Guareadelmo34
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Conversar con mis amigos
Costumbre se está volviendo ya el
tomarme este breve espacio para
conversar con mis amigos y los
amigos de Somos Bolívar. Lo hago
porque parece haber caído en gracia
mis palabras con tinte de diario y
corte de columna. Se va esta semana
y con ella varias experiencias.
En una de las alcobas, postrado en
su cama, encuentro a Tito, en su
rostro el peso de un siglo y cuatro
años de vida. Mi Tito, viejo, recuerdo
nuestro último encuentro, sonreías a
la cámara mientras contabas una vez
más aquella historia del amado
caballo.
Pág.3
...De Bolívar es mi pasado, será mi presente y espero también lo sea mi futuro... Pág.4
Para los que no me quieren Peligro Si usted no
es amigo del director de Somos Bolívar por favor elimine o borre
este aburrido documento. Si lo lee puede terminar queriendo a
Bolívar, Valle del Cauca.
Para los que me quieren Encontré una forma de
dibujar a través de letras mi día a día en este inspirador paraíso.
Soy un bolivarense de esos muchos comprometido con el progreso
de mi amado pueblo.
Bolívar Valle del Cauca
Mi Diario
Pág.4 Pág.6
Forma de desahogarse
Por estos días intento apagar mis letras,
callar por unos días. Cuando las letras
son una forma de desahogarse es difícil
encontrar un punto final. Vengo de una
difícil semana, difícil digo porque he
empezado un dialogo con varios
jóvenes de mi Bolívar, el tema: la
deserción escolar.
Visité a mis viejitos
Veo a los hijos de mis amigos, y veo
a los niños y niñas bolivarenses y no
puedo sentir más que un enorme
compromiso con mi Bolívar; porque
viví en el Bolívar de ensueño y
quiero dejarles a ellos ese Bolívar
del ayer.
Cómplice de la Libertad
Pág.2
Es sábado y amanece en mi venerable tierra, en mi
Bolívar del alma. Ante el replicar de las campanas se
apropian de mí aquellas intenciones de presenciar la
primera misa de la mañana y con ella el Santo Rosario.
Revivo hoy ese pasado colmado de nostalgia, esa
infancia dedicada a las travesuras de un infante que
alguna vez fue acólito.
Aunque solo de mí y de mi creador son las innumerables
oraciones y suplicas que entono en silencio, arrodillado
ante el templo de mi Santa Ana, patrona de los
bolivarenses, debo confesarles que siempre en mis
plegarias está esta tierra. Porque a ti Santa Ana pido por
el progreso de este pueblo, dueño de mi pasado. Pido
por mis amigos, por mi familia y por todos bolivarenses,
para que en cada corazón hermano siempre estén las
más sinceras intenciones de trabajar por el Bolívar que
le hemos de dejar a nuestros hijos y a las nuevas
generaciones.
Te pido a ti Papito Dios y a ti Mamita María por este
proyecto social llamado Somos Bolívar, para que nos
guíes por los senderos del éxito y la humildad, para que
nos alejes de la ambición, la corrupción y otros pecados,
para que cada día nos abrigues con tus bendiciones e
ilumines nuestro trasegar por cada rincón de este
terruño amado.
A ustedes entrego el futuro de este sueño hecho
realidad. Y te agradezco por darme esta tierra por hogar,
y por la fuerza con que me cobijas cada mañana, esa
fuerza con la que tomo la mano de cada bolivarense que
me saluda.
Cómplice de la libertad del silencio
Te pido que llenes de gracia y sabiduría a nuestros líderes, a aquellos que tienen sobre su mano importantes decisiones, y a
aquellos que empuñan en nombre de muchos bolivarenses el presente de este pueblo. Porque veo a los hijos de mis amigos,
y veo a los niños y niñas bolivarenses y no puedo sentir más que un enorme compromiso con mi Bolívar; porque viví en el
Bolívar de ensueño y quiero dejarles a ellos ese Bolívar del ayer.
Ahora he sentido la necesidad de contarle a la gente quien soy. Porque he faltado a muchas reuniones y me he perdido más
de un prometido tinto. Porque siempre por andar de corregimiento en corregimiento y de casa en casa le he corrido a las
oficinas. Y me sonrojo cada que tropiezo con un amigo de Somos Bolívar, porque quiero darle la mano y quiero darle las
gracias por sus saludos y sus comentarios. Porque esta mañana quisiera tomar la mano de más de uno, y no desaprovecho
oportunidad para saludarlos cuando choco desapercibidamente con ellos en algún lugar de este paraíso.
apropio de mi formación y me entregó más de un saber.
Porque fueron y son mis profesores (Omitar, Betty,
Nubia, Oscar Marino, Oscar Bedoya, Carlos Julio y
muchos más) los arquitectos de mis conocimientos, y
siempre que tomo una decisión pasan por mi mente uno
y mil de sus consejos, y siempre se los he dicho, cuando
alabo la profesión del enseñar como esa prodigiosa
vocación de formar pueblos.
