La Historia de Nuestras Mujeres

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Primera Edición 2012 CRECER Asociación para la Mujer y la Familia de Norte de Santander. Diego Armando Oliveros Rodríguez Comunicador Social en formación LA HISTORIA DE NUESTRAS MUJERES

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Documento que narra variadas vivencias sobre mujeres que han sido víctimas de distintos tipos de violencia.

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Primera Edición 2012

CRECER – Asociación para la Mujer y la Familia de Norte de Santander. Diego Armando Oliveros Rodríguez Comunicador Social en formación

LA HISTORIA DE NUESTRAS MUJERES

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AGRADECIMIENTOS

Al Universo por brindarme la oportunidad de hacer parte de tan especial

asociación.

A la doctora Magali Alba Niño, directora de CRECER por depositar su

confianza en mí y en mi trabajo.

A todas y cada una de las mujeres: Doña María, Soraidita, Juanita, Martha,

Wendy, Sandra Higuera, Sandra Díaz, Lizbeth, Flor maría, Luz Marina y Deisy,

quienes abrieron sus corazones para compartir un poco de su experiencia de

vida conmigo y por que cada una me dejó una enseñanza que tocó a fondo mis

sentimientos y sensibilidad.

A mi amiga Tatiana Lizcano por facilitarme y permitirme utilizar los registros

fotográficos empleados en este trabajo.

A todos los amigos y amigas que me acompañaron en el proceso, en especial

a Juan Carlos Mantilla y a mis dos sobrinas Cindy y Dianny.

2 Agradecimientos

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2012 CONTENIDO

Agradecimientos 2

Tabla de contenido 3

Presentación 4

La Gobernadora 5

“Todo en la vida se puede” 9

“El reto es sacar en alto la comunidad” 13

La historia de Martha 17

Wendy, un ejemplo de fortaleza 21

La Cantante 29

“Hoasis es mi casa, es mi vida” 34

La historia de Lizbeth 39

“El que no sabe es como el que no ve” 43

Una lideresa invisibilizada 48

“Yo sueño mucho con él” 52

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PRESENTACIÓN

Este trabajo no constituye ni contiene grandes pretensiones literarias, su

objetivo es simplemente visibilizar la historia de algunas valientes mujeres que

han sido víctimas de distintas situaciones como violencia, desplazamiento,

secuestro, entre otras.

Estas mujeres se integraron a la Asociación para la Mujer y la Familia de Norte

de Santander – CRECER, desde allí han logrado superar (en la mayoría de los

casos) sus dificultades gracias al acompañamiento brindado desde esta

entidad.

Sin más preámbulo, dejaré que las historias hablen por si mismas con la gran

esperanza que al lector también le resulte fascinante el descubrir de las

protagonistas y sus anécdotas.

Y que por supuesto las emociones los embarguen en este recorrido.

4 Presentación

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LA GOBERNADORA

Doña María se sienta en una de las mecedoras de su casa, su aspecto es

sencillo reflejando una gran nobleza y tranquilidad. Viste una falda color fucsia

acompañada con una camisa blanca con una especie de adornos florales al

parecer tejidos a mano. Su hogar es humilde aunque amplio, contiene cuatro

habitaciones y un solar. En su sala dos elementos se destacan por lo que

llaman rápidamente mi atención: el primero de ellos es una cartelera en la cual

se encuentran clasificadas una serie de plantas medicinales con sus

respectivos nombres (guayusa, chondur, coquindos, chichaja, entre otros). El

segundo elemento es un computador tapado con sabanas y encima un letrero

particular que dice así:

servicio de internet

media hora $500 pesos

Doña María Quinchoa pujimuy – Gobernadora Cabildo Indígena Inga de Cúcuta. Fotografía: Diego Armando Oliveros

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hora $1000 pesos

¡No se fía!

Cancelar a la señora gobernadora

Atentamente: “María Quinchoa”

La razón principal de su habitar en Cúcuta está en que de muy niña siempre

viajó con su familia hacia distintos lugares entre ellos Venezuela, país que

conoció cuando apenas cumplía siete años. Afirma: “por mi parte desde

pequeña he salido del Putumayo”, en esos viajes constantes de ida y vuelta

decidió establecerse en esta ciudad hace un poco mas de cuarenta años,

entrando a formar parte del cabildo indígena Inga establecido y liderado en ese

entonces por el taita Mariano.

“Aprendí a trabajar con plantas medicinales, uno aprende mirando a los

abuelos” contesta cuando se le pregunta a que se dedica, “a uno ya conocen, a

uno le encargan distinta medicina”, sin embargo no es tarea fácil, las plantas

con las que se elaboran sus remedios solo se consiguen en el Putumayo por lo

que debe pedir que se las traigan o incluso desplazarse hasta ese lugar, pedir

permiso a los abuelos mayores (taitas) para cosecharlas. También trabaja con

artesanías y manillas (muy bonitas y coloridas) que tienen un grado

considerable de dificultad para su elaboración.

Con relación a su familia doña María comenta lo siguiente: “Mi familia estaba

sufriendo, situación estaba muy difícil y tocó ir a buscar familiares” haciendo

referencia a su mamá y dos hermanos los cuales trajo a vivir consigo. Las

causas de su migración son variadas: necesidades básicas insatisfechas

(pocos recursos para manutención), mejores oportunidades económicas y

problemas de orden público (haciendo referencia al conflicto armado y a la

guerrilla) sobre esto menciona: “en la selva se miran cosas feas, ellos (los

indígenas) pueden mirar muchas cosas pero hay que quedarse calladitos”,

acompaña la frase poniendo un dedo sobre su boca en señal de silencio.

6 La Gobernadora

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2012 Aunque sus familiares más cercanos hayan partido de esta tierra, la actitud de

Doña María no refleja ni un poco de tristeza. La madre y el hermano mayor

tuvieron una muerte natural mientras que su hermano menor fue asesinado en

la conocida “sexta” de Cúcuta donde trabajaba como vendedor ambulante de

medicinas y artesanías, “a mí solo me avisaron que se había muerto, pero

nunca supimos cual fue la causa. Tenía un hueco en la cabeza” afirmó

mientras tomaba una vieja página de periódico que reseñaba el homicidio.

Esta simpática señora tiene un papel fundamental dentro de la comunidad Inga

puesto que es la gobernadora desde hace más de ocho años, “yo recibí del

gobernador Florentino Tandioy, hicimos votación y yo gané” y sigue

comentando, “yo me comprometí y no se leer, yo soy muy cabeza dura, no me

nace pa leer (suelta una carcajada mientras se toma la cabeza). Yo escucho y

me queda en la cabeza. Luego comencé a preguntar que tengo que hacer en la

oficina (haciendo referencia a las oficinas de la Gobernación de Norte de

Santander)”.

Las orientaciones que recibió la condujeron a CRECER “llegué con miedo con

miedo, tenía miedo para hablar porque uno no conoce las oficinas ni las

gentes”, “la doctora me dijo que tenía que hacer esto y aquello”. Allí conoció

varios programas que brindaban apoyo para las madres cabeza de hogar,

también los requisitos para poder acceder y adquirir préstamos, con respecto a

esto señala: “primero me mandaron hacer curso para manejar microempresa y

manejar cuentas”, “Omar y la doctora me fueron enseñando, me llevaron con

calmita”. “la doctora me ha ayudado mucho y me da pena estar molestando”

Luego de realizar varias capacitaciones junto a un proceso de empoderamiento

doña María logró planear y establecer el plan de vida para la comunidad Inga

de Cúcuta y como si fuese poco también diseñó propuestas para ser incluidas

en el Plan de Desarrollo Departamental, reuniéndose en compañía de

indígenas Uwas y Motilones Barí con el gobernador Edgar Díaz para negociar

la inclusión de las mismas. Por otra parte la gobernadora está en espera para

posesionarse oficialmente ante las autoridades locales y en especial el alcalde

de Cúcuta Donamaris Ramírez que no ha podido atenderla. “Le voy a enviar

una carta que los Ingas no se han muerto” y lanza una gran carcajada.

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Con respecto a la parte cultural, la gobernadora intenta conservar y reproducir

lo mas fielmente posible las costumbres y tradiciones de sus ancestros, para

esto realizó el año pasado el carnaval NUKANCHIPA ATUN PUNCHA o

carnaval del perdón, en sus propias palabras: “el día grande de nosotros”, “lo

hicimos en el Parque Santander, a la gente le gustó y felicitó”, “llevamos chicha

y mute, eso si que les gustó más” brinda de nuevo otra gran carcajada que

permite ver su lindo ser, “la gente nos dijo que a la próxima llevar mas chicha”

continúa riéndose.

Debido al largo tiempo que han habitado en la ciudad, hay generaciones de

Ingas nacidos en la misma que no conocen su lugar de origen, ni su dialecto, ni

sus tradiciones. “los jóvenes no conocen nuestra lengua, estudian con blanco y

aprenden puro castellano”. Ella dice que los jóvenes son receptivos a la cultura

y a las enseñanzas, pero sin embargo aclara: “unos han ido a Putumayo pero

no se amañan, están acostumbrados a la ciudad”.

Para fortalecer la tradición y las costumbres de sus ancestros la gobernadora

tiene en mente realizar un proyecto para que el taita venga y le de a la

comunidad a tomar yagé, una planta sagrada de su cultura que tiene fines

medicinales y visionarios. También para que el taita comparta el conocimiento

sagrado que tiene de las plantas y de cómo usarlas para curar enfermedades.

Para nuestras páginas esta historia llega a su fin, mas no para doña María

Quinchoa y la comunidad Inga quienes seguirán luchando por el fortalecimiento

de su cultura y la reivindicación de sus derechos.

8 La Gobernadora

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Nombre: Feliz solecito Fotografía: Tatiana Lizcano

“TODO EN LA VIDA SE PUEDE”

“Yo hago la función de toda madre, para mí

todos ellos son mis hijos y aquí los protejo”

Soraidita Mayorga

Desde hace poco más de un año funciona este improvisado colegio,

improvisado porque no posee la infraestructura de un plantel educativo, no

tiene pupitres, no tiene salones, sus profesores son empíricos y uno de los tres

tableros que utilizan para dictar clases es una lámina de mimbre que

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recogieron de la basura de un taller (prueba de ello son los agujeros y el

avanzado estado de deterioro en el que se encuentra).

Este lugar en el que confluyen los fines de semana niños, niñas, adolescentes,

jóvenes y adultos mayores es el hogar de Soraidita, como le llaman de cariño,

ella es la dueña de la casa y la directora de ININDEI (instituto de

investigaciones para el desarrollo internacional).

