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ADOLFO BIQY CASARES EN MEXICO Por Enrique GONZALEZ ROJO LIBROS 28 lo León, en el teatro Arlequín; J ulián Soler la egunda, que tradujo fielmente José Manuel Ramo . Interpreta en el teatro la pri- mera figura femenina: la Bella Durmien- te, Nadia Haro Oliva, con variadas re- cursos, en lo cuatro cuadros que COrres- ponden a la proyección del amor de cada uno de los coroneles en las épocas prefe- ridas por ello y en el ambiente adecuado: el i abelino inglés; la corte del Rey Sol. en Francia; la Ru ia zarista, y el de prin- cipios del siglo en Norleamérica. Elina Colomer da al mi mo papel, en el Trianón, un tono más uniforme, a través de las mi mas etapas. Los coroneles -inglés, francé , ruso y norteamericano- están respectivamente encomendados a los actores José Luis Jiménez, L. Beristáin, Carlos Riquelme y R. Ramírez, en el teatro Arlequín, y Clau- A DOLFo BJOY CASARES es uno Je los es- critores argentinos contemporáneos que mayor interés han despertado en muchas de nuestros intelectuales. Antes, la figura de Jorge Luis Borges, con sus juegos de artificio y su virtuosismo espu- moso había obscurecido en México la de Bioy 'Casares. Borges se impuso defini- tivamente al gusto de muchos lectores me- xicanos tras de haber recorrido el difí- cil sendero de ser poeta, ensayista y crí- tico. Como cuentista, que es a lo que en los últimos años se ha dedicado de prefe- rencia, atrajo un buen público tanto en nuestra patria como en otros países .por- que, al decir de Raimundo Lida, "el poe- ta Borges, a veces áspero y desigual, el ensayista Borges, generalmente fragmen- tario, el crítico Borges, que solía atraer demasiado sobre sí mismo la mirada del lector en vez de dirigirla hacia los libros que comentaba, se habían fundido y con- ciliado en el cuentista Borges, el más ad- mirable hasta ahora". (Cuadernos Ame- ricanos, marzo-abril de 1951.) Pues bien, este Borges elevado por muchos críticos a una celebridad internacional, prologó en 1940 una novela de su compañero Adolfo Bioy Casares que llevaba el títu- lo de "La invención de Morel". El pró- logo a esta obra terminaba diciendo: "He discutído con su autor los pormenores de su trama, la he releído, no me parece una impresión o una hipérbole calificarla de perfecta." Este calificativo de "perfecta" sin más ni más, de trama sin defecto, de argumento concebido literalmente sin de- fíciencías ni errores, este tutearse amiga- blemente con la perfección, esta atribu- cíón que se aplica elegantemente sin tomar en cuenta su característico alejamiento tantálico de todo lo meramente 'humano, es, sorpresivamente, el juicio sincero, sin "hipérbole", de un notable cuentista so- bre el autor que comentamos. * Adolfo Bioy Casares, Historia Pl·odigiosa. Colección Literaria Obregón. México, D. F. 151 pp. dio Brook, Carla Ancira, Guillermo Orea yElmo Michel, en el Trianón; cada uno, en el sitio COrre pondiente. Con el per- sonaje malévolo a cuestas, el actor José Solé, en el Arlequín, tiene que enfrentarse a Ignacio López Tar o, en el Trianón. La escenografía del teatro Arlequín traza- da sobriamente por Julio Prieto; la del Trianón, holgada y vi to a, por Jorge Fernández. En el teatro ullivan, nuevamente de- corado y adaptado -esta vez, por el ar- quitecto Esteban Marco- se representa, bajo la dirección de Salvador ovo, la obra de Marcelle Maurette: Anastasia, traducida por José Ramírez, con las ac- trices Rosita Macedo y Anita Blanch y lo adore Ernesto Alonso, Fern:.-ndo Mendoza y Nicolás Rodríguez, rn los pri- meros lugares. La escenografía es de An- tonio López Mancera. Las otras obras de Bioy Casares no han recibido una acogida' tan calurosa. Ni "Los que aman, odian" (escrita en colaboración con su esposa Silvina acam- po), ni el cuento "El perjurio de la nie- ve" (publicado en los "Cuadernos de la Quimera"), ni "Plan de Evasión" (es- crita en 1945), ni tampoco "Seis proble- mas para don Isidro Parodi" (obra rea- lizada en colaboración con Borges y pre- sentada al público bajo el pseudónimo de H. Bustos Domecq), han cautivado de manera tan decisiva la mente del público como lo ha hecho "La invención de Mo- rel". Con todos estos antecedentes era natu- ral que