Primera Edición 2012
CRECER – Asociación para la Mujer y la Familia de Norte de Santander. Diego Armando Oliveros Rodríguez Comunicador Social en formación
LA HISTORIA DE NUESTRAS MUJERES
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
AGRADECIMIENTOS
Al Universo por brindarme la oportunidad de hacer parte de tan especial
asociación.
A la doctora Magali Alba Niño, directora de CRECER por depositar su
confianza en mí y en mi trabajo.
A todas y cada una de las mujeres: Doña María, Soraidita, Juanita, Martha,
Wendy, Sandra Higuera, Sandra Díaz, Lizbeth, Flor maría, Luz Marina y Deisy,
quienes abrieron sus corazones para compartir un poco de su experiencia de
vida conmigo y por que cada una me dejó una enseñanza que tocó a fondo mis
sentimientos y sensibilidad.
A mi amiga Tatiana Lizcano por facilitarme y permitirme utilizar los registros
fotográficos empleados en este trabajo.
A todos los amigos y amigas que me acompañaron en el proceso, en especial
a Juan Carlos Mantilla y a mis dos sobrinas Cindy y Dianny.
2 Agradecimientos
La Historia de Nuestras Mujeres
3 | P á g i n a
Primera Edición
2012 CONTENIDO
Agradecimientos 2
Tabla de contenido 3
Presentación 4
La Gobernadora 5
“Todo en la vida se puede” 9
“El reto es sacar en alto la comunidad” 13
La historia de Martha 17
Wendy, un ejemplo de fortaleza 21
La Cantante 29
“Hoasis es mi casa, es mi vida” 34
La historia de Lizbeth 39
“El que no sabe es como el que no ve” 43
Una lideresa invisibilizada 48
“Yo sueño mucho con él” 52
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
PRESENTACIÓN
Este trabajo no constituye ni contiene grandes pretensiones literarias, su
objetivo es simplemente visibilizar la historia de algunas valientes mujeres que
han sido víctimas de distintas situaciones como violencia, desplazamiento,
secuestro, entre otras.
Estas mujeres se integraron a la Asociación para la Mujer y la Familia de Norte
de Santander – CRECER, desde allí han logrado superar (en la mayoría de los
casos) sus dificultades gracias al acompañamiento brindado desde esta
entidad.
Sin más preámbulo, dejaré que las historias hablen por si mismas con la gran
esperanza que al lector también le resulte fascinante el descubrir de las
protagonistas y sus anécdotas.
Y que por supuesto las emociones los embarguen en este recorrido.
4 Presentación
La Historia de Nuestras Mujeres
5 | P á g i n a
Primera Edición
2012
LA GOBERNADORA
Doña María se sienta en una de las mecedoras de su casa, su aspecto es
sencillo reflejando una gran nobleza y tranquilidad. Viste una falda color fucsia
acompañada con una camisa blanca con una especie de adornos florales al
parecer tejidos a mano. Su hogar es humilde aunque amplio, contiene cuatro
habitaciones y un solar. En su sala dos elementos se destacan por lo que
llaman rápidamente mi atención: el primero de ellos es una cartelera en la cual
se encuentran clasificadas una serie de plantas medicinales con sus
respectivos nombres (guayusa, chondur, coquindos, chichaja, entre otros). El
segundo elemento es un computador tapado con sabanas y encima un letrero
particular que dice así:
servicio de internet
media hora $500 pesos
Doña María Quinchoa pujimuy – Gobernadora Cabildo Indígena Inga de Cúcuta. Fotografía: Diego Armando Oliveros
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
hora $1000 pesos
¡No se fía!
Cancelar a la señora gobernadora
Atentamente: “María Quinchoa”
La razón principal de su habitar en Cúcuta está en que de muy niña siempre
viajó con su familia hacia distintos lugares entre ellos Venezuela, país que
conoció cuando apenas cumplía siete años. Afirma: “por mi parte desde
pequeña he salido del Putumayo”, en esos viajes constantes de ida y vuelta
decidió establecerse en esta ciudad hace un poco mas de cuarenta años,
entrando a formar parte del cabildo indígena Inga establecido y liderado en ese
entonces por el taita Mariano.
“Aprendí a trabajar con plantas medicinales, uno aprende mirando a los
abuelos” contesta cuando se le pregunta a que se dedica, “a uno ya conocen, a
uno le encargan distinta medicina”, sin embargo no es tarea fácil, las plantas
con las que se elaboran sus remedios solo se consiguen en el Putumayo por lo
que debe pedir que se las traigan o incluso desplazarse hasta ese lugar, pedir
permiso a los abuelos mayores (taitas) para cosecharlas. También trabaja con
artesanías y manillas (muy bonitas y coloridas) que tienen un grado
considerable de dificultad para su elaboración.
Con relación a su familia doña María comenta lo siguiente: “Mi familia estaba
sufriendo, situación estaba muy difícil y tocó ir a buscar familiares” haciendo
referencia a su mamá y dos hermanos los cuales trajo a vivir consigo. Las
causas de su migración son variadas: necesidades básicas insatisfechas
(pocos recursos para manutención), mejores oportunidades económicas y
problemas de orden público (haciendo referencia al conflicto armado y a la
guerrilla) sobre esto menciona: “en la selva se miran cosas feas, ellos (los
indígenas) pueden mirar muchas cosas pero hay que quedarse calladitos”,
acompaña la frase poniendo un dedo sobre su boca en señal de silencio.
6 La Gobernadora
La Historia de Nuestras Mujeres
7 | P á g i n a
Primera Edición
2012 Aunque sus familiares más cercanos hayan partido de esta tierra, la actitud de
Doña María no refleja ni un poco de tristeza. La madre y el hermano mayor
tuvieron una muerte natural mientras que su hermano menor fue asesinado en
la conocida “sexta” de Cúcuta donde trabajaba como vendedor ambulante de
medicinas y artesanías, “a mí solo me avisaron que se había muerto, pero
nunca supimos cual fue la causa. Tenía un hueco en la cabeza” afirmó
mientras tomaba una vieja página de periódico que reseñaba el homicidio.
Esta simpática señora tiene un papel fundamental dentro de la comunidad Inga
puesto que es la gobernadora desde hace más de ocho años, “yo recibí del
gobernador Florentino Tandioy, hicimos votación y yo gané” y sigue
comentando, “yo me comprometí y no se leer, yo soy muy cabeza dura, no me
nace pa leer (suelta una carcajada mientras se toma la cabeza). Yo escucho y
me queda en la cabeza. Luego comencé a preguntar que tengo que hacer en la
oficina (haciendo referencia a las oficinas de la Gobernación de Norte de
Santander)”.
Las orientaciones que recibió la condujeron a CRECER “llegué con miedo con
miedo, tenía miedo para hablar porque uno no conoce las oficinas ni las
gentes”, “la doctora me dijo que tenía que hacer esto y aquello”. Allí conoció
varios programas que brindaban apoyo para las madres cabeza de hogar,
también los requisitos para poder acceder y adquirir préstamos, con respecto a
esto señala: “primero me mandaron hacer curso para manejar microempresa y
manejar cuentas”, “Omar y la doctora me fueron enseñando, me llevaron con
calmita”. “la doctora me ha ayudado mucho y me da pena estar molestando”
Luego de realizar varias capacitaciones junto a un proceso de empoderamiento
doña María logró planear y establecer el plan de vida para la comunidad Inga
de Cúcuta y como si fuese poco también diseñó propuestas para ser incluidas
en el Plan de Desarrollo Departamental, reuniéndose en compañía de
indígenas Uwas y Motilones Barí con el gobernador Edgar Díaz para negociar
la inclusión de las mismas. Por otra parte la gobernadora está en espera para
posesionarse oficialmente ante las autoridades locales y en especial el alcalde
de Cúcuta Donamaris Ramírez que no ha podido atenderla. “Le voy a enviar
una carta que los Ingas no se han muerto” y lanza una gran carcajada.
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
Con respecto a la parte cultural, la gobernadora intenta conservar y reproducir
lo mas fielmente posible las costumbres y tradiciones de sus ancestros, para
esto realizó el año pasado el carnaval NUKANCHIPA ATUN PUNCHA o
carnaval del perdón, en sus propias palabras: “el día grande de nosotros”, “lo
hicimos en el Parque Santander, a la gente le gustó y felicitó”, “llevamos chicha
y mute, eso si que les gustó más” brinda de nuevo otra gran carcajada que
permite ver su lindo ser, “la gente nos dijo que a la próxima llevar mas chicha”
continúa riéndose.
Debido al largo tiempo que han habitado en la ciudad, hay generaciones de
Ingas nacidos en la misma que no conocen su lugar de origen, ni su dialecto, ni
sus tradiciones. “los jóvenes no conocen nuestra lengua, estudian con blanco y
aprenden puro castellano”. Ella dice que los jóvenes son receptivos a la cultura
y a las enseñanzas, pero sin embargo aclara: “unos han ido a Putumayo pero
no se amañan, están acostumbrados a la ciudad”.
Para fortalecer la tradición y las costumbres de sus ancestros la gobernadora
tiene en mente realizar un proyecto para que el taita venga y le de a la
comunidad a tomar yagé, una planta sagrada de su cultura que tiene fines
medicinales y visionarios. También para que el taita comparta el conocimiento
sagrado que tiene de las plantas y de cómo usarlas para curar enfermedades.
Para nuestras páginas esta historia llega a su fin, mas no para doña María
Quinchoa y la comunidad Inga quienes seguirán luchando por el fortalecimiento
de su cultura y la reivindicación de sus derechos.
8 La Gobernadora
La Historia de Nuestras Mujeres
9 | P á g i n a
Primera Edición
2012
Nombre: Feliz solecito Fotografía: Tatiana Lizcano
“TODO EN LA VIDA SE PUEDE”
“Yo hago la función de toda madre, para mí
todos ellos son mis hijos y aquí los protejo”
Soraidita Mayorga
Desde hace poco más de un año funciona este improvisado colegio,
improvisado porque no posee la infraestructura de un plantel educativo, no
tiene pupitres, no tiene salones, sus profesores son empíricos y uno de los tres
tableros que utilizan para dictar clases es una lámina de mimbre que
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
recogieron de la basura de un taller (prueba de ello son los agujeros y el
avanzado estado de deterioro en el que se encuentra).
Este lugar en el que confluyen los fines de semana niños, niñas, adolescentes,
jóvenes y adultos mayores es el hogar de Soraidita, como le llaman de cariño,
ella es la dueña de la casa y la directora de ININDEI (instituto de
investigaciones para el desarrollo internacional).
Hace algunos años Soraidita se desempeñaba como coordinadora para una
comunidad religiosa de un programa para la mujer prostituida o trabajadora
sexual. Un día la hermana directora la envió en su representación a realizar un
diplomado sobre violencia sexual basada en género que se abrió en Cúcuta y
abordaba varias problemáticas como: desplazamiento, drogas, población
LGBT, VIH, violaciones, entre otros. Esta formación duró seis meses con una
intensidad de 120 horas.
