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Elena Ferrante: "De niña era muy mentirosa. Alrededor de los 14 años, tras muchas h Published on Centro Onelio (http://www.centronelio.cult.cu) Elena Ferrante: "De niña era muy mentirosa. Alrededor de los 14 años, tras muchas humillaciones, decidí crecer" La autora italiana, que mantiene en secreto su identidad, publica nueva novela 'La vida mentirosa de los adultos'. “Aún hoy, si afirmo que la gran literatura, la grandísima literatura no es universal, sino solo gran literatura, grandísima literatura masculina, provoco incomodidad, parezco un poco bruta. Pero es así.” Tomado de: El Mundo 9 de septiembre de 2020 Tres décadas de éxitos y reconocimientos han reforzado la decisión de la escritora (o escritor) Elena Ferrante a mantener en secreto su identidad. Con el misterio y las ventas aseguradas, ha concedido una única entrevista con motivo de la publicación de su nueva novela, La vida mentirosa de los adultos (Lumen), un cuestionario colectivo con 31 preguntas de traductores y libreros de varios países. Ofrecemos aquí algunas de sus respuestas, traducidas del italiano de Celia Filipetto. Muchos de los personajes de sus novelas se debaten entre el amor o la amistad. ¿A quién le gustaría tener a su lado para siempre, al amigo o al amante? (Lola Larumbe, Librería Rafael Alberti, Madrid). Prefiero un amante que sea capaz de una gran amistad. Esta mezcla resulta difícilmente comprensible cuando se es joven, pero en la madurez, si somos afortunadas, se abre paso poco a poco. En los epistolarios antiguos entre amantes siempre me ha gustado encontrar expresiones como «amigo mío», «amiga mía». E incluso el apelativo «hermana», que hace su aparición en la literatura caballeresca y persiste durante siglos, nunca me pareció signo del ocaso del deseo, al contrario. En primer lugar, quisiera decirle que encontré sumamente agradable la lectura de los cuatro libros de la saga Dos amigas. Como librera los he recomendado a todos, pero los han leído principalmente mujeres porque, desde el principio fueron clasificados como lectura «para mujeres». La mirada de sus libros es femenina, pero eso no significa que sean exclusivamente para ellas, al contrario. En su opinión, ¿Por qué los libros que ven el mundo con mirada femenina no interesan a los hombres? Durante años, ellos nos han contado la vida, la historia y cuanto ocurría. Le doy las gracias por haber contribuido a hacer más rico y plural el universo femenino (Fe Fernández Villaret, librería L'Espolsada Llibres, Corró d'Avall, Barcelona). ¿Qué decir? Con frecuencia, los hombres, incluso los muy cultos, ni siquiera intentan leer nuestros libros. Como usted apunta, los consideran «para mujeres», y con esa fórmula no solo parecen proteger su virilidad de toda posible degradación, sino que nos niegan el don de la universalidad, que solo se atribuyen a sí mismos. Ellos escriben libros para hombres y mujeres; nosotras, en cambio, solo conseguimos escribir para mujeres. Es uno de los muchos síntomas de cómo siguen considerándonos seres humanos de rango inferior. A veces da la impresión de que nosotras mismas los secundamos, poco falta para que volvamos a exclamar como la Ifigenia de Eurípides: «Un hombre es más valioso que mil mujeres en la vida». Hemos sido educadas en la idea de que una persona de sexo masculino cuenta entre sus muchas y maravillosas prerrogativas la de reunir en sí todo el mundo. Un hombre, cuando produce obras grandes, pequeñas, minúsculas, se dirige con naturalidad al género humano, a los marcianos, a los venusianos, se siente dispuesto a lo posible y lo imposible. Nosotras, según nos han dicho, no hemos nacido para eso. En ellos, la inteligencia, el talento son méritos. En nosotras, la inteligencia, el talento son defectos. Por citar un ejemplo, el extraordinario Baudelaire, al que todos y todas debemos muchísimo, escribía que la belleza femenina dura más si no va acompañada de inteligencia, y subrayaba en su estilo provocador que quien se enamora de una mujer inteligente es un pederasta. Las cosas cambian, claro está, están Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. La Habana, Cuba. Desarrollador web: Juan Rey Hernández Cabrera . © Todos los derechos reservados. 2015. deneme Page 1 of 5

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Elena Ferrante: "De niña era muy mentirosa. Alrededor de los14 años, tras muchas humillaciones, decidí crecer"

