LA SOCIABILIZACIÓN EN LA LIMA DEL SIGLO XXI

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LA SOCIABILIZACIÓN EN LA LIMA DEL SIGLO XXI_ APUNTES MORFOLÓGICOS Y SUBJETIVOS EN TORNO AL ESPACIO PÚBLICO EN LIMA CENTRO Y LIMA PERIFÉRICA Página1 PREÁMBULO La modernidad ha suscitado cambios drásticos en la manera de vivir del hombre. Nuestras maneras de relacionarnos han cambiado. Nuestras ciudades han cambiado. Nuestros hábitats han cambiado. Tras la vorágine que se impuso a partir de la modernización de nuestras sociedades, algunas han marcado la pauta y otras han debido de seguirles el paso. La manera de concebir la ciudad a partir de la modernidad ha marcado un derrotero lleno de imposiciones, geometrías inertes y control. La modernidad nos ha producido ciudades hostiles y deshabitadas, con poca posibilidad para la interacción y el intercambio. Las ciudades del siglo XXI están marcadas por la fragmentación, la velocidad, la virtualidad, la globalización y la hibridación cultural. En la gran mayoría de las ciudades estas características han causado un efecto incisivo en el tejido urbano y en la colectividad. Lima no es la excepción. El pronóstico para el habitar urbano no es muy esperanzador. Si bien la revolución digital, a diferencia de la industrial, es más accesible por naturaleza, las faltas de equidad de las distintas sociedades pueden generar ciudades absolutamente disgregadas. Sin embargo, se pueden generar espacios para el renacer de la habitabilidad urbana. Espacios en los que la socialidad genere intercambio cultural, libertad de expresión, vivencias urbanas diversas para devolverle a la sociedad civil el poder que le corresponde como agente del habitar urbano. El espacio público es el ámbito en el que se deben generar estas oportunidades para los ciudadanos. Sin embargo, en la Lima actual el espacio público es aún incipiente.

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El espacio público es el ámbito en el que se deben generar estas oportunidades para los ciudadanos. Sin embargo, en la Lima actual el espacio público es aún incipiente.

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LA SOCIABILIZACIÓN EN LA LIMA DEL SIGLO XXI_ 

APUNTES MORFOLÓGICOS Y SUBJETIVOS EN TORNO AL ESPACIO PÚBLICO EN LIMA CENTRO Y LIMA PERIFÉRICA 

 

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PREÁMBULO 

 

La  modernidad  ha  suscitado  cambios 

drásticos  en  la  manera  de  vivir  del  hombre. 

Nuestras  maneras  de  relacionarnos  han 

cambiado.  Nuestras  ciudades  han  cambiado. 

Nuestros hábitats han cambiado. 

Tras  la vorágine que se  impuso a partir de 

la  modernización  de  nuestras  sociedades, 

algunas  han  marcado  la  pauta  y  otras  han 

debido  de  seguirles  el  paso.  La  manera  de 

concebir la ciudad a partir de la modernidad ha 

marcado  un  derrotero  lleno  de  imposiciones, 

geometrías  inertes  y  control.  La  modernidad 

nos  ha  producido  ciudades  hostiles  y 

deshabitadas,  con  poca  posibilidad  para  la 

interacción y el intercambio. 

Las  ciudades del  siglo  XXI  están marcadas 

por  la  fragmentación,  la  velocidad,  la 

virtualidad,  la  globalización  y  la  hibridación 

cultural.  En  la  gran  mayoría  de  las  ciudades 

estas  características  han  causado  un  efecto 

incisivo en el tejido urbano y en la colectividad. 

Lima no es la excepción. 

El pronóstico para el habitar urbano no es 

muy esperanzador. Si bien  la revolución digital, 

a  diferencia  de  la  industrial,  es más  accesible 

por  naturaleza,  las  faltas  de  equidad  de  las 

distintas  sociedades  pueden  generar  ciudades 

absolutamente disgregadas.  

Sin  embargo,  se  pueden  generar  espacios 

para  el  renacer  de  la  habitabilidad  urbana. 

Espacios  en  los  que  la  socialidad  genere 

intercambio  cultural,  libertad  de  expresión, 

vivencias urbanas diversas para devolverle a  la 

sociedad civil el poder que le corresponde como 

agente del habitar urbano. 

El espacio público es el ámbito en el que se 

deben  generar  estas  oportunidades  para  los 

ciudadanos.  Sin  embargo,  en  la  Lima  actual  el 

espacio público es aún incipiente. 

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LA CIUDAD DE LA MODERNIDAD  

Y LA ULTRA‐MODERNIDAD  

La  modernidad  y  la  ultra‐modernidad  no 

son  fenómenos  dispares.  La  ultra‐modernidad 

se  traduce en  la  acentuación  y exageración de 

las características de la modernidad. 

Los agentes principales de  la modernidad: 

el capitalismo,  la  industrialización y  la sociedad 

civil  se  han  transformado  a  partir  de  la 

hegemonía  del  capitalismo  y  las  repercusiones 

de  la  industrialización.  El  gran  ausente  es  la 

sociedad civil. El capitalismo ha embebido todos 

los  ámbitos  del  quehacer  humano.  Se  ha 

inmiscuido en  la  ciudad, en el espacio público, 

en  los  imaginarios urbanos. La  industrialización 

y sobre todo, la racionalización de  las ciudades, 

nos han dejado con espacios vacíos, la ciudad se 

ha  convertido  en  un  lugar  de  paso,  una 

herramienta  más  para  el  trabajo.  La  calle  ha 

dejado de  ser habitada  y  vivida,  solo  se utiliza 

para  trasladarse  de  un  lugar  a  otro.  La 

especialización  del  espacio  que  generó  la 

excesiva fragmentación en  los usos del entorno 

urbano,  ha  separado  tanto  nuestras  ciudades 

que  se  han  tornado  poco  humanas:  “…la  vida 

cotidiana  moderna  ya  no  se  organiza  en 

espacios  regidos  por  la  proximidad  peatonal” 

(Vega‐Centeno,  2003).  Están  pensadas  para  la 

máquina, no para el peatón. 

 

1.1. MOVILIDAD Y VELOCIDAD 

Las ciudades del siglo XXI están organizadas 

a partir de la movilidad y la velocidad. Entender 

que el territorio de una ciudad actual ha dejado 

de definirse por distancias, y ha cedido ante  la 

variable  (capitalista)  del  tiempo,  es  muy 

importante. Quienes habitamos en ciudades tan 

grandes  como  Lima,  sabemos  bien  que  los 

kilómetros  lineales nada  tienen que  ver  con  la 

gran  cantidad  de minutos  que  se  utilizan  para 

recorrerla  para  realizar  las  actividades  de 

nuestro día a día. La organización  (y el diseño) 

de  una  ciudad  deben  contemplar 

necesariamente  los  recorridos  que  deberán 

hacer  sus  habitantes  para  vivir  en  ella;  para 

vivirla.  Las  tendencias  urbanas  desde  el  punto 

de  vista  de  la  sostenibilidad  promueven  cada 

vez  más  confluir  distintos  usos  en  pequeñas 

porciones de territorio. 

La movilización  de  las  personas  compone 

redes  de  desplazamiento  interconectadas  a  lo 

largo  del  territorio.  Esto  produce,  entre  otras 

cosas un  tejido diverso al urbano, una maraña 

de  conexiones  viales  que  tienen  que  ver más 

con el  tiempo que con  la distancia y por  tanto 

con la noción de lugar. 

 La  ciudad  como  red. Vista  nocturna  de Huamanga, 

Ayacucho.  

Fuente: Fotografía del Autor. 

 

1.2. REDES Y COMPLEJIDAD 

La  ciudad del  siglo XXI está organizada en 

redes  interconectadas.  Redes  de movilización, 

de  intercambio  económico,  cultural  y  de 

información.  Redes  que  componen  una 

organización  muy  diferente  a  aquella  que  la 

modernidad proponía (absolutamente racional). 

En  consecuencia,  el  uso  del  espacio  urbano 

también se ha complejizado: 

 “La  intensificación  de  tramas  nodales  no anula,  entonces,  la  posibilidad  de desarrollo de la presencia de permanencias en  la  ocupación  del  espacio  y  tampoco  el espacio virtual aparece como dimensión de la interacción social que anule la necesidad de  construir  referentes  ligados  a  espacios concretos.  Esta  parece  ser  una  necesidad humana que no  se puede  soslayar  con  las innovaciones  tecnológicas  con  las  que nos confrontamos” (Vega‐Centeno, 2003). 

 

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Esta transformación de  la morfología de  la 

ciudad  (de  buscar  homogenizar  los 

comportamientos – y por tanto los espacios – y 

hacer  énfasis  en  la  idea  de movimiento),  nos 

lleva  a  entender  el  territorio  como  una 

confluencia de  flujos, de distintas densidades y 

distintos  tiempos,  que  hacen  la  ciudad 

contemporánea  un  espacio  cada  vez  más 

etéreo. Sin embargo, aún sumergidos en lo que 

Vega‐Centeno denomina  redes nodales,  tal vez 

estemos  construyendo  un  territorio  más 

consolidado  (a  la  manera  de  un  verdadero 

tejido  urbano,  que  entrelaza  centros  de 

diferentes  jerarquías  sólo  con  la  actividad 

humana). 

 “Estos  espacios  intersticiales  de conectividad ente  los edificios se extienden a  través del  espacio urbano para producir una  estructura  de  múltiples  capas  de extraordinaria  complejidad  y  utilidad” (Gandy, 2005).1 

 Las  ciudades  se  han  convertido  en  una 

realidad  complejísima  de  variables:  variables 

morfológicas  o  físicas  y  variables  subjetivas. 

Estas  variables  se  superponen  a  manera  de 

capas  en  la  estructura  urbana.  Para  poder 

entender esta red de variables se puede reducir 

a  la  ciudad  a  su unidad mínica: el espacio  y  la 

acción:  “La acción  y el  espacio  son  indivisibles. 

La  acción  se  apoya  en  el  tipo  de  espacio.  “El 

espacio  apoya  este  tipo  de  acción.  Ambos 

forman  una  unidad,  un  patrón  de 

acontecimientos  en  el  espacio”  (Alexander, 

1979).  

La  complejidad  está  en  que  la  unidad 

mínima  espacio‐acción  se multiplica  n  veces  y 

todo depende de  las decisiones de  los actores: 

los  habitantes  de  la  ciudad.  Confrontar  al 

ciudadano con el espacio y predecir las acciones 

                                                            1  “These  interstitial  spaces  of  connectivity  within 

individual  buildings  extend  through  urban  space  to 

produce  a  multi‐layered  structure  of  extraordinary 

complexity and utility.” Traducción del autor. 

