Feliz de ti por haber creido
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Feliz de ti por haber creido
La consagración del mondo al Corazón Inmaculado de María:
un evento que nos interpela y nos desafía
Queridas Misioneras y Voluntarios,
El 13 de octubre próximo el Papa Francisco consagrará el mundo al Corazón
Inmaculado de María, un evento que en este momento histórico nos interpela y nos
desafía de una manera muy particular.
Después de haber confiado su pontificado a las manos de María, el Papa
Francisco ahora desea presentarle el mundo y pedirle que custodie en su corazón
de madre a cada hombre, mujer, niño, anciano y enfermo, todo hermano y
hermana que en las distintas latitudes de la tierra ama, sufre, espera con
optimismo el nacimiento de un nuevo mundo. Es la humanidad de hoy que en
su más amplio y variado rostro será presentada a María, para que Ella la
forme según el corazón y el rostro de Cristo, así como lo recomendaba San
Maximiliano: «En el seno de María, el alma debe renacer según la forma de
Jesucristo. Sobre sus rodillas el alma debe aprender a conocer y a amar a
Jesús. De au Corazón aprende el amor hacia El, a amarlo con su Corazón y
a ser como Él por medio del amor» (EK 1295).
Esta jornada es uno de los grandes eventos pontificios previstos en el
calendario para la celebración del Año de la Fe y en Roma contará con la
presencia de cientos de movimientos e instituciones relacionados con la
spiritualidad mariana. El Papa Francisco, quiso dar un sello particular,
expresando el deseo de tener como signo especial uno de los iconos
marianos entre los más significativos para los cristianos de todo el
mundo. Por esta razón -dijo monseñor Fisichella, presidente del Consejo
Pontificio para la promoción de la Nueva Evangelización- se pensó a la
amada estatua original de Nuestra Señora de Fátima.
Una peregrinación espiritual y existencial
Hombres y mujeres de todo el mundo irán al encuentro de la Madre. Un
viaje-peregrinación a la que espiritualmente invito a cada uno de ustedes, y
su significado va mucho más allá del evento en sí y las pocas semanas que
nos separan del mismo. Deseo que sea para nuestra familia mariana-
misionera, presente en muchas partes del mundo, un signo de esa novedad del
Espíritu (cf. Apoc 3, 21) con la cual después de la Asamblea general nos
pusimos nuevamente en camino por los senderos del mundo llevando en el
corazón y en la vida el don de un carisma que nos llama a ser María hoy, que
vive, habla, actúa en este mundo. Un alto y exigente ideal que conocemos y
amamos, al cual hemos dedicado sueños, proyectos, deseos , energías, talentos,
pasión con el cual queremos conquistar muchas otros hermanos, para que consagrados a
María, puedan encontrar su felicidad en Dios
Un viaje a los pies de ese icono tan cercano y querido por nuestra espiritualidad, cuyo
mensaje el padre ha dado a conocer en su actualidad y verdad, y al cual también ha
vinculado nuestro camino y nuestro apostolado mariano.
Estuve en Fátima, escribió una y otra vez ... estuve en uno de los lugares elegidos por
María, y con un tono provocatorio se preguntaba y parecía preguntarnos: «¿Todavía es
actual el mensaje de Fátima? Sí, el mensaje de Fátima es válido y actual hoy más que
nunca. Lo confirma la actitud positiva de la Iglesia. De hecho, los Papas, a partir de Pío
XII hasta Juan Pablo II, han mirado a Fátima con espíritu de fe y de esperanza, y han
promovido el culto con la exhortación y con el ejemplo. (... ) Esto lo confirma la
santidad de vida de Francisco y de Jacinta Marto. Lo confirman las reiteradas
manifestaciones de la Virgen a sor Lucía, en las décadas sucesivas a las primeras
apariciones»1. En otra ocasión, en mayo de 2000, en preparación a la canonización
de los dos pastores, Jacinta y Francisco y a la consagración del mundo al
Inmaculado Corazón de María por parte del Papa Juan Pablo II, el padre se dirigió
al Instituto con estos palabras: «En el mes de octubre, en la Plaza san Pedro, ante
la imagen de Nuestra Señora de Fátima, el Papa en unión con todos los obispos
consagrará la Iglesia y el mundo al Corazón Inmaculado de María. Se trata de un
pedido hecho por la Virgen al cual nos unimos porque creemos en Fátima ...
