Libreto Pregon Semana Santa Aracena 2015.pdf

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SEMANA SANTA 2015 ARACENA Alfredo J. Martín Porrino Pregón

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  • SEMANA SANTA 2015SEMANA SANTA 2015SEMANA SANTA 2015ARACENA

    Alfredo J. Martn PorrinoAlfredo J. Martn PorrinoAlfredo J. Martn PorrinoAlfredo J. Martn PorrinoPregn

  • fotografa de portadaJess Lpez Rivero

    fotografasAlfredo J. Martn Porrino y Jess Lpez Rivero

    maquetacin e impresinManuel Rodrguez | www.turismosierradearacena.com

    Alfredo J. Martn Porrino y Jess Lpez Rivero

    Manuel Rodrguez | www.turismosierradearacena.com

  • PRESENTACIN DEL PREGONERO 2015

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    Cuando los albores de la primavera levantan los fal-dones del invierno empiezan a vislumbrarse los primeros rayos de sol que alumbrarn Aracena, que alumbrarn nuestra Semana Santa, que nos alumbra-rn y nos guiarn hasta El Seor.

    Disfrutamos en estos das del eplogo de la Cuares-ma, con la imposicin de la Ceniza se nos recuerda, se nos invita a todos los creyentes a la conversin interior conforme al Evangelio, pero en este tiempo tambin debemos prepararnos para vivir dignamente el Mis-terio Pascual abriendo al prjimo nuestros corazones morados de Cuaresma, como a rm Juan Pablo II: la peor prisin es un corazn cerrado.

    Ya se presiente la Semana Santa, en cada calle, en cada plaza, en cada rincn, en cada Iglesia de Aracena comienzan a impregnarse una amalgama de olores, co-lores, sabores, emociones, sensaciones, ritos, costum-bres que cada vecino de nuestro pueblo siente y trans-mite con matices particulares y diversos, pero siempre con el nexo comn de la religiosidad, la devocin y la Fe.

    Pero la Semana Santa en Aracena dura mucho ms, desde el Lunes de Pascua hasta el Domingo de Ramos siguiente nuestras Hermandades y Cofradas mantie-nen viva la llama con su labor diaria de atencin a los ms necesitados y el culto a sus imgenes que desem-bocar en xtasis de nuevo en la Estacin de Penitencia en la que los hermanos arropan a sus titulares con un orden detallado y minucioso donde cada uno cumple escrupulosamente el papel que tiene asignado.

    Alfredo Martn Porrino, mi hermano, es quien tie-ne este ao el privilegio y la responsabilidad de prego-nar a los cuatro vientos la Semana Santa de Aracena, desde adolescente ya tuvo asignado su papel en la Esta-cin de Penitencia que no ha dejado de desempear ni un solo ao, Alfredo es costalero.

    Naci el da de la Virgen del Rosario, hace 51 aos aqu, en su pueblo, en la Gran Va, en el regazo de una familia de profundas convicciones cristianas y catli-cas, una madre que da a da ha transmitido con entu-siasmo a sus hijos la trascendencia de los Sacramentos

    Muy Ilustre Sr. Cannigo de la Sta. Iglesia Catedral de Huelva y prroco de Ntra. Sra. de la Asuncin de Aracena.

    Ilustrsimo Sr. Alcalde del Excmo. Ayuntamiento de la

    Muy Culta Ciudad de Aracena y miembros de la Corporacin Municipal.

    Sr. Presidente y miembros del Consejo Parroquial de Hermandades y Cofradas.

    Sres. Hermanos Mayores y miembros de las Juntas de Gobierno de las Hermandades de Penitencia y Gloria

    Cofrades de Aracena, seoras y seores:

    PRESENTACIN DEL PREGONERO 2015

    Presentacin

    Jos Javier Martn Porrino

    del pregonero

  • PRESENTACIN DEL PREGONERO 2015

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    como forma de estar perpetuamente al lado de Dios a travs de la Iglesia y un padre, ejemplo de Fe inque-brantable, que hoy, como siempre, estar muy pen-diente de todo lo que aqu abajo ocurra.

    Desde muy joven, Alfredo ha tenido una intensa y apasionada relacin con Aracena participando y cola-borando en todos los actos y eventos que se organizan cualquiera que sea su ndole, social, cultural o religio-sa. Su carcter abierto, enrgico, colaborador, tenaz, autntico, le han empujado a estar permanentemente a plena disposicin personal y profesional para servir a su pueblo, robndole tiempo al tiempo, sacndolo de donde no lo hay.

    Veterinario de formacin, toda su vida profesional ha estado ligada, desde su faceta empresarial, al cerdo ibrico, a su jamn y a la dehesa siendo un rme de-fensor de la autenticidad y pureza de los mismos. Su laboriosa lucha en favor del sector, sus condiciones y su desinters le hacen acumular ms de una docena de cargos profesionales, entre otros, es Presidente de la Asociacin de Industrias de la carne de Huelva y Pre-sidente de la Asociacin de Empresarios de Aracena. Aunque por su edad y personalidad no dudo de que an le queda mucho por ofrecer, hace tan slo unos meses ha tenido el honor de recibir el reconocimiento del Excmo. Ayuntamiento al otorgarle el Jamn de Oro en la pasada edicin de la Feria Regional del Jamn y del Cerdo ibrico.

    Las vivencias cofrades de mi hermano empiezan desde muy nio saliendo de nazareno en las cuatro hermandades que en aquellos aos iluminaban nues-tras calles a partir del Jueves Santo. Antes, el Domingo de Ramos, sola desplazarse a Sevilla para vivir su Se-mana Santa esos primeros das, fue all donde realiz sus primeros ensayos de costalero y fueron ensayos que ya mostraban sus cualidades y facultades, en una salida o en una ajustada revir coga a su hermano en hom-bros hacindolo sentir el nio ms importante que en aquella multitud hubiera al poder contemplar, de fren-te, sin obstculo alguno, la mirada dulce de un Cristo Cruci cado.

    Deca que Alfredo es, ante todo, costalero y lo es desde que, con 15 aos fue uno de los componentes de las primeras cuadrillas de costaleros hermanos que sa-lieron en la Semana Santa de Aracena. Desde entonces, treinta y seis aos consecutivos de ensayos, sin falta alguna, superando lesiones o viajes di cultosos desde Cceres en su poca universitaria, no obstante, su com-promiso, ilusin y devocin callada le han llevado a no faltar nunca a su cita con Ella y con l. Naturalmente,

    si Dios lo quiere, este ao seguir cumpliendo su papel y as ser, estoy seguro, mientras su salud no se lo im-pida. Es costalero del Cristo de la Plaza y de la Virgen de la Soledad desde 1980. Tambin lo ha sido de La Cruz, Ntra. Sra. del Mayor Dolor, Ntro. Padre Jess, La Amargura, La Candelaria, Corpus Christi, Corazn de Jess, San Blas y Virgen del Rosario, paso del que tambin ha sido capataz. Asimismo, es miembro de la Junta de Gobierno de la Hermandad del Santo Entierro y Soledad de Mara.

    En este largo camino, Alfredo ha tenido que ir to-mando in nidad de decisiones, pero puedo decir con certeza que la ms importante, la ms acertada y, a la vez, la ms fcil ha sido la de compartir su vida con M Asuncin, su esposa. Es difcil comprender cmo, en tan menudo cuerpo, pueden reunirse tal abundan-cia de virtudes. Es generosa, leal, humilde, bondadosa, entregada, entusiasta, honesta, noble, servicial y, como no poda ser de otra forma, de rmes valores catlicos. Ante cualquier atisbo de duda, ah est ella siempre para, juntos, poner de nuevo los cuatro zancos rmes en el suelo.

