La Restauracion Nacionalista

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    ri^fVH

    ^f^^

    LA

    RESTAURACIN

    NACIONALISTA

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    RICARDO ROJAS

    LA

    RESTAURACIN

    NACIONALISTA

    INFORME

    SOBRE

    EDUCACIN

    . .

    .lUe

    fas

    pnfrit?,

    liberfntem avi-

    fnm,

    penetra/es

    GermanitP

    dos...

    TCITO.

    (Axx.

    LlK.

    II.

    lo).

    BUENOS

    AIRES

    MINISTEKI^

    DK

    JUSTICIA

    INSTRUCCIN

    PBLICA

    i

    19 9

    3

    .

    %

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    Talleres

    Greicos

    de

    la

    Penitenclxra

    Nacional

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    ADVERTENCIA

    PRELIMINAR

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    ADVERTENCIA

    PRELIMINAR

    Un

    decreto

    del

    seor

    Presidente

    de la

    Repblica,

    comisionme

    el ao

    anterior

    para

    estudiar

    en Europa

    el

    rgimen

    de

    los

    estudios

    histricos,

    problema

    rela-

    cionado

    con

    los

    ms

    vitales intereses de

    nuestra nacio-

    nalidMd.

    El

    entonces

    ministro

    don

    Federico

    Pinedo

    me

    comunicara

    Pars

    el

    honroso

    encargo, en

    ti'minos

    tan

    lisonjeros

    para mi

    persona,

    que si fuese

    inmodestia

    el

    rememorai'los,

    fuera

    descortesa

    to

    agradecerlos

    en

    la

    presente

    oportunidad.

    Al regresar

    despus

    mi

    pas,

    tuve la

    suerte de

    que

    el

    doctor Nan, nuevo

    ministro

    de

    Instruccin

    Pblica, me

    ratificase, con

    Cfi^iterio

    en-

    comiable,

    la

    libertad

    necesaria para un trabajo de

    este

    gnero,

    y

    ordenase

    ms tarde

    su

    edicin. Tan

    estimu-

    lantes

    circ2i?istancias

    y

    la

    trascendencia

    misma

    del

    tema,

    obligbanme

    poner

    al

    servicio

    de

    la

    difcil

    tarea,

    toda

    la

    devocin

    que

    requieren

    las ms nobles

    empresas

    intelectuales,

    y

    la

    pasin de

    patria que

    reclaman

    asu7itos

    vinculados

    la

    suerte de

    nuestra

    comunidad

    nacional.

    En tales

    condiciones

    este

    Informe

    que

    aquel

    mismo

    decreto me

    encojnendaba,

    no

    poda

    ser

    el

    documento

    que

    holgando

    esfuerzos

    en

    burocr-

    tica inepcia,

    comenzara

    con

    el

    'vuestra

    excelencia

    >

    ineludible

    y

    terminase

    con

    el

    'Dios

    guarde^

    sacra-

    mental. Autor,

    no

    habra podido

    circunceirme

    en

    ello,

    ni

    por

    la ndole

    del asunto,

    ni

    por

    el

    designio

    del

    gobierno,

    ni

    por

    mi

    idiosiiicrasia

    que

    gusta

    de

    una

    pasin

    personal

    en

    las

    obras

    de la

    inteligencia.

    Y as juzgu que

    el tema,

    considerado

    en

    toda

    su

    latitud,

    no

    deba

    tampoco

    reducirse

    una

    simple

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    10

    ADVERTENCIA

    PRELIMINAR

    erposicin

    de

    mtodos x>^daggicos,

    pues contenidos

    ya

    stos

    en

    7iumerosos

    libidos,

    ni

    siquiera

    hubiese

    jus-

    tificado con

    ello

    mi comisin.

    He

    preferido,

    pues, rea-

    lizar

    una encuesta

    en

    varias

    naciones; extraer

    de

    sus

    resultados una

    teo?'ia;

    definir

    j^or

    comparacin con

    aqullas nuestra

    enseanza;

    hacer

    la

    crtica

    del siste-

    ma

    argentino

    que

    es

    deplorable

    ;

    proponer las medi-

    das

    que

    podran

    tornarlo ms

    eficaz;

    y

    preconizar

    como

    sntesis,

    la

    orientacin

    nacional

    que

    debemos

    dar

    al

    estudio

    de

    las humanidades

    modernas,

    cuyo

    centro es

    la Histo?'ia.

    Slo

    lamento que

    el

    tiempo

    escaso

    y

    la

    labor

    jjresurosa, me hayan

    impedido

    abreviar estas

    pginas

    en beneficio

    de

    la

    claridad,

    pero

    debo

    advertir

    mis

    lectores

    que

    sti

    extensii

    me fu

    sealada

    p)or

    la

    propia

    vastedad

    del

    asunto.

    Requera

    com2jrobacin

    abundante,

    la

    teora

    antes

    no

    demostrada

    e^itre

    nos-

    otros,

    de

    que

    slo

    p>or

    medio de

    la

    conciencia histrica

    llegaremos

    la

    formacin

    de

    'una

    conciencia

    nacional.

    Tal

    pensamiento

    se halla contenido

    en la

    conviccin

    de prestigiosos

    educadores

    y

    en la

    prctica

    de

    naciones

    homogneas

    que

    han

    cimentado

    en

    ella su

    podero.

    El

    actual

    momento

    nos aconseja,

    con

    patritico

    apre-

    mio,

    el

    adoptar

    un

    ideal

    semejante,

    para

    que

    sea

    yiuestra

    escuela

    el hogar

    de

    la

    ciudadana,

    donde

    se

    fundan

    y

    armo7iicen

    los

    elemetitos

    cosmopolitas que

    constituyen

    la

    nacin.

    Este

    ideal, por

    su

    parte, justi-

    fica

    de

    sobra

    el

    ttulo de

    mi

    libro,

    jjues un

    ansia

    de

    restauracin

    nacionalista

    inspira

    todo

    su

    esfuerzo,

    y

    ese

    ideal

    esclarece,

    como el

    da

    una

    selva,

    la

    j)rofu-

    sin

    de

    sus

    pginas.

    Ricardo

    Rojas.

    lineaos

    Aires,

    Kiioio de

    190t.

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    Informe sobre

    la

    Historia,

    presentado

    AL

    Seor

    Ministro

    de Justicia

    Ins-

    truccin

    PBLICA,

    Dr.

    RMULO

    S.

    NaN.

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  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    17/523

    CAPTULO

    PRIMERO

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    CAPTULO

    I.

    Teora

    de

    los

    estudios

    histricos

    Realizar

    en

    las

    escuelas

    nacionales,

    despus

    de

    su

    desastrosa

    experiencia

    de

    cincuenta aos,

    una

    adaptacin

    del

    programa,

    del

    texto

    y

    del material

    didctico

    de

    historia

    las

    necesidades

    argenti-

    nas,

    tal es

    el

    problema

    que

    este

    Informe

    plantea.

    Pero

    la

    Historia

    es

    en

    la

    actualidad,

    por

    la

    ndole

    peculiar

    de

    sus

    estudios,

    el

    centro

    de

    las

    humani-

    dades

    modernas,

    y

    cualquiera

    reforma

    que

    la afecte

    refluye

    en

    todo

    un

    grupo

    de

    materias

    afines.

    De

    ah

    que

    antes

    de

    desarrollar

    el resultado

    de

    mis

    estudios

    en

    tierra

    extraa,

    lo

    cual he

    dedicado

    los

    cuatro

    captulos

    siguientes,

    y

    antes de

    concre-

    tar

    los

    trminos

    del

    problema

    nuestro,

    como

    lo

    hago

    en

    los

    ltimos

    captulos,

    me

    ha

    parecido

    que

    el orden

    ms

    lgico

    de

    mi

    exposicin

    exiga,

    pre-

    viamente,

    la

    teora

    de

    los

    estudios

    histricos,

    como

    ciencia

    y

    como

    asignatura.

    La

    Historia

    ha

    tenido

    los

    mismos

    orgenes

    de

    la

    Epopeya.

    En

    sus

    formas

    primitivas,

    cudrale

    la

    primera

    la

    definicin

    que

    daba

    de

    la

    segunda

    el

    antiguo:

    Res

    gestee

    regumque

    ducumque

    et

    tristia

    bella.

    (O

    o

    Horacio,

    Ad

    Pisones.

    Explica

    el

    maestro

    Pisn

    y

    sus

    hijos,

    pater et

    jurcns

    paire

    digni,e\

    carcter

    que

    han de

    tener las

    diversas

    formas

    poticas,

    y

    ha-

    blando

    del

    canto

    heroico,

    cuyo

    paradigma

    da

    Homero,

    dice:

    Res

    gesUe

    regumque

    ducumque

    et

    tristia

    bella

    Quo

    scribi

    possent

    numero

    mostravit

    Homerus

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    l6

    LA RKSTAUKACIX

    XACIOXAIJSTA

    Narr la

    Historia

    en sus

    orgenes,

    como

    el

    con-

    gnere

    relato

    de

    la

    pica,

    los

    episodios

    de

    las

    grandes

    vidas,

    y

    en

    torno la

    figura

    central

    de

    sus hroes,

    anim la

    poltica

    de

    las

    ciudades, el

    dramtico espanto

    de

    las

    batallas.

    As naciera

    esa

    narracin biogrfica

    y

    dinstica

    legada

    por

    los

    antiguos,

    cuya

    tirana

    retrica, al

    imponer

    la

    pauta

    de

    sus

    formas,

    impuso

    tambin

    su

    esj^ritu

    los

    modernos.

    Fu menester el

    transcurso

    de muchos

    siglos,

    y

    su

    trmino la

    substancial

    renovacin

    filosfica

    de

    la Enciclopedia,

    libertadora

    en el

    orden

    poltico

    como

    la Reforma

    lo fuera

    en

    el

    religioso,

    para

    que

    al cambiar

    la concepcin

    del hombre

    y

    de

    la

    sociedad,

    cambiara

    con

    ello

    la

    concepcin

    de

    la

    Historia.

