La Revolución no se equivoca y mi regimen tampoco.

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Presenta… “La Revolución no se equivoca y mi régimen tampoco” Ensayo sobre el libro “Arráncame la Vida” de Ángeles Mastretta. Por Marcel Gustavo Alamán Zárate

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Ensayo sobre el libro "Arráncame la vida" de Ángeles Mastretta para la Edición del Día de la Mujer.

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Presenta…

“La Revolución no se equivoca y mi

régimen tampoco”

Ensayo sobre el libro “Arráncame la Vida” de Ángeles

Mastretta.

Por

Marcel Gustavo Alamán Zárate

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“Dejo caer el látigo duro de mi voz

y lo que más amo, lastimo

Dejo caer la ola súbita de mi ira

en cada palpitación,

y lo que más amo, lastimo.

Dejo caer mi dignidad herida

Como bolsa de hiel que se revienta

y lo que más amo, lastimo.

Saco la frazada de mi amor

-a mordiscos, a puntapiés despedazada-

y te quiero cubrir.

Mas se te clavan sus puntas de hielo desdentado.

Aúllas de dolor,

y yo te amo.

Te quiero cubrir, ponerte a salvo

de los colmillos negros de la vida”

(Enriqueta Ochoa, “Lo que más amo lastimo”)

Es bien sabida la evolución de la sociedad humana, desde los

matriarcados y la adoración a la fertilidad, hasta la

sociedad patriarcal tan criticada y objetada durante los

últimos años. La sociedad es un mundo hecho a imagen de la

parte dominante, así pues en un mundo hecho a la imagen de

los hombres, la mujer es sólo el reflejo de la voluntad y

querer masculinos. Rosario Castellanos en su libro Mujer que

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sabe latín explica de qué manera la mujer refleja la voluntad

del hombre aún cuando, la voluntad masculina sea antinatural:

“Son feos se declara, los pies grandes y vigorosos.

Pero sirven para caminar, para mantenerse en

posición erecta. En un hombre los pies grandes y

vigorosos son más que admisibles; son

obligatorios” (Castellanos, 9)

Un claro ejemplo de lo descrito anteriormente son los

pies de las cortesanas chinas que se vendaban al punto de que

las mujeres no podían caminar; debido a la inconcebible

curvatura que alcanzaba el calcáneo, claro está que no

siempre los deseos masculinos inutilizan físicamente a la

mujer, también moralmente.

Para que en una pugna el triunfo de una de las partes sea

absoluto, es necesario abolir completamente al contrario, si

no se cumpliera aun cuando el derrotado estuviese acabado, el

vencedor se siente amenazado, esta situación pasa en la

sociedad machista en que vivimos, Rosario Castellanos alega

que el hombre (vencedor) es la Antítesis del Pigmalión “ no

aspira, al través de la belleza a convertir a una estatua en

un ser vivo, sino un ser vivo [la mujer (perdedor)] en una

estatua”(12)

Evocando el libro Arráncame la vida encontramos un caso

muy peculiar, el caso de Bibi que después de quedar viuda

del doctor que le daba pena cobrar, encuentra a un protector,

Gómez Soto, como el general estaba casado, Bibi tenía que

vivir encerrada en una de las casas de Gómez Soto; como en

aquella película mexicana de los años setenta,“El castillo

de la pureza”, donde un padre encierra a su familia en su

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casa por miedo a que la sociedad sea dañina para la misma,

Gómez Soto encierra a Bibi en una casa, donde cabe destacar

nunca le faltaron comodidades:

“Todo le llevaban a la casa: vestidos, zapatos,

sombreros de París. Como si la pobre necesitara

sombrero de red para pasearse por los corredores de

su casa. Hasta un teatro le [Gómez Soto] hizo al

fondo del jardín. Ahí le llevaba los artistas.

Hacían funciones privadas.”(Mastretta, 72-73)

Pero desde luego no fue gratis, pues tiempo

después Bibi traía al vástago de Odilón Gómez Soto en el

vientre y ya estaba al tanto de las peculiaridades de Gómez

Soto:

“-¿Cuántas veces a la semana se te pone así? -le

pregunté a Bibi que estaba junto a mí, viéndolo con

más desprecio que horror como si fuera un extraño.

-Una o dos -dijo ella sin inmutarse. Voy a bajarlo

de la mesa no se vaya a caer porque es peor enfermo

que borracho. “(Mastretta, 76).

Las mujeres mexicanas de principios del siglo XX

no conocen su cuerpo a través del tacto, no digamos de la

vista, era impúdico:

“la necesidad de hacerse consciente acerca del

significado de la propia existencia corporal (…) es (el

libro es de 1973, la forma de pensar antes mencionada

todavía era vigente) duramente reprimida y castigada por

el aparato social” (Castellanos, 14)

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No sorprende entonces que una gitana le enseñara a

Catalina donde “sentir”:“-Aquí tenemos una cosita -dijo

metiéndose la mano entre las piernas. Con ésa se siente. Se

llama el timbre y ha de tener otros nombres. “(Mastretta, 6).