    Asun, su hija, es el modelo de cmo los principios morales y religiosos empiezan a interiorizarse desde la ms tierna infancia si de verdad los padres los transmi-ten con dedicacin y mucho amor, todo empieza con el ejemplo y el compromiso, compromiso que ya ella mostraba cuando a los tres aos sala de nazareno en la Soledad, con toda la ropa prestada, de tos, primos, amigos, gastada de tantas estaciones de penitencia, pero en la que sali de casa con el capillo puesto y no se lo quit, ni se lo quitaron, hasta cruzar de nuevo el zagun de regreso a casa, como debe ser.

    Despus de esta humilde presentacin, esperamos anhelantes escuchar el Pregn de Alfredo, que estar hecho y dicho a su manera, sabiendo lo que tiene que contar a su pueblo, pleno de recuerdos (recordar es vivir otra vez, olvidar es no haber vivido nunca), de vivencias, de momentos, de semblanzas que derramarn pasin y estremecern los sentimientos de sus paisanos.

    Ya est preparado, con la ropa perfectamente hecha y la faja bien ceida, dejar lo nervios en los costeros del atril y, chicot a chicot, ir desgranando cada pl-pito de nuestra Semana Santa para, con la ltima le-vant, abrirnos de par en par las puertas de la Gloria.

    Pregonero, el capataz est llamando.

    Muchas gracias.

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    PREGN DE LA SEMANA SANTA DE ARACENA 2015

    Qu tendr esta nuestra tierra que, aun siendo todos iguales, nos hace tan distintos de los que en otros lugares habitan? Qu tendr esta luz que nos imprime la fuerza su ciente para que, con los pocos que somos, hayamos conservado y mantenido esta tradicin de la que nos sentimos tan orgullosos? Qu tendr esta agua, tan bendita, que hace de nuestro entorno un vergel de sensaciones y coloridos inexplicables? Qu tendr este fuego que nos sale de las almas cuando algo se necesita? Qu tendris, Hermanos mos, que me hace sentir tan-to orgullo de ser hermano vuestro? Qu tendrs Arace-na que, en cuanto escucho tu nombre, siento un pellizco en los adentros que hace a la sangre subir como agua hirviendo y salir por los ojos como lgrimas de nio?

    Difcil es, viviendo en este paraso, no haberse im-pregnado de eso que nos identi ca como distintos. Del seoro de tu belleza y de la rusticidad de tu naturaleza. Somos como t, Aracena, a veces templados como tus primaveras, y a veces fros y duros como tus inviernos.

    Que grandeza en medio del paraso

    qu invitacin a enamorar al que visita

    porque as te hizo Dios porque quiso,

    y tiembla de pasin el que te pisa

    Os pido vuestra venia, Seor mo Jesucristo y co-frades de Aracena! Y sobre todo, este Pregonero os pide disculpas por haber tenido el atrevimiento de aceptar la invitacin del Consejo Parroquial de Her-mandades y Cofradas all por Navidad y haberme presentado aqu, ante tus pies y ante ustedes, para intentar contarles, con mi modesta oratoria, algunas

    vivencias y mi sentir por la Semana Santa de Aracena.

    Viene hoy hasta este temido atril, un hijo de Ara-cena que por mayor, por nico honor tiene el ser Costalero, uno ms de los muchos costaleros de Ara-cena. Sobre tus costeros, temido atril, reposaron los nervios y las ilusiones de los que me precedieron as como hoy es a m a quien le tiemblan las rodillas al sentir sobre mi cuello el roce de tu trabajadera.

    Aqu, sobre el mrmol de estas escalinatas que co-locaran mi abuelo y mi padre, me enfrento a este reto con mis miedos, con mis inseguridades y mis ilusio-nes. Pero, a la vez, tengo a mi alrededor a mi gente y, sobre todo, al Corazn de Jess, a Nuestro Padre Jess, a la Virgen de la Amargura, a San Juan, al Cristo de la Plaza, a La Esperanza, a San Blas, a la Virgen del Rosa-rio que me protege y a la Custodia de asiento que me custodia. A todos ellos los he llevado sobre mis hom-bros, y todos ellos estoy seguro de que ayudarn a este humilde Pregonero a salir airoso de este trance.

    Perdonad, por tanto, que en nombre de esa Pasin Redentora, el que sea yo, privilegiado de vuestra bien probada comprensin, el Pregonero que intente descri-bir algunas destacadas facetas de esos das de Pasin y por qu no, algunos pensamientos que como cristiano me gustara compartir con ustedes, olvidando posible-mente que ciudad y esta, Aracena y su Semana Santa, slo podran ser pregonadas dignamente por ngeles venidos del cielo que, en su viaje de msica celestial, han sido ungidos por el aire de esta Sierra y baados por la luz que cada primavera hace refulgir la visin resplande-ciente y majestuosa de nuestra ciudad y as, comenzar el Pregn que slo de Aracena puede hacerse, por ser ella y solamente ella, la ms grande de las maravillas.

    PREGN DE LA SEMANA SANTA DE ARACENA 2015PREGN DE LA SEMANA SANTA DE ARACENA 2015PREGN DE LA SEMANA SANTA DE ARACENA 2015PREGN DE LA SEMANA SANTA DE ARACENA 2015PREGN DE LA SEMANA SANTA DE ARACENA 2015PREGN DE LA SEMANA SANTA DE ARACENA 2015PREGN DE LA SEMANA SANTA DE ARACENA 2015

    Alfredo J. Martn Porrino

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    Prefacio

  • ALFREDO J. MARTN PORRINO

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    Muy Iltre. Sr. Cannigo de la Catedral de Huelva y Prroco de AracenaIlmo. Sr. Alcalde-Presidente del Excmo. Ayuntamiento de Aracena.

    Sr. Presidente del Ilustre Consejo Parroquial de Hermandades y Cofradas.Sres. Hermanos Mayores de las Hermandades de Penitencia y de Gloria.

    Sres. miembros de Juntas de GobiernoCofrades de Aracena, Seoras y Seores

    Querido hermano, no debo por ms que agrade-certe en el alma las palabras que me has dedica-do y el que aceptaras el ofrecimiento de presentarme en este solemne acto. Quiero acordarme en este da de pap, como en todos los de mi vida, con la segu-ridad de que nos estar escuchando. Agradecer, por supuesto, a D. Longinos y a Jos Manuel el que se acordaran de este humilde costalero para pronunciar el Pregn de Semana Santa de este ao que quiero de-dicar a toda mi familia y, en especial, a M Asuncin, a mi hija y a mi madre, todas ellas, gracias a Dios, buenas y cristianas personas.

    Quiero tener un recuerdo muy especial, en este primer pregn desde su fallecimiento, para Jess L-pez, hermano costalero y compaero bajo nuestro querido paso del Cristo de la Plaza. Un gran mu-chacho y una bellsima persona que se nos fue antes de tiempo y al que echamos y seguiremos echando muchsimo de menos. Va por ti la primera levant de este pregn.

