EUGENIO MONTE]O BLAGA, EL RUMANO - Revista de la ... · Lucian Bla 'a. La más oriental de las...

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EUGENIO MONTE]O BLAGA, EL RUMANO Cu and o en 1956 los aca dé micos suecos consider aron el otor- gamiento del Premio óbel de Litera tura , ga na do finalmen- te porJ uan Ram ónJiméne z, un nombre hab ía ent re los fina- listas casi desconocido fuera de Rumani a, su patria, casi desconocido todavía entre nosotros: el del poeta y filósofo Lucian Bla 'a . La más orie ntal de las lenguas r omán icas , la len rua de la ti erra adonde Ov idio fue dep or t ad o, aso ma ba po r una de sus voc 's mayo res el vigente recl amo de atención a la -madurcz de su liri rno. En la obra de Blaga, sin dud a, podían v-rificar una alta concreción de la poesía ruman a. no de eso ' rnom nto n que el espíritu de un pueblo cris- tal i!.a rn a l ' u no ' libro s que ponen de manifiesto vasta tr adi- ción y a cendrada xp riencia colectiva. Resulta difi .il, d pu dr tanto, estimar el resu lta do del premio concedido a un po 1;1 de mue stro idioma, sin solida- ria satisf acc ión. Difl il l' uha t amb ién , c uan do el demonio de b objetividad ro nda ITa de nosotros, desconocer qu e Bb g;l, 1 '1 rumano , lo habrla merecido con solvencia nada in- Ierior al andaluz . t\ la po tr«. consignando tal parecer quizá olor gucmo s al famoso pI' mio una importancia mayo r qu e la .'¡lab danwnt pub li it aria que és te suscita. Pero el hecho tiene ejlJ(' ver , d modo vidente. con la proyección de las len- guas .urualc s en ·1ámbito occidenlal. El asunto adquiere notoria importan ia ntr los escritores de nuestros días, so- brc lOdo cutre a<Ju 11 0 que , por here da r un ca mpo lingüí sti- co dr influencia r stringida. ven limitado el conocimiento de sus obra s sólo a un núm 'ro reducido de lectores. " la hora del .xilio no han sido pocos los que, al mud ar de tierra. tuvieron <JU' muda r de lengua . La m udanza es ta n dolorosa como arric gada, y sólo en raras ocasiones resulta recom pen sad a por el éxito. Lo contrario es, como se sabe, siempr e m ás proba ble, El ruso Nabokov pudo, graci as a su genio, convertir e en maes tro de la mod ern a prosa ing lesa . El rum a no Ciara n es hoy merecida mente reconocido, si no por su I .cnsamicnto, acibarado y cáustico, sin dud apor el se- ñorío del buen e tilo francés que ha logrado hacer suyo. Sa- bemos que la po sía, lo sabe mos por los poetas desde Ovidio y Dante, pue de soportar el exilio y sobrevivir en la ti erra nueva: más dificil es, sin embargo , pedirle que sobreviva cambi and o de lenguaje . De otro r uma no, Mircea Eliade, re- cord amos u reiterada preocu pac ión por el tema . En su Dia- rio una y otra vez vuelve a referirse al triste destino de quie- nes se ven fata lmente replegados a las cortas front eras de sus lengua s de origen. Con insis tencia poco convincente , Eli ade men ci ona el caso de Blaga, su a migo, y de otros rumano s, tal vez sin reparar en que la ca ntidad de sus posibles lectores cuent a muy poco en la misión que se proponen. Digamos también que Eliade, al anhelar un cambio de lengua por parte de tale creadores, acaso desee que las más difundidas logren vislu mbra r algo del arte que se oculta en aquellos idiomas menos divulgados. No sé qué h abrí a podido p ens ar Lucian Blaga, políglota calificado, que poseyó el al emán desde su niñez, sob re el intento de verter su canto en mo ldes ajenos, pero no es extremado suponer que prefiriese la mu- dez a la pr ivac ión de su idioma natal. La mud ez, en todo caso, fue el ámbito de su privilegio . Se sabe que en su inf ancia t ardó más que el común'de los n iño s en articular pal abra. Por ello, no se aparta de la verdad cuando, al c omponer en plena madurez su breve y enigmáti- co Aut or ret rat o, se dibuj a a sí mismo en estos términos: Lu- cían Blaga es mudo como un cisne. / En su país, la nieve del ser / ocu - pa el lugar de la palabra. Por otra página del Diario de Eliade llegamos a enterarnos de lo incómodo qu e a éste le resulta en ciertos ins tante s su vi- sita a la casa del poeta , cuya conversación se limitaba a uno qu e otro voca b lo pronunciado cada tres minutos . Lo más ex- traño, pese a todo, le ocurría al despedirse, cu ando la señora Blaga lo instaba a volver, agradecida por t anto como hacía habl ar a su m arido. La mudez de Blaga contrasta, sin em- bargo, con el ingente volumen de su obra ,impresionante por su variedad, que comprende la reflexión filosófica, el ensayo humaníst ico y literario , trabajos científicos en el campo de la . biología, la tradu cción de cinco idiomas que dominaba a perf ección y el dest ello de su propio lirismo, única porc ión de su obra que hasta ahora parece tent ar a los traductores occi- dent ales. Lucian Blaga nace en Lancrarn , Trans ilvania, el 8 de mayo de 1895. Lan cram , al qu e llama en poema filial " p ue- blo de lá grimas sin remedio ". Pueblo de la región que en otro ti empo f ormó parte del imp er io austro-húngaro y que qu ed arí a incorpor ado a Rumania a p artir de 1918, Hijo , como Gottfried Ben n, de un Pastor in str u ido , Blaga as iste en su niñez a un a escuela alema na, más t arde sigue estudios de Teología y obt iene finalmente su doctorado en Biología en la Universida d de Viena , hacia 1920, La Viena de Wittgenstein , pa ra decirlo con el título del magistral est udio de Allan janik y Step he n T oulmin, que es también la de Freud, Shoenberg, Kokoschka, Karl Kr au sytantos otros es pí rit us notabl es. En la capital aust ríaca pudo imbuirse no sólo en el pensam ien to científico y filosófico, sino también en el movi mient o ex pre - sionista, una dirección espiritual de la que su obra, no obs- tant e su sello persona lísimo, se reconocerá deudora. D esd e el inicio alternará su producción en ambas vertientes, atraí - do a la vez por el conocimiento y el misterio. U na b ús q ue da mútiple que parece ofrecernos en su te nta tiva o tr a compro- bac ión del llamado complejo [áustico, el de la insaciable necesi- dad de conocer. Y al señalarlo hemos de anotar que dejó, por cierto, al decir de Da rio Novacianu, la más lograda tra duc- ción ruman a del Fausto de Goethe. 1 ' 23