La autora italiana, que mantiene en secreto su identidad, publica nueva novela 'La vida mentirosa delos adultos'.“Aún hoy, si afirmo que la gran literatura, la grandísima literatura no es universal, sino solo granliteratura, grandísima literatura masculina, provoco incomodidad, parezco un poco bruta. Pero esasí.”Tomado de: El Mundo9 de septiembre de 2020

Tres décadas de éxitos y reconocimientos han reforzado la decisión de la escritora (o escritor) ElenaFerrante a mantener en secreto su identidad. Con el misterio y las ventas aseguradas, ha concedidouna única entrevista con motivo de la publicación de su nueva novela, La vida mentirosa de losadultos (Lumen), un cuestionario colectivo con 31 preguntas de traductores y libreros de variospaíses. Ofrecemos aquí algunas de sus respuestas, traducidas del italiano de Celia Filipetto.

Muchos de los personajes de sus novelas se debaten entre el amor o la amistad. ¿A quiénle gustaría tener a su lado para siempre, al amigo o al amante? (Lola Larumbe, LibreríaRafael Alberti, Madrid).

Prefiero un amante que sea capaz de una gran amistad. Esta mezcla resulta difícilmentecomprensible cuando se es joven, pero en la madurez, si somos afortunadas, se abre paso poco apoco. En los epistolarios antiguos entre amantes siempre me ha gustado encontrar expresionescomo «amigo mío», «amiga mía». E incluso el apelativo «hermana», que hace su aparición en laliteratura caballeresca y persiste durante siglos, nunca me pareció signo del ocaso del deseo, alcontrario.

En primer lugar, quisiera decirle que encontré sumamente agradable la lectura de loscuatro libros de la saga Dos amigas. Como librera los he recomendado a todos, pero loshan leído principalmente mujeres porque, desde el principio fueron clasificados comolectura «para mujeres». La mirada de sus libros es femenina, pero eso no significa quesean exclusivamente para ellas, al contrario. En su opinión, ¿Por qué los libros que ven elmundo con mirada femenina no interesan a los hombres? Durante años, ellos nos hancontado la vida, la historia y cuanto ocurría. Le doy las gracias por haber contribuido ahacer más rico y plural el universo femenino (Fe Fernández Villaret, librería L'EspolsadaLlibres, Corró d'Avall, Barcelona).

¿Qué decir? Con frecuencia, los hombres, incluso los muy cultos, ni siquiera intentan leer nuestroslibros. Como usted apunta, los consideran «para mujeres», y con esa fórmula no solo parecenproteger su virilidad de toda posible degradación, sino que nos niegan el don de la universalidad,que solo se atribuyen a sí mismos. Ellos escriben libros para hombres y mujeres; nosotras, encambio, solo conseguimos escribir para mujeres. Es uno de los muchos síntomas de cómo siguenconsiderándonos seres humanos de rango inferior. A veces da la impresión de que nosotras mismaslos secundamos, poco falta para que volvamos a exclamar como la Ifigenia de Eurípides: «Unhombre es más valioso que mil mujeres en la vida». Hemos sido educadas en la idea de que unapersona de sexo masculino cuenta entre sus muchas y maravillosas prerrogativas la de reunir en sítodo el mundo. Un hombre, cuando produce obras grandes, pequeñas, minúsculas, se dirige connaturalidad al género humano, a los marcianos, a los venusianos, se siente dispuesto a lo posible ylo imposible. Nosotras, según nos han dicho, no hemos nacido para eso. En ellos, la inteligencia, eltalento son méritos. En nosotras, la inteligencia, el talento son defectos. Por citar un ejemplo, elextraordinario Baudelaire, al que todos y todas debemos muchísimo, escribía que la bellezafemenina dura más si no va acompañada de inteligencia, y subrayaba en su estilo provocador quequien se enamora de una mujer inteligente es un pederasta. Las cosas cambian, claro está, están

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cambiando, pero lo hacen demasiado despacio, sobre todo en profundidad. Aún hoy, si afirmo que lagran literatura, la grandísima literatura no es universal, sino solo gran literatura, grandísimaliteratura masculina, provoco incomodidad, parezco un poco bruta. Pero es así.

¿Qué la inspiró a escribir La vida mentirosa de los adultos? ¿Cree que los adultos mientenhabitualmente sobre sus vidas? ¿A los demás, a sus hijos e incluso a sí mismos? (DinaBorge, librería Norli Nye Sandvika, Noruega).

