La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

25
Página 1 de 25 La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche MARCO PARMEGGIANI I. El lenguaje nietzscheano ha sido caracterizado con frecuencia por su condición esencialmente metafórica 1 . Pero quizás no se ha prestado suficiente atención a otros recursos lingüísticos que abundan en él, como son la ambigüedad y la polisemia. Bajo este punto de vista, el estilo nietzscheano ofrece la impresión de que su autor quisiera trabajar por dentro la lengua hasta llegar a resquebrajarla. Haciendo funcionar las ambigüedades y las polisemias, ya no como dimensiones accidentales de la lengua ‘normal’, sino como haces de líneas que la vertebran en todas las direcciones en que se expande. Este modo específico de trabajar la lengua lo hallamos claramente ilustrado en los frecuentes juegos de palabras (con distintas funciones: ironía, sugerencia, etc.), 1 Las mejores exposiciones de ello en español las tenemos por obra de L.E. de Santiago Guervós: «El poder de la palabra: Nietzsche y la retórica», introducción a F. Nietzsche, Escritos sobre retórica, ed. L.E. de Santiago Guervós, Madrid: Trotta, 2000, pp. 9-80; y Arte y poder. Aproximación a la estética de Nietzsche, Madrid: Trotta, 2004, cap. III: «La dimensión estética del lenguaje. Otros modos de decir», pp. 349-472.

Transcript of La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Page 1: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Página 1 de 25

La ambivalencia de sentido

en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

MARCO PARMEGGIANI

I.

El lenguaje nietzscheano ha sido caracterizado con frecuencia por su

condición esencialmente metafórica1. Pero quizás no se ha prestado suficiente

atención a otros recursos lingüísticos que abundan en él, como son la

ambigüedad y la polisemia. Bajo este punto de vista, el estilo nietzscheano

ofrece la impresión de que su autor quisiera trabajar por dentro la lengua hasta

llegar a resquebrajarla. Haciendo funcionar las ambigüedades y las polisemias,

ya no como dimensiones accidentales de la lengua ‘normal’, sino como haces de

líneas que la vertebran en todas las direcciones en que se expande. Este modo

específico de trabajar la lengua lo hallamos claramente ilustrado en los

frecuentes juegos de palabras (con distintas funciones: ironía, sugerencia, etc.),

1 Las mejores exposiciones de ello en español las tenemos por obra de L.E. de Santiago

Guervós: «El poder de la palabra: Nietzsche y la retórica», introducción a F. Nietzsche, Escritos

sobre retórica, ed. L.E. de Santiago Guervós, Madrid: Trotta, 2000, pp. 9-80; y Arte y poder.

Aproximación a la estética de Nietzsche, Madrid: Trotta, 2004, cap. III: «La dimensión estética

del lenguaje. Otros modos de decir», pp. 349-472.

Page 2: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 2 de 25

en las parodias estilísticas, etc2. A través de estos recursos, consigue Nietzsche

hacer proliferar la lengua hasta desbordar completamente los compartimentos

ordenados en los que la ortodoxia lingüística, mediante ‘la gramática’ y ‘el

diccionario’, intentan apresarlo.

Todo esto es fácilmente reconocible. El problema está en que no pocas veces

se extrae de ello consecuencias teóricas y prácticas desviadoras, discordantes

con respecto al efectivo funcionamiento del pensamiento nietzscheano. Éstas

vienen a decir que, dada la peculiaridad de su estilo es ilícito o imposible

traducir el contenido de los textos nietzscheanos a un lenguaje tan alejado del

original como es el lenguaje académico-científico. Pues esta traducción viene a

ser una labor de reducir la polisemia y ambigüedad, generadas por el tropismo

de sus textos, a un lenguaje conceptual en el que quedarían anuladas. El mejor

argumento del que se sirve este planteamiento hermenéutico es transmitir

implícitamente algo así como una ‘honrada evidencia’ ante la obra nietzscheana.

Pero este estado de ánimo se torna embarazoso al verse obligado a enfrentarse

con las consecuencias incongruentes de tal aproximación. Destaquemos sobre

todo dos. En primer lugar, si no es legítimo ‘traducir’ el texto nietzscheano a un

lenguaje conceptual, entonces sólo cabe o repetirlo tal cual (mediante mosaicos

más o menos atrevidos de citas explícitas o tácitas), lo que resultaría meramente

tautológico o propagandístico (dos resultados difícilmente aceptables desde el

pensamiento nietzscheano); o también cabe imitarlo, intentar hablar

‘nietzscheanamente’ sobre Nietzsche, lo que resultaría o superfluo o filisteo, en

la acepción que le daba Nietzsche, al no poseer seguramente el intérprete de la

maestría del estilo de su modelo. En cuanto a la cuestión que nos ocupa, sería en

el primer caso limitarse a repetir las ambigüedades y polisemias en una especie

de contemplación extática, y en el segundo inventar otras ambigüedades o

polisemias para aclarar las de Nietzsche, que frente a su modelo darían una

impresión completamente epigonal y decadente.

2 Véase un compendio de todos esos recursos en G. Schank, H. Siemens y P. v. Tongeren,

«Procesos semánticos en los textos filosóficos de Nietzsche y su función filosófica», Estudios

Nietzsche, 4 (2004), 85-104.

Page 3: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 3 de 25

La segunda consecuencia es quizás más embarazosa porque conduce a esta

aproximación ‘estilistista’ a una esterilización del pensamiento nietzscheano.

Decir que el estilo nietzscheano es tan fundamental a su pensamiento que es

imposible o ilegítimo traducir los textos nietzscheanos a ‘otro’ estilo, académico,

conceptual, etc., equivale a decir que si despojamos sus ideas del sofisticado

estilo en las que están envueltas, ellas pierden todo su vigor. Que sus ideas sólo

valen por el ropaje que las envuelve, pero tomadas por sí mismas, que

procedimentalmente significa ‘expresadas de cualquier otro modo’, se desinflan

como vanas pompas de jabón, y pierden casi todo su contenido y su fuerza de

generar continuamente consecuencias teóricas y prácticas, también en otros

estilos y otras formas de pensamiento. Resulta entonces que el estilo es tan

fundamental al pensamiento nietzscheano, que el pensamiento nietzscheano

vale más por la forma en que el autor lo presenta –la alta retórica nietzscheana–

que por su contenido; más aún, vale exclusivamente por ella. Es decir, que de las

obras nietzscheanas sólo debemos tomarnos en serio sus diversos efectos

estético-emocionales, pero prescindiendo de las ideas que transmite, ya que

desgajadas de esos efectos no tienen entidad suficiente. No creo que ésta haya

sido la posición efectiva de ningún estudioso profundo de Nietzsche, pero sí es

cierto que a estas consecuencias conduce la reivindicación a ultranza del estilo

nietzscheano.

Detengámonos analizando esta segunda consecuencia en el caso que

estábamos examinando de las ambigüedades y polisemias. Este enfoque que

podemos llamar ‘estilistista’ supone decir que las ideas contenidas en ellas no

pueden ser expresadas más que como lo hace Nietzsche, porque extraídas de ahí

pierden su sentido más propio. Esto abonaría la tesis de numerosos

denigradores de Nietzsche según la cual las ambigüedades y polisemias del texto

nietzscheano no serían más que ‘juegos de palabras’, en el peor sentido de la

palabra ‘juego’. No intentemos encontrarles un sentido ulterior, porque

quitándole su sofisticado y retórico ropaje los pensamientos tan vigorosos que

aparentemente contenían pierden por entero su enjundia.

