Internet y los sueños de una revolución democrática -Langdon Winner-

download Internet y los sueños de una revolución democrática -Langdon Winner-

of 17

Transcript of Internet y los sueños de una revolución democrática -Langdon Winner-

  • 8/9/2019 Internet y los sueos de una revolucin democrtica -Langdon Winner-

    1/17

    ISEGORA/28 (2003) pp. 55-71 55

    Internet y los sueos de una renovacin

    democrtica*1

    LANGDON WINNERRensselaer Polytechnic Institute, Troy, N. Y.

    RESUMEN. A lo largo de la historia deldesarrollo tecnolgico en los Estados Uni-dos, se ha constatado la creencia persisten-

    te en que existe una relacin entre el avan-ce de la tecnologa y un tipo de idealpoltico, a saber, la conviccin de que losnuevos artefactos tcnicos revitalizarn lasociedad democrtica al aumentar la parti-cipacin ciudadana y la calidad de estaparticipacin, dotando a los ciudadanos denuevos y ms extendidos recursos polti-cos y econmicos que los capacitan parael autogobierno. En la poca actual, estacreencia histrica se aplica al mbito de

    los ordenadores y las redes telemticas,como Internet. Sin embargo, cabe pregun-tarse si el solo aumento de recursos tcni-cos entre la poblacin tiene una contrapar-tida real en cuanto la participacin de-mocrtica en asuntos polticos, o ms biense trata solamente de una extendida creen-cia idealista sin fundamento constatado.

    ABSTRACT. Along the history of thetechnological development in the UnitedStates, a belief has been identified about

    the relationship between the advance oftechnology and a type of political ideal,namely, the conviction that new technicaldevices will revitalize democratic society,increasing civic participation and its qua-lity, by endowing citizens with new andmore extended political and economicresources that qualify them for selfgo-vernment. Nowadays, this historical beliefis applied to the domain of computers andthe telematic networks, such as Internet.

    However, it is necessary to wonder whet-her the simple increase of technicalresources among the population has a realcounterpart in relation to the democraticparticipation in political matters or it isonly an extended idealistic belief withoutverified foundation.

    Un asunto vivo y muy persistente en el pensamiento poltico americano esla conviccin de que las nuevas tecnologas revitalizarn la sociedad demo-crtica, capacitando a los ciudadanos para obtener los recursos polticos yeconmicos necesarios para autogobernarse de modo efectivo. Sentimien-tos de este tipo han reaparecido en cada generacin desde principios delsiglo XIX, siendo un tema estndar de la retrica pblica nacional. La cons-

    * Traduccin de Vernica Sanz Gonzlez.1 Este texto de Langdon Winner forma parte de un libro en el que intervienen varios autores y

    cuyo ttulo es The civic web: online politics and democratic values, ed. de David M. Anderson y

    Michael Cornfield, Oxford, UK, Rowman & Littlefield Publishers, 2003. El texto de Winner TheInternet and Dreams of Democratic Renewal figura como captulo 11.

  • 8/9/2019 Internet y los sueos de una revolucin democrtica -Langdon Winner-

    2/17

    Langdon Winner

    ISEGORA/28 (2003)56

    truccin de canales, vas ferroviarias, fbricas y plantas de energa elctrica,as como la introduccin del telgrafo, el telfono, el automvil, la radio y la

    televisin, han estado siempre acompaados de entusiastas proclamas sobrecmo cada innovacin proporcionara a la gente corriente mayor acceso alos recursos, mayor poder sobre decisiones clave, y amplias oportunidadespara la participacin poltica. Con la llegada de los ordenadores personales eInternet a finales del siglo XX, esta persistente visin se ha reavivado pode-rosamente. Muchos observadores han predicho que un tipo radical de demo-cracia descentralizada, antijerrquica y de participacin directa fluiraseguramente del extendido uso de los aparatos electrnicos digitales. Estnbien fundadas estas expectativas de renovacin poltica?

    Ecos histricos

    La creencia en este tipo de conexin entre tecnologa y democracia est pre-sente en los principales trabajos de ingeniera de los primeros aos de losEstados Unidos. El canal de Erie, por ejemplo, se anunciaba no slo como elcanal que llevara cargamentos de este a oeste, sino tambin como la mism-sima apoteosis del ciudadano comn. En el acto de apertura del canal en1825, el Utica Sentinel declaraba que el proyecto era especialmente relevan-te como prueba que ser presentada a toda la humanidad de las capacidades

    del pueblo libre, cuyas energas, no dirigidas por ninguna autoridad absolutay con una suma que sera insuficiente para costear la pompa real de cual-quier monarqua durante un solo ao, han llevado a cabo un trabajo demayor utilidad pblica que el que las fuerzas reunidas de todas las monar-quas del mundo hayan efectuado desde su fundacin en la tierra 2. La fechaelegida para la gran ceremonia de apertura de muchos importantes proyectostecnolgicos de este perodo el gran ferrocarril de Pennsylvania (1826), elferrocarril entre Baltimore y Ohio (1828), el canal Baltimore-Ohio (1828),el ferrocarril entre Boston y Worcester (1835), y otros fue el Da de laIndependencia. Las celebraciones de los nuevos sistemas tcnicos el da 4 de

    julio los asocia de forma indiscutible con las tradiciones democrticas emer-gentes en el pas.La fuerte asociacin establecida entre el progreso tcnico y la vitalidad

    de la ciudadana continu a lo largo del siglo XIX. Una revista de negociosde 1841 elogiaba la navegacin a vapor y otros inventos, por el modo enque stos elevaban las capacidades polticas de los pueblos corrientes: Enexacta proporcin a la extensin de la libertad poltica y la difusin de lainteligencia popular, se ha producido el avance de la invencin y los artefac-tos tiles... As como el poder poltico ha sido difundido entre grandes ma-

    2

    The Grand Canal Celebration, Utica Sentinel, 8 de noviembre de 1824, citado por DavidE. Nye,American Technological Sublime, Cambridge, Mass., MIT Press, 1994, p. 36.

