La posibilidad de una isla

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70 BACANAL AGOSTO 2012 VIAJERO POCOS DESTINOS TIENEN LA IMPRONTA AVENTURERA Y COSMOPOLITA QUE SU SOLO NOMBRE EVOCA: CAPRI. UNA ISLA QUE SUPO HACER SOÑAR DESDE HOMERO A NERUDA Y FUE RESIDENCIA EN LA TIERRA TANTO DE EMPERADORES COMO POETAS. TEXTO Y FOTOS: FABIAN DORADO C ómo lo disfrutó Niza cuando Hervé Vilard cantaba aquello de Capri c’est fini! Claro que el francés hablaba del amor que lo había abandonado en esa isla de cabras y los otros celebraban la caída de Capri como receptáculo de cuanta estrella pululara por el Mediterráneo a mediados de los 60. Nacida para hacer soñar, esta mag- nifica isla enfrentada a Nápoles y Sorrento lo tuvo (y lo tiene) todo: una prosapia de enclave con microclima propio, la runfla de una bohemia tan arty como regia y hasta la roca en que las mismas sirenas medraban con sus voces encantadoras. Su propia fisonomía a la que le debe el nombre (literalmente la isla de las cabras), fue una de la razones para que en tiempos de Tiberio se erigiera como centro del Imperio Romano, tan pronto el César se cansó de una serie de intentos de asesinato con parientes LA POSIBILIDAD

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Capri, la tierra que enamoró a Homero y Neruda

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viajero

POCOS DESTINOS TIENEN LA IMPRONTA AVENTURERA Y COSMOPOLITA QUE SU SOLO NOMBRE EVOCA: CAPRI. UNA ISLA QUE SUPO HACER SOÑAR DESDE HOMERO A NERUDA Y FUE RESIDENCIA EN LA TIERRA TANTO DE EMPERADORES COMO POETAS.

texto y fotos: Fabian DoraDo

Cómo lo disfrutó Niza cuando Hervé Vilard cantaba aquello de Capri c’est

fini! Claro que el francés hablaba del amor que lo había abandonado en esa isla de cabras y los otros celebraban la caída de Capri como receptáculo de cuanta estrella pululara por el Mediterráneo a mediados de los 60. Nacida para hacer soñar, esta mag-nifica isla enfrentada a Nápoles y Sorrento lo tuvo (y lo tiene) todo: una prosapia de enclave con microclima propio, la runfla de una bohemia tan arty como regia y hasta la roca en que las mismas sirenas medraban con sus voces encantadoras.

Su propia fisonomía a la que le debe el nombre (literalmente la isla de las cabras), fue una de la razones para que en tiempos de Tiberio se erigiera como centro del Imperio Romano, tan pronto el César se cansó de una serie de intentos de asesinato con parientes

LA POSIBILIDAD

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surtidos, digno de un especial de Los Soprano escrito por Eurípides. Claro que, quizás ins-pirado por el paisaje, Tiberio decidió dar rienda suelta a su interés por hacer cumplir la ley de gravedad en los enemigos que se hacía traer para arrojarlos desde el que luego sería conocido justamente como Salto de Tiberio. Cuenta Tesio, que hubo un famo-so adivino que se había ganado la mala hiel del emperador y al que éste invitó al sitio en cuestión para preguntarle: “Y ahora…¿qué me podrías decir que ves sobre tu destino?” Hombre de buenos reflejos se cuenta que el nigromante le respondió: “Veo cómo acecha un peligro inminente”. No se puede negar que Tiberio apreciaba el ingenio (o tenía muy buen humor) y el dicho mago se salvó de aprender a volar por las malas. Claro que, como suele pasar con toda leyenda, no faltó el francés que saliera a tratar de desarmarla

Capri ha sabido ser atraCtiva tanto para quienes asolaron sus Costas Como para los que la tomaron Como sitio de residenCia Con la esperanza de revivir aquella utopia de la dolCe vita.

mediante el sencillo experimento de arrojar una piedra desde el sitio y no conseguir que cayera directamente al mar. En todo caso, el ingenuo galo no quiso tomar en cuenta que la dichosa piedra quedaba reducida a polvo a lo largo de los 300 metros de precipicio

(aunque sin la mítica caída libre) hasta dar contra el Mar Tirreno.

Pero más allá de un anecdotario surti-do, Capri ha sabido ser atractiva para un variopinto arco de individuos que pasaron de asolarla en las luchas por el predomino del Mediterráneo, a tomarla como lugar de residencia e inspiración a lo largo de toda su historia. Por eso se siente, apenas arribar a la Marina Grande, esa suspensión de las leyes que suelen regir el espacio y el tiempo y que parece predisponer al visitante para lo inesperado.

de emperadores, dictadores y poetasDesde la Marina Grande uno ya se anoti-cia de que están las vías para los autos y las vías para la gente. Pero que la tan urbana invención de la acera jamás prosperó por estos lares. Y claro, siendo una isla cortada a

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plomo sobre el mar, aquí el llano no alcanza y todo queda totalmente cuesta arriba. O cuesta abajo. Básicamente la isla sólo posee dos centros poblados: Capri y Anacapri que, como su nombre lo indica, es el pueblo que está por encima de la primera. También la impronta de ambos puntos es bien distin-ta. Mientras que Capri es el sitio donde se encuentran los hoteles cosmopolitas y las grandes tiendas con lo mejor del lujo italiano y comunitario, Anacapri es más tranquila, concentrando muchas de las más destacadas construcciones de su vastísima historia.

