevolucionaria extranjera como acaba de suceder en Angola.

Neutralizar o no una posible intervención extranjera no depende en lo fundamental de nosotros sino de la evolución de la política internacional.

En cambio el ritmo de desarrollo de las fuerzas revolucionarias argentinas depende por entero de la vanguardia obrera y popular, de su ligazón con las masas, de su conciencia y espíritu unitario, de su preparación política, moral y combativa, estilo proletario, espíritu de de sacrificio, tesón, heroísmo y capacidad profesional. Cuanto más pronto se llegue a la unidad revolucionaria en un solo Partido Proletario y en un solo Ejército Popular y se construya el frente de Liberación Nacional. Cuanto más acelerado sea el crecimiento y poderío de dichas organizaciones, gracias al aporte máximo de cada revolucionario argentino, menor será la duración de nuestra guerra y por tanto menores los sufrimientos de nuestro pueblo.

LAS GRANDES TAREAS DE LA RESISTENCIA

Como ya señaló nuestro Partido, el anticipar acertadamente la decisión golpista de los militares y como se comprueba claramente por el programa y medidas de la Junta, la aventura iniciada por la oficialidad contrarrevolucionaria, constituye una declaración formal de guerra a la clase obrera y al pueblo argentino, e inicia por lo tanto la etapa de la guerra civil generalizada en nuestro proceso revolucionario.

En esta situación, con el programa de la resistencia antidictatorial, antiimperialista y socialista, tenemos por delante grandes y fundamentales tareas. Con eje en el problema fabril, intensificando la concentración del trabajo revolucionario en las grandes fábricas, debemos luchar por movilizar a las más amplias masas por todo tipo de reivindicaciones. Por los problemas específicos de las fábricas, de barrios y villas, del campo, de los colegios y universidades, de los jóvenes y las mujeres; en solidaridad con los presos; en defensa de los derechos humanos y democráticos, etc., etc., y hacer confluir toda esa movilización en la formación y desarrollo del Frente Antidictatorial, Democrático y Patriótico.

En el terreno militar la consolidación y desarrollo del Ejército del Pueblo, el fortalecimiento de las unidades existentes y la creación de otras nuevas. El impulso a la autodefensa de masas. El trabajo de proselitismo militar en las unidades enemigas dirigida fundamentalmente a neutralizar el personal de soldados y suboficiales.

Con nuevas condiciones favorables, debemos intensificar y ampliar considerablemente nuestra actividad internacional, luchar por el aislamiento de la Dictadura, impulsar la solidaridad internacional, con la justa causa de nuestro pueblo.

Y hoy más que nunca, la principal de nuestras tareas la que garantizará avances consistentes en todos los aspectos de la actividad revolucionaria, es la construcción del Partido, su consolidación y desarrollo, su fortalecimiento incesante. El enraizamiento en la masa, la moral y el heroísmo, la combatividad, precisión de línea, capacidad organizativa y dominio de la profesión revolucionaria son virtudes y aspectos de nuestro Partido que debemos cultivar con esmero para que crezcan, florezcan y fructifiquen con máximos resultados.

La nueva y decisiva etapa en que nos internamos, coloca a nuestro Partido en un escenario histórico. Grande es nuestra responsabilidad colectiva y más grande aún debe ser nuestra conciencia, nuestro valor y nuestra determinación de vencer.

Estrechamente unidos entorno al Comité Central, siguiendo el elevado y poderoso ejemplo de nuestros héroes y mártires, los militantes del PRT cumpliremos cabalmente y con honor nuestras misiones revolucionarias.

(Fuente: EL COMBATIENTE N° 210. Miércoles 31 de Marzo de 1976)._____________________________________________________________________________________________________________________

MENSAJE DEL ERP AL CLERO ARGENTINO (ABRIL DE 1976)

Reproducimos el mensaje dirigido por el Secretario General de nuestro Partido

AL CLERO ARGENTINO

105

Estos últimos tiempos, distintos pronunciamientos eclesiásticos evidencian la valiente actitud de importantes sectores de la Iglesia Católica de no permanecer indiferentes ante la profunda crisis que vive en la Argentina.

Ese hecho nos mueve a dirigir esta carta, con el propósito de dialogar con el clero sobre el presente y el futuro de nuestra Patria, de nuestra Sociedad.

Nadie duda ya que el pueblo Argentino vive momentos trascendentales, que de la crisis y luchas actuales deben surgir sustanciales soluciones para la vida del país. Más aún ahora que los prepotentes militares, han establecido por la fuerza una nueva Dictadura y cerrado por tanto toda posibilidad de expresión democrática.

Es conocido asimismo que la crisis económica, social y política que se aceleró bajo la Dictadura Militar de Onganía – Levingston - Lanusse dio origen a organizaciones guerrilleras populares que hoy luchan abiertamente contra las fuerzas represivas militares y policiales en un enfrentamiento que crece constantemente en magnitud y virulencia.

Las fuerzas enfrentadas en el choque militar representan dos concepciones fundamentales opuestas. El Ejército Contrarrevolucionario de Videla defiende los intereses del gran capital imperialista y lucha por aplastar la rebeldía de nuestro pueblo, para impedir que se cambie el injusto sistema de explotación y agresión que los argentinos sufrimos y que mantiene a nuestra Patria sujeta a sutiles y morbosos lazos económicos, políticos y militares que la atan al carro del imperialismo norteamericano.

Nuestro Ejército guerrillero lucha por un cambio fundamental, por la nacionalización del capital extranjero, por la reorganización global de la economía de acuerdo a una planificación que responda a las necesidades colectivas por encima de los intereses individuales, por la ruptura de los pactos políticos y militares que nos atan al imperialismo yanqui, por la reforma agraria y la reforma urbana (expropiación de viviendas de todas las empresas inmobiliarias y entrega en propiedad a los inquilinos, por la construcción masiva de monoblocks por planes trabajador - estado), por la liquidación del analfabetismo, por la democracia social, en una palabra, por la completa reorganización del país sobre nuevas bases socialistas.

Nosotros hemos tomado las armas como respuesta a los reiterados abusos de los militares materializados por la odiada Dictadura Lanussista, y continuamos la lucha armada porque los militares contrarrevolucionarios con o sin disfraces no cesan en la prepotencia, el crimen, la opresión.

Es más, somos conscientes y lo decimos con toda franqueza, de que sólo por las fuerzas de las armas se logrará acabar con la Dictadura abierta o encubierta que los generales ejercen contra nuestro pueblo en su papel de gendarmes de los grandes capitalistas extranjeros.

No hemos recurrido a la violencia porque sí. Los combatientes guerrilleros somos hombres y mujeres pacíficos que hemos intentado sostener nuestras ideas y luchar pacíficamente por la liberación nacional y social de los argentinos. Pero nuestras justas razones obtuvieron como respuesta las cárceles, el asesinato, el atropello militar – policial.

Y así como antes quisimos ejercer nuestros derechos, estamos hoy dispuestos a aportar a la pacificación del país; para ello hemos formulado la propuesta de armisticio que hoy reiteramos ante ustedes, de suspender el accionar guerrillero a cambio de la libertad de todos los presos, de la derogación de la legislación represiva y plena democracia para la actuación política de todas las fuerzas actualmente proscriptas.

Algunos de los pronunciamientos de la jerarquía eclesiástica a que hicimos referencia bregan por la pacificación del país y no son por tanto contradictorios con la disposición de nuestra parte, Es un punto de coincidencia muy importante. Apreciamos altamente que la Iglesia intervenga con estos sanos criterios y aporte su influencia en la búsqueda de vías realistas para contener el derramamiento de sangre.LA IGLESIA ANTE LA REVOLUCIÓN

La positiva posición de la Iglesia no es casual y circunstancial. Tiene profundas raíces en la historia, en el momento que vive la humanidad y la situación de nuestra patria.

Después de decenas de años de desencuentros y enfrentamientos en que sectores dominantes de la Iglesia Católica unieron su suerte a la del capitalismo, la realidad histórica concreta de un mundo en el que el socialismo resplandece mientras se consolida y el capitalismo desnuda sus horribles lacras, su corrupción, su barbarie criminal, su inmoralidad característica, hace que nuevas corrientes se abran paso en la Iglesia Católica, en todos los niveles, en la comprensión creciente de que la justicia y el progreso están con el socialismo, que la construcción del mundo nuevo por el que luchó Jesús es muy próximo al régimen socialista, que el logro de la comunidad fraterna entre los hombres donde impera el amor al prójimo, exige hoy la organización socialista de la producción, sin explotadores ni explotados, comprenden además que la Iglesia no es ni será atacada por sus creencias presentes y futuras sociedades socialistas.

Precursores de esta nueva aurora ya han dado su sangre por la revolución latinoamericana. Como católicos militantes, como sacerdotes del evangelio cristiano, decenas de sacerdotes laicos han caído en nuestro continente bajo las balas de los militares asesinos o en las cámaras de tortura de características criminales. El ejemplo supremo de Camilo Torres tiene paralelos en nuestra patria, en nuestro heroico compañero Rougier, sacerdote católico dirigente villero, militante del PRT, desaparecido después de su detención por el ejército de Tucumán, en los curas Mujica, Soares y Tedeschi, asesinados por comandos paramilitares y parapoliciales. Todos ellos siguieron el luminoso ejemplo de curas revolucionarios Hidalgo, Moreles, Muñecas, Fray Luis Beltrán, Fray justo Santa María de Oro, y tantos otros que se incorporaron sin vacilar a las fuerzas revolucionarias de nuestra primera independencia.

106

El movimiento del Tercer Mundo y otros movimientos eclesiales hicieron de punta de lanza en el seno de la Iglesia contra la explotación y opresión capitalista e iniciaron un proceso de acercamiento hacia lucha revolucionaria de liberación nacional y social que libra denodadamente el pueblo argentino.

Hoy, que la lucha de clases está al rojo vivo, que se libran en nuestra patria los combates preparatorios de una guerra civil necesaria, envilecida por la demencial barbarie militar, la Iglesia no ha permanecido indiferente y varios obispos se han pronunciado valientemente ante determinadas situaciones, reflejando la existencia de nuevas y vigorosas corrientes progresistas y revolucionarios, más moderadas quizás, pero más amplias.LA REVOLUCIÓN ANTE LA IGLESIA

La nueva Argentina socialista por la que luchamos, que liberará a nuestra Patria y posibilitará una vida feliz y plena de nuestro pueblo garantizará la libertad de cultos, no atacará a la Iglesia unilateralmente y buscará como en Cuba, Vietnam y demás países socialistas la fórmula más favorable para las relaciones entre la Iglesia y el estado. Podemos afirmar categóricamente que en el nuevo régimen que surgirá del triunfo de nuestra revolución habrá lugar para la Iglesia católica y ese lugar será tanto más relevante y activo cuanto más decidida sea la participación eclesiástica en el proceso libertador.

Y en ese vital aspecto queremos detenernos; recalcar el importante papel que puede jugar la Iglesia con su contribución inteligente y activa a la victoriosa lucha revolucionaria. Frente a un enemigo desesperado ante la rebeldía popular, que echa mano a la tortura y al asesinato, que no respeta las leyes de la guerra, ni los derechos humanos, que no vacila en lanzar brutalmente todo su poderío material contra nuestro pueblo, la Iglesia Católica tiene un difícil y fundamental papel, plenamente consustanciado con los principios cristianos y la tradición profética: luchar por respeto de los derechos humanos, contra las torturas y los asesinatos contra el pueblo nosotros suspenderemos los ajusticiamientos de criminales, porque esta sentencia de la justicia popular tienen el único objetivo de contener la desenfrenada violencia contrarrevolucionaria de los explotadores.

Nadie es más idóneo que la Iglesia de nuestra Patria para encabezar a los sectores progresistas del pueblo argentino en la lucha por resguardar las libertades y los derechos básicos consagrados por la Constitución Nacional, la carta de la ONU, y Acuerdos de Ginebra que son violados diariamente por los oficiales de las FF. AA contrarrevolucionarias.CONCLUSIÓN

Los momentos cruciales que vivimos en nuestro país y en el mundo han generado nuevas y pujantes fuerzas revolucionarias cuya justa causa pertenece el porvenir. La comunidad cristiana, inmersa en esta realidad, es sacudida hasta los cimientos por el vendal de la lucha de clases, comienza a reabrir su puerta a los pueblos, a revivir y actualizar las sanas enseñanzas de Jesús. Se crean así condiciones para una convergencia muy valiosa que es saludada por nuestra parte deseando que cada vez sea mayor, más rica y productiva, deseando sinceramente que la iglesia argentina, al ritmo de los nuevos tiempos, logre acercarse nuevamente a amplias masas, recuperar y ampliar su prestigio, unir decididamente sus destinos a la justa causa de nuestro pueblo.

Si ello se concreta, el clero cristiano encontrará de nuestra parte la mayor disposición presente y futura en un marco de mutuo respeto hacia las diferentes concepciones.

Mario Roberto Santucho, 2 de abril de 1976

(Fuente: EL COMBATIENTE N° 211, Miércoles 7 de abril de 1976)

107

DESCRIPCIÓN DEL GENERAL DE BRIGADA EDGARDO VILAS DE LA METODOLOGÍA EMPLEADA POR EL EJÉRCITO EN EL ÁMBITO CULTURAL.

La lucha por las almas “El ejército luchó en tres ángulos: combatió la subversión, realizó la acción cívica y catequizó a su población

ideológicamente. Los cuadros y tropas tenían estos principios básicos: mentalidad ganadora, sentido de orden práctico, planeamiento abreviado, ejecución instantánea, réplica inmediata, persecución a muerte, conquista de la población, espíritu de combate y fe ciega en la victoria (…) Combatimos en forma convencional, pero a veces nos adaptábamos a la misma táctica del subversivo. también trabajábamos políticamente, porque la subversión había hecho ese trabajo durante años (…) La gran proporción de universitarios enrolados como ideólogos o combatientes en la subversión dentro del país, es una prueba palpable del trabajo de adoctrinamiento que se realizó en esas casas de altos estudios. Esta es la dolorosa, difícil experiencia vivida en la lucha contra la subversión en las universidades de Tucumán y Bahía Blanca. De ello se infiere la importancia futura en la preparación del ser argentino con una clara orientación ideológica. A semejanza de todos los demás, la Universidad de Tucumán padecía de una absoluta autonomía jurídica, legal, política. Esta peligrosa autarquía adecuó el camino a su conversión en su sede teórica organizativa de la subversión. De allí que la subversión cultural es el esfuerzo de separar el individuo de su medio sociocultural para acoplarlo al universo de ideas, valores, pautas de conductas propias de la sociedad que lleva a cabo la subversión.se trata ya, no de conquistar terreno, físicamente hablando, sino de conquistar mentes. No de tomar plazas fuertes, sino de moldear las estructuras mentales a favor. La única victoria definitiva en la guerra es la victoria cultural (…) Más que lucha por las armas, es una lucha por las almas. Para graficar: se ha podado un árbol y para que no brote en el futuro será necesario quemar la raíz y el tronco de ese árbol”.

(Fuente: Revista Somos, 16 de setiembre de 1977 en Caraballo, Liliana et. Al., La dictadura, 1976-1983. Testimonios y documentos, Buenos Aires, Eudeba, 2011)_____________________________________________________________________________________________________________________

ENTREVISTA DEL PERIODISTA ESTADOUNIDENSE CHRISTOPHER HITCHENS A VIDELA (Diciembre de 1977).