En contraposición al enfoque estilistista, existe otro enfoque que tampoco

olvida la importancia del estilo en Nietzsche, que también se hace cargo de la

peculiaridad del estilo nietzscheano, y en particular de sus ambigüedades y

polisemias, pero que evita esas consecuencias de ‘tautologización’ o

Page 4: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 4 de 25

esterilización del pensamiento nietzscheano. Dicho de otro modo, se trata de

trazar un enfoque que consiga asumir de manera más efectiva esas

peculiaridades del estilo nietzscheano, de manera que tenga consecuencias

fructíferas, en muchas direcciones posibles, sobre el pensamiento y la vida. Este

enfoque debe cumplir dos condiciones:

(i) Conseguir que las ambigüedades y polisemias tengan continuación, es

decir, que subsistan y se desplieguen bajo otras formas de expresión o

exposición, e incluso en otras formas de pensamiento, si no opuestas, tampoco

muy semejantes a la de Nietzsche.

(ii) Evitar por otro lado que la tarea anterior pueda producir,

inadvertidamente, una cancelación de las ambigüedades y polisemias,

resolviendo el pensamiento nietzscheano en un discurso sistemático.

Debe entenderse bien este segundo caso: no se trata de evitar que las

ambigüedades y polisemias dejen de aparecer en la misma forma lingüística o

equivalente a la que aparece en el texto de Nietzsche, cosa que ocurrirá en

cuanto cambiemos de estilo de expresión y pensamiento. Fijándonos en la

primera condición, en la que se habla de ‘subsistir’ (no existir, estar presente) y

de despliegue, lo importante sería que, aún bajo formas lingüísticas y estilísticas

muy distintas, siguieran actuando, produciendo efecto. Un ‘efecto’ que por una

parte no fuera sólo inmediato, o que no lo fuera en absoluto, sino indirecto,

derivado, ‘oblicuo’, es decir, más bien una larga cadena de efectos –que podrían

ser primero subrepticios y fueran aflorando poco a poco en toda su virulencia. Y

por otra parte, ¿qué tipo de efectos? ¿Qué tipo de efectos producen las

ambigüedades y polisemias nietzscheanas en el pensamiento y en la vida? Esta

pregunta me parece conducirnos al enfoque que buscamos. Es decir, se trata de

adoptar un enfoque operativo, de poner atención en los procesos, en las

maneras de funcionar, antes que un enfoque taxonómico, que se quede atrapado

en una consideración meramente descriptiva, en la observación de las

cualidades, de las semejanzas y diferencias entre las formas de expresión del

texto nietzscheano, o entre éstas y otros textos o discursos. La dificultad es que

la misma definición lingüística de las ambigüedades y polisemias, y por tanto la

mayor parte de los discursos que hablan de ellas, tanto infravalorándolas como

reivindicándolas, conducen a este último enfoque, porque en el fondo se basa en

una consideración predominantemente semántica de la lengua y de los textos

Page 5: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 5 de 25

filosóficos3. A nivel de la lengua, del estudio de los textos, abría que sustituirlo

por una consideración predominantemente pragmática, que es la base para el

enfoque operativo. Eso ayudaría a que, aún bajo cualidades expresivas

semánticamente muy distintas, subsistieran formas de funcionar o de

interaccionar semejantes. Entonces, bajo este punto de vista ¿qué efectos

producen las ambigüedades y polisemias de los textos nietzscheanos? La

dislocación, el resquebrajamiento de los sentidos instituidos en la mente del

lector, esto es, de las creencias y certezas en las que está sumergida la existencia

tanto cotidiana como especializada. Pero no de manera puntual, es decir sólo

centrada de vez en vez en casos concretos, sino de tal modo que afecte al

pensamiento y a la existencia en su conjunto: una auténtica dilaceración del

tejido de sentido que asegura nuestra existencia.

El punto de vista operativo nos dice entonces que, siempre que las

ambigüedades y polisemias conserven sus efectos específicos, podremos

retraducirlas, o mejor (ya que el concepto de traducción también es

excesivamente semanticista) reformularlas, desplegarlas, aplicarlas, utilizando

otros términos, otras expresiones, incluso otros estilos de pensamiento. Es

decir, nada de calcar el pensamiento nietzscheano, ni de imitarlo, ni de

cambiarlo de ropaje, diciendo lo mismo con otro lenguaje y otros recursos, sino

poner en conexión sus ambigüedades y polisemias con otras cosas,

completamente distintas, pertenecientes a ámbitos diferentes e incluso alejados,

pero de tal forma que entren en interacción, se conjuguen y produzcan algo

nuevo con nuevas consecuencias, nuevas dislocaciones y resquebrajamientos4.

3 A mi modo de ver éste es el gran defecto de los enfoques interpretativos que resaltan la

importancia de la ‘metaforicidad’ en el lenguaje y la obra de Nietzsche, basándose en el escrito

no-concluido y no-publicado Sobre verdad y mentira en sentido extramoral. ¿No nos hemos

damos cuenta que después de su periodo schopenhaueriano Nietzsche no vuelve a hablar casi

nunca de ‘metáfora’ y menos vuelve a reivindicarla explícitamente? ¿No habrá que interpretar

todo el lenguaje del Zaratustra de otra manera, fuera del concepto de metáfora, del que él ya no

habla en esa época? ¿No será porque implica una concepción semanticista, y por tanto

metafísica, del lenguaje que él quiere superar?

4 Algo parecido a cómo entiende la composición musical Pierre Boulez: como la mala hierba

que en cuanto brota se pone a proliferar en todas las direcciones, desbordando el espacio

Page 6: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 6 de 25

Hemos insistido en el caso particular de las ambigüedades y polisemias y no

ha sido por gusto. Porque ellas son el recurso principal y el reflejo más directo

de una tarea que Nietzsche emprende con todo su pensamiento y su maestría

estilística, que ya en cierto modo hemos descrito: neutralizar, ‘congelar’, los

sentidos instituidos, las solidificaciones de sentido resultantes de la unificación

de sentido que la moral ha impuesto a la existencia humana a lo largo de los

siglos progresivamente –la moral en sus distintas formas, como metafísica,

como conciencia científica, como utilitarismo, como ideologías políticas

modernas, etc. Este sentido único de la vida humana, reunido por Nietzsche

bajo el concepto de Dios, conduce la vida a una pauperización progresiva.

Frente a él, ¿qué relaciones establece Nietzsche entre sentido y existencia? No

pocos intérpretes han entendido de manera simplista la empresa nietzscheana:

se trata de que la unificación de sentido no venga ya dada por una instancia

exterior al hombre (Dios), sino por su propia voluntad, de modo que la

establezca el hombre mismo sobre su existencia. El superhombre es aquella

figura que representa el acto por el cual el hombre pasa a ocupar el lugar de

Dios en el horizonte de sentido de la existencia humana. En esta línea se mueve

Heidegger, al interpretar a Nietzsche como el pensador en que la metafísica de

la subjetividad llega a su cumplimiento5. Esta lectura, examinada con atención,

se demuestra de una dialéctica simplista e incapaz de captar la peculiaridad de

la empresa nietzscheana, pues según ella Nietzsche no resultaría ser más que un

discípulo muy aplicado de Feuerbach6.

Ese tipo de lectura quisiera poner en cuestión con el concepto de

‘ambivalencia de sentido’, que tal cual es ajeno al lenguaje nietzscheano. Cuando

Nietzsche reivindica la vida en su absoluta inmanencia, revindica la vida en sus

ordenado de nuestra percepción, cf. Par volonté et par hasard. Entretiens avec C. Deliège,

Paris: Seuil, 1975, p. 14.

5 La aportación reciente de mayor interés acerca del Nietzsche de Heidegger, y en relación

con el problema de la técnica, es la de D. Sánchez-Meca, Nietzsche. La experiencia dionisíaca

del mundo, Madrid: Tecnos, 2005, pp. 341-379.

6 Sobre la problemática de reinterpretar de otro modo la ‘muerte de Dios’ y la posición de

Nietzsche ante el ‘nihilismo’, cf. mi libro Nietzsche: Crítica y proyecto desde el nihilismo,

Málaga: Ágora, 2002.