Retomando la pregunta a la que anteriormente hacía
alusión. Este sábado me he levantado preguntándole al
Creador por el futuro de Somos Bolívar, y la soledad de
cada calle me inunda de dudas e ideas. Ahora me
encuentro pensado en mi identidad, y esa siempre ha
sido la pregunta numero uno ¿quién eres? ¿Con quién
hablo? Le tengo miedo a los reconocimientos que se
acompañan de puestos y favores, y aunque la frase está
incompleta no quiero dotar este limpio texto de palabras
poco gratas.
Se me ha olvidado ofrecer excusas a los bolivarenses que
no profesan mi religión, pero quiero también que
comprendamos que en la lucha por el Bolívar que
queremos no existen colores, porque las buenas obras
solo se acompañan de humildad y sencillez, y todo lo que
se haga, o hagamos por este terruño no merece
apropiación de títulos o intereses personales; porque lo
hemos de hacer en pago a lo que esta tierra nos ha dado.
Siempre tiendo como bandera el ejemplo de nuestros
abuelos; y una lucha que solo debe acompañarse de un
A ustedes entrego el futuro de este sueño hecho realidad.
Y te agradezco por darme esta tierra por hogar, y por la
fuerza con que me cobijas cada mañana, esa fuerza con la
que tomo la mano de cada bolivarense que me saluda.
Tras recorrer ya varias calles, en este evento santo que
tiene lugar cada sábado a las 05:30 de la mañana, les
confieso que he encontrado la excusa perfecta para recibir
el nuevo día, qué más que hacerlo con la compañía de
Dios, caminando y sintiendo el bello amanecer de un día
más. En cada oración en honor a ti Mamita María oriento
mis intenciones. Soy de aquellos jóvenes que te canta a
viva voz y sin temor al qué dirán, porque no me
avergüenzo de ti y me siento infinitamente orgulloso de
tenerte por madre.
A esta altura y cuando he hecho más de una confesión me
atrevo a preguntarte por el futuro de Somos Bolívar, y
recuerdo cuando este proyecto nació, y lo recuerdo como
si ayer fuera; porque es la segunda pregunta que siempre
hacen los amigos de este equipo. Y siempre les digo que
nació una noche en una popular esquina de Bolívar,
cuando tres amigos nos cansamos del típico “qué hay para
hacer”. Luego se nos unió la soledad y la distancia, cruel
castigo que nos hace amar y valorar más esta tierra.
Éramos a duras penas unos jóvenes que anhelábamos
estrenar una cedula. Con orgullo unos recientes egresados
del Manuel Dolores Mondragón, centro educativo que se
apropio de mi formación y me entregó más de un saber.
Porque fueron y son mis profesores (Omitar, Betty, Nubia,
Oscar Marino, Oscar Bedoya, Carlos Julio y muchos más)
los arquitectos de mis conocimientos, y siempre que tomo
una decisión pasan por mi mente uno y mil de sus
consejos, y siempre se los he dicho, cuando alabo la
profesión del enseñar como esa prodigiosa vocación de
formar pueblos.
Mi Diario: Te amo Bolívar
2
Visité a mis viejitos en el ancianato de nuestro
pueblo
Pido a Papito Dios me ilumine para tomar la decisión
correcta. Y tarde o temprano he de mencionar mi
nombre y he de aceptar que soy la persona cómplice de
la libertad del silencio. Pido a los bolivarenses trabajar
por su tierra, y lamento que algunas diferencias me
alejen de unos pocos que quisiera fueran mis amigos, y
quisiera comprendieran que me duele que los intereses
de todos estén por debajo de sus intereses personales.
Porque quiero que mis hijos tengan por hogar a Bolívar. Y
mañana nacerá un nuevo proyecto bajo otro nombre
pero con un mismo propósito: trabajar por el progreso
de Bolívar. Y aplaudiré a cada bolivarense con iniciativa, y
daré mi voto para que todos los bolivarenses, amigos y
no tan amigos, tengan la palabra en nuestro medio. No
me causa envidia y en cambio si me causa admiración y
alegría que más bolivarenses quieran hacer algo por mi
pueblo.
Son ya las nueve de la mañana, quería desahogarme,
quería escribirte a ti amigo. Quería hablarle al Creador.
No quiero hablarte de mí porque no soy el protagonista y
acaso llego a ser un líder. Porque lo que hago no lo hago
esperando algo, lo hago en agradecimiento con esta
tierra que ya me dio mucho. Porque el protagonista
quizás seas tú.
Y no conocerás mi nombre hoy, pero ten la convicción
que aquí estaré para escucharte, porque tú y yo Somos
Bolívar. Y si me necesitas avísame. Hoy me venció el
temor y no pude decirte mi nombre, el temor a los
reconocimientos personales porque no me siento
preparado para dejar de ser un bolivarense del común.