Delante de mí estaba sentado el general Videla, uno de los líderes de la Junta Militar argentina. Me estaba explicando alegremente por qué tantos argentinos habían desaparecido durante su gobierno.Usted sabe cómo es –dijo-. Inclusive en los Estados Unidos los jóvenes escapan de sus casas o desaparecen sin dar explicaciones. Desgraciadamente ocurren accidentes en las rutas. Por otra parte hay que considerar las fuerzas de la subversión, el enemigo interno. Muchos jóvenes alocados se unieron a los guerrilleros montoneros; ahora están arrepentidos de lo que hicieron, pero les tienen demasiado miedo a los que fueron sus compañeros para salir a la superficie y formar parte de una sociedad civilizada. Se exagera mucho con esto de los desaparecidos –continuó-. Ese asunto fue manipulado por los enemigos de la Argentina, quienes intervenían activa e incesantemente en el tema a través de los medios de comunicación.En ese punto decidí que no podría vivir conmigo mismo si no lo interrumpía. Dije: Puede haber fugitivos en la guerrilla, seguro que los hubo y que fueron guerrilleros. Pero veamos, por ejemplo, el caso de Claudia Inés Grumberg, que era parapléjica. No podía haber sido montonera, ni mucho menos escapado. Además, la vieron por última vez en manos de la policía militar de Buenos Aires.Cortésmente dijo el general: En ese caso, habrá sido culpable de algún crimen ideológico.Debe haber sido muy obvio mi asombro, porque Videla agregó, para ayudarme a comprender: Aquellos que ofenden la forma de vida occidental y cristiana son tan peligrosos como los que arrojan bombas.”

(Extraídos de Realidad Económica, núm. 138, 3/1996)

REVISTA GENTE, DICIEMBRE DE 1977.

A los padres argentinos: “Después del 24 de marzo de 1976, Ud. Sintió un alivio: sintió que retornaba el orden. Que todo el cuerpo social enfermo

recibía una transfusión de sangre salvadora. Bien, pero ese optimismo – por lo menos en exceso- también es peligroso. Porque un cuerpo gravemente enfermo necesita mucho tiempo para recuperarse, y mientras tanto los bacilos siguen su trabajo de destrucción. Hoy, aún cuando el fin de la guerra parece cercano, aún cuando el enemigo parece en retirada, todavía hay posiciones claves que no han podido ser recuperadas. Porque hay que entender algo, con claridad y para siempre. En esta guerra no solo las almas son importantes. También los libros, la educación, los profesores. La guerrilla puede perder una o cien batallas pero habrá ganado la guerra si consigue infiltrar su ideología en la escuela primaria, en la secundaria, en la Universidad, en el club, en la Iglesia. Por ejemplo: ¿Ud. sabe que lee su hijo?. En algunos colegios ya no se lee a Cervantes. Ha sido reemplazado por Ernesto Cardenal, por Pablo Neruda, por Jorge Amado, buenos autores para adultos seguros de lo que quieren, pero malo para adolescentes acosados por mil sutiles formas de infiltración que todavía no saben lo que quieren.”

108

(Fuente: Caraballo, Liliana et. Al., La dictadura, 1976-1983. Testimonios y documentos, Buenos Aires, Eudeba, 2011)___________________________________________________________________________________________________________________

LA CAMPAÑA ANTIARGENTINA

CARTA A UN ARGENTINO QUE VIVE AFUERA

“(te pedimos que) a tus amigos, a tus compañeros de trabajo, a todos los que puedas, le trasmitas esta verdad que sólo conocemos a fondo los 26 millones de sobrevivientes de una guerra sucia que justamente cuando comienza a agonizar revive en el exterior manejada por una propaganda que responda a intereses muy precisos. Algunos caen en error por ingenuidad. Otros porque sin ingenuidad toman al pie de la letra los slogans y las mentiras con que la subversión en fuga pretende sabotear el Proceso. Ahora que estamos en la puerta de un Mundial de Futbol, en la preparación de un Congreso Internacional de Cáncer, ahora que nuestro país en todos los medios económicos y financieros del mundo está siendo elogiado por su recuperación. Sí, ahora comienza la batalla por la mala imagen.

El miedo ya se ha ido. He leído que algunos periodistas dicen que Buenos Aires es una ciudad en guerra. ¿Vos crees seriamente que ellos han

estado allí?, eso es imaginación.

(Fuente: Revista Gente, 18 de marzo de 1978 en Caraballo, Liliana et. Al., La dictadura, 1976-1983. Testimonios y documentos, Buenos Aires, Eudeba, 2011).

---------------------

Ante la visita de la Comisión Interamericana por los Derechos Humanos, creíamos que la mujer que hoy trabaja, estudia y educa a sus hijos en la Argentina también tenía que dar su opinión. Decir qué siente, qué piensa y qué quiere para su país. Por eso instalamos nuestros puestos en lugares claves de la Capital federal, Córdoba y Mendoza. Estas son solo algunas de las respuestas. La totalidad será enviada a la Comisión. Testimonios claros, precisos que merecen ser leídos.

“La paz es un precioso bien humano, gracias a Dios, la hemos conseguido. Déjennos ustedes también en paz.” María del Carmen de Benzo, C.I: 3.896.585

“Celebro que estén en este país y vean que gozamos de la más absoluta libertad para actuar u opinar. Desgraciadamente tuvimos una guerra provocada por la guerrilla marxista-leninista, que costó muchas vidas inocentes. Espero que compartan la libertad de que gozamos con la de sus propios países y comparen dónde hay más tolerancia, libertad y tranquilidad…”Juana Marcel Padilla, DNI 0.239.166.

“Agradecemos la visita de ustedes, pero ya no necesitamos la intervención de nadie. Las Fuerzas Armadas argentinas se ocuparon de liberarnos del flagelo que nos azotó. El tiempo que pierden aquí pueden utilizarlo investigando los derechos humanos del pueblo soviético, cubano, iraní, etc.” Dora Lyois Tur de Perrota, L.C. 0.196.774.

“…En pocos países del mundo se vive como en este: no preocupados por la suerte que corren nuestros familiares, nuestros propios hijos, tenemos paz, trabajo y felicidad y la hay para todo aquel que respete las reglas del juego, los principios de toda sociedad y la soberanía de este país. ¡Derechos Humanos para delincuentes¡ ¿Por quién nos toman? Esto no podemos permitirlo…”Eugenia Farabeli, C.I. 8.053.455

(Fuente: RevistA Para Tí, 24 de setiembre de 1979 en Caraballo, Liliana et. Al., La dictadura, 1976-1983. Testimonios y documentos, Buenos Aires, Eudeba, 2011)_____________________________________________________________________________________________________________________

CONSECUENCIAS SOCIALES DEL MODELO ECONÓMICO

ASENTAMIENTOS EN QUILMES OESTE “El gobierno militar de Buenos Aires respondía con un cerco policial a la ‘insolencia’ de más de 20.000 hombres, mujeres y

niños, gran parte de ellos sufriendo el flagelo de la desocupación fabricada por la política de la Dictadura, de ocupar, ‘ de la noche a la mañana’, 211 hectáreas de tierras baldías inundables, basurales, hasta que esas manos, diestras para el trabajo, le edificaron una vivienda al ras.

¿De dónde vinieron? ¿Cómo fue posible que se pusieran de acuerdo todos y en menos de dos meses crearan un pueblo nuevo? ¿Cómo explicar que en una noche, en una sola noche, 3000 personas se transformaran en nuevos vecinos?

Venían de los lugares más insólitos. Hasta del interior venían. La mayoría, cansados de vivir amontonados en casas de sus familiares, después de haber pagado un alquiler superior a sus ingresos, de ser desalojados, después de estrujar en sus manos el telegrama de despido de la fábrica. ¿Cómo se supo que se podía? ¿Cómo lograron juntarse tantos, con tanta necesidad? Y todos dispuestos a ocupar un pedazo de tierra y llamarla ‘nuestra’. Difícilmente se sepa cómo se comunicaron. Corrió de boca en boca, en los barrios, en algunas fábricas, hasta se escribieron cartas. Primero llegaron unos pocos, preguntando si podían levantar un rancho en esos basurales. Cuando fueron varias familias decidieron constituir lo que llamaron ‘un grupo de trabajo’. Cuando llegaba una nueva familia se la orientaba en la marcación de su terreno, de manera tal que se respetaba el trazado de las calles de los barrios

109

viejos (…) Comienza así a afianzarse, no sin grandes problemas y enfrentamientos… la Comisión Coordinadora de Vecinos, las Comisiones Internas en cada barrio, el Cuerpo de Delegados ‘manzaneros’.”

--------------------------

RETROCESO EN LAS CONQUISTAS SOCIALES DURANTE LA DICTADURA MILITAR

Entrevista a: Isidoro Penayo, una historia de vida… En el año ’61 se vino de su provincia, Chaco, y se instaló en la villa de Barracas, donde vive actualmente y de donde no se

va a mover porque quiere quedarse “para semilla”. Se puso al frente de las mujeres de la villa y así resistieron la política de la Dictadura Militar que querría erradicarlos. En el ’92 consiguieron la propiedad de la tierra, hoy, en el barrio funciona una mutual, un comedor para 360 chicos y discapacitados y una sala de primeros auxilios que es fruto de la perseverancia de las mujeres.

“P:- ¿Desde cuándo está en este barrio, Isidora? Isidora:- Desde el año ’61. Me vine con mis hijos después de que mi marido murió. En la provincia no se podía vivir, no

había trabajo…En aquel entonces había solo 35 casas en este barrio. Eran ranchos hechos de lata, de cartón. No tenemos ni agua, ni luz. Después mis hijos se casaron y ya no viven conmigo. La única que se quedó en el barrio soy yo, porque yo dije en el gobierno militar que yo me quedaba para semilla (…)

P:-¿Cuándo comenzó a crecer la villa? Isidora:- En el ’62 y ’63. Ahí empieza a emigrar más gente. Muchos eran paraguayos. Hoy hay más argentinos, también

peruanos y bolivianos. Para el año 1976 ya había 1.750 casas. P:- ¿Cómo se organizaba el barrio en esos tiempos? ¿Tenían las calles diagramadas? Isidora:- Teníamos pasillos para poder pasar a otro lado al otro lado. Con una compañera comenzamos a luchar tomando

una especie de comisión de madres, sin personería jurídica, por supuesto. Empezamos a organizarnos para ayudar a las mujeres que vivían con muchos chicos y no tenían recursos. Después formamos una comisión vecinal. Desde el año ’62 comenzamos a luchar para tener agua. Empezamos a poner canillas. Después, luchamos para pedir la luz. Con la luz tuvimos un problema muy serio. Algunas personas no querían pagar. Entonces con la gente que sí quería, le pagamos a SEGBA y nos pusieron el primer medidor de luz, en el año ’64 (…). Seguimos pagando la luz hasta el año ’73 que vino Perón y dijo que no se debía pagar más luz porque SEGBA le debía mucha plata a la municipalidad (…) Comenzamos así, formando comisiones vecinales (…) Nosotros, mientras tanto, seguíamos trabajando como Unidad Básica, organizando a todas las mujeres para ver de qué manera podíamos hacer algo para mejorar (…)

P:- ¿La gente respondía cuando ustedes los convocaban? ¿No tenían miedo? Isidora:- ¡No!, nada que ver! ¡Era tan fácil, por ejemplo…organizar el festival del día del niño! Porque a todos los lugares

que íbamos a pedir colaboración, nos daban…Ahora es muy distinto… P:- ¿Qué pasó en la época de la Dictadura? Isidora:- Bueno en tiempo del gobierno militar desaparecieron muchas familias, muchos jóvenes…Algunos compañeros

muertos. Los militares dividieron el barrio en dos (…)llevaron presos, mataron al presidente de la asociación vecinal… P:- ¿Qué querían hacer con ustedes? Isidora:- Ellos vinieron para sacarnos. El gobierno militar no vino para construir, sino a destruir…Entonces, nosotros

empezamos a unir…. P:- ¿Pretendían sacarlos del barrio? Isidora:- Sí. A los extranjeros, pues de vuelta a sus países….y a nosotros, como trastos viejos nos tiraban en las provincias.

Eso es lo que hacían. Primeramente, empezaron a traer gente de la villa de Retiro y nos querían poner esa gente en nuestras casas, porque decían que algunas casas eran grandes. Yo me negué. Y les dije que no sabía si la persona que venía a vivir conmigo era pendenciero… Tal es así, que imponiéndome, no me pusieron a nadie. Pero a mucha gente que no protestó, le pusieron a otra familia en su casa. Yo en esa época trabajaba con la Unión de Mujeres Argentinas, y con ellas, fuimos al Ejército y pedimos carpas para la gente de la villa de Retiro. Que tenían todo bajo la lluvia (…) Venían con topadoras. A ellos no les interesaba si había enfermos, o una parturienta (…) Acá fue muy fuerte… En el ’77 ya empezaron a voltear las casas.

P:- ¿Alguna vez la amenazaron o la asustaron?Isidora:- Y…con la comisión de demandantes de villas de emergencia hacíamos reuniones para organizarnos, más adelante

buscábamos un abogado para que nos consiga el ‘no innovar’. Una noche mi hijo me avisó asustado que al lado había un grupo de hombres armados. Yo le dije a mi hijo: si por esto me metan, por luchar por un derecho que es el techo digno que merecemos nosotros, los seres humanos, bueno, que me maten. Pero ¿sabes qué? Van a nacer 50 Isidoras más. Porque así es la lucha…Nosotros defendíamos el techo, no otra cosa… Otra noche, a las tres de la mañana, me golpea la puerta la policía. Y me dicen: ‘mirá vieja, todo lo que estás haciendo, te quedas en el molde, porque de lo contrario vas a aparecer en el Riachuelo’.

P:- ¿Cuándo fue este episodio? Isidora: En el ‘78 o ’79…En esa época estaba durísimo acá…Mi hijo casado, cuando iban a voltear una casa venía

corriendo a avisarme. Entonces yo juntaba a todas las mujeres… P:- ¿Y qué hacían?

110

Isidora:- Nos poníamos delante de las topadoras. Hablábamos con el jefe de ellos y le preguntábamos por qué les tenían que echar, si hacía más de 30 años que estaban en el barrio. Les decíamos que teníamos derecho, porque hacía 500 años que nos habían quitado la tierra. Porque esta tierra es nuestra… Los gendarmes me llamaban ‘la comandante’, porque yo mandaba a avisar a todos. Y detrás de mí venían las mujeres…

P:- ¿Los hombre participaban? Isidora:- Los hombres no podían salir a la calle porque los llevaban presos… P:- Durante estos episodios, ¿Los medios de comunicación se hacían presentes? Isidora:- No! Nadie. Nos amañamos como pudimos. No olviden que era la época de la Dictadura…”

_________________________________________________________________________________________________________ DOCUMENTO FINAL DE LA JUNTA MILTAR SOBRE LA GUERRA CONTRA LA SUBVERSIÓN Y EL TERRORISMO (ABRIL 1983)

I.INTRODUCCIÓN La junta militar presenta a la ciudadanía un cuadro del desarrollo de la agresión terrorista a lo largo de casi dos décadas y,

por su intermedio, las Fuerzas Armadas asumen la cuota de responsabilidad histórica que les compete frente a la Nación en el planeamiento y ejecución de las acciones, en las que no se agotan las responsabilidades que frente a la República pudieran corresponder a otros estamentos, sectores e instituciones.

Esta síntesis histórica de un doloroso pasado todavía cercano quiere ser un mensaje de fe y reconocimiento a la lucha por la libertad, por la justicia y por el derecho a la vida.