 

que este tomaría es una tarea bastante difícil, al 

ser el ser humano, un ente tan subjetivo como 

lo son sus decisiones. 

 

1.3. TECNOCIENCIA 

La  innovación tecnológica ha evolucionado 

a pasos agigantados. Desde el punto de vista del 

capitalismo, ya no somos nadie, si por ejemplo 

no  tenemos  acceso  a  tarjetas  de  crédito  para 

comprar online,  o  si  no  contamos  con  perfiles 

en  sitios  electrónicos  para  que  podamos  ser 

reconocidos  (o mejor dicho rastreados). ¿Hasta 

qué  punto  estos  accesos  y  la  permanente 

disponibilidad de  la que nos hacen capaces  los 

distintos  aparatos  que  nos  hacen  creer  que 

necesitamos, son realmente necesarios? ¿Hasta 

qué  punto  se  nos  permitirá,  en  un  futuro  no 

muy  lejano, decidir  si quiero o no quiero estar 

imbuida en esta conexión sin límites? Parece ser 

que  poco  a  poco  vamos  renunciando  a  la 

facultad de poder decidir por nosotros mismos 

si nos insertamos o no es te este mundo digital, 

ya  que  al  parecer  resulta  sospechoso  que 

algunos no  formen parte de este  sistema, que 

abre  las puertas a  la posibilidad de que se sepa 

siempre, en  cualquier momento, que está uno 

haciendo, con quien y en donde. 

El  ser  humano,  dentro  de  su  gran 

capacidad  técnica  y  su  obsesión  por  el 

conocimiento,  ha  llegado  a  un  nivel  tal  de  

desarrollo,  que  en  este  momento  es  posible 

pensar  en  hombres  o  mujeres  que  lleguen  a 

vivir  doscientos  o  trescientos  años.  La 

tecnociencia de  la que disponemos ahora, hace 

que  esta  afirmación  no  sea más  una  fantasía 

bíblica, sino una posibilidad. 

Sin  embargo,  hay  otras  urgencias  de  las 

que  los  avances  tecnológicos  no  deben 

distraernos. Perdemos el  tiempo en desarrollar 

tecnologías que, por ejemplo, nos pueden llevar 

a una  virtual  inmortalidad pero  aun no hemos 

consolidado  nuestra  manera  de  ser  mortales. 

Deberíamos abocar toda la ciencia y técnica que 

tenemos  a  nuestra  disposición  para  llevar  a  la 

humanidad  en  conjunto  al  desarrollo.  ¿Cómo 

podemos  avocarnos  a  innovaciones 

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tecnológicas superficiales, cuando aun tenemos 

problemas,  como  sociedad  global,  que 

cargamos  como  resultado  de  nuestra  precaria 

modernidad?:  el  hambre,  la  contaminación,  la 

falta  de  equidad,  la  pobreza,  la  falta  de 

educación, etc. 

 “La  meta  del  proyecto  tecnocientífico actual  no  consiste  en  mejorar  las miserables  condiciones  de  vida  de  la mayoría  de  hombres;  en  cambio,  parece atravesado  por  un  impulso  insaciable  e “infinitista”  que  ignora  explícitamente  las barreras  que  solían  delimitar  la  proyecto científico prometeíco” (Sibilia, 2009). 

 El  potencial  tecnológico,  sin  embargo  nos 

abre  puertas,  desde  el  punto  de  vista  de  la 

interacción social, que hasta hace un tiempo no 

contemplábamos.  Las  redes  sociales,  la 

conectividad  inmediata  tienen  gran  potencial 

para despertar en la sociedad civil un sentido de 

colectividad.  Además,  el  potencial  de  la 

conectividad  en  el  espacio  urbano,  es 

sumamente  sugerente.  Debemos  buscar  hacer 

ciudades  que  a  partir  de  esta  nueva  idea  de 

conexión  virtual,  aumenten  la  conexión  física. 

Es  decir,  el  potencial  del  trabajo  en  conjunto 

puede generar  cambios positivos en el uso del 

espacio público y el despertar de la colectividad. 

 

1.4. TRANSFORMACIÓN CONSTANTE 

Haciendo  referencia  a  la  postmodernidad, 

la post‐metrópolis  (Soja, 2000)  se define  como 

aquel  espacio  urbano  actual  caracterizado  por 

el nuevo modo de vivir, pero que aún carga con 

pedazos  del  pasado.  Esta  post‐metrópolis 

también tiene que ver con la reestructuración y 

la remodelación de  los espacios urbanos. Es un 

concepto que aun se está elaborando, pues  los 

cambios se siguen dando. 

Los  cambios  producen  ansiedad.  Una 

época marcada por  los  cambios,  como  lo es  la 

nuestra,  genera  incertidumbre.  Tan  es  así  que 

alguno  teóricos  han  llegado  a  prefigurar  el 

pronóstico  de  la  ciudad  del  siglo  XXI  a  un 

panorama bastante desconcertante: 

 “Los edificios más  recientes están dotados con  helipuertos  privados  que  permiten  a unos  cuantos  privilegiados  (cada  vez más numerosos)  vivir  en  la  ciudad  de manera completamente desconectada, pasando de un  lugar  cerrado  a  otro  también  cerrado (residencia,  trabajo,  ocio),  evitando  pasar por  los  espacios  públicos  abandonados  a los  ciudadanos  comunes  y  corrientes” (Musset, 2007). 

 Este  fragmento  extraído  de  un  texto  que 

compara  las  ciudades  actuales  (sobretodo 

sudamericanas)  con  aquellas  ciudades  de  la 

ciencia  ficción  (como  Coruscant2)  revela  el 

miedo e  incertidumbre que pueden producir  la 

inestabilidad de  la morfología urbana:  “…nutre 

los  sentimientos  colectivos  de  paranoia,  al 

conformar una geografía del miedo basada en la 

estigmatización de lugares específicos” (Musset, 

2007). Esta sensación influye, evidentemente en 

el  estado  de  ánimo  de  la  colectividad  y 

repercute  en  las  formas  de  uso  del  espacio 

urbano más  cercano  a  ella: el espacio público. 

Este  vivir  en  un  entorno  que  cambia 

constantemente, al que hay que seguirle el paso 

diariamente,  no  es  algo  para  lo  que  el  ser 

humano está preparado, aún.  

Procesos  constantes  de  des‐

territorialización  y  re‐territorialización  son  el 

marco en el que se mueven nuestras urbes. Nos 

encontramos  pues,  frente  a  varios  procesos 

paralelos que  tienen que  ver  con  retroceder  y 

volver  a  caminar.  La  des‐territorialización 

implica la ausencia de vínculos de identidad con 

los  lugares,  determinada  en  gran  parte  por  la 

globalización  y  este  nuevo mundo  totalmente 

accesible;  la  re‐territorialización,  en 

                                                            2 En la saga de películas de la Guerra de las Galaxias, Coruscant es uno de los planetas más poblados de la galaxia (es un planeta del tipo ecumenópolis, o sea es una ciudad que cubre el planeta entero). Fue la sede del gobierno de la llamada Antigua República, del Imperio Galáctico, y en última instancia de la Nueva República. Aparece en los episodios I, II, III y en la edición especial del VI. 

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contraparte,  suscita  nuevas  formas  de 

identificación y ocupación de los espacios. 

Esta  reubicación  de  los  espacios,  de  los 

centros y de los poderes nos lleva a pensar en el 

torbellino  del  que  hablar  Marshall  Bermann 

(1982),  en  cuanto  a  que  la modernidad  diluye 

todo  lo  sólido  o  todo  aquello  en  lo  que 

pensábamos  asentarnos,  en  lo  que  nos 

sentíamos  seguros.  Es  preciso  pues,  encontrar 

nuevos cimientos, que no tengan que ver con el 

capital o con el desarrollo tecnológico, que son 

la  columna  vertebral  de  la  búsqueda  del 

hombre  hoy  en  día.  Debemos  volver  a 

buscarnos,  en  el  hombre  y  sus  subjetividades 

como ser humano podemos encontrar nuestros 

nuevos cimientos. 

 

 

GEOMETRÍA Y  

SOCIABILIZACIÓN  

“Cuando  las  calles  de  una  ciudad  ofrecen interés,  la  ciudad  entera  ofrece  interés” (Musset, 2007). 

 La morfología de las ciudades modernas ha 

repercutido  enormemente  en  la  falta  de 

intercambio cotidiano en nuestras ciudades. Las 

ciudades  ya  no  son  más  un  espacio  de 

encuentro, no propicia  lo encuentros entre  las 

personas. Por lo menos no para las personas del 

siglo XXI, ya que a partir de las características de 

la  post‐metrópolis  (ciudad  de  la  ultra‐

modernidad),  está  diseñada  para  acentuar  la 

individualización  de  sus  habitantes.  Estas 

nuevas  características,  que  han  transformado 

nuestras ciudades, convocan a la arquitectura a 

pensar  en  una  nueva  manera  de  afrontar  el 

diseño  del  entorno  urbano,  en  especial  el 

espacio  público,  que  es  el  lugar  con  vocación 

para el encuentro y el intercambio cultural.  

 

2.1. DIACRONÍA DEL ESPACIO PÚBLICO 

El espacio público a  lo  largo de  la historia, 

fue siempre un  lugar de encuentro: el ágora de 

la  Grecia  clásica  propicia  el  cultivo  físico  e 

intelectual  de  los  atenienses,  las  calles 

orgánicas  de  la  ciudad  de  la  Edad Media  era 

modelada por el uso mismo de sus habitantes, 

las  plazas  del  Renacimiento  eran  acogedoras 

para  los  peatones,  ya  que  por  su  escala 

conformaban  espacio  intermedios  entre  los 

grandes  vacío  de  la  ciudad  y  las  áreas  de 

encuentro para las personas. 

A  partir  de  la  modernidad  y  de  la 

consecuente  racionalización  de  las  ciudades, 

éstas  dejaron  de  ser  “humanas”.  “Cuando  el 

espacio  se  fue  devaluando  en  virtud  del 

movimiento,  los  individuos  gradualmente 

perdieron  la  sensación  de  compartir  el mismo 

destino  que  los  demás”  (Sennett,  1997).  La 

ciudad dejo de  ser pensada para  los peatones, 

para  pasar  a  servir  a  la  máquina  (el  nuevo 

paradigma  de  la modernidad),  y  por  ende,  el 

espacio público perdió poco a poco su carácter 

de  lugar  de  intercambio,  encuentro  e 

identificación. 

