La Deconstrucción. Tesis. Libro Derrida

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., 9 y uplementos Anthropos, 13 (1989) 9 7 gs ree, S.L. 002 Barcelona 529-1997 h ..... ,.., Se o Editoriales 93 697 22 96 a, 127. Barcelona - Pr_..,,.,,, 1 pain . . • islf1'cl.r '''.'· o . n pat!C, m r tg ;,nrro. put.hca.cJ6n no puede r reprod c1da, m en todo "'.e metlio ca 111 cc tiÍ'" e e por nmgun ' · ¡)01 m•onnacrón, en ninguna .orma nt 1 miso p1C\ 10 Pl_, .. .... co, por fotocopia, o cualquier otro, m e pcr 1 1 1 1 S t 11 i] id el El arte teatral debe · el lugar primordial y privil - giado de esta d trucción d la imitación: más que nin- gún otro, ha quedado marcado por ese trabajo de re- presentación total en cl que la afinnación de la vida se deja desdoblar y surcar po la negación. Esta represen- tación, cuya estructura se imprime no sólo en el arte sino en toda la cultura occidental (sus religiones, sus filosofías, su política), designa, pues, algo más que un tipo particular de consuucción teatral. ( ... ] Pensar la clausura de la representación es, pues, pensar la potencia cruel de muerte y de juego que per- mite a la presencia nacer a misma, gozar de me- diante la representación en que aquélla se sustrae en su diferencia. Pensar la clausura de la representación es pensar lo trágico: no como representación del destino sino como destino de la representación. Su necesidad gratuita y sin fondo. JACQUES DERRIDA Mímesis y representación con1o imágenes de la presencia son dos referen- cias que quedan descatalogadas de una visión desconstructivista de la escritura _ el discurso. El proceso de la desconsuucción es una \ia singular y concreta que acontece en un lugar y tm tien1po peculiar, en la din1ensión del otro, de lo casi siempre silenciado en la tradición. Por eso n1isn1o e entiende ésta como intui- ción y estrategia de e cdtura que e instala en la propia escritura. Ha, quienes no pueden concebirla n1ás que bajo la forn1a d i ten1a método. Y formula sus criticas «centuando sus diferencia· n estos pecto . Pero la intuición de la desconstrucción camina por otras " nda. Es m:L bien la operación de de mon- t«r un edificio o artefacto, para qu puedan apare r u e tructura a la vista, sus nervadur-as, y al mismo ti , pu da b t:n r la pr cariedad de u e t.Iuc- tura fon11al que, t:n d f n 1 , n ·¡li " na pu que ni con titu\e un cen- tro, ni un principio, ni una fut:rza, • ni i ui ra '1 r a la le d los .. cante i- miento . No t. s alo·o me.: t .un nll:' n th· Ya qu junt a la operación el d monl¡lj' va imt licita In .11trm·1 i n d una pl u ta on tn..tctha. · · im¡ H l'llll situat n l1 1 ro¡ tra li aport .. un lenguaje, unn «l 1f.ls d 1 ns.lmi nl .' ·us vbion d la realidad. 7

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Derrida

Transcript of La Deconstrucción. Tesis. Libro Derrida

., 9 y uplementos Anthropos, 13 (1989)

9 7 gs ree, S.L.

002 Barcelona

529-1997 h ..... ,.., Se ~e o Editoriales

93 697 22 96 a, 127. Barcelona

- Pr_..,,.,,, 1 pain

. . • islf1'cl.r '''.'· o . n pat!C, m r tg ;,nrro. put.hca.cJ6n no puede r reprod c1da, m en todo "'.e ~ metlio ca 111cc tiÍ'"

e e • por nmgun ' · ¡)01 ·~ m•onnacrón, en ninguna .orma nt • 1

miso p1C\ 10 Pl_, .. ,.Ji~ .... • co, por fotocopia, o cualquier otro, m e pcr

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S t • 11 i] id el

El arte teatral debe · el lugar primordial y privil -giado de esta d trucción d la imitación: más que nin­gún otro, ha quedado marcado por ese trabajo de re­presentación total en cl que la afinnación de la vida se deja desdoblar y surcar po la negación. Esta represen­tación, cuya estructura se imprime no sólo en el arte sino en toda la cultura occidental (sus religiones, sus filosofías, su política), designa, pues, algo más que un tipo particular de consuucción teatral. ( ... ]

Pensar la clausura de la representación es, pues, pensar la potencia cruel de muerte y de juego que per­mite a la presencia nacer a sí misma, gozar de sí me­diante la representación en que aquélla se sustrae en su diferencia. Pensar la clausura de la representación es pensar lo trágico: no como representación del destino sino como destino de la representación. Su necesidad gratuita y sin fondo.

JACQUES DERRIDA

Mímesis y representación con1o imágenes de la presencia son dos referen­cias que quedan descatalogadas de una visión desconstructivista de la escritura _ el discurso. El proceso de la desconsuucción es una \ia singular y concreta que acontece en un lugar y tm tien1po peculiar, en la din1ensión del otro, de lo casi siempre silenciado en la tradición. Por eso n1isn1o e entiende ésta como intui­ción y estrategia de e cdtura que e instala en la propia escritura. Ha, quienes no pueden concebirla n1ás que bajo la forn1a d i ten1a ~ método. Y formula sus criticas «centuando sus diferencia· n estos a~ pecto . Pero la intuición de la desconstrucción camina por otras " nda. Es m:L bien la operación de de mon­t«r un edificio o artefacto, para qu ~ puedan apare r u e tructura a la vista, sus nervadur-as, y al mismo ti m¡ , pu da b t:n r la pr cariedad de u e t.Iuc­tura fon11al que, t:n d f n 1 , n ·¡li " na ~; pu ~to que ni con titu\e un cen­tro, ni un principio, ni una fut:rza, • ni i ui ra '1 r a la le d los .. cante i­miento . No t. s alo·o me.: t .un nll:' n 'a~ th· Ya qu junt a la operación el d monl¡lj' va imt licita In .11trm·1 i n d una pl u ta on tn..tctha.

· · im¡ H l'llll situat n l1 1 ro¡ i~ tra li ~¡ aport .. un lenguaje, unn «l 1 f.ls d 1 ns.lmi nl .' ·us vbion d ~entir la realidad.

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. . · En te - o 1 l . Hola · H -1 · h má que n1etáfora ·. E · · on truc l0lllsn10 g1a de

. nt u n • w • '6 . 1 . . . no es t '""'"'_!

1• rechaza ino la aut on1p 1 1 n . a JUStificación met 'd· ant0 .

t o o 1 • l d. o lea l . ma alternativa «entr n1" o e ·trnmeto tcidad» ent (. · 0 tem tlZ.. ... t fi · · · 1 . ' re 160'1

.............. r] a filo:ofía y lit ratura. En e mtiva. tema~IZar a Indecibilidad, la t:.•Ca . ' il . do La activida de la re on tiucctón de una tran-.a au. n ·a, Io - en m · ~ ....... compie· -e Jo- te,·to· ingulare- qu b on1p nenl. . , d fi Ja

- . . p tti centra rápidamente a cuestion cuan o a nna que 1 Cn -tma ere " " . al d . . « a estra d 1 d _ on trucción con tituye una p, anca e Intervención activ ·

eQ'la e a ese . . b", a que s . e 61 en el ámbito filo ófico-teónco stno tam 1en, en el terreno p lí . e 1 :rce no o ' fu d o tica.

. E e ·te ntido aparece claro que lo n amen tal es desmonta ractico >. n . . . r una e oposicione- jerarqwzada tales como lo seno 1 lo no seno; lo litera . ne . . b . 1 . . , ., no ¡

1 t-co'n"co· la realidad 1 1 .. ~1cc1on ... que aJO a oposicion mas general tod , o me a.L1 , ' • • • avta el discurso filo ófico 1 disc~ rso hterano, conforman la Imagen del viejo maní. ueísmo que rige el pensamient~ occidental. . . ., , .

1 desconstrucción tiene eVIdentemente una dimension pohtica que va m, allá del espíritu critico. Pero su entendimien~o y vinc~~ción requiere compre: er justamente la necesidad de descon_struir, de sohc1~ar la propia oposición

entre lo teórico y Io práctico». Por eso rmsmo, el pensamiento ha de ser audaz y lie:roso, cha de inventar un gesto diferente a fin de no dejarse apresar por el

pod;r intolerante y com1ptor de la máquina institucional». Ha de ser el filósofo, ensador intempestivo y apánida, que no se afinca en ningún tiempo y lugar, y

entonces se romperá en él el aparato del poder y del saber. Un pensamiento de esta naturaleza no se puede integrar en el aparato institucional, «Se produce

quietud y desazón resultándole intolerable, incatalogable: irrecibible». De este .. odo vemos como la desconstrucción no sólo actúa sobre los enunciados, sobre

contenidos de sentido, sobre las expresiones formales de los filosofemas, sino e se e·erce sobre las relaciones y estructuras institucionales (políticas, econó-

IrJcas, sociales), sobre las formas h istóricas de su configuración». . • La historia del pensamiento y los procesos institucionales parten de la rms-

a base ideológica: el logocentrismo, esto es, «discurso racional que pr~~ende ar razón, fundamentar, garantizar, legitimar tanto la autoridad del sigmfi~ado

cendental como la del sistema institucional... En el espacio dellogocentnsmo

esarrolla a gran maquinaria del saber (sentido-verdad-univocidad) ~ del poÍ a oridad-jerarquía-dom inación -legitimación) regida por la instancJa for1lla

d' amente neutra de lo Uno y lo Mismo». ·¿ ue .. 0 P ede "dentificarse Ja desconstrucción con un método en el seno

0 q vo

e ap ·ca ca ez a una singu]aridad a un idioma· ha de inventarse de nue 1e

1 1 'bi ya qL en cada caso De este modo, el pensamiento de Denida es irrecibl e ' Ita funda L que resu

su ....:na Y u estrategia «en la ley de la indecibilidad». ey

b ·olutrunenl extmña a la homogeneidad y univocidad de la 1nstitución. Conci-' S } • • má l, ·¿ ·unente dice . de Perelli: «La indecibilidad es a expenenc1a s UCl a y

1 ~mbién la más anicsgada por la que puede optar el pensamiento._Y ell~ porque

5 asimismo la condición misma de la responsabilidad en su dimensión más dgurosa». En este sentido, «La responsabiUdad es siempre creación Y riesgo», no liene su fundamento último y definitivo en lo calculable.

IIe aquí, pues, algunos de los hilos posibles que tejen la idea de la descons-tn icción .

Los escritos que siguen en esta segunda y breve antología son la plasmación textual evidente de su riqueza y apertura a un nuevo pensamiento. Qué sea el área, la otredad de lo indecible, nos lo expresan estos textos.

El primero es un documento singular que titula «El tiempo de una tesis: puntuaciones», material éste que presentó en la defensa de su tesis, después de haberlo estado difiriendo veinticinco años. Señala su manera de enfocar el tema, su distanciamiento, su concepción de la misma y cómo, en realidad, el argumen­to de la misma se refiere a la obra publicada por el autor hasta entonces. En este texto recorre las principales etapas de su escritura. El eje del discurso parte desde un tema inicial «La idealidad del objeto literario>> que va a centrar mu­chas de sus investigaciones y expresiones textuales desde 1957. ¿Qué es literatu­ra? ¿Qué es escribir? Hasta lograr un punto difícil de fijar en la idea tradicional de una defensa de tesis, lo que le importa como resultado es un proceso de es­critura, es estar siempre en alguna nueva movilidad.

El segundo escrito, «Carta a un amigo japonés», e.h-pone algunas reflexiones acerca de la palabra desconstrucción con motivo de ser traducido alguno de sus textos al japonés. Se enfrenta en este trabajo con la dificultad de definir y tradu­cir. Insiste en cómo la desconstrucción no es ni un acto ni una operación. «La desconstrucción tiene lugar»: es un acontecimiento. «Desconstruirse [es) perder su construcción.» Un texto vibrante y muy lúcido. Su lectura es una buena ma­nera de entrar en su pensamiento abierto, indecible.

El tercero lleva por título «¿Qué hacer de la pregunta "¿Qué hacer?"?». Bas­ta con adentrarse en la breve lectura del texto; es un ejercicio de apertura indefi­nible.