Ha llegado el momento en que encaremos el futuro; será necesario mitigar las heridas que toda guerra produce, afrontar con espíritu cristiano la etapa que se inicia y mirar hacia el mañana con sincera humildad.

Su destinatario primero somos nosotros, el pueblo de la Nación, víctima de la agresión que nunca mereció y partícipe invalorable y decidido de la superación final. Su segundo destinatario es el mundo de los hombres libres al que pertenece y seguirá perteneciendo la República, fiel a su destino histórico.

Se somete a la reflexión del pueblo Argentino y del mundo una experiencia que la Nación jamás deberá repetir, anhelando que, con la misma gracia de Dios, los hermanos de nuestra América y los pueblos de otros continentes la recojan, la comprendan y la eviten.

II LOS HECHOS La República argentina a partir de mediados de la década del 60, comenzó a sufrir la agresión del terrorismo que, mediante

el empleo de la violencia, intentaba hacer efectivo un proyecto político destinado a subvertir los valores morales y éticos compartidos por la inmensa mayoría de los argentinos.

Procuraba modificar la concepción que del hombre y del estado tiene nuestra comunidad, conquistando el poder por medio de la violencia.

Empleando el terror como un medio para tomar el poder, se proponía llegar a la desaparición de la República como estado democrático, jurídica y políticamente organizado, en una acción a nivel nacional y continental.

La agresión tomó inicialmente la forma de guerrilla rural, pero sus intentos fracasaron. Su derrota en un país limítrofe, marcó a escala continental, un cambio de estrategia en la que, progresivamente, la

Argentina pasaba a constituirse en uno de los objetivos prioritarios de la acción del terrorismo internacional. En este contexto, adquirió mayor gravitación el accionar del terrorismo urbano. Robos de armas, asalto a bancos y otras instituciones, secuestros, extorsiones y asesinatos en escala creciente, hicieron

que la opinión pública tomara conciencia de la acción delictiva de las tres agrupaciones terroristas más poderosas: “Fuerzas Armadas Revolucionarias”, “Ejército Revolucionario del Pueblo” y “Montoneros”.

El accionar de las mismas, dirigido a paralizar a la población, estuvo signado por una permanente e indiscriminada violación de los más fundamentales derechos humanos: asesinatos, torturas y prolongados secuestros, son pruebas indiscutibles de sus actos y propósitos criminales.

Sus víctimas abarcaron todos los estratos sociales: obreros, sacerdotes, intelectuales, hombres de empresa, periodistas, funcionarios públicos, jueces, militares, agentes del orden, dirigentes políticos, sindicales y hasta niños.

La escalada del terror fue acompañada por una captación ideológica que indujo a muchos a aceptar la violencia criminal como un modo de acción política.

Las bandas terroristas continuaron su organización y llegaron a su apogeo, a reclutar miles de personas, a las que instruyeron en el manejo de las armas. La mayoría de ellas las poseían y utilizaban efectivamente, constituyendo, de hecho, in ejército clandestino mercenario de la violencia.

La infiltración en el aparato de Estado abrió el camino para que, a partir del 25 de Mayo de 1973, con la asunción del gobierno constitucional, los grupos terroristas abandonaran la clandestinidad y, sumados a los que obtuvieron su libertad, iniciaran el ataque al poder.

111

Miembros activos y simpatizantes decididos de las organizaciones terroristas ocuparon posiciones relevantes en el Gabinete Nacional y en los Gobiernos Provinciales, en el Congreso Nacional, en las Legislaturas Provinciales y en el Poder Judicial. Ni las organizaciones religiosas, ni las fuerzas legales, estuvieron a cubierto de esta infiltración.

La Nación estaba en guerra; una prueba de ello fueron los enfrentamientos entre grupos antagónicos enfrentados en la localidad de Ezeiza, el 20 de Junio de 1973, que generaron una verdadera masacre con un saldo lamentable de muertos y heridos, cuya identidad y número total, el gobierno de entonces nunca pudo llegar a determinar ni esclarecer.

Posteriormente, los elementos terroristas intentaros, infructuosamente, copar el Comando de Sanidad del Ejército, el 06 de septiembre de 1973, y la Guarnición Militar de Azul, una de las más poderosas del país, el 19 de enero de 1974.

En medio de ese generalizado clima, de inseguridad y confusión, el acceso del General Perón a la primera magistratura, con el apoyo de una amplia mayoría del electorado, parecía perfilar en el horizonte político nacional una alternativa viable de paz y orden. Sin embargo el terrorismo no redujo su accionar durante el Gobierno Constitucional; por el contrario, la naturaleza criminosa de sus fines y sus métodos quedaron definitivamente en evidencia.

Los funcionarios y los dirigentes que comprendieron la magnitud de este problema, aún con peligro de sus propias vidas, intentaron detener el copamiento terrorista del Aparato del Estado y de las organizaciones intermedias. La dirigencia empresaria y gremial es claro ejemplo y doloroso testimonio del riesgo que afrontaron quienes se opusieron.

En los actos de Plaza de Mayo, celebratorios del Día del Trabajo en el año 1974, el presidente de la Nación denunció a los elementos montoneros como mercenarios e infiltrados y los repudio públicamente.

Las bandas terroristas continuaron fortaleciendo sus estructuras: montaron imprentas donde falsificaban documentos de identidad y fábricas donde, clandestinamente, elaboraban armas y explosivos, apoyado por un sólido respaldo financiero, productos de sus actos delictivos.

Su insidioso accionar produjo la desviación de miles de jóvenes. Muchos de ellos aún adolescentes, incorporados a bandas mediante cualquier técnica de captación o, simplemente, a través del miedo. Muchos murieron enfrentando a las fuerzas del orden; otros se suicidaron para evitar su captura; algunos desertaron, debiendo ocultarse de las autoridades y de sus propias bandas.

Los denominados “Códigos de Justicia Penal Revolucionarios” sancionaron con la muerte a quienes pretendieron dejar las filas terroristas y librarse del engaño en que habían caído.

La seguridad y el orden no existían. A la etapa de los asesinatos selectivos siguió la fase del terrorismo indiscriminado, produciendo víctimas en todos los sectores de la sociedad Argentina.

A principios de 1975, como último recurso para preservar los valores en peligro, el gobierno constitucional impuso el estado de sitio en todo el país y ordenó el empleo de las Fuerzas Armadas para neutralizar y/o aniquilar el foco terrorista que actuaba y se extendía desde la provincia de Tucumán.

La responsabilidad de ese gobierno era insoslayable, y el desafío inédito para las Fuerzas Armadas, ya que la doctrina orgánica, la estructura y el despliegue de éstas respondían a previsiones de lucha clásica.

Imperfecciones e imperfecciones en las etapas iniciales de una lucha no convencional, fueron superadas gradualmente, aprovechando la experiencia adquirida en el desarrollo de las operaciones.

Doblegadas en el monte tucumano, las bandas terroristas reforzaron y acentuaron su accionara en las grandes concentraciones urbanas.

Las operaciones de sus elementos armados, por su magnitud, recursos y procedimientos, iban adquiriendo nivel similar al de las fuerzas regulares. El año 1975 registra los más ambiciosos intentos de copamiento de unidades militares: el Batallón de Arsenales de San Lorenzo, el 19 de abril; el Batallón de Arsenales de Monte Chingolo, el 23 de diciembre; siendo esta la mayor operación del terrorismo urbano que recuerda la historia.

Las derrotas sufridas en los grandes enfrentamientos mostraron a los dirigentes terroristas la necesidad de volver a las tácticas originarias, basadas en la acción celular e individual. Una secuela interminables de muertes, secuestros y atentados afectaron durante tres largos años la Paz de la República y la seguridad de sus habitantes.

Los ataques terroristas se extendieron a toda la comunidad. Los atentados contra la vida y los bienes públicos y privados fueron hechos cotidianos. Los periódicos de la época documentan que ese cuadro era parte de la vida diaria del país y todos sus habitantes, que vivieron y sufrieron esa experiencia, son testigo de ello.

En la lucha contra el terrorismo, las fuerzas legales detectaron innumerables celdas secretas, denominadas por las bandas terroristas “cárceles del pueblo”. Ellas, además de haber alojado a ciudadanos de todos los niveles, en oportunidades allí mismo asesinados, fueron también usadas para castigar y “ejecutar” a integrantes de las propias bandas.

Para tener una clara idea de la magnitud del accionar terrorista por medio de las cifras, merece destacarse que en el año 1974 se registraron 21 intentos de copamiento de unidades de la Fuerzas Legales; 466 atentados con artefactos explosivos y 16 robos de sumas importantes de dinero; 117 personas fueron secuestradas y 110 fueron asesinadas.

El año 1976 marcaba la máxima escalada de violencia. Los secuestros llegaron a 600 y los asesinatos a 646, con un promedio de dos víctimas diarias del terrorismo. Se registraron 4,150 acciones terroristas entre copamiento de localidades, acciones de propaganda armada, intimidaciones

extorsivas y atentados con explosivos. Un examen de la crónica periodística correspondiente a los años 1973/79informa que en ese lapso, en 742 enfrentamientos

resultaron muertas 2050 personas, cifra que no incluye las bajas sufridas por las Fuerzas legales.

112

Entre 1969 y 1979 se registraron 21.642 hechos terroristas.Esta cifra guarda relación con la magnitud de la estructura subversiva que llegó a contar en su apogeo con 25,000

subversivos de los cuales 15000 fueron combatientes, es decir individuos tácticamente capacitados e ideológicamente fanatizados para matar.

La naturaleza y características propias de esta forma de ataque sorpresivo, sistemático y permanente obligaron a adoptar procedimientos inéditos en la guerra afrontada: debió imponerse el más estricto secreto sobre la información relacionada con las acciones militares, sus logros, las operaciones en desarrollo y los descubrimientos realizados.

Se tornaba imprescindible no alertar al adversario. No descubrir las propias intenciones, recuperando la iniciativa y sorpresa en las acciones, hasta ese momento en manos del oponente.

Durante todas estas operaciones, fue prácticamente imposible establecer con precisión las bajas totales sufridas por los bandos de delincuentes terroristas y la identidad de sus componentes.

Incluso cuando sus cadáveres quedaron en el lugar de los episodios, dado de que actuaban bajo nombres falsos y con apodos conocidos como “Nombre de Guerra” y porque su estructura celular, modo de operar y compartimentación de sus acciones imposibilitaron disponer de un panorama más completo de los acontecimientos

Los esfuerzos realizados por las Fuerzas Armadas, de Seguridad y Policiales para restablecer la paz y el orden arrojaron resultados progresivos. La agresión terrorista fue cediendo y la sociedad argentina comenzó a recuperar espacio perdido en cuanto a paz y seguridad.

Los jefes de las bandas terroristas y varios de sus seguidores comenzaron a dejar el territorio nacional al vislumbrar su derrota. Abandonando en el país a muchos de sus integrantes y protegiendo, en otros casos, su huída a la clandestinidad.

Fue culminando así una dolorosa y dura etapa en la que la victoria finalmente alcanzada posee un contenido coincidente con el propio significado de la derrota de los violentos. Ello fue así porque la sociedad argentina se mantuvo fiel a sus tradiciones, leal a su conciencia y firme en su decisión. Para cada uno de los sectores sociales, la subversión elaboró y puso en marcha diversas metodologías, todas ellas convergentes al fin común de destruirlos, dominarlos o paralizarlos. Pero también fracasó, al herir en los valores más firmes a un pueblo pacífico y libre.

III. LOS PRINCIPIOS Y LOS PROCEDIMIENTOS La preservación y el mantenimiento efectivo del goce de los derechos y las garantías que la Constitución reconoce a todos

los habitantes de la Nación. Es decir, la salvaguardia de los derechos humanos, constituye la finalidad sustancial de la seguridad de un Estado democrático, como lo es la República Argentina por su tradición histórica, política y jurídica.}

Este concepto de seguridad incluye también el resguardo de la inviolabilidad de su territorio contra amenazas externas e internas y la consolidación de un funcionamiento eficiente de su gobierno en el marco de la ley.

La Constitución Nacional reconoce la adopción de mecanismos que suspenden transitoriamente los derechos y garantías individuales, cuando situaciones objetivas de peligro crean riesgos graves para el bien común y para la seguridad de la Nación.

Las condiciones de excepcionalidad que vivía el país durante el período de la agresión terrorista hicieron que los elementos esenciales del Estado fueran afectados en niveles que dificultaban su supervivencia.

El ejercicio de los Derechos Humanos quedó a merced de la violencia selectiva o indiscriminada impuesta por el accionar terrorista, traducido en asesinatos, secuestros, “Juicios Revolucionarios”, salidas obligadas del país, y contribuciones compulsivas.

En extensas zonas del territorio, grupos subversivos actuaban desembozadamente con la mayor impunidad, mientras las fronteras nacionales eran transpuestas en ambos sentidos por terroristas argentinos y extranjeros, munidos de documentación falsa o que eludían los puestos de control habilitados.

La capacidad de actuar del gobierno se veía seriamente comprometida por la infiltración de la subversión y el vacío político causado por la muerte del Presidente Perón.

La sanción, por parte del Congreso de la Nación, de leyes que penalizaban en forma específica y con mayor gravedad las conductas subversivas y los actos terroristas, y la declaración del estado de sitio, no fueron suficientes para conjurar la situación.

En ese crucial momento histórico las Fuerzas Armadas fueron convocadas por el gobierno Constitucional para enfrentar a la subversión. Esta convocatoria se materializó en dos resoluciones:

- Decreto número 261 del 5 de Febrero de 1975, que ordena “Ejecutar las Operaciones Militares que sean necesarias a efecto de neutralizar y /o aniquilar el accionar de los elementos subversivos que actúan en la provincia de Tucumán.”

- Decreto número 2772, del 6 de Octubre de 1975, que ordena “Ejecutar las Operaciones Militares y de Seguridad que sean necesarias a los efectos de aniquilar el accionar de los elementos subversivos en todo el territorio del país”.

El gobierno Nacional, en procura del bien común, por vía de este mandato legal y por intermedio de las fuerzas armadas, imponía el logro del restablecimiento de los derechos de todos los habitantes y de las condiciones esenciales que deben garantizar la inviolabilidad del territorio y la convivencia social, y así facilitar la capacidad de funcionamiento del gobierno.

La naturaleza y características propias del accionar terrorista, cuyos elementos se organizaban en sistema celular y compartimentación de acciones, obligaron a adoptar procedimientos inéditos.

113

El eventual deterioro de la dimensión ética del Estado y la necesidad de salvaguardarla, ante el riesgo de imputación de adscripción a teorías totalitarias no compartidas sobre la seguridad, estuvieron también presentes en la adopción de las decisiones que materializaron el ataque frontal, definitivo y victorioso contra la subversión y el terrorismo.

Las Fuerzas Armadas, de Seguridad y Policiales actuaron en defensa de la Comunidad Nacional, cuyos derechos esenciales no estaban asegurados y, a diferencia del accionar subversivo, no utilizaron directamente su poder contra terceros inocentes, aún cuando indirectamente éstos pudieran haber sufrido sus consecuencias.

Las acciones así desarrolladas fueron la consecuencia de apreciaciones que debieron efectuarse en plena lucha, con la cuota de pasión que el combate y la defensa de la propia vida genera, a un ambiente teñido diariamente de sangre inocente, de destrucción y ante una sociedad en la que el pánico reinaba.

