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.-t-."e, 1929 t SERVICIO DE PUBLICACIONES AGH(COLAS = Aito XXIII, lulio-agosto. Núms. 14-I6. Estas ^Hojas• se remiten gratis a qulen las plde. ^ Hojas ^iuu(gadoras hI1NISTER 10 DE ECONOMÍA DIRECCIÓN GENERAL UE AGRICULTURA Cooperativas de venta por ANTONIO GASCON ^^^ n7IRAti1Ú1V, Jefe del Servicio de Publicaciones Agrícolas, Complejidad cada vez mayor del intercambio comercial. IIubo un tiempo en que las eYplotaciones rurales se bastaban práctieamente a sí mismas. La familia campesina reparaba su vivienda, se alimentaba con los productos de sus cultivos y sus ganados. La casa lugareña era un mundo en miniatura. Allí se hilaba y tejía, se hacía el pan, se componían y aun se construían utensilios. El intercambio de productos era casi nulo. Buscando siempre la mayor ventaja y el menor esfuerzo, se acudió a la división del trabajo y se inició la diferenciación de ocupaciones. Con ello aumentó el intercambio de productos y servicios dentro de la misma aldea y con }as aldeas vecinas. Al crecer la importancia de alg^unas poblaciones, grandes consumicioras cle productos abrícolas, y perfeccionarse en ellas algunos oficios inexistentes o atrasados en los campos, se acos- tumbraron los campesinos a ir periódicamente nl rzrercac^o de la ciudad o la ^cilla próaimas para vender el sobr^mte de sus pro- ductos y comprar lo que necesitaban en cambio. Aaquirieron mayor intervención los comerciantes, que ya venían eYistiendo hacía miles de años; pero todavía era posible que nuestro labra- dor vendiera directamente a los consumidores y comprara de los productores mismos buena parte de los artículos que necesitaba. Vinieron luego la gran transformación industrial, las máqui- nas, los ferrocarriles, los barcos de vapor. A f^wor de la may or

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.-t-."e,

1929 t SERVICIO DE PUBLICACIONES AGH(COLAS = Aito XXIII,lulio-agosto. Núms. 14-I6.

Estas ^Hojas• se remiten gratis a qulen las plde. ^

Hojas ^iuu(gadorashI1NISTER 10

DE ECONOMÍA

DIRECCIÓN GENERAL UE AGRICULTURA

Cooperativas de ventapor ANTONIO GASCON

^^^ n7IRAti1Ú1V, Jefe delServicio de PublicacionesAgrícolas,

Complejidad cada vez mayor del intercambio comercial.

IIubo un tiempo en que las eYplotaciones rurales se bastabanpráctieamente a sí mismas. La familia campesina reparaba suvivienda, se alimentaba con los productos de sus cultivos y susganados. La casa lugareña era un mundo en miniatura. Allí sehilaba y tejía, se hacía el pan, se componían y aun se construíanutensilios. El intercambio de productos era casi nulo.

Buscando siempre la mayor ventaja y el menor esfuerzo, seacudió a la división del trabajo y se inició la diferenciación deocupaciones. Con ello aumentó el intercambio de productos yservicios dentro de la misma aldea y con }as aldeas vecinas.

Al crecer la importancia de alg^unas poblaciones, grandesconsumicioras cle productos abrícolas, y perfeccionarse en ellasalgunos oficios inexistentes o atrasados en los campos, se acos-tumbraron los campesinos a ir periódicamente nl rzrercac^o de laciudad o la ^cilla próaimas para vender el sobr^mte de sus pro-ductos y comprar lo que necesitaban en cambio. Aaquirieronmayor intervención los comerciantes, que ya venían eYistiendohacía miles de años; pero todavía era posible que nuestro labra-dor vendiera directamente a los consumidores y comprara de losproductores mismos buena parte de los artículos que necesitaba.

Vinieron luego la gran transformación industrial, las máqui-nas, los ferrocarriles, los barcos de vapor. A f^wor de la may or

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baratura y rapidez de los transportes llegaron con facilidad anuestra Europa occidental los productos de América, los de Ru-sia, los de rlsia, del Sur de rlfrica, de flustralia. En compensa-eión, se especializaron los cultivos y se comenzó a enviar losproductos a todas las provincias del país, y a países extranjeros,hasta los más remotos. El intercambio creció y se diversificó deuna manera prodigiosa. Las actividades se entremezclaron hastalo infinito.

Considere el lector esta modestísima hoja que tiene ante lavista. Su valor material es insignificante. Y, sin embargo, paraque esta hoja llegue a sus manos, ha sido preciso que un autorla redactase, varios tipógrafos compusieran el inolde, los impre-sores hicieran la tirada y otros operarios atendieran al plegado,cosido y cortado. Después unos oficinistas han cuidado del en-vío, y unos funcionarios de Correos, cle hacerla llegar a su des-tino. En el papel y en la tinta entran pasta de madera de los bos-ques de Noruega, y productos químicos variados, españoles,alemanes, franceses. En los tipos de imprenta, en las máquinasen que se hizo el papel, en las de imprimir y de coser las pági-nas, en el alambre que las une, en las guillotinas, en los moto-res eléctricos, en las lámplras que alumbran el trabajo y en lasde la centr<il que suministra la corriente (máquinas casi todasextranjeras y cada tma de su procedencia) entran muchos meta-les trabajados en numerosas fábricas metalúrgicas y extraídosde minerales sacados a su vez de minas repartidas por todo elmundo. ^lntes de llegar a su destino final, estos materiales sehari movido infinidad de veces en cables aéreos, camiones, fe-rrocarriles, barcos.

En esta hoja, cuyo valor material es cosa de un céntimo depeseta, van materiales proĉedentes de varias naciones, y paraproducirla han trabajado, a lo largo de varios años, much.os milesde hombres.

rlnáloga complicación encontrará el lector, si se fija un poco,en las prendas que viste, en los alimentos de que se sustenta, enlos utensilios que maneja.

Miremos ahora la otra cara cle la cuestión. EI huertano de Va-lencia, el parralero de Almería, el viticultor y el olivarero decasr toda la Península, el productor de plátanos de Canarias, elfabricante de conservas en las rías gallegas, y tantos y tantosotros, tsospechan siquiera dónde se consumirán sus naranjas,sus uvas, su vino, su aceite, sus conservas, sus productos res-pectivos? lle un mismo depósito, del menos pensado, puede sa-lir un bidón de aceite que se quede en el país, otro que vaya a

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Noruega, otro a la ^^r^;entina, otro a Chile, otro a Cubra, otrosabe Dios d6ncle.

Par^^ guiar bien ^ las mercancías en. su lar^a }- comhlicadapere^rinación desde el punto de producción, al cle c^nsumo, seneccsitan muchos medios, mttchos conocimientos, mucho tr^iba-jo. l^l pro^luctor aisl^^clo no pueae ^itender ^^ todo esto. Ila snrbi-do una larga serie cle profesiones, r^im.is nue^^as clel viejo árboldel comercio. Resulta un <lumento de precio, que ^^uede ser jus-to si l;^u<tirda la debida relaci6n con el servicio pre^t<lclo ^^ el au-mento de valor producido. Pero h^^y demasi^dos interme^liarios,y entre ellos los hay títiles, necesarios ^^lgunos, pero los hay tam-b.ién parásitos y los hay que se hacen pagar su intervención másde lo justo. El ,consumidor encuentra cara ]a mercancía, se que-ja de la supuesta av^ricia del productor, y restrin^e e1 consumo.Pero lo cierto es que, en el viaje de vuelta, el precio ^^^ dejandocaer moned^s por todas partes, ^^ llc^^^^n al productor bastantesmenos de las debidas.

Situación desventajosa del productor agrícola.

l^al ocurre con todos los productos; hero con los ^lel campoes mucho peor. 1:1 ^i^ricultor es a su ^^ez un bra q consumidorclc productos industriales. La industri<i nzoderna est^í caracteri-zada hor lri coucenri-ación. La <hricultur^, sobre todo en los paí-ses viejos, eomo el nuestro, es cosa ciifusa y reh^irtida. I^1 ^igri-cultor vende en competencia ilimitacla consigo mismo y compraa hrecios que le imponen los industri^iles poderosos que han or-.^aniz^tdo especi^Zlmcnte la ^venta y suelen ir de ncuercto. Operasiempre con de^^-ent^ija, pues compr^^ a precios de det^lll muyrecar^ados y ^-encle a precios reb^^ja^los de al por m<iyor. Y confrecuencia se d^ el caso Qe que, cuanto m^ís hequei^n sea el pro-ductor a^rícol^, t^into más barato, m^ís «al por mayor» ^vende.

