el amor cura

1

Click here to load reader

Transcript of el amor cura

Page 1: el amor cura

Domingo 23 del T. Ordinario. Evangelio (Mateo 18, 15-20) 7 de septiembre 2014.

Publicado por LMV en http://erealcala.blogspot.com por el Departamento de Jóvenes de Cáritas Diocesana de Alcalá de Henares.

LA PALABRA ES VIDALa vida que nace del Evangelio para cada semana

CÁRITAS DIOCESANA DE ALCALÁ DE HENARES

Dijo Jesús a sus discípulos: “Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo. Os aseguro además que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos”.

Lo que escuece, cura.Me lo decía mi madre mientras, con todo el cuidado del mundo, aplicaba alcohol o qué sé yo en alguno de aquellos rasguños que yo me hacía cuando pequeño. Y es que no todo se cura con cariño y paños calientes; hace falta, a veces, aplicar remedios que escuecen, correctivos que hacen pupa. No ama más el que, por no hace sufrir a un hermano, deja de advertirle sobre el mal que hace –y se hace- con su mala conducta. Bien es verdad – hoy nos lo recuerda Pablo- que “uno que ame a su prójimo no le hace daño”. Pero así como hay “cariños” que matan, hay también “daños” que son la prueba más grande de cariño; porque curan.Jesús nos habla de un arte difícil en el amor: el de corregir a nuestro hermano. Un arte difícil de entender, porque será preciso discernir mucho: sobre los móviles que te impulsan a actuar –si el amor, o el enfado, o la envidia quizás-; sobre si es oportuno hablar, o es mejor callar. Una arte difícil también de practicar, porque habrá que extremar el cariño y el tacto, de modo que el hermano no se sienta atacado, ni controlado ni mucho menos humillado; para que comprenda que es el amor lo que te mueve a corregirlo.Empecemos diciendo que hay defectos, y defectos. La mayoría de los supuestos defectos de tu hermano no tendrán por qué moverte a intervenir: pertenecen a su manera de ser, son limitaciones que van anejas a la condición humana. Tú no tienes por qué plantearte el intervenir; más bien poner tu esfuerzo en comprenderlo, en aceptarlo como es.Pero puede tratarse de algo que, por lo que sea, está haciendo daño: a él, o a otros; y quizá ni él mismo sea consciente del problema. ¿Qué es mejor? ¿Dejarlo en su ignorancia, o ayudarle a caer en la cuenta de error? Pues bien, hay veces –nos recuerda hoy Jesús- en que el amor nos pide intervenir; bien sea corrigiéndolo a solas, o buscando el apoyo de algún amigo común, o incluso –si el tema lo requiere- llevando el caso “a la comunidad”.Pero que conste que Jesús no está, con ello, levantando la veda de la intimidad; como si, en adelante, cualquiera pudiera entrar a saco en la vida de su hermano, o tuviera derecho a ir por ahí dándoselas de maestro o predicador, o sintiéndose mejor que nadie. Esta “corrección fraterna” de la que hoy nos habla Jesús, si quiere ser auténtica, deberá estar en todo momento impulsada y controlada por el amor. Sólo el amor puede justificar el que tú, débil y pecador como tu hermano, pequeño como él y necesitado, puedas intentar ayudarle a que descubra, y corrija, un defecto que tiene. Asimismo, sólo si tu hermano percibe que es el amor el que te mueve, podrá llegar a comprender que no le estás atacando, ni avasallando, ni mucho menos creyéndote superior.Hay, pues, que amar mucho para tener derecho a corregir.

PARA TU REFLEXIÓN Y COLOQUIO:¿Te crees capacitado para corregir? Mídelo bien. ¿A quién y por qué?