Eduardo Restrepo Antropologia Colombia

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83 EDUARDO RESTREPO * Resumen En Colombia, la antropología se institucionalizó hacia principios de los años cuarenta. Este artículo, describe el proceso de institucionalización que deriva en la creación de los primeros departamentos de antropología en los años sesenta. Luego se abordan las rupturas que hacia los años setenta se dieron con la crítica al establecimiento antropológico y la opción por el compromiso con sectores marginales tales como las poblaciones indígenas. Finalmente, se hace un examen de las más destacadas transformaciones en las últimas tres décadas de la práctica antropológica en el país. Palabras Clave: Historia de la antropología, Antropología de la antropología, Antropologías del sur Abstract In Colombia, anthropology was institutionalized in the early forties. This article describes the process of institutionalization, which results in the creation of the first departments of anthropology in the sixties. Then, it examines the ruptures of anthropological establishment during the seventies, as a result both, of critics and commitments to marginalized sectors, such as indigenous populations. Finally, it presents the most important transformations in the last three decades of anthropological practice in the country. Key words: History of anthropology, Anthropology of anthropology, Anthropology of south * Antropólogo. Doctor en Antropología. Profesor asociado del Departamento de Estudios Culturales, Pontificia Universidad Javeriana en Bogotá. Correo electrónico: [email protected]; [email protected] ANTROPOLOGÍA HECHA EN COLOMBIA Anthropology made in Colombia Revista Antropologías del Sur N°1 ∙ 2014 Págs. 83-104 |

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Transcript of Eduardo Restrepo Antropologia Colombia

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    EDUARDO RESTREPO *

    Resumen

    En Colombia, la antropologa se institucionaliz hacia principios de los aos cuarenta. Este artculo, describe el proceso de institucionalizacin que deriva en la creacin de los primeros departamentos de antropologa en los aos sesenta. Luego se abordan las rupturas que hacia los aos setenta se dieron con la crtica al establecimiento antropolgico y la opcin por el compromiso con sectores marginales tales como las poblaciones indgenas. Finalmente, se hace un examen de las ms destacadas transformaciones en las ltimas tres dcadas de la prctica antropolgica en el pas.

    Palabras Clave: Historia de la antropologa, Antropologa de la antropologa, Antropologas del sur

    Abstract

    In Colombia, anthropology was institutionalized in the early forties. This article describes the process of institutionalization, which results in the creation of the first departments of anthropology in the sixties. Then, it examines the ruptures of anthropological establishment during the seventies, as a result both, of critics and commitments to marginalized sectors, such as indigenous populations. Finally, it presents the most important transformations in the last three decades of anthropological practice in the country.

    Key words: History of anthropology, Anthropology of anthropology, Anthropology of south

    * Antroplogo. Doctor en Antropologa. Profesor asociado del Departamento de Estudios Culturales, Pontificia Universidad Javeriana en Bogot. Correo electrnico: [email protected]; [email protected]

    ANTROPOLOGA HECHA EN COLOMBIAAnthropology made in Colombia

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 83-104 |

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    Introduccin1

    Desde sus orgenes institucionales, la

    antropologa en el pas se ha articulado de

    mltiples formas con lo que podra denominarse el

    escenario internacional de la disciplina. Antes que

    una disciplina aislada que ha emergido al interior

    de los marcos del Estado-nacin, la antropologa

    hecha en el pas se ha configurado en estrecha

    relacin con circuitos de autores, teoras y prcticas

    que han trascendido las fronteras del pas.

    Desde esta perspectiva, la antropologa hecha

    en Colombia (o en cualquier otro pas), hace

    parte de un sistema que no se circunscribe a

    las fronteras de las formaciones estatales o

    nacionales. Esto no significa, sin embargo, que

    estas formaciones sean irrelevantes en puntuar

    ciertas modalidades de hacer antropologa, ciertos

    estilos y tradiciones. Para los propsitos de este

    artculo, por antropologa hecha en Colombia

    se entiende aquella produccin antropolgica

    realizada en el pas que se constituye en insumo

    emprico, metodolgico o conceptual, para nuevos

    trabajos o discusiones antropolgicas en Colombia.

    No solo la produccin sino tambin su apropiacin,

    son los dos aspectos indispensables para que se

    pueda hablar de antropologa hecha en Colombia.

    En la antropologa hecha en este territorio se

    incluye la produccin antropolgica realizada

    desde Colombia, aunque no necesariamente

    sobre Colombia. Este desde, no refiere

    simplemente a estar fsicamente en Colombia

    sino ms bien a que los problemas, categoras

    y modos de abordaje se encuentran troquelados

    por preocupaciones e inflexiones que surgen en

    el establecimiento antropolgico del pas. De ah

    que esta produccin puede ser adelantada por

    antroplogos residentes en el pas (colombianos o

    extranjeros), como por no residentes (colombianos

    o extranjeros, pero en estrecha relacin con el

    establecimiento antropolgico de Colombia). Lo

    que interesa en esta definicin es el lugar y, la

    red de produccin y apropiacin de la prctica

    antropolgica. En este sentido, se refiere a un

    particular campo de interaccin entre colegas que

    no necesariamente tienen que estar viviendo en

    Colombia, pero que a partir de sus respectivos

    trabajos, tienen como anclaje el establecimiento

    antropolgico del pas.

    Antes que un toque colombiano en la antropologa,

    derivado de una expresin de una autntica o

    trascendental colombianidad, de la cual solo

    seran portadores los nacidos en el pas (o, en

    algunos casos, quienes han mantenido una

    prolongada permanencia), una nocin como la

    antropologa hecha en Colombia, hace nfasis

    en sta como un lugar o nodo en una red de

    relaciones que no es definido exclusivamente

    en sus propios trminos, sino que es constituido

    parcial y diferencialmente, por los otros lugares

    y nodos que conforman el sistema-mundo de

    la antropologa. Esta manera de plantearse

    la pregunta por la especificidad de la prctica

    antropolgica en el pas, puede evitar algunos

    de los problemas de corte culturalista o nativista

    que pueden suscitar ciertas interpretaciones de

    la nocin de antropologa colombiana.

    Mi argumento no consiste en desconocer las

    inflexiones derivadas de las particularidades del

    sistema social y poltico del cual forma parte la

    antropologa hecha en Colombia. Al contrario,

    las maneras de hacer antropologa responden a

    unas especificidades, a unos estilos referidos

    a los anudamientos y trayectorias especficas de

    las diferentes locaciones donde los marcos de

    Estado-nacin han tenido un peso significativo.

    | Eduardo Restrepo

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    De ah la relevancia analtica de las formaciones

    estatales-nacionales, para comprender ciertas

    especificidades de las antropologas en los distintos

    pases. Las especificidades de las formaciones

    estatales y sus transformaciones, han troquelado las

    particularidades temticas, metodolgicas, polticas

    e incluso las identidades de cada antropologa.

    Existe un riesgo intelectual y poltico de hablar

    de antropologas nacionales o subalternas, como

    entidades totalizantes y reificadas. Pero tampoco

    se pueden desconocer los entramados especficos

    sobre los que gravitan relaciones, recursos, afectos,

    intereses, pasiones... que a veces tienen como

    pivotes el marco del Estado-nacin (aunque no

    solo ste) y que, en trminos de relaciones de

    poder, no todos estn igualmente posicionados.

    Institucionalizacin

    Aunque la antropologa en Colombia se

    institucionaliza hacia la dcada del cuarenta del

    siglo XX, no son pocos quienes consideran que

    los estudios antropolgicos deben remontarse

    mucho ms atrs (cfr. Garca, 2010; Reyes, 2008).

    En este sentido, Myriam Jimeno defina como uno

    de los momentos de la antropologa en Colombia

    lo que denominaba los precursores, en el cual: se

    encuentran narraciones de diverso valor en las

    crnicas de la conquista espaola y posteriormente,

    en los registros de misioneros y viajeros (1990-

    1991: 55). Tales planteamientos problematizan el

    grueso de las narrativas convencionales sobre la

    historia de la antropologa en el pas, e intentan

    develar lo que el antroplogo mexicano Esteban

    Krotz (1993) ha indicado como la urgencia de

    trazar los antecedentes propios de la emergencia

    y despliegues de las antropologas en Amrica

    Latina.

    No obstante lo valioso de estos aportes, al

    desmarcarse de la institucionalizacin y mirar

    hacia el siglo XIX y primeras dcadas del XX, se

    puede correr el riesgo de asumir que hay ciertas

    cosas o poblaciones all en el mundo que

    seran inmanentemente antropolgicas. Por tanto,

    cuando un erudito del siglo XIX coleccionaba

    o elaboraba sus disertaciones basado total o

    parcialmente en fragmentos de cermica o restos

    materiales fabricados por seres humanos en el

    pasado, pareciera que se asume que esas cosas

    en su naturaleza son objetos arqueolgicos y,

    por tanto, este erudito no puede dejar de hacer

    parte de los antecesores de la arqueologa

    en el pas. Lo mismo pasa con poblaciones que

    ahora se marcan como indgenas. Quien se

    interesara por ellos desde elaboraciones ms o

    menos cercanas a estudios que luego harn los

    antroplogos, entonces ah se encuentra sin duda

    un antecesor. No es extrao, por tanto, que los

    cronistas del periodo colonial sean considerados

    como destacados precursores en muchas narrativas

    de la historia de la antropologa en el pas.