Cincuenta años hlrá pronto que los daneses vieron esto claroy pusieron remeclio. lle su ejemE^lo ahrendieron lue:;o otros paí-ses. «Los daneses est^ban resueltos a h^^ar el precio del triun-fo, sin importarles el coste, porque el fin perseguido bien mere-cía el esfuerzo. Tenían bastante sag^^cidad p^r^^ ver que el meroproductor de riqueza bruta, en cualquier tierra o país, es cl hom-brc que solamente logra ]^^ mínima p^^rte de la riquez^^ que pro-duce..., c^a^c to^^o cl rjrararc^o estcí oa^rczni^ar^o coratra cl a^^ricultoraisla^^o, y que el agricultor que permanece solo es f<icil presade las organizaciones de negocios». Son palabras cle firanson,notable profesor de Economía agrícola de los Estados ^Unidos.

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El remedio del mal.

No puede estar más claro. Si el agricu}tor aislado no puedecomprar sus materia}es en buenas condiciones, ni puede }levar^sus productos a los mercados de}^mundo, y si, a} mismo tiempo,no siempre le con^-iene dejar que de esa }abor se encarguenotros, porque el ser^-icio resulta a menudo caro, o insuficiente-mente eficaz, o porque ello esclaviza en cierto modo ^i los pro-ductores, éstos no tienen más que una salida: un.i.rse muchos só-lidamente para formar, todos juntos y organizados, como ungran productor, muy poderoso; formar una organización capazde prestar en mejores condiciones algunos de los ser^-icios queahora prestan los intermediarios, y limitar las utilidades de losno sustituídos al justo pago de su colaboración.

1^1 agricu}tor le toca producir lo más y mejor que se pueda.Ya es tarea bastante. Queda para las cooperativas el cuidado derecoger, acondicionar, dar salida y hacer valer los productos.Que tampoco es floja labor.

Así procedieron los daneses, y Dinamarca se convirtió rápi-damente, de país empobrecido y casi desesperado, en naciónpróspera y adelantadísima. «Los agricultores daneses son losmás ricos de la tierra, porque e}}os mismos, por medio de susorganizaciones cooperativas, elaboran y eapiden sus propiosproductos, hacen su comercio y atienden al aspecto financierode la empresa. I' no hay otra sali^c^ prz^^ los agricazltores decatialrjtcrer tierrc^ o país^. Tal es la conclusión a que llegó el pro-fesor 13ranson, citado anteriormente, después de estudiar sobreel terreno durante varios meses la organización danesa.

La fórmula irlandesa.

Algo parecido se hizo en Irlanda, con ]a guía de Sir IIoracio

Plunkett, a pesar de los trastornos políticos y de la guerra civil.

Este hombre eminentísimo resumió en seis palabras la fórmula

renovadora. A1 cabo cíe los años, sus contradictores cnmudecie-

ron, y en la Conferencia lmperial cíe julio de 192-1 se reconoció

oficialmente que la llamada fóy^nula rt•lala«?esa debía aplicarse

a todo el Imperio F3ritánico. La fórmula en cuestión dice: Better

Fara^aiyag, Better 13rrsia^ess, Better Livi^^zg. I_o cual puede tradu-

C1rSe: CUT_"I'IV11R V'I(?JO1^, TIiAI^ICAR Ml;;(oli, VNIIZ VIEJOR.

«Cu}ti^-ar mejor» supone la aplicación de los conocimientoscientí(icos y de las mejoras técnicas a la agricultura, con }a guíade personas autorizadas. «Vivir mejor» supone la plena satis-

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facción de las necesidades vitales de toda la población campesi-na, el cultivo del espírittt, y la reconstrucción de la vida ruralen su aspecto social, con la mira de acabar con la dispariclad delos atractiv^s de la ciudad y del campo.

_^nte ^^mbas cosas, tan amplias, de or^len tan elevado, parecec{ue el «traficar mejor», es decir, comprar bien los materiales ylos instrLime«tos neces.:u^i^^s y vender con ventaja los propioshro^luctos, h^^ de ser al^o secundari.o y subordinado. Pues la^ran lecc^óil de Hor^lcio Pltiinl.e^t consistid precisamcnte en se-í^,^lar que eL l3elter I^arsi^^cs^, es decir, cl ^^^i^:^ricar. :^u^,ioi:, es lacl<<^-e cle todo.

L^i Comisión oficial in^lesa ( 1^ rrcrrllrrrcal 1 rib7arrcal o/^ Lrves-

lr^,cztiort, m<^yo ^le 1^)3^) clecía en el hárrafo l^ib de su infornleiin<.il:

«'I^ie^le razón Sir I lor^icio I'lunkett, nu sólo en su fórmula de«cLl^tl^^'flr TTICJOI'^ tl'ailCar n1eJOr^ Vl^'lr n1CJOT'»^ SI110 E'11_ 1JOllLr dC

relieve que el «traficar mejor» es el pLinto cc:ntral del problema.Jlejoranclo el aspect^ comercial es como tínic<imente pLiedelibrarse el agriculCor de ser explotado por otros^ ^intcreses mássuperiormente organizaclos... Y si este elemento de cooperacióneconómica se retrasa, puede asegurarse que padecerán tanto el«culti^-ar mejor» como el ^^vivir mejor».

En 1^^2U, los l^^brad^i-es de los Estados ^^nidos tenían forma-^^las algo más de 1^4.000 Socie^lades cooperativas para la compray distrib^ición. de maqltinari.a, utensilios y.matei°i^^les diversos,y, muy principalmente, para la venta ^Ic productos a^rícolas.IIabía allí, por tanto, un^l ;ran e^periencia en la materia.

Los resultados eran mtty favorables. L;1 ^^tinisterio (Depart-inent) de ^^^ricultura de los Es^ados Unidos consideró, sin em-barbo, que las cooperativas ^le compra y de venta no <llcanzabantodo el desarrollo que mcrecian. Y en septiembre cle dicho allo,v con el número 1.1-1-1 ^le la serie fainosísim^i de los Far^ney^l3ulletr-'rrs (I^^oletines de los Labradores) se publicó un folleto de:'8 páginas, intitulado Cooj^E^r^ztzwe 1lla^^ketiir,,, redact<ido por^). B. Jessnes, «Especialista en Or^anización Cooperativa», conobjeto de «^u;;erir idea^ ^^ara orgai^iizar ^lsociaciones couherati-vas ^ara el v^icarketii^a^; (1). La palabra inl;^lesa rnar^kctira,, no tie-ne equivalente eYacto en el castellrano u^ual. Corresponde a lo

(lj EI l{inisterio de los l;stados Unidos ha publicado posteriormenteotros muchos trabajos sobre l.^ materia, al^uno de gran importancia. Nosreferin^os especialmente al citado en el texto, por su car^^cter de divul-gación.

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que sería la palabra z^zercacteo, derivada del verbo «mercadear»,

si nosotros pudiéramós sacar dicho verbo de la palabra «merca-

do», como es corriente en el idioma inglés. El término z^t^rrl,^ctzrz^

viene a comprender todo el tráfico comercial, o sea el conjunto

de las operaciones de compra y venta, atendiendo a sus dos as-

pectos, aunque, de ordinario, mucho más al segundo, o sea a la

Venta• .l,^lS «COOperatlVC; marl^etln:; aSSOClatlonS» SOn, pueS, aS0-

ciaciones cooper^tivas dedicadas a la venta de productos a;;^ríco-

las (iz^s más cle ellas), o a]a compra y distribución a los socios

de utensilios y materiales, o a ambas cosas a la vez.

De 1^^'?U hasta hoy ha crecido el número de estas cooperati-vas, y mucho más todavía el ntímero de abricnltores asociadosy el volumen de sus operaciones. Se prefiere, en ^eneral, tenerSociedacles fuertes mejor que w1a ^ran abundancia cle Socieda-des peqtteñas. De todos modos, la compra y la vent<t cooperati-vas, va importantísim^s en los Iatados Unidos en 192U, lo sonhoy mucho m.ís. La eYperiencia af.ortunada de las So^iedadesantiguas y los buenos consejos del Ministerio de Agricultura es-taduoiclen5c han hecho que el ejemplo ^.uncla.

Y, desde lue;o, esto de i^^ ventu coopcrativa^ no es una cosaloc^diz^ida en Dinamarca, lrlandrl y los Estados ^Uniilos, sinoque ha dado ya la vuelta <tl mundo y está diftuldida por casi to-das partes.

La venta cooperativa en España.

