La Familia y La Escuela

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La familia y la escuela 12-11-2005 http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp? pkid=227662 Julio Ferreras H ablar de la familia y la escuela es hablar, en primer lugar, de la responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos, y, en segundo lugar, de la necesidad de una colaboración estrecha entre los padres y los educadores. La participación de los padres en la educación de los hijos debe ser considerada esencial y fundamental, pues son ellos los que ponen la primera piedra de ese importante edificio que marcará el futuro de cada ser humano. En el Informe Europeo sobre la Calidad de la Educación Escolar (mayo de 2000), que comprende 16 indicadores de calidad, uno de ellos es la «Participación de los padres». Allí se dice que esa participación influye considerablemente en la mejora del funcionamiento y en la calidad de la educación. Asimismo en el informe sobre «La situación profesional de los docentes», realizado por el Instituto Idea y la Fuhem, se dice que «la colaboración entre profesores y padres es un requisito necesario para mejorar la calidad de la enseñanza y una asignatura pendiente en el funcionamiento del sistema educativo». En el mismo sentido se han expresado, en más de una ocasión, el Defensor del Pueblo y el Consejo Escolar del Estado, recomendando la colaboración de las familias con los centros docentes, en especial hablando de la violencia y del acoso escolar. La Convención sobre los Derechos del Menor, en su art. 27.2, dice: «A los padres les incumbe la responsabilidad primordial de proporcionar, dentro de sus posibilidades y medios económicos, las condiciones de vida que sean necesarias para el desarrollo del niño». Esta idea de la importancia del papel de los padres en la educación de los hijos la encontramos también en diversas investigaciones, según las cuales los estudiantes que mejor

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Como debe ser la relación entre la escuela (docentes), padres de familia y alumnado.

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La familia y la escuela12-11-2005

http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=227662

Julio Ferreras

Hablar de la familia y la escuela es hablar, en primer lugar, de la responsabilidad de los padres en la educación de sus hijos, y, en segundo lugar, de la necesidad de una colaboración estrecha entre los padres y los educadores. La participación de los padres en la educación de los hijos debe ser considerada esencial y fundamental, pues son ellos los que ponen la primera piedra de ese importante edificio que marcará el futuro de cada ser humano.

En el Informe Europeo sobre la Calidad de la Educación Escolar (mayo de 2000), que comprende 16 indicadores de calidad, uno de ellos es la «Participación de los padres». Allí se dice que esa participación influye considerablemente en la mejora del funcionamiento y en la calidad de la educación.

Asimismo en el informe sobre «La situación profesional de los docentes», realizado por el Instituto Idea y la Fuhem, se dice que «la colaboración entre profesores y padres es un requisito necesario para mejorar la calidad de la enseñanza y una asignatura pendiente en el funcionamiento del sistema educativo». En el mismo sentido se han expresado, en más de una ocasión, el Defensor del Pueblo y el Consejo Escolar del Estado, recomendando la colaboración de las familias con los centros docentes, en especial hablando de la violencia y del acoso escolar.

La Convención sobre los Derechos del Menor, en su art. 27.2, dice: «A los padres les incumbe la responsabilidad primordial de proporcionar, dentro de sus posibilidades y medios económicos, las condiciones de vida que sean necesarias para el desarrollo del niño».

Esta idea de la importancia del papel de los padres en la educación de los hijos la encontramos también en diversas investigaciones, según las cuales los estudiantes que mejor rendimiento obtienen en sus estudios, son aquellos que cuentan con el apoyo de sus padres. Asimismo está presente, esa idea, en los grandes pedagogos, educadores, filósofos, etc. Entre las sentencias de Pitágoras, por ejemplo, una reza: «Padre de familia, ten el sentido de diferenciar el bien y el mal para que tus hijos no los confundan».