    En el mismo sentido, si un profesor universitario

    de principios de siglo XX utilizaba el trmino de

    antropologa en uno de sus cursos, entonces ah

    tendramos uno de estos olvidados predecesores

    que habra que descubrir. En este tipo de

    planteamientos, se corre el riesgo de introducir

    una lectura teleolgica de las prcticas intelectuales

    previas a la institucionalizacin de la antropologa,

    lo cual no deja de ser problemtico (cfr. Stocking,

    2002). En el presente artculo, por tanto, me centrar

    en la historia de la antropologa en el pas desde

    su institucionalizacin dejando para otro momento

    una elaboracin mucho ms complicada de lo

    que suele denominarse los antecedentes o los

    precursores de la disciplina.

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 83-104 |

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    Existe un acuerdo entre los diferentes relatos de la

    institucionalizacin de la antropologa en Colombia,

    sobre la relevancia de las transformaciones polticas

    derivadas de la presencia de los gobiernos liberales

    desde los aos treinta. En el marco de una agenda

    mucho ms amplia de modernizacin del pas,

    estos gobiernos introdujeron una serie de cambios

    en el sistema educativo que permitieron un fuerte

    impulso a la educacin superior (Jimeno, 1990-

    1991; Giraldo, 1998). La fundacin de la Escuela

    Normal Superior y luego del Instituto Etnolgico

    Nacional, son dos momentos centrales para la

    institucionalizacin de la antropologa en Colombia.

    En 1935, el Ministerio de Educacin estableci la

    Comisin de Cultura Aldeana para un estudio de

    las regiones desde las ciencias sociales. Dentro

    de ella, Sergio Elas Ortiz realiz una investigacin

    de campo entre los indgenas de Nario y, Jorge

    Zalamea, una monografa sobre el departamento

    en la que tambin se ocup de los problemas de

    los indgenas. Antonio Garca public, en 1937,

    Pasado y presente del indio, el primer libro sobre la situacin de los indgenas en Colombia.

    Desde el grueso de los recuentos histricos de la

    disciplina en el pas, Gregorio Hernndez de Alba

    aparece como el primer antroplogo colombiano.

    Autodidacta en un principio, en 1935 integr junto

    con un equipo de investigadores estadounidenses,

    una expedicin antropolgica a la Guajira (Chaves,

    1987: 48). La expedicin dur cuatro meses que

    fueron los primeros que Hernndez de Alba pas en

    campo (Perry, 2006: 17). Esta expedicion produjo

    como uno de sus resultados el libro Etnologa guajira, publicado en 1936. Hernndez de Alba fue fundador del Servicio

    Arqueolgico Nacional, en 1937, que se cre

    como una seccin del Ministerio de Educacin

    Nacional y del Museo Arqueolgico Nacional en

    1938 (Chaves, 1987: 48). Para la celebracin del

    IV Centenerio de Bogot, Hernndez de Alba

    es encargado de la exposicin arqueolgica y

    etnogrfica que exhiba objetos trados por l de

    sus expediciones y contaba con la presencia de

    indgenas vivos (Perry, 2006: 31).

    En el marco de una beca ofrecida por Paul Rivet y,

    con el apoyo del gobierno colombiano mediante su

    nombramiento como segundo vicecnsul en 1939,

    estudi en el Museo del Hombre en Pars con Rivet

    y Marcel Mauss. En su estada en esa ciudad,

    Hernndez de Alba elabora un manuscrito de tesis

    sobre la cultura arqueolgica de San Agustn

    (Perry, 2006: 35). Dados sus contactos con el

    establecimiento antropolgico estadounidense, en

    1944 estuvo becado por la Fundacin Guggenheim

    en el Instituto Smithsoniano en Washington,

    donde conoce a Julian Steward. Estos recorridos,

    evidencian la relevancia de las influencias de

    estas dos tradiciones antropolgicas en una de

    las figuras centrales de la institucionalizacin de

    la antropologa en el pas.

    Paul Rivet, mdico, antroplogo y poltico

    socialista francs, es otra importante figura en la

    institucionalizacin de la disciplina en Colombia.

    Estuvo en Bogot en 1938, con ocasin de la

    posesin del presidente Eduardo Santos, con

    quien haba establecido amistad unos aos atrs.

    En tal ocasin tuvo la oportunidad de visitar la

    exposicin organizada por Gregorio Hernndez

    de Alba, con motivo de la celebracin de los

    cuatrocientos aos de la fundacin de Bogot.

    Con motivo de su estada en el pas, Rivet dict

    una serie de conferencias en la Biblioteca Nacional

    sobre el origen del hombre americano, tema por

    el que fue ms conocido en el campo disciplinario

    mundial y que fueron publicadas por el peridico

    El Tiempo.

    | Eduardo Restrepo

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    Rivet, concejal socialista y miembro de la resistencia,

    tuvo que huir durante la invasin alemana.

    Por invitacin del presidente Eduardo Santos viaj

    a Bogot y, por comisin presidencial funda el

    Instituto Etnolgico Nacional en 1941, como parte

    de la Escuela Normal Superior que diriga el mdico

    y educador Jos Francisco Socarrs. El Instituto

    Etnolgico Nacional (IEN), anexo a la Escuela

    Normal Superior de Colombia, fue creado por el

    decreto presidencial 1126, del 21 de junio de 1941.

    Para darle vida al IEN, Rivet convoca un cuerpo

    de profesores con algunos colombianos, entre los

    que estaban adems de Gregorio Hernndez de

    Alba y Antonio Garca, Manuel Casas Manrique,

    Luis Carlos Pez y Estiliano Acosta y, con un

    grupo de europeos que huan de la guerra, algunos

    de ellos ya previamente vinculados a la Escuela

    Nacional Superior: el cataln Jos de Recasens,

    los alemanes Wolfram Schottelius2, Juan Friede

    y Ernesto Guhl, el austriaco Gerardo Reichel

    Dolmatoff y el francs Henry Lehmann (Chaves

    1987: 49)3.

    Entre 1942 y 1943, trece personas, entre ellas seis

    mujeres, se graduaron en etnologa en el Instituto

    Etnolgico Nacional. Posteriormente otros nueve

    egresados culminaron estudios en este Instituto.

    La primera promocin, graduada en 1942, estaba

    compuesta por Luis Duque Gmez, Graciliano

    Arcila Vlez, Elicer Silva Celis, Blanca Ochoa

    Sierra, Edith Jimnez Arbelez, Alicia Dussan

    de Reichel-Dolmatoff y Alberto Ceballos Araujo

    (Chaves, 1986: 76). Por su parte, la segunda

    promocin graduada en 1943, estaba integrada

    por Virginia Gutirrez Cancino, Mara Rosa

    de Recasens, Ins Solano, Milcades Chaves

    Chamorro, Miguel Fornaguera Pineda, Roberto

    Pineda Giraldo y Francisco de Abrisqueta (Chaves,

    1987: 99).

    La relacin que Rivet tuvo con el puado de

    estudiantes del IEN fue muy estrecha. Como lo

    subraya Roberto Pineda Camacho:

    (...) la enseanza en el Instituto no se limitaba a las aulas: con frecuencia se extenda hasta la noche en la casa de Rivet quien, junto con su esposa, reciba con verdadero calor a sus alumnos. Estos, por su parte, tambin estimaban al maestro como un padre, algunas de sus discpulas le remendaban incluso la ropa al venerado profesor (2004: 61).

    El mtodo de investigacin que predomin y que

    haba impulsado Rivet, consista en expediciones

    de corta duracin para obtener informacin bsica

    y objetos etnogrficos sobre pueblos indgenas que

    se estaban extinguiendo. La primera expedicin,

    coordinada por Rivet y Hernndez de Alba,

    adems del apoyo del Ministerio de Educacin

    Nacional, cont con financiacin de una universidad

    estadounidense (Yale). Esta expedicin se realiz

    entre finales de 1941 y mediados de 1942, con

    el objetivo de hacer estudios etnogrficos y

    arqueolgicos en tres zonas del pas. La expedicin

    se dividi en igual nmero de grupos (Perry, 2006:

    42).

    Siguiendo el modelo francs, el IEN funcion

    articulado al Museo Arqueolgico y Etnogrfico.

    Adems, la formacin impartida en etnologa era

    fundamentalmente americanista: los antiguos

    estudiantes de la Normal se especializaron en

    etnologa, sinnimo en esa poca de americanismo

    (Pineda, 2004: 60). Segn Chaves (1987), la teora

    en que se basaban eran algunos rudimentos

    del funcionalismo de Bronislaw Malinowski,

    de mile Durkheim, de Marcel Mauss y, de

    la escuela particularista de Franz Boas. Los

    informes consignados en la Revista del IEN

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 83-104 |

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    eran predominantemente descriptivos y, solo

    Gerardo Reichel-Dolmatoff emprendi estudios en

    profundidad y prolongados en sus investigaciones

    sobe los kogui de la Sierra Nevada.

    En 1941, Hernndez de Alba y Antonio Garca

    fundaron el Instituto Indigenista Colombiano

    (IIC), de carcter privado, al cual se afiliaron

    la mayora de los miembros del IEN y otros

    intelectuales (Perry, 2006: 48). En este espacio, los

    antroplogos y otros estudiosos, publicaron ms

    de una veintena de estudios sobre la situacin

    social de los indgenas. Las actividades del IIC

    tuvieron influencia directa del Instituto Indigenista

    Interamericano con sede en Mxico (Reyes,

    2008: 67). Se dio entonces una dualidad entre

    los estudios cientficos culturalistas descriptivos

    y museolgicos del IEN y, los de carcter ms

    poltico del IIC, muchos de ellos desarrollados por

    los mismos investigadores en ambas entidades.