De niña era mentirosa, con frecuencia me castigaban por mis mentiras. Alrededor de los 14 años,tras muchas humillaciones, decidí crecer y no mentir más. Pero poco a poco descubrí que mientrasmis mentiras infantiles eran ejercicios de imaginación, los adultos, tan contrarios a los embustes, sementían a sí mismos y mentían a los demás con naturalidad, como si la mentira fuera el instrumentofundamental para darse coherencia, para atribuirse sentido, para resistir la comparación con elprójimo, para mostrarse a los hijos como un modelo autorizado. De una parte de esta experienciaadolescente se nutren las vicisitudes de Giovanna.

En comparación con los personajes femeninos, los «hombres ferrantianos» parecen sermás bien simples o monótonos. ¿Existe algún personaje masculino que considere comouna figura más positiva respecto a otros o al que le tenga un cariño especial? (Ji-woo Kim,traductora para Hangilsa Publishing, Corea del Sur).

Enzo. Me gustan los hombres que ejercen su fuerza ayudándote con discreción a vivir. Me gustan losque lo hacen sin demasiadas palabras, sin zalamerías, sin pretender recompensas. La comprensiónverdadera de la mujer me parece el más elevado ejercicio de la inteligencia y la capacidadmasculina de amar. Cosa rara. No quiero hablar aquí de los varones toscos, violentos, cuya últimaencarnación son los agresores vulgarísimos de las redes sociales o la televisión. Me parece más útilhablar de los cultos, de los compañeros de trabajo y de estudio. La mayoría sigue tratándonos comoanimales adorables a los que se da crédito simplemente para jugar un poco con ellos. Una minoríaha aprendido superficialmente un recetario de «amigos de las mujeres» y quieren explicarte cómodebes hacer para salvarte, pero en cuanto aclaras que necesitas salvarte sola, la pátina civilizada seagrieta y aflora el viejo hombrecito insoportable. No, nuestros viriles educadores deben serreeducados en todos los aspectos. Por ahora solo me fio de Enzo, el compañero paciente de Lila.Claro, puede llegar un momento en que también este tipo de hombre se canse y se vaya, pero almenos deja un buen recuerdo.

Para Lila y Elena, la experiencia de la lectura de 'Mujercitas' tiene una gran importancia¿Qué (otras) figuras literarias la cautivaron y la marcaron profundamente en suadolescencia? (Stefanie Hetze, librería Dante Connection, Alemania).

Para contestar debería hacer una lista larga y probablemente tediosa. Digamos que devorabanovelas cuyos personajes femeninos tenían vidas desgraciadas en un mundo injusto y feroz,cometían adulterio y otras violaciones, veían fantasmas. Entre los doce y los dieciséis años busquéávidamente todos los libros en cuyos títulos había nombres de mujer: Moll Flanders, Jane Eyre, Tessde los d'Uberville, Effi Briest, Madame Bovary, Anna Karenina. Pero el libro que leí y releí de formaobsesiva es Cumbres borrascosas de Emily Brontë. Sigue siendo un libro extraordinario por cómonarra el amor mezclando buenos y pésimos sentimientos sin solución de continuidad. Catherine esun personaje que hay que revisitar. Cuando se escribe, sirve para evitar el peligro de figurasfemeninas almibaradas.

¿En qué medida cree que nos cambian las amistades de nuestra vida? (Ioana ZenaidaRotariu, librería Stefan Octavian Iosif, Rumanía).

Una amiga no nos cambia, pero sus cambios se unen discretamente a los nuestros en un continuo yrecíproco esfuerzo de adaptación.

Así, mientras pienso que la verdad presente en sus historias es la clave universal paraque palpiten los corazones de lectores de culturas y áreas geográficas tan distintas(saber que la leerá Michelle Obama y un directivo chino, Maddona y una muchachaturca), le preguntaría en qué medida su relación con la realidad que confluye en susCentro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. La Habana, Cuba.Desarrollador web: Juan Rey Hernández Cabrera. © Todos los derechos reservados. 2015.

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novelas está influenciada por este hecho evidente. (Enza Campino, Librería Tuttilibri,Italia).

Escribir es una actividad muy privada. Siempre he escrito para mí y muchos textos no han salidonunca de mis cajones. Pero todas las veces que decidí publicar uno de mis relatos, lo hice siempreesperando que se alejara lo más posible de mí, que viajara, que hablara lenguas distintas de aquellaen la que lo había escrito, que fuera a parar a ambientes y casas vedadas a mi mirada, quecambiara de medio, y de libro se convirtiera en teatro, película, televisión, cómic. Eso he pensado yno he cambiado. Mientras escribo, mi escritura es muy tímida, pero cuando decide hacerse libro, sevuelve ambiciosa, es inmodesta. Quiero decir que yo no soy mis libros, sobre todo, no tengo unavida que se vanagloria de sí misma como la de ellos. Que los libros lleguen hasta donde son capacesde llegar, yo seguiré escribiendo según mi gusto, como y cuando me apetezca. Desde el momentoen que adoptan una forma editorial y se van, mi independencia no tiene nada que ver con la deellos.