  • 8/9/2019 Internet y los sueos de una revolucin democrtica -Langdon Winner-

    3/17

    Internet y los sueos de una renovacin democrtica

    ISEGORA/28 (2003) 57

    sas de hombres, la mente humana ha sido dirigida hacia aquellas invencio-nes que se disean para otorgar slidos beneficios a esas masas 3. Las pro-

    clamas sobre el progreso tecnolgico durante este perodo enfatizan comn-mente la contribucin que estos progresos hacen a la igualdad poltica, lacompetencia cvica y a la ampliacin de los horizontes de la participacindemocrtica. En 1836, George S. White, un defensor incondicional de laindustrializacin, alababa las continuas mejoras tcnicas describindolascomo una mquina moral, la cual, en la misma proporcin en que facilita lacomunicacin rpida y constante entre todas las partes de nuestra nacin,tiende efectivamente a perfeccionar la civilizacin, y a elevar el carctermoral de su gente 4.

    A lo largo de las dcadas, la admiracin por la tcnica se ha ido despla-

    zando de cada nuevo aparato al siguiente. A principios del siglo XX, porejemplo, las expectativas que hoy tenemos respecto de los ordenadores eInternet se atribuan a la radio. En 1924, Herbert Hoover, entonces secretariode comercio, elogiaba la radio por su potencial poltico: No nos olvidemosde que el valor principal de este gran sistema no descansa primariamente ensu alcance, ni siquiera en su eficiencia... Por primera vez en la historia de lahumanidad tenemos la capacidad de comunicarnos simult-neamente con millones de compaeros nuestros, para proporcionarles entre-tenimiento, instruccin, y una amplia visin de los problemas y los eventosnacionales 5. Para algunos entusiastas de la radio de este perodo, la inme-

    diatez de las transmisiones radiofnicas era el presagio de la participacinciudadana en la poltica, por los fuertes vnculos que proporcionaba entre losrepresentantes elegidos y el pueblo. En un nmero de la revistaRadio Bro-adcastde 1924, el columnista Mark Sullivan se preguntaba: Permitir laradio el gobierno del pueblo?, y responda con un convencido S. En laactualidad, escriba, el pblico es dependiente de la censura delegada enla persona del reportero periodstico... El mrito fundamental de la radio enel congreso ser que permitir al pblico acceder directamente a la informa-cin 6.

    Las encomiendas de este tipo no estuvieron limitadas a los aparatos decomunicacin. El avin, el automvil, los plsticos, los electrodomsticos ylas grandes presas y sistemas del agua fueron ampliamente elogiados y con-siderados como manifestaciones de un espritu populista en expansin 7. Porello, a David E. Lilienthal, presidente de la Autoridad del Valle de Ten-

    3 American Steam Navigation, Hunts Merchant Magazine, febrero de 1841, p. 14, citadoen Nye, p. 38.

    4 George S. White, Memoir of Samuel Slater, Philadelphia, 1836, reimpreso en The NewEngland Mill Village, 1790-1860, ed. de G. Kulik et al., Cambridge, Mass., MIT Press, 1982, p. 355.

    5 Citado en Todd Lapin, Daja Vu All Over Again, Wired, 3.05, febrero de 1995, p. 175.6 Citado en Lapin, p. 218.7 Vase, por ejemplo, Joseph Corn, The Winged Gospel: Americas Romance with Aviation,

    1900-1950, Nueva York, Oxford University Press, 1983.

  • 8/9/2019 Internet y los sueos de una revolucin democrtica -Langdon Winner-

    4/17

    Langdon Winner

    ISEGORA/28 (2003)58

    neesse, le cost enormes esfuerzos convencer de que el TVA un volumi-noso complejo de alrededor de cincuenta presas, plantas elctricas y cauces

    artificiales para el control de desbordamientos comenzado en 1933 noproducira una molesta concentracin de poder o de control centralizado. Sulibro, TVA: Democracy on the March, argumentaba que el sistema TVA eraun gran encuentro popular entre los americanos de a pie y las fuerzas de lanaturaleza. Cuando se siguen los principios que se encuentran en las racesde la democracia, escriba, la electricidad, as como los minerales de latierra, proveen al hombre del estmulo para su propia vida, al igual que unaoportunidad para trabajar junto a otros hombres para conseguir un propsitomayor que cualquier propsito individual. A travs de un acto de unin delos esfuerzos de la participacin ciudadana se refuerza la esencial libertad

    humana, y aumentan sus satisfacciones 8.Las proclamas de revitalizacin cvica a travs de la innovacin tecnol-gica tienen un elemento de verdad. Claramente, los avances acumulativos enla produccin industrial, el transporte y las comunicaciones han mejorado lacalidad de vida de los ciudadanos comunes. Es razonable concluir que, a tra-vs del desarrollo de los mecanismos de comunicacin electrnica, la genteestar mejor educada e informada sobre el mundo social y poltico. Losamericanos han sacado partido de los instrumentos de produccin y comuni-cacin disponibles que pueden mejorar los intereses personales y de grupo.Actualmente una gran cantidad de tecnologas son elementos clave dentro

    del tejido de la sociedad poltica americana; de hecho, es prcticamenteimposible imaginar la democracia moderna sin su parafernalia de dispositi-vos tcnicos.

    Durante los dos siglos pasados, no obstante, la retrica elogiadora decada nuevo matrimonio entre tecnologa y democracia ha tendido tambin aignorar algunos hechos importantes, y ha descuidado amplios patrones dedesarrollo sociotcnico, entre los que se incluyen algunos que proyectansombras sobre esas esperanzas de mayor igualdad, participacin y ciudada-na democrtica efectiva. Por tanto, aunque los ferrocarriles fueran alabadoscomo el medio de transporte que ayudara a democratizar los Estados Uni-

    dos y hara el continente ms accesible a una gran masa de poblacin, en lasltimas dcadas del siglo XIX los trenes se convirtieron en el foco de las pro-testas populares de los granjeros y los habitantes de poblaciones pequeas,que vean sus vidas controladas por los bancos centralizados y las lneasferroviarias. De igual modo, las primeras expectativas de que el sistema defbricas llegara a ser la joya de la corona del pas fueron pronto ensombreci-das por dcadas de luchas laborales por los salarios, los horarios de trabajo,los beneficios y, en general, por las condiciones de trabajo en las cadenas demontaje. A pesar de que las fbricas manufactureras contribuyeron a la

    8 David E. Lilienthal, TVA: Democracy on the March, twentieth anniversary ed., Nueva York,Harper & Row Publishers, 1953, p. 91.