    Al jjasar

    del

    siglo

    XVIII

    al

    XIX,

    dejara

    de

    ser

    el

    relato

    de

    una

    vida

    providencial

    y

    la

    descripcin

    de

    instituciones

    administrativas

    epi-

    sodios

    marciales,

    para

    tornarse

    tragedia

    de

    innu-

    merables

    protagonistas,

    sntesis

    de

    complejas

    civilizaciones.

    Dejando

    por

    ahora de

    lado

    el

    nombre

    de

    quienes

    teorizaron

    con

    vagas filosofas

    la

    evolu-

    cin

    moderna

    del

    gnero,

    lo

    que llamar

    la

    integracin

    de

    la

    Historia,

    yo prefiero

    ilustrar

    las

    aserciones

    susodichas,

    con la

    obra misma

    de

    los

    historiadores.

    Series

    biogrficas

    son, entre

    las

    clsicas.

    Los

    doce

    Csares

    de

    Suetonio,

    Los

    varo-

    nes

    ilustres

    de

    Plutarco.

    Verdad

    que

    este

    ltimo,

    en el

    captulo

    de

    Alejandro,

    se

    excusa

    de no

    re-

    ferir

    sino

    las

    ms

    celebradas

    entre

    la

    muchedum-

    bre

    de

    sus

    hazaas,

    y

    explica

    la

    supresin

    de

    las

    otras

    diciendo

    :

    porque no

    escribimos

    historias

    sino

    vidas

    >.

    En

    cambio

    los

    ^?a/e5

    de

    Tcito,

    las

    Dcadas

    de

    Livio,

    no

    son

    relatos

    de individuos

    sino

    de

    pueblos;

    pero

    subordnanse

    uno

    crono-

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    TEORA DK

    LOS

    ESTUDIOS

    HISTRICOS

    1

    logia

    poltica

    y

    las

    multitudes

    les

    interesan

    pre-

    ferentemente

    como

    unidades

    marciales.

    Tucdides

    relatando

    la

    guerra

    del

    Peloponeso,

    y

    Csar

    la

    campaa

    de

    los

    Gallas,

    entregan

    la

    posteridad

    el

    testimonio de

    los

    nicos

    hechos que

    acostum-

    braba

    perpetuar

    la

    Historia,

    y

    dan el tipo de

    sus

    narraciones

    militares.

    Del

    fenmeno

    humano

    in-

    teresaba

    los

    historiadores

    clsicos

    la

    vida

    de

    los

    hroes,

    y

    sta se

    manifestaba en

    gestos

    ms

    que

    en

    ideas.

    Del

    fenmeno

    colectivo

    les

    interesaban

    las

    instituciones

    polticas,

    los

    sucesos

    externos

    que

    podan

    modificarlas,

    pero

    no el

    contenido

    espiritual

    de

    la

    civilizacin,

    al cual

    sirven las

    fuerzas

    del

    orden

    social

    y

    del

    progreso

    tan

    slo

    como

    envoltura

    protectora.

    La

    vida

    tenda

    para

    ellos

    dramatizarse,

    y

    el

    sujeto

    de su

    relato per-

    sonalizbase

    en

    un

    protagonista,

    magistrado

    en

    la

    ciudad

    y

    soldado

    en

    las

    lejanas

    provincias. Si

    en

    semejante

    historia,

    al lado

    de

    los

    prncipes

    figu-

    ran

    los

    oradores,

    Demstenes

    en

    Grecia, Cicern

    en

    Roma,

    es

    porque

    la

    oratoria

    constitua

    en

    aque-

    llas

    sociedades

    una

    fuerza

    poltica,

    y

    falta

    del

    verbo

    impreso

    del

    periodismo,

    el

    verbo oral

    condu-

    ca,

    en

    la

    tribuna

    del

    Agora

    en

    los

    rostros

    del

    Foro,

    las

    pasiones

    de

    la

    muchedumbre.

    Por

    otra parte,

    me

    atrevera

    decir

    que

    en

    la

    Historia

    ese

    era

    tambin

    un

    legado

    de

    la

    pica,

    y

    para

    compro-

    barlo

    bastarame

    recordar

    que

    la

    Iliada

    comienza

    con

    una

    escena

    del

    Agora

    y

    una

    deliberacin

    demaggica

    de

    los

    caudillos

    homricos

    (O-

    (')

    Homero

    (Iliada,

    Rapsodia I)

    Aquiles

    convoc

    los pueblos

    en el Agora.

    Y

    cuando

    estuvieron

    todos

    reunidos,

    levantndose

    ontre

    ellos,

    Aquiles habl as;

    etc.

    Y

    su

    discurso

    si^uen el

    de

    Kalcas,

    adivino,

    y

    el

    de

    Agamenn rey

    ele

    los

    hom-

    bres.Tia

    introduccin

    del

    discurso,

    real

    imaginario,

    en las

    historias, arrancado

    ah,

    transmitido

    por

    los

    maestros

    griegos,

    as

    el

    de

    Feriles

    dado

    por

    Tucdides.

    El

    debate

    de la

    Rapsodia

    IX

    es an

    ms

    completo como

    escena

    parlamentaria.

    Algunos

    crticos

    atribuven

    Homero el

    haber

    introducido

    la

    palabra

    orador.

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    22/523

    l8

    LA

    RKSTAI'RACIN

    NACIONALISTA

    Despus

    de

    los

    perodos clsicos,

    la

    invasin

    de

    los

    brbaros

    y

    la

    cada

    del

    Imperio

    Romano

    comportaron

    el

    desastre de

    la

    cultura

    latida.

    Vuel-

    tas

    las sociedades

    al

    rgimen

    de la

    violencia

    gue-

    rrera

    y

    del

    aislamiento

    feudal,

    la

    inteligencia,

    que

    haba

    desandado

    su

    camino,

    debi

    recomenzar,

    en

    difcil

    aprendizaje,

    la

    labor del

    espritu.

    Torna-

    ran

    las

    artes

    una

    infancia

    nueva.

    Durante

    la

    germinacin

    de

    los siglos

    medioevales,

    la

    escultura

    tallara

    jDenosamente

    sus

    crucifijos

    deformes,

    (O

    en

    tanto

    Alonso

    Cano

    y

    Miguel

    ngel

    llegaban;

    la

    arquitectura

    elaborara el

    arco

    romnico

    de

    la

    capilla

    seorial,

    mientras

    vena

    el

    gtico

    flore-

    cer

    en la

    ojiva de

    las

    catedrales.

    Y as

    la lite-

    ratura,

    vuelta

    de

    golpe

    la

    puerilidad

    anecdtica,

    escrita

    en

    latn brbaro

    en

    romance

    naciente,

    yacera

    en

    los

    pormenores

    de

    la

    crnica,

    hasta

    que

    el

    Renacimiento

    restaurase

    los

    modelos

    clsicos

    los ojos

    de

    los nuevos

    historiadores.

    A

    travs

    de

    la

    Edad

    Media,

    la

    constitucin

    de

    la

    sociedad

    y

    del

    gobierno

    cambiaron

    radical-

    mente. Junto

    al

    poder

    de

    los

    prncipes

    y

    de

    los

    reyes

    se haba levantado

    el

    de

    los

    obispos

    y

    los

    papas,

    y

    los cronistas

    de

    la

    poca refleja-

    ron

    ese

    doble

    aspecto

    de la

    sociedad

    en

    que

    vivieron.

    Agregese

    ello la

    prepotencia

    sincr-

    nica

    del

    sentimiento

    religioso,

    que lleg

    al

    ])aro-

    xismo

    en

    el

    Milenario,

    que

    fu

    atacar

    los

    in-

    fieles

    en

    Jerusalem,

    que

    defendi

    la

    cristiandad

    (')

    El

    autor

    hace

    esta

    alusin

    en

    rocuenlo de dos ciucilijus

    modioevales

    que

    vi')

    en Espaa:

    El uno

    on

    el

    Musco

    Aniueolgico

    de

    Madiid,

    con

    esta leyenda:

    Ftrdiiiamhis

    Rex,

    Samia

    Regina, del siglo

    XI;

    y

    en

    la

    Catedral

    de

    Salamanca

    el

    otro,

    con

    el cual

    una

    vez

    u

    arengada

    la hueste de Don Rodrigo

    Daz de

    Vivar.

    El

    primero

    es

    de marfil

    con

    dos

    piedrecillas

    negras incrustadas

    aguisa

    de

    ojos.

    Del

    so;.'ando,

    tallado

    on madera,

    hay

    unjotograbado

    que

    los

    estudiosos

    pueden ver

    en

    la

    lmina

    374

    del

    libro

    ingle?

    Len,

    Burgos

    and

    Salamanca,

    A

    histrica

    and

    descrip-

    tivo aecouiit-,

    by

    Albort

    F.

    Calv(;rt,

    tomo de

    The Spanhh

    Series.

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    23/523

    TEORA

    DE

    LOS

    ESTUDIOS

    HISTRICOS

    I9

    en

    las

    riberas

    del

    Mediterrneo,

    y

    veremos

    animarse

    junto

    la

    silueta

    de

    los

    antiguos

    hroes

    terrena-

    les,

    el

    hroe

    lo

    divino,

    el

    hombre

    animado

    por

    la

    virtud

    del

    renunciamiento

    y

    del

    milagro.

    Pero

    estas

    vidas de

    Santos

    transmutaban en

    la

    Leyenda

    dorada

    la vieja

    Mitologa,

    y

    ms

    de

    una

    vez

    sus

    nombres,

    ungidos

    por

    la

    gracia,

    mezclronse

    en

    los

    poemas

    populares

    con

    alegoras

    y

    reminiscencias

    paganas.

    Los

    nuevos

    protagonistas

    no

    modifica-

    ron,

    pues,

    la

    concepcin

    de

    la

    historia

    clsica.

    La

    vida

    de

    los

    reyes

    en sus

    castillos

    en

    sus

    cam-

    paas; la

    vida de

    los

    pontfices

    y

    obispos,

    gue-

    rreando

    ellos

    tambin

    como

    soldados; la

    fe

    misma

    convertida

    en

    un

    ejercicio blico

    ante

    las

    mlti-

    ples

    personificaciones

    y

    acechanzas

    del

    mal;

    todo

    eso

    no

    hizo

    sino

    afirmar,

    en

    la

    Historia

    renaciente,

    su

    primitivo

    carcter

    biogrfico,

    militar

    y

    poltico.