Nuestra vida mariana nació en Fátima, nuestra consagración nació en Fátima;
Fátima y el padre Kolbe van de la mano en el nacimiento y en el desarrollo del
Instituto. Nosotros llevamos adelante lo que dice la Iglesia, sobre todo a
través de las palabras de Juan Pablo II. El mensaje de Fátima es más
importante y urgente que cuando se apareció por primera vez la Virgen. El
mensaje es un llamado angustioso de nuestra Madre celestial, que nos ve en
gran peligro y trata de ofrecernos su ayuda y su consejo» (Texto extraído de
una grabación de la homilía del 1° de mayo de 2000) .
Este mensaje - podemos añadir hoy - sigue siendo válido y actual, lo
confirma el gesto del Papa Francisco.
Pongámonos en camino, por lo tanto, para acoger el mensaje de María y
releerlo en referencia a nuestro tiempo golpeado por muchas lágrimas y
sufrimientos, por muchas esperanzas y deseos de bien. Juntos, para volver a
escuchar las palabras de la Madre, que una vez más nos orienta a Cristo
invitándonos a la conversión y a la oración, a la fe en el Dios que guía la
historia, que mira el corazón y no la apariencia, así como cantó la Virgen de
Nazaret en el Magnificat, o como nos dan testimonio los tres pastorcitos de
Fátima.
Una invitación y una llamada
En el viaje de la vida, de la vocación, de la misión, estamos invitados
constantemente a preparar el corazón, a mirar dentro de nosotros mismos, porque
es aquí donde se decide todo, es aquí donde pueden vencer los temores o ser
afrontados y los sueños pueden ser liberados o sofocados. Hay un llamado
1 Padre Luigi Faccenda, Sono stato a Fatima, Edizioni dell’Immacolata, 1995, p. 5.
constante al cambio, a la renovación, a percibir con mirada siempre nueva las maravillas
que Dios hace por nosotros.
Esta es la primera invitación o llamada que nos llega de la Virgen de Fátima y que
renuevo a todos ustedes: el de la conversión, la penitencia, la oración, el trabajo sobre uno
mismo. Lo había intuido muy bien Juan Pablo II cuando, en 1982, viajó a Fátima, un año
después del atentado en la Plaza San Pedro, para agradecer a la divina Providencia. En su
homilía pronunciada en esa ocasión, el Papa hizo algunas observaciones, como una
confirmación oficial de la importancia de las apariciones y de su mensaje "profético".
«Si la Iglesia ha acogido el mensaje de Fátima es principalmente porque éste contiene
una verdad y una llamada, que en su contenido esencial es la verdad y la llamada del
Evangelio mismo. "Conviértanse, (hagan penitencia) y crean en el Evangelio" (Mc
1,15), éstas son las primeras palabras del Mesías dirigidas a la humanidad. El mensaje
de Fátima es en su núcleo fundamental es una llamada a la conversión y a la
penitencia, como en el Evangelio. La Señora del mensaje parecía leer con una
perspicacia especial los "signos de los tiempos", los signos de nuestro tiempo».
La invitación de Jesús, a la cual hacen eco las palabras de María en Fátima, se
dirige a todos con fuerza, porque ya no es sólo abandonar el camino del mal, sino
convertirse al reino de Dios, a su lógica. La conversión es un camino que conoce
pausas, cambios de camino, de mentalidad y de horizontes. Se trata de un
volver constantemente a Cristo, un entregarle continuamente el corazón, en un
seguimiento confiado, creativo, leal, que comporta una renovación total en
nuestra vida, que crea un corazón nuevo, del cual sólo puede nacer una vida
nueva.