    Rivet renunci a la direccin del IEN en 1943,

    debido a que fue llamado a colaborar como

    embajador cultural de la Francia Libre para

    Amrica Latina en Mxico. Rivet continu

    apareciendo como Director honorario en los

    crditos de los nmeros de la Revista del Instituto Etnolgico Nacional, al menos hasta 1948. Como director del IEN, lo sucedi Luis Duque Gmez,

    uno de los egresados. La escogencia de Duque

    Gmez, en vez de Hernndez de Alba, para la

    direccin del IEN, se explica por las tensiones que

    existan para entonces entre ellos (Chaves, 1987:

    100). Existen varias versiones sobre los mviles

    de los desafectos de Rivet hacia Hernndez, lo

    que s es un hecho es que: A raz de esta pelea,

    Hernndez de Alba renuncia al Instituto Etnolgico

    Nacional y se aleja casi por completo de Rivet

    aunque su admiracin y agradecimiento por l

    nunca disminuyeron (Perry, 2006: 45).

    En marzo de 1945, mediante el decreto 718, se

    fusionaron el IEN y el Servicio de Arqueologa y

    se procedi a contratar a doce de sus primeros

    egresados como su primera planta de investigadores,

    quienes efectuaron expediciones hacia los territorios

    de diversos grupos indgenas del pas. Un ao ms

    tarde, en 1946, se retom la docencia en el Instituto

    Etnolgico Nacional, estando entre los alumnos de

    la tercera promocin Julio Csar Cubillos, Carlos

    Angulo Valds, Segundo Bernal y Aquiles Escalante

    (Chaves, 1987: 120).

    Segn el informe de Luis Duque Gmez, publicado

    en el Boletn bibliogrfico de antropologa americana, para 1947 se haba fundado en la Escuela Normal Superior el Instituto de Antropologa

    Social:

    Este centro cuya misin es el estudio de la antropologa social entre los grupos indgenas y otros conjuntos tnicos del pas, ha sido puesto bajo la direccin del seor Gabriel Ospina, viejo alumno del Instituto Etnolgico Nacional, y quien ha regresado de Mxico despus de cursar materias de su especializacin durante varios aos en la Escuela de Antropologa de ese pas (Duque, 1947: 19).

    En la segunda mitad de la dcada del cuarenta,

    se empiezan a crear en las regiones entidades

    institucionales para la difusin e investigacin

    etnolgica, por parte de algunos profesores del IEN

    y de sus egresados. En el curso de unos cuantos

    aos se fundaron estas entidades en Antioquia,

    Cauca, Atlntico, Boyac y Magdalena. Graciliano

    Arcila, Gregorio Hernndez de Alba, Carlos Angulo

    Valds y Aquiles Escalante, Eliecer Silva Celis y

    los Reichel-Dolmatoff, constituyeron institutos y sociedades etnolgicas en los departamentos indicados. Algunas de ellas se dedicaron a la investigacin arqueolgica y etnohistrica orientada

    | Eduardo Restrepo

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    a la instalacin de un museo, como la labor

    adelantada desde Sogamozo por Silva Celis;

    otros incluso ofrecieron formacin antropolgica,

    como el Instituto Etnolgico del Cauca dirigido por

    Hernndez de Alba.

    Anexo a la Universidad del Cauca, para 1942

    se haba remodelado el museo de arqueologa

    fundado en 1938. En la consolidacin de este

    museo fue central la labor del antroplogo francs

    Henri Lehman, quien haba venido a Colombia por

    iniciativa de Rivet (Pineda, 2004: 62). En 1946,

    Gregorio Hernndez de Alba se establece en

    Popayn y, con base en el museo arqueolgico,

    funda el Instituto Etnolgico del Cauca (Chaves,

    1987: 48). Por el acuerdo 128, del 1 de febrero de

    1946, el Consejo Directivo de la Universidad del

    Cauca crea el Instituto Etnolgico de la Universidad

    del Cauca (Hernndez de Alba, 1947: 20).

    En un informe de actividades del Instituto Etnolgico

    Nacional, Roberto Pineda Giraldo escriba:

    Adems de las labores investigativas en Tierradentro, el profesor Hernndez de Alba se propone la fundacin de un Instituto Etnolgico en la Universidad del Cauca, para lo cual abrir cursos docentes en el presente ao, contando con la colaboracin del profesorado del Instituto Etnolgico Nacional y con el servicio de otros tcnicos en la materia (1945: 461).

    Entre los egresados del programa, cabe destacar a

    Rogerio Velsquez, primer antroplogo chocoano

    cuyas contribuciones abren el campo de los

    estudios afrocolombianos. Para 1946, ya estaban

    impartindose clases en el Instituto Etnolgico del

    Cauca, que contaba como docentes invitados,

    entre otros, a Henri Lehmann, John H. Rowe y

    Juan Fride (Universidad del Cauca, 1967: 3).

    Luego de esta primera etapa fue encargado de la

    direccin Julio Csar Cubillos. Debido a mltiples

    problemas y a la escasa ayuda y colaboracin vio

    cerrarse sus aulas y truncada la investigacin por

    algunos aos (Universidad del Cauca, 1967: 3).

    En 1943, Graciliano Arcila es incorporado como

    docente al Liceo de la Universidad de Antioquia,

    como consecuencia de la visita de Rivet un ao

    antes a Medelln y de la acogida que la novedosa

    disciplina tuvo en el entonces rector de la Universidad

    de Antioquia, Julio Csar Garca (Pineda, 2004:

    63). Dos aos despus de la contratacin de

    Arcila, se fund el Servicio Etnolgico adscrito

    a la Universidad de Antioquia. Para 1946 nace

    la Sociedad Etnolgica de Antioquia, la cual se

    transform en 1953, en el Instituto de Antropologa

    de la Universidad de Antioquia.

    Hacia la segunda mitad de la dcada del cuarenta,

    se fundan dos institutos en el Caribe colombiano.

    As, en 1946 por iniciativa de Gerardo y Alicia

    Reichel-Dolmatoff se crea el Instituto Etnolgico del

    Magdalena, del cual son sus directores y desde all

    adelantan tanto sus investigaciones arqueolgicas

    de la Costa Atlntica como sus estudios sobre la

    cultura Cogui (Chaves, 1987: 121). Un ao ms

    tarde, en 1947, se crea el Instituto Etnolgico del

    Atlntico.

    Para 1952 se reestructur el Instituto Etnolgico

    Nacional, crendose el Instituto Colombiano de

    Antropologa (ICAN)4. En el ICAN se establece

    una Escuela de Antropologa donde se imparti la

    formacin antropolgica hasta 1963 a un puado,

    pero destacado, nmero de alumnos:

    De la Escuela de Antropologa egres una generacin bisagra que aport de manera significativa a la antropologa colombiana. Entre ellos se destacaron Gonzalo Correal, Nina de Friedemann, lvaro Chaves, Miguel Mndez, Yolanda Mora de Jaramillo, entre otros (Pineda, 2004: 68).

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 83-104 |

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    En total, solo egresaron 16 antroplogos de este

    programa de formacin en el ICAN (Jimeno, 1990-

    1991: 59). En el marco de la Escuela de Antropologa

    del ICAN el programa contina con una concepcin

    integral de la antropologa, particularmente de

    la antropologa norteamericana (entre tanto la

    etnologa francesa se haba fragmentado en campos

    de especialidades con formacin independiente)

    (Pineda, 2004: 66-67). En 1970, el ICAN pas a

    depender del Instituto Colombiano de Cultura, hoy

    Ministerio de Cultura. Conserv su nombre hasta la

    fusin con el Instituto de Cultura Hispnica en 1999,

    cuando adquiere la denominacin actual de Instituto

    Colombiano de Antropologa e Historia (ICANH).

    En 1963 se abre el programa de antropologa de

    la Universidad de los Andes, dirigido por Reichel-

    Dolmatoff. El mismo ao, la Universidad Nacional

    abre una especializacin en antropologa dentro

    de la carrera de sociologa y, en 1966, se inici la

    carrera de antropologa (Romn, 1986). La carrera

    de sociologa haba sido fundada en 1959, pero

    hacia 1963 se permita otorgar el ttulo de licenciado

    en sociologa con especializacin en antropologa

    social. Bajo esta modalidad, Ligia de Ferrufino y

    Gloria Triana se convierten en 1964 en las primeras

    egresadas de la especializacin. Dos aos despus,

    en 1966, se crea definitivamente el Departamento

    de Antropologa de la Universidad Nacional. Entre

    el cuerpo docente se encontraba un grupo de

    egresados del IEN (Luis Duque Gmez, Virginia

    Gutirrez y Milciades Chaves), as como profesores

    que se haban formado en el extranjero (Enrique

    Valencia y Remy Bastien) (Romn, 1986).

    En 1967 se abri la carrera de antropologa

    en la Universidad de Antioquia, con la

    transformacin del Instituto de Antropologa de

    la Universidad de Antioquia en el Departamento

    de Antropologa un ao antes (Cardona, 1967).