Hace algunos años Soraidita se desempeñaba como coordinadora para una

comunidad religiosa de un programa para la mujer prostituida o trabajadora

sexual. Un día la hermana directora la envió en su representación a realizar un

diplomado sobre violencia sexual basada en género que se abrió en Cúcuta y

abordaba varias problemáticas como: desplazamiento, drogas, población

LGBT, VIH, violaciones, entre otros. Esta formación duró seis meses con una

intensidad de 120 horas.

“¿Cuál es esta? la i, la i, la i” le repite Soraidita a un niño discapacitado al que

le enseña las vocales en la habitación principal de la casa adaptada como

salón de clase. Levanta su cabeza fijando su mirada en mí “lo más importante

que me dejó la formación fue el valor y el reconocimiento hacia nosotras

mismas” y continúa: “un amplio liderazgo, aprender a perder el miedo”, “no solo

estamos pa lavar, pa planchar y pa la casa” haciendo referencia al rol de las

mujeres.

Una vez concluido este proceso formativo se dedicó por completo a replicar los

conocimientos adquiridos en su comunidad realizando talleres - capacitaciones

en colegios ó jardines infantiles tanto a estudiantes como a profesores y padres

de familia.

Estando en este proceso, surgió un proyecto en uno de los colegios de su

comunidad en relación con la problemática de las drogas, puesto que se

presentaban muchos casos de consumo y violencia en el plantel educativo.

Con respecto a esto comenta lo siguiente: “los chicos entran armados con sus

navajas y cuchillos, hasta consumen en el mismo baño”, indignada por esta

situación, se reunió con el coordinador del colegio para expresar sus

10 Todo en la vida se puede

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2012 inquietudes y le realizó esta pregunta al directivo de la institución: “¿Qué pasa

con la psicorientación del colegio?, cuestionamiento al cual respondió de esta

manera: “mija aquí eso no existe, el Estado no tiene recursos para eso”, En

este instante su expresión es de asombro y resignación, como si quisiera

recrear el momento en el que escuchó esa desalentadora respuesta.

Sin embargo esta es una mujer “de armas tomar” y no se quedó cruzada de

brazos, con mucho esfuerzo adquirió unas sillas e instaló en su propia casa un

centro de validación por ciclos que está abierto a desplazados, damnificados de

la ola invernal, consumidores de droga, comunidad LGBT y todos los actores

que nos podamos imaginar. “Hay que peliar porque algún programa tiene que

haber para ellos, todo en la vida se puede”. También recibe alumnos

procedentes de Atalaya, Boconó, Los Patios e incluso de Cucutilla y Tibú. Sin

duda todo un logro que estos jóvenes inmersos en tantas dificultades asistan

todos los sábados y domingos a recibir clases que les servirán para poder

validar su bachillerato.

Soraidita se encarga de la parte de alfabetización y cuenta con el apoyo de 3

profesores empíricos para los otros alumnos. Su hijo Carlos Eduardo de 18

años es el profesor de matemáticas e inglés, dicta esta materia porque realizó

durante dos años un curso en la Biblioteca Pública y continúa capacitándose

vía internet. Diego Zarate de 20 años es el profesor de química - filosofía

(actualmente cursa estudios universitarios en Venezuela) y Juan Carlos Álvarez

también de 20 años es tecnólogo en sistemas, dicta las materias de español,

tecnología e informática.

Algo que sorprende y llama la atención es ver como estos jóvenes

desinteresadamente están comprometidos con la causa y enseñan sin esperar

un salario o retribución por ello, “ningún profesor regala su tiempo, aquí tengo

una torre de hojas de vida de profesores que vinieron buscando trabajo pago”,

“yo les dije que recibía personas comprometidas con el desarrollo y bienestar

de los jóvenes más no interesados en un salario” afirmó Soraidita con

expresión seria.

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Incluso es tan grande la gestión que realiza esta mujer que consiguió que el

profesor Jairo Hernando Leal de la U.F.P.S. les dictara a sus muchachos un

curso de formación sobre: electricidad de autos, reparación de

electrodomésticos y electricidad de casa. También el abogado José Botello les

ha impartido charlas formativas sobre derecho.

El siguiente paso de Soraidita y su fundación ININDEI es poder constituirse

legalmente, lo cuál ya está en proceso. Cuándo esto sea una realidad podrá

realizar convenios con la Secretaria de Educación y le podrán asignar una sede

más acorde a la labor educativa que desarrolla, lo que les facilitará el

cumplimiento de los objetivos propuestos.

Al preguntarle ¿cuál es su mayor satisfacción por todo el proceso realizado?

respondió: “La mayor satisfacción es ver a los muchachos alegres, motivados,

con ganas de estudiar y salir adelante” continúa: “yo hago lo que sea para que

tengan un proyecto de vida, verlos realizados, en su propia empresa con una

familia armónica” culmina su relato.

Una heroína, una súper mujer, no sé, lo dejaré a consideración del lector, por

mi parte diré que Soraidita es una mujer fuerte, decidida, soñadora y con

mucha determinación.

Una de esas personas que si uno esta deprimido le devuelven las ganas de

vivir por su carácter y su entusiasmo.

12 Todo en la vida se puede

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“EL RETO ES SACAR EN ALTO LA COMUNIDAD”

Realizando aseo en su tienda aparece ante mis ojos Juanita, a primera vista

parece una ama de casa común y corriente, es risueña y muy amable. Viste

una pantaloneta corta color blanco acompañada de una camiseta esqueleto

azul, una pinta despreocupada y perfecta para lucir en este día festivo que le

combina perfectamente con su rostro de recién levantada de la cama.

Es de las primeras mujeres con las que inició la Asociación CRECER, hace

parte de la misma como socia fundadora. Progresivamente fue integrándose en

programas como capacitaciones laborales, acceso a empresas y normativa

sobre Derechos Humanos. También fue una de las primeras beneficiadas con

Nombre: La preciosa cordillera oriental Fotografía: Rafael Alejandro Camayo

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el acceso a un crédito por $500.000 con el cuál pudo ampliar y mejorar su

tienda.

En este proceso que lleva aproximadamente quince años, Juanita ha tenido

logros muy importantes tanto personales como colectivos, uno de ellos fue el

poder viajar a Estocolmo Suecia gracias a una iniciativa de IMP (Iniciativa de

Mujeres Colombianas por la Paz) para representar a las mujeres víctimas de

violencia de la región nororiental del país, sobre esto menciona: “el objetivo era

dar a conocer como nosotras las mujeres hemos soportado la violencia en el

país. Todas las que viajamos hemos sido víctimas de violencia”. (Un hermano

de Juanita fue asesinado el 1.999 por las autodefensas). En total viajaron 10

mujeres y fueron capacitadas en temáticas como: democracia, Derechos

Humanos, desplazamiento forzado, leyes, normas y estatutos.

Al preguntarle ¿Qué sintió cuando le dijeron que había sido escogida para

Viajar a Suecia en representación de las mujeres de la región? Respondió:

“Dios mío yo no lo creía” se emociona notablemente y da un par de aplausos

“decirme que iba a representar a mi país, a mi departamento con todo pago y

que la visa la gestionaba Suecia no lo podía creer. Para salir del Zulia

necesitaba $3.000 que muchas veces no tenía y ahora me iba disque pa

Europa” termina la frase riéndose.

Al profundizar un poco más sobre esto dice: “sobre el viaje sueco no hablaba”

ríe y continúa: “chueco no hablaba”, en este momento rio a carcajadas junto a

ella por semejante ocurrencia.

Por otra parte, Juanita es la fundadora y directora de la asociación Paz y Amor

de la Tercera Edad del barrio el Progreso en la que reúne 148 abuelos de los

cuáles gracias a su gestión, el 90% recibe un subsidio que otorga el Ministerio

de Protección Social.

También logró la construcción de un salón comunal que es propiedad y sede

de la asociación, adecuado con dos baños, cocina, una pequeña sala y un

auditorio para distintas actividades. “Yo no hago las cosas para que me las

reconozcan sino para el bien de la comunidad” concluye.

14 El reto es sacar en alto la comunidad

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Los abuelos miembros de la asociación aportaron para el proceso de

construcción cinco millones de pesos que obtuvieron vendiendo mute, haciendo

rifas y paseos. En este proceso también se hicieron presentes con importantes

sumas de dinero el Club Rotario y los Padres Carmelitanos de Cúcuta.

Con respecto al salón comunal comenta lo siguiente: “qué hemos hecho,

hemos tomado la decisión de prestar el salón para la celebración del día del

niño, para realizar capacitaciones y toda lo que traiga beneficio para la

comunidad”, asegura que todo menos prestarlo para fiestas en la noche ó

política, “lo hemos utilizado para cosas importantes”.

Y cómo no van a ser cosas importantes prestar el salón para realizar

capacitaciones a las madres comunitarias en cursos de formación sobre:

belleza y estética, comidas rápidas, cultivos solares productivos (huertas

caseras), y capacitaciones del SENA entre otros.

Juanita también comenta que los problemas de orden público pueden llegar a

afectar en gran medida los procesos de formación - capacitación de las

mujeres víctimas de la violencia, “me metí a trabajar en La Gabarra con las

mujeres y se nos querían llevar a una compañera”. De un momento a otro les

llegó el siguiente mensaje: “Que se saquen a Martha porque a Martha se la van

a llevar”, todo porque su compañera puso de manifiesto unas coplas, estas

hacían referencia a una vivencia propia en la cual las autodefensas realizaron

una masacre y ella tuvo que salir corriendo por encima de los cadáveres para

salvar su vida. Martha fue retirada del lugar en helicóptero y afortunadamente

no ocurrió nada.

“hace poco que hubo paro armado en Tibú me fui a hacer capacitaciones con

las mujeres y no paso nada”, asegura que transitó por el lugar sin que se le

presentara ningún inconveniente. Sin duda una mujer valiente y comprometida.

Al preguntarle ¿cuál ha sido el momento más satisfactorio de todo el proceso?

dijo: “han sido muchos: el viaje, la oportunidad de formarme, ayudar a otras

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mujeres y el día que me hicieron una caravana, me montaron en un carro y la

gente me saludaba y gritaban: esa es, esa es, esa es”.

Juanita también reconoce la labor de la asociación de la siguiente manera:

“Gracias a CRECER nos hemos fortalecido y he sido capaz de pararme frente

a un alcalde, un político, incluso hasta con el presidente a hablar de políticas

públicas y Derechos Humanos”.

Y para cerrar con broche de oro esta historia, Juanita fue candidata para ser

presidenta de la junta de acción comunal del barrio El Progreso y ganó

contundentemente en las elecciones. De un total de 783 votos ella obtuvo 566,

sacando una diferencia de más de 250 votos por encima de la candidata que

quedó en segundo lugar. Con relación a su triunfo afirmó lo siguiente “vamos a

tomar decisiones y vamos a hacer cosas importantes. Vamos a conocer las

necesidades y a buscar las soluciones de la mano de comunidad. El reto es

sacar en alto la comunidad”.