“¿Cuál es esta? la i, la i, la i” le repite Soraidita a un niño discapacitado al que
le enseña las vocales en la habitación principal de la casa adaptada como
salón de clase. Levanta su cabeza fijando su mirada en mí “lo más importante
que me dejó la formación fue el valor y el reconocimiento hacia nosotras
mismas” y continúa: “un amplio liderazgo, aprender a perder el miedo”, “no solo
estamos pa lavar, pa planchar y pa la casa” haciendo referencia al rol de las
mujeres.
Una vez concluido este proceso formativo se dedicó por completo a replicar los
conocimientos adquiridos en su comunidad realizando talleres - capacitaciones
en colegios ó jardines infantiles tanto a estudiantes como a profesores y padres
de familia.
Estando en este proceso, surgió un proyecto en uno de los colegios de su
comunidad en relación con la problemática de las drogas, puesto que se
presentaban muchos casos de consumo y violencia en el plantel educativo.
Con respecto a esto comenta lo siguiente: “los chicos entran armados con sus
navajas y cuchillos, hasta consumen en el mismo baño”, indignada por esta
situación, se reunió con el coordinador del colegio para expresar sus
10 Todo en la vida se puede
La Historia de Nuestras Mujeres
11 | P á g i n a
Primera Edición
2012 inquietudes y le realizó esta pregunta al directivo de la institución: “¿Qué pasa
con la psicorientación del colegio?, cuestionamiento al cual respondió de esta
manera: “mija aquí eso no existe, el Estado no tiene recursos para eso”, En
este instante su expresión es de asombro y resignación, como si quisiera
recrear el momento en el que escuchó esa desalentadora respuesta.
Sin embargo esta es una mujer “de armas tomar” y no se quedó cruzada de
brazos, con mucho esfuerzo adquirió unas sillas e instaló en su propia casa un
centro de validación por ciclos que está abierto a desplazados, damnificados de
la ola invernal, consumidores de droga, comunidad LGBT y todos los actores
que nos podamos imaginar. “Hay que peliar porque algún programa tiene que
haber para ellos, todo en la vida se puede”. También recibe alumnos
procedentes de Atalaya, Boconó, Los Patios e incluso de Cucutilla y Tibú. Sin
duda todo un logro que estos jóvenes inmersos en tantas dificultades asistan
todos los sábados y domingos a recibir clases que les servirán para poder
validar su bachillerato.
Soraidita se encarga de la parte de alfabetización y cuenta con el apoyo de 3
profesores empíricos para los otros alumnos. Su hijo Carlos Eduardo de 18
años es el profesor de matemáticas e inglés, dicta esta materia porque realizó
durante dos años un curso en la Biblioteca Pública y continúa capacitándose
vía internet. Diego Zarate de 20 años es el profesor de química - filosofía
(actualmente cursa estudios universitarios en Venezuela) y Juan Carlos Álvarez
también de 20 años es tecnólogo en sistemas, dicta las materias de español,
tecnología e informática.
Algo que sorprende y llama la atención es ver como estos jóvenes
desinteresadamente están comprometidos con la causa y enseñan sin esperar
un salario o retribución por ello, “ningún profesor regala su tiempo, aquí tengo
una torre de hojas de vida de profesores que vinieron buscando trabajo pago”,
“yo les dije que recibía personas comprometidas con el desarrollo y bienestar
de los jóvenes más no interesados en un salario” afirmó Soraidita con
expresión seria.
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
Incluso es tan grande la gestión que realiza esta mujer que consiguió que el
profesor Jairo Hernando Leal de la U.F.P.S. les dictara a sus muchachos un
curso de formación sobre: electricidad de autos, reparación de
electrodomésticos y electricidad de casa. También el abogado José Botello les
ha impartido charlas formativas sobre derecho.
El siguiente paso de Soraidita y su fundación ININDEI es poder constituirse
legalmente, lo cuál ya está en proceso. Cuándo esto sea una realidad podrá
realizar convenios con la Secretaria de Educación y le podrán asignar una sede
más acorde a la labor educativa que desarrolla, lo que les facilitará el
cumplimiento de los objetivos propuestos.
Al preguntarle ¿cuál es su mayor satisfacción por todo el proceso realizado?
respondió: “La mayor satisfacción es ver a los muchachos alegres, motivados,
con ganas de estudiar y salir adelante” continúa: “yo hago lo que sea para que
tengan un proyecto de vida, verlos realizados, en su propia empresa con una
familia armónica” culmina su relato.
Una heroína, una súper mujer, no sé, lo dejaré a consideración del lector, por
mi parte diré que Soraidita es una mujer fuerte, decidida, soñadora y con
mucha determinación.
Una de esas personas que si uno esta deprimido le devuelven las ganas de
vivir por su carácter y su entusiasmo.
12 Todo en la vida se puede
La Historia de Nuestras Mujeres
13 | P á g i n a
Primera Edición
2012
“EL RETO ES SACAR EN ALTO LA COMUNIDAD”
Realizando aseo en su tienda aparece ante mis ojos Juanita, a primera vista
parece una ama de casa común y corriente, es risueña y muy amable. Viste
una pantaloneta corta color blanco acompañada de una camiseta esqueleto
azul, una pinta despreocupada y perfecta para lucir en este día festivo que le
combina perfectamente con su rostro de recién levantada de la cama.
Es de las primeras mujeres con las que inició la Asociación CRECER, hace
parte de la misma como socia fundadora. Progresivamente fue integrándose en
programas como capacitaciones laborales, acceso a empresas y normativa
sobre Derechos Humanos. También fue una de las primeras beneficiadas con
Nombre: La preciosa cordillera oriental Fotografía: Rafael Alejandro Camayo
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
el acceso a un crédito por $500.000 con el cuál pudo ampliar y mejorar su
tienda.
En este proceso que lleva aproximadamente quince años, Juanita ha tenido
logros muy importantes tanto personales como colectivos, uno de ellos fue el
poder viajar a Estocolmo Suecia gracias a una iniciativa de IMP (Iniciativa de
Mujeres Colombianas por la Paz) para representar a las mujeres víctimas de
violencia de la región nororiental del país, sobre esto menciona: “el objetivo era
dar a conocer como nosotras las mujeres hemos soportado la violencia en el
país. Todas las que viajamos hemos sido víctimas de violencia”. (Un hermano
de Juanita fue asesinado el 1.999 por las autodefensas). En total viajaron 10
mujeres y fueron capacitadas en temáticas como: democracia, Derechos
Humanos, desplazamiento forzado, leyes, normas y estatutos.
Al preguntarle ¿Qué sintió cuando le dijeron que había sido escogida para
Viajar a Suecia en representación de las mujeres de la región? Respondió:
“Dios mío yo no lo creía” se emociona notablemente y da un par de aplausos
“decirme que iba a representar a mi país, a mi departamento con todo pago y
que la visa la gestionaba Suecia no lo podía creer. Para salir del Zulia
necesitaba $3.000 que muchas veces no tenía y ahora me iba disque pa
Europa” termina la frase riéndose.
Al profundizar un poco más sobre esto dice: “sobre el viaje sueco no hablaba”
ríe y continúa: “chueco no hablaba”, en este momento rio a carcajadas junto a
ella por semejante ocurrencia.
Por otra parte, Juanita es la fundadora y directora de la asociación Paz y Amor
de la Tercera Edad del barrio el Progreso en la que reúne 148 abuelos de los
cuáles gracias a su gestión, el 90% recibe un subsidio que otorga el Ministerio
de Protección Social.
También logró la construcción de un salón comunal que es propiedad y sede
de la asociación, adecuado con dos baños, cocina, una pequeña sala y un
auditorio para distintas actividades. “Yo no hago las cosas para que me las
reconozcan sino para el bien de la comunidad” concluye.
14 El reto es sacar en alto la comunidad
La Historia de Nuestras Mujeres
15 | P á g i n a
Primera Edición
2012
Los abuelos miembros de la asociación aportaron para el proceso de
construcción cinco millones de pesos que obtuvieron vendiendo mute, haciendo
rifas y paseos. En este proceso también se hicieron presentes con importantes
sumas de dinero el Club Rotario y los Padres Carmelitanos de Cúcuta.
Con respecto al salón comunal comenta lo siguiente: “qué hemos hecho,
hemos tomado la decisión de prestar el salón para la celebración del día del
niño, para realizar capacitaciones y toda lo que traiga beneficio para la
comunidad”, asegura que todo menos prestarlo para fiestas en la noche ó
política, “lo hemos utilizado para cosas importantes”.
Y cómo no van a ser cosas importantes prestar el salón para realizar
capacitaciones a las madres comunitarias en cursos de formación sobre:
belleza y estética, comidas rápidas, cultivos solares productivos (huertas
caseras), y capacitaciones del SENA entre otros.
Juanita también comenta que los problemas de orden público pueden llegar a
afectar en gran medida los procesos de formación - capacitación de las
mujeres víctimas de la violencia, “me metí a trabajar en La Gabarra con las
mujeres y se nos querían llevar a una compañera”. De un momento a otro les
llegó el siguiente mensaje: “Que se saquen a Martha porque a Martha se la van
a llevar”, todo porque su compañera puso de manifiesto unas coplas, estas
hacían referencia a una vivencia propia en la cual las autodefensas realizaron
una masacre y ella tuvo que salir corriendo por encima de los cadáveres para
salvar su vida. Martha fue retirada del lugar en helicóptero y afortunadamente
no ocurrió nada.
“hace poco que hubo paro armado en Tibú me fui a hacer capacitaciones con
las mujeres y no paso nada”, asegura que transitó por el lugar sin que se le
presentara ningún inconveniente. Sin duda una mujer valiente y comprometida.
Al preguntarle ¿cuál ha sido el momento más satisfactorio de todo el proceso?
dijo: “han sido muchos: el viaje, la oportunidad de formarme, ayudar a otras
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
mujeres y el día que me hicieron una caravana, me montaron en un carro y la
gente me saludaba y gritaban: esa es, esa es, esa es”.
Juanita también reconoce la labor de la asociación de la siguiente manera:
“Gracias a CRECER nos hemos fortalecido y he sido capaz de pararme frente
a un alcalde, un político, incluso hasta con el presidente a hablar de políticas
públicas y Derechos Humanos”.
Y para cerrar con broche de oro esta historia, Juanita fue candidata para ser
presidenta de la junta de acción comunal del barrio El Progreso y ganó
contundentemente en las elecciones. De un total de 783 votos ella obtuvo 566,
sacando una diferencia de más de 250 votos por encima de la candidata que
quedó en segundo lugar. Con relación a su triunfo afirmó lo siguiente “vamos a
tomar decisiones y vamos a hacer cosas importantes. Vamos a conocer las
necesidades y a buscar las soluciones de la mano de comunidad. El reto es
sacar en alto la comunidad”.