nos interesara la publicación, rea- lizada en México, de un nuevo libro de Bioy Casares: "Historia Prodigiosa". Este libro se halla formado por cinco cuentos donde reaparecen las consabidas in fluen- cias de Bioy Casares y de Borges: Franz Kafka, Marcel Schwob y, en general, toda la novela fantástica, (Wells, Lord Dunsany, Adam, Kapek, Huxley, etc.). Un ejemplo notorio de influencia kafkia- na en Bioy Casares podemos advertirlo en el segundo cuento de esta "Historia Prodigiosa", "Clave para un amor", don- de de manera similar a "Un artista del trapecio" (cuento de Kafka traducido pre- cisamente por Borges), se pinta a un tra- pecista que vive, literalmente, en su osci- lante pedazo de madera. "Ante todo, dice Bioy Casares, se nace en el trapecio." Tanto en el primer cuento (que da nom- bre a todo el libro) como en el segundo, Bioy Casares gusta de presentarnos per- sonajes que creen anacrónicamente en la mitología. El segundo cuento, sobre todo, usa este procedimiento. Aquí, un grupo de personas se reúne en un hotel de va- caciones: oyen una música extraña y se comportan de insólita manera: dejan a un lado todos los prejuicios, echan a un ces- to las convenciones, se liberan. Una se- ñora quiere inesperadamente matar a otra; un hombre apaga caprichosamente una UNIVERSIDAD DE MEXICO luz que debía servir para guiar a un gru- po de personas perdIdas en el campo cu- bierto de nieve; dos jóvene (J ohn on y Claudia) se enamoran de un modo de - concertante, etc. El protagonista central también sufre una transformación: se tor- na más inteligente, y entonce de cubre que todo lo anterior se debe a que en otro tiempo, en el hotel donde e tl:a, se celebraba la fie ta Libcralia, de- dicada a Baco, y que con i tía, freudiana- mente, en exorcizar nuestros complejo. En este argumento, como se ve los dio- ses griegos renacen, vuelven a 'tener in- fluenc!a, la mitología devora las religione postenores. Con excepción del cuento central del libro -"Homenaje a Francisco Almey- ra"- todas las narraciones están conce- bidas en la telaraña de una fértil imagina- ción. El cuento central tiene implicacione políticas (en él se intenta ridiclllizar a Perón y a su esposa) ; pero el "realismo" de este cuento deja mucho que desear: los personajes -poetas, literatos, "hombres de bien"- se nos antojan, dentro del con- texto de esta narración, un í es no es idealizados. Los cuentos de Bioy Casares tienen, dentro de estructura total imaginativa, 1m buen numero de detalles humorísticos qe atenc,ión'"Así como en "El per- Juno de la l1Ieve tenía frases como: "creía, sin embargo, que poseer a todas las mujeres era algo así como un deber nacional, su deber nacional" o "Fui a "er la silla. No recordaba cómo eran las si- llas", de la misma manera, en estos cuen- tos, nos encontramos expresiones con si- milar humorismo: "Quiero más esta ma- no que a todas las personas del mundo" dice un enamorado oprimiendo los de su amada. Pero, a pesar de todo, a pesar del inte- rés que puedan despertar estos cuentos, la trama que presentan no posee una uni- dad compacta: hay muchas frases inútiles, muchos intersticios empolvados, mucn.::ls incidentes que distraen de la acción. Bioy Casares, en esta obra, ha reafirmado su personalidad; pero, nuevamente y de ma- nera más notoria tal vez, no se ha logrado ni con mucho, a la perfección que IIlgenuamente le colgara Borges del cuello. EL PRIMER LIBRO DE FA ULKNER Por C. E. ZAV ALETA L AS MÁS de las veces el primer libro de un novelista se publica en su moce- dad, y, en algunos casos, suele no ser una novela sino el manojo de poemas de un aprendiz. Tite Ma1'ble Faun, volu- men de poesías, se publicó en 1924' mas el :Faulkner narrador ahogaba desd'e en- tonces al Faulkner poeta y si éste llegó antes a las prensas sól'O fue porque un devoto amigo sufragó la edi'ción. Sin embargo, apenas llegado a ueva Orleans, a princioios de 1925, Faulkner e dio maña para trece estampas en prosa en la sección dominical del Times Picayune de la ciudad. Hace poco, once de dichas estampas (publicadas de febre- ro a mayo), han sido recogidas en un li- bro que, para los estudiosos de FauJkner, se convierte en "el primero", debido a la antigüedad del texto y a su importancia

