La meta más importante de este curso práctico, está en que cada uno de nosotros se convierta en un devoto de la Divina Madre Kundalini y sostenga esa devoción para toda la vida. Para convertirnos en devotos de alguna entidad divinal o parte de nuestro Ser, lo primero que tenemos que hacer es relacionarnos con esa fuerza. El puente natural para relacionarnos con la Divinidad y con los Maestros, está en la oración esotérica, o sea, en la oración bien hecha, en la oración con Recuerdo de Sí. Mientras se teje poco a poco, con la práctica, el telar de la devoción, crece y se amplía la emoción superior enriqueciendo nuestra percepción de su naturaleza. Mientras más se descubre la naturaleza de la Madre Divina (lo que no puede ser escrito en un libro sino sólo experimentarse en primera persona), crece en nosotros la admiración, la confianza, el amor, el éxtasis contemplativo y el anhelo espiritual. ¡La devoción es como un fuego viviente! Mientras más fuego exista en nuestras oraciones, más fuerte será la devoción y más estrecha la reciprocidad entre la Madre Divina y nosotros. La trascendencia de esta práctica o culto perpetuo de oración a la Divina Madre, sostenida durante toda la vida de forma diaria, es convertirnos en sus discípulos y recibir la guía directa que sólo ella puede ofrecernos, tomándonos de la mano para guiarnos, desde las tinieblas interiores del “no-ser”, hacia la Luz del “Ser”, ayudándonos espiritualmente y

disolviendo nuestros enemigos interiores, los egos que nos amargan, y que son la causa de todos nuestros fracasos. En la casa de cada aspirante y devoto de la senda, sería provechoso tener una pequeña virgencita, ya sea en la forma de estatua, o una imagen en un cuadro, de cualquier cultura que a nosotros nos inspire, por ejemplo, como Diana, Isis, Lakshmi, Juno, o simplemente como una Virgen Cristiana de las muchas que se encuentran en el Sur de España, por ejemplo. El punto es adorar a Dios Madre, recordarla, ponerle alguna flor de vez en cuando, encenderle alguna vela, arrodillarnos en torno a esa imagen y relacionarnos místicamente con esa parte del Ser, en nuestras profundidades, tenerla presente siempre en todo. Si nos acostumbramos al culto a Dios Madre, nos ligamos de una forma más simple a ella, y luego, en nuestros sueños, ésta práctica termina por repercutir y uno de verdad se encuentra frente a frente con su Madre. Entonces le podemos hablar, y ella nos puede responder y guiar. Humildemente, hacemos el llamado a todos los interesados en el mundo del Ser, de tornarnos más espirituales y rendir culto a nuestra Madre Divina Kundalini, como se realizase en las grandes culturas del pasado. ¡Es tiempo de que nosotros, como aspirantes a este Camino, de verdad comprendamos quién es nuestra Madre Divina Kundalini! A través del servicio místico, del culto, podemos ayudarnos mucho a lograrlo. Nuestra Madre Divina nos ama de una forma imposible de concebir, más allá de lo lógico, más allá de lo creíble… ¡Si pudiéramos descubrir, en conciencia, cuánto nos ama nuestro Ser, quedaríamos estupefactos y

conmovidos al mismo tiempo! Y si así sucediera, nuestro camino recibiría un gran estímulo. Para dar testimonio fehaciente de esta agridulce realidad (agridulce porque el amor de Dios es maravilloso, pero nuestro estado de sueño muy triste), acotamos a continuación la experiencia que un estudiante de Gnosis tuvo con su Madre Kundalini, cuando quedándose dormido después de orarle recibe la siguiente extraordinaria experiencia, la cual leemos a continuación: Orando a la Madre Divina para que me ayudara, me dormí, y me encontré en una calle esperando un autobús. Llegó el autobús que esperaba, subí y me senté casi al fondo. El autobús estaba lleno, excepto por el asiendo que estaba justo a mi lado que era el único vacío. Esas muchas personas allí sentadas representaban a mis egos, no eran gentes elegantes o finas, sino desagradables, mal vestidas, densas, y sentí que hubiera sido bueno que no existieran.

Antes de iniciar su marcha, subió al autobús una dama muy refinada, bellísima, alta, su pelo era rubio-dorado y maravillosamente abundante, estaba muy bien ataviada y limpia, se comportaba como alguien de un gran nivel de Ser y sumamente casta.