  • 8/9/2019 Internet y los sueos de una revolucin democrtica -Langdon Winner-

    5/17

    Internet y los sueos de una renovacin democrtica

    ISEGORA/28 (2003) 59

    mejora de las vidas de la poblacin trabajadora, tambin fueron ampliamen-te consideradas como un lugar de reglamentacin estricta, de desigualdad y

    de relaciones sociales de opresin.De la misma manera, el romance democrtico con el automvil (que con-tina en gran medida an entre nosotros) debe ser tambin visto dentro delescenario de un drama poltico y social ms amplio. Durante las dcadascentrales del siglo XX, la construccin de grandes autopistas y carreteras decircunvalacin produjo una va de escape a travs de la cual principalmentelos blancos de clase media de los suburbios abandonaron las ciudades indus-triales, dejando tras s los grupos menos favorecidos. Considerado dentro delsistema completo del uso de la tierra, las hipotecas y la planificacin del tr-fico, el automvil se convirti en un elemento de divisin econmica, polti-

    ca y social que perturba la democracia americana hasta nuestros das.En resumen, una serie de problemas han complicado las esperanzas deigualdad poltica, inclusin, poder compartido y amplia participacin de unapoblacin ms cultivada por el uso creciente de sistemas tecnolgicos. Lasvisiones estticas de la tecnodemocracia han fallado histricamente en surenuencia a reconocer las complejas circunstancias sociales, organizativas ypolticas en las que las tecnologas estaban inmersas. No obstante, la recu-rrencia de malformaciones y desrdenes relacionados con la tecnologa nun-ca han acallado los sueos de renovacin. Tan pronto como un nuevo meca-nismo tecnolgico aparece en escena, todas las historias y problemas del

    pasado son simplemente olvidadas, y reemplazadas por una confianza reno-vada en que la sociedad ha tropezado por fin con algo maravilloso y sin pre-cedentes.

    La esperanza renacida

    Durante las ltimas dcadas del siglo XX, el lugar predilecto donde localizarla salvacin poltica dentro del reino de los instrumentos se traslad a la tec-nologa electrnica y digital. Cuando las comunicaciones por ordenador se

    extendieron desde las organizaciones militares y corporativas a la sociedad,sus partidarios proclamaron que a los ciudadanos les haba sido entregadoun maravilloso regalo, una herramienta que restaurara el poder del autogo-bierno a la gente corriente. Predicciones de esta ndole eran centrales en elbestsellerde Alvin Toffler (1981), The Third Wave, donde los ordenadores yla casita de la electrnica eran considerados la nueva primavera de la pol-tica popular 9. Los escritos sobre la sociedad de la informacin durante ladcada de los ochenta daban optimistas proyecciones de despliegue de larevolucin informtica, especialmente de los efectos radicalmente demo-

    9

    Alvin Toffler, The Third Wave, Nueva York, Morrow, 1980. Traduccin al espaol enEd. Orbis, Barcelona.

  • 8/9/2019 Internet y los sueos de una revolucin democrtica -Langdon Winner-

    6/17

    Langdon Winner

    ISEGORA/28 (2003)60

    cratizadores del ordenador personal. A partir de ahora la gente corrientecontara con el poder que ofrecen los ordenadores para competir con el que

    tienen las grandes organizaciones 10.A principios de los noventa, sin embargo, el foco de las esperanzaspolticas se traslad del ordenador personal (PC) a las redes de ordenado-res (Internet) y su potencial para dar poder a los ciudadanos. Una de lasprimeras y ms conocidas declaraciones de esta promesa fue el libro Thevirtual Community, de Howard Rheingold (1993). Cuidadoso en presentarsu utopa como una posibilidad atrayente ms que como un futuro necesa-rio, la visin de Rheingold se haca eco de las clsicas esperanzas quetenan las generaciones precedentes acerca de la tecnologa y la poltica.El significado poltico de [la comunicacin mediada por los ordenado-

    res] descansa en su capacidad para desafiar el monopolio que la clasepoltica tiene sobre los poderosos medios de comunicacin, y quizs, portanto, revitalizar la democracia-basada-en-los-ciudadanos. Basndose ensus observaciones de los foros de discusin en Internet, Rheingold prede-ca una red mundial de comunicacin centrada en, y controlada por, losciudadanos, un gora electrnica que estaba al alcance de nuestramano 11.

    Al final de la dcada, esas esperanzas eran si cabe ms vivas, y se conti-nuaban anunciando como si fuera un descubrimiento totalmente nuevo. Eneste sentido, Andrew Shapiro en The Control Revolution lamenta que la evo-lucin de la moderna democracia liberal representativa haya abandonado laselecciones polticas decisivas en manos de los representantes pblicos elegi-dos. Shapiro dice: Ahora, sin embargo, la tecnologa puede permitirnosrealizar muchas de esas decisiones por nosotros mismos. Podemos conver-tirnos no slo en ciudadanos, sino en ciudadanos-gobernantes, jugando cadauno de nosotros un rol a la hora de organizar la distribucin de los recursos,el manejo del poder estatal y la proteccin de los derechos 12.

    Expresiones de este tipo han llegado a ser moneda de cambio en las des-cripciones que se hacen de Internet en los medios periodsticos, as como en

    cientos de foros de discusin on line. La experiencia de muchos usuarios delos ordenadores les induce a creer que el mundo est siendo rpidamentedemocratizado por la enorme cobertura de la red, y que ha aumentado supropia influencia sobre las decisiones. La sensacin de que aumenta el poder

    10 Vase mi discusin sobre este perodo en Mythinformation, en mi libro The Whale andthe Reactor: A Search for Limits in an Age of Hight Technology , Chicago, University of ChicagoPress, 1986, pp. 97-117. Traduccin al espaol,La ballena y el reactor: una bsqueda de los lmi-tes de la alta tecnologa, Barcelona, Gedisa, 1987.

    11 Howard Rheingold, The virtual Community: Homesteading on the Electronic Frontier, Rea-ding, Mass., Addison-Wesley, 1993, p. 14. Traduccin al espaol, La comunidad virtual: unasociedad sin fronteras, Barcelona, Gedisa, 1996.

    12 Andrew Shapiro, The Control Revolution: How the Internet Is Putting Individuals in Chargeand Changing the World We Know, Nueva York, Public Affairs, 1999, p. 154.

  • 8/9/2019 Internet y los sueos de una revolucin democrtica -Langdon Winner-

    7/17

    Internet y los sueos de una renovacin democrtica

    ISEGORA/28 (2003) 61

    a travs de la implicacin personal en el ciberespacio est actualmente muyextendida y es muy fuerte.