El cuarto, «Tener oído para la filosofía. Entrevista de Lucette Finas con J. De­nida», .se trata de una amplia entrevista en que se abordan algunos de los temas más interesantes del pensamiento denidiano; se hace referencia a un texto en que se explaya en escritura: márge11es en que se pregunta por los límites de la fi­losofía. Se incluye ahí el concepto roto, agujereado, de la différance que se dis­persa hacia lo otro del concepto. Lo mismo la figura de la disenzinación. Lo que se dibuja en el texto es un nuevo concepto de escritura. Se trata de un material intenso y cualitativamente diferente.

. El quinto y sexto escritos forman parte de un amplia entrevista que se orga­ruza en dos partes. La primera se titula «Entre corchetes» y la se~da <Ja o en 1 D 1

a estacada».

. En la primera parte del escrito hay una cuestión palpitante en forma de Interrogación que se razona o se dirime en todas sus respuestas. La pregunta del

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Ere 1 PreQUllt .. · .. denlOH\J ~ · • n1p 1amente en ellas. De e t que • er nte a a::> CJ • • • • • s a n1an

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O,_, cuestión a la que va a ,-efenrse en el texto es a las relacion d u ... 1 n· . 1 1 es e su · ·nrelectual con la p lítica os con 1ctos socia es y a cultura en rra aJO 1 " . . d' . ., . e genera}·

odo e ·pedal con la uruvers1dad y con la e ICion. Sus relaciones son • e m . . «nece-·amente múltiples>> .Y. est'm en. ~lena re~omdo ... Le. plantea e! ~ntrevistador

otra cue~tión: si la a tn'ldad filo ~ofica reqwere algun tipo de actiVIdad polític De pué~ de un amplio análLis responde conciso: «La actividad filosófica no r:~ t iere una práctica politica, ella es, de todos modos, una práctica política».

y finaliza con do ~ series de cuestiones: le pregt.mta por su relación con el marxismo y bajo qué forma la actividad desconstructiva puede actuar sobre apa­ratos institucionales y sobre procesos históricos. ¿Qué es lo problemático en el uso marxiano del término ideología? ¿En qué difiere la metafísica occidental de la teoria marxista? ¿Cómo podria pensarse su secuencia en relación con la histo­ria de las relaciones sociales? Le interesan las preguntas y las acompaña con sus respuestas.

El último escrito se refiere a una entrevista también de J. Derrida con Ch. Descamps en que se plantea diversos temas acerca de la ciencia, de su trabajo filológico y la escritura, y su relación con Lacan, Freud, Heidegger. Concluye con este pensamiento respecto a la transformación de las relaciones de las insti­tuciones de investigación y enseñanza, la ciencia, la técnica y la cultura con el Estado. Dice: «Es indispensable, si es que se quieren crear otras relaciones entre a racionalización del Estado y el saber, la técnica, el pensamiento, establecer ue as formas de contrato o incluso disociar radicalmente los deberes, los pode­es y las responsabilidades».

Se cierra este Cuaderno con una breve relación bibliográfica, concretamente a o ra editada en español. .

f 'lencta­us textos muestran un pensamiento vivo que nos enfrenta a la az SI

e a cu tura occidental: lo indecible. El conjunto de estos trabajos nos abren e camino 'eti. e · na nueva pra co Y e1ect1vo de la desconstrucción y nos adentran en u teoría e a escritura Y la lectura textual.

El tiempo de una te is: puntuaciones7(

. . , ¿Debería hablarse de una época de la tesis? ¿De una tesis que requenna

tiempo, mucho tiempo, o de una tesis a la que le habna pasado su tiempo ... ? En una palabra, ¿hay tm tiempo de la tesis? E incluso, debería hablarse de una edad de la tesis, o de una edad para la tesis?

Pennítann1e que empiece susurrando una de esas confidencias de las que no voy a abusar: jamás me he sentido tan joven y, a la vez, tan viejo. A la vez, en el mismo instante, y se trata del mismo sentimiento, como si dos historias y dos tiempos, dos ritmos, se entregasen a una especie de altercado dentro del mismo sentimiento de sí, en una especie de anacronía de sí, de anacronía en sí. Así me explico, por una parte, un cierto trastorno de la identidad. Por cierto que esto no me resulta totalmente desconocido, y no me estoy quejando siempre por eso, pero he aquí que acaba de agravarse de una forma brutal, y este arrebato casi me deja sin voz.

Entre la juventud y la vejez, la una y la otra, ni la una ni la otra, una indecisión de la edad es como un malestar de la instalación, una inestabilidad, no diré un trastorno de la estabilidad, de la estancia, de la estación, de la tesis o de la postura, sino de la pausa en la vida más o n1enos bien ordenada de un universitario, tm final y un comienzo que no coinciden, y en el que entra en juego, sin duda, además, tma cierta separación alternativa entre el goce y la fecundidad.

Esta anacronía (n1e refiero evidentemente a la mía) tiene un gusto muy familiar para n1í, cmno si siempre se n1e hubiese dado cita con lo que, ante todo, debía, muy ptmtualmente, no llegar jan1ás a su hora. Demasiado pronto o den1asiado tarde.

Desde hace den1asiado tiempo n1e he preparado para la escena en la que comparezco aquí para una defensa de la tesis: sin duda la he premeditado, des­pués aplazado, finahnente excluido, desde hace demasiado tiempo excluido como para que en el día en que, gracias a ustedes esa escena tiene lugar, ésta no ?1antenga para mí un carácter de irrealidad un. poco fantástica, una especie de In1probabiliclad, de imprevisibilidad, incluso de in1provisación.

Ha~e. ahora ca.si ~5 años en1prendí la preparación de una tesis. Era apenas una decisión, n1e hn11taba a seguir entonces el n1ovimiento que se podía consi-

1 ~ Este tex~o fu~ presentado en la sesión de defensa de la Lesis, basada en las obras publicadas. que tuvo

ug~t en la Untvcn;t~lad de la Sorbonne, el 2 de junio de 1980, ante un ttibunal fom1ado por los profesores Au cnquc, De Gnncltllnc, Desnnli, Joly, Lascnult y Lévinas.

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uien e -to n ·ando al hacer al u ·ión a la trn r toria d i n en una s cuencia tnuy üalable dentt~ d la hi to­

b in ·titución filo ófica fran e a. o vo a tener J ~

medio este el lugar, parn analizar esa secu ncia. Pero omo, r 1otiYo ue no p en ~ólo del tiempo lin1itado de qu di ·p ngo, no e· 1 o cu ·tión e unir lo trabajo· que les han ido ·mnetid · a u ·mri-

'ón en lo u ria un p- ·entación en forn1a de onclu ·ion o :le t i ·; o por otra rt , no uiero lin1itar con una introducción d n1asiado late-a la

ión qu eberá r n'r continuación, he pen ado que podda quizá. av n-urar algun pro icion frngtnentaiia , pr 1in1inares, de ignar alguno pun­o d e erencia ntre 1 m ri ible a propósito d las int 1 ·eccion s ntre

uell ecuencia históiica ci rto movimiento o 1notivos qu n1e han atraído, eni o o d plazado dentro de Jo Jímit de mi trabajo. .

, acia 19 7, re · tré, como uel decirs , un ptim r t rna d tesi · L La 'd aJid d d I objeto Ht rnrio». Actualm nt título pare e

1 ~ 1. 1 1 s¡ u.: t o n o menor, a o ra entone y voy a p 1 am1 a n · R cibi la aprobación d J n H J ppolit , qui n d bía diti ir c.:~l·ta

. bf 1 n 't'l o, ~," qu no, o a qu hizo in hac rJo d cir, con1o sa 41 h . . . . . , es 1 ÍJI tu 1 a o, e uno d Jo muy poco n a r ha e rlo, omo . .11 , ' mpr bi rto, at nto a lo qu no m o no 4 toda fa in te.: h TI • c.,

. nucn 1 1, o por no jerc r ninguna pr; ión i n nin 1n 111

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rrD>n.o, ....... , ' • IÍ U ll ' v..x..m nt adond me JI a n mi. pa o . Qut ro qt

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(Quitt .. d n 1 a· aniv r. uittt.:, lit-dl'. a n ¡·1· .1ni · ·. n' anin. · l a·.)

La id~ali l-1d d ·1 obj t lit 1-ati h.: t tul nt t

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natural, objct no 1nat<.::má.ti o n mat matiz 1 1 . I 1 di~ 1 1 t . ·in d l · objc.:t · d arte pb tic mu ·i al. · i ir, d t l 1 j n1¡l giad p r Hu .,d n ·u· an.\i i· J' h lj ti\'id-li i:l l. Pu ·. t n lado un l t · an1 nt . · -ilnll 111 nt , nü int 1 · · n1. n:t :n1t ant Iior in }u·o al inlet ' fil fi , ·i S l •i l i \ \n i l \1lit l .. lhn. h.\ i } esctitm~\ llamada lit t~uia.

¿Qu · la lit ratm .. :l? n ptim r lu ·"". · lU ~ til i1· . bit· llc .. , a 11 .1st )ll\·u· ha ·ta la u ·ti n 1ll · • in lu

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1 d it· t 't. . Di h 1 oh"l n1·m 1 \ · h ·1quí 1 -;, imp liaba ¿ u<. n l 1 in 'ti¡ i n · 11

·? ¿ lU . ., qui n 11 ·¡ n l ·t . ·. u l ·1 1 nh

1 1tut , i n ia . lit t.ltm 1 l líti ., lit 1 1tu1.l, t · lit 1 \ttn

. lit t tm , h ·1qu n l.l ·1l tt 1 i n i u t\tul 1, u ·ti n n1 ·in dud 1 · ·t nf \ t: n mt llt 11 , 1' 1 1 · · u \ ·u u 1 ' inqui tu 1: ·¡ r qu Lln 1lm nt m in 1 1 1 in 1 ·l i n

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~ • . b1en on .: ' ' , . os lu nton es, _m m 1 , francesa parecia a veces eVItar, se trat d gares

'ert fenomeno Oo .. . l . . d 1 hi . e e la h· que un .. ci .' . e Ja hi toricJdad de a ciencia, e a stona de los o . lS-

toria, de la cJen Jacla r consiguiente también de la política, incluso bJetas · eales Y e la e rd.: ' po uí como un índice entre otros, un libro del q de la . . . -iera re ar a , . d al d . u e Ya no enea. w li ro uvas méntos se pue en v orar e muy diversas m e bla hoy, un , · alQUllos de n osotros, el lugar de una tarea d ane.

ue marco ara e d ' e una ras, pero q. t ién de un impasse. Se trata e Fenomenología Y J~ e:; ulta sm u a am . rnate-~~ '. , tico de Tran Duc Thao. Tras un cornentano que reconstituía el nalzsmo dialé e 1oma traSCendental y especialmente el paso de la con ti roceso de la 1enomenot ~ " . . . b , . S • P . , , . la onstitución genet.Ica, el libro Intenta a, con un eXIto menos tucton estanca a · ali dial ' t · h , · e idente, a rir el camino hacia un maten lsm~ ec Icdo quale Canba J.usticia a . . . ·QUTosas de la fenomeno og¡a trascen ent . a e Imaginar

crert.as eXIgencras n -= . . , , . cuáles podían ser los envites en JUego de una tentativa com~ esa, y el eXIto . b aue lo que se ponía en juego. Por otra parte, ciertas conclusio-IDlporta a menos ~ .

1 ·

dial , u· dialecticistas de Cavailles, podian Interesarnos por os Illlsrnos nes ec cas, · · (fil ,

· Es espac1·0 marcado imantado por estos enVItes en JUego oso-monvos. en un , cos y políticos) como emprendí al principio la lectura de Husserl, e~pezando

con una Memoria sobre el problema de la génesis en la fenomenolo~a de Hus· serl Ya entonces aurice de Gandillac quiso supervisar ese trabaJo; hace 26

· · . . d · do que se años formaba por sí solo mi tribunal en su mtegnda , Y SI recuer redujo a a tercera parte del tribunal para una tesis de tercer ciclo (De la gran~-

h , 1 para expresar e tología en 1967), y a la sexta parte del tribunal de oy, no es so 0 arar a

· agradecimiento con esa emoción de la fidelidad que no se puede co:~é más ·nguna otra cosa, sino para prometerle que en adelante ya no exten

esa arcelación y esa división proliferante. Ésta será mi última defensa. tria rne T z · de la geom.e .rr:: este primer trabajo, la Introducción a E o:zger: ada de la fen.o-

nn o a aproximación a algo así como la axiomática 1mpens 1

·ntuiciont5· e 0 ogía husserliana, de su «principio de los principios», a saber ebiierna de su

· · · b '6 al pro f 'nk H.I.V, e n eg10 a soluto del presente viviente, la inatenci n decía 1 '

:za enunc'ación fenomenolóuica al discurso trascendental, comodentaL a tJil ·da d ~ ' scen · roo eces e recunir, dentro de la descripción eidética 0 u-a. er él rrus 1

··~I...La e n I"V"'.A: • " s1n s éste e 0 }JV\Ua estar sometido él mismo a la epo¡e - do era e e te nd . to cuan

ano-, Y así a un lenguaje ingenuo JUS

1 , 1• ¡Josibl todos los paréntesis o la~ comillas fenomenológicas. Esta axio-qtt~ l.l ' . . bl á .

ll.c't ÍlHJJ usada me pan.~cfa que limitaba el despliegue de una pro em t1ca 111• • • d b d . d .