    Los

    cronistas de

    la

    Europa

    Central

    siguieron des-

    cribiendo

    las

    formas

    administrativas

    de

    la socie-

    dad,

    narrando

    sus

    episodios

    marciales.

    Villehar-

    douin,

    en

    el

    siglo

    XIII, contaba

    las

    expediciones

    Tierra

    Santa,

    los desacuerdos

    de

    los

    Cruzados

    el

    sitio

    de

    Constantinopla.

    Iguales temas

    inte-

    resaban

    Joinville;

    Froissart

    narraba

    contiendas

    feudales;

    Monstrelet

    ms

    tarde,

    refera

    la

    vida

    del

    predicador

    Thomas

    Couette,

    y

    el

    clebre

    Com-

    mines la

    de

    Luis

    XI

    la

    de

    su

    rival

    el

    Temera-

    rio.

    Y

    si

    tan

    circunscripto

    era

    su

    campo,

    su

    sen-

    tido

    crtico

    era

    escaso

    y

    su

    filosofa

    no

    pasaba

    de

    un

    ingenuo

    providencialismo.

    Commines

    remi-

    ta

    los

    prncipes

    la

    justicia

    de

    Dios,

    devan

    nos-

    tre

    Seignenr

    qui

    en

    sera

    le

    vraij

    juge;

    (^)

    y

    esta

    misma

    intervencin de

    las

    potencias

    divinas,

    con-

    tinuaba

    manteniendo

    en la

    Historia

    el

    recuerdo

    (')

    Philippe Je Commines

    es ya

    un

    escritor

    del

    siglo

    xv,

    pues

    muri

    en

    Xi^'i

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    24/523

    LA

    RESTAURACIN

    NACIONALISTA

    de

    )a

    Epopeya

    madre, segn

    la

    ya

    transcripta

    de-

    finicin

    horaciana:

    Res gestee

    regumque

    ducim-

    que et

    fristia bella

    ...

    Al

    comenzar

    la

    Edad

    Moderna, acontecimien-

    tos

    capitales

    modificaron

    la

    faz de

    la tierra,

    y

    re-

    novaron la

    inteligencia

    de

    los

    negocios

    humanos.

    Ese

    proceso

    aun

    no

    ha concluido,

    pesar

    de

    la

    Revolucin

    Francesa

    que

    simul

    la

    total

    liquida-

    cin

    de

    un

    rgimen

    j

    la fundacin

    de

    otro nuevo.

    Muchos aos

    despus

    de

    ella,

    y

    en plena

    restau-

    racin,

    Augusto

    Comte

    en sus

    divagaciones

    polti-

    cas,

    denominara,

    con apelacin

    medioeval,

    partido

    ,

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    30/523

    26

    LA

    RESTAURACIN

    NACIONALISTA

    Tales

    disputas,

    ni

    la

    nueva

    orientacin

    de

    los

    estudios

    histricos, no han

    podido

    suprimir

    del

    todo la

    historia

    imaginativa,

    ni

    desviar el

    gusto

    general

    ocasionado

    la

    evocacin

    violenta

    y

    pin-

    toresca

    de Carlyle,

    por

    ejemplo,

    que nos

    hace sen-

    tir,

    hasta

    en

    los giros

    de su

    sintaxis brbara,

    las

    clidas

    pasiones

    de

    la

    Revolucin,

    (^)

    siendo l

    quien

    ha dicho

    de

    la Historia:

    the

    true

    ejc

    j^oem

    and

    universal

    divine sciHpture.

    En

    cambio,

    esas disputas,

    exageradas por es-

    pritus

    unilaterales

    y

    no

    siempre comprensivos,

    han

    trado

    una

    verdadera confusin

    en

    las

    ideas,

    que

    conviene

    aclarar.

    As

    se

    explica

    que

    los ene-

    migos

    de

    la

    Historia

    como

    ciencia

    y

    como

    asigna-

    tura

    escolar,

    hayan

    esgrimido veces

    contra

    ella

    las

    opiniones

    de

    S^Dencer,

    quien en

    su

    tratado

    de

    Educacin

    la

    censura,

    y

    que sus partidarios ha-

    yan

    exagerado

    las

    de Taine, quien en diversas

    obras

    le

    atribuye

    virtudes extraordinarias.

    (-)

    Desde

    luego,

    la

    Historia

    no

    es

    ni puede

    ser

    una

    ciencia,

    en

    el

    sentido

    positivo

    de

    esta

    pala-

    bra.

    La

    ciencia

    requiere

    hechos,

    susceptibles de

    comprobacin

    objetiva,

    y

    despus

    conocimientos

    susceiDtibles

    de

    organizarse

    en sistema

    y

    de

    fun-

    darse

    en

    leyes.

    La

    historia

    carece de

    tales

    hechos,

    de

    las

    historias

    ciue rectilican

    la

    verdad

    ya

    consagrada.. .Y

    asi

    compuso

    su nue-

    va

    obra,

    que

    pertenece

    dice

    su propio untorau geiire de la vieiUe

    histoire.

    .

    .ce

    gui

    esl

    un

    arl

    phttot

    qu'une

    science.

    (')

    The

    Freneh

    Revohition

    -(Eiimbuvsh

    edition). De la

    cual

    hay una

    buena

    tra-

    duccin

    espaflola

    por

    Unamuno

    que

    conserva,

    en cuauto es

    posible, la sintaxis original.

    (-)

    Taine

    era

    de

    los

    que crea^ como todos

    los

    que

    exageraron

    el

    positivismo

    y

    la escuela

    histrica,

    que no

    se

    puede

    saber cmo es una cosa sin

    saber

    cmo ha

    sido antes.

    Qu es la

    Francia

    contempornea?

    se

    pregunta en

    Les Origines

    (t.

    i.

    p.

    V.)

    tPour

    repondr

    cette

    qucstion,

    faut

    savoir comment

    cetle France

    cest

    faite,

    ou,

    a

    qid

    vaul

    mieux

    encor,

    assister

    en

    spectateur

    sa

    formation.^'Lnego

    afirma-

    ba

    cada

    instante

    la

    objetividad

    del hecho

    histrico:

    tOn

    permettra

    un

    historien

    d'agir

    en

    naturaliste>,

    dice

    on

    el prefacio do

    L'ancien rginie.

    Iguales

    afirmaciones

    hay

    en

    la

    Histoire

    rfs la

    littrature

    Anglaisc,

    v.

    gr:

    Ce so7it

    les

    regles

    de la vgta-

    tion

    humaine

    que

    ' Histoire

    prsent,

    do cliercher, etc.

    etc.

    {y.

    pg.

    xliv. t. i.)

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    31/523

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    32/523

    28 LA

    RESTAURACIN

    NACIONAIJSTA

    lectual.

    )

    Education.

    Intelectual,

    moral

    and

    Phisical.

    Eilioin

    \Villiain

    and

    Noogale

    19C0}.

    Vase

    pj-'inas

    29.

    30,

    31, y

    32.

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    33/523

    teora de

    i,os estl'dios

    histricos

    29

    cientfico

    la

    historia;

    y

    tal

    opinin,

    adems

    de

    ser

    exacta,

    es

    hoy

    la

    ms

    difundida.

    Pero

    eso

    no

    nos

    autoriza

    condenarla

    ni

    como especulacin

    intelectual

    ni

    como

    asignatura pedaggica.

    Tal

    cosa

    nos

    llevara

    reducir

    los

    programas

    las

    cien-

    cias

    de

    aplicacin

    utilitaria,

    y

    excluir de nues-

    tros

    estudios,

    con

    la

    misma razn

    villana,

    la

    Filo-

    sofa, la

    Literatura,

    el

    Arte,

    cuyos hechos

    no

    or-

    ganizables tambin

    unorganisable

    faets,

    fueron,

    sin

    embargo, el

    esfuerzo

    doloroso

    del

    hombre

    por

    realizar,

    en

    el

    mundo,

    el

    reino

    de

    la Belleza

    y

    la

    Justicia.

    Dado

    que

    los

    conocimientos

    histricos

    no

    for-

    man

    sistema,

    deduce

    de

    ello

    Spencer

    su

    argumen-

    to

    ms

    fuerte:

    Vuestra

    historia

    puede ser

    amena

    pero

    no

    es

    instructiva;

    adems, no

    puede

    fundar-

    se

    en

    ella

    ningn principio

    invariable

    de conducta.

    Advierto

    nucA^amente

    que

    esos

    cargos

    se

    re-

    fieren

    la historia

    militar

    y

    dinstica,

    que

    enton-

    ces

    privaba

    en

    las escuelas inglesas.

    Ahora

    bien:

    la

    historia

    no

    es

    instructiva

    la manera de

    las

    ciencias

    naturales

    de

    las

    ma-

    temticas; pero es

    esencialmente educativa',

    edu-

    cativa

    del carcter

    y

    de

    la

    inteligencia. Decir

    que

    no

    puede extraerse de ella

    principios

    permanentes

    de

    conducta,

    es

    slo

    decir

    que

    la

    historia

    no

    es

    la

    moral. Es

    en cambio

    la

    que da

    su

    material

    y

    su

    experiencia

    la

    moral,

    correspondindole

    esta

    ltima,

    en su

    doble aspecto

    filosfico

    y

    reli-

    gioso, formular

    esos

    principios permanentes

    de

    conducta

    que

    Spencer

    consideraba

    como

    la

    mejor

    leccin

    de

    los hechos.

    De ah

    que

    estas

    disciplinas

    se completan,

    y

    que

    la historia, sobre

    todo

    en

    su

    concepto

    actual,

    no

    slo

    es

    la

    base

    de

    las

    hu-

    manidades,

    segn lo veremos ms

    adelante,

    sino

    que

    tiene

    su

    complemento

    y

    su

    razn

    de ser

    en

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    34/523

    LA

    RESTAURACIN

    NACIONALISTA

    todas

    las

    otras.

    El

    cimiento

    sera

    slo

    una

    zanja

    peligrosa,

    si no

    sirviese para

    afirmar

    en l

    un

    edificio.

    La

    historia

    es

    educativa

    de

    la inteligencia,

    porque

    es

    un

    ejercicio

    de

    la

    memoria,

    de

    la in-

    maginacin

    y

    del

    juicio.

