LA VOZ DE SEGOVIA - cursillostoledo.org nov_10.pdf · 2010. 11. 20. · dilatada vida periodística...

2
LA VOZ DE SEGOVIA ¿Se puede ser feliz en época de crisis ? 15 de Noviembre de 2010 “SEGOVIA CIUDAD DEL BESO” Les puedo asegurar, mis queridos lectores, que me ha sido muy difícil poner título a esta crónica en mi columna habitual de La Voz de Segovia. En mi ya dilatada vida periodística nunca me había sucedido nada semejante. Nunca había observado lo que mis ojos pudieron ver la tarde noche del sábado 13 de Noviembre. Había estado yo en la habitual tertulia de “Casa Marciano”, donde nos reunimos todos los sábados la Cofradía “Amigos de la Capa”; como bien saben mis queridos conciudadanos. Pues como les contaba, al salir me ocurrió algo insólito y digno de admirar, porque llevo mucho tiempo, qué digo tiempo, muchos años, muchos días, sin ver lo que han visto mis ojos. Observaba que, cada varios metros, a un lado y otro de la calle…no daban crédito mis ojos. Por un momento pensé: Me habrá sentado mal el vino que hemos tomado o tal vez la ración de cochinillo con guarnición; pero es imposible, ya sabemos el buen hacer y la calidad de los productos que sirven en “Casa Marciano”. Además yo había comido y bebido lo justo para sentirme bien y reconfortado, pero no para ver doble, ni tropezarme a cada paso. ¡Tropezarme! Claro que me tropezaba a cada paso,¡ con parejas..! Pero sigo con mi crónica. Subí a mi casa por la calle Juan Bravo, y ya saben mis queridos segovianos, que aunque de piedra, es lisa y bien pulida; no como otras que tienen los adoquines sueltos y desnivelados. Pero mis tropiezos no eran con los mencionados adoquines; yo me tropezaba con parejas, sí, como lo leen ustedes, con parejas, no de ovejas de las que pasaban por esta misma

Transcript of LA VOZ DE SEGOVIA - cursillostoledo.org nov_10.pdf · 2010. 11. 20. · dilatada vida periodística...

Page 1: LA VOZ DE SEGOVIA - cursillostoledo.org nov_10.pdf · 2010. 11. 20. · dilatada vida periodística nunca me había sucedido nada semejante. Nunca había observado lo que mis ojos

LA VOZ DE SEGOVIA

¿Se puede ser feliz en época de crisis ?

15 de Noviembre de 2010

“SEGOVIA CIUDAD DEL BESO”

Les puedo asegurar, mis queridos lectores, que me ha sido muy difícil poner título a esta crónica en mi columna habitual de La Voz de Segovia. En mi ya dilatada vida periodística nunca me había sucedido nada semejante. Nunca había observado lo que mis ojos pudieron ver la tarde noche del sábado 13 de Noviembre. Había estado yo en la habitual tertulia de “Casa Marciano”, donde nos reunimos todos los sábados la Cofradía “Amigos de la Capa”; como bien saben mis queridos conciudadanos.

Pues como les contaba, al salir me ocurrió algo insólito y digno de admirar, porque llevo mucho tiempo, qué digo tiempo, muchos años, muchos días, sin ver lo que han visto mis ojos. Observaba que, cada varios metros, a un lado y otro de la calle…no daban crédito mis ojos. Por un momento pensé: Me habrá sentado mal el vino que hemos tomado o tal vez la ración de cochinillo con guarnición; pero es imposible, ya sabemos el buen hacer y la calidad de los productos que sirven en “Casa Marciano”. Además yo había comido y bebido lo justo para sentirme bien y reconfortado, pero no para ver doble, ni tropezarme a cada paso. ¡Tropezarme! Claro que me tropezaba a cada paso,¡ con parejas..!

Pero sigo con mi crónica. Subí a mi casa por la calle Juan Bravo, y ya saben mis queridos segovianos, que aunque de piedra, es lisa y bien pulida; no como otras que tienen los adoquines sueltos y desnivelados. Pero mis tropiezos no eran con los mencionados adoquines; yo me tropezaba con parejas, sí, como lo leen ustedes, con parejas, no de ovejas de las que pasaban por esta misma

Page 2: LA VOZ DE SEGOVIA - cursillostoledo.org nov_10.pdf · 2010. 11. 20. · dilatada vida periodística nunca me había sucedido nada semejante. Nunca había observado lo que mis ojos

calle cuando la trashumancia; eran parejas….parejas ¿de novios? Pues la verdad no sé decirles. Los primeros que vi, calculo que tendrían más de 60 años. Y ¿qué de extraño tiene ver a parejas de más de 60 años pasear una noche de sábado por el centro de nuestra ciudad? No tiene nada de extraño, mi querido lector. Lo realmente extraño era verlos besarse, sí besarse, pero no se besaban como esos chiquillos que estamos tan habituados a ver en medio de las calles, dando el espectáculo. Este era un beso de complicidad, un beso dado un tanto con vergüenza pero con un brillo especial en los ojos.

Pero no salgo de mi asombro cuando, a los pocos metros me “tropiezo” con otra pareja, esta era más joven, rondaría los 40. Cuando pasaba a su altura le decía al oído:”te quiero”. Un poco más allá observo a otra pareja que, de frente, cogidos de la mano, están mirándose, simplemente se miran, tranquilamente, a los ojos, sin prisas, pausadamente. Estos rondaban los 50. Tengo que admitir que me gustó y sentí una nostalgia… una sana envidia que me hizo recordar a mi difunta esposa Isabel. Tuve que sacar el pañuelo para limpiarme una lágrima que corría por mi mejilla. Más arriba, cerca de la Plaza Mayor, frente a nuestra impresionante Catedral, vi a más parejas, todas ellas solas, siempre de dos en dos. Pero todas con la misma actitud, irradiando un cariño hacia el otro que yo no puedo explicar. Quedaba cerca mi casa, desde donde escribo este artículo. Todavía, antes de entrar en ella, he vuelto a ver a otras dos parejas más, agarrados de la mano y, una de ellas, llevaba el abrigo de él sobre los hombros de ella, con un gesto de infinita ternura. Estos eran muy jóvenes…Para que luego digan que los jóvenes no saben ser “caballeros”…

Si les soy sincero, me quedé con las ganas de preguntarles si eran de aquí, de dónde venían; pero no me atreví para no perturbar su paz con mi impertinencia. Sólo sé que hacía muchísimo tiempo que no veía en mi ciudad escenas de Amor tan tiernas y sinceras. Me hicieron añorar otros tiempos…Es curioso, escribiendo este artículo, me he olvidado de que hoy jugaba el Barça y el Madrid. Por la hora que era estas parejas tampoco veían el partido. ¡Nadie les iba a robar su tiempo de intimidad, juntos, solos, para ellos dos; ¡qué bendición!

Epílogo.

Como periodista e investigador de esta ciudad, les prometo que intentaré descubrir la fuente de estos besos que parece que vienen del Cielo, aquí en la Tierra de Segovia.

Recogido hoy de Internet [email protected]