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ADOLFO BIQY CASARES EN MEXICOPor Enrique GONZALEZ ROJO

LIBROS

28

lo León, en el teatro Arlequín; J uliánSoler la egunda, que tradujo fielmenteJosé Manuel Ramo .

Interpreta en el teatro Arl~quín la pri­mera figura femenina: la Bella Durmien­te, N adia Haro Oliva, con va riadas re­cursos, en lo cuatro cuadros que COrres­ponden a la proyección del amor de cadauno de los coroneles en las épocas prefe­ridas por ello y en el ambiente adecuado:el i abelino inglés; la corte del Rey Sol.en Francia; la Ru ia zarista, y el de prin­cipios del siglo en Norleamérica. ElinaColomer da al mi mo papel, en el Trianón,un tono más uniforme, a través de lasmi mas etapas.

Los coroneles -inglés, francé , ruso ynorteamericano- están respectivamenteencomendados a los actores José LuisJiménez, L. Beristáin, Carlos Riquelme yR. Ramírez, en el teatro Arlequín, y Clau-

ADOLFo BJOY CASARES es uno Je los es­critores argentinos contemporáneosque mayor interés han despertado en

muchas de nuestros intelectuales. Antes,la figura de Jorge Luis Borges, con susjuegos de artificio y su virtuosismo espu­moso había obscurecido en México la deBioy 'Casares. Borges se impuso defini­tivamente al gusto de muchos lectores me­xicanos tras de haber recorrido el difí­cil sendero de ser poeta, ensayista y crí­tico. Como cuentista, que es a lo que enlos últimos años se ha dedicado de prefe­rencia, atrajo un buen público tanto ennuestra patria como en otros países .por­que, al decir de Raimundo Lida, "el poe­ta Borges, a veces áspero y desigual, elensayista Borges, generalmente fragmen­tario, el crítico Borges, que solía atraerdemasiado sobre sí mismo la mirada dellector en vez de dirigirla hacia los librosque comentaba, se habían fundido y con­ciliado en el cuentista Borges, el más ad­mirable hasta ahora". (Cuadernos Ame­ricanos, marzo-abril de 1951.) Pues bien,este Borges elevado por muchos críticosa una celebridad internacional, prologóen 1940 una novela de su compañeroAdolfo Bioy Casares que llevaba el títu­lo de "La invención de Morel". El pró­logo a esta obra terminaba diciendo: "Hediscutído con su autor los pormenores desu trama, la he releído, no me parece unaimpresión o una hipérbole calificarla deperfecta." Este calificativo de "perfecta"sin más ni más, de trama sin defecto, deargumento concebido literalmente sin de­fíciencías ni errores, este tutearse amiga­blemente con la perfección, esta atribu­cíón que se aplica elegantemente sin tomaren cuenta su característico alejamientotantálico de todo lo meramente 'humano,es, sorpresivamente, el juicio sincero, sin"hipérbole", de un notable cuentista so­bre el autor que comentamos.

* Adolfo Bioy Casares, Historia Pl·odigiosa.Colección Literaria Obregón. México, D. F.151 pp.

dio Brook, Carla Ancira, Guillermo OreayElmo Michel, en el Trianón; cada uno,en el sitio COrre pondiente. Con el per­sonaje malévolo a cuestas, el actor JoséSolé, en el Arlequín, tiene que enfrentarsea Ignacio López Tar o, en el Trianón.La escenografía del teatro Arlequín traza­da sobriamente por Julio Prieto; la delTrianón, holgada y vi to a, por JorgeFernández.

En el teatro ullivan, nuevamente de­corado y adaptado -esta vez, por el ar­quitecto Esteban Marco- se representa,bajo la dirección de Salvador ovo, laobra de Marcelle Maurette: Anastasia,traducida por José Ramí rez, con las ac­trices Rosita Macedo y Anita Blanch ylo adore Ernesto Alonso, Fern:.-ndoMendoza y Nicolás Rodríguez, rn los pri­meros lugares. La escenografía es de An­tonio López Mancera.

Las otras obras de Bioy Casares nohan recibido una acogida' tan calurosa.Ni "Los que aman, odian" (escrita encolaboración con su esposa Silvina acam­po), ni el cuento "El perjurio de la nie­ve" (publicado en los "Cuadernos de laQuimera"), ni "Plan de Evasión" (es­crita en 1945), ni tampoco "Seis proble­mas para don Isidro Parodi" (obra rea­lizada en colaboración con Borges y pre­sentada al público bajo el pseudónimo deH. Bustos Domecq), han cautivado demanera tan decisiva la mente del públicocomo lo ha hecho "La invención de Mo­rel".

