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  • Revista Iberoamericana, Vol. LXIX, Nm. 202, Enero-Marzo 2003, 31-49

    CARTOGRAFAS DE UNA CIUDAD POSLETRADA:LA REPBLICA DE PLATN (URUGUAY, 1993-1995).

    POR

    SUSANA DRAPERUniversity of Michigan-Ann Arbor

    I. ACERCAMIENTO A UNA PECULIAR REPBLICA DE LAS LETRAS

    La Repblica de Platn fue el suplemento cultural del peridico uruguayo LaRepblica durante dos aos (1993-1995).1 A lo largo de ochenta y dos nmeros escritoscon acidez, irona y creatividad, Platn se instal en la repblica de las letras comoejercicio crtico semanal que postulaba al lector la necesidad de poder plantear y responderdnde estamos, en qu momento, para saber despus qu hacer (Cmo se filosofa).Para abordar Platn es necesario destacar ese impulso cartogrfico, es decir, su obsesincon la idea de localizar al lector dentro de un panorama determinado, a lo que se sumabala creacin de taxonomas sobre estilos de escrituras, programas televisivos importados,noticieros, etc. Desde la primer portada, el ambiente uruguayo de los tempranos noventaes presentado en relacin a ciertos cuadros del Bosco, quien sirve de modelo para pintarla compresin espacial (que caracterizar a la ciudad posletrada) y la rareza hbrida de losmonstruos (que caracterizar a los mutantes platnicos). Adems de provocarextraamiento, la comparacin del ambiente con tales cuadros ilustraba un rasgo con elque el suplemento caracterizara al mundo pos-restauratorio (1990-1994): la dificultad deestablecer miradas panormicas y comprensivas del conjunto. En este sentido, Platncombin un tipo de anlisis microscpico (una cmara casi encima de su objeto) con otroms bien panormico, que haca uso de mltiples catlogos de expresiones sociales.2 Esosmapas cognitivos que la escritura del suplemento propuso a travs de diferentes herramientascrticas caseras, llenaban un cierto hueco respecto a tpicos que no eran demasiadotratados por la prensa cotidiana o por los mundos intelectuales de los tempranos aosnoventa.

    Platn fue financiado totalmente por el peridico La Repblica, en ese momento elnico rgano de prensa diaria de corte progresista con una tirada considerable que

    1 De ahora en ms me referir al suplemento como Platn.2 El suplemento invent diferentes clasificaciones para abordar los programas televisivos nacionalese importados, los libros del momento, etc. Con cierto aire de Aguafuertes porteas, se escribitambin acerca de diferentes personajes perifricos que comnmente se catalogan como terrajas,pochos, carlitos, etc. Este afn taxonmico incluy una diferenciacin entre varios registros deescritura y de lectores.

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    competa con El pas, el ms ledo. El suplemento se publicaba semanalmente y sedistribua de forma gratuita en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin(Universidad de la Repblica). La composicin y atrevimiento con que se escriba,produjo cierto malestar en el medio intelectual acadmico, al tratarse de una escriturairreverente que mezclaba de un modo original una jerga terica actualizada con unamultiplicidad de lenguajes alternativos extrados de letras de canciones, literatura, jergacotidiana, pelculas y bailantas.3 A cada artculo se le agregaba un cmic que interactuabacon el cuerpo textual estableciendo, en muchos casos, cierta obscenidad que era poco usualen los suplementos culturales tradicionales.4 Al mismo tiempo, ya desde el primer nmero,un artculo irnico de Alonso Miranda, titulado Cmo se reconoce hoy a un intelectual?postulaba el tipo de relacin conflictiva que el suplemento tendra con ciertos intelectuales(ms que nada universitarios).

    En forma discontinua, pasaron por Platn diferentes intelectuales uruguayos yextranjeros.5 Constituyeron el equipo mentor semanal Sandino Nez (editor), MarioMaciel (coordinador) y Ruben Tani, con su peculiar invencin de Mario Ferrari Brown.6La falta de colaboradores contribuy a que proliferaran lter egos como Lautaro Lamas,Pascual Guffanti, Alonso Miranda, Martn Gmez Chans, Pablo Diez, entre otros de los

    3 Durante el perodo de existencia del suplemento, yo era estudiante en Facultad de Humanidades.Recuerdo que con amigos leamos partes en la pequea cantina de la institucin. Muchos estudiantesde diversas disciplinas se interesaban en la publicacin, aun cuando su lectura resultaba difcil. Paraalgunos, Platn constituy una fuente para conocer libros que no formaban parte del programaeducativo, al mismo tiempo que su tipo de escritura nomdica, en una rara conexin con lo quepasaba en el entorno, nos fascinaba por mostrarnos un tipo de prctica intelectual creadora queincorporaba los acontecimientos ms irrelevantes como excusa para pensar. Sin tener idea entoncesde lo que eran los estudios culturales, la prctica realizada por el suplemento nos incitaba a leer comocultura una serie de eventos que usualmente quedaban fuera de inters. Mirar televisin, pelculas,y re-usar canciones se transform en parte de una prctica intelectual que anteriormente no tenamosen cuenta. Por otra parte, esto tambin produca un efecto negativo. Recuerdo a un profesor que llega la cantina con el suplemento bajo el brazo y con un tono indignado dijo ms o menos: nocomprendo cmo se atreven a hacer esto, con lo que Nietzsche odiaba los peridicos!4 No me da el espacio aqu para trabajar el rol de la obscenidad en Platn, pero al menos merece lapena ser mencionado como uno de sus rasgos. Esto se llevaba a cabo a travs de ciertos cmic y ttulosque salan un poco del usual tono de seriedad que una publicacin no-humorstica posee. Lacoleccin de cmic que iba saliendo en cada pgina y su conexin (a crear por el lector) con losartculos despertaron el inters de gente ms bien joven, que en algunos casos, los coleccionaba.5 Desde Uruguay, escribieron personas de diferentes disciplinas de inters, como Gustavo Espinosa,Amir Hamed, Ricardo Viscardi, Michel Boulet, Eduardo De Armas, Gustavo Alzugaray, FabinJimnez, Alejandro Villagrn, Rafael Paternain, y Roberto Echavarren, entre otros. Desde elextranjero, escribieron algunos artculos Gustavo Verdesio, Gianni Vattimo, Toms Abraham,Benjamn Arditi, Christian Fernndez y Esther Daz.6 Mario Ferrari Brown publicaba semanalmente en su propia seccin denominada Mitologas. Suescritura vagaba por siglos, pelculas viejas y nuevas, diferentes pases, y armaba en su seccin unconjunto de series sobre las que escriba como corresponsal desde otras partes del mundo (Serie deRivarolas, Romntico crole, Grande Sertao: Veredas y Didi Lvi-Strauss, etc). Un pblicomayoritariamente juvenil le enviaba sus comentarios al poeta a travs de cartas.

