La importancia de DISPONIBLE EN PDF leer, el valor de educar · de lectores desde la primera...

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Mariano Jabonero Blanco Director de Educación de la Fundación Santillana La importancia de leer, el valor de educar S ería difícil encontrar una frase que pudiera describir con mayor preci- sión la importancia de la lectura: leer educa y, gracias a ello, desarrolla la per- sonalidad y ayuda a construir el carácter. Porque la lectura transciende cualquier valor instrumental, como se concluyó en el Congreso Internacional sobre formación de lectores desde la primera infancia, que organizó tiempo atrás la Fundación San- tillana en Bogotá, debemos considerar que su aprendizaje y uso van más allá de la simple decodificación alfabética, puesto que es el recurso necesario para operar con símbolos, para encontrarnos con los que están lejos y cerca; para pensar, organizar y planear; para saber lo que sentimos y aprender en igualdad de condiciones du- rante el resto de la vida; para saber quiénes somos, quiénes son los otros, para inventar historias, en fin, para crear y cambiar el mundo. Porque leer, además de ser una actividad íntima que conduce a la satisfacción y enri- quecimiento personal, hace posible, en pa- labras del gran pedagogo brasileño Paulo Freire, poder entender el mundo, interpre- tar la realidad y, gracias a ello, contribuir a su transformación y cambio. En un artículo que el lector encontrará en el presente número de Ruta Maestra, el renombrado escritor y académico, Arturo Pérez Reverte considera a la lectura como factor educativo y como trampolín de vida e inteligencia, y ensalza a los que califica como hombres buenos, es decir, los pro- fesores y los maestros: esas personas que, con libros y lecturas, pueden hacer a los ciudadanos más cultos y, en consecuencia, más libres. A continuación, el creador del capitán Alatriste, nos dice que “… para esos hombres y mujeres buenos, para esos maestros, la mejor herramienta, el mejor argumento, es un libro. Un libro que sepa, gracias a ellos, captar la atención del niño, fascinar al joven, forjar al adulto”. El valor de la educación está directamente asociado con una expectativa vital mejor. Como han puesto de manifiesto recientes estudios de la OCDE, las grandes ventajas que produce una mejor educación en las personas no son solamente económicas, sino también de tipo social. Estudios que, a su vez, demuestran que el desarrollo de la competencia lectora en los estudiantes es el predictor más fiable para prever su éxito escolar y bienestar en la edad adul- ta, más que la simple acumulación de años de escolaridad. Lo que acabamos de exponer no son meras declaraciones de principios, son evidencias que también se reflejan en la evaluación externa estandarizada de competencias de estudiantes con mayor reconocimien- to, el famoso Informe PISA, en el cual se define la competencia lectora como: “La capacidad para comprender, utilizar textos escritos, reflexionar sobre ellos e implicarse con ellos para alcanzar los propios objetivos, desarrollar el propio conocimiento y poten- ciarlo y para participar en la sociedad”. Un enfoque orientado a leer para aprender más que aprender a leer, que reivindica la interpretación y reflexión a partir del texto y que invita a servirnos de la lectura para lograr objetivos vitales. Aun cuando la enseñanza de la lectura y la literatura ha sido abordada de una ma- nera explícita o implícita en numerosas ocasiones en Ruta Maestra, hemos con- siderado necesario dedicarle una edición en exclusiva y hacerlo con el tratamiento y relieve que este tema requiere: por su importancia vital y educativa, como ya se ha expuesto, por considerarlo muy perti- nente en momentos en los que se han pro- ducido notables cambios tecnológicos, así como en los hábitos comunicativos, que inciden muy directamente en el aprendi- zaje y uso de la lectura y también por la enorme dimensión global que ha alcanza- do el español, la lengua común en la que leemos, escribimos y aprendemos más de 500 millones de personas. Los educadores somos conscientes de que leer y escribir bien abre la gran ventana que da acceso al conocimiento, al desarrollo de la personalidad y a la socialización de nuestros estudiantes; así como que un buen nivel de competencia lectora es de las pocas cosas que realmente pueden hacer cambiar la vida de las personas y ofrecer muchas y más variadas oportunidades para todos. Como ejemplo de ello, podemos recordar lo que dice el premio Nobel iberoamerica- no Mario Vargas Llosa cuando afirma que lo más importante que le pasó en la vida fue aprender a leer y escribir, afirmación a la que añade una hermosa evocación: “… recuerdo con nitidez como esa magia de traducir palabras de los libros en imágenes, enriqueció mi vida, rompiendo las barreras del tiempo y del espacio; la lectura conver- tiría el sueño en vida y la vida en sueño, y ponía al alcance del pedacito de hombre que era yo, el universo de la literatura”. En conclusión, para lograr la mejora de la educación y conseguir el desarrollo inte- gral de nuestros estudiantes, convirtamos a nuestras escuelas en activas comunida- des de lectores. DISPONIBLE EN PDF santillana.com.co/rutamaestra/ edicion-14/editorial-soy-lo-que- leo EDITORIAL “Uno no es por lo que escribe, sino por lo que ha leído”. Jorge Luis Borges. 1 Ruta maestra Ed.14

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Mariano Jabonero BlancoDirector de Educación de la Fundación Santillana

La importancia de leer, el valor de educar

Sería difícil encontrar una frase que pudiera describir con mayor preci-sión la importancia de la lectura: leer

educa y, gracias a ello, desarrolla la per-sonalidad y ayuda a construir el carácter.