Todas estas afirmaciones acerca de la importancia de la participación de los padres en la educación de los hijos, contrastan con la realidad que encontramos, hoy día, en nuestro país. Así, según el citado informe de Idea y la Fuhem, una mayoría de los profesores se queja de la poca colaboración y participación de las familias en la educación de sus hijos. En efecto, en los centros educativos es sabido que hay un buen número

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de padres que muestran una clara pasividad en relación a la educación de sus hijos. Son muchos los niños que se crían solos, teniendo como única referencia la escuela (los otros niños) y la televisión. En nuestro país los niños pasan más de dos horas diarias de media frente al televisor, y según un estudio publicado en la revista Science (marzo 2002), los niños que ven más de una hora de tele al día, pueden convertirse en adultos violentos. A esa misma conclusión ha llegado un informe de la Universidad Complutense de Madrid, según el cual los adolescentes que más televisión y videojuegos ven, son más violentos que los que tienen el hábito de leer y de hacer sus deberes escolares.

Podemos concluir, pues, que no existe una educación de la familia, en nuestro país, lo cual es una prueba evidente de que la educación no se ha tomado aún en serio. El gran pedagogo, J. Piaget, habla de la necesidad de «constituir sociedades y organizar congresos sobre la educación de la familia, cuyos dos objetivos simultáneos -afirma- son atraer la atención de los padres sobre los problemas de la educación interna de la familia e informarles sobre los problemas escolares y pedagógicos en general».

Allí donde los sistemas educativos son satisfactorios, existen -sin excepción- movimientos de colaboración entre la escuela y la familia, pues una relación estrecha entre educadores y padres es totalmente imprescindible para una buena educación de los hijos. El mismo Piaget afirma: «En ciertos países los consejos formados por padres y profesores unidos son los verdaderos inspiradores de la nueva pedagogía y realizan, así, la síntesis deseada entre la familia y la escuela».

En nuestro mundo cada vez más especializado, es difícil -si no imposible- triunfar en cualquier profesión u oficio, sin estar verdaderamente preparado. Pero hay una profesión (quizás la más natural y común entre los seres humanos, y una de las más difíciles) para la que no existe preparación alguna: ser padre o madre. En el pasado la propia naturaleza, con su gran sabiduría, ayudaba, de alguna manera, a los padres a ejercer esa difícil profesión, pero el mundo de hoy es muy diferente. Por eso los padres que no tengan una mínima preparación para educar, fracasan. Este es un hecho cada vez más extendido en nuestra sociedad.

De ahí la importancia de la educación de la familia. Ninguna de las demasiadas Leyes de Educación de los últimos tiempos (tampoco el actual Proyecto de la LOE) se han detenido a reflexionar seriamente sobre este hecho. Una vez más los legisladores van por una camino, y la vida y la sociedad, por otro. Los responsables políticos y educativos tienen, por tanto, una gran responsabilidad y una grave obligación en este campo.

Por su parte, los padres deberían reflexionar sobre este hecho incuestionable: la necesidad de prepararse debidamente para ejercer la difícil -pero apasionante- «profesión» de ser padres, pues tanto el padre como la madre proyectan sobre sus hijos sus virtudes y sus defectos, y en especial -quizás- sus frustraciones. Para ello hay que comenzar, a mi juicio, por conocerse uno mismo un poco mejor. El psicólogo francés, Pierre Daco, dice: «La educación de los demás comienza por la educación

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de uno mismo. No hay excepción a esta regla». No olvidemos, además, que el ejemplo siempre ha sido y será la regla de oro de toda educación, y especialmente en la infancia. Ser un «buen» padre y una «buena» madre es un reto difícil, pero necesario e imprescindible para una «buena» educación de los hijos.

Y recordemos, para terminar, otra sentencia del gran Pitágoras: «Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres», y los versos de Goethe: «Sí, los niños serían bien educados, si los padres estuvieran bien educados».