    RecuerdosMis recuerdos de Semana Santa me huelen a incienso, a pionate, a pestios y veo ramas de palmeras en los balcones. En los das previos, veo la ropa de nazareno sobre la cama, oigo ensayos de tambores y cornetas, iglesias alborotadas con gente encima de los pasos, cu-bos con ores en el suelo, hombres con plateadas varas al hombro y mujeres con al leres en la boca. Tan albo-rotados como esas iglesias tengo yo los recuerdos en mi mente. Son tantos

    Desde muy chico me gust meterme en todo, y cmo no? En cuanto pude me vest de penitente. Pri-mero del Castillo, con una ropa de mi padre, despus, de Jess con la de mi to Julio, despus, del Santo En-tierro con la de mi to Jos Snchez Somoano y, nal-mente, del Silencio cambindole los botones a la tnica del Castillo, usando el esparto de Jess y hacindome mi madre un capillo rojo. Por tanto, en todas. Eres re-dondo, hijo, me deca mi padre.

    Lo de las ropas de penitente, como hemos dicho

    aqu siempre, es curioso. Me lo he preguntado siempre. Por qu la tela de tnicas, capillos y capas son distintas a las de antes? Parece como si antiguamente se le pusie-se ms inters a estos detalles. Eran como ms fuertes, como mejores, como si uno se vistiese de da de esta ese da. Aunque se fuese de penitencia, aunque se fuese rezando, pero era un da especial. No quiero que con esto se interprete que fuesen ropas ms lujosas, pero s que para salir de nazareno en una procesin se debe ir bien vestido, por a Quin se acompaa.

    En este sentido, y siendo yo el primero en pecar, viene a mi recuerdo cuando de chico sala de nazare-no. Un par amigos mos cuyas familias eran mucho de La Cruz salan con unas insignias de nio preciosas. Yo me percat de que aquello era mucho ms entre-tenido que ir en una la con un cirio. De manera, que me las ingeni para, con una varilla de una antena de televisin y un escudo metlico de los que llevan los capillos del Castillo, fabricarme una insignia de mi ta-mao. Tendra ocho o nueve aos y, por lo menos, tres o cuatro sal con ella. Un desastre, pero nadie se j en m y esos aos all anduve para arriba y para abajo, situndome por donde me iba pareciendo. Ya despus reconoc que hay que ir como hay que ir.

    Cuntos buenos recuerdos de aquellos tiempos, algu-na torrija o un pestio para merendar, despus subien-do la Cuesta Empedr con la tnica un poco remangada para no pisarla, esperando la salida en el Castillo, en la Parroquia o en el Carmen, os acordis Amalio, Rafa, Alvaro?, Qu cogemos, un farol, una bandera? Yo voy a coger un cirio hoy. Recuerdo un Viernes Santo de viento horrible que sali el Silencio del Castillo. Llevaba una bandera. Ay la que me dio toda la noche reliada en el capirote!. Todos son buenos recuerdos, al n y al cabo.

    Tengo una ropa de tnica blanca,

    los botones son clices en madera,

    un escudo de metal en el capillo golpea mi pecho,

    son los golpes de la fe, que me mueven, que me llevan.

    Una negra capa me protege, me acoge,

    me envuelve en el amor de un Cristo que yace,

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    PREGN DE LA SEMANA SANTA DE ARACENA 2015

    de una Virgen con seis lgrimas en su cara

    a la que acompao en su Soledad

    y me ata un cngulo blanco y negro,

    a un Dolor sin Amargura y a una Candela de Esperanza.

    Re exinMe gustara hacer una re exin sobre nuestro compor-tamiento como catlicos durante el antes y el despus de la Semana Grande, de las procesiones en particular, ya que muchas veces olvidamos, o lo que es peor, no sabemos lo que signi ca cada momento y cada acto de la Cuaresma.

    Las procesiones de Semana Santa son como una li-turgia pascual, es decir, la forma como llevamos a cabo la Pascua. Para numerosas personas, en Aracena es la nica forma de celebrar dicha Pascua.

    Los misterios de Cristo, esos que nos muestran en la calle las procesiones, se hacen presentes para que po-damos tenerlos ms cerca y nos llenemos de su gracia en los Sacramentos que se celebran, por ejemplo en el Triduo Pascual, es decir las celebraciones que antes se llamaban O cios de Semana Santa, cuyo centro es la Vigilia Pascual.

    La nalidad cultural de las Hermandades est en ofrecer una serie de actos de culto externo, que se rea-lizan normalmente en Cuaresma, que es el tiempo or-denado a la preparacin de la celebracin de la Pascua. Algo que a veces olvidamos es que estos actos poseen una honda dimensin pascual, que es necesario descu-brir para llevarlos a nuestra realidad. Estos actos son:

    - Escuchar la Palabra.

    - Ensayar la Pascua con la funcin principal.

    - La protestacin de la Fe.

    - Y el besamanos y traslado del Titular

    Escuchar la Palabra para prepararse a la Pascua: En Cuaresma cada hermandad celebra el culto a sus im-genes, Triduo, Quinario o Novena, que desemboca en la funcin solemne. Normalmente contamos con sa-cerdotes que predican con una preparacin especial en estos actos, por eso deberamos re exionar con deteni-miento sobre esta Palabra.

    La funcin principal como ensayo de la Pascua: Coincidiendo con un domingo de Cuaresma tenemos

    la llamada funcin principal, cada Hermandad la suya. Es el gran da de la Hermandad. La funcin prin-cipal acta como de ensayo general de lo que ser, al nal de la Cuaresma, la gran celebracin de la Pascua. Por tanto es una excelente oportunidad para convocar a todos los hermanos a celebrar, todos juntos la Pascua que se avecina.

    La protestacin de la Fe: La funcin solemne o principal, tiene un momento lgido en la protestacin de fe de todos y cada uno de los cofrades. Esta pro-fesin de fe, realizada conjuntamente, puede ser una excelente preparacin a la renovacin de las promesas bautismales de la Vigilia Pascual.

    El besamanos y traslado del Titular: Das antes de la estacin de penitencia se tiene el besamanos de la ima-gen del titular y el traslado a su paso. Es un momento de cercana como signo de entrega a Cristo y unin con l.

    Y qu sentido tiene la estacin de penitencia?

    La estacin de penitencia es un acto de culto de la Hermandad que transcurre en oracin, sacri cio y austeridad, unindose a Cristo Redentor, en expiacin de todos los pecados de los hombres y de los propios.

    La penitencia, como transformacin y renovacin de toda la persona, tiene su origen en el Bautismo y la Con rmacin, que con guran al Cristianismo de acuerdo con la Pasin, muerte y resurreccin del Se-or y orientan toda su existencia a traducir a la pro-pia vida la Pasin de Cristo.

    Pero la virtud de la penitencia se expresa en actos externos. Por eso, cada ao la estacin de penitencia en los das que estn ms cercanos al misterio pascual de Cristo- adquiere para los eles cofrades de una Her-mandad todas las caractersticas de una etapa en su pe-regrinacin, como miembros de la Iglesia, hacia la casa del Padre. Es decir, la estacin de penitencia es un gesto que destaca como pocos que siendo un acto eminente-mente interior; no excluye la prctica externa y pblica.

    La presencia de los eles en las procesiones es ma-siva y, en cambio, la participacin de las celebraciones del Triduo Pascual minoritaria (en la Vigilia Pascual mnima!). Ello plantea la cuestin de cmo se puede explicar que asociaciones pblicas de eles con una -nalidad cultural no presten el valor que se merece a la celebracin que tiene la mxima importancia en el cul-to cristiano: La Pascua. Es una cuestin que los cofra-des deben afrontar con atrevimiento y responsabilidad.

