El sujeto

11
EL SUJETO Trabajo en una tienda de disfraces y todos los días uso uno distinto para hacer publicidad para el local. Es algo bastante divertido realmente. ¡Algunos trajes son muy buenos! Y siempre le saco sonrisas a la gente por la calle, reparto alegría, doy brillo. Yo… bueno está bien, no puedo mentir: La gente se burla de mí ya que hago el ridículo diariamente pero ¡de verdad los hago reír! Igualmente a mí me gusta ese trabajo, quiero decir ¡por lo menos tengo trabajo! ¿Cuánta gente hay desempleada en el mundo? Yo me considero muy afortunado; además tiene la peculiaridad de darle algo de extrañamiento a la aburrida vida cotidiana. Aunque me fascina y, por suerte, me llevo muy bien con mi vida, hay algo que me amarga y por más que intenté una y mil veces poner sonrisas ante todo, se me hace imposible no gruñir por eso. Es un sujeto, un frío, notablemente amargado y, aunque odio admitirlo, apuesto sujeto. Tiene una mirada muy profunda y pareciera no conocer las sonrisas. Delirios

description

Mi primera mención en literatura ♥

Transcript of El sujeto

Page 1: El sujeto

EL SUJETO

Trabajo en una tienda de disfraces y todos los días uso uno distinto para

hacer publicidad para el local. Es algo bastante divertido realmente. ¡Algunos

trajes son muy buenos! Y siempre le saco sonrisas a la gente por la calle,

reparto alegría, doy brillo. Yo… bueno está bien, no puedo mentir: La gente se

burla de mí ya que hago el ridículo diariamente pero ¡de verdad los hago reír!

Igualmente a mí me gusta ese trabajo, quiero decir ¡por lo menos tengo

trabajo! ¿Cuánta gente hay desempleada en el mundo? Yo me considero muy

afortunado; además tiene la peculiaridad de darle algo de extrañamiento a la

aburrida vida cotidiana.

Aunque me fascina y, por suerte, me llevo muy bien con mi vida, hay algo que

me amarga y por más que intenté una y mil veces poner sonrisas ante todo, se

me hace imposible no gruñir por eso.

Es un sujeto, un frío, notablemente amargado y, aunque odio admitirlo, apuesto

sujeto. Tiene una mirada muy profunda y pareciera no conocer las sonrisas.

Como podrán deducir, es muy difícil que alguien como él y alguien como yo nos

llevemos bien. Somos muy diferentes y dudo que un ser humano con las

características de mencionado sujeto tenga amigos.

Antes de empezar: no quiero que piensen que yo soy el que buscó el

conflicto, no, no, no, para nada. Realmente quería aclararlo porque luego

vienen las confusiones y los muy famosos: “Yo opino que…” Y ahí se desatan

una serie de prejuicios en cadena al estilo conventillo y… bueno, tengo que

controlarme; mis amigos siempre hacen bromas basándose en la facilidad que

tengo para irme por las ramas al hablar. Sí, lo sé, es algo divertido pero no es

Delirios

Page 2: El sujeto

muy lindo que te llamen mono parlanchín, el Tarzán “mudo” o por otros apodos

realmente patéticos. En fin, iniciaré mi relato.

Todo comenzó una mañana de tantas, un día con nada fuera de lo normal. La

noche anterior había programado la alarma de mi reloj despertador para las

seis de la mañana, para luego levantarme a las seis y media. ¿Suena raro? Es

que de esa forma tengo tiempo de sobra para hacer “fiaca”, disfrutar de ese

placer tan lindo del descanso prohibido.

Esos minutos dan la sensación de que los disfrutás mucho más que diez horas

de sueño porque sabés que tendrías que estar haciendo otra cosa, no estar

metido en la cama.

Luego de gozar el descansito, me levanté y abrí de par en par los dos roperos

que tengo junto al espejo de pie perteneciente a mi bisabuela, para decidir qué

vestimenta usar ese día.

La mañana era muy primaveral, el sol brillaba en la ventana y se sentía el

dulce aroma de las flores de mi pequeño jardín. El ambiente era tan contagioso

que decidí vestirme con un disfraz temático pero no muy exagerado, un par de

colores claros con un fondo negro y algunos accesorios serían la perfección.

