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Roberto Pastor Cristóbal La sagrada causa de la libertad: religión, nación y revolución en el nacimiento de los Estados Unidos de América José Luis Gómez Urdáñez Facultad de Letras y de la Educación Grado en Geografía e Historia 2012-2013 Título Autor/es Director/es Facultad Titulación Departamento TRABAJO FIN DE GRADO Curso Académico

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Roberto Pastor Cristóbal

La sagrada causa de la libertad: religión, nación yrevolución en el nacimiento de los Estados Unidos de

América

José Luis Gómez Urdáñez

Facultad de Letras y de la Educación

Grado en Geografía e Historia

2012-2013

Título

Autor/es

Director/es

Facultad

Titulación

Departamento

TRABAJO FIN DE GRADO

Curso Académico

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La sagrada causa de la libertad: religión, nación y revolución en el nacimientode los Estados Unidos de América , trabajo fin de grado

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Trabajo de Fin de Grado

LA SAGRADA CAUSA DE LA LIBERTAD:

RELIGIÓN, NACIÓN Y REVOLUCIÓN EN EL

NACIMIENTO DE LOS ESTADOS UNIDOS

DE AMÉRICA

Autor:

ROBERTO PASTOR CRISTÓBAL

Tutor/es:

Fdo. José Luis Gómez Urdáñez

Titulación

Grado en Geografía e Historia [602 G]

Facultad de Letras y Educación

AÑO ACADÉMICO: 2012/2013

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RESUMEN

En este trabajo se analizan las causas y consecuencias de la relación entre

pensamiento político y religioso en el mundo norteamericano, durante los períodos

colonial y revolucionario. Todo ello en un proceso que hunde sus raíces en el origen de

la Modernidad y que se prolonga hasta el día de hoy. La especial simbiosis entre

religión y cambio histórico harán del proceso revolucionario estadounidense el pilar

básico para el surgimiento, no sólo de una nueva nación, sino de toda una ideología

constituida en su soporte.

Palabras clave: Religión, protestantismo, libertades políticas, revolución, tolerancia,

colonias, puritanismo, radicalismo, nación, ideología, democracia.

ABSTRACT

This survey aims to analyze the causes and consequences of the relationship between

religious and political ideas in the North-American world during colonial and

revolutionary periods. All in a process that has its roots in Modernity´s origins and that

extends to the present. The unique symbiosis between religion and historical change

will become North-American revolutionary process the mainstay for the emergence, not

only of a new nation, but a whole ideology constituted in the holder.

Key words: Religion, Protestantism, political liberties, revolution, tolerance,

colonies, Puritanism, radicalism, nation, ideology, democracy.

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ÍNDICE

1. INTRODUCCIÓN (pp. 4-6)

1.1.Objetivos (p. 5)

1.2.Metodología (p.6)

2. ESTADO DE LA CUESTIÓN (pp. 7-22)

2.1.Breve repaso a la historiografía del período estudiado (pp. 7-13)

2.2.Excepcionalismo y Atlantismo (pp. 114-19)

2.3.La religión en el discurso historiográfico (pp. 20-22)

3. LA CONSTRUCCIÓN DE UNA IDEOLOGÍA NACIONAL (pp. 23-50)

3.1.Ilustración y radicalismo político (pp. 23-28)

3.2.Protestantismo y revolución (pp. 29-33)

3.3.La Revolución inglesa (pp. 34-37)

3.4.La religión colonial (pp. 38-41)

3.5.El Gran Despertar (pp. 42-45)

3.6.Una nueva nación (pp. 46-450)

4. CONCLUSIONES (pp. 51-52)

5. BIBLIOGRAFÍA Y RECURSOS (pp. 53-62)

5.1.Fuentes generales (pp. 53-54)

5.2.Historiografía colonial y de la Revolución norteamericana (p. 55)

5.3.Excepcionalismo y Atlantismo (pp. 55-56)

5.4.Religión e historiografía (p. 57)

5.5.Ilustración y radicalismo político (pp. 57-59)

5.6.Protestantismo (p. 59)

5.7.La Revolución inglesa (p. 60)

5.8.Religión y período colonial (p. 61)

5.9.El Gran Despertar (p. 61)

5.10. Guerra y revolución (pp. 61-62)

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1. INTRODUCCIÓN

La Revolución norteamericana es uno de los acontecimientos más importantes de la

historia de los Estados Unidos y del mundo. Pero, ¿por qué es importante? Supone la

aplicación, por primera vez, de los principios del liberalismo político. Es la primera

revolución que hizo transitar a una sociedad desde la modernidad a la

contemporaneidad. Por varias razones. En primer lugar, constituyó una de las primeras

independencias coloniales. En segundo lugar, articula una nueva nación. Una nación tal

y como podemos entenderla en la Edad Contemporánea.1 En tercer lugar, surge la

Constitución y la declaración de derechos y libertades como pilares de la sociedad

política. Y por último, asistimos a la creación de una nueva elite política, que será

característica de los nuevos regímenes políticos surgidos de las revoluciones.

Si atendemos a las principales características de la sociedad norteamericana antes de

la Revolución no podemos ver, a simple vista, como unos años después existirá una

nación. Una nación con todo lo que ello implica y significa. Ahí está el problema

histórico. Estudiar las características de la sociedad, la economía, la política o la cultura

coloniales a mediados del XVIII no nos da la explicación completa de lo que

acontecido. Falta un elemento. Falta la ideología. Toda nación es una construcción,

como tal necesita de un soporte teórico que la conforme en las mentalidades de sus

habitantes. Y no es únicamente teoría, ésta se lleva a la práctica. Queremos comprender

como se forjó dicho pensamiento nacional. Por supuesto, no es un proceso con principio

y fin. Nos puede llevar hacia adelante o hacia atrás. Es un proceso de larga duración.

Entendiendo esto podremos comprender, en parte, uno de los factores históricos que

ha determinado a la sociedad estadounidense a lo largo de su historia: la nación es uno

de los componentes explicativos de esa sociedad. He elegido precisamente estudiar el

origen de dicha nación de acuerdo al origen de sus principios rectores. Principios que ni

son unívocos en tiempo y espacio, ni han terminado de configurarse. Las sociedades

cambias, sus creaciones también lo hacen.

1 Podemos entender una nación como un conjunto de personas que comparten una cultura/culturas y

una tradición común. La máxima aspiración de una nación es constituirse en un gobierno soberano e

independiente. También hay que tener en cuenta que las naciones son siempre designadas y/o creadas por

una minoría intelectual concreta.

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1.1. Objetivos

1. Puesto que son numerosos los elementos que contribuyeron en la elaboración de

la ideología nacional estadounidense, hemos optado por centrarnos en uno de

ellos: la religión. Sabemos que la religión es una poderosa fuerza social y

cultural. También sabemos su importancia en el desarrollo de la sociedad

norteamericana. Por todo ello, vamos a estudiar el papel que la religión tuvo en

la creación de una nueva nación.

2. Para complementar la explicación hemos añadido otros dos factores más:

Ilustración y radicalismo político inglés. Son complementarios al hilo

argumental principal y ayudarán al lector a hacerse una somera idea de cuáles

son los principales ladrillos de la ideología nacional estadounidense. Eso sí,

tendrán un análisis menos pormenorizado que el religioso, a fin de cuentas es

éste último el principal objeto de nuestro estudio.

3. En la medida en que vamos a tratar muchos aspectos de la sociedad colonial y la

Revolución norteamericana, esperamos ayudar en su comprensión. No es el

objetivo fundamental del trabajo pero sí es importante tenerlo en cuenta, sobre

todo como complemento de los dos objetivos anteriormente mencionados.

4. Pretendemos demostrar la herencia de la modernidad en la contemporaneidad.

Nuestro análisis se hace en un espacio y un tiempo amplios. Los procesos de la

modernidad son tan complejos que no podemos simplificar, en su análisis, los

factores espacial y temporal. Tampoco la modernidad y la contemporaneidad

son cajones cerrados. En la medida en que el sujeto histórico es el mismo: el

hombre, podemos decir que lo importante es la evolución de las sociedades

históricas y no su división en cajones compartimentados. Cada época tiene sus

características, pero, sin embargo, hay que hablar más de procesos que de

hechos.

5. Por último, queremos poner sobre la mesa, con el ejemplo escogido, la

importancia de la ideología en las sociedades humanas. Valorar su papel

cohesionador y, también, de conexión con otras sociedades exógenas.

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1.2. Metodología

1. Hemos dividido el trabajo en tres apartados. El primero es un estado de la

cuestión. Lo hemos considerado un punto aparte porque queremos que tome

parte en la explicación del problema a analizar. Veremos así la complejidad del

problema y la variedad de respuestas y enfoques a los que podemos recurrir. En

segundo lugar, están todos los apartados referentes a la explicación y resolución

del problema. Abarcamos Ilustración, radicalismo político inglés,

protestantismo, la herencia de la Revolución inglesa, la sociedad colonial, el

Gran Despertar y el período revolucionario. Por último están las conclusiones.

2. Hemos elegido un enfoque más explicativo que descriptivo. Por eso hay escasez

de fuentes directas y de enumeración de acontecimientos. Es ante todo un

trabajo teórico y reflexivo. Es una primera piedra para futuros trabajos de

investigación que se pueden proponer partiendo de lo enunciado en este trabajo.

3. Hemos utilizado, ante todo, fuentes secundarias o historiográficas. Este trabajo

es un comienzo en la resolución del problema histórico. Se han sumado las

aportaciones de muchas personas. Análisis de diferentes espacios, no sólo el

norteamericano.

4. El objetivo principal del trabajo es, como hemos dicho, conocer el papel de la

religión en los genes del pensamiento nacional estadounidense. Sabiendo que es

el protestantismo la confesión religiosa más importante de la sociedad

norteamericana, hemos desarrollado éste en el análisis. Es el que más aporta al

estudio y nos ciñe a la especificad religiosa estadounidense. Hay más

confesiones por supuesto, pero ninguna explica tan bien la religiosidad y la

sociedad norteamericana.

5. El protestantismo ha sido estudiado tanto desde un perfil general como

particular. Esto es, tanto a nivel europeo como a nivel norteamericano. Hay

cosas compartidas y otras que dependen del contexto particular de una sociedad.

6. Por último añadir que aunque las fuentes primarias no han sido expuestas en el

trabajo, el autor ha tenido contacto con ellas para ayudar en la corroboración de

sus tesis o en la matización de las mismas.

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2. ESTADO DE LA CUESTIÓN

2.1. Breve repaso a la historiografía del período estudiado

La historiografía norteamericana ha sido la que más se ha ocupado del tema que

estamos tratando. Por consiguiente, si queremos abordarlo, necesitamos comprender la

serie de paradigmas e interpretaciones que han proporcionado, al discurso científico, a

lo largo de décadas de estudio e investigación. Y antes de empezar a realizar un

resumen histórico, necesitamos conocer una serie de de pautas básicas de la

historiografía norteamericana. Muchas son consustanciales a su modo de hacer historia,

mientras que otras son propias del período que nos interesa. En cualquier caso, son las

siguientes:

1. Presentismo: hay una constante unión del paradigma o escuela con su contexto

histórico.2 3

Los cambios sociales o políticos hacen que se produzcan cambios

metodológicos o de enfoque. No es algo exclusivo de los EEUU pero sí que es más

claro y definitorio que en otros países.

2. Supeditación de la historia colonial al período revolucionario. Podemos hablar de

prólogo de la Revolución.4 El momento revolucionario ejerce una sombra sobre el

pasado colonial. 5Muchas veces, el análisis del período colonial sirve de justificación y

base para la tesis o el discurso que se construye sobre la Revolución.

3. Importancia de la Revolución como período formativo de EEUU. Puede ser

definido como el momento crucial en la construcción de la identidad nacional.6 Por ello,

hay una vasta producción historiográfica. Se suma, además, un discurso basado en las

2 ATIENZA, LÓPEZ, Ángela. La producción historiográfica norteamericana sobre el período colonial

en la última década. En: ALBEROLA, ROMÁ, Armando (coord.). Diez años de historiografía

modernista. Bellaterra: Universidad Autónoma de Barcelona, 1997. P.190. 3 Podemos poner dos ejemplos para ilustrar lo enunciado. Un ejemplo clásico lo tenemos en el caso

del excepcionalismo (que explicaremos después) surge en los mismos momentos de la Revolución, ya que

está ligado a la justificación de la construcción de un nuevo Estado-Nación. Por ello, los momentos

fundacionales, como es el caso de la Revolución norteamericana, son clave para este punto de vista. Otro

ejemplo más actual es el auge en la historiografía estadounidense de las minorías, consecuencia de su

mayor visibilidad desde hace unas décadas. 4 WOOD, Gordon S. The Relevance and the Irrelevance of American Colonial History. En: MOLHO,

Anthony y WOOD, Gordon S. (eds.). Imagined histories: American historians interpret the past.

Princeton: Princeton University Press, 1998. P.144. 5 ATIENZA, LÓPEZ, Ángela. La producción historiográfica norteamericana sobre el período colonial

en la última década… p.202. 6 ATIENZA, LÓPEZ, Ángela. La producción historiográfica norteamericana sobre el período colonial

en la última década… p.202.

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preocupaciones que tienen los estadounidenses sobre su nación. ¿Es América diferente?

Hay una larga búsqueda de su identidad.7

Una vez establecidas las principales características, podemos pasar a la panorámica

general. Seguiremos un orden cronológico.

a) Ya en los primeros años de la República tenemos trabajos historiográficos. Del

período colonial se dice que es parte integral de la lucha por la emancipación y

la libertad.8 Sobre la Revolución destacan dos autores: William Gordon y David

Ramsay.9 Escriben las primeras obras sobre la Revolución. Lo más importante

de su obra es que hacen hincapié en el destino especial de América y aportan un

estudio exhaustivo de las fuentes del período.10

Otra aportación interesante son

los trabajos, ya en los primeros años del s.XIX, de Jared Sparks. Destacan por la

fascinación, que será universal en el tiempo, por las grandes figuras de la

Revolución.11

b) Si hay una figura central en la historiografía norteamericana esa es la de George

Bancroft (1800-1891). Él, más que nadie, es quién ha inculcado en la memoria

estadounidense la afirmación de que el período colonial es el camino de la lucha

hacia la libertad y la democracia que culminará en la Revolución.12

Su historia

es una historia moralista, que destaca por tres características básicas. En primer

lugar, es un planteamiento discursivo whig.13

En segundo lugar, es una historia

romántica.14

Y en tercer lugar, hay un marcado providencialismo.

c) La segunda mitad del siglo XIX puede ser dividida en dos partes, a la hora del

tratamiento que se hizo del pasado colonial y revolucionario. Vamos a ver

primero los trazos de un primer período, más continuista y ahistórico, pasando

luego al siguiente. De la fase colonial hay que destacar el papel de la memoria

histórica; el cómo las elites norteñas justifican su poder en base a sus lazos con

7 Es la pregunta clave tal y como vemos en RODGERS, Daniel T. Exceptionalism. En: MOLHO,

Anthony y WOOD, Gordon S. (eds.). Imagined histories: American historians interpret the past.

Princeton: Princeton University Press, 1998. P.21. 8 WOOD, Gordon S. The Relevance and the Irrelevance of American Colonial History… p.145.

9 Sus dos obras son, respectivamente: History of the Rise, Progress and Establishment of the

Independence of the United States of America (1788) y History of the American Revolution (1789). 10

Anón. The American Revolution: a historiographical introduction [en línea]. Disponible en PDF:

http://www.bl.uk/onlinegallery/features/americanrevolution/index.html. Consultado el 12 de abril de

2013. P.1. 11

Anón. The American Revolution: a historiographical introduction… p.3. 12

WOOD, Gordon S. The Relevance and the Irrelevance of American Colonial History… p.147. 13

Similar a la que se realizaba, por aquellos años, en Gran Bretaña. 14

Una historia de grandes hombres y acciones.

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los primeros colonos.15

Mientras tanto, del período revolucionario podemos

generalizar diciendo que se continúan los planteamientos de Bancroft, que llegan

incluso a Europa.16

El segundo período está marcado por la llamada Gilded Age. Una época de

escepticismo, que se transmite a la historiografía. Hay una revisión

metodológica y una crítica a los viejos historiadores por su sesgo y poco rigor.

Además, encontramos un mayor énfasis en los elementos económicos. Éstos

determinan el cambio político. La figura principal de esta época es Henry

Adams. Es de los pocos que tratan la fase colonial, ya que es considerada como

un período oscuro y casi mítico. Pero, en sus planteamientos, incluye una

historia de largo plazo, en base a las teorías germanistas, muy en boga en la

época.17

Y de la Revolución básicamente destaca que, haciendo un ejercicio de

Presentismo, sus ideales han sido traicionados.18

d) Después de un período destructivo viene un período constructivo. Así, las

primeras décadas del siglo XX constituyen una fecunda búsqueda de un estudio

serio y científico del pasado, tanto colonial, como revolucionario.19

Hay tres

paradigmas que aportan interpretaciones fundamentales. Son:

- La Escuela Imperial: sus principales autores son Herbert L. Osgood, Charles

McLean y Charles M. Andrews. Su aportación principal, al estudio de las

fases colonial y revolucionaria, es incorporar América al Imperio Británico

en su conjunto, rompiendo el estrecho nacionalismo de las escuelas

precedentes.20

Por ejemplo, el período colonial es contextualizado en el

proceso de expansión del 1º Imperio Británico, y por lo tanto, no es el primer

paso de América como nación.21

La Revolución es vista, también, bajo la

óptica de la expansión atlántica de los británicos. Eso sí, la Revolución

produce una crisis en dicho imperio. Aún así, hacen hincapié en el hecho de

15

Es la época de la Reconstrucción (1865-1875) en la que el Norte triunfante de la Guerra Civil

impone su hegemonía política. WOOD, Gordon S. The Relevance and the Irrelevance of American

Colonial History… pp.148-150. 16

Anón. The American Revolution: a historiographical introduction… pp.4-5. 17

Sobre el origen anglosajón/germano de las instituciones asamblearias. 18

Hay que entender que la llamada Edad Dorada (1875-1900) es la época del gran capital, del

evangelio de la riqueza y el darwinismo social. Una era de profundas desigualdades sociales, corrupción

política y auge del positivismo científico. Lo que se plantea historiográficamente, en este período, es un

producto de la época. 19

WOOD, Gordon S. The Relevance and the Irrelevance of American Colonial History… p.150. 20

Anón. The American Revolution: a historiographical introduction… p.5. 21

WOOD, Gordon S. The Relevance and the Irrelevance of American Colonial History… p.151.