En este marco casi apocalíptico, se cometieron errores que, como sucede en todo conflicto bélico, pudieron traspasar, a veces, los límites del respeto a los derechos humanos fundamentales, y que quedan sujetos al juicio de Dios en cada conciencia y a la comprensión de los hombres.

Fue por ello que con la aprobación expresa o tácita de la mayoría de la población, y muchas veces con una colaboración inestimable de su parte, operaron contra la acción terrorista orgánicamente y bajo sus comandos naturales.

En consecuencia, todo lo actuado fue realizado en cumplimiento de órdenes propias de Servicio. No es fácil encontrar en la historia reciente un antecedente de las características que ofreció la situación argentina. Por ello

los calificativos de inédita, excepcional y límite son ciertos y no guardan ningún propósito exculpatorio. Aquellas acciones que como consecuencia del modo de operar, pudieron facilitar la comisión de hechos irregulares y que

fueron detectados, han sido juzgados y sancionados por los Consejos de Guerra. Las Fuerzas Armadas aspiran a que esta dolorosa experiencia ilumine a nuestro pueblo, para que todos podamos hallar los

instrumentos compatibles con la ética y con el espíritu democrático de nuestras instituciones, que permitan asegurar con indiscutible legitimidad la defensa contra todo riesgo de disolución por la violencia y el terror

IV. LAS SECUELAS DEL CONFLICTO Un conflicto que, por su extensión temporal y geográfica, sacudió a toda la República, porque cualquier lugar de nuestro

suelo podía transformarse súbitamente en campo de batalla y porque cualquier habitante podía verse envuelto y caer víctima de enfrentamientos o atentados, debí inexorablemente dejar profundas secuelas de inseguridad, pérdidas humanas, destrucción y dolor.

Muchos argentinos han sufrido y aún hoy padecen, en respetable silencio, las secuelas de una pérdida irreparable, sabiendo todo el país que no pocos de los autores materiales o ideológicos de esos asesinatos se encuentran en el exterior, gozando de una impunidad y, en algunos casos, de un apoyo que torna sospechoso la parcial y, por lo tanto injusta, preocupación que se expresa sobre una sola de las secuelas de esta peculiar guerra.

Por ello, es preciso puntualizar claramente que son muchas las heridas no cerradas de la sociedad argentina: largos años de profunda inseguridad, frecuentes momentos de terror, pérdida de familiares y seres queridos que cayeron por obra de un ataque tan injustificado como artero, mutilaciones, largas detenciones y desaparición física de personas.

Todas ellas, individuales y colectivas, físicas y espirituales, son las secuelas de una guerra que los argentinos debemos superar.

Ello solo será posible con humildad y sin espíritu de revancha, pero, fundanmentalmente, sin parcializaciones que, por injustas, solo servirán para que emerja a la superficie el dolor de quienes, contribuyendo a la paz de la República, han soportado con estoica conducta las secuelas de una agresión que no provocaron ni merecieron.

En todo conflicto armado resulta difícil dar datos completos: En la guerra clásica donde los contendientes son de nacionalidades distintas usan uniforme que los diferencian y están

separados por líneas perfectamente identificables, existen numerosos desaparecidos. En una guerra de características tan peculiares como la vivida, donde el enemigo no usaba uniforme y sus documentos de identificación eran apócrifos, el número de muertos no identificados se incrementa significativamente.

Las Fuerzas Armadas, fieles a la finalidad de restañar las heridas dejadas por la lucha y deseosas de aclarar las situaciones de duda que pudieran existir, ponen a disposición para consulta en el Ministerio del Interior, la siguiente información:

- Nómina de los integrantes de las Organizaciones Terroristas actualmente condenados y bajo proceso por la Justicia Federal y por los Consejos de Guerra, y detenidos a disposición del Poder Ejecutivo en virtud del Artículo 23°de la Constitución Nacional.

- Pedidos de paradero (presuntos desaparecidos) registrados por el Ministerio del Interior desde el año 1974 hasta la fecha.

- Pedido de paradero solucionados por vía Judicial o Administrativa.- Bajas producidas por la acción terrorista.

Es el tema de los desaparecidos, el que con más fuerza golpea los sentimientos humanitarios legítimos, el que con mayor insidia se emplea para sorprender la buena fe de quienes no conocieron ni vivieron los hechos que nos llevaron a esa situación límite.

114

En reiteradas oportunidades, el Gobierno Nacional expresó a las comisiones específicas de los organismos internacionales competentes la circunstancia de que, en los listados presentados, entre nombres incompletos y referencias confusas, figuraban personas que nunca se encontraron en esa situación, detenidos sobre los cuales las autoridades habían dado la información respectiva y hasta personas fallecidas de muerte natural o simplemente, inexistentes.

La experiencia vivida permite afirmar que muchas de las desapariciones son una consecuencia de la manera de operar de los terroristas. Ellos cambiam sus auténticos nombres y apellidos , se conocen entre sí por los que denominan “nombre de guerra” y disponen de abundante documentación personal fraguada. Las mismas están vinculadas con lo que se denomina como el “pasaje a la clandestinidad”; quienes deciden incorporarse a organizaciones terroristas lo hacen en forma subrepticia, abandonando su medio familiar, laboral y social. Es el caso más típico: los familiares denuncian una desaparición cuya causa no se explican o, conociendo la causa no la quieren explicar.

Así, algunos “desaparecidos” cuya ausencia se había denunciado, aparecieron luego ejecutando acciones terroristas. En otros casos, los terroristas abandonaron clandestinamente el país y viven en el exterior con identidad falsa. Otros, después de exiliarse, regresaron al país con identidad fraguada; y existen también terroristas prófugos, aún en la República o en el extranjero.

Hay casos de desertores de las distintas organizaciones que viven hoy con identidad falsa para proteger su propia vida, en el país o en el exterior.

Muchos de los caídos en enfrentamientos con las fuerzas legales no tenían ningún tipo de documento o poseían documentación falsa y, en muchos casos, con las impresiones digitales borradas. Ante la inminencia de la captura, otros terroristas se suicidaron, normalmente mediante la ingestión de pastillas de cianuro. En estos casos, los cadáveres no fueron reclamados y, ante la imposibilidad de identificarlos, fueron sepultados legalmente como “NN”

Siempre que les fue posible, los terroristas retiraron los cuerpos de sus muertos del lugar de un enfrentamiento. Los cadáveres, lo mismo que los heridos que fallecieron como consecuencia de la acción, fueron destruidos o enterrados clandestinamente por ellos.

La lucha por la hegemonía del terror determinó asesinatos y secuestros entre organizaciones de distinto signo. El terrorismo, amparándose en un pseudo código revolucionario hizo parodias de juicios y asesinó a aquellos de sus integrantes que defeccionaron o fracasaron en las misiones impuestas. Estos fueron sepultados con identidad falsa o en lugares y circunstancias desconocidas.

Las fuerzas legales, durante el desarrollo de la lucha, infiltraron hombres en las organizaciones terroristas. Descubiertos, fueron ultimados, sin que se registraran el lugar de sepultura.

Asimismo, se han presentado casos de personas denunciadas como desaparecidas, que luego aparecieron y luego desarrollaron una vida normal, sin que esta circunstancia hubiera sido puesta en conocimiento de las autoridades judiciales o administrativas competentes.

Finalmente la nómina de desaparecidos puede ser artificialmente aumentada, si se computan los casos no atribuibles al fenómeno terrorista, que se registran habitualmente en todos los grandes centros urbanos.

Cabe destacar que los supuestos en que se denuncia la comisión de un secuestro son materia de investigación judicial; gran número de causas por presuntos delitos de privación ilegítima de la libertad han sido iniciadas de oficio por los jueces competentes.

La posibilidad de que personas consideradas desaparecidas pudieran encontrarse sepultadas como no identificadas, ha sido siempre una de las principales hipótesis aceptadas por el gobierno. Coincidió con ese criterio el informe elaborado por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos que visitó el país en 1979, al expresar que, en distintos cementerios, se podía verificar la inhumación de personas no identificadas que habían fallecido en forma violenta, en su mayoría en enfrentamientos con fuerzas legales.

Se habla asimismo de personas “desaparecidas” que se encontrarían detenidas por el gobierno Argentino en los más ignotos lugares del país. Todo esto no es sino una falsedad utilizada con fines políticos, ya que en la República no existen lugares secretos de detención, ni hay en los establecimientos carcelarios personas detenidas clandestinamente.

En consecuencia, debe quedar definitivamente claro que quienes figuran en nómina de desaparecidos, y que no se encuentran exiliados o en la clandestinidad, a los efectos jurídicos y administrativos se consideran muertos, aún cuando no pueda precisarse hasta el momento la causa y oportunidad del eventual deceso, ni la ubicación de sus sepulturas.

V. CONSIDERACIONES FINALES No obstante ser el desprecio absoluto de los derechos humanos la expresión más trágica del fenómeno subversivo, el

terrorismo es solo uno de los procedimientos. La agresión subversiva existe en virtud de que antes y durante del desarrollo, la ideología de la violencia se introdujo y dominó la educación y la cultura. El sector del trabajo, las estructuras de la economía y hasta llego entronizarse en agrupaciones políticas y en el aparato del Estado.

La victoria obtenida a tan alto precio, contó con el consenso de la ciudadanía, que comprendió el complejo fenómeno de la subversión y expresó a través de sus dirigentes, su repudio a la violencia.

De esta actitud de la población se desprende , con claridad, que el deseo de la Nación toda es poner punto final a un período doloroso de nuestra historia, para iniciar, en unión y libertad, la definitiva institucionalización constitucional de la República.

115

Para lograr éxito en este camino, es imprescindible que tengamos el equilibrio suficiente para comprender lo acaecido, sin olvidar las circunstancias que llevaron al borde mismo de la disgregación, como así tampoco las responsabilidades que, por acción u omisión, le correspondieron a los distintos sectores de la comunidad, a fin de no recorrer, otra vez, ese doloroso camino que no queremos volver a transitar.

Quienes dieron su vida para combatir el flagelo terrorista, merecen el eterno homenaje de respeto y agradecimiento. Quienes supieron sostener los principios de un estilo de vida sustentado en el respeto a los derechos fundamentales de las

personas y en los valores de la libertad, la paz, y la democracia, arriesgando su seguridad personal y la de su familia, cuales fueron dirigentes políticos, sacerdotes, empresarios, sindicalistas, magistrados o simples ciudadanos, merecen el reconocimiento de la comunidad.

Quienes han puesto su inteligencia, buena voluntad, solidaridad y piedad, ofreciendo todo el peso de su entrega al servicio de la reconciliación de la familia argentina, son dignos de reconocimiento y respeto.

Quienes perdieron la vida enrolados en las organizaciones terroristas que agredieron a esa misma sociedad que los había nutrido, más allá de las diferencias ideológicas y unificadas por la condición de hijos de Dios, reciban su perdón.

Quienes han reconocido su error y han purgado sus culpas, merecen ayuda. La sociedad argentina, en su generosidad, está dispuesta a recuperarlos en su seno.

La reconciliación es el comienzo difícil de una era de madurez y de responsabilidad asumidas con realismo por todos. Las cicatrices son memoria dolorosa, pero también cimiento de una democracia fuerte, de un pueblo unido y libre. Un pueblo que aprendió que la subversión y el terrorismo son la muerte inexorable de la libertad.

Las Fuerzas Armadas entregan a sus conciudadanos esta información para que juzguen en comunidad esta luctuosa etapa de nuestra historia que, como tal, es un problema que toca a todos los argentinos y que todos los argentinos debemos resolver en común, si queremos asegurar la supervivencia de la República.

Por todo lo expuesto la Junta Militar declara: |° Que la información y explicaciones proporcionadas en este documento es todo cuanto las Fuerzas Armadas disponen

para dar a conocer a la Nación. Sobre los resultados y consecuencias de la guerra contra la subversión y el terrorismo. 2° Que en este marco de referencia, no deseado por las Fuerzas Armadas y al que fueron impelidas para defender el

sistema de vida nacional, únicamente el juicio histórico podrá determinar con exactitud a quienes corresponde la responsabilidad directa de métodos injustos o muertes inocentes.

3° Que el accionar de los integrantes de las Fuerzas Armadas en las operaciones relacionadas con la guerra librada constituyeron actos de servicio.

4° Que las Fuerzas Armadas actuaron y lo harán toda vez que sea necesaria en cumplimiento de un mandato emergente del Gobierno Nacional, aprovechando toda la experiencia recogida en esta circunstancia dolorosa de la vida nacional.

5° Que las Fuerzas Armadas someten ante el pueblo y el juicio de la Historia estas decisiones que traducen una actitud que tuvo por meta defender el bien común. Identificado en esa instancia con la supervivencia de la comunidad y cuyo contenido asumen con el dolor auténtico de los cristianos que reconocen los errores que pudieron haberse cometido en cumplimiento de la misión asignada._________________________________________________________________________________________________________

LEY 22.924. LEY DE PACIFICACIÓN NACIONAL O LEY DE AUTOAMNISTÍA, 22 DE SEPTIEMBRE DE 1983.

En uso de las atribuciones conferidas por el artículo 5º del Estatuto para el Proceso de Reorganización Nacional.

EL PRESIDENTE DE LA NACION ARGENTINA SANCIONA Y PROMULGA CON FUERZA DE LEY:

ARTICULO 1º — Decláranse extinguidas las acciones penales emergentes de los delitos cometidos con motivación o finalidad terrorista o subversiva, desde el 25 de mayo de 1973 hasta el 17 de junio de 1982. Los beneficios otorgados por esta ley se extienden, asimismo, a todos los hechos de naturaleza penal realizados en ocasión o con motivo del desarrollo de acciones dirigidas a prevenir, conjurar o poner fin a las referidas actividades terroristas o subversivas, cualquiera hubiere sido su naturaleza o el bien jurídico lesionado. Los efectos de esta ley alcanzan a los autores, partícipes, instigadores, cómplices o encubridores y comprende a los delitos comunes conexos y a los delitos militares conexos.ARTICULO 2º — Quedan excluidos de los beneficios estatuidos en el artículo precedente, los miembros de las asociaciones ilícitas terroristas o subversivas que, a la fecha hasta la cual se extienden los beneficios de esta ley, no se encontraren residiendo legal y manifiestamente en el territorio de la Nación Argentina o en los lugares sometidos a su jurisdicción o que por sus conductas hayan demostrado el propósito de continuar vinculadas con dichas asociaciones.ARTICULO 3º — Quedan también excluidas las condenas firmes dictadas por los delitos y hechos de naturaleza penal referidos en el artículo 1º, sin perjuicio de las facultades que, de conformidad con el inciso 6º del artículo 86 de la Constitución Nacional, el Poder Ejecutivo Nacional pueda ejercer en materia de indulto o conmutación de las penas impuestas por dichas condenas, para coplementar el propósito pacificador de esta ley.