    La buena noticia quiz sea que la predicha revitalizacin de la esferapblica va Internet indudablemente amplificar docenas de revolucionestecno-democrticas previas, muchas de las cuales, como hemos visto, hanido haciendo de la poltica americana una famosa utopa de condiciones ide-ales de igualdad econmica, de poder compartido sobre las decisiones, y deelevacin de los niveles de participacin poltica. Una tradicin sin prece-dentes de aumento del poder ciudadano directo. No obstante, frente a estasfelices visiones de xito, uno debe pararse a plantear algunas cuestionesserias: Est teniendo lugar realmente una revolucin democrtica? Existe,por ejemplo, una nivelacin del influjo poltico, una disminucin de la con-

    centracin del poder poltico y econmico en manos de unos pocos? Quhemos de hacer con la pretensin de que Internet ayuda a generar una nuevaforma de democracia vital y efectiva?

    Por ahora est claro que Internet es un nuevo medio de comunicacinenormemente popular. Los americanos parecen estar ansiosos por subir abordo de este nuevo medio: usar el correo electrnico, entrar en los forosde discusin y navegar por los billones de pginas de la World Wide Web.Estudios realizados por la Radio Pblica Nacional y el Centro de Comuni-cacin de la Universidad de California en Los ngeles (UCLA) indicanque aproximadamente dos terceras partes de los adultos en los Estados Uni-

    dos usan Internet, o al menos lo han hecho en una ocasin13. Aunque conti-nan existiendo desigualdades significativas en cuanto al acceso a Internet,esas diferencias parecen irse estrechando en los Estados Unidos, ya que eluso del ordenador se est instalando en la vida diaria en todos los niveleseconmicos.

    Algunos estudios sobre usuarios de Internet indican tambin que, paraaquellos con capacidad de registrarse en la red, existen a menudo fuertessentimientos de felicidad por el uso del correo electrnico y los navegado-res, por tener acceso a vastas fuentes de informacin, noticias y entreteni-miento, as como por las oportunidades de hablar con mucha ms gente y deextender la esfera de sus contactos. Parece que la impresin ms comn esque hemos sobrepasado los confines de las comunicaciones electrnicas quehan caracterizado durante largo tiempo los medios audiovisuales de comuni-cacin. Uno ya no est sujeto a que los mensajes se transmitan desde una omuy pocas fuentes. El toque de dedo de una sola persona proporciona ununiverso virtualmente ilimitado de informacin. Por esta razn, mucha genteque usa este medio experimenta una sensacin de liberacin, siendo cons-

    13 NPR, Fundacin Kaiser y Kennedy School of Goverment, Technology Survey,//npr.org/programs/specials/poll/technology/, febrero de 2000; UCLA Center for Communication

    Policy, Surveying the Digital Future: The UCLA Internet Report, www.ccp.ucla.edu, noviembre de2000.

  • 8/9/2019 Internet y los sueos de una revolucin democrtica -Langdon Winner-

    8/17

    Langdon Winner

    ISEGORA/28 (2003)62

    cientes de que, de algn modo, ellos pueden controlar el tipo de conexinque tienen con las noticias y la informacin, lo cual incluye fuentes que no

    estn filtradas (o al menos poco filtradas) por editores, programadores denoticias y otros rbitros de la informacin aceptable.En esta misma lnea, mucha gente disfruta de relaciones organizativas

    que parecen menos abrumadas por la jerarqua, y libres de la autoridad y delas estructuras sociales que antes servan de intermediarios dentro del flujode informacin, bienes y servicios. Muchos entusiastas de Internet creen quela eliminacin de capas organizativas que se ha dado en el presente dentrode algunas innovadoras empresas comerciales globales se extender demodo inevitable a las relaciones polticas en su conjunto. En su amplio tex-to,Declaracin de independencia del ciberespacio, John Perry Barlow avisa

    a los gobiernos del Mundo Industrial de su persistente irrelevancia. Yodeclaro que espacio social global que estamos construyendo es naturalmenteindependiente de cualquier tirana que queris imponernos. Vosotros notenis ningn derecho moral a regularnos, ni tampoco poseis ningn mto-do de aplicacin del que nosotros tengamos autnticos motivos para temer14.

    Igualmente importante para muchos entusiastas de Internet es la posibili-dad de que la gente corriente pueda convertirse en productora, y no mera-mente consumidora, de la informacin electrnica diseminada por la red.Como todo el mundo puede escribir mensajes, crear pginas web, abrir unboletn de noticias, iniciar contactos y organizar grupos de inters on line,las posibilidades de que exista una ciudadana que se exprese y delibereparecen enormes. A este respecto, la atraccin que causa el mundo virtualllega a ser positivamente seductora. Recientemente, la estudiosa feministaEllen Balka realiz una retrospectiva sobre las tendencias que el pensamien-to feminista ha tenido respecto a la relacin entre tecnologa y sociedad. Ellapone de manifiesto que durante la pasada dcada ha habido un relevantedeclive en la frecuencia y calidad de las contribuciones feministas a estedebate. Adnde se pregunta han ido todas las crticas feministas a lastecnologas de la informacin? Nosotras hemos ido por el ciberespacio alldonde la tecnologa ha hecho posible que vayamos, y en nuestro entusiasmopor la tecnologa hemos perdido la perspectiva feminista crtica. En lavisin de Balka, la implicacin con Internet est reemplazando rpidamenteotro tipo de compromiso poltico ms directo, cara a cara 15.

    Si miramos hacia la esfera de la poltica convencional campaas elec-torales, actividades de quienes pertenecen a los grupos de presin, intentosde conformacin de la opinin pblica est claro que Internet es actual-mente un medio para movilizar los intereses polticos de un modo rpido y

    14 John Perry Barlow, A Declaration of the Independece of Cyberspace,www.eff.org/pub/Publications/John_Perry_Barlow/barlow_0296.declaration, 9 de febrero de 1996.

    15 Ellen Balka, Where Have All the Feminist Technology Critics Gone?,Loka Alert, 6:6, 11de noviembre de 1999, www.loka.org/alerts/loka.6.6.txt.

