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504 LA VIRGEN APOCALÍPTICA EN LA REAL AUDIENCIA DE QUITO: APROXIMACIÓN A UN ESTUDIO ICONOGRÁFICO Adriana Pacheco Bustillos Universidad de Granada. España La sociedad urbana 1 de la Audiencia de Quito, como toda la nueva cristiandad americana, entretejió sus relaciones sociales y económicas, marcada por una profunda religiosidad, especialmente, mariana. Desde los comienzos de la evangelización, los religiosos se empeñaron en difundir y fortalecer la devoción hacia la Virgen, mostrándola a los fieles como madre intercesora y protectora frente a los fenómenos de la naturaleza que solían afectar a todos los pobladores. De las numerosas advocaciones que promovieron los clérigos, la devoción a la Inmaculada Concepción fue una de las predilectas, se puso mayor énfasis en su difusión, sobre todo, a partir de la segunda mitad del XVII y en el decurso del XVIII. Para extenderla y afianzarla entre la gente, según solicitud de los frailes comitentes, los artesanos quiteños realizaron una nutrida cantidad de representaciones en pintura y en escultura. Sin embargo, las imágenes de bulto llegaron a gozar de mayor preeminencia, como lo demuestra el ejemplo emblemático de la Inmaculada Apocalíptica ejecutada en 1734 por el escultor Bernardo de Legarda. Antes de abordar el asunto iconográfico se aludirá brevemente las vertientes europeas donde nació la doctrina inmaculista, puesto que, en este medio la Mujer Apocalíptica fue considerada como uno de los principales antecedentes de la representación plástica definitiva de la Inmaculada Concepción. Para entender el proceso iconográfico en el contexto local, se hará referencia a la vivencia de este Misterio mariano en la Villa de Quito, donde se extendió ampliamente la imagen alada. 1.- La Inmaculada Concepción: el desarrollo de la devoción y la experiencia del fervor dentro del espacio quiteño La Inmaculada Concepción de la Madre de Cristo, entendida como una gracia especial otorgada por Dios a la Virgen María, tuvo sus orígenes en los Evangelios Apócrifos 2 ; ésta creencia piadosa, ya era celebrada con una fiesta por los monjes procedentes de Oriente, quienes la extendieron en Europa a partir del siglo IX 3 . 1 La sociedad compuesta por varios grupos, españoles, criollos, indios, negros y mestizos se desarrolló entre la actividad artesanal de los obrajes en el XVI y XVII y la agrícola en el XVIII., Cfr. MERCHÁN, C.: Economía y sociedad durante el siglo XVIII, págs. 231 – 248. 2 El origen se encuentra en el Protoevangelio de Santiago. Cfr., HENNECKE, E.; Evangelios Apócrifos , pág. 72. 3 WARNER, M.: Tú sola entre las mujeres, El mito y el culto de la Virgen María , págs. 311 – 312.

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LA VIRGEN APOCALÍPTICAEN LA REAL AUDIENCIA DE QUITO:

APROXIMACIÓN A UN ESTUDIO ICONOGRÁFICO

Adriana Pacheco BustillosUniversidad de Granada. España

La sociedad urbana1 de la Audiencia de Quito, como toda la nuevacristiandad americana, entretejió sus relaciones sociales y económicas, marcadapor una profunda religiosidad, especialmente, mariana. Desde los comienzos de laevangelización, los religiosos se empeñaron en difundir y fortalecer la devociónhacia la Virgen, mostrándola a los fieles como madre intercesora y protectorafrente a los fenómenos de la naturaleza que solían afectar a todos los pobladores.

De las numerosas advocaciones que promovieron los clérigos, la devoción ala Inmaculada Concepción fue una de las predilectas, se puso mayor énfasis en sudifusión, sobre todo, a partir de la segunda mitad del XVII y en el decurso delXVIII. Para extenderla y afianzarla entre la gente, según solicitud de los frailescomitentes, los artesanos quiteños realizaron una nutrida cantidad derepresentaciones en pintura y en escultura. Sin embargo, las imágenes de bultollegaron a gozar de mayor preeminencia, como lo demuestra el ejemploemblemático de la Inmaculada Apocalíptica ejecutada en 1734 por el escultorBernardo de Legarda.

Antes de abordar el asunto iconográfico se aludirá brevemente las vertienteseuropeas donde nació la doctrina inmaculista, puesto que, en este medio la MujerApocalíptica fue considerada como uno de los principales antecedentes de larepresentación plástica definitiva de la Inmaculada Concepción. Para entender elproceso iconográfico en el contexto local, se hará referencia a la vivencia de esteMisterio mariano en la Villa de Quito, donde se extendió ampliamente la imagenalada.

1.- La Inmaculada Concepción: el desarrollo de la devoción y laexperiencia del fervor dentro del espacio quiteño

La Inmaculada Concepción de la Madre de Cristo, entendida como unagracia especial otorgada por Dios a la Virgen María, tuvo sus orígenes en losEvangelios Apócrifos2; ésta creencia piadosa, ya era celebrada con una fiesta porlos monjes procedentes de Oriente, quienes la extendieron en Europa a partir delsiglo IX3.

1 La sociedad compuesta por varios grupos, españoles, criollos, indios, negros y mestizos se

desarrolló entre la actividad artesanal de los obrajes en el XVI y XVII y la agrícola en el XVIII., Cfr.MERCHÁN, C.: Economía y sociedad durante el siglo XVIII, págs. 231 – 248.

2 El origen se encuentra en el Protoevangelio de Santiago. Cfr., HENNECKE, E.; EvangeliosApócrifos, pág. 72.

3 WARNER, M.: Tú sola entre las mujeres, El mito y el culto de la Virgen María, págs. 311 –312.

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Antes de ser aceptada por toda la iglesia, la doctrina tuvo que superar lasopiniones contrarias que enfrentaron desde la edad media a los religiosos en dosposturas, una de ellas sostenía la santificación de María en el seno materno y laotra su Concepción sin mancha4. Sin embargo, la defensa recibió el mayor apoyopor parte de los monarcas españoles, quienes desde el siglo XIII, abrazaron confuerza la devoción inmaculista. En el siglo XVII, durante el reinado de Felipe III, seintensificó la defensa de la causa, y más aún con Felipe IV. Los emisarios que lamonarquía enviaba a Roma insistentemente, consiguieron que en 1661, el PapaAlejandro VII promulgara la Constitución Sollicitudo Omnium Eclesiarum, queafirmaba: “el alma de María, desde el momento de su creación fue preservada delpecado original por acción del Espíritu Santo”5.