Page 7: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 7 de 25

momentos de mayor beatitud, de mayor exhuberancia (aquella que aparece

expresada magníficamente en la famosa «Canción del noctámbulo» del

Zaratustra), esa vida que rompe con todas las unificaciones de sentido que se le

intentan poner. Que no las necesita, que las hace superfluas porque ella misma

se experimenta como dadora, productora de sentido. Ahora bien esa vida que es

desbordamiento, exceso, se experimenta como fuente, nunca de un único

sentido por muy excelso que sea, sino de múltiples y variados sentidos,

radicalmente irreductibles a una unidad. No otra cosa representa la concepción

perspectivista e interpretativa del conocimiento. Por tanto, Nietzsche no se

limita a invertir el planteamiento platónico, no se trata de poner ahora arriba a

lo sensible y abajo lo inteligible. La pluralidad que reivindica Nietzsche es aún

más radical que la multiplicidad que la metafísica asignaba a lo sensible. No es

esta pluralidad que reconoce y confirma las solidificaciones y reificaciones en las

que vive inmersa la existencia, sino aquella otra que resquebraja cualquier tipo

de solidificación o reificación. Ahora bien, ¿cómo se conjuga esto con el sentido?

El ámbito del sentido es el ámbito de lo que Nietzsche llama ‘valores’. Y los

valores se organizan siempre en antítesis, el pensamiento mismo funciona no

puede evitar funcionar siempre por antítesis. Estas antítesis pueden ser usadas

de modo relativo o transitorio, o pueden llegar a ser absolutizadas como ocurre

en la moral y la metafísica. Pero es precisamente su condición antitética la que

permite las unificaciones y solidificaciones de sentido. Bajo el punto de vista

operativo, ¿qué hace entonces Nietzsche con esas antítesis que necesariamente

hay que utilizar? Descubrir que la vida, en su inmanencia absoluta, las

desborda, las desdibuja, no se deja encasillar en uno de los polos y ni siquiera en

una combinación de ambos. Descubre la irreductible ambivalencia de sentido de

las dimensiones más afirmativas de la existencia. El concepto de ‘ambivalencia’

quiere sugerir que el sentido, desbordado por la vida que lo produce, ni funciona

ya como el aut... aut..., sino como el sive... sive..., el «ya... ya...»: nuestros

pensamientos, valores o creencias tienen, ya un sentido, ya el opuesto,

dependiendo de las circunstancias, de las individualidades, de las fuerzas que

nos oprimen, nos arrastran o nos empujan...

La existencia humana en Nietzsche, por tanto, no es como el sujeto moderno

una instancia que se ‘autoconstituye’, tal y como numerosos estudiosos han

creído entender la figura del superhombre. Pues un componente esencial,

Page 8: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 8 de 25

definitorio del superhombre, es el ‘sentido de la tierra’. Este concepto es la vía

por la que el relativismo ético, dominante en la reflexión nietzscheana,

encuentra su oriente y un punto de referencia inmanente para su incansable

navegar. El relativismo nietzscheano no llega nunca a ser absoluto, no alcanza

nunca esa indiferencia cansada del nihilista pasivo que tolera y se abre a

cualquier ideal, a cualquier ‘forma de ser’, porque ya no quiere riesgos ni

compromisos. Todo su pensar está recorrido por la advertencia imperiosa de

‘permanecer fieles a la tierra’, de que nuestro espíritu sea siempre ‘el heraldo del

cuerpo’. Esto significa entonces que la existencia tampoco debe autoconstituirse

en un sujeto que, careciendo de orientación última, se la dé él mismo a sí

mismo, unificando el sentido de su existencia. La tierra puede dar una

orientación a la existencia nihilista del hombre occidental sólo en tanto que no

es un sentido trascendente, que desde fuera del hacer humano impone sentido a

lo que no lo tiene. La tierra es, en el hacer humano, aquel ‘fondo sin fondo’ del

que manan cambiantes multiplicidades de sentido7. Orientarse en la vida

significa entonces, no autoconstituirse, como en los distintos planteamientos de

la modernidad –desde el campo ontológico a la ética formal, desde el político

del contrato social, al psicológico del culturalismo– sino ‘abrirse’ a las

ambivalencias de sentido propias de la vida entendida como ‘tierra’8.

No tenemos espacio para desarrollar con más amplitud ese concepto del

‘sentido de la tierra’ como formulación de una filosofía radical de la inmanencia.

Basten aquí esos breves trazos que hemos dado. En cambio estudiaremos un

caso particular de ambigüedad o polisemia nietzscheana, un caso por tanto de

ambivalencia de sentido. Pero no un caso cualquiera, sino ‘el’ caso

paradigmático, porque afecta a la cuestión misma del sentido y de la verdad: el

7 Manuel Barrios habla acertadamente de ‘narrar el abismo’ (Ab-grund), cf. Narrar el

abismo. Ensayo sobre Nietzsche, Hölderlin y la disolución del clasicismo, Valencia: Pre-Textos,

2001.

8 Aquí juega Nietzsche de nuevo con una ambigüedad, porque en la expresión ‘sentido de la

tierra’ el término sentido funciona de manera ambivalente. No es que la tierra tenga un ‘sentido’,

que el hombre tuviese que recoger, pero tampoco que se la dé el hombre desde sí mismo –

subjetividad moderna que se auto-constituye–, sino que da sentido, múltiples sentidos, pero sin

tener ella misma sentido alguno.

Page 9: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 9 de 25

concepto de ilusión. Es decir, este concepto nietzscheano llega a resquebrajar el

sentido solidificado en el concepto mismo de verdad, introduciendo esa

ambivalencia de sentido en la cuestión misma de la verdad con todo lo que ello

implica: la necesaria ambivalencia entre verdad y falsedad de todo lo real.

II.

El problema de la ilusión es una temática fundamental en la obra de

Nietzsche, hasta tal punto que el concepto de ilusión (Schein, Illusion) se halla

en el trasfondo de casi la totalidad de su pensamiento. Podemos decir que es la

clave, no sólo de las reflexiones teoréticas, sino también de todas las demás: de

las reflexiones éticas, estéticas, culturales, etc. De ahí que para cualquier

investigación que intente conseguir una visión de conjunto de algunas de las

problemáticas de su pensamiento, o en todo caso una penetración audaz en

alguna de ellas, es muy importante disponer ante todo de un esclarecimiento del

concepto de ilusión. Para llevarlo a cabo defenderé la hipótesis de que el

concepto nietzscheano de ilusión posee un esquema formal básico que deriva

directamente de Kant; es decir, no es más que el concepto kantiano de ilusión

trascendental, si bien aplicado a nuevos ámbitos. Esbozado sintéticamente, el

principal argumento que usaré para defender mi hipótesis será: sólo si

interpretamos el concepto nietzscheano de ilusión según el concepto kantiano,

podemos resolver una serie de importantes paradojas o inconsistencias que

ofrece a primera vista la filosofía de Nietzsche.