116

ARTICULO 4º — No están comprendidos en los beneficios de esta ley, los delitos de subversión económica tipificados en los artículos 6º, 7º, 8º y 9º de la Ley Nº 20.840.ARTICULO 5º — Nadie podrá ser interrogado, investigado, citado a comparecer o requerido de manera alguna por imputaciones o sospechas de haber cometido delitos o participado en las acciones a los que se refiere el artículo 1º de esta ley o por suponer de su parte un conocimiento de ellos, de sus circunstancias, de sus autores, partícipes, instigadores, cómplices o encubridores.ARTICULO 6º — Bajo el régimen de la presente ley quedan también extinguidas las acciones civiles emergentes de los delitos y acciones comprendidos en el artículo 1º. Una ley especial determinará un régimen indemnizatorio por parte del Estado.ARTICULO 7º — La presente ley operará de pleno derecho desde el momento de su promulgación y se aplicará de oficio o a pedido de parte.ARTICULO 8º — El Tribunal Ordinario, Federal, Militar u organismo castrense ante el cual se estén substanciando causas en las que, prima facie, corresponda aplicar esta ley, las elevarán sin más trámite y dentro de las cuarenta y ocho (48) horas a la Cámara de Apelaciones correspondiente o al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, en su caso. Se entenderá que se encuentran comprendidas en los alcances de la presente ley aquellas causas en trámite o sobreseídas provisionalmente, en las cuales se investigue hechos cuyos autores aún no hayan sido individualizados y se les atribuya el carácter de integrantes de las Fuerzas Armadas, de Seguridad o Policiales, o se exprese que los mismos invocaron alguno de estos caracteres.Lo expresado precedentemente también se aplicará cuando se hubiese alegado la condición de terroristas o manifestado que actuaban con una fuerza aparentemente irresistible.Por superintendencia del tribunal que corresponda se acumularán las causas que, referidas a un mismo hecho, no se encuentren aún acumuladas a la fecha de la presente.ARTICULO 9º — Recibidas las causas por los tribunales de alzada señalados en el artículo anterior, se dará vista por tres (3) días comunes al Ministerio Público o Fiscal Federal y al querellante, si lo hubiera, vencido lo cual dictarán resolución dentro del término de cinco (5) días.ARTICULO 10. — Únicamente se admitirán como pruebas, las que figuren agregadas a la causa y los informes oficiales imprescindibles para la calificación de los hechos o conductas juzgados. En dichos informes no se darán otras referencias que las indispensables para la pertinente calificación. Las pruebas reunidas serán apreciadas conforme al sistema de las libres convicciones.ARTICULO 11. — Cuando corresponda otorgar los beneficios de esta ley en causas pendientes se dictará el sobreseimiento definitivo por extinción de la acción.ARTICULO 12. — Los Jueces Ordinarios, Federales, Militares u organismos castrenses ante los que se promuevan denuncias o querellas fundadas en la imputación de los delitos y hechos comprendidos en el artículo 1º, las rechazarán sin sustanciación alguna.ARTICULO 13. — La presente ley se aplicará aunque haya mediado prescripción de la acción o de la pena.ARTICULO 14. — En caso de duda, deberá estarse a favor del reconocimiento de los beneficios que establecen las disposiciones precedentes.ARTICULO 15. — Al solo efecto de la presente ley, no serán de aplicación las normas que se opongan a la misma.ARTICULO 16. — Comuníquese, publíquese, dése a la Dirección Nacional del Registro Oficial y archívese.

(Fuente: Boletín Oficial, 27 de septiembre de 1983)_________________________________________________________________________________________________________

INFORME DE LA CONADEP

PRÓLOGO Durante la década del 70 la Argentina fue convulsionada por el terror que provenía tanto de la extrema derecha como de la

extrema izquierda, fenómeno que ha ocurrido en muchos otros países. Así aconteció en Italia, que durante largos años debió sufrir la despiadada acción de las formaciones fascistas, de las Brigadas Rojas y de grupos similares. Pero esta Nación no abandonó en ningún momento los principios del derechos para combatirlo, y lo hizo con absoluta eficacia, mediante los tribunales ordinarios, ofreciendo a los acusados todas las garantías de la defensa en juicio; y en ocasión del secuestro de Aldo Moro, cuando un miembro de los servicios de seguridad le propuso al General Della Chiesa torturar a un detenido que parecía saber mucho, le respondió con palabras memorables:”Italia puede permitirse perder a Aldo Moro. No, en cambio, implantar la tortura”.

No fue de esta manera en nuestro país: a los delitos de los terroristas las Fuerzas Armadas respondieron con un terrorismo infinitamente peor que el combatido, porque desde el 24 de marzo de 1976 contaron con el poderío y la impunidad del Estado absoluto, secuestrando, torturando y asesinando a miles de seres humanos.

Nuestra Comisión no fue instituida para juzgar, pues para eso están los jueces constitucionales, sino para indagar la suerte de los desaparecidos en el curso de estos años aciagos de la vida nacional. Pero, después de haber recibido varios miles de declaraciones y testimonios, de haber verificado o determinado la existencia de ciertos lugares clandestinos de detención y de acumular más de cincuenta mil páginas documentales, tenemos la certidumbre que la Dictadura Militar produjo la más grande tragedia de nuestra Historia, y la más salvaje. Y, si bien debemos esperar de la justicia la palabra definitiva, no podemos callar ante lo que hemos oído, leído y registrado; todo lo cual va mucho más allá de lo que pueda considerarse como delictivo para alcanzar la tenebrosa categoría de los crímenes de lesa humanidad. Con la técnica de desaparición y sus consecuencias, todos los principios

117

éticos que las grandes religiones y las más elevadas filosofías erigieron a lo largo de milenios de sufrimientos y calamidades fueron pisoteados y bárbaramente desconocidos.

Son muchísimos los pronunciamientos sobre los sagrados derechos de la persona a través de la historia y, en nuestro tiempo, desde los que consagró la Revolución Francesa hasta los estipulados en las Cartas Universales de Derechos Humanos y en las grandes encíclicas de este siglo. Todas las naciones civilizadas incluyendo las nuestra propia, estatuyeron en sus constituciones garantías que jamás pueden suspenderse, ni aún en los más altos catastróficos estados de emergencia: el derecho a la vida, el derecho a la integridad personal, el derecho a proceso, el derecho a no sufrir condiciones inhumanas de detención, negación de la justicia o ejecución sumaria.

De la enorme documentación recogida por nosotros se infiere que los derechos humanos fueron violados en forma orgánica y estatal por la represión de las Fuerzas Armadas. Y no violados de manera esporádica sino sistemática, de manera siempre la misma, con similares secuestros e idénticos tormentos en toda la extensión del territorio. ¿Cómo no atribuirlo a una metodología del terror planificada por los altos mandos?¿Cómo podrían haber sido cometidos por perversos que actuaban por su sola cuenta bajo un régimen rigurosamente militar con todos los poderes y medios de información que esto supone? ¿Cómo puede hablarse de “excesos individuales”?. De nuestra información surge que esta tecnología del infierno fue llevada a cabo por sádicos pero regimentados ejecutores. Si nuestras inferencias no bastaran, ahí están las palabras de despedida pronunciadas en la Junta Interamericana de Defensa por el jefe de la delegación argentina, General Santiago Omar Riveros, el 24 de enero de 1980: “Hicimos la guerra con la doctrina en la mano, con las órdenes escritas de los Comandos Superiores”. Así, cuando ante el clamor universal por los horrores perpetrados, miembros de la Junta Militar deploraban los “excesos de la represión, inevitables en una guerra sucia”, revelaban una hipócrita tentativa de descargar sobre subalternos independientes los espantos planificados.

Los operativos de secuestro manifestaban la precisa organización, a veces en los lugares de trabajo de los señalados, otros en plena calle y a la luz del día, mediante procedimientos ostensibles de las fuerzas de seguridad que ordenaban “zona libre” a las comisarias correspondientes. Cuando la víctima era buscada de noche en su propia casa, comandos armados rodeaban la manzana y entraban por la fuerza, aterrorizando a padres y niños, a menudo amordazándolos y obligándolos a presenciar los hechos, se apoderaban de la persona buscada, la golpeaban brutalmente, la encapuchaban y finalmente la arrastraban a los autos o camiones, mientras el resto del comando casi siempre destruía o robaba lo que era transportable. De ahí se partía hacia el antro en cuya puerta podía haber inscriptas las mismas palabras que Dante leyó en los portales del infierno: “Abandonad toda esperanza, los que entráis”.

De este modo, en nombre de la seguridad nacional, miles y miles de seres humanos, generalmente jóvenes y hasta adolescentes, pasaron a integrar una categoría tétrica y fantasmal: la de los Desaparecidos. Palabra - ¡triste privilegio argentino! – que hoy se escribe en castellano en toda la prensa del mundo.

Arrebatados por la fuerza, dejaron de tener presencia civil. ¿Quiénes exactamente los habían secuestrado? ¿Por qué? ¿Dónde estaban?. No se tenía respuesta precisa a estos interrogantes: las autoridades no habían oído hablar de ellos, las cárceles no los tenían en sus celdas, la justicia los desconocía y los habeas corpus solo tenían por contestación el silencio. Nunca un secuestrador arrestado, jamás un lugar de detención clandestino individualizado, nunca la noticia de la sanción a los culpables de los delitos. Así transcurrían días, semanas, meses, años de incertidumbre y dolor de padres, madres e hijos, todos pendientes de rumores, debatiéndose entre desesperadas expectativas, de gestiones innumerables e inútiles, de ruegos a influyentes, a oficiales de alguna fuerza armada que alguien les recomendaba, a obispos y capellanes, a comisarios. La respuesta era siempre negativa.

En cuanto a la sociedad, iba arriesgándose la idea de la desprotección, el oscuro temor de que cualquiera, por inocente que fuese, pudiese caer en aquella infinita caza de brujas, apoderándose de unos el miedos sobrecogedor y de otros una tendencia consciente o inconsciente a justificar el horror: “Por algo será”, se murmuraba en voz baja, como queriendo así propiciar a los terribles e inescrutables dioses, mirando como apestados a los hijos o padres del desaparecido. Sentimientos sin embargo vacilantes, porque se sabía de tantos que habían sido tragados por aquel abismo sin fondo sin ser culpable de nada; porque la lucha contra los “subversivos”, con la tendencia que tiene toda caza de brujas o de endemoniados, se había convertido en una represión demencialmente generalizada, porque el epíteto de subversivo tenía una alcance tan vasto como imprevisible. En el delirio semántico, encabezado con calificaciones como “marxismo-leninismo”, “apátridas”, “materialistas y ateos”, “enemigos de los valores occidentales y cristianos”, todo era posible: desde gente que propiciaba una revolución social hasta adolescentes sensibles que iban a villas miserias para ayudar a sus moradores. Todos caían en la redada: dirigentes sindicales que luchaban por una simple mejora de salarios, muchachos que habían sido miembros de un centro estudiantil, periodistas que no eran adictos a la dictadura, psicólogos y sociólogos por pertenecer a profesiones sospechosas, jóvenes pacifistas, monjas y sacerdotes que habían llevado las enseñanzas de Cristo a barriadas miserables. Y amigos de cualquiera de ellos, y amigos de esos amigos, gente que había sido denunciada por venganza personal y por secuestros bajo tortura, Todos, en su mayoría inocentes del terrorismo o siquiera de pertenecer a los cuadros combatientes de la guerrilla, porque estos presentaban batalla y morían en el enfrentamiento o se suicidaban antes de entregarse, y pocos llegaban vivos a manos de los represores.

Desde el momento del secuestro la víctima perdía todos los derechos; privada de toda comunicación con el mundo exterior, confinados en lugares desconocidos, sometida a suplicios infernales, ignorante de su destino mediato inmediato, susceptible de ser arrojada al río o al mar, con bloques de cemento en sus pies, o reducida a cenizas; seres que sin embargo no eran cosas, sino que conservaban atributos de la criatura humana: la sensibilidad para el tormento, la memoria de su madre o de su hijo o de su mujer, la

118

infinita vergüenza por la violación, en público; seres no solo poseídos por esa infinita angustia y ese supremo pavor, sino, y quizás por eso mismo, guardando en algún rincón de su alma alguna descabellada esperanza.

De estos desamparados, muchos de ellos apenas adolescentes, de estos abandonados por el mundo hemos podido constatar cerca de nueve mil. Pero tenemos todas las razones para suponer una cifra más alta, porque muchas familias vacilaron en denunciar los secuestros por temor a represarías. Y aún vacilan por temor a un resurgimiento de estas fuerzas del mal.

Con tristeza, con dolor henos cumplido la misión que nos encomendó en su momento el Presidente Constitucional de la República. Esa labor fue muy ardua, porque debimos recomponer un tenebroso rompecabezas, después de muchos años de producidos los hechos, cuando se han borrado deliberadamente todos los rastros, se ha quemado toda documentación y hasta se han demolido edificios. Hemos tenido que basarnos, pues, en las denuncias de los familiares, en las declaraciones de aquellos que pudieran salir del infierno y aún de los testimonios de represores que por oscuras motivaciones se acercaron a nosotros para decir lo que sabían.

En el curso de nuestras indagaciones fuimos insultados y amenazados por los que cometieron los crímenes, quienes lejos de arrepentirse, vuelven a repetirlas consabidas razones de la “guerra sucia”, de la salvación de la patria y de sus valores occidentales y cristianos, valores que precisamente fueron abandonados y arrastrados por ellos entre los muros sangrientos de los antros de represión. Y nos acusan de no propiciar la reconciliación nacional, de activar los odios y los resentimientos, de impedir el olvido. Pero no es así: no estamos movidos por el resentimiento ni por el espíritu de venganza; solo pedimos la verdad y la justicia, tal como por otra parte las han pedido las iglesias de distintas confesiones, entendiendo de que no podrá haber reconciliación sino después del arrepentimiento de los culpables y en una justicia que se fundamente en la verdad. Porque, si no, debería echarse por tierra la trascendente misión que el poder judicial tiene en toda la comunidad civilizada. Verdad y justicia, por otra parte, que permitirán vivir con honor a los hombres de las fuerzas armadas que son inocentes y que, de no procederse así, correrían el riesgo de ser ensuciados por una indiscriminación global e injusta. Verdad y justicia que permitirán a esas fuerzas considerarse como auténticas herederas de aquellos ejércitos que, con tanta heroicidad como pobreza, llevaron la libertad a medio continente.

Se nos ha acusado, en fin, de denunciar solo una parte de los hechos sangrientos que sufrió nuestra nación en los últimos tiempos, silenciando los que cometió el terrorismo que precedió a marzo de 1976, y hasta, de alguna manera, hacer de ellos una tortuosa exaltación. Por el contrario, nuestra Comisión ha repudiado siempre aquel terror, y lo repetimos una vez más en estas mismas páginas. Nuestra misión no era la de investigar sus crímenes sino estrictamente la suerte corrida por los desaparecidos, cualesquiera que fueran, proviniesen de uno o de l otro lado de la violencia. Los familiares de las víctimas del terrorismo anterior no lo hicieron, seguramente, porque ese terror produjo muertes, no desaparecidos. Por lo demás el pueblo argentino ha podido escuchar y ver cantidad de programas televisivos, y leer infinidad de artículos de radio y revistas, además de un libro entero publicado por el gobierno militar, que enumeraron, describieron y condenaron minuciosamente los hechos de aquel terrorismo.

Las grandes calamidades son siempre aleccionadoras, y sin duda el más terrible drama que en toda su historia sufrió la Nación durante el período que duró la Dictadura Militar, iniciada en marzo de 1976, servirá para hacernos comprender que únicamente la democracia es capaz de preservar a un pueblo de semejante horror, que solo ella puede mantener y salvar los sagrados y esenciales derechos de la criatura humana. Únicamente así podemos estar seguros de que NUNCA MAS en nuestra patria se repetirán hechos que nos han hecho trágicamente famosos en el mundo civilizado.

CONCLUSIONES Hasta la fecha de presentación de este informe, la CONADEP estima en 8.960 el número de personas que continúan en

situación de desaparición forzosa, sobre la base de denuncias recibidas por esta Comisión, compatibilizadas con nóminas elaboradas por organismos nacionales e internacionales de Derechos Humanos.