Volver al corazón
El tema elegido para la jornada mariana del 13 de octubre, Feliz de ti por
haber creído (Lc 1,45) es el eco de la alabanza que brotó de los labios y
del corazón de Isabel en su encuentro con María. La joven de Nazaret se
pone en camino a toda prisa, porque la fe tiene necesidad de entrar en
diálogo, de entretejer relaciones. Dios es una fuerza que hace salir, es un
fuego de amor que arde en el interior y que «cuando se enciende, no puede
encontrar lugar en los límites del corazón, sino que arde afuera, incendia,
abrasa, hace arder otros corazones. Conquista muchos hermanos al propio
ideal, a la Inmaculada» (EK 1325 ).
Hay una dimensión personal del acto de fe, nuestro encuentro con Cristo es
único. Es importante, entonces, volver a los orígenes, recordar el camino que
hemos recorrido, el encuentro personal con el Señor y que fuimos renovando
en los diferentes momentos y etapas de la vida. Y todo esto para renovar el
entusiasmo, para no caer en la costumbre y estar siempre abiertos a las
sorpresas de Dios.
Hay también una dimensión apostólica misionera que hace que nuestra fe se
convierta en un don recibido y compartido, no como un tesoro al cual aferrarse,
sino en la alegría, la serenidad y la confianza que se irradia en las relaciones con
los demás, en lo que decimos, en todo nuestro ser. Hay un vacío de fe que nos
rodea, el sentido religioso parece desaparecer progresivamente; hay un desierto en el
que el hombre actual vive: el desierto de la falta de sentido, de la soledad, de las preguntas
que siguen sin respuesta. Es necesario salir... la fe es una experiencia de éxodo, un salir de sí
mismo, de los esquemas personales y de los prejuicios, un dejar para encontrar. El desafío es grande , difícil, comprometedor, y cada uno de nosotros está llamado a dar su
aporte renovando la conciencia de no estar solo sino de tener una Madre con la cual recorrer el
camino de la vida y de la misión, a la cual asemejarnos cada vez más. Y entonces la entrega de
la cruz se renueva: «Mujer, aquí tienes a tu hijo. Hijo, aquí tienes a tu madre» (Jn 19, 26-27),
en una acogida recíproca que habla de fe, de confianza, de maternidad, de vida recibida y
donada. Esta es la segunda invitación o llamada que nos viene de Fátima: la consagración
al Corazón Inmaculado de María. Nuestra Señora apareciéndose en Fátima el 13 de junio
de 1917, le dijo a Lucía: «Jesús quiere servirse de ti para hacerme conocer y amar. Él
quiere establecer en el mundo la devoción a mi Corazón Inmaculado. El nunca te
abandonará, mi Corazón Inmaculado será tu refugio y el camino que te conducirá a
Dios».
Este es el secreto que san Maximiliano nos entregó y que el padre lo hizo suyo
transformándolo en don para todos nosotros: la consagración a María, el ofrecimineto
a su corazón de madre, de hermana, de fiel discípula que camina por los senderos de
los hombres llevando en sí misma, grabado en su carne, un anuncio de vida, una
buena y hermosa noticia: Dios viene a visitar a su pueblo, Él está aquí en medio de
nosotros, vivo a través de nosotros, de nuestros gestos, de nuestras palabras. Es
necesario volver al corazón, ese corazón en el que María conserva y cultiva todas
las cosas (cf. Lc 2,19.51), todo acontecimiento, turbación de ánimo, todo
interrogante y búsqueda. Un corazón que late al unísono con el de Dios, de
acuerdo a su voluntad y a su plan de salvación, un corazón que siempre
engendra nuevos hijos a la vida de la gracia y al amor del Hijo para asemejarse
siempre más en todo.
