Elmiedoresucita LA NUEVA FIEBRE DEL ORO /1...

3
30 LA VANGUARDIA DOMINGO, 9 OCTUBRE 2011 T ras una jornada de protestas mineras en Medellín y Cau- casia que termina- ron en batallas cam- pales contra la policía y con al menos un muerto, los buscado- res de oro volvieron al trabajo en la mina de Orlando, en Amal- fi, el pasado jueves, rodeados de las verdes montañas del nordes- te de Antioquia. Mientras dos excavadoras descargaban toneladas de barro espeso color cemento debajo de una manguera mecánica para que el líquido corriese hacia aba- jo depositando los granos de oro, unos 200 barequeros (mine- ros artesanales) se pusieron a buscar sus propias pepitas del preciado metal en los montones de residuos. Cavaban con palas en el fango gris dejado por los Caterpillar y lo echaban en las bateas. Luego se metieron hasta la cintura en el charco, opaco co- mo leche sucia, para removerlo en el agua en busca de flecos amarillos. Parecía una imagen del fotó- grafo brasileño Sebastião Salga- do, otro documento gráfico de los miserables de la tierra. Pero estos barequeros sonreían y de- fendían su trabajo con orgullo. Reivindicaron la libertad del azar. “Aquí somos nosotros quie- nes decidimos cuándo vamos a trabajar; hay días que se gana, días que se pierde”, dijo Raúl Duque, barequero desde hace 35 años, padre de tres hijos y propietario de una humilde vi- vienda en el pueblo. Levantó la batea para enseñar un grano do- rado. Venderían el oro aquella tarde en el pueblo por 18.000 pees, unos nueve dólares. No es mucho. Sólo una terce- ra parte de lo que muchos gana- ban cuando trabajaban recogien- do hojas de coca antes de las po- líticas de erradicación que han abultado el número de bareque- ros en la región hasta más de 100.000, según un estudio del Instituto IPC de Medellín. Parece aún menos cuando Or- lando, el dueño de la mina y ex barequero, explica que saca más de medio kilo de oro al día en un momento en el que la onza troy -460 gramos- se vende en el mercado internacional por 1.600 dólares. Pero los bareque- ros agradecen el contrato no es- crito por el que el dueño de la pequeña mina les deja buscar en los residuos. “Si la mina no tra- baja, nosotros tampoco”, dice uno. Recorriendo los 150 kilóme- tros a Medellín en autobús, es- tos mineros –tanto pequeños empresarios como barequeros– LV FUENTE: Google Earth COLOMBIA Bogotá Mar Caribe Coclesito Medellín Marmato Océano Atlántico Océano Pacífico Km 0 500 ECUADOR PERÚ PANAMÁ VENEZUELA BRASIL Segovia Remedios Amalfi E l Dorado siempre fue una empresa de avaricia, delirio y destrucción. Y, aunque sus prota- gonistas ahora sean multinacio- nales mineras con sede en Van- couver (Canadá) o Johannes- burgo (Sudáfrica), o desespera- dos buscadores de fortuna de Colombia o Alaska, la fiebre del oro del siglo XXI no está resul- tando muy distinta. Aunque quizás habría que añadir otro factor para explicar este nuevo gold rush (fiebre del oro) que ha duplicado el precio de la onza troy (unidad de masa empleada para pesar metales preciosos), desde los 800 hasta los 1.600 dólares en tan sólo cinco años: la búsqueda de seguridad. “El oro siempre ha justifica- do los actos más atroces y la re- sistencia humana más extraor- dinaria”, advierte Peter Berns- tein en su libro El poder del oro. Pero no sólo porque ofrece ri- queza sino también porque “aniquila la incertidumbre”. Como señala la bloguera finan- ciera Masa Serdarevic, “com- prar oro es siempre un asunto de miedo”. Y en una crisis global que ya sacude hasta los estados euro- peos, el miedo no escasea. La demanda del oro se expande en todas partes subiendo el 9% en el 2010 pese a los precios. Des- de las nuevas clases medias in- dias y chinas que compran joye- ría de oro en busca de estatus y de valor seguro, hasta ahorra- dores e inversores occidentales que huyen de la bolsa y despre- cian tipos de interés próximos a cero. Y si el terror financiero im- pulsa el oro, el auge de nuevas ideologías apocalípticas lo con- vierten en culto. El regreso al patrón oro –considerado hace poco un delirio de los excéntri- cos gold bugs (bichos dora- dos)– gana adeptos en la cúpu- la republicana de EE.UU. Pese a ser el menos útil de to- dos los metales, el oro siempre ha engendrado delirios. Quími- camente inerte, el elemento au- rora AU jamás se oxida, lo cual le concede “una longevidad con la que todos soñamos”, re- salta Peter Bernstein. Y resulta irresistible para conservadores y libertarios porque no depen- de de ningún Estado. “El oro puede ser un trozo de metal in- útil y lustroso, pero, por lo me- nos, los banqueros centrales no pueden imprimirlo”, indica Dy- lan Grice, analista de la entidad bancaria Crédit Suisse. Por supuesto, el miedo se tra- duce en fantásticos beneficios para las grandes multinaciona- les mineras y sus accionistas. Estas ya empiezan a minar en “lugares antes no económicos o marginales, y donde vive más gente”, explica el economista argentino Leonardo Stanley. La fiebre se extiende desde Tanzania hasta Mongolia. Pero en esta serie que hoy se inicia, el análisis se centra en el regre- so a El Dorado y a la fiebre del oro americana del siglo XIX. Colombia y Centroamérica –menos desarrollados en mine- ría que Chile o Perú en el sur– ya son la nueva frontera del oro en América. Asimismo, en el norte de América, desde Alas- ka, el Klondike, hasta Nevada vuelven a ser los sueños iluso- rios de buscadores de fortuna y los nuevos gold bugs de la era del miedo.c A. ROBINSON MAS ALLÁ DE LA RIQUEZA El poder del oro es que “aniquila la incertidumbre”, dice Peter Bernstein Andy Robinson LA NUEVA FIEBRE DEL ORO / 1 COLOMBIA El miedo resucita El Dorado Un viaje desde Colombia a Nevada para explorar la nueva fiebre del oro en América Amalfi (Antioquia) DETRÁS DEL ORO Si la crisis impulsa el oro, las ideologías apocalípticas lo convierten en culto Enviado especial Protestas. Las protestas de los mineros se suceden tanto contra la actua- ción del Gobier- no como por la presión de la guerrilla que les chantajea con el pago de “impuestos” Acorralados. Los mineros artesanales, unos cien mil, se sien- ten perseguidos por las multinacio- nales que les quieren expulsar de las minas. En la imagen. traba- jando en una en Amalfi. Tendencias

