La Esperanza Y El Futuro Biomédico Del Hombre, Hoffnung Und Die Biomedizinische Zukunft Des...

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    JRGEN MOLTMANN

    LA ESPERANZA Y EL FUTURO BIOMDICO DELHOMBRE

    Esta conferencia pretende no slo aclarar teolgica y filosficamente los conceptos de

    esperanza y de futuro, sino tambin desarrollar modelos de futuro que merecendesearse y realizarse. El problema se plantea porque actualmente se desarrollan los

    ms sorprendentes progresos en el campo de las ciencias y tcnicas biomdicas y estosprogresos transforman la vida de un modo hasta ahora desconocido. Pero, qutransformaciones merecen desearse y cules no? Esto es lo que hoy da debemos

    preguntarnos y a lo que intenta responder el autor en este artculo.

    Hoffnung und die biomedizinische Zukunft des Menschen, Evangelische Theologie, 32(1972) 309-26

    SIMBOLOGA Y POLTICA DE LA ESPERANZA

    La teologa puede tener distintas funciones en la vida de una comunidad. Una de ellassera dar expresin simblica a los sentimientos y motivaciones religiosas del presente.

    En la angustia y en la esperanza, en la inseguridad y en la confianza, en la experienciade la afliccin y de la dicha, nuestros sentimientos y sus formas de expresin vansiempre ms all de lo puramente emprico, hacia lo absoluto y lo total. Tambin la

    "teologa de la esperanza" tuvo, en su nacimiento, un contexto histrico al que debi suamplia difusin. Pertenecan a este contexto el entusiasmo de la "era Kennedy" en USA,

    el nuevo socialismo checoslovaco y el Vaticano II en la Iglesia Catlica.

    Pero el ambiente ha cambiado. Las esperanzas de la dcada de los sesenta se hanconsumido o debilitado y en todas partes los hombres se experimentan a s mismoscomo engaados y desengaados, explotados y alienados; ya no confan en los fines y

    esperanzas que han edificado nuestras sociedades, iglesias, ciencias y universidades.Los hombres rehsan vivir orientados hacia el futuro porque rechazan un futuro

    "congelado", construido a partir de este presente que rechazan.

    Una revisin de la teologa de la esperanza y de las filosofas orientadas hacia el futurodebiera plantear de nuevo el problema del mal radical y de la tragicidad de la existenciahumana, para llegar de esta manera a una expresin capaz de mantener la esperanza de

    los hombres.

    La teologa tiene adems otra funcin: es tambin teologa de la praxis en los conflictosdel presente: es decir, la teologa toma partido y colabora en la presencia del futuro que

    ya se da en los avances cientficos y en las decisiones ticas.

    La pregunta por el futuro es un problema del presente. Normalmente toda planificacindel futuro parte de las posibilidades del presente y extrapola el futuro deseado a partir

    de los intereses ya reinantes. Pero en tales extrapolaciones no se anticipa ningn futuro"nuevo"; por el contrario, slo se prolonga hacia adelante el "antiguo" presente. Por esoel arte de determinar el futuro a partir del presente tal cual es ahora, es siempre un arte

    conservador. Un futuro que pretenda ser algo ms que la continuacin del presente debeproponerse la transformacin de la actual situacin social, poltica y moral. Pero slo

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    estn interesados en esta transformacin de las circunstancias presentes quienes sufren

    sus consecuencias porque carecen de lo que en justicia debiera pertenecerles. Slopuede darse esperanza en un futuro nuevo y diferente entre los que sufren, los oprimidos

    y los que aman intensamente, porque no extrapolan su esperanza a partir de suexperiencia del presente: por el contrario, anticipan un futuro que hasta ahora no

    poseen.

    Es preciso afirmar esto para evitar que el lenguaje de la esperanza se convierta enideologa al servicio de las clases establecidas y avanzadas de la sociedad. Salvado este

    peligro, debe advertirse que las esperanzas de los oprimidos y de los que sufren,

    mientras permanecen en la forma de poesa y de smbolo, no empalman con lo que hoyes poltica y tcnicamente posible. Y sin el "arte de lo posible" que es la poltica,

    tambin el "arte de la esperanza" se convierte en opio del pueblo. Por eso una teologade la esperanza debe relacionar su visin del futuro con la explotacin de las

    posibilidades actuales y referir ambas a cada uno de los hombres cuyo futuro quiere

    fomentar. Es en este sentido que la teologa de la esperanza debe interrogarse acerca del

    influjo de los avances biomdicos en el hombre y en la sociedad, y tambin sobre lainfluencia del hombre y de la sociedad en dichos progresos.