    Las Hermandades deben encontrar a la hora de in-culcar la Fe importantes sugerencias, para ayudar a los jvenes cofrades a encontrar a Cristo en la forma con que se llevan a cabo las ceremonias de la Iglesia.

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    Mayor DolorLleg Julio Lpez a la Plaza de Doa Elvira una tarde como cualquier otra tarde de aquellos aos. All est-bamos unos cuantos de los que todos los das nos sen-tbamos en las escaleras del Instituto a echar un ciga-rro, a gastar el tiempo, a tontear con las nias y a lo que fuera, con tal de no estar en casa estudiando. Era nal de enero y yo haba cumplido quince aos el octubre pasado. Era 1979.

    Como digo, lleg Julio y nos dice: Quin quiere sacar La Cruz de costalero conmigo este ao? El ao pasado la Hermandad de Los Estudiantes de Sevilla ya sali con Hermanos Costaleros y en El Castillo han he-cho una cuadrilla para sacar a La Virgen. Me han pro-puesto sacar La Cruz si junto a nueve, as que Quin se apunta?. Ah se organiz la primera cuadrilla de costaleros de La Cruz en Semana Santa, ya que el ao anterior, el Da de La Cruz, la haban sacado en su re-corrido por el Castillo algunos Hermanos.

    Era 1979 como digo y fue la primera vez que este Pregonero visti costal y faja para llevar un paso. Tena quince aos y desde se no he parado ni un solo ao.

    A partir de aquel da en la Plaza de Doa Elvira em-pezaron los preparativos. Haba que buscar una faja y hacernos una morcilla y la tela para el costal. Me hice de un saco de arpillera y un trozo de sbana vieja, y para la morcilla me las arregl con una especie de man-ta tambin vieja de algodn sobre la que mi madre po-na la ropa en la camilla para ser planchada. Entonces no se vean aun las actuales tablas de planchar. Cort un trozo, lo enroll, la cos y aqu sigue conmigo desde hace 36 aos. A la arpillera le cos el trozo de sbana tal y como nos haban explicado. La faja, por supues-to, en casa de Jos Corral. Camiseta blanca, pantalones vaqueros y unos zapatos de deporte conformaban la alegre indumentaria que vestamos.

    Fueron muchas noches de ensayos hasta llegar el ansiado Jueves Santo. Muchas noches de invierno su-biendo al Castillo. El disco con las msica siempre el mismo, el que haba, Antologa de Marchas Procesio-nales de la Banda de Msica Soria 9. Si llova se ensa-yaba dentro del Castillo, si no afuera. Qu aos aque-llos. Subamos al Castillo andando sin darnos cuenta. Si se sala bajbamos al Paseo con el Paso y volvamos a subir. Lo que es la ilusin y la edad!. Nueve nios de quince o diecisis aos y con lo que pesaba aquel paso. Pero nada, palante. Y toda la semana esperando que llegase el sbado para ensayar.

    Recuerdo uno de estos sbados que llegu de algn sitio de viaje y llegu tarde. Sub prcticamente co-rriendo. Ya haban salido e iban llegando a la espadaa. Entr a cambiarme con las prisas debajo del coro. El Castillo casi a oscuras, yo all solo y de pronto, en el rincn, uno que me iba a dar un porrazo. Qu susto, Dios mo! Era uno de los sayones con el brazo levanta-do, que por cierto no s qu haca all.

    El Jueves Santo aquel fue glorioso. En la salida, despus de la Marcha Real nos tocaron Virgen de las Aguas. Aquello no era ni mecer ni nada, aquello era prcticamente saltar. Cuntas ganas tenamos, cunta ilusin. La procesin perfecta. Cuando venamos de vuelta y, empezando a subir de la Plaza Alta para arriba bamos bastante cansados. Desde fuera se oy una voz diciendo, los nios ya no pueden. Nos entr tanta ra-bia que de una chicot nos encajamos ms arriba de la fuente. Aquel da como digo fue memorable, al menos para aquellos nueve nios que bamos debajo.

    Como deca, los ensayos los hacamos todos los s-bados desde nales de enero. A nuestro lado, el paso de la Virgen ensayando tambin, y el pensamiento slo uno En cuanto pueda la saco yo.

    En cuanto pueda la saco yo. Al ao siguiente no, pero al otro al palio. Uf! Cmo contar lo que sent

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    PREGN DE LA SEMANA SANTA DE ARACENA 2015

    cuando levantamos aquel Jueves Santo. Cuando me invitaron a decir el Pregn dije que no saba cmo ha-cerlo. Tu escribe tus experiencias, lo que has vivido estos aos. Pero cmo Dios mo? Yo no s expresar las sensaciones. Y las sensaciones son lo que recuerdo. Cmo se cuenta eso? Esa primera levant con la Vir-gen del Mayor Dolor sobre los hombros. No hay pala-bras. Yo os digo que no hay palabras, solo el recuerdo de los que tuvimos alguna vez la gloria de vivirlo.

    Porque tu cara es dulzura de amor a tus hijos, a tu pueblo,

    melancola en la mirada y calor de amparo,

    corazn roto y de nuestro amor esclavo

    pido a Dios que no crezca tu desvelo.

    Y estos pecados humanos que yo enmascaro,

    con intencin y humildad me preparo

    para pedir tu intercesin y tu consuelo.

    No existi jams Dolor Mayor

    al ver brotar la Sangre de su hijo

    que como la Escritura predijo

    fue vendido por un traidor.

    No hubo jams mayor pena

    ni ms belleza interior

    ni ms prodigio de amor,

    Mayor Dolor de Aracena

    Despus de aquellos primeros aos de costalero vi-nieron los dems. En unas Hermandades y en otras. En pasos de palio, en pasos de Cristo y en el del Silencio, en el que iban las dos imgenes sobre el mismo paso. No sabamos mucho nadie, ni costaleros, ni capata-ces. Poco a poco importbamos de Sevilla todo lo que bamos viendo desde el Domingo de Ramos hasta el Mircoles, ya que por aquel entonces aqu, ni Borriqui-ta ni Cautivo.

    Nos jbamos en todo, en cmo andaban segn la marcha que fuese, en cmo reviraban en una esquina, si una levant la hacan al cielo o a pulso, si llamaban de una manera o de otra, si sacaban el paso de rodillas o en cuclillas, si se daban los pasos ms largos o ms cortos, si una Zambrana estorbaba o no estorbaba, si el paso iba cado o iba cuadrado. En n, nos jbamos en todo. Haba que aprender. Nos jbamos tanto que a veces tambin cometamos errores. Recuerdo que, en el afn de querer ser como los costaleros de Sevilla, empe-

    zamos a usar alpargatas de esparto. Desde mi punto de vista, un error. En Sevilla el terreno es ms regular que el nuestro. Aqu, entre las piedras, las cuestas y la cada de las calles, unas hacia el centro y otras hacia afuera, es imposible caminar bien con ese tipo de calzado.

    Le ped a mi buen amigo Rafa Gmez unas que te-na l preciosas, con lazos y todo para atrselas, porque sala yo en la madrug y quera probarlas. Despus de tener casi todo el recorrido completado, al girar en San-to Domingo para Jess Mara (porque entonces aun no se le daba la vuelta a la plaza pasando por detrs de la ermita). Como digo, al volver el paso de la Amargura con todo el peso del mundo sobre ese costero derecho, los espartos de la suela salan ya por un lado y por otro. Termin el recorrido de casualidad. Las zapatillas, para tirarlas. Por cierto Rafa, te las debo eh, que no se me ha olvidado. Con esta ancdota, quiero decir que creo que hicimos bien en aprender de quienes considerbamos que saban ms que nosotros, pero que hay cosas que son imposibles de trasladar de unos sitios a otros porque cada uno tiene sus circunstancias y su idiosincrasia.