Transcript of Elmiedoresucita LA NUEVA FIEBRE DEL ORO /1...

30 LAVANGUARDIA DOMINGO, 9 OCTUBRE 2011

T ras una jornada deprotestas minerasen Medellín y Cau-casia que termina-ronenbatallas cam-

pales contra la policía y con almenos un muerto, los buscado-res de oro volvieron al trabajoen lamina de Orlando, en Amal-fi, el pasado jueves, rodeados delas verdes montañas del nordes-te de Antioquia.Mientras dos excavadoras

descargaban toneladas de barroespeso color cemento debajo deuna manguera mecánica paraque el líquido corriese hacia aba-jo depositando los granos deoro, unos 200 barequeros (mine-ros artesanales) se pusieron abuscar sus propias pepitas delpreciado metal en los montonesde residuos. Cavaban con palasen el fango gris dejado por losCaterpillar y lo echaban en lasbateas. Luego se metieron hastala cintura en el charco, opaco co-mo leche sucia, para removerloen el agua en busca de flecosamarillos.Parecía una imagen del fotó-

grafo brasileño Sebastião Salga-do, otro documento gráfico delos miserables de la tierra. Peroestos barequeros sonreían y de-fendían su trabajo con orgullo.Reivindicaron la libertad delazar. “Aquí somos nosotros quie-

nes decidimos cuándo vamos atrabajar; hay días que se gana,días que se pierde”, dijo RaúlDuque, barequero desde hace35 años, padre de tres hijos ypropietario de una humilde vi-vienda en el pueblo. Levantó labatea para enseñar un grano do-rado. Venderían el oro aquellatarde en el pueblo por 18.000pees, unos nueve dólares.No es mucho. Sólo una terce-