En este punto de la entrevista ha transcurrido aproximadamente una hora y

media, continúo formulándole preguntas sobre su historia y su proceso, sin

embargo, ella responde: “ya niño que el almuerzo me espera” mientras me da

unas palmaditas en la rodilla.

Actualmente Juanita cursa sexto semestre de Administración de Empresas en

la Universidad de Pamplona, sede Villa del Rosario y trabaja con la Secretaría

de Hacienda Departamental en la sección de rentas del departamento.

16 El reto es sacar en alto la comunidad

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LA HISTORIA DE MARTHA

“Vivíamos con mi esposo y mis cuatro hijos en la tierrita, teníamos nuestra finca

propia. Él se dedicaba a las labores del campo y yo a criar a los hijos y a las

labores del hogar, No nos faltaba nada”.

Estas son las palabras de Martha, fue víctima de desplazamiento forzado por

parte de las autodefensas cuando estas ingresaron a la región del Catatumbo

en Norte de Santander, en uno de los episodios más tristes y atroces de los

Fotografía: Tatiana Lizcano

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últimos tiempos en Colombia, menciona lo siguiente: “cuando ellos entraron no

reunieron al pueblo para avisarles, llegaron matando”.

El proceso de desplazamiento para Martha y su familia fue largo, “los vecinos

decían que nos uniéramos para que no entraran los paramilitares”, realizaron

varias reuniones y hasta paros cívicos para rechazar a los actores armados

pero esto no les sirvió de nada. “Nosotros convivíamos con la guerrilla, ellos

tenían su campamento, hacían sus patrullajes pero nunca maltrataron a los

civiles”, caso contrario sucedió con las AUC.

“Cuando vivíamos allá figurábamos en la oficina de trabajo, los paras agarraron

esa base de datos y llegaron con lista en mano diciendo que éramos

colaboradores de la guerrilla y empezaron a acribillarnos”, parece inquietarse

un poco al recordar los hechos. También afirma que la forma de asesinar de

este grupo era macabra: “llegaron volando cabezas con motosierras,

degollando, descuartizando y sabe Dios que más”. Tuvieron que salir corriendo

sin zapatos ni nada, pudieron salvarse porque cruzaron el rio logrando llegar a

Venezuela. Un hermano de Martha está desaparecido desde 1.999

Luego de todo esto se estableció con su familia en Cúcuta, aunque la segunda

fase de su odisea tampoco fue fácil, “mi esposo toda la vida trabajando para

perderlo todo, llegar uno arrimado a la familia a pasar hambre y humillaciones”.

Durante ese año comenzó a trabajar vendiendo gasolina con su marido,

ganaban la suma de dos mil pesos al día cada uno, “con eso comíamos arroz,

huevito y maduro, cuando eso era mas barato y nos abastecíamos”.

Al preguntarle ¿qué espera del proceso de restitución de tierras? Responde:

“que el gobierno reconozca y sean beneficiadas las verdaderas víctimas, detrás

de nosotros hay muchos vividores que dicen ser desplazados y declaran a

costillas de las denuncias que nosotros hacemos. Lo peor es que a ellos si les

dan ayudas”.

¿Qué ayudas han recibido? “ninguna, en Acción Social nos dijeron que no

aparecíamos registrados, hasta el 2009 (casi diez años después) apareció mi

esposo registrado pero el núcleo familiar no aparece”. Luego de pasar un

18 La historia de Martha

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2012 derecho de petición a Acción Social sede Bogotá reclamando sus derechos,

estos le respondieron que si ellos se encontraban afiliados a salud entonces

tenían como pagar por ella, “nos negaron los derechos que nos pertenecen”.

Esto se generó porque Martha trabajó durante un tiempo en el centro de

rehabilitación neuromuscular de Norte de Santander donde le reconocieron el

pago de salud, además su esposo estaba enfermo y ella lo ingresó como

beneficiario al igual que sus hijos. Esta fue la razón por la cuál luego de casi 12

años aún ella y su familia no han recibido ningún tipo de ayuda del Estado.

Por otra parte, Martha es una líder comunal con mucho carácter y hace parte

del equipo coordinador de IMP (Iniciativa de Mujeres Colombianas por la Paz)

que trabaja en pro de las mujeres. Ha viajado a distintas ciudades como Bogotá

y Bucaramanga a contar como ha sido el proceso de emancipación femenina

en Norte de Santander e incluso ha hecho parte de la Mesa Nacional de

Mujeres.

También viajó a Medellín a una de las audiencias (de los procesos víctimas y

victimarios) de Salvatore Mancuso, con respecto a esto afirma lo siguiente:

“escuchando disque la verdad pero es mentira, el Gobierno favorece a los

victimarios”, continúa: “la experiencia es muy dura, escuchar todo lo que el tipo

hizo y dejo de hacer”, confiesa que escuchar es revivir el pasado, que sentía

mucha rabia en esos momentos, mientras escuchaba se hacía estas

preguntas: ¿porqué con nosotros? ¿Porqué si nosotros ni lo conocíamos?

¿Porqué nos tenía que desplazar de nuestra tierra?

En uno de los trabajos con las mujeres víctimas de violencia tuvo que

desplazarse hacia La Gabarra, lugar del cuál tuvo que salir huyendo para

salvar su vida en el año 1.999, “es difícil volver al lugar de los hechos y ver que

la tienda donde mi esposo tomaba gaseosa ya no existía, ver todo cambiado,

hasta el CAI de la policía en otro lugar”.

En un acto simbólico la llamaron para que comentara como había sido su

experiencia mientras que el embajador de Estados Unidos sembraba el Árbol

de la Vida. Martha contó su vivencia por medio de unas coplas que causaron

sensación y revuelo en el público asistente. Sin embargo, en un instante

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pasaron de la alegría a la desesperación, les llegó un mensaje: “saquen a

Martha, porque a Martha la van a matar” y afirma: “me metieron en una

camioneta y me llevaron volando al batallón, me subieron al helicóptero pero

llegó un soldado diciendo: ustedes se bajan por orden de mi mayor”.

El comandante del ejército le recriminó por las coplas que había declamado

haciendo alusión a las AUC, “el mayor empieza a regañarme y me trató duro,

me decía que porqué no denunciaba a la guerrilla, que la guerrilla también

mataba, que porqué tenía que culpar siempre a los paras. En pocas palabras

me dijo guerrillera”

Comenta que en ese momento pensó que las iban a matar, “era la actitud del

tipo, la forma de hablar, que nos bajara del helicóptero y nos llevara hasta el

monte”, en esos momentos también le decía a su acompañante: “Magaly nos

van a matar” y esta respondía: “no diga eso, no diga eso, la sangre de Cristo y

la Virgen nos van a favorecer”.

La tensión comenzó a bajar gracias a la intervención de un delegado de la

MAPP OEA que acompañó a Martha durante el viaje, “cuando llegó Gustavo el

mayor se calmó un poco”, sin embargo no quería pedir el helicóptero para la

evacuación pero gracias nuevamente a la intervención del funcionario pudieron

volver a Cúcuta solo con un susto que contar.

Actualmente nuestra protagonista ganó en las elecciones de junta de acción

comunal, de un total de 220 votos obtuvo 197 a su favor. Tiene pensado

impulsar varios proyectos como: la construcción de un centro deportivo en el

barrio Valles del Rodeo para el bienestar de los jóvenes.

También pretende realizar un trabajo fortalecido con el departamento y el área

metropolitana para montar unas empresas de bisutería, reciclaje, y dulcería

entre otras, que beneficie a las madres cabeza de hogar.

“Me siento muy feliz de servirle a los demás, he aprendido de muchas

experiencias de otras mujeres, las hemos recogido y venimos a sembrarlas en

nuestras organizaciones”.

“He crecido mucho como mujer y como líder”, con esta frase termina su relato.

20 La historia de Martha

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WENDY, UN EJEMPLO DE FORTALEZA

El verdadero nombre de la protagonista de esta historia será cambiado por

respeto a su intimidad, de ahora en adelante la llamaremos Wendy.

A sus catorce años Wendy partió para la costa, a Santa Rosa Sur de Bolívar

para ser más exactos. Allí comenzó a trabajar con drogas, armas y negocios

ilícitos, “ese era el trabajo y me daba una seguridad económica”. Cuatro años

más tarde se casó con Edwin, “el era un pequeño mafioso”, trabajaba en la

química (haciendo referencia a los laboratorios de cocaína), ella era su

ayudante, una de sus labores era estar pendiente del suministro de insumos

cómo: acetona, gasolina, ácido sulfúrico, perga, soda cáustica, cemento y

sales. También preparaba la comida para el personal que trabajaba en el

laboratorio.

Con el negocio progresando pudieron comprar una casa, con el tiempo se

hicieron a una finca, varias cabezas de ganado y dos camionetas. Para poder

Nombre: perdiendo el miedo Fotografía: Rafael Alejandro Camayo

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trabajar produciendo cocaína ellos debían pagar una vacuna a la guerrilla, que

históricamente había tenido el control de esa zona.

Sin embargo, en 1.999 comienzan a irrumpir otros grupos armados al margen

de la ley, “las AUC comenzaron a hacer presencia pero muy ocultos, se

infiltraron como raspachines y vendedores ambulantes hasta que conocieron el

área. También vieron como llegar a los conocidos de la guerrilla”.

Durante el año 2.000 y 2.001 hubo presencia fuerte de los paramilitares,

apareció el Bloque Central Bolívar comandado por Salvatore Mancuso y JJ.

Wendy comenta lo siguiente: “ellos ya sabían quién trabajaba la coca y sabían

que le dábamos vacuna a los de arriba” (los de arriba hace referencia a la

guerrilla), “ahí comenzó nuestro calvario, para empezar nos pidieron 5

millones”.

“De un día para otro el pueblo apareció lleno de gente desconocida, los

veíamos con cachuchas y tatuajes, bien peluqueados, armas no les veíamos

pero las cargaban”. Esa misma noche repartieron panfletos por debajo de todas

las casas que decían así:

Por favor fulano de tal (con nombre y apellido)

Presentarse mañana a las 7:00 a.m. en la finca la Y de San Blas

Puntual y sin mamadera de gallo

Esto es a las buenas, invitado que no asista será violentado y masacrado

AUC.

Al día siguiente, Wendy desde las 6:30 de la mañana ya se encontraba en el

lugar de la reunión, los pararon en un potrero extenso a pleno sol hasta las tres

de la tarde. Con respecto a esto afirma: “había muchísimas armas y gente,

como unos cuatrocientos”.