A partir de cualquiera de estos dos epi-centros, se van desparramando sobre sus escarpados contornos las más diversas mues-tras arquitectónicas. Está el Palazzo a Mare,

una de las primeras residencias de Tiberio, la Vía Krupp, un camino de cornisa tan bella-mente integrado a la montaña que recorre que ha sido considerado por arquitectos de todo el mundo como el epítome de la combi-nación entre lo útil y lo hermoso, o una casa que ahora se convirtió en hotel de híper lujo diseñada por Le Corbusier. Otro ejemplo de arquitectura notoria y una muestra del inge-nio que acaba salvando instancias de vida o muerte mediante retruécanos más o menos ingeniosos, es el de la casa que Adalberto Libera proyectara para Curzio Malaparte. De notoria afinidad con el fascismo, el escri-tor fue virtual protegido del propio Duce, soldado en los frentes en que su pendular relación lo fue depositando y diplomático

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de su gobierno. Bien que Malaparte acabó siendo tanto cómplice como víctima del régimen (que solía encarcelarlo con regu-laridad merced a su costumbre de desacatar la verticalidad que tanto amaba Mussolini), esa cercanía fue duramente cuestionada por el gobierno italiano de posguerra, de marca-da simpatía por el comunismo liso y llano. Y lo que a otros les costó el exilio o la vida, a Malaparte se le perdonó todo siempre y cuando aceptara pintar su villa totalmente de rojo y hacer un par de arreglos para que su techo representara el perfil de una hoz y un martillo.

la dolce vitaY si bien está claro que Capri está presa de

su propio atractivo y tan pronto comienzan a llegar los ferrys para tours de una sola jor-nada, el centro de su hermosa Piazzeta se convierte en una romería, bien vale la pena tratar de ir más allá e intentar pasar aunque más nos sea una noche allí. La cuestión es disfrutar sus calles después de las cinco de la tarde, cuando empiezan a partir los últi-mos jubilados y los turistas profesionales. Y las primeras horas de la mañana, cuando Capri despierta a sus más simples oficios y allá van barqueros y pescadores por las mis-mas calles por las que, apenas unas horas después, hombres y mujeres ornados con lo mejor de la moda del mundo occiden-tal se dirigían a abrir las tiendas de Prada o Salvatore Ferragamo.

Datos utiles

Como llegarLo ideal es ir primero a Nápoles, donde se encuentra el Muelle Beverello, principal escala marítima en cuanto a conexiones de las islas del golfo. Desde allí realizan recorridos por Capri las compañías Caremar (líneas rápidas y ferry), SNAV (líneas rápidas) y Navigazione Libera del Golfo (líneas rápidas). Desde Sorrento se puede llegar a la isla usando las conexiones marítimas (hydrofoil y ferry) efectuadas por las compañías Caremar (ferry), y Consorzio Linee Marittime Partenopee (hydrofoil y ferry) saliendo desde Marina Piccola.

DonDe DormirHotel La Minerva: pequeño hotel boutique repleto de encanto y tranquilidad. Via Occhio Marino, 8, 80073 Capri. www.laminervacapri.com

Grand Hotel Quisisana: lujo entendido al mejor estilo italiano. Via Camerelle 2, 80073 Capri. www.quisisana.com

Hotel Bussola: buenos precios en el ambiente más relajado de Anacapri. Via Traversa la Vigna, 80071 Anacapri. www.bussolahermes.com

Punta Tragara: la mejor vista cinco estrellas al mar. Via Tragara, 57, 80073 Capri.www.hoteltragara.com

Hotel La Tosca: comodidades básicas, buen desayuno y el mejor precio de Capri. Via Dalmazio Birago 5, 80073 Capri.

informaCion turistiCaAzienda Autonoma di Cura Soggiorno e Turismo dell’Isola di Capri.www.capritourism.com

En este punto sólo se puede optar entre lo más o menos caro y lo faraónico. Aquí los mochileros brillan por su ausencia. Se puede encontrar alguna pequeña villa con bed and breakfast con sus cuidados e ínti-mos jardines en Anacapri o alojarse como cualquier personaje de la Dolce Vita en el epicéntrico Hotel Quisisana, un ex hospital de tres siglos atrás, cuyas habitaciones dan a una vista completamente extraterrena del Farallón. Y desde allí salir a caminar por sus callecitas que tienen, claro que sí, ese no se qué que nos hace pensar en la posibilidad cierta de cruzarnos con Marcello Mastroiani montando una Vespa fantasmal, tratando de encontrar la dirección en la Tierra de Anita Ekberg. *