ra parte de lo que muchos gana-ban cuando trabajaban recogien-do hojas de coca antes de las po-líticas de erradicación que hanabultado el número de bareque-ros en la región hasta más de100.000, según un estudio delInstituto IPC de Medellín.Parece aúnmenos cuandoOr-

lando, el dueño de la mina y exbarequero, explica que sacamásdemedio kilo de oro al día en unmomento en el que la onza troy-460 gramos- se vende en elmercado internacional por1.600 dólares. Pero los bareque-ros agradecen el contrato no es-crito por el que el dueño de lapequeñamina les deja buscar enlos residuos. “Si la mina no tra-baja, nosotros tampoco”, diceuno.Recorriendo los 150 kilóme-

tros a Medellín en autobús, es-tos mineros –tanto pequeñosempresarios como barequeros–

LVFUENTE: Google Earth

COLOMBIA

Bogotá

Mar Caribe

Coclesito

MedellínMarmato

OcéanoAtlántico

OcéanoPacífico

Km0 500

ECUADOR

PERÚ

PANAMÁ VENEZUELA

BRASIL

SegoviaRemediosAmalfi

E l Dorado siemprefue una empresade avaricia, delirioy destrucción. Y,aunque sus prota-

gonistas ahora seanmultinacio-nalesmineras con sede enVan-couver (Canadá) o Johannes-burgo (Sudáfrica), o desespera-dos buscadores de fortuna deColombia oAlaska, la fiebre deloro del siglo XXI no está resul-tando muy distinta. Aunquequizás habría que añadir otrofactor para explicar este nuevogold rush (fiebre del oro) queha duplicado el precio de laonza troy (unidad de masaempleada para pesar metalespreciosos), desde los 800 hastalos 1.600 dólares en tan sólocinco años: la búsqueda deseguridad.“El oro siempre ha justifica-

do los actosmás atroces y la re-sistencia humana más extraor-dinaria”, advierte Peter Berns-tein en su libro El poder del oro.Pero no sólo porque ofrece ri-queza sino también porque“aniquila la incertidumbre”.Como señala la bloguera finan-ciera Masa Serdarevic, “com-prar oro es siempre un asuntode miedo”.Y en una crisis global que ya

sacude hasta los estados euro-peos, el miedo no escasea. Lademanda del oro se expande entodas partes subiendo el 9% enel 2010 pese a los precios. Des-de las nuevas clases medias in-

dias y chinas que compran joye-ría de oro en busca de estatus yde valor seguro, hasta ahorra-dores e inversores occidentalesque huyen de la bolsa y despre-cian tipos de interés próximosa cero.Y si el terror financiero im-

pulsa el oro, el auge de nuevasideologías apocalípticas lo con-vierten en culto. El regreso alpatrón oro –considerado hacepoco un delirio de los excéntri-cos gold bugs (bichos dora-dos)– gana adeptos en la cúpu-la republicana de EE.UU.Pese a ser elmenos útil de to-

dos los metales, el oro siempreha engendrado delirios. Quími-camente inerte, el elemento au-rora AU jamás se oxida, lo cualle concede “una longevidadcon la que todos soñamos”, re-salta Peter Bernstein. Y resultairresistible para conservadoresy libertarios porque no depen-de de ningún Estado. “El oropuede ser un trozo demetal in-útil y lustroso, pero, por lo me-nos, los banqueros centrales nopueden imprimirlo”, indica Dy-lan Grice, analista de la entidadbancaria Crédit Suisse.Por supuesto, elmiedo se tra-

duce en fantásticos beneficiospara las grandes multinaciona-les mineras y sus accionistas.Estas ya empiezan a minar en“lugares antes no económicos omarginales, y donde vive másgente”, explica el economista

argentino Leonardo Stanley.La fiebre se extiende desde

Tanzania hastaMongolia. Peroen esta serie que hoy se inicia,el análisis se centra en el regre-so a El Dorado y a la fiebre deloro americana del siglo XIX.Colombia y Centroamérica

–menos desarrollados enmine-ría que Chile o Perú en el sur–ya son la nueva frontera del oroen América. Asimismo, en elnorte de América, desde Alas-ka, el Klondike, hasta Nevadavuelven a ser los sueños iluso-rios de buscadores de fortuna ylos nuevos gold bugs de la eradel miedo.c