La  geometría  heredada  de  la  ética 

protestante  (Senneth,  1991),  que  a  la  vez  se 

heredó  de  los  babilonios,  egipcios  y  romanos, 

fue la geometría ideal para diseñar las ciudades 

de  la modernidad, de un nuevo comienzo. Una 

retícula  ortogonal,  que  se  contradecía  con  el 

tejido  orgánico  de  la  ciudad  medieval  y  del 

renacimiento. Se superponía sobre la topografía 

sin  el  menor  respeto  por  el  entorno.  La 

racionalización y las necesidades de dominación 

y  control,  llevadas  al extremo. Esta  cuadrícula, 

se  implantaba  en  el  territorio  y  podía 

extenderse  ad  infinitum,  esta  posibilidad  de 

extensión  ilimitada  acentuaba  la  nulidad  del 

espacio  como  tal.  Se  anularon  los  centros 

públicos,  no  hay  noción  de  nodos,  ni  de 

aglomeración.  No  se  tenía  necesidad  de 

encuentro, de interacción. 

El  ritmo  de  vida  actual,  propicia  el 

desplazamiento  constante  de  las  personas  y 

esto  lleva al aumento de espacios  inertes, que 

no  sirven  para  el  encuentro,  sino  que  sirven 

únicamente para la movilización de las masas.  

La  tecnología  con  la  que  contamos 

actualmente nos permite prescindir del espacio 

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urbano. Hace posible relacionarse o conectarse 

con  las  personas  a  través de medios  virtuales, 

ya no hay necesidad de salir a la calle.  

 “La historia ha demostrado  las virtudes de estos elementos hasta  tal punto que, para la  mayoría  de  la  gente,  las  calles  y  las plazas constituyen la verdadera esencia del fenómeno “ciudad”. Esta sencilla relación y el  uso  lógico  de  las  calles  y  las  plazas  – calles  basadas  en  el  trazado  lineal  del desplazamiento  del  ser  humano  y  plazas basadas  en  la  capacidad  del  ojo  para inspeccionar  una  superficie  –  se  han adoptado  de  nuevo  en  los  últimos  años” (Gehl, 2006). 

  Cuando  privamos  a  las  personas  de  un 

espacio  urbano  que  invite  a  la  interacción,  les 

estamos  privando  de  uno  de  sus  derechos 

fundamentales  como  ciudadanos.  La  ciudad,  y 

sobre todo el espacio público son una necesidad 

para socialidad inherente en los seres humano.  

La morfología de estos espacios debe estar 

pensada a escala humana. El error más grave de 

la  ciudad  moderna  es  dejar  de  pensar  en  la 

ciudad  para  el  hombre  y  volcarla  hacia  la 

máquina. El peligro de  la post‐metrópolis es el 

mismo: olvidarse del hombre como centro de la 

ciudad  y  embeberse  en  la  tecnología  y  en  el 

individualismo y fragmentación que ésta puede 

generar. 

Sin embargo,  la  tecnología  también puede 

jugar  un  rol  humanizador  del  espacio  urbano. 

Debemos, por ello, entender  su potencial para 

revestir  los  espacios  públicos  con  la  misma 

conectividad que ésta nos proporciona.  

 

2.2. ESPACIO PÚBLICO  “El  espacio  público  supone  pues  dominio público,  uso  social  colectivo  y multifuncionalidad.  Se  caracteriza físicamente  por  su  accesibilidad,  lo  que  le hace  un  factor  de  centralidad.  La  calidad del espacio público se podrá evaluar sobre todo  por  la  intensidad  y  la  calidad  de  las relaciones  sociales  que  facilita,  por  su fuerza  mixturante  de  grupos  y 

comportamientos  y  por  su  capacidad  de estimular  la  identificación  simbólica,  la expresión  y  la  integración  culturales” (Borja, 1998). 

 Se  debe  entender  el  espacio  público  “a 

modo  de  escenario  donde  cada  ciudadano 

produce espacio a partir de sus observaciones y 

recorridos,  donde  él  también  representa  un 

papel,  donde  la  ciudad  se  encuentra 

representada  en  reglas,  símbolos,  imágenes  y 

por  supuesto,  en  las  observaciones  y 

experiencias  con  las  que  cada  ciudadano  la 

refleja y la recorre” (Iregui, 2007). 

El  espacio  público  es  el  espacio  para 

intercambio,  para  el  encuentro  y  para 

interacción. Existen diversas definiciones  sobre 

lo que significa el espacio público. Para efectos 

de este ensayo, se ha elegido la definición pluri‐

dimensional del arquitecto Juan Tokeshi: 

 

La dimensión físico‐territorial:  

El  espacio  público  es  un  espacio  visible  y 

accesible.  Tiene  un  carácter  de 

centralidad, es decir es  reconocible por el 

grupo  de  personas  que  lo  utilizan 

cotidianamente  o  es  identificable  como 

parte  de  su  entorno  por  aquellos,  que  si 

bien  no  lo  utilizan  cotidianamente,  lo 

reconocen como un espacio que los podría 

acoger sin resistencia. 

La dimensión política: 

El espacio público es el espacio del diálogo 

entre  el  poder  político  y  la  ciudadanía.  El 

poder político es el propietario jurídico del 

espacio  público  y  faculta  su  uso.  La 

ciudadanía  ejerce  el  uso  del  espacio, 

ejerciendo  su  derecho  y  otorgándole  el 

carácter  cultural  propio  del  grupo  de 

personas que con él se identifican. 

La dimensión social: 

Se  define  el  espacio  público  como  el 

escenario  del  anonimato,  es  decir  es  el 

espacio en que todos son iguales, donde no 

se  debe  justificar  el  origen  o  condición 

social. 

Page 7: LA SOCIABILIZACIÓN EN LA LIMA DEL SIGLO XXI

LA SOCIABILIZACIÓN EN LA LIMA DEL SIGLO XXI_ 

APUNTES MORFOLÓGICOS Y SUBJETIVOS EN TORNO AL ESPACIO PÚBLICO EN LIMA CENTRO Y LIMA PERIFÉRICA 

 

Página7 

La dimensión económica: 

En  la  idiosincrasia  peruana,  las  plazas  y 

calles  son  escenario  tradicional  de 

comercio,  sin  olvidar  que  esta  actividad 

comercial  genera  conflicto  en  torno  a  su 

dinámica. 

La dimensión cultural: 

  El  espacio  público  es  el  espacio  de  la 

identificación  con  el  pasado  de  toda  la 

ciudad.  Expresa  los  orígenes  y  las 

identidades comunes. 

 

¿Qué pasa entonces cuando el origen y 

el  pasado  no  convergen?  Es  evidente  que  el 

contexto  de  la  Gran  Lima  no  es  unívoco.  Las 

diferencias entre Lima Centro y Lima Periférica y 

los modos  de  apropiación  del  espacio  público 

son puntos clave para poder proponerle a Lima 

un verdadero escenario para  la  interacción y el 

intercambio cultural. 

 

2.3. PANORAMA URBANO DEL SIGLO XXI 

“…La  ciudad  tensa  el  sistema  nervioso 

humano al extremo” (Johnson, 2003). 

 

La morfología de las ciudades determina el 

uso  de  las mismas.  Si  la  ciudad  está  pensada 

para  el  automóvil,  las personas no  se  sentirán 

más parte de ella y será percibida, como sucede 

con  Lima  Metropolitana,  como  un  espacio 

hostil. ¿Qué tipo de encuentros puede propiciar 

una  ciudad  hostil?  ¿Qué  tipo  de  intercambios 

sociales?  ¿De  qué  manera  se  puede  hacer 

ciudad  en  un  espacio  que  no  te  invita  a 

utilizarlo? 

“¿Qué necesitamos los seres humanos para nuestra  realización  más  plena? Necesitamos,  por  ejemplo,  caminar,  ver gente,  estar  con  gente.  Y  la  ciudad  debe tener  características  que  propicien  ese contacto con otros” (Gehl, 2006). 

Los  vacíos  enormes,  de  gran  escala, 

propiciados  por  la  utopía  urbana  de  la 

modernidad,  son  pues  espacios 

deshumanizados.  Se  deben  propiciar  escalas 

intermedias,  para  que  el  ser  humano  pueda 

reconocerse  en  la  ciudad.  Estas  escalas 

intermedias tienen que ver con  los bordes, con 

los ángulos de visualización, con  los elementos 

polivalentes,  finalmente,  con  devolverle  a  la 

ciudad su carácter humano. 

 “El  espacio  público  ha  pasado  de  ser  el lugar  de  encuentro  y  socialización  a transformarse  en  uno  de  simple  tránsito entre  uno  y  otro  punto  de  la  ciudad;  su diseño  parece  más  orientado  a  optimizar los  flujo  de  producción  de  un  sistema decididamente  capitalista  que  se  expande sin  resistencia  aparente,  que  a  satisfacer los deseos de bienestar y recreación de  los ciudadanos” (Iregui, 2007). 

 

Por las características expuestas de la post‐

metrópolis, entendemos que el espacio público 

corre  el  gran  peligro  de  desaparecer  para 

convertirse  en  espacio  de  infraestructura 

urbana.  Nuestras  ciudades  cada  vez  necesitan 

más de espacio que sirvan a la movilización y el 

desplazamiento,  al  intercambio  económico.  La 

tecnología  nos  propone  realizar  cada  vez más 

actividades  desde  una  conexión  a  la  red.  La 

figura del peatón va perdiendo importancia. Los 

desplazamientos  humanos  ya  no  son  excusa 

para el encuentro, se propicia el  individualismo 

sobre la interacción social. 

Para  propiciar  este  intercambio,  la  ciudad 

debe  convertirse en el espacio de neutralidad, 

en el que todos somos iguales. Si el capitalismo 

ha  pasado  a  gobernar  todas  nuestras 

actividades,  esta  igualdad  no  se  puede  dar 

libremente. La  lógica del capitalismo  intensifica 

les desigualdades: 

 

“La  imposición  de  lógicas  derivadas  del actual  modelo  económico  –que  pasa  por alto criterios mínimos  como planificación o sostenibilidad‐  sobre  los  procesos  de nuestras  ciudades  ha marcado  con mayor intensidad  una  huella  que  es  patente  en ellas  desde  el mismo momento  en  el  cual fueron fundadas: la desigualdad” (Takano y Tokeshi, 2007). 