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    mltiples personajes inventados por el equipo platnico. Cada uno de estos personajesguard su registro diferencial y particip en casi todos los debates acontecidos en lapublicacin. El estilo del suplemento tuvo una estrecha conexin con los ensayos de AmirHamed, publicados como Retroescritura, varios de los cuales aparecieron en Platn antesde ser editados como libro en 1998. Por otra parte, bosquejos del estilo se haban iniciadoen algunos artculos publicados en los aos ochenta en El Popular, rgano de prensa delPartido Comunista del Uruguay. El tipo de escritura generada por el suplemento inspirel estilo de La esttica de la oscuridad, coleccin de ensayos escritos por AlejandroVillagrn y Fabin Jimnez, publicado como libro en 1995, algunos de cuyos artculos yahaban aparecido en Platn. A travs de fichas de lectura, traducciones y fundamentalmentediscurso indirecto libre, el suplemento fue un puente a travs del cual se postul larelevancia de lecturas de autores que no formaban parte de los cnones establecidos en elmbito universitario. Tal es el caso de Foucault, Deleuze, Guattari, Said, Virilio, Derrida,Jameson, Baudrillard, etc., a los que se sumaron provocativas y divergentes lecturas deMarx, adems de una revisin del pragmatismo norteamericano. A la importacin detextos se agregaba un componente crtico que reflexionaba acerca de la prtesis que esamigracin e injerto de ideas generaba al ser ledas en contextos de eventos culturales ypolticos diferentes.

    La relevancia de Platn radica en varios elementos que se desprenden de su prctica.Por un lado, tendi un puente atendible entre el mundo intelectual de las ideas y unacantidad de eventos circundantes que eran considerados an poco nobles para ser tomadosen serio por la crtica cultural. En cierta medida, elaboraron una prctica sui generis deestudios culturales uruguayos en un medio de prensa cotidiano. Por otra parte, se priorizuna comprensin de la prctica crtica como actividad esencialmente creadora, entendiendopor creatividad la habilidad de postular respuestas frente a determinados problemas. Coneste timn, la pequea repblica naveg por la televisin, radio, msica, discursospolticos, pelculas y religiones. A esta temtica se le agregaba una constante reflexin, aveces sarcstica y comnmente irreverente, acerca del rol de los intelectuales y msespecficamente, del rol de la propia escritura crtica en la sociedad. Cabe destacar el modoen que se explot el espacio del suplemento cultural para transformar la labor intelectualen una prctica de reciclaje del bombardeo informativo.7 Para llevar a cabo esta tarea, seelaboraron diversas herramientas crticas locales capaces de descolonizar la digestin deproductos importados y la lectura de la vida poltica y cultural del Uruguay pos-dictatorial.En este sentido, Platn se diferenci del proyecto ms bien informativo o enciclopdicoque el resto de los suplementos culturales promova.8 Dentro de las herramientas crticasgeneradas por el suplemento se destacaron la ciudad posletrada, la lectura de la historia

    7 El reciclaje del suplemento se diferenciaba del mero afn restauratorio que caracteriz a otraactitud cultural (ver Achugar 66-8).8 En su estudio del periodismo cultural, Jorge Rivera menciona dos grandes tendencias quedistinguiran (sin generalizar arbitrariamente) a las revistas culturales o literarias de los suplementosculturales. Mientras las primeras tienden a dar primaca a la exploracin e innovacin, los segundos,tienden a caracterizarse por la difusin o reproduccin (15-7). Siguiendo este patrn, Platn estabams cerca de ser una revista.

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    cultural bajo la idea de un proceso constante de prtesis, la analtica del barroco comocrtica de produccin y consumo y la escritura-ambiente como modo de pensar la laborintelectual en una estrecha conexin con el entorno en el cual la prctica crtica se genera.

    Mi propsito en este ensayo es detenerme en el modo en que se delimita el territoriode la ciudad posletrada en el suplemento. Propongo comenzar por una lectura del artculoen el cual se genera el concepto, tratando de establecer un dilogo con el entorno culturaly poltico del momento. As, centrar mi atencin en la serie de relaciones establecidasentre los cambios urbanos y la actividad intelectual para abordar el sentido de la platnicaciudad posletrada en su relacin con lo que en La ciudad letrada se defina en tantoadaptacin funcional entre las letras y los cambios del entorno (52). A travs de estedesarrollo, me interesa dar una idea panormica de los rasgos que hicieron de Platn uncaptulo interesante en la historia de la produccin intelectual en el pas.

    II. LA CIUDAD POSLETRADA Y LA FICCIN DE LOS MUTANTES

    No son bastante las ciudades populosas, opulentas, para probar la constancia y laintensidad de una civilizacin. La gran ciudad es, sin duda, un organismo necesario dela alta cultura. Es el ambiente natural de las ms altas manifestaciones del espritu. (...)pero (...) Grande es (...) la ciudad, cuando los arrabales de su espritu alcanzan ms allde las cumbres y los mares, cuando pronunciando su nombre, ha de iluminarse para laposteridad toda una jornada de la historia humana, todo un horizonte del tiempo. (Rod51-2; nfasis mo)

    Ciudad tomada. Vieja casa seorial (...) Divisin patriarcal y culta del espacio privado(...) un lugar para cada cosa. Escritura, gramtica, sintaxis. Est diseada para alojara dos o tres generaciones (...) bajo el techo y la mirada del padre, en el espacioadministrado por el padre. Esa casa cambi, mut. En su estructura original, deteriorada,aparecieron bastidores de lienzo que separan ambientes privados, pequeas casas confamilias, bebs, ropa tendida (...) Pequeas casas dentro de la casa, pequeas ciudadesdentro de la ciudad. El bastidor no asla (...) el barullo de la mquina familiar: discursos,fraseos, pedazos de canciones, tripas y pedos y ropa sucia el contraespritu hegelianoobjetivndose y conocindose, no a travs de su creacin, sino de su residuo. Pensin:Ciudad Posletrada. (Nez, Introduccin 4-5; nfasis mo)

    De la ciudad perfecta a la ciudad tomada, del invento del espritu al asalto de uncontraespritu agrio, se puede comenzar a delimitar el concepto de la ciudad posletradaque se postula en tanto ciudad tomada, residuo finisecular de aquel espritu utpico queorganiz, a contrapelo quiz de su autor, parte de la cultura durante el siglo. De este modo,el fragmento del Ariel remite al comienzo del siglo XX con una utopa fuerte que hapermeado, a travs de dcadas, un tipo de lenguaje (casi oficial) para leer la culturauruguaya.9 Peculiarmente, tal espritu se engendr tambin (siguiendo una sugerente