A. ROBINSON

MAS ALLÁ DE LA RIQUEZA

El poder del oroes que “aniquilala incertidumbre”,dice Peter Bernstein

Andy Robinson

LA NUEVAFIEBRE

DEL ORO / 1COLOMBIA

ElmiedoresucitaElDorado

Un viaje desde Colombia aNevada paraexplorar la nueva fiebre del oro en América Amalfi (Antioquia)

DETRÁS DEL ORO

Si la crisis impulsael oro, las ideologíasapocalípticas loconvierten en culto

Enviado especial

Protestas.Las protestas delos mineros sesuceden tantocontra la actua-ción del Gobier-

no como por lapresión de laguerrilla que leschantajea conel pago de“impuestos”

Acorralados.Los minerosartesanales, unoscien mil, se sien-ten perseguidospor las multinacio-

nales que lesquieren expulsarde las minas. Enla imagen. traba-jando en una enAmalfi.

Tendencias

DOMINGO, 9 OCTUBRE 2011 T E N D E N C I A S LAVANGUARDIA 31

se habían sumado a otros milesel día anterior. No protestabancontra la economía informal delas minas sino que la defendíanante la adopcióndel odiado códi-go minero que pretende regula-rizar el sector y eliminar amine-ros artesanales sin título.La policía y el ejército que re-

corren Amalfi con ametrallado-ras se han empleado a fondo enlas últimas semanas cerrandominas ilegales, decomisando ex-cavadoras, gasolina y hasta gra-nos de oro. Según el Gobierno,son medidas lógicas, necesariaspara controlar la nueva fiebre deoro, poner orden en el sector yproteger el medio ambiente.Aunque los mineros en Amalfidecían que no usaban mercuriopara separar el oro del barro, enminas de filón ubicadasmás arri-ba en las montañas, el oro se ex-trae de la roca molida, creando

una masa de melaza, limón ymercurio. Según Ana María Be-doya Builes, que pasó siete me-ses con los mineros de Segovia a100 km al nordeste de Amalfi,las concentraciones de mercu-rio en el aire eran tan altas queun aparato Jerome 431 demedi-

ción reventó. “Queremos que to-do esté dentro de la legalidadcon tecnologías limpias, sinmer-curio”, dice DianaMaría Ochoa,directora deFomento yDesarro-llo Minero del Gobierno de An-tioquia. “No queremos ilegales,los que hacen el hueco y luegose van”, añade.Pero para los barequeros hay

otro motivo por el que las admi-nistraciones respectivas del pre-sidenteÁlvaroUribe y JuanMa-nuel Santos se están poniendotan duras con losmineros artesa-nales tras 500 años de hacer lavista gorda. “El Gobierno quieremultinacionales”, dijo Alisan-dro Guzmán, de 45 años, nativode Remedios, otro pueblo mine-ro en la cordillera antioqueña,mientras barequeaba en Amalfi.Guzmán no sabía los nom-

bres: Anglo Ashanti, la gigantesudafricana que se ha hecho con

concesiones enormes y finalizaplanes al norte deCali para exca-var La Colosa, la mina de oro acielo abiertomás grande de Sud-américa; Medoro Resources, lasiniestra empresa canadiense;EcoOro, antesGreystar, someti-da a un rebranding ecológica-

mente correcto en colaboracióncon el Banco Mundial. Pero suargumento resultaba bastanteconvincente. “Se van a llevarnuestra economía para otros paí-ses, pero, en realidad, se puedeexplotar para nosotros mis-mos”.Hasta el Gobierno de Antio-

quia reconoce la trampa del nue-vo códigominero para los artesa-nales. “El 70%de losmineros ar-tesanales no tiene título, y elnuevo código exige que se legali-cen”, diceGerardoDuque, espe-cialista jurídico delDepartamen-to de Minería del Gobierno deAntioquia. “Pero en el 90% delas zonasmineras ya se han otor-gado las concesiones a multina-cionales aunque jamás las hayanexplotado”.En estos momentos existen