Con todos estos antecedentes era natu­ral que nos interesara la publicación, rea­lizada en México, de un nuevo libro deBioy Casares: "Historia Prodigiosa". Estelibro se halla formado por cinco cuentosdonde reaparecen las consabidas in fluen­cias de Bioy Casares y de Borges: FranzKafka, Marcel Schwob y, en general,toda la novela fantástica, (Wells, LordDunsany, Adam, Kapek, Huxley, etc.).Un ejemplo notorio de influencia kafkia­na en Bioy Casares podemos advertirloen el segundo cuento de esta "HistoriaProdigiosa", "Clave para un amor", don­de de manera similar a "Un artista deltrapecio" (cuento de Kafka traducido pre­cisamente por Borges), se pinta a un tra­pecista que vive, literalmente, en su osci­lante pedazo de madera. "Ante todo, diceBioy Casares, se nace en el trapecio."

Tanto en el primer cuento (que da nom­bre a todo el libro) como en el segundo,Bioy Casares gusta de presentarnos per­sonajes que creen anacrónicamente en lamitología. El segundo cuento, sobre todo,usa este procedimiento. Aquí, un grupode personas se reúne en un hotel de va­caciones: oyen una música extraña y secomportan de insólita manera: dejan a unlado todos los prejuicios, echan a un ces­to las convenciones, se liberan. Una se­ñora quiere inesperadamente matar a otra;un hombre apaga caprichosamente una

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luz que debía servir para guiar a un gru­po de personas perdIdas en el campo cu­bierto de nieve; dos jóvene (John on yClaudia) se enamoran de un modo de ­concertante, etc. El protagonista centraltambién sufre una transformación: se tor­na más inteligente, y entonce de cubreque todo lo anterior se debe a que enotro tiempo, en el hotel donde e enc~len­tl:a, se celebraba la fie ta Libcralia, de­dicada a Baco, y que con i tía, freudiana­mente, en exorcizar nuestros complejo.En este argumento, como se ve los dio­ses griegos renacen, vuelven a 'tener in­fluenc!a, la mitología devora las religionepostenores.

Con excepción del cuento central dellibro -"Homenaje a Francisco Almey­ra"- todas las narraciones están conce­bidas en la telaraña de una fértil imagina­ción. El cuento central tiene implicacionepolíticas (en él se intenta ridiclllizar aPerón y a su esposa) ; pero el "realismo"de este cuento deja mucho que desear: lospersonajes -poetas, literatos, "hombresde bien"- se nos antojan, dentro del con­texto de esta narración, un í es no esidealizados.

Los cuentos de Bioy Casares tienen,dentro de ~u estructura total imaginativa,1m buen numero de detalles humorísticos~lig~lOs qe atenc,ión'"Así como en "El per­Juno de la l1Ieve tenía frases como:"creía, sin embargo, que poseer a todaslas mujeres era algo así como un debernacional, su deber nacional" o "Fui a "er:¡ la silla. No recordaba cómo eran las si­llas", de la misma manera, en estos cuen­tos, nos encontramos expresiones con si­milar humorismo: "Quiero más esta ma­no que a todas las personas del mundo"dice un enamorado oprimiendo los dedo~de su amada.

Pero, a pesar de todo, a pesar del inte­rés que puedan despertar estos cuentos,la trama que presentan no posee una uni­dad compacta: hay muchas frases inútiles,muchos intersticios empolvados, mucn.::lsincidentes que distraen de la acción. BioyCasares, en esta obra, ha reafirmado supersonalidad; pero, nuevamente y de ma­nera más notoria tal vez, no se ha logrado~cercar, ni con mucho, a la perfección queIIlgenuamente le colgara Borges del cuello.

EL PRIMER LIBRODE FA ULKNER

Por C. E. ZAVALETA

L AS MÁS de las veces el primer libro deun novelista se publica en su moce­dad, y, en algunos casos, suele no

ser una novela sino el manojo de poemasde un aprendiz. Tite Ma1'ble Faun, volu­men de poesías, se publicó en 1924' masel :Faulkner narrador ahogaba desd'e en­tonces al Faulkner poeta y si éste llegóantes a las prensas sól'O fue porque undevoto amigo sufragó la edi'ción.

Sin embargo, apenas llegado a uevaOrleans, a princioios de 1925, Faulkner edio maña para p~blicar trece estampas enprosa en la sección dominical del TimesPicayune de la ciudad. Hace poco, oncede dichas estampas (publicadas de febre­ro a mayo), han sido recogidas en un li­bro que, para los estudiosos de FauJkner,se convierte en "el primero", debido a laantigüedad del texto y a su importancia

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para seguir la evolución del estilo. Y estavez, olvidado el sacrificio de aquel ami­go, la edición ha estado en manos de la re­vista Faullmer Studies, dedicada especial­mente al autor. i Cómo pasa el tiempo!Treinta año después de editado ese volu­men de poemas, Faulkner tiene una re­vi ta consagrada a su obra y tan celosaen la edición de sus libros.