    9 Las repercusiones del Ariel en la elaboracin de varios lenguajes culturales en el espacio delperiodismo cultural uruguayo forman parte de otro estudio en elaboracin. Existen catalogadas enla Biblioteca Nacional al menos veintin publicaciones que, con el nombre Ariel, se propusieronllevar a cabo el mensaje de Prspero. Esta variedad abre un verdadero micro-cosmos en el mundo

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    lectura de Hamed) en una ciudad sitiada, donde se intent escapar del caos con la utopade una ciudad ideal que fuertemente materializara el suplemento espiritual paraacompasar la doble transformacin del habitante en ciudadano y fuerza de trabajo til(modernizacin y batllismo). Las palabras de Prspero resonarn, en diferentes formas, entodo un sistema de discursos que soaron con el pas-ciudad modelo en el perodo de losfestejos del centenario y resuenan hasta hoy, en ciertas actitudes y programas delMinisterio de Cultura.10 El Ariel es, en casi toda su extensin, la bsqueda de una ciudad,su planificacin, entendiendo ciudad en su relacin con la polis, es decir, con los conceptosde ciudadana, educacin y cultura. La bsqueda de un modelo de ciudad perfecta aimitar en el futuro (ciudad que se idealiza en una educada mirada al mundo griego)termin dando nombre a lo que fue, dcadas despus, el mito de la culta Montevideocomo Atenas del Plata.

    Al analizar el abordaje aristocrtico de Renn, Rod se separa de ste, y laplanificacin de la ciudad ideal entra en resonancias con La Repblica o El Estado dePlatn (el griego, original), donde se medita sobre la democracia a partir de la administracinde un tipo de arte y de un programa educativo. La ciudad remite, entonces, a laplanificacin de un Estado ideal para quien escribe y a la forma ciudad se le agrega todauna serie de contenidos que le son inseparables: una educacin y una proyeccin culturalque hacen de la democracia y la justicia el entramado de la subjetividad del ciudadano.La utopa de Ariel como proyecto ideal de un futuro nacido en la escritura habla de supresente a contrapelo, como materia indomable (multitud o muchedumbre inculta, castapoltica catica de la que el autor se separa) que podr ser transformada si se hace un lugarpara el espritu. En jerga platnica, nace entonces la prtesis de un espritu cultural, ensituacin de espejo con la cultura europea, que da pie a la elaboracin de una cultura comofetiche (Tani, Antropfago activo, Filosofa: crtica cultural?...).

    En la segunda cita, perteneciente al primer nmero de La Repblica de Platn(copia), la escritura es tambin sitio que materializa una ciudad no ya en su estado deproyeccin ideal (utopa) sino en su acontecer mltiple y cotidiano. La ciudad oficia comoespacio a partir del que se relacionar una variada temtica acerca de la educacin,diferentes tipos de alfabetismo y las variantes de la ciudadana en un momento de crisis.Se ficcionaliza una ciudad-casa, a travs de un conjunto de eventos que se comprimen enun mismo espacio (pensin) y en un momento determinado, esto es, la ciudad en la ltimadcada del siglo. Al espritu desde el que se proyectaba la cultura a comienzos de sigloen el caso de Ariel, se le contrapone un contraespritu, rgimen del residuo y resaca deun pas en crisis. Esta ciudad pensin que asalt todo sueo de utopa, conform un nudo

    de las letras, dada la cantidad de propuestas que oscilan desde rganos de prensa de estudiantes desecundaria y la primer incursin de Carlos Quijano en el periodismo, hasta un organismo de laescuela militar Lorenzo Latorre, que tom a Ariel, en plena dictadura, como lenguaje de educacinpara los militares. La conexin entre el texto rodoniano y la constitucin de una cultura uruguayacasi oficial se puede encontrar, por ejemplo, en Maggi, Armas y Garc.10 En la agenda que resume la gestin cultural del Ministerio de Educacin y Cultura en el segundogobierno sanguinettista (1995-1999), encuentro que se fundamenta la relevancia de la cultura atravs de una re-elaboracin aggiornada del lenguaje abierto por el ensayo rodoniano.

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    problemtico a partir del cual el suplemento cultural despleg sus mltiples lecturascrticas de la cultura uruguaya. La ciudad posletrada remiti tanto a una administracin delespacio en la ciudad real como a la economa crtica del propio suplemento. De este modo,el concepto nos remite a las relaciones problemticas entre una manera de profesar elejercicio intelectual que se supone en crisis y los cambios constantes del entorno que pideno exigen un cambio de registro en la escritura o discurso. De la administracin y eldetallado control del espacio domstico (orden y escritura, trabajo y espritu) que lleva acabo el padre que fija el espacio de cada cual, nos trasladamos a la mutacin en la cual lacasa familiar deviene pensin, hbitat para la pobreza, atmsfera cargada de barullo ydesorden, mugre y pedos. La pensin deviene una metfora del pas guiada por la figurade lo residual (el desocupado, el ambulante, el fronterizo), que remite al fin de siglo bajoel signo de un contraespritu que asalta y complica todo sueo de utopa.

    La Introduccin cida a la ciudad posletrada se organiza a travs de tres ejes: elprimer desplazamiento urbano que implic el Montevideo Shopping Center, la simultneaferializacin del centro de Montevideo, que comenz en los ochenta y la vinculacin deestos cambios con la figura del intelectual. La ferializacin se postul en el suplementocomo evento que, comenzando en el centro de la ciudad, se convirti tambin en gua deuna nueva economa social y atmsfera poltica. En el artculo referido, el concepto remitea la toma del espacio pblico, ms especficamente, del centro citadino, como medio desupervivencia para los desocupados. El hilo temtico que va de la casa a la pensin y dela calle a la feria, es presentado como un cambio que desestabiliza diferentes discursos quea lo largo de los aos acompasaron al pensamiento y vida de la ciudad como centrointelectual, o anillo letrado.11 Por otra parte, la ciudad gora, como centro de informacin,se desplaza a lo que se denomin gora electrnica televisiva, donde al intelectualespecializado le sigui la figura del periodista (tecno-intelectual) que en diversosprogramas serios disecaba el cuerpo social para leer sus enfermedades. Estosdesplazamientos que van del centro comercial al shopping y a la feria, de la casa a lapensin y del anillo letrado citadino a la pantalla, son vistos como desafos para eldesarrollo de un tipo de crtica y actitud intelectual. Esto es, el artculo enfatiza la maneraen que la ferializacin del espacio y de la economa social exiga, para el suplemento,una mutacin en la economa poltica de la crtica.