    Desarrolla la

    memoria,

    porque

    si bien los

    nombres

    y

    las fechas

    no

    son el fin

    de

    esta

    disci-

    plina, en cambio

    nomenclaturas

    y

    efemrides son

    sus hechos

    ms

    concretos,

    y

    el

    medio

    por

    el

    cual

    se

    realiza,

    siendo

    la

    historia,

    por definicin,

    una

    forma

    evolucionada

    del

    recuerdo. Estimula,

    su

    vez,

    la imaginacin:

    morque

    nombres

    y

    fechas

    nada

    valdran,

    si

    el

    historiador

    y

    su

    discpulo

    no

    reanimaran

    plsticamente

    la

    visin del

    j^asado,

    concibiendo

    las

    pintorescas

    diferencias

    que

    indi-

    vidualizan los

    pueblos

    y

    las

    pocas.

    Ejercita,

    por

    fin,

    el juicio,

    porque toda

    ella

    no

    es

    sino azarosa

    pesquisa

    de

    la

    verdad

    y

    buscado

    encadenamiento

    de

    causas

    y

    efectos,

    que,

    por

    su

    propia incerti-

    dumbre,

    hacen

    ms

    cauta

    la

    razn en

    el plano

    resbaladizo de

    probabilidades

    y

    conjeturas. Desde

    luego,

    ese

    vano

    ejercicio

    de

    la filosofa

    y

    de

    la

    historia

    ensea

    razonar

    sobre los

    hechos

    y

    la

    vida

    mejor

    aun que

    las

    propias

    matemticas,

    sien-

    do

    stas

    manejo de

    cantidades

    definidas,

    y

    tenien-

    do

    aqullos

    una

    forma

    siempre

    nueva

    y

    cambian-

    te,

    pues

    son

    como las

    sombras de

    la

    realidad.

    La

    historia

    es,

    adems,

    educativa del carcter

    porque fu desde

    la

    antigedad

    la

    glorificadora

    del

    herosmo. Cualquiera

    que

    sea la

    sequedad

    que

    la

    hayan llevado,

    en sus ltimas transformaciones,

    estudios

    de

    minuciosa

    especializacin, la

    historia

    sinttica

    y

    alta

    no

    se

    ha

    apartado, ni podra

    apar-

    tarse,

    de

    ese

    discernimiento

    moral.

    Los

    grandes

    historiadores

    del

    ltimo

    siglo

    no

    declinaron

    ese

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    35/523

    TEORA DE

    LOS

    ESTUDIOS HISTRICOS

    3I

    ministerio

    lo

    menos,

    y

    cada

    uno,

    ante

    las

    som-

    bras reanimadas,

    pronunci

    su

    sentencia,

    ora

    apacible

    como

    un

    magistrado

    moderno,

    ora

    rugiente

    como

    un

    justiciero

    de

    la

    Biblia.

    Carlyle

    escribe

    so-

    bre

    los

    hombres

    de

    la

    Revolucin

    Francesa

    con la

    pasin de

    un

    contemporneo,

    y

    vibran

    en

    los

    jui-

    cios de su

    historia los clidos

    acentos

    de

    la

    pol-

    mica;

    Renn,

    que

    no

    olvidaba

    sus

    orgenes,

    acom-

    paa

    casi siempre

    sus

    vidas

    de

    profetas

    evan-

    gelistas,

    como la del j^ropio

    Jess,

    con

    divagacio-

    nes

    que

    tienen

    la

    insinuante

    dulzura

    de las

    ho-

    milas;

    Macaulay

    censura

    elogia con

    probidad

    puritana,

    y

    su

    grave

    ademn ondula al

    ritmo

    grave

    de

    su

    perodo

    latino; Taine, con

    ser

    quien

    era,

    el ms

    intelectualista

    y

    sistemtico

    y

    fro

    de

    todos,

    no

    abdic

    su

    derecho

    la sentencia;

    y

    as

    entre

    nosotros

    Lpez

    que

    est ms

    cerca

    de Car-

    lyle,

    y

    Mitre que

    est ms cerca

    de

    Macaulay.

    La

    enunciacin

    podra

    continuarse;

    pero

    no

    quiere

    ser completa, sino

    ejemplificar

    una

    afirma-

    cin.

    Muchos

    historiadores

    y

    tratadistas

    moder-

    nos,

    han repetido

    la frase clsica

    que

    consideraba

    la

    historia como

    magistra vitce.

    En nuestros

    propios tiempos

    Michelet hablaba

    con

    su

    solemni-

    dad

    habitual,

    del

    Sacerdocio

    y

    el Pontificado

    de

    la

    Historia....

    No,

    no

    es

    magisira

    vike, puesto que

    nada

    cierto

    nos

    ensea para

    la

    vida

    real.

    La

    ex-

    periencia de

    otras

    generaciones

    sirve

    de

    poco,

    da-

    das

    las

    circunstancias

    diversas en

    que

    viven

    las

    generaciones

    ulteriores.

    Yo he dicho en este mis-

    mo pargrafo que

    su

    discernimiento slo

    nos

    sirve

    en

    cuanto

    adiestra

    nuestro

    juicio para las

    propias

    resoluciones.

    Pero todo

    cuanto

    vengo apuntando

    demuestra

    que

    la

    historia,

    sin

    ser

    la

    moral,

    sin

    confundirse

    con

    ella,

    est

    llena, por

    tradicin

    y

    por

    esencia,

    de

    sugestiones

    morales.

    No

    puede

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    36/523

    LA

    RESTAURACIN

    NACIONALISTA

    substraerse

    ellas

    ni

    el

    crtico

    que

    despus

    de

    una

    documentacin

    erudita,

    reconstruye

    una poca

    muerta,

    con sus

    hombres

    y

    sus

    instituciones,

    por-

    que

    es

    el

    fenmeno

    humano

    lo

    que

    presta inters

    las

    cosas

    inertes

    que

    lo rodean,

    y

    necesita,

    ante

    los

    hechos

    que

    narra,

    imaginar

    una

    conciencia

    que

    obra,

    y

    definir

    los

    mviles

    que

    la

    determina-

    ron

    la

    accin.

    Y

    esta

    sugestin

    tica

    es

    aun

    mayor

    cuando

    se

    trata

    de

    costumbres

    . religiones.

    La

    Historia,

    en la

    enseanza

    sobre

    todo,

    tiene

    una

    gran

    influencia

    como

    disciplina

    moral:

    tiene

    la

    influencia del

    ejemplo.

    Controversias de

    una

    parcialidad

    exagerada,

    han

    enturbiado

    tambin,

    veces,

    la

    claridad

    de

    esta cuestin.

    Nombrado

    M.

    Ernest

    Lavisse del

    Instituto

    y

    la

    Sorbona,

    para

    estudiar

    estos

    problemas

    en

    una

    Comisin

    de

    reformas

    de la

    enseanza

    francesa,

    su

    dicta-

    men

    sintetizarase en estas

    palabras:

    El

    Profesor

    de

    Historia

    tiene,

    pues,

    el

    derecho

    de

    ser

    un

    mo-

    i-alista:

    tiene

    hasta

    el

    deber

    de

    serlo.

    Evitar

    el

    dogmatizar,

    el declamar, el

    predicar,

    pero

    se

    de-

    tendr

    ante

    las

    gentes honestas

    cuando

    las

    en-

    cuentre

    su

    paso. Se

    extender

    sobre

    la caridad

    de

    un

    San Vicente de

    Paul

    y

    economizar

    en

    los

    detalles

    de

    las

    campaas de

    Luis

    XIV

    el

    tiempo

    que

    necesite

    para

    hacer amar

    las

    personas de

    Cor-

    neille,

    de

    Moliere,

    de

    Turenne,

    de

    Vauban.

    Deber

    elogiar las acciones

    virtuosas

    y

    los

    hombres

    de

    l)ien

    >

    (^).

    Tales afirmaciones,

    que por

    otra

    parte

    no

    ofrecen

    ni

    siquiera

    el peligro

    del sectarismo,

    han

    provocado,

    sin embargo, la

    rplica

    de

    M.

    Fouille.

    Alfred

    Fouille

    es

    en

    la

    actualidad

    uno

    de

    los

    espritus

    ms noblemente

    orientados

    de

    Europa

    en

    materias

    de

    filosofa

    y

    educacin;

    o

    Lavisse.

    A

    prnpos

    re nos coles.

    (pg.

    79.

    Eil.

    C'ollin.)

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    37/523

    TEORA

    DE

    LOvS

    ESTUDIOS

    HISTRICOS

    pero

    el

    calor

    con

    que

    defiende

    sus

    opiniones,

    le

    ha

    llevado

    esta

    vez

    la

    deformacin

    de

    una

    verdad

    que

    es

    sencilla.

    El

    ha

    proclamado el

    fra-

    caso

    pedaggico

    de

    las

    ciencias

    y

    de

    la

    filologa,

    y

    recibe

    por

    consiguiente

    el fuego

    de

    los clsicos

    y

    de

    los

    modernos.

    El ha

    protestado

    del

    enciclope-

    dismo

    de

    la

    instruccin

    sin

    educacin

    y

    de

    la

    es-

    pecializacin

    prematura.

    El deseara

    una reforma

    de

    la

    enseanza

    por

    la

    filosofa

    j

    al demostrar que

    no

    pueden

    tener

    la

    direccin

    de

    la

    cultura general

    ni

    los

    gramticos,

    ni los

    estetas,

    ni los

    sabios,

    para

    concluir

    de

    ah

    que

    deben

    tenerla

    los

    filsofos,

    ha

    atacado

    tambin

    los

    historiadores.

    Quien ha

    dicho

    que

    el

    mtodo

    histrico

    erigido

    ;en

    mtodo

    universal,

    ha

    sido

    el

    gran error

    del

    siglo XIX,

    como

    el

    mtodo

    constructivo

    a

    priori

    haba

    sido

    el

    del

    siglo

    XVIII,

    y

    que

    preconiza

    para

    el

    XX

    un

    mtodo

    analtico

    y

    sinttico

    directo,

    no cree

    que

    la

    Historia,

    por s

    sola,

    pueda

    ser

    una

    disci-

    plina

    dirigente

    de

    la

    cultura.

    Las

    reservas

    de M.

