El Análisis de Trazas de Disparo

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El Análisis de Trazas de Disparo (A.T.D.) El Análisis de Trazas de Disparo (A.T.D.) sustituyo la Prueba denominada Guantelete de Parafina, al comprobarse que los resultados obtenidos a través de la observación, captación, análisis cualitativo y cuantitativo de las partículas provenientes de la deflagración de la cápsula fulminante de una bala para arma de fuego: Antimonio (Sb), Bario (Ba) y Plomo (Pb), podía ser de mayor utilidad para demostrar si una persona disparo o no un arma de fuego. Anteriormente los criminalistas se apoyaban únicamente en las reacciones de color para detectar los residuos dejados por la pólvora en las manos de una persona que disparo un arma de fuego. Estas incluían la prueba de los dermonitritos o prueba de la parafina, para la búsqueda de residuos de pólvora combustionada y las pruebas de Harrinson Gilroy para la detección de antimonio (Sb), Bario (Ba) o Plomo (Pb), en las trazas dejadas por el fulminante. Estas técnicas fueron descartándose a medida que se realizaban experiencias de ensayo y error para determinar el grado de confiabilidad que podían arrojar; demostrando resultados de orientación que permitían dejar dudas de su aplicación. Así se adoptaron otras técnicas, con otras metodologías de aplicación, instrumentos y materiales que permitían realizar análisis más complejos, como el análisis por activación neutrónica como técnica promisoria en el análisis de trazas metálicas presentes en los residuos de la deflagración de la cápsula fulminante de una bala, siendo insalvables los escollos de la técnica por lo dificil del hallazgo del plomo y el tiempo que involucra la ejecución del análisis. En la década de los 70, aparecen la espectrofotometría de absorción atómica y la espectroscopia de emisión flama, que han dado muy buenos resultados en la detección de residuos del fulminante especialmente el

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Breve disertación sobre el ATD en la investigación criminalística como coadyvante en la solución de casos en los que se haya hecho uso de arma de fuego.

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El Análisis de Trazas de Disparo (A.T.D.)

El Análisis de Trazas de Disparo (A.T.D.) sustituyo la Prueba denominada Guantelete de Parafina, al comprobarse que los resultados obtenidos a través de la observación, captación, análisis cualitativo y cuantitativo de las partículas provenientes de la deflagración de la cápsula fulminante de una bala para arma de fuego: Antimonio (Sb), Bario (Ba) y Plomo (Pb), podía ser de mayor utilidad para demostrar si una persona disparo o no un arma de fuego.

Anteriormente los criminalistas se apoyaban únicamente en las reacciones de color para detectar los residuos dejados por la pólvora en las manos de una persona que disparo un arma de fuego. Estas incluían la prueba de los dermonitritos o prueba de la parafina, para la búsqueda de residuos de pólvora combustionada y las pruebas de Harrinson Gilroy para la detección de antimonio (Sb), Bario (Ba) o Plomo (Pb), en las trazas dejadas por el fulminante.

Estas técnicas fueron descartándose a medida que se realizaban experiencias de ensayo y error para determinar el grado de confiabilidad que podían arrojar; demostrando resultados de orientación que permitían dejar dudas de su aplicación.

Así se adoptaron otras técnicas, con otras metodologías de aplicación, instrumentos y materiales que permitían realizar análisis más complejos, como el análisis por activación neutrónica como técnica promisoria en el análisis de trazas metálicas presentes en los residuos de la deflagración de la cápsula fulminante de una bala, siendo insalvables los escollos de la técnica por lo dificil del hallazgo del plomo y el tiempo que involucra la ejecución del análisis.

En la década de los 70, aparecen la espectrofotometría de absorción atómica y la espectroscopia de emisión flama, que han dado muy buenos resultados en la detección de residuos del fulminante especialmente el antimonio y el bario, cuanto al tiempo de procesamiento de las muestras y a las limitaciones inherentes a la colección de trazas.

Cuando estas pruebas comenzaron a tener lugar, los detectives acudían a la prueba de parafina para determinar si una persona había accionado un arma de fuego recientemente. Esta prueba consistía en aplicar una película de esa sustancia en las manos del sospechoso y con ello extraían los nitratos de la pólvora quemada que se habían adherido a su piel. Este procedimiento dejó de aplicarse debido a que se necesitaban concentraciones muy altas de esos nitratos para lograr un resultado exacto, resultando ser un procedimiento no muy confiable.

A mediados de la década de los 80, específicamente en 1985, y como producto de los extremados

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esfuerzos por alcanzar un método de análisis alterno, que combino la sensibilidad y la especificad requeridas para establecer si un individuo ha disparado un arma de fuego, entra en escena la Microscopia Electrónica de Barrido con espectrómetro de Energía Dispersiva por rayos X (MEB-EDAX), como herramienta de análisis de los residuos provenientes del fulminante, elementos tales como: el antimonio, bario y plomo.

La Microscopia Electrónica de Barrido con Espectrómetros de Energía ‘Dispersiva por rayos X (MEB-EDAX), identifica la presencia de trazas de los os químicos provenientes del fulminante de una bala disparada por una de fuego, tales como: Antimonio (Sb), Barios (Ba) y Plomo (Pb), y demás permite diferenciar la forma en que se presentan dichos elementos, esto útil para establecer si probablemente la persona a quien se le imputa un hecho delictivo, realizo o no un disparo con arma de fuego. La Prueba de ATD (análisis de trazas de disparos), actualmente utilizada por la criminalística y consiste en que el investigador aplica un hisopo previamente impregnado con ácido nítrico sobre los dorsos internos de los dedos pulgares e índice de las manos del sospechoso. Las muestras deben ser sometidas a análisis de activación de neutrones o a una tecnología llamada espectroscopio de absorción atómica y la persona investigada resultará positiva si tiene al menos dos de los tres elementos claves (plomo, antimonio y bario). Esta prueba debe ser colectada bajo las más estrictas normas criminalísticas.

En el caso que nos ocupa, hubiese sido ideal para evitar dudas que con las muestras obtenidas, esta Prueba científica, criminalisticamente conocida con el nombre de Análisis de Trazas de Disparo (A.T.D.), realizada para determinar la presencia de partículas metálicas en las manos de los investigados y si habían disparado o no un arma de fuego, hubiese sido practicada por lo menos en tres Laboratorios Forenses debidamente certificados, evitando así que la misma arroje resultados erróneos, debido a que todo tipo de análisis donde intervenga la mano humana siempre tiene un margen de error considerable, el cual puede ser mayor o menor dependiendo de quién, dónde y como lo realice, siendo esto lo indicado para darle Transparencia y pleno valor de Prueba.