    Como era de esperarse, Graciliano Arcila asumi la

    direccin del nuevo Departamento, que fue apoyado

    por un cuerpo de profesores extranjeros (el italiano

    Jorge Mario Manzini y el mexicano Juan Hasler),

    conjuntamente con un grupo de jvenes egresados

    de la Universidad Nacional (Hernn Henao y Luis

    Guillermo Vasco). Adems de estos docentes,

    (...) los hermanos Daniel y Gerardo Botero se encargaron de las ctedras de Prehistoria y Paleontologa respectivamente. El equipo docente se reforz con las conferencias que dictaron doa Blanca de Molina, Julio Csar Cubillos, Yolanda Mora de Jaramillo y Gonzalo Correal, entre otros (Pineda, 2004: 73).

    Al mismo tiempo que se inicia el programa de antropologa de la Universidad de Antioquia, en la Universidad del Cauca se empiezan a tomar una serie de decisiones que llevaran a la apertura del

    programa de antropologa en 1970:

    Para el ao de 1967, la Universidad del Cauca, por Acuerdo del Honorable Consejo Superior ha abierto nuevamente las dependencias del Instituto [de Antropologa] y para tal fin desde entonces est en etapa de reorganizacin. Fruto de esta organizacin es el cambio de nominacin como Instituto de Antropologa (Resolucin No 14 del Honorable Consejo del 28 de febrero de 1967) (Universidad del Cauca, 1967: 3).

    En un principio, los pensum enseaban solamente la teora clsica europea y norteamericana, pero en los aos setenta el movimiento estudiantil logr la reforma de los programas para incluir las teoras crticas. En esta poca hubo un gran predominio de tesis y trabajos de denuncia sobre la situacin social de indgenas y campesinas y, muchos antroplogos participaron en los movimientos indgenas de la

    poca.

    | Eduardo Restrepo

  • 91

    Crtica y compromiso

    Hacia finales de la dcada del sesenta y primera

    mitad de la del setenta, ligado a la primera

    generacin de estudiantes formados en las

    universidades, se consolida una crtica radical

    del establecimiento antropolgico en nombre del

    compromiso, esto es, el apoyo y la solidaridad con

    los sectores marginalizados en sus luchas contra

    las relaciones de explotacin que experimentaban

    cotidianamente, contra los mecanismos de

    dominacin institucionalizados y sancionados en

    prcticas sociales y polticas concretas, as como

    en el revertir los estereotipos y las discriminaciones

    que estructuraban los imaginarios hegemnicos5.

    Entre los antroplogos que orientaron su labor

    desde una posicin crtica y poltica, algunos

    optaron por desarrollar una prctica militante

    alejada de los protocolos y espacios acadmicos,

    mientras que otros mantuvieron su labor crtica

    sin abandonar completamente el marco de

    la universidad y la academia. No es que los

    antroplogos que adhieren a esta tendencia no

    hayan desplegado sus labores y apuestas polticas

    por fuera de la universidad y la academia, sino que

    esto no signific que abandonasen estos espacios

    y formas de operacin. La docencia, la escritura y

    la investigacin son labores centrales para ellos,

    mientras que para los primeros fueron labores muy

    puntuales y secundarias, en comparacin con las

    prcticas solidarias con las luchas de los sectores

    marginalizados como las poblaciones indgenas.

    Este compromiso o militancia poda tomar muchas

    formas: desde el trabajo directamente con las

    organizaciones de base y comunidades, hasta

    la intervencin indirecta en esferas pblicas e

    institucionales. Las luchas indgenas eran el

    lugar donde la militancia de los antroplogos

    se desplegaba mayormente, aunque no

    exclusivamente. Los sectores campesinos,

    los colonos, las poblaciones negras y ciertos

    sectores obreros de las reas urbanas, tambin

    fueron parte de la agenda del compromiso tanto

    de estudiantes de antropologa (algunos de los

    cuales nunca se graduaron ni regresaron a la

    academia), como de antroplogos titulados.

    Era la poca en la que la revolucin estaba a

    la vuelta de la esquina, por lo que los cuadros

    de los partidos de izquierda y organizaciones

    guerrilleras constituyeron otros mbitos en los que

    algunos antroplogos o estudiantes (entre otros

    universitarios), dirigieron sus esfuerzos en aras

    de contribuir a la transformacin revolucionaria.

    El horizonte poltico en el que se inscriba este

    compromiso era uno interpelado por la utopa

    revolucionaria o, al menos, por la conviccin

    de la urgencia de la transformacin sustancial

    de las relaciones econmicas y polticas que

    predominaban en Colombia y, en el mundo en

    general. Las luchas indgenas se consolidaban

    y ganaban visibilidad en el plano regional y

    nacional, en tensin con o, paralelas a las de las

    organizaciones campesinas, la movilizacin obrera

    y la protesta popular.

    Es difcil identificar la especificidad de la

    solidaridad desplegada por los antroplogos, ya

    que la actitud de compromiso era compartida

    tambin por socilogos, economistas, pedagogos,

    agrnomos e, incluso, ingenieros o mdicos.

    Muchos de ellos confluan en luchas especficas,

    incluso en las de los indgenas. Adems, no entre

    pocos de estos antroplogos exista una actitud

    radicalmente crtica hacia la disciplina, la cual era

    percibida como expresin ms o menos abierta

    del colonialismo y unos de sus instrumentos de

    sometimiento hacia los pueblos no occidentales.

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 83-104 |

  • 92

    De ah que, con frecuencia, se abandonara en parte

    o en su totalidad las orientaciones conceptuales y

    metodolgicas predicadas en la academia, para

    explorar nuevas herramientas de comprensin

    e intervencin en otros modelos tericos

    (generalmente derivados del marxismo) o, en la

    estrecha prctica con los sectores marginalizados.

    Al seno de la disciplina, entonces, esta vocacin

    poltica encarnada en el compromiso deriv en una

    problematizacin de quienes en el pas pretendan

    seguir los cnones de la antropologa como

    ciencia a partir de los supuestos de la neutralidad

    y la objetividad, as como los programas de la

    etnografa de salvamento.

    Antropologa en la modernidad

    Ciertos desplazamientos tericos y polticos, hacia

    la mitad de la dcada del noventa, permitieron la

    emergencia de lo que denominamos antropologa

    en la modernidad. Es en el Instituto Colombiano de

    Antropologa (ICAN)6 donde estos desplazamientos

    encuentran uno de sus ms destacados escenarios,

    aunque un puado de colegas, en los programas

    de antropologa en la Universidad del Cauca,

    la Universidad Nacional y la Universidad de los

    Andes, tambin jug un destacado papel7. Mara

    Victoria Uribe haba tomado la direccin del ICAN

    en 1994 y, Claudia Steiner, quien acababa de

    regresar de hacer sus estudios de doctorado en

    los Estados Unidos, fue la primera coordinadora

    de antropologa social durante su administracin.

    Bajo la iniciativa de Steiner, luego profundizada

    por Mauricio Pardo (quien la reemplazara en la

    coordinacin de antropologa social en 1996), en

    el Instituto se dan una serie de dinmicas que

    contribuyeron a producir un giro en la manera de

    hacer antropologa en el pas.

    A estas transformaciones impulsadas en el ICAN,

    se sum la contribucin de antroplogos que

    regresaban al pas, por aquel entonces, de hacer

    sus posgrados en los Estados Unidos y Europa,

    pero tambin, la de quienes mantenindose en

    el extranjero (colombianos y colombianistas),

    empezaron a tener mayor presencia a travs

    de sus trabajos y publicaciones en Colombia.

    Arturo Escobar, antroplogo colombiano que ha

    estado laborando en los Estados Unidos, tuvo un

    lugar muy destacado en el posicionamiento del

    anlisis posestructural y fue una de nuestras figuras

    ms inspiradoras. Los colombianistas Joanne

    Rappaport y Peter Wade, la primera desde los

    Estados Unidos y el segundo desde el Reino Unido,

    tambin contribuyeron a cuestionar los enfoques y

    problemticas dominantes sobre la identidad, en

    gran parte de la prctica antropolgica de la poca.

    Finalmente, Christian Gros y Anne Marie Losonczy,

    dos colombianistas venidos de la tradicin francesa,

    contribuyeron al cuestionamiento de las narrativas

    dominantes sobre el multiculturalismo.

    Antes que un desplazamiento hacia las prcticas

    escriturales y las problemticas de las polticas

    de la representacin etnogrfica, que marcaron

    fuertemente los debates en el establecimiento

    antropolgico estadounidense de los aos ochenta,

    en Colombia la antropologa en la modernidad se

    orient a abrir horizontes tericos y metodolgicos

    ms cercanos al giro discursivo posestructuralista,

    que permitieran preguntas que no haban sido

    contempladas en una tradicin disciplinaria a

    menudo definida por las cuestiones indgenas y

    los enfoques reduccionistas (como el culturalismo

    o el marxismo de manual)8.

    Para plantear lo en otros trminos, la

    problemtica articuladora de la antropologa en

    la modernidad implica el doble movimiento de una

    | Eduardo Restrepo

  • 93

    desorientalizacin del convencional objeto de la

    antropologa (que metodolgica y tericamente

    produce un efecto de indianizacin no solo de los

    pueblos indgenas, sino tambin de las poblaciones

    negras, de los campesinos, de sectores o cuestiones

    urbanas, etc.), para examinar crticamente las

    prcticas que constituyen la modernidad donde

    tal orientalizacin ha sido posible9. No es que

    se abogue por dejar de considerar lo indgena

    para pasar a pensar la modernidad. El problema

    es, cmo se ha pensado lo indgena desde una

    particular perspectiva que la antropologa a menudo

    ha tomado por sentada y, que ha proyectado sin

    mayores cuestionamientos a otros mbitos y sujetos

    culturales.