Otra Bula de 1664 otorgó a España el derecho de celebrar de precepto elOficio y Misa de la Inmaculada Concepción, con lo cual la creencia se ibaafianzando entre los creyentes. La fiesta se hizo extensiva hacia todos los dominiosespañoles6, en consecuencia, la figura de la Virgen llegó a ser considerada como laprotectora del mundo hispánico. En tierras americanas, desde los comienzos de laevangelización la orden seráfica se ocupó de propagar la apreciada devoción haciala prerrogativa virginal, con el auspicio real.

El pueblo de Quito, en particular, aprendió a honrar a esta advocación conel rezo diario del Rosario y la práctica de novenarios, procesiones, penitencias yrogativas que se hacían en los tiempos difíciles7. También, se fundaronmonasterios y cofradías, bajo el espíritu de la Purísima, cuyos miembros sededicaron a fomentar el fervor popular. Así, por ejemplo, las monjasconcepcionistas, con el patrocinio de la corona, estuvieron presentes en la ciudaddesde 1577 y posteriormente se repartieron por toda la provincia para llevar a caboel apostolado inmaculista mediante la oración8.

Las cofradías de la Inmaculada, así mismo, recomendaban la participaciónasidua de los devotos en los rezos y en las celebraciones marianas. La hermandadmás antigua, instaurada en la Catedral a partir de 1550, poseía un retablo propiopara rendir culto a la Patrona9. También en la iglesia de San Francisco existíandos cofradías más, una de oficio desde 1585, con el nombre de “Limpia Concepciónde los plateros de San Eloy”10 y otra de “la Virgen Nuestra Señora Concebida sinpecado original” integrada por montañeses y naturales, quienes obtuvieron sucapilla en 1621, “para honrar la santa imagen de su devoción”11. Estasorganizaciones piadosas, convocaban a la población, especialmente, para celebrarde precepto y con toda solemnidad la fiesta de la Inmaculada Concepción el día 8

4 Ibídem.5 Breve del 12 – 04 – 1662., Real Academia de la Historia. Sal. A-56, fol. 146, citado por

MARTÍNEZ JUSTICIA, M.J.: Op. cit., pág. 26.6 BAACHELET Y JUGIE: Dictionaire de théologie catholique, vol 7. citado por STRATTON, S:

La Inmaculada. , pág. 74.7 BENAVIDES VEGA, C.: Sinópsis Histórica del siglo XVII, pág. 129 – 137.8 KENNEDY, A.: El Monasterio de la Inmaculada Concepción, Cuenca – Ecuador, pág. 5.9 VARGAS, J.M.: Historia del Arte Ecuatoriano, págs. 99, 100.10 TERÁN, R y PORRAS, M.: Las Cofradías Seráficas: Un estudio de caso, págs. 57 – 59.11 Archivo General de la Orden Franciscana – Cofradías, primera caja, docts: 2 – 10

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de diciembre, según el calendario de festividades que había preparado el PrimerSínodo Quitense de 157012.

Pero, tanto el ánimo de los festejos y de los rezos inmaculadistas cobró unnuevo impulso desde finales del siglo XVII, cuando llegaban a la Audiencia el ecode las conversaciones que mantenía la corona española con el Pontificado, y lasimágenes de la Virgen que acompañaban a la difusión de la doctrina.

1.1. El desarrollo de la iconografía de la Inmaculada ConcepciónAl tiempo que el monarca enviaba legaciones a las interminables

discusiones, los artistas españoles trabajaron por encontrar una imagen queilustrara convenientemente el inexplicable misterio. Para divulgar la doctrina eranecesario contar con una representación que fuera comprensible a los ojos de lagente sencilla, dentro de la península y en los territorios de ultramar13. Por lotanto, fueron quedando atrás las complejas prefiguraciones de la Inmaculada, muypopulares entre los teólogos de la Edad Media, como: el Árbol de Jesé, Santa AnaTriple, o el Abrazo ante la Puerta Dorada, y dieron lugar a la Purísima, una imagenque reunía en una sola, a la Tota Pulchra, la esposa del Cantar de los Cantares(IV,7), con los atributos de la mujer que describe el Apocalipsis (XII, 14) y lospertenecientes a la Ipsa del Génesis (III, 15)14. Desde finales del XVI, la imagen dela Inmaculada ya quedó definida con los símbolos apocalípticos como la luna, losrayos solares y las estrellas, junto a aquellos provenientes del Cantar de losCantares15, el Eclesiastés16 y otros alusivos al Génesis17. El prototipo másrepresentativo fue creado por Francisco Pacheco, en Sevilla18; a partir de 1610muy difundido en el arte español. El teórico registró en su libro el Arte de laPintura , la manera en que había de ilustrarse el tema: la Virgen con fazadolescente, delicadas facciones y cabello rubio, debía estar de pie sobre la luna.Rodeada de un halo de luz dorada, llevaría la túnica blanca y el manto azul19 -conforme a la aparición que tuvo Beatriz de Silva, la fundadora del primer conventode monjas concepcionistas en Toledo- y en la cabeza portaría una corona imperialy doce estrellas. Por último, resaltaba como preferible la omisión de la serpientepor resultar ofensiva.

12 Cfr. Los Sínodos de Quito del Siglo XVI., pág. 40 – 41.13 MARTÍNEZ JUSTICIA, M. J.: La Vida de la Virgen en la Escultura Granada, pág. 37.14 Antes de conseguir la imagen de la Virgen Inmaculada los teólogos propusieron a los

artistas la representación simbólica del misterio a través de prefiguraciones, Cfr.TRENS, M.: María,iconografía de la Virgen en el arte español, págs. 96 – 134.