En este punto de la entrevista ha transcurrido aproximadamente una hora y
media, continúo formulándole preguntas sobre su historia y su proceso, sin
embargo, ella responde: “ya niño que el almuerzo me espera” mientras me da
unas palmaditas en la rodilla.
Actualmente Juanita cursa sexto semestre de Administración de Empresas en
la Universidad de Pamplona, sede Villa del Rosario y trabaja con la Secretaría
de Hacienda Departamental en la sección de rentas del departamento.
16 El reto es sacar en alto la comunidad
La Historia de Nuestras Mujeres
17 | P á g i n a
Primera Edición
2012
LA HISTORIA DE MARTHA
“Vivíamos con mi esposo y mis cuatro hijos en la tierrita, teníamos nuestra finca
propia. Él se dedicaba a las labores del campo y yo a criar a los hijos y a las
labores del hogar, No nos faltaba nada”.
Estas son las palabras de Martha, fue víctima de desplazamiento forzado por
parte de las autodefensas cuando estas ingresaron a la región del Catatumbo
en Norte de Santander, en uno de los episodios más tristes y atroces de los
Fotografía: Tatiana Lizcano
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
últimos tiempos en Colombia, menciona lo siguiente: “cuando ellos entraron no
reunieron al pueblo para avisarles, llegaron matando”.
El proceso de desplazamiento para Martha y su familia fue largo, “los vecinos
decían que nos uniéramos para que no entraran los paramilitares”, realizaron
varias reuniones y hasta paros cívicos para rechazar a los actores armados
pero esto no les sirvió de nada. “Nosotros convivíamos con la guerrilla, ellos
tenían su campamento, hacían sus patrullajes pero nunca maltrataron a los
civiles”, caso contrario sucedió con las AUC.
“Cuando vivíamos allá figurábamos en la oficina de trabajo, los paras agarraron
esa base de datos y llegaron con lista en mano diciendo que éramos
colaboradores de la guerrilla y empezaron a acribillarnos”, parece inquietarse
un poco al recordar los hechos. También afirma que la forma de asesinar de
este grupo era macabra: “llegaron volando cabezas con motosierras,
degollando, descuartizando y sabe Dios que más”. Tuvieron que salir corriendo
sin zapatos ni nada, pudieron salvarse porque cruzaron el rio logrando llegar a
Venezuela. Un hermano de Martha está desaparecido desde 1.999
Luego de todo esto se estableció con su familia en Cúcuta, aunque la segunda
fase de su odisea tampoco fue fácil, “mi esposo toda la vida trabajando para
perderlo todo, llegar uno arrimado a la familia a pasar hambre y humillaciones”.
Durante ese año comenzó a trabajar vendiendo gasolina con su marido,
ganaban la suma de dos mil pesos al día cada uno, “con eso comíamos arroz,
huevito y maduro, cuando eso era mas barato y nos abastecíamos”.
Al preguntarle ¿qué espera del proceso de restitución de tierras? Responde:
“que el gobierno reconozca y sean beneficiadas las verdaderas víctimas, detrás
de nosotros hay muchos vividores que dicen ser desplazados y declaran a
costillas de las denuncias que nosotros hacemos. Lo peor es que a ellos si les
dan ayudas”.
¿Qué ayudas han recibido? “ninguna, en Acción Social nos dijeron que no
aparecíamos registrados, hasta el 2009 (casi diez años después) apareció mi
esposo registrado pero el núcleo familiar no aparece”. Luego de pasar un
18 La historia de Martha
La Historia de Nuestras Mujeres
19 | P á g i n a
Primera Edición
2012 derecho de petición a Acción Social sede Bogotá reclamando sus derechos,
estos le respondieron que si ellos se encontraban afiliados a salud entonces
tenían como pagar por ella, “nos negaron los derechos que nos pertenecen”.
Esto se generó porque Martha trabajó durante un tiempo en el centro de
rehabilitación neuromuscular de Norte de Santander donde le reconocieron el
pago de salud, además su esposo estaba enfermo y ella lo ingresó como
beneficiario al igual que sus hijos. Esta fue la razón por la cuál luego de casi 12
años aún ella y su familia no han recibido ningún tipo de ayuda del Estado.
Por otra parte, Martha es una líder comunal con mucho carácter y hace parte
del equipo coordinador de IMP (Iniciativa de Mujeres Colombianas por la Paz)
que trabaja en pro de las mujeres. Ha viajado a distintas ciudades como Bogotá
y Bucaramanga a contar como ha sido el proceso de emancipación femenina
en Norte de Santander e incluso ha hecho parte de la Mesa Nacional de
Mujeres.
También viajó a Medellín a una de las audiencias (de los procesos víctimas y
victimarios) de Salvatore Mancuso, con respecto a esto afirma lo siguiente:
“escuchando disque la verdad pero es mentira, el Gobierno favorece a los
victimarios”, continúa: “la experiencia es muy dura, escuchar todo lo que el tipo
hizo y dejo de hacer”, confiesa que escuchar es revivir el pasado, que sentía
mucha rabia en esos momentos, mientras escuchaba se hacía estas
preguntas: ¿porqué con nosotros? ¿Porqué si nosotros ni lo conocíamos?
¿Porqué nos tenía que desplazar de nuestra tierra?
En uno de los trabajos con las mujeres víctimas de violencia tuvo que
desplazarse hacia La Gabarra, lugar del cuál tuvo que salir huyendo para
salvar su vida en el año 1.999, “es difícil volver al lugar de los hechos y ver que
la tienda donde mi esposo tomaba gaseosa ya no existía, ver todo cambiado,
hasta el CAI de la policía en otro lugar”.
En un acto simbólico la llamaron para que comentara como había sido su
experiencia mientras que el embajador de Estados Unidos sembraba el Árbol
de la Vida. Martha contó su vivencia por medio de unas coplas que causaron
sensación y revuelo en el público asistente. Sin embargo, en un instante
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
pasaron de la alegría a la desesperación, les llegó un mensaje: “saquen a
Martha, porque a Martha la van a matar” y afirma: “me metieron en una
camioneta y me llevaron volando al batallón, me subieron al helicóptero pero
llegó un soldado diciendo: ustedes se bajan por orden de mi mayor”.
El comandante del ejército le recriminó por las coplas que había declamado
haciendo alusión a las AUC, “el mayor empieza a regañarme y me trató duro,
me decía que porqué no denunciaba a la guerrilla, que la guerrilla también
mataba, que porqué tenía que culpar siempre a los paras. En pocas palabras
me dijo guerrillera”
Comenta que en ese momento pensó que las iban a matar, “era la actitud del
tipo, la forma de hablar, que nos bajara del helicóptero y nos llevara hasta el
monte”, en esos momentos también le decía a su acompañante: “Magaly nos
van a matar” y esta respondía: “no diga eso, no diga eso, la sangre de Cristo y
la Virgen nos van a favorecer”.
La tensión comenzó a bajar gracias a la intervención de un delegado de la
MAPP OEA que acompañó a Martha durante el viaje, “cuando llegó Gustavo el
mayor se calmó un poco”, sin embargo no quería pedir el helicóptero para la
evacuación pero gracias nuevamente a la intervención del funcionario pudieron
volver a Cúcuta solo con un susto que contar.
Actualmente nuestra protagonista ganó en las elecciones de junta de acción
comunal, de un total de 220 votos obtuvo 197 a su favor. Tiene pensado
impulsar varios proyectos como: la construcción de un centro deportivo en el
barrio Valles del Rodeo para el bienestar de los jóvenes.
También pretende realizar un trabajo fortalecido con el departamento y el área
metropolitana para montar unas empresas de bisutería, reciclaje, y dulcería
entre otras, que beneficie a las madres cabeza de hogar.
“Me siento muy feliz de servirle a los demás, he aprendido de muchas
experiencias de otras mujeres, las hemos recogido y venimos a sembrarlas en
nuestras organizaciones”.
“He crecido mucho como mujer y como líder”, con esta frase termina su relato.
20 La historia de Martha
La Historia de Nuestras Mujeres
21 | P á g i n a
Primera Edición
2012
WENDY, UN EJEMPLO DE FORTALEZA
El verdadero nombre de la protagonista de esta historia será cambiado por
respeto a su intimidad, de ahora en adelante la llamaremos Wendy.
A sus catorce años Wendy partió para la costa, a Santa Rosa Sur de Bolívar
para ser más exactos. Allí comenzó a trabajar con drogas, armas y negocios
ilícitos, “ese era el trabajo y me daba una seguridad económica”. Cuatro años
más tarde se casó con Edwin, “el era un pequeño mafioso”, trabajaba en la
química (haciendo referencia a los laboratorios de cocaína), ella era su
ayudante, una de sus labores era estar pendiente del suministro de insumos
cómo: acetona, gasolina, ácido sulfúrico, perga, soda cáustica, cemento y
sales. También preparaba la comida para el personal que trabajaba en el
laboratorio.
Con el negocio progresando pudieron comprar una casa, con el tiempo se
hicieron a una finca, varias cabezas de ganado y dos camionetas. Para poder
Nombre: perdiendo el miedo Fotografía: Rafael Alejandro Camayo
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
trabajar produciendo cocaína ellos debían pagar una vacuna a la guerrilla, que
históricamente había tenido el control de esa zona.
Sin embargo, en 1.999 comienzan a irrumpir otros grupos armados al margen
de la ley, “las AUC comenzaron a hacer presencia pero muy ocultos, se
infiltraron como raspachines y vendedores ambulantes hasta que conocieron el
área. También vieron como llegar a los conocidos de la guerrilla”.
Durante el año 2.000 y 2.001 hubo presencia fuerte de los paramilitares,
apareció el Bloque Central Bolívar comandado por Salvatore Mancuso y JJ.
Wendy comenta lo siguiente: “ellos ya sabían quién trabajaba la coca y sabían
que le dábamos vacuna a los de arriba” (los de arriba hace referencia a la
guerrilla), “ahí comenzó nuestro calvario, para empezar nos pidieron 5
millones”.
“De un día para otro el pueblo apareció lleno de gente desconocida, los
veíamos con cachuchas y tatuajes, bien peluqueados, armas no les veíamos
pero las cargaban”. Esa misma noche repartieron panfletos por debajo de todas
las casas que decían así:
Por favor fulano de tal (con nombre y apellido)
Presentarse mañana a las 7:00 a.m. en la finca la Y de San Blas
Puntual y sin mamadera de gallo
Esto es a las buenas, invitado que no asista será violentado y masacrado
AUC.
Al día siguiente, Wendy desde las 6:30 de la mañana ya se encontraba en el
lugar de la reunión, los pararon en un potrero extenso a pleno sol hasta las tres
de la tarde. Con respecto a esto afirma: “había muchísimas armas y gente,
como unos cuatrocientos”.