    Dos grandes vertientes se podan identificar en la

    antropologa como indiologa, dependiendo de los

    enfoques tericos y polticos que hasta entonces

    estaban en juego. De un lado, estara la vertiente ms

    cientificista que se alimentaba predominantemente

    de teoras como el funcionalismo, el particularismo

    histrico, el estructuralismo y el interpretativismo y

    cuya preocupacin fundamental era la contribucin

    al conocimiento antropolgico de la diferencia

    cultural. Algunos de los autores inscritos en esta

    vertiente, haban respondido al llamado angustioso

    de la etnografa de salvamento unas dcadas antes

    (cfr. Dussan, 1965). Del otro lado, estaba una

    vertiente articulada a diferentes expresiones del

    marxismo y del pensamiento crtico latinoamericano,

    cuyo propsito era explcitamente poltico. Para esta

    ltima vertiente, la labor acadmica y cientificista

    era objeto de fuertes crticas. En las dcadas de

    los setenta y ochenta, estas crticas a menudo se

    haban hecho en nombre de la revolucin y del lugar

    que tenan los pueblos o nacionalidades indgenas

    en ella (cfr. Arocha, 1984; Caviedes, 2002). En los

    noventa, se hacan cada vez ms en nombre de

    las comunidades y de la participacin, as como

    de la consolidacin de diversas movilizaciones y

    organizaciones.

    A estas dos vertientes de la antropologa como

    indiologa, es a lo que responde el desplazamiento

    de la antropologa en la modernidad. Ambas

    vertientes, operaban desde unos conceptos de

    cultura y de diferencia abiertamente insuficientes,

    cuando no simplemente idealizados y esencialistas.

    Las nociones de poder y resistencia con las

    que se operaba en la vertiente crtica, ofrecan

    insumos valiosos para entender la explotacin y la

    subordinacin de los pueblos indgenas, pero no

    podan dar cuenta de filigranas de las relaciones

    de poder ms extensas y densas, que pasaban por

    la produccin de discursos y subjetividades o, las

    que operaban a travs de la gubernamentalizacin

    de la vida social. La idea de que el mundo es

    constituido discursivamente, pero no es solo

    discurso, se mostraba particularmente ininteligible

    para muchos autores de ambas vertientes, as

    como lo ha sido la concepcin de hegemona como

    prctica articulatoria y no como simple coercin.

    Estas inconmensurabilidades de las dos vertientes

    de la indiologa con respecto a la antropologa en

    la modernidad, no deben comprenderse como un

    simple efecto de una suerte de miopa terica, sino

    ms bien, como diferencias de fondo en cmo se

    entenda la relacin entre antropologa y poltica de

    manera general y, de cmo se conceba la relacin

    del antroplogo con las agendas y situaciones de

    las personas concretas con las que trabajaba de

    manera ms particular.

    La antropologa en la modernidad no se plante

    la pregunta por las modernidades alternativas, ni

    menos an por la de alternativas a la modernidad10.

    Mucho de la estrategia argumentativa de la

    antropologa en la modernidad, opera en un

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 83-104 |

  • 94

    marco de imaginarios y supuestos configurados

    por la modernidad. La antropologa en la

    modernidad, no es un discurso que apelara a la

    anti-modernidad o al afuera de la modernidad, sino

    que buscaba evidenciar cun profundo han calado

    las experiencias y tecnologas modernas en la

    imaginacin antropolgica. Aunque no fueron pocos

    quienes vieron en la antropologa en la modernidad

    simplemente un juego acadmico, con algunos

    colegas le apostamos a ella, con la intencionalidad

    poltica de contar con insumos analticos y empricos

    ms adecuados, para entender y posicionar ciertas

    agendas crticas.

    Con el nuevo milenio, varios enfoques, como los

    estudios culturales, la teora poscolonial y los estudios

    de la subalternidad, han ido adquiriendo mayor

    fuerza en las herramientas tericas y metodolgicas

    con las que se opera en el campo antropolgico del

    pas11. Aunque originados en tradiciones epistmicas

    y polticas diferenciales, estas corrientes confluyen

    en redefinir sustancialmente los trminos de la

    discusin en la teora social contempornea, en

    general y, sobre el anlisis cultural en particular.

    De esta manera, muchas de las discusiones que

    se esbozaron bajo el rubro de antropologa de la

    modernidad se han incorporado por diferentes

    vas, enfoques y autores a la prctica antropolgica

    de las nuevas generaciones. Esto no quiere decir

    que una visin de la antropologa ms clsica

    haya desaparecido definitivamente del escenario

    colombiano, sino que hoy no es ms la forma

    dominante de concebir la antropologa, al menos

    en lo que respecta al establecimiento acadmico.

    Establecimiento acadmico

    Con el nuevo milenio, se acentan una serie

    de cambios en el establecimiento acadmico

    del pas, que impactan de diferentes maneras

    al campo antropolgico en Colombia. De un

    sistema universitario centrado en los estudios

    de pregrado, en los ltimos quince aos se han

    ido creando diversos programas de posgrados

    (fundamentalmente maestras, y posteriormente

    doctorados). No solo se ha fundado el grueso de las

    maestras y los doctorados en antropologa del pas,

    sino que tambin han surgido diferentes programas

    de posgrado en estudios interdisciplinarios (o

    transdisciplinarios, como algunos prefieren

    concebirlos).

    De cuatro programas de pregrado en antropologa,

    establecidos en la dcada de los sesenta y principios

    de los setenta, desde finales de los aos noventa

    han aparecido dieciocho nuevos programas (de

    los cuales siete corresponden a programas de

    posgrado: cuatro maestras y tres doctorados)12.

    Este auge en la creacin de programas de

    antropologa, constituye la punta del iceberg de

    significativas transformaciones institucionales y

    generacionales por las cuales atraviesa la disciplina

    en el pas.

    En trminos estrictamente demogrficos, el discreto

    nmero de estudiantes y colegas existente hasta los

    aos noventa, se ha acrecentado significativamente

    en los ltimos quince aos13. Con respecto al

    comienzo de los aos noventa, no solamente

    hay muchos ms egresados de los programas de

    pregrado de nuestras universidades, sino tambin de

    antroplogos con formacin de posgrado en maestra

    y en doctorado (ya sea de los programas del pas o

    del extranjero). A la luz de estas consideraciones,

    parece que los antroplogos en el pas se

    encuentran lejos de ser una especie en vas de

    extincin. Al contrario, si la creacin de programas

    y el nmero creciente de colegas fueran los nicos

    criterios a considerar, la antropologa en Colombia

    | Eduardo Restrepo

  • 95

    gozara de una excelente salud. La situacin es

    menos optimista, como espero argumentar ms

    adelante.

    No solo ahora se cuenta con ms del doble de los

    programas de pregrado de los que haban hasta

    comienzos de la dcada de los noventa, sino que

    tambin se han dado cambios sustanciales en

    cmo se conciben los mismos. Hasta la mitad de los

    aos noventa, los pregrados del pas haban sido

    diseados para formar antroplogos sin tener que

    recurrir a posgrados. Fuertes eran las exigencias

    para el trabajo de grado, la investigacin de campo

    y en un nmero de cursos obligatorios que deban

    tomarse en antropologa. El trabajo de grado,

    por ejemplo, implicaba un sustantivo ejercicio

    investigativo y la redaccin de un texto de unas

    ciento cincuenta pginas que eran evaluados por

    jurados y objeto de sustentacin. Los egresados

    de estos programas, eran considerados como

    antroplogos competentes en su disciplina y para

    los diferentes mbitos de su prctica profesional.

    Hoy las cosas son muy distintas. En el grueso de los

    programas de pregrado del pas se ha impuesto una

    concepcin minimalista, en la que se asume que los

    pregrados son simples antesalas de los posgrados,

    donde s se dara un nivel de exigencia y formacin

    disciplinaria. Los pregrados han sido socavados y

    apocados a tal punto que, cuando los trabajos de

    grado no han desaparecido o no se han convertido

    en opcionales, las exigencias y los tiempos han sido

    reducidos sustancialmente. Bajo la modalidad de

    cursos compartidos con otras carreras, en varios

    programas del pas, los estudiantes de pregrado

    en antropologa se ven obligados a tomar durante

    muchos semestres cursos que no son especficos

    a su disciplina. Con un puado de cursos en

    antropologa y, a menudo, sin ninguna exigencia

    de elaboracin propia (como lo demandaban los

    trabajos de grado), no son pocos los egresados

    de los pregrados de antropologa que difcilmente

    han incorporado la ms elemental sensibilidad

    antropolgica.

    Tambin cabe notar un cambio generacional y de

    actitud, en los estudiantes de pregrado. Comparado

    con dos dcadas atrs, los estudiantes son

    disciplinados en tomar las clases, con las que

    cumplen a menudo dcilmente, junto con los

    requisitos exigidos por el programa y tienden a

    terminar sus estudios en los tiempos estipulados,

    pensando en conseguir cuanto antes un trabajo

    como antroplogos o pasar inmediatamente a sus

    estudios de posgrado. En trminos generales, hay

    un proceso de infantilizacin de los estudiantes

    de antropologa, que se percibe no solo en la

    edad, sino en su actitud y horizonte de vida14.