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que la crisis no se debe tanto a la tiranía británica como a los intentos de

reestructuración del imperio e incluso a la influencia cultural inglesa dentro

de los propios revolucionarios.22

- La Escuela Progresista: sus principales representantes son Arthur

Schlesinger Sr. y, sobre todo, Charles A. Beard. Se gesta durante la Gilded

Age, en la cual, como hemos visto, hay un énfasis en las cuestiones

económicas.23

Ahora, las diferencias sociales que ello produce se enfatizan

más. Del período colonial se dice que es, en puridad, un antiguo régimen:

cuasifeudal y antidemocrático.24

De la Revolución hay que destacar una idea

de largo recorrido historiográfico: la economía como agente del cambio

histórico y escepticismo ante el papel de las ideologías, que en todo caso

tendrían un trasfondo económico.25

La Revolución es vista como un

conflicto social. Todo en un contexto de transformación de las colonias, que

acaba enfrentando las demandas de unas clases populares ``democráticas´´

frente a unas aristocracias inmovilistas. En medio, las elites comerciales

coloniales que defienden sus propios intereses. Por lo tanto, el conflicto

constitucional tiene un papel secundario.26

- Frederick Jackson Turner (1861-1932): estamos ante una figura polémica.27

Tiene un componente excepcionalista claro, pero, también es un precedente

de la nueva historia social e introduce parámetros como la geografía,

paralelos a los que está, en esos momentos, trabajando Annales en Europa.

Su tesis principal es la conocidísima Teoría de la frontera, que para él define

el carácter americano. Bajo ese paradigma, resta importancia a la fase

colonial, puesto que se basa en la implantación de patrones europeos.28

No

tiene casi influencia en la construcción de América. La Revolución no es

22

RODGERS, Daniel T. Exceptionalism… p.26. 23

La Escuela Progresista se denomina así porque nos encontramos en un momento histórico llamado

precisamente la Era Progresista (1900-1916). Hay una transformación en la política y una concienciación

de la necesidad de crear una sociedad más equilibrada. La cruzada antitrusts o la democratización de la

política son ejemplos paradigmáticos del espíritu de esta época. 24

WOOD, Gordon S. The Relevance and the Irrelevance of American Colonial History… p.153. 25

Anón. The American Revolution: a historiographical introduction… p.7. También encontramos un

análisis similar en ROSS, Dorothy. The New and Newer Histories: Social Theory and Historiography in

an American Key. En: MOLHO, Anthony y WOOD, Gordon S. (eds.). Imagined histories: American

historians interpret the past. Princeton: Princeton University Press, 1998. P.88. 26

Anón. The American Revolution: a historiographical introduction… p.8. 27

ROSS, Dorothy. The New and Newer Histories: Social Theory and Historiography in an American

Key… p.87-88. 28

WOOD, Gordon S. The Relevance and the Irrelevance of American Colonial History… p.152.

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11

importante en sí misma ya que es la frontera la que actúa como

emancipadora proporcionando a América su rumbo.29

e) Desde la finalización de la II Guerra Mundial en 1945 hasta los 60 la

historiografía norteamericana vive lo que se conoce como el ``consenso de

posguerra´´.30

Surge una nueva historia política en la que los distintos

historiadores aportan argumentos similares y bajo un mismo paradigma: la

Escuela Neowhig. Pero la conformación de dicha escuela es larga en el tiempo.

Para el período colonial destaca, como precursor, la figura de Robert E. Brown.

Refuta a las escuelas y tesis anteriores argumentando que la sociedad colonial

tiene características propias, como su carácter democrático.31

La fase

revolucionaria vive bajo postulados constitucionales y de pensamiento político.

Un autor interesante para el estudio de esta fase es Edmund S. Morgan. Su

pensamiento se puede dividir en dos ideas principales: el poder de las libertades

constitucionales y la coherencia/cohesión en la ideología de los patriotas. 32

Otro autor que merece la pena reseñar es Daniel J. Boorstin. Habla de revolución

conservadora que prima el conflicto constitucional sobre el social.33

Pero sin duda hay dos autores representativos de la Escuela Neowhig.34

Sus

aportaciones han trascendido el propio ``consenso de posguerra´´ constituyendo

sus tesis una de las principales líneas de interpretación del período estudiado a lo

largo y ancho de toda la historiografía sobre la Revolución.35

Gordon S. Wood

(1933- ) y Bernard Bailyn (1922- ) son historiadores fundamentalmente políticos

y su obra sigue estando, como hemos dicho, en toda referencia al tema

estudiado. Partimos del hecho de que para buscar los orígenes políticos e

29

RODGERS, Daniel T. Exceptionalism… p.25. 30

La victoria en la II Guerra Mundial da lugar a los llamados ``treinta gloriosos´´ o ``años

dorados´´(1945-1975). América se ve ``líder del mundo libre´´. También estamos en plena Guerra Fría:

años de consenso político interior, red scare y necesidad de construir una ideología capaz de enfrentar la

amenaza soviética. Por todo ello, se hace necesaria una historia política capaz de explicar el triunfo

pasado, presente y futuro de la democracia estadounidense. 31

WOOD, Gordon S. The Relevance and the Irrelevance of American Colonial History… p.155. 32

Anón. The American Revolution: a historiographical introduction… pp.8-9. 33

Anón. The American Revolution: a historiographical introduction… p.9. 34

Se conoce como neowhig ya que parte de los viejos preceptos de la Escuela whig inglesa, a través de

los postulados de Bancroft. Sus ideas sobre teoría política establecen que el pensamiento político inglés

van fluyendo progresivamente a Norteamérica, incluidas las ideologías de oposición, que, por ejemplo

vendrían de los tiempos de la Revolución Inglesa. 35

Fundamental es la obra de Bernard Bailyn: The Ideological Origins of the American Revolution

(1967).

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ideológicos del período revolucionario hemos de partir del colonial.36

Sus teorías

de base whig conectan el pensamiento político colonial con el inglés

metropolitano, de tal forma que nos encontramos con el radicalismo político

como fuente indispensable para entender el carácter de oposición de dicho

pensamiento colonial.37

Dos ideas clave para estos autores son el virtuosismo y

un pensamiento socialmente homogéneo.38

f) Los años 60 y 70 son años de crisis. Es el fin del ``consenso de posguerra´´.39

Desde el New Deal, el Estado financia nuevos proyectos que van renovando

metodología y planteamientos, incorporan a otras ciencias sociales al discurso

científico-historiográfico transformando profundamente las ciencias históricas.

La New Left History es perfecta representante de los nuevos tiempos. Su

forma de hacer historia se basa, ante todo, en una crítica al sistema vigente.40

Su

principal aportación es la construcción de nuevos sujetos históricos.41

Mujeres,

minorías o trabajadores, cada uno con su subcultura, se convierten en

protagonistas cuando anteriormente habían estado relegados. Se inicia una nueva

historia cultural asimilando propuestas provenientes de Europa como Annales, el

marxismo o el feminismo. Sin embargo, estamos ante una corriente heterogénea

ideológicamente, que va desde el radicalismo izquierdista hasta el liberalismo

americano.42

En lo que nos importa, resaltamos la importancia de los nuevos

sujetos y sus culturas que permiten abordar nuevos temas, como es el caso de los

lealistas en Robert M. Calhoon o no tan nuevos pero desde otras perspectivas,

como la esclavitud.

g) En el período actual nos encontramos con un panorama variado en propuestas y

espacios de análisis.43

36

LUTZ, Donald S. Bernard Bailyn, Gordon S. Wood, and Whig political theory [en línea].

Disponible en PDF: http://www.mmisi.org/pr/07_01/lutz.pdf. Consultado el 12 de abril de 2013. P.111. 37

LUTZ, Donald S. Bernard Bailyn, Gordon S. Wood, and Whig political theory… p.117. 38

LUTZ, Donald S. Bernard Bailyn, Gordon S. Wood, and Whig political theory… pp.117-118. 39

Las luchas por los Derechos Civiles, MacCarhy o Vietnam producen una crisis de valores en la

sociedad norteamericana mucho más crítica que la generación anterior. América ya no es virtud y

ejemplo. ROSS, Dorothy. The New and Newer Histories: Social Theory and Historiography in an

American Key… p.89. 40

ROSS, Dorothy. The New and Newer Histories: Social Theory and Historiography in an American

Key… p.90. 41

Anón. The American Revolution: a historiographical introduction… p.10. 42

Estamos ante una corriente historiográfica de marcado contenido presentista en un contexto de

protesta juvenil y efervescencia universitaria al calor de Vietnam o los nuevos movimientos culturales.

Recordamos que hay que identificar liberalismo americano con progresismo reformista. 43

Desde espacios locales, pasando por nacionales, a internacionales.

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13

Desde los 80 asistimos a un retorno triunfal de la narratividad; consecuencia

de la crisis de la historia social tradicional debido a la crítica realizada a ésta por

los cliometras.44

La narratividad supone una historia de consumo de masas.45

Del período estudiado destacan las biografías o la historia militar muy presentes

en autores como David McCullough.46

Heredera de la New Left History es la historia sociocultural. Ésta, mantiene el

sujeto plural y un énfasis en los conflictos y diferencias sociales.47

Conectada

con ella, tenemos la Escuela Neoprogresista de Gary B. Nash. En todo este

complejo contexto merece la pena destacar los trabajos de Robert Gross y otros

sobre historia local, incidiendo en los particulares motivos que influyeron en

cada comunidad para su participación en el proceso revolucionario.48

Desde una perspectiva más nacional, tenemos la pervivencia de la Escuela

Neowhig con autores conocidos como Gordon S. Wood. De ellos, destacamos

nuevos trabajos que inciden más en una revolución como obra

fundamentalmente progresista.49

44

ROSS, Dorothy. The New and Newer Histories: Social Theory and Historiography in an American

Key… p.92. 45

Anón. The American Revolution: a historiographical introduction… p.10. 46

Del autor destaca su biografía sobre el presidente John Adams, titulada precisamente: John Adams

(2001). 47

ATIENZA, LÓPEZ, Ángela. La producción historiográfica norteamericana sobre el período

colonial en la última década… p.186. PURCELL, Fernando. La Revolución Norteamericana y las

tensiones interpretativas en su historiografía reciente [en línea]. Disponible en PDF:

http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3620927. Consultado el 12 de abril de 2013. P.58. 48

PURCELL, Fernando. La Revolución Norteamericana y las tensiones interpretativas en su

historiografía reciente... p.58. 49

PURCELL, Fernando. La Revolución Norteamericana y las tensiones interpretativas en su

historiografía reciente… p.61.

Page 16: La sagrada causa de la libertad: religión, nación y ... · colonias, puritanismo, radicalismo, nación, ideología, democracia. ... Y por último, asistimos a la creación de una

14

2.2. Excepcionalismo y Atlantismo

Hemos tratado los principales enfoques de la historiografía norteamericana con

respecto a los períodos colonial y revolucionario. Pero hay dos cuestiones

fundamentales de las que no hemos hablado, o lo hemos hecho superficialmente. Son el

Excepcionalismo y el Atlantismo. No son unas escuelas historiográficas propiamente

dichas, más su influencia en las ciencias históricas norteamericanas es más que

palpable. Su importancia radica en que nos aportan claves relevantes en torno a las ideas

y su influencia histórica. Es el asunto que nos importa, por ello, vamos a pasar a su

análisis.

a) Excepcionalismo: esta corriente se basa en la búsqueda de una identidad. De

nuevo partimos de la pregunta: ¿es América diferente?50

Siempre se ha

remarcado que Estados Unidos poseía abundancia de tierras, recursos y una

ausencia de aristocracia hereditaria.

Rastreando los orígenes de esta concepción vemos que las fuentes para su

construcción son, fundamentalmente, tres:51

1. Concepto de Nuevo Mundo. EEUU es un mundo nuevo, alejado de la

decadente y corrupta Europa. Es un mundo de nuevas y mejores

posibilidades.

2. Providencialismo religioso. Vemos una constante referencia del pueblo

norteamericano como pueblo elegido.

3. Construcción del Estado-Nación. Las nuevas naciones necesitan

reivindicarse y asumir una identidad propia, de ahí su tono excepcionalista

en la retórica nacional.52

¿Acaso el resto de naciones no tiene un discurso excepcionalista? Lo tienen,

pero su énfasis en el discurso nacional no es tan grande. Sin embargo, lo más

importante es que no hacen hincapié en la idea del progreso. Para los

americanos, su historia es un camino de progreso constante. Por ello, la idea de

excepcionalismo recorre desde los primeros días de la nación hasta los actuales.

50

RODGERS, Daniel T. Exceptionalism… p.21. 51

RODGERS, Daniel T. Exceptionalism… pp.22-24. 52

Como vemos, las tres fuentes comparten una idea de progreso.

Page 17: La sagrada causa de la libertad: religión, nación y ... · colonias, puritanismo, radicalismo, nación, ideología, democracia. ... Y por último, asistimos a la creación de una

15

A pesar de lo dicho anteriormente, rastrear la idea de excepcionalismo antes

de 1945, en la historiografía, no es fácil.53

Se ve, pero es ambiguo. Un ejemplo

perfecto es George Bancroft. Debería ser el paradigma de excepcionalismo

clásico, y aunque está muy presente, admite, por ejemplo, la importancia de

Europa en la historia de Estados Unidos. Es algo más claro en Turner. Su Teoría

de la frontera consiste, básicamente, en trazar toda una historia norteamericana

en base a algo característicamente propio, es la presencia de una frontera como

elemento histórico determinante. Pero en esas mismas fechas, las Escuelas

Imperial y Progresista criticaron duramente al excepcionalismo, acusándolo de

nacionalismo corto de miras. Será en los años 30 y 40 cuando se vuelva a

recurrir al excepcionalismo. El mundo se sume en una nueva crisis, América

necesita rearmarse moralmente.

Sin duda, el gran apogeo del excepcionalismo son los tiempos de la Guerra

Fría. Los años del ``consenso de posguerra´´.54

Tras la II Guerra Mundial,

América busca su especificidad. No ha tenido el caos de la Europa

contemporánea. Un caos originado en el período revolucionario. Para los

historiadores de esta época, la Revolución, aunque popular, fue conservadora en

sus principios.55

El mayor representante de esta corriente de pensamiento fue Louis Hartz

(1919-1986).56

Es el gran representante del excepcionalismo norteamericano de

todos los tiempos. Sus ideas han tenido un profundo impacto en la teoría política

estadounidense. Y en la historiografía también, a pesar de que no fue historiador

sino politólogo. Su propuesta principal se basa en que la sociedad

norteamericana posee una historia especial que rompía con todas las ``leyes de la

Historia´´.57

Su idea de Revolución norteamericana parte de una comparación

con la Revolución francesa. Para él, la Revolución fue de espíritu

inequívocamente liberal, lo que garantizó una revolución moderada, estructurada

53

RODGERS, Daniel T. Exceptionalism… pp.25-26. 54

Recordemos que es la era del triunfo de América. 55

Fue la defensa de las libertades ya presentes, que Gran Bretaña pretendía arrebatarles. RODGERS,

Daniel T. Exceptionalism… pp.27-28. 56

Imprescindible, en todo análisis del pensamiento político norteamericano, es su obra titulada The

Liberal Tradition in America: An Interpretation of American Political Thought since the Revolution

(1955). 57

Tengamos presente el término ``leyes de la Historia´´, partimos de una concepción determinista de

lo que es el proceso histórico.

Page 18: La sagrada causa de la libertad: religión, nación y ... · colonias, puritanismo, radicalismo, nación, ideología, democracia. ... Y por último, asistimos a la creación de una

16

alrededor de un consenso de toda la comunidad social.58

59

Otros autores,

dedicados a la filosofía política, también compartieron la misma idea de

excepcionalismo. Es el caso de Arendt, Wood o Pocock. La diferencia está en

que ellos no parten de la idea de liberalismo, sino de republicanismo.60

Un

republicanismo que enfatiza las ideas de virtud o ciudadanía. Aún así, comparten

con Hartz los principios de unanimidad moral y revolución conservadora.61

Sabemos que desde los años 60 surge una historia crítica con los

planteamientos anteriores. Sin embargo, la crítica es difícil, no pueden huir

fácilmente de planteamientos como el excepcionalismo.62

63

Los historiadores de

la New Left History siguen haciendo énfasis en los conflictos tradicionales como

la Revolución. Buscan en los orígenes de la nación para encontrar las razones de

la ausencia, en EEUU, del socialismo y la debilidad de la clase obrera.64

65

Sigue

siendo un planteamiento excepcionalista, sólo que de matiz negativo.

Quizás, la respuesta más importante, hoy en día, al excepcionalismo sea el

atlantismo.66

Sin embargo, incluso en sus orígenes, el atlantismo posee cierto

aire excepcionalista, ya que liga el mundo atlántico al ``mundo libre´´ de la

posguerra. Un mundo en el que América actúa como líder.

b) El atlantismo: ``la primera historia de la globalización´´ como la han

denominado algunos.67

El atlantismo posee un importante desarrollo

58

SOUROUJON, Gastón. Arendt y las lecturas republicanas de la revolución norteamericana [en

línea]. Disponible en PDF: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3804803. Consultado el 13 de

abril de 2013. P.16. 59

``Without a feudal past, the inner, dialectical engine of History had no purchase. No Robespierre,

no de Maistre, no Marx, no Goebbels, no Stalin, only (in the shorthand Hartz affected) an eternal

Locke´´. RODGERS, Daniel T. Exceptionalism… p.29. 60

SOUROUJON, Gastón. Arendt y las lecturas republicanas de la revolución norteamericana… p.22. 61

HARTZ, Louis. La tradición liberal en los Estados Unidos: una interpretación del pensamiento

político estadounidense desde la Guerra de Independencia. Wicker, Tom (prol.); Martínez, Moctezuma,

Hugo (trad.). México D.F.: Fondo de Cultura Económica, 1994. P.25 y p.61. 62

RODGERS, Daniel T. Exceptionalism… p.29. 63

Y eso que para muchos, Vietnam demostró que la sociedad americana no era distinta a otras. 64

RODGERS, Daniel T. Exceptionalism… p.30. 65

También es cierto, que estos historiadores se vieron muy influidos por ciertos tópicos de la

izquierda europea que no hacían sino repetir las ideas de alguien, tan poco sospechoso de izquierdismo,

como Hartz. Y si bien el socialismo no fue tan poderoso como en Europa, el movimiento obrero del

Noreste merece ser replanteado. Hay que explicar el origen de los poderosos sindicatos obreros de los

años de posguerra. 66

RODGERS, Daniel T. Exceptionalism… p.29. 67

ARMITAGE, David. Tres conceptos de historia atlántica [en línea]. Disponible en PDF:

http://scholar.harvard.edu/files/armitage/files/281david_armitage_0.pdf. Consultado el 13 de abril de

2013. P.7.

Page 19: La sagrada causa de la libertad: religión, nación y ... · colonias, puritanismo, radicalismo, nación, ideología, democracia. ... Y por último, asistimos a la creación de una

17

historiográfico en EEUU. Es un poderoso influjo para los historiadores

norteamericanos. Su idea principal, con respecto a lo que nos interesa, es la

valoración que hace del fenómeno revolucionario norteamericano desde una

perspectiva internacional.68

Antes de pasar al desarrollo historiográfico,

debemos tener en cuenta que el concepto de Atlántico no remite a una

concepción de espacio histórico como la de Braudel.69

Los precedentes de este enfoque los encontramos en la Escuela Imperial o en

los internacionalistas políticos de la primera mitad del siglo XX.70

Sin embargo,

será a partir de los años 40 cuando la palabra Atlántico, y lo que significaba,

penetra en distintas ciencias sociales como la historia.71

Durante la Guerra Fría, el atlantismo, se convierte en un paradigma del

mundo democrático occidental frente al totalitarismo soviético.72

Y eso significa

que también llega a Europa, durante los años 50. Ya Lefebvre y Gottschalk

hablan de fases de una revolución occidental.73

Sin duda, son las figuras de

Jacques Godechot y Robert Palmer las que más hicieron por extender el

paradigma atlantista. Suyo es el concepto de Revolución atlántica.74

Desde los 60 hay una clara consolidación del atlantismo, ampliando sus áreas

de estudio y propuestas metodológicas. Surge un interés por temas como el

68

PURCELL, Fernando. La Revolución Norteamericana y las tensiones interpretativas en su

historiografía reciente... p.62. 69

BAILYN, Bernard. The Idea of Atlantic History [en línea]. Disponible en PDF:

http://www.estudiosatlanticos.com/documentos_mundo_atlantico_files/The_Idea_Atlantic_History.pdf.