¿Pero quién le informó a Catalina sobre “sentir”?, a esta

pregunta retórica contesto con un nada retórico, el HOMBRE,

en este caso Andrés Ascencio, según Rosario Castellanos en

esta sociedad machista, a través del hombre la mujer averigua

sobre su anatomía: “Yo (Catalina) había visto caballos y

toros irse sobre yeguas y vacas, pero el pito parado de un

señor era otra cosa. Me dejé tocar sin meter las manos, sin

abrir la boca (..)” (Mastretta, 4).

In illo tempore la instrucción académica de la

mujer, era nimia, si no es que nula, Moebius, dibujante

francés nacido en 1938, dijo alguna vez que la mujer es una

“débil mental fisiológica”, así que para qué desgastarse

enseñando a las mujeres, si al final de cuentas no pueden. En

la historia mexicana encontramos anécdotas que rayan en lo

hilarante como aquélla en que “una conspiradora, doña Josefa

Ortiz de Domínguez quiere avisar al cura Hidalgo que han sido

descubiertos, y no puede manuscribir su recado porque no

sabe” (Castellanos, 27); la dependencia de la mujer hacia el

hombre era tal que parecería que no había luz en el camino de

la mujer, pero sí la hubo, la viudez.

En el libro cuando muere Andrés, Josefina Rojas se

acerca a Catalina la abraza y le dice: “

“La viudez es el estado ideal de la mujer. Se pone

al difunto en un altar, se honra su memoria cada

vez que sea necesario y se dedica uno a hacer todo

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lo que no pudo hacer con él en vida.” (Mastretta,

169)

Con la viudez la mujer se libera, al menos, de su hombre, ya

no hay esa figura masculina que no está dispuesta a aceptarla

como igual, esto implica más libertad que cuando estaba

casada, no es tal vez un victoria completa, pues sigue

inmersa en la sociedad machista, pero victoria al fin. En

palabras de Catalina:

“Cuántas cosas ya no tendría que hacer. Estaba

sola, nadie me mandaba. Cuántas cosas haría, pensé

bajo la lluvia a carcajadas. Sentada en el suelo,

jugando con la tierra húmeda que rodeaba la tumba

de Andrés. Divertida con mi futuro, casi feliz.”

(Mastretta, 174.)

Si indagamos un poco en la última etapa de la vida de

Ascencio, nos podemos percatar que la muerte de Ascencio no

fue circunstancial, sino efecto de una venganza, no declarada

de Catalina hacía Andrés, pues Catalina sabía que el té de

limón tenía efectos energéticos, que causaba adicción y que

en exceso podría matar. Estaba consciente de que nunca

creería en nadie que le advirtiera, pues ¿quién podría saber

sobre infusiones vegetales?; las mujeres, y nunca un hombre,

que se digne de ser hombre en una sociedad machista, le

creería a una “débil mental fisiológica” ¿Pero acaso todas

las mujeres sufrían en la sociedad machista? Naturalmente

siempre hay una excepción a la regla, pues son necesarias

para asentar la regla, si no careceríamos de base de

comparación en esa época.; esa excepción son las suripantas,

no eran rebeldes pues estaban inmersas en la misma sociedad,

pero al menos no estaban bajo la jurisdicción de un hombre,

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pero podían usar con toda libertad las armas que tenían, la

seducción para las jóvenes y la astucia, que sólo se da por

la experiencia, de las más viejas.

Por último quisiera explicar el por qué del

título de mi ensayo, “La Revolución no se equivoca y mi

régimen tampoco”, es una paráfrasis de: “La Revolución no se

equivoca y mi régimen, derivado de ella, tampoco.

“(Mastretta,53), Parte de la respuesta de Andrés cuando es

cuestionado sobre los muertos de Atencingo, porque yo

interpreté la vida de Catalina con Andrés, como la

trayectoria del México post-revolucionario que es

representado por Catalina, es un México con el ideal de una

Revolución que será para bien, pero es secuestrado por la

corrupción (Andrés) y es inducido (México) a una

institucionalización (el matrimonio) donde la silla

presidencial es turnada entre los integrantes de un partido

político. México vivirá en la institucionalización hasta que

pueda sobreponerse por sus propios medios sobre ella, o hasta

que este tan vieja y gastada que muera. El fin de mi ensayo

era representar de forma alegórica como la Revolución

institucionalizada se impuso en México, por medio de la

comparación entre el papel dominante de los hombres en la

sociedad machista (revolución institucionalizada) y papel

sumiso de la mujer (Revolución idealista).

BIBLIOGRAFIA:

CASTELLANOS, Rosario Mujer que sabe latín, México: Fondo de

Cultura Económica, 1984

MASTRETTA, Ángeles, ARRÁNCAME LA VIDA, España: Alfaguara:

1994 (Libro Virtual)