1^7.u^• retrasados andamos en España en este respecto. La ma-yor dilicultacl está en el ^eneral desconocimiento del asunto, enla desconfianza que inspira todo lo insuficientemente conocido yen el recuerdo del fracaso de al;;unas empresas acometidas a.cie^as, lianclo en la buena suerte más que en la firme organiza-ción. Varias de esas empresas desy.raciaclas ostentaron el nom-bre de cooperativas sin. serlo, dando así ocasión a que las coope-rativas verdaderas sean miradas con prevención por algunos.

Hay, sin embargo, ejemplos de Sociedades que marchanbien, dentro de sus posibili.dades. Mejor podrían marchar si noestucieran aisladas, como pequeños oasis en el gran desiertocooperativo español. 1\^Iucho mejor marcharán las nuevas, gran-des organizaciones que se formen, ya a la moclerna, con acaba-do estudio y pleno dominio de la cuestión.

Obsérvase ahora en España una viva inquietud en estas ma-terias y un interés cada vez mayor por la venta cooperativa deproductos agrícolas. En estos últimos años se han puesto en mar-

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cha bodegas cooperativas, almazaras cooperativas, mataderoscooperativos. Se ha hecho algo también con la .misma orienta-ción, más o menos influída por otras tendencias, en la venta defrutas, leche y lanas. Hay entre manos proyectos importantísi-mos para organizar cooperativamen`te la venta de los aceites es-pañoles, comenzanclo por las provineias de Jaén y Córcloba.También se est^í ordenando la venta de la uva de Almería. EnMurcia estl.idian la organización cooperativa de los criadores ^legusanos de la sed^, y en. varios sitios, la recogida y ven.ta de hue-vos. Los ^anaderos montañeses piensan en. asociarse cooperati-vamente para cubrir una parte importante del consumo de lechede :1ladrid. fiay otros intentos, menos conocidos, cuy^i enume-ración ocuparía bastante espacio.

Un asunto del máximo interés.

La compra cooperativa de materiales y la venta cooperativade productos constituyen para los agricultores del mundo todoun asunto del máiimo interés. Acaso más para los españolesque para otros, por lo mismo que estamos más atrasados en eserespecto. Divulgar el conocimiento de estas materias es laborpatriótica, y hoy muy necesaria. Quien esto escribe tiene hacetiempo en preparación un tratado sobre la teoría y pr^^ctica dela compra y la venta cooperativas, con ánimo de hacerLo tancompleto como le sea posible. Pero ésta es labor larga, y el tiem-po disponible, escaso. Urge mucho más un estudio breve, de sim-ple iniciación, sin detalles técnicos. Con ese objeto se redactanlas presentes páginas.

Se trata aquí de abrir los ojos y llamar la atención sobre lasventajas, y también sobre los requisitos y limitaciones de lacompra y la venta cooperativas. Pero no de hacer la defensa, nimenos la propaganda, de esta o la otra solución para casos con-cretos, ni de este o de otro plan. Ello sería impropio de la oca-sión y del lugar. Y como la mayor parte de lo que se ha de decirha de coincidir forzosamente con lo predicado por el autor encampañas bien públicas, se ha preferido seguir la marcha gene-ral, e incluso, mientras sea hacedero, reproctucir las palabras dealgún trabajo expositivo ajeno muy autorizado y anterior a talescampañas. El trabajo en cuestión es el ya citado Far^zcrs' Bul-letiya, número 1.144, publicado por el Ministerio de Agriculturade los Estados Unidos en septiembre de 1920. Lo haremos deeste modo, buscando, no la comodidad, sino la mayor autoridady garantía.

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Mientras no se indique otra procedencia, todos los trozosmarcados entre comillas en lo que sigue se han de considerarcomo literalmente traducidos de dicho trabajo. Han de acompa-riarles, claro está, las aclaraciones y complementos necesariospara la mejor adaptación a nuestro país, y hasta observacionespropias, cuando el formularlas no parezca expuesto a torcidasinterpretaciones. ^

1^?o se trata, pues, de una traducción, sino de un trabajo pro-pio, en que muchos puntos esenciales van expresados con frasesajenas y de autoridad grande.

De este modo, no se podrá inferir que la doctrina aquí ex-pttesta coincide con lo predicado en tales o cuales campañas,sino, en todo caso, que ]o dicho en ellas coincide con la doctrinamás autorizadamente establecida con anterioridad.

Objeto y posibilidades del tráfico cooperativo.

Se trata de comprar los materiales e instrumentos necesariosde calidad correcta, surninistrados a tiempo y al precio más eco-nómico. Se trata asimismo, y esto es aún más importante, de darsalida a la propia producción, de un moclo regular y ordenado, yobtener el mayor precio posible dentro de lo justo.

El productor aislado es incapaz de hacer todo lo necesariopara ello. En cambio, los productores unidos y organizados pue-den hacerlo con ventaja.

Aunque las coope.rativas no realicen actos de comercio, paracomprar y para vender han de sujetarse a las normas comercia-les. Esto, como todo, tiene su técnica. En la cooperativa puedehaber persona entendida que haga este servicio, no por su pro-pia cuenta, sino en interés de los productores asoci.ados.

Para vender en mejores condiciones se ha de tener produc-tos escogidos, de calidad seleccionada y constante. La expe-riancia prueba que esto se facilita por la asociación. Esta influyemucho en el mejoramiento de ]a producción individual, y puede,además, por escogido o por mezcla, formar y mantener mejorlas calidades tipo comerciales.

La limpieza, confección y envasado son cosas que se hacencon mucha ventaja cuando se opera en común. La ventaja seacenttía cuando ha de sorneterse el producto a alguna transfor-mación antes de lanzarlo al mercado.

^ veces es necesario anunciar y hacer propagandas diver-sas. Hacerlo en común, con nombre comercial y marca tambiéncomunes, supone mayor eficacia y mayor baratura. Para ello es

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necesario que los productores interesados estén tuzidos coopera-tivamente.

1\o es posible conducir la venta de un inanera inteligente sinam^^lia y segura informaci^in de las cosechas y de las conclicio-nes de los mercados. 1' ,i nadie se le octtlt^r<í que esto lo conse-guir^í mejor una asoci^tci^ín que cualqttier inclividuu <tisl^tido.

Con frecuenci^t n^ bastan los mercados ya ^tbiertos. lIay queprocurar nuevas saliclas al producto. Esto representa la inver-sión dc trabajo y mucho dinero. Unicamente puecle hacerlo bienuna comunidad organizada, cuanto más ampli^t y l^oderosa me-jor, pues sólo así habr^í seguridad de recoger el fi-uto del esfuer-zo hecho en la apertura de los nuevos mercados.

11 menudo, las cooperativas de ^^enta compran y distribuyena sus socios los materi<tles (<ibonos, productos insecticidas y an-ticriptog^ímicos, semillas, madera, saquerío, etc.) y los utensi-lios y m^tquinas para el trabajo agrícola. Lato puede hacersetambi^n por asociaciones independientes. Pero con frccuenciase lo:;ra ma}-or eficacia y baratura aprove^harido un servicio co-mercial ya montado para otro objeto y en servicio de los mismosinteresados, como es el caso de la venta de productos.

Cuándo debe formarse una organización para la venta coope-rativa.

La (:ool^eración es wi remeclio para muchas dificultades decompra o de venta, pero no una panacea que todo lo cure. Comocualquier otro remedio, 1<t venta cooperativa (o la co^npra) sólodebe emplearse cuando el caso lo requiere. Antes cle lanzarse aformar una organización de éstas, deben elaminru-se como sumccuiaado las condiciones locales, pues de ellas dependen en granparte las probabilidades de ^xito.

5e hrt ^lichu innumerables veces que ]as orgrtnizaciones coo-perativas no triunfan sino cuando brotan de la necesiclad. Lasorganizaciones que se fundan sin ser verdader^tmente necesa-rias suelen durar poco. Si los agricultores est^"tn contentos conlos result<tdos obtenidos sin la organización, no sentirán l^t ne-cesidad de cre<trla. Y si se crea, no le prestarán un decididoapoyo.

La necesidad cle la organización puede resultar de:1. l^ acilidades comerciales poco o nada satisfactorias. Jlar-

gen e^cesivo entre el precio pagado por el consumidor y el per-cibido por el productor, ya sea por abuso de los intermediarios,por exceso de ellos o por mala organización.

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?. l^ alta de facilidades comerciales. Gran dificultad en darsalida al producto.

E1 carácter y modo de ser de la población inlluyen mucho enel é^ito.