Consultado el 13 de abril de 2013. P.20. 70

Hay que tener en cuenta que el atlantismo y las ideas liberales de internacionalismo han estado

profundamente unidas desde los tiempos del Presidente Wilson. Hombres como Walter Lippmann (1889-

1974) defendían un mundo occidental cooperativo y con estrechos lazos. BAILYN, Bernard. The Idea of

Atlantic History… pp.20-21. 71

La Carta Atlántica (1941), el Plan Marshall (1947) o la creación de la OTAN (1948) suponen hitos

en la creación de un atlantismo político que influirá en unas ciencias sociales subvencionadas por el

Estado. BAILYN, Bernard. The Idea of Atlantic History… p.22. 72

DE LA GUARDIA, Carmen. Historia Atlántica. Un debate historiográfico en Estados Unidos [en

línea]. Disponible en PDF: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3583392. Consultado el 13 de

abril de 2013. P.153. 73

GODECHOT, Jacques. Las Revoluciones (1770-1799). López, Pacheco, Jesús (trad.). Barcelona:

Labor, 1981. P.179. 74

Se habla de las conexiones entre la Revolución francesa y la norteamericana. Godechot pone dos

ejemplos. Por un lado, los clubes jacobinos asocian la bandera tricolor a la bandera estadounidense. Por

otro lado, los pastores de Nueva Inglaterra alabaron el celo revolucionario francés por destruir al papado y

su iglesia. GODECHOT, Jacques. Las Revoluciones (1770-1799)… p.179 y p.132. También hablan de

una relación inversa como fue la influencia de la Revolución francesa en el contexto político

norteamericano contemporáneo. , Bernard. The Idea of Atlantic History… pp.28-29.

Page 20: La sagrada causa de la libertad: religión, nación y ... · colonias, puritanismo, radicalismo, nación, ideología, democracia. ... Y por último, asistimos a la creación de una

18

comercio de esclavos75

o las diversas formas que hay de tratar la historia

atlántica.76

Las ideas políticas, que es lo que a nosotros nos interesa, tienen un lugar

importante en el análisis atlantista. Más es necesario ubicarnos espacialmente.

¿De qué Atlántico estamos hablando?77

Para nosotros, nuestro Atlántico es el del

norte. El del mundo anglosajón y bajo este prisma hemos de tener, como eje de

referencia, la premisa del sistema político inglés.78

Lo más interesante, por tanto,

de sus aportaciones es que huimos de la vieja historia nacional (con sus

limitaciones). No es algo perfecto ya que ¿No sería acaso una reedición de la

vieja historia imperial ya superada? El atlantismo no es el modelo perfecto,

también tiene sus críticos.79

Bernard Bailyn, y su obra, es el gran pilar del atlantismo historiográfico

norteamericano. Él parte del concepto de Atlántico anglosajón. Para los colonos,

el mapa ideológico de referencia siempre fue Gran Bretaña.80

La oposición al

sistema político de Walpole (1676-1745) y sus referencias a la necesidad de

construir un ``Gobierno mixto´´ son las claves del radicalismo. También asumen

otras referencias mentales del radicalismo inglés, como son la lucha entre virtud

o corrupción, su concepción negativa del gobierno, etc. La ilustración o el

constitucionalismo son instrumentos auxiliares, el centro ideológico está en el

radicalismo político.

Otras ideas interesantes, aportadas por el atlantismo, pueden ser las de David

Armitage. Por ejemplo, tenemos su tesis de que las ideas de los colonos,

desafectos con los agravios británicos, fueron publicitadas internacionalmente

para legitimar y ganar apoyos a su causa.81

Otras aportaciones son las de Ian

75

DE LA GUARDIA, Carmen. Historia Atlántica. Un debate historiográfico en Estados Unidos…

p.154. 76

En este sentido, el artículo de David Armitage, citado anteriormente, es paradigmático.

ARMITAGE, David. Tres conceptos de historia atlántica… 77

DE LA GUARDIA, Carmen. Historia Atlántica. Un debate historiográfico en Estados Unidos…

p.155. Es muy sugerente la frase de Armitage llamando al Atlántico ``un invento europeo´´. ARMITAGE,

David. Tres conceptos de historia atlántica… p.8. 78

BAILYN, Bernard. The Idea of Atlantic History… p.37. 79

ARMITAGE, David. Tres conceptos de historia atlántica… p.9. 80

BAILYN, Bernard. The Central Themes of the American Revolution: An Interpretation [en línea].

Disponible en PDF: http://studythepast.com/5397_fall12/materials/bailyn_centralthemes.pdf. Consultado

el 13 de abril de 2013. P.3. 81

PURCELL, Fernando. La Revolución Norteamericana y las tensiones interpretativas en su

historiografía reciente... pp.63-64.

Page 21: La sagrada causa de la libertad: religión, nación y ... · colonias, puritanismo, radicalismo, nación, ideología, democracia. ... Y por último, asistimos a la creación de una

19

Tyrrell, éstas ligan el triunfo del republicanismo, en la lucha contra los

británicos, en un contexto de luchas imperiales entre las potencias europeas.82

En cualquier caso, lo interesante del atlantismo es su capacidad comparativa,

que nunca ha de anular el estudio de factores locales. Sin embargo, es el mejor

enfoque para comprender adecuadamente la circulación de ideas en un mundo

amplio. Además, el atlantismo no es monolítico, hay muchos atlantismos.

Una vez explicadas ambas posiciones, hemos de resaltar que nuestra propuesta huye

del planteamiento excepcionalista, ya que su espíritu providencialista y su mecanicismo

son esquemas ya superados. Ahora bien, hay que tenerlo presente para entender cómo se

ha hecho una historia que ha elaborado un discurso, ya desde la Revolución, que ha sido

uno de los elementos constructivos de la retórica nacional estadounidense. Y puesto que

nos interesan cuestiones como esa, o el papel de la religión en dicha construcción, lo

tendremos presente. En cuanto al atlantismo, ya hemos comentado que tiene un valor

positivo, ya que es la mejor forma de enfocar y estudiar la difusión de la religión (como

fuente de ideas) en espacios amplios, en especial en el marco atlántico.

82

PURCELL, Fernando. La Revolución Norteamericana y las tensiones interpretativas en su

historiografía reciente... p.64.

Page 22: La sagrada causa de la libertad: religión, nación y ... · colonias, puritanismo, radicalismo, nación, ideología, democracia. ... Y por último, asistimos a la creación de una

20

2.3. La religión en el discurso historiográfico

Si hacemos una panorámica general podemos decir que el papel de la religión y su

influencia en la Revolución ha tenido un papel importante, pero ambiguo, en la

historiografía. 83

Y además, hay que enmarcar el asunto dentro de la discusión más

general de si los factores ideológicos tienen más o menos importancia. Para los whigs o

neowhigs sí, para los progresistas no. Nosotros nos enmarcamos en los primeros, no

porque coincidamos en sus planteamientos generales o sobre la religión, sino porque

creemos que la ideología tiene un papel indispensable en toda revolución.84

No vamos a hacer un recorrido cronológico de la religión en la historiografía, sino

que vamos a tratar las posiciones, que a nuestro juicio, nos parecen más interesantes

para el estudio. Y vamos a partir de un clásico como es Max Weber. 85

Estados Unidos aparece referenciado muchas veces como ejemplo en la obra de

Weber. Al igual que en otros casos, las ideas puritanas tienen mucha influencia en la

economía. El capitalismo se liga a un ethos, ya que la ganancia es un fin que tiene todo

un respaldo moral rodeándola.86

La ganancia se consigue mediante el trabajo que

también es fin y virtud. Y es fin porque se hace para mayor gloria de Dios.87

Lo

interesante de Weber es que nos aporta la interpretación del mundo religioso

norteamericano como un mundo calvinista. Por lo tanto, en cualquier estudio de la

religión en la época colonial se debe partir de un conocimiento de lo que es y significa

el calvinismo.

Otro autor clásico relevante es Georg Jellinek y toda la polémica a consecuencia de

la publicación de Orígenes de la Declaración de los derechos del hombre y el

ciudadano (1895). No nos importa tanto su tesis del origen de la Declaración en Estados

Unidos, como su tesis de que la libertad religiosa conduce a la política, ya que la

oposición religiosa conduce a la oposición política.88

83

No siempre se han puesto de acuerdo los historiadores en sus valoraciones del papel de la religión,

creando una multiplicidad de interpretaciones. Sí que hay algo más de consenso en la fase colonial. 84

La ideología entendida no en un sentido marxista, más bien en el marco de la Teoría de las

identidades y la necesidad de los grupos sociales de construir un universo mental común en su asociación. 85

Y su gran clásico que es Die protestantische Ethik und der Geist des Kapitalismus (1905). 86

WEBER, Max. La Ética protestante y el espíritu del capitalismo. Legaz, Luis (trad.). Barcelona:

Ediciones Península, 1988. Pp.45-49. 87

WEBER, Max. La Ética protestante y el espíritu del capitalismo… p.150. 88

``La idea de consagrar legislativamente esos derechos naturales, inalienables e inviolables del

individuo, no es de origen político sino religioso. Lo que hasta aquí se ha recibido como una obra de la

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21

Para Hartz, el puritanismo no es el origen estricto de la sociedad liberal.89

Sin

embargo, la religión es importante en tres aspectos. En primer lugar, por el espíritu de

hebraísmo que infunde.90

En segundo lugar, el papel movilizador de los ministros

religiosos.91

Y en tercer lugar, en los orígenes de la tradición contractualista.92

Una aportación muy interesante es la de J.C.D. Clarke.93

El simbolismo y el lenguaje

religioso eran esenciales para la sociedad inglesa y americana. Por ello hay que

contextualizar a la sociedad y sus creencias dentro de un marco de providencialismo

protestante. Llega incluso a hablar de la Revolución como una guerra de religión. 94

Para Bernard Bailyn el contenido de la teología puritana no es relevante, pero sí

como canalizador debido al fuerte moralismo y fervor evangélico.95

Las nuevas tendencias que han surgido al calor de la nueva historia cultural nos

presentan un panorama amplio y dinámico.96

Sus estudios se centran, sobre todo, en el

ámbito colonial. Patricia U. Bonomi representa estas nuevas tendencias. Sus

aportaciones más interesantes vienen del papel que da a la religión en la conformación

de la identidad americana. En las relaciones religión-sociedad-política se gestan una

serie de categorías mentales que se intercambian de un espacio a otro.97

Ruth H. Bloch

nos habla de la influencia de la religiosidad popular en la ideología revolucionaria.98

Resalta el papel del milenarismo y la influencia evangélica surgida del Gran Despertar.

Revolución, es en realidad un fruto de la Reforma y de sus luchas. Su primer apóstol no es Lafayette, sino

aquel Roger Williams que, llevado de su entusiasmo religioso, emigraba hacía las soledades, para fundar

un imperio sobre la base de las creencias, y cuyo nombre los americanos aún hoy recuerdan con

veneración´´. JELLINEK, G., BOUMTY, E., DOUMERGUE, E. y POSADA, A. Orígenes de la

declaración de derechos del hombre y del ciudadano. González, Amuschastegui, Jesús (ed.). Madrid:

Editora Nacional, 1984. P.105. 89

HARTZ, Louis. La tradición liberal en los Estados Unidos: una interpretación del pensamiento

político estadounidense desde la Guerra de Independencia… p.36. 90

HARTZ, Louis. La tradición liberal en los Estados Unidos: una interpretación del pensamiento

político estadounidense desde la Guerra de Independencia… p.49. 91

HARTZ, Louis. La tradición liberal en los Estados Unidos: una interpretación del pensamiento

político estadounidense desde la Guerra de Independencia… p.52. 92

HARTZ, Louis. La tradición liberal en los Estados Unidos: una interpretación del pensamiento

político estadounidense desde la Guerra de Independencia… p.59. 93

The language of liberty, 1660-1832: political discourse and social dynamics in the Anglo-American

world (1994). 94

CLARK, J. C. D. The language of liberty, 1660-1832. Political discourse and social dynamics in

the Anglo-American world. Cambridge: Cambridge University Press, 1994. P.296. 95

BAILYN, Bernard. The Central Themes of the American Revolution: An Interpretation… p.3. 96

ATIENZA, LÓPEZ, Ángela. La producción historiográfica norteamericana sobre el período

colonial en la última década… p.195. 97

ATIENZA, LÓPEZ, Ángela. La producción historiográfica norteamericana sobre el período

colonial en la última década… p.195. 98

ATIENZA, LÓPEZ, Ángela. La producción historiográfica norteamericana sobre el período

colonial en la última década… p.196.

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22

Todos estos nuevos planteamientos se van renovando en las últimas décadas,

proporcionándonos ideas interesantes, como la evolución e influencias del puritanismo

en el contexto de la cultura popular o la religión más allá de Nueva Inglaterra.99

Autores

como R. Hoffman nos dan nuevos puntos de vista hablándonos del pluralismo de una

sociedad colonial que también se expresaba en el ámbito religioso.100

También nos

interesa saber la evolución de la tolerancia o las relaciones de la religión con género y/o

raza.

De todo lo expuesto anteriormente, me quedo con varias ideas. Para empezar, hay

que hablar del protestantismo y su influencia a lo largo del mundo atlántico. Más que

una ideología es un espíritu y hay que tener en cuenta sus variadas manifestaciones.

Pero, aún así, también tiene un papel ideológico como lenguaje y difusor de ideas

políticas. La oposición religiosa muchas veces se convierte en oposición política. Y

todo ello poniéndolo en un contexto de diversidad, hay que huir de los esquemas y

prejuicios.

99

Yendo a nuevos espacios como las colonias centrales o sureñas. ATIENZA, LÓPEZ, Ángela. La

producción historiográfica norteamericana sobre el período colonial en la última década… p.196. 100

ATIENZA, LÓPEZ, Ángela. La producción historiográfica norteamericana sobre el período

colonial en la última década… pp.196-197.

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23

3. LA CONSTRUCCIÓN DE UNA IDEOLOGÍA NACIONAL

3.1. Ilustración y radicalismo político

Es difícil caracterizar el pensamiento de un grupo social concreto. Siempre existen

variaciones y no podemos tomarlo como un todo homogéneo. Ahora bien, también es

cierto que conviene, en la medida de lo posible, determinar cuál es el panorama

ideológico de grupos sociales importantes en un proceso revolucionario. Dicho lo cual

¿cómo se caracteriza el pensamiento de la elite revolucionaria norteamericana?101

Fundamentalmente por dos grupos de ideas: el pensamiento ilustrado y el radicalismo

político anglosajón. Ambos grupos tienen que ser valorados en su justa medida,

haciéndolo en base a su verdadero alcance, contenido y lenguaje.102

En primer lugar vamos a analizar el pensamiento ilustrado, en relación con

Norteamérica. Éste, se expresa, en nuestra área de estudio, como un pensamiento

racionalista, de toque reformista pero conservando las principales bases

socioeconómicas de la estructura ya vigente.103

Y socialmente, se hace necesario buscar

las interconexiones entre la Ilustración y la burguesía.104

Nuestro trabajo trata de encontrar aquellos factores, relacionados con la religión, que

ayudaron a construir un pensamiento nacional en los Estados Unidos. Debemos

determinar si la Ilustración tiene algún tipo de contenido religioso que ayudara en dicho

proceso. Debemos empezar por preguntarnos: ¿tiene la Ilustración unos orígenes

religiosos? ¿Es el último coletazo de la Reforma, que pretendía preservar las libertades

de mente y espíritu, como decía Hegel?105

¿O es un movimiento esencialmente

101

Y con dicha elite me refiero a aquellos grupos sociales que ya formaban parte de las clases

dirigentes en la fase colonial. Y más concretamente, con los que no aceptaron la reestructuración imperial

llevada a cabo por Gran Bretaña a partir de 1763. Como ya hemos dicho, el panorama ideológico que

vamos a construir tiene, ante todo, un valor explicativo. La situación es mucho más compleja, más no

ayuda a entender varios grupos de ideas que estaban presentes en la ideología revolucionaria y que,

además, tenían un marcado componente elitista. 102

KETCHAM, Ralph. ``The Enlightenment´´. En: COOKE, J. E. (ed.). Encyclopedia of the North

American Colonies. V.III. Nueva York: Maxwell Macmillan, 1993. P.161. 103

Al igual que en Europa, la Ilustración tiene unos afanes reformistas, pero compatibles con

mantener las esencias de las estructuras vigentes. En un principio, no es un pensamiento revolucionario.

Ahora bien, recordemos que la estructura colonial difiere, más o menos, con la estructura europea. Y que

de la Ilustración se derivan ideas que, posteriormente, sí tendrán un contenido fuertemente revolucionario.

BAILYN, Bernard. Los orígenes ideológicos de la revolución norteamericana. Vanasco, Alberto (trad.).

Buenos Aires: Paidós, 1972. P.39. 104

MESTRE, SANCHÍS, Antonio. La Ilustración. Madrid: Síntesis, 1993. P.12. 105

OUTRAM, Dorinda. Panorama de la Ilustración. Martínez, Castellone, Rodolfo (trad.). Barcelona:

Blume, 2008. P282.

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24

anticristiano, tal y como nos lo dice Peter Gay?106

Ha habido un denso debate

historiográfico sobre dicha cuestión. Para whigs y marxistas la Ilustración tiene un claro

componente calvinista.107

Más interesantes son, a nuestro juicio, las tesis de autores

como Kolakowski y Trevor-Roper. Hablan de heterodoxos de la Reforma, pensadores

que se declaraban cristianos pero que no pertenecían a una ortodoxia.108

El componente,

por tanto, de disidencia religiosa.