¿Por qué sigue regresando a un pasado doloroso? ¿Para usted escribir es, ante todo, unaforma de autoterapia? Por otra parte, ¿qué opina de la literatura que se estudia en lasescuelas italianas? ¿Cree que refleja las dinámicas del mundo en el que vivimos? ¿Quévalores proclama? ¿Comparte usted esos valores? (Ivo Yonkov, traductor para la editorialColibri, y Dessi Dimitrova, librera, Bulgaria).

No, nunca he considerado que escribir sea una forma de terapia. Para mí la escritura es todo locontrario: es hurgar con el cuchillo en la llaga, algo que puede hacer mucho daño. Escribo como esaspersonas que no paran de tomar aviones por necesidad, pero que tienen miedo de no llegar, sufrenmientras dura el vuelo, y cuando aterrizan se sienten felices pese a quedar hechas un trapo. Encuanto a la escuela, sé poco sobre cómo funciona hoy. A la que yo asistí, transformaba las lecturasque de mayor encontré maravillosas en unos ejercicios aburridísimos a los que había que poner unanota. Esa escuela enseñaba literatura anulando el placer de la imaginación y la identificación. Si auna frase le quitamos su energía y perdemos el tiempo con ese adjetivo o aquella figura retórica, enla página solo quedarán combinaciones alfabéticas esqueléticas y, en el mejor de los casos,convertiremos a los jóvenes en unos finos vendedores de humo.

En sus libros aborda usted una cuestión importante: la emancipación de la mujer a travésde la vida profesional. ¿Cómo considera los posibles efectos del coronavirus en lasituación de la mujer? ¿Cree que acentuará las disparidades económicas y supondrá unretroceso respecto a algunas conquistas en el camino a la emancipación? ¿Cree quepodría ser un tema interesante para una escritora? (Magorzata Zawieska, libreríaKorekty, Polonia).

Sigo bajo los efectos del miedo, desorientada por la facilidad con la que en pocas semanas hanempeorado las condiciones de vida de por sí pésimas de los más débiles del planeta. No estoyespecialmente interesada en el virus. Lo que me aterra es la fragilidad del sistema, hasta tal puntoque me cuesta explicarme. Quiero decir que de repente todo se ha reorganizado. En un lapso detiempo extraordinariamente breve la obediencia se ha situado en lo alto de la jerarquía de valores. Ylas mujeres han recibido más órdenes de lo habitual, ya que por tradición están destinadas aolvidarse de sí mismas y a ocuparse de la supervivencia material de la familia: nutrir, vigilar, curar,recluir, recluirse y, entretanto, sentirse culpables de todo, como si hasta ese momento hubiesentenido demasiadas pretensiones. Con este panorama parece inevitable retroceder para centrarse enrebeliones primarias: la comida, el agua, un techo, los medicamentos. Sí, creo que en lugar de narrarla propagación de la pandemia, habría que contar de qué manera la propagación del miedo noscambia y resta sentido a reivindicaciones elevadas, a ambiciones refinadas, en una palabra, a todoese «hacer» que bulle cuando el sistema económico-social-cultural se hace pasar por sólido. Pero, lerepito, debo pensármelo. Por ahora, el problema radica en cómo hacer para que la cuestiónfemenina siga estando en el centro. Es preciso que no se considere menos explosiva, por ejemplo,que la situación de los afroamericanos en Estados Unidos, que las migraciones entre guerras ymiseria.

«Desbordamiento» es una de las palabras clave de la tetralogía 'Dos amigas', esa«sensación» de Lila «de instalarse por unas pocas fracciones de segundo en una persona,Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. La Habana, Cuba.Desarrollador web: Juan Rey Hernández Cabrera. © Todos los derechos reservados. 2015.

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una cosa, un número o una sílaba, violando sus contornos», por utilizar sus palabras.¿Podría decirse que también Giovanna sufre una especie de desbordamiento, tal vez deforma permanente, cuando se descorre el velo inconsistente de perfección de su familia yella se instala en una nueva imagen de sí misma? (Demetra Dotsi, traductora paraEdiciones Patakis, Grecia).