Porque la lectura transciende cualquier valor instrumental, como se concluyó en el Congreso Internacional sobre formación de lectores desde la primera infancia, que organizó tiempo atrás la Fundación San-tillana en Bogotá, debemos considerar que su aprendizaje y uso van más allá de la simple decodificación alfabética, puesto que es el recurso necesario para operar con símbolos, para encontrarnos con los que están lejos y cerca; para pensar, organizar y planear; para saber lo que sentimos y aprender en igualdad de condiciones du-rante el resto de la vida; para saber quiénes somos, quiénes son los otros, para inventar historias, en fin, para crear y cambiar el mundo.

Porque leer, además de ser una actividad íntima que conduce a la satisfacción y enri-quecimiento personal, hace posible, en pa-labras del gran pedagogo brasileño Paulo Freire, poder entender el mundo, interpre-tar la realidad y, gracias a ello, contribuir a su transformación y cambio.

En un artículo que el lector encontrará en el presente número de Ruta Maestra, el renombrado escritor y académico, Arturo Pérez Reverte considera a la lectura como factor educativo y como trampolín de vida e inteligencia, y ensalza a los que califica como hombres buenos, es decir, los pro-fesores y los maestros: esas personas que, con libros y lecturas, pueden hacer a los ciudadanos más cultos y, en consecuencia, más libres. A continuación, el creador del

capitán Alatriste, nos dice que “… para esos hombres y mujeres buenos, para esos maestros, la mejor herramienta, el mejor argumento, es un libro. Un libro que sepa, gracias a ellos, captar la atención del niño, fascinar al joven, forjar al adulto”.

El valor de la educación está directamente asociado con una expectativa vital mejor. Como han puesto de manifiesto recientes estudios de la OCDE, las grandes ventajas que produce una mejor educación en las personas no son solamente económicas, sino también de tipo social. Estudios que, a su vez, demuestran que el desarrollo de la competencia lectora en los estudiantes es el predictor más fiable para prever su éxito escolar y bienestar en la edad adul-ta, más que la simple acumulación de años de escolaridad.

Lo que acabamos de exponer no son meras declaraciones de principios, son evidencias que también se reflejan en la evaluación externa estandarizada de competencias de estudiantes con mayor reconocimien-to, el famoso Informe PISA, en el cual se define la competencia lectora como: “La capacidad para comprender, utilizar textos escritos, reflexionar sobre ellos e implicarse con ellos para alcanzar los propios objetivos, desarrollar el propio conocimiento y poten-ciarlo y para participar en la sociedad”. Un enfoque orientado a leer para aprender más que aprender a leer, que reivindica la interpretación y reflexión a partir del texto y que invita a servirnos de la lectura para lograr objetivos vitales.

Aun cuando la enseñanza de la lectura y la literatura ha sido abordada de una ma-nera explícita o implícita en numerosas ocasiones en Ruta Maestra, hemos con-

siderado necesario dedicarle una edición en exclusiva y hacerlo con el tratamiento y relieve que este tema requiere: por su importancia vital y educativa, como ya se ha expuesto, por considerarlo muy perti-nente en momentos en los que se han pro-ducido notables cambios tecnológicos, así como en los hábitos comunicativos, que inciden muy directamente en el aprendi-zaje y uso de la lectura y también por la enorme dimensión global que ha alcanza-do el español, la lengua común en la que leemos, escribimos y aprendemos más de 500 millones de personas.

Los educadores somos conscientes de que leer y escribir bien abre la gran ventana que da acceso al conocimiento, al desarrollo de la personalidad y a la socialización de nuestros estudiantes; así como que un buen nivel de competencia lectora es de las pocas cosas que realmente pueden hacer cambiar la vida de las personas y ofrecer muchas y más variadas oportunidades para todos. Como ejemplo de ello, podemos recordar lo que dice el premio Nobel iberoamerica-no Mario Vargas Llosa cuando afirma que lo más importante que le pasó en la vida fue aprender a leer y escribir, afirmación a la que añade una hermosa evocación: “… recuerdo con nitidez como esa magia de traducir palabras de los libros en imágenes, enriqueció mi vida, rompiendo las barreras del tiempo y del espacio; la lectura conver-tiría el sueño en vida y la vida en sueño, y ponía al alcance del pedacito de hombre que era yo, el universo de la literatura”.

En conclusión, para lograr la mejora de la educación y conseguir el desarrollo inte-gral de nuestros estudiantes, convirtamos a nuestras escuelas en activas comunida-des de lectores.

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EDITORIAL

“Uno no es por lo que escribe, sino por lo que ha leído”. Jorge Luis Borges.

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