    Fouille

    sobre

    la

    Historia, son

    reservas

    de

    filsofo.

    Cree

    que

    la

    historia

    no

    puede

    ser

    pretensin

    que

    atribuye

    M.

    Lavisse

    la

    ctedra nica

    de

    moral,

    puesto

    que

    cuenta

    la

    explotacin

    del hom-

    bre

    por

    el

    hombre,

    de

    una

    clase

    por

    otra, d

    un

    pueblo

    por otro,

    y

    la

    llama

    epopeya

    de

    la

    vio-

    lencia

    triunfante.

    (O

    Olvdase

    que

    precisamente

    de

    esa

    iniquidad

    de

    su

    pasado,

    sacan

    los hombres

    su

    formidable

    anhelo

    de

    justicia.

    Adems,

    todo

    se

    remediara

    con

    que

    la

    de

    historia

    no

    fuese la

    ctedra

    nica

    de

    moral,

    esto

    se

    realizara

    en

    la di-

    fcil

    conexin

    docente

    que

    es

    piedra

    de

    toque

    para

    los

    programas

    escolares.

    M.

    Fouille

    mismo

    ha

    visto

    ms

    claramente

    (1)

    Fouille.

    La

    Rfonm

    di

    VEasdgimmnt

    par la Phosoife.

    (.Ed.

    C'ollin

    pag.

    l.)

    3

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    38/523

    34

    I-^

    RESTAURACIN

    NACIONALISTA

    el

    problema

    en

    un

    reciente

    libro

    que

    deberan

    leer, por lo que

    l

    sugiere, todos

    los dirigentes

    de

    nuestra

    enseanza.

    (^)

    Su apasionado

    esfuerzo

    por

    la

    perpetuidad

    del

    espritu

    y

    la cultura

    fran-

    cesa,

    lo

    que

    l

    llama la

    Gallia perennis,

    le

    ha

    develado

    la

    conexin

    que hay

    entre

    las letras,

    la

    historia

    y

    la

    moral.

    Sus

    reservas

    sobre

    la

    tica

    de

    la

    historia

    continan,

    y

    propsito

    de la

    frase

    de M.

    Lavisse:

    El

    profesor de

    Historia

    se

    de-

    tendr

    ante las

    gentes

    honradas, quand il

    en

    rencon-

    trera,y>

    M.

    Fouille

    ironiza: Cee

    restriction

    est

    inquietante

    y>

    Verdaderamente,

    agrega,

    lo que

    hay

    de

    ms

    bello

    y

    de

    ms

    moral en

    la

    historia

    es

    la

    leyenda:

    Caminante:

    Ve

    decir

    Esparta...

    Sin

    duda

    alguna,

    las gentes

    de

    bien

    no

    abun-

    dan

    en la

    historia,

    pero no abundan

    tampoco en

    la

    realidad. La

    Moral,

    al fin, plsmase

    sobre

    la

    vida,

    y

    sta sobre

    aqulla:

    tanto

    dara plasmarla

    tambin

    sobre

    la Historia, ms

    si

    sta

    se

    la

    escribiese

    con

    un

    poco

    de

    su

    noble

    leyenda

    y de

    su

    vieja

    justicia.

    M.

    Lavisse

    sostiene

    que

    no

    hay panegiristas

    i3ara

    los

    malvados,

    y

    M.

    Fouille

    responde

    que

    no

    est

    seguro

    de

    ello,

    cuando se

    trata de malvados

    vic-

    toriosos.... Tambin

    en

    la

    Historia,

    como

    en

    la

    vida,

    el

    crimen afortunado

    y

    audaz, al

    pasar

    por el

    triunfo,

    se

    glorifica de

    herosmo.

    Y

    cabe

    respon-

    derle

    M. Fouille

    que

    los

    celebradores

    de Na-

    polen

    Facundo,

    y

    aqullos

    que los

    vitupera-

    ron,

    disienten

    en

    la

    concepcin

    del

    persona-

    je,

    imaginariamente

    reconstruido,

    pero

    coinciden

    siempre en

    su

    obediencia

    ciertos

    principios

    in-

    variables

    de

    justicia,

    segn

    los

    cuales

    todos

    los

    Napoleones

    y

    Facundos,

    deben

    ser

    celebrados

    si

    fueron

    buenos,

    generosos,

    heroicos,

    valientes,

    y

    I

    (1)

    L'Enseignement

    au

    point de vue national,

    edicin

    de

    Hachette.

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    39/523

    TEORA

    DE LOS

    ESTUDIOS

    HISTRICOS

    35

    patriotas;

    deben

    ser

    vituperados

    si

    fueron

    ma-

    los, grotescos,

    egostas,

    cobardes

    criminales.

    El

    historiador

    argentino

    que

    defienda

    Rosas,

    sobre

    cuya

    memoria

    pesa

    medio

    siglo

    de no

    revista

    abominacin,

    le

    defender

    en cuanto

    le evoque

    como un ciudadano

    que

    sirvi

    la

    Repblica,

    pesar

    de

    los

    crmenes

    de su

    tiempo;

    pero

    nunca

    con

    la

    paradoja

    amoral

    de

    que

    la

    Mazhorca

    fu

    una

    institucin

    de

    cultura....

    Por otra

    parte,

    en

    la educacin, ese aspecto

    moral

    de

    la

    historia,

    siendo

    inherente

    las

    bio-

    grafas, interesa

    ms

    bien en la enseanza

    pri-

    maria, donde

    el

    sentido crtico

    no

    existe,

    donde

    se

    habla

    ms

    bien

    la

    imaginacin,

    donde

    los

    hroes

    tienen

    un

    valor

    simblico,

    sin

    que haya

    mucha

    diferencia

    para

    la mente

    de

    un

    nio

    entre

    los

    hroes

    reales

    y

    los imaginarios.

    La historia,

    y

    precisamente

    la otra ms

    compleja,

    la

    que

    Spen-

    cer llamaba

    Sociologa

    descriptiva,

    esa

    tiene una

    sugestin

    moral ms profunda: afecta,

    en

    la

    edu-

    cacin

    del

    ciudadano,

    la

    formacin

    de

    la

    con-

    ciencia

    nacional;

    y

    siendo ste el ncleo de mi

    informe,

    le

    conceder

    pargrafo aparte.

    Constantemente

    se

    ha

    considerado

    que

    la

    His-

    toria

    sirve

    para

    sugerir

    el

    patriotismo.

    Tanto se

    ha

    exagerado

    sobre

    ello

    que, se

    ha

    llegado

    desmonetizar

    el

    ideal

    patritico

    falsifi-

    cando

    con frecuencia

    la verdad

    histrica.

    Los vie-

    jos

    libros

    de

    pedagoga

    y

    los

    estudios

    ms

    re-

    cientes

    realizados

    durante

    el vivo debate

    actual

    de estas cuestiones,

    abundan

    en

    la ratificacin

    de

    ese

    pensamiento.

    En

    1897

    se

    pregunt

    los

    candidatos al

    ba-

    chillerato

    moderno en

    Francia: Qu

    fin debe

    te-

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    40/523

    LA

    RESTAURACIN

    NACIONALISTA

    ner la

    enseanza

    de

    la

    historia?

    Y

    el ochenta

    por

    ciento

    contestaron: Promover

    el

    Patriotismo

    >

    .

    {^)

    En los

    Estados

    Unidos,

    los autores del

    co-

    nocido

    Informe

    de

    los

    Siete, dan

    estas

    conclusio-

    nes de

    su encuesta en

    algunos

    Estados:

    Nevada:

    Encender

    el fuego

    del

    patriotismo

    y

    alimentarlo

    constantemente

    .

    Colorado:

    Desarrollar

    el

    j^atrio-

    tismo.

    Carolina

    del

    Norte: Hacer

    de

    nuestros

    nios

    verdaderos

    patriotas.

    En Alemania

    esa

    tendencia se exagera

    ms

    an. Si

    la invasin napolenica

    despert

    en

    1808

    el sentimiento de

    la

    nacionalidad

    y

    sacudi

    su

    sociedad

    corrompida,

    el impulso

    idealista

    de

    sus

    filsofos

    tuvo

    races

    histricas.

    Se

    record

    la

    remota Gemanla,

    (-)

    y

    se dijo

    que

    el

    pueblo

    alemn

    tena en el mundo

    el

    destino de salvar

    la civilizacin europea,

    equilibrando

    y

    comple-

    tando la obra de

    los pueblos meridionales.

    El

    pueblo

    que

    no haba cedido

    la

    ocupacin

    romana

    y

    que

    haba

    invadido

    el

    imperio

    decrpito,

    deba

    resistir ahora el

    cesarismo

    y

    el

    sensualismo latinos,

    renacientes

    en

    Francia

    y

    en Napolen.

    La

    leccin

    histrica

    de

    Jena

    y

    Tilsitt,

    enseada imperialmente

    en sus escuelas,

    les

    condujo

    Sedn.

    El

    recuerdo

    histrico

    de

    Sedn

    contina

    alimentando

    el

    pres-

    tigio de

    la

    casa prusiana

    y

    de

    la Prusia vencedora.

    El

    Hohenzollern

    emperador

    ha

    dicho

    en

    1889

    dirigindose

    al

    Rector de

    la

    Universidad

    de

    Gotin-

    ga:

    Yo

    creo

    que

    es

    precisamente por

    el

    estudio

    de

    la

    Historia

    como debe

    ser iniciado el

    pueblo

    en

    los

    elementos

    que han elaborado su

    fuerza.

    Cuanto

    o

    Lo

    rofiereii

    los

    seeros

    Laiislois

    y

    Seignobos, quienes dicen

    que

    los candi-

    datos

    respondieron as, fuese

    porque

    lo pensaban, fuese

    porque

    creyeron

    complacer.

    (IntroductioH

    aux

    Eludes

    historiques.

    pg.

    2SS-2S9).

    (-)

    FicHTE

    en sus Discursos la

    Nacin

    Alemana,'

    Ae

    los

    cuales

    tratar en

    el

    captulo

    IV.

    i^

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    41/523

    teora de

    los

    estudios

    histricos

    ms,

    asiduamente se ensee

    al

    pueblo

    la

    His-

    toria

    ms

    tomar

    conciencia

    de

    su

    situacin

    y

    ser

    educado

    en

    la

    unidad

    de grandes

    ideales

    y

    para

    grandes acciones.