22 Wendy, un ejemplo de fortaleza

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2012 “Nos decían cosas horribles, pensamos que nos iban a matar. Nos pasaban al

frente uno por uno y preguntaban: fulano de tal ¿Cuánto nos trajo? Pase pa la

oficina”, acto seguido los hacían entrar a un cuarto donde estaba alías

“Gustavo”, que era comandante y a la vez tesorero. Siendo aproximadamente

las 3:30 pm los paramilitares mataron una novilla que les dieron a comer con

agua, para luego terminar la reunión afirmando: “Nosotros vamos a estar al

mando del pueblo, nosotros somos la ley”.

A los tres días comenzaron las masacres, “familias enteras, niños, abuelos,

todo”, también las desapariciones. Agarraron San Benito como el cementerio

de ellos, “yo tenía que pasar por ahí para ir a mi finca y ver todos los desastres

que ellos hacían”

“Pobrecitos los policías, vivían escondidos” dice Wendy mientras agita sus

manos en señal de preocupación, “lo único que pensaba era que no los fueran

a matar”. A las siete de la noche nadie podía estar por fuera, todos encerrados

en sus casas. El que estudiara de noche tenía que tener permiso de ellos y

llevar el carnet del colegio.

Cada tres meses que se raspaba coca debían pagar la vacuna a las dos

bandos: AUC y a la guerrilla, “no hacíamos sino trabajar para ellos, si arriba

pagábamos dos millones abajo había que dar también dos o un poquito más”.

Además tenían que conseguir los insumos que pidiera cada comandante.

Transcurridos algunos meses la guerrilla realizó su propia reunión en Los

Robles, allí les manifestaron que los iban a poner en orden (a los ciudadanos),

que debían empezar a cooperar con mas dinero y todo lo que fuera necesario,

“no hallábamos a quién pararle bolas”.

Cómo si ya no fuera suficiente con lo que hacían los grupos al margen de la

ley, la fuerza pública también cometía sus fechorías, Wendy afirma: “la policía

se volvió corrupta, quitaban gasolina por el rio y la vendían a la misma gente

del pueblo. Era un sancocho completo”, se ríe mientras menciona la última

frase.

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Tiempo después, la hierba empezó a escasear debido a las fumigaciones que

se realizaban en el mandato del ex presidente Álvaro Uribe. El comercio

declinó por que los actores armados se robaban el producido de granos, los

locales comerciales cerraron y el pueblo se fue quedando solo. A partir de este

momento se intensificó la lucha por el control de la zona, para obtener recursos

los actores armados recurrieron al secuestro.

Un día cualquiera, Wendy se dirigía con sus tres hijos y su cuñada hacia su

finca ubicada a una hora del pueblo cuando observó en el camino elementos

pertenecientes a la guerrilla, expresa lo siguiente: “vimos unos palos

atravesados en la carretera, cintas rojas y unas calaveras (muñecos) a la orilla

del camino, adelante había una fila de carros”. A lo lejos, ella observó un vecino

que le hacía señas, este le mostraba su mano en forma de pistola y movía su

dedo pulgar de arriba a abajo, queriéndole decir que estaban disparando o algo

por el estilo. “Yo pensaba volármeles, trate de dar la vuelta despacito para

devolverme pero se dieron cuenta y me bajaron de una”. A lo lejos escuchó una

voz que decía: “A esta era la que estábamos esperando”.

En ese lugar se encontraban muchas personas que estaban divididas: madres

e hijos a un lado; hombres en la esquina y comerciantes en un cuarto aparte,

todos amarrados de las manos unos con otros. “Es mejor que se queden

quieticos y no intenten nada” dijo el paisa, comandante de los guerrilleros. Una

vez que identificaron a las personas que necesitaban y a las que no dejaron el

libertad a las segundas. La camioneta de Wendy se la llevaron, a ella la

montaron en otra de estas junto al paisa y partieron con rumbo desconocido.

Fue un viaje de doce horas, era una caravana como de diez camionetas. En la

cabina iban los secuestrados y en el platón 8 o 10 guerrilleros según la

capacidad del vehículo. “Ese mismo día intenté volármeles, ellos iban tomando

aguardiente y el paisa estaba borracho” dice Wendy. Se encontraron en una

pendiente bastante pronunciada y debido a tanto trago, el paisa dejo apagar la

camioneta por lo que el vehículo se deslizó hasta el borde de una pendiente, en

ese momento pensó “o me salvo o me muero”, abrió la puerta, se tiró de la

camioneta para caer en un hueco, al mirar hacia arriba sintió un fuerte golpe al

24 Wendy, un ejemplo de fortaleza

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2012 lado izquierdo de su cara que la reventó y dejó aturdida, la puerta que había

quedado abierta fue la que golpeó su rostro, “ese fue el primer matracaso”.

Wendy trato de seguir su plan de escape, “me fui rodando por la montaña pero

más me demoré en volarme que ellos en cogerme, me amarraron de una pata.

El paisa estaba que me mataba”.

A las tres de la madrugada llegaron a una casa oscura, allí les dieron arroz con

café y la acomodaron en una hamaca. Asegura que habían muchas personas

secuestradas de distintos lugares con aproximadamente 80 mujeres. “Allá se

vivía toda clase de violencia: física, psicológica y sexual. Yo prefería que me

pegaran un cascarazo a que me trataran mal”. Wendy fue violentada

sexualmente por dos comandantes, por el paisa y cuando este no estaba por el

que quedaba en su reemplazo que le decía “pilas le cuenta al paisa porque se

muere”.

Un día, cansada de esa situación decidió hablar con el paisa, “yo quiero que

me liberen”, el comandante aceptó con una condición, Wendy debía cumplir

una misión: debía desplazarse a Bucaramanga para comprar ropa interior,

zapatos, cachuchas, camisas negras, tintas de colores y para esto tenía tres

días. “Ellos para asegurarse que no me escapara, mandaron a dos tipos a mi

casa para que se quedaran con mis hijos. Yo le dije a los niños que eran unos

tíos lejanos”. Luego de cumplir con la misión el paisa la dejo volver a su casa

tras 48 días de martirio.

“El hogar se perdió, yo de buena gente le conté a mi marido todo lo que había

pasado pero él me dio una pela, casi me acaba” mueve su cabeza en señal de

desaprobación y continúa: “me dijo que yo era la que me había ido a

buscarlos”. Días después recibió una llamada del paisa: “un motorizado la está

esperando en tal parte”, sin poder decir que no fue al lugar indicado. La

condujeron a una ubicación en la que la esperaba el comandante. “Cuando el

quería sexo me mandaba llamar”.

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El paisa al ver el castigo físico que le había infringido Edwin a Wendy le envío

el siguiente mensaje: “cómprese un cajón, porque esto no se queda así”

“Yo ya no aguantaba más”, afirma Wendy moviendo la cabeza de un lado a

otro y abriendo sus ojos admirada. Cómo si lo que había vivido fuera poco,

para rematar Gustavo la mandó llamar para lo mismo, “Me tuvo tres días con

él. Estaba volviéndome loca”.

Durante el 2.004 comenzaron los reclutamientos de jóvenes de 12 a 25 años, el

hijo mayor de nuestra protagonista pronto cumpliría 14, ella le agradece al

paisa que la llamara y le dijera: “¿cuántos años cumple su hijo?, no le

queremos hacer mas daño. O se va o le vamos a reclutar el chino grande”.

Esa misma semana ocurrió una arremetida de las fuerzas armadas: fiscalía,

ejército y policía militarizaron el pueblo. Su esposo Edwin se había vuelto un

informante que estaba señalando a los paramilitares que veía de civil en las

calles e inmediatamente el ejército procedía a capturarlos. Wendy no tenía

conocimiento de esto hasta que en la noche recibió una llamada de Gustavo

quién le dijo: “a Edwin le vamos a dar donde mas le duele”, ella pensó que iban

a matar a su suegra pero el comandante paramilitar continúo: “Wendy nosotros

le vamos a matar a sus hijos porque ese sapo hijueputa nos dedio, dio apodos,

ubicaciones y todo”.

Ella entró en pánico, no sabía que hacer porque si la veían salir con los niños

era muerte segura. Entonces se le ocurrió sacar esa noche a sus hijos con un

vecino que era evangélico y al cuál le pidió ayuda. Subieron a los niños a la

parte de atrás de un camión, los taparon con fundas para trasladarlos a una

finca. A las seis de la mañana del día siguiente los paramilitares irrumpieron en

su casa con grandes armas a las que les pusieron silenciador, “pusieron la

casa al derecho y al revés buscando a los niños pero no los encontraron”.

El proceso para sacar a los niños del pueblo duró ocho días porque los movían

de finca en finca hasta que pudieran llegar a una que quedaba apartada del

casco urbano. En cada finca se demoraban dos o tres días para no levantar

sospechas.

26 Wendy, un ejemplo de fortaleza

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2012

Sin embargo, los paramilitares siguieron persiguiendo a Wendy por lo que tuvo

que cambiar los nombres de sus hijos y viajar en carros distintos, hacer que el

carro en el que ella viajaba parara en cada pueblo para que ella cambiara de

transporte mientras que los niños se alejaban lo mas posible del peligro. De

esta manera, con una estrategia digna de inteligencia militar Wendy logró

confundir a sus perseguidores hasta que pudo reencontrarse con sus hijos en

Ocaña.

Wendy se estableció en Cúcuta en la casa de una hermana, trabajó algunos

meses en Solsalud. Tiempo después se integró a la Asociación CRECER

desde la cuál ha podido vincularse a distintas iniciativas y proyectos entre ellos:

Hizo parte de Incidencia Pública de la Mujer por medio del auto 092 de 2008 en

el que expuso su caso como mujer víctima del desplazamiento forzado por

causa del conflicto armado.

Estuvo en un encuentro realizado en Bogotá por la Corporación Humanas, en

el que representó a las mujeres víctimas de Norte de Santander y en el cuál se

reunió con Michelle Bachelet que estaba como observadora internacional.

Con respecto a esto comenta: “yo le conté mi historia y esa señora lloraba y

lloraba, yo pensaba ¿qué le pasó? ¿Ella porqué llora? la que debería estar

llorando soy yo”. Luego de escuchar su relato le respondió: “eres una mujer

fuerte, luchadora, triunfadora”, “me reconfortaron sus palabras, me sentía la

superestrella” concluye.

Por otra parte, Wendy ha realizado distintas capacitaciones entre las que se

destacan: Promotora de Salud - Promoción y Prevención; Promotora –

Defensora de los Derechos Humanos por la Mapp OEA; Red de Prevención de

Violencia Sexual Basada en Género (VSBG) por CRECER; Taller ley de

Víctimas: abordaje nacional y perspectivas y experiencias regionales de la

Universidad Simón Bolívar, entre otros.