1 e uente de la escritura y de la huella, cuya neces1da esta a es1gna a s1n COl • . embargo en El ongen de la geo111el rfa, y sin duda por pnmera vez con ese ng~r en la histmia de la filosofía. Efec..livamente, Husserl situaba el recu.rso a la ~n­tura en la constitución incluso de los objetos ideales por excelencia, los objetos matemáticos, pero sin enfocar -y con motivo- la amenaza que la lógica de esta inscripción hacía pesar sobre el proyecto fenomenológico mismo. Natural­mente, todos los problemas elaborados en la Introducción a El origen de la geo­metría no han dejado de organizar las investigaciones que emprendí m ás adelan­te en torno a corpora filosóficos, literarios, incluso no-discursivos, especialmente picturales: pienso por ejemplo en la historicidad de los objetos ideales, en la tra­dición, en la herencia, en la filiación o en el testamento, en el archivo, en la bi­blioteca y en el libro, en la escritura y en la palabra viva, en las relaciones entre semiótica y lingüística, en la cuestión de la verdad y de lo indeciclible, en la irreductible alteridad que viene a dividir la identidad consigo del presente vivien­te, en la necesidad de nuevos análisis concernientes a las idealidades no-mate­máticas, etc.

Durante los años que siguieron, desde 1963 a 1968 aproximadamente, in­tenté constituir -especialmente en las tres obras publicadas en 1967- algo que no debía, que sobre todo no debía ser un sistema sino una especie de dispositivo estratégico abierto, sobre su propio abismo, un conjunto no cerrado, no clausu­rable y no totalmente formalizable en reglas de lectura, de interpretación, de escritura. Tal dispositivo me permitió quizás revelar, y no sólo en la historia de la filosofía y en el conjunto socio-histórico en relación con ésta, sino también en presuntas ciencias o en discursos sedicentes post-filosóficos entre los más mo­dernos (en la lingüística, la antropología, el psicoanálisis), revelar ahí, pues, una evaluación de la escritura, y a decir verdad una devaluación de la escritura cuyo carácter insistente, repetitivo, incluso oscuramente compulsivo, apuntaba a un conjunto de constricciones de larga duración. Estas constricciones se ejercían al precio de contradicciones, de denegaciones, de decretos dogmáticos, y no se las podía localizar en un topos circunscrito de la cultura, de la enciclopedia o de la ~ntología .. Al sistema no-cerrado y fisurado de esas constricciones, propuse ana­lizarlo baJo el nombre de logocentrismo en su forma filosófica occidental, y bajo el nombre de fonocentrismo en el área más e>..'tenclida de su imperio. Natural­m~nte: yo ~o podía elaborar ese dispositivo y esa interpretación sin privilegiar 0 mas bien sin. reconocer y exhibir el plivilegio del hilo conductor, 0 el analizador lla~ad? escntura, texto, huella, y sin proponer una reconstrucción y una gene­raliza.ción de e~t?s conceptos: la escritura, el te. ·to, la huella, como del juego y el trabaJo de la ~tflérance, cuyo papel era a la vez constituyente y desconstituyente. Esta estrategm pudo pare~er una defom1ación abusiva -algunos precipitada­mente la llamaron metafónca- de las nociones corrientes de escritura, de texto ? de huella, Y pudo ~ar lugar, para quien se atenía a esas viejas representaciones Interesada~, a .t?do tipo de malentendidos. Pero yo me he esforzado incansable­mente en JUstificar esta generalización sin límite, y creo que toda ruptura con-

15

1 11 11 i 111

1 wz.u

n l.l n i 1 ·t \ i lll 1 u 1 ·. t li i lll 1 ·l l

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l 111' h.lll.l po ihlt todos lo~ Jl:lll Jllt ::¡ j () 1 1 ( nlill.l t. 1 ( 11 .1 ol !TÍ • L l

,:~o\IH" j¡ 111 wll ' ,,dn nw p.ut, ¡,, qut liwitab., l d plt ·.tu d un·

t nW•t'tlll'lllt• dt· la t'Stltltll ;1 y de l. h11ella, ( uy.1 11 tdad tnl • t•ntb:u gc, t'll l·ftn tJ:en de lo gc•n1Ju·ltto, y in dud.t 1 or pt irn 1 ._ V z ( 1

.11 J:~ histori.1 dt J., lilo~olfa . 1 .ll'tltvaut 111 ~ , lltt 1l itu. b.. l1 lll ( ~• 1

• r • . , ' . .., ': ..

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ltu 'n l'll la tOtlstitucitm incluso dt los objttos id rl l' a· X ·1 ni, 1 obj l

111 ,1te1w ticos, Jll'lo sin tlllOl.u y < on llH tiv b . 111 na.r.t u 1 ~ 16 i ' l d l'Sia msu ip ' Í< 11 hada p sar sohll d proy to ( non n >ló ic< mi mo. N .. tua~ 1-nwntc, todos los problemas ll<lhomdos n In Intr e du ión a f 1 orip '" d' la •o­nreldtt no han d~:tado dt• org;mizar las inv sti ,. don qu mp1 ndf m(' • d lan­k t.m torno n cmpora filosólh:os, Jit mrios, inclu o n Ji 'tll i o , '1 i._llm nl pi tm·. ll's: pienso por •j mplo ·n la hislot icid:u! de l · bj t id al· , n la 11";\­

dición, <: n la tu t'l'll ia, en la filiación o ·n el le tam nt , n 1 ~u hivo, en la bi-blioll'ca y en el libro, en la • ·crit u m y e: n la palnhn1 viva, n la r la ionc nt r semiótica y lingiiísliea, •n la ctt<:st ión d' la vc rdad y d · lo indc idibl , en 1 .. irr ·ductible alteddad que vi<: ne a dividir la id ntidad on i '0 d 1 pt ·cnt · vivi ·n­te, en la ne <:. idm.l de.: nth.'V s annlisis oncernicnt a la id .lidad s no-nmt -mnticas, ele.

Duranll los anos qm sigui ·ron, d ·sd · 19 3 • 1968 • pro.·im. dam ·nh.', in-ll'nlc: constituir ~spe ialmcnlc en las tr" obras publicad¡\s n 19 7- al ,.o qu n > debía, quL' sobrl' t do no dl bfa ·e r un sisl ·ma sino un. pe i d di positivo estmkgico abierto, sobre su propio abism , un conjunto no cnddo, no bu u­rnbll y no totalnlt:nl • fonnaliznblc en t·cgla · d · l·ctm. 1 le.: int rp1 ta ión, de: ·s Titttm. Tal dispositivo m permitió quizás r velar, no s l en l.1 historia de la filosofía y en d conjunto socio-hi ·tóri' •n rcla ión e n presuntas ci 'IKi. s o n di· tn-sos scdi enlt:s p st-hlos fi 'Os nh • l s 111. s rno-d ·rnos (en la lingiHsticn, la antropología, t: l psico·\m li is , rcv lar ahf, pu s, una evalu<lcic n ele la. e scritum, y n <kcir \'t: rch1d una d v.1lua i n el la scritm. u • car:.k ter insisll•nte, r ·p ·titivo1 in ·lu ·o os tll. mt: ntt: mnpulsiH

1 apuntnt a .1 un

conjunto d • constricdmw · <.ll· larga duración. sta · ·c.. n hiu.:ionc st: '.l r í. n l precio de• contradi ··iones, dl lkncg.\ ion ·s. d 1 r te.. s lo 111. ti s, n c. \. s podía localizar t:n un top )S ir unscrito l' b c~ttltura, d h n ·i l pt: ha ) dt: la ontología. Al sist •m. no-n IT<\do _' fisurad dl sas nstti i ncs, 1 ro¡ ust: ·n n­

lizado bajo d nomhr. d lo'()( l nt rismo n :u forma filos n .. , . ·id nt~\11 . hai d nombn de fono ·e nll ism l c. n d ~~rc.·a m;. s :t ndi h de su Íln\ cri . ·\h.n~tl-mcntc..·, yo no podía c..lahomr c.. se llis¡ < sit ivo . sa int 111 t 1 ic n sin \ ri i\ ,i \1'

mfts bic..n sin re· ·on< ·c..·r y c... ·hil ir c.l l rivil ,¡ l l hil )1\ \u l<. 1, \ 1n.1h a \ r llnm' lo es ritu1.\, ll:to, hu lh, . sin p1 )pe.. n 1 tnl.\ 1 nsh 1 i n un 1 , n t nliza i n de.. stos onc.. c..•pt< s: la c.. s Titm.\, ·1 t t< , \.1 hu Ha, ·c.. 111 l 1 ·u 1 11 lb·,jo dc.. h difl( mili'(', ·uyo papc..lc..t ' ., l.\ \' '1. c.. n lit u · nt \ n ·titu · nt . • ·la stmtc •in pu lo pm ' 1 una d lorm.\ i n \l u ·iv:, ,¡ t1nc.. s \ 1 ¡\ it ., 1 ,_

m nt ' 1 \ 11 mMn n m •l'\f< ri \ c..k l.'s no i<. n s nTi nt s l \ t ·t o d hu lh, y 1 udo dar In, \1, 1 ,\t''\ qui •n sc.. 1t n .\ \ ,1 · · int 1 ··,d ls, \ tolo ti1 o 1 m 'l"nt n lit ls, 1 1 1n h m nt n just ifi \t' '·ta n t lliz \d u in l nlit ·

1 \1 1\•

l

, 1"""1 ...... ~ ---J y ~ . · , de Ja critica í era ·,

<t, Qt> a sül ·a decir, de ·

· nter, , en e e r e e . m' ·1 de la rep b ica gau .

ma tenía esencialm n .; hete ;gé-toe!O a e e n lo que e paga a. es~.

on~u~aoonl::s m · · cas, por no decir nada de lo ......... CH""'',... u'"' .... • ·co, me sumí, a pan·r de ese o.-

na o edad q e evoco aquí · n pathos ' ara recordar que, cada 'ez más, con

a la modem'dad estab edda -y en este

u..:..~...: co:m!::rm~- .:;..,-~.a so.tect.aa era .. ·gue iendo considerada como e • atrincheramiento injustificado. ¿Será

a o, que interpreto de muy otra mane-• .-....,,.,.¡ ·ct como ése? Es verdad también que los pen­

tonces o que me provocaban a pensar --"~~u;;.~...._..., .. o- los que rompen una soledad, no de los que

smrplf~rnt~nte ' ·m o, no de los que forman grupo o hacen i.eí.cie2Jger, de Lévinas o de Blanchot, o de otros que no

1 '

ama extrañamente los próximos y que son, mas ~"'".a;..u también so os.

marcha de mis investigaciones no podría ya ..__..~ de la tesí . Estas "investigaciones» no reclama­

. erente sino un trabaJ· o transformador sobre ~ , . rust~ procedimientos discursivos particulares,

e ominan el habla universitaria, especi~en: a--·-· h. y sabe que todos esos modelos esco ard

' . . · c}uso e én la ey de tantos discursos prestigiOSOS, ID 'd d y . rst a .

~nc· polí icas que brillan fuera de la umve 1

y Ja reo;t< "'~ n as que me había comprometido, la nat~ra e~e rne

r.IFT\oor~a, a geografía laberíntica de ]os itíneranOS q 0

era )(.() académicos, todo eso me persuadió de que ~a. nse de

. 1 qu1s1e ' ya me seria posible, incluso s1 °

época

pane,

e la auOAJL

pa:..···f r ce aque na trans

u. · er: "taria, eso er:3.y _ '

()- egí . 'lad, la . competencia... e e( e a .egociacif. -· e uso~: ésta es a eces "dad de a ciena trad._ .. ' .• e~ -·..-" ........