Te invito a caminar conmigo en un sábado próximo; a
que me acompañes a recorrer este paraíso. Quiero que
conozcas todos esos rincones vivificantes de donde
nacen mis palabras.
Comparaba el apreciado sacerdote de Bolívar, Padre
Fernando, en su homilía a un granito de mostaza con
nuestra fe; y decía el evangelio que si nuestra fe fuera
del tamaño de un granito de mostaza, nosotros
moveríamos montañas.
Cómicamente y al lado de un par de señoras veía yo a
cada bolivarense hecho grano de mostaza, y me doy
cuenta que somos muchos los buenos y se están
agotando los malos. Tú eres ese granito de mostaza y
Bolívar, y el progreso de Bolívar, es esa montaña.
Y la fe, y la fe es creer en lo que haces, porque los
grandes edificios se hacen de pequeños ladrillos. Y la fe
mueve montañas, y no tengas miedo a soñar, miedo
seria no tener sueños.
...Siempre teniendo como bandera el ejemplo de nuestros abuelos; y una lucha que solo debe acompañarse de un interés:
el dejarle a nuestros hijos un pueblo como, o mejor, que en el que nosotros vivimos nuestra infancia...
Y aunque la gratitud de los demás vale mucho, no vale
más que la satisfacción personal. El Creador nos otorgo
una conciencia, y es ella la juez de nuestros actos. La
satisfacción personal es poder sonreír en paz, es poder
dormir sin que nos atormente el peso de nuestros
deshonrosos actos.
Anda y dile a tus amigos que ellos y tú son Bolívar. Y
trabaja por el Bolívar que quieres para ti, para tus hijos y
mis hijos.
Abandono mis delirantes renglones. Alzo mi mano y
juro eterno amor a estas tierras. Saludo a todos mis
amigos y saludo a las personas que me acompañaron
esta mañana por las calles de Bolívar rezando el Santo
Rosario; tuve la oportunidad de desearles un feliz día
mientras departíamos de un delicioso chocolate
ofrecido por nuestro sacerdote.
Y espero vernos el próximo sábado, en silencio
entonaré de nuevo cada palabra de este texto. Allí
estaré cumpliéndole una cita a mi Creador.
Hoy sábado 21 de agosto visité a mis viejitos en el ancianato de nuestro pueblo. Mientras acompaño su cotidiano rosario sus
rostros me remontan a la Bolívar del ayer, cuando estas calles hoy pavimentadas eran cómplices de sus travesías y travesuras.
Busco a nuestro abuelo Tito en cada rincón de esta biblioteca viva, nuestros viejos, cada uno, es un libro de ese perpetuado
pasado.
En una de las alcobas, postrado en su cama, encuentro a Tito, en su rostro el peso de un siglo y cuatro años de vida. Mi Tito, viejo,
recuerdo nuestro último encuentro, sonreías a la cámara mientras contabas una vez más aquella historia del amado caballo. Y yo
era un niño cuando eras un lustre jinete, pero no olvido tu trasegar por estas calles que también han de ser testigos de mi vejez.
Con mis viejos agradecido vivo por el Bolívar que me dejaron. Porque no conozco pueblo y nación sin historia y pasado. Y quiero
invitar a cada amigo bolivarense a visitar a nuestros abuelos, y compartir con ellos así sea unos pocos minutos de nuestra joven
vida. Saludo a mis viejitos que con la calidez de sus ojos y el coraje de su piel desafían cada minuto a la vida.
Un abrazo de este amigo que los visita con frecuencia, y aunque en medio de uno y otro vasito de agua de panela no demuestro
mi temor, siento miedo porque cada que marcho de esta biblioteca temo regresar y encontrar un libro cerrado para siempre. A las
personas que cuidan a nuestros viejos siempre gratitud por su labor. Porque su paciencia y su caridad no conocen límite alguno.
Y me quedan unas líneas para despedirme, para saludar de nuevo a cada Bolivarense. Mas que saludarlos, manifestare mi interés
de que juntos construyamos sociedad, presente y futuro.
...Con mis viejos agradecido vivo por el Bolívar que me dejaron. Porque no conozco pueblo y nación sin historia y pasado...
Mi Diario: Te amo Bolívar
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Bolívar gracias mi Bolívar Para conversar con mis amigos y los
amigos de Somos Bolívar
De Bolívar es mi pasado, será mi presente y espero también lo
sea mi futuro
Soraya es del bolivarense por naturaleza su sencillez y
cordialidad, su amor por estos valles y ríos que nos vieron
crecer. Gracias por tus gratas palabras, gasolina que
mantiene con vida este proyecto. Con atrevimiento me
tomo estos pequeños espacios, con el mismo
atrevimiento que lo puede hacer cualquier bolivarense
que quiera manifestarse. Bolivarenses como tú hay
muchos y deseo se multipliquen, porque todos debemos
ser arquitectos del Bolívar que le hemos de dejar a
nuestros hijos. Una vez más gracias.
