He venido para que los CIEGOS VEAN -...

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“El Domingo, día del Señor”. Semanario Litúrgico. Con las debidas licencias. Importante: Este subsidio no sustituye el uso de los libros litúrgicos. Editor: Pía Sociedad de San Pablo. Director: Jorge Bruera, ssp. Dirección, redacción y administración: Avda. L. B. O’Higgins 1626, Santiago Centro - Tel.- 227200300; Tel.- Fax: 226728469 E-mail: [email protected] - ISSN: 0717-4896 - www.sanpablochile.cl Impresor: B & B impresores. Tel.- 227578500 - Los Lingues 750, Quilicura. Año XLII, Nº 2.206 Domingo 4º de Cuaresma 26 de marzo de 2017 3. Porque nos has amado hasta el extremo de morir en la cruz para darnos vida, gracias Señor. R. M. Te bendecimos Señor por tu amor que calma las angustias de nuestro corazón y nos permite ser mensajeros de tu Palabra. Por eso decimos: Padre nuestro… Sugerencias de cantos Vienen con alegría/ Cinco panes /Tú eres nuestro pan /Ave María. Lu 27: Is 65, 17-21; Sal 29, 2. 4-6. 11-13; Jn 4, 43-54. (S. Ruperto) Ma 28: Ez 40, 1-3; 47, 1-9. 12; Sal 45, 2-3. 5-6. 8-9; Jn 5, 1-3. 5-18. (S. Octavio) Mi 29: Is 49, 8-15; Sal 144, 8-9. 13-14. 17-18; Jn 5, 17-30. (Sta Gladys) Ju 30: Éx 32, 7-14; Sal 105, 19-23; Jn 5, 31-47. (S. Armadeo/ S. Artemio) Vi 31: Sab 2, 1. 12-22; Sal 33, 17-21. 23; Jn 7, 1-2. 10. 14. 25-30. (S. Benjamín) 1: Jer 11, 18-20; Sal 7, 2-3. 9-12; Jn 7, 40-53. (S. Hugo/ S. Celso) Do 2: 5° de Cuaresma Ez 37, 12-14; Sal 129, 1-8; Rom 8, 8-11; Jn 11, 1-45. (S. Francisco de Paula/ Sta. Elba) Dios Nos Habla Cada Día COMPARTIR CON OTROS DESDE LA CARIDAD Y LA SOLIDARIDAD En el mismo Evangelio de San Mateo, Jesús enseña sobre cómo llevar a cabo las buenas obras y menciona que “cuando ayudes a los necesitados, no lo publiques a los cuatro vientos… Cuanto tú ayudes a los necesitados, no se lo cuentes ni siquiera a tu amigo más íntimo”. En Cuaresma se nos invita de manera muy especial a no ser in- diferentes frente al sufrimiento de quienes nos rodean. Y no se trata de hacerlo para que otros nos vean, pues el valor de nuestras acciones será juzgado por nuestras intenciones. En este sentido, la solidaridad a la que se nos invita no puede limitarse a aliviar la po- breza o la desgracia ajena, sino que debe llevarnos a compartir el dolor del otro. Por eso, la solidaridad está íntimamente ligada a la austeridad, porque se logra cuando realmente nos empobrecemos por quien tiene una necesidad. Cuaresma de Fraternidad, Conferencia Episcopal de Chile EL DOMINGO MARZO - ABRIL 2017 00200720 car culpables a quienes atribuir nuestros males. O en caso contrario, culpabilizarnos nosotros mismos y cargarnos la conciencia. Jesús nos ayuda a ver que el misterio del do- lor es siempre inexplicable, y que es el espa- cio para que se manifieste la gloria de Dios. Jesús es la luz de mundo, porque nos ayuda a ver a las personas que nos rodean con otros ojos. Nos ayuda a ver con mirada realmente compasiva a aquellos que pa- decen necesidad. Y también nos permite reconocer y agradecer el bien que tantos nos han hecho y nos siguen haciendo en la vida. Personas que han sido para nosotros una visita de Dios; que nos han ayudado a salir adelante en tantos momentos de difi- cultad. Es lo que vive el ciego del relato: al inicio no logra reconocer quién es realmen- te Jesús, hasta que reconociéndolo como aquel que le ha dado la vista puede decir de corazón: «¡Creo, Señor!». COMISIóN NACIONAL DE LITURGIA E l admirable texto del evangelio se- gún san Juan que hoy nos ofrece la liturgia, nos habla de un ciego de naci- miento que recobra la vista por acción de Jesús; aunque sin saber que era él quien le estaba dando la vista. El camino de la cua- resma es un tiempo para ir aprendiendo a superar cegueras. De modo especial, aque- llas «cegueras de nacimiento», de realida- des que nunca hemos estado dispuestos a «ver»; quizá hemos llegado a mirarlas, pero no a reconocerlas y verlas cara a cara. Jesús es la luz del mundo, que ilumina a toda persona que cree en él; que pon- ga en él su corazón. Es la luz del mundo porque nos ayuda a ver nuestra propia realidad personal con otros ojos. Sin con- denaciones, como las que están presentes en la pregunta de los adversarios de Jesús: «¿Quién pecó para que este naciera ciego? ¿Él mismo o sus padres?» Nos encanta bus- He venido para que los CIEGOS VEAN 1. Ambientación Estamos ya en la segunda mitad del camino cuaresmal. La liturgia continúa preparán- donos para vivir con hondura el tiempo pascual. Hoy nos invita reflexionar y orar con el texto del ciego de nacimiento, para pedir a Jesús que nos libere de nuestras cegueras. Introducción a las Lecturas Bíblicas Las lecturas nos proponen el tema del ver. No solo se trata de superar las cegueras, como mostrará el texto del evangelio; sino también de reconocer a Jesús como aquel que nos da la capacidad de ver. La primera lectura nos propone el hondo tema de aprender a ver con los ojos de Dios, y no solamente juzgar las cosas al modo puramente humano. Ciclo A- Color Morado