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Recibió de manos del ese entonces Ministro del Interior Germán Vargas Lleras

y del Senador de la República Juan Fernando Cristo la nueva ley de víctimas

1448 del 2.011 en acto realizado en el Teatro Zulima de Cúcuta.

Actualmente Wendy realiza un seguimiento del proceso del acta de

cumplimiento establecido en la reunión con Vargas Lleras y Cristo. También

espera que con su experiencia y capacitaciones en procesos de víctimas y

derechos humanos pueda conseguir una oportunidad laboral que le genere

estabilidad.

28 Wendy, un ejemplo de fortaleza

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Nombre: Si lloré o si reí, lo importante es que emociones viví. Fotografía: Tatiana Lizcano

LA CANTANTE

La casa de Sandra es humilde, en una habitación de tamaño medio se

encuentran dos camas, junto a estas la cuna de la recién nacida y en frente el

televisor, allí vive con su esposo y sus dos hijas.

Es una mujer que genera confianza con su voz cálida, entró a formar parte de

CRECER por medio de un amigo que le informó sobre el desarrollo del

diplomado sobre Violencia Sexual Basada en Género que estaba a punto de

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comenzar, “me fui relacionando con las compañeras y con el proceso de

prevención de maltrato a las mujeres.

A través de anécdotas fuimos aprendiendo de los derechos que teníamos pero

que nunca habíamos escuchado”.

Luego de adquirir este conocimiento siguieron las capacitaciones en diversas

temáticas cómo: Violencia contra la mujer (sexual, física, verbal), VIH – sida,

derechos de las mujeres, derechos de los niños, infecciones de transmisión

sexual, sexualidad, entre otras.

Al año siguiente comenzó con el proceso de réplicas, es decir, trasmitir lo

aprendido en distintos sectores como La Pastora, Simón Bolívar y Atalaya. El

sector donde tuvo mas influencia su trabajo fue La Florida, puesto que allí

capacitó a las socias de la fundación Mujeres en Acción de la cuál su señora

madre es presidenta.

“A las mujeres les gusta, preguntan y quieren saber más, se interesan por esos

temas. Yo les hablaba de la pubertad, cómo entender a los hijos, cómo hablar

de sexualidad con ellos”. Afirma también que en estas charlas con las madres

se descubren muchas cosas: “mujeres con traumas, algunas fueron violentadas

sexual o físicamente, pero a partir del diálogo ellas se liberan de esa carga y

comienzan a darse su lugar” concluye.

Habiendo adquirido confianza en el manejo de los temas y de las personas, el

nivel de dificultad aumentó un poco, Sandra ahora se enfrentaba a grupos de

cincuenta mujeres o más, “En el proceso hemos mejorado bastante. Al principio

a uno le da miedo pero con el tiempo le va pasando porque uno ya tiene

recopilada toda la información”.

Como parte de su proceso de empoderamiento también ha trabajado de la

mano con el colectivo masculinidades Mas Hombres Menos Machos, “es algo

muy bueno pues hay jovencitos y señores”, hace hincapié en lo siguiente: “hay

hombres que todavía creen que si no golpean o no mandan no van a ser

respetados por sus parejas”.

30 La Cantante

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En el desarrollo de sus talleres trabajó capacitando a niños (7 a 15 años) del

barrio Motilones en temas referentes a abuso sexual y explotación de los niños,

con respecto a esto afirma: “en estos barrios los niños viven mucho en la calle,

es mejor que reciban una formación adecuada en temas importantes en vez de

estar sin hacer nada”.

Uno de los logros mas importantes obtenidos por Sandra fue poder

desplazarse a Bogotá para replicar y vivenciar las experiencias del proceso

realizado, frota sus manos mientras dice: “la sorpresa es que unas iban para

Bucaramanga y otras para Bogotá, fueron nombrando a las que viajaban, yo

quede en el grupo de Bogotá”.

Una vez ubicadas en la ciudad capital se encontraron con delegaciones

provenientes de todo el país, “el hotel era muy bonito, ahí mismo quedaba el

auditorio para las presentaciones”. Luego de realizar la presentación de las

experiencias de cada municipio pasaron a un acto lúdico y entretenido, Sandra

comenta: “Nosotras hicimos el desfile de los derechos: Doris representaba el

derecho a la vida, estaba vestida de cumbia con flores en la cabeza y al lado

iba el doctor William vestido de ginecólogo. También estaba el derecho a la

intimidad; una mujer llevaba un cofre y yo estaba vestida de bruja queriendo

chismosear y abrirlo”.

De vuelta en Cúcuta realizaron una fogata en el parque recreacional en la que

cada una de las mujeres dibujó la experiencia del viaje y la expuso, formando

una colcha de retazos. En este encuentro también se realizó la cena de

despedida del año 2010.

Por otra parte, a pesar de las capacidades demostradas, Sandra ha sido

víctima de discriminación. Durante un tiempo Laboró como líder del programa

“Clubes Prejuveniles” en el barrio La Florida. El proyecto era auspiciado por el

I.C.B.F. en convenio con Comfanorte. Sin embargo, nuestra protagonista

excedía la edad establecida, “según ellos el perfil de un líder va de 18 a 30

años, si tiene más no puede”.

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Indignada por la desvinculación del proyecto, buscó el porqué de esta situación

y la respuesta que obtuvo fue la siguiente: “ese es el perfil que se tiene

establecido, viene de los lineamientos de la secretaría nacional”.

A pesar de este inconveniente, Sandra asegura que son muchos mas los

momentos de satisfacción: “para mí ha habido muchos momentos felices:

cuándo recibimos el diploma que todas estábamos con la toga, cuando

viajamos a Bogotá a ese hotel tan bonito y cuando nos trajeron a los cantantes

de a viva voz para un día de las madres en la Gobernación”.

Y si hablamos de alegría, Sandra se ha ganado un puesto muy especial como

la cantante de CRECER, con la ayuda de una profesora de música

compusieron un par de canciones que interpreta en ocasiones especiales.

Entre estas se destacan “el derecho al descanso” y “Ay hombres” que hacen

referencia a los derechos de las mujeres.

En palabras de Sandra: “el derecho al descanso es el himno nacional de

nosotras”, y dice así:

Cuando salga por la tarde y me demore por la calle

tenme siempre comidita

las mujeres no paramos, ayudamos en la casa

trabajamos todo el día

pero nunca me recibas con un golpe

te denuncio al otro día en la mañanita

negro no me celes tanto

déjame vivir la vida

32 La Cantante

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negro no me celes tanto

déjame vivir la vida

Si tú sales a tomarte un trago

yo también salgo con mis amigas

si es que estoy muy cansadita o muy infermita

ven preparame un caldito

limpia y lava las cortinas

se que puedes ayudarme

quiero tiempo para no hacer nadita

recostarme toda la mañanita

negro no me celes tanto

déjame gozar la vida

negro no me celes tanto

déjame gozar la vida…

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“HOASIS ES MI CASA, ES MI VIDA”

“Si tuviera que volver a nacer escogería estar acá.

Para mí, ellos siempre están en primer lugar”

Sandra Díaz.

Sentada detrás de un escritorio semicircular y con la biblioteca de fondo está

Sandra, parece una matriarca, su sola presencia infunde respeto. Es una mujer

robusta de cabello churco y piel morena. Hace ocho años se desempeña como

coordinadora de la fundación Hoasis (hogar asistencial para personas que

viven y conviven con VIH – sida).

A su cargo están 35 niños portadores de VIH, su función es lograr que la casa

se mantenga en pie, esto incluye: adquirir medicamentos, alimentación y pago

de servicios por solo nombrar algunos.

34 Hoasis es mi casa, es mi vida

Nombre: While shes thinking Fotografía: Rafael Alejandro Camayo

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2012 “Yo me separé hace ocho años, conocí a Ricardo que era el director de Hoasis

y viví en su casa mientras hacía mi duelo. Tiempo después el me ofreció la

coordinación del hogar”, con estas palabras explica como fue su vinculación a

la fundación.

En su trabajo diario cuenta con la ayuda de cuatro madres, una trabajadora

social, una terapeuta ocupacional, una comunicadora social y distintos

universitarios que realizan sus pasantías.

Sandra lidera el proyecto humano junior para los niños con VIH, que es

coordinado por Unicef y Planeta Amor Bogotá de la mano con la red Escala a la

Vida, “somos un bracito de escala a la vida, hacemos distintas actividades: los

niños escriben cartas a sus padres fallecidos, las amarramos a un globo para

soltarlas al cielo”. En la carta van los datos de la fundación para que la persona

que la encuentre si lo desea, pueda brindar algún tipo de apoyo.

Por su iniciativa también realizaron una abrazatón en varias Universidades, en

la Alcaldía y en la Gobernación buscando disminuir la discriminación hacía esta

población, expresa lo siguiente “que se den cuenta que por abrazarlos no se

van a contagiar”.

Hace algunos años viajó a Suesca (Cundinamarca) con el objetivo de fortalecer

el proceso con la red Escala a la Vida, “les enseñaron a escalar a los niños en

roca para que ellos aprendieran que es una red y la importancia de trabajar en

equipo”. Este viaje también sirvió para que conocieran las plataformas virtuales

e hicieran parte del fortalecimiento virtual de la red.

También asistió al denominado: Encuentro de los Vientos realizado en Cali, en

el que se trabajo con los niños realizando una visita a Fundamor para conocer

la estructura - funcionamiento de esta organización. Allí los coordinadores

tuvieron dos días de relajación y descanso.

En el desarrollo de su gestión, trabajó con la O.P.R.S (Operación Prolongada

de Socorro y Recuperación) constituida por el I.C.B.F, el PMA (Programa

Mundial de Alimentación) y Acción Social. Sandra cada tres meses presentaba

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proyectos para renovar los auxilios alimentarios que estas organizaciones le

brindaban a Hoasis.

Habían tres líneas para la presentación del proyecto: escolares, madres

gestantes y niños menores de cinco años. Todas enfocadas a mejorar la

nutrición y la alimentación de cada grupo.

Los auxilios que recibió fueron los siguientes: arroz, aceite, azúcar, harina y un

grano. Sandra debía pesar y medir los niños antes, durante y después de haber

recibido los alimentos para presentar los resultados al PMA.

Durante los años 2.010 – 2.011 logró que el I.C.B.F. donara bienestarina para

sus niños, que también fueron beneficiarios del programa desayunos con amor

(para niños menores de 5 años).

Al preguntarle: ¿quiénes han ayudado a la fundación? responde: “los

benefactores varían mucho. Algunos se cansan un poquito, hay que estarlos

renovando”. Afirma que JJ Pita y el fondo de empleados de Carrefour se

manifiestan constantemente con ayudas. “ahora estamos bregando para

meternos con la Alcaldía y la Gobernación”.