    Domingo de RamosMe gusta el Domingo de Ramos. Me gusta por la ma-ana, me gusta por la tarde y me gusta por la noche.

    Me gusta por la maana porque subo al Castillo y veo mis entraas, todo lo que me llena por dentro y por fuera. Veo mi pueblo, La Gruta bajo mis pies, veo mis gentes y veo a la Madre de todos nosotros, all ya en su paso, Imponente, Impresionante. Y me estremecen los escalofros que se me producen con solo mirarla. Veo a ese Cristo custodiado por el romano de las plumas

  • ALFREDO J. MARTN PORRINO

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    blancas y golpeado por los dos sayones judos, uno con ltigo, el otro con ramas. Con lo que sea con tal de cas-tigarlo. Y atado en la columna aunque no pensara huir, porque se sabe en la necesidad de morir para salvarnos a nosotros. Y veo la Santa Cruz.

    Los Evangelios nos cuentan la historia de un Hom-bre que fue cruci cado, Jess de Nazaret. Un Maes-tro, alguien que predicaba con autoridad, un obrador de milagros, un Hombre al que se recibi en Jerusa-ln como a un Rey, pero tambin un problema para las autoridades porque se haca llamar el Hijo de Dios, un Hombre que fue arrestado, enjuiciado, condenado, cruci cado y soport la cruz como los ladrones comu-nes. Y veo el Santo Sudario que cuelga de ella, donde quedaron impresas las huellas del sufrimiento de Jess.

    Y bajo a la Parroquia, y me encuentro los cuatro pasos de frente. Y veo a Cristo vivo como Nazareno y muerto como Cruci cado. Cunto pasara durante la Pasin. Con la Cruz a cuestas y coronado con espi-nas. Tan solo ayudado por Simn el Cirineo cuando despus de caer Jess tres veces fue obligado a arrimar el hombro. Y en la Cruz? Cunto dolor. Yo creo que no se puede ni imaginar. Quitarle la corona de espinas para sacarle la tnica, volvrsela a poner, clavarle en la cruz las manos y los pies con clavos que sobresalan por detrs del madero, estirarle los miembros tirando con cuerdas para que alcanzaran los agujeros donde iran los clavos hasta sacar los huesos de sus coyunturas. Y una vez alzada la cruz dejarla caer a plomo con Cristo clavado sobre el hueco que formaba la roca donde fue depositada. Qu barbaridad! Oh Dios mo! Oh Dios mo! dijo l en su dolor. Y saben ustedes qu es lo peor de todo? Que muchas veces se nos olvida que dio su vida de esta manera por nosotros.

    Y veo junto a l a su Madre. Con su Amargura y acompaada por San Juan que estuvo con ella reco-rriendo el camino que hizo Jess cuando fue deteni-do. Y como Gracia y Esperanza, con la mirada hacia arriba, viendo a su Hijo morir en la Cruz. Dicen que la Virgen Santsima senta todos los dolores de su Hijo: Estaba cubierta de una palidez mortal y exhalaba ge-midos de su pecho.

    Voy despus a El Carmen y all veo, oigo y siento revuelo de procesin. Y veo a Cristo Yacente en su monumental paso junto a La Soledad de su Madre y al sobrio y serio paso de Jess Cautivo. Cautivo, martiri-zado, cruci cado y muerto. Pero tambin Resucitado, porque a pesar de saber lo que le esperaba tambin sa-ba que resucitara al tercer da. As se lo dijo a los ju-dos en el templo, derrumbar este templo y lo levanta-r en tres das. El templo era El y al tercer da resucit

    Pero es Domingo de Ramos, da de esta y sale la Borriquita.

    Me gusta el Domingo de Ramos por la tarde porque sale la Borriquita. El da de la presentacin del cartel de Semana Santa dijo Don Longinos en su homila que a veces pecamos de radicales a la hora de de nirnos como pertenecientes a una u otra Hermandad. Y creo que lleva razn. No est bien que nos volquemos en cuerpo y alma en una Hermandad cuando nuestra Semana Santa la conforman seis. Y digo esto porque las tradiciones se apoyan en costumbres, y sera una bonita costumbre que los nios comenzaran a salir de nazarenos en la Borriquita, ya que es por tradicin la procesin de los nios.

    Y me gusta el Domingo de Ramos por la noche porque me encanta ese gran paso encarando la cues-ta de Mesones hasta llegar a la rampa. Y me gusta el paso de palio de La Candelaria dando la curva del Casino y seguida por nuestra espectacular Ban-da de Msica tocndole marchas movidas. Quiero por cierto, signi car aqu la labor que hacen para nuestra Semana Santa tanto la Banda de Cornetas y Tambores como la Banda Municipal de Msica de Aracena. Es fascinante como suenan. A quienes nos gusta la msica sentimos un gran agradecimiento hacia estos hombres y mujeres que se dejan el alma acompaando a nuestros Titulares en sus procesio-nes durante muchas jornadas. Tiene que ser duro el salir en todas las procesiones, no de nazareno ni de costalero, de msico. Vaya por tanto mi reconoci-miento a todos y cada uno de ellos.

    Candelaria, qu bonito nombre. Con la celebracin de su esta se recuerda la presentacin del Nio Jess en el Templo de Jerusaln y la Puri cacin de la Vir-gen Maria, despus del parto, como prescriba la ley del Antiguo Testamento.

    Cristo, la Luz del mundo presentada por su Madre en el Templo, viene a iluminar a todos con la vela o las candelas, de donde se deriva su advocacin de Cande-laria. Nuevamente, nuestra Candelaria acompaar a su Hijo el Domingo de Ramos en su entrada triunfal en Jerusaln. Con su luz iluminar Aracena en ese da grande de esta comenzando as la que es la semana ms importante en nuestra ciudad.

    Bonitas casas de paredes blancas

    con grandes calles empedradas

    subiendo, bajando cuestas acusadas

    ese pellizco del alma arrancas

    dejando el alma tranquila, confortada.

  • 11

    PREGN DE LA SEMANA SANTA DE ARACENA 2015

    Campos llanos, verdes por un lado,

    por otro quebrados de castaos, alcornoques, encinas,

    olivos que sus ramas sirvieron de insignias,

    todo est en lo hondo de mi corazn grabado,

    insignias de Jess, el de El Amor, en una burra montado

    entrando en la iglesia del Carmen

    y por Aracena aclamado.

    CautivoCautivo, quiero decirte que Aracena te quiere. Desde hace mucho. Cuando aun no te tenamos los Mirco-les Santos por nuestras calles eran muchos los que te reclamaban. Es tanta la devocin que se te tiene que a pesar de que fuiste el ltimo en llegar, provocas tanto consuelo a tu paso que es como si siempre hubieras es-tado, incluso para aquellas personas mayores que, con muchsimos aos, tanto te rezaron en tu invisibilidad.

    Ahora, cuando pasas y se mueve tu tnica, es como si esparcieras ese amor anhelado que tanto se te pidi. Como si concedieras a tu pueblo la paz y el consuelo, que tantas veces en soledad, ante un cuadro al que re-zar, fueron motivo de oracin ante penas y desventuras que solo en ti encontraban solucin.