15 Los símbolos son: La Fuente de los Huertos, Torre de David, Huerto Cerrado, Estrella delos Mares, Espejo sin mancha.

16 Cedro del Líbano, Ciprés en el Monte Hermón, Palmera en Engadi, como Plantel de Rosasen Jericó, como gallardo Olivo en la llanura, como plátano me he elevado, cual cinamomo y astrágaloaromático he dado fragancia, cual mirra exquisita he dado buen olor, como gálbano y ónice, comolucero del alba en medio de las nubes, como la luna llena, como el sol...” (Ec. 24 – 50)

17 Las alusiones a la Puerta del Cielo y Escala de Jacob, procedentes de las visiones deJacob, resaltan el papel intercesor de la Virgen.

18 PACHECO, F.: El Arte de la Pintura, pág. 212.19 En sus trabajos de la Inmaculada, Pacheco también utilizaría el color jacinto para la

túnica, como símbolo alusivo a la pureza.

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El tratadista Interián de Ayala20 pensó, junto con Pacheco, que también erainconveniente la presencia del Niño al lado de la Virgen; era mucho mejorretratarla sola, con las manos juntas sobre el pecho para representar mejor elMisterio que era anterior a su Maternidad Virginal. Las indicaciones de Pacheco21influyeron decisivamente en la fijación del tema en otros pintores como, Velázquez,Ribera, Zurbarán, Murillo, o escultores tales como, Gregorio Fernández, Cano,Martínez Montañés, Mena, cuyas obras servirían de referente para los americanos.En los siglos XVII y XVIII la iconografía de la Inmaculada se desarrollóampliamente en Europa y en América.

2. Las imágenes de la Inmaculada Apocalíptica en la Audiencia de Quitode Miguel de Santiago a Bernardo de Legarda

2.1. Los modelos de Miguel de SantiagoEn la capital de la Real Audiencia, la elite de la iglesia seguía de cerca las

noticias acerca de los decretos Papales entorno a la tesis inmaculista y también dioinicio, en la segunda mitad del XVII, a una etapa de este apostolado mariano através de una serie de representaciones plásticas que vinieron a fortalecer ladifusión de la doctrina22. Siguiendo a los trabajos realizados en láminas, grabadosy pinturas que llegaban de la Península, los artistas locales desarrollaron su propiaobra, a instancias de los religiosos, se puede citar como las más representativas enpintura a las imágenes de Miguel de Santiago23. La temática principal de lasinterpretaciones giró siempre al rededor del triunfo y de la defensa de laInmaculada Concepción.

A continuación, es importante aludir a los ejemplares más destacados, -realizados entre la mitad y las postrimerías del siglo XVII-, para constatar como sefueron configurando las imágenes de la Inmaculada dentro del espacio quiteño, secuentan entre ellos, un lienzo ubicado en el Santuario de Guápulo, que muestraprecisamente a la Virgen de pie sobre la luna, sostenida por los defensores de supureza, Alejandro VII y Felipe IV; recibe la bendición del Espíritu Santo, desde laparte superior y a los dos lados está escoltada por la presencia de los Padres de laIglesia. Con el mismo estilo de composición, se preparó otra Inmaculada de piesobre la luna que, en esta ocasión, la soportan las imágenes de busto, de SanIgnacio de Loyola y San Francisco Javier, en una clara alusión al apoyo que tuvo laInmaculada por parte de la Compañía de Jesús24. Otra creación, trata el asuntode la Inmaculada vinculado a la Eucaristía, dos devociones fuertemente atacadaspor la reforma protestante en Europa25 y muy fomentadas en América. En estelienzo se puede ver a la Virgen de pie sobre la luna, con una Custodia entre las

20 DE AYALA INTERIÁN, J..: El pintor cristiano y erudito, Tomo II, 9 – 13.21 FALCÓN MÁRQUÉZ, T.: La Inmaculada en el Arte Andaluz, 15 – 17.22 VARGAS, J.M.: Op. cit., pág. 100.23 Miguel de Santiago fue uno de los más destacados pintores del siglo XVII en la Audiencia

de Quito, de origen mestizo, nació en Quito en 1633 y murió en 1706.24 WARNER, M.: Tu sola entre las mujeres, págs. 322 – 323.25 MARTÍNEZ MEDINA, F.J.: Escultura Religiosa en la Granada Renacentista y Barroca, pág.

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manos, mientras la contemplan las tres personas de la Trinidad con formahumana.

También se han atribuido al artista dos colecciones de lienzos en la iglesiade San Francisco y de la Catedral de Bogotá que ilustran el saludo: “Alabado sea elSantísimo Sacramento del Altar y María Concebida sin pecado original”, muypopular entre el pueblo adepto a la causa.

Sin embargo, son otras dos obras las que resultan ser las más importantesen la secuencia porque constituyen el antecedente de la emblemática escultura quecreará Bernardo de Legarda en la primera mitad del siglo XVIII. La primera,realizada para el convento de San Agustín (Fig. 1), muestra a la Virgen endimensiones casi humanas erguida sobre la luna, de esta posición desciende el piederecho para pisar la cabeza de la serpiente, este movimiento lo combina con undelicado levantamiento de los brazos hacia la derecha, a fin de guardar elequilibrio. En el sereno rostro de la Virgen se observan unas facciones muy finasenmarcadas por el cabello que se amolda a la silueta de los hombros. La figura deMaría, lleva una túnica blanca que cae hasta dejar descubiertos los pies y el mantoazul que la envuelve, le da, en conjunto, la forma de huso, apariencia que recuerdalas creaciones de Alonso Cano26. Alrededor de la imagen se advierte el resplandory las doce estrellas que rodean su cabeza, mientras a los lados se disponen, entreuna gran profusión de nubes, los símbolos alusivos a la pureza virginal27.

Figura 1: Miguel de Santiago: Inmaculada Concepcióndel convento de San Agustín de Quito, segunda mitad del siglo XVII.