¿Y cuál es la razón por la qué se hace necesario tener en cuenta el contexto anglo-

americano? Pues porque la Ilustración de las colonias británicas es más propia de la

tradición inglesa que de la continental.109

Y dentro de dicho contexto, las células

religiosas se basan en parroquias, las cuales tienen un componente autónomo donde la

disidencia religiosa es más factible. Y para el siglo XVIII, ya había penetrado en ellas

ese pensamiento más racionalista y tolerante. El mensaje religioso se había vuelto más

formal y abierto a las nuevas ideas. Pero no es tanto un progreso de las mismas ideas

religiosas, como un progreso en las mentes de las elites locales, que a fin de cuentas

eran las que controlaban las congregaciones de su localidad. Por eso, va a haber un

enfrentamiento con el nuevo evangelismo. Y vamos a ver la causa de que la Ilustración

norteamericana sea de base conservadora. Ella pretende conservar la sociedad moderna,

que ha ido evolucionando paulatinamente.110

Está en contra de todas aquellas ideas

radicales religiosas que lo único que habían producido eran luchas y conflictos en

Europa. Y eso, a los grupos dominantes no les interesaba. Además, tampoco estaban de

acuerdo con ciertas ideas igualitaristas de dicho evangelismo, por lo menos hasta el

estallido de la crisis en la década de los 60 del XVIII.

Pero si hay algo que puede definir muy bien la Ilustración y su tiempo es que ayudó a

crear una era global.111

Se transfieren ideas y personas. Y todas ellas, comparten un

106

HAAKONSSEN, Knud. Enlightened Dissent: an introduction. En: HAAKONSSEN, Knud (ed.).

Enlightenment and religion. Rational Dissent in Eighteenth-Century Britain. Cambridge: Cambridge

University Press, 1996. P.1. 107

MESTRE, SANCHÍS, Antonio. La Ilustración… p.26. 108

MESTRE, SANCHÍS, Antonio. La Ilustración… p.26. 109

KETCHAM, Ralph. ``The Enlightenment´´… p.151. 110

Sobre la Ilustración y su relación con el mundo anglosajón ver: POCOCK, John G. A. Ilustración

conservadora y revolución democrática: los casos de Norteamérica y Francia desde una perspectiva

comparada. En: POCOCK, John G. A. Historia e Ilustración. Doce estudios. Feros, Antonio y Pardos,

Julio A. (eds.); CASADO, A… [et al.] (trads.). Madrid: Marcial Pons, 2002. 111

Se puede matizar. Nos quedamos con era global, pero atendiendo a un contexto geográfico

occidental. OUTRAM, Dorinda. Panorama de la Ilustración… p.10.

Page 27: La sagrada causa de la libertad: religión, nación y ... · colonias, puritanismo, radicalismo, nación, ideología, democracia. ... Y por último, asistimos a la creación de una

25

lenguaje ilustrado más o menos común.112

¿Cómo es ese lenguaje? Es un lenguaje de la

luz.113

Hay toda una serie de ideas, de matiz positivo, que podemos asociar a una

simbología luminosa. Ideas como benevolencia o tolerancia. Se construye una

simbología solar, asociada a unos nuevos tiempos. En el fondo, también coincide con

ciertas ideas cristianas.114

Es un lenguaje sincrético, aún así es un lenguaje sólo para

unos pocos. A pesar de que desde tiempos de la Reforma hay un auge de la cultura

escrita a través de la imprenta, en el siglo XVIII todavía estamos ante una cultura para

unas elites.115

Puede haber un incremento en panfletos, libros o periódicos pero, de

media, sólo hay un 10% de alfabetización.116

Como contrapunto, también es cierto que

en Norteamérica dichas cifras eran mayores. Sin embargo, las nuevas ideas ilustradas se

limitan a zonas urbanas y muchas veces su conocimiento es superficial.117

Con todo, y a pesar de sus límites y matizaciones, la Ilustración tiene como gran

valor positivo la creación de la opinión pública.118

Lo cual, es esencial para comprender

el surgimiento de una sociedad nacional contemporánea, como fue la norteamericana

tras la revolución.

Anteriormente, hemos dicho que el otro gran pilar del pensamiento de la elite

revolucionaria era el radicalismo político inglés. Para autores, de la corriente neowhig,

como Bernard Bailyn, es fundamental para entender el pensamiento revolucionario.119

Se caracteriza por ser una crítica a las estructuras y fundamentos al orden whig.120

Su

influencia se hizo sentir en todo el mundo anglosajón. De hecho, la Revolución

112

Estamos hablando específicamente de Ilustración pero podemos poner otros ejemplos, como las

migraciones de hugonotes franceses a Norteamérica. Y hablamos de lenguaje común porque la Ilustración

comparte ciertos rasgos generales. Pero también hemos visto que la situación local es relevante a la hora

de definir la Ilustración en un espacio concreto. 113

Citando a Condorcet: ``Llegará el tiempo en que el sol brillará sólo para los hombres que no tengan

otro amo que su razón´´. OUTRAM, Dorinda. Panorama de la Ilustración… p.37. 114

``Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la

vida´´ (Juan 8:12). 115

DOYLE, William. The old European order. 1660-1800. Nueva York: Oxford University Press,

1992. P.187. 116

HUFTON, Olwen. Europa: privilegio y protesta. 1730-1789. Valero, Fernando (trad.). Madrid:

Siglo XXI, 1983. P.74. 117

BAILYN, Bernard. Los orígenes ideológicos de la revolución norteamericana… p.40. 118

Opinión pública como concepto tal y como lo entendemos actualmente. Dicho análisis de la

Ilustración de acuerdo a dicho parámetro se lo debemos, ante todo, a las aportaciones de la Escuela de

Frankfurt. OUTRAM, Dorinda. Panorama de la Ilustración… p.299. 119

BAILYN, Bernard. Los orígenes ideológicos de la revolución norteamericana… p.45. 120

Entendiendo por ``orden whig´´ aquel régimen parlamentario oligárquico de la Inglaterra

dieciochesca. Un régimen, que además de sus fundamentos políticos, también se extiende a cuestiones

sociales, como el clientelismo o el surgimiento de una aristocracia y alta burguesía de los negocios que

posee el monopolio de la dirección de dicha sociedad. POCOCK, John G. A. Críticas radicales del orden

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norteamericana puede ser interpretada como una rebelión contra el orden whig, en una

cuestión tan fundamental como es la soberanía parlamentaria.121

Sería una rebelión

contra dicha soberanía, para crear una propia. Y todo partiría de la crítica al sistema

político inglés.

El nuevo orden, fundamentado en los principios radicales, y que construyó la nueva

nación, generó una nueva cultura. Dicha cultura se asienta en conceptos como libertad,

virtud y, ante todo, sobre la base de un nuevo orden jurídico santificador de la

propiedad.122

La propiedad se entiende como bien útil, tanto en su concepción

capitalista, como en la idea radical-republicana de la gestación del ciudadano virtuoso.

Este nuevo orden, se basa políticamente, en una sociedad política de derechos y

separación de poderes. Y dentro de esos derechos, destaca el de libertad religiosa. Y

forma parte de esa nueva cultura. Ya no hay un rey-iglesia sino un régimen de

pluralidad. Y anticlerical.123

La nueva cultura se basa en un teísmo unitarista.124

En

general, las elites revolucionarias pertenecían a una disidencia religiosa de

presbiterianos, congregacionistas y baptistas. A ello, se sumó el racionalismo político

del radicalismo inglés, lo que llevó finalmente a la idea de tolerancia. Por otro lado,

tampoco era algo raro para una sociedad norteamericana caracterizada, de facto, por la

pluralidad. Además, estamos es una sociedad estructuralmente clientelar, donde ganar

voluntades a una causa es fundamental.125

Sumar la tolerancia religiosa a la causa

revolucionaria podía ser muy ventajoso.

whig en el período entre revoluciones. En: POCOCK, John G. A. Historia e Ilustración. Doce estudios.

FEROS, Antonio y PARDOS, Julio A. (eds.); CASADO, A… [et al.] (trads.). Madrid: Marcial Pons,

2002. P.135. 121

POCOCK, John G. A. Críticas radicales del orden whig en el período entre revoluciones... pp.153-

154. 122

Entendemos por cultura toda aquella panoplia de ideas, leyes, pensamientos y estructuras

simbólicas que genera una sociedad para construir una ideología, que ayuda a dicha sociedad a explicar y

mitificar el orden socioeconómico vigente. Pero vamos más allá de la simpe definición de reminiscencias

marxistas, puesto que también incluimos en el orden a la política y otros factores que determinan a una

sociedad histórica concreta. 123

Una idea muy útil, como veremos luego, en los tiempos de la Revolución. 124

Debemos huir del adjetivo fácil llamando deístas a los revolucionarios. Desde luego no son deístas

tal y como podemos entenderlo hoy. Creyentes en una divinidad que no interviene en asuntos humanos.

El deísmo de aquella época es más bien un teísmo. Se cree en una divinidad no especificada, pero que sí

interviene en los asuntos humanos; es una creencia benevolente, poco estructurada y dedicada a la

búsqueda de la felicidad. Y que es unitarista porque es aconfesional, pero reconoce la importancia moral

de la religión para una sociedad. HUFTON, Olwen. Europa: privilegio y protesta. 1730-1789… p.75.

HAAKONSSEN, Knud. Enlightenment and religion. Rational Dissent in Eighteenth-Century Britain…

p.41. 125

BLACK, Jeremy. La Europa del siglo XVIII. 1700-1789. Rueda, Sabater, Mercedes (trad.); García,

García, Bernardo José (revisión científica). Madrid: Akal, 1997. P.442.

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Hay, sin embargo, que tener presente los límites del alcance revolucionario y de

protesta del pensamiento de la elite. Si miramos la sociedad desde abajo, vemos que

cada segmento social tiene sus propias formas de cultura y protesta.126

Donde hay razón

y documentos hay costumbre y violencia.127

Hay distintas formas de expresar real y

simbólicamente la protesta, distintos lenguajes.128

Por eso, el pensamiento de los Padres

Fundadores debe adscribirse a su contexto social; su influencia como elites en el

Gobierno fue fundamental, pero la Revolución fue de todos y dichos personajes sólo

eran una parte de la ideología y del proceso revolucionario.

La masonería es un buen ejemplo de las posibilidades, contradicciones y límites de la

actuación de la elite.129

Es un movimiento de elites ilustradas, con lo que ya tiene ciertas

limitaciones porque no incluye a toda la elite.130

Se ha debatido largamente sobre su

influencia en la Revolución norteamericana. Y lo cierto es que la mayor parte de las

jerarquías de la masonería colonial apoyaron a Inglaterra. Las logias estaban divididas

entre sí.131

Las distintas denominaciones religiosas protestantes no tenían gran relación

con la masonería. Y hombres como James Madison (1751-1836) se unieron a alguna

logia tras la guerra. Su influencia fáctica y directa parece mínima.132

Por otro lado, la

masonería es, en sí misma, apolítica. Hay que entenderla más como una nueva forma de

sociabilidad para ciertos grupos.133

¿Entonces por qué ha sido tan ensalzada la

masonería y su presunta participación en la Revolución? Es cierto que algunos líderes,

como George Washington (1732-1799) o Benjamin Franklin (1706-1790), fueron

masones pero en el proceso de sacralización de sus figuras se sobredimensionó el papel

de la masonería.134

Volvemos a repetir que la masonería es una forma de interacción

126

THOMPSON, E. P. La sociedad inglesa del siglo XVIII: ¿lucha de clases sin clases? En:

THOMPSON, E.P. (ed.). Tradición, revuelta y consciencia de clase: estudios sobre la crisis de la

sociedad preindustrial. FONTANA, Josep (pról.); RODRÍGUEZ, Eva (trad.). Barcelona: Crítica, 1984.

P.17. 127

THOMPSON, E. P. La sociedad inglesa del siglo XVIII: ¿lucha de clases sin clases?... p.44. 128

THOMPSON, E. P. La sociedad inglesa del siglo XVIII: ¿lucha de clases sin clases?... p.52. 129

Podemos definir a la masonería como un fenómeno histórico, que ya desde sus orígenes posee un

contenido iniciático, simbólico, asociativo y ético. Por lo tanto, tiene carácter ideológico. FERRER,

BENIMELLI, José Antonio. La masonería. Madrid: Alianza Editorial, 2001. Pp.9-27. 130

Hay que tener en cuenta que estamos hablando, todo el rato, de elites como si fuera un todo

homogéneo. Pero las elites coloniales y posteriormente de la fase revolucionaria, estaban divididas. Y

entre ellas mismas había numerosas variaciones ideológicas. 131

DANTON G. 18. ``La masonería en América´´. En: DANTON G. 18. Historia general de la

masonería. Castelar, Emilio (pról.); Seoane, Prieto, Raúl (ed.). T. III. Laracha (A Coruña): Xuntanza,

2002. P.358. 132

RIDLEY, Jasper. Los masones. Hojman, Eduardo (trad.). Buenos Aires: Vergara, 2000. P.128. 133

FERRER, BENIMELLI, José Antonio. La masonería… p.50. 134

Ha sucedido con otros libertadores también. FERRER, BENIMELLI, José Antonio. La

masonería… p.80.

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social entre individuos, normalmente de alta extracción. ¿Hay debate de ideas políticas

dentro de la masonería? Sí.135

Pero estas ideas son consustanciales al individuo y no a la

masonería en sí misma.136

Por lo tanto, la masonería es importante como forma de

agrupación social y marco de expresión de ideas, no tanto como generadora de éstas. Al

menos, en el marco de la Revolución norteamericana. Tampoco debemos olvidar como

se ha ido creando la imagen de la masonería a lo largo de la historia estadounidense.

Pero eso es un proceso posterior a la Revolución, aunque muy importante en lo que es la

creación de una ideología nacional.

135

FERRER, BENIMELLI, José Antonio. La masonería… p.183. 136

Pongamos el ejemplo del Gran Arquitecto. Una figura masónica esencial. Designa al Dios, Padre

Celestial. Pero dicha idea, sus connotaciones y su simbolismo ya está presente en ciertas teologías

cristianas. La masonería lo incluye porque forma parte del legado cultural en la que se desarrolla. Tiene

un carácter cristiano indudable. La idea preexiste. Muchos masones son católicos, protestantes… Cada

uno tiene sus creencias, la masonería lo único que hace es establecer un marco. Eso es la masonería: un

marco. Novedoso en el Antiguo Régimen, pero sus planteamientos ideológicos beben de muchas fuentes

que ya existían. Y probablemente, ideas como la tolerancia o el progreso fueron adquiridas por los

masones de otras muchas fuentes a lo largo de su trayectoria personal individual. FERRER, BENIMELLI,

José Antonio. El Gran Arquitecto. En: FERRER, BENIMELLI, José Antonio (dir.). Masonería y religión:

convergencias, oposición, ¿incompatibilidad? Madrid: Editorial Complutense, 1996. P.49.

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29

3.2. Protestantismo y revolución

¿Tiene el protestantismo, en sí mismo, un carácter revolucionario? Siempre se ha

dicho que la Reforma supuso, para Europa, la ruptura de la Cristiandad medieval. Nos

surgen, por tanto, otras preguntas: ¿es el origen del mundo moderno? ¿Qué clase de

participación tiene en la génesis de dicho mundo? Ya a inicios del siglo XX se lo

planteo Ernst Troeltsch.137

Su conclusión fue, que quizás en sí mismo no es el origen del

mundo moderno, pero a largo plazo y por sus consecuencias es un factor de cambio

estructural.138

Por lo tanto, ya tiene un primer contenido revolucionario: es un agente de

cambio. Este agente de cambio hay que contextualizarlo en un marco de revolución

cultural.139

Es un aldabonazo en las mentalidades y conciencias. También es cierto que

protestantismo y modernidad son dos conceptos generales, usados sólo por su valor

explicativo.140

El protestantismo no es un todo uniforme. Y muchísimo menos la

religión en la Europa del quinientos. El mundo religioso-cultural de la Europa moderna

puede ser dividido en tres partes: catolicismo, reforma magisterial y la reforma

radical.141

Cada parte genera culturas distintas.142

Si nos centramos en el protestantismo,

vemos que luteranismo y calvinismo generan unas culturas determinadas, parecidas

entre sí; en cambio los radicales son mucho más diversos, entremezclados, casi

individuales en sus culturas.

Dicho lo cual, podemos decir que el protestantismo supone una ruptura, unos

cambios de paradigma. Por ejemplo, la Biblia se convierte en un elemento central, y ello

tiene consecuencias relevantes. Sin embargo, para saber si hay algo de revolucionario,

137

La obra clásica de Troeltsch es: Die Bedeutung des Protestantismus für die Entstehung der

modernen Welt, 1912. 138

Las raíces del protestantismo, para el autor, tienen un origen medieval, por lo tanto no es sensu

stricto un fenómeno moderno, ni es lo que origina en sí la modernidad. Ahora bien, su impacto es tal que

sus efectos a largo plazo cambiaran el mundo. Algo más allá de la misma modernidad, cambiarán el

Antiguo Régimen. TROELTSCH, Ernst. El protestantismo y el mundo moderno. Ímaz, Eugenio (trad.).

México D. F.: Fondo de Cultura Económica, 1967. Pp.50-51. 139

STONE, Lawrence, La Revolución Inglesa. En: ELLIOT, John Huxtable, MOUSNIER, Roland,

RAEFF, Marc, SMIT, J. W. y STONE, Lawrence. Revoluciones y rebeliones de la Europa moderna.

Paredes, Larrucea, Blanca (trad.). Madrid: Alianza Editorial, 1986. P.73. 140

TROELTSCH, Ernst. El protestantismo y el mundo moderno… p.30. 141

La idea de una división tripartirá viene de LUTZ, Heinrich. Reforma y Contrarreforma. Sáez,

Arance, Antonio (trad.). Madrid: Alianza Editorial, 1992. p.211. Sin embargo, la división de la Reforma

corresponde a la tesis central de la siguiente obra: WILLIAMS, George H. La reforma radical. Alatorre,

Vergara, Antonio (trad.). México D. F.: Fondo de Cultura Económica, 1983. 142

TROELTSCH, Ernst. El protestantismo y el mundo moderno… pp.30-31.

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30

hemos de observar el contenido político y social del protestantismo, tanto en su variante

magisterial como radical.143

Si empezamos por el contenido político, ya desde Ranke, con su Historia de

Alemania en la Era de la Reforma, se habla de una interacción continuada entre iglesia

y Estado durante la modernidad.144

Y tenemos que el protestantismo tiene algo que

decir de la política. Sabemos, y lo vemos muy bien con el luteranismo, que hay una

tendencia a crear iglesias territoriales controladas por las autoridades políticas. Es un

binomio. Hay un contenido, al menos en ese sentido, político. ¿Revolucionario? Habría

que ver como es esa relación autoridad política/iglesia. Más tarde lo veremos en

Norteamérica; pero quizás esté más claro si vamos directamente al plano ideológico. O

no, ya que, en general, las posiciones son muy heterogéneas, ambiguas y hasta

contradictorias. Un caso, además relevante por nuestra área de estudio, es el del

calvinismo y su doctrina política. En ocasiones, justifica la resistencia a la autoridad,

pero la resistencia es aristocratizante (idea de predestinación), no tiene un contenido

``democrático´´. La rebelión la lideran unos pocos elegidos, unas elites disidentes.145

¿Qué hay de revolucionario en ello? Por otro lado, el calvinismo introduce el concepto

de representación, pero sólo para unos pocos, los miembros de una comunidad de

santos.146

El contenido político del protestantismo tiene que ser regionalizado, atenerlo a

las circunstancias sociopolíticas que explican la adaptación de una doctrina a su

contexto.147

Toda revolución tiene un contenido social. El marco social del protestantismo es la

congregación, la parroquia local.148

Es el centro de expresión de la sociabilidad, ideas,

miedos en un marco religioso.149

También, es el lugar básico de control social.150

Es

143

Los contenidos políticos y sociales suelen definir, bastante bien, el alcance revolucionario de un

fenómeno cultural/religioso/ideológico. 144

LUTZ, Heinrich. Reforma y Contrarreforma… p.204. 145

TROELTSCH, Ernst. El protestantismo y el mundo moderno… pp.63-64. 146

Es lo que ocurre con los puritanos angloamericanos. La comunidad dirige sus asuntos, pero ella

está integrada exclusivamente por los miembros de la congregación local. Y eso siendo generosos, habría

que ver cuál es el papel de las mujeres. 147

Un caso perfecto es el modelo oligárquico de los Países Bajos que poco tiene que ver con el de

Alemania y que, a pesar de sus semejanzas, tampoco es igual que el de los revolucionarios ingleses.