Culminan las fiestas de Primavera y Guare, debo
confesarles que estos eventos representaban diversión
y entretenimiento para mí, hace ya un par de años. Hoy
son un enorme compromiso porque tenemos la
responsabilidad de mantenerles informados con
inmediatez; siempre que choco con un evento o una
mágica imagen siento el deber de capturarla para
ustedes.
Le agradezco a este equipo porque demostramos que podemos estar al mismo tiempo en diferentes
sitios de nuestro amado Bolívar, y eso es un logro. Yo seguí las fiestas desde Primavera y debo
también agradecerle a cada hijo de esta tierra por su hospitalidad. Porque aunque no quiero contarles
como llegue de Bolívar a Primavera, en un curioso viaje, si quiero contarles que me sentí en casa.
Esa casa que fue la cuna de mis abuelos. Tierra a la que
vengo con frecuencia, y soy testigo de la paz que reina
en tus calles, y soy testigo de la sencillez de tu gente y
soy fiel admirador de tus paisajes. De mis mejores
paseos, el de tomar la cicla, pedalear hasta alcanzarte.
He regresado ya y estoy en Bolívar, cuando cruzo por el
parque recreacional me encuentro con mis amigos de
la defensa civil. Su uniforme naranja me deja ver que
están en calidad del servicio. Tomo la mano de varios
de ellos para saludarlos y preguntarles por su labor
desde mi condición de Bolivarense del común.
Condición que no me oculta el Bolívar del día a día, de
verdad. Porque la libertad del silencio me otorga
facultades para sentarme en chores y a pie limpio a
disfrutar de un Cholado donde mi amigo Jairito, o una
exquisita mazorca donde mi amiga Janet. Y puedo
charlar con ellos lejos de todo quizás inmerecido título
personal.
Luego de esa breve cuña retomo mis líneas para felicitar a los miembros de nuestra defensa civil que
ese día repartían algunas cositas entre los bolivarenses más necesitados. Y Somos Bolívar estará a su
disposición, como hemos estado al servicio de 17 mil bolivarenses. Y saludo también a nuestros
Policías del corregimiento de Primavera porque siguieron paso a paso cada evento de estas
festividades.
Costumbre se está volviendo ya el tomarme este breve espacio
para conversar con mis amigos y los amigos de Somos Bolívar. Lo
hago porque parece haber caído en gracia mis palabras con tinte
de diario y corte de columna. Se va esta semana y con ella varias
experiencias.
Como cosa curiosa quiero contarles a mis amigos, para que se
rían, que fui víctima de la excelente labor que cumplen nuestros
policías en Bolívar. Frente a mi casa y en una de esas esquinas
populares fui requisado por los jóvenes uniformados. Uno de mis
amigos que me acompañaba y que me conoce como director de
Somos Bolívar pregunto que si no me indisponía que siendo el
director de Somos Bolívar fuera requisado y justo en el andén de
mi casa.
Amigo una vez más me dejaría requisar, le respondí. No me
molesta y es un deber de nuestros Policías y un compromiso en
mi condición de bolivarense del común. Para ese momento los
uniformados estuvieron más de cinco minutos con nosotros,
abusivamente confieso que les di la mano y les hice varias
preguntas, cuando los note extrañados por las preguntas me
despedí y los felicite.
Los felicite porque cumplen con su labor. Y en carta al director
Nacional de la Policía expresé: “Es la Policía la institución de todos
los colombianos. Pido a los uniformados en nuestro municipio
guiar su admirada labor con sencillez y humildad, sin perder de
vista que en sus manos, en la autoridad que pregonan y la
seguridad que trasmiten, esta parte del presente y el futuro de
este pueblo. Pueblo que les da la bienvenida”
Esta semana también la aproveche para verme con mis viejitos,
como es compromiso semanal; en esta ocasión decidí visitar a
nuestro abuelo Pedro Luis. Con él tome la silla para recordar esos
días cuando me contaba sus historias de los Liberales y los
Conservadores; de su admirado presidente Lleras. Mi viejito ha
sido víctima del pasar de los años, su memoria falla y por
momentos debo recordarle quien soy.
De Bolívar es mi pasado, será mi presente y espero
también lo sea mi futuro. De aquí son mis primeros
recuerdos, mis primeros pasos y mis primeras palabras.