26 NAVARRETE PRIETO, B.: La pintura andaluza en el siglo XVII y sus fuentes grabadas , pág.

58.27 Las alegorías marianas que se pueden ver son: El Lirio entre espinas (Can II, 2), la Fuente

de los Huertos (Cant., IV, 15), el Pozo de Agua Viva (Cant. IV, 15), el Cedro Erguido (Ecles. XXIV, 17),el Arbusto de Jesé (Ezech. VII, 10), y la Ciudad de Dios (Ps. LXXXVI, 3); a la derecha se disponen, deabajo hacia arriba, el Rosal Místico, el Espejo sin mancilla (Sab. VII, 26), el Jardín cerrado (Cant. IV,12), la Torre de David (Cant. IV, 4) y la Estrella de los mares. En la parte superior, entre nubes, sedivisan, la Estrella de la mañana, la Escala y la Puerta del cielo.

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La segunda imagen es más bien una atribución a Miguel de Santiago -seconserva en el Museo del Banco Central- (Fig. 2). En el lienzo aparece la Virgenadolescente con túnica blanca y manto azul; está con las manos juntas, de piesobre la luna, ubicada encima de un globo azulado que contiene la escena delparaíso en la que se pueden apreciar las siluetas de los primeros padres junto alárbol del bien y del mal. Al mismo tiempo, está pisando la cabeza de una serpienteque amenaza morder el talón de la Mujer. Rodea a María un halo de luzresplandeciente y las doce estrellas permanecen alrededor de su cabeza. Arquealigeramente el cuerpo hacia la izquierda, y despliega un par de alas que nacen desu espalda. Entre las nubes, en la parte superior, flotan cuatro cabezas de ángeles,y un par de símbolos de la letanía, la Estrella de la mañana y la Estrella de losmares. En la parte baja, la ciudad de Dios se representa con un paisaje nativo dela costa, donde están repartidos otros símbolos marianos como el Cedro erguido, elJardín cerrado, el rosal místico y la azucena. Este ejemplar es una adaptación delos modelos que demandaban los comitentes no solo en la Audiencia de Quito, sinoprobablemente en toda América, de ahí que se encuentre una interpretaciónsimilar del artista novohispano Juan Correa (1675 – 1714) en el Museo Nacionaldel Virreinato de Tepozotlán28.

Figura 2: Virgen Inmaculada Apocalíptica, Atribuida a Miguel de Santiago,realizada en la segunda mitad del siglo XVII, Museo del Banco Central del Ecuador.

La fuente que inspiró a las dos obras que se acaban de reseñar sobre laVirgen alada se encuentra en el libro de meditaciones sobre el Apocalipsis,

28 NAVARRETE PRIETO, B.: Op. cit., pág. 56.

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Vestigatio Arcani Sensu in Apocalypsi...del jesuita sevillano Luis del Alcázar, cuyosgrabados fueron realizados por Juan de Jaúregui en 1614 (Fig. 3), es decir, cuandocomenzaban a tomar brío las manifestaciones inmaculadistas en Sevilla29 y desdeesta plaza, seguramente, habrían pasado a América. El grabado que representabaa la Mujer Apocalíptica tuvo especial aceptación en el ambiente religioso, puessirvió de modelo para ilustrar el Misterio de la Inmaculada Concepción, en Quitofue el referente que también siguió la pintura de Santiago y la esculturafranciscana del XVIII, reproducida en varias ocasiones, como se verá acontinuación.

Figura 3: Inmaculada Apocalíptica, grabado sobre composición de Juan de Jaúreguipara la obra de Luis del Alcázar Vestigatio Arcani Sensu in Apocalipsi..., 1614.

2.2. La Inmaculada Apocalíptica de Bernardo de LegardaDesde el primer cuarto del siglo XVIII, durante el período de apogeo de “las

artes mecánicas” en la Audiencia de Quito, los talleres quiteños produjeron unagran cantidad de imágenes para el culto cristiano entre las cuales, la InmaculadaApocalíptica fue una de las representaciones con mayor demanda30.

El ejemplar realizado por el artista, también quiteño, Bernardo de Legardafue el que sirvió de modelo para la elaboración de muchos otros. La esculturaemblemática es aquella que preparó el artesano para el Convento Máximo de SanFrancisco, la única que lleva escrita la fecha de ejecución; en el gozne que encaja lamano con el brazo se lee: “Bernardo de Legarda / se acabó en 7 de diciembre de1734”. Se trata de un dato elocuente pues indica que la figura fue entregada el díasiete, expresamente para presidir el Altar Mayor de la Iglesia de San Francisco, eldía ocho de Diciembre del año señalado, durante la fiesta de precepto de laInmaculada Concepción (Fig 4).

29 Cfr. DEL ALCÁZAR, LUIS, Vestigatio Arcani Sensus in Apocalypsi, págs. 545 – 546. y

DELENDA, O.: Velázquez paintre religieux, pág. 41.30 CICALA, M.: Descripción Histórico – topográfica de la Provincia de Quito de la Compañía de

Jesús, pág. 210.

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La imagen que encomendaron los frailes fue una escultura de bulto, de laVirgen Inmaculada, representada como la mujer que describe San Juan en lavisión que tuvo en la Isla de Patmos31. Legarda32 consiguió elaborarla sindificultades a partir de las ilustraciones pictóricas del XVII. Se pueden apreciaralgunos detalles de los trabajos de Santiago, pero es evidente la identidad propiaque adquiere la escultura al ser configurada como una individualidad.

Figura 4: Bernardo de Legarda: Inmaculada Apocalíptica realizada para elRetablo Mayor de la Iglesia de San Francisco el 7 de diciembre de 1734, Quito.