    El fragmento citado utiliza y re-elabora el lenguaje de la Casa tomada cortazarianapara pensar la administracin estatal de los aos pos-dictatoriales. Casa tomada remite,fundamentalmente, a dos momentos (hbito e invasin) y se conforma de dos series: la redde multiplicidades no discursivas (ruidos invasores) y el espacio familiar ordenadoobsesivamente donde el narrador lee tranquilamente sus libros importados de Francia

    11 Letrado funcion en el suplemento en una acepcin que refera, por un lado, al manejo de laletra y su relacin con una cultura del libro (el posletrario implica una ampliacin de este recinto).Por otra parte, se refera a la produccin de saber desde diferentes instituciones tanto educativascomo polticas. En este sentido, el concepto guarda sintona con la propuesta planteada por SantiagoCastro-Gmez, donde ciudad letrada remite a una gramtica social de la que se desprende el letrado,en tanto subjetividad vinculada a instituciones reflexivas desde las cuales o bien contribuye a generarcierta hegemona o bien produce o genera espacios de disidencia (126-9). Respecto al anillo letradocitadino, su transformacin a lo largo de los siglos y su muerte en los aos noventa vase Rocca.

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    mientras Irene teje. El primer momento del cuento nos remite a la extraa convivencia delos ruidos y el orden obsesivo del rgimen de los hermanos que viven con los fantasmasde su rbol genealgico. En ese momento se puede ser indiferente a la invasin y tambinhacer ruidos ms fuertes para tapar los otros. Un segundo momento corresponde a laexpulsin porque los ruidos se han expandido a todo el territorio, desestabilizando laalienada tranquilidad de la pareja de hermanos, es decir, el asalto de los ruidos ya nopuede ser indiferente a los propietarios. De manera similar, la ciudad tomada se describea partir de dos instancias histricas en la narrativa platnica. Por un lado se analiza ladiferencia entre los dos gobiernos que siguieron al terrorismo estatal: el gobierno coloradode transicin con la primera presidencia de Julio Mara Sanguinetti (1985-1989),denominado restauracin; y el gobierno blanco-herrerista de Luis Alberto Lacalle(1990-1994), denominado pos-restauracin (o Pou-restauracin, apelando irnicamenteal apellido de la entonces primera dama). Dentro de esta divisin histrica, Platn agregdos eventos clave para configurar el pasaje de la restauracin a la pos-restauracin comoejes de dos momentos poltico-culturales. Uno fue el plebiscito por la ley de caducidad,a travs de la cual se pretendi exorcizar el fantasma de la dictadura militar con el triunfoelectoral del voto amarillo que otorgaba el perdn a la violacin de derechos humanosllevada a cabo por los militares. El otro evento se describe como el instante en que se apagael ltimo ruido de disidencia underground y se enciende la seal de Telef. El ltimoaliento caliente de un mundo prolijo y jerrquico, acaba por ceder ante la presin fra delcarnaval electrnico argentino (Cmo se filosofa). Se trata de dos eventos heterogneos(una eleccin ciudadana y la pantalla televisiva) que demarcan, por un lado, unatransformacin fundamental en el modo de efectuar y vivir la poltica y por otro, un modode consumir y delimitar el recinto cultural. Poltica y cultura de la pantalla abren as partedel territorio pensional posletrado, presentando, por un lado, una progresiva crisis derepresentacin-credibilidad en el sistema poltico y por otro, un tipo diferente dealfabetismo y consumo cultural.

    El perodo de restauracin posee dos grandes ncleos que ordenan el recinto culturalacallando los ruidos del pas-pensin: el discurso retro y monumental de Sanguinetti(olvidar el pasado reciente y remontar la cometa del pas culto y letrado del pasado) y elretorno de los restos de la generacin crtica a sus espacios de escritura. Entre ambosncleos hegemnicos, se encuentran los ruidos molestos de los lumpen-poetas que AbrilTrigo analiza en su Cultura uruguaya o culturas linyeras? El perodo pos-restauratoriose inagura en Platn con La comedia Oriental del Uruguay donde comedia sustituye aRepblica. La comedia es tratada como rgimen de acciones pequeas, de risa ycomicidad, en tanto barullo que desplaza la narrativa de las grandes acciones para dar lugara otro tipo de poltica. La comedia es tambin mencionada en la Introduccin cida comomarco agrio de la pensin citadina y modus operandis de la televisin que abre explcitamenteuna casi primaca de la gestualidad barroca que transforma al poltico en actor y distiendeprogresivamente las diferencias radicales entre los diferentes partidos polticos.12

    12 Lacalle es un jopo, una sonrisa, una esposa, una iglesia, y no un pensamiento, un fundamentofilosfico, una profesin poltica (La sagrada familia 2). La entrada de la poltica en el rgimentelevisivo es ledo en Platn como un cambio fundamental que atae al agotamiento discursivo del

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    La ciudad letrada, deca ngel Rama, luchaba con los desafos que planteaban loscambios en la ciudad real. La adaptacin funcional entre el rgimen de signos y loscambios sociales son un punto clave para abordar el problema de la funcionalidad entreel recinto de elaboracin intelectual y el complejo en constante variacin del entornocitadino (52). La dualidad que abre el texto de Rama divide claramente entre lo fijo ycambiante, lo esttico y la mutacin, planteando las progresivas dificultades que losintelectuales deban enfrentar para establecer canales de comunicacin entre el recinto delos signos y el recinto de un devenir constante. Siguiendo a Hamed, se trata del problemaque implica la estrecha relacin entre ciudad y escritura (ciudades de papel sin muros nifronteras, utopa) y las metamorfosis y luchas que tienen lugar en la ciudad de cemento(Retroescritura 79-84). En estos trminos se constituye el ncleo problemtico que guala Introduccin cida en donde se postula por un lado un agotamiento funcional de laciudad letrada, en tanto planificacin y superioridad intelectual, y por otro, la necesidadde establecer otro tipo de escritura, ms ligera y problemtica, como lenguaje que serelacione de modo diferente con las mutaciones que acontecan en el ambiente pos-restauratorio. Si el recinto semitico letrado fija, el problema era crear una geografa dela expresin capaz de no detener sino de poder escribir crticamente sin fijar o confinar ladinmica de los eventos circundantes. Esto llev al suplemento a crear una escritura quese autodenomin desviante y que introdujo un nuevo captulo a la serie de rarosuruguayos.13 A partir de esta dualidad entre el agotamiento de una serie de discursos y eldiscurrir de la vida en el entorno, el suplemento abre su manifiesto como escritura fronteraque postula el lmite o desborde de un tipo de pensamiento a partir de la lectura detenidade los eventos en la ciudad. Esta frontera consista no solamente en incorporar al anlisistodo tipo de temticas sino tambin en desafiar los sistemas de legibilidad que imponanel resto de las publicaciones del momento.