22 Wendy, un ejemplo de fortaleza
La Historia de Nuestras Mujeres
23 | P á g i n a
Primera Edición
2012 “Nos decían cosas horribles, pensamos que nos iban a matar. Nos pasaban al
frente uno por uno y preguntaban: fulano de tal ¿Cuánto nos trajo? Pase pa la
oficina”, acto seguido los hacían entrar a un cuarto donde estaba alías
“Gustavo”, que era comandante y a la vez tesorero. Siendo aproximadamente
las 3:30 pm los paramilitares mataron una novilla que les dieron a comer con
agua, para luego terminar la reunión afirmando: “Nosotros vamos a estar al
mando del pueblo, nosotros somos la ley”.
A los tres días comenzaron las masacres, “familias enteras, niños, abuelos,
todo”, también las desapariciones. Agarraron San Benito como el cementerio
de ellos, “yo tenía que pasar por ahí para ir a mi finca y ver todos los desastres
que ellos hacían”
“Pobrecitos los policías, vivían escondidos” dice Wendy mientras agita sus
manos en señal de preocupación, “lo único que pensaba era que no los fueran
a matar”. A las siete de la noche nadie podía estar por fuera, todos encerrados
en sus casas. El que estudiara de noche tenía que tener permiso de ellos y
llevar el carnet del colegio.
Cada tres meses que se raspaba coca debían pagar la vacuna a las dos
bandos: AUC y a la guerrilla, “no hacíamos sino trabajar para ellos, si arriba
pagábamos dos millones abajo había que dar también dos o un poquito más”.
Además tenían que conseguir los insumos que pidiera cada comandante.
Transcurridos algunos meses la guerrilla realizó su propia reunión en Los
Robles, allí les manifestaron que los iban a poner en orden (a los ciudadanos),
que debían empezar a cooperar con mas dinero y todo lo que fuera necesario,
“no hallábamos a quién pararle bolas”.
Cómo si ya no fuera suficiente con lo que hacían los grupos al margen de la
ley, la fuerza pública también cometía sus fechorías, Wendy afirma: “la policía
se volvió corrupta, quitaban gasolina por el rio y la vendían a la misma gente
del pueblo. Era un sancocho completo”, se ríe mientras menciona la última
frase.
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
Tiempo después, la hierba empezó a escasear debido a las fumigaciones que
se realizaban en el mandato del ex presidente Álvaro Uribe. El comercio
declinó por que los actores armados se robaban el producido de granos, los
locales comerciales cerraron y el pueblo se fue quedando solo. A partir de este
momento se intensificó la lucha por el control de la zona, para obtener recursos
los actores armados recurrieron al secuestro.
Un día cualquiera, Wendy se dirigía con sus tres hijos y su cuñada hacia su
finca ubicada a una hora del pueblo cuando observó en el camino elementos
pertenecientes a la guerrilla, expresa lo siguiente: “vimos unos palos
atravesados en la carretera, cintas rojas y unas calaveras (muñecos) a la orilla
del camino, adelante había una fila de carros”. A lo lejos, ella observó un vecino
que le hacía señas, este le mostraba su mano en forma de pistola y movía su
dedo pulgar de arriba a abajo, queriéndole decir que estaban disparando o algo
por el estilo. “Yo pensaba volármeles, trate de dar la vuelta despacito para
devolverme pero se dieron cuenta y me bajaron de una”. A lo lejos escuchó una
voz que decía: “A esta era la que estábamos esperando”.
En ese lugar se encontraban muchas personas que estaban divididas: madres
e hijos a un lado; hombres en la esquina y comerciantes en un cuarto aparte,
todos amarrados de las manos unos con otros. “Es mejor que se queden
quieticos y no intenten nada” dijo el paisa, comandante de los guerrilleros. Una
vez que identificaron a las personas que necesitaban y a las que no dejaron el
libertad a las segundas. La camioneta de Wendy se la llevaron, a ella la
montaron en otra de estas junto al paisa y partieron con rumbo desconocido.
Fue un viaje de doce horas, era una caravana como de diez camionetas. En la
cabina iban los secuestrados y en el platón 8 o 10 guerrilleros según la
capacidad del vehículo. “Ese mismo día intenté volármeles, ellos iban tomando
aguardiente y el paisa estaba borracho” dice Wendy. Se encontraron en una
pendiente bastante pronunciada y debido a tanto trago, el paisa dejo apagar la
camioneta por lo que el vehículo se deslizó hasta el borde de una pendiente, en
ese momento pensó “o me salvo o me muero”, abrió la puerta, se tiró de la
camioneta para caer en un hueco, al mirar hacia arriba sintió un fuerte golpe al
24 Wendy, un ejemplo de fortaleza
La Historia de Nuestras Mujeres
25 | P á g i n a
Primera Edición
2012 lado izquierdo de su cara que la reventó y dejó aturdida, la puerta que había
quedado abierta fue la que golpeó su rostro, “ese fue el primer matracaso”.
Wendy trato de seguir su plan de escape, “me fui rodando por la montaña pero
más me demoré en volarme que ellos en cogerme, me amarraron de una pata.
El paisa estaba que me mataba”.
A las tres de la madrugada llegaron a una casa oscura, allí les dieron arroz con
café y la acomodaron en una hamaca. Asegura que habían muchas personas
secuestradas de distintos lugares con aproximadamente 80 mujeres. “Allá se
vivía toda clase de violencia: física, psicológica y sexual. Yo prefería que me
pegaran un cascarazo a que me trataran mal”. Wendy fue violentada
sexualmente por dos comandantes, por el paisa y cuando este no estaba por el
que quedaba en su reemplazo que le decía “pilas le cuenta al paisa porque se
muere”.
Un día, cansada de esa situación decidió hablar con el paisa, “yo quiero que
me liberen”, el comandante aceptó con una condición, Wendy debía cumplir
una misión: debía desplazarse a Bucaramanga para comprar ropa interior,
zapatos, cachuchas, camisas negras, tintas de colores y para esto tenía tres
días. “Ellos para asegurarse que no me escapara, mandaron a dos tipos a mi
casa para que se quedaran con mis hijos. Yo le dije a los niños que eran unos
tíos lejanos”. Luego de cumplir con la misión el paisa la dejo volver a su casa
tras 48 días de martirio.
“El hogar se perdió, yo de buena gente le conté a mi marido todo lo que había
pasado pero él me dio una pela, casi me acaba” mueve su cabeza en señal de
desaprobación y continúa: “me dijo que yo era la que me había ido a
buscarlos”. Días después recibió una llamada del paisa: “un motorizado la está
esperando en tal parte”, sin poder decir que no fue al lugar indicado. La
condujeron a una ubicación en la que la esperaba el comandante. “Cuando el
quería sexo me mandaba llamar”.
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
El paisa al ver el castigo físico que le había infringido Edwin a Wendy le envío
el siguiente mensaje: “cómprese un cajón, porque esto no se queda así”
“Yo ya no aguantaba más”, afirma Wendy moviendo la cabeza de un lado a
otro y abriendo sus ojos admirada. Cómo si lo que había vivido fuera poco,
para rematar Gustavo la mandó llamar para lo mismo, “Me tuvo tres días con
él. Estaba volviéndome loca”.
Durante el 2.004 comenzaron los reclutamientos de jóvenes de 12 a 25 años, el
hijo mayor de nuestra protagonista pronto cumpliría 14, ella le agradece al
paisa que la llamara y le dijera: “¿cuántos años cumple su hijo?, no le
queremos hacer mas daño. O se va o le vamos a reclutar el chino grande”.
Esa misma semana ocurrió una arremetida de las fuerzas armadas: fiscalía,
ejército y policía militarizaron el pueblo. Su esposo Edwin se había vuelto un
informante que estaba señalando a los paramilitares que veía de civil en las
calles e inmediatamente el ejército procedía a capturarlos. Wendy no tenía
conocimiento de esto hasta que en la noche recibió una llamada de Gustavo
quién le dijo: “a Edwin le vamos a dar donde mas le duele”, ella pensó que iban
a matar a su suegra pero el comandante paramilitar continúo: “Wendy nosotros
le vamos a matar a sus hijos porque ese sapo hijueputa nos dedio, dio apodos,
ubicaciones y todo”.
Ella entró en pánico, no sabía que hacer porque si la veían salir con los niños
era muerte segura. Entonces se le ocurrió sacar esa noche a sus hijos con un
vecino que era evangélico y al cuál le pidió ayuda. Subieron a los niños a la
parte de atrás de un camión, los taparon con fundas para trasladarlos a una
finca. A las seis de la mañana del día siguiente los paramilitares irrumpieron en
su casa con grandes armas a las que les pusieron silenciador, “pusieron la
casa al derecho y al revés buscando a los niños pero no los encontraron”.
El proceso para sacar a los niños del pueblo duró ocho días porque los movían
de finca en finca hasta que pudieran llegar a una que quedaba apartada del
casco urbano. En cada finca se demoraban dos o tres días para no levantar
sospechas.
26 Wendy, un ejemplo de fortaleza
La Historia de Nuestras Mujeres
27 | P á g i n a
Primera Edición
2012
Sin embargo, los paramilitares siguieron persiguiendo a Wendy por lo que tuvo
que cambiar los nombres de sus hijos y viajar en carros distintos, hacer que el
carro en el que ella viajaba parara en cada pueblo para que ella cambiara de
transporte mientras que los niños se alejaban lo mas posible del peligro. De
esta manera, con una estrategia digna de inteligencia militar Wendy logró
confundir a sus perseguidores hasta que pudo reencontrarse con sus hijos en
Ocaña.
Wendy se estableció en Cúcuta en la casa de una hermana, trabajó algunos
meses en Solsalud. Tiempo después se integró a la Asociación CRECER
desde la cuál ha podido vincularse a distintas iniciativas y proyectos entre ellos:
Hizo parte de Incidencia Pública de la Mujer por medio del auto 092 de 2008 en
el que expuso su caso como mujer víctima del desplazamiento forzado por
causa del conflicto armado.
Estuvo en un encuentro realizado en Bogotá por la Corporación Humanas, en
el que representó a las mujeres víctimas de Norte de Santander y en el cuál se
reunió con Michelle Bachelet que estaba como observadora internacional.
Con respecto a esto comenta: “yo le conté mi historia y esa señora lloraba y
lloraba, yo pensaba ¿qué le pasó? ¿Ella porqué llora? la que debería estar
llorando soy yo”. Luego de escuchar su relato le respondió: “eres una mujer
fuerte, luchadora, triunfadora”, “me reconfortaron sus palabras, me sentía la
superestrella” concluye.
Por otra parte, Wendy ha realizado distintas capacitaciones entre las que se
destacan: Promotora de Salud - Promoción y Prevención; Promotora –
Defensora de los Derechos Humanos por la Mapp OEA; Red de Prevención de
Violencia Sexual Basada en Género (VSBG) por CRECER; Taller ley de
Víctimas: abordaje nacional y perspectivas y experiencias regionales de la
Universidad Simón Bolívar, entre otros.
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
Recibió de manos del ese entonces Ministro del Interior Germán Vargas Lleras
y del Senador de la República Juan Fernando Cristo la nueva ley de víctimas
1448 del 2.011 en acto realizado en el Teatro Zulima de Cúcuta.
