Entrada del virrey marqués de Casafuerte

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A finales del año 1721 el virrey marqués de Valero remitió una carta a Felipe V comunicándole la imposibilidad de conti- nuar al frente del gobierno de la Nueva Es- paña debido a su delicado estado de salud. La contestación del monarca no se haría es- perar y por Real Cédula de 24 de mayo de 1722 le informaba del nombramiento de Juan de Acuña y Bejarano, marqués de Ca- safuerte, como sucesor en el cargo. 1 La lle- gada de un nuevo gobernante de origen li- meño provocó el júbilo de la población mexicana, que vio esperanzada cómo este noble podía convertirse en el principal de- fensor de sus intereses frente a las presiones metropolitanas. 2 Para Núñez y Domínguez, el nombramiento de este virrey supuso «el reconocimiento tácito y elocuente del valer de los criollos, hasta entonces injustamente postergados», siendo esto lo que originó manifestaciones de gran gozo entre los ciu- dadanos. 3 Este aspecto será determinante a la hora de entender el énfasis puesto en la preparación de las fiestas para su recibi- miento e incluso en la elección de los perso- najes que serían argumento de los decora- dos dispuestos para su entrada en la capital. El precipitado entusiasmo del pueblo no iría mal encaminado, pues el marqués de Casa- fuerte dirigió uno de los períodos más bri- llantes del gobierno novohispano. De ello se hicieron eco la mayoría de historiadores me- xicanos, que no agotaron elogios por desta- carlo en el reducido grupo de los virreyes más honrados, trabajadores y queridos que tuvo México. Como muestra de ello habría 1. La orden fue dictada en Aranjuez el 22 de abril de 1722. AGI, Audiencia de México, Legajo 1217. 2. Don Juan de Acuña y Bejarano nació en Lima el 22 de febrero de 1658. Fue hijo póstumo del tercer ma- trimonio del general burgalés don Juan Vázquez de Acuña y de la dama potosina doña Margarita Bejarano de Marquina. Llegó a España al servicio de Carlos II y comenzó a destacar como notable militar dirigiendo com- pañías en diferentes batallas europeas. Entre los cargos políticos que ostentó destacan los de gobernador de Mesina y virrey y capitán general de Aragón. Fue condecorado con las cruces militares de Santiago y de Al- cántara. Gobernó la Nueva España durante doce años, hasta el acaecimiento de su muerte el 17 de marzo de 1734. Según las crónicas, ésta fue llorada por todos los ciudadanos y celebrada con honrosas exequias. La ce- remonia fue publicada detalladamente en la Gaceta de México y tomada como modelo en los óbitos de los futuros gobernantes. 3. La obra de este autor, que escribió la biografía mejor documentada del virrey hasta ahora conocida, ha ser- vido de continua fuente de información para este estudio. NÚÑEZ Y DOMÍNGUEZ, José J. Un virrey limeño en Mé- xico (D. Juan de Acuña, marqués de Casa Fuerte). México: Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etno- grafía, 1927, p. 8. ‘PROMETHEO, VNDIQUE CLARIORI’. EL ARCO CATEDRALICIO PARA EL RECIBIMIENTO DEL VIRREY MARQUÉS DE CASAFUERTE EN MÉXICO Francisco Montes González Universidad de Sevilla

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Descripción del ceremonial y el aparato efímero.

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Afinales del año 1721 el virrey marquésde Valero remitió una carta a Felipe V

comunicándole la imposibilidad de conti-nuar al frente del gobierno de la Nueva Es-paña debido a su delicado estado de salud.La contestación del monarca no se haría es-perar y por Real Cédula de 24 de mayo de1722 le informaba del nombramiento deJuan de Acuña y Bejarano, marqués de Ca-safuerte, como sucesor en el cargo.1 La lle-gada de un nuevo gobernante de origen li-meño provocó el júbilo de la poblaciónmexicana, que vio esperanzada cómo estenoble podía convertirse en el principal de-fensor de sus intereses frente a las presionesmetropolitanas.2 Para Núñez y Domínguez,el nombramiento de este virrey supuso «elreconocimiento tácito y elocuente del valer

de los criollos, hasta entonces injustamentepostergados», siendo esto lo que originómanifestaciones de gran gozo entre los ciu-dadanos.3 Este aspecto será determinante ala hora de entender el énfasis puesto en lapreparación de las fiestas para su recibi-miento e incluso en la elección de los perso-najes que serían argumento de los decora-dos dispuestos para su entrada en la capital.El precipitado entusiasmo del pueblo no iríamal encaminado, pues el marqués de Casa-fuerte dirigió uno de los períodos más bri-llantes del gobierno novohispano. De ello sehicieron eco la mayoría de historiadores me-xicanos, que no agotaron elogios por desta-carlo en el reducido grupo de los virreyesmás honrados, trabajadores y queridos quetuvo México. Como muestra de ello habría

1. La orden fue dictada en Aranjuez el 22 de abril de 1722. AGI, Audiencia de México, Legajo 1217.2. Don Juan de Acuña y Bejarano nació en Lima el 22 de febrero de 1658. Fue hijo póstumo del tercer ma-trimonio del general burgalés don Juan Vázquez de Acuña y de la dama potosina doña Margarita Bejarano deMarquina. Llegó a España al servicio de Carlos II y comenzó a destacar como notable militar dirigiendo com-pañías en diferentes batallas europeas. Entre los cargos políticos que ostentó destacan los de gobernador deMesina y virrey y capitán general de Aragón. Fue condecorado con las cruces militares de Santiago y de Al-cántara. Gobernó la Nueva España durante doce años, hasta el acaecimiento de su muerte el 17 de marzo de1734. Según las crónicas, ésta fue llorada por todos los ciudadanos y celebrada con honrosas exequias. La ce-remonia fue publicada detalladamente en la Gaceta de México y tomada como modelo en los óbitos de losfuturos gobernantes. 3. La obra de este autor, que escribió la biografía mejor documentada del virrey hasta ahora conocida, ha ser-vido de continua fuente de información para este estudio. NÚÑEZ Y DOMÍNGUEZ, José J. Un virrey limeño en Mé-xico (D. Juan de Acuña, marqués de Casa Fuerte). México: Museo Nacional de Arqueología, Historia y Etno-grafía, 1927, p. 8.