Mirrors of Chartres Street (Espejos dela calle Chartres), es una colección de

'estampas cuyos personajes vio deambu­lar Faulkner por las calles de Nueva Or­1eans. Ganado por la miseria y el anoni­mato, su corazón amaba a los tahures, lospordioseros, los vagabundos. Les vaciabasu ternura, y cuando escribía, inexpertoaún, no se decidía por el realismo sino porun. contrapunto entre la narración escue­ta (o el diálogo plebeyo) y el comentariolí rico. De súbito, engastaba la prosa poé­tica en medio del texto prosaico, y en vezde cuentos, los suyos eran aguafuertes queexhibían seres humanos bastos, unos "sal­vajes nobles". Aquí y allá hay un per­sonaje (el negro de "Sunset", el idiotade "Kingdom of God"), aprovechado enobras futura~ (el negro, en el cuento "Ho­jas Rojas", y el idiota en la novela ElSonido y la Furia). Y en fin, hay un jui­cio demasiado firme en el joven Faulk­ner, de 27 años. Para él, todos los quevivían "en la calle", los dejados de la es­peranza, habían sido hundidos por el mun­do industrial, moderno, cuva indiferenciaera inamovible. En cada a¿to de esta vidainfausta sólo cabía la añoranza de unaviej,a e impersonal conciencia feliz; ycuando el personaje olvidaba su desdichay se sometía a ella, el autor doraba su his­toria y rociaba la queja lírica sobre la pe­queña desgracia.

Con este libro, pasando, en una pági­na, del hecho crudo al intermezzo poético,Faulkner inicia el aprendizaje de la téc­nica del "silencio", de la "contención delargumento" : calla gran parte de la acción,se deleita en lo que es inmóvil y sube (odesciende)la espiral inacabable de laconciencia de su personaje. Así, llena suspáginas de sombras y lampos. Si sacó di­cha técnica de los mani fiestas del Vorti­cisma, escuela vulgarizada entonces porWyndham Lewis y Ezra Pound, o si re­cibió de Sherwood Anderson la confusadecisión de defender el reino de "las ver­dades", amenazado por el mundo indus­trial, sólo se sabrá después, cuando publi­que sus primeras novelas y las páginas desombras y lampos se sucedan para siem­pre.

\VASHINGTON DELGADO, Formas de laausencia. (Poemas.) Lima. Letras Pe­ruanas, 1955.

Recorclad el título y el autor de estepequeño libro. Es la primera obra de unexcelente poeta joven cuya inspi ración noes menor que sus recursos técnicos. So­brio, enemigo del desborde, ingresa en elviejo terreno del amor que ya no es más,de la ausencia que crece como un follaje.T oda la lucha habida por raza fa rse delos rezagos de la amada y solazarse en los"bienes" de su ausencia, se resuelve enun desfile de victorias frustradas, recaí­das en el recuerdo, consuelos en la luz yla sombra, hasta calcinarse en la soledadde un verano simbólico, y después, en la

alegría de la salud, del olvido de la pro­pia ausencia. Si dijo al comienzo de sutravesía:

o te olvido.No eres la olvidada costumbre

que determina un ge todulce. No eres esa presenciasin tiempo,soportada en los muebles,sin mancha en los espejos.

ahora, libre ya, se ufana!

Todo lo tuyo olvido para que permanezcasvacía €n mi recuerdo.

Delgado no es anecdótico. Gusta de laspalabras puras, los gesto elementales:

Toda la ausencia es un retrato,un perfume, un poco de aireen la mano.Es el tiempo que huye o son las cosaso es el amor que muereen la lenta caricia.Es todo lo que ha muerto, el tiempoque reposa, el amor, en las manosla muerta hermosura de la vida.

Y, sin embargo, cuando en la segundaparte, es el día, la luz, el dios Pan el quereina, a poco vuelven la sombra y la cer­teza de que "Si toda esperanza surge delpasado / l1ada en verdad poseo". Así, con"El extranjero", el poema patético y fi­nal, el herido de amores escoge pensar enla muerte, si un nuevo amor no le llega.

Hay en todo el libro influencias de bue­nos poetas: Luis Cernuda, Pedro Salinasy Antonio Machado, los más visibles. De­clarándolo así, Delgado abre su volumencon una hermosa elegía dedicada a Sali­nas.

C. E. Z.

VASCO PRATOLINI, Un héroe de nuestrotiempo. (Buenos Aires. Editorial Losa­da, 1954.)