Actualmente Wendy realiza un seguimiento del proceso del acta de
cumplimiento establecido en la reunión con Vargas Lleras y Cristo. También
espera que con su experiencia y capacitaciones en procesos de víctimas y
derechos humanos pueda conseguir una oportunidad laboral que le genere
estabilidad.
28 Wendy, un ejemplo de fortaleza
La Historia de Nuestras Mujeres
29 | P á g i n a
Primera Edición
2012
Nombre: Si lloré o si reí, lo importante es que emociones viví. Fotografía: Tatiana Lizcano
LA CANTANTE
La casa de Sandra es humilde, en una habitación de tamaño medio se
encuentran dos camas, junto a estas la cuna de la recién nacida y en frente el
televisor, allí vive con su esposo y sus dos hijas.
Es una mujer que genera confianza con su voz cálida, entró a formar parte de
CRECER por medio de un amigo que le informó sobre el desarrollo del
diplomado sobre Violencia Sexual Basada en Género que estaba a punto de
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
comenzar, “me fui relacionando con las compañeras y con el proceso de
prevención de maltrato a las mujeres.
A través de anécdotas fuimos aprendiendo de los derechos que teníamos pero
que nunca habíamos escuchado”.
Luego de adquirir este conocimiento siguieron las capacitaciones en diversas
temáticas cómo: Violencia contra la mujer (sexual, física, verbal), VIH – sida,
derechos de las mujeres, derechos de los niños, infecciones de transmisión
sexual, sexualidad, entre otras.
Al año siguiente comenzó con el proceso de réplicas, es decir, trasmitir lo
aprendido en distintos sectores como La Pastora, Simón Bolívar y Atalaya. El
sector donde tuvo mas influencia su trabajo fue La Florida, puesto que allí
capacitó a las socias de la fundación Mujeres en Acción de la cuál su señora
madre es presidenta.
“A las mujeres les gusta, preguntan y quieren saber más, se interesan por esos
temas. Yo les hablaba de la pubertad, cómo entender a los hijos, cómo hablar
de sexualidad con ellos”. Afirma también que en estas charlas con las madres
se descubren muchas cosas: “mujeres con traumas, algunas fueron violentadas
sexual o físicamente, pero a partir del diálogo ellas se liberan de esa carga y
comienzan a darse su lugar” concluye.
Habiendo adquirido confianza en el manejo de los temas y de las personas, el
nivel de dificultad aumentó un poco, Sandra ahora se enfrentaba a grupos de
cincuenta mujeres o más, “En el proceso hemos mejorado bastante. Al principio
a uno le da miedo pero con el tiempo le va pasando porque uno ya tiene
recopilada toda la información”.
Como parte de su proceso de empoderamiento también ha trabajado de la
mano con el colectivo masculinidades Mas Hombres Menos Machos, “es algo
muy bueno pues hay jovencitos y señores”, hace hincapié en lo siguiente: “hay
hombres que todavía creen que si no golpean o no mandan no van a ser
respetados por sus parejas”.
30 La Cantante
La Historia de Nuestras Mujeres
31 | P á g i n a
Primera Edición
2012
En el desarrollo de sus talleres trabajó capacitando a niños (7 a 15 años) del
barrio Motilones en temas referentes a abuso sexual y explotación de los niños,
con respecto a esto afirma: “en estos barrios los niños viven mucho en la calle,
es mejor que reciban una formación adecuada en temas importantes en vez de
estar sin hacer nada”.
Uno de los logros mas importantes obtenidos por Sandra fue poder
desplazarse a Bogotá para replicar y vivenciar las experiencias del proceso
realizado, frota sus manos mientras dice: “la sorpresa es que unas iban para
Bucaramanga y otras para Bogotá, fueron nombrando a las que viajaban, yo
quede en el grupo de Bogotá”.
Una vez ubicadas en la ciudad capital se encontraron con delegaciones
provenientes de todo el país, “el hotel era muy bonito, ahí mismo quedaba el
auditorio para las presentaciones”. Luego de realizar la presentación de las
experiencias de cada municipio pasaron a un acto lúdico y entretenido, Sandra
comenta: “Nosotras hicimos el desfile de los derechos: Doris representaba el
derecho a la vida, estaba vestida de cumbia con flores en la cabeza y al lado
iba el doctor William vestido de ginecólogo. También estaba el derecho a la
intimidad; una mujer llevaba un cofre y yo estaba vestida de bruja queriendo
chismosear y abrirlo”.
De vuelta en Cúcuta realizaron una fogata en el parque recreacional en la que
cada una de las mujeres dibujó la experiencia del viaje y la expuso, formando
una colcha de retazos. En este encuentro también se realizó la cena de
despedida del año 2010.
Por otra parte, a pesar de las capacidades demostradas, Sandra ha sido
víctima de discriminación. Durante un tiempo Laboró como líder del programa
“Clubes Prejuveniles” en el barrio La Florida. El proyecto era auspiciado por el
I.C.B.F. en convenio con Comfanorte. Sin embargo, nuestra protagonista
excedía la edad establecida, “según ellos el perfil de un líder va de 18 a 30
años, si tiene más no puede”.
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
Indignada por la desvinculación del proyecto, buscó el porqué de esta situación
y la respuesta que obtuvo fue la siguiente: “ese es el perfil que se tiene
establecido, viene de los lineamientos de la secretaría nacional”.
A pesar de este inconveniente, Sandra asegura que son muchos mas los
momentos de satisfacción: “para mí ha habido muchos momentos felices:
cuándo recibimos el diploma que todas estábamos con la toga, cuando
viajamos a Bogotá a ese hotel tan bonito y cuando nos trajeron a los cantantes
de a viva voz para un día de las madres en la Gobernación”.
Y si hablamos de alegría, Sandra se ha ganado un puesto muy especial como
la cantante de CRECER, con la ayuda de una profesora de música
compusieron un par de canciones que interpreta en ocasiones especiales.
Entre estas se destacan “el derecho al descanso” y “Ay hombres” que hacen
referencia a los derechos de las mujeres.
En palabras de Sandra: “el derecho al descanso es el himno nacional de
nosotras”, y dice así:
Cuando salga por la tarde y me demore por la calle
tenme siempre comidita
las mujeres no paramos, ayudamos en la casa
trabajamos todo el día
pero nunca me recibas con un golpe
te denuncio al otro día en la mañanita
negro no me celes tanto
déjame vivir la vida
32 La Cantante
La Historia de Nuestras Mujeres
33 | P á g i n a
Primera Edición
2012
negro no me celes tanto
déjame vivir la vida
Si tú sales a tomarte un trago
yo también salgo con mis amigas
si es que estoy muy cansadita o muy infermita
ven preparame un caldito
limpia y lava las cortinas
se que puedes ayudarme
quiero tiempo para no hacer nadita
recostarme toda la mañanita
negro no me celes tanto
déjame gozar la vida
negro no me celes tanto
déjame gozar la vida…
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
“HOASIS ES MI CASA, ES MI VIDA”
“Si tuviera que volver a nacer escogería estar acá.
Para mí, ellos siempre están en primer lugar”
Sandra Díaz.
Sentada detrás de un escritorio semicircular y con la biblioteca de fondo está
Sandra, parece una matriarca, su sola presencia infunde respeto. Es una mujer
robusta de cabello churco y piel morena. Hace ocho años se desempeña como
coordinadora de la fundación Hoasis (hogar asistencial para personas que
viven y conviven con VIH – sida).
A su cargo están 35 niños portadores de VIH, su función es lograr que la casa
se mantenga en pie, esto incluye: adquirir medicamentos, alimentación y pago
de servicios por solo nombrar algunos.
34 Hoasis es mi casa, es mi vida
Nombre: While shes thinking Fotografía: Rafael Alejandro Camayo
La Historia de Nuestras Mujeres
35 | P á g i n a
Primera Edición
2012 “Yo me separé hace ocho años, conocí a Ricardo que era el director de Hoasis
y viví en su casa mientras hacía mi duelo. Tiempo después el me ofreció la
coordinación del hogar”, con estas palabras explica como fue su vinculación a
la fundación.
En su trabajo diario cuenta con la ayuda de cuatro madres, una trabajadora
social, una terapeuta ocupacional, una comunicadora social y distintos
universitarios que realizan sus pasantías.
Sandra lidera el proyecto humano junior para los niños con VIH, que es
coordinado por Unicef y Planeta Amor Bogotá de la mano con la red Escala a la
Vida, “somos un bracito de escala a la vida, hacemos distintas actividades: los
niños escriben cartas a sus padres fallecidos, las amarramos a un globo para
soltarlas al cielo”. En la carta van los datos de la fundación para que la persona
que la encuentre si lo desea, pueda brindar algún tipo de apoyo.
Por su iniciativa también realizaron una abrazatón en varias Universidades, en
la Alcaldía y en la Gobernación buscando disminuir la discriminación hacía esta
población, expresa lo siguiente “que se den cuenta que por abrazarlos no se
van a contagiar”.
Hace algunos años viajó a Suesca (Cundinamarca) con el objetivo de fortalecer
el proceso con la red Escala a la Vida, “les enseñaron a escalar a los niños en
roca para que ellos aprendieran que es una red y la importancia de trabajar en
equipo”. Este viaje también sirvió para que conocieran las plataformas virtuales
e hicieran parte del fortalecimiento virtual de la red.
También asistió al denominado: Encuentro de los Vientos realizado en Cali, en
el que se trabajo con los niños realizando una visita a Fundamor para conocer
la estructura - funcionamiento de esta organización. Allí los coordinadores
tuvieron dos días de relajación y descanso.
En el desarrollo de su gestión, trabajó con la O.P.R.S (Operación Prolongada
de Socorro y Recuperación) constituida por el I.C.B.F, el PMA (Programa
Mundial de Alimentación) y Acción Social. Sandra cada tres meses presentaba
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
proyectos para renovar los auxilios alimentarios que estas organizaciones le
brindaban a Hoasis.
Habían tres líneas para la presentación del proyecto: escolares, madres
gestantes y niños menores de cinco años. Todas enfocadas a mejorar la
nutrición y la alimentación de cada grupo.
Los auxilios que recibió fueron los siguientes: arroz, aceite, azúcar, harina y un
grano. Sandra debía pesar y medir los niños antes, durante y después de haber
recibido los alimentos para presentar los resultados al PMA.
Durante los años 2.010 – 2.011 logró que el I.C.B.F. donara bienestarina para
sus niños, que también fueron beneficiarios del programa desayunos con amor
(para niños menores de 5 años).
Al preguntarle: ¿quiénes han ayudado a la fundación? responde: “los
benefactores varían mucho. Algunos se cansan un poquito, hay que estarlos
renovando”. Afirma que JJ Pita y el fondo de empleados de Carrefour se
manifiestan constantemente con ayudas. “ahora estamos bregando para
meternos con la Alcaldía y la Gobernación”.