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Page 1: He venido para que los CIEGOS VEAN - sanpablochile.clsanpablochile.cl/lit/archivos/domingo/20170317010527.pdf · Personas que han sido para nosotros 28: Ez 40, 1-3; 47, 1-9. 12; Sal

“El Domingo, día del Señor”. Semanario Litúrgico. Con las debidas licencias.Importante: Este subsidio no sustituye el uso de los libros litúrgicos.Editor: Pía Sociedad de San Pablo. Director: Jorge Bruera, ssp.Dirección, redacción y administración: Avda. L. B. O’Higgins 1626,Santiago Centro - Tel.- 227200300; Tel.- Fax: 226728469 E-mail: [email protected] - ISSN: 0717-4896 - www.sanpablochile.clImpresor: B & B impresores. Tel.- 227578500 - Los Lingues 750, Quilicura.

Año XLII, Nº 2.206 Domingo 4º de Cuaresma 26 de marzo de 2017

3. Porque nos has amado hasta el extremo de morir en la cruz para darnos vida, gracias Señor. R.M. Te bendecimos Señor por tu amor que calma las angustias de nuestro corazón y

nos permite ser mensajeros de tu Palabra. Por eso decimos: Padre nuestro…

Sugerencias de cantosVienen con alegría/ Cinco panes /Tú eres nuestro pan /Ave María.

Lu 27: Is 65, 17-21; Sal 29, 2. 4-6. 11-13; Jn 4, 43-54. (S. Ruperto)

Ma 28: Ez 40, 1-3; 47, 1-9. 12; Sal 45, 2-3. 5-6. 8-9; Jn 5, 1-3. 5-18. (S. Octavio)

Mi 29: Is 49, 8-15; Sal 144, 8-9. 13-14. 17-18; Jn 5, 17-30. (Sta Gladys)

Ju 30: Éx 32, 7-14; Sal 105, 19-23; Jn 5, 31-47. (S. Armadeo/ S. Artemio)

Vi 31: Sab 2, 1. 12-22; Sal 33, 17-21. 23; Jn 7, 1-2. 10. 14. 25-30. (S. Benjamín)

Sá 1: Jer 11, 18-20; Sal 7, 2-3. 9-12; Jn 7, 40-53. (S. Hugo/ S. Celso)

Do 2: 5° de Cuaresma Ez 37, 12-14; Sal 129, 1-8; Rom 8, 8-11; Jn 11, 1-45.