Julio Ferreras

La participación de la familia y la comunidad - El acercamiento a las diversas

poblaciones

Introducción

Su trabajo como educador ha llegado a ser más complejo, más desafiante. Antes

era suficiente tener conocimiento del plan de estudios, que el estudiante

aprendiera y que se evaluara. Pero ahora a los educadores se les pide convertirse

en expertos de la participación de los padres de familia y de la comunidad,

especialmente ahora más que nunca cuando las escuelas están bajo el escrutinio

público.

La participación de los padres de familia siempre ha sido un asunto importante

para los educadores, pero varía en la manera en que han respondido las escuelas.

Algunas escuelas tratan el compromiso de la comunidad como una idea, otros lo

toman en serio y desarrollan los planes para involucrarlos. Ahora la participación

de los padres de familia y de los miembros de la comunidad se ha vuelto tan

importante para el éxito de la escuela como lo son la planeación de una lección, la

instrucción en el salón de clase y la evaluación. ¿Por qué hasta ahora es

importante la participación de la comunidad?

Las escuelas en todo el país se están volviendo más diversas racial y

étnicamente. Durante años, las poblaciones minoritarias se encontraban en los

estados fronterizos como California, Nuevo México y Texas y en áreas urbanas de

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ciudades como Nueva York, Chicago y Boston. Los cambios demográficos han

obligado a los educadores no sólo pensar en cómo hacer partícipe las

comunidades de diverso origen lingüístico y cultural en las decisiones que afectan

a las escuelas públicas, sino llevarlo a cabo también.

Es importante comprometer a estas comunidades importantes para mejorar la

educación pública. Los esfuerzos para mejorar la escuela tienen mayor peso

cuando los padres de familia y los miembros de la comunidad poseen un

entendimiento sobre éstos. Si no hay esa participación por parte de todos los

miembros de la comunidad en las decisiones que afectan a la educación pública a

veces resultan en apatía, desconfianza o confrontación.

Participación de padres de familia = éxito estudiantil

Los maestros, directores y superintendentes saben que el interés y la participación

de los padres de familia en el aprendizaje de su hijo puede tener un efecto

profundo en el éxito del hijo en la escuela. Las investigaciones revelan que cuando

los padres de familia y los miembros de la comunidad se involucran en las

escuelas, los estudiantes tienen mejores resultados, aumenta la asistencia escolar

y disminuye la tasa de deserción escolar.

Las escuelas involucran a los padres de familia y a los miembros de la comunidad

de muchas formas. Los padres de familia ayudan con la tarea, los miembros de la

comunidad ayudan con los eventos de la escuela o toman decisiones junto con los

maestros y directores acerca de cómo mejorar el aprovechamiento del estudiante.

Algunos participan voluntariamente como auxiliares del maestro o como

acompañantes para los viajes culturales o colaboran con los grupos de la

comunidad en el apoyo para la escuela.

Los retos

Aunque hay muchos resultados positivos asociados con la participación de los

padres de familia y de la comunidad, los educadores aún batallan en involucrar a

los padres de familia en los asuntos que afectan a las escuelas públicas,

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especialmente los padres de familia de las comunidades de diverso origen cultural

y lingüístico. Existe poca participación por parte de los padres de familia en las

comunidades de pocos recursos y en áreas donde los padres de familia poseen

una mínima educación formal o hablan otro idioma que no sea el inglés. La

participación de los padres de familia y de la comunidad se convierte en una causa

de frustración, hasta una decepción para los maestros y directores de estas

comunidades.

¿Por qué es algo que suena bien tan desafiante para implementar en estas

comunidades? Después de todo, no puede ser que los padres de familia no les

importe sobre el futuro de sus hijos. Para nada lo es así. Los padres de familia

quieren jugar un papel importante en el aprendizaje de sus hijos. Quieren trabajar

junto con los maestros y directores. Quieren lo mejor para el futuro de sus hijos.

¿Entonces, por qué es que los educadores tienen poco éxito para involucrar a

estos padres de familia?