El concepto de ilusión está en el trasfondo de la toda la dialéctica

trascendental en la Crítica de la razón pura. El objetivo de ella es justamente

llevar a cabo una crítica de las ilusiones que asedian a la razón humana y que la

conducen una y otra vez al error. Kant elabora ahí un concepto de ilusión

(Schein), como distinto a apariencia (Erscheinung), muy innovador y lleno de

consecuencias fructíferas. Él distingue la ilusión trascendental de la ilusión

lógica. Ésta consiste en la simple imitación de la forma de la razón, como ocurre

en la ilusión provocada por los silogismos sofísticos. Y su única causa es la

carencia de atención puesta en las leyes lógicas. Por tanto, en el momento en

que ponemos atención y relacionamos el caso en cuestión con esas leyes, la

ilusión lógica se disuelve completamente. En cambio, la ilusión trascendental no

Page 10: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 10 de 25

desaparece aún cuando ha sido descubierta, aún después de que la crítica

trascendental haya descubierto patentemente su nulidad. Por consiguiente, la

ilusión trascendental es un tipo de ilusión que puede ser reconocida como tal,

pero que propiamente no puede ser evitada en modo alguno, como ocurre en las

ilusiones ópticas. Kant utiliza como término de comparación la ilusión óptica, y

pone varios ejemplos, entre ellos el del astrónomo que, a pesar de toda su

ciencia, no puede evitar que la Luna le parezca más grande en su salida. Kant

llega incluso a otorgar el calificativo de ‘natural’ a esta ilusión y a la dialéctica

que generan. Las ideas de Dios, yo y mundo no son unas ilusiones generadas por

la incompetencia de los filósofos a lo largo de la historia, como a menudo se le

ha reprochado a la teología, a la psicología racional y a la cosmología. Pero

tampoco son, como se ha criticado otras veces, y se sigue haciendo, ilusiones

generadas por la mala fe de algunos pensadores que urdieron artificios para

engañar al ser humano. Por el contrario, esas ideas son ilusiones inherentes a la

razón humana, que aún después de ser descubiertas siguen produciendo engaño

sobre el entendimiento humano9.

¿Qué cometido le cabe entonces a la crítica trascendental? En primer lugar,

intentará desvelar la ilusión de los juicios trascendentales, y en segundo lugar,

intentará impedir que esta ilusión siga engañando al pensamiento. Pero la

crítica trascendental no podrá conseguir que esas ilusiones se disuelvan y dejen

de ser ilusiones, en todo caso tendrá que estar siempre alerta: las ilusiones

trascendentales no cesarán de engañar al entendimiento humano y de

conducirlo a nuevos errores, de modo que los errores producidos por estas

ilusiones no pueden ser eliminados de una vez, sino que hay que seguir

removiéndolos una y otra vez10.

Kant llama al contenido de estas ilusiones trascendentales ‘ideas’. Dentro de

la variedad grandísima de significados de este término, él le da un significado

peculiar: «Entiendo por ‘idea’ un concepto necesario de la razón del que no

9 I. Kant, Crítica de la razón pura, ed. P. Ribas, Alfaguara, Madrid, 1988, «Dialéctica

trascendental», Introducción I: «La ilusión trascendental», pp. 297-300.

10 Ibid.

Page 11: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 11 de 25

puede darse en los sentidos un objeto correspondiente»11. En la medida en que

las ideas trascendentales son conceptos puros que sobrepasan los límites de la

experiencia, no puede haber nunca un objeto adecuado a ellas. De este modo, el

efecto engañador propio de las ilusiones trascendentales es hacer creer que hay

un objeto (Dios, yo, mundo) donde en realidad no lo hay, donde en realidad sólo

está la multiplicidad fenoménica.

Podemos extraer así de Kant un concepto formal básico, esquemático, de

ilusión, que utilizaremos a lo largo de este trabajo. Sintetizándolo al máximo,

caracterizaré la ilusión como un contenido cognitivo que:

(a) Es falso.

(b) Siendo falso, parece, se muestra sin embargo como verdadero.

(c) Por diversas causas, esta fuerza persuasoria suya es tan intensa que,

incluso después de haber sido reconocida su falsedad, sigue pareciendo

verdadero y, en caso de que el escrutinio crítico relaje la guardia, sigue llevando

a engaño.

(d) Pero aquí ‘falsedad’ tienen un significado muy particular: lo que ocurre no

es que ese contenido cognitivo no se corresponde adecuadamente con el objeto,

sino que no hay objeto alguno al que corresponderse, puesto que la ilusión crea

un objeto donde en realidad no lo hay y, lo que es más importante, ni siquiera lo

puede haber (no es una cuestión empírica, sometida a lo contingente, ya que no

puede haber objeto de lo incondicionado, según Kant, en sus tres modalidades,

Dios, yo, mundo).

III.

El concepto de ilusión ocupa una posición cardinal en el pensamiento

nietzscheano. Así ocurre ya desde El nacimiento de la tragedia, donde el

concepto va ligado a la duplicidad schopenhaueriana voluntad-representación.

Nietzsche no la retoma tal cual, sino que, asimilándola en profundidad, la

transforma mediante la dialéctica de las tendencias estéticas de lo apolíneo y lo

dionisiaco. Desde el principio, el concepto de ilusión gira en torno a ese

11 I. Kant, Crítica de la razón pura, «Dialéctica trascendental», lib. I, sección II: «Las ideas

trascendentales», p. 318.

Page 12: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 12 de 25

concepto fundamental nietzscheano que es el de apariencia (Erscheinung). En

relación a éste, el término ‘ilusión’ (Schein, Illusion)12 recalca el aspecto de error

(Irrthum), de engaño (Täuschung). Otro concepto de la misma órbita es el de

‘ficción’ (Fiktion, Erdichtung), que recalca en cambio el aspecto activo de

invención, llegando a adquirir el sentido de la ilusión adoptada concienzuda y

deliberadamente. Todo este campo conceptual ya lo hallamos desplegado en El

nacimiento de la tragedia, y a partir de la última consideración intempestiva

(R. Wagner in Bayreuth) comenzará a sufrir profundas transformaciones. Éstas

obedecen sobre todo, a mi modo de ver, a la extensa crítica que a partir de

entonces Nietzsche desarrollará contra el concepto de ‘cosa en sí’. Fuera de la

órbita conceptual de lo ‘en sí’, el concepto de ilusión adquirirá aspectos y

dimensiones completamente nuevos. Aquí estudiaré brevemente el concepto de

ilusión tal y como se configura en el pensamiento maduro de Nietzsche.

Para empezar a dilucidar el concepto, podemos observar que su significado

básico en la obra nietzscheana es el que hemos anotado desde un principio.

Dicho brevemente, una ilusión es un contenido cognitivo que, siendo falso,

aparece o se muestra como verdadero, aún después de haber sido reconocida su

falsedad. De modo que este contenido cognitivo tiene, por diversas

circunstancias, cierta especie de fuerza persuasiva tan intensa que atrapa y

embauca nuestro entendimiento. Este fenómeno lo podemos entender bien si lo

12 Nietzsche utiliza el término de derivación latina Illusion, que no utiliza Schopenhauer,

sobre todo cuando quiere expresar su concepto propio. En el período de madurez, el término

aparece numerosas veces, aplicado a casos concretos o en general, cf. La gaya ciencia §36 y §80,

Más allá del bien del mal §39, La genealogía de la moral III §12, Crepúsculo de los ídolos, «Los

‘mejoradores’ de la humanidad» §1, El Anticristo §24. Véase también KSA IX 434 10[E93], X

254 7[37], X 268 7[77], X 315 7[238], X 507 16[23], X 513 16[43], X 651 24[15], XI 24 25[55], XI

58 25[165], XI 146 25[505], XI 158 26[38], XI 202 26[201], XI 237 26[334], XI 253 26[389], XI

255 26[396], XI 486 34[194], XI 533 35[47], XI 622 39[8], XI 646 40[37], XII 101 2[83], XII

105 2[89], XII 106 2[91], XII 115 2[110], XII 201 5[50], XII 206 5[58], XII 236 6[9], XII 247

7[1], XII 478 10[49], XIII 34 11[72], XIII 226 14[18], XIII 229 14[24], XIII 280 14[103], XIII 415

15[16], XIII 520 17[3] (cito por la edición crítica alemana F. Nietzsche, Sämtliche Werke.

Kritische Studienausgabe, ed. G. Colli y M.Montinari, 15 vols., W. de Gruytrer / dtv, Berlin-New

York / München, 1980, con la sigla KSA, seguida de un número romano que indica el tomo, y un

número arábigo que indica el número de página).