  • 8/9/2019 Internet y los sueos de una revolucin democrtica -Langdon Winner-

    9/17

    Internet y los sueos de una renovacin democrtica

    ISEGORA/28 (2003) 63

    sencillo. Como se explica a lo largo de este libro 16, grupos e individuos detodo el espectro ideolgico estn usando las pginas web, las listas de servi-

    dores y el correo electrnico para organizar y hacer pblicos sus puntos devista. El carcter global de la red hace que todo esto sea muy atractivo, por-que Internet no slo ofrece la posibilidad de una diseminacin ms ampliade los mensajes individuales de cada uno, sino que tambin hace ms difcilel control por una agencia exterior. Por ejemplo, los grupos neonazis y otrosgrupos racistas, que en Alemania estn sujetos a grandes restricciones, estnmoviendo sus pginas web a servidores estadounidenses, esquivando as elpoder poltico de su pas sobre su propaganda. Aunque el flujo digital globalde ideas polticas ha aumentado las esperanzas de que se produzca unamayor comprensin y respeto entre los diferentes grupos raciales, no hay

    ninguna garanta de que esto ocurra.De nuevo, como muestra este libro 17, las campaas electorales de todos

    los niveles tienen en la actualidad una o varias pginas web donde presentanlas posturas de los candidatos. Adems, una nueva caracterstica bastantediscutible es que los grupos opositores de un candidato pueden producir deun modo muy barato stiras atractivas que parecen reales. Durante la campa-a presidencial del ao 2000, tanto George W. Bush como Albert Gore fue-ron llevados de aqu para all por cientos de web sites que llevaban su nom-bre y sus fotos, donde se ofrecan cmicos comunicados de prensa ficticios ydeclaraciones polticas. La pgina www.GWBush.com, por ejemplo,defenda la amnista presidencial general para toda persona que permanecie-ra en la crcel por la indiscrecin juvenil de poseer drogas 18. El rpidoaumento del uso de Internet como un vehculo para transmitir bromas es unode los desarrollos ms sorprendentes en Internet en los aos recientes. Elque esto pueda ser considerado como una contribucin positiva al discursopblico o simplemente como otra expresin ms del mal humor ciudadanoes algo que an no est claro.

    Se pueden ofrecer infinidad de ejemplos que apoyan la conclusin de queInternet est haciendo importantes contribuciones a la democracia. Pero

    cmo deben de ser sopesadas estas declaraciones dentro de una compren-sin ms amplia de la poltica actual?

    Comprobando la realidad

    Puede haber poca duda de que Internet ya se ha convertido en una caracte-rstica importante de la cultura poltica contempornea. Los ordenadores enred ofrecen la oportunidad para que se produzcan modos de expresin vivos

    16 Vase nota 1.17 Ibid.18 Vase la pgina web www.GWBush.com.

  • 8/9/2019 Internet y los sueos de una revolucin democrtica -Langdon Winner-

    10/17

    Langdon Winner

    ISEGORA/28 (2003)64

    y diversos. A este respecto se parece enormemente a otros dominios de lacultura popular entretenimiento, deportes, moda y consumismo, entre las

    ms importantes que han jugado un rol democratizador en la sociedadmoderna. Los bienes de consumo, por ejemplo, se han convertido en mediosa travs de los cuales la gente se expresa a s misma: lo que compran, lo quevisten, lo que poseen y lo que usan es un smbolo de sus vidas. El mercadoresponde a estas expresiones del gusto y el deseo popular y a las identidadesque la gente prefiere, intentando producir ms de eso mismo a travs de lapublicidad. Las pelculas de Hollywood y los programas de televisin, demodo similar, reflejan la cultura democrtica proporcionando un espejo a lasfantasas de las audiencias masivas. Se puede catalogar directamente unaporcin sustancial de la organizacin y el contenido de la comunicacin

    actual en Internet en una misma categora: una contribucin a la cultura delos smbolos, mensajes y significados ampliamente compartidos, pero tam-bin altamente comercializados, de la sociedad actual.

    Pero puede considerarse que estas manifestaciones culturales de lademocracia son una contribucin a la democracia en un sentidopoltico msbsico? La movilizacin de la atencin y la actividad general hacia Internetes efectiva cuando se trata de cuestiones de poder y poltica? Mejora la Redla cantidad y calidad de la participacin ciudadana?

    Preguntndonos cuestiones de este tipo, nos damos cuenta de que nopodemos considerar que Internet como otras tantas tecnologas anuncia-

    das en el pasado no es una entidad que existe por s misma, aislada deotras prcticas y organizaciones polticas. Los entusiastas de la democraciade Internet esgrimen a menudo argumentos del tipo de los siguientes: Porun lado observamos los patrones dominantes de la poltica corriente: la pol-tica de la diplomacia, los partidos polticos, etc., que se usan para ser el cen-tro del poder. Por otro lado, en el lado de Internet, hay patrones completa-mente nuevos de redes de ordenadores, en los cuales se desvanecen lasjerarquas, nadie ostenta el poder, y se crean nuevas expresiones de ciudada-na. Estos argumentos parecen apelar, segn nos parece entender, a dosesferas que ocupan claramente el mismo espacio poltico. Si las actividadesde la comunicacin on line no modifican sustancialmente los patrones deinfluencia sobre decisiones polticas clave, haciendo que la influencia seams ampliamente compartida que antes, entonces los anuncios de que seest produciendo una revolucin democrtica son bastante prematuros.

    Por supuesto, lo que ocurra a largo plazo con estos desarrollos no se antici-pa con fiabilidad. Esta interpenetracin entre Internet y la sociedad polticasigue inmersa en un proceso, cuyo desenlace es altamente incierto. Quin sabecmo ser nuestra poltica dentro de veinte aos? Pero no obstante, uno puedetomar nota de los patrones que hay hoy da, los cuales nos sugieren que la con-tinuidad ms que la ruptura ser la caracterstica del influjo de las estructuras yprcticas telemticas en la poltica y la configuracin del poder social.

  • 8/9/2019 Internet y los sueos de una revolucin democrtica -Langdon Winner-

    11/17

    Internet y los sueos de una renovacin democrtica

    ISEGORA/28 (2003) 65

    Tomemos la afluencia de votantes, por ejemplo. Internet parece habertenido hasta ahora un efecto mnimo en el nmero de gente que va de hecho

    a las urnas. En los Estados Unidos, la participacin en las votaciones estnormalmente en un 50 por 100 o menos 19. Contando la gente que no seregistra para votar, esto significa que aproximadamente un 25 por 100 de lapoblacin se convierte realmente en mayora efectiva, en fuerza gobernante.El rango de votantes en la mayora de las elecciones tpicamente hombresy mujeres de clase media, preocupados por los impuestos, la educacin y laseguridad social constituyen un sector an menor de la poblacin, peroreciben una atencin desproporcionada por parte de los candidatos. Estastendencias en las elecciones americanas son preocupantes, y dan lugar a unagran cantidad de cinismo. Generan una sensacin de amargo desdn hacia la

    poltica por parte de la ciudadana, que los polticos hbiles saben manipulara su favor. Hasta ahora, Internet no ha hecho nada para cambiar ni la esca-sez de participacin en las votaciones, ni para explotarse polticamente a smisma.