Page 8: LA SOCIABILIZACIÓN EN LA LIMA DEL SIGLO XXI

LA SOCIABILIZACIÓN EN LA LIMA DEL SIGLO XXI_ 

APUNTES MORFOLÓGICOS Y SUBJETIVOS EN TORNO AL ESPACIO PÚBLICO EN LIMA CENTRO Y LIMA PERIFÉRICA 

 

Página8 

 

Una  ciudad  sin  espacio  de  encuentro,  es 

una  ciudad muerta.  Cuando  los  habitantes  no 

tienen  el  espacio  para  manifestarse  o  para 

apropiarse de  la ciudad,  la ciudad ha dejado de 

servir  al  ser  humano.  Es  preciso  devolver  la 

ciudad a sus habitantes. 

 

2.4. LO VIRTUAL vs. LO TANGIBLE 

Los  límites  entre  lo  tangible  y  lo  tangible, 

entre  lo  físico y  lo virtual se han  ido diluyendo 

(Sibilia, 2002), el mundo  ya no  será  cartesiano 

nunca más, en  la  ciudad  cyborg  (Gandy, 2005) 

se  diluyen  los  límites  entre  mente  y  cuerpo, 

material y virtual. 

   “El concepto de cyborg puede, en este sentido, ser considerado dentro de un proyecto intelectual para “rematerializar” la ciudad y establecer conexiones sustantivas entre el cuerpo, la tecnología y el espacio”3 (Gandy, 2005). 

 Rematerializar  la  ciudad,  quiere  decir  en 

este  caso,  devolver  su  sentido  físico  y  táctil  a 

partir del potencial tecnológico de este tiempo. 

Lo  que  necesitan  nuestras  ciudades  no  es 

vaciarse  de  vida,  sino  todo  lo  contrario.  Para 

devolverle  el  sentido  a  la  ciudad,  debemos 

devolvérsela a sus habitantes. Lo cual se puede 

lograr sin satanizar el desarrollo tecnocientífico, 

sino incorporándolo a esta tarea. 

 “La  ciudad cyborg es  ampliamente percibida  como una  ciudad post‐metabólica  en  la  cual el  intercambio  de información ha  suplantado el papel  del intercambio  material  y  se  convierta  en la dinámica dominante detrás  de la conformación del espacio urbano”4 (Gandy, 2005). 

                                                            3  The  cyborg  concept  can  in  this  sense  be  enlisted into an intellectual project to “rematerialize” the city and  establish  substantive  connections  between  the body, technology and space. Traducción del autor. 4 The cyborg city is widely perceived as a post‐metabolic city in which the exchange of information has supplanted the role of material exchange to 

Imaginémonos  recorrer  una  ciudad  en  la que a cada paso podemos percibir  información útil  y  práctica  para  facilitar  su  recorrido.  La ciudad misma es una fuente de  información. La infraestructura  física  está  complementada  por infraestructura  virtual  y  de  esa  manera percibimos  datos  de  clima,  tráfico,  eventos, acumulación de personas, etc. A partir de esta información  podemos  tomar  decisiones informadas con respecto a nuestros recorridos. 

 “…la  ciudad es  a  la  vez una  entidad tangible,  sino  también una construcción relacional  de  modo  que no podemos separar la una  de  la  otra”5 (Gandy, 2005). 

 Sin embargo se mantiene clara una idea: la 

conectividad  virtual  no  podrá  reemplazar  al 

espacio  físico  tangible.  Lo  que  debe  pasar  es 

que  la  ciudad  se  adapta  a  estas  nuevas 

tecnologías y las incorpore en la infraestructura 

urbana,  para  de  este  modo  complementar  lo 

tangible con lo virtual y viceversa.  

A  partir  de  esta  idea  de 

complementariedad,  se  desliga  un  concepto 

que  algunos  autores  denominan  identidad 

digital, que está íntimamente relacionado con el 

potencial  del  reciente  fenómeno  de  las  redes 

sociales.  Volcar  ese  potencial  de  identificación 

de  una  red  con  este  gran  potencial  de 

conectividad a un espacio físico tangible, es una 

de las tantas puertas que nos abre la tecnología. 

El  espacio  público  se  volverá  nuevamente  el 

escenario  de  la  interacción  social,  dejarnos 

nuestras casas u oficinas para volver a las calles. 

 

“Asociar  una  identidad  digital  un  lugar 

(barrio,  calle)  de  residencia  abrirá  nuevas 

fronteras a  las dinámicas de comunicación 

de  escala  local  e  hiper‐local  catalizando 

nuevos  procesos  de  identificación  con  los 

                                                                                         become the dominant dynamic behind the shaping of urban space. Traducción del autor. 5 The city is both a tangible entity but also a relational construct so that we cannot disentangle the one from the other. Traducción del autor. 

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LA SOCIABILIZACIÓN EN LA LIMA DEL SIGLO XXI_ 

APUNTES MORFOLÓGICOS Y SUBJETIVOS EN TORNO AL ESPACIO PÚBLICO EN LIMA CENTRO Y LIMA PERIFÉRICA 

 

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espacios públicos del barrio donde vivimos 

o trabajamos” (Di Siena, 2010). 

 

IDENTIDAD E  

INTERCULTURALIDAD  

“Mediante  el  concepto  de  espacio  social, 

nos aproximamos, entonces, a un enfoque 

del  ámbito  de  lo  local  referido  a  un 

colectivo humano circunscrito a un espacio 

delimitado.  Partiendo  de  este  enfoque 

antropológico,  Augé  define  este  espacio 

como  lugar, como territorio que permite a 

un  colectivo  la  afirmación  de  una 

identidad” (Vega‐Centeno, 2003). 

 

Aquello  a  lo  que  vega  Centeno  se  refiere 

como  lugar, es el espacio de  identificación, un 

espacio  que  podemos  asociar  a  algún  tipo  de 

referente  personal  que,  por  mínimo  que  sea, 

podemos  relacionar  con  algún  aspecto 

importante  en  nuestras  vidas.  Un  lugar  es  un 

espacio con significado. 

Las  ciudades  tienen  una  carga  subjetiva 

sustancial. Están conformadas ellas mismas por 

seres de gran  subjetividad:  los  seres humanos. 

No  podemos  entender  el  fenómeno  urbano 

únicamente desde el punto de vista morfológico 

(físico), ya que siempre habrá un complemento 

no  tangible  (lo meta‐físico, o  aquello que  está 

más  allá  de  los  físico).  Este  elemento  no 

tangible es tan importante como el morfológico, 

ya  que  la  subjetividad  de  las  personas 

determinará  sus  decisiones  y  son  estas 

dicisiones las que determinan el uso del espacio 

público. Estas decisiones son el encuentro entre 

la vida y el espacio en la ciudad: “el patrón total, 

espacio  y  acontecimientos  juntos,  es  un 

elemento cultural” (Alexander, 1979). 

Esta  parte  no  tangible  está  comprendida 

por  la  cultura,  la  identidad,  los  imaginarios 

urbanos  y demás  variables que  se desprendan 

del factor humano de la ciudad. 

 

3.1. LA NOCIÓN DE PERTENENCIA 

Desde  el  punto  de  vista  del  espacio 

público,  los  factores de  identidad y cultura son 

fundamentales. Si consideramos el ejemplo del 

París  de  la  post‐revolución  francesa, 

entendemos  que  si  una  sociedad  no  se 

identifica con un determinado hecho, el espacio 

público  no  funciona:  luego  de  la  revolución 

francesa,  las  autoridades de  la  ciudad de París 

pretendieron  movilizar  a  la  población  en 

diversas  actividades  de  tipo  procesional. 

Cuando  la  gente  era  dirigida,  la  procesión 

marchaba  como  estaba  planificada,  pero 

cuando llegaba el momento de usar las plazas y 

calles  de manera  espontánea,  las  personas  se 

desorientaban,  se  aburrían  o  simplemente  se 

retiraban  a  sus  casas.  Y  es que para utilizar  el 

espacio  público  es  fundamental  identificarse 

con  él,  de  alguna manera,  no  necesariamente 

directa: 

 “Generalmente será preciso que tengan un significativo  denominador  común:  un trasfondo  común,  intereses  comunes  o problemas comunes” (Gehl, 2006). 

 La  identidad  se  genera  a  partir  del 

reconocimiento  de  los  otros,  ya  que  esta 

relación  con  los  demás  es  clave  para  el 

autodescubrimiento  y  la  autoafirmación,  por 

eso la identidad está ligada intrínsecamente a la 

colectividad. La sociedad alimenta mi identidad. 

Es por ello que para que una ciudad sea vivida, 

para que sus espacios públicos vuelvan a la vida, 

es  necesario  consolidar  la  identidad  de  la 

colectividad que la habita.  

Además,  le hecho de vivir en sociedad nos 

hace  capaces  de  tolerar  y  respetar  las 

decisiones de  los otros: nos hace civilizados, en 

el  sentido de  ejercer  la  civilidad.  La noción de 

civilidad  proviene  del  latín  civitas,  que  quiere 

decir  ciudad,  esto quiere  decir  que  la  civilidad 

es  la  capacidad  de  una  persona  para  vivir  en 

una  sociedad  urbana,  lo  cual  implica  la 

capacidad  de  respetar  a  lo  demás,  de 

sociabilizar, de concertar. Así pues  la  incivilidad 

dificulta  la  convivencia,  ya  que  puede  generar 

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LA SOCIABILIZACIÓN EN LA LIMA DEL SIGLO XXI_ 

APUNTES MORFOLÓGICOS Y SUBJETIVOS EN TORNO AL ESPACIO PÚBLICO EN LIMA CENTRO Y LIMA PERIFÉRICA 

 

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violencia, abusos e  inseguridad. La ciudad debe 

ser capaz de enseñarte eso: 

 “El  entorno  urbano  debe  ser  “civil”  para que  sus  habitantes  puedan  aprender  las difíciles destrezas de  la civilidad” (Bauman, 2008). 

 Además  de  aprender  a  convivir  entre 

iguales,  las ciudades deben ser el germen para 

el desarrollo de la identidad colectiva, que es la 

que reafirma la identidad individual. Para lograr 

esto  se  debe  despertar  en  cada  uno  de  los 

habitantes  la  noción  de  colectividad,  de 

pertenecer  a  un  grupo  y  la  capacidad  para 

identificarse  con  algún  grupo  se  relaciona 

directamente con los hábitos. 

 “El hecho de compartir el espacio físico con 

otros  actores  abocados  a  una  actividad 

semejante añade  importancia a  la acción” 

(Bauman, 2008). 