De hecho, Un héroe de nuestro tiempohace pensar en El Conformista, de Alber­to Moravia, novela traducida al castella­no hace algún tiempo. Moravia, ya famo­so en plena postguerra, y Vasco Prato­lini, son dos de los novelistas italianoscontemporáneos que han ganado para supaís la atención de todo el mundo. Y almenos, por una vez, ambos escritores(antifascistas) han coincidido eligiendoun mismo personaje (fascista, inescrupu­loso), a fin de disecarlo con el bisturí delcirujano, y denigrarlo después.

Si Moravia es minucioso, afecto a unanálisis psicologista y freudiano del per­sonaj e -análisis repleto, a veces, de co­rn~ntarios líl'icos-, Pratolini es un expo­sitor rudo, directo, cuya pasión por el rea­lismo le obliga a no decir ni explicarlotodo, como hace Moravia. Este, en ElConformista, se despojó del viento líricoque envolvía el mundo real de Agostino oLucas (el mozalbete de La desobedien­cia) ; aun la franqueza de La romana fueabandonada, elígiendo, en cambio, la frial­dad, o más bien, la indiferencia. Siguien­do cánones freudianos y deterministas,nos dio en esa novela la biografía de Mar­cello Clerici y puso en la infancia el ori­gen de todas las aberraciones. Tan sólo sedecidió por el objetivismp al narrar su

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madurez; pero 10 hizo con de ea veladoy contenido de desplegar paso a pa o lasanomalías del protagonista. Señaló la cri­minalidad y el homosexualismo con deta­llado pormenor; luego, la terrible heren­cia que pesaba sobre él : herencia a la vezorgánica y de ambiente. A í, Marcello eexhibía ante el lector como un mon truasin má virtud que su paciencia, u aplo~mo, su ometimiento a una fatalidad quelo había convertido en lo que era. En uacto definitivo, Marcello había contribui­do al ase inato de un enemigo político ylo había hecho in remordimi nto alguno.Pero, al final del libro y tra. la e cenaforzada y arti ficiosa del reencuentro conel hombre que creyó haber matado en uniñez, toda u vida se le vuelve un errorun act gratuito, un simple fruto deÍazar. Habí~ llegado, pues, al asesinato ( Ide su enemigo antifascista) porque pen óque había a .. esinado ya en su infancia yque no podía luchar contra sí mismo d ­viada como estaba (a í lo había c;·eídosin fundamento) por una herencia pato~lógica: su padre había sido encerrado enun manicomio. Se había aceptado tal cualsupuso que él era y jamás se sirvió de suvoluntad para enmendarse. in embargo,todavía es capaz de un acto heroico y fi­nal. Durante la guerra, Roma es ganadapor la fuerzas anti fasci taso El debe huir.!fuye en un coche, con su 111 U jer y 'ti hi­JO; pero no se esconde cuando un aviónlos ametl:alla varias veces. Muere, se diríasu icidándose, y sacri fica con él a tod~su familia.

A Moravia, como vemos, le interesó elpersonaje mismo, evitando deformacionesque podrían haberse juzgado como naci­das de su fobia antifascista. Sometido areglas científicas que guiaban su análisispsicológico, delineó su personaje. De nue­vo, fue un incansable analista, alguien quetrazaba sus novelas con la visión, la sime­tna y el pormenor con que un arquitectolevanta un gigantesco edificio sin olvidar·se de nada. Su labia antifascista la ex­hibió de modo escueto, sincero, nada eu­cendido; aunque, también la aprovechó afin de retomar y ahondar la crudeza deotras novelas suyas, sobre todo, en las es­cenas sexuales y en todas aque"'as dondese mani festasen los impulsos mórbidos.Trató a 1al ello como a un enfermo y lepreocupó que el lector supiese, de modolI1directo, que era un ser equivocado. Porvez primera, Moravia dejaba de explicar­lo todo. (Acápite.) Si mal no recuerdo;1:.1 Con.formista se publicó en 1952. Tresaños antes, Pratolini había publicado Unhéroe de mtcstro tic11'tjJo. Aquí el persona­je fascista era un muchacho cuyas emo­cione no tenían origen señalado por elnovelista. Era un fanático y había Jleva­do su fanatismo a todas sus relacionessociales. Había crecido demasiado l:ápido.Su adolescencia estaba colmada de im­pulsos irresponsables y de una ciertacrueldad de in far '.:ia. Sandri no (así sellama) pretendía saber más ele la vida queVirginia (una añosa viuda); hizo de ellasu amante y le robó el cariño y la bolsa.Jugó con la mujer. Se deleitó con no sernormal. Sólo aguardó la ocasión de hacerrevivir a su partido, derrotado por la vic­toria aliada. Pero, inconsciente como era,llegó al punto en que, deseando salvarse,descubriendo que el amor y la salud es-

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taban en muchacha de su edad, creyó queya era demasiado tarde. Virginia le per­donó todo y se cogió de él como de unatabla de salvación. Entonces, para reco­brar su libertad, e vio obligado a matar­la. o imaginó otra liberación; la matóen la última página del libro y su porve­nir mismo dejó de existir. A í, de mu­chacho, concluyó y fracasó u vid.a. Unaexistencia desviada por el fanatIsmo ycontrahecha por una precocidad enfer­mIza.