Piense en cómo acercarse a los Padres de familia

La respuesta, en parte, podría ser en la manera cómo piensan las escuelas acerca

de la participación de los padres de familia y de la comunidad. Muchas veces, las

escuelas esperan que los padres de familia y los miembros de la comunidad se

involucren por sí solos. Muchas escuelas se están dando cuenta que no basta con

anunciar las juntas o eventos en los volantes que van a casa. Muy a menudo, este

volante termina todo arrugado o hecho bola en el fondo de la mochila del

estudiante. O, el personal de la escuela se confía en que los padres de familia ven

el volante cuando visitan la escuela, cuando en realidad muy pocos padres de

familia vienen a la escuela. Si una escuela utiliza la misma forma antigua para

poder involucrar a los padres de familia y a la comunidad, se obtendrían los

mismos resultados desilucionantes.

Cómo lo logran las escuelas exitosas

Para involucrar a los padres de familia con éxito en las decisiones que afectan a

su escuela se require de mucho trabajo, pero vale la pena los resultados a largo

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plazo. Involucrar a los padres de familia y a los miembros de la comuniad que son

difíciles de atraer se requiere de un fuertes enlaces con los líderes de la

comunidad, seguido por compromisos, el desarrollo de la confianza y el

establecimiento de buenas relaciones. Requiere de un mejor conocimiento acerca

de las barreras que podrían afectar las buenas intenciones de los educadores, y la

inclusión de esta conscientización cultural en sus iniciativas para involucrar a los

padres de familia y miembros de la comunidad.

¿Significa esto que los educadores ahora tienen que ser expertos culturales? Pues

de alguna manera…sí. Las escuelas que involucran a los padres de familia y a los

miembros de la comunidad con éxito es porque conocen las diferencias de las

culturas y la manera en que éstas diferencias afectan la perspectiva de la

comunidad en los asuntos de la educación. Los educadores podrían pedir ayuda a

un "experto cultural", ya sea un ministro local o un consejero de servicio social, por

ejemplo, que conoce a la comunidad o las comunidades de la escuela.

¿Es para usted esta guía?

Este manual está diseñado para los maestros, directores , superintendentes y

otros educadores que desean desarrollar una participación siginficativa de padres

de familia y de la comunidad en la educación pública dentro de las comunidades

de diverso origen cultural y linguística. Este manual no es el libro definitivo sobre la

participación de la comunidad. Más bien, las estrategias que le mencionamos aquí

le ayudará para dar inicio a esto.

La experiencia de SEDL

SEDL tiene mucha experiencia trabajando con las escuelas públicas para

promover la participación significativa de los padres de familia y de la comunidad.

Lo que hemos aprendido de este trabajo y de las entrevistas con los

organizadores, padres de familia y miembros de la comunidad es que se puede

vencer a los obstáculos en la participación de los padres de familia y de la

comunidad. Al tratar de obtener una mejor participación se debe comprender que

la cultura, la condición socioeconómico y otros factores influyen en la participación

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de los padres de familia y de la comunidad. Se debe lograr obtener la confianza de

las comunidades minoritarias que tradicionalmente se sienten excluídas de las

decisiones que afectan a sus hijos y a las escuelas.

Hemos hablado con los líderes de las comunidades hispanas, afroamericanas,

nativoamericanas y asiáticas para entender lo que detiene a los padres de famila y

a otros en participar en las actividades de la escuela. Juntos, hemos desarrollado

estrategias de involucramiento para aumentar la participación entre las familias y

los miembros de la comunidad de niveles socioeconómicos bajos y diversos.

