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Luz María Gilabert González
Prácticas en Museología en el Museo Salzillo de
Murcia, la empresa “Arqueología y Diseño Web”,
en el Departamento de Salas de Exposiciones dle
Ayuntamiento de Torrevieja (Alicante) y en la
sede de los Museos Capitolinos de Roma: Centrale
Montemartini. Coordinación de cursos como el “V
Encuentro Internacional de Museos e Investigación”
(2005) y “La Museología: estado de la cuestión”
(2009), y colaboración en el Congreso Internacional
“Imagen y Apariencia” (2008). Estancias de
investigación en la Università degli Studi di Roma La
Sapienza (2007), bajo la supervisión de Orietta Rossi
Pinelli, y en la Université Paris I Sorbonne (2008),
con el profesor Dominique Poulot.
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LOS MODELOS DE GESTIÓN: EL PANORAMA
ACTUAL DE LOS MUSEOS*
Luz María Gilabert González
Resumen
Tradicionalmente, en Europa ha primado una política intervencionista de los
Gobiernos nacionales en materia de museos. Pero este dominio estatal está integrando
nuevas formas de fi nanciación más abiertas y participativas, aplicadas ya en los
Estados Unidos, y que están provocando la emancipación de los Estados europeos en
la tutela de sus museos, impulsando así su mayor orientación mercantil.
En esta comunicación, se pretenden analizar las causas que han provocado la
transformación en los métodos de fi nanciación de los museos y, a su vez, comparar
los diferentes modelos de gestión existentes en países como Francia, Italia, España y
Reino Unido. Aspectos que, sin duda, nos permitirá abordar una visión más precisa y
real del panorama museístico actual.
Palabras Clave: Europa, Gestión, Museo, Política cultural
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Abstract
Traditionally, in Europe the governments were the managers of creating
museums, but this control of the State is changing for new forms of management
more opened and participative, used in the United States, and that are provoking the
emancipation of the European governments in the guardianship of the museums,
stimulating a major mercantile orientation.
In this paper, we will analyse the reasons that have transformed the systems
of management of the museums and, in turn, to compare the different models of
countries as France, Italy, Spain and United Kingdom. Aspects that, undoubtedly,
will allow to have a more general and real vision of the present panorama of the
museums.
Keywords: Europe, Management, Museum, Cultural Policy
* Este trabajo es resultado de la ayuda (05137/FPI/06) concedida por la Fundación Séneca-Agencia de Ciencia y Tecnología de la Región de Murcia en el marco del II PCTRM 2007-2010.
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Introducción
El museo es una institución cultural consagrada por la propia historia, que
goza de un enorme prestigio y popularidad en nuestro tiempo, como lo demuestra
su imparable extensión por grandes ciudades y pequeñas poblaciones de todo el
mundo. A su vez, el museo se proyecta como una organización, en función de la
autoridad que asume su responsabilidad legal y económica. Según la defi nición de
1974, del Consejo Internacional de Museos (ICOM), el museo es “una institución
permanente, sin fi nalidad lucrativa, al servicio de la sociedad y de su desarrollo,
abierta al público, que adquiere, conserva, investiga, comunica y exhibe, con fi nes
de estudio, de educación y de fruición, testimonios materiales del hombre y de su
entorno”.
Aunque hoy día hay unanimidad en aceptar los aspectos más esenciales que
describen el concepto de museo como son la adquisición, conservación, estudio
y divulgación de los bienes patrimoniales, no existe una conformidad total en el
modelo de gestión que debe asumir la entidad. La razón estriba en la idea de que el
museo como organización posee diferentes modelos teóricos de gestión que infl uyen
en el tipo de recursos económicos, en la administración y en la fi losofía gestora, ya
que el ente museístico está condicionado por el tipo de institución que asume su
titularidad.
De hecho sólo existen tres tipos de tutelas posibles, lo que da lugar a tres modelos
distintos de organizaciones -públicas, privadas y mixtas-, en función de la persona,
entidad o institución que asume la responsabilidad de tutela de cada museo. Por
tanto, la diversidad de organizaciones museísticas se debe a la gran variedad de
prácticas en los procedimientos de gestión, como producto de la liberalización
económica asumida especialmente en las últimas décadas por los países
democráticos europeos.
El museo como gestión y organización
Tras la Segunda Guerra Mundial, los cambios constitucionales producidos en
Europa supusieron para los Estados nacionales la responsabilidad de custodiar
el patrimonio cultural y la adopción de nuevas estructuras de carácter público.
Dentro de este contexto, los gobiernos fueron el principal motor para la creación de
nuevas instituciones museísticas con el fi n primordial de salvaguardar sus bienes
patrimoniales, a través de la gestión directa de estos entes culturales.
Además, los países fueron desarrollando nuevos ámbitos territoriales que dieron
lugar a una reorganización administrativa del sector público, con la creación
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de gobiernos regionales y locales. Bajo esta ordenación territorial y política, y
en un proceso conocido como descentralización o desestatización, los Estados
fueron transfi riendo competencias y servicios a las nuevas administraciones
públicas en materia de cultura. Concretamente, el desligamiento estatal en
sus responsabilidades directas de fi nanciación y gestión de los museos estuvo
motivado por la necesidad de reducir el gasto público, dadas las difi cultades de
mantenimiento de los servicios del museo.