Sí, ahora, mientras le contesto, me parece que sí. Pero hay que tener presente que en Lila es unareacción física, en cierto modo, una patología. «Desbordamiento» es el nombre con el que elladesigna un terremoto en cuyo epicentro se encuentra una súbita disfunción de los cinco sentidos. Amí Giovanna me parece más próxima a Elena, que al escribir se ciñe a la palabra utilizada por Lila yacentúa su valor metafórico. En ella, el desbordamiento se convierte en un forzarse, un expandirsefuera del barrio, un cruzar fronteras, un convertirse en otro y luego en otro, un romper velos consufrimiento, pero también con orgullo. A Lila la vencen físicamente sus síntomas, son tan violentosque enferma. Elena y Giovanna se desbordan en la metáfora y las metáforas hacen menos daño.

En el cuarto tomo de la tetralogía 'Dos amigas' alude a la universalidad de la violenciahumana y presenta al lector unos indicios que se refieren al mundo árabe y a la culturaislámica: el marido de Dede es de origen iraní y su hijo se llama Hamid. ¿Podríamosesperar de Elena Ferrante una novela centrada en el actual conflicto entre Islamismo yOccidente, que trate temas políticos contemporáneos como racismo, terrorismo,inmigración e islamofobia? (Muauia Abdelmayid, traductor para la editorial Dar al Adab,Líbano).

Vuelvo con gusto sobre la palabra «desbordamiento». Sí, tiene que ver con la violencia, pero en elsentido que reúne los efectos de una fuerza descontrolada que rompe el contorno de las personas ylas cosas. Los márgenes artificiales dentro de los que estamos encerrados y dentro de los queencerramos a los demás, se convierten de golpe en engañosos y poco resistentes, de modo que,ante los ojos de Lila, se produce el espectáculo atroz de la destrucción y la autodestrucción. Ytambién, en el curso de la narración, cuando el término se desvía de su sentido, se convierte enmetáfora de crecimiento, revelación de la verdad, etcétera, siempre va acompañado de una idea deruptura, desgarramiento, explosión. Nuestra vida común está llena de acciones rompedoras, no sehuye de la violencia, ni siquiera en las figuras retóricas. He escrito bastante al respecto y, en cuantoa su primera pregunta, le contesto que tal vez no, a estas alturas es improbable que escriba sobreterrorismo, racismo, islamofobia: en el final de la saga Dos amigas quería señalar simplementecuánto se había abierto el horizonte de Elena a través de sus hijas, sus maridos, los nietos, que yano están insertados en el barrio sino en el marco amplio y peligrosísimo del planeta. Por otra parte,en todas las ocasiones que se me presenten seguiré insistiendo en lo mucho que detesto laviolencia, sobre todo contra los más débiles, pero también la de los débiles contra otros débiles eincluso la justificada por lo intolerable de todo tipo de opresión. El ser humano es un animal ferozque ha intentado autodomesticarse con las religiones, con las admoniciones de su terrible historia,con la filosofía, la ciencia, la literatura, con el nexo atrevido entre bondad y belleza, con unareglamentación por completo viril del conflicto, desde el duelo a la guerra. Hasta ahora el resultadoes una forma difusa de hipocresía; la guerra, por ejemplo, prevé el castigo de crímenes específicosdefinidos como crímenes de guerra, como si por su naturaleza la guerra no fuera ya un crimenhorrendo; los derechos humanos, que deberían consolidarse de forma pacífica, son un campo debatalla permanente, resultan continuamente violados o defendidos; el Estado detenta el monopoliode la violencia pero, en primer lugar, no es cierto, y en segundo lugar, resulta demasiado evidenteque abusa de ese monopolio: amplias capas de la población planetaria saben que, ante todo, debentemer a las fuerzas del orden constituido, incluso en lugares con una sólida tradición democrática. Nisiquiera nosotras, las mujeres, somos ajenas a la práctica de la violencia, cabe decirlo alto y claro.Pero llevamos tanto tiempo expuestas a la violencia masculina, y hemos estado tan excluidas de losmodos en que los hombres la han ejercido, que hoy tal vez solo nosotras podemos encontrar unmodo no violento para proscribirla para siempre. A menos que confundamos emancipación ycooptación y acabemos por entregarnos, también en este campo, a la tradición masculina de laagresión, el exterminio, la devastación, haciendo nuestras al mismo tiempo sus doctasjustificaciones y sus reglamentaciones filisteas.

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