‘PROMETHEO, VNDIQUE CLARIORI’. EL ARCO CATEDRALICIO PARA EL

RECIBIMIENTO DEL VIRREY MARQUÉS DE CASAFUERTE EN MÉXICO

Francisco Montes GonzálezUniversidad de Sevilla

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que destacar las palabras de Rivera Cambas,quien, en su galería biográfica, lo describiócomo «uno de los modelos de buenos go-bernantes que legó la dominación españolaen aquel tiempo en que las creencias y cos-tumbres, yendo de acuerdo, producían elrespeto ciego a la religión, a la ley y al sobe-rano», reflejándose todo ello en sus refor-mas de la Hacienda y en sus obras de cari-dad.4

Como era habitual, una vez recibida lanoticia del desembarco del virrey en elpuerto de Veracruz, que en el caso del mar-qués de Casafuerte se produjo el 28 deagosto de 1722, las instituciones de la capi-

tal activaban todos los mecanismos para or-ganizar la parafernalia del recibimiento. Enlas actas del cabildo de la ciudad de Méxicoquedaron recogidas todas las decisionesadoptadas en las sesiones acontecidas du-rante el mes de septiembre de dicho año.Concretamente, en el pleno del día 3 se tra-tó sobre la admisión de posturas para levan-tar el arco de la plaza de Santo Domingo, elnombramiento de cada uno de los comisa-rios para recibir al virrey en la ciudad dePuebla, el cuidado del adorno del palaciode Chapultepec, su hospedaje en la villa deGuadalupe y para «el arco, la silla, jaestillos,guión, quitasol, librea y demás tren de laentrada pública».5 En cuanto a las noticiasreferentes al cabildo de la catedral, la únicadocumentación localizada sobre estos pre-parativos es la concerniente al remate con-vocado para levantar el arco correspondien-te, la cual se detallará posteriormente. Trashaber revisado durante unos días las fortifi-caciones del puerto de Veracruz y recorridoel histórico Camino de Cortés, el virrey mar-qués de Casafuerte hizo su solemne entradaen la ciudad de México el 15 de octubre de1722 donde, según palabras de Cavo, «fuerecibido con singular aplauso, no solo por larecomendación de que era criollo, sino tam-bién por ser muy querido de Felipe V, queconocía bien los servicios que le debía laCorona»6 [Fig. 1].

Sobre la erección de arcos triunfales pa-ra el recibimiento de virreyes novohispanosexiste una amplia bibliografía en la que se

4. RIVERA CAMBAS, Manuel. Galería biográfica de los gobernantes de México. México: 1872, p. 386.5. Libro de Actas del Cabildo de la Ciudad de Méjico. Año 1722, pp. 351-353. Núñez y Domínguez aportala trascripción del texto referente a todas las actas sobre la llegada del virrey y los pleitos económicos poste-riores. Es interesante destacar la correspondencia entre el cabildo y el virrey sobre la negativa de éste últimoa alojarse en el palacio de Chapultepec antes de su entrada en la ciudad. Cit. por NÚÑEZ Y DOMÍNGUEZ. Op. cit.,pp.134-152.6. CAVO, Andrés. Los tres siglos de México durante el gobierno español hasta la entrada del ejército trigaran-te. México: Imprenta de J. R. Navarro, 1852. p. 126.

18 Francisco Montes González

Fig. 1. Juan Rodríguez Juárez. Retrato del mar-qués de Casafuerte. 1722.

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han dado a conocer numerosos aspectos deestas construcciones efímeras.7 Sin embargo,en la mayoría de los estudios se han omitidolos detalles referentes al proceso previo deconcursos y contratos para el levantamientode estas arquitecturas efímeras. Del mismomodo, son escasas las noticias sobre el des-arrollo del ceremonial que giraba al paso dela comitiva junto a estos decorados. En elcaso de los fastos organizados para la llega-da del virrey marqués de Casafuerte a Méxi-co se ha localizado un documento inéditoen el Archivo Histórico del Arzobispado deMéxico que narra detalladamente el remateconvocado por el cabildo catedralicio parala adjudicación de las obras del arco conme-morativo.8 Con fecha 3 de septiembre de1722, los licenciados don Juan de MirandaMendoza y don Luis Antonio de Torres, pre-bendados de la catedral y jueces hacedores,editaban un auto anunciando la próximallegada del nuevo virrey y la intención delcabildo de erigir un arco para su recibimien-to en la fachada poniente de la iglesia me-tropolitana. Por medio de aquella noticiamandaron que para hacerse pública entretodos los maestros pintores de la ciudad sepregonase en la puerta de la Contaduría deltemplo y se admitiesen las posturas que serealizasen, «para que la que fuere de más

conveniencia se admita y se remate en elque la hiciere». Transcurridos dos días en losque el pregonero público don José de losReyes había anunciado sin éxito la convoca-toria de la pintura del arco, se presentó elpresbítero don Nicolás Rodríguez haciendopostura en setecientos pesos.9 Sobre la mis-ma se estuvo pregonando toda la tarde has-