LUTZ, Heinrich. Reforma y Contrarreforma… p.285. 148

Quizás, el término parroquia tiene unas reminiscencias católicas, lo usamos por ser un término que

mentalmente asociamos a una comunidad religiosa local. 149

HILL, Christopher. De la Reforma a la Revolución industrial: 1530-1780. Beltrán, Jordi (trad.).

Barcelona: Ariel, 1980. Pp.124-125.

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31

aquí donde podremos buscar el contenido revolucionario del protestantismo, más que en

los grandes hombres y sus discursos. Entramos en el elemento estructural de la sociedad

moderna, lo que cambia en la parroquia cambia en el resto. Hay que ir al pilar más que

al dogma.

Si retomamos la idea de control social, lo primero que hemos de decir es que el

púlpito es un poderoso instrumento de comunicación. Siempre fue un objetivo del

Estado controlarlo. En el mundo protestante, sobre todo en su vertiente radical, tiene

una gran importancia para comprender el poder revolucionario del protestantismo. En

las congregaciones locales en las que desaparece la autoridad, la discusión de los textos

bíblicos, más el mensaje del ministro se convierten en expresiones de opinión mucho

más libres que en otros espacios.151

La propia estructura organizativa de las

comunidades religiosas locales es, en muchos casos, democrática. Eso genera una

cultura política distinta. Por eso, el control de los mensajes y de quién los lanza es

esencial.152

Es la clave del control de la conciencia colectiva.153

La desaparición de la

autoridad de la parroquia supone la efervescencia de nuevas ideas.154

Es el principio del

fin de los dogmas: cunde el escepticismo y la ruptura con lo vigente.

Surge un nuevo lenguaje, que va más allá de la teología. Muchos de los nuevos

mensajes tienen un gran calado revolucionario. Llaman a la transformación, a la ruptura.

Por ejemplo, hay un llamamiento al uso de la conciencia contra la autoridad.155

Se

produce un proceso de demonización del enemigo, esto puede ser hacía un enemigo

visible, como Jorge III, o hacía algo más abstracto como la corrupción.156

También hay

una ruptura con el presente que se traduce en una vuelta a un pasado dorado o bien en

mensajes milenaristas. Todo ello, en un contexto de mesianismo y providencialismo

150

Como dijo Thomas Fuller (1608-1661): ``Los que tienen en sus manos el timón del púlpito dirigen

siempre como los place los corazones del pueblo´´. HILL, Christopher. De la Reforma a la Revolución

industrial: 1530-1780… p.127. 151

Como dice Stone: ``En una época de conflictos ideológicos, esta falta de un control severo sobre

los medios de comunicación representaba un obstáculo muy grave para cualquier gobierno´´. STONE,

Lawrence, La Revolución Inglesa… pp.85-86. 152

CONTRERAS, Jaime y MARTÍNEZ DE CODES, Rosa María. Hacia una Historia Atlántica:

visiones religiosas compartidas [en línea]. Disponible en PDF:

http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3255570. Consultado el 26 de abril de 2013. P.202. 153

CONTRERAS, Jaime y MARTÍNEZ DE CODES, Rosa María. Hacia una Historia Atlántica:

visiones religiosas compartidas… p.205. 154

STONE, Lawrence, La Revolución Inglesa… p.105. 155

HILL, Christopher. Intellectual Origins of the English Revolution. Nueva York: Oxford Univertity

Press, 1997. P.327. 156

FOSTER, Robert y GREENE, J. P. Introducción. En: ELLIOT, John Huxtable, MOUSNIER,

Roland, RAEFF, Marc, SMIT, J. W. y STONE, Lawrence. Revoluciones y rebeliones de la Europa

moderna. Paredes, Larrucea, Blanca (trad.). Madrid: Alianza Editorial, 1986. P.14.

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protagonizado por los hombres (no por Dios).157

La comunidad de los elegidos

transforman el mundo. Se genera todo un vocabulario religioso que comunica unos

mensajes cuyo significado irá, con el tiempo, trascendiendo lo meramente espiritual.158

Todo este cambio radical en las estructuras y lenguajes se produce, sobre todo, en las

comunidades surgidas del protestantismo radical. ¿Cómo podríamos valorar y definir a

esta reforma radical? Christopher Hill ha hablado de una llamada de atención en una

situación de profundas desigualdades.159

George H. Williams interpreta que es una

revolución abortada pero con profundas consecuencias.160

El mismo Williams habla de una reforma radical dividida en tres movimientos

principales. Sin embargo, todos coincidirían en un gran celo misionero, en el absoluto

libre albedrio y en un misticismo popularizado.161

El primer tipo de protestantismo

radical es el anabaptismo.162

Su carácter es eclesiológico y constitucionalista. El

segundo es un espiritualismo individual, que hace énfasis en el contacto con lo

divino.163

Por último, tendríamos a los racionalistas cristianos.164

Son aristocráticos y su

mensaje se basa en una piedad individual y en una indiferencia frente al rito. Todos

tienen un componente revolucionario claro. Hay un uso del lenguaje escatológico, una

llamada a la transformación de la Iglesia más allá de la simple reforma y un alto

contenido moral. En síntesis, podemos decir que su mensaje supone una ruptura del

statu quo.165

Sin embargo, hay que diferenciar al anabaptismo de las otras dos corrientes.

Fundamentalmente porque las otras dos se dirigen a otros grupos sociales. Grupos no

populares. En el caso del racionalismo cristiano, podemos decir que es un movimiento

de elites intelectuales. También es un movimiento de elites el espiritualismo, a pesar de

que también se traslada a otras capas de extracción media. El espiritualismo es muy

importante por su contenido profético, de renacimiento y mesianismo. Por el contrario,

157

TENENTI, Alberto. De las revueltas a las revoluciones. Pons, María (trad.). Barcelona: Crítica,

1999. P.116. 158

TENENTI, Alberto. De las revueltas a las revoluciones… p.115. 159

159

HILL, Christopher. De la Reforma a la Revolución industrial: 1530-1780… pp.226-227. 160

WILLIAMS, George H. La reforma radical… p.1. 161

Hay que matizar que para ellos estar predestinado no está en contradicción con la libertad de

elección y acción de todo individuo. WILLIAMS, George H. La reforma radical… p.3. 162

WILLIAMS, George H. La reforma radical… p.949. 163

WILLIAMS, George H. La reforma radical… pp.949-950. 164

WILLIAMS, George H. La reforma radical… pp.950-951. 165

FOSTER, Robert y GREENE, J. P. Introducción… p.26.

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33

el anabaptismo, movimiento de gran trayectoria histórica, es más amplio. Es similar al

movimiento obrero contemporáneo. La estructura, lenguaje y vivencias de los grupos

anabaptistas suponen una forma de concienciación y cauce del malestar social. Su deseo

de expansión misionera, su activismo social y su desdén por lo establecido acaban por

convertirlo en el instrumento de la revolución popular.

Por todo ello, el protestantismo es importante, en él vemos como se va construyendo

un mensaje, que en su difusión va expresando unos contenidos de transformación social

de alcance revolucionario.

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3.3. La Revolución inglesa166

Dentro de la evolución histórica del protestantismo, y su relación con los avatares

históricos, tenemos que es la Revolución inglesa un momento clave. Y más todavía, si,

como queremos, lo relacionamos con la Revolución norteamericana. Volvamos de

nuevo a la tesis central de Bailyn: la conexión Inglaterra-Norteamérica en el plano de

las ideas de la Revolución.167

Pero revoluciones hay de muchos tipos. ¿Ante qué clase

de revolución estamos? Desde que en el siglo XIX la escuela whig, con Gardiner a la

cabeza, hablara de la Revolución puritana, la discusión historiográfica ha ido aportando

nuevas valoraciones sobre el carácter de la revolución.168

Al igual que en la Revolución

norteamericana, estamos ante una revolución burguesa; sino en sus propósitos sí en sus

consecuencias.169

Pero tampoco podemos obviar lo que hay de popular porque no

entenderíamos toda la Revolución inglesa.170

Por ello, vemos que hay una revolución

liderada por las elites disidentes, cuyas ideas políticas tendrán influencias en los Padres

Fundadores estadounidenses. Pero, por el otro lado, hay una revolución radical surgida

de las graves desigualdades estructurales de la sociedad inglesa. Y ésta fracasó, pero fue

fundamental en el proceso histórico del que estamos hablando.

Vemos, por consiguiente, que hay varias propuestas revolucionarias. Todas tendrán

su influencia en las colonias. Quizás la de las copas del árbol revolucionario pase a

través de los textos de Milton (1608-1674) y otros autores pero la de las raíces, la

radical, también tendrá su aportación al otro lado del Atlántico. Y no será a través de los

grandes textos sino en un proceso de larga duración, de amplio recorrido, determinado

por varios factores.171

Entre ellos, tenemos la migración de disidentes y sectarios a

América, la difusión de la imprenta que favorece la dispersión de ideas inglesas hacia

166

La Revolución inglesa recoge un arco temporal que va desde 1642 hasta 1689. Aunque vamos a

tratar, sobre todo, aspectos de la primera fase, comprendida entre 1642 y 1660. 167

``Una verdadera revolución necesita ideas que la alienten, pues sin ellas sólo sería una rebelión o

un golpe de Estado´´. STONE, Lawrence, La Revolución Inglesa… p.101. 168

DELUMEAU, Jean. La reforma. Termes, José (trad.). Barcelona : Labor, 1985. P.231. 169

PUJOL, GIL, Xavier. El revisionismo sobre la Revolución Inglesa: crónica y cuestiones de

veinticinco años de debate. En: PUJOL, GIL, Xavier. Tiempo de política. Perspectivas historiográficas

sobre la Europa Moderna. Barcelona: Breviaris, 2006. P.238. 170

De dicho carácter universal habla Thomas Case (1598-1682) en 1641: ``La reforma debe ser

universal […]. Reformad todos los lugares, a todas las personas y profesiones. Reformad los tribunales de

justicia, los magistrados inferiores […]. Reformad las universidades, reformad las ciudades, reformad los

condados, reformad las escuelas primarias. Reformad el Sabbath, las ordenanzas, el culto divino. Tenéis

más trabajo que hacer del que yo pueda deciros […]. Todas las plantas que mi Padre celestial no haya

plantado serán arrancadas´´. HILL, Christopher. El mundo trastornado. El ideario popular extremista en

la Revolución inglesa del siglo XVII. Ruíz de Elvira, Mª Carmen (trad.). Madrid: Siglo XXI, 1983. P.1. 171

Al igual que en Inglaterra hubo un largo proceso de fermentación del pensamiento revolucionario.

Page 37: La sagrada causa de la libertad: religión, nación y ... · colonias, puritanismo, radicalismo, nación, ideología, democracia. ... Y por último, asistimos a la creación de una

35

las colonias o la similitud entre las estructuras religiosas radicales en Inglaterra y

América.172

Va a ser, también, un proceso de memoria colectiva, que va a guardar en la

mente de los colonos muchos de estos elementos que trajeron sus antepasados en los

primeros años de la colonización.

La revolución radical, que es la que más nos interesa, supone la génesis del

pensamiento democrático.173

Y es importante no sólo por lo que acabamos de decir, el

triunfo de su pensamiento, sino también por como ayudó a la otra revolución, la de las

elites.174

Tanto en la Revolución inglesa como en la norteamericana triunfa la

revolución de los propietarios, pero sin el apoyo de la revolución popular hubiera sido

imposible el triunfo de la primera. Y los grupos radicales de ambas revoluciones tienen

mucho en común.

Dentro de los grupos radicales de la Revolución inglesa, destaca el de los

Niveladores. A pesar de su diversidad, este movimiento, con sus llamadas a la

soberanía, la representación, la ruptura de los órdenes señorial y eclesiástico, es un

precedente del pensamiento democrático. Su pensamiento es sorprendentemente secular,

pero en la composición de sus miembros vemos que pertenecían a congregaciones de

protestantes radicales. Y lo que es más importante, congregaciones donde podían elegir

a sus autoridades y participar en la organización. Era democracia en acción.175

La idea central de estos movimientos es la corrupción, la de que algo anda mal. Por

ello, su objetivo es el de limitar al gobierno.176177

Quieren acabar con su arbitrariedad.

Llaman a la soberanía que junto con la idea de Constitución mixta constituyen los dos

pilares del republicanismo.178

Era un ataque a lo que define a la sociedad moderna: el

privilegio. Para los radicales todos los hombres son iguales ante Dios. Frente al elitismo

172

TENENTI, Alberto. De las revueltas a las revoluciones… p.109. 173

A muy largo plazo. 174

La cual también tiene importancia en la creación de las sociedades liberal-democráticas del período

contemporáneo; de nuevo en un proceso muy extenso en el tiempo. STONE, Lawrence, La Revolución

Inglesa… p.121. 175

Un buen resumen del movimiento nivelador y valoración de su importancia lo tenemos en:

WOOTTOM, David. Los Niveladores. En: DUNN, John (dir.). Democracia: el viaje inacabado (509 a.C.

– 1993 d.C.). Fibla, Jordi (trad.). Barcelona: Tusquets, 1995. 176

En el trabajo utilizamos gobierno con g para referirnos al concepto general. Con G nos referimos a

un Gobierno concreto, en un espacio y tiempo determinados. 177

CUEVA, FERNÁNDEZ, Ricardo. Los ``Agreements of the people´´ y los ``Levellers´´: la lucha

por un nuevo modelo político en la Inglaterra de mediados del siglo XVII [en línea]. Disponible en

PDF: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=2695360. Consultado el 26 de abril de 2013. P.24. 178

ROMERO, GIBELLA, Pablo. El radicalismo en la Revolución inglesa: crisis constitucional y

crisis de conciencia en el siglo del Absolutismo [en línea]. Disponible en PDF:

http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=266569. Consultado el 26 de abril de 2013. P.218.

Page 38: La sagrada causa de la libertad: religión, nación y ... · colonias, puritanismo, radicalismo, nación, ideología, democracia. ... Y por último, asistimos a la creación de una

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calvinista, democracia de la salvación, que con el tiempo acabará por derivar en

democracia política.179

Un debate interesante que se produjo dentro de estos grupos fue el de la tolerancia.

La libertad de conciencia es el primer gran derecho por el que se luchó en la

modernidad. En primer lugar, hemos de tener en cuenta que estamos en un contexto

bastante anticatólico, por lo que dicha lucha sólo hace referencia a los protestantes.180

Dentro del puritanismo tenemos multitud de grupos, cada uno tiene una postura propia e

interesada. Pero, en general, cuanto menos calvinismo hay más tolerancia se defiende.

En este sentido, es muy importante la influencia del anabaptismo.181

Un ejemplo de la

profunda discusión del tema durante la Revolución inglesa lo tenemos en el Debate de

Whitehall (1649), auspiciado por los Niveladores.182

Además de su importancia por sí

misma del debate de la tolerancia, su relevancia radica en que nos muestra un escenario

de debate de opiniones y grupos de opinión; un debate que también tiene importante

contenido político.183

Y cuando la tolerancia se consigue, los diferentes grupos

religiosos siguen en el mundo político, convertidos ahora en grupos de presión. 184

En el plano de las estructuras, de los grupos radicales, también vemos conexiones, a

largo plazo, con los revolucionarios norteamericanos. Christopher Hill, es quién mejor

ha estudiado este tema y nos describe una serie de elementos que serán heredados en el

futuro: importancia de la imprenta, asamblearismo, papel del ejército o importancia de

los predicadores religiosos itinerantes.185

En definitiva, una organización desde la base.

Adicionalmente, nos aporta otra importante interpretación, como son las diferencias

entre el campo y la ciudad.186

A la hora de estudiar estos movimientos hemos de tener

179

HILL, Christopher. Intellectual Origins of the English Revolution... p.342. 180

COFFEY, John. Puritanism and Liberty revisited: the case for Toleration in the English Revolution

[en línea]. Disponible en PDF: http://jfein0.tripod.com/jcoffey.pdf. Consultado el 26 de abril de 2013.

P.963. 181

Llegado desde el continente, sobre todo desde los Países Bajos. Sus posturas son más

neotestamentarias e influenciadas por el arminianismo. 182

COFFEY, John. Puritanism and Liberty revisited: the case for Toleration in the English

Revolution... p.970. 183

PUJOL, GIL, Xavier. El revisionismo sobre la Revolución Inglesa: crónica y cuestiones de

veinticinco años de debate… p.259. 184

HILL, Christopher. De la Reforma a la Revolución industrial: 1530-1780… p.313. 185

En este sentido, fundamental es su obra El mundo trastornado. El ideario popular extremista en la

Revolución inglesa del siglo XVII. 186

HILL, Christopher. De la Reforma a la Revolución industrial: 1530-1780… p.222.

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37

presente las diferencias en composición, estructuras e intereses entre las comunidades

rurales y centros urbanos como Londres o Boston.187

El lenguaje y formas expresión son otros lugares comunes, donde la religión vuelve a

jugar un papel. Los movimientos radicales poseen un lenguaje, ante todo religioso,

aunque su mensaje sea secular. Para las sociedades del Antiguo Régimen, la religión es

la principal forma de transmisión de las representaciones sobre el mundo. 188

La Biblia

tiene un lugar central. Es la fuente de vocabulario, ideas y mitos que posee la sociedad,

y de forma transversal. El lenguaje de los grupos radicales, heredado del lenguaje

religioso, es un lenguaje de absolutos: bien/mal, corrupción/virtud, Rex/populus.189

Es

un lenguaje que llama al pasado, la legitimación del cambio sólo puede estar en la

restauración y en la Biblia, porque es la autoridad heredada.190

Todo este lenguaje no es

únicamente escrito o hablado, sino también de gestos simbólicos: canciones, banderas,

negarse a quitarse el sombrero como hacían los cuáqueros. Tengamos, adicionalmente,

en cuenta que estamos en un mundo de miedos e inseguridades. Para acabar con ellos se

pretendía transformar el mundo, se quería el fin del mundo del pecado. Por ello vemos

todo un vocabulario y mensaje escatológicos. Y por último, frente al miedo, los santos

que están en gracia con Dios. La oscuridad se combatía con la luz divina. Se podía

llevar a cabo el cambio porque se consideraban los elegidos para ello. Es el triunfo del

providencialismo.