Page 13: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 13 de 25

enfocamos desde el sentido que tiene en Nietzsche la tarea crítica. En otro

trabajo13, dedicado a interpretar la crítica nietzscheana al sujeto del

conocimiento, he intentado mostrar in concreto, a lo largo de toda ella, que

Nietzsche dirige sus ataques siempre contra ‘creencias’ o ‘convicciones’

(Glauben), y nunca contra meros conceptos o proposiciones. La crítica

nietzscheana no persigue nunca ‘refutar’ contenidos cognitivos, es decir,

demostrar que son falsos o inconsistentes. Lo que busca, según su célebre

expresión en Ecce homo, es ‘congelarlos’14. La metáfora es sugerente: congelar

es neutralizar los intensos efectos persuasivos que ciertos conceptos,

proposiciones o teorías han adquirido en la tradición. El problema que le

preocupa a Nietzsche es la aceptación pasiva de los ‘prejuicios’, bajo forma de

una especie de certezas o evidencias que nuestro entendimiento acepta como

tales. A Nietzsche no le interesa casi nunca probar, dejar establecida, su

falsedad. Lo que le preocupa es conseguir que pierdan ese carácter de

‘conocimiento inmediato’, y pasen a ser ‘conocimientos mediatos’ como

cualquier otro contenido cognitivo. Por consiguiente, el fenómeno interesante

aquí es que hay ciertos contenidos cognitivos que a lo largo de la tradición, por

diversas causas, han adquirido una fuerza persuasiva tal que hace que al

entendimiento le cueste un enorme esfuerzo y mucho tiempo ponerlos en

cuestión para examinarlos de una vez desde sus raíces. Esos contenidos

cognitivos son entonces, en analogía con el fenómeno óptico, auténticas

ilusiones, porque aún reconocida su arbitrariedad o gratuidad, siguen actuando

sobre nosotros con su fuerza persuasiva, de manera que en cualquier

inadvertencia volvemos fácilmente a caer en ellos.

Nos topamos aquí con otro concepto clave nietzscheano, el de ‘prejuicio’

(Vorurtheil), equivalente al también bastante utilizado de ‘presupuesto’

(Vorgesetzt) �junto al verbo ‘presuponer’ (vorsetzen). El concepto de ilusión es

así una reelaboración de estos conceptos de indudable raigambre moderna.

Examinemos con cuidado el término ‘prejuicio’. Pre-juicio indica un juicio

13 M. Parmeggiani, Perspectivismo y subjetividad en Nietzsche, Analecta Malacitana, Málaga,

2002.

14 Ecce homo, Alianza, Madrid, 91985, pp. 80 y 88.

Page 14: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 14 de 25

previo, pero ¿previo a qué? A lo propio de un juicio: previo a su deliberación y

emisión conscientes. Es decir, se trata de la idea de que es posible funcionar

continuamente con juicios que nunca hemos examinado, sobre los que nunca

hemos efectuado el balance de argumentos a favor y en contra, que nunca

hemos deducido de manera mínimamente probada. El concepto de pre-juicio

implica entonces dos ideas:

(i) que en la razón, en el pensamiento, los componentes básicos que

intervienen son previos a ella, es decir, no proceden de ella sino que tienen otro

origen,

(ii) que estos componentes se han introducido en ella de tal forma que la

razón acaba por no aplicarles a ellos, es decir a esos componentes que son

básicos para su funcionamiento, los procedimientos irrenunciables de

argumentación y evidencia que aplica imperiosamente a todos los contenidos

cognitivos con los se encuentra.

Partiendo de esta caracterización del concepto, podemos a continuación

distinguir en las teorías acerca de los prejuicios dos modalidades en razón de su

carácter pre-consciente:

(i) Los prejuicios como juicios inconscientes: son juicios enclavados de

alguna manera en nuestro entendimiento, con los que inevitablemente tiene que

funcionar, y que deben su fuerza condicionadora precisamente a que el

entendimiento no advierte su presencia, no tiene conciencia de ellos.

(ii) Los prejuicios como certezas o evidencias: si el arma de aquellos es que

están ocultos, que son difíciles de desenterrar, la de éstos es la contraria: están

demasiado presentes, hasta el punto de que, como ha ocurrido tantas veces a lo

largo de la historia y como ha demostrado la ciencia, siendo muy cuestionables y

necesitando en todo caso de un examen concienzudo y riguroso, permanecen

ahí, ante las conciencias tranquilas, como meras evidencias que ‘todo el mundo’

puede captar a través de una capacidad especial de intuición.

¿Cuál de las dos modalidades hallamos en Nietzsche? Si recorremos su obra

vemos que utiliza las dos modalidades y propiamente no se decanta por

ninguna, por el simple hecho de que su tratamiento de la temática de los

prejuicios es de tal naturaleza que las dos se interconectan continuamente.

Veamos brevemente cómo ocurre esto. Están las certezas o evidencias que son el

blanco directo de la crítica, tanto teoréticas �el cogito, la substancia, la causa

Page 15: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 15 de 25

final, etc.�, como teórico-prácticas �el bien en sí, la universalidad de la moral,

la igualdad, etc. Hemos visto más arriba que la tarea crítica nietzscheana

consiste, dicho en pocas palabras, en congelar estos contenidos cognitivos,

eliminando de ellos justamente su ‘inmediatez’. Creo que a estas alturas del

desarrollo es útil introducir el concepto de interpretación, pero sin adentrarnos

en las complejidades de la hermenéutica nietzscheana, sino lo suficiente como

para aclarar esta cuestión de los prejuicios15. En estos términos, la tarea crítica

persigue mostrar, hacer ver, patentizar, que esos contenidos cognitivos no son

inmediatos, sino que, igual que todos, son interpretaciones. Pero una de las

características de las interpretaciones es que siempre son ‘mediatas’. ¿Qué

significa ‘mediato’, en contraposición a ‘inmediato’? Que los contenidos

cognitivos nunca se ofrecen directamente a nuestro entendimiento, sino que

para hacerlos presentes, para aclararlos, tenemos que recurrir a otros

contenidos que están incluidos implícitamente en los primeros. Por tanto, las

interpretaciones son conocimientos ‘mediatos’ porque siempre contienen

presupuestos. En este concepto de ‘mediación’ se halla contenida la idea de la

hermenéutica nietzscheana, que en pocas palabras podemos sintetizar así: todo

conocimiento se basa siempre en otros conocimientos previos que da por

supuesto, de modo que es imposible un conocimiento completamente apegado a

lo real, o un conocimiento que partiese de cero.

La composición del término ‘pre-supuesto’ nos lo sugiere ya. Supuesto

significa ‘suposición’, es decir, algo que se da por verdadero sin haberlo

examinado con cuidado, cuyo sentido es servir como punto de partida para

desarrollos ulteriores, de modo que será en ellos donde se revelará la

pertinencia o corrección del supuesto. El caso más importante de supuesto es el

de la hipótesis. Pero aquí se trata no ya de supuestos, sino de pre-supuestos.

Igual que en el caso de los prejuicios, el prefijo indica que son suposiciones que

se han hecho de manera completamente previa al acto deliberado y consciente,

al efectivo funcionamiento de la razón. Descubrimos con ello que los

15 Sobre la teoría nietzscheana de la interpretación, cf. J. Figl, Interpretation als

philosophisches Prinzip. Friedrich Nietzsches universale Theorie der Auslegung im späten

Nachlaβ, W. de Gruyter, Berlin, 1982.

Page 16: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 16 de 25

presupuestos corresponden a la primera modalidad de prejuicios, los prejuicios

inconscientes. Así podemos establecer la siguiente conexión: los prejuicios como

certezas o evidencias (2ª modalidad) son tales gracias a que incluyen en sí

mismos, como sus propios presupuestos, una serie de prejuicios inconscientes.