7. Además de estudios generalistas como los de DE LA MAZA, Francisco. La mitología clásica en el arte colonialde México. México: UNAM, 1968; MORALES FOLGUERA, José M. Cultura simbólica y arte efímero en la Nueva Es-paña. Granada: Consejería de Cultura, 1991; se han publicado análisis más detallados de casos particulares:GARCÍA SÁIZ, Concepción: «Minerva recibe al virrey Alba de Liste». En Juegos de ingenio y agudeza. La pinturaemblemática de la Nueva España. México, 1994, pp. 162-168; MÉNDEZ BAÑUELOS, Sigmund J. «Ingenio y cons-trucción de dos arcos triunfales». en Don Carlos de Sigüenza y Góngora. Homenaje 1700-2000. México: IIH-UNAM, 2000, pp. 35-65.8. Remate convocado para la construcción del arco catedralicio a la llegada del virrey Marqués de Casafuer-te. Archivo Histórico del Arzobispado de México, Caja 186, Exp. 011.9. Nicolás Rodríguez Juárez nació en México en 1667 y era hijo del pintor Antonio Rodríguez y Antonia Juá-rez, hija del maestro José Juárez. Tras aprender el arte de la pintura en el taller familiar, se casó a los veintiúnaños, quedando viudo posteriormente y tomando órdenes para presbítero. Destacó como uno de los promo-tores de la primera academia mexicana. Murió en el año 1734, dejando una notable producción artística.TOUSSAINT, Manuel. Pintura colonial en México. México: UNAM, 1965, pp. 146-148

El arco catedralicio para el recibimiento del virrey marqués de Casafuerte 19

Fig. 2. Hoja con las firmas del contrato catedra-licio.

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ta que finalmente, ante la falta de otrasofertas, se acordó con éste el contrato, pre-via rebaja de cincuenta pesos. El documentoindica que por esta cantidad (seiscientos cin-cuenta pesos), «se obligava a pintar dichoArco siendo de su quenta y obligación el po-nerlo y el quitarlo y assimismo el tabladoque se acostumbra poner a la entrada delcementerio con cuyas calidades y condi-ciones haría la dicha postura».10 Una vezaprobado el contrato por los licenciados ca-tedralicios, el pregonero hizo pública la ad-judicación en la persona del presbítero Ni-colás Rodríguez Juárez, quien presentó a suhermano Juan, también maestro pintor, co-mo fiador y garante de que todo se haría«cumpliendo con las calidades en que se leha rematado la pintura de dicho arco»,debiendo en caso contrario responder am-bos antes las instituciones jurídicas compe-tentes11 [Fig. 2].

En su Bibliografía de arte novohispano,Tovar de Teresa da a conocer que no pudolocalizar los folletos publicados con motivode los festejos en honor al marqués de Casa-fuerte, indicando únicamente sus títulos y lanoticia sobre el contrato firmado el 4 deseptiembre de 1722, también por los her-manos Rodríguez Juárez, para la realización

del monumento levantado a costa del cabil-do civil.12 En este caso, el investigador mexi-cano no se percató de que dichos documen-tos habían sido publicados íntegramenteunos sesenta años antes que su volumen bi-bliográfico, concretamente en la monografíaescrita sobre este virrey por Núñez y Domín-guez en 1927. Las dificultades que tuvo To-var en la búsqueda de los originales ya lasharía pública Núñez, al confesar su resigna-ción por no localizar estos textos en ningúnacervo mexicano, hasta que finalmente fue-se el erudito Gómez Orozco quien le propor-cionase dicho material, proveniente de sucolección particular.13

Las fuentes impresas, todas ellas de au-tor anónimo, se dividen en dos partes inde-pendientes que corresponden a cada una delas obras encargadas por los comitentes, elcabildo catedralicio y el civil. Por un lado, elcompendio concerniente a los festejos orga-nizados por la catedral, que a su vez se divi-de en dos apartados, el folleto literario y ladescripción del arco, versando todo ello entorno a la historia de Prometeo.14 Por otro,el documento relativo a las celebracionesllevadas a cabo por el ayuntamiento, lascuales se describen en un solo texto bajo eltítulo de Triunfal Pompa en que la Nobilisi-

10. Se refiere al cementerio de la catedral que se encontraba en el atrio del templo. Allí se colocarían las per-sonalidades eclesiásticas para asistir al acto de bienvenida y al recital del arco.11. El pintor Juan Rodríguez Juárez sería el encargado de realizar el magnífico retrato del virrey marqués deCasafuerte destinado al Salón de Cabildos del Ayuntamiento de México [vid. Fig. 1].12. En su referencia aporta el texto íntegro del contrato localizado en el Archivo de Notarías de México. TO-VAR DE TERESA, Guillermo. Bibliografía de arte novohispano: Impresos mexicanos relativos al arte del siglo XVIII.México: Fondo de Cultura Económica, 1988, pp. 104-105. 13. NÚÑEZ Y DOMÍNGUEZ. Op. cit., p. 46. Gracias a la publicación fotograbada de estos textos en dicho volumenha sido posible estudiar su contenido directamente. 14. Prometeo alegorico que la Insigne Iglesia Metropolitana de México dispuso en su entrada al Excmo. Se-ñor Don Juan Antonio Vazquez de Acuña, Marqués de CassaFuerte (…). Con Licencia en México: Por JospehBernardo de Hogal, en la calle de la Acequia, Año 1722; Arco Triunphal que la Insigne Iglesia Metropolitanade México dibuxó en su entrada al Excmo. Señor Don Juan Antonio Vazquez de Acuña, Marqués de Cassa-Fuerte (…). Con Licencia en México: Por Jospeh Bernardo de Hogal, en la calle de la Acequia, Año 1722.Ibíd., pp. I-XVI.