IIa de prestarse atención especialísima a la naturaleza de lospmauctos a que pueda aplicarse la or:;anización cooperativa.Una localid^id, o una zona más o menos extensa, en que se co-secha gran cantidad de un producto o de productos en corto nú-mero, ofrece mayor facilidad para la venta cooperativa que otraen que se críen muchas cosas, cada ttna de e11as en cantidad re-lativamente pequeña.

Condiciones esenciales para el bi^en éxito. ^

«La venta cooperativa da resultado, pero no por medio deningún poder mágico, sino por la aplicación del esfuerzo aunadoy de la buena gestión a los negocios comunes. Este hecho marcala importancia cle observar cuidadosamente los requisitos esen-ciales para el buen éxito.» Los cuales son los siguientes:

Sujeción a los principios cooperativos.Organización adecuadá.Suficiente volumen de operaciones.Buena dirección.Fidelidad de los socios a la cooperativa.«PRtrrctrtos coot^^tz^Ttvos.-Es preciso que la organización y

el funcionamiento de las ^lsociaciones de labradores para la ven-ta de productos y la compra de materiales se ajusten a los prin-cipios cooperativos. No puede esperarse que los labradores deuna localidad tengan un interés vital en una organización deventa que opere con miras de lucro y esté dominada por unospocos individuos. El término «cooperativa» suele emplearse condemasiada soltura, resultando que muchas personas no tienenidea bien definida de lo que realmente es una organizazión coo-perativa.

»Las Compañías de negocios ordinarias no cooperativasoperan en busca de la ganancia para las personas que tienen encllas un interés financiero. La distribución de los beneficios sehace en relación con el dinero puesto, y la facultad de votar seregula de la misma forma.

»En una organización cooperativa de ventas, cada socio tie-ne usualmente un solo voto, y así no hay dominio de uno o dettnos cuantos. La cooperativa se encamina a prestar servicio yhacer economías para sus socios, no a perseguir ganancias para

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r '

LA NECESIDAD

Es una Bccena Base

Para la Org-ani,í?ación Cooperativa.ffS

Si

Los Labradores de Vuestro PUEBLO Sienten

la Necesidad

De la Organi.íración,

Se Interesarán en Ella,

Se Unirán en Ella,

La Apoyarán.

EL DESEO

De una Organi,^ación de Venta Cooperativa

Puede Resultar de

Falta de Facilidades Comerciales

o de

Facilidades Comerciales No Satisfactorias

zHAY NECESIDAD DE ORGANIZAC[ON

EN VUESTRO PUEBLO?

Facsímil de uno de los carteles publicados

por el :^Iinisterio de Agricultura de los Estados Unidos.

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distribuirlas como dividendo al dinero invertido. A1 dinero pues-to por los socios se le abona un buen interés, y el remanente des-tinado a la distribución se reparte proporcior.almente al volumetlde las operaciones hechas con la organización. El ingreso en lacooperativa está abierto a los productoreS deseosos de disfrutarde sus facilidades, 5- se toman precauciones para impedir quela propiedad y el dominio de la empresa caig-an en manos deunos cu,lntos.

»l^luchas org-anizaciones de labradores se han montado conplan no cooperativo. Que la importancia del plan cooperativo escosa cada vez más generalmente reconocida se evidencia porcl hecho de que mttchas organizaciones no cooperativas estánreorganizándpse y adoptando los princi.pios cooperativos.»

Orca^iz^czóx AnECU^oa.-Los principios fundamentales sonsiempre los mismos; pero en cada caso hay una forma de orga-nización preferible a todas las demás. «No se nace cooperador,y la ciencia de la Cooperación no se adquiere durmiendo», dijocon exactitud y gracejo, en el Congreso de Gante (1924), el ho-landés Goedhart, uno de los más notables presidentes de laAlianza Cooperativa Internacional.

Explicar los diversos tipos y formas de organización nosllevaría ahora muy lejos y requeriría mucho espacio. Pien secomprende que, aumentando el territorio abarcado, el ntímerode personas asociadas y la masa de producciGn movida, la mag-nitud y la complejidad de la organización han de crecer tam-bién, así como la diíicultad del problema. Desde la pequeña co-operativa local con dos o tres docenas de asociados a la granorganización nacional o internacional que liga a miles de pro-ductores y maneja al año decenas o centenares de millones depesetas, hay una dilatadísima escála, con innumerables peldañosgntermedios.

Afortttnadamente, las organizaciones pequeñas son las másfáciles de concebir, establecer y guiar. Para las muy grr^ndes,por el hecho de comprender gran número de personas y de ma-yores medios, es más probable encontrar entre los interesadosalgunos ya capacitados o que puedan imponerse rápidamente enla materia. Y, en tíltimo extremo, cabe recurrir a la ayuda dealgún especialista. Hoy son pocos; pero como ya va cundiendola afición a estos estudios, puede confiarse en que pronto aumen-tará considerablemente el ntímero de los merecedores de tal ca-lificación.

S^rici.^^.vi^ ^^oLU.tiiEnT »F oPi;R:^croNFS.-«Lanecesidad de tenerun volumen suficiente de operaciones para que el funcionamien-

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LA COMPAÑIA DE NEGOCIOS

Busca la b^a^tancia.

Concede un voto a cada acción.

No limita el número de acciones que puede

poseer cada individuo.

DistribuJe los rendimientos como aividendos

a las acciones.

LA ORGANIZACION COOPERATIVA

Bccsca la economía.

Concede un solo voto a cada socio.

Limita ordi^tariantente la participación finan-

ciera de cada socio.

Limita el interés al capital.

Divide el rernanente en proporción a las ope-

raciones realizadas.

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Oh•o carte] pttblicado por el \linisterio de Agriculttu^a

de ]os Lst^dos Unidos.

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to de una organización pueda ser económico parecerá a todostan evidente, que no hace falta insistir sobre este punto. Sin em-bargo, se han lanzado muchas asociaciones de compra y de ven-ta a las que faltaba este requisito esencial. A veces se hizo estopor los esfuerzos de promotores que estaban más interesados enorganizar la asociación que en sus probabilidades de éxito per-manente. Así, personas interesadas en la venta de material einstalrtciones impulsaron a ciertos pueblos a establecer una man-tequería cooperativa, cuando el ntímero de vacas de la zona co-rrespondiente era demasiado pequeño para sostener tal empre-sa. Al proyectar la organización, no basta considerar la producción total de la localidad (o de la eomarca): lo importante esel volumen de operaciones con que se cuente.»

B^r^.^ »iizLCCióv.^-La dirección capaz es uno de los requisi-tos más imliortantes para el buen éxito. Nluchas organizacioneshan tenido resultados desastrosos por la mala administración.La Directiva de una cooperativa ha de formarse de hombres degran espíritu y vivo entusiasmo por la Sociedad. Deben ser ele-gidos por los socios entre los más capaces y de mayor prestigio.Es buena práctica la de que las diferentes secciones de la Socie-dad tengan su representación en la Junta directiva, pero no con-viene tampoco hacerla demasiado numerosa.

El gerente debe ser capaz y adecuado para el cargo. Ha de serpráctico en el comercio del producto que va a manejar. Ha detener tacto y buen sentido. Su honradez ha de estar por encimade toda sospecha. «Algunas asociaciones miran demasiado laremuneración al contratar un gerente. Bueno es recordar que, amenudo, el aspirante dispuesto a aceptar la plaza con el salariomás reducido no resulta a la larga el más barato. Las equivoca-ciones y los descuidos de la gerencia pueden traducirse en pér-didas muchísimo mayores que 1a diferencia entre el sueldo deun gerente inhábil y el de uno competente». El gerente debe sernombrado por la Junta directiva.

Lo que del gerente se dice para las cooperativas de tipo locales aplicable en las grandes organizaciones a los diferentes espe-cialistas y jefes de servicio, cada uno en su línea.

Los buenos métodos de trabajo y la forma correcta de ope-rar corren parejas con la buena dirección. Tampoco se ha dedescuidar su importancia.

Es de todo punto esencial una contabilidad detallada y bienestablecida, para que en cualquier momento pueda tenerse un<iinformación completa y exacta sobre la situación y marcha delas operaciones sociales. Es también de vital importancia que la

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contabilidad sea revisada con frecuencia por personas autori-zadas.

FIDELIDAD DE LOS SOCIOS A LA COOPERATIVA.-«El exito de

una empresa cooperativa depende directamente de la lealtad de

los socios y de su interés por la organización. La falta de lealtad

y de interés por parte de los socios ha producido el fracaso de

muchas cooperativas. (Puede asegurarse que la falta de fidelidad

de los socios ha matado más cooperativas, sobre todo en los pri-

meros años, que todos los otros males juntos.) Las organizacio-

neS fundaclas en un deseo efectivo de los socios están menos ex-

puestas a sufrir por la falta de rectitud que las que tienen su

base en prejuicios e ideas equivocadas.»