El proyecto de la diversidad en el diálogo

La participación de la familia y la comunidad es el tercero de una serie de

publicaciones presentadas por el proyecto Diversity in Dialogue de SEDL. Este

proyecto se enfoca en cómo involucrar a los miembros de la comunidad de diverso

origen cultural y lingüística en las decisiones que afectan a la educación pública.

http://www.sedl.org/pubs/family30/welcome.html

SEDL = laboratorio suroeste desarrollo de la educación

La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés, 2004), aboga por la articulación familia y fundamenta esta necesidad en tres razones: el reconocimiento de que los padres son los primeros educadores de sus hijos e hijas; el impacto positivo que puede tener una educación temprana de calidad en el desarrollo y aprendizaje de los niños; y la familia como un espacio privilegiado para lograr una ampliación de la cobertura de la educación de la primera infancia.

El Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE, 2003), sostiene que para la mejora de la calidad de la educación es indispensable lograr una interacción efectiva entre los padres de familia y los docentes y en general, entre todos los sectores de la sociedad. Este organismo incluye, entre sus indicadores presentes y próximos para evaluar la calidad del sistema educativo, los siguientes aspectos relacionados con la familia: índice de equipamiento básico en el hogar, índice de hacinamiento en los hogares, índice de acceso a medios de comunicación en los hogares, escolaridad de los padres, porcentaje de alumnos cuyos padres tienen expectativas de educación media superior o más, porcentaje de padres que tienen el hábito de la lectura, índice de participación de los padres y porcentaje de padres que participan en reuniones de padres de familia en la escuela.

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Revista Electrónica de Investigación Educativa Vol. 11, No. 1, 2009

Miranda (1995) comenta que la participación de los padres se puede evaluar a través de dos aspectos: uno relativo a la información de los mismos acerca de la escuela y el otro referido a su intervención en las actividades de la misma, y sostiene que la información de los padres sobre lo que acontece en la escuela, les facilita una mayor participación en las actividades escolares de los hijos.

González, D., Corral, V., Frías, M. y Miranda, J. (1998). Relaciones entre variables de apoyo familiar, esfuerzo académico y rendimiento escolar en estudiantes de secundaria: un modelo estructural. Enseñanza e Investigación en Psicología, 3 (1), 157-167.

Guzmán y Martín del Campo (2001) mencionan que, a diferencia de otros países como Inglaterra, en donde los padres toman decisiones en lo pedagógico y organizativo en las escuelas, en México habitualmente los padres no participan en estas decisiones. Existen teóricamente los consejos de participación social, en los cuales pueden proponer cuestiones pedagógicas y participar para mejorar los procesos educativos, pero en la práctica estos organismos casi no existen y por lo tanto, no desempeñan las funciones mencionadas.

Guzmán, E. y Martín del Campo, S. (2001). Caracterización de la relación familia-escuela y sus implicaciones en la interacción psicopedagógica. Educar, 18, 8-21

Si bien en México existe el fundamento legal para el establecimiento de las relaciones de cooperación entre la familia y la escuela, en realidad no conjuntan esfuerzos para el logro de los fines educativos. Más aún, los organismos encargados de regular la educación, reportan una falta de integración de los padres de familia en las actividades escolares (Secretaría de Educación Pública [SEP], 2004).

Nidia Victoria (2003) sostiene que una de las características de la política educativa actual en México es la promoción de una mayor vinculación de los padres de familia con la escuela y principalmente con el proceso de enseñanza-aprendizaje de los hijos. En la práctica cotidiana, esto se ha traducido en varias acciones, y entre las más importantes se encuentran la exigencia de una mayor participación de los padres en las sociedades de padres de familia y un aumento en la asistencia a la escuela y a las actividades de la misma.

Shanahan y Walberg (1985) reportan el interés de los padres y las facilidades que el hogar brinda para la realización de trabajo escolar como uno de los factores familiares que propician un adecuado rendimiento en la escuela. Por su parte, Steinberg, Dornbusch y Brown (1992) señalan que los padres demandantes del trabajo escolar

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de sus hijos, pero que a la vez responden a las necesidades de ese trabajo, propician el desarrollo de la competencia académica.