. re e

La estruct ra de a uní ersitas ·ene gia y de a onto-encic opedia ogocé ca;~- esae ... ~--'-' bilidad entre el concepto modemo de ~ ........ parece que reclama trabajos a os que e e e~nsefu:!.m~ . yos, pub icados o en curso de p "cació acerca e E ~rr ......... de Kant, acerca de Hege, _ -·etzsc e ' He· e'2ge ..... _..._.

universidad. Si insisto en este tema es por¿ e, aacta bilidad en que esto_ de resumir o prese tar concllUSiortes

interesarme prioritariamen e en o q e pasa a ' ah~::lra

ponder lo más claramente , o más ones"Ul ..... ue e oaSI limitado, y a mi manera.

, -e

En 196 7, tan escasamente ¡x>nía ·o en · ó a nf!(::es:tna.a ción así, en cualquier caso de su p · cip' o ge eral sitaria y de su organización de hecho, q e reí poa compromiso y de partición, dejándo e por una parte, habria dejado que se "-&""""" fonnas y las normas habituales, un tra o en e que decididamente no se conformaba a al incluso que someter a análi i a ta , di , ae!spla:nn .. "~• ........... ~.. ..... todas sus implicaciones retóricas o políti as; pe 0 parte, ésta habria ido la transacción o la época e es~ trabajo, una ecuencia teórica que ·ugase baJo una fonna recibible, i no tranquilizadora en

17

--

n 1 un . 1

, ez m

t n n t , da- 0 w . e et ir -6m 1 e r utió e . r-. ti' "ó . n tni, en m u 1 n un1 'er~itan . . a y con

ont Imlento que no se sab 1

9 , · e la """" .. - 1 f ha, 1 b , In que se sepa muy b· ·

. al ten a J')(}(:U 'a ct;:?,cir e e to: go de mis anticip .

. . d 1

. ac1o. eran 0 t: n roo 'lrmento e a eJamiento. Me

re ue tamente por una parte de los lugares . , en entraba, reconstitula, reconcentraba prec1· .

, l>l-

collfllf1'Ilaao e ton e-. epn-

zo, por otra narte, cada vez más resueltamente d ../ . d ' e

r e rr-.c:ce 0 de la tesi clásica, esto es e una preocui>a-r ~arte e las autoridades académicas que, por lo

n<tt;arlC'· .... - en e -e concentraba oficiahnente y mayoritaria-.... "'ner e e uación ) de decisión, me ~arecía, después del 68,

_e asi. do eficaz en su resistencia a todo lo que no se :. nás u-anq1 ¡jJizadores de la receptibilida~. !uve de eso más

egas a 05

m e oncernían muy personalmente, y s1 digo que se trata-- -~. e:::~~ ·ca es que en este caso lo político no tiene s~lo la forma

m · ón erechalizquierda. La fuerza reproductiva de la au­, fácilmente a declaraciones o tesis sedicentes revolucio-

co o ~ 1 . d 1 .. SU CO

.e · 0 odificado con tal c¡Be se respeten os ntos .e egltima-naria.s e trali od 1 -, , · · bólica institucional que desactiva y neu za t o o

'· e 0er:; arte. Lo irrecibible es aquello que, por debajo de las posicio-

~e ;-¡e d 1 d d nes 0

tesis, ie e a trastornar ese contrato profun o, e or en e es~ nor-e

0 hace ·a e onna del trabajo, de la enseñanza o de la escntura.

'r..a ene e Jean H..rppo "te en 1968 no fue solamente para nú, c~mo ~a~ ............. ~. e o e to e una gran tristeza. También marcó, por una extrana ~om~~

~e otoño de 1968, y fue realmente el otoño- el fin~ cía, en esa ec . . 'd d e· d d el primer día de · · e pertenenCia a a uruversi a . 1erto que es e eg.ada a Francia esa pertenencia no había sido simple, pero fue en estos

l 'dad d la desconstrUC· comprendí me· or hasta qué punto a neces1 e . ás ~--o rápidamente me sirvo de esta palabra que no he amado J~rnrner

' en pn a o e ha sorprendido desagradablemente) no concenua

1 ernas,

,... ..... +.~· os · osóficos, temas o tesis, filosofemas, poemas, teo og a es-. , sobre todo e inseparablemente a marcos significan~b~l'. dades

. ped . . las post I 1 .. ..; •. o na es, a normas agóg~cas o retóncas, a rnerca· a a ·dad, de la evaluación, de la representación en ~~ble, por

Jn!:ert~~ JT esas estructuras de encuadre más o menos í respon· Lo~ .. efectos de margen o esas paradojas del borde, se~ a que se

a "' · a "ón: ¿cómo está inscrita la filosofía, más bien

i 11 ' , n u ci J que ella quenia pe o q puede a ¡,) qu 1 ab un lt q n iquiera su ro, como

m ntc d 1 n u Tfmpatw tan poco egelia com ese 'b et ómo nornb1 1 u ctura de te pacio, es alg que no sé, y n sé · puede

da lugar 1 que e ll m r a1;er. Lla arlo ·o-político es una tri · ali ad que no me satis nce, y 1 más n a de 1 llamados socio-análi~· . sigu~n siendo frecuentemente a este respecto muy limitad , ciegos a su propia mscnp­ción, a la ley de su pcrfoma ces reproductivas, a la escena de su propia eren­cin y de su aulo-aulon:wción, en suma a lo que llamarla su tSCritura.

He escogido, como pueden ver, confiarles sin rodeos, si no sin simplifica-ción, todas las incertidumbres, las ·acilacíones, las oscilaciones a través de las que he buscado la relación más justa con la institución uní ersitaria, en un plano que no era sólo político y que no concernía só o a la tesis. Distinguiré, pues, a grandes rasgos, tres periodos en el tiempo que me separa hoy del mo­mento en que empecé a abandonar el proyecto de una tesis. Hubo primero un periodo un poco pasivo: la cosa no me interesaba ya mucho. Habria tenido que tomar de nuevo la iniciativa de una nueva formulación, entenderse con un nue-vo director de tesis, etc. Y como los doctorados sobre la base de trabajos, que se ha­bían hecho posible en ley, visiblemente no eran alentados, es lo menos que se puede decir, me he separado, primero un poco pasi\ amente, repito, de aque os lugares que me parecían cada vez menos abiertos a lo que me importaba. Pero como tengo que constatar que en ciertas situaciones, especiahnente en aquellas en las que escribo o escribo de la escritura, mi obstinación es grande, apremian-te para mí, incluso compulsiva cuando le hace falta requerir a los caminos más alejados, tras las tres obras publicadas en 1972 he seguido practicando la misma problemática, la misma matriz abierta (abierta a las cadenas de la huella, de la différance, de los indecidibles, de la diseminación, del suplemento, del injerto, del hymen, del parergon, etc.) en dirección a configuraciones textuales cada vez menos lineares, a formas lógicas y tópicas incluso tipográficas más aniesgadas, cruce de corpora, mezcla de géneros o modos, Wechsel der Tone, sátira, tergi\er­sación, injerto, hasta el punto de que toda\ia hoy, aun cuando están publicados desde hace años, no he osado, no he considerado oportuno inscribirlos aquí entre los trabajos a defender como doctorado. Esto afecta también a Glas, a pesar de que ahí se proseguía el proyecto gramatológico, la explicación con arbitrariedad del signo y la temia de la onomatope) a según Saussure así ""'' ....... con la Aufhebwzg hegeliana, la relación entre lo indecidible, la dialéctica indecidible, el concepto de fetichi n1o generalizado, el arrastre del discurso de castración hacia una diseminación afirmativa hacia otra retórica del todo v la parte, la reelaboración de una problemática del nombre propio de la fkm del testamento y del monumento, mucho otros motivos más: todo eso realmente la expansión de t ntativa anteriore . Lo mismo diria de otras 0 r..,..,..

qu~ he deja?o deliberadamente al margen de esta defen a, como Espoloues, esttlos de Nwtzsche o úz tarjeta po tal que e.·tienden sin embargo a su una lectura (d Freud, de Nietzsche de algunos otro ) emprendida ~~~ .. ~ ...... m nte, la d con tn.tcción de una cierta hennenéutica a í como de una teo•n

19

1 1 tra on su autorid .. 1 ·u 1 l l igni 1 n , . rr r in r

~ 1t al .. P' rt, lo p~l oan .. 1 1 o ll1 ' l.. U ni r l id lttt'-=io l1al ll1 .• 1 a ntti n10 , on t:pto on l qu h · d) 1 (t1\

n<rc">Cell •t n a 0.:::. . 1 d f 1 • 111t "'nt l . t\¡\ t\1' ~ .:::> • • 1· bili ad e~ lll:W a ntnsn1 d ll )<~,, o · n:,¡!\' tsis . . 1 111 1 .. ] • t:> ' 'll

• l • ~ en t da ~ par tes lon 1 . p dt, de ubtirl 11hi~1110 • ~ 1\ llJ\..'U.z;. • u bt~ allí donde se n1anti n n ign 1 .. l , - Pero est~ Y ele

I tmn 1 n , d ql) e ' , , . d -to~ te. ·tos qu . up n l ·tualiu, d 11

D: , n- 1 n t 1 Pod · fi lab ríntic .. ' o una co a ' o ra, ro qu la ha Í"' . In_ Pare

r .. o ' 1 1 t. l . . d '-1 cas¡ . eer . 1 como te ¡ ~ ra 111 nos a n1u tp 1c1 ad de cont . lfl1pres n paro u ar . en1d0 e11, . . d posi ion s den1o trattva qu ' n1 par e, los actos d s, de ea\1

u wn ) .e au· 'a a la que tení .. n que dar lugar, y de las qu e escritura , ena n onn ' • '" bl e son · y

11 ~ia dific · ent repn.• enta es, trasportables y t lnsepara n on ~ct.u~~ ~scri .o n t n espacio que ya no se podía raducibles e~

onna; e a .. . .. . 1 , d 1 . , , que Yo m~ -"n' .d ti.ficar da üíca baJO a categona e a filosofía 0 d 1 ••J..1Sltla

no a I en ' , b d e a lite I fi . , 0 de la no-fi ción, etc., so re to o en el moment ratu. a cc1 on ' . . o en

' . e otro llamarian autobtográhco de estos textos traba· b que el m ronu o qu , 1 1 . Ja a la id

de lo autobiográfico y la trnsfena a o que a necesidad de la escritura ~a

11 d 1 resto et podía plantear como más desconcertante ind .di' e ue a, e , ., b d h . , • ec1 'ble m-ciclo, 0 desespernnte. y pues to que aca .o e acer alus1on a la estlllc~

__ ,..¡.ormati ·a, preciso d paso que, por las mismas razones, he sustraído alcor­e la te ·s, entre bastantes otros ensayos, un debate que tuve en los Estados

. 0 con un eórico de Jos speeclz acts, John Searl, en un opúsculo que he

uu.J~uo limited bzc. Durante un primer periodo, del 68 al 74, me he lin1itado así, simplemente, a

__...,.., ·dar la tesis. Pero en los años siguientes decidí deliberadamente -y creía · ceramente que era para siempre- no defender la tesis. Pues aparte de

razones que he evocado hace un momento y que me pa_recían cada vez más ~._... .... , emprendí desde 1974, con amigos, colegas, estudiantes y alumnos de

:;q.:, • w, un trabajo que m e atrevo a llamar un combate de largo alie~to que

........,,, ...... ·eme directamente a la institución filosófica, especialmente en Francm, b·:n ~ ........... ,.. término en una situación determinada desde hacía tien1po, pero tam Ien

n1 , á se puede te-~ en I9í5 por u na política cuyo dese ace sena -o se~"' d lo

,.. ....... trucción de Ja enseñanza y de la investigación filosófica, con to 0yo

11 ellos que, como ' pone o mueve en el país. Para aque as Y para aqu Philosophi·

av.¡;,o, _,...., en rganizar el Groupe de Recherches sur l'Enseignement la más

)

a tarea era ' ), hace ahora un año, para todos nosotros es, .