¿Qué ayudas ha recibido de los gobernantes locales o departamentales?

contesta: “han venido a visitarme todos los alcaldes y gobernadores que han

pasado en este tiempo pero todo se ha quedado en promesas”, sin embargo

aclara lo siguiente: “Ramiro Suarez donó parte del dinero para adquirir la casa

en donde estamos. Donamaris nos trajo una nevera y mercados, nos prometió

conseguir un carro de segunda para Hoasis”. Juan Manuel Correal “papuchis”

participó en un concurso en el que ganó ocho millones de pesos que también

donaría a la fundación.

Por otra parte, Un caso que marcó la vida de nuestra protagonista fue la muerte

de María Fernanda, una niña portadora de VIH que llegó con dos años de edad

al hogar con su mamá padeciendo un avanzado cáncer de cérvix. La madre le

pidió a Sandra que cuidara a la niña cuando ella muriera.

36 Hoasis es mi casa, es mi vida

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2012 Estando al cuidado del hogar la niña comenzó a mejorar, “ella empezó a subir

de peso, en un momento pesaba once kilos y llegó a pesar catorce. Para el

doctor era imposible esa recuperación”

Sin embargo la muerte de María Fernanda era solo cuestión de tiempo, en

palabras de Sandra: “el 9 de septiembre de 2.007 recibimos la sede actual, a

Mafe la dejamos en la casa porque íbamos a hacerle aseo y de pronto el mugre

le caía mal”.

Unas horas mas tarde recibieron una llamada informándoles que la niña se

encontraba grave, “tomamos un taxi y nos fuimos, yo la agarre y la abracé del

estómago. En el taxi ella empezó a vomitar”.

En la unidad de urgencias las noticias no fueron muy alentadoras, luego de

realizarle los exámenes correspondientes el médico dijo lo siguiente: “la niña

esta vomitando sangre, ella ya no tiene órganos”. El estado de la enfermedad

era tan avanzado y el virus la había golpeado tan fuerte que poco a poco había

ido desintegrando los órganos internos de la pequeña.

“Ella se muere esta noche, de esta noche no pasa” fueron las últimas palabras

del médico, a lo que Sandra respondió: “no doctor eso es imposible. Ella se ha

parado de unas peores”. Ella aún conservaba la esperanza de que la niña

continuara con vida. En este punto del relato las lágrimas acuden a los ojos de

Sandra y su rostro da notables muestras de tristeza.

Ricardo, el director de Hoasis que se encontraba acompañando a Sandra

mencionó lo siguiente: “despidámonos de ella y démosle las gracias por todo lo

que nos enseño”.

“Mafe yo la amo mucho, ya es hora de que te reúnas con tu mamá y tu papá en

el cielo”, estas fueron las palabras de despedida. Luego de oírlas la niña dio su

último suspiro y murió a las 4:30 a.m.

Vivir el duelo de la muerte fue un proceso complicado para Sandra, afirma lo

siguiente: “regalar las cosas de la niña fue muy difícil, tanto que me fui ocho

días de la fundación porque no me sentía capaz de seguir adelante, pero volví”.

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Caso parecido ocurrió con Leidy Mariam de catorce años, con respecto a esto

comenta: “Un día en la tarde nos reunió a todos en el patio y nos dijo cuanto

nos quería y también porque nos tenía rabia”, acto seguido Leidy les dijo: “he

tomado una decisión y espero que la respeten, me quiero morir”.

Esa misma noche la adolescente sufrió un paro cardio-respiratorio y murió en el

hospital Erazmo Meoz, “La familia de ella no quiso volver a tener ningún

contacto con Hoasis”. “Esos son los dos momentos mas difíciles que he vivido

en este proceso” concluye.

En reconocimiento a su trabajo Sandra ha obtenido varias distinciones a nivel

local, siendo protagonista de diversas publicaciones que enaltecen la labor

realizada en el hogar.

Con respecto a esto menciona lo siguiente: “Los reconocimientos quisiera que

me los dieran en plata, así podría hacer muchas cosas. Necesitamos ayudas

económicas para comprar todo lo que los niños necesitan”.

En 2.010 Sandra recibió una placa en la que es reconocida como: Mujer

Sobresaliente de Norte de Santander.

38 Hoasis es mi casa, es mi vida

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2012

LA HISTORIA DE LIZBETH

Nuestra protagonista es una más de las víctimas de desplazamiento forzado en

Colombia, tuvo que abandonar su tierra por presiones ejercidas por

paramilitares a su esposo en primera instancia, en segundo lugar a ella y sus

hijos.

“Yo trabajaba como madre comunitaria y mi esposo tenía un montallantas”,

Lizbeth atendía a los niños en la guardería, les daba de comer, los alimentaba,

bañaba, estaba pendiente de ellos y ejercía las demás labores propias de este

lugar. Este trabajo era coordinado por el I.C.B.F.

Nombre: Mirada nublada Fotografía: Rafael Alejandro Camayo

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También realizada capacitaciones y cursos durante las tardes, en sus propias

palabras: “Teníamos una vida organizada”.

Un día normal se acercaron al taller unos muchachos para darle unas pimpinas

llenas de gasolina a su marido, se las ofrecieron para que él las vendiera, a

cambio recibiría por cada una la suma de dos mil pesos. Frankie aceptó.

Transcurrido cierto tiempo, se acercaron al taller otro grupo de personas con el

mismo ofrecimiento, pero esta vez por cada pimpina vendida recibiría tres mil

pesos, “a él se le abrió la agalla y les recibió las pimpinas”.

“Un día que él estaba tomando trago escuchó que unos manes eran paracos,

que otros guerrilleros y que se estaban robando la gasolina de los tubos”, la

sorpresa de Frankie fue grande al descubrir que de quienes hablaban eran los

mismos personajes que le llevaban las pimpinas a su taller.

“Él empezó a escondérseles, ya no quería vender nada de eso” explica Lizbeth,

sin embargo, uno de los paramilitares conocido como alías “chorola” lo buscó

para decirle: “me tiene que responder por esa plata, de malas usted si no

vende eso”, mientras mencionaba estas palabras chorola encañonó a Frankie

haciéndolo arrodillarse en el suelo, dándole plazo hasta el otro día a las cinco

de la mañana para pagar.

“Yo no sabía nada de lo que esta pasando, yo estaba sana” comenta Lizbeth,

su esposo le contó la situación luego del susto que había pasado. “Cómo el no

estaba vendiendo se le acumularon un montón de pimpinas. Yo le dije que

vendiéramos la nevera para pagar”, frankie no accedió ya que con ese dinero

no alcanzaban a cubrir la deuda.

“Aquí tocó fue irnos”, Frankie salió rumbo a Cúcuta a los dos de la madrugada,

“vaya que yo me quedo con los muchachos” fueron las palabras que Lizbeth le

dijo a su esposo mientras lo alentaba por su partida.

Horas mas tarde aparecieron en la casa de nuestra protagonista ocho hombres

armados golpeando fuerte la puerta y preguntando por Frankie, “vaya búsquelo

allá donde se la pasa tomando o en el taller” respondió Lizbeth, (en algunas

ocasiones que discutían él dormía allá).

40 La historia de Lizbeth

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2012 Los hombres insistieron pero esta vez pidieron que les abrieran la puerta, “No

le abro a mi marido cuando llega a media noche, menos le voy a abrir a usted”,

luego de escuchar eso, aquellos hombres soltaron varias carcajadas y

desistieron por ese día.

“Duré como un mes que me estaban persiguiendo, como vigilándome a ver si lo

encontraban a él”. Al preguntarle que sentía responde: “A mí miedo no me dio,

¿a mí porqué?, si bien saben que yo trabajaba con los niños en la guardería,

no estoy en sus cuentos ni en sus rollos. Si les debo algo que me digan a ver

que fue lo que hice, a ver en que puedo enmendar el error”.

Sin embargo, la situación se fue agravando con la muerte de varias personas,

en ese momento Lizbeth tomó la decisión de abandonar Aguachica, “recogí mis

muchachos y nos vinimos para Cúcuta”.

Con respecto al viaje afirma: “Allá teníamos casa y todas las cositas, acá

llegamos manicruzados, arrimados a una señora”.

Frankie estaba viviendo en una pieza, le ayudaba al dueño de la casa para

ganarse la comida porque no lo podían contratar. “Al otro día que llegue

conseguí trabajo en una casa del frente. También me puse a vender catálogos

de Yanbal y Lbel”. Explica Lizbeth.

Por esos días pasó una solicitud a Acción Social, esta entidad le ayudó con un

subsidio de mercado y arriendo, “me compré una estufa, una colchoneta y nos

cambiamos de habitación. Eso fue un problema para que me arrendaran”.

Una de las posibles opciones que tenían para arrendar era en la casa de una

señora evangélica que vivía cerca, pero una vecina le dijo: “no pierda el tiempo,

ella solo le arrienda a personas de la misma religión, no acepta que fumen ni

que tengan niños porque le dañan las matas. Esa señora es delicadísima”.

Luego de escuchar a la vecina, no quiso ni acercarse a esa casa porque

primero no tenían las mismas creencias religiosas. Segundo Frankie fumaba

mucho, “parecía una chimenea” y también estaban sus tres hijos.

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A pesar de esto, la señora evangélica la busco un día y le dijo: “Dios me dio el

sentir que tenía que arrendarle la pieza a usted”. Casi al instante se trastearon,

“la gente se quedó sorprendida de que me arrendara” afirma refiriéndose a los

vecinos.

La señora se convirtió en un apoyo fundamental para Lizbeth, tanto que le

cuidaba sus hijos, cuando llegaba tarde los bañaba y les hacía comida, “ella

solo me decía que la acompañara a la iglesia”.

En una conversación que tuvieron posteriormente la señora le comentó lo

siguiente: “Frankie tiene la muerte encima, la demora es que usted se quite del

lado de él. La muerte lo está persiguiendo”. Ella le dijo a su esposo pero no le

prestaron mayor atención.

Por otra parte, luego de un segundo proceso de solicitud a Acción Social

Lizbeth fue favorecida con las ayudas para una casa, pero debía poner la mano

de obra, “me tocó quitar piedras, tirar pica y pala, batir mezcla y empezar a

construir con machimbre y láminas”, el proceso de construcción demoró dos

años.

“Yo trabajaba sin que Frankie supiera, un día lo abracé y le dije que iba a darle

una sorpresota grande, pero el fue muy seco, muy simple y no dijo nada”.