    Esta imagen contrasta con la imperante hasta la

    dcada de los ochenta, donde haba un escaso

    puado de matriculados, que se mezclaban con

    los estudiantes sempiternos y pronto se tornaban

    desordenados, tomando clases de acuerdo con

    sus intereses, que no correspondan en muchos

    casos con los diseados para el programa, el cual

    abandonaban para regresar semestres despus o

    no volver nunca ms y, que hacan sus trabajos de

    grado durante aos. La eficacia (medida en ritmos y

    volumen de graduados) de la produccin de nuevos

    antroplogos, ha variado significativamente,

    in t roduciendo paulat inamente cambios

    demogrficos en la composicin, las edades y

    las habilidades de los antroplogos en Colombia.

    Las maestras y doctorados creados en el

    pas, difcilmente se han consolidado como los

    escenarios prometidos para la cualificacin de

    la formacin disciplinaria que han dejado de

    desempear los pregrados, por dos razones

    principales.

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 83-104 |

  • 96

    La primera, es que un nmero significativo de

    los estudiantes de maestra o doctorado vienen

    de disciplinas ajenas a la antropologa, lo cual

    implica que una parte importante de los cursos

    deban dedicarse a retomar las nociones ms

    elementales de la disciplina y, que las exigencias

    en los trabajos de grado tiendan a ser laxas.

    La segunda, consiste en que estos posgrados

    funcionan bsicamente con los recursos con los que

    operaban los departamentos cuando solo tenan

    los pregrados, lo que en algunos casos significa

    que esta formacin se adelante en condiciones

    de relativa precariedad. En trminos generales, la

    implementacin del sistema de posgrados no ha

    significado, como en Brasil, Mxico o los Estados

    Unidos, grandes inversiones en sistemas de becas

    o, en recursos de infraestructura y de investigacin

    para estudiantes y docentes.

    La presencia en los posgrados de estudiantes

    provenientes de otras disciplinas, tiene el correlato

    de egresados de los pregrados de antropologa

    que realizan sus posgrados en campos distintos.

    Maestras en estudios culturales o en ciencias

    sociales, as como de estudios de gnero o en

    historia, son algunas de las ms frecuentes.

    Ambos procesos, han aportado significativamente

    a que las nuevas generaciones de antroplogos

    cuenten con mayores referentes y prcticas de

    otras disciplinas. As, por ejemplo, si se consulta

    una tesis de maestra en estudios culturales y otra

    en antropologa, es sorprendente cmo el cuerpo

    de referencias bibliogrficas, la temtica abordada,

    las categoras trabajadas e incluso las metodologas

    instrumentadas pueden ser prcticamente las

    mismas. Para agregar otro ejemplo, se pueden

    encontrar trabajos de grado en antropologa,

    que perfectamente hubieran podido haber sido

    presentados en un programa de historia o viceversa.

    Esto, junto con aperturas sucedidas desde el

    interior de la misma antropologa, hace que los

    insumos tericos y metodolgicos con los cuales

    operan los estudiantes y colegas, hoy sean mucho

    ms heterodoxos de lo que eran hasta principios

    de los noventa15.

    Si se examinan los programas de pregrado y

    posgrado de los cuales se estn graduando los

    antroplogos en Colombia, cabe notar que de una

    situacin donde prevalecan las universidades

    pblicas (tres de los cuatro programas estaban

    en universidades pblicas), hoy nos encontramos

    con que solo dos de los siete nuevos programas

    de pregrado en antropologa son ofrecidos por

    universidades estatales16. Los costos de estudiar

    antropologa pueden llegar hasta los seis mil dlares

    por semestre, en un pas donde el salario mnimo no

    alcanza los cuatrocientos dlares al mes. Aunque

    todava en algunas universidades pblicas estudiar

    antropologa en el pregrado no significa tales costos,

    los estudiantes de antropologa a menudo no

    provienen de los sectores populares. La Universidad

    del Magdalena y la Fucla, son quizs las dos ms

    notables excepciones. La composicin de clase

    de los estudiantes y egresados de antropologa,

    marca un aspecto importante de la elitizacin

    de la disciplina, lo cual se refuerza si se tiene en

    consideracin quines acceden a los posgrados

    ms prestigiosos y logran acumular el capital

    simblico necesario para participar en los lugares

    privilegiados del establecimiento acadmico.

    Aunque ya se cuenta en Colombia con programas

    para la formacin doctoral en antropologa,

    todava hay un nmero significativo de colegas

    que hacen sus doctorados fuera del pas. Los

    Estados Unidos, Francia y el Reino Unido

    continan siendo los tres pases a los que muchos

    viajan a estudiar sus doctorados en antropologa.

    | Eduardo Restrepo

  • 97

    En Amrica Latina, Mxico sigue teniendo

    importancia para los estudios de posgrado,

    aunque adquieren cada vez mayor relevancia

    Brasil y Argentina. A pesar de esta interesante

    ampliacin del espectro, se tiende a dar una

    mayor valoracin a los doctorados realizados en

    los tres primeros pases del Norte. En algunas

    universidades e instituciones, incluso, solo los

    de ciertas universidades estadounidenses son

    apreciados y aparecen como los paradigmas

    de la formacin doctoral. Aunque unos cuantos

    individuos deifican su formacin francesa (algunos

    de una forma tosudamente pintoresca y ostentosa),

    la antropologa en Colombia se encuentra

    profundamente influenciada por las modalidades

    dominantes de la antropologa norteamericana

    Una marcada norteamericanizacin constituye

    parte importante del sentido comn disciplinario.

    Si comparamos otros aspectos del establecimiento

    antropolgico acadmico de mediados de los aos

    ochenta con lo que se ha sucedido desde entonces,

    se puede afirmar que este establecimiento no

    solo se ha ampliado demogrficamente, sino que

    tambin sus dinmicas se han ido intensificando.

    Para la dcada de los ochenta, cuarenta aos

    despus de la institucionalizacin de la disciplina

    en el pas, solo tres congresos de antropologa se

    haban realizado en Colombia. Desde entonces

    se han realizado once ms, siendo los ltimos

    cada dos aos mientras que la realizacin de los

    primeros era ms espordica e irregular. La Revista Colombiana de Antropologa, cuyo primer nmero apareci en 1953, contaba para mediados de los

    aos ochenta con quince nmeros publicados,

    mientras que desde entonces ha publicado ms

    de treinta. No solo nuevas revistas de antropologa

    han aparecido en el pas, sino que las publicaciones

    de libros de autora colectiva o individual, ha sido

    contrastantemente mayor que los publicados hasta

    esos aos. Todos estos aspectos, constituyen

    indicios de un campo acadmico con unas

    dinmicas diferentes de las que se presentaban

    en la disciplina hasta mediados de los aos

    ochenta. Una tendencia hacia la estandarizacin,

    la regulacin y la normalizacin de la produccin

    acadmica se encuentra, sin duda, en juego. Se

    han ido sedimentando e imponiendo, prcticas

    disciplinarias que cubren un mayor nmero de

    participantes e intereses.

    Las polticas de ciencia y tecnologa impulsadas

    por el Departamento Administrativo de Ciencia,

    Tecnologa e Innovacin (Colciencias) y asumidas

    por el establecimiento universitario y, por gran

    parte de los acadmicos, tambin deben

    considerarse como un aspecto destacado de

    las transformaciones de la labor antropolgica

    desde los aos noventa. Cada vez con mayor

    intensidad y detalle, la labor acadmica de

    individuos e instituciones, puede ser objeto de

    escrutinio a partir de una serie de indicadores de

    productividad. En los ltimos quince aos, se han

    ido introduciendo paulatinamente las indexaciones

    de las revistas, la formalizacin de grupos de

    investigacin y la fijacin de la produccin de los

    individuos en hojas de vida estandarizadas. Qu

    cuenta como producto y cunto valor se le asigna,

    depende de una serie de criterios que suponen

    una concepcin de la labor acadmica centrada

    en la elaboracin de proyectos de investigacin

    que tienen como resultado ms inmediato y

    valorado, los artculos publicados en revistas

    indexadas (ojal en ingls y en una revista de

    primer nivel). Por estos lares, el publicar o perecer,

    nunca haba tenido un significado tan literal. No

    importa mucho si esas publicaciones tienen efectos

    ms all del juego de citaciones que se imponen.

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 83-104 |

  • 98

    Lo que antes era una prctica acadmica

    heterognea, con resultados y ritmos dismiles,

    se ha ido estandarizando y orientando hacia la

    produccin de cierto tipo de publicaciones, que

    parece que es lo que realmente cuenta.

    Lo que ahora aparece como relevante y las

    prcticas mismas dentro del establecimiento

    acadmico, en este momento son atravesadas por

    la estandarizacin y el productivismo impulsado

    desde Colciencias y, de manera sorprendente, han

    encontrado eco no solo en la burocracia acadmica

    de las universidades, sino tambin, en los mismos

    individuos. Los antroplogos en la academia, hoy

    estn sujetos a demandas inexistentes hace apenas

    dos dcadas. Su desempeo se evala en unos

    trminos desconocidos para la generacin que

    nos precede. El prestigio y el capital simblico, se

    constituyen cada vez ms teniendo en consideracin

    los juegos de un productivismo cuidadosamente

    fijado en formatos electrnicos de hojas de vida y,

    en el grado de docilidad ante el modelo gerencial

    que se impone cada vez ms en las universidades

    privadas y pblicas por igual. As, hacer antropologa

    en la academia de hoy, poco tiene que ver con lo

    que fue hace apenas dos dcadas.