Legarda representó a la Santa Virgen de pie sobre la luna, con las puntas haciaarriba, no hacía abajo como habría sugerido Pacheco en el XVII, y que, segúnTrens, en escultura era, estructuralmente más conveniente, colocar las puntas dela luna hacia arriba para proporcionar mayor estabilidad a la imagen33; conserva

31 “Apareció en el cielo una señal grandiosa: una Mujer, vestida de Sol, con la luna bajo lospies y en su cabeza una corona de doce estrellas... Apareció también otra señal: un enorme Monstruorojo como el fuego, con siete cabezas y diez cuernos...Y la Mujer dio a luz un hijo varón, que debegobernar a todas las naciones con vara de hierro... El Monstruo se lanzó en persecución de la Mujer.Pero a la Mujer le dieron dos alas del águila grande para que volara lejos de la serpiente” (ApocalipsisXII, 1-14)

32 Bernardo de Legarda, una suerte de escultor, pintor y orfebre habrá puesto especialempeño en este trabajo, debido a la devoción familiar que lo unía con la orden seráfica; entre otrascosas fue miembro de la Cofradía de Nuestra Señora de la Concepción y en 1773 el año de su muerte,alcanzó el rango de Síndico de la hermandad. Además su hermano era miembro de la Orden de SanFrancisco. Cfr. VARGAS, J.M.: Historia del.., Op. cit., págs. 138 – 140.

33 Cfr.TRENS, M.: Iconografía.., Op. cit., pág. 175.

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la postura de la Inmaculada que hizo Miguel de Santiago para San Agustín, soloque en esta ocasión la de Legarda efectúa el movimiento contrario: mantiene el piederecho encima de la luna y baja el izquierdo para pisar la cabeza de la serpiente,que tiene entre sus dientes la manzana del pecado. El giro de las manos recuerdala posición de equilibrio que guarda el ejemplar de Santiago, al desplazar levementelos brazos hacia el lado izquierdo, salvo que esta vez levanta levemente la manoderecha para tirar de una cadena hecha de plata, con la que ase al reptil por lacabeza; la mano derecha acompaña al movimiento de la otra en un gesto queemula una danza, se ha dicho que de influencia oriental34.

El rostro, modelado en plomo, muestra las delicadas facciones quemantienen el encarne sonrosado, como se observa en toda la escultura quiteña delXVIII. La túnica, ha dejado de ser totalmente blanca, en la parte superior, querodea al cuello, se aprecia una franja a manera de tira bordada con flores y el restode la superficie exhibe, una profusa decoración de estofado, en la que se combinanflores rojas y detalles dorados; se ciñe a la cintura con un cordoncillo y cae hastalos pies, dejando al descubierto parte del pie izquierdo que está calzado por unzapato de color negro.

El manto rodea la cintura de la Virgen, sube hasta el hombro y cae de formamuy dinámica hacia el brazo derecho; es rojo por la parte interna y por la exteriorazul; en el borde se aprecia un diseño dorado y sobre el fondo se han repartidoestrellas, también, doradas.

Los atributos de la Mujer Apocalíptica resaltan notablemente al estarconfeccionados en plata y revelan, sútilmente, sus posibles significados. Las alas,que asoman por detrás de la espalda, en el siglo XVI denotaron las dos vertientesde la defensa inmaculista, la santificación y la Inmaculada Concepción35. Laaureola solar es más bien una especie de diadema, que circunda la cabeza y que seabre, simulando los rayos del sol. Para San Bernardo, este resplandor era laprueba de la gloria que el Divino Hijo había transmitido a la Madre36. La pequeñamandorla plateada tiene en relieve, decoraciones florales y a la mitad, una coronareal, con el monograma de la Virgen, por ser Reina de los cielos. Remata cada rayo,una por una, las doce estrellas identificadas con el Colegio Apostólico37. En laparte baja, descansa toda la figura de la Virgen sobre una base que imita la formade las nubes, sobre las que se disponen algunas cabezas de ángeles38.

En definitiva, esta descripción detallada que se ha hecho hasta aquí permiteapreciar como Legarda, en el siglo XVIII, por petición de los comitentesfranciscanos, retoma a la Mujer que aparece en los versos del Apocalipsis, cuando

34 Los investigadores José Gabriel Navarro, Gabrielle Palmer y especialmente Alexandra

Kennedy hacen hincapié en la influencia de las figurillas procedentes de Filipinas en el trabajo deLegarda. Cfr. KENNEDY, A: La esquiva presencia indígena en el arte colonial quiteño, págs. 95 – 97.

35 Se refiere a la santificación del alma de María en el útero materno y a su ConcepciónInmaculada, Cfr. Demostración clarísima en discurso sucinto y breve de la Inmaculada y Purísima. A laMadre de Dios: Exordio con una nueva explicación del capítulo 12 del Apocalipsis, 1615, BibliotecaCapitular 28 – 8 - 21, Sevilla, pág. 5.

36 MALOU, J.B.: Iconographie de Lìmmaculée Conception de la Trés-Sainte Vierge Marie, pág.59.

37 Ibídem, pág. 77.38 En este sentido la representación se funde con la Asunción, porque la Virgen devino en

Reina de los Ángeles después de la Asunción al cielo. STRATTON, S.: Op. cit. pág. 42, señala que laidea de representar a la Inmaculada como Asunción fue típicamente española.

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en Sevilla, Murillo y sus coetáneos representaban desde el XVII39 a la Inmaculadasola, sin aderezos, en su forma definitiva y triunfal sobre el pecado40.

2.3. Los antecedentes de la Virgen ApocalípticaDebido a la relación que existía entre la orden de San Francisco y la causa

inmaculista, es muy probable que en América los misioneros franciscanoshubieran difundido el modelo formal de la Virgen Inmaculada que seguían losespañoles41, y a pesar del conocimiento que los regulares tenían de la imagendefinitva, propusieron a la cristiandad de Quito la figuración previa, es decir, larepresentación que reúne los rasgos de la Amicta Sole y los de la Ipsa delGénesis42. La efigie evoca a la mujer preexistente, a quien la liturgia cita el día dela fiesta de la Inmaculada Concepción, la misma que alude el Dios creador comodominadora de la serpiente en el Génesis y aquella que fue rescatada de las faucesdel dragón en el Apocalipsis de Juan.