Un paso más hacia la descentralización cultural fue la entrada de nuevas fuentes de
fi nanciación que iban más allá de los poderes públicos. La intervención del sector
privado en la organización y gestión de los museos tutelados por la administración
pública -dentro de los distintos ámbitos de distribución territorial de cada país-,
signifi có en algunos casos la completa privatización de la entidad. Pero, por lo
general, las nuevas medidas aplicadas consistieron en el diseño de organizaciones
autónomas o agencias públicas -con sus propias leyes reguladoras y planes
directores-, para aquellos museos de interés nacional y la externacionalización de
los servicios complementarios -sin dejar de ser dependientes de sus organismos
públicos-, para aquellos museos de carácter provincial o regional.
Los diferentes modelos de gestión
No cabe duda que tradicionalmente, los museos europeos se han relacionado con
el modelo público, y los americanos, y en menor medida los ingleses, con el modelo
privado. Hoy asistimos a un proceso en curso que parece aproximar el modelo
europeo al americano, tendencia que se manifi esta con la incorporación de nuevas
fórmulas privadas y semiprivadas en la gestión de los museos de la administración
pública. Por ello, es interesante hacer una somera incursión en los distintos
sistemas museísticos actuales y analizar brevemente el panorama de los museos en
países como Francia, Italia, España y Reino Unido.
Desde antaño, los museos norteamericanos son propiedad de personas físicas o
jurídicas, con sistemas privados de gestión, y donde la administración estatal y
municipal ofrece importantes subvenciones, a las que hay que añadir la elevada
participación de empresas y particulares a través de donaciones; ya que en los
Estados Unidos tienen muy desarrolladas las asociaciones con carácter benéfi co, las
fundaciones y los fi deicomisos, de ahí que se suela hablar de un sistema museístico
con carácter, sobre todo, privado.
En el ámbito europeo, el proceso de desestatización fue iniciado, en 1979, por
Margaret Thatcher, con la fi nalidad de mejorar la gestión económica y rentabilizar
al máximo el dinero público procedente de los impuestos. Desde entonces, Reino
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Unido presenta un sistema de museos de gestión mixto, con una gran variedad
de patronos de organización -desde el gobierno, pasando por autoridades legales
y otros organismos públicos hasta el sector del voluntariado y el empresarial-.
Una multiplicidad de fuentes de fi nanciamiento, que da como resultado un
complejo sistema que se parece mucho más al modelo norteamericano que al
europeo. La principal diferencia entre Estados Unidos y Reino Unido estriba en
los mayores niveles de independencia de los museos en el primer caso frente al
segundo, donde existen algún tipo de relación con agencias gubernamentales que
intervienen directamente en una entidad museística a través de la fi nanciación con
subvenciones y ayudas.
La coordinación de los museos es realizada mediante la Comisión de Museos
y Galerías, un órgano de carácter privado, pero regido por una cédula real
–la Royal Charten (1987)-, que tiene como fi nalidad el control y la mejora del
funcionamiento de las instituciones culturales que lo integran, gracias a las
subvenciones del gobierno. Por otro lado, se encuentran un pequeño número de
entidades consideradas como museos nacionales y que están dirigidos por una
legislación específi ca como el British Museum, la National Gallery, la Tate Gallery
y el Natural History Museum; mientras que los museos nacionales ubicados en
Liverpool están sometidos a la Ley de Organizaciones Benéfi cas de 1993 (Fig. 1).
Además, la gran mayoría de los museos ingleses son independientes de organismos
gubernamentales, al estar organizados como fi deicomisos con fi nes benéfi cos,
pero siguen existiendo un número considerable de museos integrados dentro de
organismos gubernamentales como el Departamento de Cultura y el Ministerio de
Defensa.
El elevado patrimonio histórico-artístico de Italia ha ocasionado graves problemas
para su conservación y puesta a punto de cara al público. De ahí, que los museos
italianos se hayan mostrado siempre en espacios insufi cientes y en condiciones
museográfi cas muy precarias. La mayoría de las entidades museísticas del país
han dependido de las administraciones públicas, pero dado el nivel de gasto que
representa el patrimonio y el elevado número de sus museos se está desarrollando
un sistema mixto, donde el cargo de la gestión se comparte con otras fuentes de
fi nanciación del sector privado –empresas y fundaciones-, gracias a la fi rma de
acuerdos de patrocinio y mecenazgo.
Desde los años noventa del siglo XX y con la fi nalidad de solucionar la grave crisis
económica por la que atravesaban los museos de Italia, el gobierno inició una
serie de reformas como la Ley de Ronchey (1993), donde la institución museística
entró a formar parte del ámbito privado y mercantil, al arrendar sus servicios
complementarios a las entidades privadas. En el caso del Sistema de Museos del
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Ayuntamiento de Roma, una vez fi nalizada la cesión de sus servicios a las empresas,
se creó una sociedad propiedad municipal para la gestión de su red museística
constituida por un conjunto de museos y yacimientos arqueológicos de la ciudad,
entre los que destacan los Musei Capitolini (Fig. 2.).