Esta cifra no puede considerarse definitiva, toda vez que la CONADEP ha comprobado que son muchos los caso de desapariciones que no fueron denunciados. Asimismo, no se descarta que pudiera estar incluida en la nómina elaborada alguna persona que no comunicó oportunamente el cese de su desaparición a los organismos pertinentes.

La desaparición de personas como metodología represiva reconoce algunos antecedentes previos al golpe de estado del 24 de marzo de 1976. Pero es a partir de esa fecha, en que las fuerzas que usurparon el poder obtuvieron el control absoluto de los resortes del Estado, cuando se produce la implantación generalizada de tal metodología.Comenzaba por el secuestro de las víctimas, a cargo de los efectivos de las fuerzas de seguridad que ocultaban su identidad. El secuestrado era conducido a uno de los aproximadamente 340 centros clandestinos de detención por entonces existentes. La CONADEP, en el caso de sus investigaciones, inspeccionó un elevado número de establecimientos que durante el último gobierno de facto funcionaron con tales características. Estos centros clandestinos estaban dirigidos por altos oficiales de las FF.AA, y de seguridad. Los detenidos era alojados en condiciones infrahumanas, sometidos a toda clase de tormentos y humillaciones. De las investigaciones realizadas hasta el momento, surge la nómina provisoria de 1.300 personas que fueron vistas en algunos de los centros clandestinos, antes de su definitiva desaparición.

La comprobación de la extensión que alcanzó la práctica de la tortura en tales centros y el sadismo demostrado por sus ejecutores resultan estremecedores. De algunos de los métodos empleados no se conocían antecedentes en otras partes del mundo. Hay varias denuncias acerca de niños y ancianos torturados frente a un familiar, para que este proporcionara información requeridas por sus captores.

119

La CONADEP ha comprobado que en el marco de la metodología investigada fueron exterminadas personas previamente detenidas, con ocultamiento de su identidad, habiéndose en muchos casos destruido sus cuerpos para evitar su posterior identificación. Asimismo, se puede establecer, respeto de otras personas que en la versión de las fuerzas represivas habrían sido abatidas en combate, que fueron sacadas con vida de algún centro clandestino de detención y muertas por sus captores, simulándose enfrentamientos o intentos de fuga inexistentes.

Entre las víctimas que aún permanecen en condición de desaparecidos, y las que fueron posteriormente liberadas habiendo pasado por centros clandestinos de detención, se encuentran personas de los más diversos campos de la actividad social: %Obreros 30.2Estudiantes 21.0Empleados 17.9Profesionales 10.7Docentes 5.7Autónomos y varios 5.0Amas de casa 3.8Conscriptos y personal subalterno de FF. de Seguridad 2.5Periodistas 1.6Actores, artistas, etc. 1.3Religiosos 0,3

Es posible afirmar que – contrariamente a lo sostenido por los ejecutores de tan siniestro plan – no solamente se persiguió a los miembros de organizaciones políticas que practicaban actos de terrorismo. Se cuentan por millares las víctimas que jamás tuvieron vinculación alguna con tales actividades y fueron sin embargo objetos de horrendos suplicios por su oposición a la dictadura militar, por su participación en luchas gremiales o estudiantiles, por tratarse de reconocidos intelectuales que cuestionaron el terrorismo de estado o, simplemente por ser familiares, amigos o estar incluidos en la agenda de alguien considerado subversivo.

Esta Comisión sostiene que no se cometieron “excesos”, si se entiende por ello actos particularmente aberrantes. Tales atrocidades fueron práctica común y extendida y eran los actos normales y corrientes efectuados a diario por la represión.

A pesar de afirmarse en el “DOCUMENTO FINAL DE LA JUNTA MILITAR SOBRE LA GUERRA CONTRA LA SUBVERSIÓN Y EL TERRORISMO” que la subversión reclutó veinticinco mil efectivos de los cuales quince mil estaban “técnicamente capacitados e ideológicamente fanatizados para matar”, los Consejos de Guerra con competencia para juzgar tales delitos solo sostuvieron cargos que concluyeran en condenas contra aproximadamente trescientas cincuenta personas. Ello demuestra claramente cuál fue entonces la otra modalidad adoptada para suprimir a millares de opositores, fueran o no terroristas.

En consecuencia, carece de validez la afirmación de que la subversión y el terrorismo fueron efectivamente vencidos. Se derrotó a algunas organizaciones terroristas, pero a cambio de implantar un sistema de terror institucionalizado, vulnerador de los más elementales principios éticos y morales inherentes a la persona humana, con respaldo doctrinario en concepciones también extrañas a nuestra identidad nacional.

La CONADEP formó 7.380 legajos, comprensivos de denuncia de familiares de desaparecidos, testimonios de liberados de los centros clandestinos de detención y declaraciones de miembros de la fuerza de seguridad que intervinieron en el accionar represivo antes descripto. Realizó inspecciones en distintos puntos del territorio nacional; recabó información a las FF.AA y de Seguridad y a diversos organismos públicos y privados.

De la investigación efectuada resultó la formulación de denuncias ante la justicia, comprensivas de 1.086 legajos que permiten tener por acreditada la existencia y funcionamiento de los principales centros clandestinos de detención; nómina parcial de desaparecidos que fueron vistos con vida en tales centros y miembros de la FF.AA y de Seguridad mencionados por las víctimas como los responsables de los graves hechos denunciados.

La destrucción o remoción de documentación que registró minuciosamente la suerte corrida por las personas desaparecidas, dispuesta antes de la entrega del gobierno a las autoridades constitucionales, dificultó la investigación encomendada a esta Comisión por el derecho constitutivo.

No obstante existen fundamentos que permiten afirmar que las personas aún desaparecidas pasaron por los centros clandestinos de detención y que la respuesta acerca de su posterior destino está subordinada a los avances que se produzcan en la individualización de los responsables de la acción represiva a que nos venimos refiriendo.

Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas (CONADEP). Buenos Aires, setiembre de 1984.

(Fuente: CONADEP, Nunca más. Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, Buenos Aires, Eudeba, 1999).

120

DOCUMENTOS 1983-2001_________________________________________________________________________________

TESTIMONIO DE L. G. SOBRE EL 16 DE DICIEMBRE DE 1982.

Ese 16 de diciembre, con la convocatoria de la Multipartidaria, la Plaza de Mayo reventaba de gente. Volver a las calles, gritar todos juntos en contra de los milicos, pedir por los desaparecidos y los pibes de Malvinas. Recuerdo todavía esa sensación de explosión en la garganta, de euforia a pesar del dolor, una sensación de excitación que habría de repetirse cada vez que volví a salir a la calle en esos años de transición que comenzaban, exigiendo justicia y el esclarecimiento de las desapariciones y violaciones de los derechos humanos. De alguna manera, pasados casi veinticinco años, cada vez que marcho hacia la Plaza sigo sintiendo eso, una “vibración”, un sentimiento de identificación con los otros.Creo que incluso a pesar de las “ambigüedades” de la Multipartidaria, aquel 16 de diciembre fue como abrirse una compuerta definitivamente. Miles y miles de personas, gente por todos lados. Bombos retumbando. Consignas cada vez más duras hacia el régimen militar que se salían de la moderación que pretendían imponer los organizadores. “se va a acabar, se va a acabar, esa costumbre de matar…”Cada partido mostraba su “color” particular, su estilo, su folklore, su tipo de manifestantes. Había de todo. Recuerdo que en un momento, cuando nos detuvimos frente a la Casa Rosada puteando a Bignone, al lado nuestro estaba una columna del MID y, viendo a una señora de mediana edad, muy coqueta ella, con zapatos altos, carterita al tono y peinada de peluquería, pensé cómo haría esa mujer para salir disparando si las cosas se ponían feas. No acabé de pensarlo cuando se desató un pandemónium. Los alaridos frente a la Casa Rosada se combinaron con el estruendo de los vallados arrancados y estrellados contra el portal de la casa de gobierno por un grupo de manifestantes furiosos. Y entonces empezó la lluvia de gases sobre nosotros. Y el desbande hacia los laterales de la plaza. ¡Y el encajonamiento! No había por dónde salir, porque la policía montada se apostó en las esquinas de la plaza y nos tiraba encima los caballos golpeándonos con saña. ¡Otra vez los bastones sobre los jóvenes!, pensé. Mientras corríamos para salir de esa locura, no pude dejar de registrar entre lágrimas las imágenes borrosas de algunos manifestantes de la “Jotapé” que se quedaban en el medio del infierno a rechazar las bombas de gases lacrimógenos y generosamente las devolvían rodando a los gendarmes que las habían disparado. Recuerdo que la represión se extendió durante toda la madrugada y volvió a llenar las cárceles de compañeros. Pero sabíamos que ya no había retorno.

(Fuente: GARULLI, Liliana, Los desafíos de la transición democrática 1983-1989, Buenos Aires, Eudeba, 2011)._________________________________________________________________________________________________________

DISCURSO DE RAÚL ALFONSÍN, 27 DE OCTUBRE DE 1983.

Argentinos: se acaba… se acaba la dictadura militar. Se acaban la inmoralidad y la prepotencia. Se acaban el miedo y la represión. Se acaba el hambre obrera. Se acaban las fábricas muertas. Se acaba el imperio del dinero sobre el esfuerzo de la producción. […]Ahora somos nosotros, el conjunto del pueblo, quienes vamos a decir cómo se construye el país. Y que nadie se equivoque, que la lucha electoral no confunda a nadie; no hay dos pueblos. Hay dos dirigencias, dos posibilidades. Pero hay un solo pueblo.Así, lo que vamos a decidir dentro de cuatro días es cuál de los dos proyectos populares de la Argentina va a tener la responsabilidad de conducir al país. Y aquí tampoco nadie debe confundirse. No son los objetivos nacionales los que nos diferencian sino los métodos y los hombres para alcanzarlos.No es suficiente levantar la bandera de la justicia social, hay que construirla y hacer que permanezca. Las conquistas pasajeras, frágiles, las borran de un plumazo las dictaduras. Y entonces, es el pueblo el que paga los errores de los gobiernos populares.No puede haber más equivocaciones. Hay que saber gobernar a la Argentina. […]No alcanza declamar la libertad. Hay que tener historia de libertad para poder asegurarla. Si no, vuelven el silencio, la represión y el miedo.Lo que vamos a decidir es cuál de los dos proyectos populares está en mejores condiciones de lograr la libertad y a la justicia social sin retrocesos. […]Nuestra segunda propuesta fundamental, además del método con el que actuaremos, señala el punto de partida del camino que nos propondremos recorrer: el de la justicia social. […] es por eso que yo hice un solo juramento: no habrá más niños con hambre entre los niños de la Argentina. Esos niños que sufren hambre son los más desamparados entre los desamparados y su condición nos marca como un estigma que debe avergonzarnos como hombres y como argentinos. […]No habrá radicales ni antirradicales, ni peronistas ni antiperonistas cuando se trate de terminar con los manejos de la patria financiera, con la especulación de un grupo parasitario enriquecido a costa de la miseria de los que producen y trabajan.No habrá radicales ni antirradicales, ni peronistas ni antiperonistas cuando haya que impedir cualquier loca aventura militar que pretenda dar un nuevo golpe. […]No habrá radicales ni antirradicales, ni peronistas ni antiperonistas sino argentinos unidos para enfrentar al imperialismo en nuestra patria o para apoyar solidariamente a los países hermanos que sufran sus ataques. La construcción y la defensa de la Argentina la haremos marchando juntos, aceptando en libertad las discrepancias, respetando las diferencias de opinión. […]

121

[…] Una nación es una voluntad viviente y, al igual que los hombres, se templa con las desgracias. Las desgracias que sufrimos nos han templado […]Tenemos el inmenso privilegio, entre los países del mundo, de disponer de un territorio extenso y lleno de posibilidades que esperan ser explotadas. Frente a un pueblo que despliegue con vigor su capacidad de trabajo y vaya construyendo piedra sobre piedra su futuro, impidiendo que nadie, nunca más, venga a destruir lo que vaya haciendo, no hay dificultad que no pueda superarse. Éste es nuestro propósito. […]Y el símbolo que coronará nuestros esfuerzos, que expresará mejor que ningún otro la autoridad, la paz, la tolerancia, a continuidad del trabajo fructífero de la Nación, lo veremos dentro de seis años, cuando entreguemos las instituciones intactas, la banda y el bastón de presidente a quien el pueblo argentino haya elegido libre y voluntariamente.

(Fuente: GARULLI, Liliana, Los desafíos de la transición democrática 1983-1989, Buenos Aires, Eudeba, 2011)._______________________________________________________________________________________________________

MEMORIA DE LA CGT SOBRE LOS 13 PAROS GENERALES (1989-1990)

a) El paro general es la máxima expresión de la lucha de los trabajadores organizados para reclamar mejores formas de vida y resulta del agotamiento de las vías institucionales para dar respuesta a estos reclamos. […]Desde esta perspectiva, los famosos 13 paros de la CGT son tan políticos como lo fueron cada una de las respuestas que, desde un proyecto pactado con el FMI, la banca acreedora y los grupos económicos, fue dando el gobierno al pedido de una más justa distribución de los ingresos; de respeto a la legislación laboral vigente en nuestra Constitución y avalada por resoluciones de organismos internacionales; de reactivación industrial y de defensa del patrimonio nacional.b) Saúl Ubaldini, ante 200.000 personas: “Quien no quiera hablar con los dirigentes de los trabajadores orgánicamente representados tendrá que hablar con los trabajadores en la calle.”c) Tal vez, el sentido exacto de los paros como medida de fuerza sea el expresado por Saúl Ubaldini luego de la movilización del 26 de enero (1987): “No perseguimos una derrota, sino una rectificación que permita a la República marchar hacia un camino cierto”. […]e) “El pueblo trabajador se mantendrá movilizado hasta alcanzar su objetivo: detener la entrega, desterrar el hambre y la miseria, impedir la persecución del plan que los provoca y sentar las verdaderas bases para lograr la unidad de los argentinos en un proyecto de justicia social en el marco de la liberación nacional” (Saúl Ubaldini, 4 de noviembre de 1987).f) En diciembre de 1987, en el décimo paro general, recrudece el enfrentamiento con el gobierno –fuerte repudio a la “obediencia debida”- y sus ministros, especialmente con Juan Sourrouille, al que caracterizan como un ministro del FMI.“Que cambie su política económica y social o que se vaya”. “Los que ayer fueron la oligarquía hoy son los capitanes de la industria y a ellos no les interesa el pueblo” (Saúl Ubaldini).g) “Con el pueblo no se juega” es la consigna del paro y movilización del 9 de septiembre de 1988. Paro Nacional por la Libertad y Dignidad del Pueblo Trabajador.

(Fuente: GARULLI, Liliana, Los desafíos de la transición democrática 1983-1989, Buenos Aires, Eudeba, 2011)._____________________________________________________________________________________________________________________

CLARÍN SOBRE LAS REIVINDICACIONES DE LOS CARAPÍNTADAS, 19 DE ABRIL DE1987.