Los orígenes de la imagen apocalíptica se encuentran tempranamente,siempre formando parte de las meditaciones acerca del pasaje neotestamentario.Entre las ilustraciones más antiguas está aquella que aparece en un manuscritodel año 50043, donde se puede ver a la Mujer cuando es atacada por el dragón. Enlos siglos X, XI y XII aparece el tema en las miniaturas de los escritospertenecientes a los Beatos mozárabes, en los que se muestra a la Mujer con losdetalles más emblemáticos como, las doce estrellas en la cabeza, el sol en el pechoy la luna a los pies, en otra escena también se puede comprobar como la Virgen harecibido las alas para huir de la asechanza del dragón44.

En el siglo XV reapareció el tema en la estampa de Durero titulada: “Lamujer vestida de sol y el dragón de siete cabezas”, incluida en la serie Apocalipsiscû figuris45 (Fig. 5). En la misma línea, Jan Sadeler realizó un grabado -sobre unacomposición de Marten de Vos, de finales del XV y comienzos del XVI- en el que laVirgen con alas ha tomado un papel más protagónico y se alza por encima de labestia con actitud vencedora46 (Fig. 6). Esta lámina fue difundida con mucho éxitopor los impresos flamencos en la Península; el sector intelectual la acogió comofuente de inspiración para la realización de la imagen estricta de la Inmaculada47,llevada a cabo, con anuencia del Concilio de Trento48. Otra imagen de finales delXVI, encontrada en Granada al margen de la escena narrativa49, se presenta como

39 Ibídem, págs. 85 – 86.40 ANGULO IÑIGUEZ, D.: Murillo, láminas 100, 170, 205, 363, 367, 521.41 Ibídem, láminas 523 – 524; Inmaculadas de Murillo en Guadalajara – México.42 Cfr. TRENS, M.: María, Iconografía..., Op. cit., págs. 171 – 173.43 La copia del original corresponde al siglo IX, es conservada en Stadtbiblothek de Trier.,

Cfr. PAYO HERNANZ, J.: Notas para el estudio de la Mujer Apocalíptica, págs. 199 – 200.44 Ibídem, págs. 55 – 56.45 DÜRER, A.: El Apocalipsis, págs. 419 - 42246 NAVARRETE PRIETO, B.: La Pintura andaluza..., Op. cit., pág. 58.47 RÉAU, L.: Iconografía del arte cristiano, pág. 86.48 MARTÍNEZ MEDINA, F.J.: Escultura religiosa..., Op. cit., págs. 257 - 25949 Se encuentra en la Casa de los Tiros, en el cuarto paño de la escalera que sube a la

segunda planta. La frase del Magnificat en la cartela reza: Desposuit potentes de sede et exaltavithumiles. (Lc 1, 52)

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un fresco en el que la Virgen, con alas, está flotando en medio de nubes, entre lasque se puede divisar la cabeza de la serpiente; acompaña a la figura, un ángel quesostiene una cartela en la que consta una frase del Magnificat, como para acentuarla prerrogativa divina.

Figura 5: Alberto Durero: la mujer vestida de sol y el dragón de siete cabezas,de la serie de grabados: Apocalipsis cu figuris.

Figura 6: Jan Sadeler: San Juan Evangelista en Patmos,detalle de la Inmaculada Apocalíptica, grabado sobre composición de Martín de Vos.

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A pesar de esta evolución contínua hacia la Purísima50, la mujerapocalíptica volvió a aparecer dentro del contexto de la escena del NuevoTestamento, en la versión que Juan de Jaúregui ejecutó para el tratado del jesuitaLuis del Alcázar, como ya se mencionó líneas atrás.51 A lo largo del XVII, el temairá perdiendo vigencia en Europa, para dar paso a la Inmaculada Concepción. Sinembargo, aparecerá nuevamente en el panorama americano como en los lienzos deJuan Correa, Miguel de Santiago y en la escultura franciscana de Legarda.

3. La Inmaculada Apocalíptica en la sociedad quiteña: la imagenmariana como portadora de un mensaje ejemplarizante

Mientras en Europa, la imagen Apocalíptica se apartaba del panoramavisual, en la Audiencia de Quito fue ganando preeminencia, no como un pasoprevio a la definición de la iconografía inmaculista, sino como la representaciónformal del privilegio de María.

Los frailes menores52 eligieron posiblemente, la figuración apocalíptica paraemprender una nueva cruzada evangelizadora, cuyo objetivo era comunicar yfortalecer el Misterio de la Inmaculada entre los sectores menos ilustrados de lasociedad. Puesto que, entre los hombres doctos, teólogos, filósofos, profesores -deMoral, Retórica y Gramática, de las Universidades locales- no solo jesuitas53 yfranciscanos, ya se mantenía un discurso dedicado a honrar la gracia especial queDios había obrado en la Santa Virgen.

En cierta forma, la devoción observó el mismo proceso que en la Península,puesto que, según Roma, para santificar el dogma era necesario que la doctrina seextendiera entre la mayor cantidad de gente posible, solo cuando ésta fuera“universal” se podría llegar a tener la confirmación pontificia54.

Los quiteños retomaron la ruta que se habían marcado los defensoresespañoles años atrás, es decir, el asunto inmaculista fue compartido en la esferade los entendidos, para luego pasar a traducir el elevado mensaje a los espírituspoco formados, mediante el recurso bien conocido por la orden seráfica del empleode la imagen55.

Por un lado, los devotos apoyaron a la propaganda con una serie depublicaciones, como sermones, poemas, oraciones y tratados sobre el temamariano. Desde el XVII las producciones inmaculistas comenzaron a difundirse,entre el clero y sobre todo en el círculo de la Universidad San Gregorio queregentaba la Compañía. Buena parte de las creaciones literarias hasta pasaron por

50 Purísima es el nombre antonomástico de la Virgen María en el Misterio de su Inmaculada

Concepción, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española.51 DELENDA, O.: Velázquez..., Op. cit., pág. 10.52 Entre ellos Mariano de Jesús Legarda sobrino del escultor quiteño.53 La presencia de la Universidades: San Gregorio (Jesuitas), Santo Tomás (Dominicos) y San

Fulgencio (Agustinos) creo un ambiente propicio para el desarrollo de las expresiones culturales decorte religioso en Quito. Cfr. VARGAS, J.M.: Historia del..., Op. cit., págs. 170 – 173. Y BRAVO, J.: LaBibliografía Mariana en los siglos XVII – XVIII en la Audiencia de Quito, págs. 98 – 100.