    Espero que en

    los

    aos

    siguientes

    el

    estudio

    de

    la Historia cobrar

    an

    ms imi)ortancia

    que

    hasta

    el presente.

    (^).

    . .

    Y

    des-

    de luego ha

    llegado

    cobrarlo, alcanzando el

    pa-

    triotismo

    en

    Alemania

    asumir formas idlatras

    y

    antropomrficas. Hoy

    es

    en

    aquel

    pas,

    gracias

    la

    educacin

    histrica,

    una

    poderosa

    religin

    primitiva.

    Las

    opiniones

    son unnimes

    al

    resi^ecto;

    y

    la

    prctica

    del

    sistema

    ha dado

    excelentes

    resulta-

    dos

    en

    algunas naciones.

    Pero

    fin

    de

    no extraviar

    el

    camino,

    necesitamos

    definir

    en

    qu

    debe

    con-

    sistir

    ese

    patriotismo

    y

    cmo

    debe

    servirlo la

    Histo-

    ria

    sin

    traicionar

    la

    verdad,

    ni

    caer en

    la

    innoble

    patriotera. Cifro

    en

    esta

    parte

    de

    mi Informe

    la

    creencia

    de

    una

    concepcin fundamental,

    y

    me

    permito reclamar

    sobre

    ella

    la

    meditacin

    de

    los

    educadores.

    El

    patriotismo, definido

    de

    una

    manera

    pri-

    maria,

    es

    el

    sentimiento

    que

    nos

    mueve

    amar

    y

    servir

    la

    Patria.

    La

    patria

    es

    originariamente un

    territorio,

    j^ero

    l

    se

    suman

    nuevos

    valores

    econmicos

    y

    mo-

    rales,

    en

    tanto

    los pueblos

    se

    alejan de la

    bar-

    barie

    y

    crecen

    en

    civilizacin.

    Por

    consiguiente,

    medida

    que

    el

    hombre

    se

    civilice,

    ha

    de

    ser

    un

    sentimiento

    ciue

    se razone.

    Su

    elemento

    objetivo,

    la

    tierra, vara tambin.

    Puede

    ser

    la pampa ilimitada, poseda en co-

    mn

    por

    la tribu,

    tierra

    de

    siembra

    tierra

    de peco-

    reos,

    que

    los

    ojos

    del indio triste, tiene por

    l-

    mites

    la

    aurora

    y

    la

    tarde.

    (})

    V.

    Alfred Pizard: L'Histoire

    dans V

    cnseignement

    primaire

    .

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    42/523

    38

    LA RESTAURACIN

    NACIONALISTA

    Puede

    ser

    el

    recinto

    amurallado

    de

    la

    ciudad

    antigua,

    la trra

    patria

    donde

    duermen

    los

    restos

    de

    los

    antepasados,

    donde

    arde

    la

    llama

    de las

    aras

    domsticas,

    donde el

    ciudadano

    se sabe li-

    bre,

    la

    sombra

    de

    las

    divinidades

    tutelares.

    Puede

    ser,

    y

    acaso lo

    ser

    algn

    da,

    toda

    la

    tierra,

    toda

    la

    humanidad,

    como

    la

    quieren

    los

    destructores

    de

    las

    patrias

    actuales,

    los

    imagina-

    dores

    de ciudades

    futuras.

    En

    sus

    formas actuales,

    la patria

    se circuns-

    cribe

    los lmites

    de la Nacin,

    con

    cuya concepcin

    poltica

    se

    confunde.

    El desear

    una patria

    ms

    amj^lia

    y

    una humanidad

    ms

    fraternal,

    no me

    impide

    decir

    que

    la idea

    moderna

    de

    nacin

    es

    generosa;

    que las naciones

    ya

    constituidas van

    hacindose

    cada

    da

    ms

    homogneas

    y

    fuertes;

    que aun

    jor

    mucho tiempo,

    la

    historia

    de los

    continentes

    nuevos

    ser la

    formacin

    de

    nuevas

    nacionalidades;

    y

    que la

    unidad

    del

    espritu hu-

    mano

    y

    la

    obra

    solidaria

    de

    la civilizacin acon-

    sejan,

    precisamente,

    no

    destruirlas,

    sino

    crearlas

    y

    fortalecerlas.

    Una literatura

    plebeya

    y

    una

    fi-

    losofa egosta, que disimulaba bajo manto de

    filan-

    troj^a

    su

    regresin

    hacia

    los

    instintos ms

    obs-

    curos,

    ha

    causado

    algn dao,

    en

    estos

    ltimos

    tiempos,

    la idea

    de

    patriotismo. El

    innoble

    veneno,

    profusamente

    difundido

    en

    los

    libros

    baratos

    por

    vidos

    editores,

    ha

    contaminado

    las

    turbas

    ignaras

    y

    la

    adolescencia

    impresiona-

    ble. Y

    ha

    sido

    una

    de

    las aberraciones

    democrticas

    de

    nuestro

    tiempo

    y

    de

    nuestro pas, que

    la

    obra

    de

    alta

    y

    peligrosa

    filosofa

    circulase

    en vol-

    menes

    econmicos,

    ms

    asequible

    que

    el libro na-

    cional

    que

    los

    manuales

    de

    escuela.

    Por

    eso se

    hace necesario

    proclamar

    de

    nuevo

    la afir-

    macin

    de los

    viejos ideales

    romnticos,

    y

    decir

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    43/523

    teora

    de

    los

    estudios

    histricos

    39

    que,

    en las

    condiciones

    actuales

    de

    la

    vida,

    esa

    frmula

    contraria

    la

    patria,

    implica

    substituir

    el grupo humano

    concreto

    por

    una

    humanidad

    en

    abstracto

    que

    no

    se

    sabra

    cmo

    servir.

    En

    su

    doble

    carcter

    de

    esperanza

    y

    de irrealidad,

    esa patria futura

    se

    parece

    tanto la

    patria

    ce-

    lestial

    de

    los msticos,

    que permite

    como ella

    elu-

    dir la

    accin

    realmente

    filantrpica

    y

    efectiva,

    cargando

    todas

    las

    ventajas

    en

    favor

    del

    egosta,

    que

    ni siquiera tiene, como

    los

    secuaces

    de

    la

    otra, la

    corona

    angustiosa del ascetismo.

    Y

    si

    la

    patria de ahora es

    la

    nacin,

    veamos

    qu

    valores ella suma

    la

    tierra, su

    elemento

    ori-

    ginario, habiendo

    dicho

    que en

    tanto

    el

    hombre

    se

    civilice,

    su patriotismo ha

    de

    ser

    un

    sentimiento

    que

    se

    razone.

    El mvil

    primordial

    de

    la defensa,

    se

    enriquecer,

    pues,

    con

    la agregacin

    de nuevos

    valores,

    segn

    la

    medida

    de

    su

    propia civiliza-

    cin.

    En

    efecto,

    el

    patriotismo

    es,

    en

    sus

    formas

    ele-

    mentales, instinto puro. Manifistase, casi exclu-

    sivamente,

    cuando

    lucha

    con

    invasores

    extranjeros.

    Los indios

    de

    la

    pampa, guerreando por

    su

    te-

    rritorio,

    mostraron

    un

    patriotismo

    elemental,

    pues

    slo

    defendan

    el

    suelo que

    les sustentaba

    y

    las

    hembras

    en

    que

    perpetuaban

    su

    raza:

    en suma,

    los instintos

    radicales de

    la

    conservacin personal

    y

    de

    la

    conservacin

    especfica.

    No

    s

    que

    esa

    resistencia

    se

    mezclaran supersticiones

    religiosas

    sobre

    el

    invasor.

    En

    todo caso, ese

    no

    era

    su

    ncleo,

    por

    eso

    llamo

    ese estado

    el

    del

    patrio-

    tismo

    instintivo.

    Cuando

    los pueblos

    se

    instalaron en

    la

    ciudad

    antigua,

    el patriotismo avanz un grado en

    su

    evolucin.

    La

    trra

    patria

    era,

    en

    definitiva,

    la

    tierra

    de

    los

    padres, el suelo

    santificado

    por sus

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    44/523

    4o

    I-A

    RESTAURACIN

    NACIONALISTA

    tumbas.

    (^)

    Esto

    comportaba

    una

    estrecha

    solida-

    ridad

    con

    las

    generaciones

    anteriores,

    y

    era

    la

    continuidad

    del

    esfuerzo.

    El

    patriotismo

    se ejer-

    citaba

    diariamente,

    en

    la prctica

    de las

    institucio-

    nes

    del

    culto.

    Manifestbase,

    pues,

    sin

    necesidad

    de

    la

    guerra,

    y

    cuando sta,

    se

    defenda

    la

    ciudad

    y

    sus

    campos,

    no

    slo por

    instinto

    de

    conserva-

    cin,

    sino

    tambin

    por solidaridad con

    sus

    dioses

    y

    temor

    la

    esclavitud,

    consecuencia

    forzosa

    de

    la

    derrota.

    Agregbanse

    la

    tierra

    y

    al

    instinto,

    valo-

    res ticos

    y

    econmicos,

    y

    este

    perodo

    llamle

    del

    patriotismo

    religioso.

    En

    la

    actualidad,

    la

    patria es

    un territorio

    ex-

    tenso,

    la

    fraternidad

    de

    varias

    ,

    si

    bien

    cuenta

    las

    crnicas

    y

    anales,

    no

    incluye

    obras

    como

    las

    de

    Tito

    Livio

    Mariana.

    Estas

    ltimas,

    desde

    luego,

    no

    pueden

    ser

    consi-

    deradas como

    autoridades

    originales,

    no

    siendo

    sus

    autores

    contemporneos

    de los

    hechos

    que

    rela-

    tan;

    pero,

    considerndolas

    tiles

    para

    fines

    didc-

    ticos,

    sern

    incluidas

    en

    la

    siguiente

    clasificacin.

    I.

    Tradicin

    oral.

    Narraciones,

    leyendas,

    ancdotas,

    fbulas, pro-

    verbios,

    mitos,

    cuentos,

    coplas,

    canciones,

    roman-

    ces,

    aires

    musicales,

    etc.