Frankie estaba pasando contrabando de Venezuela pero la Policía le decomiso

toda la mercancía en más de dos ocasiones. Para agravar la situación, el

dinero era prestado y tuvieron que responder por la inversión. Luego de esto

trabajó en una mina pero tampoco se sintió a gusto, “lo de el era la llantería y

resolvió irse”.

A los quince días de haber partido, como si el comentario de la señora

evangélica hubiese sido una advertencia, Frankie fue asesinado en San Pablo

Sur de Bolívar (las causas del homicidio nunca fueron establecidas).

Lizbeth terminó la construcción de su nuevo hogar en el barrio Valles del

Rodeo y ahora vive allá junto a sus tres hijos.

Frankie no alcanzó a conocer la casa.

42 La historia de Lizbeth

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2012

“EL QUE NO SABE ES COMO EL QUE NO VE”

“Al principio todo era de maravilla pero con la cuestión de los niños fue más

difícil, el no se quería salir de las naguas de la mamá”. Así comienza su relato

Flor María, haciendo alusión a la relación que mantuvo con su ex – esposo

Otoniel por casi veinte años.

Fotografía: Tatiana Lizcano

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Flor se desempeñaba como vendedora de frutas y verduras en “la sexta”, a sus

quince años se fue a vivir con su pareja a la casa de la suegra, “Allá era

problema por todo, el que dijera que vivía feliz era un mentiroso”. La casa

contaba con dos habitaciones de material mientras los otros cuartos eran

construcciones de tabla, la vivienda era habitada por casi cuarenta personas,

“una cosa es contar y otra entrar y ver”.

Poco tiempo antes de quedar embarazada, el marido sufrió una tuberculosis

que lo mantuvo en cama, por lo que ella tuvo que hacerse cargo de la

obtención de recursos económicos y también de los cuidados que requería

Otoniel. Con respecto a esto afirma: “a las tres de la mañana lo dejaba donde

mi mamá, de ahí me iba a comprar el plante para dejarlo con dos compañeras

de la sexta que me ayudaban a vender y luego a trabajar en una casa de

familia. En la noche volvía a la sexta a cerrar el puesto y luego recogerlo a él

para irnos a la casa”.

Luego de varios meses en ese trajín, las compañeras dejaron de colaborarle

con la atención del puesto. Flor decidió llevar una de sus cuñadas al lugar de

trabajo, pero esto no fue una buena idea, “ella me robaba y fue para peleas. Me

volví un cauchito, trabaje seis meses hasta que él se recuperó”. En todo ese

tiempo Flor no recibió ayuda por parte de la familia de su esposo.

Cansada por el mal ambiente en la casa de su suegra le dijo a su esposo: “nos

vamos o me separo”, él no accedió y durante un año vivieron separados

teniendo contacto solo por los hijos. Durante ese tiempo se hospedó en la casa

de una amiga.

Sin embargo, al cumplirse el año Otoniel cedió y arrendaron un apartamento,

también abrieron una mini-tienda (a la que se trastearon poco tiempo después)

que les dio una estabilidad económica por cierto periodo, pero a pesar de esto

los inconvenientes continuaron, “después de que íbamos saliendo del abismo

volvimos a caer”.

“El problema del negocio era que le tenían desangraderos por todos lados”

comenta Flor, todos los días su pareja salía a visitar a la familia llevándole

44 El que no sabe es como el que no ve

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2012 mercado, “el decir de él era que la mamá lo necesitaba, pero uno de mujer no

es boba, tenía que haber otra razoncita para tanta visitadera”.

Un día cualquiera, apareció en la tienda una asesora comercial de un banco

diciendo lo siguiente: “busco a la señora Maribel Rojas, la novia del señor

Otoniel”, a lo cual Flor María respondió: “Que raro, porque la dueña de la tienda

soy yo y él es mi marido”, acto seguido la asesora replicó: “la verdad no se

señora, ellos hicieron una solicitud de préstamo al banco ¿lo echo para atrás

entonces?”, “si porque yo no voy a responder por eso” fue la respuesta final de

Flor.

Luego de esto, el negocio quebró finalmente debido a las deudas y a la

constante extracción de productos sin pagar por parte de Otoniel. Se trastearon

a la casa de un tío de Flor y allí vivieron cinco meses, con respecto a esto

menciona lo siguiente: “él se echó a morir, no trabajaba así yo le buscara

trabajo y no ayudó nada para darle algo a mi tío aunque fuera para los

servicios”.

La obtención de dinero para sostener el hogar pasó a ser responsabilidad única

y exclusiva de nuestra protagonista, que se desempeñaba en una casa de

familia como empleada doméstica y los fines de semana preparaba hayacas

para vender.

La venta quedaba a cargo del marido mientras ella trabajaba, sin embargo

cuando ella volvía no aparecían ni las hayacas ni las ganancias, “yo no sé, mire

a ver si contó mal esas hayacas” era la respuesta que obtenía siempre.

Asediada por las deudas tuvo que recurrir a préstamos para cancelar los

servicios y demás necesidades. Benjamín un vecino del sector y amigo de su

tío la ayudó con el dinero, ella le cancelaba cada fin de mes que recibía su

sueldo.

Mientras Flor luchaba por mantener el hogar y conseguir los recursos

económicos, Otoniel seguía tranquilo en la casa sin realizar mayor esfuerzo,

“cuando yo llegaba en la noche me recibía con un ¿qué trajo pa la comida?”.

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Por otra parte, asistir a las capacitaciones de CRECER también era un

problema porque el marido no lo aprobaba y le recriminaba constantemente:

“eso es una perdedera de tiempo, le van a dañar la cabeza con tantas

mentiras” ó “esa mierda pa que, mera sinvergüencería para estar en la calle”.

Y fue precisamente en una jornada de capacitación en la que nuestra

protagonista se dio cuenta que su marido abusaba de ella y de su cuerpo. Flor

por el cansancio todas las noches después del trabajo tomaba una pastilla de

naproxeno y otra de tiamina acompañaba de café o coca-cola, esta

combinación la dejaba prácticamente dopada, ella lo hacía con el fin de

descansar.

Su marido esperaba que se quedara dormida para acceder a su cuerpo sin su

consentimiento y de forma abusiva, con respecto a esto Flor menciona lo

siguiente: “el que no sabe es como el que no ve y yo no sabía que eso era un

abuso, un delito”. “yo me daba cuenta porque al otro día amanecía toda sucia”

Las personas allegadas a ella también trataban de darle como el empujón final

que la hiciera reaccionar, “Mire, que hace perdiendo su vida con un hombre

que no la valora” le decía Benjamín, que se había convertido en su gran apoyo.

Debido a lo insoportable de la situación Flor decidió alejarse de Otoniel,

comenta lo siguiente: “lo saqué de la casa. Yo aguanté mucho fue por mis hijos

pero cuando vi que ellos entendían dije ya no mas”.

“Ahora que crecieron (los hijos) ya van sacando conclusiones y se dan cuenta

que el papá no es el santico que dice”, ríe ligeramente.

Finalmente se fueron a demanda por cuota de alimentos, estando en presencia

de la funcionaria del Bienestar Familiar Flor María mencionó los abusos a los

que había sido sometida, “yo debería cobrarle por todo el daño psicológico que

me hizo, el abuso de mi cuerpo, el me violaba”.

Al escuchar estas palabras la doctora quedó impactada y lo único que

pronunció mirando a Otoniel fue lo siguiente: “usted es mucho puerco, eso no

se le hace a alguien que uno ama”.

46 El que no sabe es como el que no ve

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En este proceso se acordó que los niños vivirían con el papá y podrían visitar

de manera constante a Flor. Ella les da $120.000 mensuales por concepto de

alimentación.

Actualmente Flor María es una mujer empoderada que realiza réplicas de las

capacitaciones a las que ha asistido, ha perdido el miedo de hablar en público,

se siente feliz de poder ayudar a la sociedad y ha trabajado fortaleciendo a

mujeres de distintos sectores de la ciudad.

Estableció una relación formal con Benjamín y vive feliz a su lado.

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UNA LIDERESA INVISIBILIZADA

Luz Marina fue víctima de desplazamiento forzado por parte de las

autodefensas, vivía en el corregimiento de La Gabarra con su esposo e hijas.

Allí se desempeñaba como docente en la escuela de la población.

Un hecho curioso que se presentó fue el abandono del pueblo por parte de la

Policía y el Ejército. Nueve meses antes de que comenzaran las incursiones

armadas las fuerzas del Estado desaparecieron misteriosamente, pretendían

hacerlo sin que nadie se diera cuenta y para esto salieron luego de media

noche. El pueblo nunca se explicó el por qué.

“Al otro día cuando fui a la escuela vi que estaban desarmando la base”, la

gente saqueó prácticamente la estación, “se llevaron todo, útiles de cocina y

todo lo que encontraron”.

Ya sin presencia de las fuerzas del Estado, La Gabarra quedó a merced de los

grupos ilegales. La ocupación del pueblo no se dio de manera instantánea ya

que el control de la zona siempre había sido de la guerrilla, y por esta razón, se

48 Una lideresa invisibilizada

Fotografía: Tatiana Lizcano

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2012

presentaron diversos enfrentamientos entre los dos bandos. Comenta lo

siguiente: “la guerrilla les hizo un atentado a los paras cuando iban en carros,

de ahí empezaron a avanzar a pie. Un poco retrocedían otro avanzaban”

Los combates se intensificaron y cada vez se acercaban más al casco urbano.

Finalmente los paramilitares lograron llegar al pueblo, Con respecto a esto

afirma: “entraron en camionetas, cortaron las redes telefónicas y la luz

eléctrica. Ellos escogieron lugares específicos para matar como hoteles y

bares”.

Esa noche realizaron la primera masacre y se fueron. “Se quedaron a las

afueras del pueblo y siguieron tomando el control de las demás veredas”. La

gente comenzó a rumorar que muchos de los soldados y del personal que

anteriormente estaban en la base del Ejército ahora hacían parte del grupo

ilegal.

Lo sucedido le causó a Luz Marina un gran impacto, sufrió una crisis nerviosa

que afectó su cerebro, los altos niveles de estrés también afectaron su corazón,

“me vine inmediatamente y no volví”, viajó con sus hijas con la excusa de que

tenía una cita médica porque en el camino se presentaban retenes ilegales.

“Llegamos a Cúcuta al abrigo de una cuñada, me ayudó con el arriendo y me

dio comida por tres meses”, su esposo que se había quedado en La Gabarra

no pudo aguantar tanta violencia y optó por reunirse con su familia.