    Imagen bella de un pueblo

    transformada en Redentor

    como en espejo nos miramos

    y tu clemencia alcanzamos

    Dios justo y liberador

    Creo, Padre mo, que es tu capillita de El Carmen la ms visitada de Aracena. Acostumbro a entrar a verte, a admirarte, a rezarte y rara es la vez que no hay alguien. No hay que demostrarte nuestra devocin, solo hay que estar la tarde del Mircoles Santo a las puertas de la Iglesia. Se nota, se aprecia que hay algo ms. Cofrada seria, de si-lencio, oracin y recogimiento. Da gusto verla por la calle Olvido o bajando de Santa Luca por Dolores Valladares.

    Quiero hoy, Mara Santsima de los Desamparados, pedirte por todos aquellos que no tienen, por tantos y tantos hermanos que viven su particular pasin todos los das del ao. Y quiero verte en la calle pronto, que con tu manto cubras a todo el que te necesite y hagas posible que su desdicha sea menor y que encuentren en ti el amparo deseado.

    Qu podra hacer por aliviarte,

    por descargarte de tu pena,

    por evitarte la condena,

    pues es mi intencin salvarte.

    En tu martirio ayudarte

    y que la sangre de tus venas

    no riegue esa tierra castrante.

    Desde el apresamiento en el Monte de los Olivos

    qu desproporcin de castigos,

    cunta fuerza contenida.

    No puedo por ms que tener el alma herida

    Al ver tu rostro de sufrimiento,

    Padre mo Jess Cautivo

  • ALFREDO J. MARTN PORRINO

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    MadrugImpresionante es la palabra para de nir a la Herman-dad de Nuestro Padre Jess Nazareno, Mara Santsima de la Amargura y San Juan Evangelista.

    Impresionante por como es, por todo lo que rodea su puesta en la calle. Ese toque atractivo que le impri-me la nocturnidad y esa seriedad que slo ellos saben mantener durante su recorrido.

    En mi casa haba dos ropas de nazareno cuando yo era chico. Al poco tiempo hubo cuatro. Cmo me gustaba ponerme aquella tnica negra con la cola re-cogida. Pap, por qu va la cola recogida?, le pre-guntaba yo. Y me contestaba porque antiguamente iba suelta pero algunos gamberretes les echaban pie-dras encima y decidieron recogerlas. Sabe Dios! Cmo me impresionaban aquellos hombres vestidos de negro en la noche. Mis tos Rafael Ru no y Rafael Garca, Manolo Snchez, Jess Gmez, Miranda, Blas, los Carrin y tantos otros que, ao tras ao, suban a La Parroquia para acompaar al Nazareno. Golpes de madera de los cirios de mando sobre el blanco mr-mol y se forma la comitiva. Justo Palacios llama y ese paso dorado con el Gitano y el Cirineo se levanta y avanza. Sale de la Parroquia, noche clara y estrellada o nublada y amenazante como fueron otras muchas. La Marcha Real e inmediatamente las bocinas de Ma-tas y Jos Manuel Chotela.

    Sal muchas noches de nazareno, y muchas de costalero. Empec en el palio, donde estuve unos cuantos de aos y luego pas al Seor. Cunta buena gente debajo de esos pasos. Algunos nos dejaron hace tiempo como Picallo y Joaqun el Merri, que arte los dos, eso era para escucharlos ah abajo. Tambin se fueron Gerardo y Antonio Caf en el Castillo. Y Servando, Antonio Ortega, Regina, Juan Jos Alcaide,

    Blas el Sienes y nuestro Jess Lpez en el Silencio. Y tambin en el Silencio y en La Soledad el bueno de Andrs Gil. Todos ellos y otros muchos, queridos y buenos costaleros, que contribuyeron con su esfuerzo a nuestra Semana Santa.

    Nazareno de Jess

    ve cargando tus pecados

    como Cristo carg su Cruz

    para dejarte salvado.

    Coge tu cirio morado

    y sigue esa cara morena

    que aunque su cara es de pena

    lleva en su cuerpo bordado

    todo el amor de Aracena

    No se ve igual a Jess en su tercera cada desde aba-jo que desde arriba. Porque si la ves desde arriba detrs ves Santo Domingo, su barrio. Y si la ves desde abajo ves detrs algo ms, el cielo.

    El cielo donde estn y estarn todas las monjas que por este pueblo han pasado. Desde las que estuvie-ron en el convento de Jess y Maria, hasta las que hoy nos ofrecen su ayuda desinteresada en nuestro asilo Reina de los ngeles o pidiendo por nosotros en sus oraciones en el Convento de Santa Catalina. Mujeres de carne y hueso pero santas a su vez. Incompren-sible misterio el que rodea que una persona decida apartarse del mundo y entregar su vida a Dios y a los dems. Y es incomprensible porque nosotros, peca-dores del mundo, no estamos capacitados para enten-derlo, porque en general vivimos en el egosmo, en la avaricia y no nos acordamos de que hay personas que estn ah siempre, para lo que necesitemos, para darnos y para cuidarnos.

    Cuando me pidieron elegir la fotografa para el car-tel del pregn lo primero que pens fue en alguna mo-tivada en la Hermandad de la Soledad, a la que llevo en mi corazn y a la que radicalmente ayudo en lo que puedo perteneciendo a su Junta de Gobierno. Pero me acord de la foto que ha inspirado el cartel de este ao. Yo creo que lo dice todo, una monja en su soledad, en su anonimato y tras las rejas que comunican con el mundo viendo a la Madre de Dios recogerse en su casa. Por tanto, desde aqu quiero expresar de corazn mi agradecimiento tambin, hacia esas personas que dedican sus vidas a los dems, y para ellas s que pido un aplauso.

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    Que Amargura Madre, ver a tu Hijo sufrir,

    sentir cada uno de los golpes, de las injurias, de las ofensas

    que en tal situacin indefensa

    van rompiendo su vivir,

    destrozando su entereza.

    Despellejando su cuerpo

    con latigazos de locura

    y T, siendo tan Limpia y Pura,

    no aguantas el sufrimiento

    y caes en tu Amargura.

    SilencioAo tras ao, la tarde del Viernes Santo subo la Gran Va con la misma ilusin de aquellos primeros aos que ya he descrito. Un zumo con algunos compaeros en La Cafetera y para arriba.

    Parroquia de capillos rojos

    Silencio de oracin

    sensacin plena de gozo

    con plegarias de Perdn

    y lgrimas en los ojos

    Clemencia te pido. Oh Jess!,

    despus de arrepentirme

    sabiendo de tu indulgencia

    en toda su plenitud

    suplico tu clemencia.

    Cuantos buenos ratos bajo el viejo paso de caoba, monumento artesanal de nuestra Semana Santa. Qu bien se trabaja cuando se est a gusto. Cmo se sufre sin sufrir cuando la alegra y el sentir de las cosas bien hechas superan el agotamiento que produce el palo en nuestro cuerpo.

    Ir debajo de un paso no es solo rezar y penar, es tambin llorar por el sentimiento de a Quin llevas y tener plenitud del momento.

    En 1980 saqu por primera vez ese viejo paso de caoba. Encima el Cristo de la Plaza y su Santsima Ma-dre. Cuatro hachones en las esquinas Qu cuadrilla!

    Jess en la Cruz

    y su Madre lo mira

    mientras el paso gira

    se abre un halo de luz

    y de Esperanza contenida.

    Buena gente la de esa Junta de Gobierno, muchos de ellos compaeros en la trabajadera, Paco Delgado padre e hijo, Emilio Lpez, Pepe y Rafa Gmez, Juanmi Prez, Santi Moreno y Pedro Garca. Gente trabajado-ra, compenetrada.