Por el contrario, Francia ha tenido siempre una administración altamente
centralizada, pero con François Mitterrand se iniciaron una serie de medidas para
la repartición de competencias a las administraciones regionales y locales. De esta
manera, los museos de carácter nacional siguieron coordinados por la Dirección de
Museos de Francia y, a nivel regional, se crearon los Departamentos Regionales de
Asuntos Culturales, dependientes del Ministerio de Cultura.
Desde el año 1991, la aprobación de varias leyes destinadas a los lugares museísticos
más importantes del país como el Louvre y el Orsay, tenían por objetivo su
transformación en organismos independientes del Ministerio de Cultura, con
una propia identidad legal, sus propios consejos directivos y, una específi ca
administración fi nanciera y de personal (Fig. 3). El caso del Musée du Louvre se
confi guró como un establecimiento público administrativo y con un estatus jurídico
similar a los organismos autónomos de la legislación española, como el caso del
Museo Nacional del Prado. Es decir, un establecimiento controlado por el Estado,
tanto presupuestaria como orgánicamente (Fig. 4).
En España, la instauración de la Democracia hizo necesaria la creación de un marco
legal y jurídico para regir la nueva política, que vendría dada con la aprobación de
la Constitución de 1978. La Constitución va a conceder la responsabilidad a todos
los poderes públicos del acceso a la cultura a los ciudadanos, así como la garantía
de conservación y enriquecimiento del patrimonio histórico-artístico. Además,
instauró un ordenamiento jurídico descentralizado, donde los distintos niveles
administrativos encontraron una esfera específi ca de actuación territorial. De esta
manera, se confi guró un sistema político pluralista y diverso que reconocía la gran
variedad de identidades culturales del pueblo español, pero a la vez, estableció un
equilibrio entre el poder central y los gobiernos regionales.
La distribución de competencias en materia de cultura entre el gobierno central y
las comunidades autónomas se va a realizar mediante los Estatutos de Autonomía
que, en años sucesivos, irá motivando una tendencia hacia lo regional y lo local que
afectará especialmente a los museos. El primer estado de independencia museística,
producido por la cesión de los poderes públicos a las regiones, va a traducirse en
la aparición de museos estatales y autonómicos en función, por tanto, de su nueva
titularidad y gestión. Pero esta reorganización administrativa no llegará a niveles
inferiores, es decir, a los establecimientos municipales hasta la promulgación de la
Ley del Patrimonio Histórico Español y la Ley Reguladora de las Bases de Régimen
Local.
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En consecuencia, el año de 1985 fue clave para la historia de los museos españoles.
La aprobación de la nueva ley sobre patrimonio signifi có una ampliación de los
testimonios que conformaban los bienes culturales junto con nuevos criterios para
su protección y, sobre todo, ofreció por primera vez una defi nición de museo dentro
del marco legal español. Además, la Ley Reguladora de Régimen Local prendió en
los municipios un deseo de museo propio que hoy todavía sigue en pleno auge.
El ámbito de actuación de los museos estatales quedó regido por la aprobación
del Reglamento de Museos de Titularidad Estatal y del Sistema Español de
Museos (1987). Y, a su vez, las comunidades autonómicas fueron confi gurando
una legislación propia para la regular los museos de su territorio. Andalucía fue
la primera comunidad dotada de una ley específi ca, a la que siguieron Cataluña
(1990), Castilla León (1994), Murcia (1996) y Madrid (1999) y País Vasco (2006),
entre otras (Fig. 5).
Conclusión
No cabe duda de que el papel del Estado en la organización y gestión del museo
europeo ha quedado sometido por la intromisión de nuevas fuentes de fi nanciación
externas, como una manera de hacer más rentables a estas instituciones culturales,
a través del desarrollo de sus servicios complementarios tales como librerías, salas
de exposiciones temporales o restaurantes, y, por tanto, de una mayor atención
de sus aspectos mercantiles y empresariales tan característicos de los museos
norteamericanos.
Pero, la riqueza de los bienes patrimoniales de Europa y su tutela estatal en materia
de patrimonio en países como Francia o España, indican que el papel de las
administraciones públicas seguirá siendo de vital importancia para el desarrollo y
mantenimiento de los museos, ya que el ente museístico todavía sigue conservando
su triple cometido como institución pública, al servicio de la sociedad, que cuida y
exhibe el patrimonio cultural de una comunidad.
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Figuras
Fig. 1.Detalle de la fachada principal de la Tate Modern de Londres.
Fig. 2. Exterior de la
nueva sede de los Musei Capitolini:
la Centrale Montemartini de
Roma
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Fig. 4.Vista de la plaza y entrada principal del Musée du Louvre de París.
Fig. 3.Vista de la fachada
lateral desde el Jardín de las
Tullerías del Musée d´Orsay de París.
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Fig. 5.Exterior del edifi cio principal del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid.
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