Pratolini, al igual que Moravia, noacentúa su ojeriza por el per onaje. Elsuyo es un realismo más directo, más vi­tal que el de Moravia; está menos llenode "teoría", de explicaciones o comenta­rios sobre los hechos. Aun su crudeza esnada más que vida. Es un poeta de la des­nudez y guarda en su pecho la virtud delamor hacia la juventud y la existencia hu­mana.

He aquí, en suma, dos novelas "polí­ticas". Ganado como está nuestro siglopor el maremagnum de las luchas sociales,los novelistas que aborden dichos temasdeben aprender de MOl'avia y Pratolini lamesura al descubrir personajes de ideolo­gía opuesta a la del autor. Sobre todo(parecen decir ellos), no hay que mentir;luchar sí a través de la literatura en con­tra de l~s partidos que nos disgusten;pero, luego, el novelista debe pensar encrear una obra de arte y no un libelo.

e. E. Z.

RALPH E. WARNER, Bibliografía de Ig­nacio Manuel Altmnirano. ImprentaUniversitaria. México, 1955. 224 pp.

De singular importancia es esta biblio-grafía (el único antecedente serio .es elde Heliodoro Valle) para el estudIO deAltamirano, cuya obra en su mayor par­te se encuentra dispersa en revistas ysueltos. Las fichas, además de los datospuramente bibliográficos, ofrecen muchasnoticias que aclaran puntos oscuros sobrela identidad de los trabajos de Altamira­no. La obra se agrupa por materias: car­tas, discursos, prólogos, etc., y cada sec­ción sigue un orden alfabético.

c. V.

FERNANDO SÁNCHEZ MAYANS, Poemas.Los Presentes, 27. México, 1955,48 pp.

Paralela a una aspiración de pureza ar­tística se encuentra un afán de limpiezaespiritual. Se alternan las metáforas tra­dicionales y las personales. Paisaje signi­ficativo, evoca estados de ánimo. Músicaen ordina, rima interior y asonante, ali­teración. El sentimiento predominante eSel dolor de un ir.somnio lúcido que con­quista la noche y se traduce en melanco­lía serena.

c. V.

EDUARDO LIZALDE, La mala hora. LosPresentes. México, 1956. 64 pp.

Por el camino del realismo poético pre­tende originalidad y claridad de expre­sión. El sentimiento se desborda cantan­do la injusticia social que sufre el pueblo.Las vivencias provienen en su mayoría dela infancia y la inmediata realidad que

circunda al autor, las primeras logran losmejores momentos del poema. Los juegos,el sentido de justicia y la palabra mágicade la niñez se cristalizan en el mundo deladulto.

C. V.

B. K. RATTEY. Los HEBREOS. Breviarios delFondo de Cultura Económica. Núm. 111.180 pp.

Dos objetvios principales tienen estelibro: ofrecer una ucinta historia delpuebll()l de Israel y ervir de introduccióny guía para una lectura de la Biblia. Yambos objetivos tienen una finalidad man­comunada, que e la de analizar a travésdel libro Sagrado del cristianismo y eljudaísmo, I'a Revelación paula't'ina de Diosen la Historia.

La obra está dividida en doce capí­tulos, de los cuales los dos primeros estándedicados a exponer, tanto una revisiónde la's viscisitudes de la Biblia, como. lageografía de la Tierra Prometida al Pue­hlo Escogido.

Los siguientes capítulos estudian eVdesarrollo de la nación judía y su fe re­ligiosa, desde Moisés hasta Herod.es.Inútil, por conocida, es destacar la 111­

Hluencia que l'a Biblia ha tenido en la for­mación de la CU'ltura de occidente, ya queésta es imposible de comprenderse sin unajusta valoración de los aportes proporcio­nados por la religión cristaina, fusión delpensamiento hebreo con la cultura griega.

En un principio llena de super~ticio­

nes, de ideas primitivas acerca de Dios,la religión y la Ley de Moisés van evo­lucionando a través de la Historia hastalograr una depuración absoluta mediantepaulatinas revelaciones que preparan eladvenimiento del Señor que se hizo lla­mar el Hijo de Dios, el Redentor anun­ciado por los profetas para la salud delmundo.