Mis mejores amaneceres son allá en nuestras lomas, mis
más grandes risas están marcadas en las esquinas y calles
de mi pueblo, mis lágrimas están en los hombros de mis
amigos que también son de estas tierras. Amaneceres de
aquel sol que se deja ver sobre nuestro cielo, que con
sigilo le avisa al gallo que debe empezar su coreada
armonía, amaneceres clandestinos que tocan cada
ventana de nuestras casas para darnos la bienvenida al
nuevo día. Risas que emergen de un recuerdo, una
anécdota ó un mal chiste.
armonía, amaneceres clandestinos que tocan cada
ventana de nuestras casas para darnos la bienvenida al
nuevo día. Risas que emergen de un recuerdo, una
anécdota ó un mal chiste. Mis noches se esconden en
una y otra banca de aquel parque adornado por palmas y
legendarios árboles frutales. Y soy bolivarense y orgulloso
estoy de cada amigo y hermano que trabaja por este
pueblo mío. Porque si el creador me hace padre serán
mis hijos, hijos también de estas tierras.
Mi Diario: Te amo Bolívar
4
...Amaneceres de aquel sol que se deja ver sobre nuestro cielo, que con sigilo le avisa al gallo que debe empezar su coreada armonía, amaneceres
clandestinos que tocan cada ventana de nuestras casas para darnos la bienvenida al nuevo día. Risas que emergen de un recuerdo, una anécdota ó
un mal chiste... Mis noches se esconden en una y otra banca de aquel parque
adornado por palmas y legendarios árboles frutales. Y soy
bolivarense y orgulloso estoy de cada amigo y hermano que
trabaja por este pueblo mío. Porque si el creador me hace padre
serán mis hijos, hijos también de estas tierras.
Nohora es sábado y a esta hora cae un fuerte aguacero sobre
nuestro amado pueblo. Por momentos mi inspiración se hace
fugaz ante el ruido de los rayos y relámpagos. De las pocas cosas
que me han quedado difíciles en la vida, una es el olvidarme de
mis épocas de niño, lo digo porque veo por la ventana y me dejo
tentar por aquellas tardes de lluvia cuando con mis amigos
tomábamos nuestras ciclas para lo que nosotros llamábamos
“pantaniar”
Cuando somos niños queremos alcanzar la mayoría de edad, y una
vez siendo adultos nada extrañamos más que nuestras épocas
pasadas, interrumpo este escrito porque me sigue costando
trabajo dejar de ser niño, tomo mi cicla y empiezo mi recorrido
por estas calles, me uno a Jhon y a Julián. Por un momento se me
sale el Somos Bolívar que todos debemos llevar dentro y pienso
en un grupo de niños Boy Scouts de Bolívar.
Pienso en ellos porque hoy es su día de encuentro y esta mañana
mientras yo hacía deporte nos encontramos cerca a la Granja.
Acaso hoy me enteré que en Bolívar teníamos un numeroso
equipo de Boy Scouts, sorpresa mayor me enteré que su guía y
profesor era mi amigo William, sé que si en estos momentos
están con él están muy bien acompañados. Y que si yo tuviera
hijos ya ellos serian pequeños Boy Scouts de Bolívar.
Cesa ya la lluvia, algo mojado ya con el segundo baño del día
retomo estas palabras, retomo mis letras para despedirme una
ocasión más. Espero a ustedes les quede más fácil dejar su niñez
atrás, porque yo siempre que tropiezo con pequeños amiguitos
que están elevando cometa, jugando futbol, o “canicas” no
desaprovecho oportunidad para “pegarme” y revivir mi muy
orgulloso pasado en mi Bolívar.
Digo orgulloso porque a ratos le agradezco a la vida por darme
esas buenas épocas, lejos de las nuevas tecnologías y los
videojuegos. Porque como muchos grandecitos ya, yo también
alcance a redactar en máquina de escribir, de esas que llegaban a
su final y tocaba arrastrar a su comienzo de nuevo, de esas que
emitían un agradable sonido timbrazo. Oh épocas aquellas del
Bolívar del ayer.
Y pido a los padres inculcar en sus hijos el amor por el deporte, y
por supuesto el amor por su pueblo. No solo envíen a sus hijos a
una escuela deportiva, sino también jueguen con sus hijos. Grato
es saber que uno es un amigo más para ellos, y no solo una
temible figura de autoridad. Porque para estos días nuestros niños
quieren ser pequeños adultos, en algunos casos pequeños adultos
irresponsables.
Quieren ser pequeños adultos que cambian sus ciclas por motos,
sus balones por controles de videojuegos y sus cuadernos por
licor. Y como le decía yo a una gran amiga esta semana en una de
esas estresantes filas “a nuestros niños se les está olvidando ser
niños” la conversación terminó con un figurado compromiso a
visitar nuestra institución educativa Manuel Dolores Mondragón.
A encontrarme de nuevo con las empanadas de “Doña Mery”, con
los recuerdos que dejó mi amigo Ramiro y nuestra mascota
“Mocho”. A encontrarme con mis profesores ya elogiados en
textos pasados. Y por supuesto allí estaré.