 Cuando los ciudadanos se encuentran unos 

con otros, realizando  las mismas actividades en 

el espacio público, más allá de que  la actividad 

sea  compartida  o  no,  ésta  se  torna  más 

importante.  La  acción,  entonces,  se  liga  al 

espacio,  y  el  espacio  conecta  a  las  personas 

mediante  la  acción.  Identificar  estas  acciones 

comunes que puede ir desde sentarse a leer en 

una  banca,  salir  a  jugar  a  la  calle,  regar  las 

plantas,  o  arreglar  una  bicicleta;  es 

determinante para entender el tipo de espacios 

públicos que necesita tal o cual sociedad. 

 

3.2. COTIDIANEIDAD 

Así como relacionar las mismas acciones es 

importante, también lo es la constancia con que 

se  realizan.  Identificar  las  acciones  más 

comunes,  las más  repetidas, nos dará un  claro 

panorama del espacio a proponer. 

 “Las  interacciones  se  hacen  constantes  en un  espacio  delimitado  por  la  práctica cotidiana  (…,)  la  referencia constante a un espacio  delimitado  permite  generar  una 

noción  de  identidad  vinculada  al  lugar  en que viven” (Vega‐Centeno, 2003). 

 Se  podría  decir,  a  partir  de  esto,  que  las 

acciones,  la  magnitud  y  la  repetición  de  las 

mismas  pueden  llegar  a  conformar  un  espacio 

sin necesidad de  la existencia  física del mismo. 

La  sola  acción  por  el  hecho  de  realizarse 

cotidianamente  define  tanto  la  identificación 

con el  lugar como  los  límites espaciales de esta 

identidad.  

El espacio público por lo anterior, debe ser 

capaz  de  servir  para  múltiples  actividades 

cotidianas, debe ser versátil y a  la vez  familiar. 

De poder adaptarse a  las diferentes actividades 

y  a  la  vez  ser  percibido  como  igualmente 

confortable para todas ellas: 

 “Tal vez para conseguir revitalizar e incluso rehabilitar  cualquier  barrio  de  cualquier ciudad  sea  suficiente  el  hecho  de  crear atmósferas  adecuadas  en  el  espacio público  mediante  la  introducción  de  lo cotidiano  como  herramienta  que  permite su  modificación,  que  es  adaptable  a  las situaciones  cambiantes  e  imprevisibles  del devenir de toda ciudad” (González y Muñiz, 2010). 

 

3.3. HIBRIDACIÓN CULTURAL 

La  identidad  se  alimenta  también  del 

intercambio  cultural,  por  el mismo  hecho  que 

esta tiene que ver con el reconocimiento de los 

otros,  a  partir  de  un  encuentro  cultural  las 

identidades  se  afianzan  y  se  alimentan.  El 

intercambio  cultural  no  hace  más  que 

enriquecer  a  la  colectividad.  “Pertenecer”  es 

fundamental  para  el  individuo,  para  el  ser 

humano como ser social que es por naturaleza. 

Desde  una  perspectiva  ética,  se 

prefiguraba  la  globalización  como  una  fuerza 

con la capacidad de anular las diferencias, en el 

sentido  de  desaparecerlas  y  diluirlas.  Ahora 

entendemos que mientras más globales somos, 

más enraizados  con nuestra  cultura  y nuestras 

tradiciones podemos ser. La globalización, bien 

llevada, nos  invita a realzar  lo  local, para poder 

compartirlo con el mundo.  

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LA SOCIABILIZACIÓN EN LA LIMA DEL SIGLO XXI_ 

APUNTES MORFOLÓGICOS Y SUBJETIVOS EN TORNO AL ESPACIO PÚBLICO EN LIMA CENTRO Y LIMA PERIFÉRICA 

 

Página11 

Esta  colectividad  y  este  pertenecer 

repercuten  en  el  uso  del  espacio  urbano.  La 

acción y el espacio son  indivisibles,  la acción se 

apoya  en  el  tipo  de  espacio  (morfología)  y 

ambos  forman  una  unidad,  un  patrón  de 

acontecimientos. 

La ciudad no es más que una red compleja 

de  decisiones  individuales  interconectadas. 

Entenderla  de  esta  manera  nos  permite 

entender su carácter, su esencia. Este conjunto 

de  decisiones  se  convierten  en  patrones  de 

conducta  repetidos.  Los  patrones  de  conducta 

se  estructuran  a  partir  de  reglas  simples,  que 

pueden  (y suelen)  tener grandes  repercusiones 

en el entorno urbano.  

Es  clave  para  el  arquitecto,  que  es  el 

encargado  de  juntar  la  vida  con  el  espacio, 

entender de esta manera  la ciudad: a partir de 

los  patrones  que  las  mismas  personas  van 

generando, como si de una ciudad medieval se 

tratara,  en  donde  la morfología  era modelada 

por el uso.  

Pues bien, nuestra tarea no es tan sencilla, 

ya  que  las  variables  que  debemos  contemplar 

en el siglo XXI, son muchas más y están mucho 

más interconectadas unas con otras, generando 

redes  en  un  sistema  urbano  complejísimo.  Sin 

embargo  es  posible,  ya  que  las  herramientas 

con  las  que  contamos  también  han 

evolucionado  y  nos  proporcionarán  la 

información  necesaria  para  poder  hacerlo. 

Debemos  pensar  las  ciudades  a  partir  de  la 

interculturalidad,  el  nuevo  potencial  social  del 

siglo XXI. 

 

3.4. IDENTIDAD Y VIRTUALIDAD 

 

“Los arquitectos se han preocupado por  el 

cuerpo  humano  que  está  limitado  por  la 

piel  y  su  entorno  sensorial  inmediato, 

ahora  deben  contemplar  cuerpo  virtuales, 

electrónicamente  potenciados  y 

reconfigurables que pueden sentir y actuar 

a  distancia;  sino  que  también  deben 

permanecer  anclados  a  su  entorno 

inmediato”6  (Mitchell,  1998;  en  Gandy, 

2005). 

 

Hay  que  considerar  que  ahora  ya  no  se 

diseña una  ciudad para  cuerpos  limitados,  con 

una  capacidad  sensorial  limitada  (como  es  la 

nuestra),  y  enmarcada  en  contenedores 

espaciales diferenciados;  sino que el diseño de 

la  ciudad  ahora  tiene  que  ver  con  cuerpos 

electrónicos  (o  más  bien  electronizados) 

capaces  de  registrar  estímulos  sensoriales  a 

grandes  distancias,  o  en  pequeñísimas 

densidades  y  en  muchas  direcciones,  una 

especie de tecnología omnipresente, pero que a 

la  vez  está  condenada  a  un  punto  fijo,  que  le 

impide  una  movilización  o  desplazamiento 

considerables. 

Lo contradictorio de esta nueva manera de 

hacer  ciudad  es  que  se  va  estructurando  en 

recintos  limitados  y  al  mismo  tiempo  híper 

conectados entre  sí.  Los  ciudadanos modernos 

tienen una fuerte carga de  individualización. La 

ciudad cyborg de Gandy, tiene nuevas maneras 

de  vivir  las  experiencias  colectivas,  a  partir  de 

los nuevos significados. 

 

 

LIMA:  

¿CIUDAD DEL SIGLO XXI?  

Las características de  las ciudades del siglo 

XXI  se  dan  de  manera  distinta  en  Lima 

Metropolitana. Por  la historia de  su  formación 

Lima  presenta  una  complejidad  particular  ya 

que no  todos  los  sectores de  la  ciudad  se han 

desarrollado  de  la  misma  manera,  y  mucho 

menos en el mismo momento. 

En cuanto a la movilidad, es ya redundante 

decir  que  Lima  carece  de  sistemas  eficientes 

                                                            6 Architects have been concerned with the skin‐bounded body and its immediate sensory environment… (sic) now they must contemplate electronically augmented, reconfigurable, virtual bodies that can sense and act at a distance but that also remain partially anchored in their immediate surroundings. Traducción del autor. 

4

Page 12: LA SOCIABILIZACIÓN EN LA LIMA DEL SIGLO XXI

LA SOCIABILIZACIÓN EN LA LIMA DEL SIGLO XXI_ 

APUNTES MORFOLÓGICOS Y SUBJETIVOS EN TORNO AL ESPACIO PÚBLICO EN LIMA CENTRO Y LIMA PERIFÉRICA 

 

Página12 

para  la movilización masiva de  sus  habitantes. 

Los recientes proyectos culminados como son el 

Metropolitano y el tren eléctrico, además de no 

estar conectados a un sistema integral (todavía, 

o por  lo menos eso esperamos), parecen estar 

concebidos para una Lima de hace 10 o 20 años. 

Las  grandes  vías  como  son  la  Vía  Expresa, 

Panamericana,  Circunvalación,  Javier  Prado,  La 

Marina,  parte  de  la  Carretera  Central,  Brasil, 

Abancay,  Alfonso  Ugarte,  Arequipa,  etc. 

generan un efecto  incisivo en el  tejido urbano. 

Uno de los efectos más críticos de estas arterias 

tiene que ver con el peatón y como se accede al 

transporte  público:  los  paraderos  no  están 

pensados de manera  integral. Para  acceder de 

un  sistema  vial  a  otro,  en  la  mayoría  de  los 

casos  es necesario  caminar  grandes distancias, 

lo  cual  hace  que  la  movilidad  no  sea  menos 

eficiente aún. 

En la periferia, sin embargo la movilidad se 

hace menos  fluida, por  la misma topografía. La 

avenida  Túpac  Amaru,  en  Lima  Norte,  se 

distingue  por  ser  una  de  las  pocas  arterias  de 

una  escala  considerable  por  su  amplitud.  Es 

importante  recalcar  que  en  la  periferia,  las 

arterias  comprenden  una  gran  berma  central 

(generalmente  un  arenal)  que  podría  ser 

potenciado  para  el  uso  público  a  partir  de  las 

lógicas de la periferia, como son: le mercado, el 

comedor,  los  juegos  infantiles.  Incluso  se 

podrían  incorporar  sistemas  de  compostaje  y 

reciclaje  de  residuos  inorgánicos,  que 

conforman  una  parte  importante  de  las 

actividades periféricas. 

Por  esto,  Lima  está  marcada  por  la 

movilidad  y  el  desplazamiento  de  sus 

habitantes. Es una  ciudad altamente  recorrida, 

que se encuentran en movimiento permanente. 

La  velocidad  está  intrínsecamente 

relacionada con extensión de la ciudad de Lima. 