1 t ble en los

. t Ine uc a resoot1Sabi1idad ineluctable. Prectso: ur~en ~ e f lugares a I~s

a 1tam -]a enseñanza, o la investigación filosó 1ca, mos inscn· encontra ·o

r ar que pertenecemos y en los que nos . es el úruc -..~, hay otra urgencias, este espacio filosóü~ot;:Oina¡¡te, Pt

J, nj e] primero en el mundo, ni el más) e r he jntent~d: 1 b.é otro uga ' 1 o!VI ·

,.. " Jit ica . 1-Iabitamo · tam 1 n en . que se e _ za J d . permt te scnnn po tro a o o m1 mo no a la en . ele

J tió 1 GREPll en cuanto atenlos, n n . re rnuY ' to h mo stado sternP

(

J((

todas J. s dcm. s ¡ · •l:.a ·iones J · fuc1 za cultut·nl, política, y de o tt o tipo, en el país Y en el mundo

En todo ·aso, a mis ojos, Ja participación en los trabajos y en las luchas del GRE PII debía ser tan coh rente como fuese posible con lo que yo intentaba escdbh· pm otta parte, mcluso si los términos intermedios entre las dos necesi­dades no siempre eran cómodos y manifiestos. Tenía que decirlo aquí: aunque entre los trabajos que les han sido presentados no he inscrito ni los textos que he fin11ado o que preparo como militante del GREPII, ni a f"orliori, las acciones colectivas en las que he participado o que he suscdto a ese título, las considero inseparables, digamos que en espíritu, de mis otros actos públicos --de las otras publicaciones especialmente. Y el gesto que hago hoy, lejos de significar algún abandono a este respecto espero por el contrario que hará posibles otros com­promisos u otras responsabilidades dentro de la misma lucha.

Queda que durante este segundo período, a partir del 74 aproximadamente, he creído con razón o sin ella que no era ni coherente ni deseable ser candidato a alg(m nuevo título o nueva responsabilidad académica. Ni coherente dado el trabajo de crítica política en el que participaba, ni deseable en un pequeño fo­rum más interior, 111ás privado, donde a través de toda una escenografía de símbolos, de representaciones, de fantasmas, de trampas y de estratagemas sin fin, una imagen de sí se cuenta todo tipo de historias, interminables e inenarra­bles. Así creí decidir que sin cambiar ya más en mi situación universitaria, se­guiría haciendo bien o mal lo que había hecho hasta entonces, desde el lugar en que estaba inn1ovilizado, y sin saber mejor, sin duda n1enos bien que nunca, adónde iba. No es insignificante, creo, que durante este período, la mayor parte de los textos que he publicado pusiesen el acento más insistente, sino el más nuevo, en la cuestión del derecho y de lo propio, del derecho de propiedad, del derecho de las obras, de la firma y del n1ercado, del mercado de la pintura o n1ás generalmente de la cultura y de sus representaciones, de la especulación sobre lo propio, sobre el non1bre, sobre el destino y la restitución, sobre todos los bordes y estntcturas institucionales de los discursos, sobre los aparatos edito­riales y los n1edia. Ya se trate de lo que he analizado con1o la lógica del parer­gon o la estrictura en cordón del double bind, ya se trate de las pinturas de Van Gogh, de Adan1i o de Titus Carmel, de la n1editación obre el arte de Kant

• Hegel, Heidegger, Benjan1in (en La verdad en pintura), ya se trate de intentar nuevas cuestiones con el psicoanálisis (por ejen1plo, en lo que he podido inter­cambiar con los trabajos hoy en día tan vivos de Nicolás Abraham y de Marie Torok), en todos esos casos n1e preocupaba cada vez 1uá la necesidad de reela­~ora~, bajo nuevos planteamientos, las cuestiones con ~ideradas clásican1ente ins­htuci?nales. Habría deseado a este respecto poner d acuerdo un discurso v una P~ctica, como suele decirs , con las pre1ni as de un tra •ecto antelior. De hecho smo de derecho, esto no era sien1pre fácil, ni si n1pre posible, y a Yeces n1u~· oneroso en muchos escenarios. -

Del te~·cct· Y t'tltimo pcrfodo, este en el que rne encu ntro aquí nü 1110, ·ólo puedo decir muy poco. Hace ·ólo algunos nlest:s, teniendo en uenta un nún1 ro muy grande d' elementos de naturaleza diversa que no pu do analizar aquí, he

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1 u ha justifi a 1) mi 1 1 t olu i . ~ el r tiTí a l ri , l , 11 , tl ~ n '11\tl'

la t - t ' • 1 . 1 t ''\ .. arti ul u· F r a I z~,. n s m usu l ') )lt·t· ' .P<It ,,

1 n P• . l ~' 1 ' t •

. 111 n1 I to m habí _n. l m -' 1'' \ tn k 1 llli ,' ns~¡ , 1 \ l . } . · lS, ' d. 1 • - 1 nu ,1 m •t 1 a 111 nut 1 s " s tg0

nn"D.":U p. ra gun. tru O ual, lll l'Íll ' \Cllll l} 'Con1o · ·nni:to.::-o.~ .. ' . . ' ·1lllc 0 el

· n n. 1 . 11 ·11 · s h, n 111an ado , etlus -· mpi lo. o. , . . ' 1 en 111í

·, l , - b' t m .. r : 1 u . . n n stoy s en, una habna ~a 1 o'-<ro y

o n ' ó n r ·: 1 · . ·tno qu no e toy gu. ' no n r z n . Io de

e uel . .1 arlo uuas p rque em pezaba Ver lo u n e re , . . b d , .. un Po

. d iba ·in lond e ta a , no onde había ll co -. o r no ' on e • ' egado .. ], d on me í~ ~rua · ·raba con1o privado de voz. Lo han ent di

za o dici n o qu .. en do He empe . . te una n1anern de hablar, pero no era falso. Pu

1 . no era ma, qt ' l d . d d ' es a us1:eae.:: I n, b d. carme no era so o en1asm o co 1ficada y d . la que ~..a .... e e I . erna. ptat:lo a . 1 . ·ca de tantas anacronías- , es que era tan pobre corn . arranva - a croru , .e . o

1 o n . diria incluso un apostro1e en un texto Inacabado y -. !!IlO de puntuact n, ' d . d l bal .

n o re~onado todavía emas1a o como e ance de t todo -obre t o a d e In

o re ' . 'fi 'ón un autosostenerse, 1.ma auto e1ensa (en los Esta-. ulo una autojusti caci ' h d f d l

e '. di 1 aar de souterzance de t ese e ensa e a tesis). En ella ~ Urudos se ce en uc~ . al b 0

1 d · do de estrateo-ias. Estrategia es una p, a ra de la que han oí o ha b ar ernasi ' o . . . , ti. rnpos tanto más porque era Siempre para precisar al

he busado qmzas en e , l . d 1 t mente contradictoria y con e nesgo e cortar a hierba bzal de manera aparen e . .

. ' . . _ casi nunca dejo de hacer- que era una estrategta sm baJO rms pies -co a que ll ll . l

d d La trat ·a sm· finalidad -pues me sostengo en e a y e a me sostie-finali a . es egJ . d d

1 · al ton·a de quien confiesa no saber a ón e va, no es pues ne- a estrategJa ea 1. · Q ,

' · · de guerra ni un discurso de la be Igerancm. uema finalmente una operacwn . . . fu también como la precipitación s1n rodeo hacm el fin, un~ gozosa

e ese , · y muy contradicción de sí, un deseo desarmado, es decir, una cos~ muy VIep astuta ero que también acaba de nacer, y que goza estando Indefensa.

[Traducción de Patricio Peñalver]

-

Querido Profesor Izu tsu: [ ... ] Con ocasión de nuestro encuentro, le prometí unas reflexiones --esque­

máticas y preliminares- sobre la palabra «desconstrucción». Se trataba, en suma, de unos prolegómenos a una posible traducción de dicha palabra al japo­nés. Y, con vistas a ello, de intentar al menos una determinación negativa de las significaciones o connotaciones que deberían evitarse en la medida de lo posible. Por consiguiente, la cuestión sería: ¿qué no es la desconstrucción? O, más bien ¿qué debería no ser? Subrayo estas palabras («posible» y «debería») dado que, si bien es factible anticipar las dificultades de traducción (y la cuestión de la des­constnlcción es, asimismo, ele cabo a cabo la cuestión de la traducción y de la lengua de los conceptos, del corpus conceptual de la metafísica llamada «occi­dental»), no por ello habría que empezar creyendo -eso resultaría una ingenui­dad- que la palabra «desconstrucción» se adecua, en francés, a alguna signifi­cación clara y unívoca. Existe ya, en «mi» lengua, un oscuro problema de tra­ducción entre aquello a lo que se puede apuntar, aquí y allá, con esta palabra y In utilización misma, los recursos de dicha palabra. Y resulta ya claro que las cosas cambian de un contexto a otro, incluso en francés . Mejor aún, en los medios alemán, inglés y, sobre todo, americano, la misma palabra está ya vincu­lada a unas connotaciones, a unas inflexiones, a unos valores afectivos o patéti­cos muy diferentes. Su análisis sería interesante y merecería todo un trabajo en otra parte.

Cuando elegí esta palabra, o cuando se me impuso --creo que fue en De la gramatologfa-, no pensaba yo que se le iba a reconocer un papel tan central en el discurso que por entonces me interesaba. Entre otras cosas, yo deseaba tradu­cir y adaptar a mi propósito los términos heideggerianos de Destruktion y de Abbau . Ambos significaban, en ese contexto, una operación relativa a la estntctu­ra o arquitectura tradicional de los conceptos fundadores de la ontología o de la metafísica occidental. Pero, en francés, el té1n1ino «destrucción>> implicaba de fom1a demasiado visible un aniquilamiento, una reducción negativa más próxi­ma de la ~<demolición» nietzscheana, quizá, que de la interpretación heideggeria­na o del tipo de lectura que yo proponía. Por consiguiente, lo descarté. Recuerdo haber investigado si la palabra «de constntcción» (que me vino de modo apa-

* Esla l':lrln, puhlicmln en primer lugar - lo.ll COillO cm su ucslino- en J'aponé lá l _, l lcngun . .·6 1- ) • Y n mue en o ras

• npmcc1 en mnc~s l'll l.t•lrolllcllcllr, XLII , a mediados de octubre de 19 5 Publ1'cada últ ' t

en flsych, l , . d /' r ' . ' lmamcn e, L III'CII 1011s e mure, mfs, Gahl~c. 1987. Toshihiko lzut ·u es el célebre islami ta japonés.

23

1

l. L U

e h bfa pd-a o. zado clici n qu :t·1b.. con1o privado de voz. Lo han entendido no em m.. qu un.. roan ra de h .. blar, pero no era falso. Pues 1

. 1

1 ' b e · ann no era sólo demasiado codificada y dem a

no a que a , a-. 1 crórn· a d tant s .. nacron1as-, es que era tan pobre como rratl .ra - a ~ .

. d tu ci·ón diri incluso un apostrofe en un texto Inacabado y ~o e pun a , .. . · ;:! od b todo ha -0 n o todavía demasiado como el balance de un

re t o, so re d e

0 una auto'ustifica ión, un .. utosostenerse, una auto e1ensa (en los Esta-

\..4L.L'""'u.o¿· '. di e en lucrar de souterzmzce de these defensa de la tesis). En ella m os ~ e o" .

an oído hablar demasiado de estrategias. Estrategm es. una palabra de ~a que a 0 quizás en tiempos, tanto más ~arque era s~empre para prec1s~r al

e manera aparentemente contradictona y con el nesgo de cortar la ~er~a · · · 0 -a que casi nunca deJ· o de hacer- que era una estrateg¡a sm JO ID1S pieS -e ~ ' . '

H

ali d. La estrategia in finalidad -pues me sostengo en ella y ella n1e sostie-ne-, la estrategia aleatoria de quien confiesa no saber adón~e va, ~o es pu~s

almente una operación de guerra ni un discurso de la .behge:ancia. Ouerna e fuese también, como la precipitación sin rodeo hacia el fln, t~n~ gozo~a

~ rradicción de sí, un deseo desarmado, es decir, una cosa muy VIeJa Y m Y U.WL_...ta pero que también acaba de nacer, y que goza estando indefensa.