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ma Ciudad de México (…).15 Del mismomodo que en el repertorio catedralicio, apa-recen descritos tanto el arco que se colocóen la plaza de Santo Domingo como el textolírico para ser recitado al paso del cortejo.En este caso, el protagonista de las pinturasy los versos fue Julio César, cuya apasionan-te historia de triunfos y fama sería confron-tada con la distinguida carrera militar del vi-rrey, así como con las virtudes esperadas ylos anhelos políticos de los ciudadanos.16 Alterminar las descripciones del arco y lasexaltaciones literarias, el anónimo escritordedica las siguientes palabras de bienvenidaa un marqués de Casafuerte convertido en el«César americano» que trae la paz y la pros-peridad al virreinato novohispano:

Alegre así, Señor, grata y festiva esta ciudad se lo promete ufana,

si cuando ilumináis la esphera indiana verdores le encendéis de siempre viva;

De su tranquilidad es rezivida con vos el fiel anuncio cortesana si Real Paloma la Ave Mexicana

de su Arco el Iris ve frondosa Oliva: Entrad; pues, gran Señor, que si el destino quando entró el César anunció al Romano

la paz, que el Cielo en Iris le previno, Mejor Cessar logra en Vos el Indiano. con que asegure que del Cielo vino

Iris, que afianca en Vos tan de su mano.

Los temas mitológicos fueron la princi-pal fuente de inspiración para el diseño dearquitecturas efímeras en la Nueva España.

La elección de Prometeo para protagonizarun arco triunfal no fue una primicia de estaocasión. Gracias al estudio de De la Maza sesabe que en 1642 el Ayuntamiento de Mé-xico eligió la leyenda de este titán para de-corar el monumento a la entrada del virreyconde de Salvatierra.17 El encargado del tex-to poético fue el jesuita Matías de Bocane-gra, mientras que la labor pictórica recayóen manos del afamado Sebastián López deArteaga.18 La vinculación del héroe y el vi-rrey quedó establecida por el título nobilia-rio, Salvatierra, pues Prometeo estaba consi-derado por la mitología clásica comoprincipal benefactor de la humanidad frentea la tiranía de los dioses. Si se contrasta elrepertorio iconográfico empleado en amboscasos pueden apreciarse algunas diferencias,sobre todo en la elección de episodios quehacían alusión a la vida de cada de uno delos virreyes. Por ejemplo, al conde de Salva-tierra se le pintó como Prometeo cuandoguiaba a Pirra para evitar que se ahogase enel diluvio del Decaulión, interpretando conello la labor del conde cuando siendo asis-tente de Sevilla tomó parte de las operacio-nes que se llevaron a cabo durante unas te-rribles inundaciones. También otro lienzocontenía el sueño de Astiajes, en el que Asiaaparecía colmada de manjares y Prometeoacudía apresurado a estrechar sus manos, delas que brotaban sarmientos de uvas, alu-diendo al feliz matrimonio del virrey con

15. Triunphal pompa en que la nobilísima ciudad de México dispuso a la entrada del Excmo. Señor Don JuanAntonio Vazquez de Acuña, Marqués de CassaFuerte (…). Con Licencia en México: Por Jospeh Bernardo deHogal, en la calle de la Acequia, Año 1722. Ibíd., pp. XVII-XXVII.16. Estas esperanzas quedan demostradas en las primeras líneas del documento: «Este Arco, Ciudad Noble,que gloriosso, gira, à tu anhelo, el Cielo Mexicano, Arco pretende ser, ya de tu mano por conseguir el timbrede famosso; En ti busca aquel brazo generosso, que excediendo los límites de humano, le abraza la razón porSoberano, por tener el blasón de poderoso […]».17. Véase las notas referentes en DE LA MAZA, Francisco de la. Op. cit., pp. 59- 63. 18. La descripción del arco puede consultarse en Teatro gerarchico de la Luz, pira christiano política del go-bierno de la muy leal ciudad de México (…). En la Imprenta de Juan Ruiz. Año de 1642.

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doña Antonia de Acuña. A pesar de las dife-rencias mencionadas, que iban encaminadasa resaltar aspectos de la vida privada de ca-da uno de los gobernantes, debe señalarseque tanto en éste como en el arco del mar-qués de Casafuerte, erigido ochenta añosdespués, se escogió la misma representaciónpara ocupar la tabla principal del dintel delarco: el monarca hispano conduciendo el ca-rro del Sol y el virrey en el papel de Prome-teo portando el fuego sagrado. Finalmente,en su repaso sobre la iconografía del monu-mento al conde de Salvatierra, De la Mazadedica parte de su capítulo a enumerar to-dos los tableros que componían la construc-ción, destacando una serie de jeroglíficos opinturas menores que aludían a elementosprometeicos, como un brasero de fuego delque brotaban flores o un grifo cuya llaveabría una mano de fuego.