La población  se ve en  la necesidad de  recorrer 

inmensas  distancias  diariamente  para  acudir  a 

sus centros educativos o  laborales. Si bien para 

la  población  periférica  esta  distancia  es 

evidentemente  mayo  que  para  aquellos  que 

viven en  los distritos céntricos,  la congestión a 

la  que  se  ven  sometidos  es  la misma,  aunque 

por distinto  lapsos de  tiempo. Es  cierto que el 

Metropolitano  y  ojalá  el  Tren  eléctrico,  han 

aliviado  un  poco  estas  demoras,  pero  es 

evidente que los flujos que recorren las arterias 

de  la ciudad  las saturan y por tanto el tema de 

la  velocidad  se  presenta  en  momentos 

específicos de día y en zonas muy particulares, 

lo  cual  no  es  suficiente  para  catalogar  a  Lima 

como una ciudad veloz, todo lo contrario. 

La  fragmentación  es  una  característica 

fundamental de Lima,  tanto desde el punto de 

vita  morfológico,  como  desde  el  aspecto 

histórico‐cultural.  Lima  es  una  ciudad 

fragmentada  tanto por  su organización  física  y 

vial (como lo podrían ser diversas ciudades en el 

mundo),  pero  particularmente  por  su  realidad 

cultural.  

El  proceso  migratorio  y  de  sub‐

urbanización  periférica  produce  el  Lima 

realidades  muy  diversas.  Esto,  sumado  al 

reciente boom de los centros comerciales como 

polos de atracción “fragmenta a la ciudad en 

“islotes”  de  consumidores  en medio  de  un 

creciente  mar  de  guettos  de  pobreza, 

articulados  entre  sí  más  allá  de  la 

contigüidad territorial” (Ávila, 2003). 

En  el  aspecto  económico  sin  embrago,  la 

ciudad presenta una mayor homogeneidad que 

hasta hace unos  años,  cuando  aún  la periferia 

se  consideraba  un  sector  económicamente 

inferior.  Si  bien  esta  realidad  persiste  en  gran 

parte  de  la  periferia,  han  surgido  focos  de 

desarrollo  económico  sustancial  en  diversos 

sectores de  la misma. Esto se traduce en  los ya 

mencionados mega  centros  comerciales  (sobre 

todo en Lima Norte) como  lo son Mega Plaza y 

el Plaza Norte, en el Callao tenemos el Aventura 

Plaza, en  Lima Sur el Plaza  Lima Sur y hacia el 

este el Mall Aventura Plaza Vitarte. 

 “Como  hace  algunos  años  ya  no  es  tan cierto  asociar  de  manera  absoluta  a  la ciudad  popular  con  el  territorio  de  la pobreza urbana. El mapa metropolitano de pobreza  se  ha  desconcentrado  teniendo 

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LA SOCIABILIZACIÓN EN LA LIMA DEL SIGLO XXI_ 

APUNTES MORFOLÓGICOS Y SUBJETIVOS EN TORNO AL ESPACIO PÚBLICO EN LIMA CENTRO Y LIMA PERIFÉRICA 

 

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ahora  grandes  zonas  con  una  población económicamente  emergente  donde  se vuelve  clave  la  aparente  constitución  de una nueva clase media” (Takano y Tokeshi, 2007). 

 Por  lo  anterior,  podemos  afirmar  que  si 

bien  existen  grandes  diferencias  culturales  y morfológicas  en  la  Gran  Lima,  podemos considerar,  hoy,  que  todos  sus  habitantes  son ciudadanos  urbanos,  es  decir, que  se manejan dentro  de  una  estructura  urbana cotidianamente,  ya  no  son  más  extraños  al sistema urbano, ya no son más inmigrantes:  

“Han  transcurrido  ya  tres  generaciones descendientes  de  aquellos  primeros migrantes  y  hoy  día  debemos  decir  a ciencia  cierta, que quienes actualmente  la habitan  son  limeños  y  son  urbanos” (Takano y Tokeshi, 2007).

 

Desde el punto de vista de  la conectividad 

y  la  revolución digital es pertinente  considerar 

que si bien la revolución industrial no fue capaz 

de llegar a todos los sectores de la población (y 

en  el  sentido  global  se  entiende  que  Perú  no 

llego  a  desarrollar  una  industria  per  se),  la 

revolución  digital  si  tiene  la  facultad  de 

inmiscuirse  en  los  más  diversos  sectores 

económicos  por  su  accesibilidad.  Si  bien  no 

llegamos  a  la modernidad  por  la  industria,  se 

podría  decir  que  podemos  alcanzar  a  la  ultra‐

modernidad por la conectividad. 

Tanto  Lima  Centro  como  Lima  Periférica 

cuentan con conexiones a  la nube del  internet. 

En Lima Centro estas conexiones son privadas y 

se están  incorporando al  los espacios públicos. 

Tanto a  los  libres  como por ejemplo el Parque 

Kennedy, como a  los comerciales como son  los 

cafés  urbanos.  En  la  periferia  abundan  las 

llamadas cabinas de  internet  (que son  también 

comunes en provincia y en cualquier ciudad con 

alta  actividad  turística).  Esta  posibilidad  de 

conectarse  a  la  nube  de  gran  parte  de  la 

población  inserta a Lima dentro del tema post‐

metropolitano de la virtualidad. 

Lima, es una ciudad aún en formación, por 

lo tanto presenta más oportunidades de las que 

percibimos.  Es  una  ciudad  joven  que,  sobre 

todo en  la periferia, presenta  la posibilidad de 

proponer  espacios  y  arquitectura  más 

pertinentes. Hacia ahí es hacia donde debemos 

mirar  también  las  futuras  generaciones  de 

arquitectos.  Lima  Central  también  tiene 

carencias  y  defectos,  que  deben  ser 

subsanados,  pero  estos  aspectos  urgen  en  la 

periferia.  Debemos  asumir  nuestras  ciudad 

como una oportunidad, un  lugar donde todavía 

queda  mucho  por  hacer  y  eso  debe  ser  una 

motivación. 

 

 

LA MORFOLOGÍA  

DE LA CIUDAD  LA CIUDAD PLANIFICADA  

VS. LA CIUDAD IMPROVISADA 

 

El proceso de crecimiento urbano en Lima 

tuvo  un  punto  de  quiebre  importante  a  partir 

de  los  años  40  con  la  migración  masiva  de 

habitantes del  interior del país por el  conflicto 

interno.  Estos  inmigrantes  se  afincaron  en  las 

zonas exteriores de la ciudad, en las topografías 

más  complejas,  construyendo  lo  que 

llamábamos las barriadas. 

Este gran grupo de personas huyó de una 

realidad  violenta  y  marcada  por  la  falta  de 

equidad. En gran parte esta situación  tuvo que 

ver  con  el  terrorismo  que  azotó  las  regiones 

andinas y amazónicas. Cuando los eruditos en el 

tema  hablan  de  reparaciones  civiles,  se  han 

propuesto acciones penales, de  indemnización, 

de  restitución  y  simbólicas.  Pero  no  se  ha 

pensado nunca en acciones de corte urbano. La 

población que llegó a Lima y abandonó su lugar 

de nacimiento y al hacerlo tuvo que renunciar a 

sus  costumbres,  alejarse  del  grupo  humano  al 

que  pertenecía.  Cuando  consideramos  que 

estas  personas  enfrentaron  cosas  que  las 

personas de la capital apenas percibieron con el 

ataque  de  Tarata  y  los  cortes  de  luz, 

5

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LA SOCIABILIZACIÓN EN LA LIMA DEL SIGLO XXI_ 

APUNTES MORFOLÓGICOS Y SUBJETIVOS EN TORNO AL ESPACIO PÚBLICO EN LIMA CENTRO Y LIMA PERIFÉRICA 

 

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entendemos  que  la  retribución  hacia  ellos 

nunca  será  suficiente.  ¿Por  qué  no  proponer 

espacios  en  donde  ellos  puedan  volver  a 

pertencer? 

Parte importante de la incorporación a una 

sociedad  tiene  que  ver  con  la  morfología.  La 

forma de  la ciudad es  la manera en que esta te 

acoge o te repele: 

“Si  la ciudad es un  lugar de encuentro por excelencia, más que cualquier otra cosa,  la ciudad es  su espacio público peatonal… La cantidad  y  la  calidad  del  espacio  público peatonal determinan  la calidad urbanística de  una  ciudad…  un  espacio  público  es bueno  cuando  en  el  ocurren  muchas actividades  no  indispensables,  cuando  la gente  sale  al  espacio  público  como  un  fin en sí mismo, a disfrutarlo” (Gehl, 2006). 

 La ciudad de Lima es una ciudad de muchas 

maneras  hostil.  Si  bien  un  factor  importante 

tiene  que  ver  con  la  movilidad  y  el 

individualismo,  también  tiene    que  ver  con  la 

morfología  del  espacio  urbano.  Con  criterios 

fundamentales de diseño. 

Los  vacíos  de  gran  escala  no  son 

acogedores  para  el  ser  humano.  El  peatón 

necesita  de  espacios  intermedios.  Necesita 

poder tener un registro visual de aquel espacio 

al que se va a enfrentar. Necesita también, ver 

gente  en  esos  espacios  para  sentir  que  puede 

recorrerlos con tranquilidad. 

 

Las plazas 

En  Lima  central  podemos  apreciar  plazas 

de  la  época  republicana,  como  por  ejemplo  la 

Plaza  San Martín  en  el  centro  de  Lima,  que  si 

bien  por  su  extensión  pueden  parecer 

impersonales,  la  presencia  de  elementos 

polivalentes  le  presentan  al  peatón 

oportunidades  de  estadía  variadas  y  opciones 

para decidir.  Las arquerías que bordean la plaza 

mayor  representan  un  límite  flexible,  desde  el 

cual  el  peatón  puede  tener  un  registro  de  los 

que sucede en el vacío y decidir si accede a él o 

si  permanece  en  esa  especie  de  limbo  que 

genera  este  espacio  intermedio. Otro  ejemplo 

puede ser el parque Kennedy de Miraflores, que 

presenta una variedad importante de mobiliario 

urbano  que  permiten  al  usuario  observar 

diversas actividades y personas. 

 Parque Kennedy, Miraflores. 

Fuente: Cuenta Hillmer de Flicker. 

 

En  la  periferia  sin  embargo,  hay  una 

carencia  de  estos  elementos  polivalentes.  El 

referente  principal  de mobiliario  urbano  es  la 

banca  y  la  pérgola.  Las  plazas,  que  por  su 

extensión no  son  consideradas de  gran  escala, 

por  su  simpleza  y  poca  ambigüedad,  no  le 

proponen al peatón distintas opciones. Limitan 

la actividad. 