(S. Francisco de Paula/ Sta. Elba)

Dios Nos Habla Cada Día

COMPARTIR CON OTROS DESDE LA CARIDAD Y LA SOLIDARIDAD

En el mismo Evangelio de San Mateo, Jesús enseña sobre cómo llevar a cabo las buenas obras y menciona que “cuando ayudes a los necesitados, no lo publiques a los cuatro vientos… Cuanto tú ayudes a los necesitados, no se lo cuentes ni siquiera a tu amigo más íntimo”.

En Cuaresma se nos invita de manera muy especial a no ser in-diferentes frente al sufrimiento de quienes nos rodean. Y no se trata de hacerlo para que otros nos vean, pues el valor de nuestras acciones será juzgado por nuestras intenciones.

En este sentido, la solidaridad a la que se nos invita no puede limitarse a aliviar la po-breza o la desgracia ajena, sino que debe llevarnos a compartir el dolor del otro. Por eso, la solidaridad está íntimamente ligada a la austeridad, porque se logra cuando realmente nos empobrecemos por quien tiene una necesidad.

Cuaresma de Fraternidad, Conferencia Episcopal de Chile

EL DOMINGO MARZO - ABRIL 2017

00200720

car culpables a quienes atribuir nuestros males. O en caso contrario, culpabilizarnos nosotros mismos y cargarnos la conciencia. Jesús nos ayuda a ver que el misterio del do-lor es siempre inexplicable, y que es el espa-cio para que se manifieste la gloria de Dios.

Jesús es la luz de mundo, porque nos ayuda a ver a las personas que nos rodean con otros ojos. Nos ayuda a ver con mirada realmente compasiva a aquellos que pa-decen necesidad. Y también nos permite reconocer y agradecer el bien que tantos nos han hecho y nos siguen haciendo en la vida. Personas que han sido para nosotros una visita de Dios; que nos han ayudado a salir adelante en tantos momentos de difi-cultad. Es lo que vive el ciego del relato: al inicio no logra reconocer quién es realmen-te Jesús, hasta que reconociéndolo como aquel que le ha dado la vista puede decir de corazón: «¡Creo, Señor!».

Comisión naCional de liturgia

El admirable texto del evangelio se-gún san Juan que hoy nos ofrece

la liturgia, nos habla de un ciego de naci-miento que recobra la vista por acción de Jesús; aunque sin saber que era él quien le estaba dando la vista. El camino de la cua-resma es un tiempo para ir aprendiendo a superar cegueras. De modo especial, aque-llas «cegueras de nacimiento», de realida-des que nunca hemos estado dispuestos a «ver»; quizá hemos llegado a mirarlas, pero no a reconocerlas y verlas cara a cara.

Jesús es la luz del mundo, que ilumina a toda persona que cree en él; que pon-ga en él su corazón. Es la luz del mundo porque nos ayuda a ver nuestra propia realidad personal con otros ojos. Sin con-denaciones, como las que están presentes en la pregunta de los adversarios de Jesús: «¿Quién pecó para que este naciera ciego? ¿Él mismo o sus padres?» Nos encanta bus-

He venido para que los CIEGOS VEAN

1. AmbientaciónEstamos ya en la segunda mitad del camino cuaresmal. La liturgia continúa preparán-donos para vivir con hondura el tiempo pascual. Hoy nos invita reflexionar y orar con el texto del ciego de nacimiento, para pedir a Jesús que nos libere de nuestras cegueras.

Introducción a las Lecturas BíblicasLas lecturas nos proponen el tema del ver. No solo se trata de superar las cegueras, como mostrará el texto del evangelio; sino también de reconocer a Jesús como aquel que nos da la capacidad de ver. La primera lectura nos propone el hondo tema de aprender a ver con los ojos de Dios, y no solamente juzgar las cosas al modo puramente humano.