La descripción del arco catedralicio le-vantado en honor al marqués de Casafuertevenía precedida por un folleto poético titu-lado «Prometheo alegórico», que sería elque una comedianta disfrazada alegórica-mente recitara sobre un estrado al paso delvirrey.19 Este documento relataba de formapormenorizada la simbología de las escenasexpuestas, comenzando por una serie de ri-mas que reclamaban la atención del gober-nante, animándole a que viese en el monu-mento una dedicación honrosa del pueblomexicano contenida en un despliegue de susgrandezas personales y políticas:

Pensarás, Príncipe ilustre,que engreído porque le atiendes

este assumpto, que a tu famaSus exaltaciones debe:

Pensarás glorioso Marte,

que enpeñando los pinceleseste escudo que tus gloriasmás que dibuja, obscurece:

Pensarás, Héroe famosoque animando los relievesesta imagen, que te usurpa

política lo valiente:Pensarás, que este dibujo

que en su pintura pretende,que no le quede a tu arbitrio

otro artífice que Apeles:En fin pensarás, que este Arco

que serlo del Amor puede;pues la saeta, con que apunta,

es dorado harpón, si hiere:Emulo del de el Romano,obstentaciones aprende,

que en tus triumphos se divisen,que à tus glorias se sujeten:Como que por blasón suyo,por timbre glorioso tiene,

ser modelo soberanode tus invictos laureles.

Pues no, Señor, que la gloriaNo ha de tener que en tu tienes

florezca rama, que apenasa tus plantas reverdece.

Arco es, pero es aquel Arco,que Cornucopia celeste,

en la flor que te describe,en la liz, que te desprende;

A tu dirección proponecon floridos caracteres,

en su renombre gloriossoel timbre de muchos ReyesArco es; pero es la florida

fragrante cinta, que extiende.México en el globo medio,que à su esphera pertenecePorque a su glorioso espacio

solo tus reflejos puedendarle vivos, que le ilustren,darle rayos, que le alienten.Arco es, Señor, pero el que

con aquellas quatro especies

19 En el caso estudiado por García Sáiz se trataba de una mujer vestida como india que, anunciando la his-toria de Perseo en honor al virrey Alba de Liste, interpretaba a Minerva en el papel de la América. GARCÍA SÁIZ,C. Op. cit., p. 163.

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elementales, se subeà mas de lo que merece.Y es que como te retrata,sabiendo que solo puedesanimarlo tú, à tu estudio

solicita lo viviente.Arco es, que serenidadesà la América promete;

que arco tuyo, no es possibleque distinta cosa expresePor esso esta Venerable,Ilustre, sabia Congerie

que con ponerlo a tus plantassabe que mejor asciende:Obsequiosa vota el culto,

Que en sacrificio te ofrece;para que assi duplicadas

tus atenciones se empleen,En este pensil de emblemasque con silencio elocuentemás calla, que lo explica;

pues dize, cuando enmudece.

El arco estaba compuesto por catorcelienzos con sus correspondientes motes yepigramas, que describían la historia de Pro-meteo según un discurso iconográfico per-fectamente definido en torno a la figura delvirrey y su futura empresa política. Prome-teo era hijo del titán Japeto y de la diosa Clí-mene y su nombre significaba «el que sabede antemano». Sus hazañas comenzaroncuando, tras descubrir la tiranía de los dio-ses retó a Zeus para que escogiera entre dosmontones de despojos animales la mejorcarne. Al caer en el engaño de Prometeo,Zeus, enfurecido, retiró a los hombres el pri-vilegio del fuego, a lo que respondió el titándevolviéndoselo mediante un rayo robadodel carro del sol. De nuevo el dios castigó ala humanidad enviándole a la primera mu-jer con el vaso de las adversidades, Pandora,

y a Prometeo encadenándolo en el Cáucau-so y dejando que un águila le comiese el hí-gado todos los días, el cual se regenerabaconstantemente. El destierro concluyó cuan-do Hércules lo liberó de sus cadenas inter-pelado por el propio Zeus.20 Estas son algu-nas de las aventuras de Prometeo quequedaron recogidas en diversas obras de laAntigüedad, principalmente en la única delas tragedias, llamada Prometeo encadena-do, que se han conservado de la trilogía es-crita por Esquilo en torno al personaje.21 Laelección de Prometeo para recibir al virreyAcuña estaría argumentada en las esperan-zas del pueblo mexicano para que un gober-nante criollo se convirtiese en el benefactorde sus intereses, al igual que hizo el héroe

20. MOORMANN, Eric M. De Acteón a Zeus. Temas sobre la mitología clásica en la literatura, la música, las ar-tes plásticas y el teatro. Madrid: Akal, 1997, pp. 281-285.21. De los otros dos títulos Prometeo liberado y Prometeo portador del fuego solamente se han conservadofragmentos.

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Fig. 3. Portada del folleto descriptivo del arcocatedralicio

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mitológico con los hombres enfrentándose alos dioses. Las hazañas y valores de Prome-teo se vincularían con aspectos relacionadosal virrey, principalmente su gloria militar,consiguiendo con ello resaltar exagerada-mente unas virtudes todavía desconocidaspero sí esperadas por el pueblo [Fig. 3].

El interés del artificio catedralicio dise-ñado residirá en la conjunción de estampasmitológicas y motivos emblemáticos, quedeterminará el juego de imágenes simbóli-cas idóneas para trasmitir el mensaje perse-guido en este tipo de construcciones efíme-ras laudatorias. Los temas principales deeste arco aparecieron superpuestos en doslienzos colocados en el remate del monu-mento. En la parte inferior se representó alrey Felipe V en el carro del Sol, saliéndolede la boca un resplandor con el mote «OS