 

Las calles Las calles y vías deben presentar opciones 

para los peatones. Si bien ya se ha mencionado 

la falta de conexión con la ciudad y el peatón de 

las arterias de la ciudad, en Lima central las vías 

se  han  volcado  a  servir  al  automóvil.  Existen 

algunos  ejemplos  importantes  de  vías 

peatonales  que  generan  vida  alrededor  de  las 

mismas, del Jirón de  la Unión hasta el malecón 

de Miraflores. No es necesario, en este aspecto, 

generar una estadía. La fluidez de los recorridos 

ya evidencian su eficacia. 

En  la  periferia  no  existen  vías  para  el 

tránsito peatonal.  Tampoco  ciclovías, que  si  se 

presentan en el sector céntrico de la ciudad. Sin 

embargo,  la berma central se es utilizada como 

tal  en muchos  casos,  por  su  amplitud.  Resulta 

curioso  e  interesante  como  la  generación  de 

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LA SOCIABILIZACIÓN EN LA LIMA DEL SIGLO XXI_ 

APUNTES MORFOLÓGICOS Y SUBJETIVOS EN TORNO AL ESPACIO PÚBLICO EN LIMA CENTRO Y LIMA PERIFÉRICA 

 

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vías arteriales en  la periferia, con un exagerado 

espacio  central  cuya  vocación  convencional 

suele estar dirigida a albergar vegetación – que 

en  el  caso  periférico  es  casi  inexistente  por  la 

aridez  de  los  suelos  –  puede  resultar  una 

oportunidad  para  una  nueva  manera  de 

circulación  peatonal,  capaz  de  albergar  tantas 

actividades como una plaza central. 

 Berma Central en Tablada de Lurín.  Fuente: Fotografía del Autor. 

 Conexiones y Bordes 

Como  se  camina  una  ciudad  es determinante en  la calidad del espacio público. Los  límites  entre  un  espacio  y  otro  deben proveer descansos o estaciones. La ciudad que se puede percibir a pie, es  la ciudad que mejor se vive. 

En  Lima  periférica,  a  diferencia  de  Lima centro,  en  muchos  casos  los  límites  se presentan  en  la  misma  plaza,  por  un  tema topográfico.  Cuando  se  deben  subir  escaleras, los espacios dejan de convocar a la acción. Gran parte  de  las  plazas  en  la  periferia  están sesgadas por necesarias escaleras para conectar los pronunciados desniveles. 

En el caso de los bordes entre la vivienda y el  afuera,  resulta mucho más  útil proveer  a  la viviendas de pequeños espacios  intermedios en el exterior, antes que un gran vacío alejado de las mismas. Casos como la residencial San Felipe o  Matute,  generan  estos  vacíos  intermedios, que  a  la  manera  de  las  arquería  de  la  plaza mayor,  le  dan  la  opción  a  sus  habitantes  para realizar actividades en el afuera, sin alejarse de la  vivienda,  con  la  consecuente  oportunidad para encontrarse e interactuar con las personas que por allí circulen. 

En  la  periferia  esta  noción  de  espacio exterior se vuelca hacia la calle directamente, es decir  se  utilizan  las,  a  veces  inexistentes, veredas  para  sacar  las  mesas  (de  la  misma manera que se hace en  las provincias costeras) o hasta las piscinas inflables en verano. La calles es de todos, y todos la comparten. 

 Equipamiento 

Lima  Centro  cuenta  con  diversos  tipos  de equipamiento urbano, en ese sentido se puede decir  que  está  bien  abastecida  de  comercio local,  centros  de  salud,  centros  deportivos, culturales, etc. 

En  Lima  Periférica  se  han  suscitado  unas pocas  tipologías  indispensables  en  el  espacio público.  Una  de  ellas  es  en  salón  comunal, donde se dan  las reuniones de  la  junta vecinal. El  comedor popular, que alberga al  comité del Vaso  de  Leche.  Uno  de  los  espacios  más recurrentes  es  la  losa  deportiva,  presente  en toda  la  periferia  presenta  una  oportunidad importantes  para  proponer  complementos  en estos  espacios  altamente  utilizados  por  la población (que en su mayoría es masculina). 

 “Si bien el deporte es  vital para mantener la vida de  los distintos barrios, y alrededor de él se generan una serie de actividades y apropiaciones distintas del espacio urbano, no podemos decir en ningún caso que una cancha  de  fútbol  suple  todo  el equipamiento  necesario”  (Takano  y Tokeshi, 2007). 

La  losa  deportiva  debe  complementarse  con  otro tipo  de  infraestructuras.  Parque  de  llantas  en Manchay. Fuente: Fotografía del autor. 

 Una  nueva  tipología  de  espacio  público, 

presente  tanto  en  Lima  centro  como  en  la 

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LA SOCIABILIZACIÓN EN LA LIMA DEL SIGLO XXI_ 

APUNTES MORFOLÓGICOS Y SUBJETIVOS EN TORNO AL ESPACIO PÚBLICO EN LIMA CENTRO Y LIMA PERIFÉRICA 

 

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periferia  es  el  skatepark,  que  además  resulta sugerente  morfológicamente  para  plantear diversas  situaciones.  Junto  con  esta  actividad emergente,  aparecen  también manifestaciones urbanas  consideradas  de  alguna  manera  más subterráneas como el graffitti, que forma parte de  la  expresión  cultural,  pero  que  también puede generar una imagen física de la ciudad.  

 Graffiti en el Averno, Jirón Quilca. Fuente: Fotografía del autor. 

  

IDENTIDAD Y  

SUBJETIVIDAD  LIMA CRIOLLA VS. LIMA PROVINCIANA 

 “El espacio público es  indispensable, o por lo menos muy necesario, para desarrollar el proceso de socialización de los pobres y los niños. Y de  los  recién  llegados a  la ciudad. En  los espacios públicos que  se expresa  la diversidad,  se produce  el  intercambio  y  se aprende  la  tolerancia.  La  calidad,  la multiplicación  y  la  accesibilidad  de  los espacios  públicos  definirán  en  buena medida  el  progreso  de  la  ciudadanía” (Borja, 1998). 

 

La inserción del colectivo provinciano en la 

realidad  urbano  limeña  implicó  un  proceso  de 

marginación  y  redefinición  del mismo.  El  sólo 

hecho  de  tener  que  cambiar  su  idioma  o  su 

vestimenta determinó una  renuncia a parte de 

su identidad. 

En  un  primer  momento  los  inmigrantes 

pudieron  recrear  diversas  manifestaciones 

culturales  propias  de  sus  lugares  de 

procedencia  (ceremonias,  danzas,  música, 

fiestas,  etc.)  que  se  tradujeron  en  una 

sistemática manera de insertarse en la capital y 

sobrevivir.  Pero,  para  fines  de  los  90,  este 

dinamismo  perdió  fuerza  y  la  identidad propia 

del  “campo”  fue  diluyéndose  y  mezclándose 

con la realidad urbana. 

Hoy Lima es fruto de la hibridación cultural 

de  este  encuentro.  Paradójicamente  desde  su 

fundación  Lima ha  sido producto del mestizaje 

repetidamente.  Convergen  hoy  en  nuestra 

capital lo moderno con lo tradicional y como en 

el otras ciudades del Perú, lo global con lo local, 

pero  sobre  todo  lo  formal  con  lo  informal.  El 

centro  histórico  se  vuelve  una  especie  de 

núcleo de esta convergencia. Alrededor de él se 

despliega  la  carga  cultural  tanto  criolla  como 

provinciana. 

Las muestras de las diversidades subjetivas 

que componen el  imaginario urbano de  la Gran 

Lima  son  diversas.  Desde  las  actividades 

cotidianas,  recreativas,  religiosas,  hasta  la 

manera de asumirse como parte de una ciudad 

inserta  en  el  siglo  XXI,  marcado  por  la 

globalización y la tecnociencia. 

 

Uso del espacio público 

Tanto en el centro como en la periferia, los 

habitantes  de  esta  ciudad ocupan  los  espacios 

urbanos de manera masiva, allí donde los haya. 

La gente si  tienen necesidad de  salir a  la calle, 

de encontrarse, de pasear, de movilizarse.  

Sin  embargo  en  lima  periférica  se 

encuentran  tintes colectivos más pronunciados 

por la misma necesidad de auto‐organización de 

la población.  En  estos  espacios,  la  sociedad  se 

encuentra  más  compenetrada,  con  la 

colectividad  como  con  sus  tradiciones.  En 

Chaclacayo  por  ejemplo,  se  siguen  festejando 

las  yunzas  como  eventos  que  marcan  los 

eventos más importantes de la colectividad. 

En  Lima  centro  se  evocan  remanentes 

culturales  tradicionales,  como  por  ejemplo  el 

carnaval  de  Barranco,  hoy  organizado  y 

difundido  a  través  de  las  redes  sociales,  que 

convoca  a  gente  de  los  distintos  distritos 

centrales.  

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LA SOCIABILIZACIÓN EN LA LIMA DEL SIGLO XXI_ 

APUNTES MORFOLÓGICOS Y SUBJETIVOS EN TORNO AL ESPACIO PÚBLICO EN LIMA CENTRO Y LIMA PERIFÉRICA 

 

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 El carnaval toma las calles de Barranco. 

Fuente: Facebook carnaval de Barranco. 

 

Desplazamientos en la ciudad 

Los  habitantes  de  Lima  Centro  suelen 

recorren  un  porcentaje  mucho  menor  del 

territorio  total de  la ciudad; a diferencia de  los 

habitantes  de  Lima  Periférica  que  tienen  la 

necesidad  de  atravesar  la  Gran  Lima  para 

realizar  sus  actividades  cotidianas.  Se  podría 

decir,  por  esto,  que  ellos  conocen  una mayor 

parte de la nueva Lima.  

 

Presencia Ciudadana 

La periferia  la han hecho y  construido  sus 

habitantes.  Mal  que  bien,  la  consecuente 

identificación con el lugar hace que hagan de la 

necesidad  virtud  y  mediante  la  organización 

colectiva  (muy  propia  de  los  andes  peruanos) 

resuelvan sus problemas.   En  la  Lima 

central, los problemas son de las autoridades, y 

a ellos se  le culpa por todas  las deficiencias de 

la ciudad. 

Las  actividades  culturales  de  Lima  centro 

tienen  un  tono  aristocrático  y  regularmente 

exclusivo  (entiéndase  excluyente),  el  ejemplo 

más  cercano  es  la  reciente  inauguración  del 

Remodelado  Estadio  Nacional.  En  Lima 

periférica,  en  cambio,  la  convocatoria  (y  la 

responsabilidad)  es  para  todos,  las  actividades 

tienen fines inclusivos. 