Antes de irme saludo a la Familia Calle, esta semana se cumplió
un año más del lamentable deceso de Don Constantino, un
excelente padre y un ejemplo de amigo. Quienes recurren la calle
quinta, donde está ubicada la casa de su familia y donde a demás
elaboran un exquisito manjar blanco, los invito a observar con
curiosidad una piedra que está en el andén de la casa sobre el
costado de un poste de energía.
Alguna vez fue Don Constantino quien me contó la historia de esta
memorable piedra, que si pudiera hablar relataría una a una las
historias de los campesinos que en su época llegaban al sitio con
sus caballos para ser herrados. Se cumple también el primer
aniversario de fallecido de Héctor Oliveros.
Conocí a Héctor gracias a Somos Bolívar. Difícil olvidar su saludos,
ese simple “¿Toes?; y recordarlo me cuesta profunda nostalgia
porque él fue uno de los primeros amigos de este proyecto, y con
sus palabras siempre avivo aquella llama que por momentos
parecía apagarse. Todas las tardes a eso de las dos siempre nos
encontrábamos en Messenger, un día “mi Toes”, como yo le decía,
no cumplió la cita.
La historia se repito por varios días, después la triste noticia llegó
a mis oídos, Héctor nos había dejado. Lamento su temprana
partida .Otorgándole un punto a parte a mis letras me despido
pues ya, un abrazo para mis amigos, un hasta pronto para los
amigos de mis letras.
Mi Diario: Te amo Bolívar
5
Cuando las letras son una forma de desahogarse es difícil
encontrar un punto final
Mi Diario: Te amo Bolívar
6
Por estos días intento apagar mis letras, callar por unos
días. Cuando las letras son una forma de desahogarse
es difícil encontrar un punto final. Vengo de una difícil
semana, difícil digo porque he empezado un dialogo
con varios jóvenes de mi Bolívar, el tema: la deserción
escolar. Con Andrés tuve éxito y mi deseo es verlo
pronto en un salón de clases, con Luis y Carlos fui un
completo fracaso.
Eso me tiene de nota caída, Luis y Carlos son dos
jóvenes que como muchos dejaron el colegio, se
dejaron guiar por la perversa tesis del dinero fácil y el
éxito inverosímil. Lejos de toda oficina y toda frustrada
campaña, nada funciona más que dialogar de cerca
con ellos, en su ambiente y en su entorno, por eso
tomo hoy una baraja de cartas, por eso tomo mi cicla
para recorrer con ellos estas calles.
Quiero construir con ellos un proyecto que traiga éxito
y progreso al hoy y el mañana de nuestros jóvenes,
ellos serán los pilares de la Bolívar que ha de venir.
Digo lejos de toda oficina porque los viejos queremos
gobernar para los jóvenes, pero nunca los tenemos en
cuenta, y poco valoramos sus opiniones. Es la hora de
que ellos adquieran participación en nuestra sociedad,
y aquí aplicaría la frase “jóvenes gobernando para
jóvenes”.
Utilizo la palabra gobernar y pido no la confundan con
el repudiado concepto de política. Los jóvenes y niños
no votan y por eso son los más perjudicados en los
programas de gobierno. Y ya que me metí en camisa
de once varas hablando de política, saludo a varios
bolivarenses que han pedido mi opinión sobre sus
aspiraciones futuras a la alcaldía de Bolívar. Le corro a
ese tema porque la realidad de un país me ha
condenado a ver la política como un juego donde se
nos olvida todo valor inculcado en la cuna.
Y es como ya lo decía en alguna ocasión, un pueblo con
hambre le pone precio a sus derechos. En pocos días
Somos Bolívar hará llegar a sus correos los estamentos
definidos por el equipo para tratar tales temas. Pido si
públicamente que gobiernen para el pueblo, lo digo
porque una falla de nuestro sistema es que nuestros
gobernantes llegan con sus programas de gobierno,
duran cuatro años y cuando terminan se pierde
continuidad.
Llega un nuevo gobernante y empieza desde cero, así
no existe progreso porque no existe continuidad. Eso
lo aprendí en un salón de clases de cualquier
universidad colombiana. Bolívar se merece un o una
gobernante que le de participación a nuestros
corregimientos, y que elija a sus empleados no por el
que más haga ruido con sus motos o más corra detrás
de esas bullosas y tradicionalistas caravanas. Sino que
elija a sus compañeros de trabajo por meritos propios.
Quiero alejarme ya de este tema, porque no faltará “el
mala leche” que diga que estoy haciendo política. Y
eso lo quiero dejar claro, Somos Bolívar nació como
expresión popular, y para trabajar por este pueblo no
se necesita ser político o hacer política. Porque las
buenas acciones que emprendamos en nuestro
municipio no deben tener color político.
Retomo el tema de nuestros jóvenes y saludo en esta
ocasión a Juan, Lucho, Santiago, Camila, Mario, y
tantos amigos que hoy siguen de cerca este proyecto.
