LOS VALORES SUMERGIDOS - Profersor Nelson Pilosof

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Los valores son objetos ideales (invisibles) que se presentan a la conciencia humana por medio de lasemociones. Nos refieren el mundo

cualitativo, que da significado y sentido a la existencia.

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Hay valores morales,

jurídicos, religiosos, estéticos, y

muchos más, que reclaman de nosotros un pronunciamiento, para pasar al grado de su realización en la vida personal y social de los seres humanos.               

La sociedad de una época

será catalogada

según predominen mayoritaria-mente en sus integrantes los valores

positivos o los negativos

(desvalores).   

Cuando nos referimos a los valores morales, jurídicos y religiosos,

debemos ser concientes que ellos nos colocan ante situaciones en las cuales tenemos que decidir si nos inclinamos por el valor positivo o por el negativo.

Es nuestra evaluación interior la que nos conduce, a través de un

proceso de toma de

decisiones, a un

posicionamien-to a favor o en contra del positivo.

Los seres humanos no podemos vivir sin los valores. Son

ellos, precisamente, los que modelan el aspecto humano de las personas. Se presentan perentoriamente  a nuestra conciencia, requiriendo una definición, siempre personal.

No es posible transferir ni la toma de

conciencia ni la decisión a favor o en contra . El

hombre está destinado a ser el único y gran protagonista

del mundo de los valores.

Este mundo, precisamente, se refiere a nuestra libertad

espiritual y a nuestras

responsabilida-des. Porque, si bien los valores se presentan a todos, en su

ejecución siempre llevan el sello personal de

cada protagonista.

Al referirnos a los valores de una

sociedad, tenemos en consideración

que son los que cumplen

la mayoría predominante de sus

integrantes.

Según la orientación que escogemos en la

Filosofía contemporánea, los valores son eternos y absolutos. Nos preceden y nos sucederán. No podemos

derogarlos ni cambiarlos. En ejercicio de nuestra libertad, podemos optar entre los positivos y los negativos.

De esa forma, nuestra

existencia adquiere  sen-tido y logra significado, según las

preferencias por las que hemos optado en su decurso.

Relativizar los valores, además de inconducente, es ya

pronunciarse en contra de lo que corresponde. Si fuesen

relativos, no habría pautas objetivas e incambiables para comportarse ni subjetiva ni objetivamente.

COMPORTAMIENTO

ACTITUD HACIA EL COMPORTAMIENTO

NORMAS SUBJETIVAS

CREEN-CIAS

CONDUC-TORAS

EVALUA-CION DE

RESULTA-DOS

CONDUC-TORES

CREEN-CIAS

NORMATI-VAS

MOTIVA-CiÓN EN COMPLA-

CER A OTROS

INTENCION DEL

COMPORTAMIEN-TO

Relativizarlos, significaría

que cada uno puede darse los valores que quiera, y no

poder juzgar la forma en que otros

proceden con su óptica

valorativa

En otras palabras, estaríamos en una sociedad caótica, que equivale a decir, una

sociedad de lamentables

opciones negativas. La historia está

repleta de estas tremendas situaciones, donde reinan la

decadencia y la descomposición.

Si reflexionamos sobre el grado de acatamiento a los valores en las sociedades de nuestro tiempo, debemos concluir sin apasionamientos, que la realización de los  positivos

sigue predominando, a

pesar de inquietantes signos en contrario.

Si bien nos enfrentamos a diario con situaciones que ponen en serio riesgo la vigencia de los  positivos, podemos confiar que felizmente la mayoría de la gente se sigue rigiendo por ellos. No hemos entrado en una era de descomposición. Pero tampoco podemos negar que se advierte preocupantes

síntomas de una creciente degradación.

Muchos valores comienzan a

ser sumergidos, por gente y

sectores sociales que se van

inclinando  a una erosión de las responsabilidades, y por desistir o confundir los positivos con los negativos . Los

valores no se sumergen por sí

mismos.

Por lo contrario, emergen a la conciencia a cada momento y esperan ser

cumplidos. Pero hay quienes piensan que

hundiéndolos en los mares

borrascosos de las inconductas frecuentes

conseguirán sumergirlos

definitivamente.

Creen que una mayoritaria opción negativa, las convierte en positiva. Su pensamiento es falso, aunque sus efectos inmediatos suelen ser muy dañinos. Por más que presionen sobre ellos para mantenerlos

hundidos, en cualquier momento reflotarán.

Porque son los que deben

predominar en una sociedad para que sea

sana y constructiva.

Pero el intervalo entre la sumersión y

el reflotamiento es incierto.

Mientras tanto,  puede conducir a situaciones perversas y hasta calamitosas. Puede dejar

huellas desorientadoras para quienes van integrando la sociedad. Ese es un potencial

efecto devastador.

 Los valores no soportan mucho tiempo permanecer sumergidos. Su destino es el oxígeno que los alimenta y da dignidad a las personas que se deciden a realizarlos. Intentar sumergirlos,  para evitar su brillo, conduce a las tinieblas que rigen la subversión a la que muchas veces se los ha sometido.

Así  reflexionó el profundo pensador alemán Max Scheler, cuando en 1928 escribió su tremendo libro “La Subversión de los Valores”. Título que se refirió a la decadencia dramática de la sociedad de su país, y que condujo a la descomposición de la democracia y al dominio del nazismo de manera absolutista y catastrófica.

En esos tiempos, lo bueno fue considerado malo, y lo malo,

bueno. Sumergieron los

verdaderos valores durante

casi quince años, se cometió toda clase de atropellos a la dignidad y a la

existencia humanas.  

El precio que dicha

sociedad  y toda la

humanidad pagaron, fue el más alto acontecido

hasta ahora en toda la historia.

Hubo que sufrir increíbles

desgracias para que los valores reales fueran reflotados, y se hayan ido

recuperando el respeto, la paz, la sana

convivencia, el trabajo y la libertad.

Los capítulos aciagos y

vergonzosos de la era anterior,

forman parte de un pasado que jamás podrá

retornar. Para ello hay que

estar alertas y volcados hacia

las mejores opciones positivas.

Surgen ahora dos preguntas decisivas: ¿Cuánto tiempo pueden

permanecer sumergidos los valores

positivos? ¿Estamos todavía a tiempo para que no volvamos a caer en la subversión de los valores?

Desde Quilmes, Buenos Aires, Argentina,compaginó

Música: Pearl Harbor, Enya Imágenes: Extraídas de la Web Fotomontaje: L.T Fecha edición: 19 de marzo/ 2014

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