(Traducción de Patricio Peñalver]

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• • ~ _,.41'

é .t t'1 '-1 Llll étn11go J<= pones,~

Querido Profesor Izutsu: [ ... ] Con ocasión de nuestro encuentro, le prometí unas reflexiones -esque­

máticas y prelüninares- sobre la palabra «desconstrucción». Se trataba, en suma, de unos prolegón1enos a una posible traducción de dicha palabra al japo­nés. Y, con vistas a ello, de intentar al menos una determinación negativa de las significaciones o connotaciones que deberían evitarse en la medida de lo posible. Por consiguiente, la cuestión sería: ¿qué no es la desconstrucción? O, más bien ¿qué debería no ser? Subrayo estas palabras («posible» y «debería») dado que, si bien es factible anticipar las dificultades de traducción (y la cuestión de la des­construcción es, asinlismo, de cabo a cabo la cuestión de la traducción y de la lengua de los conceptos, del corpus conceptual de la metafísica llamada «occi­dental»), no por ello habría que empezar creyendo -eso resultaría una ingenui­dad- que la palabra «desconstn1cción» se adecua, en francés, a alguna signifi­cación clara y unívoca. Existe ya, en «mi» lengua, un oscuro problema de tra­ducción entre aquello a lo que se puede apuntar, aquí y allá, con esta palabra y la utilización misma, los recursos de dicha palabra. Y resulta ya claro que las cosas can1bian de un contexto a otro, incluso en francés. Mejor aún, en los n1edios alen1án, inglés y, sobre todo, americano, la misma palabra está ya vincu­lada a tmas connotaciones, a unas inflexiones, a unos valores afectivos o patéti­cos 1nuy diferentes. Su análisis sería interesante y merecería todo un trabajo en otra parte.

Cuando elegí esta palabra, o cuando se n1e impuso --creo que fue en De la gramatologfa-, no pensaba yo que se le iba a reconocer un papel tan central en el discurso que por entonces n1e interesaba. Entre otras cosas, yo deseaba tradu­cir y adaptar a mi propósito los tén11inos heideggetianos de DestntktioH y de Abbau. Ambos significaban, en ese conte,·to, una operación relativa a la cstn1ctu­ra o arquitectura tradicional de lo concepto fundador s de la ontología o de la metafísica occidental. Pero, en francé , "1 tén11ino «destn1cción}} in1plicaba de forma demasiado visible un aniquilamiento, una r "ducción negativa n1á próxi­ma de la ~<demolición)) nietzsch ana, quizá, que de la interpretación heideggeria­na o del t1po de lectura que y proponía. Por consigui ntc, lo de -carté. Recuerdo haber investigado si la palabra «desconstrucción) (que n1e vino de n1odo apa-

* E tu cm la, puhlicmla •n pl"imct' lugar tal como cm su d • tino- en j, m •. trudc en otrn lcnguns, npnn•dó en l't mc~s l'll 1 'Jlwiiii'IICllr, 'Lll, ~' mcdimlos <l·• <"'lttbt '<.1' l. pon en /1 1 r ¡ ~ "" e . Publi n :lt.l, últimamente,

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2

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1 h r E ·ta p ... rfora ·i n qu t ·ins .1 ib ., 1 splnz· te act na

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11 d ·d el p un r n n1 nt . · . m " fu pra ti , h "fe tivantente, las ntidosas salid J a fra tum no . 'd b . as fue~

. ll nguaj 0 la entura n nh o o soleto, e Incluso f u , . . ~ l h 1 lteru

- n ral t rmin, rí .. n conv1rttenc o e en e ar a dornésti 0 ..:7 a en g ' • . . . ca, en ~ ....... , . ..,~ 1 ·onan· a en bu11Icw e ·colar, en una sen e de tracas en al

se<)lO a \ 01UCI ' ' , • • cu, ~ _ :r - ~ en entretenida , - de ir ---:-- e o ~es .1n1perdon~ble , en aburridas

·on dentro e una combinatona sema~tlca deterrrunada, dentro de un CO<llgo de connotacione p ti o-políticas a:chtv~das: en res;-tmen, siempre en

uní ersitarias» 0 en gesticulaciones «hteranas», espectaculo cuyo progra­a, IIDpre 0 hace ya mucho tiemp?, nos descorazona de antemano y nos indu­

finalmente, a no mole~tarnos mas. ' cabo de nombrar un istema de complicidades ideológicas e instituciona­

l . pe arde algunas opo-iciones superficiales (para la galería), a veces gracias a ellas, el funcionamiento de dicho sistema es muy coherente. Grande, vieja y pesada soldadura histórica de un aparato. Quizá, no estoy nada seguro de ello, a di érance le habrá asestado algún golpe; quizá habrá golpeado su sentido: por

edio de una escritura que, con un pasaje, ha quedado in1presa en los Archivos de a Sociedad Francesa de Filosofía. Dicho gazapo afectaba, como usted recor­dará al título de una comunicación en el anfiteatro de la Sorbonne en enero de , 96 . En ese momento se lo consideró como una especie de metedura de pata

un tanto cuneiforme, como unos graffiti «obscenos», seg(m me dijeron, en un muro ·enerable.

Pero el trabajo que la cuña realiza esquinadamente debería ser pertinerzte con el concepto, aun cuando no se regule por él. Hoy en día se olvida que es

· meterle nza1w: para no contentarse con dar vueltas a su alrededor (la

de'ando el orden en su sitio, incluso consolidándolo, lo cual ocurre con discursos periféricos e incompetentes. Pertinencia muy particular: lo que .de

modo mete mano a la semántica conceptual, Jo que choca con su póliza que, por ·n, respira cuando se Je dice que uno 110 quiere saber nada del

que uno no entiende nada al respecto y que, para no comprometerse, se

]os poderes al especialista) debe ser sólo tangente a ellas, proliferando ás allá de esta toma o de este contacto. De este modo se define una

mlratable con el orden descontruido: implacablemente minucioso pero · bl 1 . h etá~

pra ca e se~n. as norma~ dadas y Jos códigos en VJgor. ~o ~~ m a la J. ...n moVImiento semeJante no se agota en la crítica disCUI sJva .

Mlén proced : enerativo (dif{érance), afirmativo, seminal, operando por

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11 dio dt! iujetlos, d hliHidaciones, de expropiaciones de exportaciones sin l • 1 df ' 1

Jí111 ilt! 1 gtona • pasan ° ~tcm del código, a lo que es heterogéneo. precisamente porqtJ hac ~ sallí~r- 0 bailar~ 1~ referencia. Lo disemina}, la diferencia seminal (ni esl • es el HII Ibuto. 0 el adJetivo ni aquella un nombre o una esencia) no se rcdu e ni. a la 011f!.11 wned~td arqu ológica que siernpre ha tachado, dividido, espa­bilado, 111 a la producltvtdad <.:spontánea (creación teológica o manifestación de la parmtsHt, puesta al día o puesta en forma).

L.F.: Si el trabajo de la dtfférance impide que el concepto descanse sobre sí mismo, el texto ~ue usted ha~e resulta irreductible a todo esfuerzo por ponerlo en forma de tesis. Hablar, siempre y cuando no sea por comodidad, de las «ideas» de usted, de su «pensamiento» ¿no es una manera de no haberse entera­do de nada? ¿No es olvidar al filósofo alterado que hay en usted? ¿Y no cree usted que si l.IDO no se da de golpes con su escritura (casi) no le lee?

Además, hay una «Cosa» que llama la atención, quizá sin razón, cuando se pasa de La doble sesión al. Tímpano . En el primer texto escribe: <<nada hay más perverso que esa penetración desgarradora que deja un vientre virgen>>. Y, en el segundo, evoca usted «lo sangrante de una escritura diseminada». ¿En qué se ha convertido aquello. que no era más que simulacro, sangre blanca? ¿Qué está ocurriendo? ¿Debemos entender que su relación con el acontecimiento ha cam­biado y que, a cada pasada y a cada repaso, en una especie de economía abusi­va, la différance asesta finalmente un golpe? ¿Hace estallar el tímpano?

J.D.: ¿-Qué ocurre- pues? A esta pregunta sobre la llegada -palabra de intensa flotación-, estoy por contestarle, de forma algebraica, que nada puede pasar que no llegue a la cuestión «qué es ... »: que no la aborde por fin para anclarse en ella o, por el contrario, que no le aseste un buen golpe. En el primer caso, cuando se puede contestar a la pregunta ¿qué es ... ?, no pasa nada, no ocurre nada que no haya sido ya anticipado bajo su forma más general: el ser. Nada de sorpresas absolutas. En el segundo caso, lo que pasa, el acontecimien­to, la im1pción de lo que ocurre no es nada de lo que se pueda decir: esto es (ente), esto es un roble en el cual se reconoce (Hegel) el desarrollo de una bello­ta. Este acontecimiento, el resultado de una bellota totalmente otra, es lo que me interesa.

En cierto modo, no pasa nada, al menos ninguna ruptura, entre La disemi­nación y Márgenes (De la {ilosofta: de philosophia, subtítulo, es el verdadero título de la obra, espero que esto se olvidará lo más pronto posible). La forma y el trayecto de estos textos excluyen toda categoría de corte o de continuidad. Acon­tece, sin e1nbargo, que de un libro al otro, a tal ensayo del otro (Tímpano, por ejemplo, Qual Quelle, Fin11a acontecimiento contexto), algo (¿qué? ¿Un miembro? ¿Un espacio? ¿Un lecho? ¿Un anin1al?) ha quedado comprimido. Guardo esta «palabra» para 1ní o, 1nejor, se la entrego, la expongo a la suerte o al trabajo de la crecida, el (mico que está ante nosotros, abierto por usted. Lo que se compri­llle de este n1odo desborda el orden de la tesis o de los objetos U-atados. Busca quizá en sf n1isn1o la insctipción de lo que «allí ocun·e»: la de un acontecimien­to, sigamos llan1ándolo de esta fonna, el único, el imprevisible, sin horizonte de

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1 • 1 ' 1 •. i 1 . .,. ' ' . ' .

¡u 1 V1 1 r 1 d 1 lt 1 11 u ju •gos d • p lltliJra , ¡u d l

onoro . o n utaa,w

l t

e Cctmp -1( .

Más all~ de la divi ión entre Glosofía y literatura ~ue~c perfilarse una l uella que no sea todavfa lengua: JC, flJ habla, UÍ <."Sedlura, ni igno, ni iquíera c]o propio del hombre,,

Escritor, profesor en l'École Normale Supérieure de la calle Ulm ** J b . 1 . E l'b , acques

Derrida tra aJa a escntura. n 1 ros difíciles, muestra cómo la tradición occi-dental privilegia la voz frente a la escritura. Formados y deformados por el mo­delo de la escritura alfabética, tenden1os a considerar lo escrito sólo como el registro de la voz, del lagos. Derrida, que analiza minuciosamente esa perspecti­va irreflexiva, deshace ese pedestal de nuestra metafísica.

Tras haber participado en la f-t.mdación del Groupe de Recherche sur l'Ensei­gnen1ent de la Philosophie, Derrida fue uno de los animadores de los États géné­raux de la filosofía, reunidos en la Sorbona en junio de 1979 para defender esta

disciplina. Es director del College Intemational de Philosophie, creado en 1983.

-Su pri111er trabajo i11dicaba un interés en la felwmenologfa, y publicó usted una introducción a El origen de la geometría de Hus erl.

-Por esa época, la fenomenología se orientaba de forma más espontánea, en Francia, hacia los problemas de la existencia, de la consciencia perceptiva o precientffica. Se hacía tan1bién necesalia una lectura diferente de Hu- erl, que replantease cuestiones acerca de la verdad, la ciencia, la objetividad. ¿Cómo e constituye un objeto n1atemático a pm1ir o sin el ~melo de la percepción? ¿~uál es la historicidad original de un objeto, de una tradición de una comuru~ad científica ... ? Para los estudiant s de nü g nera ión e ·os tema· tenían tambi n una implicación política; pienso que una señal d sto e la fa -cina ión que ejercía en algunos d no otros trabajo· con1o lo· k Tran Du Tao (Fenom wlo-

r.fa y 111(l/erialisl110 dialéctico). P ro lo qu ant todo In ·eduj n d qu casi fu el último t .rto de

lluss rl s lo qu di d la t:s ritura, d forma a la v z nu. ~a po 0 ni m ti a: h nota i n r fi '\ no s un n1otn nto au. ·thar

onfu a, un n la fom1ali-

D6 • R llzudu n •n m d ' 1 2 publi ·¡,dn l'll \ . ., Butrcti us 11 • 1 ude. J. Phil . )phi . P:u • Ln

o:~v 11 /Juumn1 l. Monde, 19K4. n 1 ' lullldn 1 O nida • prof or •n 1., • o1 d Haute

i.lo.