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EUGENIO MONTE]O

BLAGA, EL RUMANO

Cuando en 1956 los aca dé micos suecos consideraron el otor­ga miento del Premio óbel de Litera tura, ga na do finalmen­te por J ua n Ram ónJiménez, un nombre hab ía ent re los fina­lista s casi desconocido fuera de Rumania , su patria , casidesco nocido tod avía entre nosotros : el del poet a y filóso foLucia n Bla 'a . La más orienta l de las lenguas román icas , lalen rua de la tierra adonde Ov idio fue dep or tado, aso mabapo r una de sus voc 's mayores el vigente reclamo de atenc ióna la -madurcz de su liri rno. En la ob ra de Blaga , sin duda,pod ía n v -rificar una a lta concrec ión de la poesía rumana.

no de eso ' rnom nto n que el espí ri tu de un pu eblo cris­tal i!.a rn a l ' uno ' libro s que pon en de manifiesto vasta tr adi­ción y acendrada xp riencia colectiva.

Resulta difi .il, d pu dr ta nto , estima r el resulta do delpremio conced ido a un po 1;1 de muestro idioma, sin solida ­ria sa tisfacc ión. Difl il l' uha también , cuando el demoniode b ob jetividad ronda ITa de nosotros , desco nocer queBb g;l, 1'1 rumano, lo habrla merecido con solven cia na da in­Ierior al andaluz. t\ la po tr«. co nsigna ndo ta l pa rece r quizáolor gucmos a l famoso pI' mio una imp ortan cia mayor qu e la. ' ¡la b da nwnt publi itaria que és te susci ta . Pero el hech otiene ejlJ(' ver , d modo vidente. con la proyección de las len­guas .urualcs en ·1 ámbito occidenl al. El asunto adquierenotori a importa n ia ntr los escritores de nuestros días, so­brc lOdo cutre a<Ju 110 que, por here da r un ca mpo lingüí st i­co dr influencia r stringida. ven limitado el conoc imiento desus obra s sólo a un núm ' ro red ucido de lectores.