    El primer shopping center denominado Montevideo shopping implic undesplazamiento del consumo que anteriormente refera al centro citadino y a la avenidaOcho de Octubre. A este desplazamiento le corresponden implcitamente ciertas jerarquasy funciones. El shopping, como neo catedral posmoderna del consumo, implica un sitiocuya funcin es comulgar con el mercado a travs del acto de consumir (Uranga).Alejados del centro citadino, tanto Montevideo shopping como los posteriores Portonesshopping y Punta Carretas shopping, son pequeas ciudades pensadas para un pblicocapaz de cumplir la funcin que abre el complejo arquitectnico del shopping (shoppingde papel como topos del consumo). Sin embargo, los espacios se convirtieron tambin enplazas pblicas que quienes no podan consumir transformaban en lo que Nez caracteriza

    poltico y a la progresiva creacin de ste como un simulacro bien fabricado por los tcnicos (Maciely Nuez). Lo que antes no era ms que un requisito para aspirar a la poltica (vida privada,casamiento, buena familia) se convierte en el centro mismo de la poltica donde la exhibicin delo privado se convirti, en el perodo electoral, en la posibilidad misma de tener un discurso (Lasagrada familia 2).13 La nocin de raros fue analizada en diferentes artculos que intentaban hacer frente a las crticasde ilegibilidad que postularon varias personas que no comprendan el suplemento. El msrepresentativo fue De raros y joyceanos todos tenemos un poco de Gmez-Chans.

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    como ambiente de pensin: lmpenes tomando el mate, nios correteando y disturbandoa quienes miran las vidrieras con fines de consumo, lugar de encuentro y paseo, es decir,transformacin prctica del shopping en parque de recreo o calle. Mientras tanto, el centrode la ciudad, anteriormente sitio de paseo y galeras, punto de encuentro entre el mercadoy la cultura y sede de la vieja Atenas, se convierte en feria de vendedores ambulantes,como efecto directo de la creciente crisis de desempleo que, sin interrupciones, lleg hoya la cifra ms alta en la historia del pas. Hiperpoblado de puestos entonces ilegales, elcentro de la mtica Atenas se transforma en una batalla por la conquista del espacio comomedio para sobrevivir (Nez, El bricoleur). A la ciudad como conjuncin delciudadano, la cultura y el comercio, le sigui la contra-habitacin, el lugar de expresinde los diferentes modos de supervivencia de aquellos a quienes el Estado padre ya nollegaba a administrar en su casa (garrapieros, carritos de chorizos, ambulantes,contrabandistas, etc.).

    El discurso sobre la ciudad se convirti en un discurso intelectual de la incertidumbrey de la queja, una revisin de la poltica estatal bajo el rgimen ya acelerado de la economaneoliberal. Es as que en las mismas pginas de Platn y luego de postulada la Introduccincida, Fernando Loustanau expres que la muerte de la ciudad como centro implicabaconceder la desaparicin de los conos de clase media (...) la desaparicin intencional delpas de las cercanas, del pas de la tolerancia; (...) el centro montevideano ha sido la vitrinade ese pas laico, civil (Loustanau). Este discurso refiere a la cancelacin del centrocitadino en tanto geografa expresiva de un tipo de pas y de potica ciudadana. En unregistro similar, Remedi postul aos despus, la dificultad para leer los cambioscitadinos, una vez que

    Muchos de los mapas e instrumentos que usbamos para situarnos y actuar en aquellarealidad (...) ya no coinciden con dicha realidad. Muchos signos ya carecen de referentes;hay cosas para las cuales todava ni siquiera hemos encontrado nombres. No slocarecemos de una imagen de la realidad sino que tampoco sabemos bien cmo representarla.(113)

    Otros discursos significativos acerca de los cambios citadinos, fueron, por un lado,el de asuncin a la primera intendencia de Mariano Arana en 1995, que se refiri al centrocomo afectado de una polucin visual (Castro 2) y por otro, al modo en que Sanguinetti,en sus Meditaciones del milenio de 1994, expres su molestia respecto a la invasin detrabajo informal y mercado ambulante para definir la transformacin urbana en lossiguientes trminos: la ciudad, que naci para proteger al ciudadano de los temores dela vida libre, hoy ya no es refugio sino crcel (...) de la que todos quieren huir (27, nfasismo). El discurso del intendente del Encuentro Progresista (Arana) remite a una geografadel ojo que precisa correccin; es decir, la polucin visual refiere a esa imposibilidadque Platn mencionaba de tener una mirada paisajstica, frente a la compresin bosquianadel ambiente. La pensin, como ciudad tomada, comprime el espacio de la casa y complicasu lectura. Por otra parte, el discurso de Sanguinetti remite a la invasin en trminos queimplican al brbaro (vida libre, desheredado del Estado) como amenaza al ciudadano(que se desplaz al shopping). Este giro que recuerda al desbalance entre habitante y

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    ciudadano tan debatido a fines del siglo XIX, premeditaba lo que regira su discurso deasuncin a la segunda presidencia en 1995, donde se daba primaca a la necesidad no yade combatir la pobreza (que deviene marginalidad en su discurso) sino de reforzar lasmedidas de seguridad pblica (orden) para combatir sus efectos: ilegalidad, criminalidady asentamientos (Boulet). El habitante que tiene una vida libre amenaza al que an resideen la casa con ttulo de propiedad (ciudadano). Todos estos discursos meditan acerca dela ciudad desde el umbral del cambio, pensando la diferencia entre un ser actual de laciudad y un deber ser perdido, postulando el problema de lectura que los cambios implicana la hora de establecer un discurso. Ese desfase entre ciudad y discurso intelectual, queclaramente se postula en la cita de Remedi, nos remite al ncleo a partir del cual laIntroduccin cida postula la necesidad de crear otro lenguaje. De este modo, con suirreverencia vanguardista y su acidez casi delirante, Platn se auto-postula como super-hroe que dice al lector: all donde nadie puede hablar, viene Platn para salvarnos.

    La conexin entre la ciudad como ndex de una transformacin en el pas y laescritura-lectura acerca de ella se establece en diferentes etapas del artculo. Por una parte,se presenta el nivel utpico como sitio de un tipo de escritura que se desentiende de unageografa en acto y suea. Por otra parte, se escriben componentes de la ciudad real comolistados que contienen una cantidad de mundos diferentes, llegando as a afirmar que esla ciudad posletrada la ms completa heterotopa (Nez, Introduccin 3). La heterotoparemite a la yuxtaposicin de diferentes e incomposibles en un espacio real, postulndoseen el artculo la problemtica presentada por Foucault al leer el texto borgiano. De aqusurge la relacin entre heterotopa y lenguaje, en tanto que aquella detiene las palabras yse convierte en un desafo a la posibilidad misma de encontrar una gramtica (The Orderxvii-xix, Different Spaces 181). La migracin de aquello que era perifrico al centro yla descentralizacin del centro a travs de la nueva ciudadana del shopping y la lgica delmarginal (hombre libre o brbaro de Sanguinetti), implica una coexistencia degramticas y rdenes diferentes. El artculo se concentra ahora en el corazn de la ciudady la heterotopa se postula en relacin a la figura del mutante, personaje fundamental enla narrativa platnica a lo largo de sus dos aos de escritura. La aparicin del mutante(lumpen, desclasado y con hbitos culturales perifricos) y la mutacin misma comopotencia de la variacin, se convierten en un problema central para el orden discursivo delsuplemento. Nez deja atrs la herramienta de Foucault al enunciar que mientras laheterotopa foucaultiana manejaba an a un mutante escrito,

    el mutante, el negrinho da fronteira, el alien del suburbio o el carro del hurgador de basura[...] adems de ser entidades ficcionales y objetos de la literatura sociolgica, tambinaparecen en pleno centro de la ciudad y detienen toda sociologa. La ciudad posletradano inquieta a nuestro intelectual, lo asquea. Lo hace gesticular, [...] supera con amplitudsu capacidad de teorizar, de poner el mundo en discurso proposicional, de tematizar suentorno. (Introduccin 5)