Ciclo A- Color Morado

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replicaban: “¿Cómo un pecador puede hacer semejantes signos?”. Y se produjo una división entre ellos. Entonces dijeron nuevamente al ciego: “Y tú, ¿qué dices del que te abrió los ojos?”. El hombre respondió: “Es un profeta”. Sin embargo, los judíos no querían creer que ese hombre había sido ciego y que había llegado a ver, hasta que llamaron a sus padres y les preguntaron: “¿Es este el hijo de ustedes, el que dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?”. Sus padres respondieron: “Sabemos que es nuestro hijo y que nació ciego, pero cómo es que ahora ve y quién le abrió los ojos, no lo sabemos. Pregúntenle a él: tiene edad para responder por su cuenta”. Sus padres dijeron esto por temor a los judíos, que ya se habían puesto de acuerdo para excluir de la sinagoga al que reconociera a Jesús como Mesías. Por esta razón dijeron: “Tiene bastante edad, pregúntenle a él”. Los judíos llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: “Glorifica a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador”. “Yo no sé si es un pecador –respondió–; lo que sé es que antes yo era ciego y ahora veo”. Ellos le preguntaron: “¿Qué te ha hecho? ¿Cómo te abrió los ojos?”. Él les respondió: “Ya se lo dije y ustedes no me han escuchado. ¿Por qué quieren oírlo de nuevo? ¿También ustedes quieren hacerse discípulos suyos?”. Ellos lo injuriaron y le dijeron: “¡Tú serás discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés! Sabemos que Dios habló a Moisés, pero no sa-bemos de dónde es este”. El hombre les respondió: “Esto es lo asombroso: que ustedes no sepan de dónde es, a pesar de que me ha abierto los ojos. Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí al que lo honra y cumple su voluntad. Nunca se oyó decir que alguien haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento. Si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada”. Ellos le respondieron: “Tú naciste lleno de pecado, y ¿quieres darnos lecciones?”. Y lo echaron. Jesús se enteró de que lo habían echado y, al encontrarlo, le preguntó: “¿Crees en el Hijo del hombre?”. Él respondió: “¿Quién es, Señor, para que crea en él?”. Jesús le dijo: “Tú lo has visto: es el que te está hablando”. Entonces él exclamó: “Creo, Señor”, y se postró ante él. Después Jesús agregó: “He venido a este mundo para un juicio: Para que vean los que no ven y queden ciegos los que ven”. Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: “¿Acaso también nosotros

somos ciegos?”. Jesús les respondió: “Si ustedes fueran ciegos, no tendrían pecado, pero lo hace dicen: ‘Vemos’, su pecado permanece”. Palabra del Señor. R. Gloria a ti, Señor Jesús.

Reflexión¿Tengo experiencias en que el encuentro con Jesús me haya ayudado a superar ce-gueras? ¿Reconozco la mano de Dios en las cosas buenas que me suceden? El pro-feta Samuel señala que él no juzga como juzga el hombre, sino que el Señor se fija en los corazones. ¿Cómo juzgo yo?

6. Oración UniversalM. Con corazón agradecido elevemos a Dios nuestra oración, pidiéndole que abra nuestros ojos para amarlo más profunda-mente:1. Por toda la Iglesia para que siempre anuncie con alegría la luz que ilumina al mundo. Oremos.R. Abre, Señor, los ojos de nuestro corazón.2. Por las autoridades civiles, para que ten-gan ojos para ver las necesidades de los más pobres y sufrientes. Oremos. R.3. Por quienes viven la ceguera del cora-zón, encerrados en sí mismos. Oremos. R.4. Por esta comunidad hoy reunida para que la celebración litúrgica nos despierte de nuestros engaños y nos ayude a reconocer mejor a Jesús como el Señor de nuestra vida. Oremos. R.(Se pueden agregar otras peticiones de la comunidad)M. Acoge, Padre Santo, nuestra oración, que confiamos en tus manos. Por Jesucris-to nuestro Señor.

Alabanza y Preparación a la ComuniónPara las Asambleas Dominicales en Ausencia del Presbítero (ADAP) y la comunión a los enfermos.

M. Movidos por el amor que Dios nos ha regalado, aclamémoslo juntos diciendo:R. Señor, tú calmas la sed de nuestro corazón.1. Por el don del agua viva, que calma la sed de nuestro corazón, gracias Señor. R.2. Porque nos pides ser colaboradores tuyos en la misión de anunciar el evan-gelio, gracias Señor. R.

como hijos de la luz. Ahora bien, el fruto de la luz es la bondad, la justicia y la verdad. Sepan discernir lo que agrada al Señor, y no participen de las obras estériles de las tinieblas; al contrario, pónganlas en evi-dencia. Es verdad que resulta vergonzoso aun mencionar las cosas que esa gente hace ocultamente. Pero cuando se las pone de manifiesto, aparecen iluminadas por la luz, porque todo lo que se pone de manifiesto es luz. Por eso se dice: “Despiértate, tú que duermes, levántate de entre los muertos, y Cristo te iluminará”.Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.