54 Cfr. STRATTON, S.: La Inmaculada...Op. cit., pág. 56, 74.55 FUMAROLI, M.: L’École du silence, le sentiment des images au XVII siècle, pág. 209.

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la imprenta de la orden; algunos trabajos incluso fueron impresos en la Metrópoli,en señal de apoyo a la tradicional devoción de los Habsburgo españoles56.

Las prédicas y los sermones que se pronunciaban el día de la fiesta sonespecialmente elocuentes porque revelan la forma en que los clérigos presentabana la Inmaculada ante sus fieles. Sirve de ejemplo un sermón pronunciado en laCatedral de Quito por el canónigo Ignacio de Chiriboga, el día de la solemnidad,ocho de Diciembre de 1737, en el cual alude a la Purísima Concepción de la Virgencomo a la Ipsa, la mujer elegida que vino a romper la cautividad en que había caídoel género humano a causa del pecado de Adán y Eva. El autor condena aquí elataque de la serpiente a los primeros padres y admira a la Virgen como vencedoradel reptil que tiene rendido ante sus plantas. Recuerda que la “bellísima mujervestida de sol” que consta en el Apocalipsis es la Virgen María que liberó al mundode la inundación del río del pecado; según el sacerdote, este hecho es el que secelebra el día de su fiesta57.

Por lo tanto, en Quito, la comunidad de creyentes aprehendió el misterio dela Concepción Inmaculada de María bajo la forma de la Virgen Apocalíptica,sustentada por una parte en la imagen y por otra, en la palabra.

En el siglo XVIII, cuando habían pasado los primeros tiempos de laevangelización, y las verdades de la fe de Cristo eran parte de la religiosidadcotidiana de los pobladores de la ciudad de Quito, la promoción de la VirgenInmaculada, propuesta por los franciscanos en la dimensión apocalíptica, vino asuponer una segunda cruzada pastoral que tendía, no solo al fortalecimiento de ladevoción, sino también, a la renovación de la conducta cristiana.

En todos los sectores se apreciaba la relajación de las buenas costumbres.Entre los religiosos, preocupaba la escasa dedicación a los deberes de su estado yla clausura de dudoso rigor58 que guardaban algunos, aunque también es ciertoque gran parte de ellos cumplían con sus tareas59, era necesario reconducir lasconductas menos disciplinadas, como los molestos enfrentamientos entre criollos ypeninsulares que se daban dentro de las congregaciones para elegir al provincial dela orden60.

A la iglesia también le inquietaban los vicios del juego y de la embriaguez.Los delitos, igualmente, estaban a la orden del día, el más despreciable de éstos fueel robo sacrílego, los ladrones, solían llevarse de las iglesias “ciborios, Custodiasdel Sacramento con partículas, hostias consagradas” y ornamentos sagrados61.Otro pecado grave fustigaba la iglesia era el “amancebamiento”, en Quito, se dieronmuchas uniones ilegítimas a causa de la pobreza. La clase alta no estuvo exenta deculpa. Entre los funcionarios de la corona existían operaciones poco honestas,como contrabando y enriquecimiento ilícito, además de conflictos entre criollos ypeninsulares por ocupar los cargos públicos62. Todo ello sin contar con los

56 Cfr. BRAVO, J.: Op. cit., págs. 103 -104.57 DE CHIRIBOGA, I.: Sermón de la Purissima Concepción de María Santíssima Señora

Nuestra, págs. 1 – 22.58 Documento encontrado en el AGI: 10-05-1722 que habla sobre el quebranto en la

clausura del monasterio de la Concepción de Quito.59 FREILE, C.: Eugenio Espejo y su tiempo, pág. 33.60 GUERRA, S.: “La Iglesia en los siglos del coloniaje hispánico”, págs. 88 – 89.61 CICALA, M.: Descripción histórico..., Op. cit., pág. 218.62 BENAVIDES VEGA, C.: Sinópsis histórica del siglo XVII, págs. 120 – 124.

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frecuentes abusos que se daban por parte de los más fuertes hacia el grupo de losindígenas63.

Frente a esta situación de crisis social, la efigie mariana ejerció unmagisterio moralizante desde la iglesia de San Francisco, un templo quecongregaba a fieles y cofrades de la más variada condición social y económica,como los miembros de la elite del gobierno local, los comerciantes, los artesanos ylos sirvientes y el pueblo en general.

Los predicadores franciscanos pretendían llegar a todas las almas con unmensaje eminentemente apocalíptico. No se trataba de un Apocalipsis queinfundiera miedos ni terrores sino más bien al presentar la imagen de la Virgen serenovaba, sobre todo, la presencia de Cristo entre los fieles y la experiencia deJesús resucitado ante toda situación de desorden. Por lo tanto, desde estaperspectiva, la escultura de Legarda podría hablar de una promesa esperanzadora,en la que los símbolos del Apocalipsis se convirtieron en instrumentos elocuentesque señalaban a la Virgen Inmaculada como portadora de la promesa delestablecimiento de un nuevo orden fundamentado en la Justicia de Dios.

En el ámbito espiritual, en el que se pretendía la reformulación y conversiónde la sociedad quiteña, el significado de la representación mariana adoptó nuevoscontenidos, siempre de connotación positiva. La Virgen Apocalíptica comocorredentora del género humano aparece victoriosa ante los fieles revestida defortaleza para conciliar los conflictos humanos y para derrotar una vez más a laserpiente causante de todo error64.