No es que sea un engreído ni nada por el estilo, pero realmente tengo gusto

para vestirme, la creatividad emana de mis manos a la hora de escoger la

ropa…en fin. Terminé de colocarme el disfraz y estaba muy satisfecho con las

ideas que había tenido en el momento de escogerlo.

Salí de mi casa apresuradamente y prácticamente volé a la oficina, era muy

tarde.

Por suerte llegué a tiempo y pude tomarme un café con medialunas antes de

comenzar mi jornada laboral. Todo marchaba con la normalidad monótona de

Delirios

Page 3: El sujeto

todos los días; aproveché un momento en el que no había clientela y fui al

tocador.

Cuando crucé la puerta con el típico dibujo de la silueta masculina colgando,

fue cuando comenzó todo.

Al principio no me percaté de su presencia pero luego sí, y no pude dejar de

notarla. Fueron tres segundos, tres segundos que cambiaron el curso de mis

días, tres segundos en que nuestros ojos se cruzaron y pasé a odiar a ese

sujeto.

No puedo describir con exactitud cómo ocurrió ya que en el momento mi mente

estaba bloqueada por una oleada de odio interno, quería despedazarlo.

¿Cuál era el motivo de mi ira? Muy sencillo: se burlaba. El despreciable hombre

que tenía adelante en ese momento estaba haciendo una clara demostración

de degradación hacia mi persona. El muy infeliz se había vestido con un traje

ridículo, demasiado patético. Estaba lleno de flores secas, tenía puesto unos

zapatos gigantes como los de los payasos y llevaba el pelo como la almohada

se lo había dejado; ¡hasta se colocó lentes de contacto celestes para parecerse

más! Todo indicaba que hacía una muy mala imitación de mí, al parecer con el

fin de ofenderme. Lo miré por unos segundos directamente a los ojos y hasta

me dio gracia la expresión deprimente que tenía en su cara. El pobre hombre

intentaba sonreír pero se notaba una gran soledad en su mirada, un dolor

eterno. Di media vuelta y marché nuevamente a mi puesto de trabajo. Me

planteé la idea de que no tenía sentido hacerme mala sangre, ya que seguro

era alguien de visita y sería la única vez que tendría que ver ese ridículo rostro.

No fue así.

Delirios

Page 4: El sujeto

A la mañana siguiente fui a mi trabajo y, ¿adivinen qué? Él estaba allí,

esperándome.

Estaba con un sombrero mexicano inmenso en tonos muy chillones, llevaba

unos pantalones rotosos y una camisa desteñida. De su hombro colgaba un

intento de poncho muy descuidado. No pude evitar el reír ante dicha imagen,

era demasiado. No me causó gracia el hecho de que él llevara puesta esa

ropa, sino que lo que me hacía largar carcajadas sin control era la idea de que

se había vestido así para intentar burlarse de mí. Pero realmente ni se

acercaba al elegante traje mexicano que yo llevaba puesto. Lo de él parecía

cosido por los tres ratones ciegos mientras que el mío estaba confeccionado

por mis expertas manos. Resolví ignorarlo nuevamente; por suerte soy un

hombre de paciencia.

Pero este episodio no se había repetido solamente unos dos o tres días, sino

que venía ocurriendo lo mismo hacía tiempo, alcanzando un mes desde su

inicio.

Todas las mañanas lo veía, llegué hasta el punto de no saber si seguía

soñando una horrible pesadilla o si ya había despertado y lo encontraba

nuevamente. Lo peor era que sus burlas eran cada vez más y más duras para

él. Se notaba que hacía un esfuerzo terrible por imitarme. Es decir, aunque sus

disfraces no mejoraban, aunque sea no empeoraban; pero se destacaba en su

cara que estaba harto aunque no quería parar, al parecer quería destruirme

emocionalmente pero no lo lograba, y eso lo frustraba; o tal vez sólo estaba

muy desconforme con su vida…sí, debía ser eso. Reconozco ese aire ausente

al caminar ya que muchos de mis compañeros lo tienen. El punto es que era

inaguantable, demasiado. Resolví enfrentarlo de una vez por todas.

Delirios

Page 5: El sujeto

En el tocador de mi trabajo arreglé el encuentro. En realidad no fue un acuerdo

ya que nunca le planteé la idea a él, pero sabía que me seguía día y noche y

seguramente lo encontraría en donde yo fuera; y así ocurrió.

