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os lecciones de l iderazgo y un mensaje
Parábola del caballo
Un campesino, que luchaba con muchas dificultades, poseía algunos caballos para
que lo ayudasen en los trabajos de su pequeña hacienda.
Un día, su capataz le trajo la noticia de que uno de los caballos había caído en un
viejo pozo abandonado. El pozo era muy profundo y sería extremadamente difícil
sacar el caballo de allí. El campesino fue rápidamente hasta el lugar del accidente, y
revisó la situación, asegurándose que el animal no se había lastimado. Pero, por la
dificultad y el alto precio para sacarlo del fondo del pozo, creyó que no valía la pena
invertir en la operación de rescate. Tomó, entonces, la difícil decisión: Determinó que
el capataz sacrificase al animal tirando tierra en el pozo hasta enterrarlo, allí mismo.
Y así se hizo.
Los empleados, comandados por el capataz, comenzaron a lanzar tierra adentro del
pozo de forma de cubrir al caballo. Pero, a medida que la tierra caía en el animal,
éste la sacudía y se iba acumulando en el fondo, posibilitando al caballo para ir
subiendo. Los hombres se dieron cuenta que el caballo no se dejaba enterrar, sino al
contrario, estaba subiendo hasta que finalmente, ¡consiguió salir!
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Si estás "allá abajo", sintiéndote poco valorado, y los otros lanzan sobre ti la tierra de
la incomprensión, la falta de oportunidad y de apoyo, recuerda el caballo de esta
historia.
No aceptes la tierra que tiraron sobre ti, sacúdela y sube sobre ella. Y cuanto más
tiraren, más irás subiendo, subiendo, subiendo... alabando, adorando, confiando ...
La taza de te
Había una pareja que viajaban mucho a Inglaterra para ir de compras en las
hermosas tiendas. A ambos les gustaban las antigüedades y los artículos de barro,
especialmente las tazas.
Un día en una hermosa y exclusiva boutique, vieron una hermosa taza. El hombre dijo,
“¿puedo verla?, nunca he visto algo tan hermoso”. Y la mujer se le mostró.
Mientras ella se la daba, la taza de repente empezó a hablar: “Es que usted no
entiende”, dijo la taza, “no siempre he sido una taza de te. Hubo un tiempo donde yo
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era roja y estaba en barro. Mi maestro me tomó y me enrolló y me pegó una y otra
vez y yo grité, “déjame en paz”.
Pero el solo sonrió, “todavía no”. “Luego me pusieron en una rueda que daba vueltas -
dijo la taza- y de repente di vueltas y vueltas, vueltas y vueltas. ¡Párale! Me estoy
mareando'', grité.
Pero el maestro solo dijo, “Todavía no”. “Luego me puso en un horno. ¡Nunca había
sentido tanto calor! Yo me preguntaba por qué me quería quemar. Yo grité. Toqué en
la puerta. Lo podía ver por la abertura y podía leer sus labios mientras meneaba la
cabeza diciendo; “Todavía no”.
Finalmente la puerta se abrió, me puso en una mesa y me empece a enfriar. “Así,
esto es mejor”, yo dije.
Luego tomó una brocha y me pintó por todos lados. Los olores eran horribles. Pensé
que iba a vomitar. “¡Detente! ¡Detente!”, exclamé.
El sólo dijo, “todavía no”.
“Luego de repente me volvió a meter al horno pero no como el primero. Este estaba
dos veces más caliente y yo estaba segura que me asfixiaría. Le rogué. Le pedí. Grité.
Lloré. Todo este tiempo lo podía ver por una abertura moviendo su cabeza, diciendo,
“Todavía no”.
“Entonces me di cuenta que no había esperanza. Nunca lo podría lograr. Estaba lista
para darme por vencida. Pero la puerta se abrió y me sacó y me puso en el estante.
Una hora despues, me entregó un espejo y dijo, “mírate”, y me miré, y dije, “Esa no
soy yo, no puedo ser yo, es hermosa. ¡Soy hermosa!".
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“Yo quiero que recuerdes entonces -me dijo- yo sé que duele ser enrollada y golpeada,
pero si sólo te dejo, te hubieras secado. Yo sé que te mareaste cuando te di vueltas
en esa rueda, pero si no lo hubiera hecho te hubieras hecho pedazos.
Yo sé que te dolió y que estaba caliente y desagradable en el horno, pero si no te
hubiera puesto ahí, te hubieras estrellado. Sé que los olores eran fuertes cuando te
llené de pintura por todos lados, pero si no hubiera hecho esto, nunca te hubieras
afirmado.
No tendrías color en tu vida, si no te hubiera puesto en ese segundo horno, no
hubieras sobrevivido por mucho tiempo porque la firmeza no iba a aguantar. Ahora
eres un producto terminado”.
En el interior de cada ser humano se encuentra
su propio reino con sus riquezas y miserias. RVT