Por los caminos del mundo
«Peregrino, recuerda, no hay camino, sino paso a paso se hace camino al
andar», escribe un autor, y en estas palabras encuentro una sugerencia que se
puede aplicar a nosotros que tenemos objetivos para alcanzar y proyectos para
realizar, y sobre todo un carisma para vivir y compartir... paso a paso, día a día,
sin detenernos o rendirnos ante los desafíos que este tiempo nos presenta, sin
retroceder ante las dificultades, pero, sobre todo, evitando la tentación de
encerrarnos en nuestros estrechos horizontes, en nuestros problemas. El Papa
Francisco ha advertido en repetidas ocasiones a la Iglesia de estar atenta al
riesgo de la “autoreferencia”, riesgo que corremos también nosotros, cuando
apagamos el fuego del Espíritu y tenemos miedo de salir, salir, donar anuncios de
vida; cuando creamos muros y barreras allí donde debería florecer la armonía, la
alegría y la paz.
¿Cuál es, entonces, el camino a seguir a partir de este importante evento?
Nos lo indica una vez más el padre: «El mensaje de Fátima y san Maximiliano
Kolbe estuvieron y están siempre presentes en el camino emprendido y que yo estoy
realizando. La Iglesia y su Magisterio han sido siempre mi guía segura. Por lo cual,
mientras invitaba e invito a los hermanos de toda clase y condición a consagrarse al
Corazón Inmaculado de la Madre , también indiqué siempre, en la voz del mártir de
Auschwitz, la vía y el camino por recorrer: ser Maria, vivir como María, dar testimono de
María, trabajar creativamente con María»2. Ser, vivir, testimoniar, trabajar ... no hay
necesidad de inventar otra cosa o recorrer otros caminos que los que nuestra vocación y
misión nos presentan, fieles al Evangelio, al carisma, a las Constituciones, al Estatuto, a la
voz de la Iglesia. Palabras que hacen arder nuestro corazón y nos animan a volvernos a
poner en camino, padres y madres, hermanos y hermanas de cuantos el Señor nos ha
confiado, para abrir nuevos horizontes de vida y esperanza, para decir al mundo que hay
un Padre que nos ama y una madre que cuida de nosotros .
¿Cómo vivir este evento?
Considero que es importante prepararnos juntos a este evento para fortalecer la
comunión entre nosotros y encontrarnos espiritualmente unidos en el corazón de
María.
Dos propuestas :
En los días antes del 13 de octubre les propongo escuchar algunas
breves grabaciones del padre Luis: una valiosa oportunidad para
alimentarnos de su rica enseñanaza sobre María, y para renovar
nuestro compromiso de mantener viva en la Iglesia y en el mundo la
presencia de María. Las grabaciones serán enviadas por la dirección
general, o podrán ser descargadas directamente desde nuestro sitio
web a partir del 1° de octubre. Cada comunidad, misionera y
voluntario eligirá cuándo y cómo según sus posibilidades.
Invito a cada comunidad, misionera y voluntario a vivir juntos un
momento de oración mariana en comunión con el Papa Francisco
el domingo 13 de octubre, sería lindo y oportuno invitar también a
amigos, grupos, personas que por lo general participan en nuestras
actividades. Este momento puede ser vivido en nuestras casas o –
donde sea posible- en las parroquias en las que estamos injertadas.
Mi cariñoso y fraterno saludo a cada uno/a de ustedes con la esperanza de
que el sueño de Maximiliano y del padre: «La felicidad de toda la humanidad
en Dios por medio de la Inmaculada» (EK 1088) se convierta siempre más en
nuestro sueño .
¡Buen viaje a lo largo de los caminos del corazón y de la misión!
8 de septiembre de 2013
Natividad de la Santisima Virgen Maria
Giovanna Venturi
Directora general
2 Op. cit., p. 156.