" la hora de l .xilio no ha n sido pocos los que , a l mudar detier ra . tu vieron <JU' muda r de lengua . La mudanza es ta ndolorosa como ar ric gada, y sólo en ra ras ocasio nes resultarecom pen sad a por el éxito. Lo cont ra rio es, como se sabe,siempre m ás probable, El ru so Nabokov pu do, graci as a sugeni o, con vert ir e en maest ro de la moderna prosa ing lesa .El ruma no Ciaran es hoy merecida me nte recon ocid o, si nopor su I .cnsa micnto, ac iba rado y cáustico, sin duda por el se­ñorío del buen e tilo francés qu e ha lograd o hacer suyo. Sa­bemos que la po sía , lo sabemos por los poetas desde O vidioy Da nte, puede soporta r el exilio y sobrevivir en la tierranu eva : má s di ficil es, sin embargo, pedirle q ue sobrevivacambiando de lenguaje . De otro rumano, Mircea Eliade, re­cordamos u rei tera da preocupación po r el tema. En su Dia­rio una y otra vez vuelve a referirse a l tri ste dest ino de quie­nes se ven fata lmente replegados a las corta s fronteras de suslen gua s de origen. Con insis tenc ia poco convincente , Eliademenciona el caso de Blaga, su a migo, y de otros rumanos, talvez sin reparar en que la ca ntidad de sus posibles lectorescuenta mu y poco en la misión que se propon en . Digamosta mbién que Eliad e, a l anhela r un ca mbio de len gu a po rparte de tale creadores, acaso desee q ue las más difundidaslogren vislu mbra r a lgo del a rt e qu e se oculta en aque llos

idiom as men os divul gados. No sé qu é habría podido pensarLucian Blaga , políglota ca lificado, que poseyó el alemándesde su niñez, sobre el int en to de verte r su ca nt o en mo ldesajenos, pero no es ext remado suponer que prefiriese la mu­dez a la privación de su idioma nat al.

La mudez, en to do ca so, fue el ámbito de su privilegio . Sesa be qu e en su infancia tardó más que el común'de los niñosen articula r palabra. Por ello , no se apa rta de la verdadcua ndo, a l componer en plena madurez su breve y enigmáti­co Autor ret rat o, se dibuja a sí mismo en estos términos: Lu­cían Blaga es mudo como uncisne. / En supaís, la nieve del ser / ocu­pael lugar de lapalabra.

Por otra págin a del Diario de Eliade llegamos a enterarnosde lo incó modo que a éste le resulta en ciertos ins tantes su vi­sita a la casa del poeta, cuya conversación se limitaba a unoqu e otro vocab lo pronunciado cad a tres minutos. Lo más ex­t ra ño, pese a todo, le ocurría al despedirse, cu ando la señoraBlaga lo instaba a volver, agradecida po r tanto como hacíahablar a su marido. La mudez de Blaga contrasta, sin em­bargo , con el inge nte volumen de su obra, impresiona nte porsu varieda d, que co mprende la reflexión filosófica , el ensayohumaníst ico y literario, trabajos científicos en el campo de la .biología , la traducción de cinco idiomas que dominaba aperfección y el destello de su propio lirismo, única porción desu ob ra que hasta ahora parece tentar a los traductores occ i­dentales.