    Qu podemos decir sobre la extendida sugerencia de que la gente estencontrando nuevos foros para la discusin pblica y la actividad ciudada-na en Internet, foros centrados en intereses, cuestiones y campaas con-cretas? Hay algo que decir sobre esta interpretacin de Internet, como seejemplifica en el captulo 10 20. No obstante, si nos limitamos simplemen-te al volumen de participacin, no parece que se haya dado ningn aumen-to durante la era de Internet en comparacin con la era de la televisin o ladel peridico. De hecho, los estudios de Robert Putnam sobre la culturacvica muestran un firme descenso de la participacin ciudadana en lavida pblica desde la Segunda Guerra Mundial 21. El nmero de gente queest dispuesta a comprometerse en las actividades pblicas, ms all depagar sus impuestos y obedecer las leyes, est disminuyendo. Por supues-to, sigue persistiendo una minora, aunque muy visible y vociferante, queencuentra en Internet la gracia divina. Pero si la democracia significaalgo, significa una amplia participacin de la gente corriente en los asun-

    tos relacionados con el gobierno del pas. La tendencia hacia una mayorparticipacin no parece ser especialmente esperanzadora, a menos que se

    19 Un anlisis reciente de la situacin se encuentra en Mark Lawrence Kornbluh, Why AmericaStopped Voting: The Decline of Democracy and the Emergence of Modern American Politics ,Nueva York, New York University Press, 2000.

    20 Vase nota 1.21 Robert D. Putnam, Bowling Alone: The Collapse and Revival of American Community,

    Nueva York, Simon and Schusster, 2000. En un artculo anterior, Putnam investiga varias posiblescausas del declive de la participacin comunitaria durante la ltima mitad del siglo XX. Escribe:He descubierto que slo hay un sospechoso contra quien se acumula la evidencia circunstancial, yen este caso se vuelve una evidencia incriminatoria y que directamente muestra que... la culpable

    es la televisin. Vase Tuning In, Tuning Out: The Strange Disappearance of Social Capital inamerica, PS: Political Science & Politics, vol. XXVIII, nm. 4, diciembre de 1995, p. 677.

  • 8/9/2019 Internet y los sueos de una revolucin democrtica -Langdon Winner-

    12/17

    Langdon Winner

    ISEGORA/28 (2003)66

    considere que la extendida apata es un signo de que la gente est bsica-mente satisfecha 22.

    Y qu hay de la idea de que la democracia est experimentando un rena-cimiento, dado el mpetu de la discusin poltica, el debate y la recoleccinde informacin? Los primeros informes no son especialmente prometedores.El ideal del discurso democrtico de la antiguapolis griega o de los decimo-nnicos mtines cvicos de Nueva Inglaterra, y que se aplauden en los escri-tos de John Dewey y Jurgen Habermas, sugiere que la gente con distintoscompromisos y puntos de vista pueden discutir, argumentar, deliberar y, porltimo, decidir juntos el rumbo de una accin. En las verdaderas situacionesdemocrticas, lo que sostiene la promesa final de un buen gobierno es ladiversidad de los participantes, as como su compromiso de colaborar con

    personas cuyas ideas difieren de las suyas.Adems, como observa Galtson en el captulo 3 23, los foros abiertos ydiversos no son tan caractersticos de la participacin en Internet. La gentenormalmente personaliza las fuentes de informacin que les interesa,seleccionando, por ejemplo, slo las reseas o noticias sobre un asunto enparticular o sobre su equipo deportivo favorito. Internet hace posible unaseleccin mucho mayor de la que permitan los peridicos tradicionales; enlas dcadas anteriores, la prensa presentaba a los lectores los asuntos de for-ma rutinaria con un repertorio de temas bastante amplio, debido a que loseditores tenan que dirigirse a un extenso dominio de lectores potenciales.

    Hoy en da, los usuarios pueden delimitar aquella serie de asuntos que secentran justamente en lo que les interesa en un momento dado.El mismo tipo de seleccin se puede encontrar en los grupos de chaty en

    las listas de servidores de Internet. Gente que piensa de manera similar com-parte informacin e ideas, reforzando opiniones que ya sostenan previa-mente. En Internet, as como en los escenarios polticos cara a cara, la gentenormalmente se encuentra incmoda con la ambigedad, el desacuerdo y lasexpresiones de puntos de vista distintos al suyo. En los encuentros cara acara, no obstante, existe a veces un momento en el que la gente siente lanecesidad de unirse y buscar un compromiso. De hecho, ste es uno de los

    grandes premios de la comunicacin poltica en democracia: el deseo deexpresar lo que uno piensa, de escuchar los puntos de vista de lo otros, ybuscar despus un terreno comn. Desgraciadamente, muchos de los actua-les foros en la Red carecen de esta cualidad. La mayora de las veces, lo quese encuentra es gente con similares puntos de vista hablando entre ellos.Cuando emergen voces disidentes o puntos de vista diferentes, se dan amenudo con la aspereza y la crtica que es caracterstica de algunas discusio-nes on line: los internautas permanecen en la discusin el tiempo suficiente

    22 Para una interesante discusin vase Nina Eliashop,Avoiding Politics: How Americas Pro-

    duce Apathy in Everyday Life, Nueva York, Cambridge University Press, 1998.23 Vase nota 1.

  • 8/9/2019 Internet y los sueos de una revolucin democrtica -Langdon Winner-

    13/17

    Internet y los sueos de una renovacin democrtica

    ISEGORA/28 (2003) 67

    para repartir unos cuantos disparos y despus desaparecer un lujo queInternet permite. Por comparacin, las comunidades situadas geogrfica-

    mente tienden a hacer sus crticas de manera ms responsable; uno tiene quelevantarse al da siguiente y mirar a sus vecinos a la cara. Por tanto, Internetparece ser bastante mejor para encenderse airadamente o desahogarse quepara buscar soluciones democrticas.