Durante los cinco años siguientes Luz Marina trabajó en Sardinata, se dedicó a

las labores agrícolas en algunas fincas que la emplearon. Allí fue la líder

fundadora de ASOFUDSAR (Asociación Familias Unidas Desplazadas de

Sardinata)

Transcurrido este tiempo, comenzó a recibir un subsidio de vivienda otorgado

por Acción Social y decidió volver a Cúcuta. Asistiendo a las reuniones de un

diagnóstico participativo que se realizó durante el 2.008, fue integrándose a

CRECER.

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Entre muchas inquietudes que se expresaban en las reuniones, ella propuso

que capacitaran a las madres cabeza de hogar en generación de ingresos,

“que las mujeres sean capaces de generar su propio sustento”. De esta

manera, se dio apertura al Diplomado en Administración de Negocios que

contó con el apoyo de ACNUR, CRECER y COMFANORTE.

Este fue el punto de inicio para otros talleres y capacitaciones en: manejo de

comunidades, autoestima, técnicas de comunicación, prevención de violencia,

entre otros.

Luz Marina se ha fortalecido como líder comunal y continúa trabajando con y

por las mujeres. Actualmente enseña a realizar manualidades con materiales

desechables, también cultiva hortalizas en su propio solar en recipientes de

gaseosa y mayonesa. Comenta lo siguiente: “Tenemos en mente enseñarles a

cultivar aromáticas, vamos a ver si somos capaces”.

“Con esto se ha despertado el amor por las plantas, ha causado expectativa”,

hasta un niño del sector comenzó a cultivar sus propios productos (tomate,

lechuga, cilantro) y ahora los vende a los vecinos.

También enseña la técnica para la elaboración diademas, cintillos para bebé,

pinzas para el cabello, flores en papel silueta y en foami, “solo cobramos el

costo de los materiales. La idea es que ellas se vuelvan productivas en sus

casas y se multiplique ese conocimiento”.

Por otra parte, ha participado en encuentros nacionales con lideresas

destacadas y pudo hacer propuestas para la ley de víctimas por medio del

PNUD, “unas cosas son tenidas en cuenta y otras no, pero poco a poco vamos

poniendo un granito de arena”

Participó en la conmemoración de los diez años de la Ley Orgánica sobre el

Derecho de las mujeres a una vida Libre de violencia realizado en el 2.010, en

el que asistieron lideresas destacadas de todo el mundo, “ellas vinieron a

contarnos sus experiencias, como hicieron para surgir y superar los obstáculos

que se le presentan a la mujer”.

50 Una lideresa invisibilizada

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2012 A pesar de todo, Luz Marina no ha podido librarse completamente de la

violencia pues ha recibido amenazas por la labor social que ejerce. Afirma lo

siguiente: “en 2.009 aumentaron las cifras de muerte de lideresas, para nadie

es un secreto que persiguen a los líderes comunitarios”.

Durante un tiempo realizaba grandes asambleas a las que asistían un alto

número de mujeres, “al terminar una reunión se me acercó un hombre

desconocido preguntándome ¿qué hacen?, ¿por qué mueven tantas mujeres?

para mí eso es muy sospechoso”.

Por su casa rondó varias veces un vehículo de vidrios ahumados que se

estacionaba justo en frente de la vivienda y en dos ocasiones lo hizo un

motorizado que preguntaba por ella con nombre y apellido, lo hacía sin quitarse

el casco y la moto no tenía placa.

Aunque las denuncias están en la Fiscalía, Luz Marina asegura que lo hace

solo como un simple formalismo, para sentar un precedente, “nosotras no

creemos en las autoridades pues no vemos protección efectiva”.

“Cuando las personas piden protección le dan las rondas policiales, eso

visibiliza más, es una forma de identificarlo más rápido, lo que hacen es

ponerlo a uno mas en riesgo” concluye.

Luz Marina optó por minimizar las actividades de liderazgo para bajar la

tensión, en vez de acudir a la protección del Estado prefiere lo que ella llama

“el auto-cuidado” que es mantener un perfil bajo y realizar de vez en cuando

pequeñas reuniones que no llamen mucho la atención.

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“YO SUEÑO MUCHO CON ÉL”

“Las dos personas más importantes en mi desarrollo

como mujer defensora de Derechos Humanos y

lideresa son Wilfredo y Magali”.

“Mí esposo siempre fue de Tres Bocas, nos conocimos y me fui a vivir con él,

nos establecimos durante cinco años allá, el era pescador”.

52 “Yo sueño mucho con él”

Nombre: 3.152 mts Fotografía: Tatiana Lizcano

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2012 Para Deisy fue difícil adaptarse a la vida del campo, acostumbrada a la

dinámica de la ciudad debió adecuarse al nuevo estilo de vida rural, “viví todo

ese mundo como de necesidad, no habían baños y tocaba en el monte, la casa

era de tablas, me tocó dormir en el soberado (desván) porque el agua llegaba

casi a metro y medio”.

En época de lluvia todo el pueblo se inunda, así que deben trastearse al

segundo piso de la casa. En el soberado no tienen nada porque no les cabrían

las cosas cuando llega la hora del cambio, que por cierto deben hacer en un

tiempo record de media hora mientras suena una alarma.

A pesar de las incomodidades, Deisy vivía muy feliz con Gerson, su esposo.

Tres Bocas debe su nombre a que allí desembocan los ríos Sardinata, Nuevo

presidente y Tibú, la principal actividad económica es la pesca.

La situación del corregimiento ubicado en el municipio de Tibú era

potencialmente peligrosa aunque estable. Los grupos paramilitares habían

tomado el control de la zona, sin embargo, hasta ese momento no se habían

presentado actos violentos.

“Cuando yo llegué estaban muy escondidos, el comandante se llamaba

Monchín. Tiempo después se hicieron mas visibles y ya uno los veía tomando

trago con la Policía” comenta Deisy.

Sin embargo, la violencia tocó a la familia por primera vez con la muerte de su

suegro, “a él lo mataron en una arrocera del Zulia, lo único que supimos es que

iban por unos y mataron a otros”.

A la finca que era de su propiedad también llegaban a acampar en algunas

ocasiones la tropa de los paramilitares, comenta lo siguiente: “ellos llamaban al

dueño y le pedían permiso para quedarse, llevaban todo lo que necesitaban,

sal – gallinas – arroz, no nos pedían nada”. El problema era que la guerrilla

observaba quienes le colaboraban al bando contrario y viceversa.

Sin tener alternativa, debían colaborar a cualquiera de los dos grupos ilegales.

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La violencia tocó a la familia por segunda vez con la desaparición de Gerson,

quién estuvo secuestrado cuarenta y dos días porque lo confundieron con otro

señor, “cuándo él no llegó en la noche, yo sabía que se lo habían llevado”.

Durante el cautiverio fue torturado y estuvo a punto de ser decapitado con una

motosierra, mantuvo su vida gracias a la intervención de la cocinera que habló

en el momento justo: “Ese no es, es el de al lado”, la otra persona no corrió con

la misma suerte.

Luego de esto, lo llevaron a bañarse a un rio junto a varios secuestrados más,

Monchín les dijo que los iban a dejar libres porque el Ejército estaba encima y

se iban a desplazar a otro lugar, “quédense aquí para que los encuentren”.

A pesar de la advertencia, Gerson no se quedó en el lugar por miedo a que las

tropas del Estado llegaran disparando o algo parecido. Caminó durante tres

días por las montañas con rumbo desconocido, con tan buena suerte que llegó

a Cúcuta, allí se pudo comunicar desde el terminal con Deisy que para ese

tiempo había vuelto a la capital Nortesantandereana, “fue un milagro que lo

hubieran soltado”.

El anhelado reencuentro se dio en un conocido negocio de comidas llamado

Doña Sara, “yo no lo conocí, estaba muy flaco y sin pelo”. Sin embargo, no le

tenía noticias muy alentadoras a su esposo.

En el tiempo que duró secuestrado, la condición de salud de la mamá de

Gerson fue disminuyendo hasta que falleció. Tristemente Deisy tuvo que recibir

a su esposo con semejante noticia.

Durante el cautiverio Gerson adquirió leishmaniasis, espolones y una fuerte

infección en la nariz que desarrolló cuando en algunas jornadas de tortura lo

sumergían en agua contaminada y lo obligaban a permanecer allí.

Mientras avanzaba el proceso de recuperación se instalaron en la casa de la

madrastra de su esposo en Villa del Rosario, pero algunos meses después,

decidieron retornar a Tres Bocas y rehacer su vida. Una decisión que no fue

muy acertada.

54 “Yo sueño mucho con él”

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2012

Por tercera y última vez la familia volvió a ser víctima de la violencia, y esta

vez, al igual que con su suegro, el desenlace fue fatal. Gerson salió a trabajar

como de costumbre pero no regresó a casa.

Siete días después de su desaparición Deisy pudo encontrar el cadáver de su

esposo en avanzado estado de descomposición, su búsqueda la llevó hasta

San Cristobal Venezuela, “Yo no fui capaz de verlo, la policía me mostró la

ropa y yo la reconocí”.

El cadáver se encontraba en el cementerio de esa ciudad, en una especie de

habitación a la que llegan los cuerpos de los N.N, un funcionario de una

funeraria que Deisy había contratado fue el encargado de sacarlo de la

habitación para traerlo de regreso a Cúcuta.

Al cuerpo le hacían falta partes de las manos y los pies, signos evidentes de

que había sido torturado.

Aunque Deisy reconoció la vestimenta, no está completamente segura de que

el cuerpo enterrado fuera el de su esposo, “yo sueño mucho con él, me dice

que porqué me casé. Yo siento que un día va llegar a la casa y me va a pedir

explicación”.

Tanto es así, que un día recibió una llamada de su hija: “mamá llegó Gerson”,

Deisy pegó el grito en el cielo “¿QUÉ?”, a lo que su hija respondió: “ay mamá

que le pasa, Gerson el de los patios”.

Deisy comenta que así ella haya rehecho su vida nada va a ser igual, “a mí me

duele muchísimo, así tenga otro esposo nunca va haber otro igual a él”.

Ella volvió a la casa de su mamá y por el apoyo de una amiga ingresó al

programa de Acción Social en el que le reconocían un subsidio por lo sucedido,

aunque tuvo que luchar bastante para conseguirlo ya que no le querían valer el

acta de defunción porque el levantamiento del cadáver lo realizaron

autoridades venezolanas.

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Finalmente pudo acceder a ese auxilio y también ingresó a CRECER con la

colaboración de Wilfredo Cañizares, funcionario de la ONG Progresar.

En la actualidad Deisy participa en distintos espacios como la representante de

la población desplazada de Villa del Rosario ante el Consejo Territorial de

Planeación. Su función es hacer conceptos y recomendaciones para incluir en

el plan de desarrollo municipal y verificar que se cumpla con el enfoque

diferencial entre la población desplazada y las demás poblaciones.

56 “Yo sueño mucho con él”