Epstein y Clark Salinas (2004) desarrollaron un estudio que pretendía evaluar una intervención para promover aprendizajes y la participación paterna en actividades de aprendizaje en el hogar. La intervención consistió en animar a los padres a pasar al menos 15 minutos con sus hijos en actividades para ayudarlos en el desarrollo de habilidades relacionadas con la escuela. Los padres y los profesores percibieron una variedad de resultados favorables de la intervención, los más significativos, se refirieron a mejoras en el comportamiento académico y social de los estudiantes y en las habilidades de comunicación entre los padres y los profesores.

Oliva y Palacios (1998) afirman que los padres de familia deben preocuparse por conocer, a través de encuentros formales o informales con los profesores de sus hijos, aspectos como los objetivos, métodos y contenidos del currículum escolar y cuáles actividades pueden realizar en casa para apoyar la marcha escolar de los niños.

En cuanto a las expectativas o valoración de la escuela, Epstein y Clark Salinas (2004) sostienen que los estudiantes en todos los niveles hacen el mejor trabajo académico y tienen actitudes escolares más positivas, aspiraciones más altas y otros comportamientos positivos si tienen padres conscientes del valor de la escuela y de los logros académicos de los hijos.

Entre las características de las familias que promueven el éxito en los estudiantes, Van Acker y Wehby (2000) enlistan, el establecimiento y modelado de altas expectativas sociales y académicas para el comportamiento de los hijos.

En el aspecto participación en las actividades de la escuela, Avanzini (1969) señaló que la formación intelectual de los padres se refleja en sus actividades educativas como leer, asistir a actividades culturales y la manera como organizan el tiempo libre. Esto significa que el rendimiento escolar depende de varios factores: del trabajo que el niño realiza, de su buena voluntad y de su atención, y además, de un condicionamiento cultural que lo prepara o dispone para el tipo de actividad intelectual que la clase solicita de él.

Bello (2004) afirma que conductas de los padres tales como leer a los niños, discutir temas de interés intelectual y escuchar sus opiniones, no son habilidades arbitrarias que se aplican a todos los niños, sino aquellas utilizadas por padres con estilos o estrategias educativas que favorecen o posibilitan la capacitación o potenciación intelectual y emocional de los hijos. López y Tedesco (2002), explica que las familias que favorecen el proceso educativo de los hijos, además de proveerlos de las condiciones materiales necesaria para el estudio, generan aspectos que conforman un clima cultural, valorativo y educativo que permiten que los niños acepten y sean capaces de responder efectivamente a las demandas de la escuela.

EJEMPLO DE UNA ENCUESTA REALIZADA A PADRES DE FAMILIA.

Platica con el maestro acerca de los aprendizajes de su hijo Platica con el maestro alguna inquietud manifestada por su hijo

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Asiste a las juntas escolares Platica con el maestro de cómo realiza las tareas y participa en clase Platica con el maestro de las tareas de su hijo en la casa Platica con el maestro del desempeño y la conducta de su hijo Mantiene una buena relación con el maestro de su hijo Asiste cuando es requerido por la escuela Asiste a las pláticas de expertos organizadas por la escuela Va usted por su hijo a la escuela Opina diferente con relación a lo que afecta a la conducta de su hijo Participa en las rifas organizadas para el mejoramiento de la escuela Supervisa el cumplimiento de las tareas Opina diferente con relación a lo que afecta el desempeño académico Platica con su hijo acerca de sus compañeros de escuela Platica con su hijo acerca de lo que hizo en la escuela Platica con su hijo acerca de lo que hizo en las distintas clases Conoce los servicios de apoyo que proporciona la escuela Platica con su hijo acerca de la relación que este tiene con su maestro Conoce el sistema de evaluación de la escuela Conoce el reglamento de la escuela Conoce la formación y experiencia de las maestras de su hijo Elogia a su hijo cuando cumple con las tareas en la escuela

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