Buenas tardes/noches señores de presídium, profesores y trabajadores del colegio, padres, representantes, familiares, amigos, allegados, y compañeros graduandos, y muchas gracias por acompañarnos en este acto de graduación de la cuadragésima promoción del Colegio Fray Luis Amigó.

Hace muchos años Albert Einstein dijo: “Si lo puedes imaginar, lo puedes lograr”, y hoy, en esta tarde/noche, damos vida a esa frase, al convertir en realidad el sueño de llegar a la graduación y recibir el titulo de bachilleres. Tal vez ese sueño haya cambiado, pues no somos 80 estudiantes recibiendo el título de bachiller, sino 77 recibiendo una constancia, pero eso no le resta importancia a nuestro logro, sino que más bien le añade satisfacción por un nuevo obstáculo superado. Y es por eso que estamos aquí, para celebrar que, a pesar de las dificultades, hemos dado un nuevo paso en nuestras vida y hacia el futuro que a partir de hoy tendremos, lo cual fue posible gracias a un gran esfuerzo y a la importante ayuda de Dios, de ustedes aquí presentes, de otras personas que por diversos motivos no pueden acompañarnos, y, por supuesto, de Wikipedia.

Cuando comencé a escribir estas palabras constantemente me preguntaba como plasmar 11 años de experiencias en un discurso que no durase una eternidad, considerando que tengo reputación de extenderme demasiado al exponer. Por ello me disculpo, e igualmente lo hago porque me he dado cuenta que me será imposible honrar todos los momentos que vivimos, pues pasaríamos más tiempo llorando que recordando. De todas maneras, haré el intento de compartir algunos de esos momentos, junto con los otros tres acontecimientos de la historia venezolana que recordamos en esta tarde/noche: el centenario del nacimiento de César Rengifo, el bicentenario de la Carta de Jamaica, y los 220 años del grito libertario de José Leonardo Chirinos.

A simple vista, estos acontecimientos no tienen mucho en común, ya que Con el primero conmemoramos el nacimiento del pintor y dramaturgo caraqueño, cuya obra "Las

Torres y el Viento" tuvimos la oportunidad de dramatizar, dándonos cuenta que la falta de seriedad no quita el exceso de talento;

Con el segundo recordamos la carta con la que Bolívar, desde Jamaica, hacía un llamado a los europeos a que fuesen participes de la lucha por la independencia latinoamericana, y con la cual nos demuestra que en la unión esta la fuerza,

De la misma manera como lo demostró José Leonardo Chirinos en 1795, al encabezar una rebelión en el occidente del país para luchar por los derechos de los esclavos y los indígenas, acción considerada por muchos como el primer movimiento pre-independentista venezolano.

Sin embargo, lo que estas tres celebraciones tienen en común es que nos recuerdan que, tal como dijo Bolívar en la misma Carta de Jamaica, "una causa individual puede generar resultados generales", ya que todas conmemoran y nos recuerdan que los venezolanos siempre han sido y somos capaces de dejar a un lado nuestras diferencias para así luchar por lo que necesitamos y por lo que es correcto, a pesar de las adversidades.

Otro ejemplo de este sentimiento son nuestros profesores, todos y cada uno de ellos, porque, a pesar de lo difícil que debe ser dar clases todo el día a un grupo de personas que, siendo honestos, muchas veces preferirían estar en otro lugar, nunca dejaron de cumplir su promesa de enseñar para contribuir con el futuro del país, aun cuando no reciben lo que merecen por su labor; por eso les damos gracias, y también lo hacemos porque no solo compartieron sus conocimientos y experiencias con nosotros, sino que además, a través de los mil y un exámenes, exposiciones, talleres, maquetas y pare de contar, nos enseñaron que los retos son creados para demostrarnos todo lo que podemos lograr cuando decidimos intentarlo; por eso es que decíamos que el solo hecho de intentar leer Cien Años de Soledad en un fin de semana, al mismo tiempo que debíamos hacer 5 mapas para Mays y aprendernos todas las valencias de química para Jaime, merecíamos puntos extra.

Infinitas gracias a nuestros padres y representantes, y a todas aquellas personas que fueron capaces de acompañarnos en esos momentos, dándonos apoyo incondicional y ayudándonos en todo cuanto pudieron, muchas veces realizando importantes sacrificios y colocándose como segundos en importancia, y siempre recordándonos que cada día es una oportunidad para ser mejores. Nunca podremos agradecerles lo suficiente por tomar la decisión de inscribirnos en este colegio, porque, aunque no lo parezca, a veces el paso más pequeño en la dirección correcta termina siendo el paso más grande en la vida; al decidir inscribirnos aquí no solo nos permitieron conocer a este grupo de personas que se convirtieron en mucho más que compañeros de clase, sino que además nos dejaron en un muy buen lugar para que construyéramos la base de nuestro futuro.