1 1 1

lo , {amo os ma nuscritos

qu e había creado e . . 1 al n torno n 1 p, IVa», e «, ter ego» La b a

o . o st· z n.. en la que el «YO» queda d Ina.

in luso de u actividad. espa..

z i rte fa problenuítica de la escritura en. una Piedra ront ras --qu por otra parte _no se sostienen bien­o [ . Para llevar a cabo eso, frecuenta usted muchos

, .. .., ... e a/Z nné o de Blmzchot.

0 iba por el lado en que el acontecimiento literario u la filosofía. Ciertas «operaciones», diria Mallanné,

· eran~·--0 0 poético nos permiten a veces pensar lo que la

1 t ·tura ignoro, eso que a veces dicha teoría prohíbe vio-

na] . r 1 interpretación tradicional de la escritura, su cone-Jza · 1 dl ·

Pse • e la filosofía, de la cultura e 1nc uso e pensamien-. n ecesan· 0 no encerrarse ni en la filosofía como tal ni c1 enta , era n

t ra. 1 . gul . d d d i . ión puede promelerse o perfi arse un~ s_ln ar: ~ . e

o ea o avía enguaje, ni palabra, ni escritura, m slgno, ~ siq~e­

eJ hombre . i presencia ni ausencia, más allá de la ló~ca bmal-. 6 er la escntura a a o i ctica. De ahf que no sea ya cuesti n opon , ¡· 'tado a

o rid

con

l . me he Iffil ' trate de ninguna protesta contra a voz, . , que e le ha atribuido, la historia de una Jerarqum.

ti dores a1nericanos . fl ncia del han hablado de una z11 ue

'd alguien d r in n lll o " 1 i erti e preguntándose cómo pue e se onocer e

· t nto el no e u a conoce. o Jo exduyo. S1 lamento a n mí. n' conoce e D s· uizá porque él sí me conoce, se . dójicos. e

rridos par a d mn· , ¿n ?, y e pueden imaginar reco 1. estaba e r

br o. El medio de mi infancia en Arge 1da en parte P~ . Uf in du a .f v¡J}C"l iad de arraigado. o recJ bf a ' s no )legué a 1 ~

cultura judía. Pero como yo

•1111 1 ¡ v z hasta J.. d d de di cinuc , ¡J 1

1 1 • J 1 v a o , algo d 1 . 1 ·In 1 n <,• l:ll tw .. t eut 1 a y pati

l J 11 1 In .

/ • 11 lo 'i tll w e<.,en lt1 e lw hlaha 111"( ¡1( d z r: 1 ~ "' J e 1ma de l r¡¡ .r.

. ,1,/icoha r¡tw ha!Jía 1/epru/o el momento d a 11 oso,la. Para alguno , 0 1' 1 • o ' pa ar a la ac i6 .

t 1 1 tJji'o un em nwo; r¡ue el IIIÍifJ de. la. etnia oc 'd al e m, para otros, que /ti 1 o cz ent Aho b · /.¡ e ¡)lletle f/Ciuar en el interi()r del campo de la .. ...: · ra te11, para usted,

¡;r J o , ra(.}Jn. o hay cxt · · -'- -' · _ y 0 entonces prefc11a hablar de uclausu a de 1

[' . enorruu.u. • 1 • . • a meta lSica La 1 es c1 final, es más 1J1en, a pat1Jr de un cierto hegel· . la · e ausura

no b' .6 l Iarusmo, potencia fon d de una com mact n a a V(·z agotadora e 'nfatigabl E la :.a-

a d í 1 ( e. sta e USUra no ten d ·'a la fonna e un e rcu o representación, para la filo fí d . · 11' . d ·¡· 1 · 0 a, e su prop1o límite) de un lm e uru Inea por enc1ma del cual podrta saltarse h . f

o . , . . r· . ' aCia uera, por ejemplo hacm. t~n~ . <<practica>> ,por m no f1losófica! El límite de lo filosófico es singular, a mi JUICIO no se lo puede captar jamás sin una cieua reafirmación incondicional. Aunque no s~ le pueda llamar directamente ética

0 política, sin

embargo con ello entran en JUego las condiciones de una ética 0

de una líti. bili·¿ d d · po ca,

y de una responsa . a : «pen~a~ento», ~i usted quiere, que no se confunde estrictamente con la filosofla, la Ciencia o la literatura en cuanto tales ...

-Acaba usted de me12cionar la ciencia. El marxismo y el psicoanálisis han pretendido cada uno en su momento te11er vocación por la ciencia.

-El n1edio en el que empecé a escribir estaba muy marcado, incluso «inti-1nidado» por el marxismo y por el psicoanálisis, cuya reivindicación científica era tanto más violenta en cuanto que su cientificidad no estaba asegurada. Aquello se presentaba un poco como el antioscurantismo, las «luces» de nues­tro siglo. Sin hacer nunca nada en contra de las «luces», he intentado, discreta­mente, no ceder a la intimidación. Por ejemplo, descifrando la metafísica que persiste todavía en el marxismo o en el psicoanálisis, bajo una forma que no em simplemente lógica o discursiva, sino a veces terriblemente institucional o política.

-bzteHtenJos setialar su distancia con respecto a Lncan -El psicoanálisis debe a Lacan algunos de su progresos más originales .

Con ellos el psicoanálisis ha sido llevado a sus límites, a veces más allá de él mismo, y es sobre todo por eso por lo que conserva afortunadamente e e '-alor de provocación para lo que hay de n1á vivo en la filosofía actual, así corno e~ l_a }' · } . áli lS Iteratura y las ciencias hun1anas. Pero prec1 amente por eso e P Icoan requiere también la lectura n1á vigilante. Pues queda, como contrapartida, que toda una configuración i ten1ática del di cm o lacaniano ( obre todo en lo E .. · h ·¿ rep1'te 0 que a ume .'lento , pero tan1bién en otros lugares) me a parec1 o que . una gran tradición filo ófica 1·ustan1ente aquella que reclamaba cue twneals dbes-

• · · l a ra con tructoras (acerca d 1 significante, ellogos. la Yerdad, la pre encm, a~ d h' pi na, un i rto uso de H gel y de Heidegger ... ). En El cart ro d' la '~ a e Pt·o · , d l fulocentn mo. Pu lo una 1 tura de esa repetición d I logoc ntn mo) ' _

1. ·ta .

1 1 1 . . b 1 de Poe no e mu 1111nano d Lacan acerca de La carla ro a

103

crun que /zabfar contra Jl 'e- ,z .~i l /e • ·i ndo COilfl 111ar a ]J / " ' t ~ l . . , 1 . ege . Fr,

1 on{rontacion ~ !m ah ndono., a~ p e u( o alu/a ·, prefiere des ente .r. _ p ro ra li al . Pra ti ·a u.~ted una e trategia del desplaz . Plaza-

• ti m . ~ . .· _ . anZLento -La críti a_ fron a1 · 1mp1 _ on. n \,;e~ .. 1_1as s~en1pre, son la ley de ti.

·a moral 0 politic , in · 'l cabe d1 cut1r sobre la meJ'or f gor ur.::: nCJ ~ al . 1 1 . . onnu.Ia.

. - e riao . ien u· · r iront, ' s1n1p e a oposición a lo q n ara o . d. Af . u e Pasa

almente en Poloni.. o en nente .N1e lO, en garustán, en El Salvad e e • d . , or, en

. n Tuliquía a 1 manhestacwnes e rac1smo mas próximas a no e o e · '" . . . sotros tanta os s m ingulare- m denommac1ón de Estado o de nación. '

~ Pero e ·enia _ h, ue poner estas dos lógicas en relación- que las críticas frontale e·an siempre que se les dé la vue!ta ~,se l~s reapropie en

0 ofía. La máquin, "aléctica de Hegel es esa maq~nac1on rmsma. Es lo que

1a . de más terrorifico en la razón. Pensar la necesidad de la filosofía sería, quizás, vol erse hacia lugares inaccesibles a e~e programa de reapropiación. No

to. seguro de que eso sea simplemente posible y calculable, es lo que se sus­trae a toda seguridad, y a este respecto el deseo no puede hacer otra cosa que '-'--arse, enigmático y sin témúno.

-Eso que hemos heredado bajo elnonzbre de Platón y de Hegel se man.tietze siempre intacto y provocador.

-Ah sf, siempre he tenido el sentimiento de que, a pesar de siglos de lectu­ra, estos textos se conservan vírgenes, replegados en una reserva, todavía por enir. Este sentimiento coexiste en mí con el de la clausura y el agotamiento mbinatorio del que hablaba hace un momento. Sentimientos contradictorios,

enos aparenten1ente, ero así es la cosa, y no puedo hacer otra cosa que ceptarlo. Eso es en el fondo lo que intento explicarme. Hay el «sistema» Y hay

· d' t el texto, y en el texto fisuras o recursos que no se pueden dominar me 1an e · o sistemático: en un cierto momento, éste no puede responder ya de ~í

··~, ..... o. Empieza espontáneamente su propia desconstrucción. De ahí ~a ne~e:~~ na interpretación interminable, activa, ligada a una micrologia de

~ ...... a la ·ez violenta y fiel.

. l b a sig1lifica -~ ted practzca la desconr;trucción, no la destrucción Esa pa a "' , ¡e/e-d des a su esqt na m-anera e hacer una estructura para hacer que aparezc y ell

r; e w trucción -que formaba parte de una cadena- ha esJado ~1n{1¡11da '(ó 5/ll or;a recco en un contexto dominado por el estructuralisn1o. Pernll 1 J •

a a.h Unt) r del ('todo está dicho».

104

, In pnlnbra sólo pudo teu r for un .. 1, . . . a, e(). que

1 , ·u 11c:;tlfl'._ 11 nu . n sconsln11r es a la me sorprendió en la é d t;S -• , . .¡ / lJJ ges le , f.KY..;a

·turulbtn: se u smonta uua edJficadón , > estructuraJista y a t' (lt 1(, , , 11 ..trtef acto n Jes-

us cstruclLll as, sus n rvadtu-as 0 su es 1 • para hacer que apar . ctlll !'> 1 . que eto come d ez-·~ simu ltáneamente, a pr can dad ruinos· d ' J ecfa usted, pero tam-

bJt'll, . 1 . . a e una estt Jicaba nac a, ya que no era m un cem, 0 . . uctura fonnal que no

cxP • 1 . , m un pnnci · . . 11·cra la ley de os acontecJmiCJllos en el sent'd Plo, m una fuer/.a n

1•

s1qt ' I o más g 1 ' La desconslrucción como tal no !,e reduce . enera de esa palabra.

ál. . m a un métod ( ed ·mplc) ni a un an lSis; va más allá de la de .. 6 o r ucción a lo Sl ClSJ n crfti d .

l·sma. Justamente por eso no es negativa aunqu ca, e la Idea cólica m . ' e, a pesar de t nes se la haya Interpretado así frecuentemente Pa í . antas precaucio-

, . f' . d" . . ra m , va stem . ma exigencm a 1rmativa, uia mcluso que no tiene 1 . pre JUnto con t ugar nunca sm amor ...

-Ha inventado usted también el concepto de a;n¡·; . b . , . . nerance. Dt{enr es 11 lo mismo pero es tam ten ren1.1tzr para más tarde Toda o ser

' . · ., . . · una parte de su t ab · sobre la differance pone en cuestzón las figuras de la prese1 . d lo . " a¡o

. . d , , , d 1Cza, e s objetos de la co11scten.cza, e sz para st mzsmo, e la presencia de la palabra. ' -¿Cómo se podria destruir el deseo de presencia? Es el d .

d l d . . · eseo rrusmo. Pero lo que lo a, e a su respiración y su necesidad -lo que hay 1 d

Y o que que a pues, por pensar- es aquello que en la presencia del presente no se pr ta ~ différance, donde la huella no se presenta, y ese «qlSi nada» de lo imp:en ~bl los filósofos intenta~ siempre borrarlo. Es sin embargo esa huella lo qu:~ar~ y relanza todos los sistemas.

-En usted todo signo es sentido gráfzco, o más bien todo gra{lSilW es signo. Pero en eso 120 hay una inversión No se trata de decir: hasta aquí la palabra ha dom.in.ado a la escritura, hagamos lo contrario.