20.000 solicitudes de título degrandes minerías, equivalentesal 20% del territorio internacio-nal. “Conceden títulos a lasmul-tinacionales en cuestión de días;nuestros mineros han esperadoaños y sin respuesta”, dice Cé-sar Zapata, de la cooperativami-nera Coomina en Amalfi.Según Duque, del Gobierno

de Antioquia, si se ejecuta elnuevo código, hasta 1,5 millonesde mineros se quedarán sin in-gresos. “Si incluyes las familias,estos son cinco millones de per-sonas”, dice.No es sólo el Estado quien cie-

rra el cerco a losmineros artesa-nales en Antioquia. Tomandotinto (café) en una cafetería enel centro de Amalfi, un grupo depropietarios de pequeñas mi-nas, algunos con título y otrossin él, explicaron a La Vanguar-dia cómo funciona el sistema dela vacuna, el impuesto nada re-volucionario exigido por parami-litares y guerrilla.“Mehanmatado a dos herma-

nos y han secuestrado a otro”, di-joOctavio, ex barequero que ha-bía acumulado suficiente capi-tal para abrir varias minas. “Mequemaron seismáquinas ymata-ron a tiros a tres de mis trabaja-dores por no pagar la vacuna”,explicó bajando la voz y miran-do de reojo. Los otros pequeñosempresariosmineros pagaron elimpuesto. “Yopagaba cuatromi-llones por máquina”, dijo uno.Así, los narcos, paramilitares yguerrilla –según ironiza el edi-tor Alfredo Moliano Bravo– sehan dado cuenta de que las ba-teas “sirven no sólo para lavaroro sino también dólares”.“No hay presencia del Estado

para darnos seguridad”, dijouno. “Luego, nos critican por pa-gar la vacuna”. Todos los mine-ros en Amalfi, desde el bareque-romás humilde hasta los peque-ños empresarios con cinco oseis excavadoras, coinciden enque la seguridad se está deterio-rando en Antioquia, epicentrode la violencia atroz que ha des-plazado a 47.000 campesinos desus tierras. Muchos creen tam-bién que el acoso al que están so-metidos desde el Estado y desdelos grupos armados forma partede una estrategia pactada entremultinacionales y gobierno paraquitarles de en medio.c

El precio de la onza troy (unidad demasa empleada para pesar metalespreciosos) ha pasado de los 800 a los1.600 dólares en cinco años

La demanda del oro se expandeen todas partes subiendo el 9%en el 2010 pese a los precios

La gran mayoría de lasmultinacionales mineras soncanadienses y sudafricanas

Basta detectar 0,2 gramos de oropor tonelada de roca molida paraque un proyecto de minería a cieloabierto sea viable

EL ARGUMENTO DEL GOBIERNO

Policía y ejércitoestán cerrando lasminas ilegales pararegularizar el sector

LA “VERDADERA” RAZÓN

Los ‘barequeros’dicen que elGobierno prefierea la multinacionales

A. ROBINSON

EL BOOMDEL NEGOCIODEL ORO

Multinacionales

NUEVO CÓDIGO MINERO

Hasta 1,5 millones demineros se quedaránsin ingresos si seaplica la norma

LA GUERRILLA ACECHA

Grupos paramilitaresamenazan y asesinana los mineros queno pagan la ‘vacuna’

RentableGran demandaEl doble de su precio

Losmineros artesanales se ven acosados por paramilitares, la guerrilla y el Gobierno

Oroantioqueñoapuntadeametralladora

32 LAVANGUARDIA T E N D E N C I A S DOMINGO, 9 OCTUBRE 2011

LA NUEVA FIEBRE DEL ORO/1

MEDELLÍN Enviado especial

C olombia es la última fron-tera de Sudamérica”, dijoRafael Herz, presidenteen este país de la multina-cional sudafricana Anglo

Ashanti. Mientras las grandes compa-ñías mineras canadienses y sudafrica-nas hace años que explotan los potosísde oro en Perú o Chile, Colombia, máscerrada económicamente y muchosmás peligrosa, era tierra incógnita paramuchos.Pero el ex presdiente Álvaro Uribe

eligió la minería como “locomotoraeconómica”. Durante los ocho años desu presidencia (2002-2010), la superfi-cie de Colombia con derechos ascen-dió de 1,13 millones de hectáreas a 3,53millones. “La violencia desincentivó in-versionesmultinacionales en el oro. Pe-ro ahora Uribe dice que Colombia esun lugar seguro para invertir”, dice Gi-mena Sánchez, de la oenegéWOLA, enWashington.El actual presidente, José Manuel