    CIENCIA E INTERS

    Si ciencia y tica se separan, sta queda relegada a segundo trmino. Es decir, la ticadebera determinar la responsabilidad del poder, una vez que las ciencias hubiesen

    enseado sus mtodos. Una vez que los "hechos" hubiesen sido enumerados, la ticadebera interpretarlos para los Hombres. Una vez que los instrumentos estn al alcance

    de la man, entonces la tica debe indicar su buen uso, para evitar su abuso...

    Este esquema lleva a un callejn sin salida. Su defecto consiste en que separa la cienciade la sociedad; pero de una ciencia abstracta, "libre" de todo juicio de valoracin, no

    puede deducirse ningn valor. Por eso en este planteamiento los valores caen bajo la

    arbitrariedad de intereses sociales, econmicos y polticos ya existentes, o bajo laarbitrariedad de los gustos personales. Los hechos "en bruto" no proporcionan nunca

    por s mismos ninguna indicacin para la accin, ni ningn valor para el juicio. Situadala discusin en este plano, se pueden tratar y discutir una multitud de postulados ticos,

    pero ninguno de ellos resulta relevante para la praxis.

    Nosotros debemos, por tanto, seguir el camino contrario: comenzar con un anlisis delethos presente en los avances biomdicos y luego preguntarnos acerca de lasrepercusiones de stos sobre aqul; pues slo cuando han sido reconocidos los intereses

    dominantes en la ciencia y en la tcnica, queda fundamentada la pregunta acerca de lamutua accin de los intereses y el conocimiento en las circunstancias actuales.

    La separacin de las ciencias y de la sociedad, de las ciencias positivas y de las

    humanidades, de la tcnica y de la tica, era y ha sido necesaria para dejar en libertad ala ciencia ms all de los lmites marcados por la religin, el sistema moral y lasideologas de cada momento. Pero esta liberacin no impide que cada investigacin est

    siempre pendiente de las posibilidades presupuestarias y de los intereses de los

    cientficos, y esta dependencia debe ser investigada.

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    La integracin de las ciencias y de la sociedad es hoy necesaria para liberar a las

    ciencias de su nuevo y casi religioso papel social, en el cual han cado gracias a suseparacin, presunta y casi sagrada, de los intereses y sistemas de valores socialmente

    vigentes. En realidad corresponde a la ciencia el dilogo cientfico-poltico y cientfico-tico, que es el nico medio de alcanzar un consenso acerca de los intereses motrices y

    de la jerarqua de valores que debe ser aceptada socialmente. Esta "socializacin" de laciencia no puede ocurrir sin una " cientificacin" de la sociedad; de lo contrario sellegara a una situacin en la que los planificadores de la sociedad y los que son objeto

    de esta planificacin ya no serian "hombres en comunidad" humana. Lo que importa,por tanto, es contemplar las ciencias en un sistema ecolgico ms amplio, paraintegrarlas mejor que hasta el presente en tal sistema.

    En busca del "ethos" del progreso biomdico

    En nombre de qu intereses humanos y prcticos se pone en marcha el "progreso"?

    El primer inters humano consiste en luchar contra la enfermedad, luchar por laprolongacin de la vida frente a la muerte. Esto es obvio mientras el hombre es

    dominado por sus limitaciones naturales. Pero se vuelve problemtico cuando lasnecesidades inmediatas son satisfechas: Qu es lo que viene detrs de la lucha por la

    existencia?

    Con la lucha por la existencia est vinculado el inters elemental de los hombres por suliberacin de la dependencia respecto de la naturaleza, del mundo circundante y tambin

    de su propio cuerpo. Liberacin y poder, empero, slo son intereses cuando todava nose han alcanzado, pues en la medida en que la humanidad conquista su libertad sobre la

    naturaleza, le resulta problemtico qu planear y qu vivir para que sea humano.

    Segn Huxley, "despus de la lucha por la existencia pasa a primer plano la aspiracin

    a la satisfaccin", es decir, a la satisfaccin de las posibilidades humanas. Huxleyaada que el destino propio del hombre consistira en alcanzar el dominio de la

    evolucin de la naturaleza o al menos el dominio de su propia evolucin.