Cuando subió y caminó por el pasillo, noté que se sentía bastante incómoda de tener que caminar entre tantas gente groseras, y como no había más sitio, hizo el esfuerzo de pasar ente todos y se sentó a mi lado, en el único asiento disponible que quedaba, guiada por el auxiliar que la trajo hasta el asiento y luego se fue. Yo estaba sentado del lado de la ventanilla, y ella quedó sentada en el pasillo, su vibración personal era muy agradable y especial.

Partió el autobús, y llegamos a un sitio donde todos teníamos que bajar, en una frontera. Yo trabajaba en esa frontera como agente

aduanero, era una mezcla de policía y aduanero al mismo tiempo. Mi trabajo era mirar qué traían los pasajeros y revisar sus pasaportes (símbolo de la auto-observación). Todos bajamos del autobús, y comencé a revisar pasaportes y pertenencias a los pasajeros.

Llegó el momento de revisar el pasaporte de esta mujer tan especial que viajaba como uno más. Cuando me dio su pasaporte, muchos de estos elementos indeseables querían tener acceso al pasaporte para mirarlo porque eran curiosos de todo lo que pasaba, eran muy mal comportados. Los reté, y con la autoridad de policía aduanero, les dirigí a la fila otra vez, y escondí el pasaporte poniéndolo en uno de mis bolsillos a la altura del corazón.

Al rato, para que la dama se sintiera más cómoda, la saqué de allí y le pedí me siguiera. Nos retiramos un poco más lejos de la muchedumbre a un lugar tranquilo, saliendo hacia un patio trasero, afuera, donde esas gentes no podían entrar. Estando allí, le pregunté qué porqué era así, tan especial, que quién era realmente, y ella me dijo muy suavemente, con timidez y una voz muy bonita, “soy tu Madre Divina”.

Al decirme ella eso, me comenzó a llegar mucha conciencia y me desperté bastante, comprendiendo que ella me estaba dando esa conciencia para recibir su enseñanza.

Muy atento y en shock, le digo: “¿Quién has dicho que eres?”, y me repite lo mismo pero con voz clara y más fuerte: “Soy tu Madre Divina”. Entonces me arrodillé frente a ella en reverencia, hasta tocar con mi cabeza el suelo, y mi corazón se inflamó de amor.

¡Comprendí que estaba ante una gran oportunidad!

Me levanté, y caminando en adoración, comprendiendo muy bien de quién estaba acompañado, después de un rato de caminar juntos en silencio, le dije: “¿Cómo estás tú, cómo te sientes?” A lo que ella

me respondió haciendo gestos que mostraban que no estaba muy bien, y con lágrimas en los ojos me dijo que estaba pasando por momentos bastante difíciles, dolorosos (representando los procesos de crecimiento interior que estoy pasando ahora, en estos momentos de mi vida, y que son muy difíciles).

Entonces le pregunté: “¿Qué te hace falta para ser feliz Madre?” Y ella me responde textualmente: “Mi felicidad es que tú progreses espiritualmente”. Eso me impactó enormemente, entonces le digo: “¿Me estás diciendo que tú dependes de que yo progrese espiritualmente para tú ser feliz?”. Entonces me responde: “Siiiiii”, con un sonido alargado muy mágico prolongando la letra “I”, y a la vez, tímido, apenas audible, que implicaba que a ella le daba un poco como de vergüenza y pena admitir que dependía de mí para ser feliz, porque siendo yo una pobre criatura miserable y dormida, sin embargo, ella como parte de mi Ser, depende de mí para ser feliz… ¡Esto me resultó enormemente chocante!

Como me sorprendió tanto, entonces le volví a preguntar, como para certificar la respuesta porque me parecía increíble, le dije: “Madre, ¿me has dicho que sí?”, y ella respondió entonces, por segunda vez, pero con voz fuerte y clara: “Si”.

Desgraciadamente, en este punto de la experiencia me di cuenta de que en cualquier momento me volvería al cuerpo físico porque estaba escuchando a varios perros que cerca de mi casa ladraban demasiado alto, y me estaban a punto de despertar. Aunque tenía preguntas importantes que le quería hacer, no pude hacerlas y me desperté al físico.

¡Estoy conmovido por el amor que la Madre Divina me tiene, al punto de que ella no puede ser feliz si yo no soy feliz! Comprendí que esta es una verdad para todos igual, que las Madres Divinas de todas las personas sienten igual, no son felices si sus hijos no avanzan firmemente en este camino.

¡Esta experiencia me ha cambiado la vida!