Estaba allí, observándome. Apenas divisé su cara se me cruzaron los mismos

pensamientos que tuve desde un principio respecto a él. Es un ser amargado,

infeliz, desconforme con el universo, sin amigos, seguramente su madre no se

acuerda de él y a nadie le importa en el mundo. Demasiado irritable porque por

más que su mirada expresaba todo eso él se empeñaba en sonreír con una

sonrisa realmente espantosa. Era algo inútil intentar disimular su triste agonía

sentimental ya que prácticamente tenía una remera que decía TENGO UNA

MALA VIDA, pero bueno, allá él.

Decidí no dar vueltas por lo cual lo miré fijamente y le dije que me tenía harto.

Le pregunté por qué estaba decidido a intentar ofenderme cuando lentamente

el que se ponía en ridículo era él, y le di un largo discurso sobre la paz, la

tolerancia y el respeto, el cual estaba seguro de que le llegaría.

¿Saben qué hizo el sujeto? Me miró, fue lo único. Pero esos profundos ojos

claramente enrojecidos por el odio provocaron en mí un maremoto de ira y

estoy convencido de que aunque me hubiera insultado en treinta idiomas,

nunca me habría enfadado tanto como con esa mirada. Era intolerable, algo

realmente infantil y desagradable.

¡Salí corriendo y gritando desaforadamente! Había estallado.

En los días que siguieron lo único que veía era al irritable hombre con su

sonrisa en sorna. Estaba por todos lados, en el trabajo, en la calle, en los

centros comerciales ¡hasta dentro de mi propia casa! Lo veía continuamente,

Delirios

Page 6: El sujeto

realmente estaba enloqueciendo. Tenía visiones, fueron unos días muy

desagradables.

Pero llegó un momento en que no pude más con mi ánimo, ya no hacía más

que tomar, gritar y reír. Largas y largas carcajadas desesperadas salían de mi

boca, era muy intimidante pero no podía evitarlo.

Lo busqué directamente a él en lugar de ignorarlo, quería terminar con ese ser.

Así fue que el día de ayer mi persona fue manchada y lo hice yo mismo. Mi

imagen de señor alegre, feliz, agradecido por la vida fue degradada. Y no me

importó, sólo quería acabar con él.

Esa histórica mañana lo crucé en mi misma habitación, el muy osado había

pasado los límites del atrevimiento y decidió esperarme justo junto a mi armario

preferido: perfecto.

Me acerqué lentamente a mi adversario agazapado como las fieras cuando

están por cazar su alimento; mi expresión era igual de salvaje.

Cuando estuve exactamente a un paso me abalancé sobre él. Primero lo

empujé hacia el suelo y luego le di una fuerte patada. Mi rodilla derecha se

llenó de sangre. Lo golpeé una y mil veces con los ojos cerrados, realmente

estaba gozando el momento. Reía y reía sin parar mientras destruía uno a uno

los pedazos de ésa asquerosa persona. Era un momento de paz y consuelo,

ése que no tenía hacia casi un mes. Mi odio afloraba en cada golpe que le

propinaba y mi placer en las risas que volaban de mi boca. Fue fantástico.

Por fin terminé con el sujeto tan repulsivo que me atormentó por semanas y

semanas. Ese ser tan diferente a mí. Me atrevo a pensar que le hice un favor al

terminar con su triste existencia. Al fin y al cabo él me imitaba, no estaba

Delirios

Page 7: El sujeto

conforme con su vida y quería proveerse de la mía, tan perfecta y brillante.

Pero no lo logró.

Con mis propias manos había acabado con esa sonrisa tan patética y con esa

mirada tan deprimente. Estoy seguro de que muchas personas me

agradecerán si algún día se enteran de que fui yo. Seguramente al principio no

lo creerán, no podrán aceptar la idea de que alguien tan feliz, solidario, amable;

alguien de quien emana la alegría notablemente, alguien con una vida perfecta

como yo podría pegarle y pegarle a alguien hasta terminar con su existencia.

Pero así fue y estoy orgulloso ya que seres así no se merecen la vida.

¿Es increíble cuan bajo ha caído el ser humano, no?

Es decir ¡intentó imitarme seguramente para reemplazarme! Es ridículo.

Por suerte he terminado con ese frío, amargado y desagradable ser. He

terminado el día de ayer con ese sujeto y tiré en distintas bolsas sus restos. Lo

rompí completamente.

Ahora que lo pienso, creo que tendré siete años de mala suerte.

Delirios