    II.

    Tradiciih

    escrita.

    Inscripciones

    recordatorias,

    medallas,

    lpidas

    funerarias,

    genealogas,

    calendarios,

    anales,

    crni-

    {') Vase Rafael

    Altamia:

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    50/523

    46

    LA

    RESTAURACIN

    NACIONALISTA

    cas,

    aatobriografas,

    memorias,

    correspondencias,

    proclamas,

    documentos

    de

    valor

    oficial,

    etc.

    III.

    Tradicin

    figurada.

    Huacas,

    momias,

    esqueletos,

    joyas,

    monedas,

    utensilios,

    telas

    y

    otros

    restos

    de las

    tumbas

    y

    de

    las

    ruinas,

    monumentos,

    lenguaje,

    bailes, costum-

    bres,

    estatuas,

    fetiches

    y

    dems

    objetos

    del

    culto.

    IV.

    Apndice.

    La

    tradicin

    oral

    tiene

    su comi3lemento en

    las obras

    que

    tratan

    del

    folk-lore;

    (^)

    la tradicin

    escrita,

    en

    libros

    de historiadores

    clsicos

    y

    en

    la

    literatura de

    imaginacin

    con

    argumento

    histrico^

    la tradicin

    figurada,

    en los cuadros

    y

    esculturas

    histricas,

    decoracin

    y

    riqueza de

    los

    museos-

    ms

    clebres.

    H ah

    los

    documentos

    en

    los

    cuales

    funda

    el

    his-

    toriador

    su

    verdad,

    y

    el

    profesor de

    Historia

    su

    ense-

    anza;

    pero

    lo

    que

    es,

    i3ara

    el

    primero,

    fuente

    de

    la

    verdad

    misma, es

    para el segundo

    medio

    eficaz

    de

    sugestin

    intuitiva.

    Sin

    las

    representaciones

    que

    el

    material

    didctico

    ofrece

    la imaginacin

    del

    alumno,

    la

    enseanza

    histrica

    sera

    tan slo

    una

    mencin

    mnemnica

    de

    hroes

    sin fisonoma

    que

    distinguiese

    los

    unos

    de

    los otros,

    de

    jDaisajes

    (1)

    Empleo

    aqu

    la

    palabra

    folk-lore

    en

    ingls

    por haberse

    generalizado su uso-

    en

    castellano,

    con

    el

    significado de saber

    popular, que

    algunos errneamente

    le

    atribuyen.

    El

    Twentieth

    Century

    Dictionary

    (1907)

    define

    as este

    vocablo:

    Parte

    del estadio

    de

    las

    antigedades

    arqueologa

    que

    comprende todo

    lo

    rela-

    tivo

    los

    usos

    y

    costumbres, nociones,

    creencias,

    tradiciones,

    supersticiones

    y

    prejuicios

    del

    comnwn ^eope;

    ciencia que

    trata de cuanto

    en

    los

    tiempos actuales-

    sobrevive

    de las antiguas creeucias

    y

    costumbres,

    (pg.

    858).

    Por consiguiente

    la

    idea que

    en

    ingls

    expresa

    esta palabra es estudio

    del

    pueblo

    (de

    folk,

    pueblo

    y

    lore,

    estudio)

    sea

    una

    ciencia

    auxiliar,

    indispensable

    los

    historiadores

    modernos

    Afirma

    el

    antedicho

    diccionario

    que

    esta

    voz

    fu

    empleada

    primeramente

    por

    Augusto

    Merton

    en

    1848.

    Hoy la

    usan

    casi

    todas

    las

    lenguas

    europeas.

    En

    castellano

    yo

    preferir usar

    foclor,

    adaptando

    su

    ortografa

    la

    prosodia

    originaria, como se

    ha

    hecho con mitin

    y

    otros

    anglicanismos.

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    51/523

    teora

    de

    los

    estudios

    histricos

    47

    sin

    colorido,

    de

    hechos sin matiz

    que los

    indi-

    vidualizara en

    el espacio

    el

    tiempo.

    Y

    ya

    M.

    Duruy,

    quien

    por

    venturoso

    azar

    una

    su con-

    dicin

    de

    maestro

    las

    de

    historiador

    y

    ministro,

    haba

    dicho

    en

    1867:

    Si

    esta

    enseanza

    no

    de-

    biera ser

    nada ms

    que

    una rida nomenclatura

    de

    fechas, sucesos

    y

    batallas,

    no la

    hubiese

    dado

    jams.

    (1).

    En pocas

    anteriores

    la ms reciente

    re-

    novacin

    de

    la

    pedagoga

    histrica, los

    que

    enseaban

    las

    edades

    sagradas, comprendieron

    que

    facilitara

    la

    fijacin

    de

    las

    imgenes

    el

    ilus-

    trar sus

    historias

    con

    estampas en que

    se

    vea

    David disparando

    su honda

    contra

    el gigante

    enemigo;

    Moiss

    promulgando

    el

    declogo en

    una

    cima

    de

    tormenta;

    Josu, desde su

    corcel

    de

    batalla,

    deteniendo

    al sol en

    su

    carrera;

    ios

    primeros

    hombres

    abandonando

    para

    siem-

    pre

    el

    Edn

    bajo

    la espada

    flamgera

    del

    Arcn-

    gel.

    Pero

    ellos interesbales

    ms la

    leyenda

    que

    la

    verdad,

    y

    las

    vietas

    eran

    trazadas

    para

    en-

    cender las

    imaginaciones

    infantiles. Ms tarde,

    cuando

    la

    historia

    laica

    entr en

    las escuelas,

    el

    uso

    de los mapas

    seal

    el comienzo de esa

    didc-

    tica

    realista. Al

    progresar

    despus, en

    todas

    las

    asignaturas,

    la

    enseanza

    intuitiva,

    y

    transfor-

    marse

    el

    concepto

    tradicional

    de

    la

    Historia,

    que ha

    dejado

    de

    ser

    la

    crnica

    poltica

    para

    abarcar

    inte-

    gralmente

    el

    fenmeno

    de

    la

    civilizacin,

    el

    maestro

    ha

    pedido

    todas

    las

    fuentes

    nuevos objetos

    que

    enriquezcan

    su

    material

    pedaggico.

    Y

    no

    es

    que

    o

    Alfrt'd Pizard. Op. cit.

    pg.

    207.

    Es

    el

    mismo concepto que M.

    Lavisse,

    medio

    siglo

    ms

    tarde,

    fortalecido

    por

    una larga

    experiencia personal

    y

    nacional,

    repetira

    en

    su

    Rapport

    sobre

    la

    enseanza

    de

    la

    historia;

    II

    est

    de

    prmire

    ne-

    cessit

    de rendre visible la succession

    des

    planshistoriques. L'histoire,

    quand

    elle

    n'a pas ce

    souci,

    manque son

    objet:

    elle

    est

    une

    banalii encombrante'

    .

    {A

    propos de

    nos

    coles

    pg.

    87).

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    52/523

    48

    LA

    RESTAURACIN

    NACIONALISTA

    con semejante

    latitud

    lo

    preconicen

    tan

    slo

    teori-

    zadores

    avanzados,

    sino

    que as

    lo

    aconsejan ins-

    trucciones

    oficiales

    y

    prcticas

    consagradas

    en las

    aulas

    europeas,

    segn

    lo

    veremos en

    los

    siguientes

    captulos.

    Tal

    es

    el

    uso

    que

    hoy se

    hace

    de

    excursio-

    nes

    y

    lecturas

    histricas de

    documentos

    originales

    y

    lbumes

    ilustrativos, de

    restos arqueolgicos

    y

    museos

    de

    arte,

    en

    Inglaterra,

    Alemania,

    Italia

    Francia,

    procurando,

    all

    como

    en

    toda

    Europa,

    que

    la

    enseanza

    de la

    historia no

    se reduzca

    para

    la

    mente

    del discpulo

    la escueta

    nomen-

    clatura

    de

    los

    manuales, sino

    que todo ese

    con-

    curso

    de

    sugestiones

    objetivas,

    sea

    colorido

    de

    los

    hechos,

    fisonoma

    de

    los

    hroes,

    carne

    de

    las

    eda-

    des,

    con

    ventaja

    igual

    parala imaginacin,

    la

    me-

    moria

    y

    el

    juicio.

    El

    progreso

    ms

    efectivo

    que

    haya

    hecho la

    enseanza

    de

    las

    ciencias

    naturales,

    fu

    la forma-

    cin

    de

    sus

    gabinetes,

    donde

    los

    maestros

    pu-

    dieron

    concretar

    en

    figuras

    tangibles

    su

    olvidadi-

    za

    nomenclatura,

    y

    demostrar, en

    ingeniosos

    apa-

    ratos,

    las

    leyes de

    la

    fsica

    y

    de la

    qumica,

    an-

    tes

    quimricas

    improbables

    para

    la mente

    de

    sus

    discpulos.

    Desde

    aquel

    da,

    la

    clase antes

    soolienta

    del profesor de botnica,

    se

    decor

    de

    pintorescas

    vegetaciones;

    y

    en la

    de

    zoologa,

    sus

    animales

    embalsamados

    recordaron

    la

    me-

    moria

    aun

    infantil

    de

    los estudiantes,

    la jubilosa

    fauna

    de

    las

    jugueteras. Las

    ciencias dejaron

    de

    ser

    una

    clase

    tediosa,

    y

    al

    transformarse, vino

    la

    amenidad

    en

    aadidura del efectivo

    provecho.

    Asi

    tambin,

    las

    asignaturas

    que

    estudian

    al

    hombre

    moral

    y

    las

    sociedades,

    esperan su

    trans-

    formacin.

    Los

    profesores

    de historia

    han compro-

    bado

    la

    frecuencia con que los

    nios

    y

    los

    jve-

    nes

    se

    distraen

    en

    sus

    clases.