En este libro se nos Nama la atenciónsobre la poca importancia que siempretuvo para los historiadores judíos la exac­titud cronO'lógica de los acontecimentos.Lo importante para ellos es lo trascen­dental, los hechos esenciales y substan­ciales, como los pactos de Israel con Ya­vé, las manifestaciones de 6U poder sobrelos puehl'Os "gentiles", y la continua pro­mesa ratificada paso a paso por los pro­fetas del advenimiento del Salvador. Lesimportaban "las lecciones religiosas quepodían entresacarse de la historia".

Libre de prejuicios, la autora, ma'estraen teología, interpreta los hechos de laBiblia no en su sentido literal -por ejem­plo el derrumbe de los muros de Jericóante Josué- tSino en un sentido muchasveces figurativo y metafórico. Sin em­bargo, está siempre atenta a 10 que esverdaderamente esencial en la religión re­velada, como serían las relaciones cons­tantes de Dios y su pueblo por medio delos enviados por El elegidos.

Escrito con hábil estilo, con amenidady profundidad, nos va guiando a travésde las complicadas sendas bíblicas y po­niendo delante de nosotros escalas parala mejor comprensión de este pueblo, estareligión y esta filosofía de la hi·storia. ElDios, Yavé, que se mani fiesta a su pue­blo y a los hombres todos, con di feren­tes espíritus o "estados de ánimo", o co­mo Juez Terrible o como Padre Amoroso,se va paulatinamente revelando e il'umi-

UNIVERSIDAD DE MEXICO

nando: añadiendo datos cada vez másclaros, eliminando super ticiones y pre­parando a las generaciones para el Ad­venimiento del Hombre-Dios en el quehabrían de cumplir e la Ley y lo Pro­feta .

Mucho es 10 que e ha escrito obreIsrael y en nuestros días asombra la vi­talidad con que se ha con ervado en lahi toria a travé de persecucione y ma­tanzas. Pero si hemos de buscar el origende su vitalidad y de su entido hi tórico,es precisamente en la Biblia donde lo en­contraremos. Fueron depositario de lafe que cambiaría al mundo y 10 dividiríaen dos etapas cuya cumbr central eCristo. Y este breviario e in duda in­dispensable para los que se preocupenpor los problemaJS históricos y 10 pro­b\lemas religio os, por su claridad expo­sitiva y su labor sintética y de interpre­tación.

M. M. S.

Josefina Muriel. HOSPITALES DE LA NUEVAESPAÑA. Tomo l. Fundaciones del S.XVI.) Publicaciones del Instituto de His­toria. Núm. 35. Imprenta de la Univer­sidad. 290 pp.

Una de '!as actividades sin duda posi­tivas de la colonización de España en tie­rras americanas, fué la fundación de Ins­tituciones Hospitalarias, tradicionales enEuropa casi desde los albores del Cristia­nismo. La religión predicada por Cristoy sus Apó toles estaba afirmada sobreun sentimiento desconocido en la Anti­güedad: la caridad, entendida como amor,nO' en su desvirtuado sentido de limosna.A través de la Edad Media, a causa delas pestes, de las enfermedades endémi­cas, del hambre, la guerra continua, lasCruzadas -tan perniciosas en muchossentidos- y parale'lamente a tales moti­vos y acontecimientos, 'e fueron desarro­llando los hospital,es y hospederías paralos sin hogar y los peregrinos. A pesarde l'a corrupción burocrática del clero,individual tanto como insti'tucional, el es­píritu cTistiano alimentó a hombres ge­nerosos preocupados por sus hermanosen fe y en humanidad, que fueron los queerigieron las grandes instituciones a quenos referimos. "Hoy el turismo levantahoteles; entonces la fe levantaba las hos­pederías gratuitas y los hospitales."

La señora Muriel, en este magníficoestudio, nos presenta un panor~ma ~,e­

neral, breve y jugoso, de la sltuaclOnhistórica de la Edad Media europea quedió origen a la fundación de los hospi­'ta'les, en cuyo espíritu fueron t~mbién

concebidos 1'os de la Nueva Espana. Eneste volumen primero, hace una res.eñamonográfica de aproximadamente 25 1I1S­tituciones hospitalarias y fundaciones rea­l-izadas durante el siglo XVI. Coinci en­tement,e con los centras de mayor pobla­ción V mayor actividad evangelizadorasurgi~ron los hospitales. Así, se desarro­llan con más actividad en el México Cen­tral y en el occidente de la Repúblic~.

En Michoacán, por ejemplo, no hablamenos de cien hospitales para indios entanto que en la Ciudad de México sóloexistía uno.

Si en el aspecto económico-social fuénegativa la in fluencia cri stianizadora quepredicaba la resignaóón con la etSperan.zade una vida futura, olvidando que el mls­mo Tomás de Aquino indica que "para el