LAMPADIS» (‘El rostro de la luz’), y dentro deéste el virrey encendiendo su cetro y el lema«CAELESTIS ORIGO» (‘Origen divino’).22 So-bre el esquema clásico de la hazaña prome-teica en la que el héroe desafía a Zeus de-volviendo el fuego a los hombres a través deun rayo solar, se construye una dialéctica vi-sual fundamentada en la idea del monarcahispano como sol para el reino y la delega-ción de su poder en la figura del virrey. Porun lado, el monarca se convertirá en el diosApolo, como ya lo estableciese Ruscelli ensu divisa filipina, enfatizando la vinculaciónmonárquica con el astro solar al igual queen tiempos de los Austrias.23 La antorchaadquirirá el significado de luz divina traída

al «orbe mexicano» y proporcionada por elsoberano, que es el justo gobernador queatiende a las necesidades de sus vasallos ydelega en leales cortesanos la administra-ción del imperio. En este caso se intercalóen la escena un emblema de Cristóbal deHerrera para sustituir el clásico fulgor por elobjeto luminario.24 Debajo del conjunto seescribió el siguiente epigrama:

Al rayo hermoso, que el fanal hispanodel labio ardiente, con primor despliega,

peregrina Deidad al Garçon llegaque trae Luz al Orbe Mexicano

De su aliento recibe el soberano,expressivo gobierno que le entrega;

que como luzes habla, le delegaen la boca el imperio de su mano:

Su luz en ti transporta aquel que sigueAstro polar; tu religioso zelo;

luego nada tendrá, que le fatigueMexico en tu dominio; pues su anhelodel Cielo ha de venir, quando consigue

traer el origen, como ve del cielo.

Sobre esta representación se dispusootro lienzo en el que figuraba Prometeo conel cetro encendido y a unos jóvenes pasan-do a caballo para tomar su luz, saliéndolede los labios el mote «LAMPADA TRADO»

(‘Entrego la antorcha’). Con este gesto que-daba justificado cómo al igual que el titánconsigue con el fuego aliviar a los hombresde numerosas adversidades y trasladarles elintelecto y la conciencia, el virrey como por-tador del poder divino transferido por elmonarca, ejercerá un buen gobierno favora-ble siempre a los intereses de sus súbditos.

22. Este cuadro debió ser parecido al que presidió el arco del virrey Mancera, pues, según se lee la descrip-ción de este fragmento, indica cómo «pintóse el carro del Sol tirado por cuatro caballos, poniéndose en su res-plandeciente trono, en lugar de Febo, al Rey nuestro señor, y a Prometeo, retrato de Su Excelencia, desencua-dernando de la rueda un rayo de fuego […]». Teatro gerarchico de la Luz (…). Op. cit., p. VI.23. Principalmente en torno a las figuras de Felipe IV y Carlos II y su relación con el poder divino. La impor-tancia del jeroglífico solar en la iconografía de estos monarcas ha sido estudiada en profundidad por VíctorMínguez. Véanse los estudios concernientes en MÍNGUEZ, Víctor. Los reyes solares. Iconografía astral de la mo-narquía hispánica. Castellón: Universitat Jaime I, 2001.

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Comenzando desde la parte superior delflanco derecho del arco aparece un primerlienzo que contiene el episodio de Prometeoanimando la figura de barro con los cuatroelementos y el mote «NOSTRAM NUNC AC-

CIPE MENTEM» (‘Ahora oye mi parecer’).Una de las empresas más importantes aso-ciadas a Prometeo fue la de creador delhombre, que en este caso se traduciría alpapel de un virrey experimentado y fiel a laAmérica que toma parte en su devenir histó-rico. Como hombre justo y caritativo, el vi-rrey participará de las empresas de los ciu-dadanos aportando el buen consejo a favordel progreso del territorio novohispano. Enel lienzo central de este lado se dibujó a Pro-meteo adorando la escultura de Júpiter jun-to a un grupo de acompañantes que lo ob-servaban. De entre estos el titán señalaba a

uno a quien le hacía entrega de un bastónpronunciando el lema «LUMEN PERDUO

DUM RESPUO NUMEN» (‘Me quedo sin luzmientras rechazo la divinidad’). Por un lado,la escena simboliza claramente la fidelidadprofesada por el virrey a Felipe V y el papelde éste para hacer que sus súbditos se man-tengan leales al nuevo monarca. En este sen-tido, cabría recordar que el marqués de Ca-safuerte luchó en la guerra de Sucesión en elbando borbónico y que esto se vio recom-pensado en un ascenso vertiginoso dentrode su carrera política. Por otro, el epigramaque contiene la escena indica que para pre-dicar el ejemplo de virtudes entre sus súbdi-tos debe «rechazar la divinidad» y comenzarél mismo a ejercer la justa autoridad. El ter-cer lienzo contenía la escena de Prometeoencadenado en el Cáucaso y un águila co-

24. La clave de este emblema será el origen divino del ingenio humano. PÉREZ DE HERRERA, Cristóbal. Discursodel amparo de los legítimos pobres. Madrid: 1598, p. 127. 25. El lema escrito por Alciato sería «Quae supra nos, nihil ad nos». ALCIATO, Andrea. Los emblemas de Alcia-to (...). Lion: Impresor Guillermo Rovilio, 1549, p. 49.

El arco catedralicio para el recibimiento del virrey marqués de Casafuerte 25

Fig. 4. Reconstrucción del arco catedralicio para la entrada del virrey marqués de Casafuerte enMéxico.