    Fechas

    que nada

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    53/523

    TKORA

    DE

    LOS

    ESTUDIOS

    HISTRICOS

    49

    significan;

    hroes

    que

    no

    son

    fabulosos

    como

    para

    interesar su

    fantasa,

    pero

    quienes no

    ven corpo-

    ralmente

    como

    para

    interesarse

    por

    ellos;

    nombres

    de

    naciones, de

    pueblos,

    de

    batallas,

    que no

    tienen

    sus

    ojos

    sino

    una

    diferencia

    tipogrfica

    en la

    escritura

    fontica

    en

    la

    oracin,

    terminan

    por

    fatigarles,

    y

    pasan

    por

    sus

    mentes,

    como la

    luz

    de

    la calle

    por

    los

    cristales

    del

    aula, sin

    dejar

    huella

    alguna

    (i).

    Es realmente

    una

    aberracin,

    que

    la

    Historia,

    convertida en

    asignatura

    escolar,

    disguste

    al propio

    nio

    que

    al

    volver

    su

    casa

    y

    caer

    la

    noche adu-

    lar

    la abuela

    para que

    relate,

    por

    centsima

    vez, la historia de

    Barba

    Azul

    y

    de

    Reyes

    y

    gestas

    fabulosas,

    los

    recuerdos

    verdicos

    de

    su

    juventud;

    y

    disguste

    al

    adolescente que

    en

    la

    propia

    clase

    de

    historia

    lee

    furtivo

    sus

    novelas

    mientras

    espera

    la noche

    para

    ver otras

    historias

    plsticamente

    rejDresentadas

    en

    la

    escena.

    Ha

    sido

    un

    error,

    y

    causa

    de

    muchos

    fracasos de

    la

    pedagoga,

    esa

    muralla

    de

    intelectualismo

    presuntuoso

    que

    levant

    entre

    la

    enseanza

    y

    la

    vida.

    Tratndose

    de los

    estudios

    histricos,

    ese

    disgusto

    de

    los

    estu-

    diantes

    ha

    de

    atribuirse

    slo

    las

    deficiencias

    del

    mtodo.

    Ninguna

    asignatura

    ms

    propicia

    que

    aqu-

    lla,

    para

    ser,

    casi

    sin

    solucin

    de

    continuidad,

    l-

    gica

    transicin

    entre

    la

    familia

    de

    donde

    viene

    el

    alumno

    y

    la

    sociedad

    para

    la

    cual

    preprale

    la

    escuela.

    Sera

    por

    otra

    parte

    absurdo,

    que

    el

    hombre,

    aun

    siendo

    joven,

    no

    se

    interesara

    por

    el

    hombre,

    cuando se

    le

    sabe

    hacer

    sentir

    en

    la

    enseanza de los

    fenmenos

    humanos,

    la palpita-

    0)

    La

    observacin

    es

    tan exacta,

    qne

    todos los

    pedagogos

    coinciden

    en

    ella,

    y

    W.

    Higginson

    ha

    escrito un

    libro

    'lue

    no

    conozco,

    pero en

    cuyo

    ttulo:

    TF/i?/

    do

    CkUdren dislike

    Histoiry?%e,

    pregunta

    qjor

    qu

    disgusta

    los

    nios

    la

    historia.

    4

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    54/523

    50

    LA

    RESTAURACIN

    NACIONALISTA

    cin

    verdadera

    de

    las cosas

    humanas. Mientras

    la

    historia

    escolar

    sea

    un desnudo

    esquema

    de

    la

    vida,

    los

    nios

    y

    los

    hombres

    se

    aburrirn.

    Ne-

    cesitamos

    dar

    al ideismo,

    estril

    de

    por s,

    suges-

    tiones morales

    y

    emociones estticas,

    pues

    slo

    en

    ellas est

    la ycIsl

    del

    espritu.

    La

    realizacin

    de

    ese

    anhelo, reclamado

    cada

    da

    con

    ms

    pasin

    por

    los

    educadores,

    depende

    naturalmente

    del

    maestro,

    como

    toda

    enseanza.

    Pero

    el

    mejor

    maestro

    nada

    conseguir

    en

    tal sen-

    tido,

    sino se le

    provee

    del material

    didctico que

    sirve

    para

    la

    formacin

    del

    sentido histrico, sin

    el

    cual

    todo

    estudio

    de

    historia

    es

    en

    absoluto

    inoficioso

    y

    falaz,

    pues

    el sentido

    histrico consiste

    en

    la

    rejjresentacin

    imaginativci

    de

    la

    idea del

    tiempo.

    Dmosle,

    pues,

    al

    profesor

    de

    Historia

    el ma-

    terial

    didctico

    necesario para

    encarnar la reali-

    dad

    del

    pasado, pues

    toda

    esa

    maquinaria

    es

    tan apta

    para ello, que

    con mquina

    anloga,

    el

    dramaturgo da

    sus

    ficciones

    en

    la

    escena

    las

    apariencias

    de

    la

    verdad.

    (O

    Pero

    dmosla

    al

    maestro,

    no para

    convertir

    su

    clase en

    pasatiem-

    po

    sino

    para prestar

    realidad,

    consistencia,

    y

    pro-

    vecho sus

    lecciones.

    Esa

    representacin

    del

    j^asado

    obtinese

    por

    diversos

    medios. El principal de

    todos

    es

    el

    tex-

    to

    de

    clase.

    Este

    guarda

    el

    elemento

    verbal

    del

    pasado: las

    fechas,

    los

    nombres, el

    encadenamiento

    lgico

    dramtico

    de

    las

    causas

    y

    los

    efectos,

    los

    (') Sin

    material

    didctico ha

    de

    tocarle

    siempre

    al

    Profesor de

    Historia

    la peor

    parte

    en

    aquel

    dilogo

    que

    D.

    Rafael

    Altamira

    cuenta

    en su

    libro:

    la

    pintoresca

    ancdota

    del

    cmico

    y

    el

    cura.

    Cmo

    espreguntbale el

    cura

    que

    Vd., repre-

    sentando lo

    que

    todo

    ol

    mundo

    tiene

    por

    mentira, obtiene una

    atencin

    mayor

    que

    yo

    ocupndome

    de las ms evidentes

    realidades?

    Consiste,

    respondi

    el

    farandu-

    lero,

    en que Vd.

    representa

    la verdad

    de

    tal modo

    que

    parece

    mentira

    y

    yo re-

    presento

    la

    ficcin

    de tal manera

    que

    tiene las

    apariencias

    de la

    verdad.

    (C>p.

    cit.,

    pg.

    380-361).

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    55/523

    TEORA

    DE

    LOS

    ESTUDIOS

    HISTRICOS

    5

    actos

    en

    fin.

    Ese

    libro

    puede

    ser el

    manual, que

    nosotros

    hemos

    usado

    hasta

    ahora

    casi

    exclusi-

    vamente,

    3'

    tambin

    el

    volumen con

    hojas

    facsmi-

    les de

    documentos

    como

    el

    original

    de

    la

    Carta

    Magna,

    el

    acta

    de

    nuestra

    Independencia,

    el Tra-

    tado

    de

    Westfalia.

    sanse

    tambin, sobre

    todo

    en

    Francia

    y

    Alemania,

    los

    llamados

    libros

    de

    lecturas

    histricas,

    textos

    auxiliares

    del

    compen-

    dio.

    Suelen

    formarse

    estos

    ltimos

    con

    fragmentos

    de

    memorias

    crnicas

    contemporneas de los

    sucesos.

    (^)

    Pero

    nada

    es

    tan difcil como la

    confeccin

    del

    Compendio

    mismo.

    Resuelto por

    los

    progra-

    mas qu

    temas

    ha

    de

    tratarse

    y

    cules han

    de

    excluirse,

    elimnase

    esta

    dificultad

    para

    el

    autor

    de

    manuales.

    Mas

    queda

    siempre

    sus

    fuerzas

    vencer las

    dificultades

    del mtodo

    y

    del estilo.

    La

    forma

    ha de

    ser

    llana

    y

    concisa; ha de

    evi-

    tarse toda

    digresin

    reflexin,

    quedando

    stas

    cargo

    del

    maestro; se

    ha

    de

    usar de

    subttulos,

    y

    se

    ha de

    complementar

    el texto

    con

    cuestiona-

    rios,

    tablas

    cronolgicas

    y

    sincrnicas,

    cuadros

    genealgicos.

    Un diccionario

    histrico

    que

    con-

    tenga el prontuario de

    los

    nombres

    clebres

    ser,

    su

    vez, de

    utilidad evidente.

    Libro que

    debe

    usarse

    as

    mismo,

    y

    que

    nosotros

    no

    hemos

    apro-

    vechado casi nunca, es

    el trabajo

    de

    pura

    cons-

    truccin

    literaria,

    desde

    que

    la

    palabra

    artstica

    es

    un

    medio

    eficaz

    de

    emocin

    y

    de

    evocacin.

    En

    tal

    sentido

    se

    utilizan

    ya

    en Europa,

    segn

    lo

    veremos

    en

    captulos sucesivos,

    las

    novelas,

    cuentos,

    dramas

    y

    poemas de

    argumento

    hist-

    (') (Jomo

    \os Extras des

    Ckroniqueurs

    franjis

    de

    grandes

    historiadores,

    como

    los

    Extraits

    des

    Hisforiens

    fratigais,

    ediciones

    de

    Hachette

    las

    dos.

    La

    dificultad

    para

    obras

    de

    este gnero suele consistir en la

    eleccin

    de

    las

    piezas de

    mayor

    valor

    histrico v

    de

    ms

    eficacia didctica.

  • 7/24/2019 La Restauracion Nacionalista

    56/523

    52

    LA

    RESTAURACIN

    NACIONALISTA

    rico para la historia

    nacional

    y

    moderna.

    {^)

    Esto,

    y

    la

    prctica

    de

    ensear

    los

    clsicos

    latinos

    con

    su

    Koma

    y

    el griego

    con

    su

    Grecia,

    realizan,

    prctica-

    mente, la

    necesaria

    conexin

    de

    la

    Historia

    con las

    letras,

    en su

    doble

    aspecto

    gramatical

    y

    literario.

    No se

    concibe la

    civilizacin

    de

    un pueblo sin

    un territorio, donde ese pueblo

    viva

    y

    aquella

    civilizacin

    se

    realice. Sostinese,

    adems,

    la in-

    fluencia

    que tal

    territorio

    ejerce

    sobre el

    carcter

    de ese

    pueblo

    y

    las formas

    de su

    civilizacin.

    De ah la

    necesidad

    de los

    mapas,

    q