EI compromiso exclusivo.

«Los contratos por los cuales los socios se obligan a venderciertos;productos por conducto de la organización son de vitalimportancia en muchos casos...» «Estos compromisos hacen po-sible que la organización. forme un plan inteligente para el ma-nejo de la empresa, puesto que la dirección sabe así qué pro-ductos ha de llevar al mercado.»

«A menudo, los intereses con los cuales compite la coopera-tiva de ventas ofre cen a los socios tentaciones en forma de pre-cios más altos, con el propó^ito de deshacer la asociación y eli-minar, consiguientemente, la competencia que hace a los talesintereses. Unos contratos que guarden a los socios de caer entales tentaciones ayudan a la organización a sobrevivir a estosataques.»

aL,OS CONTIZATOS PKOTEGEN A LOS SOCIOS LEALES.-LOS COm-

promisos que atan a los socios obligándoles a vender sus produc-

tos por intermedio de la asociación proporcionan, en realidad,

a los socios leales una protección contra la debilidad de los de-

más socios cuya rectitud es de calidad menos resistente. Algu-

nos productores vacilan en firmar los contratos porque no aca-

ban de comprender que estos compromisos se hacen en bien del

interés de su propia organización, y, consiguientemente, para

su propio provecho. Un socio que tiene confianza en su organi-

zación y el propósito de serle fiel no tendrá reproche alguno

efectivo que hacerse por haber firmado un con.trato que lo sujeta

a vender ciertos productos por el intermedio de la organización.

Un productor falto de esta confianza rluncá será un buen sostén

de la empresa, y el que piense en ser desleal con su organiza-

ción, es un enemigo peligroso.»

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Cabe establecer sin compromiso exclusivo alguna pequeñaorganización, de carácter local, para un producto peculiar, ca-racterístico, porque entonces ]a identidad de situación y la mu-tua conhanza personal vienen a producir el mismo efecto queel contrato. (Sin embargo, podrían citarse algunas pequeñasori;anizaciones de muy felices comienzos y disueltas al segundoaño por no haber establecidu la firma del compromiso exclusi-vo.) Cabe también algo parecido cuando se trata de un productopara ruyo manejo ponen en juego los intermediarios muy pocodinero y muy pocos medios auxiliares y, por tanto, se les puedelimítar o sustituir sin gran esfuerzo. A igual resultado se llega-ría, evidentemente, si la nueva organización dispusiera desde elprimer día de toaos los medios deseables para que su acciónfuera la más perfecta y eficaz.

Cuando no se está en ninguno de estos casos o sus equiva-lentes, la iirma del compromiso exclusivo es nece^aria. Lo esm<ís para comenzar que para seguir. 1' lo será tanto más:

Cuanto mayor y más variada sea la zona de producción.Cuanto mayor sea el número de interesados.Cuanto menos firme sea la confianza mutu^l entre todos ellos

y mayores sean sus diferencias de temperamento, orientación,etcétera.

Cuanto menor sea la práctica en cosas de cooperación.Cuanto mayores sean las sumas de dinero que se hayan de

poner en movimiento y más costosa y complicada sea la maqui-naria que los intermediarios tengan montada para el dominio delasunto, y cuanto más avanzado esté ese dominio.

Cuanto menores sean las sumas de dinero y los medios ma-teriales de que se disponga. La escasez de medios no se suplesino con el empuje de una gran masa con gran cohesión. Y, ennuestro caso, la cohesión se asegura con la firma del compro-miso exclusivo.

La práctica del «pooling» (pronúnciase ^aíling) y el compro-miso exclusivo son las dos notas características de las organi-zaciones cooperativas de venta de productos agrícolas cuyo éxito ha sido del todo favorable. Hay alguna excepción respecto alo primero (en la venta del ganado sobre todo). Puede muy biendecirse que no hay ninguna de importancia respecto a lo segun-do. Compromiso exclusivo hay en las lecherías danesas, patrónfundamental de las cooperativas rurales, y en los mataderoscooperativos, organizaciones ambas que han sido la base de lareconstitución y prosperidad de Dinamarca. Compromiso eaclu-sivo hay en las cooperativas irlandesas y en las numerosísimas

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de California. Lo ha}- también en las organizaciones para 1<iventa del al^odón y del tabaco y en los pirls americanos del tri•^o, m^ís anti:;uos, aunque menos desarrollaclos, que los del Ca-nadá. La adopción del contrato firmado, el sistema de pa^;os es-calonados ^- el e^tender la acción a una mayor masa han sidolas tres novedades esenciales que supone el paso de los primiti-^-os métodos canadienses, pobres e insuficientes, al sistema ac-tual, de é^ito avasallador. En todas partes se ha hecho ]a obje-ción de que los interesados nunca aceptarían el compromiso es-clusi^^o. l" en todas p<^rtes h^in concluído por aceptarlo. Dondehan queri^lo prescindir de él, como en Australi<t para la vent^.idel tri^;o, han tenido que rectiiicar al poco tiempo, reconocer elerror y xdoptar la fórmula sancionada por la elperiencia. Encambio, no se ha dado ni una sola ^vez la rectificaci<ín en sentidocontrario.

En casi todas las cooperati^-as de 1•enta del nrtmdo, el compromiso contraído es el de. entregar la producción al tiempo deobtenerla o cuando la Sociedad ]o pide. Como se trata de condi-ción no acostumbrada hasta ahora en España, convicne suavi-zarla cuanto se pueda, siempre que sea sin daño de la eíicaciadel sistema. En el modelo español adoptado recientemente parala venta cooperativa de los aceites, se deja, con ciertas limita-ciones, que los socios elijan la oportunidad de venta. Se admiteincluso ]a posibilidad de vender a tcrceros con autorización dela Directiva y en determinadas condiciones. Lo que no puedepermitirse es que se venda ni un solo kilo a espaldas de ]a Aso-ciación. Yor eso se dice que ha de venderse necesariamente j^orel iylter^iaer;'io o rte ac^rerdo con la Sociedad.

El compromiso ha de tener duración suficiente para que laventa cooperativa se pueda desenvolver. En las mantequeríasdanesas es de ciiez años; en las cooperativas de Caliíornia sueleser de cinco. ^lgual plazo han adoptado los parls del Canad^i y losde ^lustralia. Si hay ejemplos de dos o tres afios, también loshay hasta de ^^einte. Como la resistencia a firmar es práctica-mente la misma para tres que para cinco años, debe establecersesin vacilación el plazo que se juzgue preciso en cada caso.Yero a nada conduce el eaagerarlo.

V'iene sicndo costumbre que, terminado el plazo, renue^•enel conlpromiso por un tiempo iáual los quc deseen se^^uir. Siem-pre con l^l idea de suavizar el sistema todo lo posiblc, puede es-t^iblecerse que, pasado el ^>rimer plazo obligatorio, pueda reti-rarse un socio en cualquier año, avisando con suíiciente <intela-ción }- siempre por ejercicios completo^.

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El npúling».

Casi todas las cooperativas de venta de productos practicanlo que en inglés se llama píaling (escrito «pooling»). Consiste enrenunciar a conservar la individualidad de cada partida y aIlevarle una cuenta separada. Todo se junta en uno o varioslotes (puls), cuantos menos mejor, y siempre de cuantía consi-derable. El producto de la venta de cada lote se distribuve pro-porcionalmente entre los que contribuyeron a formarlo. El púl-inb;es ventajoso casi siempre. Es necesario cuando^^son gran-des el número total de socios y la masa total movida. Másnecesario aun cuando las oportunidades de venta son desigual-mente favorables.

Véase lo que respecto a esto dice el tantas veces citado Far-^ners' Baalletin, 1.144, publicado por el Ministerio de Agricultu-ra de'los Estados Unidos:

«El pul significa promediar los rendimientos obtenidos porlos productos vendidos durante un cierto período, o por una de-terminada expedición, en forma que todos los productos de igualcalidad obtengan el mismo precio. Este modo de operar protegeal socio individual contra las pérdicias resultantes de condicio-nes desfavorables de] mercado, de naturaleza temporal.