Su función es doble, o más bien se mueve a dos niveles: a un primer nivel,

justifican o apoyan la verdad de las evidencias y certezas, y a un nivel más

profundo les dan sentido y contenido, de manera que sin ellos ni siquiera

sabríamos de qué estamos hablando16. Retomando ahora el sentido de la crítica

nietzscheana, podemos detallarlo: su tarea es extraer los prejuicios

inconscientes que se hallan ‘presupuestos’ en las supuestas evidencias o

certezas, y que les confieren sentido y verosimilitud. Haciendo esto, Nietzsche

consigue neutralizar (‘congelar’) el efecto persuasivo que tienen esas evidencias

y certezas sobre el entendimiento, y que pasen a ser otras tantas

interpretaciones. Desde luego, la crítica nietzscheana no se agota en hacer eso,

pero pienso que, sin entrar en una amplia justificación a través de los textos,

constituye lo que podríamos llamar el ‘primer nivel’ de su desarrollo.

IV.

Antes de seguir avanzando, recojamos los resultados obtenidos para ponerlos

en conexión con lo que me había propuesto aclarar: el concepto de ilusión.

Había caracterizado en un sentido muy general dicho concepto: ilusión es aquel

contenido cognitivo que siendo falso, sin embargo se nos aparece como

verdadero aún después de haber reconocido su falsedad. Si nos fijamos en el

análisis hecho más arriba, con este significado se corresponden las certezas o

16 Es fácil ver aquí el ‘círculo hermenéutico’ teorizado por Heidegger y la hermenéutica

filosófica de Gadamer. No obstante, hay estudiosos (G. Abel, Nietzsche. Die Dynamik der Willen

zur Macht und die ewige Wiederkehr, W. de Gruyter, Berlin, 1984) que prefieren diferenciar el

planteamiento nietzscheano, donde el concepto cardinal es el de interpretación, del de

Gadamer, donde el concepto cardinal es el de comprensión. En esta línea, Günter Abel ha

propuesto el ‘interpretacionismo’, como alternativa a la hermenéutica: Interpretationswelten:

Gegenwartsphilosophie jenseits von Essentialismus und Relativismus, Suhrkamp, Frankfurt

am Main, 1993.

Page 17: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 17 de 25

evidencias de las que hablábamos. Es decir, aquello que suelen considerarse

evidencias o certezas, para Nietzsche son sólo en realidad interpretaciones que

han adquirido una fuerza persuasiva tal como para ocultar su naturaleza de

conocimiento mediato y derivado. Este efecto persuasivo es en definitiva un

efecto ilusorio, son ilusiones, pues igual que en las ilusiones ópticas una imagen

errónea se nos aparece como evidente, aún después de haberla reconocido como

tal.

Ahora bien, faltaría por aclarar el aspecto de ‘falsificación’ que contiene el

concepto de ilusión, que en cambio no hemos visto hasta ahora en todo el

procedimiento con el cual Nietzsche convierte las evidencias y certezas en

interpretaciones. Ahora bien, implícitamente ya se da cierto grado de

falsificación en el hecho de que las evidencias y certezas falsifican su propia

naturaleza interpretativa: son interpretaciones, pero se muestran o aparecen

como lo contrario, como datos inmediatos. Éste es un aspecto bastante

elemental que se da también en las ilusiones ópticas: siendo ilusiones, para el

entendimiento no avezado son evidencias. Pero igual que en éstas, el aspecto

‘falsificatorio’ debe residir también a un nivel más profundo. ¿En qué medida

las evidencias y certezas no son sólo interpretaciones, sino además

interpretaciones ‘falsas’?

Podremos resolver esta cuestión si seguimos el hilo conductor que habíamos

tomado, la crítica nietzscheana. Lo que he esbozado hasta ahora era sólo un

nivel, el más elemental, que cualquier buen lector de Nietzsche sabe que incluye

muchas otras cosas. Ahora distinguiré un segundo nivel. Es raro que Nietzsche

se conforme con demostrar que las certezas consagradas son en realidad

interpretaciones. Lo usual es que dé un paso más para demostrar que además

son interpretaciones ‘superficiales’ (Oberflächlich) de los fenómenos. De esta

manera se llega a una neutralización completa de la fuerza ilusoria de esos

contenidos cognitivos. Si el primer nivel de crítica ha extraído los presupuestos

que revelan esas certezas como interpretaciones, el segundo dirige su ataque a

esos presupuestos que sirven de base a las certezas, de modo que demostrando

la superficialidad de éstos, su superficialidad repercute, multiplicada, en las

certezas mismas.

Antes de continuar aclarando el significado del término ‘superficial’, conviene

esbozar el tercer nivel de crítica, para tenerlo presente de un vistazo. Una vez

Page 18: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 18 de 25

que ha demostrado que las certezas son interpretaciones superficiales, su crítica

se dirige a ofrecer una explicación de cómo, siendo interpretaciones

superficiales, han podido convertirse en certezas y evidencias, es decir, de cómo

han adquirido esa fuerza ilusoria de persuasión. Por consiguiente es en esta

tercera fase en la que se llega a patentizar que las certezas y evidencias, con las

que nos movemos día a día en los ámbitos práctico y teórico, son en realidad

‘ilusiones’. Sin querer entrar en más detalles, que alargarían demasiado este

trabajo, sólo mencionaré que a mi modo de ver el famoso método genealógico

pertenece propiamente a esta tercera fase. Trazándolo de manera general, su

objetivo es describir el proceso histórico por el cual meros prejuicios arbitrarios

e injustificados se han convertido en certezas e incluso evidencias17.

Pasemos entonces al punto más importante para aclarar el significado de

ilusión en Nietzsche. Resumamos en una sola frase la definición que he

obtenido de ‘ilusión’: las ilusiones son interpretaciones superficiales que a lo

largo de un proceso histórico han adquirido una enorme fuerza persuasiva que

las convierte en certezas y evidencias. Pero precisando, ¿qué significa

‘superficial’? La reacción automática es entender superficial como ‘falso’. Nos

vemos inducidos a ello además por la analogía con las ilusiones ópticas:

tenemos una imagen falsa del objeto que, por diversas causas, se hace pasar por

la imagen verdadera. Desde luego, aquí falso y verdadero se entienden en el más

estricto sentido ortodoxo, según la concepción de la verdad como

correspondencia o adequatio, sea en la tradición aristotélica o en su

reelaboración tarskiana. La imagen ofrecida tiene una forma sustancialmente

distinta a la forma del objeto real, de modo que no hay correspondencia o

adecuación entre ambas, y se dice que es falsa18. El problema es que el concepto

de falsedad no encaja con la concepción hermenéutica nietzscheana.

La concepción hermenéutica se basa en el cuestionamiento de la antítesis

(Gegensatz) verdad/falsedad y del concepto de la verdad como

correspondencia, en el que se basa dicha antítesis. Pero si todo contenido

17 Para casos concretos de este tercer nivel de crítica, remito una vez más a mi trabajo

Perspectivismo y subjetividad en Nietzsche.

18 Sobre el problema de la verdad y sus paradojas, tenemos un excelente resumen crítico en

M. Clark, Nietzsche on truth and philosophy, New York Univ. Press, New York, 1990.

Page 19: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 19 de 25

cognitivo (percepción, concepto, juicio, etc.) es una interpretación, entonces

¿con respecto a qué criterios podemos hablar de ‘falsedad’? Dicho en pocas

palabras, falso es lo que no es lo que en realidad es, pero ¿qué ocurre si este ‘ser

en realidad’ es también interpretación? Por ejemplo, Nietzsche habla a menudo

de ‘falsificación’ en el caso de los conceptos referentes a la experiencia interior:

voluntad, intención, motivo, libertad, yo, etc. Sus variadísimos análisis

psicológicos persiguen mostrar cómo todos esos conceptos son ‘falsificaciones’

de los estados interiores y los impulsos que configuran la naturaleza humana.