187

PUJOL, GIL, Xavier. El revisionismo sobre la Revolución Inglesa: crónica y cuestiones de

veinticinco años de debate… p.218. 188

BRAICOVICH, Rodrigo Sebastián. La Revolución puritana de las escrituras [en línea].

Disponible en PDF: http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=1448786. Consultado el 26 de abril

de 2013. P.2. 189

BRAICOVICH, Rodrigo Sebastián. La Revolución puritana de las escrituras… p.2. 190

BRAICOVICH, Rodrigo Sebastián. La Revolución puritana de las escrituras… p.6

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38

3.4. La religión colonial

Las bases de la América revolucionaria se encuentran en la etapa colonial.191

Nuestro

estudio se centra en los aspectos religiosos, base del pensamiento revolucionario. Por

eso, vamos a tratar la religión durante la fase colonial. Al igual que la era colonial es

fundamental, también lo es la religión colonial. Pero antes de empezar con ello, es

necesario hacer una introducción a la relación entre Norteamérica y el protestantismo.

Una relación que fluye progresivamente a través de la americanización del fenómeno

protestante.192

¿En qué consiste dicha americanización? Principalmente en tres

aspectos. Unas estructuras descentralizadas y participativas, un énfasis en la conversión

y un discurso milenarista.193

En Estados Unidos, la reforma radical tuvo su más fecundo

suelo.194

La revolución religiosa ha sido un continuum.195

El primer punto que hay que tratar es la relación entre religión y colonización. El

proceso colonizador comenzó en las primeras décadas del s. XVII, un proceso que

duraría hasta la fundación de Georgia en 1732. Los casos son diversos, pero, de un

modo u otro, hay cierta relación entre religión y el proceso colonizador. En el caso de

Virginia, a pesar de los motivos comerciales, existió un espíritu providencialista. Al

igual que la Monarquía Hispánica, Inglaterra podía crear su imperio. Maryland, en

cambio, sí tuvo un contexto religioso en su fundación. El deseo de la familia Calvert por

fundar un refugio para los católicos. Sin embargo, será en Nueva Inglaterra donde el

factor religioso sea clave. Es la nueva tierra prometida de los puritanos. Se fundó un

sistema político y social marcado por una serie de preceptos religiosos, que

conformaban su cosmovisión sobre la vida. Se fundaron otras colonias, como Rhode

Island, por disidentes religiosos, en la misma zona.196

Una última cuestión ha de ser

tenida en cuenta al hablar sobre religión y colonización. Es el caso de las colonias

191

JENSEN, Merrill. The Colonial Phase. En: VANN WOODWARD, C. (ed.). The comparative

approach to American History. Nueva York: Oxford University Press, 1997. P.32. 192

Americanización es la transformación de un fenómeno, esencialmente europeo, adentrándolo en la

idiosincrasia, sociedad y patrones culturales de Norteamérica. Al ser, Estados Unidos, una nación

construida a través de diversas herencias, ha sufrido diversos procesos de americanización. Estos han sido

constantes a lo largo de la historia estadounidense y diversos en cuanto a temática. 193

ARANZADI, Juan. ``El <<nuevo Israel>> americano y la restauración de Sión´´. En: ARANZADI,

Juan. El escudo de Arquíloco. Sobre mesías, mártires y terroristas. V.II. Madrid: A. Machado Libros,

2001. P.185. 194

ARANZADI, Juan. ``El <<nuevo Israel>> americano y la restauración de Sión´´. p.174. 195

A lo largo de la historia de los Estados Unidos podemos observar la creación de nuevos

movimiento evangélicos, fenómenos de transformación de los viejos, etc. 196

El conocido ejemplo de Roger Williams (1603-1683), fundador de Rhode Island.

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39

centrales y el pluralismo religioso.197

Es la consecuencia de la ingente migración desde

Europa, a partir de la segunda mitad del XVII, de comunidades agrupadas en un fuerte

sentido de identidad religiosa. Es el caso de los hugonotes franceses o los anabaptistas

alemanes. Y como caso singular, con la religión como leitmotiv, tenemos a

Pennsylvania, el Santo Experimento.198

Durante el proceso colonizador se va gestando una sociedad. La sociedad colonial es

una mezcla de tradiciones importadas y nuevas experiencias.199

De Europa se

trasplantan dos de los pilares de la estructura social moderna: familia y jerarquía.200

Pero la colonización va generando situaciones particulares. La pluralidad religiosa, el

inicial igualitarismo social y la constante llegada de nuevos inmigrantes suponen la

alteración de las estructuras tradicionales.201

Las diferencias sociales van aumentando

en un contexto de clima expansivo: proceso de transformación. ¿Cómo se mantuvo la

cohesión de una sociedad en constante cambio? La respuesta está en la cultura, que va

cobrando distintos tintes a medida que aumenta la complejidad de la sociedad colonial.

Se genera una cultura de la Biblia, que proporciona lenguajes, ideas e imágenes

comunes.202

Una cultura atlántica, surgida del comercio, las migraciones, las

comunicaciones entre los distintos espacios atlánticos: la cultura de un imperio. Y por

último, una cultura criolla, originada por la sensación de particularismo; generada por

una nueva elite que se va definiendo a través de unas fuentes de riqueza propias, un

carácter endogámico y por el monopolio de la política local.203

La religión como fenómeno sociocultural tiene un papel fundamental en la

configuración de la comunidad.204

Es la mejor explicación de su mundo. Pero es mucho

más. Tiene un papel como factor político, a través de las relaciones entre iglesia y

197

Por colonias centrales nos referimos a Nueva York, Nueva Jersey, Delaware (por simplificar, ya

que de facto, esta última, se independizó de Pennsylvania en 1776) y Pennsylvania. 198

Como la llamó su fundador, William Penn (1644-1718). 199

ELLIOT, John H. Imperios del mundo atlántico. España y Gran Bretaña en América (1492-1830).

Balcells, Marta (trad.). Madrid: Taurus, 2006. P.12. 200

ELLIOT, John H. Imperios del mundo atlántico. España y Gran Bretaña en América (1492-

1830)… p.239. 201

ELLIOT, John H. Imperios del mundo atlántico. España y Gran Bretaña en América (1492-

1830)… p.243. 202

ELLIOT, John H. Imperios del mundo atlántico. España y Gran Bretaña en América (1492-

1830)… p.327. Usamos los términos criollo o criollización, a pesar de su mayor conexión con el mundo

hispánico, porque son muy explicativos de la creación de unos grupos sociales autóctonos, que

progresivamente se van diferenciando de los de la metrópoli. 203

ELLIOT, John H. Imperios del mundo atlántico. España y Gran Bretaña en América (1492-

1830)… p.255. 204

MIDDLETON, Richard. Colonial America. A History: 1585-1776. Oxford: Blackwell, 1996.

p.284.

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40

Estado. Es un factor identitario. En una sociedad moderna, donde todavía no está

asentado el concepto de nación, la religión juega un papel de identificación en una

comunidad social. Tengamos en cuenta que América es un mundo nuevo y plural en

muchas cosas, por lo que el aspecto identitario juega un papel aún mayor. Además, es

un factor de criollización. Los lazos internos van aumentando y las diferencias con la

metrópoli también. La religión se va americanizando con la sociedad, en un proceso de

retroalimentación mutuo.

Anteriormente hemos hablado del papel político de la religión, en su relación con el

Estado. En el caso norteamericano partimos de un mito: América como refugio de

disidentes y hogar de la libertad religiosa. El mito nacional merece ser reevaluado. En

general, como primera interpretación, podemos decir que la situación tiene numerosas

variaciones en el tiempo y el espacio. No es algo estático, hay un constante proceso de

revisión y con un contexto local. Conviven la tolerancia de iure, de facto y todo lo

contrario.205

Hay dos denominaciones religiosas que poseen el estatus de pleno

establecimiento.206

La Iglesia Congregacional en Massachusetts, New Hampshire y

Connecticut. Autoridad civil y religiosa se confunden. La vida política y social pasa por

las meeting-houses.207

Es el mundo puritano.208

El otro caso es el de la Iglesia

Anglicana en Virginia, Maryland y el Sur. Y eso a pesar de las duras condiciones, ya

que por ejemplo no pudieron disponer de obispo. Pero también tenemos los casos

contrarios, lugares donde por convicción no hay una iglesia establecida. Son los casos

de Pennsylvania y Rhode Island. Aún así, en los lugares donde existe la tolerancia, ésta

se suele circunscribir, únicamente, a las iglesias cristianas.209

Otro caso es el de aquellos

lugares, que por su composición plural, como Nueva York o Nueva Jersey, la tolerancia

existía, al menos, de facto.210

Será con la Ilustración y el Gran Despertar cuando se

205

NOLL, Mark A. ``Church and State´´. En: COOKE, John Ernest (ed.). Encyclopedia of the North

American Colonies. V.III. Nueva York: Maxwell Macmillan, 1993. P.503. 206

Con establecimiento nos referimos a que la confesión en cuestión se instituye como la única oficial

y financiada por las autoridades. GAUSTAD, Edwin S. Religion before the Revolution. En: POLE, J. R.

y GREENE, J. P. (dirs.). The Blackwell Enciclopedy of the American Revolution. Oxford: Blackwell,

1994. P.64. 207

Lugares de reunión y toma de decisiones locales, basados en la estructura de la comunidad

parroquial. 208

GAUSTAD, Edwin S. Religion before the Revolution… p.64. 209

Un ejemplo es el Acta de Tolerancia de Maryland (1649). 210

GAUSTAD, Edwin S. Religion before the Revolution… p.66.

Page 43: La sagrada causa de la libertad: religión, nación y ... · colonias, puritanismo, radicalismo, nación, ideología, democracia. ... Y por último, asistimos a la creación de una

41

empiece a resquebrajar la cohesión de las iglesias establecidas.211

Aún así, será un

problema de largo recorrido, en el que las circunstancias locales seguirán pesando.212

También hemos hablado de la religión como factor de identidad, en un mundo plural

como era el colonial. Parece algo característico del mundo norteamericano.213

Y de

nuevo, el puritanismo y el anglicanismo tienen un papel relevante. El puritanismo dotó a

la sociedad norteamericana de poderosos símbolos: covenant, sociedad orgánica o la

Providencia.214

Otros dos aspectos caracterizadores serán el bagaje calvinista y el

control moral.215

En el caso anglicano, tenemos que no fue tan capaz de construir unos

símbolos tan poderosos debido a sus debilidades como la poca formación del clero,

debilidad social y su carácter de organismo funcionarial.216

A pesar de los intentos de

expansión durante el s. XVIII, con la creación de sociedades de predicación, nunca fue

capaz de penetrar del todo en la sociedad americana.217

Sin embargo, para muchos

norteamericanos, el ideal con el que se identifican es su credo particular en una sociedad

religiosamente plural. De partida tenemos que Europa y América no están tan lejos, en

este asunto, hasta 1689.218

Cada comunidad se identificaba por su credo y no por una

vaga sensación de pertenecer a una comunidad plural. Hay que tener en cuenta que

incluso después de 1689, cada grupo se aferró a sus creencias; si bien es cierto que el

factor migratorio va tomando un papel importante, pluralizando la sociedad: proliferan

baptistas, presbiterianos, luteranos o reformados.219

Estamos en un mundo protestante;

donde católicos y judíos no gozaron de la mista tolerancia, aunque su situación era

mejor que en otras partes. Será durante el Gran Despertar cuando todo empiece a

cambiar.

211

NOLL, Mark A. ``Church and State´´… p.511. 212

NOLL, Mark A. ``Church and State´´… p.514. 213

BUTLER, Jon. ``Protestant Pluralism´´. En: COOKE, Jacob Ernest (ed.). Encyclopedia of the

North American Colonies. V. III Nueva York : Maxwell Macmillan, 1993. P.609. 214

Una Buena revision de este asunto lo podemos encontrar en: BRAUER, Jerald C. Puritanism,

Revivalism, and the Revolution. En: BRAUER, Jerald C. (ed.). Religion and the American Revolution [en

línea]. Disponible en PDF: http://www.religion-online.org/showbook.asp?title=1657. Consultado el 27 de

abril de 2013. Covenant es un pacto de una comunidad mediante un juramento ante Dios. 215

COHEN, Charles L. ``Puritanism´´. En: COOKE, Jacob Ernest (ed.). Encyclopedia of the North

American Colonies. V. III Nueva York : Maxwell Macmillan, 1993. P.578. 216

Recordemos que la Iglesia de Inglaterra era la iglesia del Estado. 217

GAUSTAD, Edwin S. Religion before the Revolution… p.66. 218

Y en realidad, el particularismo es más Inglés que americano con la Tolerance Act. BUTLER, Jon.

``Protestant Pluralism´´… p.610. 219

BUTLER, Jon. ``Protestant Pluralism´´… p.616.

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42

3.5. El Gran Despertar 220

El Gran Despertar fue la fase fundamental de transformación del protestantismo

norteamericano. Su significado y alcance ha sido ampliamente discutido

historiográficamente.221

Podemos hablar de ello en diversos planos. En el religioso,

significó voluntarismo y pluralismo crecientes. Socialmente significó igualitarismo e

inclusión de nuevos grupos sociales (mujeres, esclavos…). Por último, políticamente

significó que el poder dejó de ser sagrado gracias al componente antiautoritario del

Gran Despertar.

¿Cómo era el contexto en el que surgió? Estamos en el siglo XVIII, época de

expansión interna y apertura del Atlántico.222

En 1700 tenemos una América muy

diversa. A lo largo del siglo vivimos una situación de convergencia entre las colonias en

la que se genera un orden sociocultural nuevo, base de la futura nación. El Gran

Despertar es uno de los fenómenos que contribuirá a ello.223

Es una etapa de

crecimiento. El económico se produce por la incorporación plena de las colonias al

circuito comercial atlántico.224

Y el demográfico por el vital papel de las migraciones,

que favorecen tanto al mundo rural como al urbano.225

Este contexto expansivo explica,

en parte, el surgimiento del Gran Despertar.226

La apertura del Atlántico permite la

llegada de nuevos habitantes a las colonias, con sus respectivas creencias.227

En el

propio marco imperial, el Gobierno británico da libertad de acción, favorenciendo la

expansión económica y la llegada de gentes procedentes de Europa. Y esta expansión, al

igual que el Gran Despertar, es un fenómeno intercolonial. Al ser algo común se

220

El término fue creado en el s. XIX (en Estados Unidos), en el marco del Segundo Gran Despertar

(1800-1840), para designar una serie de movimientos de renacimiento evangélico paralelos en tiempo y

espacio. El fenómeno de revival evangélico ha sido un lugar común en la historia de Estados Unidos. 221

JOHNSON, Richard R. ``Growth and Mastery: British North America. 1690-1748´´. En: LOUIS,

Roger (ed.). The Oxford History of the British Empire. V.II. MARSHALL, P.J. (ed.). The Eighteenth

Century. Nueva York: Oxford University Press, 1998. P.294. 222

MARSHALL, J.P. ``Religious Faith and Commercial Empire´´. En: LOUIS, Roger (ed.). The

Oxford History of the British Empire. V.II. MARSHALL, P.J. (ed.). The Eighteenth Century. Nueva

York: Oxford University Press, 1998. P.128. 223

GREENE, J. P. Pursuits of Happiness. The Social Development of Early British Colonies and the

Formation of American Culture. Chapel Hill: The University of North Carolina Press, 1998. P.170. 224

GREENE, J. P. Pursuits of Happiness. The Social Development of Early British Colonies and the

Formation of American Culture… p.174. 225

GREENE, J. P. Pursuits of Happiness. The Social Development of Early British Colonies and the

Formation of American Culture… p.177. 226

También hay que tener en cuenta la dinámica interna de la religión durante la época colonial. Algo

que hemos explicado en el capitulo anterior. 227

Por ejemplo, el auge del presbiterianismo se debe a la masiva llegada de inmigrantes irlandeses y

escoceses. MARSHALL, J.P. ``Religious Faith and Commercial Empire´´… pp.135-137.

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43

facilitan las interconexiones entre las diferentes colonias. A todo ello se suma que la

apertura comercial facilitó la entrada de publicaciones e ideas provenientes de Europa.

El Atlántico como espacio de ideas.228

De hecho, el Gran Despertar no es ajeno a una

serie de renacimientos evangélicos, como el pietismo alemán o el metodismo inglés,

que se van produciendo en Europa desde finales del XVII. Y ello llega al espacio

americano, gracias a lo que hemos contado antes como producto de la apertura atlántica.

Además del contexto general, hemos de tener presente la situación de partida interna.

La sociedad americana a inicios del XVIII es plural y con un peso aún significativo de

los patrones europeos. Sin embargo, desde finales del s. XVII, se venían produciendo

una serie de transformaciones en la sociedad colonial. Unas transformaciones que se

daban localmente, que era crisis sin serlo realmente.229

En este sentido, siempre se ha

comentado que durante las primeras décadas del XVIII se vivía un declive de la

religiosidad, pero hay que matizar.230

Era más una actitud crítica hacía las iglesias

tradicionales, en una situación de sensación de crisis, arrastrada desde la última década

del s. XVII. ¿Por qué había esa insatisfacción? Paradójicamente por la modernización

de los discursos, un mayor racionalismo en la doctrina y una relajación sociorreligiosa.

Pero la gran religiosidad de la sociedad colonial no había desaparecido. Las creencias

populares y de los nuevos inmigrantes explican porque hubo un revival, como es el

Gran Despertar. ¿Cómo podría haberse producido un fenómeno semejante si

tuviéramos una sociedad más secularizada?

El Gran Despertar supone el surgimiento de una nueva cultura en Norteamérica.

Frente a una creencia formal, racionalista y privada, el Gran Despertar se caracteriza

por un énfasis en la conversión, los sentimientos y la fe pública. A pesar de ser un

fenómeno calvinista, con unas determinadas concepciones sobre Dios y la salvación, es

un calvinismo más anabaptista.231

¿Cuáles son los fenómenos de cambio estructural que

observamos? En primer lugar, tenemos el voluntarismo. Frente al formalismo y la

institucionalización se concibe una iglesia participativa y de ingreso voluntario.232

En

segundo lugar están las nuevas formas de predicación. Se abandona la retórica

228

MARSHALL, J.P. ``Religious Faith and Commercial Empire´´… p.144. 229

No había los típicos signos de crisis como es una depresión económica o un retraimiento

demográfico. Episodios como la brujería en Nueva Inglaterra nos dan una sensación de que la sociedad

vieja estaba muriendo pero resistía aún. La mutación producía tensiones. 230

JOHNSON, Richard R. ``Growth and Mastery: British North America. 1690-1748´´… p.292. 231

El anabaptismo ha sido someramente explicado en el apartado de Protestantismo y revolución. 232

CRAWFORD, Michael J. ``Revivalism and the Great Awakening´´. En: COOKE, Jacob Ernest.

Encyclopedia of the North American Colonies. V.III. Nueva York: Maxwell Macmillan, 1993. P.666.