-Sin duda, pero el giro a la inversión clásica, como sugeria hace un mo­mento, es también ineluctable en la estrategia de las luchas políticas: por ejem­plo, contra la violencia capitalista, colonialista, sexista ... No consideremos eso como tm momento o simplemente una fase: si desde el comienzo no se anun­cian otra lógica u otro espacio con claridad, la inversión reproduce y confirma por el lado contrario lo que ha combatido.

En cuanto a lo que pone en juego la escdtura, es algo que no cabe delimi­tar. Aunque se demuestre que no se deja someter a la palabra, se puede abrir Y generalizar el concepto de escritura, e.·tenderlo hasta la voz y a todas las huellas de la différance, a todas las relaciones con el otro. E la operación no tiene nada de arbitraria, transforn1a en profundidad y concretamente todos los problemas.

-En De la gramatolog(a comentaba la lcccióll de escritura de Tristes Tróp_i­cos. Lévi-Strau s mo. traba cómo la escritura era cómplice de una cierta violeu lll

polffica. EH ww sociedad «sin cscritllra», describfa la aparicióll de. ese «7lta~». - La 'b'l'd d d b 1 . '6 de la e entura en

1 N

' Po 'l 1 1 a e ese «mal» no espera a a a apancl 11 • fi ntido coni nt (alfnbético occidental) y de los poderes que é tad rea 1hir~na. hay . d d . ' 1 . tabilida are \'a-

' 0 le a m esctitura ( in marca g nea ógtca, con • '

105

1 i1 '·hl¡¡l . '

las lln '-i lln . '-'un.

1 Vl\¡· . l,L 1 1 J. 1 'I PI, \( • lo q 11 •

• · \ Jlc r )J • • 'CilVt/S lll 1.

1 1().

co11 ept d, • ·titz ra z n m 11

1 .. nntror>O n l · lon1inios d la . f .LJ' ...... .:-~... e:.:> 1 • .., p LID t . l. ·ledi ado un trabajo ele

1~e~r~11u . 1 'ois J a oh. 11tnu. t i a de lo vivi zt , e 1

u ....... ,uO ust / l 11 ~ t z a 1z te; to do1l e --a

1 ita. . -En qmer '-u.;:,v,

e e .

rt ~ · t' 'f!ntrico • co1 z re pecto a la gra12 filo ..• pó it de la cnlica del juicio de gusto- sKaofza.

nt

o o lo que hace falta para hablar de es . o s1n

titución 0 - ca rivilegia nece ariamente lo que ella misma viene a u.a.J. ...... ar ós 0 » en ellos los «textos mayores». He querido tam­u.~.c..... .. alizar esa e ua ión, sus intereses, sus procedimientos internos, sus con­

_0~ -ociales implícitos. • entresacar unos textos menores o marginalizados, al ..... 05 0 al escribir e a eterminada manera, se proyecta a veces una luz 'io enta en el sentido y en la historia, en el interés de esa «sobreestimación».

Operaciones como ésas serían impracticables y en realidad ilegibles para T .......... 5 ,oc1· olocia como , quiero decir, en tanto no mida su competencia con el

u. tem~ de los te.'\.1:os filosóficos tratados y con las exigencias elementales, e -

-~~ ·q é difíciles!, de auto-análisis (filosofía o «sociología de la sociología»); en alabra, n modo de roceder completamente diferente, una atención com­

mente diferente a los códigos de esta escritura y de esta escena.

-Ha explicado usted tanzbién esos textos por contigüidad. Así, ha puesto j~m­Gen.et y a Hegel a Heidegger y a Freud, en Doblan campanas y en La tarjeta

d I · · itaria cabe trastornar las normas y el decoro e a escntura un1vers ' '' 'l..o.Jj..n...rar e quede en evidencia su finalidad, lo que aquellas protegen ° e~~lu~

gra ·edad de la cuestión se mide a veces como usted sabe, por el 0 10dy ' d . 'tario to o · · ento que hace perder entonces, a un cierto po er untversi '

. adamenlc o por eso es importante abordar eso que se llama eqtuvoc, ' . n~

. é dese in transige e código, escribir de otra manera aun manten1 n t cosa "-'U~:lJ.J.L0 aber-Ieer y Ja competencia filosóficas, simultánca~cn ~1' 10 ni

e

r . nlel , · ·uicio, ni Jo proteccionistas del Jlamado aná tsts

1 . • oponl'll

c·encias humanas, incluso cuando parece que slcJ tcn·ito· d · · · ón e e a rt"'>, .. ~ rar ue se entienden muy bien en la JVJSJ

a n el mismo idioma. 1 considc· oblan can panas y a Úl tarjeta postal. Se los puec e

1 bi 11 o u o di positivos construidc>s 1 ~' tllll para er s· '¡ . ,11 J. , su propia l t ura 0 no-lectu 1 ' In PI etender e tod cas

lo•''' 11 ' • 1 1 ta, as evaluad 1 > e . f s incJJgua< o~ a os que s exponen· . . on o os d conor.;i-JJII 11 t . • ( 'é .1 • . (,POl qué tendri' ·¡

, • 11rohibH..Io y ¿qw n uec1de eso?) el ctuz , . a que ser 1 egítimo y esl.t l 1 . . .at vanos «géner . 'b· . vu•tlidad íl HllSUlO tJ ll1p0 que sobre eJ S b b OS», escn Jr ob~e J:1 s .1'- L · • a er a soluto y ·

•l y '\ en 1, un texto de tarjeta postal y , empareJar en él a Ille~~lo) ~obre qué quiere decir «destinar>> ent unaF medditación (en acto, por así , ecu d 1 , re reu y Heide

lo detenninado e a histoda del correo po tal d 1

. gger, en un mo-men s , e a m(onnáti d 1 telecomunicaciones? ca y e as

-Utiliza usted palabras indecidibles. As~ el himen en M lla é ·,.gi11idad y el matrimonio, el Pharmakon de Plat61t cur, a nn• es a la vez la

v L• · • • , • a y envenena. -Palabras de ese tlpo süuan meJor, quiz~ los encl d d .

d . . d . . ' aves on e el discurso ya no puede mmnar, Juzgar, ec1d1r: entre lo positivo y lo ti

1 b

1~ n1alO lo verdadero y lo falso. De ahí la tentación de ex r~gla vdo,l lo uer:o y .' d . . 1 . e Uir os e enguaJe y

de la c1uda , para reconstituir a homogene1dad imposible d 1 d' d 1, . e 1scurso, e un

texto, de un cuerpo po Itico ...

-En cuanto al. cam.p~ político, en él usted 1w ha adoptado nunca posiciones resonantes; ha practtcado zncluso eso que llama una especie de retirada.

-¡Ah, el «campo político»! Pues el caso es que podria decirle que no pienso más que en eso, aunque no lo parezca. Sí, desde luego, hay silencios, y una cierta retirada, pero no exageremos. Suponiendo que se esté interesado, es muy fácil saber dónde están mis elecciones y mis solidaridades, sin la menor ambi­güedad. Sin duda no lo manifiesto suficientemente, con seguridad, pero ¿dónde está aquí la medida si es que la hay? Frecuentemente me parece que no tengo nada que decir a no ser algo muy típico y común, y entonces yo sumo mi voz o mi voto, sin aspirar a ninguna autoridad, crédito o privilegio reservado a eso que se llama, tan vagamente, tm «intelectual» o un «filósofo».

Sien1pre he tenido dificultades para reconocerme en los rasgos del intelec­tual (filósofo, escritor, profesor) que sostiene su papel político de acuerdo con la escenografia que usted conoce, y cuya herencia n1erece que se le planteen mu­chos problemas. No es que la desdeñe o que la critique en sí misma; y creo que, en ciertas situaciones, hay ahí una ftmción y una responsabilidad clásicas que no se deben eludir, aunque sea para llan1ar al buen sentido y a lo que considero que es el deber político elen1ental. Pero cada vez más soy sensible a una trans­formación que vuelve esa escena actualn1ente un poco aburrida, esté1il, atrave­sada a veces por los peores procedin1ientos de intimidación (aunque sea por la buena causa), sin n1edida con1t'tn con la estructura de lo político, con la nue\1\S rcsponsabilidade que requiere el de anullo de los medios de comunicación de t11(~sa (aun cuando no intente explotar é tos para pequeños beneficio • hipó-test· qu r • · 1 í lás' del inte-no · tOllllularfa para reconciliarse con esa tipo og a e .. Ica le Lual).

nnt ~ s uno d lo· problen1a n1ás itnportantes actualn1ente, e a re ponsabili~ad l .. · forn1a actunle · d lo· n1as n1edia y sobre todo ante su monopoliza-

107

i 11.. j . u l .. tl'lit .. la d l. nu ~l u t d 1 l

, t ll • 1 r t ta nh<.l 1 1 l , l· \ t n in ' 1 )t\ 1

1 n ' r 1 u l san H l nnu n , 11 gc>a rn l tn u li · 1-ifi , i ~ n, p 10 Lan1bi "n r u lt s llli in11 ')

11

. . 1. 1.. lllt nt y

111~ 1 n ~ 1 1s ~ ds t ln lt 1 l ontr·t ·

l 1 ll • 1 r t ll gn ,. "l , , lt

1 ~ 1 t o . ~ n t nn·1 n • slinto · . b ·~ u .. dtos .

tU ~ , t • 1 n 1 n "' [' 0 óLl ' l

. n ltl , t -, 1 1 dn > ~· p l nt 'íl '

8 ll1as ele 1 s 1 Bc--lLlJ p líttco .. pdara .aqtteUa

0111111 pr · 1 .. n1ente en 1 . antes , a lZquierd~

qu h .. , n1á ~ . - ítlc 'de n1ás agudo en 1 . . . (j as Invest. n 0 la - t nt uva qu 111 Interesan 'unto con 1 Iga-

l 1

' . l

ni

il . E . ..<: a gunas otr )

íti .. 01ent - n 10S . s qLUZ4tS porque se trata de un as L~~ ................ v ,..,_.

1ti o, de un.. u.ltur l tma contra-cultura, casi inaudibl Pensa-

u , a uizá , quién sabe, pues aquí sólo pued ehs en los . · . e ablars

· ne-0

e ne~g .: u e orrer, con o sin esperanza, siempre en 1 di e . , a sper-nona.

_ zí coincide l ... onzpro11ziso 11zilitante en el seno del Greph, ese G d d 1 f

'l ..rt rupo e iua ió11 acerca e la 1se11anza e a 1 oso¡za.

- El G~eph reúne profesores . alumnos de institutos y a estudiantes u ·eren precisamente analizar y cambiar la escuela, y en particular la instituc1ó:

~ ... ~ó ca, en primer lugar mediante la extensión de la enseñanza filosófica a as e ases en las que se enseñan normalmente las demás disciplinas llama­

un amentales>>. Franc;ois l\literrand asumió compromisos precisos en este e · o. Cosa que nos alegra, y haremos todo para que aquellos compromisos no

en ·erren, como cabe tem er desde hace algunos meses. De todas formas los vu.Lemas o se podrán olvidar, ni lo harán aquellos que miden su gravedad y

cen cargo de ellos. o esto reclama tma transformación profunda de las relaciones entre el

'-4L ..... o, as instituciones de · nvestigación o de enseñanza, sean o no universita­:as, c·encia, a técnica y a cultura. Los modelos que ahora se están viniendo

..:..va ·o on en 'neas generales aquellos mismos sobre los que tomaron partido, :.a:~.-::~e e comienzo de la sociedad industrial, los «grandes filósofos» alemanes, de

Heidegger, pasando por Hegel, Schelling, 1-Iumboldt, Schleiermacher; e, a tes Y después de ]a fundación de la Universidad de Berlín. ¿Por qu~

ll 1 filosoffa.

e ee o , pensar con e os contra ellos pero tomando en cuenta a 1. . . , . 1 aciana !Za· a e, 1 es que se qu1eren crear otras relaciones entre a r, f as

b 1 vas ol111'

~ ..... o Y e sa er, la técnica, el pensamiento, estab ecer nue ' 00•

e o disociar radicalmente los deberes, Jos poderes Y las ~ens~a y d 05

ena ,,, ~..., ... a a ora quizás que intentar inventar Jugares e e

e era de ]as instituciones universitarias?

jbli gr fi.:

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