    Por un lado, este discurso ingiere una cuota de pos-estructuralismo que caracterizal suplemento por ser uno de los sitios de traducciones e introducciones de estos textos,as como tambin postula la distancia. Si por un lado, Foucault le sirve a Nez porque

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    postula esa especie de discordancia entre un orden discursivo y un conjunto de irreductibles,por otra parte, se postula que no nos basta con Foucault, porque hay un plus, que es elpropio mutante que est en la ciudad y que cuestiona, transformando en mutante alintelectual (Nez, Mutante). Este tomar y desechar fue recurrente en el suplemento alacompasar una prctica canibalstica de lectura capaz de metabolizar la importacin apartir de una mirada al contexto local. Esta prctica, que pretenda combatir a la mimesisterica, se le postulaba al lector como ejercicio para practicar al leer literatura o peridicosy mirar televisin, sobretodo, programas locales. Digerir acorde al propio metabolismo losdiscursos importados era planteado como un modo de establecer una geopoltica deldiscurso capaz de agregar un giro descolonizador (Guffanti; Tani, Antropfago activo;Maciel-Nez, Hace algunos aos).14

    Al proponer que el mutante, con su propia lgica, des-colocaba al terico, Platntom una actitud mutante que enrareca (y se propona enrarecer) ya no las partes de lacultura ms frecuentemente asumidas como perifricas o populares, sino la parte centralde la cultura cotidiana. En este sentido, desde el mutante se postula una analtica delbarroco como crtica al proceso de produccin y consumo culturales:

    Tenemos un ojo que es capaz de ver barroco en las zonas perifricas de nuestra cultura:el carnaval, la tropicalia, los terrajas del music-hall...Pero ese ojo no ve barroco en lacultura continente: el extenso discurso de un legislador, el editorial de un diario, lapuesta en escena de una pieza teatral...El barroco nos creara una sensacin deextraamiento all donde vemos, con una mirada domesticada, a Traverso ... haciendopreguntas profundas a figuras culturalmente significativas por qu no ver el proceso, eldeseo de ser o de tener un periodista profundo...? (Maciel-Nez, Hace algunos aos5)15

    Ahora bien: qu es el mutante y qu implica su figura para desafiar una gramtica?Qu relacin establece ste con el pasaje entre ciudad letrada y posletrada? Cul es elcampo conceptual al que refiere posletrada? A un nivel bsico de lectura, una mutacinimplica un cambio, una desestabilizacin, que tiene como opuesto lo fijo, el estatismo(recinto que caracterizaba al mundo de los signos de la ciudad letrada en Rama). Lamutacin genera una lectura dual: en tanto aparicin de un evento singular, novedoso,puedo leerlo desde la dinmica de lo viejo y reducirlo a conocido; por otra parte, puedointentar poner primero esa singularidad en cuanto tal en conexin con lo que desestabiliza,lo que cuestiona. El mutante que ficcionaliza Platn parte de la ciudad y sus nuevospersonajes. Se trata del negrinho da fronteira que fala portuol, el hurgador de basura

    14 El papel del canibalismo, tomado del conocido Manifesto antropfago de Oswald de Andrade, esutilizado por el suplemento para contrarrestar lo que se denomin cultura espejo y para elaboraruna nocin de la crtica como reciclaje productor y creativo capaz de hacer algo dentro del granbasurero cultural y electrnico (La cultura en los tiempos... 1).15 Traverso es un periodista uruguayo; el texto se refiere a su programa Hablemos en el queTraverso invitaba a personajes relacionados con la cultura o la poltica para conversar en un living.En relacin con la historiografa y el deseo de una pureza cultural (blanco de la platnica analticadel barroco) se puede ver el estudio realizado por Verdesio en Una ausencia en el canon.

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    que recorre los basureros de la ciudad en su carro guiado por un caballo en un momentode orgullo presidencial por el aumento en la venta de coches nuevos (cero kilmetro), eljoven como materia indomable para la educacin secundaria, etc. Es decir, la figura delmutante en Platn comprime todo un mundo que la ordenacin de la casa patriarcal nuncatom en cuenta pero que estuvo siempre all. El fronterizo del norte del pas que vive enportuol y al que la maestra habla en espaol, el lumpen sobreviviente no alfabetizado perotelevidente, etc., constituyen una exterioridad respecto a la mitologa tanto sanguinettistadel retorno a la tacita de plata, como a la utopa neoliberal de convertir al pas en unaempresa del gobierno lacallista. El mutante platnico era el modo de problematizar elproceso a travs del cual la frontera se acerc y se insert en lo que era el centro,

    el joven, el pobre, el jorobadito, el que tiene bajos niveles de escolarizacin y est pocofamiliarizado con los constructos intelectuales de la escritura. Es el joven estudiante desecundaria, mutante del informe Cepal, [...] el tropicalero del interbailable, [...] queaparece all donde antes estaban el Sorocabana y el Tup Namb (Nez, Mutante 3)16

    Es otro pas que siempre estuvo, aunque camuflado dentro del pas culto y alfabetizado.Fue lo ms bajo y difcil de escribir, el lumpen que en su indiferente asalto complica lagramtica de la alienacin y del recinto popular de izquierda ya canonizado en la escritura(carnaval, msica popular de resistencia, etc).17