Hasta aquí la experiencia de este amigo, a quien agradecemos la gentileza de permitirnos publicarla. Si Dios Madre así nos ama, con tan grande devoción, si tan preciosos somos para nuestro Ser como esencias, y esto, a pesar de tener tanto ego, maldad y Karma sobre nuestras espaldas, podemos colegir que el amor de Dios es muy grande. ¡La belleza, amor e inmensa bondad de la Madre, no pueden pasar inadvertidas para nosotros! ¡No debieran pasar inadvertidas! De todas las partes del Ser, que son muchas, podemos comprender que ella, la Madre Divina Kundalini, es la más cercana, la más humana de todas, la que más se nos puede acercar sin nosotros haber logrado nada ni tener ningún mérito. Siendo una parte tan elevada y grande del Ser desdoblado de todo ser humano, sin embargo, se toma la molestia de venir a instruir a sus hijos aquí, donde el barro de la vida existe. Porque, ¿quiénes son sus hijos, sino personas comunes y corrientes, sin mérito alguno, gentes dormidas y miserables en cuyos corazones sólo hay tinieblas, y apenas una pequeña chispa con la cual ella intenta comunicarse? ¿Cuál es el mérito para que la Madre Divina nos hable? Podríamos decir que, el de tener anhelos espirituales, pero hasta los anhelos espirituales los pone el Ser, son un regalo, no la propia creación meritoria. Pero que su amor tan grande no sirva para entristecernos y abandonarnos a sí mismos en el derrotismo, esa no es la idea. ¡Que sirva para sentirnos

amados, porque sentirnos amados del Ser es parte natural a las verdades internas de toda esencia! Es decir, saberse amado por nuestro Ser es una de las grandes verdades del equilibrio interior. ¡Sí, Dios nos ama muchísimo, más allá de nuestra comprensión y más allá de la lógica! Esta realidad ha de llenarnos de fuerza para luchar por el despertar, porque con ella recibimos un gran impulso de regeneración: ¡El llamado ineludible de ser mejores! Recordémoslo queridos hermanos: “Nuestra Madre Divina no es feliz, si nosotros no lo somos”. ¡Es tiempo de espiritualizarnos, es tiempo de hacernos más profundos, más místicos, y buscar una ligazón eterna con nuestra Bendita Madre! ¡Adentrémonos por el camino de la oración, a su encuentro, ella nos está esperando con sus brazos abiertos! Cerremos esta sección con una oración bellísima a Dios Madre que nos trae el gran Maestro Dante Alighieri, y que textualmente dice: "Virgen Madre, Hija de tu Hijo, la más humilde a la par que la más alta de todas las criaturas, término fijo de la Voluntad Eterna, tú eres la que has ennoblecido de tal suerte la humana naturaleza, que su Hacedor no se desdeñó de convertirse en su propia obra".

"En tu seno se inflamó el amor, cuyo calor ha hecho germinar esta flor en la Paz Eterna".

"Eres aquí, para nosotros, meridiano Sol de Caridad, y abajo, para los mortales, vivo manantial de esperanza".

"Eres tan grande, Señora, y tanto vales, que todo el que desea alcanzar alguna Gracia y no recurre a ti, quiere que su deseo vuele sin alas".

"Tu benignidad no sólo socorre al que te implora, sino que muchas veces también se anticipa espontáneamente a la súplica. En ti se reúnen la misericordia, la piedad, la magnificencia, y todo cuanto bueno existe en la criatura."

"Este, pues, que desde la más profunda laguna del universo, hasta aquí ha visto una a una todas las existencias espirituales, te suplica le concedas la gracia de adquirir tal virtud, que pueda elevarse con los ojos hasta la salud suprema".

"Y yo, que nunca he deseado ver más de lo que deseo que él vea, te dirijo todos mis ruegos, y te suplico que no sean vanos, a fin de que disipes con los tuyos todas las nieblas procedentes de su condición mortal, de suerte que pueda contemplar abiertamente el sumo placer".

"Te ruego además, ¡Oh Reina, que puedes cuanto quieres!, que conserves puros sus afectos después de tanto ver; que tu custodia triunfe de los impulsos de las pasiones humanas".

Hoy entramos en la segunda semana de oración y meditación en el Padre Nuestro. La punzada deliciosa del Espíritu estará ya hincando tu corazón, y estarás comenzando a sentir ese magnetismo extático que se comienza a concentrar en tu corazón. ¡Adelante, vamos a orar con todo el corazón el Padre Nuestro, durante esta siguiente semana! Si aún tienes alguna duda sobre cómo hacer esta práctica, o quieres profundizar en ella, por favor, escucha la parte final del audio Nº 9. ¡Adelante, a perseverar en nuestro encuentro con el Ser! ¡Dios nos ama! ¡Hagamos de la oración, una forma de vida!