Santos, mantiene la apuesta. “Colom-bia es uno de los pocos países del mun-do que tienen áreas (…) por conquis-tar”, dijo. Y Anglo Ashanti es el con-quistador multinacional número uno.Se ha hecho con títulos mineros en500municipios y ha pedido 1.300más,entre ellasLaColoso enTolima, que se-ría la mina de oro a cielo abierto másgrande de Sudamérica.Pero hay obstáculos. En la provincia

oriental deBolívar dondeAngloAshan-ti tiene 42 concesiones, miles de mine-ros tradicionales y barequeros (mine-ros tradicionales) se niegan amarchar-se. “Hay indicios de que acciones mili-tares y paramilitares se han utilizado

para eliminar líderes de losmineros ar-tesanales”, afirma un nuevo informedel grupo británico Solidaritywith Co-lombia. El líder minero Alejandro Uri-be fue asesinado por el ejército en el2006 acusado de ser guerrillero.MedoroResources es otro conquista-

dor minero canadiense. Participadopor el magnate minero y financieroGiustra, cuyas donativos a los fondosfilantrópicos de Bill Clinton lemerecióuna reunión a solas con Uribe en el2008, se ha hecho con las minas deMarmato, a 200 kilómetros al sur deMedellín, y Segovia en Antioquia.Fundada en 1537 por los españoles

JuanBadillo y SebastiánBalcázar,Mar-mato se agarra a un cerro que contiene

casi 10 millones de onzas de oro(18.000 millones de dólares al precioactual). Para extraerlo,Medoro preten-de excavar una enorme mina a cieloabierto que lograría lo que ningún tem-blor sísmico: convertirMarmato en unenorme cráter.Hay algunos preparativos prelimina-

res. Primero, trasladar el pueblo ente-ro al otro lado de lamontaña. Ya se hanllevado el Ayuntamiento. El mes pasa-do, el cura del pueblo, José Reinal Res-trepo Irriga, fue asesinado tras oponer-se al traslado de la parroquia.Luego está el otro obstáculo: miles

demineros tradicionales que se han co-lados en las viejas minas que Medorohabía cerrado. “Hanprohibido vender-nos dinamita; ahora estamos usandoexplosivos artesanales, pero nos ha pa-sado factura: sietemuertos y 20mutila-dos, han perdidomanos, se han queda-do ciegos”, explicaMarioTangarife, di-rigente de Mineros Unidos.Mientras, en Segovia, Medoro –en

colaboración con otra empresa cana-diense, Gran Colombia Gold Corp.– sehizo con el control de la quebrada mi-nera colombiana Frontino. En Segovia,Giustra se junta con otro lince de lasfinanzas, Serafino Iacono, íntimo ami-go de Álvaro Uribe. Tras despedir a600mineros, casi la mitad de la planti-lla de Frontino, pretenden producir300.000 onzas de oro anuales a partirdel 2013.Como todas las multinacionales,

Giustra insiste en que la gran mineríaes sostenible. Ha creado con Bill Clin-ton la llamada iniciativa de crecimien-to sostenible Clinton-Giustra, que pre-tende “involucrar a la comunidad glo-bal minera en la reducción de pobre-za”. “Las grandes minas hacen menosdaño almedio ambiente que las peque-ñas”, insistióWilliam Bulmer, directorde la Corporación Financiera Interna-cional, en una entrevista sostenida enWashington.El IFC, una agencia privada del Ban-

co Mundial cuyo mandato es promo-ver el desarrollo humano, participa enuna mina en el páramo ecológicamen-te frágil de Santurban junto con la mi-nera canadiense EcoOro, conocida co-mo Greystar antes de un rebrandingecológicamente correcto.c

ANDY ROBINSON

UN PAÍS PARA INVERTIR

El ex presidente Uribedecidió que la mineríasería la locomotoraeconómica de Colombia

EN MANOS EXTRANJERAS

Anglo Ashanti haobtenido títulos minerosen 500 municipiosy ha pedido 1.300 más

COLOMBIA

EL OBSTÁCULO

Los minerosartesanales se niegana marcharse delas viejas minas de oro

JaimeSerra

A cielo abierto. La explotación de estamina de oro colombiana provoca lo queningún temblor sísmico, un enorme cráter

Compañías canadienses y sudafricanas se estánhaciendo con todas las concesionesmineras

Conquistadoresmultinacionales

delorocolombiano