Sucede que los términos del problema están dados por las dificultades que se encuentran para definir la situación a favor de la legalidad. […]Las tropas del II Cuerpo de Ejército, movilizadas bajo el mando del General Ernesto Alais, compuestas íntegramente por oficiales y suboficiales es decir, personal profesional, parecen haber encontrado un límite preciso para su acatamiento de las órdenes que recibieron, han aceptado desplegarse en las inmediaciones de la Escuela pero se resisten a ejecutar una represión efectiva de sus compañeros.[…] En segunda instancia debe considerarse la cuidadosa construcción del discurso que han hecho los seguidores del Teniente coronel Aldo Rico y al forma en que sus componentes reflejan sus objetivos. Ese discurso tiene cuatro elementos basales:

- La insistencia de los rebeldes en limitar su pronunciamiento en el ámbito de la institución Ejército –para la que reclaman una renovación drástica de sus mandos- […]

- El reclamo de una solución política para el problema de los delitos de la represión. En este caso ofrecen por anticipado y en forma implícita una argumentación al poder político. […] Lo que sucedió en el pasado inmediato, dicen los sublevados, fue una guerra, es decir un hecho político, y para sus consecuencias no caben fórmulas jurídicas sino políticas.

- - La afirmación reiterada hasta el hartazgo por los voceros de la sublevación de que no desean asumir la totalidad del poder, es decir, que no pretenden dar un golpe de estado.

- En otras palabras los rebeldes parecen estar desplegando una estrategia basada en la creencia de que todo tipo de indefinición juega a su favor.

(Fuente: GARULLI, Liliana, Los desafíos de la transición democrática 1983-1989, Buenos Aires, Eudeba, 2011)._____________________________________________________________________________________________________________________

122

LA SOMBRA DE LOS SAQUEOS DE 1989, PÁGINA/12, 21 DE ABRIL DE 1989

Sólo en el área metropolitana 3,5 millones de personas tienen, cada día, dificultades para cubrir sus necesidades básicas. No son necesariamente villeros, aunque algunos habitan en viviendas precarias, carecen de sanitarios o sufren hacinamiento. Son en cambio pauperizados, el nuevo rostro de la crisis socioeconómica que inició la argentina en 1975 y que el gobierno democrático no ha logrado revertir.Si se sumaran en un solo cálculo a estos nuevos pobres con los que siempre lo han sido, y a los que cada día tienen más problemas para insertarse en el mercado laboral, se llegaría además, a otra conclusión: uno de cada tres argentinos no cumple con los requisitos de una vida digna. De acuerdo con los datos más recientes […] 7,5 millones de personas están en el escalón inferior, por debajo de las condiciones de pobreza […]¿Existe realmente el riesgo del estallido o se trata de un chantaje político? Elaborar teorías es difícil. Puede pensarse que en la Argentina hace muchos años que hay condiciones objetivas, aunque muchos se hayan enterado de que hay pobres por las últimas encuestas. […]En la argentina los estallidos –cordobazo, rosariazo- se produjeron en épocas bastante diferentes: había ocupación y el ciclo económico estaba en recuperación. […]¿Conduce todo esto a un estallido? ¿O los colchones de amortiguación política y social lo contendrán? Los sindicalistas aseguran que están parando la cosa pero no pueden predecir hasta cuándo. Además intuyen que el estallido puede venir más por los que se han caído del sistema laboral que por los que continúan sindicalizados. […](Fuente: GARULLI, Liliana, Los desafíos de la transición democrática 1983-1989, Buenos Aires, Eudeba, 2011, p. 113)_____________________________________________________________________________________________________________________

TESTIMONIO DE N. F., VECINA DE VILLA VUCETICH, SOBRE LOS SAQUEOS.

… Sacar, la verdad, saqué muchas cosas. Dos litros de leche, un paquete de fideos y uno de azúcar. […] Nunca estuvimos en el fondo mismo; antes siempre llegábamos o alguien nos ayudaba; ahora no llegamos más, no tenemos más nada de nada, por eso saqué cosas, para los hijos, porque si yo tengo no saco nada, ni que me lo regalen, vea.

(Fuente: GARULLI, Liliana, Los desafíos de la transición democrática 1983-1989, Buenos Aires, Eudeba, 2011)._____________________________________________________________________________________________________________________

REPORTAJE DE G. CERRUTI A CARLOS MENEM, PÁGINA/12, 18 DE JUNIO DE 1989.

P: -¿Cuál es la sensación real frente a este acortamiento de los tiempos para la asunción? ¿Hubiese preferido que todo sucediese de otra manera?R: -Hubiéramos preferido asumir en la fecha convenida; […] lo lógico era según las conversaciones y no terminar a merced de esa salida brusca e intempestiva del Sr. Presidente, que nos dejó frente a un único camino sin otro remedio. Habíamos pensado en una fecha para el mes de agosto, era una fecha aceptada por el radicalismo y que a nosotros nos daba tiempo para ir acomodándonos en todos los terrenos.P: -¿Cuáles fueron los motivos reales de esa ruptura en las negociaciones?R: -Ellos pueden pretextar muchas cosas, pero lo cierto es que la situación empeoró y entonces no les quedó otra salida que acotar aún más esa transición. Yo nunca parto de la mala fe. Por eso no quiero decir que ellos hayan querido perjudicarnos. […]P: -Un traspaso en cierta manera traumático ¿no complica aún más la situación del país? ¿No debilita tanto al que se va como al que llega?R: -Bueno, crea algunas complicaciones más, pero no es para tanto si se tiene en cuenta que hemos sostenido hasta el cansancio que estábamos en situación de asumir cuando el presidente lo decidiese y las circunstancias lo aconsejasen […] Lo lamentable es que se tomen decisiones unilaterales.P: -Las quejas pueden venir de la izquierda con un determinado tono, pero dentro del peronismo tampoco parece fácil asimilar que el gran capital o que las multinacionales dejaron de ser los malos para pasar a ser los amigos.R: -Eso era en otras épocas, aquí en la Argentina hay que terminar con esta suerte de enfrentamientos constantes y permanentes. ¿Qué hacemos nosotros si no tenemos capitales, incluso multinacionales?Yo soy un enamorado de la unidad latinoamericana, quiero a esos países, pero ¿qué nos pueden aportar Ecuador, Paraguay o Bolivia? Estamos hablando de ideologizar los procesos, y en este momento la Argentina está por debajo de Haití en cuanto al sueldo de los trabajadores. Esto por culpa de las ideologías. Como el radicalismo se manejó y condujo al país en esa concepción estamos endeudados y sin reservas. Hay que priorizar a la Argentina y su pueblo más allá de las ideologías. […]P: -¿Esa nueva visión de la política intenta superar al peronismo? R: -No, ésta es una adecuación de la doctrina peronista a las actuales circunstancias por las que pasan Argentina y Latinoamérica. Esto es el aggiornamiento de nuestra ideología y nuestros principios. Éste es el mandato del general Perón […]P: -¿No se plantea la posibilidad de que en algún momento en esa alianza tan poco convencional pueda haber cortocircuito?

123

R: -Yo no tengo miedo, hay electricistas para arreglar los cortocircuitos.P: -¿Usted va a ser el electricista?R: -Yo voy a conducir, yo voy a ser el presidente.P: -¿Y si alguna vez tiene que optar entre los sindicatos y los empresarios?R: -eso no va a pasar nunca.P: -Las medidas a aplicarse, sin embargo prenuncian un ajuste muy duro. ¿Cómo van a afrontar los costos?R: -Mire, hay que terminar con los precios políticos y el subsidio permanente del Estado para admitir los precios reales de las cosas. Es el único país del mundo en el que el precio de la nafta es de 10 centavos de dólar, es una barbaridad, por eso poco a poco nos vamos desangrando, de ahora en más el que tenga un auto, que esté en condiciones de pagarse el combustible hasta que podamos salir de esta situación de emergencia y si no, haremos todo como en China. Yo no digo que a partir de ahora andemos todos en bicicleta, pero aquel que pueda ahorrar dejando su coche estacionado o utilizándolo sólo para trámites de emergencia, mejor […]P: -Con respecto al tema militar, ¿qué pasó en el encuentro con Raúl Alfonsín? ¿El presidente le mostró o no un borrador? ¿Y usted qué le contestó?R: -Ahí existe una confusión, Alfonsín no me invitó a firmar nada. ¿Cómo voy a firmar un decreto sin tener todavía autoridad? Alfonsín me pidió una suerte de aval o respaldo para incluir mi nombre en un acta con el objetivo de que yo consintiera el indulto. Yo le dije que lo iba a pensar, que iba a consultar con el aprtido y por supuesto a los dos o tres días le contesté que no.P: -¿Usted está dispuesto a tomar esa medida? R: -Por ahora no […]P: -Si está dispuesto a ponerles fin a los juicios a los militares, ¿cuáles serían los mecanismos que surgen de esa ley?R: -Hay democracia, división de poderes, cada uno de ellos funcionará para dar respuesta a esta situación de los militares, dentro de la ley todo, fuera de la ley nada […] hasta el 8 de julio toda esta cuestión le compete a Alfonsín. Después del 8 de julio veremos, pero están en nuestro ánimo ni la amnistía ni el indulto.P: -¿Usted cree realmente que todavía hay posibilidades de que Alfonsín firme el indulto?R: -Bueno, posibilidades existen pero no sé.P: -¿Pero si Alfonsín lo firma sería con su apoyo?R: -No, no para nada.P: -¿Con qué logros se va el presidente?R: -Con pocos, por lo menos la democracia y la libertad han llegado a buen resguardo.P: -¿Y cómo sueña el día final de su gestión?R: -Yo quiero terminar mi período de gobierno de 4 o 5 años de acuerdo a la reforma constitucional, con el saldo de una buena gestión, porque en caso de que se presente la reelección yo quiero ser reelegido.

(Fuente: GARULLI, Liliana, Consolidación y crisis de la democracia neoliberal 1989-2001, Buenos Aires, Eudeba, 2011)._____________________________________________________________________________________________________________________

124

LA PRIVATIZACIÓN DE LAS REDES FERROVIARIAS, CLARÍN DIGITAL, 25 DE MAYO DE 1997.

“Ramal que para, ramal que cierra” dijo el presidente Carlos Menem en noviembre de 1989. Y así fue. Sólo en el ramal del ferrocarril Belgrano quedaron sin recibir el tren aguatero 43 estaciones. “Pueblo sin tren, pueblo que muere”, respondieron las llanuras, ciudades y el litoral de la Argentina, con protestas de distinta intensidad. Y así fue.Con las primeras clausuras decretadas por el gobierno en 1990, numerosos pueblos y ciudades del país quedaron aislados. Los pobladores más viejos se quedaron a sobrevivir, con mucho entusiasmo y ninguna esperanza. Los más jóvenes se fueron. Las ciudades quedaron sin futuro. Esto ocurrió en La Banda, en santiago del estero; Laguna Paiva y San Cristóbal, en Santa fe, o Navarro y Las Marianas, en Buenos Aires, para citar sólo algunas. Con la desaparición del tren sanitario también se perdió el servicio que prestaba en las campañas contra el mal de Chagas, los planes de vacunación y la lucha contra la langosta.Mientras existió el servicio ferroviario, el tren cumplía la misión social de llevar agua potable a aquellas ciudades que no la tenían. También así se combatían las sequías. “Si han cerrado el camino de metal, el acarreo acuoso se detuvo, los pozos se secan o se pudren las cisternas, y éstas son tapadas por yuyales que al secarse transitan el camino de los vientos como representantes de la muerte. Los pueblos se vacían uno a uno”, cuenta el experimentado dirigente ferroviario Juan Carlos Cena en su libro autobiográfico […] (Fuente: GARULLI, Liliana, Consolidación y crisis de la democracia neoliberal 1989-2001, Buenos Aires, Eudeba, 2011)._____________________________________________________________________________________________________________________

SINDICALISMO I: DECLARACIONES RADIALES DE BARRIONUEVO, CLARÍN, 22 DE NOVIEMBRE DE 1991.

Mi fortuna personal no la hice trabajando porque es muy difícil hacer la plata trabajando. ¿O acá se hace plata trabajando? […] el dirigente sindical no tiene necesidad de meter la mano en la lata, porque la posibilidad de manejar una organización le posibilita tener otros ingresos como son los ingresos de estudios jurídicos y contables […] La propia investidura en el sindicato, o en la obra social, da posibilidades de conseguir plata que ni es del sindicalismo ni de la obra social. Es de otro lado”

(Fuente: GARULLI, Liliana, Consolidación y crisis de la democracia neoliberal 1989-2001, Buenos Aires, Eudeba, 2011)._____________________________________________________________________________________________________________________

SINDICALISMO II, ENTREVISTA A ALEJANDRO TOZZOLA.

P: -Vos fuiste un economista cercano a Germán Abdala, dirigente de ATE Capital. Según tu experiencia, ¿cómo procesó el sindicalismo los cambios profundos del menemato?R: -Es difícil hablar del procesamiento del menemismo por parte del sindicalismo, porque claramente no existió una misma actitud desde todo el espectro del sindicalismo, y esto fue uno de los grandes y perversos logros de Menem. Los dirigentes cooptados por el régimen no tuvieron mayores reparos a la hora de bajar reivindicaciones históricas por prebendas personales o corporativas, con el falso argumento de que había que “aggiornarse” a lo que dictaba el mundo. Así, dirigentes que provenían de las agrupaciones sindicales relativamente combativas durante la dictadura, como Pedraza, secretario general de Ferroviarios y ex referente de “los 25”, que no tuvo empacho en sostener el mayor desmantelamiento del sistema ferroviario argentino en toda su historia, con miles y miles de ferroviarios menos. Distinta fue la realidad vivida por los cuadros medios, delegados y militantes, tanto de los sindicatos cooptados como de aquellos que enfrentaron la degradación histórica, como ATE, CTERA, judiciales, o, en mucha menor medida, la UOM. Salvo aquellos pocos que terminaron casi como “empleados administrativos” en las propias estructuras, la enorme mayoría lo vivió traumáticamente, aun con toda la convicción y voluntad política de resistir y defender los derechos de los trabajadores. Claramente, fue mayor el retroceso en la segunda mitad del siglo XX después de la dictadura militar.

(Fuente: GARULLI, Liliana, Consolidación y crisis de la democracia neoliberal 1989-2001, Buenos Aires, Eudeba, 2011)._____________________________________________________________________________________________________________________

SINDICALISMO III, TESTIMONIO DE VÍCTOR DE GENNARO SOBRE LA MARCHA FEDERAL, 6 DE JULIO DE 2007.

Arrancábamos desde La Quiaca y en ese mismo momento de la Plaza de los Excombatientes de Malvinas, en Ushuaia, arrancaba la columna sur. En el norte caluroso, después de la ceremonia de la Pachamama y de la bendición del cura Olmedo, los compañeros marcharon a la estación del ferrocarril que hacía poco tiempo había sido cerrada y, sorprendiendo a todos, comenzaron la marcha cantando “Cavallo no sabía/La Quiaca es Argentina”.Era la contestación clara a la situación que atravesábamos. Era tiempo de la desestructuración del país, cuando nos vendían el camino al “primer mundo” cerrando los ramales, entregando ENTEL o regalando el petróleo de YPF […]Nos estaban tupacamarizando, el NOA estaba destinado a integrarse a Bolivia y Perú no para la producción, sino para el negociado del narcotráfico. El Litoral era empujado a pensar en su próxima capital, San pablo, a cabllo del Mercosur de las transnacionales; Cuyo, preocupado por la salida a través de Chile de sus productos, no sentía como suya la entrega de las aguas continentales del Sur, y la Patagonia era enajenada a los negociantes, pues allí se encuentran la mayoría de los recursos naturales.