    Aunque suele darse por sentado, otro aspecto

    que amerita considerarse es el gran impacto de

    las transformaciones tecnolgicas en la prctica

    antropolgica. No debemos perder de vista que

    para mediados de la dcada de los ochenta,

    prcticas como la investigacin, no contaban con

    las herramientas que hoy existen derivadas del

    desarrollo de Internet, que facilitan el acceso a bases

    de datos o, permiten la comunicacin y circulacin de

    informacin, como nunca antes. Los computadores,

    ahora de acceso generalizado para los acadmicos,

    han introducido ciertas facilidades en la investigacin

    y la escritura que no eran siquiera imaginables hace

    un poco ms de dos dcadas. No obstante, estas

    transformaciones tecnolgicas tambin implican

    una serie de efectos perversos en las maneras y

    los ritmos del trabajo antropolgico. Uno de los ms

    evidentes es la incapacidad creciente de los jvenes

    antroplogos de escudriar una biblioteca o, incluso,

    considerar materiales que no aparezcan en sus

    primeras pantallas cuando hacen una bsqueda.

    Otro, son las polticas de la ignorancia, derivadas

    de la desproporcionada presencia de cierto tipo de

    materiales y autores y, el silenciamiento de otros,

    segn una desigual estructura de acceso y de

    visibilidad digital.

    Ms all de la academia

    Desde sus inicios, los antroplogos no han

    limitado su prctica profesional a la academia.

    Diversas instituciones y programas del gobierno

    han contratado desde la dcada de los cuarenta

    a los antroplogos, sobre todo en lo referido a

    asuntos relacionados con las poblaciones indgenas

    pasadas y presentes. Aunque todava hoy, los

    antroplogos son a menudo concebidos como los

    profesionales ms indicados para lo que se refiere a

    las minoras tnicas, con el sinnmero de polticas

    y acciones derivadas del giro al multiculturalismo

    en la dcada de los noventa, su demanda se ha

    acrecentado y diversificado significativamente.

    A diferencia de la mitad de los ochenta,

    hoy la nacin es representada oficialmente

    como pluritnica y multicultural. Las medidas

    destinadas al reconocimiento, promocin y

    proteccin de la diferencia tnica y cultural del

    pas, han configurado todo un cuerpo burocrtico

    especializado y, han demandado una serie

    de acciones donde muchos antroplogos han

    encontrado trabajo ocasional o permanente.

    | Eduardo Restrepo

  • 99

    Ahora no solo las poblaciones indgenas, sino

    tambin los afrodescendientes y el pueblo rom, hacen parte de retricas y polticas diferenciales,

    que demandan un verdadero ejrcito de expertos.

    En este giro al multiculturalismo, el Estado, pero

    tambin el sector empresarial, las organizaciones no

    gubernamentales y, hasta las mismas poblaciones

    configuradas como grupos tnicos, ha demandado

    como nunca antes, la supuesta experticia de los

    antroplogos. Algunos son requeridos en oficinas,

    como parte de la ahora indispensable y entramada

    burocracia tnica, mientras que otros son utilizados

    en labores de terreno, para recolectar informacin

    o para relacionarse con las poblaciones locales.

    Una de las actividades referidas a este giro al

    multiculturalismo, que ms demanda antroplogos

    en estos das, es la consulta previa17. Algunos

    antroplogos son contratados por el Ministerio

    del Interior, el organismo estatal garante de

    la adecuada realizacin de los procesos de

    consulta previa, mientras que otros participan

    como empleados de las empresas o entidades

    interesadas en adelantar la consulta. Cada consulta

    puede demandar meses e involucrar a varios

    antroplogos a la vez.

    Por su parte, ya desde la dcada de los ochenta

    y, no circunscritos a las minoras tnicas, los

    estudios de impacto sociocultural de los ms

    diversos proyectos de desarrollo, de infraestructura

    o de explotacin de recursos naturales no

    renovables, constituyen otro de los nichos en

    los cuales se desempea un nmero creciente

    de antroplogos. Hoy existen empresas que

    llegan a contratar, entre otros profesionales, a

    decenas de antroplogos dedicados a ofrecer este

    servicio a quienes as lo requieran (sean empresas

    privadas u organismos estatales). A menudo,

    las petroleras o compaas mineras, cuentan

    entre sus empleados a antroplogos encargados

    de establecer y manejar las relaciones con las

    poblaciones locales y, a adelantar los procesos de

    consulta previa si es del caso. De esta manera, los

    antroplogos se enfrentan a la evaluacin, diseo

    e implementacin de planes de mitigacin de los

    impactos socioculturales y socioambientales,

    generados por la implementacin de proyectos

    de infraestructura y desarrollo, as como por las

    explotaciones mineras y petroleras.

    Una antesala importante de la demanda de

    antroplogos en el contexto de grandes obras

    de infraestructura, como las hidroelctricas o

    el trazado de carreteras, fue la arqueologa de

    rescate o arqueologa de salvamento. Para la

    segunda mitad de los aos ochenta y la dcada

    de los noventa, el flujo de recursos generado por

    las demandas de consultoras de arqueologa de

    rescate, propici toda una bonanza econmica que

    foment, de diversas formas, la prctica profesional

    de gran nmero de arquelogos (algunas de ellas,

    cabe decirlo, de carcter bien dudoso).

    Desde mediados de los aos ochenta, el

    desplazamiento forzado se ha incrementado como

    resultado de la escalada del conflicto armado

    y de la consolidacin del paramilitarismo. En

    los aos noventa, se da el surgimiento de las

    representaciones y subjetividades de una poblacin

    afectada por el conflicto armado, en trminos

    de desplazados, con todo el andamiaje legal y

    asistencial que implica (Aparicio, 2005). De ah

    que no sean pocos los antroplogos que desde el

    Estado o las organizaciones no gubernamentales,

    han laborado en los programas e iniciativas de

    asistencia a la poblacin desplazada del pas.

    Otro amplio campo laboral para los antroplogos,

    derivado de las consecuencias del conflicto armado,

    es lo que se conoce como la antropologa forense.

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 83-104 |

  • 100

    Para mediados de los ochenta, no exista

    prcticamente la antropologa forense en el

    pas y la antropologa fsica o biolgica era

    bastante marginal. Hoy, la antropologa forense

    en Colombia es un campo consolidado y con un

    amplio reconocimiento institucional. Gran parte

    de lo que pasa por ser antropologa forense, sin

    embargo, es adelantado por peritos con poca

    o ninguna formacin en teora y metodologas

    antropolgicas, ms all de las que utilizan para

    los procesos de individualizacin e identificacin

    de restos humanos.

    La creacin del Ministerio de Cultura, al igual

    que el florecimiento de las casas de la cultura,

    museos y la cada vez mayor interpelacin de

    diversas iniciativas de patrimonializacin y de

    gestin cultural, constituyen nichos laborales para

    diverso tipo de antroplogos. Este florecimiento,

    es una de las puntas del iceberg del enraizamiento

    del rgimen del culturalismo como sentido

    comn del momento con, a menudo, sus efectos

    despolitizantes. De ah que hoy, es un hecho que

    no solo las minoras tnicas constituyen un campo

    de desempeo profesional para los antroplogos,

    aunque cuando se piensa en ellas sin duda es

    el antroplogo el profesional que aparece como

    el ms indicado. Con el posicionamiento del

    culturalismo como lugar comn en el discurso

    del Estado y de otros actores sociales, se han

    visto impulsadas diferentes acciones de estudio,

    rescate, conservacin y visibilizacin de dismiles

    expresiones culturales regionales o locales, as

    como toda una burocracia y tecnocracia de la

    cultura.

    En el mbito empresarial, adems de los procesos

    de consulta previa o de relacionamiento con las

    poblaciones locales donde operan, los antroplogos

    han encontrado en los ltimos aos, dos campos

    para su desempeo: el ms reciente de la

    responsabilidad social y el ya ms consolidado

    de la etnografa del consumo. Desde hace poco

    ms de un lustro, el tema de la responsabilidad

    social de las empresas ha significado que stas

    apuntalen investigaciones o actividades con la

    participacin de antroplogos, en sus zonas de

    influencia o con poblaciones vulnerables. Por su

    parte, el estudio etnogrfico de las percepciones

    o comportamientos de potenciales o actuales

    consumidores constituye, desde mediados de los

    aos noventa, uno de los campos en los cuales

    hallan trabajos permanentes u ocasionales, un gran

    nmero de antroplogos (Aragn, 2012: 38-39).

    Desde esta amplia panormica, se puede plantear

    que las labores de los antroplogos fuera del

    campo acadmico, constituyen espacios de

    desempeo profesional muy variados e involucran

    a un nmero mucho mayor que los antroplogos

    cuya vida profesional se destina principalmente

    al mundo acadmico.

    Conclusiones

    Desde comienzos de la dcada de los noventa,

    la expansin del establecimiento antropolgico no

    ha sido simplemente demogrfica, esto es, del

    creciente nmero de antroplogos involucrados,

    sino que se han dado cambios significativos en la

    concepcin de lo que constituye el conocimiento

    antropolgico, sus temticas de estudio, las

    categoras y las metodologas con las que

    operan. El predominio temtico y, el perfilamiento

    epistmico y metodolgico en torno a la indianidad,

    ha cambiado radicalmente, sobre todo en el mbito

    acadmico. Ahora la indianidad es un enfoque y

    una problemtica marginal para la mayora de

    los estudiantes y profesores de antropologa.

    | Eduardo Restrepo

  • 101

    Adems, las conversaciones, los autores, las

    categoras y las referencias bibliogrficas con

    las que se elabora el conocimiento antropolgico

    desde el mbito acadmico, han dejado de ser

    predominantemente intradisciplinares para incluir

    las ms diversas disciplinas y discusiones de la

    teora social y cultural contempornea.