4. Algunas imágenes de la Inmaculada Apocalíptica

Para tener una idea acerca de la notable aceptación que tuvo larepresentación icónica de la Virgen alada, a lo largo del siglo XVIII, en lareligiosidad quiteña y especialmente entre las órdenes religiosas, a continuación secitan algunos ejemplos de éstas imágenes.

En el convento de San Francisco, protector y propagador de la devoción seencuentran dos ejemplares más, aparte de aquél de 1734 que fuera analizadolíneas atrás. En el primero de ellos, la Virgen, conserva de los aditamentosapocalípticos, solo las alas de plata. La segunda figura es más sencilla y ha sidocompletamente realizada en madera, incluso los símbolos que la acompañan.

El monasterio de Santa Clara, fiel seguidor de la Regla y del corpusdevocional franciscano, también encargó réplicas de la imagen. Así, se observa queen el nicho central del retablo principal de su Iglesia, las clarisas colocaron a unaLimpia Concepción muy similar a la del Convento Máximo y en el ático, del mismoretablo, otra imagen de la Inmaculada sin rasgos apocalípticos recibe la bendiciónde la Trinidad como para reafirmar la creencia de la doctrina que no seríaratificada como dogma sino hasta 1854, mediante la Bula Ineffabilis Deus de PíoIX. Además, un tríptico del mismo convento, utilizado para la meditación de lasmonjas, presenta igualmente en la parte central a la Inmaculada Apocalípticaescoltada, a cada lado, por las imágenes de sus padres, Santa Ana y San Joaquín y

63 Cfr. MORENO, S.: “La sociedad indígena y su articulación a la formación socioeconómica

colonial en la Audiencia de Quito”, págs.133 – 136.64 Cfr. PIKASA, J: “Apocalíptica Judía y Cristiana. Prehistoria y símbolos básicos del

Apocalipsis”, Págs. 94 y 157.

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en la parte superior por el Padre Eterno. Cabe señalar que la presencia de lospadres de la Virgen fue una prefiguración de la Inmaculada Concepción muyfrecuente en la edad media.

En el Monasterio de la Concepción, con advocación tutelar de laInmaculada, existen obras semejantes a las anteriores. La Virgen alada seencuentra en el retablo principal de la iglesia. Las conceptas tienen, también, untríptico en el que la Virgen aparece como la de San Francisco. Tres ángeles sedisponen a cada lado de la imagen. Los de la parte superior sostienen, cada uno,una cartela en la que se leen las inscripciones, a la izquierda “Toda Hermosa”, y ala derecha “es María”. Corona el tríptico la Trinidad ubicada en la parte superior dela escultura.

En el Carmen de la Santísima Trinidad, existe otra Inmaculada Apocalípticacon rostro adolescente que pisa a la serpiente; está adornada con unos pequeñospendientes de oro y un collar de perlas diminutas. En la parte baja se pueden veralgunas flores confeccionadas con alambre y cuentas de colores; las monjas solíanelaborar este tipo de manualidades para agasajar a la Madre en el día de sufiesta65.

Fuera de los límites de la ciudad de Quito, también tuvo acogida larepresentación alada de la Virgen, así las Inmaculadas del taller de Legardallegaron hasta Pasto y Popayán66. La imagen de Pasto es una escultura que siguela línea de la de San Francisco y aunque le faltan las alas, tiene la aureola sobre sucabeza y la cadena. La de Popayán, es una escultura que conserva el mismomovimiento, pero muestra algunas variantes. Los aditamentos han cambiado unpoco: la aureola de rayos solares se ha convertido en una corona real y la cadenaha sido reemplazada por una lanza que empuña en la diestra la Virgen paraexterminar a la “serpiente infernal”. Esta iconografía fue difundida en Europadurante el siglo XVII por los franciscanos y los jesuitas67.

Otras Inmaculadas Apocalípticas de tradición legardiana se encuentranrepartidas en colecciones particulares dando cuenta con ello de que el fervorpopular impulsó a solicitar la fábricación de las imágenes para las capillas de losmás pudientes. Algunas de ellas se conservan actualmente en el Museo del BancoCentral en Quito. Existe además otra escultura importante con detalles siemprefieles a Legarda. Se trata de una hojarasca tallada y dorada, que sirve de fondo auna pequeña Inmaculada, dispuesta debajo de una gran corona que es parte delsoporte, y que se encuentra en el convento dominico de San Pedro Mártir. Estovendría a significar quizá que esta orden también impulsó la devoción a laInmaculada en Quito dejando de lado los conflictos que mantuvieron con losfranciscanos en el siglo XIV, por cuestionar la veracidad de la doctrina68.

En el ánimo de la población religiosa, especialmente, la piedad inmaculista,alentada por la Inmaculada Apocalíptica, llegó a trascender hasta en los máscuidadosos detalles, como lo evidencia un tapa – cáliz. La presencia de la Virgen eneste ornamento sagrado –se conserva también en el Museo del Banco Central-revela, nuevamente, el vínculo que se produce, en el Sacrificio Litúrgico, de dos delos Misterios de fe que la iglesia protegió en Europa del asedio de los reformadores,

65 Información encontrada en el Monasterio del Carmen Alto de Quito. Documentación sincatalogar.

66 Territorios que en la época hispánica formaban parte de la Audiencia de Quito, y que en laactualidad pertenecen a Colombia

67 TRENS, M.: Op. cit., pág. 180.68 STRATTON, S.: Op. cit., págs. 9 – 12.

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la Eucaristía y la Inmaculada Concepción69 y que la cristiandad americana hizoparte medular de su religiosidad.

De lo expuesto se puede concluir que la representación de la VirgenApocalíptica fue un valioso instrumento en el proceso de propaganda de ladevoción hacia la Inmaculada llevado a cabo por las órdenes religiosas, noobstante, se hace necesario profundizar en la investigación de otras iconografías,también de tradición inmaculista, para analizar más detenidamente el sentido delmensaje que elaboró la iglesia para transmitir a los fieles y, por otra parte, ver lamanera en que éstos lo recibieron.

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69 MARTÍNEZ MEDINA, J.: Op. cit., pág. 257.

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