125

[…] Partiendo de La Quiaca, la columna atravesó las provincias del NOA; la de Misiones venía por el Litoral; desde Mendoza se recorrería Cuyo hasta encontrase con las otras columnas; […] y todas conmovían en la acampada del día anterior al Gran Buenos Aires, que los recibió con alegría y compromiso por un país federal para todos y no para los cuatro vivos que nos estaban esquilmando.[…] Me tocó iniciar la serie de discursos en esa plaza histórica, y después de recordar a los quiaqueños y convocar al paro nacional, pregunté sin temor ante las acusaciones de que “hacíamos política” que nos espetaba el presidente. Todos al unísono gritaron Sí. Tenemos derecho a hacer y determinar la política social, económica, cultural, educativa, quienes tenemos las raíces en este suelo y el futuro de nuestros hijos voluntariamente en él. […] grito de rebeldía, pero fundamentalmente de esperanza, pues se mostraba en el seno de nuestro pueblo que se recuperaban las raíces históricas de un proyecto que nos atraviesa por siglos. Los Nacionales contra los Antinacionales, consagrando que no hay unicazo en el pensamiento popular […] Tiempos de epopeyas como aquella que el 1° de enero de ese mismo año lanzaba un desconocido subcomandante desde La Candona para demostrar la resistencia contra ese gigante del norte que, como definió Bolívar, “si no nos unimos nos terminará por devorar a todos”.[…] Convocamos el paro nacional en asamblea pública en la plaza […] La CGT llamó a no parar, el gobierno lo declaró ilegal y el 2 de agosto el pueblo dijo ¡basta! Y comenzó otra historia.

(Fuente: GARULLI, Liliana, Consolidación y crisis de la democracia neoliberal 1989-2001, Buenos Aires, Eudeba, 2011)._____________________________________________________________________________________________________________________

PIQUETEROS EN CUTRAL-CÓ Y PLAZA HUINCUL, NEUQUÉN JUNIO DE 1996

Unos 20.000 pobladores de estas ciudades neuquinas resistieron ayer la orden de la Justicia y de la Gendarmería de levantar el corte de las rutas nacional 22 y provincial 17. […] La jornada había empezado sin una gran tensión. A las 9, la jueza (Argüelles) llegó a la primera valla sobre la ruta 22, a 8 kilómetros de Plaza Huincul. La escoltaban 30 vehículos de Gendarmería, incluidos un camión hidrante y una tanqueta y 400 efectivos. Los gendarmes apagaron el fuego y retiraron la barricada. El procedimiento se repitió en el segundo piquete.Ya era mediodía cuando, a 4 kilómetros de Plaza Huincul, un grupo de manifestantes arrojó piedras a gendarmes, que reprimieron con agua y luego con gases lacrimógenos. […] Los vehículos ya no pudieron seguir: los pobladores que retrocedían ante el avance de los gendarmes se juntaron con una gruesa columna que iba al encuentro de la jueza. La multitud, estimada en 20.000 personas, “casi la mitad de los habitantes de Cutral-Có y Plaza Huincul”, cubría tres kilómetros de la ruta. A las 13, el comandante Santiago Fernández, al mando de las tropas, los instó a formar una comisión que dialogara con la jueza. Ante la falta de respuesta, Argüelles decidó ir caminando entre la gente hasta el llamado Puesto Torre, frente al campamento de YPF Plaza Huincul, donde estaban los dirigentes que se negaban a levantar el bloqueo. Finalmente, la jueza llegó hasta el piquete en la combi de una emisora local. Mientras tanto, a sus espaldas hubo nuevos incidentes […] Al conocerse la represión, en la ciudad de Neuquén, los gremios estatales, organismos de derechos humanos y entidades intermedias organizaron concentraciones de apoyo, que cortaron dos veces la ruta nacional 22. […]Una asamblea popular esperaba a Argüelles en puesto Torre. Pese a subirse al techo de la combi y recurrir a un megáfono, la silbatina apenas la dejó hablar. […] “He abierto un expediente penal para que desalojen la ruta”, intentó explicar. “Entiendo que tienen derecho a trabajar, pero ustedes también tienen que entender que la gente tiene derecho a circular con libertad por esa ruta”. Su discurso fue interrumpido varias veces por los pobladores […] “Esto me excede-admitió-. Yo me declaro incompetente y me retiro de aquí con la Gendarmería”.Sus palabras fueron recibidas con una explosión de alegría, que fue recorriendo la columna como una ola, a medida que se iba conociendo la noticia. Los pobladores […] comenzaron a corear: “El pueblo unido jamás será vencido”.Esto es un virtual alzamiento del pueblo contra el gobierno de la provincia, es más que sedición –argumentó la jueza-. Yo no tengo competencia sobre esto. […]Por la noche, (el gobernador) Sapag habló a la multitud desde el Puesto Torre: reiteró que no puede hacer nada “porque la provincia está pobre”, y volvió a culpar de la situación a “los que privatizaron y desmantelaron YPF”, los liberales, que no están aquí para dar la cara.[…] Espero que ahora que ven a la gente en la calle, con frío y hambre, empiecen a escucharnos (…) porque esta pueblada ha resonado en todo el país.

(Fuente: Daniel Maschio, Clarín, 26 de junio de 1996 en GARULLI, Liliana, Consolidación y crisis de la democracia neoliberal 1989-2001, Buenos Aires, Eudeba, 2011).

126

19-20 DE DICIEMBRE DE 2001.

La madrugada empezó con saqueos en supermercados medianos y pequeños en todo el país, sobre todo en busca de comida. Por primera vez los saqueos llegaron a la Capital Federal. De la Rúa fue insultado y su auto golpeado, mientras la Cámara de Diputados desconocía sus superpoderes. A la noche el Presidente anunció el estado de sitio sin restricciones. Eso desató un cacerolazo masivo. Y esta madrugada se difundió la renuncia de Cavallo. A poco más de dos años de haber asumido el cargo, Fernando de la Rúa gobierna desde ayer con saqueos, estado de sitio, por lo menos cinco muertos, un Congreso activamente opositor y la imposibilidad nítida de articular una salida política y una válvula de escape para el agotamiento de la Convertibilidad. Y, además, sin Domingo Cavallo, que esta madrugada terminó sus nueve meses como superministro. A las 11 de la noche el Presidente dejó la Casa Rosada después de verse por televisión, mientras todo el país se preguntaba qué pasaría de madrugada en el Gran Buenos Aires, sin cámaras de televisión que pusieran un límite a la violencia y dieran visibilidad a la represión. Este diario pudo saber por el Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires que, por ejemplo, 700 personas se habían reunido frente a un supermercado Coto en Monte Grande, y que Carlos Ruckauf había ordenado que se apostara allí la Guardia de Infantería de la provincia. Al final del día se produjo un fenómeno curioso. Desde la mañana los comerciantes habían bajado las persianas en todas las grandes ciudades de la Argentina, por miedo a oleadas de desharrapados saqueando masivamente los negocios. Pero justo después del discurso de De la Rúa la irritación se concentró en el Presidente. Miles de personas salieron a la calle con cacerolas, sartenes, espumaderas y tapas, en un fenómeno que se verificó en Belgrano, Caballito, Palermo, Parque Chacabuco, Villa Crespo y Almagro. El cacerolazo fue incluso mayor que el de la semana pasada, aunque esta vez ninguna cámara de comerciantes lo hubiera convocado y a pesar de que por la noche reinara el temor a nuevos saqueos. El tono era hasta festivo, ganador. Mucha gente salió de sus casas a la calle, y en Independencia y Entre Ríos una fogata en la calle acompañó el ruido de los metales. Todo el país había tomado las calles. En Rosario, mil personas marchaban cerca de las 24 al Monumento a la Bandera. En Plaza de Mayo se concentraba San Telmo. En Parque Chacabuco los vecinos eligieron el gran árbol de Navidad para protestar juntos, y cuando se sumaron vecinos de la villa 1114 se juntaron miles decidieron marchar hasta José María Moreno y Rivadavia. En Santa y Juan B. Justo los vecinos cortaron la calle, y lo mismo en Boedo. Del pánico se había pasado al repudio, incluso cuando muchos habían interpretado absurdamente el estado de sitio, que restringe las libertades, como un toque de queda, que impide caminar de noche. El estado de sitio, y el discurso anunciándolo, habían pasado a la historia, cada vez más patéticos a medida que avanzaba la noche. “Qué boludos,/ qué boludos,/ el estado de sitio,/ se lo meten en el culo”, gritaban los miles que rodeaban el Congreso.En Ocampo y Libertador cientos se juntaron frente a la entrada del edificio donde vive Cavallo y cortaron parte de la calle. Otros miles caminaban para engrosar las columnas en Plaza de Mayo.Cerca de la medianoche, funcionarios, políticos del oficialismo y dirigentes de la oposición barajaban tres hipótesis: Domingo Cavallo seguiría en el cargo, incólume a pesar del rechazo social y del voto de los diputados en favor de quitarle sus superpoderes. Domingo Cavallo había renunciado y solo seguía en el cargo a la espera de su reemplazante. Domingo Cavallo no había renunciado porque jamás lo hizo (Carlos Menem en 1996 tuvo que echarlo) pero el jefe de Gabinete Chrystian Colombo estaba operando la salida del ministro de Economía con apoyo de la Unión Cívica Radical y el guiño, como mínimo, de los barones feudales del Partido Justicialista. En esta variante, todo el gabinete renunciaría para disimular la ida de Cavallo y posibilitar un rediseño total. Habría, en este caso, una ventaja adicional: De la Rúa podría dedicar todo el fin de semana a jugar su juego del secreto mientras la crisis se hace más y más intolerable. Las especulaciones terminaron a la una de hoy, cuando se difundió la renuncia de Cavallo al superministerio de Economía. A esa hora, como siestuviera calculado, la Policía Federal llenó la plaza de un gas lacrimógeno que descomponía, sin respetar viejos, mujeres embarazadas o chicos. Ya sin Cavallo, De la Rúa había logrado el mérito de concentrar el odio solo en su persona. En “A dos voces”, el senador peronista Jorge Yoma amenazó con que, si De la Rúa no saca a Cavallo, la Asamblea Legislativa podría decidirlo, lo que equivalió a una advertencia de juicio político al ministro. La Central de Trabajadores Argentinos convocó a un paro para hoy. Esta politización de último momento, que acompañó la protesta de la gente, sirvió para cambiar el clima angustiante, denso, de todo el día. Salvo en la Patagonia, no hubo ningún rincón del país sin saqueo. Primero, los blancos elegidos fueron los grandes supermercados, pero en general la vigilancia superior impidió que resultasen ellos los saqueados. Luego grupos de vecinos, muchas veces provenientes de las villas de emergencia, se decidieron por los supermercados medianos, en general más vulnerables, y sobre todo por los más chicos, que normalmente están atendidos por la familia del dueño. La imagen de un propietario, quizás de origen coreano, llorando ante el super vacío y diciendo “policía, nada”, marcó el día. Algunos comerciantes dispararon. Alguno de los muertos pudo haber sido producto de un balazo de un comerciante irritado. Más de cien heridos, de balas y de balas de goma disparadas por la policía, que también tiró gases lacrimógenos para responder a los piedrazos.

127

Las escenas, que merecen sus crónicas en esta misma edición, se repitieron en toda la Argentina.Un padre explicando que no robaba sino que buscaba comida. Otro padre con dos hijos en brazos, diciendo que solo quería comer. Una vieja sin dientes a los gritos: “No doy más”.Un chico joven, de poco más de 20. “Tengo dos hijos, loco, de cinco años y de dos, y hace dos años que no tengo laburo, loco”.Una mujer de alrededor de 30, desaforada: “Queremos comer, queremos comer”. Escenas de gente caminando tranquila, a la salida de un supermercado, con cajas en la mano.Escenas de gente corriendo, después de agacharse para pasar por la cortina metálica entreabierta, con bolsas en la mano.Peleas de comerciantes con saqueadores.Chicos bien chicos sin miedo a la policía ni a los gases, o indiferentes. Ante esta situación, De la Rúa recién habló a las 22.41, y solo una hora antes su vocero Juan Pablo Baylac se presentó en público, como el primer funcionario que dio la cara en medio de la peor crisis social desde los saqueos de 1989.Al mediodía, el Presidente se había presentado en la reunión de políticos y empresarios convocada por Caritas, donde su asistencia no se esperaba. Los participantes quedaron asombrados por las respuestas generales de De la Rúa. –Hay que imaginar una nueva política económica, y con Cavallo no se puede –le dijo el jefe de Gobierno Aníbal Ibarra–. En eso coincidimos todos los que estamos acá. –Eso es lo importante –contestó De la Rúa como en una letanía vaga–. Hay que buscar consensos, que en el exterior serán muy bien recibidos. Ibarra, el jefe de la CGT Rodolfo Daer, el presidente de los industriales Ignacio de Mendiguren, el jefe de la CGT disidente Hugo Moyano, se miraron asombrados. Raúl Alfonsín y Angel Rozas no hablaron, pero sonreían en silencio ante las críticas a Cavallo. Después, el jefe porteño emitiría un comunicado criticando como “esquema agotado” la Convertibilidad y el déficit cero y calificando al estado de sitio como “declaración de impotencia política”.De la Rúa fue silbado al entrar y al salir. Tras la reunión, un obispo susurró preocupado a un dirigente:–La situación está muy mal. Pueden hasta linchar a algún político. El Gobierno respondió con dos medidas. Por una, dispuso entregar nuevas raciones de comida para todo el país, después de haberse pasado dos años diciendo que todo se solucionaba unificando los padrones sociales. Por otra, dictó el estado de sitio con la esperanza de amedrentar a los saqueadores. “Han acontecido en el país actos de violencia colectiva que han provocado daños y puesto en peligro personas y bienes, con una magnitud que implica un estado de conmoción interior”, dice el decreto del Ejecutivo. El articulado es breve. Declara el estado de sitio en toda la Argentina por treinta días, comunica la medida al Congreso y la incluye en el temario de las sesiones extraordinarias. No haber utilizado al Parlamento para convalidar el decreto es una picardía formal. El Congreso terminó las sesiones ordinarias y aún no empezó las extraordinarias. Técnicamente podría estar en receso. Pero la realidad indica que ayer mismo sesionó la Cámara de Diputados. En todo podría hablarse de iniciativa propia, o hasta de rebelión, pero nunca de receso parlamentario.El decreto no tiene ninguna restricción explícita, aunque podría haberla tenido. El artículo 23 de la Constitución, que no fue reformado en 1994, da al Ejecutivo la facultad de suspender todas las garantías. Pero el Pacto de San José de Costa Rica restringe los estados de emergencia y no da a los poderes ejecutivos facultades ilimitadas para suprimir derechos esenciales. Como el Pacto tiene rango constitucional, cualquier juez podría interpretar el decreto como inconstitucional, en caso de una presentación por parte de un ciudadano. El artículo 27 del Pacto dice que no se puede limitar el derecho a la vida, ni imponer servidumbre ni explotación, ni afectar los derechos políticos. El artículo 4 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos también pone restricciones a las restricciones. Una opinión consultiva emitida el 30 de enero de 1987 por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, de aplicación obligatoria para los gobiernos miembros de la Organización de los Estados Americanos, impide la violación de los derechos fundamentales, aun cuando las violaciones sean cometidas por personas que actúen oficialmente. El test será la reacción judicial frente a las alrededor de 400 detenciones practicadas ayer por las distintas policías en todo el país. El Gobierno prefirió el decreto y la falta de límites autoimpuestos, pero a la noche, igual, los porteños llenaron las calles de Buenos Aires.

(Fuente: Martín Granovsky, “Saqueos, muertos y cacerolazos. Y el fin de Cavallo El día (y la noche) del no va más” en Página/12, 20 de diciembre de 2001)_____________________________________________________________________________________________________________________

128