    Las religiones bblicas vieron, hace ya tres mil aos, la plenitud del hombre en sudominio de la naturaleza; no obstante, relacionaban tal dominio con el destino delhombre a ser imagen del Dios creador; en consecuencia, para ellas, el hombre no deba

    ser simplemente una imagen de la naturaleza y de su poder. Cabe pensar ahora que porel camino del progreso cientfico y tcnico, tomado positivamente, el hombre puede

    alcanzar una inesperada realizacin de este destino con la condicin de que el hombresea "persona".

    A partir del inters elemental por la liberacin de la naturaleza y el poder sobre ella, hansurgido en la historia de la cultura una serie de esperanzas que han sido capitalizadas en

    el progreso biomdico. Estas esperanzas apuntan hacia el perfeccionamiento de lacondicin humana, a la dilatacin del conocimiento del mundo, al aumento de la

    capacidad de realizacin del hombre, y a la elevacin de su moralidad.

    Sobre la base de estos intereses y esperanzas del hombre se ve claramente que elprogreso biomdico no es por s mismo un simple "dato", un "hecho bruto"; por el

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    contrario, el progreso biomdico aparece como una grandiosa tarea tica de la

    humanidad, de modo que slo permanece vivo en la medida en que estos intereses yesperanzas de la humanidad resultan obvios.

    Repercusin del progreso en los intereses ticos

    Cada accin humana no slo resuelve el problema con el que se enfrenta: producetambin nuevos problemas. Estos nuevos problemas se pueden clasificar en tres grupos:

    1) El hombre puede abusar de todo lo que es capaz de usar. Por ello el progreso

    biomdico es ambivalente en la medida en que el hombre es un ser en el que se puedeconfiar poco.

    2) Las esperanzas se frustran si no se cumplen. Pero incluso su cumplimiento puede

    tambin decepcionar. Frente a las llamadas utopas biomdicas, el problema de una tica

    fundamental no es slo su presunta imposibilidad, sino ms bien su parcial posibilidad.

    3) Cada progreso en un mbito de la vida lleva el sistema total de la vida ms all de supunto de equilibrio. Por ello el equilibrio debe ser siempre restablecido tras los

    progresos parciales. Deben reorganizarse la simbologa del lenguaje, los cdigos dederecho, las seguridades morales y las relaciones econmicas de produccin.

    Respecto al primer punto debe pensarse que junto a las llamadas "utopas positivas",

    existen en igual nmero "utopas negativas". Por ejemplo, los progresos biomdicospermiten organizar un servicio de sanidad pblica, pero permiten tambin la guerrabioqumica o el dominio de una masa imbcil, producida bioqumicamente, por una

    "lite" cultivada especialmente.

    Respecto a los puntos dos y tres, debe pensarse que las esperanzas producen decepcin,en general, si acontece algo distinto d lo que se haba previsto. Ahora bien, la

    liberacin de los hombres respecto a la naturaleza no ha dominado solamente laslimitaciones "naturales" humanas: ha roto tambin una serie de sistemas naturales quese regulaban por s mismos y que deben ser sustituidos por sistemas regulados por los

    hombres. Para citar slo unos ejemplos, la medicina y la biologa han reducido laantigua mortalidad, pero la han trocado en explosin demogrfica; han luchado contra el

    dolor, pero las drogas han originado el problema mundial de la LSD.

    Esto hace ver que la liberacin de la naturaleza obliga a una organizacin social de estalibertad. Esto trae consigo un cmulo de dependencias sociales nuevas cuyo coste

    social, poltico y tico debe evaluarse cuidadosamente, pues no hay ninguna garanta dexito para el progreso biomdico considerado aisladamente. En efecto, los progresos dela humanidad son por regla general desiguales, no coordinados y realizados en tiempos

    distintos; desequilibran el orden que hasta entonces se haba mantenido y engendrannuevas tensiones y conflictos.

    As, desde una perspectiva local, el progreso biomdico ha trado consigo conflictos

    sociales entre pobres y ricos, hombre y mujer, pequeas familias y sociedad amplia.

    Desde el punto de vista temporal, ha trastornado la natural sucesin de generaciones,debido, por un lado a la prolongacin de la vejez y por otro a la anticipacin de la

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    madurez en los jvenes. En el mbito de la personalidad, ha turbado el equilibrio entre

    el yo y el cuerpo, y ha causado nuevos conflictos de identidad. Es necesaria, porconsiguiente, tanto una "poltica social" como una "poltica generacional", pues ahora

    ya no se puede echar la responsabilidad de estos problemas sobre la naturaleza, nitampoco sobre el as llamado "libre juego de fuerzas".