»El ejemplo siguiente muestra cómo el no adoptar el sistemadel pul puede conducir a una injusticia para algunos socios.Una coopcrativa de patatas expidió dos vagones en el mismodía. Un vagón encontró mercado fácil y ventajoso, mientras elotro hubo de ser vendido a precio considerablemente más bajo,resultando que los productores cuyas patatas iban en el segun-do vagón percibieron menos que los demás por una falta queno era suya. Surgió el natural descontento, y el gerente se vióen gran dificultad para explicar el caso a satisfacción de losproductores.»

Conviene precisar un poco más el mecanismo del púlin^. Laidea fundamental es la de una venta hecha a escote. Como yahemos dicho, se forman lotes (cuantos menos mejor) y el pro-ducto de la venta de cada uno se distribuye equitativamente en-tre quienes contribuyeron a form<^rlo.

Cuando la materia es homogénea, toda de i;ual clase y cali-dad, la dist.ribución se hace proporcionalmente a la cantidad. Elprecio percibido por cada uno no es el precio que realmente seobtuvo por su partida, el cual muchas veces ni consta, sino elprecio medio de todas las partidas homogéneas vendidas duran-te el período a que alcanza el pul. 1^luchos suelen creerse los

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LOS AGRfCULTORES DE UNA ZONA

han de sentir interés por la organi,^ación

antes de que se proceda a formarla.

DESPERTAD EL [NTERÉS

celebrando reuniones, distribuyendo informa-

ción impresa, eli,^iendo una Comisióia que

recoja adhesiones.

DISCUTID

a fondo la propuesta.

NO PRETENDÁIS

resrcltados imposibles.

CONSIDERAD

la necesidad de una organi,^ación efectiva

y la importancia de aaciaar los esfuer,^os.

Otro cartel o cuadro intuitivo inclutdo en el 1'arniers' Bulletin 1.1-1-1.

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más duchos en vender y sacar mejor partido que nadie. En estohay mucho de ilusión. ^dem^ís, la experiencia y la teoría prue-ban a una que hay ventaja en renunciar a esa mal entendida in-dependencia.

Cuando la materia es heterogénea, puede formar^e un lotedistinto para cada mercancía o cada calidad. A medida que elnúmero de lotes o de pacls crece, van aumentando la complica-ción y el coste del procedimiento y van perdiéndose las venta-jas del sistema.

Pueden incluirse en un mismo picl artículos de diferente ca-lidad, y hasta de especie diferente, adoptando el siguiente pro-cedimiento: Se valoran todos al tiempo de su recepción, segúnreglas establecidas de antemano, y después ya pueden juntarsey venderse indistintamente, distribuyéndose el producto líquidototal en proporción a las valoraciones de 13s diferentes parti-das. F_sto da el justo premio a las mejores calidades, cosa im-portantísima para la conquista de nuevos mercados y el mejoréxito de la venta cooperativa.

Cada valoración debe coincidir, de preferencia, con la apre-ciación del mercado libre. Esto ahorra suspicacias y recelos.Pero al mismo resultado final se llegaría apreciando todas lascalidades en su justo valor, o en la mitad, o en el duplo, siem-pre que la proporción fuera la misma para todas.

Condición esencial del sistema es, según esto, adoptar unaescala de valoración del producto y establecer normas fijas yclaras para aplicarla.

Los puls canadienses del trigo distinguen hasta 125 clasesde grano, cuya relación de valores está prefijada. Toman comotipo fundamental una buena calidad de trigo corriente, que esla llamada «iV úmero 1 del Norte». La Comisión de ventas deter-mina para cada año el anticipo correspondiente a esa calidad, ysin más dato que ése, todos lus agricultores adheridos al siste-ma saben instantáneamente, con sólo consultar las tablas repar-tidas al efecto, cuánto han de percibir por cualquiera otra cali-dad de trigo.

Entre nosotros, rara vez será necesaria tanta complicación,aun siendo tan fácil de entender. Y de ordinario, habrá ventajaen referirse, no á una sola calidad tipo, sino a v arias, sin exa-gerar nunca su número.

Otro elemento fundamental es ]a duración asignada al perío-do, o sea el tiempo al cabo del cual se hace la liquidación. Enalgunas cooperativas de venta de frutas tempranas se llega alextremo de liquidar diariamente, o sea que la duración del pe-

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ríodo es un día. IIay también períodos de una semana, de unmes, de una temporada. En el extremo opuesto de la escalatenemos algunas cooperativas danesas (lecherías, pi-incipal-mente) que, sin perjuicio de las liquidaciones ordinarias porperíodos de un mes, de seis o de doce meses, hacen una liqui-dación general completa cada diez años.

El período muy corto puede ser necesario para los artícu-los muy alterables que no pueden conservarse y para aquelloscuyo coste de producción, cantidad disponible y apreciación enel mercado varían mucho de una época a otra. Tal es el caso delas fresas, por ejemplo.

La tendencia general va orientada en el sentido de alargarla duración del período, afirmando así una de las ventajas fun-damentales del paíling, que es la dilución del riesgo. Para losproductos de cosecha anual y fácil conser^ ación, el período casiunánimemente elegido es el de un año.

Forma legal de constitución.

En rigor, todas las formas legales son posibles. Una Socie-dad con estructura absolutamente mercantil puede ser conduci-da con el más puro espíritu cooperativo. En cambio, puedencumplirse en lo externo todas las reglas cooperativas y operarcon ánimo de lucro desenfrenado.

Ha de tenerse en cuenta que todavía no hay en España unaley de cooperativas. No tienen forma propia de constitución. Eneste punto viven de prestado, podríamos decir.

La mayoría se constituyen como Sociedades sin fin lucrativoal amparo de la ley de Asociaciones de 30 de junio de 1887. Ytratándose de cooperativas de venta, conviene, en general, laforma de Asociación con el carácter de Sindicato agrícola. Esla forma más barata, la más cómoda, la de mayor elasticidad, yla más familiar a la gente que vive en el campo, la que disfrutade mayores exenciones tributarias, la que permite utilizar eldescuento a tipo reducido en el Banco de España y también laque ĉon más facilidad puede obtener el aux:ilio del Crédito Agrí-cola.

Esta forma legal de constitución, tan ventajosa, es ademásposible en la gran mayoría de ]os casos para las uniones de pro-ductores con objeto de vender en común sus productos, inclusocon alguna transformación. Afortunadamente, el concepto es-pañol de Sindicato agrícola, según la ley de 28 de enero de 1906y su reglamento, es mucho más amplio que el concepto francés,

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por ejemplo. En particular, el artículo 1.° de la ley señala bas-tantes fines admisibles en los Sindicatos, y entre ellos: «... 3.°Venta, exportación, conservación, elaboración o mejora de pro-ductos del cultivo o de la ganadería».

Algunas veces se han constituído Sociedades para la ventaen común de productos del campo con intención cooperativa ycon forma de Soĉiedad anónima por acciones. Esto rara vezpuede convenir. La Compañía mercantil es de constitución cos-tosa y está sujeta a muchos impuestos. Es forma cara de que nodebe echarse mano sin necesidad.

Además, a igualdad de las demás circunstancias, la Sociedadanónima requiere casi siempre mayor capital que el Sindicatoo la cooperativa propiamente dicha.

Tiene, por añadidura, el gravísimo mal de introducir unaduplicidad de intereses. Resulta luego difícil poner de acuerdoa un socio que tiene acciones como uno y producción como cin^co y a otro con acciones como cinco y producción como uno,pongamos por caso.

Finalmente, la forma de Sociedad anónima es peligrosa. Me-diante la hábil adquisicióri de un número suficiente de acciones,la entidad podría ser dominada por los mismos enemigos delplan. Ya se han dado varios casos en el mundo.

En cambio, no se excluye que las grandes organizacionescomplejas cuyas piezas fundamentales sean Sindicatos o coope-rativas propiamente dichas, haya algunas entidades auxilia^^esde carácter mercantil, encargadas de hacer lo que los Sindica-tos no puedan hacer por sí. Esto es lo que se ha previsto en elproyecto reciente de gran organización nacional para la ventade aceites españoles.

Lo^ pagos escalonados.

La cooperativa no es cosa aparte de los socios. Es su con^junto organizado, ellos mismos, en suma. El cooperador que alreflexionar sobre escas cosas discurre situándose con la imagi^nación e^afrezate de la cooperativa, ya no puede discurrir bien.Ha de situarse denta^o de la cooperativa.