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racionalista por una predicación desde los sentimientos, usando la psicología del

creyente.233

Los discursos son públicos, los predicadores itinerantes. Predicador y

predicación se convierten en espectáculo e imagen. El nuevo mensaje es milenarista.

Con el énfasis en la conversión personal se crea la imagen de un hombre nuevo para una

nueva era. También, hay cambios en las relaciones sociales.234

El Gran Despertar

alcanza a mujeres, negros, pobres… Las clases populares viven nuevas formas de

integración, cohesionándolas y diferenciándolas de las elites. Se crean grupos locales de

piadosos, formados por personas de extracción humilde. Aparte de todo lo mencionado,

no estamos ante un fenómeno local, los nuevos movimientos evangélicos se expanden

de norte a sur. Ello favoreció el sentimiento de unidad y la solidaridad entre las distintas

colonias.235

Las consecuencias de todo lo dicho anteriormente es, repetimos, la creación de una

nueva cultura social y política. Surgen partidos religiosos, New Lights y Old Lights en

Nueva Inglaterra.236

Moderados y radicales que dividen las congregaciones locales,

crean sus propias denominaciones y se enfrentan constantemente. Puro partidismo.

Surgen nuevas denominaciones religiosas, pero también hay una expansión de estas y

otras, no tan nuevas, hacía nuevos grupos como los negros.237

Las consecuencias

políticas fueron amplias, principalmente una ruptura de las relaciones entre iglesia y

Estado, además del surgimiento de una retórica igualitarista.238

¿Tuvo el Gran

Despertar un impacto directo en la Revolución? Ya había suficientes causas; lo

importante del Gran Despertar es que se convirtió en un fenómeno plenamente

americano. Integró a la sociedad en un todo, fermentó un espíritu de oposición a toda

autoridad, radicalizó el lenguaje y creó una retórica de igualdad. El Gran Despertar es

importante porque creó un lenguaje y sentimiento de identidad común en todas las

colonias.239

Estamos ante una nueva sociedad. A lo largo de toda la historia norteamericana,

fenómenos como los revivals religiosos han de ser entendidos como la respuesta a una

233

CRAWFORD, Michael J. ``Revivalism and the Great Awakening´´… pp.668-670. 234

CRAWFORD, Michael J. ``Revivalism and the Great Awakening´´… p.673. 235

Por ejemplo, gentes de diversa procedencia se juntaban para ver a sus predicadores. 236

En referencia a los partidarios del nuevo evangelismo y los que se mantienen en las viejas

tradiciones. CRAWFORD, Michael J. ``Revivalism and the Great Awakening´´… p.675. 237

Un caso es el de los baptistas cuya influencia en el Sur sería palpable. GAUSTAD, Edwin S.

Religion before the Revolution… p.67. 238

CRAWFORD, Michael J. ``Revivalism and the Great Awakening´´… pp.679-680. 239

CRAWFORD, Michael J. ``Revivalism and the Great Awakening´´… p.680.

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situación de cambio. Frente al racionalismo, piedad. Frente a los desequilibrios sociales,

igualitarismo. Lo importante de estos fenómenos colectivos es que van definiendo a la

sociedad, a una nueva nación, más allá de la Guerra de Independencia.

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3.6. Una nueva nación

¿De qué manera se entremezclaron religión, guerra y revolución? Tras el fin de la

Guerra de los Siete Años (1756-1763) tenemos una situación de partida marcada por lo

siguiente: expansión colonial desequilibrada, fronteras móviles, redefinición de las

relaciones colonias-metrópoli. En definitiva, estamos ante la crisis del sistema colonial

británico en Norteamérica. Existe un clima de enfrentamiento en un doble nivel.240

Por

un lado, elites coloniales-metrópoli. Por otro lado, elites y clases populares coloniales.

Hay necesidad de construir un nuevo orden que sea capaz de satisfacer las demandas de

representación política de las elites coloniales y mantener, a la vez, el equilibrio de

fuerzas sociales.241

Estalla la Revolución, que ha de ser dividida en dos fases. Guerra de

Independencia (1775-1783), en la cual se solucionan los conflictos entre las elites

coloniales y la metrópoli. Proceso constituyente (1776-1789), se gesta un nuevo orden

político-social para solventar el conflicto elites-clases populares.

¿Qué papel juega la religión en todo esto? Recordemos que la religión es un

fenómeno cultural de gran impacto social. Durante la guerra, se constituye en un factor

de cohesión social. El púlpito se convierte en altavoz de la propaganda patriota. En una

sociedad de graves desequilibrios sociales, la religión favorece la lucha codo con codo.

Tras la guerra, la religión se convierte en elemento indispensable de vertebración

nacional. Religión como lenguaje nacional. De nuevo un papel cohesionador, pero si en

el primer caso era para unir contra un enemigo (sentido negativo), en este caso es para

conseguir que toda la sociedad se afirme en una única nación (sentido positivo).

Toda guerra que lleva a la independencia necesita en su ideología construir a un

enemigo común. Ya sea Jorge III, o el Parlamento, se crean imágenes para asociarlas a

una Gran Bretaña opresora y tiránica. Además, la lucha apareja una movilización

política.242

Ésta precisa de un consenso en valores que son articulados a través del

debate y la difusión. La religión es un poderoso lenguaje que impulsa a grandes grupos

sociales, incluso aquellos, como las mujeres, que no siempre son los más visibles.243

Durante la Guerra de Independencia observamos una amplia movilización. ¿Cómo se

240

ELLIOT, John H. Imperios del mundo atlántico. España y Gran Bretaña en América (1492-

1830)… p.537. 241

ELLIOT, John H. Imperios del mundo atlántico. España y Gran Bretaña en América (1492-

1830)… p.538. 242

STARR, Rebecca K. Political mobilization, 1765-1776. En: POLE, J. R. y GREENE, J. P. (dirs.).

The Blackwell Enciclopedy of the American Revolution. Oxford: Blackwell, 1994. P.231. 243

STARR, Rebecca K. Political mobilization, 1765-1776… pp.237-238.

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consiguió? El enemigo se convierte en el mismo para todos. Las elites ilustradas se unen

a los evangélicos radicales. Consecuencia no tanto de intereses comunes como de un

enemigo común. 244

La religión también aportó un lenguaje común. El puritanismo y el

Gran Despertar proporcionaron poderosas imágenes y armas retóricas para uso de los

patriotas: covenant, corrupción, anticristo, causa sagrada, etc. En la movilización

directa tenemos el papel de los ministros religiosos más radicales.245

El pulpito como

altavoz en el que se llama a la defensa de la ``causa sagrada´´. La vida local es regida

por la parroquia, ésta se convierte en centro revolucionario. La movilización desde la

base. Incluso se convierte en un refuerzo moral para las milicias y la población, algo

indispensable.

Una vez acabada la guerra no se acaba el proceso revolucionario. No estamos ante

una simple rebelión anticolonial.246

Tampoco la nueva nación está construida todavía.

Hemos visto que durante la época colonial y la guerra la religión ha jugado un papel

relevante, como fuerza social y cultural. ¿Cuál ha de ser su papel en esta nueva época?

Una pregunta que también fue planteada por esa generación de hombres y mujeres

surgida de las cenizas del imperio británico.

La primera cuestión que ha de ser tenida en cuenta es la relación que habría de haber

entre iglesia y Estado. Partimos de una herencia complicada. Existe pluralismo

religioso en la sociedad pero siguen existiendo casos de iglesia establecida, el menos en

algunos territorios de Nueva Inglaterra.247

Tanto una parte de la elite, como los

evangélicos radicales consideran que no es justo pagar o pertenecer a algo en lo que no

se cree. Surge, por tanto, un intenso debate al respecto. Aún así, consecuencia de siglos

de dominación, se mantiene, hasta bien entrado el s. XIX, la oficialidad en algunos

244

Un caso de esta alianza lo tenemos en la Quebec Act (1774), un paso más de la Corona Británica en

su camino de reordenamiento imperial. Más para los colonos era un símbolo más de la opresión, para

unos (ilustrados) por contravenir los ideales de representación, para otros (evangélicos) por favorecer

demasiado a los católicos. Otro caso es el intento de instauración de un obispo anglicano para las

colonias. Funcionario del rey-tirano y acoso a los protestantes radicales: todo en uno. Una buena muestra

de lo que acabamos de decir lo tenemos en MILLS, Frederick V. Bishops and other ecclesiastical issues,

to 1776. En: POLE, J. R. y GREENE, J. P. (dirs.). The Blackwell Enciclopedy of the American

Revolution. Oxford: Blackwell, 1994. 245

Tema tratado por KOPEL, David B. The Religious Roots of the American Revolution and the Right

to Keep and Bear Arms [en línea]. Disponible en PDF: http://www.davekopel.com/Religion/Religious-

Roots-of-the-American-Revolution.pdf. Consultado el 27 de abril de 2013. 246

PALMER, R. The Revolution. En: VANN WOODWARD, C. (ed.). The comparative approach to

American History. Nueva York: Oxford University Press, 1997. P.57. 247

CALHOON, Robert M. The impact of the Revolution on church and state. En: POLE, J. R. y

GREENE, J. P. (dirs.). The Blackwell Enciclopedy of the American Revolution. Oxford: Blackwell, 1994.

Pp.429-436.

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estados como Massachusetts. Sin embargo, Virginia o la Primera enmienda suponen el

primer ladrillo de la consagración de la libertad religiosa, erigida en puntal de todos los

derechos y libertades civiles.248

Fue un paso progresivo, en muchos aspectos, al

reconocimiento de los derechos de las minorías. Católicos o judíos adquieren derechos

que no habían tenido, siendo un paso en la construcción de una democracia plural.

Visto lo anterior, ¿seguirá jugando la religión un papel importante en la nueva

nación? Sí, porque su fuerza no está en su relación con el Estado sino como fuerza

social que es. El ladrillo de la ideología nacional-mesiánica estadounidense.249

Y no

sólo por todo lo que aporta la ``Nueva Inglaterra puritana´´; la religiosidad sureña y el

pluralismo en otros territorios también se convierten en ``patrimonio nacional´´.250

Para

la misma elite nacional, la religión sigue siendo vital. En la trayectoria vital de los

Padres Fundadores, vemos su conexión personal con el fenómeno religioso.251

En ellos,

algo que continuo tras su muerte y mitificación, vemos un profundo sentido

providencialista. Su ideología política no podía renunciar a Dios, porque sería renunciar

a la virtud, concepto clave del republicanismo. Construyeron un aparato y lenguajes

simbólicos, a través de hechos como la Proclamación del Día de Acción de Gracias por

George Washington (1732-1799) en 1789.252

Religión como simbología nacional.

Con todo, la herencia religiosa en la nación, como labor constructiva, no ha

acabado.253

Ni siquiera con la Constitución. La renovación es constante. Las diferentes

confesiones religiosas han ido transformándose durante años, se entremezclan, cada vez

más, con la sociedad estadounidense. Los mitos nacional-religiosos o el

248

Para empezar, se reconoce la libertad de culto para todas las confesiones. Aunque tengan que

seguir pagando, ya no está prohibido profesar otra confesión. Los virginianos James Madison (1751-

1836) y Thomas Jefferson (1743-1826) fueron los grandes impulsores de las leyes de tolerancia, tanto en

su estado como en los debates constitucionales sobre las enmiendas a la Constitución de 1787. Apoyados

por las sectas radicales, que no deseaban ver sus derechos limitados. CALHOON, Robert M. The

religious consequences of the Revolution. En: POLE, J. R. y GREENE, J. P. (dirs.). The Blackwell

Enciclopedy of the American Revolution. Oxford: Blackwell, 1994. Pp.569-577. 249

ARANZADI, Juan. ``El <<nuevo Israel>> americano y la restauración de Sión´´… p.103. 250

Aunque la herencia puritana es muy importante, el baptismo sureño, el que todos los ciudadanos se

unan en las plegarias públicas y un sinfín de ejemplos más demuestran que la religión se convierte, como

hemos dicho, en un patrimonio general en su diversidad. GREENE, J. P. Pursuits of Happiness. The

Social Development of Early British Colonies and the Formation of American Culture… p.205. 251

Un artículo interesante, al respecto, sobre sus experiencias personales lo tenemos en Anón. The

Impact of the Great Awakening on the Founding Fathers [en línea]. Disponible en PDF:

http://scribners.info/content/PaprImpactGrtAwakening.pdf. Consultado el 28 de abril de 2013. 252

Los ejemplos son mucho más numerosos, no hay más que ver el juramento presidencial. El día del

desayuno de la oración, el lema nacional ``In God we trust´´, etc. 253

LOWENTHAL, David. El pasado es un país extraño. Piedras, Monroy, Pedro Andrés (trad.).

Madrid: Akal, 1998. P.168.

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providencialismo se van rehaciendo, reconstruyendo y renovando en cada generación.

Las naciones están en permanente creación y reinvención. En ellas, el pasado constituye

las columnas de su legitimación.254

No ha sido algo sencillo como vamos a ver en el

siguiente ejemplo.

En 1809, Jacob Henry, un judío de Carolina del Norte, fue elegido representante en

la Cámara baja de su estado. Más su acceso se le denegaba por su condición de judío al

no acatar uno de los principios de la Constitución estatal: la aceptación de los principios

del Nuevo Testamento bajo óptica protestante. Ahora, si se le negaba su cargo también

se negaba otros principios, tanto estatales como de la Constitución federal. Por ello, se

produjo un debate que al final se saldó con la efectiva incorporación de Henry a su

puesto. No sin antes haber pronunciado, en su defensa, uno de los discursos más

aclamados de la oratoria estadounidense. Un discurso que se convirtió en referente de la

lucha de todas las minorías a lo largo de la historia de los Estados Unidos. Vamos a

integrar una serie de extractos de dicho discurso para que podamos ver como Henry es

uno de los herederos de la ideología construida por los Padres de la Nación.

[…]

Es difícil pensar cómo esta disposición entro furtivamente en la Constitución, a menos que se apele a

la dificultad que el hombre siente para emanciparse súbitamente de los grilletes a los que de antaño ha

estado encadenado; cuán ajeno es a las ideas y maneras del pueblo actual que cada caballero pueda

satisfacerse mirando las creencias religiosas de las personas que ocupan los diversos cargos en este

estado: hay presbiterianos, luteranos, calvinistas, menonitas, bautistas, trinitarios y unitarios. […]

[…]

[…] Hasta donde considero los treinta y un artículos, me atrevo a afirmar que la mayoría de la

población nunca los ha leído.

[…] Se trata, a no dudarlo, de un asunto entre el hombre y su Creador, y se requiere de algo más que

atributos humanos para pronunciar cuál de las innumerables sectas que prevalecen en el mundo es más

admisible para la Deidad. Si un hombre cumple con los deberes de esa religión que su conciencia o su

educación han señalado como la verdadera, sostengo que ninguna persona en esta tierra de libertad tiene

derecho de hacerlo comparecer ante un tribunal inquisitorial; y confío en que hace mucho que terminó la

época en que los principios meramente especulativos se propagaron por la fuerza; cuando los sinceros y

los piadosos fueron víctimas y el frívolo era sobornado por los hipócritas.

254

Aunque sea, precisamente, la ruptura con él. No hay más que ver el propio caso de los

estadounidenses, der ser súbditos británicos, pasaron a ser ciudadanos de los Estados Unidos de América.

Y fueron ellos quienes crearon esa transformación.

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[…] ¿Quién entre nosotros se considera por encima de sus semejantes como para tener derecho a

dictar sobre ellos algún modo de creencia? ¿Ceñiríais la conciencia con cadenas y fijaríais la convicción

en el espíritu en lugar de las conclusiones de la razón y esos vínculos y hábitos que se mezclan con cada

pulso del corazón? ¿Estáis preparados para arrojaros súbitamente desde las sublimes alturas de la

legislación moral hasta las tenebrosas y oscuras cavernas de la ignorancia supersticiosa? ¿Acaso

expulsaríais de vuestras costas y del abrigo de vuestra Constitución a todo aquel que no ofreciere

oblaciones a vuestro mismo altar, observare los mismos ritos y creyese en los mismos dogmas?

[…]

[…] La religión que profeso inculca cada deber que el hombre tiene para con sus semejantes;

recomienda a sus devotos la práctica de la virtud cotidiana y el aborrecimiento del vicio; les enseña a

esperar la recompensa del Cielo en la proporción en que sus vidas sean dirigidas por máximas justas,

honorables y bienhechoras. […] No resulta incauto, entonces, esperar la misma caridad para con mi

persona, ya que en todo asunto que se relaciona con el Estado y con los deberes de la vida civil, me veo

sujeto a las mismas obligaciones que mis conciudadanos, y no hay hombre alguno que se suscriba con

más sinceridad que mi persona a la máxima ``no hagas a otros lo que no deseáis que hagan a vosotros,

puesto que tal es la ley de los profetas´´.255

El texto resume bien los principales elementos de la ideología nacional

estadounidense. Los principios ilustrados, el virtuosismo republicano y religioso o la

tolerancia religiosa pueden ser vistos en estos fragmentos del discurso de Jacob Henry.

¿Por qué es importante? Sus ideales fluirán a lo largo y ancho de la evolución de la

sociedad norteamericana. Una de las líneas de largo recorrido de la historia de los

Estados Unidos es la lucha por los derechos civiles de las minorías. Es lo que ha

definido la evolución de la democracia estadounidense. Y es importante comprender sus

principios para conocer como se desarrollaron los conflictos y luchas de las minorías.

Éstas esgrimieron muchas veces, en su defensa, esos mismos valores que los

revolucionarios habían expuesto en las últimas décadas del siglo XVIII.

255

HENRY, Jacob. Acerca de la religión y del cargo electoral. Comentado por Blau, Joseph L. En:

BOORSTIN, Daniel J. (comp.). Compendio histórico de los Estados Unidos: un recorrido por sus

documentos fundamentales. Ávila, Flores, Carlos (trad.). México D. F.: Fondo de Cultura Económica,

1997. Pp.184-189.

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51

4. CONCLUSIONES

Terminábamos nuestra exposición hablando de cómo la ideología nacional

estadounidense, basada en los principios republicanos, la moral religiosa y una

simbología de unidad, se ha ido construyendo a lo largo de los años. Su formación ha

bebido de muchas fuentes:

1. Los principios ilustrados, si bien no fueron tan determinantes como en otros

espacios en los que se produjo una revolución, contribuyeron al clima que vivía

el mundo colonial a mediados del XVIII. Un clima de difusión de ideas

modernizadoras, y en definitiva un nuevo espíritu. La Revolución

norteamericana representa la materialización, en parte, de ese espíritu. La

Historia Contemporánea la podemos definir como el proceso de creación de

naciones (sociedades históricas en definitiva) democráticas. Nación y

democracia son las palabras clave. La Ilustración contribuyó, sobre todo, a la

segunda. Empezando por hacer de partera de un elemento clave para toda

democracia: la opinión pública.

2. El radicalismo político inglés también dejó en su herencia principios

democráticos. Los principios republicanos de control gubernamental, virtud

cívica y otros provienen de la herencia inglesa. Principios, que aún hoy,

pretenden ser los rectores de la democracia estadounidense. Son el legado de la

Revolución inglesa, de aquella que no pudo ser tras la Restauración y la

Gloriosa pero quedó presente en las mentes de muchos ingleses. Cruzaron el

Atlántico y fermentaron en la ideología revolucionaria norteamericana.