  • ALFREDO J. MARTN PORRINO

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    El ao pasado tuve el honor de formar parte de la Junta de Antigedad como Diputado y quiero agrade-cerles el trato, el cario y el acogimiento que nos profe-saron durante todo el ao.

    Cuando arriamos el paso

    en la oscuridad del Templo,

    tras el canto del Perdn,

    no siento el paso del tiempo,

    siempre igual, siempre satisfecho

    por el deber cumplido en seria Procesin.

    Pueblo silencioso en penumbras,

    oigo murmullo en el exterior,

    suenan los varales en el portn

    porque ya est aqu La Esperanza,

    Arrolladora, como siempre

    porque los cuerpos que la mecen

    slo tienen, en el pecho, corazn.

    Y con el tiempo llegaron Los Biberones, mucha-chos con ilusin que al conseguirse el paso para Mara Santsima de Gracia y Esperanza, se forman en cua-drilla para, siguiendo el ejemplo de aquella tan com-penetrada del paso que portaba a las dos imgenes, devolver de nuevo ese aire de movimiento a los palios de nuestro pueblo, quizs por aquel entonces un poco anquilosados y consolidados despus de varios aos de cierta monotona.

    Se abre as una nueva poca donde tanto capata-ces como costaleros se preocupan por formarse, por aprender bebiendo, como siempre, de las fuentes pio-neras de Sevilla.

    En tu cuerpo, sangre divina

    y la herida que te hizo expirar

    en tus manos, clavos de maldad,

    en tu cabeza, corona de espinas

    como castigo sin piedad.

    Qu tristeza me provoca

    Tu cara muerta sin vida

    en la Cruz de la agona

    para salvar del pecado

    a la humanidad corrompida.

    Cuando en mis hombros te llevo

    rezo, lloro y gozo,

    canto Perdn suplicando

    indulgencia, clemencia y piedad.

    Ms ya arrepentido,

    te busco lloroso

    Oh, Padre amoroso,

    Oh, Dios de bondad

    En este da de emocin

    es para ti mi alabanza

    hacindote esta semblanza

    y abriendo mi corazn

    Santsimo Cristo de la Plaza.

  • 15

    SoledadSbado Santo de aire leve

    Sbado de pena y de muerte

    Sbado Santo que al pueblo mueve

    Sbado de pena para la gente,

    Sbado de Soledad y Cristo Yacente

    Fue la ltima de las cuatro de entonces. La ltima en ingresar a los Hermanos Costaleros bajo las traba-jaderas de su paso de palio. Hermandad que resisti pagando hasta que ya no pudo ms, hasta que quie-nes donaban el dinero para pagar a las dos cuadrillas, slo pudieron, primero, con una y luego, con ninguna. Agradecimiento de nuevo, por tanto, a las personas y familias que desde hace cientos de aos hicieron posi-ble con sus aportaciones que procesiones tan dignas se pusieran en la calle.

    A partir de ah fue llegando a su Junta de Gobierno gente nueva, gente con ilusin, gente con ganas de que una Hermandad venida a menos volviera a ser lo que fue. Desde entonces, y de esto hace ms de treinta y cinco aos, se ha trabajado sin descanso, se han pasado momentos unos mejores que otros, pero siempre su-perando los obstculos, que con voluntad se superan.

    Como digo, fue la ltima, y aquel ao fue el prime-ro que tuve el honor de salir de costalero en las cuatro. Virgen del Mayor Dolor, Amargura, Paso del Silencio y Soledad. Ay Soledad, cuantos llantos en soledad! Nunca se sabe hasta donde se puede llegar y con lo que uno puede cuando se quiere algo. Creo que debera-mos inculcar a los jvenes, a nuestros hijos, el propo-nerse objetivos y el ir a alcanzarlos con ilusin. Si se tiene ilusin, y no solo ganas, se afrontan problemas, se estudian carreras, se emprenden negocios y nuevos

    trabajos, se restauran templos, se enamora a quien se quiere. En de nitiva, se llega al n de lo que se anhela.

    Aquella gente de entonces y los que vinieron detrs de aquella Junta de Gobierno y de todas las de las di-ferentes Hermandades de nuestra ciudad tuvieron ilu-sin. Una ilusin y una voluntad que ha posibilitado que Aracena tenga esta Semana Santa de la que estoy seguro, que todos y cada uno de los que estamos aqu, estamos tan orgullosos.

    Como orgulloso estoy yo de formar parte de la Jun-ta de Gobierno de La Soledad. As da gusto hacer lo que sea. Cuando los hombros se juntan unos con otros para empujar con fuerza hacia el mismo sitio se pue-de con todo. Y esto es lo que pasa con esta Junta. Y cuando digo Junta es la Junta de Gobierno y un grupo de colaboradores, que trabajan exactamente igual que los dems. Que estn siempre dispuestos a lo que se les pida. Tenemos un grupo de jvenes que se preocupan por aprender tanto del trabajo de Hermandad como de la fe de Cristo que es en de nitiva de lo que se trata.

    Es nuestro deber por tanto, transmitir este orgullo y esta ilusin a las generaciones venideras. Para ello de-bemos ayudarnos de la energa que todo lo puede, la Fe. Deben ser Nuestro Seor Jesucristo y su Santsima Madre el soporte de nuestras vidas, el fuego que avive nuestras almas y la luz que gue nuestros pasos.

    Andando por la calle arriba

    viene una mujer guapa, morena

    en la cara trae algo de pena

    y va vestida con mantilla

    con mantilla negra como esa pena

    que le adorna su cara morena.

  • ALFREDO J. MARTN PORRINO

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    Por la calle arriba de mantilla

    viene una mujer de Aracena.

    Es Sbado Santo por la tarde, me pongo la ropa de sacar los pasos, cojo el costal liado en la faja, me como una torrija y tiro para el Carmen. La sensacin la mis-ma que cuando tena veinte aos. Las ganas, tambin las mismas.

    Igual larga y minuciosa como las hacen Gonzalo y Fran. Despus, a esperar la papeleta a ver qu relevo toca hoy.

    El Cristo est en la calle, vmonos que van a lla-mar, que es la ltima. Y llaman, y de una levant al cie-lo crujen los maderos y crujen los varales como cruje nuestra alma. Vmonos, arrastrando los pies, con de-cisin. Y llegamos a la puerta y la sacamos y bajamos la rampa como solo esta cuadrilla sabe hacerlo, como si fuera Domingo de Ramos y no llevramos ninguna todava sobre nuestras espaldas. Porque cuando llega el Sbado Santo el que ms y el que menos ya ha tenido la honra de haber sacado algn otro paso.

    Costalero, compaero, hermano

    junta tu hombro al mo

    y vamos al cielo con Ella,

    que all donde estn las estrellas

    se encuentra el jardn perdido

    a donde va esta Virgen bella.

    Hoy vamos a hacer que Ella

    alcance la gloria in nita,

    Soledad Pura y Bendita,

    que con nuestro trabajo y entrega

    le mostremos a tu pueblo

    tu grandeza verdadera.

    Hace dos aos fue la primera vez que tuvimos re-levos. Me toc salirme desde Casa de Zamora hasta la Con tera Ru no. Hacia treinta aos que no la vea en la calle desde fuera. Yo s que hay mucha gente que no entiende estas cosas. Que un hombre con cincuenta aos se ponga a llorar como una magdalena en medio de la calle y delante de un paso de palio. Pero son tantas las vivencias, tantos los recuerdos, que esos sentimien-tos que estn apretados dentro del pecho cuando salen lo hacen todos juntos y con esa fuerza que es imposible controlarlos.