    Los cientficos polticos no deben sorprenderse de descubrir que las dis-cusiones deliberativas no se forman en la red. Numerosos estudios resaltanque el aumento de la cantidad de informacin o del nmero de canales acce-sibles a los ciudadanos no implica ninguna mejora ni en la voluntad de parti-cipar en poltica ni en la calidad de la participacin cuando esta tiene lugar 24.La idea de que el acceso a enormes recursos de informacin almacenada

    electrnicamente har a los ciudadanos ms efectivos y sabios no es siempreverdad. Debe ocurrir algo ms, dentro del espacio de comunicacin, paraque una democracia activa y efectiva salga a la luz.

    Ese elemento extra, en mi opinin, incluye un compromiso directo ymantenido con otros en comunidades de inters para cada individuo, sobrecuestiones que afectan a la vida de todos. Durante muchas dcadas el siste-ma de partidos polticos en Amrica satisfizo esta condicin en cierto modo,aunque de una manera que no era completamente democrtica. La gentecorriente traa una preocupacin al lder del partido poltico local, el cualorganizaba las fuerzas del partido y prestaba cierta atencin a las necesida-

    des de la gente de su distrito. Este representante comunicara esas necesida-des a los lderes del partido de niveles ms altos, los cuales en las siguienteslegislaturas cumpliran con lo pactado, lo cual proporciona una respuesta,aunque sea parcial, a las preocupaciones de la gente corriente.

    A la luz de esto, Internet se parece mucho a la televisin en cuanto a quesirve como sustituto del contacto directo entre los ciudadanos y los lderespolticos, que anteriormente tena lugar en los partidos polticos. AunqueInternet es en algunos aspectos ms interactiva que la televisin en cuanto alo que la poltica se refiere, ambos medios comparten una fuerte tendencia adesconectar la vida diaria y las necesidades ms inmediatas del pueblo llanode los procesos polticos. La mayora de los ciudadanos carecen de cualquiercontacto directo con personas que estn directamente involucradas en lapoltica o en los gobiernos. La inmensa mayora sencillamente no estncomprometidos de ningn modo con los asuntos pblicos ms importantesde la actualidad, y ni si quiera hablan con personas que s lo estn.

    Todo esto significa que Internet ha hecho muy poco hasta ahora con res-pecto al modo fundamental en que se gobierna la sociedad. Los patrones de

    24 Vase, por ejemplo, Sidney Verba y Norma Nie, Participation in America: Political Demo-cracy and Social Equality, Nueva York, Harper and Row, 1972, y Philip E. Converse, Change in

    the American Electorate en The Human Meaning of Social Change, ed. de Angus Campbell yPhilip Converse, Nueva York, Sage, 1972, pp. 263-337.

  • 8/9/2019 Internet y los sueos de una revolucin democrtica -Langdon Winner-

    14/17

    Langdon Winner

    ISEGORA/28 (2003)68

    poder econmico profundamente enraizado que han prevalecido a lo largodel tiempo en los Estados declarados democrticos continan siendo promi-

    nentes y efectivos. Las lites basadas en los sectores financieros y empresa-riales influyen fuertemente en la eleccin de los candidatos, conforman lasideas de los partidos polticos, financian las campaas electorales y, final-mente, controlan los resultados de la accin poltica del gobierno. La ausen-cia continuada de compromiso ciudadano es la condicin subyacente quepermite que florezca el ejercicio del poder oligrquico contemporneo, que-dando la democracia reducida a un conjunto de eslganes cada vez mshuecos.

    Comunicaciones para quin?

    Una cuestin importante a la que debern de hacer frente las polticas demo-crticas en las prximas dcadas es la de si los modos de comunicacin dis-ponibles en Internet se convertirn (como sugieren los entusiastas) en unaalternativa a los actuales patrones que relacionan los medios de comunica-cin electrnicos con las concentraciones de poder poltico condicin quedebilita mucho la democracia contempornea. El crecimiento a nivelmundial de los oligopolios en la publicidad y en los medios de comunica-cin electrnicos limita severamente la variedad de la informacin, las noti-

    cias y la expresin pblica disponible en peridicos, revistas, libros, pelcu-las y programas de televisin con que se encuentra la mayora de losciudadanos 25. Segn las grandes compaas trasladen sus operaciones aInternet ofreciendo atractivos paquetes de diversin meditica, se puedeeclipsar la acariciada experiencia de Internet como un lugar de expresinlibre. La esfera de las redes de ordenadores y la comunicacin sin cable hasido declarada como el prximo gran mercado: una zona empresarial quelas compaas globales esperan dominar.

    Existe ahora, por ejemplo, un enorme inters por dirigir a los internautasa travs de portales, pginas que organizan la amplia gama de informacin

    en Internet en rutas predeterminadas y altamente comercializadas, al estilode la estructura de canales de la televisin por cable o va satlite. No es sor-prendente que los propietarios de muchos de los portales de Internet sean lasmismas compaas que controlan tambin la televisin americana. Los por-tales transmiten cada vez ms la impresin de que en Internet se encuentratodo lo que puede existir sobre ocio, deportes, compras, actuaciones, planesde vacaciones y otras variedades de consumo. Llama la atencin que enellos casi no existan categoras y vnculos que animen a las personas quenavegan habitualmente a explorar an el ms convencional de los asuntos

    25

    Robert W. McChesney,Rich Media, poor Democracy. Communication Politics in DubiousTimes, Urbana, III: University of Illinois Press, 1999.

  • 8/9/2019 Internet y los sueos de una revolucin democrtica -Langdon Winner-

    15/17

    Internet y los sueos de una renovacin democrtica

    ISEGORA/28 (2003) 69

    polticos. La misma sensibilidad poltica subyacente se encuentra en loscanales por cable o va satlite que se dedican a Internet Tech TV, por

    ejemplo cuyas ofertas, las veinticuatro horas del da, acentan la visin delas comunicaciones digitales como un adictivo bombardeo de oportunidadespara comprar, jugar a videojuegos, y gastar dinero en general. Al contrariode lo que esperaban los visionarios de Internet, ninguno de los programas deesos canales tech resalta las oportunidades de los ciudadanos de comprome-terse con los problemas pblicos. Lo que sugieren en cambio es que elsilln-ball y el ratn-ball son deportes muy parecidos.