¿Qué ayudas ha recibido de los gobernantes locales o departamentales?
contesta: “han venido a visitarme todos los alcaldes y gobernadores que han
pasado en este tiempo pero todo se ha quedado en promesas”, sin embargo
aclara lo siguiente: “Ramiro Suarez donó parte del dinero para adquirir la casa
en donde estamos. Donamaris nos trajo una nevera y mercados, nos prometió
conseguir un carro de segunda para Hoasis”. Juan Manuel Correal “papuchis”
participó en un concurso en el que ganó ocho millones de pesos que también
donaría a la fundación.
Por otra parte, Un caso que marcó la vida de nuestra protagonista fue la muerte
de María Fernanda, una niña portadora de VIH que llegó con dos años de edad
al hogar con su mamá padeciendo un avanzado cáncer de cérvix. La madre le
pidió a Sandra que cuidara a la niña cuando ella muriera.
36 Hoasis es mi casa, es mi vida
La Historia de Nuestras Mujeres
37 | P á g i n a
Primera Edición
2012 Estando al cuidado del hogar la niña comenzó a mejorar, “ella empezó a subir
de peso, en un momento pesaba once kilos y llegó a pesar catorce. Para el
doctor era imposible esa recuperación”
Sin embargo la muerte de María Fernanda era solo cuestión de tiempo, en
palabras de Sandra: “el 9 de septiembre de 2.007 recibimos la sede actual, a
Mafe la dejamos en la casa porque íbamos a hacerle aseo y de pronto el mugre
le caía mal”.
Unas horas mas tarde recibieron una llamada informándoles que la niña se
encontraba grave, “tomamos un taxi y nos fuimos, yo la agarre y la abracé del
estómago. En el taxi ella empezó a vomitar”.
En la unidad de urgencias las noticias no fueron muy alentadoras, luego de
realizarle los exámenes correspondientes el médico dijo lo siguiente: “la niña
esta vomitando sangre, ella ya no tiene órganos”. El estado de la enfermedad
era tan avanzado y el virus la había golpeado tan fuerte que poco a poco había
ido desintegrando los órganos internos de la pequeña.
“Ella se muere esta noche, de esta noche no pasa” fueron las últimas palabras
del médico, a lo que Sandra respondió: “no doctor eso es imposible. Ella se ha
parado de unas peores”. Ella aún conservaba la esperanza de que la niña
continuara con vida. En este punto del relato las lágrimas acuden a los ojos de
Sandra y su rostro da notables muestras de tristeza.
Ricardo, el director de Hoasis que se encontraba acompañando a Sandra
mencionó lo siguiente: “despidámonos de ella y démosle las gracias por todo lo
que nos enseño”.
“Mafe yo la amo mucho, ya es hora de que te reúnas con tu mamá y tu papá en
el cielo”, estas fueron las palabras de despedida. Luego de oírlas la niña dio su
último suspiro y murió a las 4:30 a.m.
Vivir el duelo de la muerte fue un proceso complicado para Sandra, afirma lo
siguiente: “regalar las cosas de la niña fue muy difícil, tanto que me fui ocho
días de la fundación porque no me sentía capaz de seguir adelante, pero volví”.
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
Caso parecido ocurrió con Leidy Mariam de catorce años, con respecto a esto
comenta: “Un día en la tarde nos reunió a todos en el patio y nos dijo cuanto
nos quería y también porque nos tenía rabia”, acto seguido Leidy les dijo: “he
tomado una decisión y espero que la respeten, me quiero morir”.
Esa misma noche la adolescente sufrió un paro cardio-respiratorio y murió en el
hospital Erazmo Meoz, “La familia de ella no quiso volver a tener ningún
contacto con Hoasis”. “Esos son los dos momentos mas difíciles que he vivido
en este proceso” concluye.
En reconocimiento a su trabajo Sandra ha obtenido varias distinciones a nivel
local, siendo protagonista de diversas publicaciones que enaltecen la labor
realizada en el hogar.
Con respecto a esto menciona lo siguiente: “Los reconocimientos quisiera que
me los dieran en plata, así podría hacer muchas cosas. Necesitamos ayudas
económicas para comprar todo lo que los niños necesitan”.
En 2.010 Sandra recibió una placa en la que es reconocida como: Mujer
Sobresaliente de Norte de Santander.
38 Hoasis es mi casa, es mi vida
La Historia de Nuestras Mujeres
39 | P á g i n a
Primera Edición
2012
LA HISTORIA DE LIZBETH
Nuestra protagonista es una más de las víctimas de desplazamiento forzado en
Colombia, tuvo que abandonar su tierra por presiones ejercidas por
paramilitares a su esposo en primera instancia, en segundo lugar a ella y sus
hijos.
“Yo trabajaba como madre comunitaria y mi esposo tenía un montallantas”,
Lizbeth atendía a los niños en la guardería, les daba de comer, los alimentaba,
bañaba, estaba pendiente de ellos y ejercía las demás labores propias de este
lugar. Este trabajo era coordinado por el I.C.B.F.
Nombre: Mirada nublada Fotografía: Rafael Alejandro Camayo
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
También realizada capacitaciones y cursos durante las tardes, en sus propias
palabras: “Teníamos una vida organizada”.
Un día normal se acercaron al taller unos muchachos para darle unas pimpinas
llenas de gasolina a su marido, se las ofrecieron para que él las vendiera, a
cambio recibiría por cada una la suma de dos mil pesos. Frankie aceptó.
Transcurrido cierto tiempo, se acercaron al taller otro grupo de personas con el
mismo ofrecimiento, pero esta vez por cada pimpina vendida recibiría tres mil
pesos, “a él se le abrió la agalla y les recibió las pimpinas”.
“Un día que él estaba tomando trago escuchó que unos manes eran paracos,
que otros guerrilleros y que se estaban robando la gasolina de los tubos”, la
sorpresa de Frankie fue grande al descubrir que de quienes hablaban eran los
mismos personajes que le llevaban las pimpinas a su taller.
“Él empezó a escondérseles, ya no quería vender nada de eso” explica Lizbeth,
sin embargo, uno de los paramilitares conocido como alías “chorola” lo buscó
para decirle: “me tiene que responder por esa plata, de malas usted si no
vende eso”, mientras mencionaba estas palabras chorola encañonó a Frankie
haciéndolo arrodillarse en el suelo, dándole plazo hasta el otro día a las cinco
de la mañana para pagar.
“Yo no sabía nada de lo que esta pasando, yo estaba sana” comenta Lizbeth,
su esposo le contó la situación luego del susto que había pasado. “Cómo el no
estaba vendiendo se le acumularon un montón de pimpinas. Yo le dije que
vendiéramos la nevera para pagar”, frankie no accedió ya que con ese dinero
no alcanzaban a cubrir la deuda.
“Aquí tocó fue irnos”, Frankie salió rumbo a Cúcuta a los dos de la madrugada,
“vaya que yo me quedo con los muchachos” fueron las palabras que Lizbeth le
dijo a su esposo mientras lo alentaba por su partida.
Horas mas tarde aparecieron en la casa de nuestra protagonista ocho hombres
armados golpeando fuerte la puerta y preguntando por Frankie, “vaya búsquelo
allá donde se la pasa tomando o en el taller” respondió Lizbeth, (en algunas
ocasiones que discutían él dormía allá).
40 La historia de Lizbeth
La Historia de Nuestras Mujeres
41 | P á g i n a
Primera Edición
2012 Los hombres insistieron pero esta vez pidieron que les abrieran la puerta, “No
le abro a mi marido cuando llega a media noche, menos le voy a abrir a usted”,
luego de escuchar eso, aquellos hombres soltaron varias carcajadas y
desistieron por ese día.
“Duré como un mes que me estaban persiguiendo, como vigilándome a ver si lo
encontraban a él”. Al preguntarle que sentía responde: “A mí miedo no me dio,
¿a mí porqué?, si bien saben que yo trabajaba con los niños en la guardería,
no estoy en sus cuentos ni en sus rollos. Si les debo algo que me digan a ver
que fue lo que hice, a ver en que puedo enmendar el error”.
Sin embargo, la situación se fue agravando con la muerte de varias personas,
en ese momento Lizbeth tomó la decisión de abandonar Aguachica, “recogí mis
muchachos y nos vinimos para Cúcuta”.
Con respecto al viaje afirma: “Allá teníamos casa y todas las cositas, acá
llegamos manicruzados, arrimados a una señora”.
Frankie estaba viviendo en una pieza, le ayudaba al dueño de la casa para
ganarse la comida porque no lo podían contratar. “Al otro día que llegue
conseguí trabajo en una casa del frente. También me puse a vender catálogos
de Yanbal y Lbel”. Explica Lizbeth.
Por esos días pasó una solicitud a Acción Social, esta entidad le ayudó con un
subsidio de mercado y arriendo, “me compré una estufa, una colchoneta y nos
cambiamos de habitación. Eso fue un problema para que me arrendaran”.
Una de las posibles opciones que tenían para arrendar era en la casa de una
señora evangélica que vivía cerca, pero una vecina le dijo: “no pierda el tiempo,
ella solo le arrienda a personas de la misma religión, no acepta que fumen ni
que tengan niños porque le dañan las matas. Esa señora es delicadísima”.
Luego de escuchar a la vecina, no quiso ni acercarse a esa casa porque
primero no tenían las mismas creencias religiosas. Segundo Frankie fumaba
mucho, “parecía una chimenea” y también estaban sus tres hijos.
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
A pesar de esto, la señora evangélica la busco un día y le dijo: “Dios me dio el
sentir que tenía que arrendarle la pieza a usted”. Casi al instante se trastearon,
“la gente se quedó sorprendida de que me arrendara” afirma refiriéndose a los
vecinos.
La señora se convirtió en un apoyo fundamental para Lizbeth, tanto que le
cuidaba sus hijos, cuando llegaba tarde los bañaba y les hacía comida, “ella
solo me decía que la acompañara a la iglesia”.
En una conversación que tuvieron posteriormente la señora le comentó lo
siguiente: “Frankie tiene la muerte encima, la demora es que usted se quite del
lado de él. La muerte lo está persiguiendo”. Ella le dijo a su esposo pero no le
prestaron mayor atención.
Por otra parte, luego de un segundo proceso de solicitud a Acción Social
Lizbeth fue favorecida con las ayudas para una casa, pero debía poner la mano
de obra, “me tocó quitar piedras, tirar pica y pala, batir mezcla y empezar a
construir con machimbre y láminas”, el proceso de construcción demoró dos
años.
“Yo trabajaba sin que Frankie supiera, un día lo abracé y le dije que iba a darle
una sorpresota grande, pero el fue muy seco, muy simple y no dijo nada”.
Frankie estaba pasando contrabando de Venezuela pero la Policía le decomiso
toda la mercancía en más de dos ocasiones. Para agravar la situación, el
dinero era prestado y tuvieron que responder por la inversión. Luego de esto
trabajó en una mina pero tampoco se sintió a gusto, “lo de el era la llantería y
resolvió irse”.