    Y sigue la estacin de penitencia y entre chicot y chicot alguno comenta, otro reza, otro simplemente calla otro se aprieta el costal que se le ha a ojado, otro mira a travs del respiradero a ver si ve por casualidad a esa moza de la que est profundamente enamorado. Treinta y cinco cuerpos, cada uno de su padre y de su madre con una sola meta. Cumplir con el rito anual de pasear a la Madre de Dios de la mejor manera posible y por qu no, intentar ah debajo de compensar algunas de esas carencias que como catlicos todos tenemos.

    Y llegamos nuevamente al tablero, a la dura y temi-da rampa de El Carmen. Las fuerzas ya no s de don-de salen. Pero se sube con el lucimiento habitual y se pone el paso en su sitio. Ea, seores, hasta el ao que viene si Dios quiere. Y salen los cuerpos sudorosos, agotados y se abrazan, y se felicitan. Qu paz interior cuando termina. Y me jo en el paso del Cristo, en La Borriquita, en La Candelaria y en El Cautivo. Y le rezo una salve a La Soledad y otra a La Reina de los Angeles. Hasta el ao que viene si Dios quiere.

    NosotrosTodos los pueblos tienen su patrimonio humano y cultural. Segn sea el humano as ser el cultural y artstico. Cmo si no iba a tener Aracena su Semana Santa? Tenemos un patrimonio cultural del que po-demos estar orgullosos, pero mucho ms grande es el patrimonio humano que lo ha hecho posible. Dentro de este patrimonio cultural y artstico es de destacar el religioso, desde nuestras iglesias y ermitas hasta el ms modesto ostensorio de un sagrario. Y cmo no? Las sagradas imgenes y los pasos y enseres de nuestras Hermandades, tanto de penitencia como de gloria.

    Hay quien reprocha que habiendo gente necesitada no se debera destinar dinero para estos menesteres. Por ejemplo, hacer un paso nuevo cuesta mucho, y con ese dinero se podra ayudar a muchas personas necesi-tadas. Es posible, seguro que s. Pero, hasta dnde lle-gara esa ayuda? Solucionaramos as el grave proble-ma de tanta gente necesitada? En la modesta opinin de este pregonero debemos ayudar todos en lo que cada uno pueda. Bienaventurados los misericordiosos; porque ellos alcanzarn la misericordia.

    La solidaridad debe ser uno de los pilares fundamen-tales sobre los que se sustente la vida en comunidad. Adems debemos conservar el legado de nuestros an-tepasados, el legado material y el inmaterial. Si nos han inculcado vivir en la Ley de Cristo y despus de contras-tar hemos comprobado que nuestra alma se siente plena y llena de Fe, pues debemos trasladar a nuestros hijos ese patrimonio inmaterial. Y agradezco por tanto, a las

  • 17

    PREGN DE LA SEMANA SANTA DE ARACENA 2015

    madres de las dos casas donde he vivido la educacin cristiana que nos han dado a mi hija y a m.

    Esto servir para mantener ese otro patrimonio, el de las cosas, ese que nos con ere una identidad y una grandeza que nos hace atractivos para quien nos visita.

    Para conseguir construir un paso de palio, una casa-hermandad o para platear una simple vara de an-tigedad se necesita dinero, ese mismo dinero que po-dra ayudar coyunturalmente a algn necesitado. Pues ese dinero cuesta mucho conseguirlo, y lo consiguen sobre todo esas personas que forman las juntas de go-bierno de las Hermandades conjuntamente con tantas otras personas que colaboran estrechamente con ellos. Todos ellos hipotecando su tiempo y su trabajo, luchan codo con codo durante muchos das al cabo del ao. Esto no se aprecia mucho desde las afueras de este en-torno, aunque se sepa, no se valora lo su ciente. No se trabaja para conseguir algo para uno mismo como suele ser lo habitual. Se trabaja para aportar con el re-sultado un grano de arroz ms que engrandezca ese patrimonio artstico y cultural de nuestra ciudad. Un patrimonio que es de todos, de quien colabora y de quien no, de quien anima y de quien no, de quien cree y de quien no. Por todo ello animo desde este atril ben-dito y privilegiado a colaborar en lo que buenamente pueda cada uno.

    Nunca pretendera sentar ctedra alguna, ni des-viarme del autntico sentido de lo que debe ser un Pregn, convirtindolo en un sermn y queriendo hacer ver a este nuestro mundo como un mundo de msticos santurrones que est muy lejos de ser reali-dad. S quisiera aprovechar hoy la oportunidad que me han dado de dar mi opinin y recordar lo que de-ben ser actualmente las Hermandades y el verdadero objetivo que persiguen.

    Pienso que se deberan ir desterrando de una vez para siempre esos conceptos extemporneos de al-gunos, que quieren hacer parecer a las Hermandades como simples lugares de tertulia o compadreo, y a las cofradas como un bello y trasnochado espectculo que atrae la atencin del turismo y convierte simplemente en estas mayores de nuestra ciudad la conmemora-cin de la Pasin, Muerte y Resurreccin de Cristo.

    No obstante, y a pesar de que haya an quien com-parta esa opinin, nosotros, los que de una forma u otra somos cofrades de Aracena, sabemos de la exis-tencia, en todas y cada una de nuestras Hermanda-des, de grupos de hombres y mujeres autnticamente comprometidos, con las ideas muy claras y que saben perfectamente el camino que han que seguir, que no es otro que el de vivir en la Fe de Cristo durante todo el ao, transmitirla a sus Hermanos y, un da, el de su estacin de penitencia, dar pblico testimonio de ella.

    El cofrade actual debe ser consciente de su misin evangelizadora y conocer ntimamente el mundo mar-ginado de hambres y miserias cercano a esta sociedad en la que vivimos y que forma parte de ella, para con-vertir la Caridad en nuestro principal estandarte.

    Resulta alentador el grado de compromiso, aunque pudiera ser mayor, de algunas de nuestras Hermandades y pienso que todava sera posible el que existiera mayor unin entre ellas para acometer determinadas funciones de tipo social en bene cio de los ms necesitados.

    Y resulta tambin alentador ver como hay gente jo-ven que se acerca a las Hermandades para colaborar y trabajar. Son ellos en los que hay que in uir positi-vamente para que compartan esa misin catequista y evangelizadora.

    Las calles huelen a incienso,

    Aroma de primavera incipiente,

    Templos de O cios penitentes,

    Confesiones, comuniones y rezos.

    Quiero que en tu benevolencia indulgente

    Cubras sta, nuestra tierra santa,

    evites maldad, corrupcin y muertes

    y puri ques nuestras almas.

    Desde este bendito atril he tenido el honor de com-partir mis vivencias, de decir lo que pienso y de tener vuestra comprensin y vuestro cario. Por tanto lo l-timo que me sale de dentro y que me queda por decir es que

    Creo en Dios Padre Todopoderoso,

    creo en Jesucristo, su nico Hijo nuestro Seor,

    creo en la Virgen Mara y en el Espritu Santo,

    creo en la Iglesia que es Una, Santa, Catlica y Apostlica,

    creo en la comunin de los Santos, en el perdn de los

    pecados,

    en la resurreccin de los muertos y en la vida eterna.

    He dicho!

    Aracena, veintids de marzo de dos mil quince

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