3. Para muchas personas la experiencia histórica del protestantismo supuso, en sus

vidas, una primera práctica democrática. El poder elegir a sus ministros, debatir

en las reuniones religiosas… Todo ello hizo más comprensible después la

soberanía o la libertad de expresión. Pero el protestantismo es importante porque

legó a Estados Unidos principios nacionales. Recordemos que nación es la otra

creación de la contemporaneidad. El protestantismo legó toda una serie de

símbolos, conceptos y lenguajes con los que se identifican los estadounidenses.

4. Sin caer en interpretaciones excepcionalistas, tampoco podemos decir que la

sociedad colonial prerrevolucionaria era igual que la Francia de 1789. Hay que

comprender los factores propios de dicha sociedad. El protestantismo fluía por

diferentes espacios y el norteamericano fue uno de ellos. Y allí se transformó y

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se sigue transformando adquiriendo una serie de particularidades que

determinaron tanto a la democracia como a la nación estadounidense. El

protestantismo fue un fenómeno multiespacial pero también regional.

Lo que acabamos de enunciar no es el todo. Ni siquiera hemos visto una mínima

parte de todo aquello que explica la Revolución y posterior configuración de la nación

estadounidense. Lo único que hemos pretendido es ilustrar y explicar un trocito. La tarta

es más grande pero no sería tal sin ese trocito. Tampoco es el fin del camino. De hecho,

para 1787 todavía faltaba mucho para que podamos hablar de democracia, incluso de

nación.256

Estaban, sin embargo, las bases. Y costó mucho asentarlas como hemos visto

en el caso de Jacob Henry.

En los debates sobre las enmiendas a la Constitución se hablaba de la libertad

religiosa, en los años 60 del siglo XX se habló de los derechos civiles de la población

afroamericana. De nuevo, nos aparece la idea de una historia en construcción, todavía

no acabada. La Revolución norteamericana puede ser entendida de muchas formas.

Hemos visto en el apartado del estado de la cuestión muchas alternativas y enfoques.

Todos tienen sus aportaciones positivas. La Revolución como todo proceso histórico

tiene muchas caras. Nosotros hemos hablado de una. La religión en la conformación de

la ideología nacional estadounidense basada en las ideas de nación y democracia.

Hemos hecho especial hincapié en el protestantismo, por ser la denominación religiosa

más numerosa e influyente. Más lo importante aquí es saber que la religión

norteamericana, con sus también muchas caras, supuso un agente indispensable para

elaborar el consenso social necesario que permitió la puesta en práctica de una serie de

libertades fundamentales. Universales y progresistas. El proceso no ha acabado todavía,

pero dejaremos que sea el hombre, como sujeto histórico, quién diga la última palabra.

256

El sufragio femenino, uno de los clavos que cierran el proceso democratizador, se aprobó en 1919.

Por el otro lado, muchos historiadores piensan que la nación estadounidense acabó por configurarse tras

el fin de la Guerra de Secesión en 1865.

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53

5. BIBLIOGRAFÍA Y RECURSOS

5.1. Fuentes generales257

a) Fuentes primarias

- BOORSTIN, Daniel J. (comp.). Compendio histórico de los Estados Unidos: un

recorrido por sus documentos fundamentales. Ávila, Flores, Carlos (trad.). México D.

F.: Fondo de Cultura Económica, 1997.

- BRION, David y MINTZ, Steven (eds.). The boisterous sea of liberty: a

documentary history of America from Discovery through the Civil War. Nueva York:

Oxford University Press, 1998.

- DOLBEARE, Kenneth M. y CUMMINGS, Michael S. (eds.). American Political

Thought. Washington D. C.: CQ Press, 2010.

- KUPPERMAN, Karen O. (ed.). Major problems in American Colonial History:

documents and essays. Lexington: D. C. Heath, 1993.

b) Fuentes historiográficas

- APARISI, MIRALLES, Ángela. La Revolución Norteamericana: aproximación a

sus orígenes ideológicos. Peces-Barba, Martínez, Gregorio (pról.). Madrid: Centro de

Estudios Constitucionales, 1995.

- ARENDT, Hannah. Sobre la revolución. Bravo, Pedro (trad.). Madrid: Alianza

Editorial, 1988.

- BAILYN, Bernard. Los orígenes ideológicos de la revolución norteamericana.

Vanasco, Alberto (trad.). Buenos Aires: Paidós, 1972.

- BONOMI, Patricia U. Under the cope of heaven: religion, society and politics in

Colonial America. Nueva York: Oxford University Press, 1986.

- BRENDLER, Gerhard… [et al.]. Las revoluciones burguesas: problemas teóricos.

Fontana, Josep (pról.). Vermal, Juan Luis y Pellissa, Octavi (trads.). Barcelona: Crítica,

1983.

257

Las obras que se repiten en distintos apartados son aquellas que contienen información para el

contenido de la parte en la que estén indicadas.

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54

- CLARK, J. C. D. The language of liberty, 1660-1832. Political discourse and

social dynamics in the Anglo-American world. Cambridge: Cambridge University Press,

1994.

- COBBAN, Alfred (dir.). El siglo XVIII. Balil, Giró, José Mª, Cantí, Bonastre, Juan

y Riambau, Saurí, Esteban (trads.). Barcelona: Labor, 1972.

- GONZÁLEZ, ADÁNEZ, Noelia. Crisis de los imperios: monarquía y

representación política en Inglaterra y España, 1763-1812. Madrid: Centro de Estudios

Políticos y Constitucionales, 2005.

- GREENE, Jack P. y POLE, J. R. (eds.). Colonial British America: essays on the

new history of the Early Modern Era. Londres: John Hopkins University Press, 1984.

- GUYATT, Nicholas. Providence and the invention of the United States, 1607-1876.

Nueva York: Cambridge University Press, 2007.

- HERNÁNDEZ, ALONSO, Juan José. Los Estados Unidos de América: historia y

cultura. Salamanca: Colegio de España, 1996.

- JONES, Maldwyn A. Historia de Estados Unidos: 1607-1992. Martínez, Gimeno,

Carmen (trad.). Madrid: Cátedra, 1996.

-LORENZO, CADARSO, Pedro Luis. Fundamentos teóricos del conflicto social.

Madrid: Siglo XXI de España, 2001.

- NEVINS, Allan, COMMAGER, Henry S. y MORRIS, Jeffrey. Breve historia de

los Estados Unidos. González, Aramburo, Francisco (trad.). México D. F.: Fondo de

Cultura Económica, 1994.

- PÉREZ, CANTÓ, María Pilar y GARCÍA, GIRÁLDEZ, Teresa. De colonias a

República: los orígenes de los Estados Unidos de América. Madrid: Síntesis, 1995.

-VIDAL, Gore. La invención de una nación: Washington, Adams, Jefferson. Zulaika,

Jaime (trad.). Barcelona: Anagrama, 2004.

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55

5.2. Historiografía colonial y de la Revolución norteamericana

a) Fuentes Historiográficas

- ALBEROLA, ROMÁ, Armando (coord.). Diez años de historiografía modernista.

Bellaterra: Universidad Autónoma de Barcelona, 1997.

- MOLHO, Anthony y WOOD, Gordon S. (eds.). Imagined histories: American

historians interpret the past. Princeton: Princeton University Press, 1998.

b) Artículos

- Anón. The American Revolution: a historiographical introduction [en línea].

Disponible en PDF:

http://www.bl.uk/onlinegallery/features/americanrevolution/index.html. Consultado el

12 de abril de 2013.

- LUTZ, Donald S. Bernard Bailyn, Gordon S. Wood, and Whig political theory [en

línea]. Disponible en PDF: http://www.mmisi.org/pr/07_01/lutz.pdf. Consultado el 12

de abril de 2013.

- PURCELL, Fernando. La Revolución Norteamericana y las tensiones

interpretativas en su historiografía reciente [en línea]. Disponible en PDF:

http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3620927. Consultado el 12 de abril de

2013.

5.3. Excepcionalismo y Atlantismo

a) Fuentes Historiográficas

- ALBEROLA, ROMÁ, Armando (coord.). Diez años de historiografía modernista.

Bellaterra: Universidad Autónoma de Barcelona, 1997.

- GODECHOT, Jacques. Las Revoluciones (1770-1799). López, Pacheco, Jesús

(trad.). Barcelona: Labor, 1981.

- HARTZ, Louis. La tradición liberal en los Estados Unidos: una interpretación del

pensamiento político estadounidense desde la Guerra de Independencia. Wicker, Tom

(prol.); Martínez, Moctezuma, Hugo (trad.). México D.F.: Fondo de Cultura

Económica, 1994.

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- MOLHO, Anthony y WOOD, Gordon S. (eds.). Imagined histories: American

historians interpret the past. Princeton: Princeton University Press, 1998.

b) Artículos

- ARMITAGE, David. Tres conceptos de historia atlántica [en línea]. Disponible en

PDF: http://scholar.harvard.edu/files/armitage/files/281david_armitage_0.pdf.

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- BAILYN, Bernard. The Central Themes of the American Revolution: An

Interpretation [en línea]. Disponible en PDF:

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- BAILYN, Bernard. The Idea of Atlantic History [en línea]. Disponible en PDF:

http://www.estudiosatlanticos.com/documentos_mundo_atlantico_files/The_Idea_Atlan

tic_History.pdf. Consultado el 13 de abril de 2013.

- DE LA GUARDIA, Carmen. Historia Atlántica. Un debate historiográfico en

Estados Unidos [en línea]. Disponible en PDF:

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- PURCELL, Fernando. La Revolución Norteamericana y las tensiones

interpretativas en su historiografía reciente [en línea]. Disponible en PDF:

http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3620927. Consultado el 12 de abril de

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- SOUROUJON, Gastón. Arendt y las lecturas republicanas de la revolución

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5.4. Religión e historiografía

a) Fuentes historiográficas

- ALBEROLA, ROMÁ, Armando (coord.). Diez años de historiografía modernista.

Bellaterra: Universidad Autónoma de Barcelona, 1997.

- CLARK, J. C. D. The language of liberty, 1660-1832. Political discourse and

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1994.

- HARTZ, Louis. La tradición liberal en los Estados Unidos: una interpretación del

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- JELLINEK, G., BOUMTY, E., DOUMERGUE, E. y POSADA, A. Orígenes de la

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(ed.). Madrid: Editora Nacional, 1984.

- WEBER, Max. La Ética protestante y el espíritu del capitalismo. Legaz, Luis

(trad.). Barcelona: Ediciones Península, 1988.

b) Artículos

- BAILYN, Bernard. The Central Themes of the American Revolution: An

Interpretation [en línea]. Disponible en PDF:

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5.5. Ilustración y radicalismo político

a) Fuentes historiográficas

- BAILYN, Bernard. Los orígenes ideológicos de la revolución norteamericana.

Vanasco, Alberto (trad.). Buenos Aires: Paidós, 1972.

- BLACK, Jeremy. La Europa del siglo XVIII. 1700-1789. Rueda, Sabater, Mercedes

(trad.); García, García, Bernardo José (revisión científica). Madrid: Akal, 1997.

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- COBBAN, Alfred (dir.). El siglo XVIII. Balil, Giró, José Mª, Cantí, Bonastre, Juan

y Riambau, Saurí, Esteban (trads.). Barcelona: Labor, 1972.

- COOKE, J. E. (ed.). Encyclopedia of the North American Colonies. V.III. Nueva

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- DANTON G. 18. ``La masonería en América´´. En: DANTON G. 18. Historia

general de la masonería. Castelar, Emilio (pról.); Seoane, Prieto, Raúl (ed.). T. III.

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- DOYLE, William. The old European order. 1660-1800. Nueva York: Oxford

University Press, 1992.

- FERRER, BENIMELLI, José Antonio. El Gran Arquitecto. En: FERRER,

BENIMELLI, José Antonio (dir.). Masonería y religión: convergencias, oposición,

¿incompatibilidad? Madrid: Editorial Complutense, 1996.

- FERRER, BENIMELLI, José Antonio. La masonería. Madrid: Alianza Editorial,

2001.

- HAAKONSSEN, Knud (ed.). Enlightenment and religion. Rational Dissent in

Eighteenth-Century Britain. Cambridge: Cambridge University Press, 1996.

- HUFTON, Olwen. Europa: privilegio y protesta. 1730-1789. Valero, Fernando

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- MESTRE, SANCHÍS, Antonio. La Ilustración. Madrid: Síntesis, 1993.

- OUTRAM, Dorinda. Panorama de la Ilustración. Martínez, Castellone, Rodolfo

(trad.). Barcelona: Blume, 2008.

- POCOCK, John G. A. Historia e Ilustración. Doce estudios. Feros, Antonio y

Pardos, Julio A. (eds.); CASADO, A… [et al.] (trads.). Madrid: Marcial Pons, 2002.

- RIDLEY, Jasper. Los masones. Hojman, Eduardo (trad.). Buenos Aires: Vergara,

2000.

- THOMPSON, E.P. (ed.). Tradición, revuelta y consciencia de clase: estudios sobre

la crisis de la sociedad preindustrial. FONTANA, Josep (pról.); RODRÍGUEZ, Eva

(trad.). Barcelona: Crítica, 1984.

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b) Artículos

- NIEVES, SALDAÑA, María. Recepción e influencia de la ``Areopagítica´´ de

John Milton en la ideología colonial y revolucionaria norteamericana: de Franklin a

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http://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=4022536. Consultado el 4 de mayo de

2013.

5.6. Protestantismo

a) Fuentes historiográficas

- ELLIOT, John Huxtable, MOUSNIER, Roland, RAEFF, Marc, SMIT, J. W. y

STONE, Lawrence. Revoluciones y rebeliones de la Europa moderna. Paredes,

Larrucea, Blanca (trad.). Madrid: Alianza Editorial, 1986.

- HILL, Christopher. De la Reforma a la Revolución industrial: 1530-1780. Beltrán,

Jordi (trad.). Barcelona: Ariel, 1980.

- LUTZ, Heinrich. Reforma y Contrarreforma. Sáez, Arance, Antonio (trad.).

Madrid: Alianza Editorial, 1992.

- TENENTI, Alberto. De las revueltas a las revoluciones. Pons, María (trad.).

Barcelona: Crítica, 1999.

- TROELTSCH, Ernst. El protestantismo y el mundo moderno. Ímaz, Eugenio

(trad.). México D. F.: Fondo de Cultura Económica, 1967.

- WILLIAMS, George H. La reforma radical. Alatorre, Vergara, Antonio (trad.).

México D. F.: Fondo de Cultura Económica, 1983.

b) Artículos

- CONTRERAS, Jaime y MARTÍNEZ DE CODES, Rosa María. Hacia una Historia

Atlántica: visiones religiosas compartidas [en línea]. Disponible en PDF:

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5.7. La Revolución inglesa

a) Fuentes Historiográficas

- DELUMEAU, Jean. La reforma. Termes, José (trad.). Barcelona : Labor, 1985.

- DUNN, John (dir.). Democracia: el viaje inacabado (509 a.C. – 1993 d.C.). Fibla,

Jordi (trad.). Barcelona: Tusquets, 1995.

- ELLIOT, John Huxtable, MOUSNIER, Roland, RAEFF, Marc, SMIT, J. W. y

STONE, Lawrence. Revoluciones y rebeliones de la Europa moderna. Paredes,

Larrucea, Blanca (trad.). Madrid: Alianza Editorial, 1986.

- HILL, Christopher. De la Reforma a la Revolución industrial: 1530-1780. Beltrán,

Jordi (trad.). Barcelona: Ariel, 1980.

- HILL, Christopher. El mundo trastornado. El ideario popular extremista en la

Revolución inglesa del siglo XVII. Ruíz de Elvira, Mª Carmen (trad.). Madrid: Siglo

XXI, 1983.

- PUJOL, GIL, Xavier. Tiempo de política. Perspectivas historiográficas sobre la

Europa Moderna. Barcelona: Breviaris, 2006.

- TENENTI, Alberto. De las revueltas a las revoluciones. Pons, María (trad.).

Barcelona: Crítica, 1999.

b) Artículos

- BRAICOVICH, Rodrigo Sebastián. La Revolución puritana de las escrituras [en

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- ROMERO, GIBELLA, Pablo. El radicalismo en la Revolución inglesa: crisis

constitucional y crisis de conciencia en el siglo del Absolutismo [en línea]. Disponible

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5.8. Religión y período colonial

a) Fuentes historiográficas

- ARANZADI, Juan. El escudo de Arquíloco. Sobre mesías, mártires y terroristas.

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- ELLIOT, John H. Imperios del mundo atlántico. España y Gran Bretaña en

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- MIDDLETON, Richard. Colonial America. A History: 1585-1776. Oxford:

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- POLE, J. R. y GREENE, J. P. (dirs.). The Blackwell Enciclopedy of the American

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- VANN WOODWARD, C. (ed.). The comparative approach to American History.

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b) Artículos

- BRAUER, Jerald C. (ed.). Religion and the American Revolution [en línea].

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Consultado el 27 de abril de 2013.

5.9. El Gran Despertar

a) Fuentes Historiográficas

- COOKE, Jacob Ernest. Encyclopedia of the North American Colonies. V.III. Nueva

York: Maxwell Macmillan, 1993.

- GREENE, J. P. Pursuits of Happiness. The Social Development of Early British

Colonies and the Formation of American Culture. Chapel Hill: The University of North

Carolina Press, 1998.

- LOUIS, Roger (ed.). The Oxford History of the British Empire. V.II. MARSHALL,

P.J. (ed.). The Eighteenth Century. Nueva York: Oxford University Press, 1998.

5.10. Guerra y revolución

a) Fuentes historiográficas

- ARANZADI, Juan. El escudo de Arquíloco. Sobre mesías, mártires y terroristas.

V.II. Madrid: A. Machado Libros, 2001.

- ELLIOT, John H. Imperios del mundo atlántico. España y Gran Bretaña en

América (1492-1830). Balcells, Marta (trad.). Madrid: Taurus, 2006.

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- GREENE, J. P. Pursuits of Happiness. The Social Development of Early British

Colonies and the Formation of American Culture. Chapel Hill: The University of North

Carolina Press, 1998.

- HOFFMAN, Ronald y ALBERT, Peter, J. (eds.). Religion in a revolutionary age:

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Historical Society y Virginia University Press, 1994.

- LOWENTHAL, David. El pasado es un país extraño. Piedras, Monroy, Pedro

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- NOLL, Mark A. America´s God: from Jonathan Edwards to Abraham Lincoln.

Oxford: Oxford University Press, 2002.

- POLE, J. R. y GREENE, J. P. (dirs.). The Blackwell Enciclopedy of the American

Revolution. Oxford: Blackwell, 1994.

- VANN WOODWARD, C. (ed.). The comparative approach to American History.

Nueva York: Oxford University Press, 1997.

b) Artículos

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- BRAUER, Jerald C. (ed.). Religion and the American Revolution [en línea].

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Keep and Bear Arms [en línea]. Disponible en PDF:

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