Cuando un socio entrega su producto a la cooperativa, niaquél vende, ni ésta compra. Los socios venden al mercado porel intermedio de la cooperativa. A través de ella, pudiéramos de-cir. En rigor, no puede haber pago propiamente dicho hasta quela cooperativa ha vendido. Pagar después de la venta sería lomás fácil y evitaría mucho esfuerzo en la formación de las So-

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ciedades. Tal se hace en España con las lanas, por ejemplo, por-que las lanas suelen representar un pequeño renglón adicionalen la explotación agrícola. En vano se intentaría con otros ar-tículos (aceites, frutas, etc.) que son la cosecha principal delproductor respectivo y para los cuales hay la costumbre, yainveterada, de cobrar al tiempo de la entre^a y, a veces, cuandoaún está la cosecha pendiente.

Los productores deben reilexionar. y convencerse de que estesistema de los anticipos, tan ventajoso a primera vista, es lo quelos escla'viza y puede conducirlos a la ruina. Vender cobrandoantes de tiempo es para el productor lo que la compra al fiadopara el consumidor. Cosa funestísima. Así lo comprendieron los28 obreros de I^ochdale (población inglesa próxima a i1^l^ínches-ter), que, en medio de una l;ran miseria, estuvieron ahorrandodos peniques (dos perras ;ordas) por semana, hasta abrir en1^44 ]a cooperativa de consurno declarada luego mode]o paratodas las del mundo. Una de sus re^las fundamentales es la deno entregar género sino contra pago al contado. 1^ pesar de supobreza, vieron clara la necesidad, hicieron e] esfuerzo necesa-rio y con ello se hicieron libres.

De i^;^ual modo, los productores, para romper sus cadenas,necesitan renunciar, aunque sólo sea en parte, al sistema de losanticipos. Claro que esto no puede hacerse de l;olpe, sino pro-^resivamente. ^' el medio más seguro y eficaz para ello cs launión cooperativa. Los socios, en la parte posible, han de espe-rar mejor a la cooperativa que a otra entidad extraña. Y el an-ticipo subsistente no será dañoso, no esclavizará, cuando quienlo abune sea la cooperativa, es decir, los mismos socios.

Llámese pa^o provisional, anticipo o como se quiera, casitodos los productores necesitan recibir dinero al tiempa de en-tre;;ar su producto. Pero es imposible abonar en ese momento latotalidad del valor:

].° Porque el valor exacto no se sabe hasta después. Si sepusiera empeño en íijarlo de antemano, la cooperativa se veríaempujada a especular con sus propios socios, cosa peligrosísi-ma y quiz2s mortal.

2.° Porque al hna] del ejercicio, todos los socios acuden con^;^usto a recibir la dif^rencia que resulta a su favor, pero se lesharía muy cuesta arriba devolver lo cobrado de más.

3.° Porque la cooperativa no ha de tener más recursos quelos proporcionados por los socios. Si se trata de dinero efectivo,sería inocente que los socios exigieran el pago total y dieranellos mismos el dinero para pa^arles. Si (como es lo usual en

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esta parte) se recurre al crédito, es bien claro que se necesitarámenor cantidad y se obtendrá más fácilmente y en mejores con-diciones para una parte del valor del producto que para el total.

La solución práctica de este difícil problema está en los pa-gos escalonados. A1 tiempo de la entrega del producto se haceun anticipo o pago inicial, ordinariamente no menos de la mitaddel valor aproximado, ni más de las tres cuartas partes. Cuantomenos se abona, más facilidades encuentra la Sociedad y mássólida es su posición. Los anticipos grandes atraen más a los so-cios. Yromediar con tino es uno de los puntos delicados del sis^tema, y para ello no hay r-egla fija posible.

Despu^s, con tiempo bastante para que el producto hayasido vendi^lo (en su mayor parte, al menos), se hacen uno o dospag-os complementarios intermedios. Las fechas de éstos debenestar fijadas de antemano, procurando coincidan con las épocasen que suele haber mayor necesidad de fondos para el pago defaenas del campo. Csto c.le los pa.gos intermedios, lo aceptaronlos agricultores canadienses, no de muy buena gana, sino conresignación, comprer_diendo que era una necesidad del sistema.Y se e.ncontraron en la práctica con la sorpresa de que es unaventaja, pues les procura fondos en el momento oportuno y leslibra de tomar dinero a préstamo.

Después de liquidado. el ejercicio se hace el pago final, o seael resto de la valoración provisional, más el sobreprecio obteni-do mediante la venta en común.

En la proyectada organización cooperativa para la venta delos aceites espaiioles, este sistema se h.a simplificado y perfec-cionado a la vez. Habrá un solo pago intermedio; mas para evi-tar que caig^a muy próximo del pago inicial para unas entregasde aceite y muy alejado para otras, se ha establecido que esepago intermedio, siendo único, se haga en junio o en diciembre,según la fecha de la entrega. A1 tiempo de hacerse cargo deuna partida de aceite, aun cuando no lo retire aquel mismo díade la bodega del socio, la cooperativa dará: 1.°, una cantidad enmetálico equivalente al 70 por 100 de la valoración provisionaldel aceite; 2.°; un documento negociable representativo de un20 por 100 más (pago intermedio). Este documento será descon^table en 13anca y la misma cooperativa se encarg^ará de la ope-ración en caso de necesidad, ahorrando así molestias y gastosal socio.

De este modo y con el procedimiento de abonar un interésrazonable a las cantidades que los socios dejen voluntariamen-te en poder de la Sociedad por algún tiempo, resulta que cada

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socio podrá recibir ctc snoTnento, a cambio de su aceite, lo quemás convenga a cada uno, desde el cero al 90 por 100 de la va-loración provisional. ^

La liquidación final se hará según se ha explicado.

Mejora de la calidad.

Los productos agrícolas, como todos, se venden tanto mejorcuanto más alta es su caliclad. Cuando no ocurre así y no se tratade producto nuevo, todavía por acreditar, o de suministro inse-guro, es que el mercado está viciosamente dominado por inte-reses contrarios a la vez a los productores y a los consumidores.No hay síntoma más claro de que la organización cooperativaes de necesidad urgente (1).

La mejora de La calidad es ventajosa en general. Es necesa-ria cuando se ha de competir con otras zonas productoras delmismo artículo. Es absolutamente indispensa.ble cuando se tratade exportar, sobre todo a países lejanos, y más si hay otras na-ciones próductoras.

En las zonas de producción o a corta distancia de ellas, la di-ferencia cle un par de pesetas puede inducir a los consumidoresa preferir la calidad inferior, si cuesta 20 y la fi.na 22. Como lostransportes por tierra, los fletes, las aduanas, los derechos depuerto, las comisiones, etc., son i,guales para todas las calidades,la diferencia originaria de precios importa cada vez menos. Nohabrá en ultramar quien prefiera la calidad peor a 80 pesetas,resultando la mejor a 82.

Importa mucho a las cooperativas de venta hacer subir ]a ca-lidad de los productos. Deben. hacer sobre los socios una intensalabor educativa en este sentido. Los buenos consejos claros, ra-zonados y repetidos pueden mucho. También ha dado excelen-tes resultados la celebración de concursos frecuentes y la adju-dicación de diplomas, objetos conmemorativos y hasta premiosen metálico. Hay, sobre todo, un recurso que no falla: el de me-jorar el precio de las clases selectas. En esta materia, los mejo-res consejos son los del bolsillo.

(1) En Andalucía se ha dado recientemente el caso de que para darsalida a un producto de clase fina convino estropearlo mezclándolo conotro ínfimo. Si los interesados tuvieran visión clara de sus propios inte-reses, aquel mismo día habrían comenzado a ser campeones decididos dela solución cooperativa.

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Un atinado reparto de los rendimientos de la venta coopera-tiva es el medio más cómodo y seguro de realizar esa justa me-jora de precio, y, por tanto, de fomentar la mejora de calidad.

Los medios necesarios.

I'ara cualquier empresa, por simple que sea, son necesariosalgunos medios de trabajo. Y esto se traduce en la necesidad deall;ún dinero.

E1 sistema de pag^os escalonados envuelve la espera para unaparte del valor del producto entregado, y, por tanto, menor ne-cesidad de f.ondos y mayor facilidad para obtener los precisos.El compromiso exclusivo representa la aportación de la capaci-dad de venta y es un factor de fuerza considerable. Si todos losproductos estuvieran sólidamente unidos, con muy pocos me-dios materiales tendrían bastante. Como la unión absoluta detodos no puede lograrse, y menos en los comienzos, es necesa-rio procurarse fondos, y, a veces, en gran cantidad. Convienedistinguir:

1. Dinero in^novili^ado definitivámente o para mucho tiem-po. A saber: Gastos de organización y establecimiento, almace-nes, instalaciones de transformación, envases, medios de trans-porte, etc.

2. Fosido de a^aovi^aiezato para abonar el anticipo a los aso-ciados al tiempo de la entrega del producto y para pagos diver-sos, mientras se hace efecti vo el importe de las partidas vendi-das a plazo.