Lucian Blaga na ce en Lancrarn , Transilvania, el 8 demayo de 1895. Lancram, a l qu e llama en poema filial " p ue­blo de lágrimas sin remedio " . Pueblo de la región que enotro tiempo formó parte del imp er io austro-húngaro y quequ ed aría incor porado a Rumania a partir de 1918, Hijo,como Gottfried Ben n, de un Pastor instruido, Blaga as iste ensu niñez a un a escue la a lema na , más tarde sigu e es tud ios deTeología y obt iene finalmente su doctorado en Biología en laUniversida d de Viena , hacia 1920, La Viena de Wittgenstein ,pa ra decirlo con el título del magistral est udio de Alla n janiky Step hen T oulmin, qu e es también la de Freud , Shoenberg ,Kokoschk a , Karl Kr aus y tantos otros espí ritus notables. Enla capita l aust ríaca p ud o imbuirse no sólo en el pensamientocie ntífico y filosófico , sino también en el movi miento ex pre­sionista, un a dirección espiritua l de la que su obra , no obs­tante su sello perso na lísimo, se recono cerá deudora . Desdeel inicio a ltern a rá su producción en ambas vertientes, atraí­do a la vez por el conocimiento y el mister io. Una b ús q uedamútiple que parece ofrece rnos en su tentativa otra comp ro­bación de l llamado complejo [áustico, el de la insaciable necesi­dad de conocer. Y al seña larlo hemos de anotar que dejó, po rcierto, a l decir de Da rio Novacianu, la más logra da traduc ­ción rumana del Fausto de Goethe.

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En 1919 aparecen sus Poemas de la lut; y los aforismos dePiedraparami templo, a los que seguirían una docena de títulosde poesía, otros tantos de teatro y tres densas trilogías filosó­ficas: la del conocimiento, de la cultura y del valor, que ,sepa­mos hasta ahora no divulgadas fuera de su patria. Esta obramultiforme y reveladora es también la de un silencioso diplo­mático , cuya carrera se cumple sucesivamente en Varsovia ,Berna, Viena y Lisboa , de donde regresa definitivamente aRumania. Fallece en quj , en 1961. Habría podido sumarsea la diáspora que aventó por el mundo a tantos de sus coterrá­neos. Blaga prefirió en cambio el exilio hacia dentro, la ve­cindad inenajenable de su tierra. Lo que es un memorableensayo definió como " el espacio miorítico", el espacio de laMioritza, la oveja de la célebre balada rumana, le era im­prescind ible para vivir.

Poemele Luminii (Los poemas dela luz)es el título que dio a suprimera obra lírica, el mismo bajo el cual, atinadamente,han reunido sus editores rumanos la casi totalidad de su pro­ducción poética. En pocos líricos contemporáneos la reitera­ción de las imágenes lumínicas alcanza un sentido tan prefe­rente en el alfabeto de sus visiones. Se trata, por momentos,de una contemplación profunda, que parece surgir del fondo'arquetípico de la memoria, asombrada ante los relámpagosde la caverna platónica. Esta contemplación de la luz, en eljuego dialéctico de claridad y oscuridad, viene asociada,como afirma Ramul Munteanu, si no con una visión trágica,al menos sí con una expresión angustiosa, que desnuda el sery está lejos de proporcionarle, como a otros artistas, senti­mientos de seguridad. "¿ De dónde vienela lu; delparaíso?/ ro losé: es el infierno quelo alumbra consus llamas" , escribe en un tex­to en que es posible advertir algún lejano eco de Blake.

En Blaga van a convivir, a lo largo de su vida creadora, unpoeta y un filósofoen tan cordial acuerdo como para reforzarsus mutuos aportes sin acarrearse hostilidad alguna, vale de­cir, sin que el uno se adueñe de la voz del otro. El desconoci­miento y el misterio constituyen los dos polos por los que susensibilidad se muestra intensamente atraída, pero en nin­gún momento el yo lírico disputa sus hallazgos a su doble , elversado filósofo . No pueden tomarse por tanto sus poemascomo meras ilustraciones de sus teorías, como ya lo advierteMunteanu. Y diríamos más: acaso porque sabe como pocosabordar el pensamiento sistemático, no se siente tentado acontagiar el poema con la rigidez objetiva del intelecto. Lahondura que logra trasmitirnos es la de la palabra poéticaaislada en su propia revelación , -la que emana del diálogosentimental con la tradición de su lengua y de sus gentes.Observemos que la misión que reconoce al poeta es la de unredentor, la de algu ien capaz de "sacar las palabras de su es­tado natural y llevarlas a su estado de gracia". Declaraciónde fe vecina; en cierto modo, a la proclamada por Mallarmé,que distingue al poeta como el señalado para purificar laspalabras de la tribu, si bien Blaga se halla lejosdel credo gla­cial y por instantes deshumanizado del maestro francés.