A los quince días de haber partido, como si el comentario de la señora
evangélica hubiese sido una advertencia, Frankie fue asesinado en San Pablo
Sur de Bolívar (las causas del homicidio nunca fueron establecidas).
Lizbeth terminó la construcción de su nuevo hogar en el barrio Valles del
Rodeo y ahora vive allá junto a sus tres hijos.
Frankie no alcanzó a conocer la casa.
42 La historia de Lizbeth
La Historia de Nuestras Mujeres
43 | P á g i n a
Primera Edición
2012
“EL QUE NO SABE ES COMO EL QUE NO VE”
“Al principio todo era de maravilla pero con la cuestión de los niños fue más
difícil, el no se quería salir de las naguas de la mamá”. Así comienza su relato
Flor María, haciendo alusión a la relación que mantuvo con su ex – esposo
Otoniel por casi veinte años.
Fotografía: Tatiana Lizcano
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
Flor se desempeñaba como vendedora de frutas y verduras en “la sexta”, a sus
quince años se fue a vivir con su pareja a la casa de la suegra, “Allá era
problema por todo, el que dijera que vivía feliz era un mentiroso”. La casa
contaba con dos habitaciones de material mientras los otros cuartos eran
construcciones de tabla, la vivienda era habitada por casi cuarenta personas,
“una cosa es contar y otra entrar y ver”.
Poco tiempo antes de quedar embarazada, el marido sufrió una tuberculosis
que lo mantuvo en cama, por lo que ella tuvo que hacerse cargo de la
obtención de recursos económicos y también de los cuidados que requería
Otoniel. Con respecto a esto afirma: “a las tres de la mañana lo dejaba donde
mi mamá, de ahí me iba a comprar el plante para dejarlo con dos compañeras
de la sexta que me ayudaban a vender y luego a trabajar en una casa de
familia. En la noche volvía a la sexta a cerrar el puesto y luego recogerlo a él
para irnos a la casa”.
Luego de varios meses en ese trajín, las compañeras dejaron de colaborarle
con la atención del puesto. Flor decidió llevar una de sus cuñadas al lugar de
trabajo, pero esto no fue una buena idea, “ella me robaba y fue para peleas. Me
volví un cauchito, trabaje seis meses hasta que él se recuperó”. En todo ese
tiempo Flor no recibió ayuda por parte de la familia de su esposo.
Cansada por el mal ambiente en la casa de su suegra le dijo a su esposo: “nos
vamos o me separo”, él no accedió y durante un año vivieron separados
teniendo contacto solo por los hijos. Durante ese tiempo se hospedó en la casa
de una amiga.
Sin embargo, al cumplirse el año Otoniel cedió y arrendaron un apartamento,
también abrieron una mini-tienda (a la que se trastearon poco tiempo después)
que les dio una estabilidad económica por cierto periodo, pero a pesar de esto
los inconvenientes continuaron, “después de que íbamos saliendo del abismo
volvimos a caer”.
“El problema del negocio era que le tenían desangraderos por todos lados”
comenta Flor, todos los días su pareja salía a visitar a la familia llevándole
44 El que no sabe es como el que no ve
La Historia de Nuestras Mujeres
45 | P á g i n a
Primera Edición
2012 mercado, “el decir de él era que la mamá lo necesitaba, pero uno de mujer no
es boba, tenía que haber otra razoncita para tanta visitadera”.
Un día cualquiera, apareció en la tienda una asesora comercial de un banco
diciendo lo siguiente: “busco a la señora Maribel Rojas, la novia del señor
Otoniel”, a lo cual Flor María respondió: “Que raro, porque la dueña de la tienda
soy yo y él es mi marido”, acto seguido la asesora replicó: “la verdad no se
señora, ellos hicieron una solicitud de préstamo al banco ¿lo echo para atrás
entonces?”, “si porque yo no voy a responder por eso” fue la respuesta final de
Flor.
Luego de esto, el negocio quebró finalmente debido a las deudas y a la
constante extracción de productos sin pagar por parte de Otoniel. Se trastearon
a la casa de un tío de Flor y allí vivieron cinco meses, con respecto a esto
menciona lo siguiente: “él se echó a morir, no trabajaba así yo le buscara
trabajo y no ayudó nada para darle algo a mi tío aunque fuera para los
servicios”.
La obtención de dinero para sostener el hogar pasó a ser responsabilidad única
y exclusiva de nuestra protagonista, que se desempeñaba en una casa de
familia como empleada doméstica y los fines de semana preparaba hayacas
para vender.
La venta quedaba a cargo del marido mientras ella trabajaba, sin embargo
cuando ella volvía no aparecían ni las hayacas ni las ganancias, “yo no sé, mire
a ver si contó mal esas hayacas” era la respuesta que obtenía siempre.
Asediada por las deudas tuvo que recurrir a préstamos para cancelar los
servicios y demás necesidades. Benjamín un vecino del sector y amigo de su
tío la ayudó con el dinero, ella le cancelaba cada fin de mes que recibía su
sueldo.
Mientras Flor luchaba por mantener el hogar y conseguir los recursos
económicos, Otoniel seguía tranquilo en la casa sin realizar mayor esfuerzo,
“cuando yo llegaba en la noche me recibía con un ¿qué trajo pa la comida?”.
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
Por otra parte, asistir a las capacitaciones de CRECER también era un
problema porque el marido no lo aprobaba y le recriminaba constantemente:
“eso es una perdedera de tiempo, le van a dañar la cabeza con tantas
mentiras” ó “esa mierda pa que, mera sinvergüencería para estar en la calle”.
Y fue precisamente en una jornada de capacitación en la que nuestra
protagonista se dio cuenta que su marido abusaba de ella y de su cuerpo. Flor
por el cansancio todas las noches después del trabajo tomaba una pastilla de
naproxeno y otra de tiamina acompañaba de café o coca-cola, esta
combinación la dejaba prácticamente dopada, ella lo hacía con el fin de
descansar.
Su marido esperaba que se quedara dormida para acceder a su cuerpo sin su
consentimiento y de forma abusiva, con respecto a esto Flor menciona lo
siguiente: “el que no sabe es como el que no ve y yo no sabía que eso era un
abuso, un delito”. “yo me daba cuenta porque al otro día amanecía toda sucia”
Las personas allegadas a ella también trataban de darle como el empujón final
que la hiciera reaccionar, “Mire, que hace perdiendo su vida con un hombre
que no la valora” le decía Benjamín, que se había convertido en su gran apoyo.
Debido a lo insoportable de la situación Flor decidió alejarse de Otoniel,
comenta lo siguiente: “lo saqué de la casa. Yo aguanté mucho fue por mis hijos
pero cuando vi que ellos entendían dije ya no mas”.
“Ahora que crecieron (los hijos) ya van sacando conclusiones y se dan cuenta
que el papá no es el santico que dice”, ríe ligeramente.
Finalmente se fueron a demanda por cuota de alimentos, estando en presencia
de la funcionaria del Bienestar Familiar Flor María mencionó los abusos a los
que había sido sometida, “yo debería cobrarle por todo el daño psicológico que
me hizo, el abuso de mi cuerpo, el me violaba”.
Al escuchar estas palabras la doctora quedó impactada y lo único que
pronunció mirando a Otoniel fue lo siguiente: “usted es mucho puerco, eso no
se le hace a alguien que uno ama”.
46 El que no sabe es como el que no ve
La Historia de Nuestras Mujeres
47 | P á g i n a
Primera Edición
2012
En este proceso se acordó que los niños vivirían con el papá y podrían visitar
de manera constante a Flor. Ella les da $120.000 mensuales por concepto de
alimentación.
Actualmente Flor María es una mujer empoderada que realiza réplicas de las
capacitaciones a las que ha asistido, ha perdido el miedo de hablar en público,
se siente feliz de poder ayudar a la sociedad y ha trabajado fortaleciendo a
mujeres de distintos sectores de la ciudad.
Estableció una relación formal con Benjamín y vive feliz a su lado.
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
UNA LIDERESA INVISIBILIZADA
Luz Marina fue víctima de desplazamiento forzado por parte de las
autodefensas, vivía en el corregimiento de La Gabarra con su esposo e hijas.
Allí se desempeñaba como docente en la escuela de la población.
Un hecho curioso que se presentó fue el abandono del pueblo por parte de la
Policía y el Ejército. Nueve meses antes de que comenzaran las incursiones
armadas las fuerzas del Estado desaparecieron misteriosamente, pretendían
hacerlo sin que nadie se diera cuenta y para esto salieron luego de media
noche. El pueblo nunca se explicó el por qué.
“Al otro día cuando fui a la escuela vi que estaban desarmando la base”, la
gente saqueó prácticamente la estación, “se llevaron todo, útiles de cocina y
todo lo que encontraron”.
Ya sin presencia de las fuerzas del Estado, La Gabarra quedó a merced de los
grupos ilegales. La ocupación del pueblo no se dio de manera instantánea ya
que el control de la zona siempre había sido de la guerrilla, y por esta razón, se
48 Una lideresa invisibilizada
Fotografía: Tatiana Lizcano
La Historia de Nuestras Mujeres
49 | P á g i n a
Primera Edición
2012
presentaron diversos enfrentamientos entre los dos bandos. Comenta lo
siguiente: “la guerrilla les hizo un atentado a los paras cuando iban en carros,
de ahí empezaron a avanzar a pie. Un poco retrocedían otro avanzaban”
Los combates se intensificaron y cada vez se acercaban más al casco urbano.
Finalmente los paramilitares lograron llegar al pueblo, Con respecto a esto
afirma: “entraron en camionetas, cortaron las redes telefónicas y la luz
eléctrica. Ellos escogieron lugares específicos para matar como hoteles y
bares”.
Esa noche realizaron la primera masacre y se fueron. “Se quedaron a las
afueras del pueblo y siguieron tomando el control de las demás veredas”. La
gente comenzó a rumorar que muchos de los soldados y del personal que
anteriormente estaban en la base del Ejército ahora hacían parte del grupo
ilegal.
Lo sucedido le causó a Luz Marina un gran impacto, sufrió una crisis nerviosa
que afectó su cerebro, los altos niveles de estrés también afectaron su corazón,
“me vine inmediatamente y no volví”, viajó con sus hijas con la excusa de que
tenía una cita médica porque en el camino se presentaban retenes ilegales.
“Llegamos a Cúcuta al abrigo de una cuñada, me ayudó con el arriendo y me
dio comida por tres meses”, su esposo que se había quedado en La Gabarra
no pudo aguantar tanta violencia y optó por reunirse con su familia.
Durante los cinco años siguientes Luz Marina trabajó en Sardinata, se dedicó a
las labores agrícolas en algunas fincas que la emplearon. Allí fue la líder
fundadora de ASOFUDSAR (Asociación Familias Unidas Desplazadas de
Sardinata)
Transcurrido este tiempo, comenzó a recibir un subsidio de vivienda otorgado
por Acción Social y decidió volver a Cúcuta. Asistiendo a las reuniones de un
diagnóstico participativo que se realizó durante el 2.008, fue integrándose a
CRECER.