;. Foiado de re^aalacióiz y resistencia, para no estar a vecesforzados a vender en condiciones desfavorables bajo la presiónde una angustiosa necesidad, y para contrarrestar las oscilacio-nes caprichosas de corta duración. La función de regulación hade ejercerse con mucha prudencia. Una'organización fuerte po•drá regular un tanto los precios, pero no imponerlos. Cuandose los quiere forzar, almacenando existencias por largo plazo,suele provocarse una catástrofe.

La procedencia de todos estos fondos puede variar segúnsu naturaleza, según las personas y según el tipo de organiza-ción elegido.

El capital inmovilizado puede formarse: Con aportacionesrnetálicas. Con préstamos a largo plazo, mediante garantía sus-crita por los socios. Con una parte del producto de las operacio-nes sociales retenida al efecto. Esto es lo que suele llamarse eldescuento rle iizstc^laciozaes, que puede proporcionar cantidades

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enormes, pero es a lca larga. Asegura el crecimiento de los me-dios de acción, pero no los crea. De ahí la necesidad de hacerun esfuerzo inicial suficiente para arrancar en condicionesaceptables.

Las inmovilizaciones deben hacerse preferentemente con di-nero propio. Cabe la ayuda por cl crédito a largo plazo, pero noconviene abusar de este recurso.

E1 fondo de movimicnto suele obtenerse mediante el créditoa corto plazo. En este caso no ofrece peliyro, por tratarse de di-nero que circula con rapidez, y se emplea de ordinario en anti-cipos sobre mercancías que valen mucho más y se venden pronto. La solución más práctica es la apertura de ui^a cuenta espe-cial de crC;dito su^^lementando la responsabilidad propia de laSociedad con la ;;aratía suscrita por los socios, la mercancía novendida aún y los efectos producto de las ventas.

E1 cré.lito para foncío de movimiento se abtendrá coti may orfacilidad y en mejores condiciones cuanto más bajo sea el tantopor ciento anticipado sobre el valor de la mercancta. Mejor aúnsi va por delante algtín tondo de movimiento propio. Inicialmen-te pueden pagar este papel las cantidades destinadas a la inmo-vilización, pero no inmovilizadas todavía•

El sistema de pa^os escalonados provee de fondo de movi-miento durante la mayor parte del año, pues no abonándose altiempo de la recepción de la mercancía sino un tanto por cientode su valor, y cobrándose el 100 por 100 de las partidas vendi-das, queda en poder de la Sociedad una diferencia empleabíecomo fondo de movimiento hasta el día de su distribución a lossocios.

Una combinación de esta clase, bien establecida y llevada,puede producir al cabo del año un exceso de los intereses co•brados sobre los pagados. No obstante, conviene mucho tenerun fondo de movimiento propio y permanente, no ocasional,como el formado por ]as diferencias antes referidas. Y como noserá prudente reforzar para ello las aportaciones metálicas, encasi todas las cooperativas de venta del Extranjero se ha encon-trado la solución en el llamado «descuento proporcional», casisiempre cl 1 por 100 del valor definitivo del producto, descuentoretenido al tiempo de la liquidación de cada ejercicio, con elcual se forma un fondo de movimiento y reserva.

Como vemos, la ;^arantía suscrita por los socios, necesa-rísima para comenzar, pasa pronto a ser un elemento de re-serva, y será muy raro tenerla que usar pasados los primerosaños.

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Las aportac:ones metálicas.

En las cooperativas de venta de productos, con o sin trans-formación, hay ventaja en que cada unidad de producto incluí-da en la combinación lleve su parte proporcional de medios detrabajo La pureza del sistema conduce a que las aportacionesmetálicas y]a garantía suscrita sean proporcionales a la pro-ducción que se ha de mover y, por tanto, el servicio que cadauno ha de recibir de la Sociedad.

Esto simplifica muchas cosas. A las aportaciones proporcio-nales no se les debe abonar interés. Pues, de pagarlo, se lo paga-rían los socios a sí mismos, con más los gastos consiguientes ylos impuestos.

Además, tiene esto la ventaja de facilitar la coincidencia delos puntos de vista, ayuda a borrar las diferencias de aprecia-ción de los grandes y los pequeños productores y facílita, enconsecuencia, la buena marcha social.

Fl sistema no ha de ser tan rígido que no permita la existen-cia de aportaciones voluntarias a]as cuales se abona el interésque convenga. En.general, debe abonarse interés por las canti-dades que los socios dejen en poder la Sociedad por cima de lacantidad o por más tiempo de lo que estatutariamente estén obli-gados; y correlativamente, deben abonarlo los socios por loscobros anticipados y los pagos diferidos.

Cuando este doble juego de las aportaciones proporcionalesy las voluntarias no resulta suCciente, fuerza es recurrir en-tonces a la emisión de bonos, c^dulas, etc. Pero es preferible notener que echar mano de tal recurso.

La garantía suscrita por los socios.

En gener.al, no es posible que los socios aporten todos los fon-dos necesarios, ni tampoco esperar a reunirlos por acumulaciónde pequeños ahorros. Las cooperativas de venta necesitan ha-cer amplio uso del crédito para anticipar la adquisición de algu-nos medios materiales y para obtener fondos de movimiento,sobre todo al principio, como ya se ha dicho.

Para ello han de prestar los socios su garantía. La formamás conocida es la garantía solidaria e ilimitada. Con ella sehan hecho verdaderos milagros en muchas partes. Las mante-querías cooperativas danesas, iniciadoras de la transformacióneconómica de su país, están constituídas a base de una garantíasolidaria ilimitada para el exterior, pero que dentro de la Socie-

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ciad se re^luce a la parte proporcional que a cada uno le corres-ponde.

La garantía ilimitada, la más apetecida, como es natural,por los que facilitan los fondos, es muy difícil de establecercuando se trata de productores diseminados en una zona muyextensa, sobre todo si son de capacidad económica muy des-igual, pues los mayores temen siempre ser ellos los que hayande responder de una manera efectiva, si alguna vez llega elcaso.

Es preferible la forma de responsabilidad limitada. Cada unoresponde de la parte que proporcionalmente le toca en las ope-raciones de crédito concertadas por la Sociedad, y a esa respon-sabilidad se le pone de antemano un límite máximo. Para hacerfrente a las bajas y fallidos que pueda haber, cada uno suscri-be, además, un suplemento de garantía. Autores especializadosen la materia han calculado que este suplemento debe ser del15 al 20 por 100 de la garantía principal. Yara mayor seguridadpodría elevarse a un 25 por 100. Esta es la solución más comple-ta y reciente. Ha sido propuesta casi a la vez en Irlanda y enEspañ.a.

De esta forma podrá obtenerse un crédito por la suma de lasgarantías suscritas. Y reforzando la garantía con el valor re-presentado por ]os productos en almacén v con los efectos pro-cedentes de las ventas a plazo, podrán obtenerse entonces can-tidades mucho mayores.

La venta cooperativa y las organizaciones preexistentes.

Sobre este asunto dice con muy buen sentido el Farv^aevs'I3ztilletiva núm. 1.144, publicado por el Ministerio de Agriculturade los Estados Unidos:

«Muchas localidades en las cuales se piensa para la ventacooperativa tienen ya alguna organización formada para otrosfines. Puede ser un círculo de labradores o una Sociedad de ca-rácter social o instructivo. rllgunas personas abogan fuerte-mente por el uso de esas Asociaciones para la venta cooperati-va, en vez de organizar una entidad especial para ese objeto.No debe perderse de vista, sin embargo, que la maquinariamontada ha de ser adecuada a la labor entre manos. De ordina-rio, las Asociaciones para la produccidn o para fines socialesno se adaptan a las actividades de la venta. Requerirlas pararealizar este trabajo estorbará las operaciones para que fue-ron creadas, con resultados nada satisfactorios en la venta».

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nSin embargo, las organizaciones indicadas pueden prestargran ayuda en la formación de las cooperativas de venta, por-que las Sociedades primeras proporcionan en sus reui^ionesuna ocasión excelente para la discusión de los nuevos planes.Pueden también servir para educar a sus socios en el esfuerzoorganizado, paso preliminar valiosísimo para llegar a la ventacooperativa».

Pueden llegar incluso a sufragar gastos de preparación ypropagantía. En España mismo, la Asociación Nacional de Oli-vareros está prestando ayuda material decidida a la proyectadaorganización cooperativa para la venr.a de los aceites es,pañoles.

lmprenta de Julio Cosano, Torija 5-Madrid.