Aclamación al Evangelio “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue tendrá la luz de la Vida”, dice el Señor...

5. Evangelio Jn 9, 1-41

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Juan. Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Sus discípu-los le preguntaron: “Maestro, ¿quién ha pecado, él o sus

padres, para que haya nacido ciego?”. “Ni él ni sus padres han pecado –respondió Jesús–; nació así para que se manifiesten en él las obras de Dios. Debemos trabajar en las obras de Aquel que me envió, mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo”. Después que dijo esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva y lo puso sobre los ojos del ciego, diciéndole: “Ve a lavarte a la piscina de Siloé”, que significa “Enviado”. El ciego fue, se lavó y, al regresar, ya veía. Los vecinos y los que antes lo habían visto mendigar, se preguntaban: “¿No es este el que se sentaba a pedir limosna?”. Unos opinaban: “Es el mismo”. “No –respondían otros–, es uno que se le parece”. Él decía: “Soy realmente yo”. Ellos le dijeron: “¿Cómo se te han abierto los ojos?”. Él respondió: “Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, lo puso sobre mis ojos y me dijo: ‘Ve a lavarte a Siloé’. Yo fui, me lavé y vi”. Ellos le preguntaron: “¿Dónde está?”. Él respondió: “No lo sé”. El que había sido ciego fue llevado ante los fariseos. Era sábado cuando Jesús hizo barro y le abrió los ojos. Los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había llegado a ver. Él les respondió: “Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo”. Algunos fariseos decían: “Ese hombre no viene de Dios, porque no observa el sábado”. Otros

2. Primera Lectura 1Sam 16, 1. 5-7. 10-13

Lectura del primer libro de Samuel. El Señor dijo a Samuel: “¡Llena tu frasco de aceite y parte! Yo te envío a Jesé, el de Belén, porque he visto entre sus hijos al que quiero como rey”. Samuel fue, purificó a Jesé y a

sus hijos y los invitó al sacrificio. Cuando ellos se presentaron, Samuel vio a Eliab y pensó: “Seguro que el Señor tiene ante él a su ungi-do”. Pero el Señor dijo a Samuel: “No te fijes en su aspecto ni en lo elevado de su estatu-ra, porque yo lo he descartado. Dios no mira como mira el hombre; porque el hombre ve las apariencias, pero Dios ve el corazón”. Así Jesé hizo pasar ante Samuel a siete de sus hijos, pero Samuel dijo a Jesé: “El Señor no ha elegido a ninguno de estos”. Entonces Samuel preguntó a Jesé: “¿Están aquí todos los mu-chachos?”. Él respondió: “Queda todavía el más joven, que ahora está apacentando el re-baño”. Samuel dijo a Jesé: “Manda a buscarlo, porque no nos sentaremos a la mesa hasta que llegue aquí”. Jesé lo hizo venir: era de tez clara, de hermosos ojos y buena presencia. Entonces el Señor dijo a Samuel: “Levántate y úngelo, porque es este”. Samuel tomó el fras-co de óleo y lo ungió en presencia de sus her-manos. Y desde aquel día, el espíritu del Se-ñor descendió sobre David. Palabra de Dios. Palabra de Dios. R. Te alabamos, Señor.3. Salmo Sal 22, 1-6

R. El Señor es mi pastor, nada me puede faltar.El Señor es mi pastor, nada me puede faltar. Él me hace descansar en verdes praderas, me conduce a las aguas tranquilas y repara mis fuerzas. R.Me guía por el recto sendero, por amor de su Nombre. Aunque cruce por oscuras quebra-das, no temeré ningún mal, porque tú estás conmigo: tu vara y tu bastón me infunden con-fianza. R.Tú preparas ante mí una mesa, frente a mis enemigos; unges con óleo mi cabeza y mi copa rebosa. R.Tu bondad y tu gracia me acompañan a lo largo de mi vida; y habitaré en la Casa del Señor, por muy largo tiempo. R.

4. Segunda Lectura Ef 5, 8-14

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso. Hermanos: Antes, ustedes eran tinieblas, pero ahora son luz en el Señor. Vivan