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
Entre muchas inquietudes que se expresaban en las reuniones, ella propuso
que capacitaran a las madres cabeza de hogar en generación de ingresos,
“que las mujeres sean capaces de generar su propio sustento”. De esta
manera, se dio apertura al Diplomado en Administración de Negocios que
contó con el apoyo de ACNUR, CRECER y COMFANORTE.
Este fue el punto de inicio para otros talleres y capacitaciones en: manejo de
comunidades, autoestima, técnicas de comunicación, prevención de violencia,
entre otros.
Luz Marina se ha fortalecido como líder comunal y continúa trabajando con y
por las mujeres. Actualmente enseña a realizar manualidades con materiales
desechables, también cultiva hortalizas en su propio solar en recipientes de
gaseosa y mayonesa. Comenta lo siguiente: “Tenemos en mente enseñarles a
cultivar aromáticas, vamos a ver si somos capaces”.
“Con esto se ha despertado el amor por las plantas, ha causado expectativa”,
hasta un niño del sector comenzó a cultivar sus propios productos (tomate,
lechuga, cilantro) y ahora los vende a los vecinos.
También enseña la técnica para la elaboración diademas, cintillos para bebé,
pinzas para el cabello, flores en papel silueta y en foami, “solo cobramos el
costo de los materiales. La idea es que ellas se vuelvan productivas en sus
casas y se multiplique ese conocimiento”.
Por otra parte, ha participado en encuentros nacionales con lideresas
destacadas y pudo hacer propuestas para la ley de víctimas por medio del
PNUD, “unas cosas son tenidas en cuenta y otras no, pero poco a poco vamos
poniendo un granito de arena”
Participó en la conmemoración de los diez años de la Ley Orgánica sobre el
Derecho de las mujeres a una vida Libre de violencia realizado en el 2.010, en
el que asistieron lideresas destacadas de todo el mundo, “ellas vinieron a
contarnos sus experiencias, como hicieron para surgir y superar los obstáculos
que se le presentan a la mujer”.
50 Una lideresa invisibilizada
La Historia de Nuestras Mujeres
51 | P á g i n a
Primera Edición
2012 A pesar de todo, Luz Marina no ha podido librarse completamente de la
violencia pues ha recibido amenazas por la labor social que ejerce. Afirma lo
siguiente: “en 2.009 aumentaron las cifras de muerte de lideresas, para nadie
es un secreto que persiguen a los líderes comunitarios”.
Durante un tiempo realizaba grandes asambleas a las que asistían un alto
número de mujeres, “al terminar una reunión se me acercó un hombre
desconocido preguntándome ¿qué hacen?, ¿por qué mueven tantas mujeres?
para mí eso es muy sospechoso”.
Por su casa rondó varias veces un vehículo de vidrios ahumados que se
estacionaba justo en frente de la vivienda y en dos ocasiones lo hizo un
motorizado que preguntaba por ella con nombre y apellido, lo hacía sin quitarse
el casco y la moto no tenía placa.
Aunque las denuncias están en la Fiscalía, Luz Marina asegura que lo hace
solo como un simple formalismo, para sentar un precedente, “nosotras no
creemos en las autoridades pues no vemos protección efectiva”.
“Cuando las personas piden protección le dan las rondas policiales, eso
visibiliza más, es una forma de identificarlo más rápido, lo que hacen es
ponerlo a uno mas en riesgo” concluye.
Luz Marina optó por minimizar las actividades de liderazgo para bajar la
tensión, en vez de acudir a la protección del Estado prefiere lo que ella llama
“el auto-cuidado” que es mantener un perfil bajo y realizar de vez en cuando
pequeñas reuniones que no llamen mucho la atención.
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
“YO SUEÑO MUCHO CON ÉL”
“Las dos personas más importantes en mi desarrollo
como mujer defensora de Derechos Humanos y
lideresa son Wilfredo y Magali”.
“Mí esposo siempre fue de Tres Bocas, nos conocimos y me fui a vivir con él,
nos establecimos durante cinco años allá, el era pescador”.
52 “Yo sueño mucho con él”
Nombre: 3.152 mts Fotografía: Tatiana Lizcano
La Historia de Nuestras Mujeres
53 | P á g i n a
Primera Edición
2012 Para Deisy fue difícil adaptarse a la vida del campo, acostumbrada a la
dinámica de la ciudad debió adecuarse al nuevo estilo de vida rural, “viví todo
ese mundo como de necesidad, no habían baños y tocaba en el monte, la casa
era de tablas, me tocó dormir en el soberado (desván) porque el agua llegaba
casi a metro y medio”.
En época de lluvia todo el pueblo se inunda, así que deben trastearse al
segundo piso de la casa. En el soberado no tienen nada porque no les cabrían
las cosas cuando llega la hora del cambio, que por cierto deben hacer en un
tiempo record de media hora mientras suena una alarma.
A pesar de las incomodidades, Deisy vivía muy feliz con Gerson, su esposo.
Tres Bocas debe su nombre a que allí desembocan los ríos Sardinata, Nuevo
presidente y Tibú, la principal actividad económica es la pesca.
La situación del corregimiento ubicado en el municipio de Tibú era
potencialmente peligrosa aunque estable. Los grupos paramilitares habían
tomado el control de la zona, sin embargo, hasta ese momento no se habían
presentado actos violentos.
“Cuando yo llegué estaban muy escondidos, el comandante se llamaba
Monchín. Tiempo después se hicieron mas visibles y ya uno los veía tomando
trago con la Policía” comenta Deisy.
Sin embargo, la violencia tocó a la familia por primera vez con la muerte de su
suegro, “a él lo mataron en una arrocera del Zulia, lo único que supimos es que
iban por unos y mataron a otros”.
A la finca que era de su propiedad también llegaban a acampar en algunas
ocasiones la tropa de los paramilitares, comenta lo siguiente: “ellos llamaban al
dueño y le pedían permiso para quedarse, llevaban todo lo que necesitaban,
sal – gallinas – arroz, no nos pedían nada”. El problema era que la guerrilla
observaba quienes le colaboraban al bando contrario y viceversa.
Sin tener alternativa, debían colaborar a cualquiera de los dos grupos ilegales.
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
La violencia tocó a la familia por segunda vez con la desaparición de Gerson,
quién estuvo secuestrado cuarenta y dos días porque lo confundieron con otro
señor, “cuándo él no llegó en la noche, yo sabía que se lo habían llevado”.
Durante el cautiverio fue torturado y estuvo a punto de ser decapitado con una
motosierra, mantuvo su vida gracias a la intervención de la cocinera que habló
en el momento justo: “Ese no es, es el de al lado”, la otra persona no corrió con
la misma suerte.
Luego de esto, lo llevaron a bañarse a un rio junto a varios secuestrados más,
Monchín les dijo que los iban a dejar libres porque el Ejército estaba encima y
se iban a desplazar a otro lugar, “quédense aquí para que los encuentren”.
A pesar de la advertencia, Gerson no se quedó en el lugar por miedo a que las
tropas del Estado llegaran disparando o algo parecido. Caminó durante tres
días por las montañas con rumbo desconocido, con tan buena suerte que llegó
a Cúcuta, allí se pudo comunicar desde el terminal con Deisy que para ese
tiempo había vuelto a la capital Nortesantandereana, “fue un milagro que lo
hubieran soltado”.
El anhelado reencuentro se dio en un conocido negocio de comidas llamado
Doña Sara, “yo no lo conocí, estaba muy flaco y sin pelo”. Sin embargo, no le
tenía noticias muy alentadoras a su esposo.
En el tiempo que duró secuestrado, la condición de salud de la mamá de
Gerson fue disminuyendo hasta que falleció. Tristemente Deisy tuvo que recibir
a su esposo con semejante noticia.
Durante el cautiverio Gerson adquirió leishmaniasis, espolones y una fuerte
infección en la nariz que desarrolló cuando en algunas jornadas de tortura lo
sumergían en agua contaminada y lo obligaban a permanecer allí.
Mientras avanzaba el proceso de recuperación se instalaron en la casa de la
madrastra de su esposo en Villa del Rosario, pero algunos meses después,
decidieron retornar a Tres Bocas y rehacer su vida. Una decisión que no fue
muy acertada.
54 “Yo sueño mucho con él”
La Historia de Nuestras Mujeres
55 | P á g i n a
Primera Edición
2012
Por tercera y última vez la familia volvió a ser víctima de la violencia, y esta
vez, al igual que con su suegro, el desenlace fue fatal. Gerson salió a trabajar
como de costumbre pero no regresó a casa.
Siete días después de su desaparición Deisy pudo encontrar el cadáver de su
esposo en avanzado estado de descomposición, su búsqueda la llevó hasta
San Cristobal Venezuela, “Yo no fui capaz de verlo, la policía me mostró la
ropa y yo la reconocí”.
El cadáver se encontraba en el cementerio de esa ciudad, en una especie de
habitación a la que llegan los cuerpos de los N.N, un funcionario de una
funeraria que Deisy había contratado fue el encargado de sacarlo de la
habitación para traerlo de regreso a Cúcuta.
Al cuerpo le hacían falta partes de las manos y los pies, signos evidentes de
que había sido torturado.
Aunque Deisy reconoció la vestimenta, no está completamente segura de que
el cuerpo enterrado fuera el de su esposo, “yo sueño mucho con él, me dice
que porqué me casé. Yo siento que un día va llegar a la casa y me va a pedir
explicación”.
Tanto es así, que un día recibió una llamada de su hija: “mamá llegó Gerson”,
Deisy pegó el grito en el cielo “¿QUÉ?”, a lo que su hija respondió: “ay mamá
que le pasa, Gerson el de los patios”.
Deisy comenta que así ella haya rehecho su vida nada va a ser igual, “a mí me
duele muchísimo, así tenga otro esposo nunca va haber otro igual a él”.
Ella volvió a la casa de su mamá y por el apoyo de una amiga ingresó al
programa de Acción Social en el que le reconocían un subsidio por lo sucedido,
aunque tuvo que luchar bastante para conseguirlo ya que no le querían valer el
acta de defunción porque el levantamiento del cadáver lo realizaron
autoridades venezolanas.
Pr
ime
ra
Ed
ic
ió
n 2
01
2
Finalmente pudo acceder a ese auxilio y también ingresó a CRECER con la
colaboración de Wilfredo Cañizares, funcionario de la ONG Progresar.
En la actualidad Deisy participa en distintos espacios como la representante de
la población desplazada de Villa del Rosario ante el Consejo Territorial de
Planeación. Su función es hacer conceptos y recomendaciones para incluir en
el plan de desarrollo municipal y verificar que se cumpla con el enfoque
diferencial entre la población desplazada y las demás poblaciones.
56 “Yo sueño mucho con él”
Top Related