    Lo que antes era regulado por la naturaleza mediante la enfermedad, la mortalidad

    infantil y la seleccin natural, debe ser ahora asumido por la organizacin socialmediante el control de nacimientos, la eugenesia y probablemente alguna vez laeutanasia pasiva. Las intervenciones en los sistemas naturales deben ser compensadas

    mediante servicios sustitutivos.

    La ley ecolgica, segn la cual los costes del progreso no deben sobrepasar su beneficio,sirve verosmilmente para marcar los limites de tolerancia de los experimentos de los

    hombres consigo mismos, en orden a su futura autocreacin.

    Transformacin de los intereses humanos

    "En la evolucin sicosocial, la lucha por la existencia queda sustituida por lo que podra

    llamarse impulso hacia la plenitud". Estas fructuosas ideas de J. Huxley nos sirven paracaracterizar la transformacin de los intereses humanos por medio del progreso

    biomdico.

    Cuando el impulso hacia la plenitud sustituye a la lucha por la vida, se cambian

    fundamentalmente los intereses y los sistemas morales del hombre. Antes se trataba desobrevivir. Lograr salir a flote constitua el sentido de su vida. Pero en la medida en que

    el hombre adquiere dominio sobre la naturaleza hostil y sobre las debilidades de sucuerpo, el mero sobrevivir ya no puede constituir el sentido de la vida. Muchas cosas,cuya justificacin pareca evidente cuando estaban a nivel de una necesidad vital,

    pierden ahora su capacidad motora. La evolucin pasa de ser una negacin de lonegativo que hay en la vida humana, a ser un proyecto de lo positivo que puede hacerse

    con todas las posibilidades conquistadas. Pero, con ello, se convierte en obligacinmoral no simplemente el vivir, sino el vivir una vida humana.

    A ms poder, mayor responsabilidad. El inters por la propia plenitud va unido a laresponsabilidad por la naturaleza dominada. Pero la responsabilidad de una cosa es

    siempre una responsabilidad "ante alguien". La instancia ante la que el hombre esresponsable de su poder queda por tanto fuera del dominio de aquello de lo que es

    responsable el hombre y, por eso, slo puede ser concebida como algo trascendente. Eneste punto irrumpe para muchos hombres el "dolor de una trascendencia" que crea laresponsabilidad y, a la vez, se escapa de los smbolos e imgenes al uso. La imagen

    judeo-cristiana del hombre como imagen del Dios invisible ha de ser releda a la luz dela plenitud de poder conquistada por el hombre. As podr convertirse en un smbolo

    eficaz de su responsabilidad en la conduccin de la evolucin y de la experimentacingentica de s mismo.

    A la vez: cuando la lucha por la existencia queda sustituida por nuevas donaciones de

    sentido de la vida humana, el ethosde la lucha por la vida, ha de ser sustituido por elethosde la paz en la vida. Es decir: hay que desplegar nuevas formas de existencia que

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    posibiliten la creatividad y el amor en el seno de unas estructuras mundanas razonables.

    El principio de salir a flote a costa de los otros ha de convertirse en principio de lapropia plenitud en los otros y con los otros (principio de solidaridad). En esta nueva

    situacin, el egosmo de grupos, que deriva de la necesidad de sobrevivir y que lleva aemulaciones y luchas por el poder, ya no significa para la humanidad ms que la

    amenaza de un suicidio colectivo, o bien conduce a sociedades segregacionistas. Peroall donde haya tensiones y conflictos no habr una paz fundada en la mutuareconciliacin y el mutuo reconocimiento, sino una paz producida por la separacin, la

    opresin, el apartheido losghettos.

    Un ltimo punto: la lucha por la existencia contaba con el ideal tico de la salud. Saludse identificaba con la capacidad de rendimiento y la capacidad de disfrute (Freud ). En

    tal esquema, la enfermedad y la vejez no son ms que males a eliminar. Y tanto losenfermos incurables como los ancianos son tratados de acuerdo con este esquema.