Alguna vez fui ese joven que madrugaba para llegar
temprano a clases, estudiante de nuestro Omitar, de
Betty, de Nubia, de Susanita, de tantos docentes a los
que hoy les agradezco por su formación.
Fui también de esos jóvenes que esperaba por la
campana para salir a verme con mis amigos al
descanso. Hoy las épocas han cambiado, o
evolucionado como dicen los más optimistas. Pero
hablo de ustedes porque en ustedes amigos esta el
presente y el futuro de Bolívar. Yo y muchos
bolivarenses creemos y confiamos en ustedes, y
cambio la palabra “creer” por “estamos seguros” de
ustedes.
Viven ustedes una de las mejores épocas y es la
juventud. Cuando tenía su edad en un rato de esos de
desparche nació Somos Bolívar. Hoy tengo y tenemos
17 mil jefes.
...Espero con este proyecto poner un granito de arena para dejar de soñar con el Bolívar que todos
queremos, para empezar a vivir en el Bolívar que todos nos merecemos...
Si con alguien me identifico es con ustedes, y será quizás por lo que todavía le robo días a mi ya pasajera
juventud. Y también viví esa encrucijada de no saber qué hacer una vez terminado el colegio. Y puedo
decirles amigos que el mundo está lleno de oportunidades y que eso suena a frase de cajón, pero lo
importante es hacer lo que nos gusta, porque solo en eso vamos a ser los mejores.
No saben amigos cuánto vale la sencillez y la humildad en el mundo que se nos esconde entre salón y
salón. Porque ustedes son los futuros Abogados, Ingenieros, Profesores, Administradores, Arquitectos
de Bolívar. Y sus sueños solo se harán realidad el día que comprendan que todo sacrificio tiene su
recompensa y todo esfuerzo su pago.
Somos Bolívar pudo ser un sueño de papel, y nos les niego que a veces llegan a mí protervos vientos
que me incitan a dejar este sueño, pero cuando leo sus comentarios y siento su buena energía me doy
cuenta que de algo, poco o mucho, ha de servir este proyecto. Amigos; de las caídas quedan cicatrices,
que con el tiempo hemos aprendido a llamar experiencias. Y no soy viejo tampoco, eso creo, pero nada
ha de ser más gratificante que llegar a mayorcito, mirar hacia atrás y sentirnos orgullosos de nuestro
pasado.
Fotografía Archivo Particular
Mi Diario: Te amo Bolívar
7
...Acepto que mi pueblo tuvo su época difícil pero eso es cuento del ayer. Hoy recorro cada rincón de este amado pueblo con la confianza con la que
camino por mi casa. Yo tenía también esa idea hasta que asumí el riesgo de salir y recorrer mi pueblo. Hoy me doy cuenta que vivimos una buena
época, la mejor para aprovechar y conocer nuestro pueblo...
No creo que se sienta orgulloso aquel que observa sus
actos del ayer y se encuentra con corrupción y traición.
Porque si mañana vas a tener un trabajo que sea porque
te lo mereces, no porque tu Papi es amigo del jefe, o
porque le pediste el favor a un político. Dice la canción
del grande del vallenato “de nada sirve ser el Doctor si es
el ejemplo malo del pueblo”.
A veces en ese paso de la juventud a la ya adultez uno
tropieza con ciertos obstáculos, como dicen los profes a
los que a veces le sacamos más de una rabia “nos
estrellamos con el mundo”. No pierdan cuidado que
venimos al mundo a reír y llorar. Ustedes son jóvenes y
pido trabajen también por este su pueblo. Sus ideas
tienen un elevado precio y no les de miedo hacerse
sentir, eso en buenos términos.
Triste es saber que el primer obstáculo para salir
adelante somos nosotros mismos, cuando decimos “yo
no puedo”. Y confíen en la profe Nubia cuando les
aconseja estudiar y aprender varios idiomas. Y en la
profe Betty cuando les pide ser correctos y estrictos con
las cuentas. Amigos yo debo concluir este saludo, ahora
elaboraré varios proyectos con algunos de ustedes; en
los que este equipo les pueda ayudar, estaremos a su
servicio.
Y me voy a pasar de “lambón” pero quiero saludar
especialmente a Juan Alejandro. Juan escribió por estos
días para Somos Bolívar, es una gran joven de quien
siempre he admirado su sencillez y humildad. No seré
aquel eterno y aburrido director de Somos Bolívar, algún
día este proyecto y yo debemos separarnos, porque
Somos Bolívar no es mío, es de todos los bolivarenses, y
el día que mis jefes “me echen”, ese día me iré.
Y veo a Juan como director de Somos Bolívar, porque
como él es era yo, y siempre que hablamos me
encuentro con un joven de esos muchos que quieren
construir Bolívar. Y es que los jóvenes de hoy día
conviven con los valores superficiales.