Ellos forman el ‘sistema vital’ del individuo, que es la auténtica realidad de su

naturaleza, en contraposición al yo y a la consciencia, que ofrecen de ella una

imagen falsificada. Pero ¿qué estatuto de realidad verdadera puede reivindicar

ese sistema vital, si todo es interpretación? Dicho en otros términos, ¿cómo

puede hablar de falsedad un pensamiento que, metodológicamente, se ha

declarado hermenéutico?

V.

Esta contradicción es una más de las famosas paradojas nietzscheanas. Yo

esbozaré una vía de solución de ella, pero sólo lo suficiente como para terminar

de dilucidar el concepto nietzscheano de ilusión. Aunque todo conocimiento sea

interpretación, no debemos concluir de ahí que toda interpretación es

igualmente válida. Nietzsche propone a lo largo de su obra otros criterios,

distintos a los tradicionales, relacionados con los valores de la vida. Pero no me

adentraré aquí y ahora a considerar qué otros criterios propone Nietzsche para

‘evaluar’ las interpretaciones y poder hacer una ‘selección’ entre ellas. Mi idea es

que esta contradicción se soluciona básicamente teniendo presente el conjunto

de términos con el que Nietzsche empareja el de ‘falsificación’. Juntos

constituyen un campo semántico que podemos englobar bajo un sólo término:

simplificación (Vereinfachung). Poniéndolo en relación con las consideraciones

anteriores, obtenemos así la tríada ‘superficialidad-falsificación-simplificación’.

Pienso que hay que tener presente esta cadena en ese mismo orden, de manera

que el término siguiente dé razón del anterior. Las certezas y evidencias son

interpretaciones superficiales porque son falsificaciones de los fenómenos. A su

Page 20: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 20 de 25

vez, son falsificaciones en tanto que simplifican los fenómenos. Pero ¿por qué el

simplificar los fenómenos tiene que abocar en falsificarlos? Yo creo que si

observamos atentamente el discurrir del pensamiento nietzscheano observamos

que funciona siempre de un modo formalmente igual: a partir de las

consideraciones hechas, vemos cómo tal conocimiento es una simplificación,

por tanto es una falsificación de los fenómenos. Evidentemente, esta manera de

proceder se explica por la visión de la realidad que Nietzsche unas veces da por

supuesto, pero que otras explicita claramente: la realidad es cambio y pluralidad

radicales, es un incesante ‘múltiple fluir’. Entre numerosos textos donde aparece

expresada, veamos el siguiente fragmento póstumo de la época de Más allá del

bien y del mal: «Interpretación [Auslegung], no explicación. No existen hechos,

todos es fluido, inasible, dúctil; lo más duradero siguen siendo nuestras

opiniones. Poner adentro sentido [hineinlegen]... en la mayor parte de los casos

se trata de una nueva interpretación respecto a una antigua que se ha vuelto

incomprensible, que incluso es ya sólo un signo»19. Por tanto, simplificar supone

siempre falsificar, es decir, reducir el devenir real, negar, obviar su naturaleza

esencial. En otras palabras, no puede haber una simplificación ‘correcta’. En la

concepción substancialista de la metafísica, esto era posible precisamente

porque se presuponía una estructura estable en lo real. Pero si lo real es la

multiplicidad y el cambio continuo, toda simplificación es ‘arbitraria’, y por

tanto falsa. Denominaré a esta tesis nietzscheana tesis nominalista. No quiero

entrar en mayores consideraciones que nos alargarían demasiado, sólo decir que

con esta denominación no pretendo emparejarlo, por ejemplo, al empirismo de

Hume, del que se diferencia en puntos importantes.

Pero Nietzsche acompaña esta tesis nominalista con otra que me gustaría

llamar tesis trascendental (trascendental en sentido kantiano): el conocimiento

sólo es posible simplificando ese devenir. Es decir, nuestro entendimiento no

puede hacerse cargo de lo real en toda su multiplicidad y mutabilidad, sino que

para asimilarlo, para extraer de él objetos cognitivos (sensaciones, percepciones,

conceptos, etc.), tiene forzosamente que simplificarlo, es decir, que reducirlo

forzosamente a unos pocos elementos persistentes: «La voluntad de apariencia,

19 KSA XII 100, 2[82].

Page 21: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 21 de 25

de ilusión, de engaño, de devenir y cambio, es más profundamente ‘metafísica’

que la voluntad de verdad, de realidad, de ser»20. Esta tendencia simplificadora

del conocimiento se constituye así, para el pensamiento nietzscheano, en un ‘a

priori’, en una especie de condición trascendental del conocimiento, en sentido

kantiano; porque es algo que no ‘está’ en los fenómenos dados, que son pura

multiplicidad y puro cambio �como hemos visto, en ellos no hay ningún apoyo

para esa operación�, sino algo que nuestro entendimiento necesita ‘poner’ para

poder conocer21.

Teniendo presente la tesis nominalista y la trascendental, podemos entonces

terminar de clarificar el concepto de ‘falsificación’. Yo creo que Nietzsche, como

hace casi siempre con los términos de la tradición, juega con un doble sentido

de ‘falsificación’: el sentido tradicional y el sentido transformado por su

pensamiento. De manera que pasa continua e inadvertidamente de un sentido a

otro. En el sentido tradicional, falsificar es mostrar algo de una forma distinta a

como es en realidad. En el nuevo sentido, falsificar es mostrar ‘algo’, cuando en

realidad no hay ‘algo’ sino �si se nos permite la expresión� ‘multitud de algos’

que cambian incesantemente. En otras palabras, las interpretaciones falsifican,

no porque muestren un objeto como otro objeto, no estando justificada esta

conexión; sino porque muestran ‘un objeto’ donde en realidad no lo hay, donde

en realidad lo que hay es un complejo de elementos siempre cambiantes.

Veamos un ejemplo: el yo22. Esta certeza es una interpretación superficial de

nuestra naturaleza en tanto que constituye una ‘falsificación’ de ella, en el

sentido de una simplificación: supone una unidad indivisible y permanente,

donde en realidad lo único que hay es un complejo de elementos

interrelacionados y que cambian continuamente.

20 KSA XIII 226 14[18].

21 En este ‘apriorismo’ de Nietzsche insiste mucho N. Davey («Nietzsche and Hume on Self

and identity», The Journal of the British Society for Phenomenology, 18, 1987, 14-29), pues en

él encuentra la diferencia radical que lo distancia de Hume y una contradicción cardinal de su

gnoseología.

22 Cf. mi libro Nietzsche: Crítica y proyecto desde el nihilismo, Ágora, Málaga, 2002, cap.

VII, pp. 131-160.

Page 22: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 22 de 25

Para completar estas aclaraciones, sólo añadiré que, como ya apuntamos,

‘superficial’ lleva implícita la connotación de ‘arbitrario’. Ésta surge en cada

momento en que la tarea crítica llega tan lejos como para hacer patente que las

interpretaciones no son sencillamente simplificaciones, sino simplificaciones

‘excesivas’ del devenir, y por tanto inevitablemente arbitrarias.

Creo que con esta caracterización de la falsificación podemos ya resolver la

contradicción que se nos había presentado. Para ello basta con tener presente lo

que se deriva del concepto de falsificación como simplificación: para evaluar un

contenido cognitivo como falso, Nietzsche, a pesar de lo que pueda parecer, no

recurre a contraponerlo a otro verdadero. Es decir, no es como si dijera: el

objeto considerado dicen que es así, pero en realidad es de otra manera. Sino

como si dijese: dicen que el objeto es así, pero en realidad lo que ocurre es que

‘no hay objeto’, sino una multiplicidad cambiante que habrá que considerar

parte por parte, y a través de sus largos procesos temporales densos de cambios.