    Lo que Platn hace en sus respectivos e irreverentes discursos mutantes sobremutantes es incorporar al que antes era el otro de la frontera en un sitio de saber, sinotorgarle por ello un carcter revolucionario. Es decir, el mutante se postul comometfora de un lmite de cierto estilo de pensamiento y posicin intelectual, como eventoque desafa un sistema de escritura. En el espacio que abre la distancia entre el otro alejadoy el otro incrustado, Platn empieza a desplegar el mundo letrado como mundo del sistemaeducativo, polticos-intelectuales (Sanguinetti, Enrique Iglesias), e intelectuales acadmicosde la Universidad, es decir, el grupo de escrituras que intentaban antes disear un pas.La escritura platnica, exagerada o alucinada, planteaba dos sistemas posibles de lectura:el primero, desde la estabilidad de una teora (reglas institucionales de lectura) sobreluchas sociales; el segundo, focalizado en los accidentes... de las propias luchas; unohaca el anlisis de la composicin de la sociedad en clases acorde a textos gua y el otro,describa los procesos mismos de lucha (El vengador... 3). Se establece una dualidadacerca de cmo leer el campo social: desde la teora fija o desde la dinmica entre lo quese presenta y la escritura. Es decir, de la figura del mutante, como lmite de un tipo depensamiento o discurso, Platn pasa a cuestionar el lenguaje crtico tradicional abriendo,de ese modo, su espacio de crtica. En este sentido se volvi a postular lo que haba sido

    16 El interbailable remite a los bailes de cumbia y luego tambin de bailanta a los cuales iba la gentede estrato social bajo y quienes eran vistos como terrajas, carentes de estilo y cultura. ElSorocabana y el Tup Namb, eran cafs que se diferenciaban por ser lugar de encuentro intelectual,parte esencial del ncleo al que Rama se refera como anillo de cafs y cines dentro del centro decada ciudad.17 Sobre el problema de definicin que comienza a sufrir lo popular en la dinmica culturalcontempornea vase Espinosa.

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    un punto problemtico de la generacin crtica: el desfase entre el hipercriticismo y lafalta de creatividad (Uruguay: la generacin...; La intelligentsia... 65; Marginalia 5;Hacia una literatura... 6-8). Este desbalance es retomado en Platn al expresar que nodeja de ser curioso que un pas cuya cultura ha sido repetidamente acusada de ser hiper-crtica, parezca no tener una mquina crtico-discursiva ms o menos notoria, un estadode prueba o experimentacin, un estado de ansiedad de la escritura (Escriturasdesviantes... 5). De este modo, el ncleo de la labor crtica se plante no slo como uncuestionamiento a las instituciones de lectura (leer desde), sino tambin como unaproblematizacin (a travs del peculiar estilo periodstico) de las barreras entre ficcin yrealidad, racionalidad e irracionalidad, etc. Postular esas opciones entre leer desde laestabilidad de un texto o leer priorizando el proceso que cuestiona la anterior estabilidad,tiene que ver con el rol que juega la heterotopa como desafo a la misma posibilidad deuna gramtica. La citada ansiedad que Platn actuaba en sus letras trataba de imponeruna crtica institucional; ms concretamente, una crtica a los modos en que se aprende aleer y a cortar los textos en la sociedad como zona muchas veces incuestionada por lacrtica y menos an por un sistema educativo que en aquel momento responda a lasexigencias del Uruguay de los aos cincuenta. El cuestionamiento de un cierto sedentarismolector que el hipercriticismo y la educacin promovan, result en la idea de un anlisisde los Aparatos Ideo-Textuales del Estado (Teora/realidad... 7) y de la concepcinde los aparatos educativos como mquinas sedentarizadoras de occidente (La Ilada...3; Retroescritura 164). A travs de una relectura cmica de Marx (Crnicas Marxianas...)se postula el problema del intelectual perifrico y el proceso de constitucin de su saber(cultura como basurero) en oposicin al mero afn de originalidad y pureza que caracterizal sueo de la Suiza importando un hacer fetiche de la cultura y sus actores. A este afnse le superpuso una necesidad de revisar el lenguaje como materia fundamental que hacea la prctica crtica y como prctica afectada por el tipo de lectura promovida por losmedios. Ciudad sitiada, escritura sitiada. Volvemos a ser la Nueva Troya resistenciade la civilizacin uruguaya al ltimo asalto del brbaro (Mutante... 3; nfasis mo). Laescritura sitiada que nos remita al agotamiento de una teora implica la falla institucionalpara poder leer los acontecimientos pos-restauratorios sin apelar al pasado como mitoideal. La ciudad letrada de Platn remita, ms que nada, a un modo de leer y la eraposletraria apareca como posibilidad de cambiar hbitos de escritura (de lo fijo a lamutacin, del sedentarismo a la letra nmada). De esta manera, se propusieron diferentestipos de lectura (lectura literal, ambiental, parafrsica, etc.) y se incit al lector a cuestionarsus modos de leer y delimitar los textos. El trmino lectura se diriga no solamente a lostextos escritos, sino tambin a las imgenes, televisin, luchas por el espacio en la calle,etc.

    Creo interesante recordar lo que Bourdieu sealaba respecto a la lectura cuandosostena que poner en cuestin las condiciones de lectura implicaba un estudio acerca delas condiciones mismas de produccin, tanto de lectores como de situaciones lectoras. Apartir de este gesto, se poda desestabilizar (en Platn, desviar, descentrar)

    the illusions of the lector [...] which consists in forgetting ones own social conditionsof production, and unconsciously universalizing the conditions of possibility of ones

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    own reading. Inquiring into the conditions of this type of practice known as readingmeans inquiring into how lectores are produced, how they are selected, how they areeducated. (95)

    Partiendo de criticar nuestro modo de entender la escritura y la lectura, Platn tomcomo ncleo fundamental el modo en que los intelectuales nos relacionamos con lo quees nuestra materia de expresin y produccin intelectual: el lenguaje. La solucinplatnica fue su escritura (lectura) desviante, que se convirti en su pharmakon, en tantoremedio (construccin de un sistema discursivo innovador) y veneno (cortocircuito enciertos canales comunicativos). Esta problematizacin de los sistemas de legibilidad apartir de la prctica misma de escritura planteaba un modo de re-pensar esa materialidadque Marx enfatiz al detenerse en el lenguaje como conciencia prctica de nuestrasrelaciones humanas (49). A esa manera de entender el lenguaje, le segua el problema dela divisin entre teora y prctica, como modo de administracin estatal para comprenderla facultad intelectual y la vida del trabajo, como actividades separadas (50-2). En estesentido, el rol que jug la escritura desviante fue un modo de desafiar a una preguntapostulada constantemente en el suplemento: cundo escribir es hacer? (Tani, Quhacer?, BisMarx , Filosofa de la miseria). Esto es, cmo se puede pensar que pensarhace. Un drama de la intelectualidad uruguaya en sus inicios fue el modo de entender yactuar ese problema entre teora y prctica (espritu y materia). Uno de los primeros teatrosen que se dramatiz tal conflicto a fines del siglo XIX fue el debate entre Carlos MaraRamrez y Jos Pedro Varela (captulo de la historia que aparece en La ciudad letradacomo el primer asalto de un letrado a la casta universitaria). Aos despus, en su anlisisde los personajes polticos, intelectuales y periodsticos, Vaz Ferreira ironiz el modo enque esa divisin formaba un tumor de malentendidos en el proceso intelectual y polticouruguayo (151-66). En cierto modo, la escritura de Platn retom esta problemtica en laltima dcada del siglo, parodiando, en cierto modo, un ltimo asalto (cmico) a losespectros de una ciudad letrada. As como pasamos de la tragedia a la comedia, de la ciudada la pensin, la escritura desviante materializ un ltimo asalto donde la crtica pasabatambin a constituir el rgimen del pensionado, el cido neorrealista que pintaba la vidacultural en la coda de lo cmico.