Queremos aparentar, quieren sobresalir porque se
toman una copa de aguardiente o porque se fuman un
cigarro, o porque conducen a más de ochenta en las
calles de Bolívar. Y a los osados conformistas que dicen
“así es en todas partes” les presento a Juan.
Paso ahora a conversar con los más mayorcitos, y es que
no me van a creer, pero en mis ya acostumbradas visitas
de semana a nuestros ancianos me encontré con un
álbum fotográfico. Sus padres, abuelos o ustedes mismos
recordaran a nuestros sacerdotes de tiempos pasados.
Pues mientras me comía un helado de mora una gran
abuela me los presentó.
Pude ver en fotos al padre Fontal, Colonia, Guerrero,
Renato y al padre Ansisar. Esta visita ha sido una de las
más gratas, no por el helado de mora, sino porque
recorrí en varios minutos una parte de la historia de
nuestro pueblo. Con los días Somos Bolívar publicará
estas fotografías, no se les olvide amigos que ustedes
también están invitados a este recorrido.
A las seis y cuarto y con el sonar de las campanas “dieron
segundo” terminé la visita porque tenía un compromiso
con la misa en la cual se conmemoró el primer
aniversario de fallecido de Héctor Oliveros. Él fue un
gran amigo de Somos Bolívar, quise cumplirle esta cita
como muchas veces le cumplí las citas del Messenger.
Terminada la misa no hice mayor esfuerzo por saludar a la
familia, y lo hice porque en este tipo de eventos uno como
que sobra. Decidí sentarme a la mesa con algunos amigos
de Ricaurte. Llovía y eran ya las nueve de la noche. Los
busque y muy disimuladamente puse el tema de Ricaurte
en la mesa; lo hice porque hace varios días visite el
corregimiento y mi Ricaurte está cambiando de cara.
Personas como “Toes” se extrañan para
toda la vida. Con él compartí
personalmente dos o tres ocasiones.
Encuentros de esos que terminan en el
parque cuando el amanecer aparece. De
risas estaba hecha su alma y de buenas
obras su corazón. Paz en su tumba.
Allí avanzan las obras del alcantarillado, nuestros amigos de este corregimiento que ha sido bandera de Bolívar ante el
mundo lucen complacidos con las obras, pues dejaran atrás la historia de un pueblo sin alcantarillado. Entre risa, palabra
y un negado café se me salió un “Bolívar debería tener alcalde ricauteño”, cayó en gracia la frase pero siendo realistas y
como dicen los expertos “en Bolívar los alcaldes los pone la montaña”.
Pase de Ricaurte a la montaña y les conté que estaba
cogiendo de costumbre el visitar nuestros corregimientos
altos, y que ya no quería salir de Naranjal, Primavera y la
Tulia. Una de ellas un poco asustada me preguntó qué
sino me daba miedo. Nuevamente se me salió el Somos
Bolívar que llevo por dentro y como abogado honesto
empecé a defender la verdad.
Les cuento, nada mejor que un Tinto con “quesito” en el
parque de Naranjal. En Naranjal hasta chontaduro están
produciendo. Con esa breve explicación aclare las dudas
de mi amiga. De allí y algo tarde acepté una invitación a
comer hamburguesa donde mi exitoso amigo Héctor,
frente a la iglesia católica. Sin plata y con hambre no tenía
otra salida.
En el lugar, que ya es popular, estaban conmigo varios
bolivarenses. Salió a flote el tema de la Policía en Bolívar.
En el sitio noté con alegría como los bolivarenses se
pronunciaron positivamente sobre la institución. Y es que
pronunciaron positivamente sobre la institución. Y es que
los jóvenes uniformados se están luciendo con su trabajo.
Están dejando muy en alto el nombre de la Policía
Nacional. Para ellos mis repetitivos mensajes de
felicitación.
Ya con esto abandono una vez más mis escritos. Esta
semana espero reunirme con Oscar, Jhon y Víctor; ellos
son amigos que trabajan en varios cultivos de Bolívar. Uno
de ellos me invito a compartir un par de palabras en una
popular caseta familiar del Pueblo cuyo nombre no me
quiero acordar. Allí estaré, siempre he admirado a
nuestros jornaleros, pero es una admiración más que
normal casi heroica.
Heroica porque gracias a ellos llega a nuestras cocinas con
que hacer la comida y el jugo. Y varias veces he sido
testigo de su trabajo que empieza en la aurora, y pasa por
los infernarles calores del medio día, al sol y al agua como
ellos dicen. Y quiero conocer el Bolívar de ellos, y porque
ellos dicen. Y quiero conocer el Bolívar de ellos, y porque
no, escuchar que piden ellos de los bolivarenses.
Debo ya despedirme, ya este texto luce aburrido y hasta
poco leible. A todos un abrazo, mis deseos de prosperidad
y éxitos presentes. Si alguien quiere escribir y publicar sus
escritos también lo puede hacer, como yo casi que
abusivamente me tomo estos espacios.
Padre Fontal