El  cuidado del espacio público es  igual de 

incipiente.  Se  puede  encontrar  poco  respeto 

por  los demás, como por el espacio urbano en 

ambos escenarios. Desde  la basura en  la  calle, 

los  claxon,  los  gritos  de  la  gente  que maneja, 

etc.  en  general  Lima  es  una  ciudad  hostil.  Tal 

vez  esto  se  deba  a  esta  confrontación  entre 

realidades: uno se sienten excluidos y evitados y 

los otros se sienten invadidos. 

   

Distracciones 

La  música,  la  televisión,  la  radio,  el 

internet,  todos  tienen presencia  tanto en  Lima 

Centro como en Lima Periférica. Sin embargo es 

evidente que el producto que se consumo no es 

el mismo. 

La música chicha, el reggaetón y  la cumbia 

se han  infiltrado en  los encuentros  sociales de 

Lima  Centro,  así  como  la  importada  del 

extranjero también ha encontrad seguidores en 

Lima Periférica. 

La televisión tiene sus puntos de encuentro 

y divergencia. Algunos programas como Magaly 

TV y Al Fondo hay sitio,  tienen  rating en  todos 

los  segmentos.  Sin  embargo  los  programas  de 

humor son mucho más visto en Lima Periférica, 

mientras que el  acceso  a  la  televisión digital  y 

por cable provee a  la población de Lima Centro 

de  otras  alternativas,  a  las  que,  aun  contando 

con  el  servicio  en  algunos  casos,  la  periferia 

podría  renunciar  por  un  tema  de  gusto 

exclusivamente. 

 

Imaginarios 

Los miedos a la inseguridad son los mismos 

en  ambos  sectores.  Lima  es  una  ciudad 

peligrosa tanto en zonas de la Periferia como en 

el  Centro.  Las  respuestas  sin  embargo,  son 

diferentes: en Lima centro el miedo se traduce 

en consumo de tecnología para protegerse o en 

la  contratación de  servicios. Al  carecer de esta 

posibilidad en  la periferia,  la respuesta usual es 

la organización colectiva y en algunos casos, los 

habitantes  llegan  a  tomar  la  justicia  en  sus 

propias manos. 

Los recuerdos en la Lima central tienen que 

ver con la Lima que alguna vez fue, con jironear, 

con  el  champus  y  el  arroz  con  leche.  En  Lima 

periférica necesariamente  le  recuerdo  los  lleva 

a su tierra natal, a  las costumbres y tradiciones 

que les transmitieron sus padres o abuelos. 

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LA SOCIABILIZACIÓN EN LA LIMA DEL SIGLO XXI_ 

APUNTES MORFOLÓGICOS Y SUBJETIVOS EN TORNO AL ESPACIO PÚBLICO EN LIMA CENTRO Y LIMA PERIFÉRICA 

 

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Sin  embargo  los  niños  comparten  los 

mismos  deseos  para  la  ciudad.  La  imagen  que 

tienen ellos de la ciudad  ideal es muy parecida. 

Una ciudad en la que puedan salir a jugar, en la 

que puedan  trepar árboles y montar bicicletas. 

En  esa  generación  es  en  donde  Lima  puede 

encontrar  finalmente el encuentro verdadero y 

un futuro promisorio. 

Imagen elaborada 

por un niño de 

Manchay para un 

proyecto de Diseño 

Participativo. 

Fuente: Fotografía 

de Natalia 

Cárdenas. 

 

 

 

 

 

Permeabilidad 

Las personas que se encuentran en la calle 

en  Lima  Centro,  pocas  veces  se  saludarán  o 

intercambiarán  palabras.  El  Lima  Periférica,  al 

haber compartido más actividades, las personas 

se conocen más, hay más vida de barrio. 

La apertura a los habitantes del otro sector 

es  un  igualmente  reducida.  En  Lima  central 

hasta hace unos años esta situación se daba por 

discriminación. En la Periferia, por desconfianza. 

La  situación  de  ensimismamiento  se  ha 

reducido  considerablemente  en  los  últimos 

años, nuestras  sociedades  se han  ido abriendo 

poco a poco a aquellos que son diferentes. Esto 

podría  deberse  a  que  Lima,  en  general,  se  ha 

visto invadida, por la globalización, por culturas 

de otras partes del mundo,  lo cual hace que se 

explore  la  posibilidad  de  apertura  hacia  los 

demás con mayor facilidad. 

 

 

 

 

 

 

Lo que nos une 

Lo  que  definitivamente  genera  una 

identidad  colectiva en  toda  la Gran  Lima, es  la 

comida.  La  genialidad  reciente  del  conocido 

cheff  Acurio,  ha  logrado  un  impulso  conjunto 

hacia  la misma dirección. Resulta sorprendente 

y  sugerente  para  potenciar  el  uso  del  espacio 

público,  como  todos  los  sectores  sociales  de 

Lima  (y el Perú) sienten que algo  tan cotidiano 

como  la comida puede generar un  impulso  tan 

fuerte  hacia  la  identidad  y  la  sensación  de 

pertenencia. 

Un  plano  en  el que  volvemos  a  ser  todos 

iguales es el virtual. En  la red no hay distinción 

de  ubicación  ni  procedencia,  pues  este 

referente queda eliminado. La  tecnología de  la 

conectividad  ha  llegado  (con  las  carencias 

propias  de  cada  sector)  a  homogenizar  los 

accesos  a  la  información  de  ambos  sectores. 

Este es otro aspecto en el que el espacio público 

debe explorar nuevas posibilidades. 

Finalmente,  una  actividad  a  la  que  se 

avocan tanto Lima Periférica como Lima Central 

es el consumo. Si bien consumir, no determina 

la  identificación necesaria  con una  sociedad,  si 

permite  que  las  personas  se  sientan  un  poco 

más parte de  algo.  Sin embargo,  la posibilidad 

de  los  centros  comerciales  como  espacios 

urbanos  totalmente  democráticos  queda 

anulada  por  su  misma  naturaleza:  para 

participar, es necesario pagar,  lo  cual anula  su 

posibilidad  como  espacio  público  totalmente 

accesible. 

 

 

 

 

 

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LA SOCIABILIZACIÓN EN LA LIMA DEL SIGLO XXI_ 

APUNTES MORFOLÓGICOS Y SUBJETIVOS EN TORNO AL ESPACIO PÚBLICO EN LIMA CENTRO Y LIMA PERIFÉRICA 

 

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PALABRAS FINALES 

 

La  vocación de  toda  ciudad  es  llamar  a  la 

unidad. Y será muy difícil  llegar a  la unidad sin 

puntos  de  encuentro.  El  ser  humano  necesita 

sociabilizar  con otros  seres humanos. Necesita 

el  contacto  físico  (carnal  si  se  quiere)  de  los 

griegos  (seguramente  sin  la  desnudez  a  que 

estos  estaban  acostumbrados).  Pero  es 

fundamental  generar  estos  espacios  de 

encuentro físicos, para devolverle a  la sociedad 

civil el espacio de acción y de interacción que ha 

perdido. 

El  espacio  público  de  una  ciudad  es  el 

espacio de la interacción, de la cultivación de la 

identidad.  Los  espacios  públicos,  desde  que  la 

modernidad  asomaba,  han  dejado  de  ser 

concebidos  para  los  ciudadanos  de  a  pie.  En 

algunos  casos  funcionan  y  en  otro  ni  siquiera 

existen. La necesidad de un espacio público vivo 

para  las  colectividades  urbanas  es  imperante.  

Tanto  las  ciudades  como  los  ciudadanos, 

necesitan para subsistir, de esta interacción. 

El  espacio  público  se  ha  visto 

deshumanizado, por todas las características de 

la  ciudad  ultramoderna:  la  velocidad,  la 

fragmentación,  la  globalización.  Estas 

características han propiciado que  las ciudades 

(en  mayor  o  menor  medida)  convoquen  a  la 

individualización.  Las  personas  prefieren 

interactuar desde la comodidad de su hogar on‐

line  con  otras  personas  en  sus  hogares.  Ya no 

parece  ser  necesario  salir  a  la  calle,  ya  que  el 

encuentro  se puede dar  tranquilamente desde 

una laptop. 

La  situación de Lima Metropolitana es  tan 

diversa  y  compleja  que  los  aspectos 

morfológicos  y  subjetivos  se  traducen  en 

realidades  muy  diversas.  El  potencial  de 

enriquecimiento  social  y  cultural  a  partir  de 

nuestro mestizaje particular, debe orientarse a 

consolidar una  identidad colectiva basada en  la 

diversidad.  

Se  podría  suponer  que morfológicamente 

hablando,  las personas  responden de  la misma 

manera  a  los  estímulos  físicos  que  el  espacio 

urbano  les  presenta;  pero  necesariamente  la 

carga cultural que cada habitante  trae consigo, 

hace  que  en  algunos  casos  la  respuesta  sea 

diferente.  

Si partimos de de  la  idea que  la ciudad es 

una  red  de  decisiones  interconectadas  que 

responden  a  la  morfología  diversa  que  se 

presenta,  la  mejor  opción  para  proponer 

espacios  públicos  es  la  polivalencia  y  la  escala 

intermedia. Estos es,  la  inserción de elementos 

en los vacíos urbanos deben servir para diversas 

actividades  o  situaciones  y  las  escalas  deben 

acercarse más al peatón que a  la maquina, y al 

diversificarse  ofrecer  diferentes  opciones 

espaciales, para diversos tipos de agrupación de 

personas. La versatilidad se adaptaría a nuestra 

realidad  marcada  por  la  complejidad  y  la 

hibridación cultural. 

Sin  embargo  la  neutralidad  propia  de  la 

modernidad,  no  es  capaz  de  convocar  e 

incorporar las subjetividades propias de nuestra 

realidad.  Es  preciso  empapar  los  espacios 

públicos  de  cada  contexto  con  las  cargas 

culturales  propias  de  cada  uno  de  ellos,  para 

afianzar  la  idea de pertenencia y así generar en 

Lima el dinamismo y en enriquecimiento que el 

intercambio  de  culturas  de  nuestra  realidad 

puede propiciar. 

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LA SOCIABILIZACIÓN EN LA LIMA DEL SIGLO XXI_ 

APUNTES MORFOLÓGICOS Y SUBJETIVOS EN TORNO AL ESPACIO PÚBLICO EN LIMA CENTRO Y LIMA PERIFÉRICA 

 

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