    Pues bien: la tica de la paz en la vida provoca una nueva comprensin del sentido de la

    enfermedad, la vejez y la muerte. La lucha por la salud y contra la enfermedad tienesentido cuando produce hombres dispuestos a abrirse a los dolores humanos del amor ya los conflictos fecundos de la vida y la muerte, es decir: cuando produce hombres

    humanos. La mera tica de la lucha por la vida llevara hoy a una sociedad enferma:pues all donde esta lucha es victoriosa se est produciendo un aburrimiento vital y unapasiva actitud consumista, carente de pasin por la vida. Y la prolongacin de esta lucha

    slo lleva a producir unas pocas sociedades opulentas en un mar de sociedades mseras.Slo cuando sea sustituida por la tica de la "paz en la vida" ser posible que los sanos

    aprendan de los enfermos, los jvenes de los viejos, los vivos de los que mueren y lospueblos ricos de los pobres. Y aprendan, qu? A tener inters por ellos y a sentir lasolidaridad que deriva de este inters.

    EL DERECHO A VIVIR Y EL DERECHO A MORIR

    El progreso biomdico ha roto una serie de sistemas naturales y los ha hecho accesiblesa la intervencin humana. Ahora han de ser sustituidos por sistemas sociales regulados

    por el hombre. Hoy se habla de poltica de poblacin o poltica sanitaria. Con ello seestablece una vinculacin entre la nueva gentica y la palabra poltica. Equilibriosnaturales inseguros han de ser sustituidos por regulaciones sociales. Con ello la vida se

    hace ms consciente, pues tanto el nacer y el morir, como el contenido y laconfiguracin del vivir ya no son cosas que se entienden por s mismas; sino que han de

    ser entendidas por el hombre, para que puedan ser manipuladas con sentido. Estecambio se realiza mediante smbolos lingsticos, acuerdos jurdicos y una moral nueva.

    El yo y el cuerpo

    La autoconciencia del hombre se manifiesta en el hecho de que puede decir "yo",aludiendo con ello a s mismo e identificndose corporalmente. Cmo puede ser esto

    posible, frente a los progresos de la medicina de los cuerpos y del trasplante de rganos?

    Gracias a la medicina, la espontnea identidad corporal del hombre se ve sustituida por

    una relacin de "propiedad" respecto de su cuerpo: en vez de ser su corporalidad, elhombre tienecuerpo1. Esta objetivacin de la corporalidad humana en un simple cuerpo

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    tiene como contrapartida ese difcil proceso por el que un cuerpo es subjetivizado y

    convertido en corporalidad de un yo.

    Ahora bien, todas las transformaciones que la medicina y la gentica hacen en loscuerpos viven del presupuesto de que el objeto del que disponen es y debe seguir siendo

    un sujeto. Este presupuesto marca los lmites de tales intervenciones; cuando la personaafectada no puede "reelaborar" de manera humana y reintegrar en su personalidad

    dichas intervenciones, entonces stas carecen de sentido.

    Por otra parte, la experiencia de uno mismo como una cosa, hace al hombre en ciertosentido invulnerable; pero le hace tambin incapaz de amar e infecundo. Y cuanto mssean posibles desde el punto de vista mdico la invulnerabilidad y la fa lta de dolor,

    tanto ms deber acordarse el hombre de la vulnerabilidad al dolor, humano y lleno desentido, del amor. El uso de medicamentos debe encontrar su lmite en la amenaza de

    congelacin de los sentimientos del hombre.

    Nos encontramos, pues, con que la conciencia del yo, que hasta ahora nos vena dadapor la corporalidad, se convierte en una tarea personal. Cada uno debe buscarconscientemente su encarnacin corporal, aceptando a sabiendas el riesgo de la

    vulnerabilidad. La capacidad de soportar fo rma parte de la salud.

    Vida y vida vivida

    Otro de nuestros smbolos lingsticos es la vida. En el mbito de la lucha por laexistencia, vida significa slo supervivencia. Pero hoy es posible mantener hombresvivos sin que ellos se enteren y esto hace que nos cuestionemos el significado de la

    palabra vida. La medicina, que est obligada al mantenimiento de la vida, tiene absolutanecesidad de saber qu es lo que puede ser llamado vida humana. Ya no vale aquello deque la vida se entiende por s misma, y que se da y se recibe sin intervencin humana.

    Por ello intentar dar una definicin provisional, tratando de no perder de vista losdifciles y peligrosos problemas prcticos y jurdicos.

    Vida humana es la vida aceptada, amada y vivida experiencialmente. All donde la vida

    no es aceptada, amada y experimentada ya no estamos ante una vida humana. Ahorabien, en las sociedades industriales y bien atendidas mdicamente, se propagan hoy demanera alarmante la pobreza experiencial, la apata y la falta de inters. Pero la

    monotona de nuestra vida sin pasin no puede curarse tcnicamente, sino slo mediantela superacin de las culturas-de-la-soledad que hemos producido, mediante la pluralidad

    cultural que supone el vivir con los que son diferentes de nosotros, y mediante laaceptacin consciente de los dolores que traen consigo todas las diferencias y todos losconflictos.