Acaso la frecuentación temprana del expresionismo, de lacual va a librarse no obstante después, preservó su escriturapoética de la frialdad razonadora que en los tiempos actua­les, en grave contraste con el arte del pasado, es objeto de unculto tan frecuentado. Otra razón la hemosde hallar en laatención que reservó a " la cultura popular folclórica;' y "másespecíficamente a la creación anónima nacida del espíritucristiano como de la proveniente de herejías ", donde creyóreconocer la verdadera fuente de la creatividad rumana. Unadevoción próxima, en este caso, a la manifestada por Anto­nio Machado respecto del acervo popular español._

El arte de Blaga, aunque se nos aparece cabalmente inser­to en las circunstancias de su hora, ahonda y rezuma las ex­periencias de una trad ición , al punto que parece recorridopor un ansia intempora l, confron tado siempre con las pre­guntas de todos los siglos. Es moderno, porque moderno essu tono, la presentación de sus imágenes y la construccióndel poema , pero su modernidad no resulta adrede ni decla­rativa. Al reparar en que le tocó vivir en una época sacudidapor sucesivos experim entos en todos los géneros del arte, lafidelidad a su prop ia voz adquiere el distingo de un méritoinfrecuente. Como Supervielle o Unga retti, como Machadoo Saba, sus contemporáneos, Blaga cava en el hontanar desu lengua, de la cual ape nas se reconoce un fervoroso traduc­tor : Aun cuandoescribo versos propios / nohago más que traducir. / /Traduzco siempre. T radurco / para la lengua rumana / uncanto quemi coraz én / suavemente va dictándome ensu lengua .

Con los años su poesía , confrontada con sus hondas raleesmitológicas, va profundizando gobernada por una desnudezascética. Ascética, acla remos, no en el sentido que hoy setraslada al término en la crítica de poesía, para au par ciertamutilada seq ueda d huérfana de toda gracia . Es verdad queesta obra no acusa alte raciones ni cambios de ópti ca que dis­tingan de modo ostensible los hitos de su periplo creador. Entanto que espectador y part icipe en las convulsiones artísti­cas que tienen lugar a comienzos de siglo, Blaga se nos pre­senta sorprenden temente unitario. i abandona ciertos re­cursos expresion istas , visibles en su comienzo, ello resulta desu lealtad a la voz rumana, que él prolonga, tanto como de laat ención revelad ora con qu . su palab ra busca rnca rnar el es·pacio miorítico. Pero en lo esencial la prop nsión aforística, elregistro de las imágenes, la obs sión angus tiosa por la luz,"el fant asma del tiempo" y el tono d n o ' impredecible quegobierna su universo lírico s rán siempr r 'cono .idamentelos mismos.

A su primer libro ya citado p rt n e I siguient e po ma,donde fija pa ra siempre la sugestiva proposición d su itine­rario lírico. Me permitiré citarlo ínte ramcnt porqu' creoque nos deja ver, pese a la mengua d la trad ucción, algo dela precisión verba l y la difícil gracia qu hac n de su autoruno de los más altos poetas europ os de nuestro tiempo:

r o no aplasto la corola de milagros del mundo / TlI destruyo / conla mente los misterios que hallo / en mi camino, / (TI lasflores,losojos, sobrelabios o tumbas. / La lu<; de los otros / estrangulael insondable hechu» oculto / enabismos de sombra, / peroyo.]yo con mi tu; multiplico el misterio del mundo. / rasí como laluna con sus blancos rayos / no disminuye, sino trémula, / tornamásgrandeel misterio de la noche, / así yomriquezco tambiénelsombrío horizonte / con estremecimientos de sagrado misterio / )'todo loque es incomprensible / seconvierte en misterio másgran­de todavía / ante mis ojos / porqueyo amo / fl ores )' ojos)' labiosy tumbas.

Blaga , el rumano, vivirá lo que viva su lengua. En el actualmapa lingüístico de O cciden te, la suya no sobrepa sa los ma­res ni desborda los límites de la tierra que nombra ; es quizá ,desde una perspectiva literaria, la menos difund ida entre lasneolatinas, pero él nos invita a comprobar que es tambiénuna de las más hermos as y más apta para el art e de la poesía.Pudo escribir en otras que dominaba y asegurarse , de estemodo , más amplia audiencia ; pudo también traducirse. Ensu elección de lealtad a la voz de su tierra se concreta, a miver, una sabiduría y una dignidad que nos hablan ta ntocomo la grandeza de su poesía.

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