Podría replicarse que esa imagen del devenir es ya una imagen o

interpretación verdadera, en el sentido de correcta, de lo real, de modo que

Nietzsche vuelve a caer en la contradicción citada: contraponer un contenido

cognitivo verdadero cuando previamente su teoría hermenéutica ha negado la

existencia de toda verdad. A mi modo de ver esta réplica mezcla sofísticamente

los distintos niveles lógicos23. Básicamente por dos razones:

(i) Hay que distinguir entre un nivel más bajo, ‘objetual’, en el que se describe

concretamente el objeto. Por ejemplo, en la antropología cartesiana, el hombre

posee un yo que está constituido por la autoconciencia. Y otro nivel superior,

‘metaobjetual’, en el que no se da ninguna descripción concreta, porque se

habla, no del objeto, sino de las descripciones que se intenta dar de él:

afirmando que ninguna descripción es válida porque no hay objeto alguno que

describir. En el ejemplo propuesto, la antropología metafísica se mueve en el

nivel objetual, mientras Nietzsche desarrolla su crítica desde un nivel superior,

que podríamos llamar ‘metaobjetual’. Por tanto, las afirmaciones de Nietzsche

23 Este distinción de niveles lógicos va dirigida a invalidar la acusación de inconsistencia que

se ha hecho a su teoría de la verdad, de entre las cuales la más importante es la de R. Rorty. Cf.

Contingency, irony, and solidarity, Cambridge University Press, Cambridge, 1989.

Page 23: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 23 de 25

no son ‘verdaderas’ en el mismo sentido en que lo son las de la antropología

metafísica. Al pertenecer a un nivel lógico superior, las aserciones de la crítica

nietzscheana no pertenecen al grupo de ‘descripciones más verdaderas del

objeto’, no versan directamente sobre el objeto, sino sobre las relaciones que

intermedian entre las descripciones y el objeto.

(ii) Esta distinción significa que hay que entender en cada caso correctamente

las tesis nietzscheanas. Veámoslo con un caso concreto para no perder al lector

en generalidades. Cuando Nietzsche contrapone a la interpretación metafísica

de la naturaleza humana bajo el concepto de yo, su propia interpretación como

‘sistema vital de impulsos’, no está contraponiendo a una descripción concreta

otra descripción concreta más verdadera, sino sencillamente a una descripción

concreta, una serie de criterios metodológicos de investigación más fructíferos

para acercarse a lo real. Deducir de ahí que a la vez nos propone una

‘descripción verdadera’ es malentender el proceder de su pensamiento. Es decir,

bajo su crítica no hay que sobrentender la afirmación dogmática «la naturaleza

humana no es como dicen ellos sino como digo yo», sino el criterio

metodológico: «allí donde la investigación se haya detenido en una

‘substancialización’ (la unidad del yo), no te detengas, sino sigue intentando

sacar a la luz, pacientemente, la pluralidad y el cambio que hay detrás». Pienso

que sólo bajo este punto de vista hay que entender las descripciones concretas

que desde luego ofrece Nietzsche incesantemente: como propuestas para sacar a

la luz más y mejor el devenir. Pero en cuanto descripciones concretas también

ellas, aunque en menor grado, simplifican el devenir, y por tanto caen bajo el

efecto de ilusión.

En definitiva, hemos llegado a lo que me había propuesto demostrar: que

detrás del concepto de ilusión nietzscheano está el concepto kantiano de ilusión

trascendental. Lo que quiero decir es que la mejor manera de entender el

primero, para evitar las paradojas y los malentendidos, es hacerlo según el

esquema del segundo: Nietzsche califica las certezas de ilusiones en el mismo

sentido en que lo entiende Kant: no porque muestren lo real como no es, sino

porque suponen un objeto donde en realidad no hay ninguno, tenga la forma

que tenga. Es decir, igual que las ilusiones trascendentales, las ilusiones

nietzscheanas ‘no poseen objeto’, más aún, ‘no pueden poseer objeto’, ya que en

la realidad no hay forma sólida alguna, ninguna ‘cosa’, ninguna ‘substancia’.

Page 24: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 24 de 25

Igual que en Kant, no es una cuestión empírica, sometida a la contingencia de la

investigación o del individuo. La ilusión está, no en producir un objeto distinto

al real, sino en el simple hecho ya de producir un objeto, porque frente al fluir

incesante del devenir todo objeto es ficticio. Además, igual que en Kant, la

ilusión de que hay objeto, donde no lo puede haber, se sigue produciendo

siempre, aún después de ser reconocida; puesto que nuestro entendimiento,

nuestro pensamiento, no puede afrontar el caos del devenir tal cual, en su

cambio y multiplicidad radicales, sino que tiene necesariamente que crear

objetos en el devenir, tiene que solidificarlo.

VI.

Para finalizar retomemos las conclusiones a las que habíamos llegado con la

segunda de las razones aducidas para resolver la paradoja de la

autocontradicción. Habíamos dicho que sólo bajo un punto de vista ‘operativo’

hay que entender las descripciones concretas que ofrece Nietzsche

incesantemente acerca de múltiples ámbitos de estudio: como propuestas

procedimentales para sacar a la luz cada vez mejor el devenir. Pero en sí

mismas, en cuanto descripciones concretas, también ellas, aunque en menor

grado, simplifican el devenir, y por tanto caen bajo el efecto de ilusión. Se

concluirá entonces que volvemos al principio, que qué sentido tiene dar tantas

vueltas para terminar siempre en ilusiones. Y sin embargo, observando

atentamente, vemos que sí se ha hecho un gran avance. Porque, como hemos

dicho, simplifican pero en menor grado. Es decir, lo importante, aquello que hay

considerar, en la teoría y en la vida, son los grados, no los términos absolutos.

Los términos absolutos son ficticios, sólo hay grados de verdad y falsedad. En

términos absolutos, todo es falso o todo es verdadero. En la época de Más allá

del bien y del mal hallamos explícitamente confirmada esa conclusión: «Ya no

encontramos que haya oposición entre ‘realidad’ y ‘apariencia’, hablaríamos en

todo caso de grados del ser, o mejor aún, de grados de ilusión [Graden des

Scheins]»24. Lo importante es conseguir descripciones de lo real que recojan

cada vez mejor su multiplicidad y mutabilidad.

24 KSA XI 637 40[20].

Page 25: La Ambivalencia de Sentido en el Lenguaje y el Pensamiento de Nietzsche (M. Parmeggiani)

Marco Parmeggiani La ambivalencia de sentido en el lenguaje y el pensamiento de Nietzsche

Página 25 de 25

Vemos así que el concepto de ilusión introduce la ambivalencia de sentido en

la misma cuestión de la verdad. Nuestras teorías, nuestros pensamientos no

tienen un sentido fijo de verdad o falsedad, sino que son, ora verdaderas, ora

falsas, según las circunstancias y las fuerzas en que vive inmersa la existencia.

Lo importante por tanto no es buscar la Verdad, un criterio único, una fuente

única desde la que unificar el sentido de verdad de toda la existencia y parcelar

su terreno en compartimentos ordenados y dirigidos, a fin llegar a poder

decretar en cada momento, expeditivamente, la verdad o falsedad de cada caso;

sino el aprender a moverse sin un criterio absoluto de verdad, aprender a

moverse entre grados de verdad, en un espacio liso, no previamente parcelado,

donde según el punto de vista un mismo contenido cognitivo puede ser

verdadero o falso. Experimentar, vivir la vida en esta ambivalencia de sentido

con relación a la verdad es vivirla como afirmación absoluta, como pura

inmanencia, que no deja que nada la justifique, que nada dé razón de ella,

porque es ella la que da razón de todo, da sentido a todo: al conocimiento y a la

acción individual y colectiva. Ahora bien, no como las instancias metafísicas,

sino dando múltiples sentidos, irreductibles y sin tener ella misma sentido. Y

eso sí, siempre que sea la vida –y ninguna otra– tal cual está contenida en la

figura del dios Dioniso, la vida hecha de exhuberancia, desbordamiento, que es

potencia, beatitud completas.