    En las ltimas dos dcadas, se ha pasado de un

    establecimiento acadmico circunscrito a cuatro

    departamentos con formacin en pregrado, a

    catorce programas, de los cuales la mitad se

    corresponden a posgrados (cuatro maestras y tres

    doctorados). El nmero de graduados, solo en los

    diez primeros aos del milenio, casi triplican los que

    se haban graduado en el pas desde la dcada

    de los cuarenta hasta finales de los aos ochenta.

    Pero la diferencia no es solo est en el tamao

    y composicin, sino tambin, en la intensidad de

    sus dinmicas y en cmo se ha posicionado un

    ethos productivista orientado a la publicacin de artculos en revistas indexadas, estimulado por las

    polticas de ciencia y tecnologa, que estandarizan y

    mensuran en formatos electrnicos, a los individuos

    y las instituciones.

    En cuanto a los alcances, este creciente nmero

    de antroplogos han ampliado los escenarios y la

    repercusin del ejercicio antropolgico no solo en

    la academia, sino tambin en lo que se considera

    mbitos no acadmicos, como el aparato del

    Estado, el mundo de las empresas y el de las

    organizaciones no gubernamentales. Aunque

    con el giro al multiculturalismo, se ha disparado la

    demanda por expertos de la alteridad radical de los

    grupos tnicos (ahora no solo circunscritos a los

    indgenas), los antroplogos encuentran diferentes

    nichos en consultoras que requieren diagnsticos

    de impactos socioculturales o relacionamiento con

    poblaciones locales, ya no solo respecto a minoras

    tnicas, sino a los llamados sectores vulnerables,

    tanto en contextos rurales como urbanos. Lo de la

    arqueologa de rescate y la antropologa forense,

    son dos expresiones de auges derivados de las

    demandas asociadas al desarrollo-infraestructura

    y al conflicto armado, para una disciplina que sigue

    conservando el imaginario del legajo sagrado de

    las cuatro ramas. La etnografa del consumo,

    contratada por empresas de publicidad o agencias

    de estudios de mercado, se ha perfilado desde

    mediados de los aos noventa, como un campo de

    ejercicio laboral de un gran nmero de antroplogos

    empresariales. A diferencia de mediados de los

    aos ochenta, las labores desempeadas por

    los antroplogos fuera de la academia, son

    mucho ms variadas, ya que no se circunscriben

    predominantemente a las intervenciones estatales

    con las poblaciones indgenas. Algunas de estas

    labores son totalmente novedosas y, hoy nuestra

    disciplina abarca un campo mucho mayor de lo

    que el limitado mundo de la academia ofrece para

    el desempeo profesional.

    En suma, los cambios sucedidos en las tres

    ltimas dcadas en los planos conceptual, del

    establecimiento acadmico y de la prctica

    profesional ms all del mundo acadmico, nos

    hablan de una disciplina consolidada y pujante,

    que ha ido ampliando el espectro de sus intereses

    y los mbitos de pertinencia, pero que ha ido

    perdiendo gran parte de sus potencialidades

    desestabilizadoras. En trminos generales, la

    antropologa en Colombia ha devenido en un saber

    dcil, plegado a las lgicas de la gubernamentalidad

    y del mercado. Todo apunta a considerar, que

    las transformaciones epocales y generacionales

    en Colombia, parecen augurar el auge de una

    productiva empresa antropolgica, con poca o

    ninguna relevancia poltica.

    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 83-104 |

  • 102

    Notas

    1 Agradezco las generosas observaciones que al borrador de este artculo hicieron Julio Arias, Alhena Caicedo y Mauricio Pardo.

    2 Wolfram Schottelius, intelectual alemn de tendencia socialista, fue alumno de Preuss. Lleg a Colombia en 1938, pero muri solo tres aos despus.

    3 [] las persecuciones nazis trajeron a Justus W. Schottelius, Rudolf Homes, Kart Freudenthal, Gerard Mazur, Ernesto Guhl y Juan Friede, mientras que la guerra civil espaola y la persecucin franquista trajeron a Luis de Zulueta, Pablo Vila, Urbano Gonzlez de la Calle, Jos Mara Ots Capdequ, Jos Rayo Gmez, Francisco Cirre, Jos de Recasens, Francisco de Abrisgueta, Miguel Usano y Francisco Vera (Reyes, 2008: 51).

    4 El decreto 812 de 1961, por el cual se reorganiza el Instituto Colombiano de Antropologa y se determinan sus funciones, aparece publicado en la Revista Colombiana de Antropologa, vol. 10, 1961, pp. 387-399.

    5 Estoy haciendo una sntesis muy apretada y esquemtica de este momento histrico de la antropologa en Colombia. Para estudios detallados, cfr. Caviedes (2002, 2007), Friedemann (1987); Correa (2006a, 2006b), Uribe (1980) y Vasco (2002).

    6 Para el ao 2000, el Instituto Colombiano de Antropologa se fusiona con el Instituto de Cultura Hispnica, crendose el Instituto Colombiano de Antropologa e Historia (ICANH). Para evitar el anacronismo, me referir al ICAN para el periodo en que exista como tal.

    7 El profesor Cristbal Gnecco de la Universidad del Cauca fue uno de los que ms influyeron en la gestacin y consolidacin de este giro.

    8 Aunque en Colombia existe la tendencia, desde ciertas nostalgias e inercias tericas y polticas, a adjetivar de posmoderna cualquier crtica o elaboracin antropolgica que se alimenta de las teoras sociales posteriores al estructuralismo (esto es, las diferentes vertientes tericas posteriores a los aos sesenta), debe tenerse presente que existen mltiples y contradictorias corrientes tericas que solo una monumental violencia epistmica puede llevar a encasillarlas como antropologa posmoderna.

    Para una argumentacin de esta distincin, vase Restrepo (2012).

    9 Para los detalles del argumento, vase la introduccin a Antropologas transentes (Restrepo, 2012 [2000]).

    10 Esta es una importante diferencia con el trabajo de Arturo Escobar, que s ha estado asociado a la exploracin de las modernidades alternativas y de las alternativas a la modernidad (cfr. Escobar 2010).

    11 Para ampliar, por ejemplo, el anlisis de las influencias y tensiones entre la antropologa y los estudios culturales, vase Rojas (2011).

    12 Los programas de pregrado que aparecen en la ltima dcada son: Universidad de Caldas (1997), Universidad del Magdalena (2000), Universidad Externado (2002), Universidad Javeriana (2004), Universidad del Rosario (2006), Universidad ICESI (2006) y la Fundacin Universitaria Claretiana (2007). Las maestras se ofrecen en la Nacional, los Andes, la de Antioquia y la del Cauca. Los tres doctorados estn en la del Cauca y, ms recientemente, los Andes y la Nacional. Para un balance de la formacin en los cuatro departamentos iniciales, vase Pardo, Restrepo y Uribe (1997).

    13 Roberto Pineda Giraldo, considera que en 1991 haban no ms de mil profesionales y setecientos estudiantes (1992: 90). Myriam Jimeno (1990-1991: 59) indicaba que el nmero de graduados de los diferentes programas de antropologa del pas desde la dcada de los cuarenta hasta finales de los ochenta era de 779. Este nmero es superado ms de dos veces solo en los diez aos del nuevo milenio. En efecto, con base en datos del Observatorio Laboral de Colombia, Catherine Aragn (2012: 68) indica que entre 2001 y 2010 se graduaron 2021 nuevos antroplogos.

    14 Esta infantilizacin es generacional, tiene un marcado componente de clase social y no se limita a los estudiantes de antropologa.

    15 Esta multidisciplinariedad en la prctica, que en algunas de sus expresiones ms interesantes ha significado cierta transdisciplinariedad, contrasta con los lmites disciplinarios ms rgidos existentes hasta la dcada de los ochenta: La unidisciplinariedad ha sido caracterstica de la investigacin antropolgica, estimulada por programas cerrados de los pregrados,

    | Eduardo Restrepo

  • 103

    que excluyen la enseanza de materias estrechamente correlacionadas con la antropologa, como lo son la sociologa, la historia, la economa (Pineda, 1992: 81).

    16 Tambin hay que considerar los cambios en las universidades pblicas mismas, las cuales se mueven cada vez ms en la lgica empresarial haciendo en la prctica ms difcil que los estudiantes de los sectores ms populares efectivamente puedan adelantar y concluir sus estudios.

    17 Como consulta previa se conoce el derecho que los grupos tnicos tienen a la participacin libre e informada, sobre las acciones que se vayan a adelantar en sus territorios. A partir de la sentencia SU-039 de 1997, se establecieron los parmetros legales para la realizacin de la consulta previa para los grupos tnicos en caso de la realizacin de proyectos, obras de infraestructura u otras actividades dentro de los resguardos de comunidades indgenas o tierras colectivas de comunidades negras.

    Referencias bibliogrficas

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    Revista Antropologas del Sur N1 2014 Pgs. 83-104 |

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    | Eduardo Restrepo