    III. CONCLUSIN. DE LA FBULA POSLETRADA HACIA EL FUTURO

    Creo que la ciudad posletrada mantiene con el drama de la ciudad letrada el problemafundamental de cmo entender el rol de la crtica, y cmo disolver la diferencia entre teoray prctica, en tanto primer efecto de una administracin capitalista estatal (vase Marx 51).La fbula de la ciudad posletrada nos brinda un mapa problemtico an vigente. Laspreguntas fundamentales que postul este concepto fueron: cmo establezco unarelacin entre la escritura y su contexto (adaptacin) que me permita concebir el pensarcomo un hacer? cmo puedo responder al asalto del mutante que supera y desestabilizami capacidad de teorizar? En su acidez, quizs shockeante en aquel entonces, Platn seauto-segreg de un mundo intelectual al que comenz disparando (o asaltando) de frente,lo que hizo tambin imposible un dilogo. Una de las crticas ms frecuentes que otros

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    intelectuales hicieron de Platn fue la acusacin de ilegibilidad. Esto quiere decir quela publicacin realmente desafi un modo de lectura al mismo tiempo que restringi loslmites de su comprensin (comunicacin). Por otra parte, Platn intent no desestimaral pblico lector, lo que indicaba una actitud sui generis:

    Querido lector, uno sufre y se calienta por la ignorancia e ingenuidad de los intelectuales...:nadie es tan inteligente o educado como para guiar a las masas de oprimidos en un gestodelirante. Hay que ser prctico; y recuerde que Buda, hace siglos, se preocup por laignorancia, fenmeno sutil, que penetra en todas partes. (BisMarx... 8)

    Luego de la dictadura, el problema de una identidad (genealoga en la casa an noasaltada) y el problema de una insistencia en el pasado (que es necesaria pero que no puedeser un absoluto), centralizaron parte del inters intelectual. En medio de esto, Platnpostul una suerte de bao de hiper-presente que mantuvo una actitud irreverente con elpasado y burlesca frente a la obsesin por armar una identidad (Trampas... 12). Parte dela crisis letrada y del pasaje al mapa pos-letrado se plante en el suplemento como una falladel intelectual en tanto figura capaz de disear. Al mismo tiempo, se postul la necesidadde poder disear, en tanto capacidad de estimar soluciones contingentes a problemasdeterminados. De este modo, la ciudad posletrada plante dos puntos fundamentales:establecer una relacin entre quien escribe y el medio en el que lo hace, y devenir as enlumpenaje intelectivo (mutacin), consistente siguiendo a Hamed en decir aquelloque molesta, en la indiferencia moral que implica hablar desde el mundo y no desdeinstituciones de lectura que pre-fijan un decible (El duende). A estos dos puntosfundamentales, creo que se ha de agregar, como ingrediente sustancial, la capacidad parapensar creativamente un futuro. Esta fue una preocupacin que emergi en el suplementopero que qued, de algn modo, sepultada bajo el peso de un exceso de atencin alpresente.

    Si escribir es hacer, la relacin entre hacer y transformar radica tambin en materializaren la escritura la posibilidad de pensar un futuro para aques y ahoras (heterotopa en ellugar de las utopas de las medianas mesocrticas de un pas histricamente intolerantefrente a la heterogeneidad). Pensar que eso es imposible es un a priori operativo delcapitalismo, y es tambin (en parte) lo que ha llevado a la izquierda uruguaya a una faltade radicalidad que la caracteriza desde hace tiempo y cuyo pharmakon ha sido esamediana y mesocracia por la que han optado ciertos sectores partidarios (La globalizacin...24). Aunque considero que Platn ofrece un peculiar modo de cuestionar nuestra posicinde intelectuales, encuentro que a esa crtica desviante e innovadora, le falt una crticaan ms radical y descolonizante del perodo posmoderno, en lo que refiere a sucomponente poltico-econmico (vase Labor of Dyonisus... 13-6). En este sentido, lamirada irnica de Platn sobre la vida poltica desatendi la posibilidad de pensar encambios. Encuentro que su radicalidad cida careca de una parte ms constructiva, capazde poner en prctica de un modo tajante el lenguaje del por qu no con el que Nezcaracterizaba a los noventa (Coda Retro...). En este sentido, el papel que cumpli lamutacin en el lenguaje innovador para leer la vida cultural no fue utilizado del mismomodo en el anlisis poltico. Es decir que la innovacin y la lgica arriesgada que llev a

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    cabo el suplemento para desafiar cierta economa poltica de la lectura y la escritura notuvo paralelo en el campo de la crtica poltica pos-dictatorial, donde su mirada permaneciescptica a la hora de pensar la posibilidad de cambios.

    De todas maneras, resulta til pensar en la ciudad posletrada platnica, en tantoprctica de escritura y lectura del campo social llevada a cabo desde la variabilidad(mutacin), capaz de escapar al intil par de lo apocalptico o lo integrado (y demsbinarismos), y a la monumentalizacin, ya sea del mutante o del subalterno. La ciudadposletrada, como estado actual de crisis e incertidumbre, puede ser tambin un momentoespecial para crear otro lenguaje, esto es, para pensar de otros modos. En cierta manera hayuna estrecha vinculacin entre lo que postula la ciudad posletrada con sus mutantes y loque expresa Abril Trigo respecto a cmo entender la labor intelectual como accin que estsiempre desafindose con y en un lmite (Why Do I 88). La relevancia de la mutacinen Platn fue justamente la posibilidad de pensar en el lmite de nuestra propia ignorancia,encontrarnos interpelados por el mutante, y relacionarnos con esta situacin. Fue en estequehacer donde radic la escritura desviante como transformacin, entendiendo que ellenguaje es una herramienta fundamental del trabajo crtico, parte de su materialidadelemental. Mediante su crtica, Platn mostr los lmites de ciertos esquemas discursivosinstitucionales que se mostraron ineficaces a la hora de comprender el fenmeno de lamutacin. Sin embargo, una vez planteada la pregunta acerca de cmo pensar para elfuturo, su propio lenguaje qued encerrado en ciertos lmites. Queda abierta la posibilidadde continuar la pintura de la ciudad posletrada reciclando y transgrediendo esos lmites enlos que el propio suplemento qued inmerso.

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