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miéndole sus entrañas, junto al lema «SEM-

PERQUE RENASCENS» (‘Y siempre renacien-do’). Para esta imagen simbólica, el pájaroserá el ave mexicana a la que el virrey entre-gará voluntariamente su corazón para hacer-lo renacer fortalecido después de su servicioincondicional al pueblo. Sin duda alguna,ésta fue la iconografía más difundida del mi-to de Prometeo, incluso formó parte del re-pertorio emblemático de Alciato, aunque eneste caso la imagen se convertiría en una ad-vertencia para los que tratan de obtener elconocimiento de forma inmoderada.25 En elcuadro inferior de la derecha dos columnasacogían la escena de Prometeo poniéndoleun anillo a la América, con el mote «TIBI

FINGE CORONA» (‘Hazte una corona’). Latraslación de la América con Asia en la histo-ria prometeica es evidente. Si en la mismaescena que se empleó para el arco de Albade Liste el significado trascendía al prósperomatrimonio del virrey con doña Antonia deAcuña, en este caso la soltería del gobernan-te trasladaría su compromiso de fidelidadcon las tierras novohispanas. Finalmente, ce-rraban este lado dos tarjas en los pedestalesde cada columna. En una aparecía Prometeoengastando un diamante en un anillo dentrode una tienda de plata, y el lema «NEC FE-

RREVELLET, QUOD BELLE VALET» (‘No quisie-ra llevar lo que bien vale’). La imagen alertade la actitud del hombre avaricioso que nocalcula lo que gasta antes de actuar y la con-veniencia de una gestión económica ordena-da y sin corrupción. En la otra escena figura-ba Prometeo señalando dos cueros de toroque cubrían los restos de carne y huesos. Elepisodio, que claramente hacía alusión al

engaño que a favor de los hombres causó laira de los dioses, contenía el mote «QUOD

INTUS LATET, IN IPSUM LITAT» (‘Lo que estáescondido en el interior da satisfacción auno mismo’), recalcando con ello la impor-tancia de reconfortar el alma con la paz es-piritual. El epigrama de este último cuadroera bastante significativo, ya que indica des-caradamente: «Si no alcanzas a entender, loque aquí quise encerrar, no lo procures sa-ber […]».

En cuanto al lado izquierdo del arco, lasecuencia empezaba desde la parte superiorcon la escena de Prometeo rechazando elvaso de las adversidades de Pandora y pa-sándolo a su hermano, el torpe Epimeteo,quien dejaba caer de él todas las adversida-des del mundo, junto al mote «MIHI CURA

FUTURI» (‘Preocúpate de mi futuro’). Coneste gesto del titán se advierte la prudenciade todo buen gobernante y el consejo paraque en sus acciones sea previsor y evite ha-cer daños innecesarios. La preocupación porel futuro se hace latente en este mote, quefue utilizado en uno de los emblemas de Ro-maguera a finales del siglo XVII.26 En la par-te central se pintó otro lienzo con Prometeocalculando el sol en el signo del león, y el le-ma «ET SOLE, ET LEONE» (‘Sin sol y sin le-ón’). Como se ha visto anteriormente, el solocupará un lugar principal en las relacionesemblemáticas dispuestas en todo tipo de ar-quitecturas efímeras, al simbolizar el poderdivino que todo lo gobierna y a todos alcan-za en equidad. En este caso, en el que desdeel punto de vista astrológico se representa laposición estelar en la que el sol adquiere unmayor fulgor durante todo el año, las cuali-

26. En este caso, el emblema describe a una garza volando por encima de las nubes y la lluvia cayendo. RO-MAGUERA, Joseph. Ateneo de grandesas sobre eminencias cultas. Barcelona: 1681.27. El título fue concedido por Real Acuerdo de 12 de julio de 1708. Cit. en José Ignacio Rubio Mañé. El Vi-rreinato. Vol I. Orígenes y jurisdicciones y dinámica social de los virreyes. México: FCE, reimp. 2005, p. 200.

26 Francisco Montes González

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dades del astro rey se aunarán a las del reyanimal, figuración de la fortaleza de la mo-narquía hispánica. Por lo tanto, el virreyafronta su servicio en la corte y encuentra laventura que le concede encontrarse próxi-mo al rey y a su fortaleza. Al referirse al ges-to de Prometeo el epigrama indica clara-mente lo señalado: «No es la fortuna lo queallí mira, lo que calcula es solo tu ventura,viendo a la luz de tan feliz centella, que enla casa de el León fue el Sol tu estrella», de-mostrando con ello que el virrey siempregozó de esta protección solar durante todasu carrera política. Más abajo se descubríaotra escena con Prometeo metiendo el dedoen una argolla de la cadena de su prisión y aMercurio poniéndole una venera, al mismotiempo que expresa el mote «NOBILITAS AD-

DITA NOBIS» (‘Nobleza añadida por nos-otros’). Simbólicamente, Mercurio, en su pa-pel de mensajero de los dioses, bautiza alvirrey como noble, concediéndole el mar-quesado de Casafuerte por los serviciosprestados durante la guerra de Sucesión.27

La nobleza del virrey es añadida, no perte-neciente a una estirpe pasada, como resulta-do de una serie de valores demostrados du-rante su servicio a Felipe V. Al igual que enel flanco contrario, el intercolumnio recibeun complejo jeroglífico en el que aparece unáguila en el Zodiaco entre el Cancro y el Ca-pricornio, y a Prometeo observando una es-trella que tenía el águila en el copete y en-viaba su influjo a México, con el mote «EX

LUCE GENUS» (‘El origen de la luz’). La dis-posición de las dos constelaciones es signifi-

cativa, ya que será durante la regencia deambas cuando se produzcan los solsticios deinvierno y verano, respectivamente. Del mis-mo modo, representan la unión de lo solar ylo lunar, la tierra y el agua, el alma y la per-sonalidad, formando un eje que es la puertade entrada a la prosperidad y la tranquili-dad. Hechas estas anotaciones, es compresi-ble colocarse el águila mexicana emanandodesde una estrella las positivas vibracioneszodiacales de esta conjunción. Este jeroglífi-co respondería a la evolución que, segúnCuadriello, tuvieron las referencias iconoló-gicas y emblemáticas de época austriacahacia unas asociaciones cósmicas, astrológi-co-zodiacales y mitológicas, elegidas prefe-rentemente para los Borbones, como sím-bolos de manifestación de la grandezanovohispana.28 En las correspondientes ba-sas se colocaron dos tarjas que conteníansendos lienzos en los que aparecía Prometeoentre flores, leyendo un libro y en su boca lafrase: «NEC ARTE DOCET, QUOD ARTE DECET»