Ustedes, junto a nuestros profesores, y a las demás personas que conocimos en el colegio, nos dieron todas las herramientas que necesitaremos para enfrentar el complicado mundo en el que vivimos; no complicado como cantar un aguinaldo en inglés, como hacer dibujos a pulso para dibujo técnico, ni como aguantar la pena y el frío para bailar en Santo Domingo, sino complicado por todas las situaciones que se presentan, muchas veces sin una explicación lógica...vivimos en un mundo donde las ideas de una persona pueden llevar a una guerra mundial, donde no se valora a una persona por las cosas que hace, sino por su posición económica o su preferencia política, sexual o religiosa, donde una bala tiene más valor que un libro, y muchas cosas más; pero en este mismo mundo también viven personas que dan todo lo que tienen para ayudar a otros, que pasan noches sin dormir buscando resolver los problemas que nos afectan, que siguen creyendo que la educación y la fuerza de voluntad son de las armas más potentes que existen, y muchas cosas más.

No tengo duda de que todos ustedes se encuentran en este último grupo de personas porque, a pesar de todas las situaciones que afrontamos en estos años, que nos dieron la reputación de ser "una promoción salada", dejamos a un lado nuestras diferencias y preocupaciones para así, juntos, enfrentar cada reto que se presentase, colocando nuestro granito de arena para ayudar a cambiar el mundo de la forma que estuviese a nuestro alcance, aunque nos consideraran locos por ello, demostrando así que las personas que están tan locas como para pensar que pueden cambiar al mundo, son las que lo hacen.

Por eso, después de cambiar la chemise blanca por la celeste, y esta a su vez por la beige; después de 10 semanas del colegio, 9 bailes en la cancha de fútbol, 8 tesis por sección, 7 novelas en castellano, 6 años de primaria y 5 de secundaria, 4 horas con El chino cada jueves, 3 profesores de formación humano cristiana, y muchísimos momentos, con el Padre Alfredo y Estefanía, guiándonos y cuidándonos desde el cielo, nos convertimos en algo mucho más grande que una promoción, nos convertimos en una familia.

Una familia que no solo lleva el nombre de tres momentos importantes de la historia de este país del cual ahora somos bachilleres, sino que lleva y siempre llevara en nuestros corazones el nombre de nuestro ángel; esta siempre será la promoción Estefanía Sanabria porque ella nos enseñó a apreciar cada instante y a cada persona que tengamos, y, con su lucha, nos demostró que, en la vida, tal como en un libro, los capítulos tristes o difíciles son igualmente importantes que aquellos que están llenos de alegría y éxito, pues cada uno de ellos contribuye con la historia que se desarrolla.

No podría estar más orgullosa de que hayamos escrito una gran parte de nuestra historia entre las paredes de este colegio, por eso les damos las gracias a todas las personas que trabajan aquí, día a día, para que el colegio pueda seguir siendo un segundo hogar para todos los que lo llevamos en el corazón, y para que, en un futuro, muchas más promociones puedan estar en el lugar que en esta tarde/noche ocupamos, llenos de sentimientos encontrados por esta etapa que hoy termina.

Sin embargo, cada salida es la entrada a un lugar nuevo, y tengo fe en que Dios nos acompañará a donde sea que este final nos lleve. A Dios le doy infinitas gracias, porque todo lo que hemos vivido y todo lo que hemos logrado en estos años, es gracias a que Él así lo dispuso, y porque me dio la oportunidad de conocerlos muchachos, y de compartir estos años con ustedes.

Quiero que sepan que, a pesar de las peleas y desacuerdos, los quiero muchísimo, y les agradezco porque, al igual que algunas personas que he tenido la dicha de conocer, cada uno a su manera me enseño que la vida es cuesta arriba, pero la vista es genial. Nunca podré agradecerles lo suficiente, a todos, por haber formado parte de este capítulo de mi vida, y por haberme dado el honor de formar parte de la suya, y si bien todos estos años han sido y siempre serán especiales, espero y les deseo que no sean los mejores de sus vidas, sino que los vengan a partir de ahora estén cargados de muchos más éxitos y bendiciones.

Tal vez, a partir de ahora, nuestros caminos se separen, pero la distancia no puede romper aquello que está unido por sentimientos y experiencias como las nuestras; por eso, aunque nos llamen “ex alumnos”, siempre seremos parte del Colegio Fray Luis Amigó, y sin importar donde estemos, bien sea eso a un kilómetro de aquí, o al otro lado del mundo, siempre seremos parte de esta familia, y, , porque las historias que más amamos viven en nosotros para siempre, inspirándonos en cada cosa que hagamos.

Tomando eso en cuenta, les digo lo siguiente, especialmente a ustedes muchachos: este es el final de mi discurso, pero solo es el comienzo de nuestra historia.