    El hombre sigue siendo un ser a quien se le ha impuesto que mantenga en pie el sentido

    de su vida, aun en medio de la enfermedad y de cara a la muerte; y precisamente por lamanera como las afronta. Y este sentido de su vida no es la salud. La salud est ms

    bien al servicio de este sentido.

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    Planificacin familiar y control de nacimientos

    Gracias a los adelantos mdicos, el nacimiento de un nio ya no es asunto de lanaturaleza, sino de la libertad y la responsabilidad del hombre. Con ello la vida humanade un nio implica no slo el proceso biolgico de generacin y nacimiento, sino

    tambin la aceptacin de los padres y de la comunidad. El derecho a la vida ya no es undato natural, sino una tarea de los padres y de la sociedad que debe impartirlo. De ah se

    deduce que hay ciertos derechos a controlar los nacimientos, tanto por parte de lospadres como de la comunidad. Quiz pueden derivarse tambin ciertos derechoseugensicos, aunque stos han de presuponer siempre una sociedad "humana", cuyos

    criterios de seleccin estn libres de toda sospecha de abuso.

    En segundo lugar, los nios han de ser aceptados en el nacimiento y en todas lascircunstancias de su nacimiento: sta es a mi juicio la faceta realmente humana de un

    nacimiento. Y si el control de nacimientos da cabida a los derechos de la sociedad,tambin hay que exigir de sta la aceptacin de los nios. Esto puede significar una

    prudente desprivatizacin de la familia que no destruya las necesarias relacionespersonales entre padres e hijos.

    Y si admitimos que la vida humana es una vida aceptada, entonces todas estascuestiones son ms importantes que la cuestin del momento puntual en que la vida

    humana comienza, cuestin que, aunque todava juega un papel en el problema delaborto, se vuelve superflua con una planificacin familiar bien hecha.

    Muerte del cuerpo y del hombre

    Hoy se ha hecho muy difcil determinar el fin definitivo de la vida ante el hecho de quelos rganos de su cuerpo pueden sobrevivir al hombre. En el terreno emprico cabeutilizar la muerte del cerebro como smbolo real del fin de la vida humana.

    Pero si la muerte ha perdido las posibilidades de ser claramente delimitada, entonces

    resulta ms importante que sepamos comprender la muerte humanamente; es decir, quesepamos integrarla en la vida mediante una actitud consciente frente a ella. Es cierto que

    la muerte puede ser constatada por medio del cese de determinados rganos vitalmenteimportantes. Pero all donde el hombre la experimenta es en el amor que corporifica alalma y anima al cuerpo. Cuanto ms nos encarnamos en el amor, ms vulnerables nos

    hacemos ante la muerte: tanto ante la propia como ante la de aquellos que amamos. Y alrevs, cuanto ms se apaga el inters en la vida tanto menos sentimos tristeza o dolor,

    porque en realidad hemos anticipado ya la muerte a nivel anmico. Por esto, una tica de" la vida aceptada, amada y vivida experiencialmente" debe ms bien ejercitarse en

    posturas frente a la muerte y liberar al morir de toda coaccin y todo disimulo obtenido

    mediante tcnicas de indiferencia o apata.

    El hombre, igual que tiene derecho a su vida, tiene tambin derecho a su propia muerte.Slo cuando el hombre se prepara para su muerte y entrega su vida con ms conciencia

    de lo que ha vivido, slo entonces puede decirse que se utilizan de una manera humanalas posibilidades mdicas que se dan hoy para borrar o hacer imperceptible las fronteras

    entre la vida y la muerte. Se trata aqu de una nueva actitud ante la muerte, que

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    presupone un proceso educativo capaz de suprimir el obstculo de la coaccin ante la

    muerte y el duelo, de tal manera que la vida vuelva a ser amable.

    Notas:1El autor contrapone cuidadosamente los dos trminos alemanes Leib y Korper, dandoal primero un fuerte acento subjetivo y poniendo un claro acento objetivente en elsegundo. En la versin, traducimos Korper por cuerpo, reservando para Leibcircunloquios como cuerpo humano, corporalidad, etc. (N. Del T.)

    Tradujo: JOS I. GONZLEZ FAUSCondens: JOS MIRALLES