(‘No enseña bien lo que conviene’), alu-diendo a la falta de sabiduría en escogeraquello que interesa y no lo adecuado, yotro en el que Prometeo observaba el vuelode algunas aves sin picos, y con plumas o sinplumas y con picos con el mote «QUIA SOLO

SALIT, ET VENTO SILET» (‘Porque salta en elsuelo y descansa en el viento’), escena quegracias a la explicación del epigrama descri-be a los que se consuelan, a lo que se desve-lan faltando solo los que vuelan, es decir, losque realmente están en posesión de la liber-tad plena.

28. CUADRIELLO, Jaime. «Los jeroglíficos de la Nueva España», en Juegos de ingenio y agudeza. La pintura em-blemática de la Nueva España. México: 1994, p. 100.29. El volumen más divulgado entre los escritores de emblemas fue la Metamorfosis de Ovidio que fue utili-zada de forma constante para el diseño de los arcos triunfales en la Nueva España. MORALES FOLGUERA, José M.«La influencia de la mitografía y de la literatura emblemática en la cultura simbólica de la Nueva España»,Cuadernos de Arte e Iconografía, tomo IV- 8, 1991.

El arco catedralicio para el recibimiento del virrey marqués de Casafuerte 27

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Finalmente, sobre la portada se colocóuna gran inscripción coronando todo el arcoque rezaba: «PROMETHEO, VNDIQUE CLA-RIORI, ipsiusnet fulgore, ni lovis hocce ful-mine Thaumantias lucescit». Este lema acla-raba de forma rotunda la idea contenida enel despliegue iconográfico del monumento:Prometeo el más grande en todos los luga-res, cuyo fuego resplandece siempre, inclusofrente a las adversidades. El mensaje mos-traba la confianza depositada por el puebloen el nuevo gobernante y le auguraba ungobierno lleno de aciertos por encima de lasdificultades que podían presentarse. Bajoéste continuaba un texto enmarcado poruna cartela, a modo de lápida romana, conuna inscripción latina que invocaba la pro-tección del gobierno del marqués de Casa-fuerte a Santiago Apóstol y mencionaba lostítulos de su carrera política.

Como se ha podido comprobar al hilode las descripciones enumeradas las fuentespara la representación de los cuadros debióser variada. Si por un lado aparecen escenasque reflejan exactamente episodios de lahistoria de Prometeo, que pudieron provenirdesde alguna edición grabada de las trage-dias de Esquilo, de ejemplares de Hesíodo uOvidio, hasta tratados de mitólogos rena-centistas; por otro se deducen jeroglíficostradicionales o confeccionados de forma ex-clusiva para esta ocasión. En este sentido,Morales Folguera ha destacado la importan-cia que tuvieron los libros de mitografía pa-ra la erección de arcos triunfales frente a lostextos de emblemática que se reservabanprincipalmente en los monumentos de exe-quias.29 El autor del arco no buscó la com-plejidad iconográfica, sino que en la mayo-

ría de las representaciones se limitó a descri-bir la historia de Prometeo incluyendo lasmodificaciones necesarias para trasladar elsentido ideológico al ámbito de la políticamexicana y a las alusiones personales del vi-rrey. Tal y como señala Mínguez, la emble-mática novohispana se apoyó fundamental-mente en la literatura festiva, es por elloque los autores solo dispusieron el diseño dejeroglíficos efímeros destinados a dar conte-nido a las arquitecturas levantadas.30 En elcaso de este arco catedralicio, la figura dePrometeo se convierte en el eje de unas se-cuencias de emblemas que trascienden másallá del plano moral hasta la dimensión delo político y lo personal, realzando continua-mente virtudes existentes en el virrey comola nobleza y la fidelidad y aconsejando otrasque serán de utilidad para su buen gobier-no, como la prudencia y la honestidad. Apesar de haber transcurrido más de veinteaños desde la llegada de la dinastía borbó-nica, los mecanismos de las fiestas políticasde los Austrias habían permanecido inaltera-bles en la Nueva España. Las entradas de losvirreyes continuaron siendo las ocasionespropicias para que la élite culta criolla des-plegara un juego de imágenes y palabrascontenido en una «máquina alegórica» des-tinada a glorificar a los nuevos gobernantescomo espejos del soberano que los habíanombrado. Todavía habría que esperar va-rias décadas para afrontar la decadencia delarte efímero novohispano, así como la eva-nescencia de una retórica barroca al serviciodel poder, que tan bellamente metaforizó elanónimo escritor de estos folletos en las úl-timas palabras de su «Prometheo alegórico»:

Assí Señor, el pincel

30. MÍNGUEZ, Víctor. «La emblemática novohispana». En Las dimensiones del arte emblemático. México: 2002,p. 144.

28 Francisco Montes González

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rethorico mudamentede vuestras empresas quiso

explicaros los carteles;Queriendo solo, que en lo arco

vuestra entrada feliz llenela perfección , que le falta,

porque en el lleno se acierte.

Entrad pues, Señor, que assilogrando que por él entreHéroe como Vos, saldráde la entrada felizmente

Entrad, que ya porque osadano insultos la voz reitere,

quando el arco puertas abrejusto es las del labio cierre.

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