    Hasta el momento, los intentos de cambiar Internet dentro de este modeloideal corporativo no han sido completamente satisfactorios. Se podra espe-

    rar que el nmero y la diversidad de posibilidades de las comunicaciones enInternet favorezcan finalmente la democracia popular. Pero compaas comoTime Warner/AOL, Yahoo!, el imperio meditico Rupert Murdoch, Dis-ney/ABC, MSNB y otras compaas globales estn trabajando duro paraconformar el flujo de la informacin electrnica y obtener los beneficios queresultarn de este nuevo medio. Guiar las ideas, expectativas y preferenciasque flotan en las mentes de los polticos y los ciudadanos dentro de estedominio es el principal objetivo que persiguen estos programas organizadosde manipulacin poltica y social en Internet. Una resistencia organizadacontra esta influencia est lejos de ser evidente.

    Un problema muy cercano a ste, que afecta tambin a la democracia, esla flagrante corrupcin de los polticos, los candidatos y los representantespblicos cuando se trata de conseguir fondos para sus campaas publicita-rias televisivas. Como la tendencia actual se dirige hacia la total fusin deInternet y televisin en un futuro no muy lejano, parece probable que lasprcticas ms lamentables de recaudacin de fondos se transfieran sin ms alnuevo medio del ciberespacio. Las redes de ordenadores podran convertirsefcilmente en recursos con los que personas adineradas y diferentes organi-zaciones compren el acceso y el poder, y fijen en la agenda asuntos que

    afectan al modo de vida de la gente. Los entusiastas de la democracia enInternet no han tenido en cuenta estas posibilidades, especialmente la inten-sa comercializacin del ciberespacio y la probable transferencia de las pato-logas existentes en la poltica actual al nuevo medio. Se decantan, en cam-bio, por las fantasas de la vieja y rada utopa sobre tecnologa ydemocracia que siempre reaparece en la historia americana, aunque en elpasado no haya demostrado ser una buena gua para la accin. Complacerseen estos ensueos utpicos mientras ignoramos alternativas polticas impor-tantes como, por ejemplo, las polticas de telecomunicaciones tomadas amediados de los noventa es lo que equivocadamente se denomina seroptimistas sobre el futuro.

  • 8/9/2019 Internet y los sueos de una revolucin democrtica -Langdon Winner-

    16/17

    Langdon Winner

    ISEGORA/28 (2003)70

    Conclusin

    Considerando el asunto dentro de la poltica general de las comunicaciones,el principal problema que se nos plantea es menos el de las peculiaridadesde cada medio de comunicacin concreto, que el asunto del control de loscanales de todo tipo (especialmente el tipo de reglas que gobiernan el acce-so, la exclusin de ellas y su uso). En los Estados Unidos viene siendocomn un determinado desarrollo de los medios de comunicacin, de modoque en un principio parecen conectados enormemente con nociones como elbien pblico, pero posteriormente acaban sirviendo para siempre a los inte-reses econmicos privados. Una vez tras otra, el pas dona enormes cantida-

    des de dinero proveniente de los impuestos a la investigacin y el desarrollode los medios electrnicos, esperando que la poblacin en su conjunto sebeneficie de ellos. Pero segn un modelo repetido durante dcadas, elgobierno se desentiende pronto del asunto, entregando los nuevos medios decomunicacin a empresas que buscan sus propios beneficios. A lo largo delas dcadas, quienes han gestionado la poltica pblica americana siemprehan estado dispuestos a abandonar la apuesta pblica en manos de las com-paas (y ahora Internet), porque creen que el sector empresarial conocemejor cmo construir y administrar los medios de comunicacin sociales.

    Esta absoluta necedad de regalar la enorme riqueza pblica que suponen

    los recursos electrnicos es ya suficientemente daina. Pero, adems, a estemal se le suman otros efectos negativos que esta poltica genera, comolimitar las posibilidades del acceso libre y general a los nuevos medios decomunicacin en el mbito de las artes, la educacin y otros mbitos decarcter pblico. No nos debe sorprender, por tanto, que una sociedad quedurante tantos aos ha visto sistemticamente maniatada la capacidad desus ciudadanos de utilizar ellos mismos las herramientas del discurso elec-trnico se despierte en la actualidad encontrndose con una esfera pblicamarchita y deformada, y con un creciente cinismo en la poblacin. No esprobable que la receta utpica aadir Internet y revolver cambie lasituacin.

    Una cuestin clave es, entonces, si nuestra sociedad tiene de facto lavoluntad y el compromiso necesarios para preservar un amplio dominio cul-tural, un dominio donde se limite el influjo de la publicidad y otras fuerzasdel mercado y donde se fomenten las actividades culturales. Un consensoque preserve un espacio electrnico pblico de este tipo, que nunca fue muyfuerte en los Estados Unidos, se ha esfumado totalmente durante las erasReagan/Bush y la era Clinton, donde se ha considerado que el mercado glo-bal es el nico rbitro de las prioridades sociales. Internet, tal y como existehoy en da, muestra extraordinariamente bien esta tendencia. De lo quedamos testimonio en nuestro pas no es de la revitalizacin de la poltica

  • 8/9/2019 Internet y los sueos de una revolucin democrtica -Langdon Winner-

    17/17

    Internet y los sueos de una renovacin democrtica

    ISEGORA/28 (2003) 71

    democrtica, sino de la creacin de una nueva y enorme esfera de desarrollode la empresa comercial.

    Como muestran claramente los titulares y las pginas de las publicacio-nes financieras, Internet est mudando rpidamente hacia una nueva etapa.La televisin, tal y como ha existido en el siglo pasado, est abriendo paso aun nuevo hbrido, que incluye televisin de alta definicin, una red de orde-nadores mundialmente conectados y un patrn de competentes formatosdigitales. Los enormes conglomerados de empresas mediticas saben exacta-mente lo que quieren conseguir con esta transformacin: unos beneficios sinprecedentes en esta esfera sin reglas que combina el telfono local y el delarga distancia, la televisin por cable y los servicios lucrativos en Internet.Entonces, qu pueden demandar los ciudadanos de las sociedades democr-

    ticas si es que demandan algo de este nuevo medio digital? Qu pue-den pedir que sea distinto de lo que se ofrece actualmente: ms deportes,ms pelculas, ms oportunidades de consumo? Es sta una cuestin enor-memente importante, que est esperando atencin y un estudio y debate msextensos.